Reseña/02-05-2018
Un tiempo que debería servir para jugar y disfrutar de la relación paterno-filial, se convierte en una tortura durante los cuatro años filmados por el director Ludovic Vieuille.
«60 minutos. Es el tiempo que tardo en hacer los deberes con mi hijo Angelo. Los días pasan marcados por el ritmo de esta hora que pasamos juntos. Una hora que siempre alarga la jornada laboral. Una hora que pasa, que nos apremia, que se resta y que luego nos falta. Una hora que, a veces, no es suficiente«.
Así justifica una voz en off introductoria el título de esta película dirigida por el cineasta francés Ludovic Vieuille, un sumario de esas horas diarias dedicadas a las tareas escolares a lo largo de cuatro años cruciales en la vida de su hijo Angelo.
¿Acaso la inteligencia de un niño puede medirse por la rapidez en cantar la lección del próximo examen? ¿Por su capacidad para permanecer inmóvil en una silla? ‘La hora de los deberes‘ pone en tela de juicio los métodos de un sistema que en lugar de servir para fomentar el hambre de aprendizaje de los niños y niñas, se ha convertido en una máquina de robots. Y si los códigos que utilizan para acercarse a la vida no encajan en ese sistema, se les excluye de él y, con ello, se les arrebata la oportunidad de, por qué no decirlo, constituirse como ciudadanos de pleno derecho.
La perspectiva adulta de Ludovic le permite adelantarse a ello, previsualizar con temor las consecuencias que tendrá en la vida de su hijo quedarse atrás en la carrera por el mejor expediente académico. Pero, sobre todo, se pregunta hasta qué punto está desaprovechando unas horas fundamentales en hacer unos deberes que no motivan ni a su hijo ni lo motivaban a él cuando tenía su edad, en lugar de dedicar ese tiempo a disfrutar el uno del otro.
A Angelo las tareas escolares no deberían llevarle más de una hora diaria (al menos eso según su profesora), sin embargo, la mayoría de los días terminan duplicándose. Mientras el padre coge el diccionario para descifrar qué demonios es el cociente de la división euclídea o una oración de relativo, transcurren cuatro años fundamentales en la vida de ese niño. Y, como en la suya, en la de muchos otros que no encajan en un sistema educativo que acumula cada curso un nivel de fracaso escolar de más de un 10%.
Para los profesores, Angelo no es más que eso, un obstáculo en las estadísticas de excelencia. Para el sistema educativo, un número grueso dentro de ese 10%. Para su padre, Angelo es un niño inquieto y creativo que queda fuera de un sistema que elimina toda diversidad. Para Angelo, su fracaso en la institución escolar podrá tener consecuencias irremediables en su autoestima y desarrollo emocional.
A continuación puedes ver el tráiler de la película
Fuente: http://www.fotogramas.es/peliculas-para-ninos-cine-infantil/la-hora-de-los-deberes-pelicula-Ludovic-Vieuille