Saltar al contenido principal
Page 9 of 21
1 7 8 9 10 11 21

Estéticas migratorias. Historia y definición

El término estéticas migratorias, pretende dar cuenta de la dimensión estética de la experiencia de la migración y su impacto y visualización a través de las prácticas artísticas contemporáneas.

Aunque en su origen se encuentra en el debate en torno a lo global, la identidad, lo poscolonial, la memoria y los afectos —cuestiones presentes en el mundo del arte desde los años noventa—, el término  como tal entra en escena a mitad de la década de 2000, y su inclusión se debe  principalmente al trabajo de Mieke Bal, quien, a lo largo de ensayos, películas y exposiciones, ha ido dando forma poco a poco al concepto. (1)

Durante las dos últimas décadas, el término se ha expandido en el vocabulario artístico contemporáneo, y su empleo se ha generalizado para nombrar y definir algunas prácticas y actitudes artísticas relacionadas con la migración y la movilidad. Esta popularización del concepto en textos, exposiciones, cursos, incluso colecciones  de libros (2), condujo  en 2014  al editor de la célebre  Encyclopedia of Aesthetics, Michael Kelly, a platearse la necesidad de incluir la voz “Migratory Aesthetics” en la segunda edición, ampliada y revisada, de esta vasta cartografía del pensamiento sobre arte y estética publicada originalmente en 1998 (3).

Este capítulo presenta una versión en español de la entrada que escribí para dicha enciclopedia. Aunque  apenas he modificado el texto original —que mantiene el formato descriptivo del diccionario—, sí que debo advertir de una pequeña dificultad en la traducción precisa del término. En realidad, la traducción lógica del inglés “migratory aesthetics” debería ser “estética migratoria” en singular. A priori, Aesthetics se refiere al campo filosófico que llamamos “Estética”. Sin embargo, en la formulación de Mieke Bal, la “s” no alude a ese campo filosófico, sino que indica un plural, una multiplicidad de formas de experiencia, una conectividad basada en los sentidos (4). Por esa razón, parece apropiado utilizar el plural y hablar de “estéticas migratorias”.

* * *

Cuando escribimos “estéticas migratorias” no nos referimos exactamente a una categoría estética, ni tampoco a un estilo o movimiento artístico, sino mas bien a un campo de problemas, prácticas, situaciones y teorías. Se trata de un constructor complejo empleado para observar algunas transformaciones en las sociedades contemporáneas —la migración y su impacto estético—, pero también para describir y calificar las prácticas artísticas que dan cuenta de dichas transformaciones —no sólo a nivel de contenido, sino también en los modos de hacer y promover una sensibilidad migratoria—. Y, al mismo tiempo, las estéticas migratorias también conforman un campo intelectual, una actitud teórica, una manera de enfocar los problemas y un posicionamiento político de compromiso.

Las estéticas migratorias parten de la observación de la metamorfosis que la migración produce en el ámbito de la estética en las sociedades contemporáneas. Una mutación que, como ha sugerido Bal, tiene que ver, en esencia, con la transformación de las sociedades y los espacios por los sujetos migrantes, pero también con la transformación de los sujetos en los encuentros con esos espacios (5). Un movimiento doble que afecta en dos direcciones, puesto que no solo modifica los modos de experiencia, sino también los modos de sentir —la aisthesis, el ámbito de los sentidos y las emociones—. Como señalan Aydemir y Rotas, el constructor “Estéticas migratorias” sugiere “la implicación mutua de la dimensión estética de las prácticas de la migración y la dimensión migratoria de los procesos estéticos” (6)  Es precisamente en este sentido en el que Mieke Bal entiende el término, más como un sentir plural que como un campo filosófico (7). Se trata, de este modo, de conducir la reflexión hacia caminos que devuelvan a la estética su viejo significado en el ámbito de la experiencia sensible y las emociones.

Las metáforas de la migración ya habían sido utilizadas ampliamente por la teoría contemporánea. Desde finales de los años ochenta, la sociología, la antropología, los ustedlos culturales o los estudios poscoloniales comenzaron a visibilizar y a dar importancia a la migración y a sus implicaciones en la cultura. Sin embargo, a través de una serie de ideas que enfatizaban el lado fatal y traumático de la migración: las teorías del desplazamiento, diáspora, exilio, el desarraigo… Por otro lado, también desde la teoría —tanto desde los desarrollos de las ideas de Deleuze y Guattari sobre el nomadismo (8) como del pensamiento sobre lo híbrido y el cosmopolitismo de autores como Homi Bhabha (9), se había producido una especie de idealización del universo migratorio, convirtiendo la metáfora en un lugar común que poco tenía que ver con la realidad. Las estéticas migratorias pretenden pensar la migración como un paso más allá de las visiones excesivamente negativas, y observan los efectos valiosos de la migración en las sociedades de acogida (la transformación estética a todos los niveles de la experiencia), pero no por eso dejan de prestar atención a la realidad que está detrás de la metáfora, y atienden a los desarrollos reales de la migración. De este modo, se sitúan más allá de la visión puramente victimista, pero también de la reflexión glorificadora.

Una de las articulaciones esenciales para romper estas visiones extremas se encuentra precisamente en el ámbito de la estética, en el terreno de lo sensible, en la experiencia de las emociones y los sentidos. Es precisamente ahí donde ese sentir trasciende lo temático. De manera que las estéticas migratorias no sólo tienen que ver con “el tema” de la migración, sino especialmente con cómo los modos de sentir y las experiencias migratorias se extienden a otros contextos, y sus estéticas llegan a ser claves en las transformaciones artísticas contemporáneas. A lo que se refieren, pues las estéticas migratorias es a los modos de sentir, de experimentar el tiempo, a los espacios, las memorias, las subjetividades…, a la experiencia estética del mundo, en definitiva, que puede considerarse definitoria de nuestro tiempo. Sin embargo —y esto también es importante— este modo de experimentar el mundo no siempre es evidente, sino todo lo contrario: en los discursos hegemónicos, esa experiencia heterocrónica, contradictoria e inestable suele ser anulada  o mostrada de modo arquetípico y, en consecuencia, manipulada. Lo que estos nuevos sentires que son perceptibles pero que, sin embargo, no ocupan —aún— un espacio en los imaginarios y discursos acerca del presente y, por tanto, necesitan encontrar un lugar en el registro de la política.

Ese modo de sentir y experimentar —caracterizado por lo cercano, lo abstracto, el afecto, la emoción o la recuperación de lo puramente estético— es el que comienza a incorporarse también en un gran número de prácticas artísticas recientes. Como observó Kobena Mercer, desde finales de los años noventa, lo migratorio se convirtió en uno de los problemas centrales de las artes contemporáneas (10). Cuestiones como alteradas, raza, pero también desplazamiento, exilio, diáspora, extranjería o transculturalidad se convirtieron en elementos centrales de la reflexión artística, y muchos creadores comenzaron a trabajar como virtuales antropólogos o etnógrafos, mostrando las transformaciones de la subjetividad contemporánea y la presencia de nuevos lugares, tiempos, ámbitos y espacios de produccion artística (11). Antologías como Over Here, por ejemplo, establecieron esos buenos mapas de la creación que, poco a poco, están siendo actualizados y redefinidos (12).

El arte por el que se interesan los teóricos de las estéticas migratorias se encuadra pues, en esos nuevos mapas del arte global. Pero va más allá de la pura representación de los otros, del mero contenido. No es sólo un arte “acerca” de estas problemáticas, sino que lo que verdaderamente interesa es cómo a través de las imágenes —pero también de los textos, en el campo literario— los artistas reflexionan y piensan lo migratorio como realidad, como metáfora, pero también como forma de experiencia.

El arte se configura aquí, pues, como un lugar de conocimiento y producción del mundo. No como un espejo que refleja lo social, sino como lo social en sí. Las estéticas migratorias parten, pues, de esta imposibilidad de separar el arte de la sociedad. Pensar como sugiere el antropólogo Johannes Fabian, no “sobre” sino “con” los implicados, llevar a cabo el análisis “a través” del corazón de las cosas (13). Ése podría decirse que es el cometido de las estéticas migratorias: pensar el mundo contemporáneo —e intervenir y actuar en él—  a través de las prácticas artísticas que incorporan la experiencia estética migratoria.

—————————-

Fragmento del libro: El arte a contratiempo. Historia, obsolescencia, estéticas migratorias, AKAL / Arte contemporáneo, Madrid, 2020.

Imagen de portada captura del video Don’t Cross the Bridge before you get to the River. Estrecho de Gibraltar, Marruecos-España 2008. Francis Alÿs en colaboración con Julien Devaux, Rafael Ortega, Felix Blume, Ivan Bocara, Jimena Blasquez, Roberto Rubalcava, Begoña Rey, Abbas Benhnin y los niños de Tánger y de Tarifa.

Notas:

  1. Aunque la formulación no se encuentra en estado puro en ninguno de sus textos, podría decirse que su ensayo para la exposición 2Move: Double Movement/Migratory Aesthetics es uno de los lugares donde de modo más extenso se hace cargo del significado profundo del término (“Double Movement” en Mieke Bal y Miguel Ángel Hernández, 2Move: Double Movement/Migratory Aesthetics, Murcia, CENDEAC, 2008, pp. 15-80)
  2. Véase por ejemplo la colección “Estéticas migratorias en el arte contemporáneo” del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia.
  3. Michael Kelly (ed.), Encyclopedia of Aesthetics, 6 vols., Nueva York, Oxford University Press, 2014.
  4. Bal, “Double Movement”, cit., p. 19.

Fuente: http://campoderelampagos.org/critica-y-reviews/10/10/2020

Fuente de réplica: https://rebelion.org/esteticas-migratorias-historia-y-definicion/

Comparte este contenido:

La situación de las niñas venezolanas en Colombia es “para ponerse a llorar”, describe Mayerlín Vergara

La defensora de la niñez ganadora de este año del Premio Nansen, el más alto galardón entregado por ACNUR por el trabajo humanitario con refugiados, relató a Noticias ONU la aterradora situación que viven niños y niñas venezolanas víctimas de explotación sexual en el norte de Colombia, e hizo un llamado a su país y a la comunidad internacional para que dejen de ignorar una situación que le está robando la niñez a miles de inocentes.

Mayerlín Vergara, defensora de los derechos de la niñez por más de 20 años, ha sido testigo de desgarradoras historias de niños colombianos maltratados, ha visto pequeños de cinco años consumir pegamento para calmar el hambre, ha conocido a otros que sufren maltrato y abuso diario en sus hogares y a algunos que le piden comida o un refrigerador a Santa Claus como regalo de navidad, pero nunca había visto tanto dolor como el que actualmente viven los refugiados y migrantes venezolanos en el norte de Colombia.

“Lo que vimos aquí en La Guajira con los niños y niñas, principalmente con los refugiados y migrantes, era para ponerse a llorar. Una situación deplorable. No solo físicamente hablando, no solo porque no tenían dónde dormir, o donde vivir, o qué comer, sino era la desesperanza en sus ojitos, esos rostros tan apagados, esa tristeza tan profunda”, describe la coordinadora regional del departamento de La Guajira de la Fundación Renacer, una organización que ha asistido a más de 22.000 niños, niñas y adolescentes sobrevivientes de la trata y de otros tipos de violencia sexual y de género.

“Maye”, como la llaman con cariño los niños que ayuda y sus compañeros, se ofreció voluntariamente para abrir y dirigir un hogar para menores en Riohacha, en la frontera oriental de Colombia con Venezuela, después de ser testigo de la terrible situación a la que se enfrentan miles de migrantes que han cruzado para huir de la situación socioeconómica del país vecino.

Una de las grandes problemáticas, la que más duele, es la explotación sexual que sufren las niñas. La educadora ha tenido que presenciar situaciones extremadamente injustas y fuertes.

Escuchar a las niñas decir que no quieren vivir, que no quieren abrir sus ojitos porque ya no tiene sentido la vida.

“Escuchar a las niñas decir que no quieren vivir, que no quieren abrir sus ojitos en la mañana porque ya no tiene sentido la vida. Verlas intentar suicidarse, tener estrés postraumático, cuadros depresivos tan profundos, es lo más duro que yo he visto en toda mi historia y mi trayectoria en la Fundación Renacer. En esos momentos tan duros y difíciles yo recuerdo que le decía a Dios, ¡Señor, ayúdame porque yo sola no puedo!”.

Colombia, que alberga a unos 1,7 millones de venezolanos desplazados, ha informado de un aumento en los casos de trata de personas que se cree que está relacionado con la afluencia del país fronterizo. Los primeros cuatro meses de 2020 vieron un aumento del 20% en el número de víctimas de explotación no colombianas, en comparación con todo 2019, aseguran datos del gobierno.

Desde que abrió sus puertas hace poco más de un año, el hogar de rehabilitación que dirige Maye ha atendido a más de 75 sobrevivientes de violencia sexual, algunos de tan solo siete años. Se trata de niños y niñas que han sido rescatados de bares, burdeles, de la calle o que han sido sacados de hogares abusivos.

“Hay adolescentes de 12-14 años que uno creería que una muñeca no les va a emocionar, y les llevamos una muñeca a las niñas pequeñas y ellas terminan llorando porque también querían una. Es una cuestión de vulnerabilidad, es haberles negado la posibilidad de ser niños y ser niñas, y en el hogar ellos pueden hacer eso, gritar jugar y saltar, sin miedo a ser juzgados o cuestionados”, asegura la coordinadora.

UNICEF/Arcos
Una madre y su hijo saliendo de Venezuela y en camino hacia Cali, Colombia.

De Venezuela a Colombia

Pero darles a los niños la ayuda que necesitan no es trabajo fácil. Maye y su equipo se enfrentan a las organizaciones criminales y con ayuda de la comunidad logran identificar a las víctimas.

“Si ha habido situaciones de amenaza, claro que sí, porque  de alguna manera estamos enfrentados a delincuentes. Pero cuando entramos a las comunidades no entramos con miedo y creo que la tranquilidad nos la da la convicción de que estamos haciendo algo bueno”, señala.

Maye explica que hay muchas niñas y jóvenes que migran solas desde Venezuela hasta la Guajira y una vez en la calle son alcanzadas por proxenetas y explotadores. Otras, son abducidas por delincuentes en su país y trasladadas a través de la frontera a municipios cercanos.

Son doblemente valientes, porque soportan todo ese doble impacto de la migración y la explotación.

“Hay niñas que han sido encerradas en casas de pueblos más pequeños con una proxeneta cobrando y los explotadores entrando. Yo creo que por eso tienen tanto daño, no solamente emocional, sino todas las afectaciones mentales, porque un cuerpo tan chiquito no puede aguantar tanto. Por eso para mí son doblemente valientes, porque soportan todo ese doble impacto de la migración, de dejar su casa, su familia, su escuela, su colegio , pero también todo el impacto de la violencia sexual y de sentirse tan vulnerables y aquí, en un lugar que ni siquiera es su territorio y su país”, señala Mayerlín.

La educadora narra que también hay niñas que cruzan con sus familias, y que, aunque estas no sean necesariamente las explotadoras, a veces ya venían de situaciones de maltrato o de indigencia.

Hay niñas y niños que han venido solitos. Es decir, se vienen grupitos, se viene la amiga, la prima, la prima un poquito más grandecita, una de diecinueve con otra de diecisiete con otra de quince y con otro de cinco. Incluso nos hemos encontrado niñas que vienen con la vecina porque la mamá las mandó porque era mejor que estuvieran acá, y que no estuvieran pasando hambre allá. Entonces hay como una diversidad de situaciones”, explica.

Agência Brasil/Elza Fiuza
Durante la pandemia del coronavirus han aumentado los casos de violencia contra las mujeres y las niñas.

Un trabajo con la comunidad

Maye tiene un equipo que trabaja en las calles y se va a los asentamientos informales, donde el 80% de la población es refugiada o migrante. También van a barrios de comunidades de acogida y conversan con sus habitantes, hombres, mujeres y líderes y lideresas, a quienes capacitan para detectar a las víctimas más allá de los prejuicios.

“Con ellos hay que hacer un proceso de sensibilización, de formación, que es muy importante porque es muy fácil encontrar a una persona en la sociedad que vea a una adolescente que está siendo explotada sexualmente y crea que ella propicia su explotación sexual o crea que a ella le gusta, o que esto es una vida fácil o que piense que pobrecita porque no tiene qué comer entonces mejor que consiga dinero para su casa. Son imaginarios que son erróneos, hay que desmontarlos, y para desmontarlos hay que formar a los líderes y lideresas”, resalta la directora del hogar de rehabilitación en Riohacha.La educadora afirma que a medida que la comunidad comienza a entender que las niñas no son prostitutas sino víctimas de explotación sexual, van ganando aliados en los asentamientos.

“Se convierten en esas personas que cuando ven una niña o un niño víctima lo remiten”, dice.

Su equipo también hace el trabajo de recorrer las comunidades, y conversar directamente con quienes sospechan que son víctimas en parques, calles o tiendas donde las encuentran.

“Ya por la experiencia más o menos alcanzamos a conocer la actitud de las niñas que son víctimas. Entonces conversamos con las niñas y en ese diálogo, de esa generación de confianza, porque al inicio no nos van a contar todo de una vez, vamos insistiendo. Si no logramos nada, intentamos conseguir por lo menos un teléfono o un Facebook, nos comunicamos con ellas y es una comunicación casi que del día a día, hasta que ellas logran contar lo que les está pasando y luego de ahí les presentamos la oferta del hogar, siempre queremos como respetar sus ritmos, sus tiempos y que sea algo voluntario”, detalla.

ACNUR/Nicolo Filippo Rosso
Mayerlín Vergara Pérez, que trabaja con niños y niñas explotados sexualmente, ha ganado el premio Nansen que otorga ACNUR

Testigo del dolor, pero también de la recuperación

Mayerlín fue testigo de la recuperación de una niña que fue captada por otros niños en Venezuela y luego trasladada y explotada sexualmente en la Guajira.

“Fue explotada y abusada en todas las formas que uno se puede imaginar y luego abandonada en un monte. Esa niña… era tanto lo que le había pasado en la vida que ella misma llegó a la policía a pedir ayuda. Cuando uno habla con ella, ella dice “yo me entregué”. Y yo siempre le digo: ¡tú no! Los que se entregan son los delincuentes, tú no te entregaste, tú pediste ayuda.  La nena estaba sola en la vida y llegó a nuestro hogar y pasaron como cinco o seis meses sin que pronunciara palabra”, relata la educadora.

La víctima de explotación no podía tan siquiera hablar de lo que había pasado, sino que se manifestaba con violencia. En el hogar la acompañaron, “respetando su ritmo”.

“No confiaba al inicio en nosotros y hoy se la pasa pegada. Ahora se la pasa sonriendo y soñando y encontramos a su familia, que es lo más importante también”, cuenta Maye.

La directora del hogar dice que casos como el de esa chica venezolana son una motivación para su equipo, ya que pueden ver el increíble resultado de su esfuerzo y trabajo.

“Al inicio ni los niños tenían esperanza, ni yo. Yo veía a los educadores como con todo el amor del mundo y les pedía que no se cansaran. Ver que esos primeros niños que llegaron hoy día están realizando prácticas pre laborales porque ya se capacitaron en cocina, en manicura y pedicura, en maquillaje, en peinados y verlos ya a todos empoderados y ver que ya tenemos dos líderes dentro de la casa, acompañando a otros a los que llegan nuevos.  Ver por ejemplo a la niña que te contaba sentarse al ladito de la niña nueva y “decirle no te preocupes, esto va a pasar”. Eso no tiene precio”, asegura la ganadora del Premio Hansen de los Refugiados 2020.

Más de 20 años de trabajo

Desde muy joven, Mayerlí Vergara pudo ver el grave sufrimiento de los niños más vulnerables en Colombia. Con apenas 18 años, fue maestra de matemáticas de estudiantes de segundo grado de una de las zonas más pobres de la ciudad de Cali, el distrito de Aguablanca.

“Trabajaba en un en una zona bastante vulnerable y ahí empecé a conocer y acercarme a las historias de los niños con los que trabajaba, que eran niños y niñas de 7, 8 añitos, y empecé a escuchar cosas tan dolorosas de maltrato en la casa, niños que decían que les pegaban todos los días, o que en una carta de navidad pedían comida y una nevera porque en su casa no había”, rememora la ahora defensora de los derechos de la niñez.

Fue en ese entonces cuando intentó ir más allá de enseñarles operaciones matemáticas y comenzó a interesarse por su bienestar, pero se encontró con la pared de que no podía hacer nada por ellos fuera del aula de clase.

“Años más tarde, vi a unos niños en la calle consumiendo pegamento, un niño y una niña, como entre los 4 y los 5 años, y eso me partió el alma, llegó directo a mi corazón y en ese momento yo le dije a Dios que quería trabajar con niños y niñas que necesitaran un poco más que aprender a multiplicar”, recuerda.

Vergara, de regreso a su ciudad natal, Sahagún, en el norte del país, aun sintiendo ese llamado de ayudar a los niños respondió a un clasificado del periódico de una fundación que buscaba un psicopedagogo para trabajar en las noches con menores en Cartagena.

Maye no tenía título de psicopedagoga y ni siquiera sabía que era una ONG, pero quien la entrevistó se dio cuenta de la pasión que tenía por ayudar a los niños y decidió darle la oportunidad.

“A pesar de lo difícil y duro que fue al inicio, porque yo nunca había trabajado con adolescentes con tantas problemáticas, yo venía de trabajar con niños y con niñas de un colegio, sabía que eso era lo que yo quería hacer en la vida. Me conecté inmediatamente con sus historias, con sus vidas, con su dolor, con su alegría y quedé enamorada completamente a partir de ahí”.

Ya han pasado más de 20 años desde que Mayerlín comenzó a trabajar con la Fundación Renacer, sus décadas de esfuerzo y su más reciente trabajo con los niños y niñas refugiados venezolanos la hicieron acreedora este año al Premio Nansen de la Agencia de la ONU para los Refugiados.
“Yo he podido ver a los niños recuperarse y los he podido ver desarrollar un proyecto de vida sano para ellos, para su familia, para la sociedad. Hoy día tengo grandes amigos egresados de la Fundación Renacer, que son grandes empresarios, que son enfermeros, que son médicas, que son psicólogos, que son mamás y papás amorosos y protectores. Y ver eso y saber que estamos en el camino correcto, eso me da la fuerza para levantarme y seguir adelante”, expresa.

Maye dedicó el premio Nansen a quienes sirve y dijo que también pertenece a los niños, niñas y adolescentes, cuya capacidad de soñar inspira para seguir creyendo que sí es posible construir una sociedad libre de la trata de personas con fines de explotación sexual.

“Este premio es un reconocimiento a la fuerza, valentía y resistencia de estas niñas, niños y adolescentes, ha sido un privilegio acompañarlas y acompañarlos en su proceso de recuperación emocional”, dijo durante la entrega del Premio.

UNICEF/Vincent Tremeau
Los menores de edad son susceptibles de sufrir una mayor violencia sexual durante el confinamiento por el coronavirus.

Una tragedia oculta

Mayerlín considera que la explotación sexual es una tragedia oculta y sabe que lo que muestran las cifras es una mínima parte de lo que ocurre.

“Yo diría que tenemos que reaccionar, que esto no puede seguir siendo parte del día a día. Es muy triste ver las estadísticas y ver que cerca del 90% de los delitos sexuales en general son cometidos contra mujeres y contra niños y niñas. No es posible que este delito haya sido creado para atentar contra la vida de los niños y de las niñas”, reflexiona.

El mensaje de Maye es muy claro: hay que actuar, porque según ella, algo está pasando en la sociedad que hace que esto se perpetúe.

Necesitamos vernos como adultos y como adultas responsables, tenemos una deuda histórica con los niños y con las niñas y necesitamos por lo menos abonar. Necesitamos convertirnos en una sociedad más justa que escucha a los niños, que los respeta, que los valora, que los tiene en cuenta, porque hoy en día no se está escuchando a los niños. A veces se prefiere el celular o la televisión que escuchar a los hijos y a las hijas”, lamenta.

La educadora dice que se siente honrada de recibir el Premio Nansen, que es un gran privilegio y una oportunidad para hablar con el mundo y los medios y contarles que los niños víctimas de explotación sexual “sí pueden sobrevivir”.

“La explotación sexual y la trata de personas van más allá de las cifras y de las estadísticas, tienen rostros y duelen en lo más profundo del ser de los niños y de las niñas. Los niños y niñas y las familias refugiadas inmigrantes no salieron de Venezuela porque quisieron salir de turistas, salieron porque estaban en unas condiciones difíciles y necesitan de nosotros como adultos y como colombianos y colombianas y del mundo entero en general”.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2020/10/1481932

Comparte este contenido:

Los “Don nadie” con rostro humano

Por: Sergio Ferrari

Seres humanos sin identidad ni coordenadas. Figuras escondidas y fantasmagóricas diseminadas en todas las regiones del planeta. Desclasados, necesarios, a veces imprescindibles, casi siempre ‘desechables’.

Ciudadanos de segunda categoría, los 272 millones de migrantes a nivel mundial, avivan pasiones y atizan discursos xenofóbicos con cálculos electorales en buena parte de la geografía planetaria.

Integran un sector sumamente vulnerable a los impactos sanitarios, económicos y sociales de la actual pandemia. Al mismo tiempo, por su aporte a nivel económico y laboral, constituyen un resorte importante –a veces esencial- para la recuperación económica integral.

Así lo entiende, en todo caso, las Naciones Unidas.  En particular, su Programa para el Desarrollo Humano (PNUD), que publicó el 21 de octubre un informe donde analiza las migraciones en la última década.

Movilidad humana, oportunidades compartidasAnálisis del Informe sobre Desarrollo Humano 2009 y la ruta hacia delante (https://www.undp.org/content//human-mobility/en/home.html)  examina las grandes tendencias pasadas y , al mismo tiempo, arriesga anticipar pistas futuras para facilitar una migración segura, ordenada y regular.

Escondidos detrás de los números, cuadros y análisis, se desvanecen ciertos mitos ligados a la migración, que sigue siendo una temática de principal actualidad civilizatoria, atravesada-manipulada por retóricas políticas y convertida en espantapájaros en el debate societario mundial.

Con expresiones simbólicas muy fuertes, como la construcción del muro entre Estados Unidos y México o bien la ‘barrera de seguridad’ instalada por la Unión Europea en las aguas del Mediterráneo o el chantaje permanente de Turquía hacia la Unión Europea, al tener en sus manos una gigante llave maestra migratoria.

Algunos de esos mitos son repetidos hasta el cansancio por muchos medios de información y un importante sector de la clase política y el poder. Que la migración mundial es incontrolable cuantitativamente a nivel planetario; que es una población que aprovecha de las ventajas de países más ricos a donde se dirige; que el impacto de los refugiados –una ínfima parte de dicho grupo humano- amenaza la paz interna de las regiones más estables del planeta.

Población minoritaria

La Organización Internacional de Migraciones (OIM) calcula en su Informe 2020 la existencia de unos 272 millones de migrantes internacionales, cifra que representa apenas un 3.5% de la población mundial. (https://publications.iom.int/books/informe-sobre-las-migraciones-en-el-mundo-2020)

La tendencia es creciente. Las cifras actuales superan las proyecciones hechas para el año 2050, que pronosticaban un 2,6%, es decir 230 millones de migrantes internacionales, recién dentro de tres décadas. Sin embargo, los porcentajes siguen siendo mínimos en el marco demográfico mundial.

Como lo sostiene la OIM, la escala y el ritmo de la migración internacional son muy difíciles de predecir con exactitud, porque están estrechamente relacionados con acontecimientos puntuales o de duración limitada, como las situaciones de inestabilidad grave, crisis económica o conflicto. Además del impacto que pueden tener las tendencias a largo plazo, que también tienen una repercusión esencial: los cambios demográficos, el diferente desarrollo económico regional, los avances de la tecnología de las comunicaciones y el acceso al transporte.

En cuanto a coordenadas geográficas, India sigue siendo el principal país de origen de migrantes internacionales (17,5 millones).  El segundo en importancia es México con 11,8 millones y China se ubica en tercer lugar con algo más de 10 millones. Si se analizan el destino, los Estados Unidos mantienen el primer lugar, captando más de 50 millones migrantes internacionales.

Tres cuartas partes de los 272 millones -52 % hombres y 48% mujeres- tienen entre 20 y 64 años y constituyen una fuerza de trabajo potencialmente activa.

Las remesas internacionales que origina ese movimiento migratorio ascendieron en 2018 a los 689.000 millones de dólares estadounidense. Las mismas terminan en un sin número de países. Tres de ellos son los principales receptores: India, China, y México. Sin embargo, en regiones enteras, como Centroamérica y el Caribe o la África subsahariana, el impacto económico de las remesas impacta en la sobrevivencia misma de numerosas familias o comunidades. Para Haití representan un 37,1 % del Producto Interno Bruto (PIB). Para Honduras, un 22 %; El Salvador, 21%; Jamaica,16 %; Nicaragua y Guatemala, 13,1%. El Banco Mundial calcula que, en 2019, América Latina y el Caribe recibió, en conjunto, 96.000 millones de dólares en transferencias enviadas por los migrantes.

Según el reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Humano (PNUD), la migración forzosa – desplazados internos y refugiados- si bien se ha duplicado en los últimos 10 años significa actualmente unos 79 millones de personas.  Una pequeña minoría en el contexto ya minoritario del conjunto del movimiento migratorio a nivel mundial.

Actor productivo

El discurso xenofóbico de enorme impacto a nivel mediático internacional subraya el “oportunismo”, cuando no el “ocio”, de los migrantes que llegan a países de alto o mediano desarrollo.  Cuando este discurso se embebe de componentes raciales, como sucede en Europa con los inmigrantes provenientes del África subsahariana o de países árabes, el coctel resulta socialmente explosivo, discriminador y racista.

Sin embargo, “bien gestionada, la movilidad humana impulsa el crecimiento económico, reduce inequidades y conecta a sociedades diversas”, subraya el nuevo Informe del PNUD, desmitificando una parte de los argumentos descalificadores. Y subraya que “aunque únicamente representan el 3,5% de la población mundial, las personas migrantes generaron el 9% del PIB mundial en 2015”.

Otros estudios de instituciones internacionales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, citados por el PNUD en su informe, “muestran que un aumento porcentual de la proporción de migrantes en países de altos ingresos aumenta el ingreso per cápita en un 2%”. Y anticipa que “si las personas inmigrantes aumentaran la mano de obra de los países ricos en 3%, el Producto Interno Bruto mundial incrementaría 356.000 millones de dólares para 2025.

Con la mirada retrospectiva, el PNUD reconoce que desde 2009 se ha avanzado poco en cuanto a abordar la movilidad de personas migrantes poco cualificadas. Los derechos de las personas migrantes están más protegidos en el papel; pero, en la mayoría de los países, su acceso a protección y servicios sociales sigue siendo limitado. Y los costos de transacciónpara documentos, desplazamiento y transferencias monetarias siguen siendo obstinadamente elevados.

La crisis sanitaria mundial no debería ser un factor para cerrar aun más las fronteras. Al presentar el estudio, Asako Okai, administradora adjunta y directora de la Oficina de Crisis del PNUD enfatiza que “las economías y las sociedades saludables dependen de la movilidad humana. Los esfuerzos de recuperación de la COVID-19 deben incluir a las personas migrantes, asegurando que sus derechos no sean marginados y que no se desperdicie su contribución”.

«Nadie está seguro hasta que todos estén seguros» enfatiza el resumen técnico del informe, lo que implica la necesidad de “una respuesta inclusiva”, que integre a las personas migrantes.

Humanizar la migración

Movilidad Humana, oportunidades compartidas no se queda en el diagnóstico, sino que propone pasos concretos para valorizar y dignificar la migración.

Recomienda tomar y asumir ciertas decisiones políticas internacionales. Entre las cuales:  ampliar las rutas legales, reducir los costos de transacción de las remesas, garantizar los derechos de las personas migrantes, especialmente para las mujeres, fomentar la integración y la cohesión social, y movilizar a las diásporas.

Y concluye que «la pandemia y la pausa en los viajes son una oportunidad para redefinir la movilidad humana y construir un mundo mejor”.  El Administrador de la PNUD Achim Steiner al presentar el nuevo informe sobre las Migraciones 2020, sostuvo que “promover los beneficios, reducir los costos y hacer que la migración sea una opción nos preparará hoy para hacer frente a los nuevos retos que plantee el cambio climático, la creciente inequidad y la transformación digital del trabajo de mañana».

A la crisis económica mundial de 2008 le siguió una década de un debate muy politizado, algunos avances y muchas oportunidades desperdiciadas en relación con la movilidad humana, enfatizó Steiner.  Debemos redoblar esfuerzos ahora y centrarnos en los progresos en los próximos diez años si queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible», enfatizó.

El PNUD anticipa, de cara al futuro, nuevos enfoques para potenciar los beneficios de la movilidad humana, tanto para las personas migrantes y sus familias, como para los países de origen y destino. Van en la dirección de ampliar las rutas legales de migración, innovaciones digitales para ayudar a las personas a ganarse la vida mientras están en tránsito, un enfoque renovado en protección social y la participación de las diásporas en las políticas de los países de origen.

Las imágenes casi cotidianas definen el argumentario planetario. Los migrantes centroamericanos que intentan llegar a Estados Unidos vía México. O las barcazas repletas de hombres, mujeres y niños africanos golpeando a las puertas europeas – solo el año pasado murieron 1.283 en la travesía en tanto 110 mil lograron entrar al Viejo Mundo. Lo que esconden los reflectores mediáticos es, sin embargo, lo esencial: el enorme aporte de los trabajadores migrantes a las economías de los países centrales, así como el efecto de oxigenación intercultural imprescindible para las tan ricas como envejecidas sociedades opulentas.

Fuente: https://rebelion.org/los-don-nadie-con-rostro-humano/

Comparte este contenido:

África: La pobreza amenaza a los jóvenes que fueron tutelados por el Estado

Más de la mitad se emancipa sin terminar los estudios y el 84% tiene riesgo de exclusión, pero sólo el 10% ha tenido problemas con la justicia, según un informe de Cruz Roja.

«Nací el 17 de junio de 2001. Vengo de Guinea Conakri. Mi padre había enfermado y no pude seguir estudiando. Estuve tres meses en casa, sin ir a la escuela. Un amigo me preguntó si quería irme con él a Europa. Cruzamos a Mali. Dormíamos en la calle. Mis padres me llamaron. Dónde estás, vuelve, me pidieron. Mi madre lloró. Intentaré llegar, les respondí».

«Pasé un mes en Mali. No conocíamos a nadie. Siempre en la calle. Cruzamos a Argelia. Estuvimos año y medio allí, hasta que escuchamos que en Libia estaban cruzando a Italia. Fuimos pero la policía nos detuvo».

«Estuvimos en la cárcel libia mucho tiempo. Hubo un motín. Me avisaron que tirarían la puerta, que estuviera alerta para correr. Escapé, nos escondimos. Volvimos a Argelia. Sin dinero. Trabajamos allí otro año y medio, y con lo ahorrado nos fuimos a Marruecos».

«Yo lo intenté primero. Subí a bordo de una patera con 62 personas. Era un jueves por la noche. Una mujer murió y la tiraron al agua. El domingo a las cinco de la tarde vimos una montaña. Ya no teníamos gasolina. Llegó un helicóptero y luego Salvamento».

Así resume Thierno Mamadou, que abandonó su hogar a los 15 años y llegó a España en 2018, su vida hasta llegar a un centro de protección de Granada, y convertirse en uno de los jóvenes tutelados por el Estado. Ahora, con 19 años, Mamadou es uno de los jóvenes que enfrentan el riesgo de pobreza que amenaza a este colectivo que pierde la protección estatal con la mayoría de edad. El 84% de los jóvenes extutelados están en riesgo de pobreza y exclusión, según un estudio de Cruz Roja, estimado a partir del proyecto ‘Acompañamiento socioeducativo a la inserción de jóvenes extutelados y/o en riesgo social’, donde atienden a unos 3.600 jóvenes de 25 provincias.

Precoz libertad

Al llegar a la mayoría de edad, se quedan sin red de seguridad. «Para emanciparse, visualizan el empleo como una primera dificultad, porque a diferencia de los que viven con sus padres, para ellos tener trabajo es imprescindible para vivir», explica Toni Bruel, coordinador general de Cruz Roja Española, durante la presentación del informe. Estos jóvenes se emancipan once años antes que la media en España, que es de 29 años.

Los jóvenes ya sin tutela dan el paso cuando más de la mitad «no ha terminado de estudiar por causas como carencia de medios, migración o la desmotivación» y «tiene un nivel de digitalización bajo o nulo y apenas el 30% utiliza internet para buscar empleo». El 81,5% está en paro, la mitad tiene ingresos inferiores a 600 euros al mes y el 17% menos de 100, pero el 84% no recibe ninguna prestación o subsidio. «Contra el estereotipo, sólo el 10% ha tenido problemas con la justicia», sostiene Bruel. «Habitualmente temas leves».

Además, «son jóvenes que han vivido situaciones que generan una extrema vulnerabilidad». Entre los jóvenes españoles extutelados, que conforma la tercera parte de la muestra, se trata de «desamparo, maltrato y falta de vínculos emocionales con la familia». Entre los extranjeros, por «pobreza y hechos traumáticos que han vivido durante el viaje, especialmente los que han migrado sin acompañamiento». El 55% no tiene a nadie que le exprese afecto o cariño, y un 10% se ve obligado a vivir en la calle o en situación de alta precariedad.

Empezar a volar

A pesar del desamparo general (el 70% no cuenta con nadie que le apoye económicamente, el 64% no tiene amigos que le visiten y un 10% no tiene ni siquiera tarjeta sanitaria), a veces encuentran apoyos y salen adelante. Como Mamadou, que se ha formado como cocinero, vive en Huelva y juega fútbol con un equipo local. Su sueño es alcanzar la normalidad de la mayoría: tener trabajo, papeles en regla, casa y familia.

«He recibido todo tipo de apoyo, psicológico y económico, y me he podido emancipar», afirma Sheila, española de 20 años, que dio el salto a la independencia en julio de este año, ayudada por el programa de Cruz Roja. «Me da mucho miedo, porque tienes que empezar a volar. Antes tenía un respaldo y ahora no tengo un suelo». Con residencia en Salamanca, donde estudia un grado medio de Enfermería, planea proseguir sus estudios con un grado de Patologías Humanas, y reconoce: «No es un camino fácil».

Fuente: https://www.leonoticias.com/sociedad/pobreza-amenaza-jovenes-20200917131426-ntrc.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F

Comparte este contenido:

Crisis de migrantes en Europa: el año que cambió un continente

Hace cinco años, más de un millón de personas cruzaron a Europa. Muchos de ellos asumieron grandes riesgos y se embarcaron en peligrosos viajes en un esfuerzo por escapar del conflicto y encontrar una vida mejor.

Pero la repentina afluencia de personas provocó una crisis humanitaria política mientras Europa luchaba por responder a la situación.

Miles murieron intentando llegar a las costas y, mientras algunos países les abrían los brazos, otros levantaban vallas y cerraban sus fronteras.

El impacto de esta migración masiva se siente todavía hoy.

En este reportaje, corresponsales de la BBC, expertos y personas que hicieron el viaje reflexionan sobre ese dramático momento.

¿Cómo cambió Europa? ¿Cómo cambiaron las vidas de los involucrados?

Cómo empezó: «Sabía que no teníamos futuro»

Lara Tahan, profesora siria: Mi vida antes de la guerra en 2011 era muy buena. Yo era profesora de matemáticas en Alepo, con dos hijos. Pero cuando comenzó la guerra supe que no teníamos futuro en el país. Solía conducir al trabajo y ver cadáveres a los lados de la carretera. Así que huí a Turquía, que era la opción más fácil en ese entonces.

Mark Lowen, corresponsal en Turquía de 2014 a 2019: La guerra de Siria puso a Turquía al frente del asunto de la migración. Limita con Grecia y Bulgaria, por lo que en muchos sentidos se convirtió en la sala de espera para llegar a la Unión Europea. En 2015, hubo un gran flujo de personas de Siria a Turquía y luego a Grecia.

Julian Miglierini, reportero de la BBC en Roma: En Italia la migración ha sido un gran problema durante años. Su cercanía con el norte de África la convirtió en un destino privilegiado para quienes deseen arriesgarse a cruzar el Mediterráneo, y mucha gente lo hizo.

Guy De Launey, corresponsal en los Balcanes: Ese verano en Serbia era común ver en las calles a personas que habían viajado desde el Medio Oriente. Tomaban la ruta de los Balcanes, que serpenteaba hacia el norte a través de Grecia y Macedonia del Norte en el camino hacia países como Alemania.

Lara Tahan, profesora siria: Mis dos hermanas ya vivían en Alemania. Me di cuenta de que Turquía no era el futuro que estaba buscando para mí y mis hijos pequeños, así que decidí viajar a Alemania en busca de mejores oportunidades.

Jenny Hill, corresponsal en Berlín: Alemania había acogido a personas que huían de la guerra y la persecución y tenía reputación de ser un país hospitalario. Cuando miles de personas llegaron a principios de septiembre de 2015, una multitud los recibió con carteles pintados a mano y regalos para las personas que bajaban exhaustas de los trenes. Estallaron en aplausos y vítores espontáneos. Fue un momento extraordinario.

Migrantes llegando a MunichDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionCon aplausos y alegría, así respondieron los refugiados a los alemanes que les dieron la bienvenida en una estación de trenes en Munich en 2015.

Lara Tahan, profesora siria: Llegué a Múnich después de un viaje largo y complicado. ¡Estaba lloviendo a cántaros! Para mí esa fue la primera cosa extraña que noté… ¡Lluvia en el verano! Pero conocí a personas muy agradables que recibieron muy bien a los refugiados.

Maddy Savage, corresponsal en Suecia: Al mismo tiempo, en Suecia, el estado de ánimo era que este era uno de los países más acogedores del mundo. En las estaciones había personas con pancartas que decían «bienvenidos refugiados». Y un año antes el primer ministro había pronunciado un discurso pidiendo a los suecos que abrieran su corazón a los migrantes.

Samar Jaber, ingeniera de Jordania: En la universidad siempre hablaban de cómo Suecia recibía a los refugiados, así que huí de Jordania. No tuve elección porque mi vida estaba en peligro. Mi hermana ya estaba en Suecia y finalmente nos reunimos. Cuando llegué pensé que por fin era libre.

«Lo gestionaremos», responde Europa

Guy De Launey, corresponsal en los Balcanes: El gran cambio se produjo cuando la policía de Macedonia del Norte disparó gases lacrimógenos contra las personas que intentaban cruzar la frontera con Grecia. Las autoridades dijeron que estaban abrumadas. Parecía que Europa de repente se había dado cuenta de un problema oculto a primera vista.

Nick Thorpe, corresponsal en Europa Central: En Hungría, el gobierno anunció que erigiría una valla en su frontera. La policía también selló la estación principal de trenes de Budapest para evitar que las personas siguieran el viaje. Pero estas medidas provocaron que la gente acudiera a los contrabandistas y la ilegalidad.

Bethany Bell, corresponsal de Austria: En un camión que había viajado desde Hungría a Austria se hallaron los cadáveres de decenas de migrantes. Fue un momento impactante que puso de relieve el problema del tráfico de personas y la desesperación de quienes se vieron atrapados en la crisis.

Jenny Hill, corresponsal en Berlín: Angela Merkel, como todos nosotros, estaba horrorizada por el descubrimiento del camión. Pareció tener un impacto profundo en ella. Apenas unos días después, anunció que Alemania aceptaría 800.000 solicitantes de asilo ese año. Y por primera vez utilizó lo que se convertiría en su eslogan: «Wir schaffen das», «Lo lograremos».

Entierro de un migrante encontrado en un camión en 2015.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionNo todos consiguieron un destino mejor, algunos murieron en el camino.

Nick Thorpe, corresponsal en Europa Central: Merkel, de acuerdo con la canciller austriaca, acordó acoger a quienes quedaron atrapados en Hungría. Miles se rindieron en la estación de Budapest y se marcharon a Viena. La opinión de Hungría era esencialmente: «Si quieres acoger a estas personas, hazlo».

Lara Tahan, profesora siria: Después de llegar a Múnich, fui a dos campos de refugiados antes de que me trasladaran a una pequeña ciudad en Hesse. Conocimos a alemanes que querían ayudar a los refugiados a integrarnos. Me han apoyado mucho en cada etapa y todavía vivo ahí.

Jenny Hill, corresponsal en Berlín: El enfoque de Alemania fue tratar de garantizar que los recién llegados se distribuyeran por todo el país para que ninguna zona se viera afectada de forma desproporcionada. En realidad, fueron los alcaldes y las autoridades locales quienes organizaron toda la logística. Pero fueron apoyados por un notable movimiento de voluntarios.

Maddy Savage, corresponsal en Suecia: Las familias de inmigrantes en Suecia a menudo terminaban en lugares remotos o en alojamientos temporales que les obligaba a trasladarse de un lugar a otro. Y aunque la apertura a los recién llegados era la norma, eso comenzó a cambiar a medida que la presión sobre los recursos se hacía más evidente.

Guy De Launey, corresponsal en los Balcanes: Finalmente, la Ruta de los Balcanes se declaró cerrada en marzo de 2016. Eso ayudó a reducir el flujo de personas.

Mark Lowen, corresponsal en Turquía de 2014 a 2019: Un acuerdo alcanzado entre la UE y Turquía unas semanas más tarde demostró ser muy eficaz. Turquía recibiría miles de millones en ayuda de la UE a cambio de aceptar a los refugiados sirios. Eso condujo a una disminución masiva en el número de migrantes.

Trabajo y vivienda: «Pensaron que sería el paraíso»

Samar Jaber, ingeniera de Jordania: Suecia fue muy difícil al principio y la gente intentó aprovecharse de mí antes de que me concedieran el estatus de refugiada. Ahora tengo un estatus legal y quiero usar mi título, pero me he dado cuenta de que aquí no aceptan títulos extranjeros.

Maddy Savage, corresponsal en Suecia: Mucha gente pensó que Suecia sería el paraíso, pero la realidad ha presentado más desafíos de los que esperaban. Incluso los inmigrantes con alto nivel educativo y un inglés excelente han tenido dificultades para progresar porque sus títulos universitarios no son válidos en el país.

Migrantes en la frontera entre Alemania y AustriaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLas llegadas masivas aumentaron las tensiones políticas entre los gobiernos de la UE, divididos entre aquellos que querían acoger a los refugiados y los que no estaban dispuestos a recibirles.

Samar Jaber, ingeniera de Jordania: He solicitado unos 100 trabajos y nunca me han llamado para una entrevista. Así que ahora estoy estudiando para obtener un diploma sueco. Quiero construir un futuro, quiero ser independiente, pero han pasado seis años y no tengo nada.

Maddy Savage, corresponsal en Suecia: La vivienda y el empleo han sido dos de los mayores problemas. Suecia tiene grandes limitaciones de alojamiento en las principales ciudades. A menos que durante años la persona haya estado en una lista de espera para obtener vivienda social, conseguir una vivienda dependerá de las conexiones.

Jenny Phillimore, profesora de Asuntos de Migración: Uno de los legados de 2015 son las formas innovadoras con las que las personas han abordado temas como la vivienda. En Hamburgo y Bremen, de hecho, convirtieron contenedores de carga en hogares para inmigrantes. En Amsterdam, construyeron una «ciudad contenedor» que albergaba 50% de jóvenes holandeses y 50% de refugiados. Pero todavía hay problemas.

Maddy Savage, corresponsal en Suecia: La tasa de desempleo de los ciudadanos nacidos en el extranjero es del 21,2%, frente al 5,5% de los nacidos aquí. El objetivo es que los recién llegados no hagan trabajos en el mercado negro, y ha habido un debate sobre si debería haber reglas más flexibles que les permitan trabajar con mayor facilidad.

Samar Jaber, ingeniera de Jordania: No puedes sentirte estable. ¡Parece que cada vez que hago algo me piden otra cosa! ¿Crees que quiero quedarme en casa y no trabajar? Todos queremos trabajar. Pero no hay nada.

Jenny Hill, corresponsal en Berlín: Alemania tiene una población que envejece y algunos vieron a los recién llegados como una respuesta a la escasez de trabajadores cualificados: las grandes empresas como Siemens comenzaron a ofrecer contratos de aprendizaje. Pero inevitablemente hubo problemas y el tema de la migración dominó el debate social durante varios años.

Consecuencias políticas: «La fatiga de compasión ha echado raíces»

Jenny Hill, corresponsal en Berlín: Los delitos cometidos por solicitantes de asilo dominaron los titulares. Los ataques contra mujeres jóvenes en Colonia en la víspera de Año Nuevo de 2015 a manos de hombres que llegaron, en su mayoría, del norte de África alimentaron la ira, al igual que el ataque terrorista en un mercado navideño de Berlín, perpetrado por un hombre tunecino que había llegado a Europa como solicitante de asilo.

Maddy Savage, corresponsal en Suecia: El crimen también se ha convertido en parte del debate sobre inmigración aquí. Ha habido incidentes de alto perfil, pero la policía dice que el crimen en ciertas áreas de alta inmigración no proviene tanto de los recién llegados como de redes criminales y pandillas.

Jenny Hill, corresponsal en Berlín: Hubo una reacción violenta contra la política de «Lo lograremos» de Merkel, y pronto abandonó el eslogan a medida que crecía el apoyo al partido antimigrantes Alternativa para Alemania (AfD). La «Flüchtlingspolitik» (política de refugiados) polarizó a la sociedad.

Activistas en Alemania.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl debate sobre la migración fue muy intenso en Europa.

Julian Miglierini, reportero de la BBC en Roma: En Italia, los nacionalistas explotaron la falta de cooperación percibida por parte de la UE y otros países europeos durante la crisis. Han expresado sentimientos anti inmigrantes y el mensaje ha calado en muchos italianos. Desde entonces, los nacionalistas han cosechado éxitos en las elecciones.

Daphne Halikiopoulou, profesora de Política Europea: La tendencia que hemos visto en Europa a partir de la crisis económica y luego continuando con la crisis de los inmigrantes es la reducción de la corriente política dominante y el auge de políticas nacionalistas.

Maddy Savage, corresponsal en Suecia: Los nacionalistas demócratas suecos han recibido más atención aquí desde la crisis y han ganado popularidad. Se ha vuelto más aceptable expresar opiniones contrarias a la inmigración, y el centro-izquierda ha introducido e incluso adoptado como política un límite en los números de acogida.

Bethany Bell, corresponsal en Austria: La crisis ha provocado un cambio significativo en la política austriaca. Oponerse a la inmigración ha sido un tema importante para el canciller Sebastian Kurz. Su mensaje antiinmigrante lo ayudó a ganar dos elecciones y quitarle votos a la extrema derecha. Sigue siendo un tema clave para su partido conservador.

Daphne Halikiopoulou, profesora de política europea: Las cifras reales de inmigración a menudo no se corresponden con las personas que votan por un partido en particular. Lo que es más importante es cómo los votantes perciben la crisis y cómo se presenta. De esta manera, los partidos han podido influir de una manera que no lo hacían antes.

Hambre, falta de atención médica y frío: la inquietante situación de los niños en un campamento de refugiados en la isla griega de Lesbos.
Image captionEl campamento de Lesbos, en Grecia, llegó a tener cerca de 7.000 niños.

Guy De Launey, corresponsal en los Balcanes: Algunos políticos nacionalistas han intentado utilizar la crisis para generar apoyo. En general, la simpatía por la difícil situación de los que vienen por la Ruta de los Balcanes parece haber disminuido. La gente está protestando contra los centros de asilo y la fatiga de compasión se ha arraigado.

Nick Thorpe, corresponsal en Europa Central: En Hungría, el gobierno conservador del partido Fidesz ha utilizado la crisis para reforzar su propio apoyo. Esto, combinado con un boom económico, los hizo imbatibles en 2018.

Daphne Halikiopoulou, profesora de política europea: Podemos entender el impacto de la crisis migratoria principalmente en términos de la oportunidad que representó para los partidos [nacionalistas] para aumentar su apoyo. Y creo que seguiremos viendo a estos partidos integrarse más en las corrientes políticas dominantes.

Escuelas e integración: ‘Quiero construir una vida aquí’

Jenny Phillimore, profesora de Asuntos de Migración: Lugares como Suecia y Alemania, que registraron el mayor número de llegadas, tuvieron un enfoque menos organizado para abordar la integración. Pero hubo un enorme esfuerzo de voluntarios, que fue una de las cosas más positivas que surgieron de la situación.

Maddy Savage, corresponsal de Suecia: Todavía es difícil para los inmigrantes ascender socialmente. Más temprano que tarde, veremos cómo se desarrollan las cosas para los niños que vinieron aquí y se acercan a la edad en la que ingresarán al mercado laboral.

Jenny Phillimore, profesora de Asuntos de Migración: Ese será el momento en que Suecia sepa si su respuesta ha sido un éxito o no. El país cuenta con una población que envejece, por lo que recibir de repente una inyección de 40.000 personas jóvenes y capaces podría convertirse en un gran éxito.

Una mujer llega con su hija a la isla de Lesbos.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption«Si Europa fracasa en el asunto de los refugiados, su cercana conexión con los derechos civiles universales quedará destruida», advirtió Merkel.

Jenny Hill, corresponsal de Berlín: En Alemania, las escuelas reclutaron más maestros y se aceleró la formación de personas de otras profesiones para aumentar el número en la enseñanza. Se organizaron clases adicionales para niños que no compartían un idioma común.

Lara Tahan, profesora siria: A mi hija le va muy bien aquí en la escuela. Ambas hablamos alemán con fluidez y tenemos muchos amigos. Ella es ambiciosa y quiero que lo haga mejor que yo.

Jenny Hill, corresponsal de Berlín: Muchos de los que llegaron se han integrado, aprendido el idioma y construido nuevas vidas aquí. De ninguna manera ha sido un proceso perfecto y todavía hay muchos problemas, pero cientos de miles de personas, sirios, iraquíes y muchos otros, están echando raíces.

Mark Lowen, corresponsal en Turquía de 2014 a 2019: Realmente ha cambiado la estructura de Estambul. Algunas calles tienen tiendas, restaurantes y cafés exclusivamente sirios. Y muchos de esos sirios quieren quedarse en Turquía ahora porque están asentados y es un país seguro.

Samar Jaber, ingeniera de Jordania: Suecia es un país muy generoso. Me ha cambiado. Solía tener miedo de muchas cosas, pero ahora me siento diferente. Me estoy preparando para estudiar una maestría y espero poder cumplir mis sueños.

Lara Tahan, profesora siria: Estoy deseando recibir mi pasaporte alemán. Decidimos venir aquí para tener una vida mejor y vivir con dignidad y seguridad. Nuestra calidad de vida aquí es muy buena.

Presentational grey line

*Algunos nombres han sido cambiados para proteger la identidad de las personas.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-53991743

Comparte este contenido:

Save the Children denuncia que Europa «ha dado la espalda» a 210.000 niños refugiados no acompañados

Asegura que, desde la muerte de Aylan Kurdi hace cinco años, han perecido 700 niños migrantes en el mar ante la «pasividad» de Europa.

Save the Children ha denunciado este miércoles, al cumplirse el quinto aniversario de la muerte del niño sirio Aylan Kurdi en las costas de Turquía, que Europa «ha dado la espalda» a 210.000 niños refugiados no acompañados que han buscado asilo en su territorio en los últimos cinco años.

En un comunicado, la organización no gubernamental ha señalado que muy pocos menores han logrado obtener el estatus de refugiado durante este tiempo y que la mayoría de los pequeños ha escapado por miedo a la deportación o para reunirse con sus familias.

La ONG ha recordado que la imagen del cuerpo sin vida de Aylan Kurdi en la costa turca se convirtió en el símbolo trágico de la «crisis de refugiados»: «su muerte generó una emotiva reacción a nivel mundial y logró que numerosos líderes políticos se comprometieran a proteger a las personas refugiadas y migrantes, especialmente a los niños y las niñas».

Pasados cinco años, la gran mayoría de las promesas políticas no se han llevado a cabo, a juicio de Save the Children, que ha advertido de que en este periodo de tiempo «al menos 700 niños y niñas como Aylan han perdido la vida en el mar ante la pasividad de Europa».

En este sentido, ha destacado que el discurso político ha cambiado desde 2015 y que los líderes mundiales se han centrado en abordar la cuestión migratoria con una perspectiva de seguridad. «Save the Children considera que la violencia en las fronteras de Europa está pasando desapercibida e incluso, en ocasiones, se ha justificado», ha indicado.

La ONG ha apuntado que los países europeos y del resto del mundo no han logrado un acuerdo sobre los mecanismos de distribución de responsabilidades para los refugiados y los migrantes, «un asunto fundamental para proteger las vidas de innumerables niños y niñas».

«La forma en que Europa ha tratado a la infancia migrante y refugiada durante los últimos cinco años es inaceptable. Desde agosto de 2019, una media de 10.000 niños y niñas se han quedado atrapados cada día en las islas griegas, de los cuales el 60% eran menores de 12 años», ha afirmado la directora de Save the Children Europa, Anita Bay Bundegaard.

«Aunque se tomaron algunas medidas para trasladar a los menores fuera de Grecia, miles de niños y niñas han sido abandonados ante la falta de voluntad de algunos países europeos para acoger y proteger a la infancia más vulnerable. Cinco años después de la muerte de Aylan Kurdi, los niños y las niñas siguen muriendo a las puertas de la Unión Europea mientras el mundo mira hacia otro lado», ha añadido.

Save the Children ha advertido de que los menores migrantes y refugiados se exponen al riesgo de convertirse en una «generación perdida» si Europa no asegura su protección, su salud, su educación y su bienestar emocional y físico.  La ONG ha recordado que muchos de estos niños y niñas tienen pesadillas y altos niveles de estrés y ansiedad por las experiencias vividas en su país de origen y en el arduo viaje, a lo que se suma la constante renovación de sus permisos de residencia y el miedo a ser deportados.

«El contexto de los países de origen de estos niños y niñas también ha empeorado desde 2015. La guerra en Siria dura ya diez años y la mitad de los ocho millones de niños y niñas del país no ha conocido otra cosa que la guerra», ha explicado la ONG.

SI LA SITUACIÓN EN ORIGEN NO MEJORA, «LOS NIÑOS SEGUIRÁN HUYENDO»

Además, el conflicto en Afganistán sigue siendo uno de los más peligrosos para la infancia, siendo niños casi la mitad de las víctimas de guerra. Tras recordar que la mayoría de los menores que llegan a Europa proceden de Afganistán, Siria y Eritrea y acaban residiendo en Alemania, Grecia, Italia y Suecia, Save the Children ha dejado claro que, mientras que la situación en sus países de origen no mejore, «los niños y las niñas seguirán huyendo de la violencia, la pobreza y la persecución».

«Vistos los limitados esfuerzos realizados en los últimos cinco años, y de cara a la adopción del próximo Pacto Europeo de Migraciones y Asilo, Save the Children insta a la UE y a sus líderes a que tomen medidas urgentes para garantizar la seguridad de estos niños y niñas», ha afirmado.

La ONG ha abogado por que se prohíba la detención de los menores en las fronteras, que se les proteja de inmediato cuando llegan a Europa y que se agilicen los trámites para que puedan reunirse con sus familias en un plazo de tres meses. Por último, ha señalado que con más y mejores vías legales de migración se podrían evitar muertes como las de Aylan Kurdi.

Fuente: https://www.europapress.es/internacional/noticia-save-the-children-denuncia-europa-dado-espalda-210000-ninos-refugiados-no-acompanados-20200902093616.html

Comparte este contenido:

Los que se fueron yendo

Hace  un mes que no lo veo en su puesto de trabajo, es  el encargado de colocar en las estanterías las zanahorias, hongos, ocras, en esa larga estantería del supermercado donde siempre hay dos trabajadores colocando las verduras. ¿Se habrá enfermado? ¿Le habrá dado el virus? Me pregunto mientras observo detenidamente  las otras estanterías a ver si lo encuentro, pero no, no está, solo hay jóvenes haciendo el trabajo. La nueva camada, los del cambio de estafeta, los que tienen toda la leche para trabajar, los recién emigrados: sus caritas lo dicen todo. Los recién emigrados indocumentados es como si llevaran un gran cartel donde anunciaran que acaban de llegar y que no tienen papeles, el miedo  propio de las circunstancias a ellos les aflora el doble. Esas miradas, esas formas de caminar, la ropa, sus acentos tan de sus lugares de origen que es como si los remarcara.

Todo eso se va diluyendo con los años como una pintura a témpera que recibe el sol todos los días y palidece hasta que sus tonalidades se vuelven macilentas, eso hace el tiempo con los migrantes indocumentados que se enloquecen en el vaivén de las ganas de salir corriendo hacia la libertad  y el  enorme muro de reclusión  con el que topan, que los va devorando física y emocionalmente. Para los indocumentados no existe el retiro, aunque pagaron impuestos durante sus años laborales, no tienen derechos laborales que les beneficie un retiro.

Disculpe, le pregunto a uno de los jóvenes que está en una de las estanterías de frutas, ¿el señor que siempre trabaja en aquella estantería no ha venido? Ya no viene, se cambió de trabajo. ¿Se cambió de trabajo o se enfermó del virus? Pregunto como si el joven fuera a contestarme la verdad o si supiera. Me dice que se jubiló, como si para los indocumentados la jubilación existiera. Era el mayor de los que quedaban, más bien el único, todos se fueron yendo en los últimos meses, como si la pandemia los hubiera echado para otro lugar o desaparecido. Para un indocumentado no existen mejores opciones laborales, es el mil usos,  que al final siempre termina recibiendo la misma paga, centavos menos, centavos más y; terminando el día con el mismo miedo de encontrarse a la migra en el camino de regreso a casa o a la mañana siguiente de camino al trabajo.

En el mundo de los indocumentados es difícil tener amigos, entablar conversaciones con desconocidos, crear lazos emocionales con otros, por la misma situación y el miedo de ser descubiertos sin documentos y ser deportados es difícil confiar en otros,  entonces las personas se aíslan, van de la casa al trabajo y viceversa y así pueden vivir durante décadas, tener sus familias y esos hijos no conocer tíos ni abuelos más que en fotografías o a través de historias contadas por sus padres, no van a casas de amiguitos o llevar una vida normal como los que sí los tienen. Aunque claro está, hay excepciones son muy pocas comparadas con la realidad de miles en ese encierro físico y emocional de no tener un  papel sellado que lo haga visible como ser humano. Y esto arrastra a familias enteras. El daño psicológico que vive la otra generación, la de los hijos que muchas veces toca a los nietos,  es invisible también para el sistema, es tan mano de obra barata  como sus papás indocumentados, aunque hayan nacido en el país. ¿Porque qué país hoy en día tiene leyes humanas para migrantes indocumentados? Lo mismo es Chana que Juana.

Entonces como no hay familiares, como no hay amistades cercanas, esas personas que se van encontrando en el camino en la vida diaria se vuelven los lazos con lo que se interactúa y muchos indocumentados logran salir de su encierro emocional. El saludo de los buenos días en la panadería, con los trabajadores del supermercado, en la tienda de la esquina, en la licorería, las personas que viajan en el tren, en el bus, ese simple saludo es un mundo, abre un mundo de luz momentáneamente, es un respiro. Una bocanada de aire puro que tal vez alguien con papeles jamás podrá entender porque solo quien   no tiene documentos sabe lo que es vivir como indocumentado y el encierro emocional y físico que esto conlleva.

Y son pérdidas, cada vez que uno de estos personajes desaparece de la vida diaria, la calle se vuelve más vacía, el supermercado tiene menos color, el viaje en autobús puede ser más tedioso y el silencio  y la soledad con  los que muy pocos pueden convivir se vuelven enormes laberintos sin salida.

Salgo del supermercado pensando en el señor de camisa a cuadros que siempre me saludaba cuando pasaba frente a su estantería, ¿habrá regresado a su México natal? ¿Se habrá cambiado de trabajo o fue el virus? De cualquier manera la estantería no será la misma, el supermercado no es el mismo sin los que se fueron yendo, aunque uno salude a los nuevos, a los que llegaron con toda la leche para trabajar y sueñan  con regresarse en dos años, comprar un terrenito, hacer su casita y poner  un negocio en su país de origen.

Fuente: https://www.tercerainformacion.es/opinion/04/09/2020/los-que-se-fueron-yendo/

Comparte este contenido:
Page 9 of 21
1 7 8 9 10 11 21
OtrasVocesenEducacion.org