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Libro: Calidad, equidad y reformas en la enseñanza

Calidad, equidad y reformas en la enseñanza

  • Año:    2011
  • Editor:    Fundación Santillana
  • Páginas:    175 páginas
  • Idioma:    español

Sinopsis:Aunque se han producido avances importantes en las últimas décadas, no parece previsible que con la misma dinámica pueda lograrse el enorme salto educativo requerido para responder a los retrasos históricos. Son precisos nuevos modelos y estrategias para lograr la transformación de las estructuras educativas y sociales. El presente libro analiza los retos actuales de la educación en Iberoamérica, la orientación de los cambios necesarios, los desafíos que supone la diversidad, la interculturalidad y la equidad, el sentido de los aprendizajes escolares y su evaluación, la centralidad de una educación para la ciudadanía democrática y el papel de la institución escolar.

Para descargar el libro: https://openlibra.com/es/book/download/calidad-equidad-y-reformas-en-la-ensenanza

Fuente de la reseña: https://openlibra.com/es/book/calidad-equidad-y-reformas-en-la-ensenanza

Fuente de la imagen: https://openlibra.com/es/book/calidad-equidad-y-reformas-en-la-ensenanza.jpg

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De Stephen King a R.R. Martin: los grandes escritores y su relación con los ordenadores

Marta Sofía Ruiz

La llegada de los procesadores de texto modificó los hábitos de muchos escritores que cambiaron el papel y el boli y la máquinas de escribir por un ordenador y un ‘software’ —manual complicado de por medio—. En cuestión de pocos años, muchos autores aprendieron a confiar en la tecnología para ahorrarse tiempo y esfuerzo y trasladaron su escritura a una pantalla de ordenador.

“Todos hablan de que el proceso se convirtió en algo mucho más fácil […] Antes se hacían uno, dos o tres borradores, pero ya no había que pasar por todo eso. Todos creen que les hizo mejores escritores, porque podían pasar más tiempo revisando”, explica a Teknautas Matthew G. Kirschenbaum, autor de Track Changes, un libro sobre la historia de los procesadores de texto.

Durante una entrevista para la televisión, George R. R. Martin confesó que todavía utilizaba un ordenador sin conexión a internet con un procesador de texto antiguo llamado WordStar. Creía que esto era su “arma secreta”, e indicó que la falta de distracciones de la que disfrutaba gracias a esa tecnología era lo que le había permitido escribir historias tan largas. A pesar de que durante el programa habló de otras cosas, como la ausencia de dragones en el primer borrador de ‘Juego de Tronos’ o sus preferencias a la hora de matar personajes, lo que acaparó titulares fue su apego a su antiguo método de redacción, muestra de lo chocante que parece imaginar a un escritor trabajando con tecnología que, aunque pionera, ahora se concibe como anticuada.

Sin embargo, no ha pasado tanto desde la época en que ni siquiera WordStar era una herramienta habitual: solo tres décadas nos separan de la introducción de los procesadores de texto destinados a los hogares y del proceso —bastante rápido— de adaptación de los distintos autores. Y, si bien George R. R Martin no llegó tarde a la adopción, su nombre no aparece en el relato de los pioneros.

Aunque la historia de estas aplicaciones informáticas comienza en las oficinas en la década de los 60, especialmente de la mano de IBM, serán los modelos más desarrollados de los años 70 —más parecidos a los que empleamos actualmente— los que empiecen a captar la atención de los escritores. Según Kirschenbaum, Gay Courter fue la primera escritora que redactó una novela en un procesador que, no obstante, todavía estaba diseñado para ser una herramienta de oficina. «Escribí cada palabra yo misma y creo que solo conseguí una novela comercial porque pude reescribir una y otra vez hasta que obtuve lo que quería», explicaba la pionera al autor de ‘Track Changes’.

La decisión de invertir 18.000 dólares –el precio de su IBM System 6, unos 63.000 euros actuales– puede parecer descabellada, pero fue consecuencia directa de su gestión de un negocio familiar en el que sería útil y de la necesidad de encontrar un método que le permitiera seguir escribiendo mientras cuidaba de sus hijos. Así, ‘The Midwife’, obra que entró en la lista de superventas de The New York Times y de la que se vendieron más de tres millones de copias, pudo ver la luz gracias a la adopción de esta nueva herramienta.

Después de esta primera escritora, otros nombres se sumaron a la lista de los pioneros que, antes de que los procesadores de texto y los ordenadores personales se convirtieran en habituales, ya abrieron su mente al mundo de posibilidades que les ofrecía este nuevo método de redacción. Jerry Pournelle, Larry Niven o Anne Rice serían solo algunos de ellos.

Los inicios de los años 80 marcaron su popularización. En un artículo de ‘The Economist’ de 1891 se afirmaba que 500.000 personas ya estaban utilizando uno. ‘Time Magazine’ también publicó una pieza en la que se explicaba que “cada mes, más y más escritores están desechando sus lápices y sus máquinas de escribir por ‘procesadores de texto’, la jerga técnica que describe pequeños ordenadores con teclados y pantallas electrónicas para el escaneo y la manipulación de textos, unidades para almacenar la información e impresoras de alta velocidad”. Con tal nivel detalle había que explicar las cosas por aquel entonces.

“Los que usaban un procesador en 1977 eran pioneros, pero emplearlos en 1981 ya era ‘mainstream’”, explica Kirschenbaum. “La llegada de los ordenadores personales hizo que se popularizaran muy rápidamente”.

Un libro a dos manos

En 1981, Stephen King y Peter Straub firmaban sus contratos para ‘El Talismán’, la novela mundialmente esperada que ambos escribirían a dos manos. Consagrados en el panorama del terror, esta colaboración sería la que les sirviera de introducción en el mundo de los procesadores de texto. King vivía en Maine y Straub en Connecticut, a unas seis horas en coche, lo que suponía un problema para intercambiar trabajo y combinar sus energías creativas.

Por ello, ambos decidieron que la tecnología era la mejor opción para facilitar las cosas y se lanzaron a adquirir sendos procesadores. King compró un Wang System 5 y Straub un IBM Displaywriter 6580. “Estaban pensados para una oficina. Los adquirieron únicamente para poder trabajar juntos y poder mandarse los textos el uno al otro”, explica Kirschenbaum.

Solo tres años más tarde, en 1984, los ordenadores personales y el procesador de texto WordStar eran los reyes del sector. Este programa copaba más de una cuarta parte del mercado y autores como Michael Chabon, Arthur C. Clarke o Ralph Ellison pasaban sus palabras por este ‘software’.

Pionero en su momento, hoy todavía goza de cierto culto entre los escritores de ciencia ficción. George R.R Martin no es el único gran enamorado: otros como Frederick Pohl o Robert Sawyer también han confesado su apego por el viejo programa.

Sin embargo, y a pesar de que WordStar fuera el líder indiscutible, el mercado ofrecía decenas de alternativas. Una guía muy detallada que se publicó en un número de 1983 de Writer’s Digest comparaba tres docenas de programas diferentes y analizaba sus características, además de su precio y compatibilidad. Por supuesto, adoptar cualquiera de ellos no era tan intuitivo como ahora. Los escritores tenían que aprender los comandos que les permitirían borrar, copiar o reemplazar texto y debían leerse un manual para poder hacer uso de esta tecnología.

“La curva de aprendizaje era mucho más larga”, explica Kirschenbaum. “Para adoptar un programa como WordStar tenías que estudiar un manual o tomar un curso”. No obstante, “una y otra vez los escritores se maravillaban por lo instantáneo de su nuevo procesador. Al presionar un tecla, el documento cambiaba ante sus ojos. Ya no se trataba solo de retroceder un espacio para corregir una errata, sino que podían borrar o mover trozos de texto o cambiar una palabra de forma repetida durante todo el manuscrito”.

“Si tenía que cambiar el nombre de un personaje –algo que me pasó en mis dos primeros libros– simplemente podía codificar el cambio en la máquina y automáticamente se modificaba en el disco”, explicaba Robyn Carr a Kirschenbaum, tratando de poner palabras a la fascinación que sentía en aquel momento.

Cuando Joan Didion comienza ‘El Año del Pensamiento Mágico’, su libro más famoso, lo hace relatando las propiedades de un archivo de Microsoft Word en el que escribió justo después de la muerte de su marido. Didion, para la que escribir en un procesador de texto era tan habitual que aparecía en su literatura cuando hablaba de sí misma, explicó lo que el cambio a este tipo de programas supuso para su trabajo. Su visión representa la de los cientos de escritores que vivieron a medio camino entre las máquinas de escribir, el bolígrafo y el papel y un ordenador:

“Antes de que empezara a usar un ordenador, escribir una pieza suponía trabajar en algo un día, almacenar el material y no estar seguro de dónde ibas a ir a continuación. Con un ordenador, dejó de ser como pintar y se convirtió en algo parecido a la escultura, donde empiezas con un bloque de algo y vas dándole forma”, relataba.

Rápido y masivo, el proceso de adaptación a los procesadores de texto supuso una gran innovación en el campo de la escritura. Tanto que, posiblemente, la capacidad de revisar los textos y el ahorro de tiempo hayan hecho que algún escritor, que de otra manera no hubiera sido capaz, haya conseguido firmar una buena (y larga) obra. Al menos para George R.R Martin es una de las claves de su creación.

Fuente del articulo: http://www.elconfidencial.com/tecnologia/2016-08-14/de-stephen-king-a-george-r-r-martin-asi-se-adaptaron-los-escritores-a-la-informatica_1246428/

Fuente de la imagen: http://www.ecestaticos.com/image/clipping/654/b2b6480b5dcc200ca9e105592f2dde06/stephen-king-con-su-wang-fuente-matthew-g-kirschenbaum.jpg

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Libro: Evolución y Retos de la Educación Virtual

Evolución y Retos de la Educación Virtual

  • Autores:Begoña Gros Salvat (Coord.)
  • Año:    2011
  • Editor:    UOC
  • Páginas:184 páginas
  • Licencia:CC-BY-SA

Sinopsis: Hablar de e-learning en la segunda década del siglo XXI no parece muy novedoso. Hay muchas obras importantes de referencia sobre el tema en la bibliografía nacional e internacional. Sin embargo, nuestra motivación se deriva de intentar plasmar aspectos del e-learning surgidos en la práctica cotidiana a través de la experiencia acumulada en una institución —la UOC— que lleva más de 15 años formando personas a través de un sistema de formación en línea, y de reflexionar sobre los mismos.

Descargar libro: https://openlibra.com/es/book/download/evolucion-y-retos-de-la-educacion-virtual-2

Fuente de la reseña: https://openlibra.com/es/book/evolucion-y-retos-de-la-educacion-virtual-2

Fuente de la imagen: https://s3.amazonaws.com/collection.openlibra.com/covers/2015/06/Evolucion-retos-de-la-educacion-virtual-OpenLibra-300×425.png

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Libro: Educación, valores y ciudadanía

Educación, valores y ciudadanía

  • Autores : Obra coordinada por Bernardo Toro y Alicia Tallone
  • Editorial:OEI Fundación SM
  • ISBN: 978-84-7666-220-5 (OEI) /978-84-675-2487-1 (Fundación SM)

Sinopsis: Esta publicación surge de la reflexión compartida por diversos autores Iberoamericanos sobre el sentido de la educación en valores para la ciudadanía en el mundo actual, marcado por la globalización, la sociedad del conocimiento, las innovaciones científicas y tecnológicas y las crecientes desigualdades. Su objetivo principal es suscitar el debate, la reflexión y el impulso a las políticas públicas y a las acciones sociales que refuercen la formación en valores y el ejercicio de la ciudadanía.

El libro se enmarca en el programa de la OEI Metas Educativas 2021 que entiende que la educación para una ciudadanía activa, democrática, multicultural, solidaria y responsable es una de las grandes tareas de la sociedad y de los sistemas educativos. En una sociedad tan desigual como la iberoamericana, la formación de ciudadanos libres, cultos y solidarios constituye una de las estrategias principales que puede conducir, por el compromiso colectivo de los diferentes sectores sociales, a superar la pobreza, la marginación y la inequidad.

Descargar el libro:http://www.oei.es/metas2021/valoressm.pdf

Fuente de la reseña: https://jalexp1.wordpress.com/2011/09/28/libro-para-descargar-educacion-valores-y-ciudadania/

Fuente de la imagen: http://www.oei.es/historico/noticias/IMG/jpg/valsm1.jp

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Los desheredados

Alicia Delibes

En 1964 el prestigioso filósofo y sociólogo francés Pierre Bourdieu publicaba Los herederos, que estaba llamado a convertirse en la biblia de todos los pedagogos sesentayochistas. En ese libro, que tanta influencia va a tener después, Bourdieu, como buen marxista, dio una vuelta de tuerca más a la teoría de la lucha de clases como motor de la historia. Y esa vuelta de tuerca fue considerar que las clases no sólo vienen determinadas por la posesión de bienes materiales, sino también por la diferencia de conocimientos y hábitos culturales. De manera que, igual que un marxista convencido debía luchar por acabar con las clases sociales, también debía esforzarse por acabar con esas diferencias culturales, que eran otra expresión de la opresión de unos privilegiados sobre el resto.

Cincuenta años después de su publicación, François-Xavier Bellamy, nacido en 1985, profesor de Filosofía formado en la Escuela Normal Superior de París, ha escrito Les déshérités («Los desheredados»), un libro en el que el autor clama por la recuperación de la escuela como transmisora de conocimientos. Según Bellamy, aquellos estudiantes que en mayo de 1968 tomaron las calles de París reclamando una escuela libre y democrática, al convertirse en padres y maestros han renunciado a transmitir a sus hijos y alumnos el legado cultural que ellos habían recibido.

El libro de Bellamy comienza con el emocionante relato de lo sucedido en la Ópera de Roma el 12 de marzo de 2011. Se conmemoraban los 150 años de la unidad italiana con la representación del Nabucco de Verdi, dirigida por el maestro napolitano Riccardo Muti. Al poner fin al coro de los hebreos, el famosísimo Va, pensiero, entre los ensordecedores aplausos se alzaron varias voces pidiendo el bis. «De pronto, –escribe Bellamy– se hace el silencio. (…) un escalofrío recorre el patio de butacas. El maestro se vuelve hacia la multitud: ‘Estoy de acuerdo’».

No es amigo Muti de hacer concesiones al público. Una decisión tan extraordinaria exigía una explicación y se la dio al público:

Ya no tengo treinta años, he vivido mi vida; pero como italiano que ha recorrido mucho mundo, me avergüenzo de lo que pasa en mi país. Accedo a vuestra petición de bis por Va, pensiero. No es solo por la alegría patriótica que me hace sentir, sino porque esta tarde, mientras cantaba el coro «Oh mi país, tan bello y perdido», he pensado que, si continuamos así, vamos a matar la cultura sobre la cual la historia de Italia ha sido construida. Y si es así, nuestra patria estaría verdaderamente «bella y perdida», y nosotros con ella.

Esa misma noche, en Asnières-sur Seine, banlieu del oeste de París, un chico de 15 años era asesinado en la puerta del liceo en el que, curiosamente, Bellamy había empezado su vida profesional como profesor de Filosofía. Un liceo conflictivo de los muchos en los que la educación francesa muestra su tremendo fracaso. «Si no se encuentra un remedio», escribe el profesor Bellamy, «Francia, como Italia, tendrá que entonar el canto fúnebre de la cultura«.

Para Bellamy la crisis que atraviesa la enseñanza francesa es fruto de una opción deliberada según la cual la escuela debe dejar de transmitir el legado cultural de nuestros antepasados. «La crisis de la cultura, de la educación, de la familia, de las autoridades tradicionalmente investidas de la responsabilidad social de la transmisión, no es un fracaso. Al contrario, es el resultado de un trabajo reflexionado». Bellamy señala a Descartes, Rousseau y al citado Pierre Bourdieu como responsables intelectuales de las políticas que han llevado a ese desprecio oficial de la transmisión de saberes.

El Discurso del método (1637) de René Descartes fue «el primer acontecimiento de una revolución (…) cuyas consecuencias serán inmensas». Descartes, que había sido un extraordinario alumno del colegio real regentado por los jesuitas, La Flèche, y que gozaba ya entonces de una gran reputación intelectual en toda Europa, en Eldiscurso del método pone en cuestión todo lo que había aprendido a lo largo de su educación. Había sido el mejor alumno del mejor colegio de Francia en el siglo más avanzado y, sin embrago, sentía que una creciente inseguridad se apoderaba de sí mismo. Era tanta la información que tenía, había leído tanto lo que otros habían escrito que temía que otros hablaran por su boca y que ninguno de sus pensamientos fuera propiamente suyo. No soy yo el que piensa, otros lo hacen por mí. Llega así a la conclusión de que la transmisión de los saberes y de la cultura ofusca la razón y dificulta la creatividad. Para Descartes, la educación debe poner buen cuidado en preservar la inteligencia natural del hombre, «no buscar otra ciencia que aquella que se puede encontrar en uno mismo», preservar «la luz natural de la razón».

Cien años después, Rousseau, en el Discurso sobre las ciencias y las artes (1750), cuestiona el valor de los saberes transmitidos con el argumento de que «cuanto más perfeccionado está el hombre por la cultura, más se aleja de la naturaleza». Más tarde en Emilio (1762), el libro que más influencia ha tenido en la pedagogía moderna, explicará cómo educar a ese hombre para que no se aleje de la naturaleza, cómo mantenerle en la feliz ignorancia. Emilio deberá crecer lejos de la influencia de padres y preceptores, sin amigos, sin libros, sin estudios. El educador no debe enseñarle nada más que aquello que precise para sobrevivir. Pues para Rousseau «más vale la pureza de la ignorancia que la alienación de la transmisión».

El tercer paso de esta revolución anticulturallo dará dos siglos más tarde Bourdieu con el citado Les héritiers (1964), un libro que fue leído por los estudiantes del 68 como si fuera el evangelio. Bourdieu aporta todo tipo de datos estadísticos para demostrar que los hijos de la clase dominante tienen más posibilidades de triunfar en la escuela que los hijos de familias desfavorecidas. El conocimiento, la cultura, es un capital que se lega de padres a hijos y, por tanto, ser una persona culta es un privilegio de la clase dominante.

En 1979 se publicó un nuevo libro de Bourdieu sobre la escuela tituladoLa distinction. Aquí se sirve de la estadística para demostrar que la transmisión de conocimientos impide la movilidad social. La cultura entendida como el conjunto de saberes, costumbres y formas de comportarse en el mundo viene impuesta por la clase dominante y se utiliza para hacer distinciones entre los hombres. Aquellos que pertenecen a la clase burguesa aspiran a adquirir la cultura de las élites, mientras que la clase obrera se tiene que conformar con aprender lo necesario para sobrevivir.

Así fue cómo, según Bellamy, la propia cultura francesa engendró el instrumento de su destrucción. Descartes soñaba con un hombre que hubiera nacido con la plenitud de su inteligencia y que nunca hubiera sido niño, Rousseau puso como modelo un hombre que siempre permanecería niño, contribuyendo así a la creación de la emblemática figura del buen salvaje. Finalmente, Bourdieu llevó a la escuela la lucha de clases.

El hombre sin cultura no es un hombre. Un país que se niega a transmitir su herencia cultural está abocado a caer en la barbarie. Eso es lo que Riccardo Muti quiso decir aquella noche en la Ópera de Roma y eso es lo que quiere mostrar Bellamy con este libro. Los saberes, los conocimientos que adquiere un niño a lo largo de su educación configuran su personalidad. Sin ellos no es nada.

Bellamy critica a los pedagogos posmodernos que han encontrado en las tecnologías la coartada perfecta para enterrar definitivamente la enseñanza tradicional. El profesor Google puede facilitar toda la información que el alumno precise en un tiempo récord. ¿Para qué entonces malgastar el tiempo y el esfuerzo en transmitir conocimientos? Hoy los niños lo que tienen que hacer en la escuela es aprender a aprender. La tecnología viene así a completar la revolución anticultural iniciada por Descartes hace cuatrocientos años.

La cultura que uno adquiere a lo largo de su vida, dice Bellamy, no es como una maleta que se va llenando de contenidos, uno es lo que sabe, lo que ha aprendido a lo largo de su vida. Sin civilización el hombre sería el más desvalido de los animales, sin cultura carecería de humanidad. El esfuerzo por aprender, por recordar, por leer, por escribir, construye al individuo como ser humano. Y para aprender, para construirse a sí mismoel niño necesita maestros, necesita libros y necesita condiscípulos.

«Hemos decretado que la lengua era fascista, la literatura sexista, la historia chovinista, la geografía etnocentrista y las ciencias dogmáticas –y ahora no comprendemos por qué los niños terminan por no saber nada». Y al final, sin saberes, sin cultura, ¿qué quedará del hombre?, se pregunta Bellamy. Cuando ya se haya destruido toda la cultura «sólo quedará la barbarie».

El autor cerró el último capítulo de su libro con una llamada de urgencia: «Podemos superar la crisis de la transmisión, pero hay que hacerlo pronto, porque la desculturización progresiva y de cada vez más gente solo puede significar que el mundo se hace cada vez más salvaje».

Era el final del verano de 2014. Quince meses más tarde añadió un post scriptum (que ya aparece en la reedición francesa que yo he leído): «No sabía hasta qué punto los inviernos que siguieron iban a confirmar mi sombrío presentimiento». El 7 de enero diez periodistas y dos policías son asesinados en un atentado a la sede de la revista Charlie Hebdo; el 8 de enero un policía es asesinado en Montrouge. El 9 de enero, cuatro clientes de un supermercado de Vincennes son asesinados. Algunos meses más tarde, el 13 de noviembre, varios terroristas siembran de muertos las calles de París. «Víctimas, sin duda, de la locura de los criminales; pero víctimas también, y al mismo tiempo de nuestras propias abdicaciones».

La gran diferencia entre los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York y estos de París, dice Bellamy, es que estos crímenes han sido cometidos por jóvenes nacidos en Francia que han estado sentados durante años en los bancos de nuestras escuelas. «Hace falta que el mal sea muy profundo para que, después de miles de horas pasadas en la escuela de la República, un joven se revuelva con tanta violencia contra su propio país, contra el hombre, y contra lo que hay en él mismo de humano».

Fuente del articulo: http://www.libertaddigital.com/opinion/alicia-delibes/los-desheredados-78767/

Fuente de la imagen: http://s.libertaddigital.com/2015/11/22/650/0/bataclan_cordon.jpg

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Libro retrata cómo las redes sociales son un tribunal de linchamientos virtuales

04 Septiembre 2016/Fuente: latercera /Autora:Paulina Sepúlveda G.

Texto muestra cómo un error en Internet puede ser motivo de furiosas reacciones públicas

Voy a viajar a África. Espero no contraer el sida. Es broma: ¡soy blanca!”, publicó en Twitter a sus 170 seguidores Justine Sacco, una relacionadora pública de EE.UU. en 2013 antes de abordar su vuelo de Nueva York a Sudáfrica.

Tras tocar tierra, unos 100 mil tuits ya habían sido enviados en respuesta a su broma, tildándola de ignorante y racista. Sacco se convirtió en trending topic mundial. Más de un millón de personas buscaron su nombre en Google. “Pensé que no había manera de que alguien pensará que era literal”, se disculpó poco después. Pero su broma le significó una lapidación pública que la dejó sin trabajo y afectó su salud.

La historia, entre muchas de linchamientos virtuales, fueron recopiladas por el periodista Jon Ronson en su libro Humillación en las redes.

“Ciberlinchamientos”, según establece Ronson, que condenan opiniones, fotos, etc., tal como las flagelaciones públicas de hace siglos. “Las campañas de vergüenza se multiplican y se dirigen no sólo a las instituciones poderosas y figuras públicas”, dijo Ronson en el New York Time.

Detrás de la pantalla

La denuncia por redes sociales cae fácilmente en linchamiento virtual, señaló Ronson.

¿Por qué? Muchas veces la gente se identifica con una denuncia y se adhiere a la causa de forma apasionada e irresponsablemente, responde Karen Pacheco, social media manager de Publicis Chile. “Nadie comprueba fuentes ni verifica hechos. Funar por redes sociales es tan fácil como hacer retuit o a emitir una opinión en 140 caracteres, y lo que lo hace aún más sencillo, es que se hace desde una zona de confort máximo (tras una pantalla), donde nadie ve tu cara y ni siquiera comprometes tu identidad si así lo deseas”.

Michele Ybarra, psicóloga del Centro de Investigación en Salud Pública Innovadora (CiPHR) en EE.UU., que estudia el tema, dice a La Tercera que hay un efecto de desinhibición con la pantalla. Se está más alejado de la gente cuando se mira una pantalla que cuando se mira el rostro de una persona, aclara, “por ello, pueden ser más propenso a decir cosas que no dirías a la cara. Esto es peor en ambientes donde se crea de forma anónima”.

Mónica Peña Ochoa, directora de investigación de la Facultad de Psicología la U. Diego Portales (UDP), dice que las redes sociales no generan especialmente este tipo de respuestas, sino que son el reflejo de un modelo competitivo y agresivo en todas las áreas de la comunicación. “El modelo social y económico chileno se basa en la competencia y eso genera mucha agresividad, un ‘ellos contra nosotros’ que define una sociedad donde el temor a lo distinto y el ataque como defensa priman”, dice.

Si en Internet se dice que alguien está equivocado, no hay mucho que se pueda hacer. Y si bien no hay una agresión física, los comentarios pueden ser brutales  tanto para la reputación, como el entorno familiar e incluso la carrera.

Para Patricio Celis, psicólogo de la UDP, rivalizar es clave para construir la propia identidad. “Defender el pensamiento es una necesidad, en las pautas de convivencia que permiten la construcción de un lazo que posibilita la coexistencia sin destruirnos”.

Pero esa convivencia se tensiona en una lógica de mercado, dice Celis. “Se destruye el lazo social y se exalta el valor de la competencia. Prevalece el cálculo egoísta por sobre cualquier forma de relación entre personas. El otro es percibido como un potencial competidor que hay que derribar, ya que aspira a lograr por todos los medios lo mismo que uno”.

Lo comprueba Ronson. La mayoría de sus entrevistados  fueron despedidos por sus transgresiones en línea. “En las redes sociales no existe elderecho a error”.

Fuente de la noticia: http://www.latercera.com/noticia/tendencias/2016/09/659-694838-9-libro-retrata-como-las-redes-sociales-hoy-son-un-tribunal-de-linchamientos.shtml

Fuente de la imagen: http://static.latercera.com/20160831/2328865.jp

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La poesía como alternativa para reflexionar sobre la crisis ambiental.

América del Norte/México/Fuente:http://vialibrechiapas.com/

Por: Sonia Olivares

Para superar la crisis ambiental es necesario formar una sociedad diferente, sin aspiraciones materiales y que busque el ser en comunidad, con la familia, tierra y el mundo, considera Felipe Reyes Escutia, docente e investigador del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH).

“Respecto a los problemas de deforestación y contaminación, la ciencia y la técnica describen realidades, plantea soluciones tecnológicas, materiales y medibles, pero no nos ayudan a comprender la profundidad espiritual humana de los mundos que estamos construyendo”.

Por consiguiente el acercamiento de las artes a la formación ambiental y la sustentabilidad  es concebible y posible, detalló Reyes Escutia, quien es coordina el Laboratorio-Taller de Educación Ambiental y Sustentabilidad de la UNICACH.

Sostuvo que la poesía  como expresión artística es un elemento fundamental y complementario a los aportes de la ciencia y tecnología, que da rumbo a la imaginación amorosa, sensible y espiritual de los artistas al conjunto de todo lo existente.

Muestra de lo anterior es el libro “Poesía para la sustentabilidad, humanidad y mundo en la poesía de escritores en Chiapas” editada por la UNICACH en 2010, que consta de una antología poética ambiental con textos de 23 escritores chiapanecos, como Rosario Castellanos, Joaquín Vázquez Aguilar, Heraclio Zepeda, Socorro Trejo, Armando Duvalier, Elva Macías, Oscar Oliva, Gabriel Balderas, Cesar Pineda por mencionar algunos.

Esta publicación surgió por la inquietud de un par de alumnos de la Licenciatura en Biología por expresar su talento artístico y relacionarlo con la ciencia.

Reyes Escutia resaltó la urgencia de formar científicos poetas y de poetas consientes de la realidad que vivimos, para ayudar a comprender y amar la tierra en que vivimos, hechos que nos son posibles desde el pensamiento objetivo.

Fuente: http://vialibrechiapas.com/la-poesia-alternativa-reflexionar-la-crisis-ambiental/

Imagen: http://vialibrechiapas.com/wp-content/uploads/2016/07/Unicach-1.jpg

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