El silencio nunca fue la opción de las mujeres iraquíes

Huda Samir/ AMENAS


Por más que se quiera invisibilizarlas, las mujeres en Irak sostienen una lucha constante por sus derechos. Después de sufrir el régimen de Sadam Husein, ahora resisten las embestidas de las política islámicas radicales.

Con la caída de la dictadura de Sadam Husein y del Estado iraquí, las mujeres iraquíes esperaban poder tener más voz sobre su futuro y sus derechos. Sin embargo, desde entonces, se les han arrebatado los limitados derechos que habían conseguido, así como los derechos fundamentales por ser simplemente ciudadanas. No obstante, en general, las mujeres se han negado a permanecer en silencio a la luz de todos los cambios que las rodean.

Han pasado 17 años desde el colapso del gobierno de Sadam y, sin embargo, la lucha y el sufrimiento de las mujeres iraquíes no han variado. Con los cambios políticos es como si, en realidad, les hubieran sacado la alfombra de debajo de los pies. La situación política en Irak se volvió completamente contra ellas, debido a las milicias y los partidos afiliados al gobierno fundamentalista islámico iraní. Las mujeres iraquíes también tuvieron que sufrir la destrucción, causada tanto por la ocupación de Estados Unidos como el hecho de que el Daesh controlara muchas ciudades de Irak. Todos estos desastres son los que han contribuido a la inestabilidad económica, la violencia, la destrucción y el sufrimiento continuado de las mujeres iraquíes.

Bajo la nueva situación política impuesta en 2003 y posteriormente, las mujeres iraquíes se vieron ahora obligadas a cubrirse la cabeza. Perdieron el derecho a viajar sin acompañantes. Su seguridad y protección se vio amenazada por las milicias e islamistas políticos que ostentaban más poder en el gobierno. Día tras día, las mujeres continuaron perdiendo sus derechos y esto coincidió con la pérdida de muchos servicios básicos, como la luz y el agua potable. Había una carencia absoluta de oportunidades laborales, lo que hizo aumentar la pobreza y la falta de vivienda para las mujeres.

Irak manifestaciones mujeres la-tinta
Imagen: Hussein Faleh / AFP

El levantamiento de 2019 en Irak no se ha acobardado y continúa exigiendo mejores condiciones de vida. La participación de las mujeres en estas protestas fue muy evidente e inspiradora para muchas mujeres en todo el mundo, aunque tuvieron que pagar un precio: han perdido la vida en una serie de asesinatos sistemáticos. Riham Yaqub es la última víctima de esos asesinatos sistemáticos, que vienen afectando a las mujeres activistas en las últimas dos décadas. Y, por desgracia, tampoco va a ser la última.


Riham Yaqub vivía en la ciudad de Basora, que se encuentra en el sur del país. Ahí es donde la mayoría de las milicias chiíes, respaldadas por Irán, controlan la riqueza y la política de la ciudad. Riham era feminista y activista, y trabajaba como nutricionista. Participó con miles de mujeres en las protestas iraquíes de 2019 y 2020 para pedir el relevo de quienes ocupaban el poder en la gobernación de Basora, para impulsar que las mujeres se levantaran contra las injusticias y protestaran contra el gobierno, para exigir el fin de la división sectaria, los deficientes servicios y el desempleo. Riham fue asesinada por hombres armados desconocidos cuando se encontraba en el interior de su automóvil, el 19 de agosto de 2020.


Hay muchas otras historias parecidas a la de Riham Yaqub. El 29 de octubre de 2019, la activista y periodista Sarah Talib, embarazada de varios meses, fue asesinada junto a su esposo frente a su hija de cuatro años, en su pequeño departamento. El 25 de septiembre de 2018, Suad Al Ali, una de las fundadoras de la organización “Waad Al Aalami”, fue asesinada cuando salía de su casa. Exigía apoyo para las manifestaciones, tomar postura contra el sectarismo y reformas en las leyes civiles iraquíes. Nadie ha rendido cuentas por estos asesinatos ni ha pagado el precio de los crímenes cometidos contra estas mujeres.

Son muchas las mujeres que han perdido la vida a causa de las milicias que quieren impedirles que participen en las protestas. Los asesinos pretenden enviar un mensaje claro a las mujeres de que sus vidas están en peligro si participan. Mujeres como Aliaa Al Saadi, Nur Rahim, Huda Jader, Yinan Al Shahmani participaron en el levantamiento de octubre de 2019, curando a los hombres y a las mujeres heridas. Proporcionaron comida y agua en la plaza Tahrir y, aunque estaban haciendo el bien a los demás, muchas de ellas siguieron siendo secuestradas y asesinadas por grupos de milicias.

El creciente asesinato de mujeres activistas en estos estados fundamentalistas islámicos, bajo gobiernos corruptos, hace que la gente vea que las mujeres ya no aceptan su destino. Estas mujeres son fuertes y empoderadas, y se niegan a guardar silencio sobre su maltrato, sin importar quién o qué gobierno se cruce en su camino para detenerlas. A pesar de estos asesinatos, las mujeres vencerán. Serán escuchadas. Las mujeres en Irak no van a callarse y triunfarán con la esperanza y los sueños puestos en una sociedad mejor.

Irak mujer manifestacion la-tinta
Imagen: Ahmad Al Rubaye / AFP

*Por Huda Samir para AMENAS / Foto de portada: Hussein Faleh – AFP  / Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Fuente: AMENAS

Imágenes: La Tinta

Comparte este contenido:

La lucha contra el cambio climático tiene rostro de mujer

Europa/España/

Exposición fotográfica «Mujeres rurales en América: sembrando hoy la agricultura del futuro» en la 25 Conferencia de las Partes del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP) en Madrid bajo el lema «Tiempo de actuar». EFE

Las mujeres rurales en Perú han empezado a implementar tecnologías sostenibles para contrarrestar la contaminación ambiental que causa el sector de la energía, que en este momento es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero en el país sudamericano.

Del otro lado del mundo, en la isla de Kadavu, en Fiji, decenas de mujeres han instalado paneles solares en 376 hogares, de doce aldeas, con la finalidad de mitigar la pobreza energética en la zona y que eso, a su vez, permita eliminar brechas educativas y de salud.

 

Al igual que ellas, miles de mujeres en Colombia, Costa Rica, Marruecos, Bangladesh o Australia se han erigido «agentes de cambio» y trabajan cada día por mejorar sus comunidades y disminuir los efectos de la crisis climática que las hace más vulnerables que el resto de la población.

«Las mujeres invierten más tiempo en incrementar el bienestar de sus familias y de sus congregaciones», señala en una entrevista con Efeminista la experta en género y medio ambiente del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Latinoamérica, Andrea Quesada.

Además, la experta añade que «quizás en muchos lugares ellas no lo llamen cambio climático, pero saben lo que es, lo están viviendo en carne propia. Están experimentando períodos de sequías y lluvias que ya no son predecibles y están haciendo todo lo posible por adaptarse rápidamente, para sobrevivir».

En Barbados, Granada y Jamaica, por ejemplo, las mujeres han aprendido a usar métodos agrícolas más sostenibles como forma más estable y fiable de ganar dinero. Entre ellos, la rotación de cultivos, la correcta recolección de agua lluvia o el uso de materiales naturales para conservar la humedad y aumentar la fertilidad del suelo.

Para el PNUD, promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres es «absolutamente esencial» para cumplir con las metas ambientales y de conversación.

En este sentido, puesto que la participación diferenciada de las mujeres en la sociedad les permite detectar soluciones innovadoras para contribuir a la mejora de la calidad de vida y a un desarrollo sostenible, la ONU está convencida de que es primordial que ellas también sean parte de la toma de decisiones.

«Los cambios también se ven en los patrones de consumo. En Suecia, por ejemplo, hay datos que demuestran que las mujeres están más dispuestas a consumir productos verdes si tienen los recursos suficientes para adquirirlos», añade Quesada.

«Esta es una oportunidad para transformar, no solo las actividades que realizamos para reducir los impactos negativos en el medio ambiente, sino también las relaciones de poder que son desiguales en nuestros países», enfatiza la experta.

Sin embargo, pese a los múltiples proyectos que organizaciones como Naciones Unidas están llevando a cabo alrededor del mundo para que más mujeres se involucren en el desarrollo de una sociedad más sostenible, Quesada cree que «la acción no está siendo lo suficientemente rápida».

«El reto más grande que tenemos es la implementación. En algunos casos por motivos políticos, lo cual es más difícil de cambiar, y otras veces por falta de capacidades y recursos», afirma.

Es por esta razón, adelanta, que en la Conferencia sobre Cambio Climático equipos del PNUD se presentarán hoy varias iniciativas exitosas que ya se están llevando a cabo en países latinoamericanos con el objetivo de que se tomen como ejemplo en otros lugares.

«Gracias a un trabajo muy grande de países como México, Costa Rica y Perú se está tratando de impulsar que el plan de acción de género sea mucho más ambicioso y que vaya más enfocado a esa implementación, a cómo se puede poner en práctica una acción climática de mitigación y de adaptación género responsiva y género transformadora».

Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/lucha-cambio-climatico-rostro-mujer_0_972552850.html

Comparte este contenido: