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Desterrados en París: un drama sin fin para los inmigrantes

Por: Eduardo Febbro

El impacto económico de la pandemia obligará a más personas a desplazarse.

Desde que se reabrieron las fronteras hace algunas semanas, inmigrantes de Somalia. Afganistán, Libia, entre otros, llegaron a la capital francesa para terminar amontonados, en su mayoría, en un suburbio del que acaban de ser desalojados.

Desde París

 La primera vez se asustó y se sintió agredido, la segunda salió corriendo, la tercera y cuarta trató de recuperar sus cosas y la quinta, es decir, ayer, dejó que todo ocurriera sin intervenir. Salió de la carpa, fue hasta el bus de la policía y miró desde allí “todo ese absurdo y esa injusticia que nos seguía cortando el camino”. Idil vivió este 29 de julio su quinta evacuación por la fuerza desde que llegó a Francia proveniente de Somalia. Junto a otros 2.000 inmigrantes oriundos de Sudán, Somalia, Tchad, Etiopía o Afganistán Idil se había instalado en uno de los campamentos improvisados que los inmigrantes van montando en la periferia Norte de París hasta que la policía los desaloja y trata de reubicarlos en hoteles y gimnasios de la zona. La víspera, el Prefecto de París, Didier Lallement, les había dado un plazo de “12 horas para abandonar el lugar”. La mayoría se quedaron y a la seis de la mañana el operativo comenzó a orillas del canal Saint-Denis, en la localidad de Aubervilliers.

La

situación era doblemente nociva: para los mismos inmigrantes expuestos ahora al calor y la insalubridad, y para las autoridades, interpeladas pos los vecinos debido a la suciedad y las peleas entre comunidades distintas. ”De todas formas, no sabemos ni siquiera a dónde vamos a ir a parar. Lo más esencial es que alguien nos ayude porque ya no podemos más”, cuenta Saidi, un afgano con unos cuántos meses de residencia en la calles, primero en París, luego en las afueras. La evacuación es tensa. Hay mucha gente, muchos niños en las carpas, muchos policías y militantes de las asociaciones de protección al migrante (France Terre d’Asile, Solidarité Migrants Wilson), muchos gritos y nervios y miedo e incomunicación. Un destierro sobre muchos otros destierros. Cada respiración es una bocanada de tragedia. De un lado están los buses para los hombres solos, del otro el reservado a las familias. Michel, una militante de la asociación Utopía 56 que asiste a la evacuación, anticipa la crueldad del futuro:” volverán aquí u a otro lugar. Ni ellos tienen donde ir, ni el Estado la responsabilidad y la voluntad de asumir la situación. La gran mayoría de la gente que está aquí regresará a la calle dentro de un tiempo. Es un ciclo infernal”. Michel y otros militantes de France Terre d’Asile y Solidarité Migrants Wilson se apresuran para recuperar los utensilios y las carpas. Hay más de seiscientas (representan unos 10.000 euros) y, en un par de meses cuando llegue el invierno, salvarán unas cuantas idas.

Los inmigrantes son personas muy pobres, perseguidas en sus países, torturadas también, que saltaron al Mediterráneo en un barco cualquiera desde las costas de Libia y se salvaron porque un navío humanitario las rescatóOtros, como en el caso de los afganos, emprendieron un terrorífico viaje a través de Irán, Turquía y Grecia hasta llegar a Francia. Las cosas son ahora peor que antes. La pandemia no arregló el mundo, al contrario. Robert (France Terre d’Asile), desliza una frase que hiere como un latigazo por su carga de lúcida veracidad: «esta gente está más allá de la posibilidad de que algo cambie para ella, incluso si en un mes el liberalismo o las bolsas se vienen abajo. No son ni pobres ni ricos, ni víctimas de la desigualdad de los sistemas. Son las voces del otro lado de la fractura provocada por la improvisación occidental. Siempre los dejarán solos”. Ningún barco humanitario opera ya a lo largo de las costas de Libia para socorrer a los migrantes. Los últimos dos, el Ocean-Viking y el Sea-Watch, fueron, una vez más, víctimas del ardor perverso de los guarda costas italianos. Desde que se reabrieron las fronteras hace algunas semanas, los inmigrantes, sin embargo, continúan llegando para terminar amontonados, en su mayoría, en este un suburbio del que acaban de ser desalojados. 

Las cifras son imparables: durante los dos meses del confinamiento, en las orillas del canal Saint-Denis había unas 200 personas, luego, dos meses después del fin del encierro, ya sumaban 2.300. Su viaje no empieza por mar sino por tierra, a menudo en la frontera entre Irán y Turquía o en la misma Grecia a través de la no menos terrorífica “ruta de los Balcanes” (Turquía, Grecia, Macedonia, Serbia, Croacia, Hungría). Desde allí zanjan todos los peligros que un ser humano pueda imaginar con tal de llegar a un país europeo seguro: los traficantes de personas, las autoridades turcas, las cárceles de Turquía, los robos, las violaciones, las agresiones, la corrupción de los policías de Albania, de Grecia, Croacia, Serbia o Hungría (les roban su dinero, sus pasaportes y sus teléfonos), las denuncias, los malos tratos o la persecución.

Osmane, un somalí con más de cinco años de residencia en Francia, espera tranquilo sentado en el bus. Cuenta que “los nuevos, los que llegaron hace dos meses, me dan un poco de pena. ¡Han hecho tanto, sufrido tanto para llegar hasta aquí !. Y mirá, mirá lo que les espera”. Osmane es el tango del migrante, la historia que, sin,- que sea contada, se refleja en la absorbente soledad de las miradas: en su caso huyó de Somalia para escapar de las milicias chabab, llegó a Francia, obtuvo los papeles, trabaja, pero nadie le alquila una casa, sea porque no le alcanza “sea porque no entiendo”, dice señalando a un hombre joven, conocido por todos debido a la adversidad de su historia. Es Chenar Gull Nasairi, el afgano. Pasó tres años en Alemania hasta que le negaron el asilo político. Se desplazó a Francia donde, este año, también se le negó el asilo. Aunque Gull Nasairi asegura que en Afganistán los talibanes le pusieron precio a su vida, la Corte Nacional del derecho de asilo no cree ni en su historia, ni en que sea afgano. Ya va por su tercer intento de suicidio. Hay otros ejemplos como él: les rechazan el asilo en Gran Bretaña, en Austria, en Alemania, en Francia y van así, con el correr de los años, probando de un país a otro.

Luis Barda, miembro de Médicos del Mundo, advierte que los flujos serán más importantes porque quienes estaban bloqueados por la pandemia y el cierre de las fronteras “ahora vuelven a los caminos”. Ismail y Faycal son hijos de ese flujo. Estos dos afganos estuvieron bloqueados en Serbia un par de meses y llevan apenas tres semanas en Francia. Recién ahora empiezan a entender que lo peor está por venir. Faycal cuenta con cierta desesperanza: «obtener una cita con la OFII (Office français de l’immigration et de l’intégration) para presentar un pedido de asilo es imposible”. Y hasta que no lo obtenga tampoco tendrá un estatuto, o sea, ayuda mínima. Por eso terminó a orillas del canal Saint-Denis. ”Fue una sorpresa. Después de todo lo que viví y ahora esto, la calle, las carpas, la policía, los periodistas, no sé, no sé…”.

El traqueteo y el ruido mundial que destapó la covid-19 silenció sus voces, pero su drama continúa siendo como un fino chorro de agua helada que cae sobre el rostro de mundo. Jagan Chapagain, Secretario general de la Federación Internacional de la Cruz Roja, anticipa que “el desastre económico de la pandemia y sus efectos devastadores obligarán a muchas personas a desplazarse más allá de sus fronteras. Muchos inmigrantes sentirán que, pese a los riesgos, atravesar el mar será más seguro que permanecer en sus países porque habrá, también, la posibilidad de una vacuna contra el virus”. El canal Saint-Denis recupera su fisionomía. Pero en este paseo al que vuelven los ciclistas ha quedado como un dolor cautivo, una tensión latente. Dentro de unos meses regresarán los inmigrantes, aquí o un poco más al Norte. Volverá la policía, las asociaciones, la palabra y la indiferencia. Ellos están en la frontera de todas las fronteras. Ese lugar donde se acepta la fatalidad sin hacer demasiado para detenerla.

Fuente e imagen: https://www.pagina12.com.ar/281874-desterrados-en-paris-un-drama-sin-fin-para-los-inmigrantes

 

 

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Cómo una generación de niños sirios en el Líbano fueron despojados de su Educación

El racismo, la xenofobia y la corrupción convirtieron a cientos de miles de niños sirios en «una generación perdida».

l Día Mundial de los Refugiados de este año se celebró en medio de un aumento en los movimientos antirracistas en todo el mundo.

Pero, la respuesta humanitaria a la crisis de los refugiados todavía está muy influenciada por la geopolítica, el racismo y la xenofobia, que fueron explotados por muchos políticos en el Líbano para obtener sus ganancias económicas.

Nueve años después del comienzo de la crisis de refugiados sirios, con cientos

de millones gastados en educación pública en el Líbano por donantes, los resultados son decepcionantes por decir lo menos.

¿CUÁL FUE EL IMPACTO DE LOS ACUERDOS ENTRE DONANTES INTERNACIONALES Y POLÍTICOS LIBANESES SOBRE LOS POSIBLES RESULTADOS DE LA ESCOLARIZACIÓN DE LOS NIÑOS SIRIOS EN EL LÍBANO?

Por desgracia, los niños refugiados sirios fueron víctimas de este acuerdo informal que comprometió sus oportunidades de escolarización.

El periodista libanés Riad Kobeissi realizó una investigación sobre el plan de respuesta educativa dirigido por el Ministerio de Educación y Educación Superior de Líbano (MEHE), que se emitió el 28 de mayo de 2020.

Kobeissi alegó que el ministerio malversó fondos de donantes destinados a la educación de niños refugiados sirios.

Durante su investigación, Riad Kobeissi se centró en el número de estudiantes sirios matriculados en escuelas públicas libanesas que MEHE ha inflado en un intento de obtener más fondos de los donantes. Sin embargo, las tasas de inscripción presentan solo una pieza del rompecabezas.

Si examinamos otros indicadores de la Unidad de Gestión del Programa (PMU), encontramos que el 40% de los niños en edad escolar no tienen educación, mientras que el 1% de los matriculados están en el grado 9, y menos del 4% llegan a la etapa secundaria.

El acuerdo entre los donantes y los políticos libaneses se resume mejor por el ex ministro de Educación, Elias Abu Saab, quien se dirigió al ex primer ministro británico, David Cameron, en su visita a Beirut, declarando: “Una de cada 50 personas que vinieron a Europa era miembro de ISIS «.

LOS PAÍSES RICOS DEL NORTE GLOBAL TIENEN UNA POLÍTICA CLARA, MOTIVADA POR EL RACISMO Y LA XENOFOBIA, DE PAGAR A LOS PAÍSES PARA MANTENER A LOS REFUGIADOS ALEJADOS DE SUS FRONTERAS.

Esta compensación fue bien entendida por los políticos libaneses que ahora podrían exigir cualquier precio para seguir «acogiendo a los refugiados», incluso si esto fue a expensas del derecho a una educación de calidad para muchos niños sirios.

En una entrevista realizada con un funcionario de una agencia de la ONU que pidió permanecer en el anonimato, señaló que un funcionario de la Unión Europea, durante el pico de la crisis de refugiados en 2015, le dijo que la Unión Europea está dispuesta a cubrir los costes del Programa de educación infantil sirio en el Líbano a cualquier coste, siempre y cuando permanezcan allí.

LAS DONACIONES

Si bien la decisión de los donantes de invertir en el sector público puede generar resultados y desarrollo más sostenibles, esto ha sido a expensas de la educación de los niños sirios.

Que la educación llegase a todos los niños fue el primer plan de 3 años desarrollado por agencias de la ONU y el Ministerio de Educación.

Fue financiado por donantes como el Banco Mundial, el DFID, la UE y otras embajadas, lo que sin duda es un paso necesario en la dirección correcta.

El ministerio limitó el acceso a la educación formal a las escuelas públicas, incluso cuando solo podía absorber a la mitad de los niños sirios en edad escolar.

Según el plan RACE I, el ministerio necesita duplicar su capacidad para poder inscribir a la mitad de los estudiantes, lo cual es bastante ambicioso considerando las debilidades que ha sufrido la educación pública libanesa durante décadas.

Para absorber a este gran número de estudiantes, el ministerio lanzó turnos por la tarde en muchas escuelas públicas y cobró a los donantes 600 dólares por estudiante, mientras que el costo de inscribir a los estudiantes sirios por la mañana aumentó de 150 a 300 dólares.

Sin embargo, los padres sirios estaban menos interesados. para inscribir a sus hijos en el segundo turno, que consideraron de menor calidad en comparación con el turno de la mañana, algo que está respaldado por las estadísticas de PMU.

LA EXPLOTACIÓN DE LOS LIBANESES DE LA CRISIS SIRIA

Hasta la fecha, la hegemonía del ministerio, que fue apoyada y financiada por los donantes, dejó al 40% de los niños sirios fuera de la escuela debido a la falta de escuelas, aulas superpobladas y costes de transporte.

Todas estas razones revelan que la participación de escuelas privadas podría haber aumentado la capacidad de las escuelas en el Líbano para inscribir a más niños sirios.

El racismo, la xenofobia y la corrupción, ya sea en el Norte Global o entre algunos políticos libaneses que explotaron la crisis siria para obtener ganancias financieras o ganar favores con su base electoral local, convirtieron a cientos de miles de niños sirios en «una generación perdida».

Una reforma educativa inclusiva y estructural podría haber arrojado mejores resultados para los refugiados y los nacionales.

La magnitud de la crisis siria requiere la colaboración de todas las partes, públicas, privadas, ONGs y la comunidad de donantes.

Fuente: https://timis.es/como-una-generacion-de-ninos-sirios-en-el-libano-fueron-despojados-de-su-educacion/

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Covid-19 E (In)Movilidad En Las Américas

América/03/06/2020/Autor y fuente: inmovilidadamericas.org

 

El año 2020 será recordado como un tiempo de pandemia. En menos de cinco meses, desde que se oficializó el primer caso de Covid-19 en China, millones de cuerpos en todo el mundo se han contagiado, mientras otros cientos de miles más han muerto. Ante la imparable movilidad del virus, la inmediata – y hasta ahora única – respuesta global común ha sido la momentánea interrupción de la movilidad transnacional y el control a la movilidad al interior de los espacios nacionales. Durante la Peste Negra, inspeccionar los cuerpos que llegaban de fuera, rechazarlos o forzar a su inmovilidad por cuarenta días para evitar el contagio, fueron la promesa para recuperar la salud. Seis siglos después, estamos reactualizando esa misma promesa y por eso hoy la tensión entre (in)movilidad y control está en el centro de esta pandemia.

Localizar esa tensión en las Américas tiene relevancia analítica y política. Éste es un continente en movimiento. La formación social, económica, política y cultural de este espacio geográfico es incomprensible sin atender a las diversas formas de movilidad humana que lo han configurado. Todos los países del continente han sido y/o siguen siendo simultáneamente  emisores y receptores de flujos transnacionales, mientras que otros se han convertido, además, en espacios de tránsito y de retorno voluntario y/o forzado. En América, solo por nombrar algunos casos notables, están Estados Unidos y México, el mayor destino migratorio y el principal emisor de migrantes del mundo, respectivamente. Está Colombia, el país con mayor número de desplazados internos y con un significativo número de personas en necesidad de protección internacional. También están Guatemala, El Salvador, y Honduras, países que no dejan de expulsar a miles de connacionales que huyen de la violencia; o Venezuela, desde donde han emigrado en los últimos años más de 4 millones de venezolanxs. De sur a norte, a este continente le atraviesan rutas migratorias clandestinas que históricamente han servido para que latinoamericanxs y caribeñxs irregularizados en tránsito lleguen hasta Estados Unidos. Y, en la última década, hasta las Américas han llegado flujos migratorios extra-continentales; se ha multiplicado la migración intrarregional, los flujos sur-sur, y el tránsito migratorio norte-sur. La movilidad en el continente es hoy protagonizada por desplazadxs internos, deportadxs, solicitantes de asilo y de refugio, y también por niñxs y adolescentes que emigran solos o acompañados. Porque cientos de mujeres y hombres adultos y menores de edad, regionales o extra-continentales, no han dejado de ponerse en movimiento para reconfigurar sus proyectos vitales, éste es un continente donde la lucha migrante no cesa.

Por eso el control a esa movilidad prolifera en las mismas dimensiones. Por un lado, el peso histórico de Estados Unidos ha sido definitivo para delinear la geopolítica del control a la movilidad en la región. Ese es el país donde reside el mayor número de migrantes irregularizados en el mundo, el que más ha endurecido sus políticas migratorias, el que detiene y deporta a más latinoamericanxs y caribeñxs, y el que desde hace más de tres décadas ha transferido el control a la movilidad a terceros países “seguros” en la región bajo convenios de cooperación binacional en materia de seguridad. Por otro, en la última década, los países de las Américas se han cerrado cada vez más ante la cuestión migratoria. El giro securitista ha venido a multiplicar la producción de migrantes irregularizados en todos los países del continente. A mayor irregularidad migrante, mayor riesgo de deportación,  mayor confinamiento a las economías informales y mayor riesgo de precarización. De manera generalizada, el foco de interés regional ha girado del derecho a los migrantes al combate a la irregularidad inmigrante al interior del espacio nacional y al fortalecimiento de la seguridad fronteriza, mientras un violento discurso xenófobo se normaliza en las sociedades receptoras.

El Covid-19 arremete entonces en un espacio geográfico de antemano marcado por la tensión entre (in)movilidad y control, tensión que toma matices mucho más violentos en contextos desiguales. Ese es el caso de las Américas. En las últimas décadas la desigualdad socio-económica, entre los países del continente y al interior de los mismos, se ha profundizado sin precedentes históricos. De ahí que, en solo dos meses, la pandemia haya desnudado la desatendida e irresuelta desigualdad estructural, desatando consecuentemente considerables afectaciones en nuestros países. A la emergencia sanitaria hoy se suma el colapso económico y el de los sistemas de protección social, hechos que en conjunto asolan las vidas de las poblaciones más vulnerabilizadas, siempre racializadas, como aquellas en condición de movilidad humana.

¿Qué es este proyecto?

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Este es un proyecto (in)acabado, por lo tanto en construcción, que reflexiona colectivamente en torno a la (in)movilidad y el control en las Américas durante la pandemia. Hemos querido mapear las respuestas estatales; las situaciones de alerta que enfrenta la población migrante, particularmente desplazados internos, deportadxs, detenidxs, solicitantes de asilo, refugiados, migrantes irregularizados sean éstos adultos o niñxs o adolescentes; y, las respuestas sociales en cada uno de los espacios nacionales. Al mapear, no hemos pretendido en lo absoluto producir una cartografía fija del continente, ni menos aún información geo-referenciada. En el contexto de este proyecto, mapear ha tenido otras significaciones. Por un lado, ha supuesto levantar información de prensa, sistematizarla y crear un archivo digital donde quede registrada la tensión entre (in)movilidad y control desatada en la gran mayoría de los países del continente durante el momento inicial de la pandemia. Por otro, inspirados en la cartografía crítica, mapear ha implicado “deconstruir el mapa” (Harley, 1989), o la imagen nítida que da la cartografía tradicional del continente, para sacar a la luz los espacios ocultos, los conflictos no vistos ni captados por la prensa, pero latentes; esos conflictos que deliberadamente quedan por fuera de un mapa tradicional y a la vez de la discusión pública.

Con este mapeo, nos interesa sacar a la luz por ejemplo, el hecho de que durante la pandemia se ha configurado un estado de excepción de facto en materia migratoria construido legalmente y que ha permitido a los gobiernos de la región tomar una o algunas de las siguientes medidas excepcionales: 1- cierre y militarización de fronteras; 2- negar la entrada al país de aquellas personas que supongan un riesgo sanitario, incluyendo niñxs y adolescentes; 3- poner fin sumariamente al derecho al asilo y al refugio; 4- acelerar deportaciones, incluso de migrantes contagiados por Covid-19; o, 5- dejar varados a miles de migrantes irregularizados, deportados o solicitantes de asilo entre fronteras, en espacios de confinamiento precarizados, poco salubres y altamente riesgosos para su salud. Nos importa mostrar que en el actual contexto de emergencia sanitaria la vulneración de derechos de migrantes es exponencial y afecta particularmente a solicitantes de asilo/refugio; a niñxs y adolescentes migrantes; a migrantes detenidos; a migrantes deportados; y a trabajadores irregularizados.

Queremos dar cuenta de que las acciones estatales a favor de la protección social no contemplan a los miles de migrantes irregularizados que hoy residen en las Américas. Los proyectos de ayuda a trabajadores en todos los países han apuntado mayoritariamente a brindar apoyo a trabajadores nacionales o a residentes regularizados. El gran número de migrantes irregularizados, – muchos trabajadores esenciales como campesinos, repartidores de entregas a domicilio, u organizadores de productos en mercados y supermercados –, han quedado por fuera de cualquier ayuda estatal. Hemos constatado así que actualmente hay una doble negación a la protección social: a pesar del rol esencial que los migrantes irregularizados cumplen en la vida económica en países de destino como mano de obra esencial y en países de origen al enviar remesas, en ambos contextos, de manera generalizada, han quedado excluidos de dichos programas.

El mapeo hecho nos ha revelado paralelamente excepcionalidades que sin duda abren reflexiones futuras pues hemos registrado casos de gobiernos centrales que deliberadamente han incluido a la población en condición de movilidad como beneficiaria de las medidas adoptadas. Es el caso de Argentina, por ejemplo, que ha extendido medidas de ayuda sanitaria y financiera  para argentinos en el extranjero y que hayan perdido su empleo. O el caso de Brasil donde, a contracorriente de su postura como gobierno de extrema derecha y gracias a la postura de una bancada del Congreso, el gobierno federal implementó el programa Auxilio Emergencial para la población más vulnerable, incluyendo a migrantes irregularizados quienes recibirán un pago de tres mensualidades. También hemos constatado el abordaje y prioridad dispar existente entre gobiernos centrales y gobiernos locales frente a la población migrante, sobre todo irregularizada. Ese es el caso de las medidas tomadas por la gobernación de California en Estados Unidos, con un programa de beneficio económico para migrantes irregularizados, o el de la municipalidad de Iquique  y de Colchane en Chile, que han implementado programas de apoyo para migrantes bolivianos, por nombrar algunos casos. Estas evidencias revelan el potencial rol que los gobiernos locales pueden cumplir como garantes de derechos sociales y económicos contradiciendo a  medidas centrales híper nacionalistas y excluyentes.

Hemos comprobado que al interior de los espacios nacionales, de forma generalizada, la criminalización y la xenofobia a los migrantes no ha cesado. Esto ha tenido como efecto que el miedo opere como medida de control interno para que migrantes, no solo irregularizados pero también regularizados, no acudan a servicios de salud, y pongan en riesgo sus vidas, ni exijan medidas de protección social. La producción del miedo, como forma de control, da cuenta de cómo en los países hay un limitado ejercicio de derechos que afecta a ciertas categorías de población confirmando un ejercicio ciudadano profundamente jerarquizado. De hecho el miedo a la enfermedad, a sentirse desprotegido de cualquier programa de ayuda económica o social, junto con la crisis económica, han  provocado un fenómeno sin precedentes en la región: migración en reversa, o retorno a países de origen a pesar del cierre fronterizo.

Por último, en nuestro mapeo se resaltan persistentes respuestas sociales en todos los espacios nacionales. Por una parte, luchas migrantes protagonizadas por detenidxs que han hecho huelgas de hambre, plantones, o incluso se han fugado, como forma de protesta por las condiciones inhumanas y de riesgo vital en las que están confinados. O, los tránsitos en reversa de migrantes irregularizados que retornan a sus países de origen para cuidar así sus vidas ante el colapso económico, la imposibilidad de trabajar, y de vivir en condiciones dignas. Por otra, redes de solidaridad constituidas por asociaciones de migrantes, organizaciones de base, la iglesia, el periodismo independiente y colectivos sociales a favor de los derechos de los migrantes. Se han desplegado múltiples acciones públicas, firmas de peticiones, cocinas comunitarias, entrega de alimentos, incluso acciones binacionales, sobre todo entre activistas en Estados Unidos y México, para sostener la lucha para ampliar la garantía de derechos para todxs.  Sin embargo, con alarma, también hemos constatado que se han exacerbado así mismo brotes xenófobos en contra de migrantes irregularizados, brotes que no solo están presentes en las prácticas sociales cotidianas sino también en los discursos oficiales que dan cuenta de una postura estatal también xenófoba. Estas reflexiones son las que se despliegan y profundizan en las secciones de la página.

¿Cómo surge este proyecto?

A mediados de marzo de 2020, prácticamente todos los países del continente se declararon en emergencia sanitaria, cerraron sus fronteras y adoptaron una serie de medidas excepcionales para provocar la inmovilidad forzada que promete contender al virus. Fue entonces cuando más de 30 investigadorxs de las Américas, interesados analítica y políticamente en la cuestión migratoria, nos juntamos virtualmente y nos empezamos a preguntar por la situación particular de millones de migrantes mujeres, hombres, niños, niñas y adolescentes, del continente o provenientes de otras latitudes, todos sujetos en movimiento.

Sabíamos que la pandemia había agarrado de improvisto a cientos de migrantes en el medio de sus tránsitos clandestinos; a solicitantes de asilo y refugio en el medio de sus trámites; a otros tantos detenidos en estaciones migratorias o en el medio de vuelos de deportación; y, a otros cientos más en sus trabajos precarizados. Estábamos conscientes de que el cierre de fronteras, es una medida que abiertamente atenta contra el derecho a la libre movilidad y a los derechos de los migrantes garantizados por la Declaración Universal de Derechos Humanos, dejando de facto a miles de solicitantes de asilo y de refugio en un limbo legal, varados en espacios de confinamiento entre fronteras. Y, también avizorábamos, que las medidas excepcionales de control a la movilidad en el espacio nacional, en el marco de la pandemia, podrían exacerbar el híper nacionalismo, reforzando la imagen del extranjero como el que encarna y transmite el virus, algo que fácilmente detona violencias. De hecho, comprendíamos que la inmovilidad forzada no solo supone una promesa de contención al virus, sino que tiene simultáneamente un impacto directo y violento en las vidas de miles de sujetos en movimiento.  Nos convocamos así con la intención de mapear la situación migratoria en tiempos de Covid-19.

¿Qué hicimos?

Once equipos de investigación se configuraron para levantar información de prensa en torno a la cuestión migratoria en las Américas. Esta actividad tuvo lugar entre el 1 de abril y el 15 de mayo de 2020, cuando inició la sistematización de la información que permitió crear un mapeo a dos escalas. A escala nacional, hemos producido una ficha inicial por país, que no supone una revisión ni exhaustiva ni cronológica de todo lo sucedido en cada espacio nacional, sino que es un registro digital de las medidas de control, situaciones de alerta y respuestas sociales que ocurrieron en los siguientes países: Canadá, Estados Unidos, México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Haití, República Dominicana, Cuba, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Bolivia, Argentina y Brasil. Nuestro mapeo ha dejado por fuera a algunos países del continente. Esto se debe que los equipos de investigación solo levantaron información de los espacios nacionales donde residían. Porque éste es un proyecto en construcción, queda abierta la posibilidad para incluir los espacios nacionales faltantes. Dada la rapidez en los cambios en materia migratoria, aspiramos a que las fichas puedan ser actualizadas de acuerdo a eventos relevantes, de tal modo que el archivo digital se vaya ampliando.

Leyendo entre líneas la información de prensa recolectada, en cambio, a escala transnacional, hemos identificado situaciones comunes que nos muestran cómo la tensión entre (in)movilidad y control tiene efectos espaciales en el continente, formas de contestación social, y cómo se ejerce y exacerba el control a la movilidad y la precarización de las vidas de migrantes. Estas son las once situaciones identificadas:  1- Cierre de fronteras e híper vigilancia; 2- Híper-nacionalismo selectivo; 3- Espiral de violencia al sur; 4- Irregularizados y desposeídos de derechos; 5- Suspensión del derecho al asilo y al refugio; 6- La producción del miedo como forma de control; 7- Espacios de confinamiento y sacrificio humano; 8- Migración en reversa; 9- Esenciales pero desechables; 10- Niñez y adolescencia al borde; y, 11- Respuestas sociales.

Al ser este un proyecto en construcción, es nuestra intención generar conversaciones y debates vía el espacio digital en torno a estas situaciones identificadas, y quizá a nuevas que vayan surgiendo en el futuro. De hecho estamos consientes de que varios espacios nacionales han quedado por fuera del mapeo colectivo y sobre todo, no se ha logrado capturar todavía, desde un enfoque interseccional, cómo los tiempos de la pandemia exacerban la previa desigualdad de género, raza, edad, clase, nacionalidad, orientación sexual constitutiva de la cuestión migratoria en las Américas. Esos vacíos iniciales sin duda abren nuevas avenidas analíticas y de discusión futura a ser incluidos en este primer ejercicio.

A pesar de esas limitaciones iniciales, creemos que el mapeo que presentamos en esta etapa inicial ya sirve como fuente de investigación y enseñanza, en particular durante los actuales tiempos virtuales. A partir de este material, procuraremos debates transnacionales críticos sobre los espacios ocultos – mejor dicho ocultados–, en los mapas tradicionales y el debate público sobre la (in)movilidad y el control en tiempos de pandemia. Así, impulsaremos encuentros virtuales que entre lxs investigadorxs de este proyecto, e invitados diversos como intelectuales, representantes de organizaciones de migrantes, activistas, periodistas, entre otros actores. Estos encuentros serán de acceso público, y quedarán grabadas y subidas en esta página web. Sistematizaremos los debates, para producir así textos reflexivos que alimenten la breve explicación inicial que consta en cada una de las secciones de la página web.

Harley, JB (1989). Deconstructing the map. Cartographica: The international journal for

geographic information and geovisualization, 26(2), 1-20.

Fuente e imagen: https://www.inmovilidadamericas.org/el-proyecto

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Libro(PDF): «Octubre y el derecho a la resistencia. Revuelta popular y neoliberalismo autoritario en Ecuador»

Reseña: CLACSO

Entre defensivo y anticipatorio, el Paro Nacional repuso al pueblo en el campo político. La vía neoliberal, abierta sorpresivamente desde 2017, había conseguido asentar cierta idea del Estado austero como única forma de reparación social y ética ante los «excesos del dispendioso y corrupto gobierno populista» (sic.). En su progresiva implantación, sin embargo, la austeridad combinó el desfinanciamiento de sectores de provisión de servicios públicos masivos, política de precarización del trabajo y recurrentes exenciones tributarias para grandes grupos económicos. Dicho combo de políticas fue ratificado con el Decreto 883. Quienes comparten más o menos similares experiencias de injusticia o entornos de privación como efecto de tales políticas se encontraron en Octubre.

De la Introducción de Franklin Ramírez Gallegos

Autor (a):  

Franklin Ramírez Gallegos. [Editor]

Daniel Andrade. Matthieu Le Quang. Nila Chávez Sabando. Daniel Vizuete. Santiago Ortiz Crespo. Ernesto Vivares. Jahiren Noriega. Gonzalo Criollo Galván. Adoración Guamán Hernández. Andrés Chiriboga Tejada. Leonardo A. Arias. Jonathan Báez. Christian Pino Garrido. Soledad Stoessel. Rodrigo Iturriza. Isabel Díaz. Adriana Mejía Artieda. Jorge Daniel Vásquez. Valeria Coronel. David Chávez. René Unda Lara. René Ramírez. Analía Minteguiaga. Jacobo García. Eduardo Soria. Paco Salazar. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO.

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina.

Idioma: Español.

ISBN: 978-987-722-607-2

Descarga: Octubre y el derecho a la resistencia. Revuelta popular y neoliberalismo autoritario en Ecuador

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=2056&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1395

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Fotos. Así se ve la maternidad en contextos de crisis humanitaria

Redacción: News

Así es como mujeres que han sido pacientes de Médicos Sin Fronteras, sobreviven a las crisis que se les presentan en la vida diaria.

Quieres ver a mamá, ¿cierto? La quieres abrazar, llenar de besos, de apapachos. Quieres decirle cuánto la amas a través de una canción, de un regalo hecho por tus propias manos, de una carta que sea de tu puño y letra y no enviarle una voice note o verla a través de una vídeollamada, la cual reflejará todavía más la pesadumbre que causa esta contingencia que no te permitirá demostrarle a mamá lo valiente que es.

Este 10 de mayo, queremos reconocer a todas las madres que enfrentan situaciones profundamente críticas como una pandemia, un conflicto armado o un desplazamiento forzado. Cada una de las mujeres que Médicos Sin Fronteras (MSF) atiende en más de 74 países es reflejo de esas constantes luchas. En sus miradas y testimonios, hay motivos para seguir curando y demandando un mundo más justo e igualitario. Estas historias narran la realidad: mujeres que tienen que caminar kilómetros para llegar a un hospital; mujeres que enfrentan contextos inseguros o confinamientos; mujeres que se ven forzadas a huir con su familia en busca de una vida mejor.

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A través de estas imágenes, te contamos las historias de cada una de estas madres que hoy son motivo de un homenaje hecho por Médicos Sin Fronteras y Cultura Colectiva News.

Mythysse, México.

Fotografía: Arlette Blanco, MSF

El 12 de abril, Mythisse, una migrante obligada a huir de Haití, tuvo a su hijo en una ambulancia de la Cruz Roja, porque el Hospital Materno Infantil en Reynnosa no tenía disponibles médicos debido a la emergencia del COVID-19. Mientras la trasladaban al Hospital General, entró en proceso de parto y dio a luz a un niño sano, que pesó 4 kilogramos.

Después de un mes de emergencia de COVID-19, con la entrada bloqueada a Estados Unidos, y debido a la situación vulnerable de los migrantes atrapados en la frontera norte, especialmente en Matamoros y Reynosa, MSF refuerza sus actividades de promoción de la salud y medicina, en los refugios y dentro del campamento de solicitantes de asilo, mientras la organización prepara su respuesta para atender posibles casos de COVID19 en coordinación con las autoridades locales.

 2

Ruth, México.

Fotografía, Arlette Blanco, MSF

Ruth, madre de cuatro hijos, dejó Honduras en 2018, para escapar de una vida de violencia cotidiana. Su esposo fue secuestrado y liberado. Su familia tuvo que huir porque sus vidas estaban en peligro. Su viaje ha sido muy difícil. Han dormido en la calle y enfrentado asaltos, pero MSF pudo ayudarlos con atención médica y psicológica.

 3

Telha Ahmed, Irak.

Fotografía, Ahmed Kaka, MSF

Firdous Salah, una niña mosulawi de cinco años, tomó por sorpresa a su familia cuando extendió la mano hacia una tetera de agua hirviendo que descansaba sobre un calentador de aceite, y luego la volcó sobre su cuerpo. Su brazo derecho, abdomen y ambos muslos estaban escaldados.

Su abuela, Telha Ahmed, la acompaña mientras su madre está preocupada por cuidar a los hermanos de Firdous en la tienda que se ha convertido en su santuario, a raíz de una guerra devastadora para recuperar las ciudades iraquíes del grupo del Estado Islámico (IS) – una guerra que ha Dejó a muchos ciudadanos varados en campamentos destartalados en todo Irak.

 4

Honduras.

Fotografía, Sergio Ortíz, MSF

Una paciente recibe una sesión de ultrasonido como parte de su control materno en la Clínica Materno Infantil de Choloma, en Honduras. MSF trabaja en Choloma desde 2017, con elevados índices de violencia, en un proyecto que colabora directamente con la Clínica Materno-Infantil de la Secretaría de salud, para brindar atención ginecológica, de salud primaria y salud mental a las mujeres, especialmente a las embarazadas.

 5

Ana, Honduras.

Fotografía, Sergio Ortíz, MSF

Ana* sale de su habitación después de haber dado a luz a su hijo en la sala de partos de la Clínica Materno Infantil de MSF en Choloma, Honduras. Los equipos de MSF en Choloma brindan servicios de planificación familiar, consultas ante y postnatales, atención de partos, además de ofrecer apoyo psicosocial a las sobrevivientes de la violencia y violencia sexual. En 2019, MSF atendió 686 partos.

 6

Fatmata, Sierra Leona.

Fotografía, Vincenzo Livieri, MSF

Momo, de apenas siete meses, con su madre Fatmata, de 30 años, en la Unidad Pediátrica del Hospital MSF Kenema. Vinieron de Dama, un pueblo distante, a 20 millas del hospital. Fatmata tuvo que pagar 60 mil leones por un viaje en moto para llegar al centro de salud. Cuando llegaron, Momo estaba inconsciente con fiebre alta y escalofríos. Su madre conocía el hospital de MSF después de que los promotores de salud visitaron su aldea. Fatmata espera que su hijo se recupere pronto; le preocupa perder demasiados días de trabajo.

 7

Tiangay, Sierra Leona.

Fotografía, Vincenzo Livieri, MSF

Mussa, de un año, en el Centro Nutricional del Hospital MSF Kenema. Tiangay, su madre no sabe su edad, pero parece muy joven. Llegaron al hospital hace seis días porque Tiangay estaba preocupada de que el bebé había estado vomitando y había tenido diarrea durante los últimos tres días. Mussa pesó solo 6 kilos (el peso mínimo para que un niño de su edad y estatura se considere que sufre de desnutrición es de 7 kilos). Después de dos semanas en el hospital de MSF, su madre se sintió aliviada porque Mussa había comido las dos comidas, un pequeño paso, pero realmente significa mucho: es el comienzo de su recuperación.

 8

Shuvai Munyaratzi, Zimbabwe.

Fotografía, Nyasha Kadandara, MSF

Shuvai Munyaradzi sostiene a su nuevo bebé. Gutu, Zimbabwe, Shuvai vive en la ciudad de Gutu, distrito de Gutu, Zimbabwe. Estaba visitando el Hospital Rural Gutu para recibir otro servicio cuando escuchó sobre el examen cervical. Tras regresar para una consulta VIAC, la enfermera detectó algunas anormalidades en su cuello uterino. La madre de dos hijos estaba preocupada por el resultado, pero con el apoyo y el asesoramiento de su esposo y del personal, se sometió a crioterapia y ahora esta mucho mejor.

 9

Brakhado, Mar Mediterráneo.

Fotografía, Hannah Wallace Bowman, MSF

Brakhado* dio a luz a su hijo de 11 meses, Aeden*, en un centro de detención. Durante sus 3 años en Libia, fue capturada, encarcelada y golpeada de forma rutinaria. Ella fue separada de su esposo, quien fue extorsionado. Trató de cruzar el Mediterráneo varias veces. En su cuarto intento se negó a irse y piensa que fue mejor porque nunca más volvió a saber de aquellos a bordo. Brakhado fue rescatada junto con su esposo y otras 91 personas de un bote de goma en apuros el viernes 24 de enero, justo antes del amanecer. Ella desembarcó en Taranto, Italia, el 29 de enero, junto con 402 personas más.

 10

Raido, Grecia

Fotografía, Anna Pantelia, MSF

“El hospital me dijo que no tenía atención especializada para mi hijo, Abdul, y que deberíamos ser trasladados a un hospital más grande. Tengo un hijo que está enfermo, está totalmente paralizado, es epiléptico y ni siquiera puede dormir. Hasta ahora nadie ha podido ayudarme. Soy una madre soltera, con otros 3 hijos y estamos atrapados en Lesbos», cuenta Raido de 27 años, proveniente de Somalia. Su esposo murió antes de que ella tomara la decisión de venir a Grecia. Durante los últimos cuatro meses, los médicos de MSF han atendido al menos a 140 niños con casos crónicos y complejos que no tienen acceso a medicamentos ni a la atención especializada que necesitan. Algunos de ellos si no se tratan podrían enfrentar consecuencias de por vida o incluso la muerte».

 11

Rogelili, República Democrática del Congo

Fotografía, Solen Mourlon

Rogelili con su bebé Asiwife, hospitalizada por desnutrición frente a la unidad del hospital de referencia general del área de Nizi, RDC. Rogelili está en el centro de salud de referencia general del área de Nizi con sus cuatro hijos: Asifiwe, Niakato Gloria, Joel y Dramani. Los cuatro fueron hospitalizados durante una semana porque sufrieron de desnutrición.

 12

Josée Dfikanza Nyudey, República Democrática del Congo

Fotografía, Alexis Huguet

Josée Ddikanza Nyudey, de 36 años, sostiene a su hija de 6 años, Espérance, en su refugio de paja en el sitio de desplazados internos de Rho, territorio de Djugu, provincia de Ituri, el 10 de noviembre de 2019. Espérance recibió un disparo y resultó herido en un ataque armado en el sitio de desplazados internos, hacia final de septiembre de 2019. «Cuando llegaron los atacantes, gritaron: ‘Verán, hoy los mataremos a todos’. Hubo disparos en todas partes. Espérance comenzó a llorar pero estaba oscuro y no podíamos encender el antorchas. Solo por la mañana vi la sangre en el suelo, la niña había resultado herida», dice Josée.

 13

Venezuela

Fotografía, Adriana Loureiro Fernández

Una madre cuida a su hijo en el departamento de emergencias del hospital de Tumeremo. Este hospital es uno de los dos grandes hospitales del estado de Bolívar, sin embargo, parte de este no ha funcionado en los últimos años y el personal médico de allí lucha por proporcionar incluso servicios regulares. La crisis económica en Venezuela ha afectado severamente el sistema de salud del país y muchos hospitales, como este, ahora están en muy mal estado. MSF comenzó el apoyo a este hospital en 2020, primero con actividades de agua y saneamiento, electricidad y mantenimiento, así como triaje y emergencias, actualmente ante el COVID-19, trabaja en este mismo hospital brindando atención especializada.

 14

India

Fotografía, Tadeu Andre, MSF.

Una madre sostiene a su bebé recién nacido nacido el día anterior, durante una visita domiciliaria del equipo de atención posnatal de MSF, como parte de una sesión de acercamiento comunitario que se llevó a cabo en la aldea de Tetrai, Chattisgarh, India. Se realizan visitas como estas para revisar la condición de la madre y del bebé después del parto y garantizar que no haya complicaciones. Además de esto, las enfermeras de atención postnatal ayudan a las madres brindándoles orientación sobre el cuidado de un recién nacido.

Las sesiones de enfoque comunitario se utilizan para educar a las personas, de áreas rurales, sobre las mejores prácticas básicas de salud a través de un promotor de salud, así como para proporcionar atención primaria de salud con los servicios de una enfermera en el lugar.

 15

Brasil

Fotografía, Mariana Abdalla

Alex es un migrante venezolano de 12 años que vive en el refugio Jardim Floresta en Roraima, norte de Brasil, con su madre, hermanos y sobrinos. Rebeca, la madre de Alex, ha comenzado a producir bolsos de vestir con estampados inspirados en la migración. Allí, tienen acceso a refugio, comida e higiene básica y recreación. «Cuando sea mayor, quiero ver paz y tranquilidad», dice Alex. Muchos niños migrantes en Roraima, como Alex, necesitan apoyo psicológico para hacer frente a los problemas de ser un migrante durante un período ya desafiante de sus vidas. MSF ha estado prestando servicios en el refugio desde noviembre de 2018.

 16

Foto de portada: Alexis Huguet, MSF.

Fuente: https://news.culturacolectiva.com/especiales/imagenes-de-mamas-en-contextos-de-crisis-humanitaria-medicos-sin-fronteras/

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Precariedad laboral y expansión del extractivismo en Venezuela

Por: OEP.

 

En el Día Mundial del Trabajador, la cada vez más notoria precarización de las condiciones laborales en Venezuela destaca como uno de los elementos con incidencia en el avance del extractivismo en el país, sirviendo como principal motivador para quienes han migrado de empleos formales a sectores como la minería ilegal, o quienes han optado por la extracción directa de recursos naturales (leña, por ejemplo) para solventar necesidades básicas que no están siendo atendidas por el Estado venezolano, así como para l@s funcionari@s del sector de seguridad y defensa que apelan a prácticas de corrupción en zonas mineras para mejorar por esa vía sus condiciones de vida personales.

Política de precarización y reducción del Estado

El más reciente anuncio de aumento salarial hecho por el gobierno venezolano deja el nivel de ingreso mínimo en el sector formal en Venezuela en la pírrica cifra de $2,2, muy por debajo del salario en Cuba, por ejemplo, ($15) que ha sido históricamente uno de los más bajos de la región.

El anuncio evidencia dos elementos que han caracterizado la política no declarada de precarización de las condiciones laborales del actual gobierno venezolano: por una parte los anuncios no son realizados de manera explícita por el gabinete ministerial del gobierno, y se presenta el salario mínimo como un valor referencial que debería contemplarse en el marco de un paquete social que contempla el subsidio a los servicios básicos o la gasolina, lo que en las actuales condiciones de crisis del agua, electricidad, gas, y acceso al combustible pasa a ser fuertemente cuestionado por diversos sectores del país.

El grupo de investigación en materia económica 15 y último publicó una serie de gráficos que reflejan, con base en datos oficiales, el dramático aplanamiento del ingreso salarial en Venezuela, en relación con el comportamiento del valor referencial de la moneda.

Aplanamiento de la curva del ingreso salarial en Venezuela. Fuente @15yultimoweb
Evolución del ingreso mínimo en Venezuela. Fuente @15yultimoweb
Hundida y aplanamiento de la curva salarial en los últimos dos años en Venezuela. Fuente @15yultimoweb

Estos anuncios, y en especial la explicación de algunos funcionarios, que indican que el salario mínimo sólo parece cumplirse en el sector público pues el privado se ve obligado a mejorar las ofertas laborales para poder captar personal, ha sido interpretada por algunos analistas como una serie de medidas para impulsar una reducción de facto del aparato del Estado venezolano, sin declararla de tal forma por el costo político que tendría para un gobierno que se presenta como socialista.

Precarización laboral y migración como expansión del extractivismo

Diversas organizaciones han reportado cómo esta precarización laboral ha impulsado una migración interna hacia zonas tradicionalmente mineras en Venezuela. El Informe especial: Peligros y Vulneraciones de DDHH de Niños, Niñas y Adolescentes en la Frontera y Actividades Mineras de los Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap) alerta que las principales razones que motivaron la marcada migración venezolana de los últimos años hacia el extranjero estaban relacionadas con las condiciones de vida y del ámbito laboral. También advierte el documento sobre la migración interna en el país  de maestros, maestras, entre otros trabajadores del sur del país hacia las zonas mineras.

En este sentido cabe destacar que mientras una parte de la clase trabajadora venezolana que migró al extranjero terminó siendo captada como mano de obra barata para la minería y otras formas de extractivismo en países como Chile o Colombia, otro sector terminó siendo captado por el propio sistema extractivista en Venezuela en zonas como Bolívar.

Represión en el sector laboral en Venezuela

A finales del 2019 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) situó a Venezuela como uno de los países con mayor riesgo de conflictividad social en el mundo, debido a la alta tasa de precariedad laboral que registra.

La OIT designó una comisión de encuesta para Venezuela, una decisión con muy pocos precedentes históricos en la entidad, para analizar reiteradas quejas de los empleadores y organizaciones sindicales sobre el irrespeto de normas laborales y las condiciones de informalidad y precariedad crecientes en el mercado laboral. Una situación que ha sido reportada por diversas organizaciones y activistas en el país.

En especial, destaca que la OIT hace un llamado enfático al gobierno venezolano  por “el cese inmediato de todos los actos de violencia, amenazas, persecución, estigmatización, intimidación u otra forma de agresión a personas u organizaciones en relación con el ejercicio de actividades gremiales o sindicales legítimas, y la adopción de medidas para garantizar que tales actos no se repitan en el futuro.”

Este llamado de la OIT coincide con reportes de persecución y represión en contra de trabajadores venezolanos, dirigentes o activistas del sector laboral en el país. En este sentido destacamos el caso del trabajador de Ferrominera, Rodney Álvarez, quien formaba parte de los trabajadores que en Ferrominera del Orinoco se organizaban para luchar por el contrato colectivo y sus derechos, enfrentados tanto a la gerencia como a la burocracia sindical progubernamental y que desde el 2009 ha sido injustamente incriminado y privado de su libertad como forma de proteger a delincuentes al amparo del gobierno y de reprimir las luchas por los derechos laborales en el sector de las industrias básicas en Venezuela.

Fuente del artículo: http://www.ecopoliticavenezuela.org/2020/05/01/precariedad-laboral-y-expansion-del-extractivismo-en-venezuela/
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Libro(PDF): «Movilidad humana en tránsito. Retos de la Cuarta Transformación en política migratoria»

Reseña: CLACSO

Este libro es una contribución a la reflexión y al debate sobre los grandes retos que entraña el tema migratorio como problema teórico y fenómeno social de nuestro tiempo. La pregunta subyacente en el texto es ¿cómo reparar un sistema migratorio roto por la implosión del proceso globalizador, destructor de los medios de vida de millones de seres humanos? Frente a esta crisis migratoria los gobiernos responden con medidas de contención en las que se incluyen «muros» que profundizan las dificultades para el tránsito y muestran el rostro de una «crisis humanitaria» que interpela a los derechos humanos.

Fruto de un esfuerzo colaborativo, este volumen fue pensado en una reunión que convocó El Colegio de la Frontera Norte, en Tijuana, cuando recién se estrenaba en México el gobierno de la Cuarta Transformación, para reflexionar en torno al «nuevo paradigma» de la política migratoria de este país. Las amenazas del gobierno de Donald Trump a México sobre imponer aranceles al comercio con Estados Unidos todavía no se habían expresado; poco después la «vuelta de tuerca» se concretó y la política migratoria de México cambió radicalmente. Este tránsito de una política flexible a una política dura es objeto de análisis en este texto que, desde distintas miradas, formula hipótesis y abre nuevos interrogantes sobre el devenir.

Autores (as): Daniel Villafuerte Solís. María Eugenia Anguiano Téllez. [Coordinadores]

Daniel Villafuerte Solís. Jéssica N. Nájera Aguirre. Luz Helena Rodríguez Tapia. María Eugenia Anguiano Téllez. Chantal Lucero Vargas. Rafael Alonso Hernández López. María del Carmen García Aguilar. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO. UNICACH – CESMECA.

Año de publicación: 2020.

País (es): Argentina. México

Idioma: Español.

ISBN: 978-987-722-590-7

Descarga: Movilidad humana en tránsito. Retos de la Cuarta Transformación en política migratoria

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=1840&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1380

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