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Entrevista a Juana Gallego: «Los hombres siguen siendo noticia por lo que hacen y las mujeres por lo que son»

Feminismo & Medios de Comunicación
«Los hombres siguen siendo noticia por lo que hacen y las mujeres por lo que son»
Anna Flotats
Público.es
Entrevista a Juana Gallego directora del Observatorio para la Igualdad de la UAB.
Dice Juana Gallego: «Más mujeres dirigiendo medios no garantizan el abandono de discursos machistas»
Juana Gallego lleva más de 30 años estudiando cómo los medios hablan y escriben de las mujeres, analizando qué destacan de ellas y cómo abordan los temas que verdaderamente las influyen. Directora del Observatorio para la Igualdad de la UAB y codirectora del Máster de Género y Comunicación de esta misma universidad catalana, Gallego insiste en que las mujeres siguen siendo tratadas como objetos en vez de sujetos y que los medios de comunicación —incluidos los digitales— «frenan el avance hacia la igualdad» porque reproducen estereotipos machistas ya superados en muchos ámbitos de la sociedad.

La autora de De reinas a ciudadanas. Medios de comunicación, ¿motor o rémora para la igualdad? (Aresta, 2013) advierte además de que la presencia femenina tanto en las redacciones como en los puestos directivos de los medios no es garantía de que las noticias que publiquen tengan una perspectiva de género.

¿Cuál es la responsabilidad de los medios de comunicación en la prevalencia del machismo en España?

Los medios contribuyen al mantenimiento del esquema patriarcal que aún nos rige porque ponen de relieve aspectos machistas con demasiada facilidad. Por un lado, siguen dando pábulo a las visiones de los supuestos agresores en casos de violencia machista, restando credibilidad a las víctimas y dando voz a meras opiniones. Por otro, los medios no se centran en los problemas reales de las mujeres. Dan mucha relevancia a temas superficiales en los que están implicadas muchas mujeres —la moda, la belleza y el cotilleo— y eso ayuda a reforzar la idea de que sólo (o sobre todo) nos preocupan ese tipo de asuntos. Los artículos triviales sobre mujeres son una constante en los medios. En cambio, los temas verdaderamente importantes para las mujeres —la conciliación, la brecha salarial o la violencia de género— no tienen la relevancia suficiente.

¿Los medios de comunicación son, por tanto, un freno para la igualdad?

Sí. Porque parece que tengan reparos en abordar los temas realmente importantes. Serían motor de cambio para la evolución de la sociedad si pusieran de relieve aspectos de fondo. Sin embargo, frenan el avance porque, al centrarse en superficialidades, reproducen viejos estereotipos sobre las mujeres. El cambio fundamental en el rol de las mujeres es uno de los más importantes del siglo XX y lo seguirá siendo en el siglo XXI, pero los medios no están a la altura. Aún no se ha hecho un balance de lo que ha significado el cambio de las mujeres en los últimos 30 años. Se sigue reproduciendo el mismo esquema del pasado y como los medios no visibilizan este cambio están dando a entender que no hemos cambiado.

Echando la vista atrás… ¿no ha habido ningún avance?

Ha habido un avance y un retroceso simultáneo. Por ejemplo, en lo referente a la violencia machista, hay temas que son tratados con mayor sensibilidad, pero algunos medios siguen reproduciendo estas noticias como un mero suceso, sin entrar en la profundidad de lo que está ocurriendo. Por ejemplo, en el reciente caso de Alfons Quintás, muchos medios están dando relieve a la trayectoria profesional de una persona que no es noticia por otra cosa que por asesinar a su exmujer. No se debería realzar su figura porque ha cometido un crimen y, por tanto, hay que tratar el tema como un asesinato más en el contexto de un problema más amplio que es la violencia contra las mujeres. Falta un relato que explique no sólo qué pasa sino por qué pasa. Según el último informe anual de la profesión periodística de la Asociación de la Prensa de Madrid, sólo el 10,9% de los puestos directivos en los medios de comunicación están ocupados por mujeres, mientras que ellas son mayoría en las redacciones (51,8%).

¿Explica eso la falta de perspectiva de género en las informaciones?

Que haya más mujeres en los cargos directivos de los medios de comunicación no garantiza que se acaben los discursos machistas. No por culpa de las mujeres, ellas no son las responsables. Lo que hay que cambiar no es tanto la proporcionalidad en las redacciones o el género en los cargos directivos (aunque estaría muy bien que hubiera más mujeres en los mandos), sino el propio discurso. Es decir, lo que consideramos importante y lo que no, la mirada y el enfoque sobre los temas que nos interesan, las rutinas profesionales. Ahí está el problema. Por eso no es imprescindible que sean mujeres las que ocupen los cargos directivos. No hay que mezclar el aumento del porcentaje de mujeres en todos los niveles profesionales de los medios de comunicación con la reproducción de estereotipos convencionales y anacrónicos. Las mujeres asumen la cultura profesional del sector, hacen suya esa cosmovisión de género dominante que aún es androcentrista, pero no las culpo por ello. A menudo son deslegitimadas en su entorno laboral cuando intentan plasmar otra visión («este tema ya lo hemos dado, ya está la feminista dando la tabarra») y por eso muchas prefieren no significarse.


¿Cuál es la manera, entonces, de que los medios publiquen noticias donde las mujeres tengan discurso, donde sean protagonistas o expertas y no meros objetos?

El camino es que las mujeres que lleguen a los puestos directivos sean feministas, que sean conscientes de esta desigualdad y que la entiendan como un problema colectivo. Muchas mujeres afirman que nunca se han sentido discriminadas en el trabajo, pero luego cuentan como si tal cosa que sus compañeros hombres han ascendido más rápido que ellas. Eso ya es discriminación. En un orden patriarcal y androcéntrico como el nuestro, las mujeres tenemos que trabajar el doble para demostrar nuestra valía y ascender.

¿Es acertado pensar que hay una manera femenina de mandar? ¿Que hombres y mujeres ejercen el poder de modo diferente?

Habría mucho que analizar sobre este tema, pero lo primordial es que las mujeres no tenemos referentes. No ha existido ninguna sociedad donde las mujeres hayan ejercido el poder, así que cuando llegan a puestos de responsabilidad tienen que inventarse la manera de mandar. Algunas reproducen esquemas masculinos y mandan con autoridad, otras son más dúctiles y ejercen el poder de manera más horizontal y democrática… Cada una hace lo que puede, pero siempre son juzgadas. A Margaret Thatcher —que optó por el primer modelo— la llamaron «mujer de hierro», de Condolezza Rice se decía que mandaba «con puño de hierro en guante de seda» y Angela Merkel es aceptada porque gobierna como los hombres creen que las mujeres tienen que gobernar. Se adapta a ese papel y no destaca su feminidad porque si lo hiciera, la censurarían. La sociedad quiere que las mujeres seamos niñas monas y buenas. Si te ajustas a este modelo, te apoyan. En cambio, si te muestras como una mujer capaz de pensar por sí misma y no te sometes al cliché de la niña mona y buena, te cuestionan.

Y los medios también se apuntan al cliché de la niña mona y buena.

Exacto. Es muy difícil encontrar noticias en las que los hombres no hagan nada. Nunca están posando, siempre están haciendo algo y, por tanto, las noticias destacan esa acción. En cambio, lo que los medios ponen de relieve sobre las mujeres no es lo que hacen sino lo que son. Vivimos un tránsito en el que las mujeres están dejando de ser objetos para pasar a ser sujetos. Hasta que las mujeres no sean representadas siempre y exclusivamente como sujetos, el discurso sobre ellas no cambiará.

¿Cree que algún día las mujeres serán consideradas como sujetos en la publicidad?

No lo creo, lo veo muy difícil. En publicidad, las mujeres actúan como objetos y son despedazables. El cuerpo femenino se hace piezas y todas ellas tienen significado porque forman parte de un objeto que se puede desmontar: el pelo, los ojos, un hombro, los pies, una rodilla… En cambio, los hombres, al ser sujetos, no son despedazables. Siempre están completos. Por eso es tan difícil utilizar el cuerpo masculino en publicidad, salvo en los anuncios de maquinillas de afeitar en los que se muestra su mentón. Los hombres anuncian calzoncillos, pero muy pocas veces los spots muestran únicamente sus partes genitales o sus glúteos. Aunque esté anunciando calzoncillos, el cuerpo del hombre se ve completo. El de la mujer se ve a trozos.

¿Qué papel juegan en esa visión de las mujeres las llamadas revistas femeninas?

Desgraciadamente, se han convertido en un catálogo publicitario y están centradas absolutamente en la belleza y la moda. Han dejado de lado cualquier otro tema de interés para las mujeres, no hablan de feminismo, ni la situación de las mujeres en el mundo… Todas están cortadas por el mismo patrón y no hay ninguna que realce nada que no sea la belleza o la moda.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=221288&titular=%22los-hombres-siguen-siendo-noticia-por-lo-que-hacen-y-las-mujeres-por-lo-que-
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Libro: «Somos tierra, semilla, rebeldía: mujeres, tierra y territorio en América Latina» de Claudia Korol

Un recuento de las luchas de las mujeres en América Latina desde sus comunidades y organizaciones, partiendo del cuestionamiento al capitalismo patriarcal, que agrega a la expropiación de las tierras que sufren el campesinado pobre y los pueblos originarios la división sexual del trabajo por la cual se invisibiliza el trabajo de las mujeres.

Presentamos el libro Somos tierra, semilla, rebeldía: mujeres, tierra y territorio en América Latina que realiza un recuento de las luchas de las mujeres en América Latina desde sus comunidades y organizaciones, partiendo del cuestionamiento al capitalismo patriarcal, que agrega a la expropiación de las tierras que sufren el campesinado pobre y los pueblos originarios la división sexual del trabajo por la cual se invisibiliza el trabajo de las mujeres, tanto el trabajo en la casa como en las pequeñas unidades agrícolas.

El acceso a la tierra es uno de los problemas más graves que enfrentan las mujeres rurales en América Latina y en el mundo, y está en la base de muchos otros problemas “invisibles” para la sociedad. Sus consecuencias e impacto abarcan a todas las mujeres y en general, a la humanidad entera y a la naturaleza.

A partir de allí recorre el camino del movimiento de mujeres por el reconocimiento de su trabajo, por la valorización de la agricultura campesina y por la búsqueda de garantizar el acceso de las mujeres campesinas a la tierra y la lucha por una reforma agraria integral, la soberanía alimentaria y la agroecología.

Claudia Korol es militante feminista e integrante del Colectivo de Educación Popular Pañuelos en Rebeldía y del Centro de Investigación y Formación de Movimientos Sociales Latinoamericanos.

Este libro es una coedición de GRAIN, Acción por la Biodiversidad y América Libre.

Para acceder a la publicación (PDF) haga clic en el enlace a continuación y descargue el archivo:

http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Somos_tierra_semilla_rebeldia_mujeres_tierra_y_territorio_en_America_Latina

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La violencia machista 364 días

Por: Lidia Falcón

Ante las declaraciones formales de la Ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, que los partidos políticos crearán un subcomisión para elaborar un Pacto de Estado sobre la violencia machista, creo imprescindible que se tengan en cuenta las deficiencias que padece la actual Ley de Violencia de Género y plantearse seriamente de qué forma se va a modificar ésta.

Después de la celebración del día Internacional de No Más Violencia contra la Mujer, que se ha convertido, por fin, en referencia de la sociedad civil, de los medios de comunicación y de las instituciones políticas para repudiar los feminicidios y el maltrato a las mujeres, hemos de plantearnos que política habrá que poner en práctica para que no se repitan anualmente las horribles cifras de feminicidios y maltrato a la mujeres. Para lograr la concienciación social, todavía muy débil, de esta terrible lacra, hemos trabajado incesantemente las asociaciones de mujeres y el Partido Feminista, durante décadas, para denunciar el machismo de una cultura insensible al sufrimiento de los más débiles. Pero, desdichadamente, lo que ha conseguido que se celebren manifestaciones, concentraciones, asambleas y denuncias de esta infame situación, ha sido la montaña de asesinadas que acumulamos en los últimos decenios.

Como no existen estadísticas anteriores no podemos comparar con las cifras del siglo pasado, pero sí tenemos constancia, tristemente, de que desde la aprobación de la Ley de Violencia de Género, el 28 de diciembre de 2004, en estos doce años, se ha asesinado a 1.400 mujeres, aparte de los malos tratos físicos continuados que más de 2.500.000 padecen, y las humillaciones, las violaciones y los abusos sexuales. Con una tolerancia social y una enorme indiferencia, cuando no hostilidad contra las víctimas, por parte de la policía y de la Administración de Justicia.

Por ello, es inadmisible que tanto por los dirigentes políticos del PSOE como del PP se utilicen argumentos que pretenden eludir la responsabilidad de quienes han gobernado largos periodos de tiempo, y han sido los artífices de la aprobación de la Ley. Las declaraciones que últimamente han realizado diversas representantes de ambos partidos suscitan la desconfianza de cual será el contenido final de ese que llaman pomposamente Pacto de Estado.

La primera argumentación que utilizaba una parlamentaria del PSOE es que las mujeres no denuncian el maltrato, y sin que conste la denuncia es imposible que las instituciones se pongan en marcha para protegerlas. Pero eludió explicar por qué el 28% de las asesinadas habían denunciado y en algunos casos hasta tenían orden de alejamiento o de protección, y cómo tanto las fuerzas del orden como los juzgados las abandonaron a su suerte.

Y tampoco se investiga la causa de que ese 72%  de víctimas no hubiera acudido a la policía o a la judicatura para pedir protección. Si realmente, tal como nos cuentan algunas diputadas feministas, en la denuncia estriba la solución, cómo es posible que la mayoría de mujeres que están sufriendo el infierno de los malos tratos habituales no corran a cobijarse bajo el poder omnímodo de policías, fiscales y jueces. Excepto que se remitan al masoquismo femenino que sirve a psicoanalistas y psicólogos para despreciar a las mujeres.

Estas se encuentran en un estado de angustia y depresión extremo bajo la tortura de los malos tratos, pero no dejan de saber que esa supuesta protección institucional, que tanto proclaman políticos y medios de comunicación no es tal. Todas conocen el calvario de la amiga, la pariente o la vecina que acudieron a la Guardia Civil a explicar que su marido la amenazaba de muerte, para que les respondieran que fueran al juzgado civil a presentar una demanda de divorcio, y ser asesinada horas más tarde por su verdugo, como sucedió en Pollensa (Mallorca) el pasado 15 de agosto. Todas han vivido en su propia experiencia las horribles dilaciones de los procesos judiciales, y todas saben que después de una leve condena su maltratador estará en la calle persiguiéndola, acosándola y amenazándola nuevamente. Todas temen, con razón, que a raíz de la denuncia y del proceso consiguiente, el acusado sea más agresivo y peligroso porque seguirá en libertad con total autonomía para perseguirlas. Y todas saben que más del 60% por ciento de las órdenes de alejamiento que se reclaman no se conceden. Hay ciudades, que están catalogadas ya, en donde ningún juez concede ninguna orden de protección.

Pero esta situación no se produce casualmente por la falta de conciencia feminista de los jueces y policías, a los que hay que añadir los psicólogos, psiquiatras y asistentes y trabajadores sociales. La propia legislación está pensada, y así se aprobó, para hacer recaer en la víctima la carga de la prueba, para mantener la presunción de inocencia del maltratador más allá de toda duda razonable, para dar absoluta autonomía a los jueces en eludir su responsabilidad en la protección de las víctimas, para no pedir responsabilidades a los funcionarios de la administración que han abandonado a la mujer a su destino.

Entender por parte de los legisladores, ahora que se habla de un supuesto Pacto de Estado contra la violencia machista, que la primera medida que se ha de adoptar es modificar la Ley vigente para que obligue a jueces, fiscales y policías a detener a los denunciados, a obligarles a probar su inocencia,  a dictar órdenes de alejamiento y protección en la mayoría de los casos, a prohibir el contacto de los menores con el padre maltratador o abusador, es imprescindible para avanzar mínimamente en la prevención y la punición del delito.

Es imprescindible también subvencionar a las víctimas y a sus hijos cuando no puedan mantenerse por sí mismos. Hay que dotar de medios económicos y humanos a los cuerpos y fuerzas de la seguridad del Estado, a la judicatura, a la fiscalía, a las unidades forenses, proporcionándoles no solamente espacios para trabajar y locales para celebrar juicios, con secretarias y ordenadores, sino fundamentalmente una educación basada en el respeto de los derechos humanos. Suponiendo que crean que las mujeres son seres humanos.

Y por supuesto, considerar que la víctima lo es solo por serlo, no por haberse casado o ajuntado con el maltratador como hace ahora la ley, discriminando a las que son género de las que sólo son mujeres.

De otro modo  ese tan publicitado Pacto de Estado no tendrá ninguna eficacia y cada 25 de noviembre conmemoraremos las asesinadas con manifestaciones y pomposas declaraciones de los responsables institucionales, y los otros 364 días del año las enterraremos.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2016/11/29/la-violencia-machista-364-dias/

Foto de archivo

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Argentina: En las escuelas técnicas también hay pollerazos

América del Sur / Argentina / 30 de octubre de 2016 Por: Tomás Davila y Rodrigo Puca

Las y los estudiantes de la escuela técnica 32 organizaron un pollerazo para conseguir el cambio al código de vestimenta machista.

Los estudiantes organizados en la comisión de género decidieron impulsar un pollerazo el jueves pasado para conseguir el cambio al código de vestimenta. Fue realizado tras comentarios machistas de preceptores tanto hombres como mujeres, hacia alumnas del colegio, provocando que las compañeras pasen un mal momento por estas actitudes. Además este pollerazo demostró que las compañeras no están solas en este cambio, que los compañeros también apoyan esta lucha.

En los recreos del turno mañana y en el turno tarde, estudiantes salieron al patio en polleras y vestido reclamando la igualdad y la libertad de vestimenta entre hombres y mujeres.

Desde la izquierda diario consultamos a Pamela, impulsora del pollerazo: “Queremos un cambio en el código de vestimenta, para mayor comodidad de los alumnos, y para acabar con los estereotipos, también para que dejen de poner de excusa, que la vestimenta de una persona, especialmente mujer, que se viste de tal manera, distrae a sus compañeros. Y también para acabar con el machismo que tanto hay en el colegio”

El machismo en las escuelas técnicas

En las escuelas técnicas el trato del día a día se vive de manera distinta, ya que el machismo que reina en estas instituciones es aún mayor que en el del resto de las escuelas.

En estos colegios la mayoría de los estudiantes son hombres y las mujeres son minoría, si a esto le sumamos la actitud de muchos profesores y el código de vestimenta machista, se puede observar una gran desigualdad en el trato que reciben los hombres con respecto a las mujeres.

Lo que sucede en las áreas de taller cuando termina el horario y hay que limpiar la sección, es que algunos profesores suelen elegir solo a mujeres para realizar esta tarea. Pero el machismo no se vive solo en la parte del taller, sino en todo el establecimiento. Los preceptores bajo órdenes de las autoridades y respaldados por el código de vestimenta actual, siempre se fijan más en la vestimenta de las mujeres que de los hombres, diciendo que tal vestimenta es “provocativa”. El comunicado de la Comisión de género del CET 32 dice al respecto que: “El hecho de que las mujeres no podamos usar un short corto, un top con el ombligo descubierto y demás sólo porque se cree que son una “distracción” para los compañeros hombres, nos deja en claro la cosificación sobre el cuerpo de la mujer, ya que es tratado sólo como un objeto sexual”.

Esta lucha no se trata nada más del código de vestimenta, ni solo de una pollera, si no que el cambio se tiene que dar desde la educación, por eso en las escuelas se necesita un espacio para hablar de la sexualidad e igualdad de género, para que el día de mañana salgamos a la calle respetando a las personas más allá de su sexualidad o su género.

Desde la izquierda diario consultamos a Zoe Criado, miembro de la Comisión de Género del CET 32: “Queremos el cambio al código de vestimenta porque estamos cansadas de que nos digan que nos tenemos que tapar porque provocamos a nuestros propios compañeros con una musculosa, porque estamos cansadas de tener que auto reprimirnos porque se supone que un hombro o una rodilla se considera provocativo, porque hay muchas chicas que tienen un cuerpo muy turgente y no tienen ropa para taparse, ¿por qué nos tenemos que tapar? ¿Por qué tenemos que ocultar lo que somos?¿ Por qué provocamos? ¿Por qué cierta ropa se considera provocativa para ir a la escuela y no para ir a comprar pan en verano con 40 grados de calor? ¿Saben que pasa? Que es mucho más sencillo reprimir a una chica y decirle que se vista de cierta forma que enseñarles a los chicos a respetarla y tratarla igual sin importar la forma en la que está vestida. Si una musculosa o un short se considera “provocativo” en mi propia escuela, ¿Por qué no se va a considerar de igual forma fuera de la misma? Eso quiere decir que es mi culpa si provoco a alguien solo por el hecho de llevar puesta una musculosa, un short, o un pantalón roto. Limitar a los alumnos a llevar obligatoriamente una específica manera de vestirse ¿no es represión, no es violencia? Muy leve lo sé, pero así empiezan las grandes cosas. Estuve hablando con mis compañeros y ninguno de ellos considera una musculosa o un pantalón corto provocativo. Esa excusa es vieja.”

Desde la Izquierda Diario también consultamos a Iván Toledo, vocero del CET 32 y militante de la Juventud del PTS: “Nosotros nos vamos a seguir organizando, hasta cambiar definitivamente el código de vestimenta, por uno que nos haga sentir libres y a gusto con nuestra propia vestimenta, sin distinción de sexo, también para que haya realmente educación sexual en el colegio, y por la definitiva apertura de otro baño para las compañeras mujeres que actualmente tienen uno solo y los hombres contamos con 3.”

Desde la Izquierda Diario también consultamos a Facundo(Tucu), integrante de No Vamo a Calmarno, participante del pollerazo: “ yo participe porque no me gusta como los preceptores tratan a mis compañeras solo por vestirse a su gusto, y como la ven tras estar en un colegio técnico, como soy hombre me dan mucha más libertad para vestirme como quiero en el colegio, yo pienso que todos los hombres deberíamos cuestionarnos por qué tenemos estos privilegios, como ir a educación física en pantalones cortos o musculosas, mientras que nuestras compañeras siempre tiene que venir en calzas por más calor que haga”.

Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/En-las-escuelas-tecnicas-tambien-hay-pollerazos

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