España: El instituto de Castellón en el que los profesores firman un compromiso para no mandar deberes

Europa/España/17 Enero 2019/Fuente: El país

En dos cursos, el centro ha conseguido reducir el fracaso escolar un 10%. Argumentan que sin tareas, los alumnos están más motivados

«Los deberes generan desigualdades; hay alumnos que reciben ayuda en casa o familias que se pueden permitir pagar clases de apoyo, hay otras que no», explica Toni Solano, director del instituto Bovalar de Castellón, que en 2016 se declaró centro «sin deberes». Su objetivo era reducir la tasa de abandono escolar y después de dos años ya lo han conseguido. En el curso 2012-2013, un 50% de los alumnos de los distintos niveles de la ESO suspendieron más de cuatro asignaturas y repitieron, un porcentaje que este año ha bajado al 40%. De los 70 profesores del centro, 30 han firmado este curso un compromiso para limitar las tareas que los estudiantes deben resolver en casa.

«Los alumnos pasan entre seis y siete horas encerrados en el instituto. Ahora, sin deberes, vienen con más ganas y aprovechan mucho más el tiempo», cuenta Francesc Collado, profesor del centro, catalogado como CAES (Centros de Actuación Educativa Singular) por la asistencia de alumnos que viven en barrios marginales o presentan situaciones familiares complicadas. En su opinión, una de las peores consecuencias de los deberes es que gran parte de las horas lectivas se destinan a corregir esas tareas. «Entras en una dinámica errónea», añade.

España está entre los países en los que los alumnos de 15 años destinan más horas a los deberes en casa, según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). En España dedican 6,5 semanales frente a las 4,8 de media entre los países industrializados. En otros informes, ese mismo organismo apunta que puede abrirse una brecha entre alumnos con más o menos recursos —la renta de las familias es uno de los principales factores que influyen en el rendimiento de los alumnos— aunque defiende razones «muy sólidas» para asignar tareas después de clase como «ayudar a los estudiantes con dificultades», asegurar que lo retienen en su memoria a largo plazo o dar un estímulo adicional para los estudiantes de altas capacidades.

En el documento rubricado por los 30 profesores, que el centro llama «contrato» y que es voluntario, figuran algunos puntos como «no mandar deberes que supongan actividades de repetición o de respuestas basadas en la copia de datos» o «no encargar resúmenes ni esquemas si no se han trabajado los contenidos previamente en el aula».

«Los tiempos de la antigua escuela han pasado y la realidad actual exige nuevos retos educativos,  tanto metodológicos como organizativos, para dar respuesta a un alumnado con nuevos intereses y necesidades», expone el documento. Esas nuevas pedagogías consisten, por ejemplo, en el uso de dinámicas de trabajo colaborativo, que «mejoran la convivencia» y «motivan» a los alumnos, explica el director del centro.

Esas medidas se alinean con la Ley de Derechos y Garantías de la Infancia y la Adolescencia de la Comunidad Valenciana, que entró en vigor en diciembre e incluye una recomendación para que los deberes no «menoscaben» en primaria y secundaria «el derecho al ocio» de los estudiantes, para que que el exceso de tareas no reduzca el tiempo de juego. En ningún caso es de obligado cumplimiento para los centros.

«Los deberes tradicionales se basan, normalmente, en la repetición mecánica o en tareas que no están enmarcadas en un contexto real, no son una herramienta que sirva para mejorar el aprendizaje», sostiene Francesc Collado. Otro de los indicadores del éxito de la medida, según la dirección del instituto, es el descenso en el número de expedientes disciplinarios: de los 28 de 2016 a los 11 de 2018. Las incidencias en el aula —problemas entre alumnos o entre estudiantes y profesores— también se han reducido en ese periodo: de 164 a 37.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/01/16/actualidad/1547653922_157075.html

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‘La hora de los deberes’: La película que demuestra la ineficiencia del sistema educativo

Reseña/02-05-2018

Un tiempo que debería servir para jugar y disfrutar de la relación paterno-filial, se convierte en una tortura durante los cuatro años filmados por el director Ludovic Vieuille.

«60 minutos. Es el tiempo que tardo en hacer los deberes con mi hijo Angelo. Los días pasan marcados por el ritmo de esta hora que pasamos juntos. Una hora que siempre alarga la jornada laboral. Una hora que pasa, que nos apremia, que se resta y que luego nos falta. Una hora que, a veces, no es suficiente«.

Así justifica una voz en off introductoria el título de esta película dirigida por el cineasta francés Ludovic Vieuille, un sumario de esas horas diarias dedicadas a las tareas escolares a lo largo de cuatro años cruciales en la vida de su hijo Angelo.

¿Acaso la inteligencia de un niño puede medirse por la rapidez en cantar la lección del próximo examen? ¿Por su capacidad para permanecer inmóvil en una silla? ‘La hora de los deberes‘ pone en tela de juicio los métodos de un sistema que en lugar de servir para fomentar el hambre de aprendizaje de los niños y niñas, se ha convertido en una máquina de robots. Y si los códigos que utilizan para acercarse a la vida no encajan en ese sistema, se les excluye de él y, con ello, se les arrebata la oportunidad de, por qué no decirlo, constituirse como ciudadanos de pleno derecho.

La perspectiva adulta de Ludovic le permite adelantarse a ello, previsualizar con temor las consecuencias que tendrá en la vida de su hijo quedarse atrás en la carrera por el mejor expediente académico. Pero, sobre todo, se pregunta hasta qué punto está desaprovechando unas horas fundamentales en hacer unos deberes que no motivan ni a su hijo ni lo motivaban a él cuando tenía su edad, en lugar de dedicar ese tiempo a disfrutar el uno del otro.

A Angelo las tareas escolares no deberían llevarle más de una hora diaria (al menos eso según su profesora), sin embargo, la mayoría de los días terminan duplicándose. Mientras el padre coge el diccionario para descifrar qué demonios es el cociente de la división euclídea o una oración de relativo, transcurren cuatro años fundamentales en la vida de ese niño. Y, como en la suya, en la de muchos otros que no encajan en un sistema educativo que acumula cada curso un nivel de fracaso escolar de más de un 10%.

Para los profesores, Angelo no es más que eso, un obstáculo en las estadísticas de excelencia. Para el sistema educativo, un número grueso dentro de ese 10%. Para su padre, Angelo es un niño inquieto y creativo que queda fuera de un sistema que elimina toda diversidad. Para Angelo, su fracaso en la institución escolar podrá tener consecuencias irremediables en su autoestima y desarrollo emocional.

 A continuación puedes ver el tráiler de la película

Fuente: http://www.fotogramas.es/peliculas-para-ninos-cine-infantil/la-hora-de-los-deberes-pelicula-Ludovic-Vieuille

 

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