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Campaña tras campaña

Por: Elena Simón

Un año más la Navidad nos trae una campaña cargada de sexismo, cuando no de machismo, en sus propuestas para niñas, niños y jóvenes. Muy chocante en un momento como el actual, en el siglo XXI, de plena lucha de las mujeres por la igualdad.

Nos referimos, claro está por las fechas de diciembre, a la campaña del juguete y del regalo de Navidad.

Y, estamos ya algo impacientes. Porque son repetitivas y ni siquiera reflejan los cambios visibles que se han operado en la sociedad española en los años que llevamos de siglo XXI. Ya sabemos que desde el feminismo hay que tener paciencia, pero también esta se acaba. Cierto y verdad es que hemos conseguido con nuestra vindicación continua e insistente que muchas leyes y normas cambiasen. Es cierto también que la paciencia ha tenido sus recompensas.
Pero no deja de ser chocante que, aun teniendo leyes que tienen preceptos para eliminar el sexismo, siguen los medios de comunicación, las casas comerciales, las marcas, el marketing y las redes sociales, bombardeando sexismo 24 horas, con las propuestas de compras que activan el deseo –que no la necesidad– de poseer algo que viene envuelto en rosa o en azul.

Es sorprendente que se gaste tanto dinero y tan poca creatividad en poner al día estéticas masculinizantes y feminizantes llevadas al extremo. Que pueden quedar muy llamativas pero que, sin duda, emanan de los prejuicios que sobre los hombres como tales y las mujeres como tales permanecen y que alientan actitudes misóginas y sexistas e, incluso, machistas.

Las imágenes y mensajes de poderío sexual muy diferenciado por sexos. La seducida-seductora y el conquistador-deseante. En los mensajes para la infancia: la belleza-ayuda y la blandenguería-segundo plano para ellas y para ellos los superpoderes y la acción, la exploración y la conquista.

Es casi imposible ver a niñas y niños, a jóvenes de ambos sexos y a personas adultas mujeres y hombres tener los mismos gustos e inclinaciones a la hora de elegir o desear una prenda, un adorno, un juego, un aroma, un producto de cosmética o de aseo personal. ¿Tan difícil es presentar a mujeres y hombres, niñas y niños participando de las mismas actividades? ¿Tanto vende lo pasado de moda, lo vintage en lo humano, que hay que representar continuamente la división sexual y la complementariedad de los sexos, en los gustos, entretenimientos, diversiones, consumos, etc…?

En una sociedad que permite con normalidad que niñas y niños juntos vayan a la escuela, salgan, entren, vayan de fiesta, de excursión o de actividades varias y que, además, colaboren en múltiples aspectos, es bastante insólito que, sin embargo, fomente mundos separados para ellas y para ellos.

Así es difícil que ellas y ellos se imaginen en un proyecto de vida elegido y sin connotaciones de género azul o rosa.
Estamos perdiendo oportunidades para que los cambios en los roles y en los estereotipos se produzcan más rápidamente que hasta ahora, porque ello será garantía de unas relaciones entre los sexos que no pongan por delante la jerarquía y la desigualdad de trato y de condiciones entre unas y otros. También podremos ver con estos cambios, que se aproxima el final de las relaciones de poder desiguales y de la violencia y el abuso contra las mujeres.

Parece que se nos está echando el tiempo encima por no actuar. Al igual que con el cambio climático, no vale mirar para otro lado o, lo que es peor, negar estas injusticias causadas por desigualdades ancestrales y puestas al día en cada generación.

Cuando las feministas sacamos algo del olvido y reivindicamos un “basta ya”, lo estamos haciendo con una voz colectiva para lograr una mejora en la vida de todas las personas, sean mujeres u hombres.

La igualdad ha de estar hecha de reciprocidad, bienes, tareas y objetivos comunes, colaboración y un amor que signifique respeto y reconocimiento. En la casa, en la calle, en la fiesta, en el transporte, en los lugares de trabajo.

¿Imaginan Uds. anuncios, series, películas, dibujos, narraciones y modelos que no presentaran a la humanidad como partida por la mitad? ¿Por qué una cierta estética ha de ser patrimonio sólo de unos o de otras?

A ver si en las próximas Navidades asistimos a un cambio de paradigma que, además, sería más rentable: en vez de dirigirse a la mitad del público, se dirigiría al doble. Así de simple. Esta responsabilidad corresponde a todos los agentes de socialización y, en ello, los productos culturales ocupan un lugar de privilegio.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/12/11/campana-tras-campana/

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Las algueras de Zanzíbar: feminismo e innovación a orillas del Índico

África/Tanzania/12 Diciembre 2019/El país

El cultivo y venta de plantas marinas, un sector herido de muerte por la crisis climática, constituye el salvavidas de unas 23.000 mujeres en un archipiélago tanzano. Es la tercera mayor industria del país

Maryam Pandu se viste como un animal al que le gustaría pasar inadvertido en el ecosistema que le da de comer. La túnica que le cubre es azul marino, y azul celeste es el turbante que la protege del sol. Su misma voz es acuosa y profunda, capaz de empapar a todo aquel que le pregunta por qué entrega su vida al mar.

«Nos dedicamos a esto porque por lo menos podemos sacar algo de dinero, a diferencia de otros negocios a los que (como mujeres) nos resulta muy difícil acceder», explica esta alguera de Bwejuu, poblado situado en el sureste de Zanzíbar, y quien lidera una especie de cooperativa formada por otras veinte compañeras.

El cultivo y la venta de algas marinas —un sector herido de muerte por la crisis climática— constituye el salvavidas de cerca de 23.000 mujeres en este archipiélago tanzano, llegando a ser la tercera mayor industria solo por detrás de la exportación de clavo y del turismo de playas cristalinas.

Un negocio despreciado por los hombres que, sin embargo, otorga a miles de mujeres como Pandu (incrustadas en una sociedad musulmana altamente conservadora y tradicional) cierto poder monetario y una mínima independencia.

Una mujer recoge un cultivo de algas a orillas del océano Índico en Bjwejuu.
Una mujer recoge un cultivo de algas a orillas del océano Índico en Bjwejuu. PATRICIA MARTÍNEZ EFE

«En una sociedad musulmana no se espera que la mujer salga de casa. Pero en 1989 llegaron las primeras algueras a Zanzíbar e hicieron algo realmente extraño: dirigirse al océano, cuando todos sabían que eso era cosa de los hombres», recuerda Flower Msuya, investigadora del Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de Dar es Salaam.

«El cultivo de algas marinas ha empoderado a las mujeres. Si el esposo es un pescador, él traerá pescado y ella comprará arroz; o compartirán los gastos educativos y médicos de los hijos. Ahora son personas capaces de hacer algo, de ayudar, e incluso algunas se han convertido en lideresas», continúa Msuya.

Mucho más que sushi

Nada interrumpe la tranquilidad de Bwejuu mientras las cinco mujeres aguardan a la sombra a que baje la marea para poder dirigirse al mar. Niños en bicicleta zigzaguean entre altas palmeras, algún burro rebuzna con esmero, coloridas coladas se apagan bajo un ardiente sol.

Su alto valor nutricional es innegable, pero el 99 % de las algas marinas que produce Zanzíbar no se usa para consumo interno, sino que se exporta, entre otros, a países como Francia, Dinamarca o Estados Unidos, donde son procesadas y convertidas en gel de carragenina, un recurrido agente espesante.

«Indonesia, Filipinas, Japón o China producen decenas de millones de toneladas de algas marinas y se las comen en el desayuno, el almuerzo y la cena», detalla la científica marina Elizabeth Cottier-Cook. Pero la mayoría de las personas del mundo, sin saberlo, también las consumen: «La carragenina está presente en la cerveza, la pasta de dientes, el helado, el papel…».

Sin embargo, en los últimos años, cultivar algas marinas en Zanzíbar ha dejado de ser sinónimo de buena cosecha. La variedad de alga por la que las mujeres obtenían más dinero, la eucheuma cottonii (que posee una mayor concentración de carragenina) no soporta las aguas superficiales tan cálidas de hoy en día próximas a los 38 grados centígrados.

Los océanos del mundo se están calentado un 40% más rápido de lo previsto, según alertaron científicos en un nuevo estudio publicado en la revista Science. Absorben del 93% del calor que se queda en la atmósfera atrapado por los gases de efecto invernadero, pero las consecuencias son devastadoras. Las pestes y las enfermedades en el caso de las algas se han vuelto comunes. Cottier-Cook, a través de un programa de la Asociación Escocesa de Ciencias del Mar, lleva años formando en materia de bioseguridad a algueras de Tanzania, Filipinas o Malasia para que sepan cómo actuar cuando esto ocurre.

«Antes plantábamos cada dos semanas y contábamos otras cuatro hasta la recolección. Ahora, debido al cambio climático necesitamos el doble de tiempo, lo que significa que la productividad ha caído de forma drástica», explica el comerciante Haji Saidi, quien compra la mercancía a estas algueras y se la vende a una filial danesa.

Como muchos otros países de África —azotados por ciclos cada vez más cortos de sequías e inundaciones, y por ende, de hambruna y muerte— Zanzíbar nota cada día más los efectos de una crisis de la que no es responsable. El nivel tanzano de emisiones de dióxido de carbono no supera el 0,03%.

Nuevas tecnologías y crisis climática

Msuya todavía recuerda cuando la temperatura superficial de las verdosas aguas del Índico no superaba los 30 o 31 grados y las algas crecían sanas. Apenas tiene que remontarse una década atrás; el mismo tiempo que lleva investigando cómo desarrollar nuevas tecnologías que se adecúen a unas condiciones climáticas más arduas. «Si el cultivo de algas se trasladase a aguas más profundas la temperatura sería óptima para el crecimiento de la alga cottonii«, revela la científica tanzana sobre algo que ya se hace en el sureste asiático. «Pero aquí las mujeres no saben nadar y, además, se necesitarían barcas. Eso requiere dinero, chalecos salvavidas, recursos. Algunas están incluso dispuestas a aprender a nadar, no para llegar a nado hasta la zona más profunda, pero porque dicen que así se sentirían más cómodas», explica.

Sin embargo, antes de dar forma a retos del futuro, muchas de las algueras todavía dan vida a dificultades más propias del pasado o de un presente que apenas cambia. «El precio de venta es bajo y nos falta equipamiento», detalla Nali Hassan. «A veces entramos en el mar sin ningún tipo de zapato y hay plantas venenosas y erizos. No tenemos tratamiento y cualquier percance puede dejarte parada durante seis meses», añade. Y estar parada significa regresar a la pobreza, a la dependencia económica, al no ser nadie fuera del hogar. «El dinero que ganamos solo es una ayuda, no nos satisface y no es suficiente; pero al menos es algo», reflexiona Hassan.

La brusca caída en la producción de los últimos años hizo, por el contrario, que el precio de venta aumentase de forma significativa, y ahora un kilo seco de algas marinas puede llegar a alcanzar los 25 centavos de dólar; 40 el de cottonii. Cantidades nada despreciables en una población en la que el salario medio no supera los 250 dólares al mes, pese a que estas mujeres raramente ganan más de 40 dólares.

Hace tres décadas un grupo de mujeres de Zanzíbar se adentró en un lugar reservado para los hombres.
Hace tres décadas un grupo de mujeres de Zanzíbar se adentró en un lugar reservado para los hombres. PATRICIA MARTÍNEZ EFE

Con ingenio ante la escasez, Msuya lleva años enseñando a centenares de algueras tanzanas -a través de una agrupación que creó en 2006 y de la que también forman parte compradores, funcionarios del Gobierno o académicos- a que generen valor añadido a través de la elaboración de productos como polvo, mermelada o cremas hidratantes de algas. «Ahora podemos comer mermelada de algas, hacer jabones y ensaladas. Esto nos permite ayudar a la familia y tener algo de dinero para nosotras mismas», subraya Maryam, convencida de que seguirá cultivando los mares hasta que el cambio y su cuerpo se lo permitan.

«Seguiré haciéndolo hasta que sea tan vieja que ya no pueda ni caminar. Por lo menos ahora no tengo que rogar a nadie para poder comer y dependo de mí misma».

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/12/03/planeta_futuro/1575380097_314060.html

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Protestan mujeres dominicanas contra violencia machista

América Central/República Dominicana/08-12-2019/ Autor(a) y Fuente: www.prensa-latina.cu

Un nutrido grupo de mujeres dominicanas protestaron hoy en esta capital contra la violencia machista, para de esa forma sumarse a los movimientos que en el mundo efectúan esas manifestaciones.
Denominada Un violador en tu camino, la acción se produjo frente a la Procuraduría General de la República (PGR), espacio donde las féminas corearon El violador eres tú, con los ojos tapados con una venda negra, reproduciendo la coreografía usada en otros países.

El pasado mes de noviembre cerró en la República Dominicana con nueve mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas, cifra que horroriza a los ciudadanos de este país y deja una estela de dolor en esas familias.

Recientemente, la PGR anunció como un logro el descenso en un 25 por ciento el número de feminicidios en lo que va de año.

De 2005 al 2019, la PGR contabilizó mil 295 feminicidios, pero los números distan ampliamente de los publicados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, según la cual en un período menor, de enero de 2010 a septiembre de 2019, hubo mil 795.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=326719&SEO=protestan-mujeres-dominicanas-contra-violencia-machista
Imagen: https://www.telesurtv.net/news/republica-dominicana-organizaciones-convocan-a-manifestacion-20191104-0042.html
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Una mirada a la eficacia y eficiencia en la administración de justicia ante la violencia de género en Venezuela

Por: Dra. Mitzy Flores.

 

En los últimos años la tensión política y las dificultades económicas se han agudizado en Venezuela, lo que ha propiciado un repunte de los problemas que nos tocan directamente a las mujeres, como es el caso de la violencia, señalado así en el informe CEPAZ (2017). A pesar de los avances que se han producido en nuestro país en los últimos quince años en materia de reconocimiento de derechos humanos y en especial a los de las mujeres a vivir una vida sin violencia, es común que las instituciones y autoridades vinculadas a esta problemática, declaren como como fin último el alcance de la igualdad formal entre hombres y mujeres y que se obvie el reconocimiento de la desigualdad y la discriminación estructural como problemas que impiden a las mujeres alcanzar la plena vigencia de sus derechos humanos. Esto es fundamental para contextualizar la posible eficacia y eficiencia de la administración de justicia pues nos mantiene, según nuestro juicio, en un rezago institucional (legislativo, judicial y hasta mediático) que se ha instaurado en el sentido común.

 

Cierto es que los avances han aportado considerablemente a las políticas públicas, aunque no lo suficiente; al respecto hay que insistir en que el marco cultural sigue siendo sin duda una gran limitación para la consolidación de los derechos de las mujeres. Ello no solo por los prejuicios y estereotipos albergados en la población en general, sino especialmente en el funcionariado adscrito a las instituciones encargadas de legislar, de atender los casos en las instancias judiciales y policiales, así como del trato y la mediación comunicacional que ha prevalecido apegado a los estereotipos tradicionales.

 

Aunque nuestro país ha suscrito tratados, pactos y convenciones internacionales sobre la materia, como la Convención Interamericana sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación hacia la Mujer (CEDAW) y el Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará, entre otros, (lo que hace que su articulado tenga rango constitucional en nuestro país, según lo señala el artículo 23 de la carta magna), podemos identificar como problema la falta de la debida diligencia para prevenir la violación de los derechos o para tratarla en los términos que estas Convenciones plantean; lo que acarrea responsabilidad directa del Estado como quedó establecido desde 1992, por el propio Comité de la CEDAW; mismo que en su artículo 5 (a) establece como obligación:

 

modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres.

 

En este sentido, queda claro que el deber de prevención incluye la obligación de transformar los estereotipos de género, como puede leerse en la misma norma, artículo 2(f) y que es referido por el Modelo de Protocolo Latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres por razones de género  (en adelante MPLA) con intención de dinamizar las legislaciones de los Estados para que adopten “todas las medidas adecuadas, incluso de carácter legislativo, para modificar o derogar leyes, reglamentos, usos y prácticas que constituyan discriminación contra la mujer” (MPLA; s/f. pag 39).

 

Otro importante escollo que identificamos es la persistente creencia de que atender a mujeres víctimas de violencia de género supone tratar un asunto doméstico que seguramente se resolverá de manera “natural” con la dinámica de la propia pareja y que, por tanto, es una pérdida de tiempo que involucra a las autoridades receptoras de la denuncia en asuntos “menores” en lugar de dedicar su tiempo a otras situaciones que considerarían más importantes. Así que, es frecuente que se cuestione la credibilidad del testimonio de la víctima, no se tome en serio e incluso se intenten mecanismos de conciliación como alternativas de resolución de un “supuesto” episodio de violencia; lo que, como sabemos agrava el riesgo de femicidio. De manera análoga, esta realidad es reflejada en cita del informe de la CIDH-OEA (2015) para el caso de personas LGBTI a quienes se les rechaza la denuncia de entrada “…y con frecuencia reciben malos tratos, abusos sexuales, hostigamientos o incluso son atacadas físicamente por oficiales de la policía y otros agentes estatales.”  (:261).

 

Tan arraigada está en el imaginario colectivo la idea de que la violencia contra las mujeres en el espacio doméstico debe resolverse como un asunto de pareja en la intimidad, como que las mujeres que hacen vida política, son merecedoras de la violencia porque usurpan espacios destinados exclusivamente a los hombres.  Por tanto, esta, entre otras formas de violencia no se condenada socialmente, por lo que se dificulta su prevención y erradicación, así como la investigación, sanción y reparación.

 

Sobre esta particular forma de violencia, hay que advertir que no está tipificada en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LOSDMVLV), -parcialmente reformada en 2014- e instrumento legal más completo del que disponemos en nuestro país para afrontar la violencia de género.

 

En el informe elaborado por la Comisión para la Verdad la Justicia, la Paz y la Tranquilidad Pública (2017), Violencia y Acoso Político contra las Mujeres en Venezuela en el período 1999-2017) se reporta que: “La violencia contra las mujeres en número de víctimas fatales y heridas ha venido aumentando durante el período 1999-2017, producto del aumento de la violencia política en general, y también de la mayor virulencia y agresividad de la misma.” (p.5). Puede leerse también que se cuentan 44 femicidios y 105 víctimas heridas y lesionadas por esta causa durante los últimos 18 años  estos y que la violencia:

… fue dirigida especialmente a mujeres líderes comunitarias y mujeres que luchan por sus derechos en la vida cotidiana, son crímenes de odio fundamentados en motivos sexuales, de poder y de discriminación. Es importante no verlos como hechos aislados sino dentro del patrón de violencia contra las mujeres. Un aspecto muy claro es el de la indefensión, no solamente la mayoría de estos asesinatos están impunes, sino que se producen contra mujeres que están en graves situaciones de vulnerabilidad y precariedad, pero que aún en esas circunstancias han sido capaces de sobreponerse y realizar una tarea que las hace visibles y le da sentido a su existencia. En estas muertes se entrecruzan las desigualdades de género y clase. (p. 89)

A ello hay que agregar, como expone Aponte Élida (2014), que en lugar de observar el fortalecimiento de la eficacia de la ley, lo que podemos deducir es que algunos criterios fiscales y judiciales se debilitan, aparece la inobservancia y vaciamiento de los principios que la informan. Por ello no sorprende que la impunidad ronde el 94 %  en este tipo de delitos. Adicionalmente, las mujeres no sólo no reciben asistencia y acompañamiento por parte del Estado, sino que además son escasas las ONG y otros grupos organizaciones autofinanciados los que se encargan de hacerlo contra la reacción objetora de los mismos órganos encargados de la aplicación de la ley; como comenta nuestra autora al cerrar.

 

Para las manifestaciones de violencia antes descritas se entiende que se permean las subjetividades de quienes participan en el equipo encargado de la administración de justicia así como de la opinión pública y su complejo proceso de creación y comunicación de lo que consideran “la verdad” de los acontecimientos. De allí que, como expresa el  MPLA, siguiendo a Turvey (1999), termine por imponerse la moral personal de quienes investigan, así como la apatía, en el caso de la violencia doméstica, o la justificación para la violencia política en contra de las mujeres: para la primera de estas formas, la víctima termina por ser envilecida y para la segunda, deificada como propone nuestro autor, con indeseables consecuencias para ambos casos.

 

De este modo es lógico que la jurisprudencia internacional haya señalado que la aplicación injustificada de estereotipos de género en la administración de justicia, ha afectado severamente a mujeres y niñas. Ello nos permite afirmar sin duda que las agresiones son el producto de los prejuicios machistas y patriarcales que imperan en nuestra sociedad.

 

2.-Tres medidas concretas

 

  1. a) Legislativa:

Visto que Venezuela es uno de los pocos Estados en donde la violencia política contra las mujeres no está tipificada como delito, proponemos que se incorpore la violencia política como delito tipificado en la LOSDMVLV, en el entendido de que en el año 2016, la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) junto al Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (MESECVI) crearon la Ley Modelo Interamericana sobre Violencia Política contra las Mujeres, la cual pretende ser una guía para que los Estados legislen, protejan y garanticen el ejercicio de sus derechos políticos. Se reconoció que la violencia política que se ejerce contra las mujeres constituye una grave violación de sus derechos humanos y es una amenaza principal para la democracia.

 

  1. b) Institucional:

Sabemos que las prácticas sociales se construyen y constituyen con la acción de quienes vivimos en sociedad. En Venezuela, ciertamente la institucionalidad es considerada como débil, por lo que es muy difícil legitimar las acciones de las principales instituciones que conforman el Estado. No obstante, creemos que hay de alguna manera, consenso en que cumplir las leyes fortalece la democracia, justicializar los crímenes de violencia contra las mujeres y niñas ayudará a disminuirlos, formar en todos los contextos permitirá transformar nuestras actitudes frente a la violencia, etc.  Así que tomar parte como activistas, docentes, en fin, como ciudadanas/os siempre aporta a la reconstrucción de alguna institucionalidad.

 

  1. c) Comunicacional:

Con miras a erradicar los estereotipos contra la mujer, la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión (LRSRT) ha establecido, entre otros, la necesidad de promover valores éticos orientados a disminuir la discriminación y la subordinación a las que han estado sometidas las mujeres, suprimiendo las imágenes estereotipadas y violentas contra la mujer,

respetando el horario establecido e incluyendo programas educativos con perspectiva de género. No obstante, como ocurre con otras leyes tan bien concebidas como escritas, éstas han terminado cediendo terreno a una cotidianidad que legitima los estereotipos en los que el cuerpo de las mujeres es solo mercancía.

 

Por otro lado, en afirmación de Aponte Élida (2014): Las mismas mujeres no se han apropiado masivamente ni de la Constitución ni del resto del ordenamiento jurídico aplicable, por la falta de una campaña de concientización que el Estado debe llevar adelante y por esa domesticación a la cual han sido sometidas por generaciones.

 

Así como es menester aportar a la educación de las mujeres en cualquiera de los ambientes en que hace vida, también interesa crear conciencia en los niveles decisorios pues la idea de neutralidad que reviste el discurso de los derechos, forma un criterio técnico que nos resulta al menos irracional al negar el contexto androcéntrico en el que se concibieron las normas y leyes. Todo en la esperanza de la reparación como estrategia remedial que es siempre un aliciente y una señal de compromiso de los Estados, así como la de asignación de responsabilidades.

 

Referencias

 

Aponte Sánchez Élida (2014): La violencia contra las mujeres y la ciudadanía. El caso venezolano. Caravelle. Touluse. (p. 39-63) https://journals.openedition.org/caravelle/740

 

Estereotipos de género. ONU: https://www.ohchr.org/EN/Issues/Women/WRGS/Pages/GenderStereotypes.aspx

Informe CEPAZ https://cepaz.org.ve/wp-content/uploads/2018/11/Mujeres-al-limite.pdf

 

Informe de la CIDH-OEA (2015). Violencia contra personas LGBTI. www.oas.org/es/cidh/informes/pdfs/violenciapersonaslgbti.pdf

 

Informe Violencia y Acoso Político contra las Mujeres en Venezuela en el período 1999-

2017). Comisión para la Verdad la Justicia, la Paz y la Tranquilidad Pública (2017).

 

Modelo de protocolo latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres

por razones de género. (s/f).

 

https://observatoriodeviolencia.org.ve/informe-ovv-de-violencia-2017/

 

Turvey, B. E. (1999). Criminal profiling: An introduction to behavioral evidence analysis. San Diego, CA, US: Academic Press

 

http://www.derechos.org.ve/pw/wp-content/uploads/SITUACIONDELOSDERECHOSHUMANOSDELASMUJERESENVENEZUELA.docEPU1.doc.pdf

 

Fuente: OVE.

 

 

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Cuestionamiento, dificultad para alcanzar ciertos puestos y falta de corresponsabilidad, problemas para las mujeres en la universidad

Por: Diario de la Educación

Las mujeres son mayoría en la universidad pero están infrarrepresentadas en cargos de responsabilidad. Seis rectoras discuten en una mesa redonda cuáles son las causas.

Las mujeres son mayoría en la univeridad pública española. Son más alumnas y más profesoras, tienen cierta paridad en puestos de responsabilidad intermedios pero, cuando uno se asoma a los rectorados descubre lo pocas que son.

Hace unos días, la Fundación CyD y Mujeres&CIA reunieron a seis de las rectoras españolas en una mesa redonda para hablar del liderazgo de las mujeres en la universidad. Seis mujeres de dilatada carrera profesional, tanto como investigadoras como docentes, que un día decidieron dar el salto a la lucha por el rectorado.

Primer enemigo, la cátedra

La dificultad principal para que las mujeres hagan carrera en la universidad es la falta de corresponsabilidad de muchos hombres con respecto a los cuidados y la crianza. Las dobles y triples jornadas pesan mucho en los claustros universitarios.

Para poder plantearse una ser rectora de la universidad, lo primero es conseguir una cátedra. Y para ir ganando los puntos suficientes, hay que investigar. Y para investigar hay que dejar de lado la vida personal y familiar, al menos, en parte. Requiere de mucho tiempo de dedicación.

Eva Aleón es rectora de la Universidad Jaume I de Castellón. «No quiero hablar de conciliación, sino de corresponsabilidad», aseguró durante su intervención en la mesa redonda. Si hay tan pocas rectoras en España «no es porque no sepamos, sino porque el camino es largo y costoso». Más para ellas que para ellos.

«Es una carrera que se nutre de los espacios personales», aseguraba Mª Antonia Peña, rectora de la Universidad de Huelva. «Son los hombres los que han de empezar a criar a los hijos».

Mª Vicenta Mestre, rectora de la Universidad de Valencia lo ve de forma similar, pero «cuando la mujer está sola, o cría o cuida a otras personas, lo tiene más difícil. Primero hay que ser catedrática; la brecha está ahí».

«Para ser rectora, explicaba María José Figueras, rectora de Universidad Rovira i Virgili, hay que ser catedrática y en mi universidad hay un 27% de ellas. Es más probable que llegue al rectorado un hombre. A lo que se suman los años de carencia durante la crisis en los que no ha habido promoción a cátedras».

Tenemos que creer que podemos

«Para ser rectora hay que presentarse y no lo hacemos». Pilar Aranda es la rectora de la Universidad de Granada. Para ella, una de las dificultades de esto para por la falta de visibilidad de las mujeres en la universidad, a lo que se suma también las dudas y las desconfianzas o inseguridades personales, que no son pocas.

Lo resumía Figueras, rectora de la Rovira i Virgili al contar que cuando unos antiguos colaboradores le plantearon que debía presentarse al rectorado, tardó dos meses en tomar la decisión. Primero confianza y, después, no dejarse cnvencer por sentimietos de culpa relacionados con el más que probable abandono (o semi abandono) de la vida personal que a partir de ese momento hay que asumir.

«Yo no he tenido sentimiento de culpa, comentaba Vicenta Mestre. Ha hecho carrera de investigación y docencia, pero también de gestión. He sido decana, vicerrectora de estudios, de profesorado… no tenemos esa culpa porque he contado con mi marido. Existe esa marca social. Necesitamos hombres feministas, cómplices».

Aunque no solo eso. Para Rosa Aguilar, rectora de la Universidad La Laguna, «el problema son los estereotipos. El universitario es un entorno de hombres y para hombres. Te cuestionan prácticamente todo».

A esto habría que sumar, según explicaron varias de ellas, que en muchos momentos el trabajo de las investigadoras queda invisibilizado, o que los contratos relacionados con la transferencia de conocimiento quedan copados también por los hombres. Comentó la rectora de la Universidad de Valencia, que «solo el 6% de los contratos de transferencia» son con equipos liderados por mujeres.

En definitiva, la universidad no es ajena a las dinámicas habituales en otros entornos sociales. Las mujeres quedan relegadas a ciertas áreas del conocimiento que, además, tienden a ser menospreciadas, minusvaloradas. Además, tienen que asumir dobles y triples jornadas laborales, o renunciar a parte de su vida personal y esforzarse el doble para llegar al mismo lugar.
Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/11/22/cuestionamiento-dificultad-para-alcanzar-ciertos-puestos-y-falta-de-corresponsabilidad-problemas-para-las-mujeres-en-la-universidad/
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Mujeres marchan para evitar otra guerra civil en El Líbano

Asia/Líbano/01-12-2019/Autor(a): Armando Reyes Calderín/Fuente: www.prensa-latina.cu

Por: Armando Reyes Calderín

Centenares de mujeres, sobre todo madres, marcharon en una zona de recientes enfrentamientos para evitar que surgiera otro conflicto armado interno en El Líbano.
La manifestación se concentró en un lugar que una vez dividió el este cristiano del oeste musulmán para rechazar los tambores de la guerra que se escucharon hace unas horas entre seguidores de una y otra confesión religiosa.

‘Sentimos que, como madres, teníamos que venir a decirles a nuestros hijos que vivimos una guerra y no queremos que se repita’, expresó Isabella, de 50 años de edad, en declaraciones citadas hoy por la versión digital del periódico The Daily Star.

Del mismo modo, Suzan Abdel-Ridah, profesora de la Universidad Libanesa, aseguró que salieron a la calle para que nadie los obligue a llevarlas al pasado.

‘Esta calle era toda una barricada’, recordó, mientras señalaba carriles que estuvieron obstruidos por los grupos que chocaron en días recientes.

La manifestación femenina portaba flores blancas en expresión de paz y tolerancia.

Una mujer musulmana con velo llevaba una cruz pintada en su frente, ‘mi apariencia de hoy habla por sí misma, no somos ni lo uno ni lo otro, somos libaneses’, dijo.

Las muestras de unidad contrastaban con episodios anteriores cuando desde ambas zonas se lanzaban piedras y otros objetos, lo cual pudo ir a más a no ser por la intervención del Ejército.

Se sabe que en la localidad de Chiyah predominan los musulmanes chiitas, mientras que en la aledaña de Ain al-Rummaneh hay mayoría del partido cristiano Fuerzas Libanesas.

Wissam, propietario de un supermercado de 34 años de edad, aseguró que la rivalidad de los dos bandos continúa presente desde la guerra civil de 1975-1990.

Empero, apuntó, ‘no queremos permanecer atrapados en esa mentalidad de guerra, muerte y sangre, queremos vivir, y es nuestro derecho vivir’.

Musulmanes y cristianos estaremos juntos hasta la muerte, nadie puede interponerse entre nosotros, según Mohammad Ghaddar, de 22 años de edad, y residente en Chiyah.

Del otro lado, en Ain al-Rummaneh, Simon Jawwous, actor (24) refrendó lo dicho por Ghaddar, ‘nuestra generación está viviendo la convivencia? todavía hay sensibilidades heridas, pero tal vez con la marcha de madres de hoy comiencen a desaparecer’, subrayó.

Jawwous confesó que junto a otros centenares combatió con bastones y piedras en la anterior jornada, pero ahora con más calma analiza que el problema no era entre cristianos y chiitas, más bien entre partidos.

Un intento, afirmó, de descarrilar el levantamiento popular sin precedentes que cubrió y cubre al país desde el 17 de octubre último.

‘Somos una generación que repudia la guerra. No quiero ser como mi papá que, a los 16 años de edad, estaba luchando contra personas que no conocía’, acotó.

Rima Majed, profesora de sociología en la Universidad Americana de Beirut, denunció que los políticos acudieron a la retórica de la convivencia sectaria para eludir la profunda división de clases existente.

‘Es importante para nosotros que en esta coyuntura crítica de nuestra historia no caer en la trampa de la división sectaria’, apostilló.

Lo clave es seguir luchando contra la división de clase y luego será contra el sistema sectario, concluyó.
Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=324241&SEO=mujeres-marchan-para-evitar-otra-guerra-civil-en-el-libano
Imagen: jorono en Pixabay
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África acoge el primer encuentro sobre género y movilidad

África/28 Noviembre 2019/El país

Adís Abeba debatirá del 4 al 6 de diciembre sobre la participación femenina en el sector del transporte

Cuando utilizamos el transporte público, ya sea el taxi o el autobús, seguramente no pensamos de manera automática en las diferencias de género. Sin embargo, la experiencia de los hombres y las mujeres en los sistemas de transporte son muy diferentes, sobre todo en lo que a seguridad y protección física se refiere. Varios estudios recientes han mostrado que en muchas ciudades de África se dan altos niveles de violencia contra las mujeres en el transporte público y en los espacios públicos adyacentes.

Por eso, Flone Initiative y la sección para África del Instituto de Recursos Mundiales han convocado la Conferencia Africana Mujeres y Transporte 2019, que se celebrará en Adís Abeba (Etiopía) del 4 al 6 de diciembre de este año. La reunión girará en torno a tres grandes temas: la inserción laboral, la accesibilidad y el medio ambiente.

Mujeres y transporte seguro

Las funciones y la posición de las mujeres en la sociedad africana se han diversificado con los años. Ahora es más frecuente que desempeñen papeles tradicionalmente masculinos, y ha aumentado el número de hogares con una mujer a la cabeza. Las opciones de transporte más seguras y accesibles les permiten acceder al empleo, la educación y otras actividades productivas. Sin embargo, siguen encontrándose con problemas para poder utilizar transportes seguros.

Un estudio práctico realizado recientemente por Flone Initiative sobre sus patrones de desplazamiento en Nairobi (Kenia), así como otros similares de diversos lugares de África, muestran que las mujeres utilizan el transporte público con más frecuencia y hacen más viajes al día que los hombres. A pesar de su dependencia de estas infraestructuras, un número significativo de aquellas que se desplazan de casa al trabajo y viceversa declaró que no cambiaba sus hábitos de movilidad ni renunciaba a ellos por motivos de seguridad.

Las amenazas y el acoso sexual son un problema constante. Temen que la violencia sexual las obligue a modificar sus trayectos o incluso a abandonar ciertas rutas. Según Naciones Unidas, una tercera parte de las mujeres del mundo sufrirán alguna clase de acoso sexual público en algún momento de su vida. La violencia o la amenaza de violencia contra las mujeres y las niñas, tanto en privado como en público, sigue siendo un factor clave que limita su movilidad y su participación en los procesos de desarrollo.

Las repercusiones medioambientales del transporte les afectan de manera desproporcionada en tanto que residentes, trabajadoras y viajeras diarias. El sector del transporte se considera uno de los que más dificultades ofrece a la hora de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación ambiental procedente de los vehículos movidos por motores de explosión. Las consecuencias de esta limitación para la salud respiratoria de jóvenes y ancianos y las de los fenómenos meteorológicos extremos derivados del cambio climático sobre los medios de vida de los grupos de bajos ingresos afectan con más intensidad a las mujeres que a los hombres.

Al centrar la atención en la igualdad de género y la movilidad sostenible, se abre la posibilidad de hacer que converjan las prácticas y las medidas inclusivas con la sostenibilidad ambiental, ambas prioridades fundamentales para un desarrollo sostenible e igualitario en los mercados emergentes.

La accesibilidad física a los servicios de transporte es un reto adicional al que se enfrentan los usuarios de la red. Según el censo de Kenia de 2009, alrededor del 10% de la población (es decir, 4,44 millones de personas) declararon que tenían alguna discapacidad. Por su parte, los datos de la Encuesta Nacional Keniana para Personas con Discapacidad (KNSPWD, por sus siglas en inglés) indican que el 65% de los miembros de este colectivo mencionan el entorno físico (por ejemplo, el terreno, el clima y la accesibilidad al transporte) como uno de los grandes problemas para su vida diaria.

Una intervención de carácter global

En la reunión intervendrán conferenciantes de toda África entre los que habrá profesionales de Namibia, Sudáfrica, Mozambique, Nigeria, Uganda, Kenia y Etiopía, y se presentarán los trabajos de la Fundación Azad de India, el Programa de Transporte de Gran Volumen financiado por el Ministerio de Desarrollo Internacional de Reino Unido y la Corporación Financiera Internacional, por citar algunos. La conferencia espera ofrecer su tribuna a una amplia variedad de ponentes, desde investigadores de universidades de prestigio (Ciudad del Cabo, Nairobi y Durham), sindicatos (Federación Internacional de Trabajadores del Transporte), ONG (Amend Mozambique, Inciativa de Desarrollo Urbano de Lagos, Instituto de Recursos Mundiales África) y organismos gubernamentales (Ministerio de Transporte de Etiopía).

El encuentro contará con expertos del campo del género y el transporte que han empezado a emplear métodos innovadores de recogida de datos y a desarrollar intervenciones críticas para los problemas con los que tropiezan las mujeres a la hora de acceder al transporte en África.

Heather Allen, que presentará el trabajo sobre accesibilidad SUM4ALL, es una consultora independiente con 25 años de experiencia internacional y una prestigiosa especialista en transporte sostenible, género y cambio climático. Safetipin es una aplicación móvil y una plataforma tecnológica creada para reforzar la seguridad de las mujeres. Ankita Kapoor llegará a la reunión procedente de las oficinas de Safetipin en Nueva Delhi para presentar la labor que están realizando con el fin de ofrecer a las niñas mejores condiciones de seguridad en su desplazamiento al colegio. Dorah Mwenye, de Mobility for Africa en Zimbabue, hablará de los esfuerzos de su empresa para introducir motocarros eléctricos que fomenten el empoderamiento económico de las mujeres de las zonas rurales.

A medida que África se desarrolla, es imprescindible crear sistemas de transporte público seguros, saludables y cómodos que puedan favorecer la total libertad de movimiento de las personas sin excepción. Uno de los elementos fundamentales para lograrlo es impulsar la contratación, la retención y la promoción de trabajadoras en todos los niveles del sector del transporte (mecánicas, cobradoras, conductoras, propietarias, gestoras, etc.). En todo el mundo, las mujeres están infrarrepresentadas en los puestos de trabajo relacionados con el transporte.

En consecuencia, se trata de garantizar que las mujeres que ya trabajan en los sistemas de transporte público oficiales o extraoficiales tengan oportunidades relevantes de compartir sus experiencias a lo largo de los tres días que durará la conferencia. Sus trayectos están llenos de dificultades, tenacidad, alegría y esperanza. Ellas nos recuerdan por qué es importante esforzarse para conseguir espacios de transporte más seguros que respondan a las necesidades de todos los usuarios de la red.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/11/21/seres_urbanos/1574348082_658360.html

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