11 Septiembre 2016/Fuente: cadenaser Punto de Fuga /Autores: Javier Bañuelos / Marta del Vado
Seis meses depués del asesinato de esta activista hondureña hablamos con el único testigo de su muerte. Gustavo Castro habla con Punto de Fuga desde su exilio temporal en España
El asesinato de Berta Cáceres afloró la masacre que están sufriendo los activistas medioambientales en Honduras, defensores del Planeta que luchan contra el expolio de las multinacionales.
Han pasado ya seis meses de su muerte, sus amigos y su familia continúan reclamando justicia. El juez ha imputado a cinco personas, entre ellas al gerente de la hidroeléctrica DESLA, que intentaba construir un megaproyecto en territorio indígena, de la comunidad Lenca, también a un militar y a unos sicarios, “sin embargo consideramos que no son los únicos, que no actuaron solos, por eso pedimos más transparencia y que la investigación llegue hasta el fondo”, según relata Gustavo Castro, “pensamos que hay más miembros del ejército involucrados, más sicarios, y eso exigimos, que vayan más allá”.
Este mexicano, fue el único testigo de la muerte de Berta Cáceres, sobrevivió milagrosamente después de que los asesinos le diesen por muerto. Ahora está en Madrid, en un exilio temporal “he decidido salir un tiempo de México por seguridad y por el secuestro de Estado que sufrí en Honduras”.
Es el mismo miedo que persiguió a Berta, según Gustavo Castro no hay dudas de que “el gobierno tuvo que ver [en su muerte], no puede cerrar los ojos” ante el asesinato de quien llegó a recibir el Premio Goldman -el mayor reconocimiento mundial por la defensa del medioambiente-. Castro, todavía hoy, defiende que “la familia de Berta tienen razón cuando hablan de un asesinato de Estado. Ha habido violencia, represión desde hace mucho tiempo por parte de la policía, el ejército, intimidaciones. Muchos funcionarios sabían del problema. Berta tenía protección del Comité Interamericano de Derechos Humanos, conocían las amenazas, era la policía y el ejército quienes la amenazaban”.
Lamentablemente, el asesinato de Berta no ha sido el último, desde su muerte “también han asesinado a Lubia, también en la zona garífuna, donde la población negra está resistiendo en la costa contra el avance de la plantación de palma de aceite”, según Castro, allí, «la violencia y la impunidad es terrible. Los asesinatos son de todos los días”.
A día de hoy, el megaproyecto contra el que Berta Cáceres luchó está paralizado. Una gran victoria, pero sin duda, a un precio demasiado alto, solo en Honduras han sido asesinados 120 activistas medioambientales. Pero ni ese dato, ni la violencia, ni las amenazas pueden acaba con la semilla que Berta inició, su legado continúa…
Fuente de la entrevista: http://cadenaser.com/programa/2016/09/07/punto_de_fuga/1473249440_738027.html
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