La educación se moderniza tan lentamente que nunca dejará de estar anticuada

Por: María Antonia Casanova / theconversation.com      

Se admite casi de modo unánime que las innovaciones o los simples cambios en educación resultan, quizá, excesivamente costosos, a juzgar por lo poco que se mueven las prácticas docentes en las aulas. En definitiva, por la lentitud de los procesos de asimilación de nuevas opciones didácticas –genéricamente hablando– por parte de los docentes, para actualizar sus intervenciones y ponerlas al día con lo que exige la sociedad de cada momento, ofreciendo posibilidades diversas al alumnado para su adecuada formación de cara a incorporarse a un mundo con características y requerimientos concretos.

La sociedad evoluciona rápidamente, no cabe duda, y si la educación institucional no quiere perder su papel fundamental en el desarrollo y evolución de la persona, debe ponerse en marcha a paso ligero para no perder el tren en este proceso de avance que se visualiza como esencial para el futuro de la ciudadanía en sistemas democráticos en los que la participación activa es imprescindible.

Algunos ejemplos nos pueden servir de evidencia de ese desfase temporal en la actualización escolar con el que comenzamos este texto. Veamos.

Comenius, en 1630, publica su Didáctica magna, en la que propone, entre otras muchas innovaciones, la enseñanza cíclica, que se incorpora a nuestro sistema educativo en enero de 1981, después de 300 años.

Podríamos quedarnos en el examen de la obra de Comenius, porque anticipa importantes avances en educación, especialmente en lo referente a la mujer, pero no es el objeto de estas líneas, aunque se recomienda la lectura de este autor.

Teorías escuchadas muchas veces

Si revisamos los temas que resultaban problemáticos y de actualidad en el siglo XVII (por ejemplo), tanto en textos de pedagogos con prestigio reconocido, como en los de los “maestros del arte de escribir” (lingüistas, pero maestros, al fin), se observa que aparece la importancia de la familia en la educación, la formación de los maestros, las vacaciones escolares, el número de alumnos por aula, la educación de la mujer, el papel de la inspección… Nos suena, ¿verdad?

Parece que la discusión sobre determinadas cuestiones educativas no termina nunca. No acabamos de aprender de la ciencia y de la experiencia para llegar a resolverlas, a pesar de los muchos avances que han tenido lugar en todos los campos.

El aprendizaje por proyectos data de 1918

Damos un salto hasta 1918, año en que Kilpatrick propuso formalmente el método de proyectos como metodología favorecedora del interés de los estudiantes para aprender, al promover la investigación y el trabajo en común, motores del fomento de la curiosidad de niños y jóvenes.

Al aparecer las competencias clave en nuestro sistema educativo, a partir de la LOE, muchos centros optaron por el trabajo y aprendizaje basados en proyectos. Perfecto. Lo grave es que la mayoría de docentes pensó que era un descubrimiento actual. Después de 100 años tras su invención, al fin llegó a las aulas.

Las nuevas tecnologías ya son viejas

La informática aparece, inicialmente, hace unos 80 años. No obstante, muchos colegas continúan hablando de nuevas tecnologías al referirse a su aplicación en educación. No sería importante, si no fuera verdad en algunos casos. La situación de pandemia y confinamiento puso de manifiesto la falta de actualización y alfabetización mediática de buen número de docentes, para los que, en efecto, seguían (y siguen) siendo nuevas estas tecnologías.

Si pasamos al campo de la evaluación de aprendizajes, recordemos que la evaluación continua (no los exámenes continuos) está implantada en España desde 1970, en su Ley 14/1970, de 4 de agosto, General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa. Bien, pues todavía hay que insistir en sus beneficios y en la conveniencia de su generalización, al menos en las etapas de educación obligatoria, no selectiva por principio.

El magisterio se resiste a abandonar el modelo de evaluación mediante pruebas puntuales y escritas, para pasar a la evaluación permanente de procesos, de carácter formativo, que permite tomar decisiones inmediatas para superar cualquier disfunción que pueda presentarse, favoreciendo así el aprendizaje personalizado y de éxito en la mayoría del alumnado (educación inclusiva). Han pasado 50 años sin conseguir generalizar el modelo.

La actualidad exige el trabajo en equipo, porque es imposible que una sola persona abarque los saberes que la humanidad ha acumulado y sigue haciéndolo a ritmos inigualables a los de otras épocas.

Esta situación requiere de especialización en determinados campos, pero para avanzar se hace precisa la colaboración de muchos conocimientos, es decir, de muchas personas que han debido formarse –además de los saberes específicos de su carrera profesional– en investigación, trabajo cooperativo, creatividad, pensamiento divergente y crítico, control de emociones, apertura a la innovación, etc.

El acceso a la información no es el problema

Todo debe derivar en un modelo educativo diferente al de siglos pasados en los que la transmisión de información resultaba fundamental. Hay que ser conscientes de que acceder a un conocimiento concreto, en estos momentos, implica solamente introducir la palabra precisa en un buscador informático y en segundos se dispone de millones de datos relacionados con lo solicitado. La información no es el problema de nuestra sociedad, lo es la capacidad de discernimiento referida a la enorme cantidad de información recibida.

Es hora de avanzar sin miedo, de progresar en métodos, organización, evaluación, contenidos, metas realmente significativas para el sistema que lo sean también para la población. Si no se consigue un modelo que capte el interés y despierte la curiosidad de quienes se forman en él, difícilmente resultará funcional para la vida que nos toca abordar en este tiempo cambiante, inseguro, con la incertidumbre como futuro.

Si la formación inicial del magisterio continúa llevándose a cabo con métodos tradicionales, el maestro, al llegar a su aula por primera vez, reproducirá lo que hicieron con él cuando ingresó en la escuela; es decir, cada maestro que se incorpora como nuevo docente retrocede veinte años con respecto a la fecha de su titulación. Sale de la carrera sin haber adquirido las competencias que actualmente se precisan para educar. Y así continuará si no cambian las cosas radicalmente.

Se necesitan competencias para el mundo actual

La educación debe garantizar la adquisición de competencias que aseguren a la persona el dominio sobre la toma de decisiones que deberá realizar día a día con cierta seguridad de acierto. Para ello no es válido un sistema memorístico y rutinario, creador de sujetos sin criterios propios ni independencia de juicio, sino otro que ayude a la autonomía y a la creatividad, con las que emprender la vida mejor para cada sujeto en cada circunstancia.

¿Tardaremos muchos años en tomar las decisiones necesarias? ¿Hasta cuándo estaremos haciendo perder el tiempo a las generaciones jóvenes? ¿Todavía no sabemos lo suficiente como para poner en marcha un sistema acorde con la realidad actual?

Esperemos que en esta tercera década del siglo XXI seamos capaces de adecuar la educación a las necesidades de la persona y de la sociedad.

https://theconversation.com/la-educacion-se-moderniza-tan-lentamente-que-nunca-dejara-de-estar-anticuada-165227

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La esclavitud nunca ha sido tan moderna

Por: CYRIL WINTJENS

Son 25 millones, en todo el mundo, trabajando para nuestro bienestar consumista. A los Estados europeos les gusta recordar que abolieron la esclavitud. Si tan solo fuera verdad. Nunca ha habido tantas personas esclavas como ahora. Nunca ha sido tan rentable.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), es el tercer tráfico ilícito más prolífico del mundo después de las armas y las drogas. En promedio, una sola persona esclava produce una ganancia de 3.978 dólares al año. La rentabilidad anual de estas personas superaría los 150 mil millones de dólares. La esclavitud probablemente nunca ha sido tan lucrativa.

El trabajo forzoso está definido por la OIT de la siguiente manera: “Todo trabajo o servicio exigido a cualquier persona bajo la amenaza de cualquier castigo y para el cual dicha persona no se ha ofrecido voluntariamente” .

¿Quiénes son las y los esclavos? La OIT distingue tres categorías de esclavitud: el trabajo forzoso impuesto por el sector privado, el trabajo forzoso impuesto por el Estado y la explotación sexual. En el sector privado es donde se encuentra el mayor número de personas esclavizadas (16 millones en 2016); la mitad de esas personas esclavas están en esa situación como consecuencia de la obligación de la devolución de una deuda.

En el caso de la explotación sexual, hay alrededor de 3,8 millones de víctimas adultas y 1 millón de niños y niñas en todo el mundo. Y de estas casi 5 millones de personas esclavas sexuales: el 99% son mujeres o niñas .

Finalmente, se han contabilizado 4,1 millones de personas esclavizadas por el Estado. Citemos, por ejemplo, el ilustre caso americano. En efecto, en los Estados Unidos, las cárceles son el tercer empleador más grande del país.

La decimotercera enmienda es útil para los negocios estadounidenses: abolió la esclavitud salvo en un detalle: «como castigo por el delito del cual la parte debe haber sido debidamente condenada» . Por lo tanto, la justicia estadounidense puede permitirse crear esclavos. Más aún, dado que en Estados Unidos, el 90% de los juicios terminan en un «plea bargain» (acuerdo de culpabilidad-negociación de una sentencia) .

Más que crímenes, son clases sociales y raciales las que resultan encerradas para esclavizarlas a voluntad. A nivel mundial, una de cada cinco personas reclusas se encuentra en los Estados Unidos. La primera «democracia» mundial es también el primer carcelero del mundo. Regularmente, las y los prisioneros en los Estados Unidos hacen huelga para poner fin a esta esclavitud moderna.

De los 25 millones de personas esclavas, el 10% (2.500.000) se encuentran en situación de trabajo forzoso impuesto por el Estado, el 22% (o 5.500.000) se encuentran en situación de trabajo forzoso con fines de explotación sexual y, finalmente, el 68% (es decir, 17.000.000) se encuentran en situación de trabajo con fines de explotación laboral. Por tanto, los sectores más afectados son: agricultura, pesca, minería, industria, servicios y trabajo doméstico. Si a eso le sumamos 15 millones de personas (mujeres y niñas en el 99% de los casos) en situación de explotación sexual, tenemos una situación mundialmente deplorable.

RECUADRO

La esclavitud moderna

Nuestro sistema capitalista explota el mundo y a sus habitantes para su beneficio

40.300.000 es el número de personas reducidas a la esclavitud en el mundo. 25 millones por trabajos forzosos, 15 millones por matrimonio forzado. En estas cifras no están contabilizadas las víctimas de tráfico de órganos (como los Ouigures de China) ni las y los niños soldados (250.000 en 2018).

La esclavitud moderna comprende:

  • El trabajo forzoso: “Todo trabajo o servicio exigido a cualquier persona bajo la amenaza de cualquier castigo y para el cual dicha persona no se ha ofrecido voluntariamente”.
  • La trata de seres humanos, que reúne 3 elementos: la acción (el reclutamiento, el alojamiento, etc.), el medio (abuso de vulnerabilidad, uso de la fuerza, etc.) y el objetivo (la explotación: sexual, económica, doméstica, etc.).
  • La esclavitud por la deuda: exigir la devolución de una deuda mediante el trabajo. Utilizado tanto por las y los empleadores que recurren al trabajo forzosa como por quienes trafican con seres humanos.

El 50% está en esta situación para devolver una deuda. Un millón de niños y niñas en todo el mundo son víctimas de trata de seres humanos. Cada esclavo produce al año 4.000 dólares como media a quien le explota. El 71% de las personas esclavas en el mundo son mujeres o niñas. Una persona de cada cuatro reducida a la esclavitud en el mundo es un niño o una niña.

Para ver la infografía sobre el número de personas esclavas por país, https://pour.press/lesclavage-na-jamais-ete-aussi-moderne/

La esclavitud también existe, y sobre todo, aquí

Contrariamente a lo que se cree normalmente, los estudios muestran que hay esclavitud en todos los continentes del mundo.

Para el trabajo forzoso, en Asia-Pacífico contamos con 4 esclavos por cada 1.000 personas. En Europa y Asia Central es de 3,6 personas por cada 1.000, 2,8 por 1.000 en África, 2,2 por 1.000 en los Estados Árabes y 1,3 por 1.000 en las Américas (las dos últimas cifras deben moderarse ya que tenemos muy poca información sobre la realidad in situ).

Por lo tanto aquí, en Europa, la cuna autoasignada de los derechos humanos, todavía estamos hundidos en la agonía del trabajo forzoso. El horror no se perpetúa sólo en los países en desarrollo sino, también sin duda en nuestras grandes avenidas luminosas pavimentadas con buenas intenciones.

Inge Ghijs, editora del periódico De Standaard dirigió la investigación sobre este tema en su libro: “Esclavos y esclavas domésticas: humilladas y humilladosos, violadas y violados, escondidas y escondidos” .

En él, la autora nos adentra en las instituciones diplomáticas de Bruselas u otras familias acomodadas (o menos acomodadas, ya que la clase media tampoco se priva de mujeres trabajadoras de hogar) ansiosas por encontrar una trabajadora para cuidar a sus hijos e hijas.

Inge Ghijs tuvo dificultades para encontrar personas dispuestas a colaborar para aclarar este espinoso tema. Las personas víctimas a menudo temen las represalias y las familias o las y los embajadores son muy cautelosos ante la idea de aparecer como esclavistas.

Sin embargo, a fuerza de determinación, Inge Ghijs logró obtener cierta información esencial, como el estatus especial de los comerciantes de diamantes indios:

“[…] Además de algunos diplomáticos, los indios son los únicos habitantes de Bélgica que tienen autorización oficial para contratar a un ciudadano de fuera de la UE como empleada o empleado de hogar interno. Los empleadores solo pueden recibir un permiso de trabajo para un empleado de fuera de la UE si no hay un trabajador similar disponible en el mercado laboral belga. La Comunidad Flamenca asume que hay suficientes belgas que pueden trabajar como empleadas y empleados de hogar internos. […] Por razones religiosas, las y los comerciantes de diamantes indios son una excepción».

Las alrededor de 1.177 personas indias que viven en Amberes son predominantemente de la fe jainista. De casta superior y muy activos en el comercio de diamantes, las y los jainistas deben seguir una dieta muy estricta y solo pueden comer alimentos que hayan sido preparados por manos puras, es decir, cocineros indios. Las y los jainistas, por tanto, traen a las castas indias inferiores para que les sirvan como cocineros, pero también como empleadas y empleados del hogar. Como explica Marc Vandenabeele, alcalde de Aartselaar y ex director general del High Diamond Council:

“Algunos cocineros indios son tratados muy bien, otros no. A veces, como pago, solo se les aloja y se les alimenta. A veces reciben 250 euros, pero tienen que reembolsar la mitad por la comida y el alojamiento. Hay algunos que reciben solo un poco de dinero de bolsillo, el resto de su salario va a sus familias en la India. Pero también hay algunos que están bien pagados y que reciben su salario completo en persona. No es raro que estén alojados en condiciones espantosas, en el sótano o en el ático, con solo una cama o colchón y un lavabo. Todavía tienen prohibido vivir solos. De hecho, están encerrados en la casa de su empleador.

Si solo hay un cocinero en casa, su tarea es muy pesada porque las comidas indias requieren mucho trabajo. Siempre hay quince o veinte platos diferentes. Se necesitan horas de preparación. […] Si en Amberes este cocinero se escapa, automáticamente significa que habrá consecuencias para el resto de su familia en la India. Quizás toda la familia se quede sin trabajo. Además, los cocineros solo hablan indio, no inglés. Por tanto, no pueden comunicarse».

No es solo en Amberes donde está floreciendo la trata de personas. Inge Ghijs nos cuenta sobre los anuncios clasificados en los periódicos:

“Mujer negra brasileña busca trabajo como empleada de hogar interna»

«Mujer joven busca trabajo como interna»

«Mujer busca trabajo de cuidado de niños, preparación de la comida, paseo del perro”

Cada semana, periódicos como el diario de Bruselas Le Soir publican anuncios clasificados de familias que buscan una trabajadora de hogar interna y trabajadoras de hogar que ofrezcan sus servicios. Este tipo de anuncios se pueden encontrar en tiendas y supermercados de las grandes ciudades. Todo esto prueba que existen, pero encontrarlas es una historia diferente».

Poco a poco, Inge Ghijs se ha ido encontrando con estas mujeres en las sombras. Traídas a Bélgica por primas o primos lejanos. Por muchas maravillas que se les hubiera prometido, estas mujeres se encuentran muy frecuentemente con todo tipo de situaciones lamentables. Además, se encuentran atrapadas en Bélgica teniendo que reembolsar un boleto de avión comprado a crédito mientras tienen que enviar dinero a casa para sus hijos e hijas. Su visado es a menudo confiscado por la familia de acogida y se encuentran bloqueadas, sin poder hablar con nadie y especialmente con la policía.

A esto se suman sus propias necesidades, que, en su mayor parte, no son tenidas en cuenta por las familias. María, una empleada de hogar brasileña, explica:

“Me endeudé para venir a Bélgica. Gano 500€ al mes, pero tengo que pagar 85€ cada mes para reembolsar mi billete de avión. Además, tengo que enviar dinero a mi esposo y a mi hija porque mi esposo está desempleado. También le envío dinero a mi padre porque está enfermo. ¡Y todavía necesito un poco de dinero para poder comprar comida! Y pagar una tarjeta de teléfono móvil porque mi llamada telefónica semanal a mi hija es lo único que me ayuda a seguir adelante».

El tímido susurro de una vergüenza nacional

María está lejos de ser la única en esta situación. El número de personas esclavas en Bélgica se estima en 23.000. Inge Ghijs cree que desde la fuga de cerebros de hace unas décadas, nosotros, los países occidentales, hemos llegado a una fuga de cuidados. Es decir, que nuestros países desarrollados se están apropiando de un número significativo de madres extranjeras. Estas últimas llegan a cuidar de los hijos que no son suyos, pudiendo incluso convertirse en su madre sustituta. Mientras, en su país de origen, sus hijos anhelan una madre ausente que ha cruzado los océanos para ofrecerles un futuro mejor. A menudo, la incomprensión y el odio dominan los sentimientos de estos niños hacia su madre.

Además, hay una cantidad impresionante de niños desaparecidos por año. Dos mil expedientes abiertos por desaparición por año en Bélgica. 250.000 en Europa.

Las cifras más preocupantes se refieren a los menores extranjeros no acompañados (MENA). De hecho, en los últimos años, una serie de desapariciones inexplicables han afectado a personas refugiadas menores en Bélgica. Ya en 2005, Child Focus dio la alarma: “Uno de cada cuatro MENA desaparece después de haber solicitado asilo«. Unos 10.000 han desaparecido en Europa desde 2015. Estas desapariciones pueden explicarse por el deseo del niño de salir del centro por sus propios medios, o por el apetito de ciertas redes de pedo-prostitución, en el más completo silencio de la opinión pública.

En cualquier caso, tenemos la obligación, como Estados europeos, de darnos cuenta de nuestra arrogancia cuando pregonamos que hemos abolido la servidumbre. Nos beneficiamos a diario de una esclavitud latente, hecha casi invisible por la fuerza de nuestra ceguera. Mientras nuestra sociedad continúe produciendo seres y no seres, la esclavitud moderna no dejará de prosperar.

El expulsión de estas realidades de nuestras mentes parece funcionar a la perfección. La esclavitud es ilegal en la mayor parte del mundo, sin embargo, nunca ha sido tan prolífica, nunca ha sido tan fácil. El progreso tecnológico facilita la coerción humana y la gestión a gran escala del tráfico de personas. Ya no podemos escondernos en la hipocresía.

Nuestros países europeos no dejan de querer civilizar al mundo entero, convencidos de que tenemos todas las claves de los problemas que nos creamos. Sin embargo, este panorama de la situación mundial de la esclavitud nos demuestra que los males están dentro de nuestra sociedad. Dejemos de señalar con el dedo los horrores que ocurren a miles de kilómetros de nuestros propios extravíos. En Bruselas, en Amberes, en Lieja, nos cruzamos con ellas y ellos. Con estas mujeres, hombres y niños, una miríada de personas dolientes. Pero, ¿ya les vemos?

6/11/2020

https://pour.press/lesclavage-na-jamais-ete-aussi-moderne/

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

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