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Reflexiones sobre una nueva pedagogía

Por: Francesc Imbernon

Son tiempos de analizar las contradicciones y una determinada visión mercantilista y productiva de la educación que reproducen los discursos, valores y privilegios de los que tienen el poder real o mediático.

Estos días ha habido un congreso en la Universidad de Barcelona (IRED19) en el que han participado reconocidos autores de la pedagogía crítica. Esto y, posiblemente, las situaciones actuales de revuelta en varios contextos (Chile, Bolivia, China, Ecuador, Siria, Turquía, Cataluña, etc.) me ha llevado a hacer algunas reflexiones sobre la situación actual de la educación.

En las conferencias del Congreso se mencionaba la recuperación del pensamiento y el conocimiento crítico, la emancipación como proceso imprescindible que desarrollar en la educación, la lucha contra el colonialismo cognitivo, el patriarcado, la dominación epistémica y ontológica de parte de la humanidad por el poder del capitalismo que no tiene en cuenta la dignidad de las personas. También el retroceso ideológico reaccionario desde la Revolución Francesa con los famosos conceptos de libertad, fraternidad e igualdad. Retroceso que nos trae al regreso de lo que se denominó antiguo régimen. Recordemos que la Revolución Francesa pretendía educar nuevas generaciones en los ideales revolucionarios con una escolarización obligatoria y gratuita y el acceso de todos los ciudadanos a los beneficios de la educación, y no únicamente los que podían pagarse la enseñanza privada. Y el profesorado era seleccionado a través de pruebas basadas en los méritos intelectuales y no en las ventajas del nacimiento o la fortuna. Con una perspectiva laica de la enseñanza.

Y ahora, este retroceso a ideologías neoconservadores y algunas de cariz fascista, están influyendo en la educación, muchas veces, ante un silencio, cuando no una complicidad de algunos que ven la educación como un negocio y un gran mercado en el que, además, pueden ejercer una influencia ideológica de dominación y sumisión ciudadana.

Y pienso en qué podemos hacer para conseguir un rearme moral, ético e intelectual desde posturas educativas críticas pero constructivas, para alcanzar lo que soñamos o recuperar aquello que conseguimos con las luchas y se ha ido perdiendo despacio, pero implacablemente. Cómo recuperar las ganas de cambiar a fondo y potenciar el protagonismo que se merece el colectivo de enseñantes.

No hablo de estrategias innovadoras, de la pasión por el cambio metodológico o de introducir novedades técnicas, sino ser capaces de ver más allá de nuestros límites como educadores. De salir de la frontera, en cuyo interior podemos hacer muchas cosas interesantes pero que se quedan dentro de nuestro círculo.

Hablamos, como se dijo en el congreso, sobre una nueva comprensión del mundo para ayudar a transformarlo; de cómo introducirnos a la escuela y a la sociedad en el análisis de las diversas formas de desigualdad y opresión que cada día van en aumento. También plantearnos la militancia pedagógica y la acción solidaria como un importante reto para desarrollar una nueva cultura profesional alternativa del profesorado, para trabajar por una nueva práctica educativa y social.

El trabajo de Paolo Freire y cómo se lo está persiguiendo en Brasil también tuvo un lugar en el Congreso (después de mucha referencia y empacho anglosajón) Freire siempre será un referente para analizar la falacia de la neutralidad escolar, para construir una noción de la educación más politizada y para desarrollar una pedagogía de la resistencia, de la esperanza o de la posibilidad. La denuncia y la anunciación de alternativas son dos procesos inseparables en la educación según Freire. Superar el miedo -que decía un ponente- y trabajar la esperanza.

Son tiempos de analizar las contradicciones y una determinada visión mercantilista y productiva de la educación que reproducen los discursos, valores y privilegios de los que tienen el poder real o mediático. Y denunciarlas y buscar alternativas hacia una educación más liberadora de ciudadanos libres y comprometidos con el cambio social y no súbditos.

Pero crear una forma diferente de ver la educación supone salir, como mencionaba antes, de las fronteras de la sumisión a ideas de otros, de ir de nuestros límites impuestos (a veces sin querer de forma implícita, por la formación o por el sistema educativo que nos rodea o por nosotros mismos). Sin olvidar la importancia de hacerlo colectivamente. Convertirse, como dijeron varios filósofos, en intelectuales colectivos y no en receptores pasivos de las ideas aceptadas sin rigor ni análisis crítico. Huir de quienes pregonan volver a lo que es básico: «se tiene que enseñar así», «la democracia es culpable», «se han perdido los valores», «tenemos que separar al alumnado», etc., que han vuelto aparecer con más fuerza (políticos e intelectuales educativos orgánicos muy bien situados en ciertos partidos estatales, autonómicos o grandes corporaciones). Se enorgullecen de su elitismo academicista o del poder político y económico que los trae a considerar ciertas cosas mejores que otras: por ejemplo, la Universidad como cumbre del conocimiento formativo, la desconfianza en el profesorado, el desprecio a los movimientos sociales, el discurso teórico no riguroso como parangón del intelectual y la tradición cultural occidental como superior y única, obviando otras identidades y aportaciones culturales.

El congreso proyectó razones y fuerzas para un rearme profesional del profesorado y de la educación que se ha de oponer frontalmente a cualquier manifestación explícita o implícita de la racionalidad de ciertas políticas educativas, de contenidos curriculares o en las formas de gestión y control técnico y burocrático de la educación. Y revisar la legitimación oficial del conocimiento escolar reaccionario hoy en día, tan defendido por la derecha, y tratar de poner en contacto los estudiantes con los diversos campos del conocimiento, de la experiencia y de la realidad. En este sentido, es necesario ser sensible a las tradiciones y valores de las minorías étnicas y culturales.

En fin, el congreso abrió una ventana por donde entraba aire fresco, puesto que revisó la finalidad de la educación y la posibilidad de romper formas de pensar y actuar que llevan a analizar el progreso de una manera lineal y no permiten integrar otras identidades sociales, otras manifestaciones culturales y otras voces secularmente marginadas, provocando la exclusión social y el aumento de la pobreza de grandes capas de la población.

Continuar luchando (la lucha también fue un concepto que fue apareciendo) para buscar alternativas hacia una enseñanza más democrática y participativa, donde se trabaje la dignidad como instrumento fundamental educativo (justicia cognitiva y trato como humanos). Una educación en la que se comparte el conocimiento con otras instancias socializadoras que están fuera del establecimiento escolar. Y nuevas alternativas menos individualistas y funcionalistas, más basadas en el diálogo, en la autoemancipación docente y colectiva entre quienes tienen algo que decir a quienes enseñan y aprenden.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/11/11/reflexiones-sobre-una-nueva-pedagogia/

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Salman Khan: «No queremos un mundo donde cuando los niños quieran aprender haya que pagar primero»

Redacción: Euro News

Salman Khan, informático y profesor, fue galardonado con el premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional 2019. Recibió el premio de manos de la Princesa Leonor, heredera de la Corona española, que a sus 13 años presidió por primera vez la ceremonia. El premio es un reconocimiento a su plataforma educativa online, la Khan Academy.

Sergio Cantone, Euronews: Señor Khan, ¿por qué decidió crear un sistema de educación online?

Salman Khan, ingeniero, matemático y fundador de la Khan Academy: Comencé un poco por casualidad. En aquel momento daba clases particulares a miembros de mi familia. Empezó a correrse la voz así que empecé a dar más clases. Mi formación era la informática, así que empecé a crear programas para ellos. Luego unos amigos empezaron a filmar vídeos para ayudarles también. Cuando esos vídeos se hicieron públicos, tuvieron mucho éxito. En pocos años había cientos de miles de personas utilizándolos. Para mí era un trabajo extra, pero en realidad, era mi proyecto extra. De alguna manera me dije: «Quiero poner en esto toda mi energía.» Y pensé que podría ser una empresa. Vivía en Silicon Valley, donde había muchos emprendedores que estaban interesados en invertir.

Sergio Cantone: Pero, ¿cree que la educación básica debería no ser un negocio? ¿O las dos cosas son posibles?

Salman Khan: Sí. Antes trabajaba en el mundo de las finanzas, era analista en un gran fondo que estudiaba los beneficios que se pueden obtener. Hablé a menudo con empresas y comprobé hasta qué punto la estructura de propiedad determina cómo actúan las compañías. Incluso hablé con algunas empresas educativas con fines lucrativos, y vi que sus motivaciones a veces no correspondían a las necesidades reales de los estudiantes. En eso pensé cuando estaba naciendo la Academia Khan. Creo que la educación y probablemente la asistencia sanitaria son dos espacios donde las fuerzas del mercado tradicional no conducen a los mejos resultados.

No queremos un mundo donde, si alguien está sangrando, se tenga que comprobar su bolsillo antes de curarlo. De la misma manera, tampoco queremos un mundo donde cuando haya un chico o una chica que quiera aprender, se tenga que pagar antes. No queremos un mundo en el que nuestros hijos tengan más privilegios que los niños cuyos padres no pueden ermitírselo. Esa fue mi principal motivación.

Sergio Cantone: Así que, Ud. imaginó una especie de refugio para gente que está en una situación de necesidad, en este caso necesidad de educación…

Salman Khan: Exactamente. La educación es un chaleco salvavidas. Una vez que has cubierto tus necesidades básicas, si tienes comida, cobijo, seguridad…la educación es lo único que te permite escapar de cualquier circunstancia en la que te encuentres. Usted y yo somos afortunads, por dónde y cómo nacimos, pero si usted hubiera nacido en otro sitio…me pregunto, ¿qué podemos hacer por esa gente para que tenga al menos una oportunidad? No se puede determinar donde acaba la gente, pero al menos darle un pequeño acceso a oportunidades para desarrollar su potencial. Silicon Valley es un ejemplo, donde hay mucha creación de riqueza, así que siempre estoy diciéndole a mis amigos: ¡Dónde está la cultura! Tenemos la responsabilidad de invertir esa riqueza no solamente en el desarrollo de la tecnología para que la gente se vuelva adicta a sus teléfonos. Tenemos que utilizarla en cosas que enriquezcan nuestra condición.

Sergio Cantone: Por lo que puedo ver, la Academia Khan se centra sobre todo en las ciencias, la tecnología, y por supuesto las matemáticas. La única concesión que le da a los estudios humanísticos es la Historia. ¿Por qué?

Salman Khan: Sí, empezamos con las matemáticas, ya que era lo que más les costaba a mis primos, y además era mi fuerte. En ese campo hay una gran necesidad. Muchos estudiantes en todo el mundo tienen dificultades con las matemáticas. Es cierto que empezamos con la ciencia, y efectivamente después añadimos la Historia. Queremos hacer otras cosas como escritura o literatura, y muchas otras materias, pero podemos hacer unas cosas mejor que otras, así que nuestra visión siempre ha sido: intentar hacer todo lo que podemos en nuestra plataforma, pero esperamos que los estudiantes puedan asistir a una escuela tradicional, por lo que podrían tener tiempo libre para hacer otras cosas. Espero que con el tiempo consigamos maneras de ofrecer más asignaturas y que nuestro aprendizaje pueda ser complementario al de las escuelas tradicionales.

Sergio Cantone: Hay una especie de miedo generalizado a la inteligencia artificial, a los robots. ¿No cree que ampliar los estudios humanísticos, como la literatura o la filosofía, serviría a dar confianza a la gente para comprobar que el ser humano sigue siendo importante, y que en el futuro podremos regir sobre los robots, aunque sean perfectos?

Salman Khan: Claro. Creo que a medida que avanzamos, la razón por la que aprendemos no es solamente para conseguir un trabajo. Nuestra sociedad está cambiando drásticamente debido a la Inteligencia Artificial y a la biotecnología. Ahora hay cosas como la técnica CRISPR con la que se puede cambiar el código genético. Son grandes temas, no son solamente tecnología, sino también temas filosóficos. Para participar en la sociedad y ayudar a nuestros líderes a tomar las decisiones correctas, todo el mundo tiene que estar informado, así que para entender cuál es la ética apropiada para modificar el genoma, o usar la inteligencia artificial, se necesita entender un poco de computación, pero también un poco de genética. También se debe entender lo que significa el ser humano, si está bien cambiarlo y todas estas preguntas complejas…

Sergio Cantone: Y, ¿hay lugar para la religión en este tipo de estructura educativa?

Salman Khan: Las religiones pueden ser malinterpretadas y convertirse en desviaciones… Partimos de la corriente principal, decimos que esto es lo que «los cristianos creen», y eso es lo que la historia nos está diciendo. Esto otro es lo que creen los musulmanes, y esto es lo que la Historia nos cuenta. Mucha gente nos manda e-mails para decirnos: «Ni siquiera sabía eso de mi religión…» Yo crecí en una familia musulmana y cuando hice mi investigación le pregunté a algunas familias musulmanas: «¿saben quién es la persona más mencionada en el Corán?» Y responden: «¿Mahoma? ¿Moisés?» Y yo les contesto: «No. ¡Jesucristo!» Y dicen: «¡Whow! Yo no sabía eso!» Así, el aprendizaje de tu propia religión, desde un punto de vista académico, y también desde un punto de vista filosófico, creo que en realidad une a la gente.

Sergio Cantone: . ¿Cree que la Academia Khan podría llegar también a las zonas más remotas del mundo, como por ejemplo las montañas de Afganistán, donde la educación es muy necesaria?

Salman Khan: Mi familia es originaria del subcontinente indio. Allí hay muchos niños pobres que no tienen acceso a la escuela, o las escuelas allí no son muy buenas. Ahora la banda ancha de los teléfonos celulares ha bajado a 2 o 3 dólares al mes. Así que, si vas a una aldea remota de la India, puede que no tengan electricidad, puede que ni siquiera tengan agua corriente, pero ahora tienen acceso a Internet. Y eso es emocionante para nosotros, porque podemos empezar a llegar a esos estudiantes. Creo que la única razón por la que no podríamos llegar a ciertas zonas es porque los gobiernos no permiten el acceso. Y eso podría ser difícil en partes de Afganistán, Corea del Norte…Dictaduras, en general, pero si eso no sucede, finalmente podremos llegar a todos esos estudiantes.

Fuente: https://es.euronews.com/2019/10/23/salman-khan-no-queremos-un-mundo-donde-cuando-los-ninos-quieran-aprender-haya-que-pagar-pr

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Nuevo informe desvela la amenaza de la privatización sobre la educación superior en América Latina

Nuevo informe desvela la amenaza de la privatización sobre la educación superior en América Latina

Un nuevo estudio coordinado por CONADU para la Internacional de la Educación analiza las formas en las que la privatización está incursando en la educación superior, la amenaza que supone para los sistemas educativos, y las opciones para la resistencia desde el sindicalismo.

Titulado Tendencias de privatización y mercantilización de la educación en América Latina: los casos de Argentina, Chile, Perú y República Dominicana, el informe presenta los primeros resultados de una investigación en curso que se irá desarrollando en los próximos meses. El informe, se presenta hoy en un acto público en la Universidad Nacional de Quilmes con la presencia de líderes sindicales y personalidades académicas, muestra los efectos de un doble proceso sobre la educación superior: en América Latina la educación superior se ha convertido en un objetivo para las empresas con ánimo de lucro al tiempo que se está produciendo una regresión del financiamiento público. Este proceso, concluye el estudio, está transformando la educación en un servicio comercializable, haciéndole perder su carácter de derecho, y promoviendo procesos en los que no solamente el acceso sino la calidad de la educación se resienten.

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Guerra de posición

El informe analiza el fenómeno de lo que denomina “hiperprivatización” en la región, ya que se da una de las cuotas de privatización más altas del mundo en materia universitaria, junto a Asia meridional. El 55% de la matrícula se sitúa en el sector privado, frente al 13% que encontramos en Europa. Esto resulta en un mayor peso del sector privado en cantidad de estudiantes respecto del sector público. En algunos países, la matrícula estudiantil en el sector privado alcanza o supera el 70%, como sucede en Perú, Puerto Rico, El Salvador y Chile. Más del 70% de las universidades pertenecen al sector privado en la mayoría de los países. Dos de cada tres universidades en América Latina son privadas.

Orígenes

La combinación de unincremento de la demanda y reducción de los recursos en el sector estarían en la base de este fenómeno, según concluye el estudio. Muchas universidades públicas deben autofinanciarse en forma parcial o completa a través de cuotas o la venta de servicios. En algunos casos, como sucede en Chile o en Perú, estos recursos se vuelven imprescindibles para el sostenimiento de las propias instituciones.

La expansión de las universidades privadas de bajo costo ha conducido a que las instituciones privadas tradicionales sean consideradas semejantes a las universidades públicas. Con una distinción cada vez menor en la financiación del Estado hacia uno y otro tipo de instituciones, ambos tipos han desarrollado un estatus similar en la sociedad.

Expansión del poder

Alexpandirse y ganar terreno, las instituciones privadas han ido adquiriendo un mayor peso en la definición de las políticas públicas. El estudio desvela una relación entre actores protagónicos de las universidades privadas y el poder político. En República Dominicana por ejemplo se han creado asociaciones de universidades para tener más representantes en las agencias que regulan la educación superior; en Perú, hay relación directa con congresistas a partir de las fuentes de recursos que la universidad representa; en todos los casos estudiados, hay integración en ámbitos ministeriales o en algunas agencias de acreditación y evaluación. Existen universidades privadas de élite que forman a quienes luego ocupan cargos de alto rango y generan vasos comunicantes con los gobiernos que les garantizan capacidad de lobby.

Luchas y desafíos

El estudio incluye un llamamiento a la acción urgente por parte de los agentes sociales, sobre todo de los trabajadores/as de la educación organizados sindicalmente. “Lo que está en juego no es el sistema universitario en sí mismo, sino su rol en la construcción de hegemonía y su enorme capacidad de incidencia en la política pública”, aclaran los autores.

El informe completo puede descargarse aquí https://go.ei-ie.org/GRAmericaLatina

 

El resumen puede descargarse aquí https://go.ei-ie.org/GRALSummary

Fuente de la Información: https://ei-ie.org/spa/detail/16524/nuevo-informe-desvela-la-amenaza-de-la-privatizaci%c3%b3n-sobre-la-educaci%c3%b3n-superior-en-am%c3%a9rica-latina

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La rebelión estudiantil y el quiebre de los consensos

Por: Sandra Trafilaf Yañez

Después de 7 días de protesta en Chile, que se convirtió rápidamente en un estallido social nacional imparable sin conducción de los partidos políticos tradicionales, con demandas más allá de las alzas en el pasaje del transporte público, y contra todo pronóstico de los analistas más avezados, lo que se avecina es la instalación de las ya conocidas “mesas de unidad” para negociar caminos de solución ante la crisis de las instituciones y la cultura republicana que repudia la violencia del pueblo y que se antepone a su violencia institucional cotidiana.

Este hecho, hay que decirlo con honestidad, se provocó luego que un puñado de adolescentes, estudiantes secundarios entre 12 y 19 años, llamaron a evadir los cobros espurios del pasaje de metro en la ciudad de Santiago, impuestos por el sistema económico neoliberal, impactando de forma negativa en la ya insostenible calidad de vida de la masa trabajadora. Primero estuvieron solos/as, pero en menos de cuatro días, no sólo Santiago ardía en llamas, sino todo el país salía a las calles a protestar, a destruir los símbolos del consumo y la propiedad privada de unos cuantos empresarios.

Ya en el 2006, estudiantes secundarios pusieron en jaque el sistema educacional, cuestionando el corazón del sistema impuesto por la dictadura, con una Constitución que nos gobierna hasta el día de hoy. En estos días, nuevamente lograron un quiebre en la forma de hacer política a través de los “consensos”, tan magistralmente administrada por todos los gobiernos pos dictatoriales, comenzando por Patricio Aylwin hasta Sebastián Piñera. En cuatro días, 71 estaciones de metro fueron destruidas, se atentó contra el gran capital saqueando supermercados y cadenas de farmacias que lucran con la vida y la salud, y el caos iluminó las noches, incluso en “Estado de Excepción”.

La respuesta de un gobierno que administra los intereses del gran capital es la misma de siempre, sacar todo el peso de la represión a las calles. Esta vez fueron más lejos, la madrugada del sábado se decretó el “Estado de Excepción” que dejó la seguridad pública en manos de las FFAA. Se prohíben las manifestaciones y el derecho a reunión. Un militar boina negra, Javier Iturriaga del Campo, apareció ante las cámaras de televisión, junto al presidente Piñera y sus ministros, anunciando las nuevas medidas. Los militares asumen el control del país y salen a reprimir junto a las fuerzas policiales.

Después de más de 30 años se vuelve a decretar el toque de queda, en cuatro regiones del país. En paralelo, los medios de información masivos, protectores de la propiedad privada, hacen infructuosamente su labor de aterrorizar al pueblo. Hay llamados a la paz, a proteger los bienes privados, a organizarse contra los saqueos. Informan minuto a minuto el estado de guerra, y llaman a la intervención de las fuerzas armadas, sin asco y hacen llamados a que el pueblo pare el saqueo, como si no tuvieran a los militares en la calles custodiando la rebelión.

Estos adolescentes quiebran con las políticas de los consensos, la misma que coordina la mejor forma de robarle todo al pueblo y a la naturaleza, para después sellar con leyes deformes que se aprueban en un parlamento cooptado por los empresarios. La gente siguió en las calles, pese a la invocación de la Ley de Seguridad Interior del Estado, pese al toque de queda. Estos jóvenes, estudiantes secundarios entre 12 y 19 años, nacieron con sus ojos limpios del trauma que originó el terror del Golpe de Estado en 1973. Son nuestras hijas, nuestros hijos sin esa memoria emocional en sus cuerpos, sin la carga de vivir en un país impune, donde líderes de partidos políticos negociaron el genocidio por cuotas de poder. No le tienen miedo, no le dan ningún sentido a sus decretos y toques de queda, un boina negra en cámara, es otro milico más.

Habrá un antes y un después de estas luchas emprendidas por las y los secundarios. Incendiaron el mito de que responder con violencia a su violencia asesina, traería las penas del infierno. Sólo trajo lo que sabemos, lo que ya hemos vivido, los costos que siempre hemos tenido que pagar para avanzar en la justa lucha por cambiar sistemas que nos oprimen. Quebrantaron el miedo de tres generaciones que hoy desafía a militares y sus tanquetas en las calles, haciendo sonar las ollas. Pero al mismo tiempo, dejaron en un silencio, que hiere los oídos, a todos los dirigentes de partidos políticos y a quienes durante años transaron principios y demandas.

Ahora, el oportunismo que les caracteriza los mueve a tomarse el palco y quieren armar sus mesas de cuatro patas para negociar. Ya la están fabricando tras bambalinas, y la acicalan con sus mejores manteles y vajillas, para invitar a los de siempre y darse el gran festín con el estallido social que aún no para, que no quiere parar, que avanza y crece en cada rincón. Nos quieren instalar la paz como un mantra.

No es por los $30 pesos en el alza del pasaje de metro. Es por 46 años de dictadura, es por la apropiación de nuestras energías en trabajos esclavos, es por la negación de atención en salud, es por la mercantilización de la Educación, es por el derecho a una vivienda, a una vida digna, a una vejez sin sobresaltos económicos, es por la protección de nuestros recursos naturales, es por la represión al pueblo mapuche, es por el derecho a tener derechos, es por la vida.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=261643

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Estados Unidos: la verdad detrás de las deudas estudiantiles

Redacción: News Week Español

Solicitar préstamos para continuar los estudios es absolutamente innecesario. Aquí te explicamos por qué.

La realidad es evidente: unos 45 millones de estadounidenses tienen una impresionante deuda estudiantil que asciende a 1.6 billones de dólares. Hablamos de uno de cada cuatro adultos, casi el doble de quienes recibieron préstamos universitarios hace 15 años. La cifra de millennials es de uno de cada tres, y muchos adultos jóvenes argumentan que la deuda les impide comprar casa, casarse, procrear una familia o mudarse del sótano de sus padres.

En esos 15 años, la cantidad promedio de un préstamo para pregrado [licenciatura] se ha disparado 60 por ciento, y lo mismo ha sucedido con el impago. Más de la cuarta parte de los estudiantes no puede seguir solventando la deuda 12 meses después de recibir el préstamo mientras que, hace unos pocos años, esa proporción era de apenas 18 por ciento. Es más, se espera que el porcentaje alcance 40 por ciento en 2023. El incumplimiento de deuda se acompaña de muchos problemas: arruina la calificación crediticia; aniquila toda posibilidad de obtener otros préstamos, y rentar o comprar apartamento; y algunos lugares incluso revocan las licencias profesionales.

 

Los préstamos nuevos, sobre todo para estudiantes de licenciatura, han registrado una caída anual en los últimos siete años. Foto: Eduardo Muñoz Álvarez/Getty

 

Por ello, no sorprende que mucha gente hable de “crisis” al describir la deuda estudiantil de estos tiempos. Y tampoco que los préstamos universitarios y el sufrimiento que causan se hayan convertido en temas candentes de la campaña presidencial estadounidense de 2020. Casi todos los candidatos recurren a hipérboles y hacen propuestas para aliviar la deuda, desde mesuradas (Kamala Harris, Beto O’Rourke) hasta drásticas (Bernie Sanders, Elizabeth Warren).

Muchos expertos señalan que, si bien es innegable que algunos deudores estudiantiles enfrentan graves dificultades, es un error afirmar que todo el sistema se ha averiado. Además, esa narrativa catastrófica ensombrece aspectos clave de los empréstitos. Por ejemplo, que son contadas las deudas que exceden 100,000 dólares, y que los estudiantes con las deudas más pequeñas tienden a ser los que más padecen.

“Hablar de crisis falsea la situación”, asegura Sandy Baum, del Centro para Datos y Políticas Educativas en Urban Institute. “No todos los deudores han arruinado sus vidas. La verdad es que el acceso a empréstitos escolares aumenta las oportunidades educativas de muchas personas. Para muchos, es una inversión bien redituada. Y también es cierto que algunos enfrentan problemas graves debido a los préstamos”.

“No es una situación monolítica”, agrega Baum.

Ceremonia de graduación de Stanford, en junio pasado. Foto: Liu Guanguan/China News Service/VCG/Getty

New America, grupo de expertos de Washington, D. C., está por publicar una encuesta que demuestra cuánto se ha generalizado este error de percepción. La abrumadora mayoría de los participantes opinó que los préstamos estudiantiles eran la principal fuente de deuda de los consumidores estadounidenses (de hecho, son las hipotecas, y por mucho) y exageró drásticamente las sumas que reciben los estudiantes, así como el porcentaje de individuos que han incumplido sus empréstitos.

“Temo que los estudiantes estén recibiendo el mensaje de que los préstamos son malos y de que jamás deben pedir un centavo de ayuda para la educación superior”, señala Rachel Fishman, subdirectora de investigaciones en el programa de políticas educativas de New America. “Y dados los costos de la universidad, semejante postura es absurda para buena parte de las familias”.

Hay seis aspectos clave de la deuda estudiantil estadounidense que suelen pasar inadvertidos y que, no obstante, son críticos para informar el debate nacional sobre la reforma del sistema.

AUNQUE NO LO CREA: LOS EMPRÉSTITOS SE HAN REDUCIDO DURANTE SIETE AÑOS CONSECUTIVOS.

La cifra que se cita más comúnmente es 1.6 billones de dólares, y contempla el total de la deuda pendiente para educación superior, la cual ha crecido de manera exponencial desde 2006, cuando sumaba escasos 480,000 millones de dólares. Esto indica que los empréstitos estudiantiles exceden con mucho la deuda crediticia de Estados Unidos y los préstamos para autos, mientras que ocupan el segundo sitio respecto de las hipotecas y las segundas hipotecas sobre la vivienda, que, en conjunto, representan 9.7 billones de dólares: la mayor fuente de deuda del consumidor estadounidense.

Cierto, 1.6 billones de dólares es una cantidad preocupante. Pero esconde una tendencia opuesta igual de importante y que muchas personas desconocen: en los últimos años, los universitarios han pedido menos y no más préstamos. De hecho, los empréstitos nuevos (y lo importante aquí es el adjetivo “nuevos”) han caído anualmente a lo largo de los últimos siete años.

Las cifras cuentan una historia: según la organización College Board, el año pasado los préstamos federales para pregrado cayeron a 4,510 dólares por estudiante, respecto de los 5,830 dólares del ciclo escolar 2010-2011. Y los empréstitos anuales para familias y alumnos de todas las instituciones de educación superior también se desplomaron: de un máximo de 127.7 mil millones de dólares en 2010-2011 a 105.5 mil millones el año pasado.

¿A qué se debe esta caída? Para empezar, menos personas están ingresando en universidades y escuelas de posgrado, por lo que no solicitan préstamos. La educación superior suele aumentar en épocas de recesión —cuando la gente no encuentra empleo— y disminuye cuando la economía se recupera. Baum afirma que este patrón se observó después de la crisis financiera de 2008. Asimismo, cuando mejora el clima económico, los progenitores tienen más capacidad para costear una universidad, y esto contribuye a que los estudiantes dependientes se abstengan de solicitar préstamos. En opinión de Baum, otro factor ha sido que, en los últimos años, se ha registrado una caída en la cantidad de escuelas privadas, las cuales requieren de más empréstitos.

Insignia que porta un estudiante durante una protesta en la Universidad del Sur de Maine. Foto: Shawn Patrick Ouellette/Portland Press Herald/Getty

Por su parte, la recuperación económica ha propiciado que estados y escuelas hagan más esfuerzos para refrenar costos y préstamos. A decir de The Institute for College Access & Success (TICAS), después de la última gran recesión, los gastos estatales en educación superior reflejaron un incremento promedio de 23 por ciento durante el periodo de cuatro años concluido en 2016. Además, TICAS halló que los estudiantes de pregrado de universidades públicas y privadas que cursan carreras de cuatro años tienen mayor probabilidad de obtener becas directamente en las escuelas, cuyos préstamos suelen ofrecer alrededor de 1,000 dólares adicionales.

Lo que no explican estos datos es si la caída de los empréstitos es parte de la respuesta a la creciente negatividad de la narrativa. Fishman ha observado un cambio de actitud en sus grupos de enfoque. “Hace unos años la gente decía: ‘El préstamo es un medio para alcanzar un fin, y lo necesito para ir a la universidad’”, explica. “Ahora la actitud es: ‘Haré todo lo posible para evitar un préstamo’”.

La caída de los préstamos estudiantiles parece contradecir todo lo que pueden haberle contado últimamente, pero no es así, porque se trata de dos medidas diferentes: deuda total vs. empréstitos nuevos. Lo que ha impulsado el crecimiento de la deuda estudiantil total es la acumulación de intereses en los préstamos más añejos, sobre todo porque más deudores están inscribiéndose en programas de repago basados en el ingreso. Esos esquemas, que se han expandido varias veces durante la última década, permiten que el deudor reduzca los montos mensuales prolongando el pago de su deuda a 20 o 25 años, en vez de los 10 años convencionales. No obstante, los intereses se acumulan e incrementan la cantidad adeudada. Casi la mitad de los empréstitos pagados en la actualidad están inscritos en algún programa basado en el ingreso, respecto del 27 por ciento registrado hace apenas cuatro años.

Otro elemento que ha contribuido al aumento de la deuda total es que familias y estudiantes de posgrado están pidiendo montos muy altos. Y aun cuando son muy pocas las personas que hacen esto, el impacto en el saldo de la deuda total es enorme.

MUY POCOS DEBEN 100,000 DÓLARES O MÁS

Si hablamos de cantidades absolutas, son raras las personas que tienen deudas de seis dígitos, a quienes Fishman describe como “unicornios en la tierra de los préstamos”. Si bien solo 6 por ciento de la deuda estudiantil consiste en saldos de 100,000 dólares o más, College Board enfatiza que, en términos de dólares, esas cuentas son enormes y equivalen a un tercio de la deuda total.

El club de los 100,000 dólares está integrado, sobre todo, por estudiantes de posgrado; y la membresía aumenta rápidamente. De los deudores que terminaron sus estudios universitarios y empezaron a pagar sus préstamos en 2014, 20 por ciento tenía deudas de más de 100,000 dólares, más del doble del 8 por ciento registrado en el año 2000, señala Adam Looney, economista del Instituto Brookings. Y según informa College Board, la mitad de los prestatarios con licenciatura (digamos, médicos, abogados, dentistas) deben 100,000 dólares o más, y 20 por ciento adeuda 200,000 dólares o más. Además, esas cantidades no incluyen los préstamos de pregrado.

La orgía de empréstitos inició hace una década, con el programa PLUS para préstamos de posgrado, el cual proporcionaba el costo total de los estudios —sin otra ayuda adicional— mediante una investigación crediticia muy superficial. Por su parte, el gobierno aumentó su préstamo de 18,500 dólares anuales a 20,500 dólares al año para los alumnos de pregrado de Stanford, y facilitó el proceso de préstamo para estudiantes de programas privados y en línea.

Muchos estudiantes que ya habían ingresado en el mercado laboral (el cual recompensa los títulos con salarios más altos) aprovecharon los nuevos programas de financiación para hacer un posgrado. Y esa inversión redituó en muchos casos. En 2014, los deudores con préstamos estudiantiles de 50,000 dólares o más (el empréstito de posgrado promedio) empezaron a ganar casi el doble que quienes habían recibido préstamos más bajos, y sus tasas de impago fueron más bajas.

Pero pronto comenzaron a aparecer las grietas. Cada vez más deudores de posgrado asistían a escuelas privadas, pese a que rara vez conducen a buenos empleos (en 2014, 17 por ciento estudió en instituciones privadas contra apenas 1 por ciento en 1990). Y con miras a reducir los pagos iniciales, una población estudiantil cada vez más numerosa empezó a optar por programas de repago basados en el ingreso (y los intereses siguieron acumulándose). El resultado: por primera vez en años, quienes recibieron grandes montos debían más que cuando se graduaron, a pesar de haber pagado sus préstamos durante varios años.

“Muchos de estos prestatarios están teniendo dificultades”, dice Looney. “No me inquietan tanto los médicos, los abogados ni los administradores de empresas, quienes podrán salir adelante. Lo que me preocupa son las personas que pidieron grandes préstamos para asistir a programas que no tenían valor para el mercado laboral”.

Otra tendencia preocupante: el reciente auge del empréstito familiar. Aun cuando hay menos de un millón de progenitores entre los 45 millones de deudores estudiantiles, las cantidades que solicitan tienden a ser muy elevadas. El año pasado, el empréstito familiar típico era de 16,452 dólares (incremento de 42 por ciento a lo largo de una década) y, encima, muchos padres piden préstamos durante cada año que un hijo o una hija pasa en la universidad; y a veces, para varios hijos. Así, según datos de Urban Institute, los préstamos familiares representan hoy 23 por ciento de los 1.6 billones de dólares en deuda estudiantil, incremento de 14 por ciento respecto de hace cinco años.

Pese a que las familias pudientes y de clase media son las más propensas a solicitar préstamos, una cantidad importante de hogares de bajos ingresos obtienen préstamos PLUS, incluidas 16 por ciento de las familias con ingresos inferiores a 20,000 dólares anuales. Las tasas de impago suelen ser bajas, pero este riesgo es mucho mayor para algunos grupos; en particular, las familias con hijos en escuelas privadas, como la Universidad Strayer, la Escuela Intercontinental Estadounidense o la Universidad Walden.

Y aunque no incumplan, estos préstamos son problemáticos para los progenitores que están por jubilarse, época en que el ingreso mengua y no pueden tener deudas. Urban Institute precisa que la cuarta parte de los padres con préstamos PLUS tienen 60 años o más, y casi la mitad percibe menos de 50,000 dólares anuales.

“Temo por los padres que quieren dar una oportunidad a sus hijos y no encuentran otra manera de hacerlo”, lamenta Baum, coautora del informe.

LA MAYORÍA DE LOS UNIVERSITARIOS DEBE MENOS DE LO QUE SE DICE

Hay una estadística que tiende a citarse casi tanto como la cifra de deuda total: después de cuatro años de universidad, los graduados salen de la escuela con una deuda de 30,000 dólares (exactamente 29,650 dólares, según TICAS). Y aun cuando esa cantidad ha permanecido casi sin cambios durante cinco años, equivale a más del doble del préstamo para licenciatura otorgado en 1996.

Pero hay un detalle: ese “promedio” está muy sesgado debido a los fuertes préstamos de una minoría estudiantil (casi siempre, individuos independientes y de más edad, quienes pueden solicitar préstamos más jugosos), y no refleja las circunstancias del universitario típico. De hecho, tres cuartas partes de los estudiantes de licenciaturas de cuatro años en universidades públicas, y dos tercios de sus homólogos en escuelas privadas, terminan con deudas de menos de 30,000 dólares. Por otra parte, la mitad de los prestatarios han pedido menos de 20,000 dólares y cuatro de cada diez recibieron menos de 10,000 dólares. Por último, tres de cada diez licenciados no tienen deuda alguna.

Es evidente que una deuda universitaria de cualquier tamaño es un lastre para un joven que apenas comienza. Sin embargo, hay otros factores que influyen tanto o más en la decisión de los millennials de abstenerse de cosas como comprar casa o iniciar una familia. Por ejemplo, la vivienda se ha vuelto muy costosa: el salario anual promedio no alcanza para que los residentes de 70 por ciento de los condados estadounidenses compren una vivienda de nivel medio. También consideremos el costo de la atención infantil: una encuesta reciente de Care.com halló que 70 por ciento de las familias paga más de 10 por ciento del ingreso en este rubro, y casi la mitad paga 15 por ciento o más de su ingreso.

Ahora bien, dado que un título universitario mejora las oportunidades de empleo y los salarios más altos, los préstamos para licenciatura son una inversión redituable para muchos, y les permite costear tanto la vivienda como la atención infantil. La licenciatura típica de cuatro años redunda en salarios 70 por ciento más elevados que un simple diploma de bachiller, mientras que los títulos avanzados se traducen en sueldos hasta 120 por ciento o más altos.

LOS DEUDORES PEQUEÑOS TIENEN MÁS PROBLEMAS

¿Qué sucede con los estudiantes que no terminan la universidad, los que piden préstamos y abandonan sus estudios antes de titularse? Esas personas terminan con empréstitos relativamente pequeños, pero sin los beneficios de una licenciatura. Y resulta que, más que el préstamo, esos beneficios son un factor crítico para los resultados.

Veamos esto: casi la mitad de los deudores que incumplen no obtuvieron un título universitario y, de ellos, dos terceras partes adeudan menos de 10,000 dólares, revela un análisis reciente de Ben Miller, vicepresidente de educación postsecundaria en el Centro para el Progreso Estadounidense, y agrega que casi 35 por ciento debe menos de 5,000 dólares. Asimismo, el Banco de la Reserva Federal de Nueva York afirma que quienes han incurrido en una deuda estudiantil superior a 100,000 dólares tienen 50 por ciento más probabilidades de incumplir que quienes obtuvieron un empréstito menor a 5,000 dólares.

“Desconocemos la causa precisa de las dificultades que enfrentan estos prestatarios [de pequeños montos] —escribió Miller—, pero una explicación podría ser que sus ingresos no son suficientes para permitir el pago de la deuda, lo que significa que cargamos con todos los gastos y ninguna de las recompensas de la educación universitaria”.

Evento de contratación para ciberseguridad en Long Beach, California. Foto: Brittany Murray/Medianews Group/Long Beach Press-Telegram/Getty

Hace tiempo que este problema ha pasado inadvertido, previene Judith Scott-Clayton, profesora asociada de economía y educación en Teachers College, Universidad de Columbia. “Se habla mucho de los estudiantes con deudas de más de 100,000 dólares y de la presión que [esos empréstitos] ejercen en su calidad de vida, y en su capacidad para adquirir una casa, tener hijos o hacer todo lo supone la adultez”, agrega. “No pretendo minimizar la dimensión del problema, pero si analizas la situación fríamente, verás que los prestatarios con menos deuda son los que sufren más, los que encaran las consecuencias y las implicaciones financieras más graves, y los que más ayuda necesitan”.

Reconocer esto supone repercusiones políticas muy serias, prosigue Scott-Clayton, quien ha comparecido ante el Senado en tres ocasiones como experta en investigaciones y políticas de ayuda financiera. La profesora añade: “Nuestra respuesta sería distinta si, en vez de pensar que el problema más urgente es la cantidad de estudiantes endeudados, abordamos este asunto desde la perspectiva de que más deudores puedan sobrellevar los pagos”.

Por otro lado, la tasa de impago de los estudiantes que asisten a escuelas privadas es mucho mayor que el promedio: TICA informa que 30 por ciento de los licenciados en instituciones con fines de lucro incumplieron sus préstamos 12 años después de iniciar sus estudios, contra 5 por ciento de los egresados de escuelas públicas o privadas no lucrativas. Otros grupos con un riesgo de incumplimiento superior al promedio incluyen a los estudiantes de hogares de bajos ingresos, los alumnos que son los primeros de su familia en asistir a la universidad, y los afroestadounidenses.

ESTUDIANTES Y FAMILIAS AFROESTADOUNIDENSES TIENEN MÁS DIFICULTADES

Si hay un grupo para el que la palabra “crisis” describe la experiencia de la deuda estudiantil, ese es el segmento de alumnos y familias afroestadounidenses. Los estudiantes negros tienen muchas más probabilidades de pedir préstamos (17 puntos más), obtienen préstamos más grandes (hasta el doble, en promedio), y su tasa de incumplimiento es más alta (38 por ciento incumple a los 12 años de haber iniciado los estudios, vs. 12 por ciento de los universitarios blancos).

Scott-Clayton —cuyas investigaciones recientes se han centrado en los alarmantes patrones de incumplimiento de deuda estudiantil—, comenta: “Lo más perturbador no es que existan estas disparidades, sino su magnitud”.

A diferencia de otros grupos, una licenciatura no evita que los deudores afroestadounidenses tengan dificultades. De hecho, un egresado negro tiene más probabilidades de incumplir su deuda que un blanco que abandonó los estudios.

Y el título tampoco les ayuda a saldar sus préstamos universitarios: a 12 años de iniciar sus estudios, el promedio de los graduados negros debe 114 por ciento de lo que había recibido originalmente —es decir, más que el préstamo original—, comparado con 47 por ciento en el caso de los estudiantes blancos y 79 por ciento para los latinos.

Al buscar una explicación para estas disparidades enormes —no solo entre blancos y negros, sino entre deudores negros y estudiantes de otro color—, Scott-Clayton identificó algunos factores bastante previsibles. No obstante, aun considerando aspectos como ingreso familiar, educación parental, cantidades recibidas, calificaciones, títulos, empleo y salario posuniversitario, encontró que persistía una disparidad de 11 puntos entre las tasas de impago de los deudores negros y blancos.

En una carta dirigida a las senadoras Elizabeth Warren y Kamala Harris (entre otros que pidieron información sobre la mejor manera de atacar las disparidades raciales en la deuda estudiantil), Scott-Clayton compartió sus hallazgos, resaltando la diferencia inexplicable de 11 puntos y señalando que los resultados tal vez no “captaban plenamente las diferencias en las circunstancias económicas posuniversitarias de los estudiantes, el respaldo familiar, ni la información o desigualdad de los servicios que reciben de sus instituciones y otros prestadores para hacer frente al repago”.

Agregó que otro factor es “un legado de sesgo y discriminación persistente y pernicioso, el cual podría explicar por qué los patrones observados en los negros no hispanos son distintivos de las personas de color o los estudiantes de bajos ingresos”.

Fishman concuerda: “Los estadounidenses creemos que la educación resuelve todos los problemas, y la triste verdad es que no es así”, asegura. “Las investigaciones demuestran que la educación superior tiene un impacto muy pequeño en la brecha racial de la riqueza porque intervienen otros factores, como la discriminación del mercado laboral y el racismo institucionalizado en nuestra economía”.

Aun cuando es difícil corregir siglos de racismo sistémico en unos pocos años, Scott-Clayton sugiere medidas prácticas que resultarían útiles mientras tanto. Entre ellas: simplificar y automatizar el programa de repago basado en el ingreso, a fin de que los deudores con más limitaciones financieras puedan aprovecharlo junto con el programa de condonación de deuda, actualmente en estudio y dirigido a quienes deben hasta 6,125 dólares en préstamos para licenciatura. Casi 40 por ciento de los deudores de este grupo, y hasta 70 por ciento de los prestatarios negros, incurren en incumplimientos a los 12 meses. Y Scott-Clayton agrega que esta alternativa es muy buena para esos deudores, ya que los costos serían relativamente reducidos.

LÁSTIMA, PORQUE NO ES FÁCIL CONDONAR PRÉSTAMOS

Casi todos los candidatos presidenciales demócratas han hecho alguna propuesta para reducir la deuda estudiantil, y hasta Donald Trump está a favor de modificar los esquemas de repago para que resulten menos complicados.

No obstante, nada ha despertado más interés público que las drásticas propuestas de los senadores Elizabeth Warren y Bernie Sanders, quienes pretenden borrar todos los montos de todos los deudores universitarios (Sanders) o bien, una porción muy grande de la deuda de todos, excepto los contribuyentes más acaudalados (Warren). Fishman comenta que la condonación de deuda es “una idea nueva y extremadamente atractiva”.

Pero si necesita pruebas de que eliminar la deuda estudiantil estadounidense es mucho más difícil de lo que reconocen los candidatos, basta recordar lo que ocurrió cuando Estados Unidos hizo un esfuerzo más limitado en ese sentido: el programa federal llamado Condonación de Préstamos por Servicio Público. Suscrito por el presidente George W. Bush en 2007, el programa prometía perdonar la deuda estudiantil de quienes prestaran una década de servicio en el gobierno o alguna organización no lucrativa.

El problema es que los primeros deudores fueron elegibles hace apenas 18 meses, y el programa ha rechazado a casi 99 por ciento de los 74,000 aspirantes registrados: una tasa de fracaso espectacular que desató burlas, manifestaciones de ira y una avalancha de demandas legales, incluida la de Federación Estadounidense de Maestros contra la secretaria de Educación, Betsy DeVos, acusándola de una mala gestión pasmosa.

Muchos expertos en educación superior celebran que los candidatos traten de ayudar a los deudores en dificultades, pero también plantean interrogantes sobre los costos, la eficacia y la equidad de sus propuestas.

“Para alguien como yo, que ha trabajado en este campo desde hace mucho, es emocionante y alentador saber que el problema está recibiendo atención”, dice Scott-Clayton. “Pero ahora que hemos sorteado el primer obstáculo importante, me pregunto si estarán dirigiendo toda esa atención de la manera más productiva”.

En vez de acciones amplias y costosas para aliviar a los deudores que pueden costar sus pagos cómodamente, y hacer poco o nada para evitar problemas futuros de deuda estudiantil, muchos observadores abogan por iniciativas más dirigidas. Hacen falta soluciones para los desafíos más graves, como las altas tasas de incumplimiento en las escuelas privadas y los programas de titulación; el hipercomplicado sistema para repago de préstamos; las insignificantes revisiones crediticias; y los altísimos empréstitos otorgados a los estudiantes de posgrado, sus progenitores y cuantos ofrecen cantidades muy superiores a sus medios.

Fuente: https://newsweekespanol.com/2019/08/estados-unidos-la-verdad-detras-deudas-estudiantiles/

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Reseña de Libro: Prospectiva de la educación superior en el mundo

Cuba / 10 defebrero de 2019 / Autor: Francisco López Segrera / Fuente: El Viejo Topo

Prospectiva de la educación superior en el mundo. Tendencias mundiales, regionales y escenarios al 2030

A pesar del título, el contenido de Prospectiva de la educación superior en el mundo se refiere principalmente a la situación de la educación superior en América Latina. Su objetivo es ofrecer una visión sintética del estado del arte en educación superior comparada, a nivel mundial y regional, haciendo una crítica a las tendencias mercantiles que predominan hoy en el ámbito de la educación superior.

Dos grandes capítulos:

En el primer capítulo, por ejemplo, se describen los principales escenarios a nivel mundial y regional. Los escenarios de América Latina y el Caribe que predominan en la educación superior estarán en íntima relación con los escenarios económicos, sociales, políticos y de países que emerjan victoriosos. Si la segunda oleada neoliberal logra imponerse en la región, entonces la privatización y la mercantilización continuarán aceleradamente. Y lo harán en detrimento de la condición de la educación superior como derecho humano y bien social público. Así, y según apunta el autor Francisco López Segrera, la tendencia será que el Estado aportará cada vez menos financiamiento a la educación superior pública.

El segundo capítulo analiza la educación superior en el mundo y sus principales tendencias. Hace especial énfasis en el papel desempeñado por las Conferencias Regionales de UNESCO, de La Habana (1996) a Córdoba (2018), como foros de debate. Y también por las Conferencias Mundiales (CMES) de la UNESCO de 1998 y de 2009, donde prevaleció el concepto de la educación superior como un derecho humano y un bien social público en detrimento de las tesis privatizadoras de la OMC y el Banco Mundial.

“Este libro es una crítica a las tendencias mercantiles que predominan hoy en el ámbito de la educación superior.”

Según se expone en este Prospectiva de la educación superior en el mundo, en la universidad futura será necesario aprender a emprender. Si bien el aprendizaje y actualización permanente son imprescindibles en la sociedad del conocimiento, será clave aprender también habilidades genéricas que vayan más allá de lo específicamente disciplinario. También será esencial el aprendizaje de valores universales para conjurar amenazas como la guerra nuclear, el cambio climático, la vertiginosidad tecnológica o la creciente desigualdad.

Prospectiva de la educación superior en el mundo

Francisco López Segrera

Francisco López Segrera:

El autor del libro es conocido en Colombia, Argentina y México, donde da frecuentemente conferencias e imparte clases. Doctor en Estudios Latinoamericanos (París VIII, Sorbonne) y vicerrector del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de Cuba (1980-1989), fue funcionario de la UNESCO. Director de la Revista de UNESCO Educación Superior y Sociedad (1998-2001), fue seleccionado por la UNESCO para integrar el Grupo Internacional de Expertos del Foro UNESCO en educación superior. Asesor académico, editor y autor en la UPC de los Informes de la Global University Network for Innovation, ha sido profesor visitante y/o conferencista invitado en más de 140 universidades. Entre ellas: UNAM, Universidad de Sao Paulo, Boston College, Binghamton, Berkeley, Stanford, Oxford, Riverside, Sorbonne, Instituto de Barcelona de Estudios Internacionales, Universidad de Salamanca y Politécnica de Cataluña.

Fuente de la Reseña:

Prospectiva de la educación superior en el mundo

ove/mahv

 

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Brasil – Educación: debate político y alternativas

05/07/2019 | Caroline Bahniuk

Nos hemos ido encontrando, cotidianamente en Brasil, con un embate reaccionario a la educación. Son expresiones de esa decadencia ideológica: el hecho que los manifestantes alineados al gobierno arrancaran un cartel en frente de la Universidad Federal de Paraná con la frase “En defensa de la Educación”; la postura del actual Ministro de Educación, por medio de un live en facebook, al explicar los recortes de los gastos en las universidades federales comparándolos con porcentajes irreales utilizando chocolates; o con el propio presidente de Brasil, al conmemorar el golpe militar de 1964 en nuestro país. En nuestros tiempos, lo que parecía retrógrado se volvió dramáticamente actual y el gobierno central ha asumido esa cara perversa de la cual la educación pública es uno de sus principales objetivos.

¿Cómo explicar esas cuestiones? ¿Cuáles son las inflexiones sufridas por la educación pública brasilera en ese contexto? ¿Cuál es su origen y como llegamos hasta aquí? ¿Cuáles son los enfrentamientos y resistenciasa ese proceso? El grado de complejidad de la sociedad actual exige preguntas y respuestas complejas, requieren ciertamente mayores procesos de investigación. A pesar de eso, traemos en este pequeño texto algunas reflexiones y contribuciones de investigadores que se han inclinado en revelar el embate del capital en la educación, en particular, la educación brasilera actual.

Para iniciar la conversación destacamos dos presupuestos. El primero remite a comprender la educación en el contexto de crisis del capital contemporáneo y sus estrategias para garantizar la recomposición de sus tasas de ganancia. El capital en crisis ha desencadenado mundialmente un proceso de ajuste estructural resultando en la destrucción de los derechos sociales, incidiendo en la degradación de las condiciones de vida de los trabajadores y al mismo tiempo, posibilitando una mayor apropiación privada de los fondos públicos por el capital.

En Brasil ese ajuste fue significativamente acelerado por el golpe parlamentario que destituyó a la presidenta Dilma Rouseff en 2016 y las recientes modificaciones en el campo jurídico formal expresan un momento de síntesis de esas estrategias. En 2017, las aprobaciones de la ley de tercerización permitiéndola tornarla amplia e irrestricta en los contratos de trabajo y de la Reforma Trabalhista (modificaciones en la legislación laboral) provocó una intensa alteración en la Consolidación de las Leyes de Trabajo (CLT), asumiendo como la espina dorsal de esa reforma la dominación de lo negociado sobre lo legislado. La tramitación en curso en el Congreso Nacional de la Reforma de la Previsión social, que pretende elevar la edad mínima de la jubilación, el tiempo de contribución y la institución de un régimen de capitalización de la previsión sobre la gerencia del capital financiero, representa un ataque más a la clase trabajadora. Estas transformaciones en el ámbito de los derechos laborales buscan, al fin y al cabo, regular y ampliar la flexibilización del trabajo por medio del empleo parcial, temporal, subcontratado; marcas de la intensa precarización del trabajo en los días actuales. Esos procesos no han sido realizado sin luchas y cuestionamientos por la clase trabajadora.

La segunda cuestión se refiere a las disputas intraburguesas en el capitalismo. Distintas fracciones de la clase burguesa disputan entre si, constantemente, la dirección de la hegemonía a partir de diferentes estrategias para garantizar el proceso de dominación. Esta opresión se altera a lo largo del tiempo y se aprovecha no sólo de distintas formas de convencimiento sino también de la violencia. Para Fontes (2017) hay una frenética ampliación del activismo empresarial burgués en la sociedad contemporánea al mismo tiempo que un encogimiento de la democracia burguesa, por medio de la expansión de las fundaciones sin fines de lucro vinculadas a las empresas. Estas entidades tienen por objetivo no explícito la captura y la transfiguración de las diversas expresiones de las luchas de las clase dominada, operando tanto en el Estado (restricto) como en la sociedad civil en la dirección de mantener la hegemonía capitalista. Tal proceso ha expandido significativamente la privatización de los servicios públicos, en particular de la educación, foco de nuestra reflexión.

Esos presupuestos son esenciales para comprender la educación hoy en día. Conviene señalar que no es de hoy el interés del capital por la educación. A pesar de eso, la reforma empresarial de la educación en curso, desde la década de 1990 en Brasil y también en otros países de América Latina, revela una actuación de la clase burguesa cualitativamente distinta. La referida reforma tiene instituida, sistemáticamente, la lógica empresarial en la educación pública, en sintonía con la reforma neoliberal del Estado, profundizada en tierras brasileras por medio de la Reforma Administrativa iniciada en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso (PSDB) (1995-2000), la cual estimuló una mayor incidencia de lo privado en la educación pública

Desde la década de 1990, los diferentes gobiernos brasileros han dado continuidad al desarrollo de esa reforma en el campo educacional. Las principales características de la reforma empresarial de la educación son: la concretización de alianzas público-privada por medio de la gestión por concesión, la venta de servicios educacionales, el control del proceso pedagógico por evaluación externa, el pagamento de vouchers y/o becas pagas por el Estado para que los estudiantes realicen sus estudios en colegios privados, la venta de materiales didácticos, entre otros (FREITAS, 2018). Estas alianzas concretizan una privatización no clásica, o sea, puede no haber venta de la institución pública en sí, pero ocurrir una privatización interna, más velada. Este proceso acentúa la mercantilización de la educación, con el direccionamiento del gasto público para corporaciones del sector educacional, sobre todo los grandes conglomerados financieros, presentes en mayor volumen en el mercado de la educación superior y en la venta de materiales didácticos (LEHER, 2018).

Para Leher (2018, p. 46) tampoco los gobiernos de coalición petista rompieron con esa lógica a pesar de haber ampliado el acceso a la Educación Básica y superior y haber colocado en pauta algunas políticas de acciones afirmativas importantes: “las eclécticas medidas educacionales del gobierno del PT (2003-2014) fueron armónicas con la agenda del capital”. En ese período hay un crecimiento de la interferencia de la clase empresarial organizada en las políticas educacionales. El ejemplo más emblemático se refiere a la incorporación por el gobierno de la agenda del movimiento Todos por la Educación (TPE) en el Plano de Desarrollo de la Educación (PDE, 2007) por medio de una concepción gerencialista, sustentada por la evaluación y cumplimiento de metas.

El TPE consiste en un conglomerado de grupos empresariales que ocultan su carácter de clase por medio de la filantropía y de la responsabilidad social, presentándose como un movimiento “apartidario” y “plural”, con la finalidad de cobrar y efectivizar mejorías en la calidad de la educación pública brasilera, incidiendo fuertemente en las políticas públicas. Ese organismo revela el carácter inédito de la actuación de los empresarios en la educación en los inicios del siglo XXI orientada a la formación del consenso social, conjuntamente con el crecimiento de las posibilidades lucrativas del empresariado en el sector educacional. El TPE tiene organismos relacionados en diversos países de América Latina, que componen la Red Latinoamericana por la Educación (Reduca). Esos movimientos están sintonizados con los otros organismos supranacionales que formulan e inciden sobre la educación a nivel mundial (Banco Mundial, Unesco, OCDE, Bird, entre otros).

En 2016, en lo que se refiere a las políticas educacionales, se instituyó la Reforma de la Enseñanza Media – decretada inicialmente por Medida Provisoria en 2016 y posteriormente aprobada con ley N.º 13.415/2017 – y la definición de las Bases Nacionales del Currículo Común (BNCC) para la Educación Básica. En los años siguientes apuntaron a restringir la educación al mercado de trabajo o en las palabras de los reformadores: “formar los jóvenes para las competencias y habilidades del siglo XXI”, anclados a la perspectiva falsa del capital humano, donde más educación sería la clave para resolver los problemas estructurales de la sociedad.

La Reforma de Enseñanza Media pretende volver más flexibles a los jóvenes para la variedad de trabajos en un contexto de aumento de desempleo englobando a la juventud de forma más dramática. La nueva Enseñanza Media prioriza las disciplinas de Lengua Portuguesa y Matemática en los tres años de esa etapa de escolarización y deja en segundo lugar los demás componentes curriculares, siendo que los estudiantes deberán elegir un área para profundizar (Lenguajes, Matemática, Ciencias Naturales, Ciencias Humanas y Sociales, Técnico-profesional). Hay un fuerte énfasis para el itinerario técnico-profesional en escuelas cada vez más precarias, sin biblioteca ni laboratorios; condición para realizar minimamente esa formación. Por otro lado, hay una abertura todavía mayor para la actuación de las empresas en esa formación, inclusive en la educación a distancia. En gran medida los educadores critican la reformulación de la Enseñanza Media al considerar que frena todavía más el acceso de los jóvenes al conocimiento universal, despreciando principalmente los contenidos de las humanidades (Filosofía, Sociología, Educación, Física y Artes), incluidos de forma subordinada después de diversas reivindicaciones. Otra crítica está en el riesgo de la limitación para continuar los estudios en la educación superior, por la falta de profundización de conocimientos en diferentes áreas. En las palabras de Motta y Frigotto (2017, p. 369), la reforma “condena generaciones al trabajo simple y niega los fundamentos de las ciencias que permiten a los jóvenes entender y dominar cómo funciona el mundo de las cosas y la sociedad humana. Una violencia cínica de prohibición del futuro de los hijos de la clase trabajadora por medio de la oficialización de la dualidad intensificada de la Enseñanza Media y de una escuela vacía, en la perspectiva de Antonio Gramsci”

Conviene recordar que en Brasil la Educación Básica es compuesta por: Educación Infantil (0-5 años), Enseñanza Fundamental (6-14 años) y Enseñanza Media (15-17 años). La Enmienda Constitucional Nº 59 de 2009 amplió la escolarización obligatoria desde los 4 a los 17 años. Sin embargo, en la Enseñanza Media todavía hay enormes restricciones, tanto para el acceso como para la permanencia en esa etapa de escolarización. En 2017 estaban cursando ese nivel de enseñanza 68% de los jóvenes de 15 a 17 (Investigación Nacional por muestra de domicilio IBGE, 2017). Algunos de los jóvenes que no estaban cursando la Enseñanza Media, se encontraban en la Enseñanza Fundamental. Sin embargo parte significativa, en torno del 20%, no estudiaba. En la realidad brasilera muchos jóvenes trabajan (formal o informalmente) para contribuir con los ingresos familiares. Ese número es bien expresivo en las familias más pobres y en gran parte de los casos la necesidad de trabajo acaba limitando los estudios.

Más allá de las reformas citadas, la situación en Brasil se agravó en los últimos años con la ampliación expresiva de movimientos políticos de extrema derecha. Las organizaciones y proposiciones alineadas a esos grupos fueron decisivas tanto en el golpe de 2016, que destituyó a la Presidenta Dilma Rouseff, como en las elecciones de 2018 resultando en el ascenso del presidente Jair Bolsonaro (PSL) alineado a esa concepción. De esos movimientos se destacan según Lamosa (2018) Estudiantes por la libertad (EPL) y el Movimiento Brasil Libre (MBL), entidades brasileras ligadas a las redes internacionales como Atlas Network y Red Libertad 1/.

Brasil307 IIEn el campo educacional, esa vertiente comparte en gran medida la reforma empresarial de la educación – en particular la privatización de la educación pública, el control del proceso pedagógico de la escuela por medio de formación de profesores y estudiantes sintonizada a las habilidades y competencias del mercado de trabajo. Al mismo tiempo, ese grupo reaccionario agrega otras pautas y acciones, dentro de las cuales se destacan: el Proyecto Escuela Sin Partido, la militarización de las escuelas y el homeschooling, los cuales componen la base de las políticas educacionales bajo el gobierno de Bolsonaro 2/.

El Programa Escuela Sin Partido que está en trámite en la cámara de los diputados, como también en diversas cámaras estaduales y municipales, en algunas de ellas ya aprobado, tiene por objetivo vedar una supuesta “doctrinación política e ideológica” en las escuelas y enfatizar el control del profesor responsabilizándolo por la mala calidad de la educación. El Programa defiende que sería posible una escuela “neutra”, apolítica y que no discuta relaciones de género y otras contradicciones sociales, como también enseñe a los estudiantes conforme la convicción de los padres. Se puede percibir un amplio ascenso de criminalización de profesores, inclusive hay incentivos, tanto del Presidente como del actual Ministro de Educación Abraham Weintraub, a que filmen y denuncien a sus profesores.

La militarización de las escuelas se refiere a compartir la gestión de la escuela pública con militares (policías, bomberos y ejército). El Ministerio de Educación estableció en 2019 una subsecretaría de fomento a las escuelas cívico-militares para establecer alianzas con estados y municipios que deseen militarizar parte de sus escuelas. Para Freitas (2018) y Lamosa (2018) hay en esas escuelas una exacerbación de la disciplina rígida y autoritaria en particular en lo que se refiere al control de la conducta moral de estudiantes. Al mismo tiempo hieren la autonomía y la gestión democrática de las escuelas públicas.

El homeschooling o educación doméstica se refiere a la sustitución total o parcial de las actividades escolares por actividades en casa. Por medio de una medida provisoria el Gobierno Federal pretende reglamentar esa práctica en Brasil yendo a contramano del derecho a la educación, al acceso a contenidos universales impidiendo también los procesos de socialización vivenciados en la escuela.

Los recortes y las reducciones de recursos en la educación también ha sido una de las tónicas del gobierno actual. Los recortes en el financiamiento de la educación pública por parte del Ministerio de Educación (MEC) desde el inicio de este año giran en torno a 5 mil millones de reales que representa el 25% de su presupuesto total afectando tanto a la Educación Básica como a la Enseñanza Superior. En la Enseñanza Superior ocurrieron recortes de más de seis mil becas de estudiantes de Posgraduación y una reducción en torno a 30% del presupuesto de las universidades e institutos federales en los gastos discrecionales (utilizados para el pago del agua, luz, políticas de permanencia estudiantil, prestación de servicios [principalmente de vigilancia y de limpieza que son en gran parte tercerizados]). Si no se revierte está situación se inviabilizará el funcionamiento de estas instituciones a partir del segundo semestre.

Los recortes en la educación también han sido utilizados como chantaje para que el gobierno negocie la aprobación de la Reforma de la Previsión social. Para ellos la reducción en la educación es necesaria y con la aprobación de la reforma los recursos podrían volver. En reacción a estas estrategias y acciones políticas de ataques a la educación sucedieron grandes manifestaciones y movilizaciones contrarias a los recortes. La insatisfacción de la comunidad universitaria, de la población en general y de los sindicatos vinculados a los trabajadores garantizó la realización de dos grandes actos los días 15 y 30 de mayo que movilizaron un número muy expresivo de personas en las calles en más de doscientas ciudades brasileras. Esto demuestra el crecimiento exponencial del rechazo al gobierno y sus políticas que más allá del campo educativo han generado un empeoramiento de las condiciones de vida de los brasileros. Estas manifestaciones fueron reconocidas por la clase trabajadora organizada como preparativo para la huelga general que transcurrió el día 14 de junio a favor de la previsión, educación pública y empleo.

Lo que podemos percibir es que hay en curso una tentativa deliberada de privatización y mayor mercantilización en la Enseñanza Superior, de destrucción o reducción masiva de la universidad pública en un contexto donde ya predomina lo privado. Según Leher (2018), 73% de las matrículas de Enseñanza Superior brasilera son en instituciones privadas representando 6,3 millones de estudiantes en esas instituciones y 2,3 millones en las públicas.

En el campo educativo diversas son las luchas y resistencias frente a la reforma empresarial de la educación, a lo largo de todo este transcurrir. Podemos citar algunas: las luchas por la defensa de la universidad pública, gratuita y de calidad; las luchas de Magisterio de la Educación Básica por condiciones de trabajo; las luchas de los estudiantes con la ocupación de las escuelas contra la Reforma de la Enseñanza Media; la lucha del Movimiento de Trabajadores Sin Tierra por la educación y por la garantía de gestionar colectivamente las escuelas públicas en campamentos y asentamientos de la Reforma Agraria a partir de sus principios filosóficos y pedagógicos, entre muchas otras.

El desafío en marcha implica la articulación de las luchas educacionales entre sí y con un proyecto mayor de transformación social; un proceso de reconstrucción y fortalecimiento de las organizaciones de los trabajadores de Brasil, con vistas a superar la pedagogía del capital y el propio capitalismo, condición puesta para superar la barbarie y la destrucción sin medida del ser humano y de la naturaleza en nuestros días.

Caroline Bahniuk. Profesora y educadora popular. Doctora en Educación por la Universidade Federal de Santa Catarina. Actualmente realiza un Pos-Doctorado en el Programa de Posgraduación en Servicio Social de la misma universidad. Este artículo fue escrito en portugués. La traducción estuvo a cargo de Hemisferio Izquierdo.

3/7/2019

https://correspondenciadeprensa.com/2019/07/03/brasil-la-educacion-y-la-ofensiva-reaccionaria-del-capital/

Notas

1/ Sobre el ascenso de esos grupos de extrema derecha en Brasil ver CASIMIRO, Flavio Henrique. A nova direita – aparelhos de ação política e ideológica no Brasil contemporâneo. São Paulo: Expressão popular, 2018.

2/ Para Lamosa (2018) en los últimos años, en el campo educacional de Brasil se disputan en el interior de la clase burguesa dos frentes: el social liberal y el ultra conservador. El frente social liberal tiene como una de sus grandes expresiones el movimiento Todos por la educación, conforme abordamos anteriormente. El frente ultra conservador disemina un proyecto de criminalización de los profesores y de la escuela. El autor destaca las divergencias entre los dos frentes, sin embargo busca indicar las convergencias que no se encuentran tan aparentes, pero que en el análisis del autor se verifican por la adhesión a los proyectos de ambos frentes, por la presencia de intelectuales en ambos frentes y por el financiamiento, entre otros.

Referencias bibliográficas

FONTES, Virgínia. Hegemonismos e política: que democracia? In: MATTOS, Marcelo Badaró. (Org.). Estado e formas de dominação no Brasil contemporâneo. 1ed.Rio de Janeiro: Consequência, 2017.

FREITAS, Luiz Carlos. A reforma empresarial da educação: nova direita, velhas ideias. São Paulo: Expressão Popular, 2018.

LAMOSA, Rodrigo. Todos pela educação? A ofensiva empresarial no interior do Estado ampliado. In: Anais do X Simpósio Estado e Poder: Estado Ampliado. – Niterói, SC: UFF, 2018.

LEHER, Roberto. Universidade e Heteronomia Cultural no capitalismo dependente: um estudo a partir de Florestan Fernandes. Rio de Janeiro: Consequência, 2018.

MOTTA, Vania; FRIGOTTO, Gaudêncio. Por que a urgência da Reforma do Ensino Médio? Medida Provisória n° 746/2016 (lei n° 13.415/2017). Revista Educação e Sociedade, Campinas, v. 38, nº. 139, p.355-372, abr.-jun., 2017.

Fuente de la Información: https://vientosur.info/spip.php?article14958

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