Los seis sindicatos de docentes universitarios, que alcanza también a los docentes de los colegios preuniversitarios, rechazaron ayer la nueva propuesta salarial del gobierno
Argentina/05 mayo 2016/Autora: Luciana Vázquez/ Fuente: La Nación
rata de la tormenta perfecta y no está protagonizada por George Clooney sino por el ministro de Educación nacional Esteban Bullrich que enfrenta un oleaje mayúsculo del sistema universitario público, que representa el 80 por ciento del alumnado universitario total, sumando privados y estatales. El otro 20 por ciento de alumnos asiste a universidades privadas.
El epicentro pasa por el reclamo de los gremios docentes, que exigen una actualización salarial urgente y significativa, y por las movidas estratégicas de los hombres fuertes del sistema, los rectores de las universidades nacionales, que demandan fondos para paliar el aumento de tarifas que los deja al borde la luz cortada por falta de pago y observan con actitud vigilante la marcha de las paritarias docentes universitarias mientras ejercen su poder con astuta discreción y juegan sus fichas en el tablero de la política nacional.
Ayer fracasó la sexta negociación paritaria entre el gobierno y los docentes universitarios y lo más grave: en plena negociación y avanzando mayo, el mes en que vence el acuerdo salaria de 2015, ni siquiera se fijó fecha para una nueva mesa paritaria.
Conadu Histórica convocó al paro desde el lunes próximo por cinco días. Conadu, para el jueves 12 y viernes 13. Y habrá marcha nacional de docentes universitarios el jueves 12.
«El plazo para nueva reunión es el viernes 13: si no se acuerda algo para esa fecha, el aumento no podrá arrancar en junio, cuando debería estar en vigencia la nueva paritaria», dice contundente la secretaria adjunta de Conadu, Verónica Bethencourt. El tiempo apremia.
En la reunión fallida estuvieron, por el gobierno, el responsable de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU), el abogado Albor Nikki Cantard, y la subsecretaria Danya Tavela, y por los docentes, los seis gremios de docentes universitarios que participan de las paritarias de ese nivel educativo -Conadu, Conadu Histórica, CETERA, Federación de Docentes de las Universidades (FEDUN), FAGDUT (la Asociación Gremial Docente de la UTN) y la Unión de Docentes Argentinos (UDA)- en un sexto intento para llegar a un acuerdo salarial que disipe al menos uno de los frentes de tormenta del mundo universitario.
Sin embargo, una vez más quedó astillada la mesa de negociación y el tiempo para el diálogo que supone la paritaria, roto. La responsabilidad es compartida: con los niveles de inflación presentes luego de los tarifazos, el gobierno tiene pocos argumentos para retacear puntos porcentuales y postergar la segunda cuota de aumentos hasta diciembre.
Por el lado de los sindicatos más combativos, siguen convencidos de que la presión del paro durante días en plena negociación paritaria les da más fuerza. Lo cierto es que no: obtienen lo mismo, poco, que los sindicatos que menos paros hacen.
En el medio, los más afectados con distintas intensidades según el acatamiento en cada caso: los estudiantes universitarios, 1.480.000 alumnos que asiste a las universidades públicas, según cifras provistas por el ministerio de Educación nacional, y especialmente los más de 37.000 mil alumnos de los 63 colegios secundarios dependientes de las universidades, según cifras de la Dirección Nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa (DINIECE), que en algunos casos también cuentan con nivel inicial y primario.
Son decenas de miles de adolescentes, chicos de primaria y jardín de infantes, perjudicados por un conflicto salarial que se prolonga por más de un mes y que los deja boyando día a día, desconcertados en un tiempo sin forma escolar. La escolaridad obligatoria exigida por la Ley de Educación Nacional vigente, incumplida una vez más. Un delito por el que nadie nunca paga ningún costo. La naturalización del paro docente se ha vuelto una costumbre argentina.
¿Qué quieren los gremios?
Entre el 40 y el 45 por ciento de aumento para alcanzar el nivel de inflación acumulada desde octubre de 2015. Esos son los techos aspiracionales de los gremios de más peso entre los profesores universitarios: la Conadu, de perfil más negociador, más prudente en el llamado al paro, demasiado cercana al kirchnerismo en los años anteriores y más opositora ahora con el macrismo según sus críticos, y la Conadu Histórica, más combativa pero demasiado intransigente, dicen gremialistas que cuestionan su dureza con los paros que afectan a chicos.
La diferencia de perfil se nota en la cantidad de paros docentes convocados desde marzo: 4 paros Conadu contra 14 de Conadu Histórica sin prurito alguno ante la negociación en marcha, con algunos llamados comunes a la huelga. Otro dato: Conadu Histórica no firmó la paritaria cerrada en 2015.
La realidad es que los dirigentes gremiales saben que los techos que buscan son una utopía: no los van a obtener. Son realistas, se conforman con menos pero en ciertas condiciones.
El secretario general de Conadu Histórica, Luis Tiscornia, explica: «Una negociación razonable estaría en un punto intermedio entre el piso del 34 o 35 por ciento de la negociación de los otros niveles educativos (primarias y secundarias provinciales), para poner los pies en la tierra, y el 45 por ciento que estamos pidiendo». Y agrega: «Vidal arregló en provincia 34 por ciento de aumento desdoblado pero la segunda cuota es en agosto. Bullrich propone diciembre para cobrar en enero de 2017. Una locura».
Bethancourt, de Conadu, también parte de las paritarias de primaria y secundaria. «Ellos lograron más de 30 por ciento según la provincia, la primera cuota fue en marzo retroactivo a febrero y la segunda en agosto, que se cobra en septiembre. Pero a nosotros nos quieren dar el 15 a partir de mayo. es decir los primeros meses nada y el otro 15, a diciembre».
La retroactividad del aumento es una condición innegociable para los gremios. Para Conadu Histórica, desde marzo; Conadu no especifica plazos.
En la mesa paritaria de ayer, la oferta del gobierno no fue muy distinta a la reunión fracasada del lunes: suba del 15 por ciento para mayo más un porcentaje según el cargo docente, que en el caso del profesor titular es un aumento del 1 por ciento, todo a percibir en junio; 2 por ciento por título de posgrado a cobrar en julio, 5 por ciento en octubre a cobrar en noviembre y 11 por ciento diciembre para diciembre, a cobrar en enero. Treinta y cuatro por ciento en total. Nada de retroactividad. Y que la paritaria dure hasta el 31 de marzo de 2017. Los gremios rechazaron la oferta de plano.
El porcentaje del aumento acerca a las partes pero el factor innegociable es la retroactividad y el plazo de la segunda cuota: diciembre, jamás. A lo sumo, agosto, como los docentes provinciales.
Bullrich tiene otro análisis y el lo hizo público: que el aumento representa en realidad el 51,86 por ciento interanual, según explicó en Radio Continental.
¿Cómo llega a ese número? Desde el ministerio de Educación nacional responden: suman los aumentos obtenidos cobrados desde junio del año pasado y en todo 2015, pues la paritaria cerrada el 31 de mayo de 2015 todavía está vigente, a los aumentos que ofrecen ahora, antes del nuevo cierre de paritaria en este mes. «Es un análisis falaz», dice Bethencourt.
Gobierno y algunos gremios como Conadu Histórica, coinciden en que las paritarias universitarias deberían volver a hacerse antes del inicio del ciclo escolar. Fue en 2015, a instancias del ministro de Educación Alberto Sileoni, que empezaron a fijarse de junio a junio con el apoyo de Conadu entre otros gremios.
¿Quiénes son los más afectados?
«Es un problema que la paritaria universitaria se discuta a nivel de los docentes de las facultades. Las escuelas preuniversitarias quedan como los últimos vagones del tren». Así lo explica el rector del Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA), Gustavo Zorzoli.
En el Nacional Buenos Aires, por ejemplo, ya llevan perdidos 14 días de clase por paros, que llegaron a tener 85 por ciento de adhesión, desde que comenzó el ciclo lectivo a mediados de marzo. Las autoridades del colegio buscan organizarse pese a todo. Pero es difícil.
El Buenos Aires implementó una grilla que cuelga en su página web por la noche, cada víspera de paro docente, para que los profesores que no adhieren a la huelga anuncien si dan clases o no: casillero verde es clase; casillero vacío, paro.
Los 2100 adolescentes del Buenos Aires y sus padres viven en la incertidumbre total desde el 14 de marzo cuando arrancó su año escolar. Nunca saben si habrá o no habrá clases, cuántas horas, qué profesor adhiere.
«Ni loco voy por una hora», le dice un alumno de primer año a su madre. Hay paro y el chico vio la grilla: tendrá una sola hora de clase al día siguiente y si no va, ausente. El valor percibido de la hora de clase cae en picada entre los adolescentes en este contexto, que viven en unas vacaciones continuas «interrumpidas» por las pocas horas efectivas de clase.
De los 38 días hábiles de clases, el Buenos Aires sólo tuvo 22. Perdió 16, 14 por el paro, 1 por el operativo de seguridad de Obama en el microcentro, el barrio del colegio, y otro por limpieza luego de medidas de fuerza de los no docentes.
«Más allá de la cuenta de los días, para mi hijo y mi familia las clases en verdad no empezaron. Ir a la escuela es otra cosa. La dispersión de los chicos con este conflicto es enorme y es un problema para la continuidad de cualquier proceso de aprendizaje», dice el doctor en Historia, docente universitario e investigador del CONICET Luciano de Privitellio, que tiene un hijo en el Buenos Aires.
Las autoridades del colegio ya anunciaron que deberán acortar contenidos y cambiar los plazos de cierre de notas.
Ante el conflicto, la reacción de las familias de los colegios universitarios es variada. En el CNBA, un grupo nutrido de padres tomó una actitud activa, dialogó con AGD Conadu Histórica, el gremio más fuerte en el colegio, enloqueció a Bullrich por su famoso whatsapp, redactó un comunicado , juntó firmas de padres y logró una reunión de 50 minutos con Cantard y Tavela el lunes último.
«Miles de niños y adolescentes del país están en sus casas cuando deberían estar en la escuela sin que las autoridades nacionales hayan dado hasta el momento algún signo de preocupación al respecto», decía el comunicado.
En San Juan un grupo de padres de alumnos de colegios preuniversitarios analizaban una acción judicial directamente: un pedido de amparo ante la justicia federal para que garantice el derecho a la educación de sus hijos. Lo mismo habían hecho en 2014.
Otros padres prefieren mayor distancia respecto de los sindicatos y esquivan que la posición de padres dentro de la comunidad educativa equivalga a una adhesión partidaria o sindical. No quieren «ser usados» y reducir el rol de los padres a intereses políticos que les resultan ajenos.
Los profesores de los colegios preuniversitarios votan entre hoy y mañana sobre la adhesión al paro de la semana próxima.
Fuente de la Noticia:
http://www.lanacion.com.ar/1895818-el-paro-docente-ya-afecta-a-un-millon-y-medio-de-universitarios
Información de la Foto: Soledad Aznárez