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Los 10 libros africanos que destacamos del 2019

Reseñas/04 Enero 2020/El país

Repasamos en esta lista las novedades que nos trajo el año, tal como hemos venido haciendo desde 2016. Hay más, mucho más; lo sabéis, lo sabemos, pero el número elegido marca las reglas del juego

Sería un error no aprovechar el interés que suscitan las listas para tratar de mostrar parte de lo que ha dado de sí este 2019 en el ámbito literario. Un año fulgurante en el que tuvimos la suerte de que nos visitaran tantos escritores: Leila Slimani (Operación ogro. Cabaret Voltaire), Mona Eltahawy, Mia Couto, Ngugi wa Thiong´o (La revolución vertical. Rayo Verde, también en euskera, catalán, gallego y aranés y Gerra garaiko ametsak. Txalaparta, la traducción a euskera de Sueños en tiempos de guerra, primera parte de las memorias del escritor), Ben OkriFelwine SarrChimamanda Ngozi Adichie, Mohamed Mrabet (El limón. Cabaret Voltaire) y Helen Oyeyemi (Lo que no es tuyo no es tuyo. Acantilado).

Ha sido también el año en el que Guinea Ecuatorial ha consolidado su presencia entre las novedades de las librerías. Junto a Hija del camino (Grijalbo) de la periodista Lucía Mbomío, se ha mostrado lo nuevo de veteranos como Justo Bolekia (Quien es quien entre los escritores de Guinea Ecuatorial. Sial), prolíficas como Trifonia Melibea Obono (Yo no quería ser madre. Eganes), diferentes como Óscar Nchaso Bekari (Dreams, Universo de letras), reflexivas como Ángela Nzambi (Mayimbo. Sial), autobiográficas como Carolina Nvé Diaz San Francisco (Mis madres son estrellas. Sial) o antólogicas como Juan Riochí (Nuevas voces de la literatura de Guinea Ecuatorial. Diwan).

Pero, además de novedades, 2019 nos trajo un documental, que ha visto la luz, gracias al crowdfunding, bajo la dirección de Marc Serena con el significativo título de El escritor de un país sin librerías, en torno a Juan Tomás Ávila Laurel. Este, aun siendo uno de los escritores que más reconocimiento ha recibido por su trayectoria, sobre todo gracias a su obra Arde el monte de noche (Calambur, 2009), sigue siendo un desconocido. Este mismo año, precisamente, publica su última obra Cuando a Guinea se iba por mar (Carena) en la que recupera la historia del periodo colonial español.

Lo triste lo dejamos para el final. Las pérdidas irrecuperables, la nostalgia de lo leído y creado por voces que no volverán a narrar más, que no volverán a cogernos de las manos para sumergirnos en sus mundos. Se fueron Gabriel Okara, el gran poeta nigeriano y Bernard Dadiéla biblioteca ambulanteNos quedamos sin tambores para decir adiós a Binyavanga Wainaina, que se llevó su ironía, su inteligencia y su brillo demasiado pronto. Se nos vino a la boca el grito cuando se fue ese tejedor de palabras que fue Antonio Lozano, el escritor siempre en marcha, dispuesto, comprometido… necesario, tan necesario. Se fueron, es cierto, pero también esto lo sabéis, lo sabemos, quedan sus obras para reencontrarnos siempre con ellos.

Ahora sí, esta es la lista. En esta ocasión hemos añadido una cita de cada libro como regalo. Esperamos que la disfrutéis.

FICCIÓN

1. Hermanos de alma, de David Diop. Traducción: Rubén Martín Giráldez. Editorial Anagrama. En 2018 se celebró el centenario del final de la I Guerra Mundial y Diop publicó esta novela que descubría otras voces silenciadas por el relato histórico. Original y magnética la trama nos sumerge en la historia de un tirador senegalés, un joven reclutado para luchar muy lejos de su tierra natal. Diop nos ofrece descubrir otra ángulo de la Historia no tan conocido y también sentir en las venas la guerra con todo su horror.

La cita: “Pensar demasiado por cuenta propia es traición” (pág.113).

2. Asesinato entre las yucas, de Bai T. Moore. Traducción, prólogo y notas Guillermo López Gallego. Editorial La Umbría y la Solana. Se agradece la recuperación de obras del pasado. Esta fue publicada en 1968 y, partiendo de un asesinato, el hallazgo del cuerpo mutilado de una joven, Moore nos sumerge en una trama en apariencia sencilla, exenta de visión crítica, que nos sumerge en el tejido liberiano de manera muy realista, proporcionando la sensación de estar dentro de ese mundo. La obsesión amorosa hasta el extremo emerge como fondo de una novela que huye de los tópicos de la literatura de su tiempo.

La cita: “Ves, cuando las mujeres hacen bien las cosas, les llueven las alabanzas” (pág.80)

3. Bajo las ramas de los udalas, de Chinelo Okparanta. Baile del Sol. Trad. Iballa López. Ijeoma, cuya orientación sexual le lleva a elegir a mujeres y no a hombres que es lo que todos; familia, sociedad y país esperan de ella, es la protagonista de una novela que ha abierto muchas conversaciones en Nigeria. Volvemos a la guerra de Biafra dentro de una trama en la que la religión tiene una gran presencia mostrándonos la vida cotidiana cuando transcurre en medio de una guerra, un internado, una familia o un matrimonio.

La cita: “Quizá el amor era una mezcla de amistad y encaprichamiento. Un profundo afecto unido a una suerte de asombro reverencial” (pág. 149)

4. La expedición al Baobab, de Wilma Stockenström. Traducción: Lorenzo Luengo. Editorial Siruela. Escrita en afrikáans en 1981 fue un J.M. Coetzee rendido quien la tradujo al inglés. La voz íntima y personal, poética, de la protagonista sin nombre nos adentra en su vida de esclava, en los horrores soportados, en las claudicaciones padecidas, hasta encontrarse a si misma en el interior de un baobab en algún lugar del veld sudafricano. Desde allí su mente volará libre hacia todos los lados.

La cita: “Y guardar silencio, también, tal vez guardar silencio hasta el punto de soñar hacia fuera pues el sueño es nuestro séptimo sentido” (pág.2)

5. La sociedad de los soñadores involuntarios, de Jose Eduardo Agualusa. Traducción: Claudia Solans. Editorial Edhasa / La societat dels somiadors involuntaris. Traducción Pere Comellas. Editorial Periscopi (catalán). Huyendo de la realidad, llena de personajes unidos por el sueño, ya sea porque alguien sueña con ellos, porque ellos sueñan los sueños de otros o porque quieren llegar a grabarlos, así se puebla la última novela escrita por el angoleño. En esta, de nuevo, nos habla de un país que arrastra muchos dolores de la guerra de independencia, pero que tiene la capacidad de emprender nuevos caminos para salir de la cerrazón y la imposición que ha venido después. Una joven mostrará la necesidad de las utopías cuando se sueñan de manera colectiva.

La cita: “Un tipo sabe que nació en el tercer mundo cuando tiene más miedo a los policías que a los ladrones” (pág.127).

6. Cuentos de los niños perdidos, de Diriye Osman. Traducción: Héctor F. Santiago. Team Angelica Publishing.  Las historias que conforman este volumen nos adentran en las experiencias y vivencias de jóvenes homosexuales somalíes. La confrontación con una sociedad y un entorno familiar que se manifiesta brutalmente contra ellos complementa el periplo de los campos de refugiados, del exilio, de la migración. Muchos personajes soportan además de esta carga un estrés postraumático, otros el tabú de las enfermedades mentales. Son niños perdidos en búsqueda de su lugar.

La cita: “En la cultura somalí hay cosas que no se expresan: cómo amamos, a quién amamos y por qué”.

7. Mi hermana, asesina en serie, de Oyinkan Braithwite. Traducción: Montse Meneses. Editorial Alpha Decay. Como un fogonazo ha sido el debut de la nigeriana. Lluvia de críticas, de reconocimientos y de premios para una obra que, bajo el paraguas de “thriller”, se adentra en las relaciones familiares y fraternales. Las protagonistas son dos hermanas antagónicas a las que les une un pasado en el que les quitaron la ingenuidad de forma abrupta.La trama muestra también a las nuevas generaciones que desde Lagos viven a través de las redes sociales mientras siguen sumergidas en una sociedad patriarcal que las ahoga. Ágil, con tono de juego y pinceladas de humor negro, es un experimento irónico con cierto aire Nollywood,

La cita: “Todo el mundo está obsesionado con su físico, Muhtar” (pág. 79).

8. Doce relatos urbanos. Doce voces africanas. Edición de Ángeles Jurado. Traducción: Iballa López Hernández, José Luis Márquez, Sandra Moradell Cabello y Ángeles Jurado Quitana. Editorial Baile del Sol y Casa África. Las mil caras de las ciudades bajo las lentes de las miradas de doce escritores de diferentes partes del continente africano. En el prólogo Ángeles Jurado destaca que “Ben Okri habla de la literatura como un billete de avión imaginario cuando el viaje físico es imposible”. También es una manera de adentrarnos en voces poco o nada conocidas que a través de pequeñas ventanas nos dejan entrar de manera tímida a unos universos que podemos seguir conociendo, en una excitante exploración que ya únicamente le corresponderá al lector. Destacamos la presencia de Armand Gauz, ganador este año del “Gran Premio literario del África negra”.

NO FICCIÓN

9. Las mentiras que nos unen, de Kwame Anthony Appiah. Traducción: María Serrano Giménez. Editorial Taurus. El libro, ya lo dijimos, invita a más de una reflexión sobre quiénes somos, una cuestión central y muy viva en el mundo global. Appiah ha escrito una texto con la idea central de echar por tierra un error en el que solemos caer: «el de dar por hecho que en el corazón de cada identidad residen unas similitudes profundas que vinculan a todas las personas que comparten dicha identidad». Dando muestras de gran erudición, contando historias de su propia historia personal, habla sobre las etiquetas que nos construyen y de la dificultad de liberarnos de ellas, pero al mismo tiempo asume que no podemos prescindir de las identidades, ya que a pesar de todo, sirven para unirnos.

POESÍA

10. Antología poética, de Gabriel «Mwènè» Okoundji. Traducción Leandro Calle. Editorial Pretextos. De versos como este está lleno este libro: «Se necesita todo el silencio de las palabras para decir tu nombre». El del poeta, admirador de Césaire, es uno de los más reconocidos. Originario de República del Congo, en 2010 le concedieron el “Gran Premio del África negra”. Su traductor y prologuista, Leandro Calle, recoge las palabras de Okoundji, quien afirma “No somos ante todo seres de inteligencia, somos ante todo seres emocionales”.

MENCIÓN ESPECIAL

Dejamos un espacio para tres libros más.

El primero es una Antología de poesía tunecina contemporánea, traducida del árabe por Ridha Mami y editada por Sial, a la que hemos llegado tarde pero que creemos es una apuesta interesante siendo, además, la única antología de este tipo y uno de los escasos libros que se pueden leer en castellano de la rica e interesante literatura tunecina que se está produciendo hoy en día.

El segundo es fruto de la incesante labor de la editorial 2709Books que publica únicamente en formato digital. Este año, traducido por Alejandra Guarinos, nos ha llegado la última parte de la trilogía político-social marfileña de Venance Konan, bajo el título Catapila, jefe del pueblo que “puede leerse como relato independiente o como continuación de Robert y los Catapila y Los Catapila, esos ingratos». 

El tercero que destacamos es la reedición tantas veces esperada de un “clásico” de las letras africanas, Mi carta más larga de Mariama Bâ (Traducción de Sonia Marín Pérez. Editorial Wanafrica). Bâ eligió contar su historia desde la perspectiva de tres generaciones de mujer, salpicando el texto de ideas y pensamientos sociales y políticos en un texto que sigue manteniendo vivo su interés.

Con la cita de este último libro nos despedimos por este año:

“Celebro de corazón cada vez que una mujer surge de la sombra” (pág.135).

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/12/30/africa_no_es_un_pais/1577739992_192956.html

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Entrevista a Ana Falú: “Las mujeres queremos ser diferentes, pero no desiguales”

Entrevista/04 Enero 2020/Autora: Alejandra Aguado/El país

La arquitecta y activista feminista Ana Falú reivindica la necesidad de repensar las ciudades desde una perspectiva de género para que sean más seguras y habitables para la población femenina

Miedo a transitar calles oscuras, al acoso callejero, a tocamientos indeseados en el transporte público, a ser violadas. Estos son algunos de los temores que experimentan las mujeres de muchas ciudades del mundo. Las que viven en barrios informales sin electricidad, agua o saneamiento lo tienen peor. Para ellas es más difícil también encontrar empleos formales dignamente remunerados o alcanzar cotas de poder en las instancias locales. La red global Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) estima que solo el 20% de los concejales y el 5% de los alcaldes del mundo son mujeres.

Por todo esto, Ana Falú (San Miguel de Tucumán, Argentina, 1947) lleva décadas reivindicando el enfoque de igualdad de género en la planificación urbana, la legislación y el desarrollo para lograr la inclusión y la integración plena de las mujeres y las niñas en la vida económica, social, política y cultural de las urbes. «Las mujeres sabemos que nuestras experiencias cotidianas en las ciudades son distintas de las de los hombres», reflexiona en una conversación tras su participación en la Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales, organizada por CGLU en Durban, Sudáfrica, el pasado noviembre.

Falú se define como «activista social y por los derechos humanos desde siempre». Aunque reconoce que tiene «muchos sombreros». Esta arquitecta de formación es profesora en la Universidad Nacional de Córdoba e investigadora científica, forma parte del grupo asesor de mujeres de ONU Hábitat y apoya activamente en la Red de Mujer y Hábitat de América Latina.

«Las mujeres queremos ser diferentes, pero no desiguales. Tenemos que hacer que se conozcan las diferencias porque se ocultan de alguna manera. No se visibilizan porque la planificación urbana —la mirada sobre la ciudad, los territorios, el barrio— está pensada bajo un concepto de neutralidad. Se planifica para familias, aunque en América Latina entre un 30 y 40% de hogares están a cargo de únicamente una mujer», argumenta.

Entre esas particularidades invisibles de la vida urbana de las mujeres, Falú recuerda que la pobreza es predominantemente femenina. Las que viven en condiciones de precariedad, además, son mayoría en el mercado laboral informal, muchas son cabeza del hogar, tienen más del doble de hijos que las ricas y viven en la periferia de ciudades fragmentadas, segregadas y complejas.

«Por otro lado, hay que destacar entre lo que se oculta el trabajo invisibilizado de las mujeres: el de cuidados», analiza. Algo que recientemente el movimiento del 8 de marzo ha expuesto en Argentina, América Latina y el mundo, según Falú. Hace falta, agrega, que tal reconocimiento se traduzca en políticas públicas y una planificación urbana adecuada.

«Las ciudades compactas como las europeas, en las que se puede caminar y con un transporte excelente, sin duda son más amigables para las mujeres que las latinoamericanas», considera. «Pensemos en ciudades como Buenos Aires, Sao Paulo o México, en donde los traslados les toman entre dos y cuatro horas al día a las más pobres que residen en la periferia. Y en condiciones pésimas, en un transporte que no es seguro, que las expone al acoso sexual», continua.

Pero hay soluciones, algunas muy debatidas y contestadas, como el transporte seguro de México, exclusivo para mujeres o con zonas habilitadas solo para ellas. Falú fue una de las encargadas de evaluar junto a un equipo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) su efectividad. «Realmente, las mujeres dicen que pueden ir tranquilas en las horas punta y volver a sus hogares cargadas de bolsas, incluso con niños, y dormir una siestita porque nadie les mete mano», relata la experta. Otra iniciativa muy extendida es la creación de aplicaciones para los teléfonos móviles en las que las vecinas marcan las zonas peligrosas, para que otras usuarias puedan evitarlas.

Más allá de este tipo de experiencias y con una mirada más amplia, Falú cree que las soluciones contra las desigualdades —de género, pero también de ingresos— en las ciudades pasan por «redistribuir más». Los gobiernos locales tienen esa responsabilidad, dice. En la práctica, significa que haya servicios de cuidado infantil y de adultos mayores distribuidos en los territorios, «privilegiando aquellos en los que hay menos ingreso per cápita», aclara. Con ello, las mujeres, sobre todo las jóvenes en edad reproductiva, podrán tener la posibilidad de buscar empleo, educarse o hacer vida política.

La clave es descentralizar, resume. «Y tener en cuenta la vida cotidiana en esos barrios, en la calidad de los servicios, de la calle, de las aceras. Así como privilegiar a las personas sobre los vehículos. Las mujeres son las que más usan el espacio público, casi siempre con otros: niños, personas con discapacidad, mayores… Ese espacio público tiene que estar pensado en clave feminista», reclama.

Ana Falú (izquierda) durante un debate en la Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales en Durban, Sudáfrica, este noviembre.
Ana Falú (izquierda) durante un debate en la Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales en Durban, Sudáfrica, este noviembre. CGLU

Para Falú, las mujeres han tenido la capacidad de resistir los temores y transitar un entorno urbano hostil. «Así hemos construido nuestra ciudadanía, no es que nos quedemos encerradas atemorizadas». Si bien, dice, hay muchas que se recluyen en lo privado por miedo a los peligros que representa la ciudad, al menos, en América Latina. «Como si el hogar fuera más seguro y es donde más violencia se ejerce contra el cuerpo de las mujeres», aclara.

Para dar respuesta a las necesidades, temores y reclamos de las mujeres no hay una receta única. Cada sociedad es distinta. Pero las ciudades hablan y escuchan, solo hay que estar atentos, opina Falú. «Cuando las muchachas ocupan las calles de Argentina pidiendo igualdad de oportunidades, la ciudad está hablando, está demandando derechos. Y las autoridades tienen que escuchar y plantear políticas», apunta.

Pero además de esas grandes manifestaciones urbanas, la experta propone generar en cada barrio «oportunidades de escucha para saber qué agenda proponen las mujeres y cuáles son sus prioridades». Es lo que hace el programa Voces de Mujeres Diversas por Ciudades Seguras, Inclusivas y Sostenibles, de la Red Mujer y Hábitat de América Latina. Esta iniciativa busca «enriquecer debates en torno a los derechos de las mujeres a la ciudad, sistematizando sus demandas para la elaboración de propuestas que permitan incidir en las políticas públicas locales», en palabras de la organización de la forma parte Falú. 

«Una de esas prioridades es el cuidado infantil. Otra, la seguridad, la no violencia que les permita recorrer las calles o usar el transporte público con tranquilidad», enumera la especialista. «En Argentina asesinan a 27 mujeres al mes, es una locura el feminicidio». Un problema que no solo tiene que ver con los gobiernos locales, que tomarán medidas parciales, matiza. «Terminar con la violencia contra las mujeres por el hecho de serlo, nos va a llevar tiempo».

Otro de los ejes de acción para construir ciudades feministas es que más mujeres se dediquen a la política local. Para eso, afirma Falú, lo que mejor funciona son las leyes positivas como las de cuotas. En los cuerpos legislativos ha habido avances en este sentido, asevera, «pero no lo hemos conseguido en los ejecutivos y técnicos». Incluso cuando llegan al poder, las mandatarias enfrentan mayores dificultades para ejercerlo. «Cuando estamos en un lugar de responsabilidad en cualquier ámbito, la tarea se hace de excelencia. Si no, eres juzgada. Los hombres pueden ser mediocres. Cuando tengamos mujeres mediocres en lugares de toma de decisión, habremos alcanzado la igualdad», zanja.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/12/09/planeta_futuro/1575907484_152466.html

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Diputadas turcas cantan ‘Un violador en tu camino’ en el Parlamento “por las que no pueden hacerlo en la calle”

Asia/Turquía/03 Enero 2020/El país

Las congresistas protestan durante una comparecencia del ministro del Interior después de que la policía reprimiera una marcha feminista

Cuando el colectivo chileno Lastesis ideó la letra y la coreografía de la canción Un violador en tu camino, probablemente nunca imaginó que daría la vuelta al mundo hasta convertirse en un himno contra el patriarcado, y mucho menos que terminaría siendo cantada a la cara de un ministro de Interior en el hemiciclo del Parlamento de Turquía. Sucedió en la noche del pasado sábado, cuando varias diputadas de la oposición entonaron la canción mientras golpeaban las mesas de sus escaños, en protesta por la represión violenta contra varias mujeres que interpretaban la coreografía una semana antes en Estambul, que acabó con varias de ellas detenidas.

“No se lo tomó muy bien, la verdad. Se lo tomó personalmente y como una ofensa al Estado”, admite Aysu Bankoglu, del Partido Republicano del Pueblo (CHP) y una de las diputadas de esta formación socialdemócrata —la principal de la oposición turca— que cantó la canción en el Parlamento. La comparecencia del titular de Interior, el derechista Suleyman Soylu, se había alargado y ya casi era medianoche cuando tocó el turno de preguntas de la oposición. Entonces, la diputada encargada del cuestionario, Sera Kadigil, tomó el micrófono y dijo: “Hay una coreografía que empezó en Chile y se ha extendido por todo el mundo para llamar la atención sobre la violencia contra las mujeres. Gracias a usted, Turquía es el único país del mundo donde esta protesta ha sido atacada, así que tenemos un par de cosas que decirle, señor ministro”.

De esta forma, Turquía se convirtió también en el primer país del mundo donde Un violador en tu camino se canta en el Parlamento. Mientras los diputados del CHP enarbolaban retratos de mujeres asesinadas este año en Turquía (ya van 305 en 2019), ellas entonaron la canción de Lastesis. Entre las paredes de la sede de la soberanía nacional resonó la letra, traducida del original en español con pequeñas variaciones. Por ejemplo, a “la culpa no era mía, ni donde estaba ni como vestía” añadieron “ni lo que bebía”, pues el consumo de alcohol ha sido utilizado por algunos fiscales, jueces y políticos islamistas como justificación de casos de violación, incluido uno en el que la víctima fue una ciudadana española.

“Nuestra intención era llevar al Parlamento la voz de aquellas a las que, mediante el gas lacrimógeno y los palos, se les ha impedido cantarla en la calle, reprimiéndolas por orden del ministro de Interior”, explica a EL PAÍS la diputada Bankoglu. Desde hace tres años, prácticamente toda manifestación pública que no cuente con el visto bueno del Gobierno es duramente reprimida, incluidas las marchas por el 8 de marzo y por el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25 de noviembre).

Pero la disolución a palos de la protesta de medio millar de mujeres que se habían reunido en el paseo marítimo de Kadiköy (Estambul) el pasado día 8 al ritmo de la canción de Lastesis ha conseguido el efecto contrario: Un violador en tu camino se ha convertido en un himno también en Turquía y se ha bailado en otras grandes ciudades, como Ankara y Esmirna, mientras las organizaciones feministas ensayan cada semana nuevas performances en diversos lugares. De hecho, este domingo, cerca de 200 mujeres se congregaron de nuevo en Estambul, muchas de ellas ataviadas con guantes de color violeta, y ejecutaron la coreografía ante un fuerte contingente policial, que, a diferencia del domingo anterior, no dispersó la manifestación.

Mujeres turcas interpretan la coreografía de 'Un violador en tu camino', este domingo en Estambul.
Mujeres turcas interpretan la coreografía de ‘Un violador en tu camino’, este domingo en Estambul. YASIN AKGUL AFP

Seis activistas fueron detenidas en la protesta del pasado día 8, acusadas de infringir la ley de manifestaciones y de ofensas al presidente y las instituciones del Estado por los versos “el violador eres tú. La Policía. Los jueces. El Estado. El presidente”. Ahora están en libertad con medidas cautelares y deben firmar cada semana en comisaría. “Es una vergüenza, nos han impuesto medidas que a veces ni siquiera se imponen a los acusados de violencia contra las mujeres”, se queja Fidan Ataselim, una de las arrestadas. “Pero las mujeres estamos ganando confianza en nosotros mismas. ¡Que nos detengan si quieren! No vamos a parar”.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi un 40% de las mujeres en Turquía sufren o han sufrido violencia a manos de sus parejas, frente a un 25% en Europa. En los últimos meses, varios casos han conmocionado a la opinión pública, como el de Ceren Özdemir, asesinada por un desconocido cuando regresaba a su casa. O el de Emine Bulut, cuyo asesinato a manos de su exmarido quedó grabado y las palabras de su hija —“Mamá, no te mueras, por favor”— dieron la vuelta al mundo. O el de Sule Çet, violada por un colega y luego arrojada desde el piso 20 de una torre de oficinas y cuya muerte fue, en un principio, atribuida a un suicidio.

De hecho, la presión de las organizaciones feministas ha hecho que el Gobierno instituya una comisión para investigar varias muertes sospechosas de mujeres cuyos casos habían sido cerrados en falso. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha prometido que hará todo lo que esté en su mano para poner fin a estos crímenes, pero la oposición critica que desde la llegada al poder de su partido islamista en 2002 los crímenes machistas se han multiplicado.

Bankoglu sostiene que precisamente la canción chilena ha prendido con tanta fuerza en Turquía porque refleja bien la “mentalidad patriarcal” que impregna las instituciones del Estado. “El Gobierno trata a la mujer no como un individuo, sino como una parte indisoluble de la familia, y eso contribuye a la discriminación y la violencia”, afirma. Otro ejemplo son los variados motivos por los que los jueces aplican reducciones en las penas de los condenados por violencia contra las mujeres: “Por ejemplo, el acusado se pone corbata durante el proceso y el juez estima que ha tenido un buen comportamiento durante el juicio y le reduce la sentencia de cárcel”.

El problema no son tanto las leyes, dice la diputada, —precisamente la Convención de Estambul de lucha contra la violencia contra las mujeres fue firmada en 2011 bajo el auspicio del actual Gobierno turco—, sino su aplicación o falta de ella. “Hay pocas medidas de protección para las víctimas, falta concienciación en los tribunales y entre los dirigentes. Porque la mayor responsabilidad recae en los dirigentes del Estado que son los que deben hacer más por erradicar la violencia machista”, explica: “También por eso hicimos esta protesta en el Parlamento, porque los responsables del Estado son los que están en posición de acabar con esta violencia”.

Fuente e imagen: https://elpais.com/sociedad/2019/12/16/actualidad/1576485012_315946.html

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Entrevista a Elizabeth Odio Benito: “No se necesita ningún amparo religioso para que existan los derechos humanos”

Entrevista/03 Enero 2020/Autor: Álvaro Murillo/Fuente: El país

Elizabeth Odio Benito será la segunda mujer en presidir la Corte Interamericana de Derechos Humanos en sus cuatro décadas de existencia. «Hay un retroceso grande en derechos humanos», asegura

Elizabeth Odio Benito (Puntarenas, Costa Rica, 1939) será a partir del 1 de enero la segunda mujer en presidir la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en sus cuatro décadas de existencia. Esta abogada costarricense, única juez en la actualidad de este tribunal internacional, tiene 80 años y pide decir su edad, orgullosa de su larga carrera como profesora, política y jurista internacional.

Declarada feminista desde hace años, Odio presidirá la Corte en un momento en el que el rechazo a la violencia contra la mujer saca a las calles a miles de personas en América Latina. Mira ahora la evolución de los derechos de la mujer y recuerda aquellos años en los que fue ministra de Justicia (1978-1982 y 1990-1994) o vicepresidenta de la República y responsable de Ambiente (1998-2002) cuando ni siquiera habían salido al debate público muchas de las demandas actuales. También ha sido juez de la Corte Penal Internacional (2003) y del Tribunal Penal para la antigua Yugoslavia (1993-1998), donde imprimió su pensamiento feminista a favor de mujeres en situación de guerra.

Hija de maestros, descendiente de inmigrantes cubanos y españoles, y aficionada al fútbol; Odio defiende, sobre las protestas en Chile, que los modelos económicos que privilegian a ciertos sectores y deprimen a otros llegan a un momento en el que los más castigados protestan.

Pregunta. Usted es la segunda mujer que preside la Corte IDH en 40 años, y solo la quinta juez entre 34 varones que ha tenido este tribunal. ¿Qué mensaje quiere dar esta institución al elegirla presidenta?

Respuesta. Esta Corte tiene como misión proteger los derechos humanos de todos y todas y luchar por los principios de igualdad y no discriminación. Lo ha hecho muy bien, pero los gobiernos son los que proponen a los candidatos para integrar la Corte y casi todos han sido hombres. Ha sido una discriminación aberrante, pero es indudable que la Corte da mucha importancia al contexto de lo que ocurre en América Latina. Hace 40 años, cuando nació, había dictaduras militares que violentaban los derechos humanos de manera atroz y la Corte fue sacando la tarea, pero ahora enfrenta un momento delicado. Hay revueltas sociales en muchos países de América Latina y se nota malestar de las sociedades al no sentir satisfechas las obligaciones de los estados de respetar los derechos civiles y políticos, y también los económicos, sociales y medioambientales. Este es un continente muy violento y el más desigual del planeta, lo que se refleja en cada país, incluida Costa Rica. La gente está muy insatisfecha y en ese contexto yo empiezo mi presidencia en la Corte.

P. También es un momento diferente para el movimiento feminista.

R. Creo que mi militancia feminista, conocida así desde hace muchos años, influyó positivamente en la decisión de mis colegas. Creo que ellos pensaron que era buen momento para que una mujer que ha dedicado su vida a los derechos humanos de las mujeres, y especialmente de las mujeres en situación de pobreza y violencia, asumiera la presidencia. Creo que pesó positivamente.

P. ¿Cómo explica que Un violador en tu camino se haya extendido por el mundo?

R. Eso nos dice que la violencia contra las mujeres, especialmente la sexual, se ha convertido en una pandemia, como dijo una vez el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. No es una epidemia, es una pandemia, una situación dramática que ocurre en todos nuestros países y en nuestros hogares. Cuando ese tipo de protestas se viralizan, es porque hay una sensación en las mujeres de todas las edades y en muchos hombres de que hay que denunciarlo y poner un remedio a esta atrocidad.

P. ¿Cómo explica el impulso que han tomado corrientes políticas conservadoras de la mano de organizaciones religiosas?

R. Hay un punto esencial: los derechos humanos no son una religión ni están vinculados a ninguna religión. Son una ética laica y tiene que ver con derechos fundamentales que desde milenios se atribuyen a las personas por ser tales. No se necesita ningún amparo religioso para que existan los derechos humanos ni para el derecho internacional que los protege. Si así fuera, no se reconocerían los derechos humanos para las mujeres, como ocurre entre los musulmanes extremistas, aunque no son los únicos. Confundir derechos humanos con religión es un error garrafal.

P. Pero muchos cometen esa confusión.

R. Y la están cometiendo a sabiendas. Por eso es tan importante impulsar los derechos humanos en la educación formal y en nuestros hogares.

P. Hay varias tendencias políticas que pretenden mezclar religión y política. ¿Supone un retroceso en derechos humanos?

R. La línea de progreso en derechos humanos no va siempre hacia adelante. Hay épocas en las que hemos ido para atrás. Cuando uno ve lo que ha ocurrido con el cambio climático por responder a intereses políticos y económicos de ciertos sectores, se da cuenta de que eso mismo se replica en todos los órdenes. En los derechos de las mujeres, de la población afrodescendiente e indígenas, la niñez… ¿Por qué estamos como estamos con la trata de personas y con la esclavitud? Hay países en nuestro continente en donde hay trabajo esclavo. Tuvimos una sentencia en diciembre de 2016 que comprobó cómo se daba esa esclavitud en una serie de regiones de Brasil. Hay trata de mujeres, de niños o de migrantes. Hace unos años se recibía a los migrantes y ahora se les cierran las puertas. Hay un retroceso grande en derechos humanos, pero en general en principios como la solidaridad, la empatía y la equidad en las relaciones humanas.

P. El 66,5% del presupuesto anual de la Corte proviene del fondo regular de la Organización de Estados Americanos, el 7% de aportes de los Estados miembros un y 26%, de cooperación externa. Una manera de golpear a la Corte es la presupuestaria. ¿Ha podido mejorar su situación financiera?

R. La Corte IDH siempre ha sido pobre y nos damos cuenta de que lo económico es un mecanismo perverso que usan unos gobiernos que no creen en la globalidad de los derechos humanos para limitar poco a poco a este tribunal. Nosotros seguiremos trabajando con el presupuesto que tengamos, pero hay programas que se pueden ver limitados, como las capacitaciones de autoridades judiciales en los países y las visitas al terreno. Muchos gobiernos sí son generosos y han dado el financiamiento y seguirán dándolo.

P. Hablaba usted al principio sobre las protestas sociales en este último trimestre y en algunos casos ha participado el ejército. ¿Cómo evalúa su actuación?

R. No cabe la menor duda de que ha habido problemas muy serios por el uso de la fuerza por parte de los órganos de vigilancia y también de los ejércitos. Eso ha motivado la preocupación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y de la oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, entre otras organizaciones internacionales. Los informes de estas instituciones deben ser enviados a los Gobiernos para que tomen nota y corrijan lo necesario. Yo frente a esto solo puedo externar preocupación; no corresponde a los ejércitos gobernar a los países de ninguna manera. Cuando lo han hecho, los resultados han sido muy negativos. Obviamente la circunstancia de que en mi país no haya Ejército demuestra que es posible vivir en democracia y en derechos humanos sin tener fuerzas armadas.

P. Chile era un país aplaudido por sus logros económicos y democráticos. ¿Cómo se explica lo que pasa ahora?

R. Mi interpretación personal, que no puede ser atribuida a esta Corte, es que estos modelos económicos que privilegian a ciertos sectores y deprimen a otros llegan a un momento en el que los que tienen más carencias protestan. En el caso de Chile fue una explosión de una situación que se venía sintiendo tensa desde hacía tiempo y que reaccionó en cadena después de ese aumento en el pasaje del metro. Es una protesta legítima que nada tiene que ver con el vandalismo; lo que pasa es que cuando esto ocurre siempre hay vándalos que se aprovechan, como pasó en Chile, Bolivia y Colombia.

P. ¿Ve un elemento común que explique lo que pasa en varios países más allá de la insatisfacción popular?

R. Cada país tiene factores propios e historias propias. Colombia ha vivido una guerra civil muy larga y prolongada y eso deja muchas marcas y daños en el tejido social. Eso es muy diferente a lo que pudo pasar en Bolivia o Chile. Casa país tiene sus particularidades y por eso las protestas son diferentes, aunque es indudable que los grupos ven lo que se hace en un país y piensen que en su país también se puede hacer.

P. ¿Es realista pensar en un aumento en la cantidad de estados que reconocen la jurisdicción de la Corte IDH [ahora son 20 de los 25 que suscribieron la Convención Interamericana, aunque la OEA tiene 35 miembros]?

R. Yo pertenezco al gremio de las optimistas, porque si no, no hubiera hecho nada de lo que hecho. Sí creo que la seriedad con que la Corte enfrenta sus tareas hará que más Estados suscriban el Pacto de San José [la convención americana sobre derechos humanos aprobada en 1969 por al OEA] o que reviertan la decisión de salirse.

Fuente e imagen: https://elpais.com/internacional/2019/12/10/america/1575937464_039901.html

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Mujeres programadoras: el difícil reto de ‘hackear’ los estereotipos

Reseñas/España/03 Enero 2020/El país

Solo uno de cada 10 desarrolladores en España es una mujer. Los expertos achacan la falta de vocación a los sesgos de género y la falta de orientación

Grace Murray Hopper creó el primer lenguaje complejo de ordenador. Margaret Hamilton codificó el software que hizo posible que el hombre llegara a la Luna. Radia Perlman está detrás de uno de los descubrimientos esenciales para el funcionamiento de Internet. Son solo tres de las mujeres programadoras que han marcado la historia de la tecnología. Al igual que ellas, miles de mujeres en todo el mundo que escriben código se han desenvuelto, y se desenvuelven a diario, en un sector totalmente dominado por hombres.

“Si bien el porcentaje de las mujeres nunca ha sido muy alto en los sectores relativos a la informática y programación, a partir de los años 90 empeoró aún más”, afirma Marta Jiménez Castells, doctora en Arquitectura de Computadores y profesora desde hace 25 años en la Universidad Politécnica de Cataluña. En esa década, “el número de mujeres dedicadas a la informática descendió un 50%, coincidiendo con el cambio de nombre que realizó esta carrera de Licenciatura a Ingeniería”: “Esa bajada aún no la hemos recuperado”, añade.

En la actualidad, las mujeres solo representan el 11% del total de desarrolladores a nivel mundial, según el informe Java, web, mobile and PHP salary survey de la consultora Pearson para el ejercicio 2017/2018. En España, la media de mujeres que escriben código se sitúa en el 9,3%, ligeramente por debajo de la media mundial y muy alejada de la cifra, por ejemplo, de Reino Unido, donde las mujeres representan el 54,6% del total.

Sara Ylipoti conoce bien la situación. Es COO de Ride On, una tecnológica del sector de la movilidad, y coordina un equipo de 20 programadores —todos chicos salvo una chica—. Para ella, la ausencia de mujeres en el sector se debe a “la brecha de género y a los estereotipos” y hay que combatirla desde la infancia: “Si no incentivamos a las chicas a dedicarse a la ciencia o a las matemáticas siempre vamos a arrastrar una brecha en el trabajo. Tenemos que empezar por la educación, tanto la que imparten las escuelas como la que transmiten los padres y madres y eso iniciará una reacción en cadena que acabará abarcando a toda la sociedad”.

Las niñas se creen menos capaces que los niños a la hora de alcanzar objetivos que requieran habilidades científicas, según los datos del informe PISA de 2015. Castells es madre de cuatro hijos, tres niñas y un niño: “He podido ver que cuando las mujeres somos niñas nos sentimos atraídas por la informática y la tecnología, pero fácilmente nos alejamos de ese mundo. Por ejemplo, en el colegio los niños rápidamente dominan toda la tecnología, les atrae, saben cómo usarla y presumen de ello. Las niñas, frente a este mayor interés o dominio de la tecnología de los niños, se empiezan a sentir más lejanas a ello, creyendo que es algo que no dominan tanto y se distancian”.

Esta falta de confianza junto a la falta de mujeres referentes afecta, según los expertos, a su orientación profesional y su elección de cursos. Solo una de cada 100 adolescentes en España quiere dedicarse a las tecnologías de la información y la comunicación, según datos del mismo informe.

Formación en informática

Para la profesora, la solución pasa por “impartir la asignatura de informática desde los 10 años y no dejarlo para bachillerato o incluso la universidad”. El objetivo final debería ser “mostrar que la ingeniería informática no es una carrera inalcanzable. Mientras que en la universidad las mujeres forman el colectivo mayoritario, su representación en ingenierías no superó el 25% en 2018, según el estudio El desafío de las vocaciones STEM. “Hasta que no pisamos la universidad, ni los chicos ni las chicas sabemos cómo programar ni cómo crear la tecnología. Hasta ese momento solo la hemos utilizado. En la universidad ya se puede hacer poco dado que las mujeres que han llegado hasta esta etapa de su educación ya han tomado una decisión”, afirma.

Maider Agirrezabal tiene 23 años y estudia ingeniería de telecomunicaciones en la Universidad Politécnica de Cataluña. Pese a que la tecnología le llama la atención desde que era pequeña, hasta que llegó a la universidad no sabía en qué consistía programar. “Al principio lo odiaba, pero poco a poco me fue gustando y vi que, en ingeniería, de un lado o de otro, acabas usando la programación. Es algo necesario y útil, además ayuda a encarar los problemas y a buscar soluciones”, afirma la joven.

Su caso es el claro ejemplo de la falta de información antes de entrar en la universidad acerca de qué salidas tienen determinadas carreras. Pese a la demanda laboral, el número de matriculados en España en carreras técnicas como Ingeniería y Arquitectura ha caído un 28% entre 2010 y 2017, según El desafío de las vocaciones STEM. Los alumnos achacan la falta de vocación a la dificultad académica y la falta de orientación. “Antes de iniciarme en la universidad pensaba que solo estaba relacionada con antenas, telecomunicaciones… pero ahora he visto que la programación está en todo y la aplicación de la tecnología puede resultar muy interesante para las mujeres”.

Agirrezabal participa en un programa de mentoring en el que trabajadores del sector les orientan y les explican “de una forma muy práctica” qué van a encontrar en el ámbito laboral. “Ahí he podido conocer el hermetismo y la masculinización que existe en este negocio”, explica la joven, que asegura que nunca se ha sentido discriminada durante sus estudios por razón de sexo.

El mundo laboral

Tampoco lo hizo en esa etapa Laura Ribes, desarrolladora (Frontend Developer) en Signaturit, una fintech de Barcelona con 100 empleados. Pero sí después. “Las barreras empiezan cuando entras en el mercado laboral. En las empresas más tradicionales, las reuniones están enfocadas más en el producto y a los desarrolladores en general se nos deja participar poco, pero si eres mujer tu voz tiene todavía menos peso y eso es algo que he sufrido en primera persona”, afirma.

En sus 17 años de experiencia en el sector recuerda alguna situación desagradable: “Hace unos años estaba en un evento en el que todos éramos desarrolladores y, al terminar la ponencia, la persona que tenía al lado se giró y me preguntó en todo despectivo: ‘¿Y tú programas?‘ Este tipo de comentarios cada vez son menos habituales pero hieren la sensibilidad y hacen que en ocasiones sea complicado e incluso desmotivador”.

A los obstáculos para que su trabajo sea reconocido se suman los problemas de conciliación familiar y laboral y la dificultad a la hora de conseguir financiación para sus proyectos. Existe un techo de cristal que impide a las mujeres llegar a los puestos más altos. “Puede existir un factor también determinante que tiene que ver con la equiparación del sueldo entre hombres y mujeres”, afirma Consuelo Castilla. Es presidenta y socia de AdQualis, una compañía dedicada a la búsqueda de talento, y explica que aunque las mujeres que trabajan en el sector tecnológico están sobradamente preparadas, “a la hora de negociar sus salarios siempre están por debajo de los hombres incluso en un sector como el suyo, con sueldos medios elevados”. Para ella, este aspecto influye en su acceso a roles de mayor responsabilidad.

Pese a ser ser partidaria de apostar siempre por el talento con independencia del género, Castilla considera que en el caso del sector tecnológico la brecha es lo bastante considerable “como para que quizás sí tenga sentido aplicar alguna política de cuotas”: “Sería en todo caso una medida de corto plazo. En el medio y largo plazo debe trabajarse en la base del problema para solucionarlo de forma permanente y estructural”.

Las empresas son más eficientes si cuentan con talento diverso. De hecho, tres de cada cuatro empresas que han promovido la presencia de mujeres en cargos directivos han registrado un aumento de sus beneficios del 5% al 20%, según un análisis realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Las mujeres, según Castilla, son especialmente buenas a la hora de trabajar en equipo, planificar comunicar y empatizar: “Tanto en el sector tecnológico en general como en el ámbito de la programación en particular, en que suele trabajarse de forma muy individual, estas aptitudes son especialmente bien valoradas por las compañías”.

“Las personas tendemos a estudiar y trabajar en lugares a los que sentimos que pertenecemos. El hecho de que en las empresas tecnológicas no trabajen en ocasiones muchas mujeres hace que muchas no las percibamos como espacios en los que queramos trabajar”, afirma Ylipoti. Pero a la hora de desarrollar un producto, según sostiene, la presencia de mujeres en el equipo es primordial para tener en cuenta la opinión de las mujeres, que son la mitad de la población: “Cualquier producto tecnológico va a tener clientas femeninas y, por lo tanto, en su fase de desarrollo va a enriquecerse con las aportaciones de una mujer programadora o de una mujer directiva”.

Fuente e imagen: https://elpais.com/tecnologia/2019/12/11/actualidad/1576060561_868981.html

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Libro(PDF): Antología del pensamiento crítico guatemalteco contemporáneo

Reseña: CLACSO

La tarea de elaborar una antología del pensamiento social crítico en Guatemala ha supuesto un esfuerzo en varios sentidos. En primer lugar, delimitar qué se entiende por pensamiento crítico, y luego, decidir qué período abarcar, cuáles autoras y autores incluir, y cuáles los textos pertinentes […].

Para acotar la búsqueda se comprendió como pensamiento social crítico al conjunto de ideas elaboradas desde perspectivas divergentes, a contracorriente de los discursos y las historias oficiales, que han sido el resultado de la investigación, análisis, sistematización y reflexión sobre la realidad de la sociedad guatemalteca, con el propósito de desentrañar las estructuras de poder que sostienen un orden desigual, de raíces coloniales, que niega derechos y limita el desarrollo humano de la mayoría de la población, particularmente de las mujeres, y los pueblos indígenas.

En la antología que ahora se presenta, se incluye a treinta y cinco autoras y autores, mujeres y hombres, de diversas identidades, y generaciones. Algunos con una producción muy vasta y otros que inician sus reflexiones. Se trató de mostrar una polifonía de voces y perspectivas, y para efectos de una mejor comprensión se establecieron cuatro ejes que dan cuenta de las principales preocupaciones sociales, intelectuales y políticas que han predominado en las décadas de finales del siglo veinte e inicios del veintiuno: “Estado, política, sociedad y economía” (Eje 1); “Violencia política, movimientos sociales, memoria e historia” (Eje 2); “Etnicidad, relaciones interétnicas, racismo” (Eje 3); y, por último, “Cuerpos, género, feminismos, sexualidades, violencia” (Eje 4). […]

Considero este texto como un aporte más en el conocimiento de la producción intelectual en Guatemala, una invitación a profundizar en el pensamiento social crítico, a identificar autorías, temas y problemáticas que ahora no fueron incorporadas. Una motivación para continuar indagando y construyendo la historia de los aportes intelectuales en el país, ampliando miradas y ejes de análisis, temporalidades y temáticas.

Autores (as):

Ana Silvia Monzón. [Coordinadora]

Guillermo Toriello. Edelberto Torres Rivas. Matilde González-Izás. Gladys Tzul Tzul. Claudia Dary Fuentes. Alfredo Guerra-Borges. Gustavo Palma. Patricia Castillo. Manuel Ángel Castillo. Gabriel Aguilera. Jorge Romero Imery. Mario Payeras. Ricardo Falla. Carlos Figueroa Ibarra. Yolanda Colom. Ana María Cofiño. Julio Castellanos Cambranes. Miguel Ángel Albizúrez. Edgar Ruano Najarro. KajKok (Máximo) Ba Tiul. Saría Acevedo. Severo Martínez Peláez. Marta Elena Casaús. Demetrio Cojtí. Carlos Guzmán Böckler. Arturo Taracena. Aura Marina Arriola. Irma Alicia Velásquez Nimatuj. Aura Cumes. Alaíde Foppa. Ana Lorena Carrillo. Yolanda Aguilar. Lily Muñoz. Ana Lucía Ramazzini. Francisca Gómez Grijalva. Emma Delfina Chirix García. Cuerda La. Luz Méndez. Walda Barrios-Klee. Glenda Joanna Wetherborn. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO.

Año de publicación: 2019

País (es): Argentina

Idioma: Español

ISBN: 978-987-722-556-3

Descarga: Antología del pensamiento crítico guatemalteco contemporáneo

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=1811&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1361

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Destaca Unicef avances de RPDC en salud infantil

Asia/Corea del Norte/27-12-2019/Autor(a) y fuente: www.prensa-latina.cu

 El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) destacó en su informe anual 2019 los avances de la República Popular Democrática de Corea (RPDC) en salud infantil, refieren medios digitales de comunicación.
De acuerdo al texto ‘Situación de niños y mujeres en la República Popular Democrática de Corea 2019’, publicado en el sitio oficial de Unicef en Pyongyang, la RPDC alcanzó en el año que está por concluir ¨significativos avances de supervivencia infantil¨.

Puso como ejemplo una fuerte mejora en los indicadores de mortalidad y desnutrición en lactantes y menores de cinco años, pero no refirió cifras.

Aseveró que en los últimos dos lustros Pyongyang, con el apoyo de la ONU y donantes internacionales, fortaleció los derechos universales de los niños.

Subrayó que tal suceso ocurrió pese a que la RPDC enfrenta severos desafíos económicos y humanitarios empeorados por las condiciones climáticas cambiantes, sanciones económicas estrictamente aplicadas y muy limitada asistencia al desarrollo.

Reconoció que en la RPDC para 2020 continuarán los desafíos en las áreas de mortalidad neonatal y materna, tuberculosis resistente a múltiples medicamentos y servicios para niños con discapacidades, incluida la educación inclusiva para discapacitados.

Entre los retos a vencer en este país en un futuro mediato se incluyen el retraso en el crecimiento de infantes, mal determinado, entre otros factores, por la ingesta inadecuada de una dieta alimentaria mínima aceptable, según el texto.

Apuntó la existencia de inequidades relevantes entre las áreas rurales y urbanas, los estados socioeconómicos, las provincias y los géneros en el acceso a los servicios y los resultados sociales.

Unicef – Pyongyang fundamentó la opinión tras analizar resultados de entrevistas individuales y consultas grupales realizadas en colaboración con las autoridades de la RPDC, agencias de la ONU y socios humanitarios, que trabajan oficialmente aquí.

Fuente e Imagen: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=330383&SEO=destaca-unicef-avances-de-rpdc-en-salud-infantil
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