Por: Alberto Croce
Alberto César Croce
Secretario Nacional de la CADE
Presentación hecha en el marco del
Foro Internacional de Educación
organizado por la Campaña Boliviana por el Derecho a la Educación.
La Paz, Bolivia, junio de 2017
La defensa del derecho a la educación y los esfuerzos por ampliarlo, son parte fundante e identitaria de las Organizaciones y Movimientos Sociales que nos hemos comprometido con esta cuestión.
Aquellos que lo hacemos desde nuestra región sabemos que nuestro continente tiene por una parte demandas propias, pero también miradas particulares sobre las demandas comunes. Por eso hablo de la “densidad latinoamericana” de esta perspectiva. En esta presentación intentaré explicar por qué sostengo esta postura y cuál puede ser la agenda de las Organizaciones Sociales que luchamos por el derecho a la educación desde América Latina y el Caribe.
- Importancia de la memoria histórica por el derecho a la educación.
Amèrica Latina, nuestra Abya Yala ha vivido desde la conquista procesos de lucha, liberación, resistencia y emancipaciòn.
Nuestros pueblos son pueblos que se han mestizado en el conflicto casi permanente y en el abrazo de los pobres por su liberación. Negros, inmigrantes pobres, se han ido amasando en una gesta de amor, resistencia, creación y culturas, con la historia invadida de nuestros pueblos indígenas.
En ese proceso tan profundo como permanente, la educación fue jugando roles claves porque muchos de nuestros libertadores (los más o menos famosos o los más o menos anónimos) asì lo pensaron, desearon y construyeron.
Desde el genocidio que supuso la conquista, el gran “debate” sobre la humanidad de nuestros pueblos indígenas, implicó la realización de un debate que buena parte tuvo lugar fuera de nuestros territorios. Allí grandes prohombres lucharon para que se reconociera la dignidad humana de nuestros pueblos. Una vez logrado este objetivo, aquella las órdenes religiosas a las que pertenecían los que la defendían, lucharon para conseguir permisos para abrir escuelas.
Quiero decir que la educación en nuestra región apareció desde muy temprano como el derecho que garantizaba pero ademàs manifestaba la dignidad humana de las personas.
Los cabildos de nuestras ciudades tuvieron escuelas y maestros pagos, casi uno de los únicos servicios que garantizaban a una parte de la población.
La Universidades de Lima, Chuquisaca y Còrdoba también fueron un mojón siginificativo del lugar que la educación tuvo en nuestro continente.
Es importante destacar experiencias más cercanas que nos hablan de entender que los movimientos emancipatorios y de liberación siempre entendieron que en el campo de la educación se jugaba buena parte de su proyecto político.
Tanto Bolívar, con su maestro Simón Rodríguez, como San Martín, Sucre y otros… fueron promotores y defensores de una educación pública emancipatoria.
Un poco más cercanamente, experiencias como las de Pablo Freire, José Martí, la revolución Cubana y Nicaragüense, la escuela de Warisata… nos vuelven a hablar de la centralidad de la educación en estos procesos a la vez tan nuestros como valorados universalmente.
Las definiciones o concepciones más “técnicas” sobre educación, que se pueden hacer en otros países o continentes, no dan cuenta de estos procesos que se vivieron y se viven en nuestra América Latina.
De hecho, lo que conocemos como “educación popular” es como una marca característica de nuestra Abya Yala, aunque por supuesto no sea una exclusividad nuestra…
Contemporáneamente a nosotros, debiéramos destacar experiencias como la del Movimiento Sin Tierra y sus escuelas, la de los bachilleratos populares de Argentina, varios de los programas de alfabetización -destacando el Yo Si Puedo-, varias experiencias de educación rural o de educación radiofónica….que marcaron y marcan nuestras propias experiencias de la región.
Pero la historia no se detiene y la seguimos construyendo. Hoy vivimos tiempos con nuevos desafìos que debemos enfrentar. Más adelante en esta presentación me referiré a cuáles son estos nuevos retos que tenemos hoy por delante y por los que estamos luchando.
- El derecho a la educación en un proceso de integración regional
La Campaña Boliviana por el Derecho a la Educación (CBDE) ha hecho un esfuerzo muy grande para que en este encuentro estén presentes compañeros y compañeras de distintos países de ALC. No es solo para acercar y compartir distintas perspectivas y experiencias.
Nuestra presencia aquì también es un mensaje.
En el contexto actual es necesario que no dejemos de entendernos como una región en el mundo. Y que desde este lugar que ocupamos, procuremos hacer nuestro aporte, respetar nuestra identidad y defender y ampliar el derecho a la educación de nuestros pueblos.
Nuestros tiempos nos exigen asumir una responsabilidad muy grande por las condiciones que presenta el contexto internacional.
Tenemos dos tareas que nos comprometen como sociedad civil. Tenemos que defender derechos conquistados con mucha lucha, pero también tenemos que seguir profundizando la perspectiva del derecho a la educación desde nuestra propia identidad regional.
En buena parte de mundo hay un gran avance de las derechas que implica que se piense más en clave de libertades individuales que de derechos sociales.
Hay intereses muy grandes procurando defender intereses de grupos, corporaciones o sectores sociales muy minoritarios.
Podríamos decir que conviven en forma despareja actores que defienden una perspectiva de derecho con otros que sostienen una perspectiva de negocio.
Pero tenemos que reconocer que esas concepciones individualistas se han modernizado y se han vuelto más atractivas para grupos sociales más amplios.
Las nuevas formas de privatización son diferentes a las que se impulsaban hace 10, 20 o 30 años.
La búsqueda de sectores minoritarios pero poderosos de apropiarse de recursos de todos puso foco en la educación. En promedio, los pueblos destinan entre el 20 o el 30% de sus presupuestos públicos a rubros educativos. Es mucho dinero. Y algunos están mirando con mucha atención estos números que resultan sumamente atractivos para algunos intereses.
De a poco, grandes consultoras internacionales están haciendo grandes negocios con la educación.
Identificamos cuatro estrategias diferentes con objetivos similares:
- La privatización tradicional, que busca que escuelas que eran gestionadas por el estado pasen a ser gestionadas por grupos privados con criterios mercantiles.
- La negación de la necesidad, conveniencia o derecho de la gratuidad de la educación y la afirmación de que se debe que cobrar por ella.
- La “endo privatización”, que no busca privatizar la gestión misma de la escuela sino todo lo que pueda ser privatizado dentro de ella. En esta mirada, se visualiza al director más como un gerente que como un conductor pedagógico. Y se “venden” traslados de estudiantes, alimentación escolar, tecnologías diversas, equipamiento y vestimenta escolar, talleres complementarios, apoyo educativo, capacitación docente, sistemas de evaluación, sistemas de comunicación…
- El cuestionamiento al Sistema Educativo por caduco, ahora enfrentado con las posibilidades que podrían ofrecer las nuevas tecnologías. Un ejemplo son las escuelas de bajo costo que se están proponiendo en algunos países de Africa y otras regiones pobres. Pero también algunas modalidades de centros de formación tecnológica para introducir a jóvenes para el “nuevo mundo que se viene”.
Quisiera ahora poner la atención en los otros retos que tiene hoy la Sociedad Civil.
Me gusta decir que la tarea fundamental de las organizaciones es “ampliar las fronteras de los derechos”. Quizás allí esté lo central y específico de su identidad en las sociedades a las que pertenecen. Ni reemplazar al estado ni hacer “caridad”. Ampliar la conciencia social sobre los derechos de los pueblos y las personas.
¿Qué nos implica esto como organizaciones sociales desde América Latina y el Caribe y en el contexto global?
Vivimos en un mundo globalizado y cada vez más marcado por la desigualdad creciente y el consumo inconsciente. Nuestras reivindicaciones culturales no pueden implicar encerrarse en una burbuja artificial que no es querida por nuestros pueblos ni por buena parte de nuestras nuevas generaciones. ¿Cómo respetamos y cuidamos nuestra identidad pero siendo parte de un mundo real cada vez más diferente y que nos envuelve y arrastra?
Por otra parte, las nuevas tecnologías también nos atraviesan y desafìan a nuestras pedagogìas. Si no nos dejamos cuestionar por ellas, estamos en problemas ¿Cuál debe ser su lugar en la nueva educación con perspectiva de derechos?
La conciencia sobre qué implica hoy ser persona también se ha ampliado con nuevas dimensiones y sensibilidades. Por una parte, el lugar de la mujer y la perspectiva de género debe transformar aún más profundamente nuestras prácticas educativas, pero también tenemos que asumir las nuevas sexualidades, el derecho y la obligación de todas las personas a vivir con respeto a las diversidades más importantes.
También reconocer el lugar de las emociones, los sentimientos y las sensibilidades en el campo educativo. Ya no más una educación que se piensa sólo desde las cabezas. La educación “bancaria” no está hoy solamente desafiada por las pedagogías activas. También lo está por comprender y asumir que hay otras vìas para aprender que lo que “entra” por lo cognitivo…
Ampliar hoy el derecho a la educación de nuestros pueblos desde ALC nos lleva a seguir luchando para que todos tengan educación básica garantizada.
Esto exige ampliar el alcance de la educación inicial y ampliar la cobertura de la educación secundaria, buscando nuevos formatos transformadores que den respuestas a las diferentes juventudes.
Y prestar especial atención a las dimensiones del derecho a la educación de las niñas y las jóvenes, en sociedades aún muy enfermas de patriarcado y privilegios para los varones.
Las Organizaciones Sociales educativas seguimos exigiendo una educación multicultural bilingüe o plurilingüe, en especial pensando en nuestros pueblos indígenas.
Otro de los principales desafíos es profundizar en un modelo de educación emancipatoria que reivindique la calidad que se nos exige desde otros modelos. Tenemos que diseñar nuevos indicadores propios y modelos de evaluación que den cuenta de que no hay oposición entre educación emancipadora y calidad, en términos de la persona humana que concebimos quienes defendemos el derecho a la educación en América Latina.
Finalmente, hacemos referencia a la obligación que tenemos en estos tiempos de luchar por los aumentos de los presupuestos educativos. Las nuevas demandas sociales a la educación exigen mayor inversión que la que hasta ahora hemos tenido. Esto nos ha llevado a especializarnos en la consideración de estas cuestiones, que no eran parte de nuestras agendas, y adentrarnos en otras cuestiones colaterales pero necesarias, como la necesidad de expandir la conciencia de la Justicia Fiscal y el rechazo a las operaciones de lavado y fuga de divisas hacia las guaridas fiscales que enflaquecen los presupuestos nacionales. Por eso, muchos de nosotros participamos también de articulaciones globales y regionales que se ocupan y comprometen con estas temáticas.
- Diálogo e incidencia Sociedad Civil – Estado
El último punto de esta presentación nos lleva a reflexionar sobre un punto delicado pero importantísimo en esta lucha: Las relaciones que las organizaciones sociales tenemos con los Estados en clave de derecho a la educación.
Las organizaciones sociales que consideramos la perspectiva de derechos, reafirmamos el lugar del Estado como garante fundamental de los mismos. Y entendemos que esa es su responsabilidad e identidad principal. Otros con otras perspectivas, le asignan el lugar de garantizar las garantías individuales y de mediar en los conflictos de intereses y de poder. No son diferencias menores.
A veces los estados, de acuerdo con sus posicionamientos polìticos, asumen con mayor entusiasmo una u otra perspectiva. Esto será motivo de dificultades y tensiones inevitables pero también necesarias en el marco de las democracias que vivimos.
A las organizaciones y movimientos sociales nos toca reconocer los logros y reclamar los faltantes. Pero aún al considerar los logros, nos enfrentaremos con una realidad: Difícilmente los estados podrán transformar en políticas públicas todo lo que se reivindica desde las organizaciones sociales. Porque siempre habrá limitaciones y procesos a recorrer y realizar. En todos los casos y en todos los campos.
Por tanto, no dudo en afirmar que las relaciones siempre serán relaciones de tensión. El tema es cómo manejar las mismas para que sean fecundas y beneficiosas y no inútiles y destructivas.
Desde dentro de las organizaciones sociales deberemos ser muy cuidadosos en sostener nuestra identidad. La tentación de actuar como partido polìtico y pedir que se nos considere como organización social es muy grande. Lo mismo sucederá con el Estado que, rápidamente, ante las situaciones de incomodidad, intentará mostrar al resto de la sociedad que la organización es en realidad un partido político opositor… Esto se complejiza cuando, algunos partidos “opositores” se suben a nuestras agendas y las hacen propias. Entonces los espacios grises crecen juntamente con la confusión social que todo esto puede provocar.
Más allá de estas cuestiones, estamos convencidos de que buena parte de la vitalidad de la sociedad es fortalecida por las organizaciones sociales que luchan por ampliar los derechos.
Los nuevos tiempos tendrán que hacernos encontrar nuevos formatos. Y nuevos mecanismos de financiamiento que faciliten las tareas de las organizaciones y les garanticen la necesaria sustentabilidad.
MIentras tanto, las organizaciones sociales de América Latina y el Caribe que estamos comprometidas con el derecho a la educación, seguiremos trabajando con mucha convicción para que nuestros pueblos encuentren en la educación los espacios emancipatorios que han sido constitutivos de nuestra identidad.
Fuente: https://albertocesarcroce.wordpress.com/2017/06/08/densidad-latinoamericana-del-derecho-a-la-educacio/