Page 50 of 55
1 48 49 50 51 52 55

Los desheredados

Alicia Delibes

En 1964 el prestigioso filósofo y sociólogo francés Pierre Bourdieu publicaba Los herederos, que estaba llamado a convertirse en la biblia de todos los pedagogos sesentayochistas. En ese libro, que tanta influencia va a tener después, Bourdieu, como buen marxista, dio una vuelta de tuerca más a la teoría de la lucha de clases como motor de la historia. Y esa vuelta de tuerca fue considerar que las clases no sólo vienen determinadas por la posesión de bienes materiales, sino también por la diferencia de conocimientos y hábitos culturales. De manera que, igual que un marxista convencido debía luchar por acabar con las clases sociales, también debía esforzarse por acabar con esas diferencias culturales, que eran otra expresión de la opresión de unos privilegiados sobre el resto.

Cincuenta años después de su publicación, François-Xavier Bellamy, nacido en 1985, profesor de Filosofía formado en la Escuela Normal Superior de París, ha escrito Les déshérités («Los desheredados»), un libro en el que el autor clama por la recuperación de la escuela como transmisora de conocimientos. Según Bellamy, aquellos estudiantes que en mayo de 1968 tomaron las calles de París reclamando una escuela libre y democrática, al convertirse en padres y maestros han renunciado a transmitir a sus hijos y alumnos el legado cultural que ellos habían recibido.

El libro de Bellamy comienza con el emocionante relato de lo sucedido en la Ópera de Roma el 12 de marzo de 2011. Se conmemoraban los 150 años de la unidad italiana con la representación del Nabucco de Verdi, dirigida por el maestro napolitano Riccardo Muti. Al poner fin al coro de los hebreos, el famosísimo Va, pensiero, entre los ensordecedores aplausos se alzaron varias voces pidiendo el bis. «De pronto, –escribe Bellamy– se hace el silencio. (…) un escalofrío recorre el patio de butacas. El maestro se vuelve hacia la multitud: ‘Estoy de acuerdo’».

No es amigo Muti de hacer concesiones al público. Una decisión tan extraordinaria exigía una explicación y se la dio al público:

Ya no tengo treinta años, he vivido mi vida; pero como italiano que ha recorrido mucho mundo, me avergüenzo de lo que pasa en mi país. Accedo a vuestra petición de bis por Va, pensiero. No es solo por la alegría patriótica que me hace sentir, sino porque esta tarde, mientras cantaba el coro «Oh mi país, tan bello y perdido», he pensado que, si continuamos así, vamos a matar la cultura sobre la cual la historia de Italia ha sido construida. Y si es así, nuestra patria estaría verdaderamente «bella y perdida», y nosotros con ella.

Esa misma noche, en Asnières-sur Seine, banlieu del oeste de París, un chico de 15 años era asesinado en la puerta del liceo en el que, curiosamente, Bellamy había empezado su vida profesional como profesor de Filosofía. Un liceo conflictivo de los muchos en los que la educación francesa muestra su tremendo fracaso. «Si no se encuentra un remedio», escribe el profesor Bellamy, «Francia, como Italia, tendrá que entonar el canto fúnebre de la cultura«.

Para Bellamy la crisis que atraviesa la enseñanza francesa es fruto de una opción deliberada según la cual la escuela debe dejar de transmitir el legado cultural de nuestros antepasados. «La crisis de la cultura, de la educación, de la familia, de las autoridades tradicionalmente investidas de la responsabilidad social de la transmisión, no es un fracaso. Al contrario, es el resultado de un trabajo reflexionado». Bellamy señala a Descartes, Rousseau y al citado Pierre Bourdieu como responsables intelectuales de las políticas que han llevado a ese desprecio oficial de la transmisión de saberes.

El Discurso del método (1637) de René Descartes fue «el primer acontecimiento de una revolución (…) cuyas consecuencias serán inmensas». Descartes, que había sido un extraordinario alumno del colegio real regentado por los jesuitas, La Flèche, y que gozaba ya entonces de una gran reputación intelectual en toda Europa, en Eldiscurso del método pone en cuestión todo lo que había aprendido a lo largo de su educación. Había sido el mejor alumno del mejor colegio de Francia en el siglo más avanzado y, sin embrago, sentía que una creciente inseguridad se apoderaba de sí mismo. Era tanta la información que tenía, había leído tanto lo que otros habían escrito que temía que otros hablaran por su boca y que ninguno de sus pensamientos fuera propiamente suyo. No soy yo el que piensa, otros lo hacen por mí. Llega así a la conclusión de que la transmisión de los saberes y de la cultura ofusca la razón y dificulta la creatividad. Para Descartes, la educación debe poner buen cuidado en preservar la inteligencia natural del hombre, «no buscar otra ciencia que aquella que se puede encontrar en uno mismo», preservar «la luz natural de la razón».

Cien años después, Rousseau, en el Discurso sobre las ciencias y las artes (1750), cuestiona el valor de los saberes transmitidos con el argumento de que «cuanto más perfeccionado está el hombre por la cultura, más se aleja de la naturaleza». Más tarde en Emilio (1762), el libro que más influencia ha tenido en la pedagogía moderna, explicará cómo educar a ese hombre para que no se aleje de la naturaleza, cómo mantenerle en la feliz ignorancia. Emilio deberá crecer lejos de la influencia de padres y preceptores, sin amigos, sin libros, sin estudios. El educador no debe enseñarle nada más que aquello que precise para sobrevivir. Pues para Rousseau «más vale la pureza de la ignorancia que la alienación de la transmisión».

El tercer paso de esta revolución anticulturallo dará dos siglos más tarde Bourdieu con el citado Les héritiers (1964), un libro que fue leído por los estudiantes del 68 como si fuera el evangelio. Bourdieu aporta todo tipo de datos estadísticos para demostrar que los hijos de la clase dominante tienen más posibilidades de triunfar en la escuela que los hijos de familias desfavorecidas. El conocimiento, la cultura, es un capital que se lega de padres a hijos y, por tanto, ser una persona culta es un privilegio de la clase dominante.

En 1979 se publicó un nuevo libro de Bourdieu sobre la escuela tituladoLa distinction. Aquí se sirve de la estadística para demostrar que la transmisión de conocimientos impide la movilidad social. La cultura entendida como el conjunto de saberes, costumbres y formas de comportarse en el mundo viene impuesta por la clase dominante y se utiliza para hacer distinciones entre los hombres. Aquellos que pertenecen a la clase burguesa aspiran a adquirir la cultura de las élites, mientras que la clase obrera se tiene que conformar con aprender lo necesario para sobrevivir.

Así fue cómo, según Bellamy, la propia cultura francesa engendró el instrumento de su destrucción. Descartes soñaba con un hombre que hubiera nacido con la plenitud de su inteligencia y que nunca hubiera sido niño, Rousseau puso como modelo un hombre que siempre permanecería niño, contribuyendo así a la creación de la emblemática figura del buen salvaje. Finalmente, Bourdieu llevó a la escuela la lucha de clases.

El hombre sin cultura no es un hombre. Un país que se niega a transmitir su herencia cultural está abocado a caer en la barbarie. Eso es lo que Riccardo Muti quiso decir aquella noche en la Ópera de Roma y eso es lo que quiere mostrar Bellamy con este libro. Los saberes, los conocimientos que adquiere un niño a lo largo de su educación configuran su personalidad. Sin ellos no es nada.

Bellamy critica a los pedagogos posmodernos que han encontrado en las tecnologías la coartada perfecta para enterrar definitivamente la enseñanza tradicional. El profesor Google puede facilitar toda la información que el alumno precise en un tiempo récord. ¿Para qué entonces malgastar el tiempo y el esfuerzo en transmitir conocimientos? Hoy los niños lo que tienen que hacer en la escuela es aprender a aprender. La tecnología viene así a completar la revolución anticultural iniciada por Descartes hace cuatrocientos años.

La cultura que uno adquiere a lo largo de su vida, dice Bellamy, no es como una maleta que se va llenando de contenidos, uno es lo que sabe, lo que ha aprendido a lo largo de su vida. Sin civilización el hombre sería el más desvalido de los animales, sin cultura carecería de humanidad. El esfuerzo por aprender, por recordar, por leer, por escribir, construye al individuo como ser humano. Y para aprender, para construirse a sí mismoel niño necesita maestros, necesita libros y necesita condiscípulos.

«Hemos decretado que la lengua era fascista, la literatura sexista, la historia chovinista, la geografía etnocentrista y las ciencias dogmáticas –y ahora no comprendemos por qué los niños terminan por no saber nada». Y al final, sin saberes, sin cultura, ¿qué quedará del hombre?, se pregunta Bellamy. Cuando ya se haya destruido toda la cultura «sólo quedará la barbarie».

El autor cerró el último capítulo de su libro con una llamada de urgencia: «Podemos superar la crisis de la transmisión, pero hay que hacerlo pronto, porque la desculturización progresiva y de cada vez más gente solo puede significar que el mundo se hace cada vez más salvaje».

Era el final del verano de 2014. Quince meses más tarde añadió un post scriptum (que ya aparece en la reedición francesa que yo he leído): «No sabía hasta qué punto los inviernos que siguieron iban a confirmar mi sombrío presentimiento». El 7 de enero diez periodistas y dos policías son asesinados en un atentado a la sede de la revista Charlie Hebdo; el 8 de enero un policía es asesinado en Montrouge. El 9 de enero, cuatro clientes de un supermercado de Vincennes son asesinados. Algunos meses más tarde, el 13 de noviembre, varios terroristas siembran de muertos las calles de París. «Víctimas, sin duda, de la locura de los criminales; pero víctimas también, y al mismo tiempo de nuestras propias abdicaciones».

La gran diferencia entre los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York y estos de París, dice Bellamy, es que estos crímenes han sido cometidos por jóvenes nacidos en Francia que han estado sentados durante años en los bancos de nuestras escuelas. «Hace falta que el mal sea muy profundo para que, después de miles de horas pasadas en la escuela de la República, un joven se revuelva con tanta violencia contra su propio país, contra el hombre, y contra lo que hay en él mismo de humano».

Fuente del articulo: http://www.libertaddigital.com/opinion/alicia-delibes/los-desheredados-78767/

Fuente de la imagen: http://s.libertaddigital.com/2015/11/22/650/0/bataclan_cordon.jpg

Comparte este contenido:

Libro retrata cómo las redes sociales son un tribunal de linchamientos virtuales

04 Septiembre 2016/Fuente: latercera /Autora:Paulina Sepúlveda G.

Texto muestra cómo un error en Internet puede ser motivo de furiosas reacciones públicas

Voy a viajar a África. Espero no contraer el sida. Es broma: ¡soy blanca!”, publicó en Twitter a sus 170 seguidores Justine Sacco, una relacionadora pública de EE.UU. en 2013 antes de abordar su vuelo de Nueva York a Sudáfrica.

Tras tocar tierra, unos 100 mil tuits ya habían sido enviados en respuesta a su broma, tildándola de ignorante y racista. Sacco se convirtió en trending topic mundial. Más de un millón de personas buscaron su nombre en Google. “Pensé que no había manera de que alguien pensará que era literal”, se disculpó poco después. Pero su broma le significó una lapidación pública que la dejó sin trabajo y afectó su salud.

La historia, entre muchas de linchamientos virtuales, fueron recopiladas por el periodista Jon Ronson en su libro Humillación en las redes.

“Ciberlinchamientos”, según establece Ronson, que condenan opiniones, fotos, etc., tal como las flagelaciones públicas de hace siglos. “Las campañas de vergüenza se multiplican y se dirigen no sólo a las instituciones poderosas y figuras públicas”, dijo Ronson en el New York Time.

Detrás de la pantalla

La denuncia por redes sociales cae fácilmente en linchamiento virtual, señaló Ronson.

¿Por qué? Muchas veces la gente se identifica con una denuncia y se adhiere a la causa de forma apasionada e irresponsablemente, responde Karen Pacheco, social media manager de Publicis Chile. “Nadie comprueba fuentes ni verifica hechos. Funar por redes sociales es tan fácil como hacer retuit o a emitir una opinión en 140 caracteres, y lo que lo hace aún más sencillo, es que se hace desde una zona de confort máximo (tras una pantalla), donde nadie ve tu cara y ni siquiera comprometes tu identidad si así lo deseas”.

Michele Ybarra, psicóloga del Centro de Investigación en Salud Pública Innovadora (CiPHR) en EE.UU., que estudia el tema, dice a La Tercera que hay un efecto de desinhibición con la pantalla. Se está más alejado de la gente cuando se mira una pantalla que cuando se mira el rostro de una persona, aclara, “por ello, pueden ser más propenso a decir cosas que no dirías a la cara. Esto es peor en ambientes donde se crea de forma anónima”.

Mónica Peña Ochoa, directora de investigación de la Facultad de Psicología la U. Diego Portales (UDP), dice que las redes sociales no generan especialmente este tipo de respuestas, sino que son el reflejo de un modelo competitivo y agresivo en todas las áreas de la comunicación. “El modelo social y económico chileno se basa en la competencia y eso genera mucha agresividad, un ‘ellos contra nosotros’ que define una sociedad donde el temor a lo distinto y el ataque como defensa priman”, dice.

Si en Internet se dice que alguien está equivocado, no hay mucho que se pueda hacer. Y si bien no hay una agresión física, los comentarios pueden ser brutales  tanto para la reputación, como el entorno familiar e incluso la carrera.

Para Patricio Celis, psicólogo de la UDP, rivalizar es clave para construir la propia identidad. “Defender el pensamiento es una necesidad, en las pautas de convivencia que permiten la construcción de un lazo que posibilita la coexistencia sin destruirnos”.

Pero esa convivencia se tensiona en una lógica de mercado, dice Celis. “Se destruye el lazo social y se exalta el valor de la competencia. Prevalece el cálculo egoísta por sobre cualquier forma de relación entre personas. El otro es percibido como un potencial competidor que hay que derribar, ya que aspira a lograr por todos los medios lo mismo que uno”.

Lo comprueba Ronson. La mayoría de sus entrevistados  fueron despedidos por sus transgresiones en línea. “En las redes sociales no existe elderecho a error”.

Fuente de la noticia: http://www.latercera.com/noticia/tendencias/2016/09/659-694838-9-libro-retrata-como-las-redes-sociales-hoy-son-un-tribunal-de-linchamientos.shtml

Fuente de la imagen: http://static.latercera.com/20160831/2328865.jp

Comparte este contenido:

La poesía como alternativa para reflexionar sobre la crisis ambiental.

América del Norte/México/Fuente:http://vialibrechiapas.com/

Por: Sonia Olivares

Para superar la crisis ambiental es necesario formar una sociedad diferente, sin aspiraciones materiales y que busque el ser en comunidad, con la familia, tierra y el mundo, considera Felipe Reyes Escutia, docente e investigador del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH).

“Respecto a los problemas de deforestación y contaminación, la ciencia y la técnica describen realidades, plantea soluciones tecnológicas, materiales y medibles, pero no nos ayudan a comprender la profundidad espiritual humana de los mundos que estamos construyendo”.

Por consiguiente el acercamiento de las artes a la formación ambiental y la sustentabilidad  es concebible y posible, detalló Reyes Escutia, quien es coordina el Laboratorio-Taller de Educación Ambiental y Sustentabilidad de la UNICACH.

Sostuvo que la poesía  como expresión artística es un elemento fundamental y complementario a los aportes de la ciencia y tecnología, que da rumbo a la imaginación amorosa, sensible y espiritual de los artistas al conjunto de todo lo existente.

Muestra de lo anterior es el libro “Poesía para la sustentabilidad, humanidad y mundo en la poesía de escritores en Chiapas” editada por la UNICACH en 2010, que consta de una antología poética ambiental con textos de 23 escritores chiapanecos, como Rosario Castellanos, Joaquín Vázquez Aguilar, Heraclio Zepeda, Socorro Trejo, Armando Duvalier, Elva Macías, Oscar Oliva, Gabriel Balderas, Cesar Pineda por mencionar algunos.

Esta publicación surgió por la inquietud de un par de alumnos de la Licenciatura en Biología por expresar su talento artístico y relacionarlo con la ciencia.

Reyes Escutia resaltó la urgencia de formar científicos poetas y de poetas consientes de la realidad que vivimos, para ayudar a comprender y amar la tierra en que vivimos, hechos que nos son posibles desde el pensamiento objetivo.

Fuente: http://vialibrechiapas.com/la-poesia-alternativa-reflexionar-la-crisis-ambiental/

Imagen: http://vialibrechiapas.com/wp-content/uploads/2016/07/Unicach-1.jpg

Comparte este contenido:

Portugal:Governo pondera manuais escolares gratuitos no ano lectivo 2017/18

Europa/Portugal/31 Julio 2016/Fuente y Autor: Jornaldenegocios

Resumen: En el proximo año lectivo los alumnos que ingresen al primer ciclo van a tener acceso a materiales escolares gratuitos. La idea del gobierno es extender esta medida a todos los alumnos a partir del 201772018

Este ano lectivo só os alunos que entrem para o primeiro ciclo vão ter acesso a manuais escolares gratuitos. A ideia do Governo é estender a medida a todos os alunos a partir de 2017/2018, segundo a Renascença.

A partir do próximo ano lectivo, 2017/2018, todos os alunos do primeiro ciclo poderão ter manuais escolares gratuitos. A intenção foi revelada à Renascença pela secretária de Estado Adjunta e da Educação, Alexandra Leitão.
«O Orçamento do Estado ainda não está construído, mas aquilo que poderíamos aspirar era abarcar todo o primeiro ciclo», sustentou.
A partir deste ano lectivo, que arranca em Setembro, só os alunos que entrem no primeiro ano do primeiro ciclo vão ter direito a manuais escolares gratuitos. Uma medida que representa um investimento de três milhões de euros, relembra a Renascença.
A entrega dos manuais, ou dos «vouchers» para levantamento dos livros, vai decorrer de 9 a 15 de Setembro.
Fuente de la noticia: http://www.jornaldenegocios.pt/economia/educacao/detalhe/governo_pondera_manuais_escolares_gratuitos_no_ano_lectivo_201718.html
Fuente de la imagen:http://cdn.jornaldenegocios.pt/2015-04/img_890x500$2015_04_14_22_17_08_250465.jpg
Comparte este contenido:

Libro: Aprendiendo a trabajar. Cómo los chicos de la clase obrera consiguen trabajos de clase obrera

Aprendiendo a trabajar. Cómo los chicos de la clase obrera consiguen trabajos de clase obrera

  • Autor: Paul Willis
  • Editorial:Akal
  • Año:1988
  • Pais: España
  • Nro. pàginas:  232

Reseña realizada por: Alejandro Damián Rodríguez*

Aprendiendo a trabajar, de Paul Willis, fue publicado por primera vez en 1977. A pesar de los más de treinta años transcurridos, el libro conserva una excepcional vigencia. Su lectura es recomendable, por un lado, para docentes interesados en el análisis de las relaciones al interior de la escuela -sobre todo para los de los niveles medios y altos- y, por el otro, para investigadores dedicados a estudiar la reproducción social de las sociedades modernas. Aprendiendo a trabajarno es un simple manual para entender “la vida en el aula”. Por el contrario, la pregunta central de la obra es mucho más profunda y se encuentra expresada en el título: ¿Cómo los chicos de clase obrera consiguen trabajos de clase obrera?

Este libro es producto de una investigación llevada adelante por el autor en un barrio obrero inglés, ficticiamente denominado Hammertown, de alrededor de 60.000 habitantes. El trabajo se centró en estudiar a los jóvenes del barrio que estaban cursando los últimos años de escuela, a la par que comenzaban a hacer sus primeras experiencias laborales.

Aprendiendo a trabajar constituye un aporte sustancial para la comprensión de la reproducción social en las sociedades modernas. Su importancia radica en que ofrece una interpretación de la vida en la escuela que evita, por un lado, la mirada de las biografía individuales de quienes recorren sus aulas, así como tampoco reduce, por el otro lado, la escuela a la mecánica estructural de los aparatos ideológicos de estado -en sentido althusseriano- que junto a la familia y otras instituciones “clásicas” funcionan para garantizar la reproducción de la fuerza de trabajo.

La obra se estructura en dos partes y un apéndice final. En la primera parte se encuentra la etnografía “en crudo” y, por lo tanto, allí están también los significados y sentidos más ricos. La segunda parte, en cambio, está dedica al análisis de la etnografía, mientras que el apéndice final es un agregado donde se recogen las apreciaciones de varios de los “sujetos de estudio”, después de haber leído algunos de los materiales que finalmente compusieron la obra.

En la primera parte de la obra se presenta una división fundamental entre dos tipos de alumnos: los “pringaos” y los “colegas”. Los primeros son los sujetos que se adaptan de forma pasiva a las normas de la escuela, en cambio, los segundos son los que no se conforman con lo que la escuela tiene previsto para ellos y elaboran estrategias de acción propias. El trabajo de Willis está centrado en explorar la cosmovisión de los “colegas”, más que estudiar a los “pringaos”, ya que los primeros son quienes van a elaborar la cultura contra-escolar. Existen diversos elementos de esa contra-cultura; sin embargo, la oposición a la autoridad es, según Willis, “la dimensión más explícita, más evidente y básica”. La contra-cultura también se expresa a través del modo en que se recorre la escuela, la constante apariencia de estar “haciendo nada” o la vestimenta. A través de estas prácticas, los “colegas” se distancian de las normas imperantes en la escuela. A la utilización del uniforme escolar, ellos proponen vestimentas que los “representan”, a la prohibición de fumar, ellos responden fumando. De esta manera, se distancian de los “pringaos” que reproducen de manera conformista las reglas que la escuela pretende imponer. Así también, se auto-sitúan por encima de los “pringaos”, creen ser más “experimentados” que ellos en distintas materias, pero sobre todo en “la vida misma”.

Otro de los elementos de la cultura contra-escolar refiere a la diferencia entre lo formal y lo informal. El ámbito formal es el de la institución escolar, donde existen estructuras espaciales y temporales que ordenan el ámbito, así como jerarquías entre los actores que indican quienes dan órdenes en el espacio -las autoridades- y quienes las obedecen -los alumnos-. A la cultura escolar, los “colegas” le confrontan la informalidad de su grupo. Mientras que la matriz escolar piensa al alumno individualmente, los colegas anteponen el grupo al individuo. Justamente, su unidad reside en la solidaridad y en la imposibilidad de concebirse de forma individual: no existen los “colegas” separadamente, existen “los colegas” como conjunto. Asimismo, la informalidad del grupo reside en la inexistencia de normas, reglas y/o sanciones institucionales.

Para entender la cultura contra-escolar también hay que prestar atención a las actitudes de los “colegas” frente a la violencia, el sexo opuesto y el “otro” -estereotipado en el extranjero-. Respecto de las actitudes violentas, los “colegas” diferencian entre lo que es “aburrido” y lo que es “emocionante”. Dentro de la primera categoría se encuentra prácticamente todo lo que la institución escolar propone, en cambio, dentro de lo “emocionante” se ubica el “desafiar a la ley, quebrarla”. La violencia, lejos de representar tan solo la anomia o la desviación social, contribuye a construir la identidad de los “colegas”, así como regula el “honor” dentro del grupo. Respecto de la actitud de los “colegas” frente a las mujeres, ellos diferencian entre dos tipos: las “fáciles” y las “potenciales novias”. Si bien una “potencial novia” debe ser deseada sexualmente por todos, también debe ser no “experimentada” en la “materia”, caso contrario, quedaría reducida a la categoría de “fácil”. Esta división de roles y representaciones sexuales es reproducida también por las chicas de la escuela. Sobre la actitud de los “colegas” frente al “otro” extranjero que también transita la escuela, se observan actitudes claramente racistas. En la escuela confluyen grupos étnicos blancos, asiáticos e hindúes. La actitud frente a las dos minorías es de total rechazo, basado exclusivamente en el color diferente de la piel.

La pregunta excluyente es: ¿De dónde surgen los elementos que caracterizan a la cultura contra-escolar? Según el autor, y fundamentado en el trabajo de campo que realizó en las fábricas donde los “colegas” asisten después de clases, la cultura contra-escolar se nutre de los principios de la “cultura de fábrica”. De la misma manera que en la escuela, en la fábrica, el grupo informal es la unidad básica de la cultura obrera. Frente a las normas patronales, los obreros plantean estrategias para trabajar según sus tiempos. Asimismo, poseen representaciones muy parecidas a las de los “colegas” respecto al sexo opuesto, la masculinidad, la violencia o el honor.

Aunque esta primera parte del libro es de índole descriptiva, existen algunas categorías conceptuales importantes. En este sentido se inscriben los conceptos de diferenciación e integración. Mientras que el primero alude al proceso por el cual la cultura obrera se manifiesta dentro de una institución formal como la escuela o la fábrica y, al mismo tiempo, se diferencia por las reinterpretaciones que los actores realizan según sus propios intereses, la noción de integración refiere al proceso mediante el cual diversos elementos informales de la cultura contra-institucional son integrados al paradigma formal de la escuela o la fábrica.

Las actitudes de los “colegas” respecto al trabajo los conduce a rechazar frontalmente la escuela y todo lo que ella involucra, desde la orientación profesional hasta los títulos, así como creen que el trabajo manual es siempre preferido al intelectual. Es solo “una manera de ganarse la vida” sostienen, por lo que carece de sentido esforzarse, ya que de todas maneras terminarán trabajando en la fábrica, donde de poco les servirá lo aprendido en la escuela. Todas estas representaciones son forzadas por el entorno familiar y obrero, permitiendo la idealización del trabajo manual y de la fábrica, denostando el trabajo intelectual asociado a la figura del docente, que representan modelos lejanos no válidos que no saben “nada de la vida”.

La segunda parte de la obra es de mayor envergadura teórica; intenta buscar una explicación a todo lo descrito en el apartado anterior, ya sea el rechazo de los “colegas” a la institución escolar, o la aparición de una cultura contra-escolar que termina por reproducir la fuerza de trabajo al guiar a los “colegas” a la fábrica. Willis utiliza dos conceptos para interpretar la cuestión: penetración y limitación. La primera categoría refiere a los impulsos de parte de los miembros de una determinada cultura que, si bien poseen un carácter emancipador, son inarticuladamente expresados. Estos impulsos intentan penetrar las condiciones materiales de existencia de los miembros de la cultura y conducirían a una mejor compresión de su situación de clase dominada. Las principales penetraciones en este caso son el rechazo de los “colegas” a los títulos o la educación formal, la noción de trabajo-mercancía cambiada por un salario y la no diferenciación entre trabajos. Potencialmente, las penetraciones culturales de la contra-cultura podrían poner en tela de juicio todo el esquema escolar, ya que introducen la crítica en puntos clave: la idea de esforzarse por un título, o el hecho de que la formación escolar carece de sentido, ya que, de todas formas, tanto “pringaos” como “colegas” van a terminar en las fábricas.

Respecto de las limitaciones, se trata de elementos de la contra-cultura que tienden a desorganizar y deprimir la potencialidad revolucionaria de las penetraciones. El autor menciona como ejemplo las divisiones culturales de la contra-cultura escolar -que se nutren de la (contra) cultura obrera- referidas a la separación del trabajo manual y el trabajo mental o intelectual, que a su vez refuerza la división entre lo masculino y lo femenino. Mientras que los trabajos masculinos son todos aquellos manuales y de fuerza, los femeninos son los más “dóciles”. Esta división revela también una separación de roles sexuales dentro del núcleo familiar: el hombre trabaja por un salario en la fábrica; la mujer encuentra su lugar dentro del hogar. Otra de las limitaciones que actúa sobre la potencialidad de las penetraciones de la contra-cultura refiere a la división racial. Muchas veces, los inmigrantes realizan trabajos “duros”, al igual que los “colegas”, incluso más pesados que el de ellos, por lo que podrían ser percibidos como pares. Sin embargo, la respuesta es el rechazo hacia este tipo de labores por desagradables o indignas. Esta limitación racial de la contra-cultura impide percibir el carácter dominado que une tanto a “colegas” como a inmigrantes en el sistema escolar. Como resultado, lo que se produce, según Willis, son “penetraciones parciales”, producto de la mezcla entre los impulsos revolucionarios de la contra-cultura y los elementos limitantes culturales, que también pertenecen a ella.

A modo de cierre, el autor presenta dos conceptos que deben ser analizados en relación a la influencia de la ideología: confirmación y dislocación. Willis propone el servicio de orientación profesional de la escuela como un espacio en el cual la ideología surte efectos. En este espacio de preparación pre-laboral, muchas de las limitaciones de la contra-cultura obrera, entre ellas la división sexual de roles o la separación entre trabajo manual e intelectual, son confirmadas y/o reforzadas mediante un trabajo ideológico que es llevado adelante, por ejemplo, a través de la proyección de películas. Respecto al proceso de dislocación, Willis sostiene que los efectos de la ideología, también ejemplificados a través del servicio de orientación profesional, desarticulan las penetraciones culturales de la contra-cultura. Así, las penetraciones del grupo relacionadas con la noción de trabajo son descentradas mediante la sobreexposición a una variedad de trabajos existentes que terminan siendo funcionales para representar la similitud con el trabajo “en si”. Y lo más importante del proceso de dislocación es que al resaltar el carácter individual del trabajo termina minando la solidaridad en que se basa el grupo de “colegas”.

Por último, el apéndice final está dedicado a reflexionar sobre las posibilidades de la presente investigación para contribuir a algún tipo de cambio en el sistema educativo británico. Además, también intenta mostrar las opiniones de algunos de los “colegas”, sobre los “borradores” del autor, que después desembocaron en la obra.

El libro de Willis es sumamente interesante para contrastarlo con otras obras clásicas del marxismo, como pueden ser las de Althusser o Gramsci, por ejemplo. Desde una perspectiva althusseriana, la escuela debería ser considerada como uno de los aparatos ideológicos fundamentales de la dominación de clase burguesa, sin embargo, esta mirada impide analizar reacciones puntuales como la de los “colegas” que, antes que producto de la “falsa conciencia”, son también respuestas, aunque inconexas, inmersas en la lucha de clases. También es pertinente contrastar este texto con los clásicos aportes de Gramsci. El concepto de “hegemonía”, por ejemplo, permite entender mejor el trabajo de Willis, ya que el ámbito escolar no es un espacio puramente coercitivo, sino que implica también cierto grado de aceptación de parte de quienes transitan las aulas como alumnos. En definitiva, el libro de Willis, a pesar de los años transcurridos desde su primera publicación, conserva una vigencia excepcional, porque hace parte de la mejor tradición marxista, dedicada a estudiar la reproducción social a través de la cultura, sostenida en un fuerte trabajo de campo empírico.

* Alejandro Damián Rodríguez es Licenciado en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Becario Doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Contacto: arodriguez@conicet.gov.ar

Fuente de la reseña: https://cuadernosdehistoriacultural.wordpress.com/2013/05/08/paul-willis-aprendiendo-a-trabajar-como-los-chicos-de-la-clase-obrera-consiguen-trabajos-de-clase-obrera-akal-madrid-1988/

Fuente de la imagen: https://cuadernosdehistoriacultural.files.wordpress.com/2013/05/paul-willis.jpg?w=665

Comparte este contenido:

Libro:La universidad investigadora y el capitalismo académico

La universidad investigadora y el capitalismo académico

  • Autor: Diego Andrés González Cardona
  • Colección Red de Posgrados en Ciencias Sociales.
  • Fuente: CLACSO
  • ISBN 978-987-722-193-0
  • Buenos Aires
  • Año:2016

    Sinopsis: La Universidad, como escenario de tensiones políticas, ha sufrido fuertes cambios en el marco del neoliberalismo. Este último, entendido no solo como una doctrina económica, sino también como una política sociocultural, al considerarla, ante todo, como una empresa, le designa la función de hacer investigación útil: consolida sistemas de evaluación de la investigación y fomenta la formación posgradual, pero en desmedro de su tarea histórica, que ha sido la formación humana. A través de un análisis arqueo-genealógico, se hace un rastreo de las formas en que se ensamblan los discursos y las prácticas de la Universidad investigadora y sus formas de operar, especialmente en los efectos que tienen sobre los procesos de subjetivación de aquellos formados bajo estas lógicas. Finalmente, se reflexiona sobre las posibilidades de agenciamiento y otras formas de hacer investigación.

 
Fuente de la reseña: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=1124&pageNum_rs_libros=3&totalRows_rs_libros=1091
Fuente de la imagen:
Comparte este contenido:

Libro: Ideología y currículo

Ideología y currículo
  • Autor: MICHAEL W. APPLE
  • Año: 1991
  • Nº de páginas: 224 págs.
  • ISBN: 9788476001301
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Editorial: AKAL
  • Lengua: CASTELLANO

Sinopsis:La escuela es una de las instituciones decisivas para la reproducción de las tendencias sociales, culturales y económicas del marco en que está enclavada. 
En esta obra, Michael Apple explica el complejo papel de las instituciones educativas en la creación y perpetuación de las condiciones que apoyan la hegemonía ideológica y su relación con el currículum, que no es tan “aséptico” como en general se pretende.

Fuente de la reseña: http://www.casadellibro.com/libro-ideologia-y-curriculo/9788476001301/35863

Fuente de la imagen: http://image1.casadellibro.com/a/l/t0/01/9788476001301.jpg

Comparte este contenido:
Page 50 of 55
1 48 49 50 51 52 55