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Confirman alta tasa de feminicidios en Puerto Rico

Centroamérica/Puerto Rico/14 Noviembre 2019/Noticel

Ocurre en feminicidio cada siete días

Puerto Rico posee una tasa de feminicidio promedio de 3.00 feminicidios por cada 100,000 mujeres, lo que se considera una alta tasa según la clasificación usada en el informe “Global Burden of Armed Violence, Every Body Counts”.

De acuerdo con ese informe, tasas mayores de 3.00 feminicidios por cada 100,000 mujeres se consideran altas por lo que Puerto Rico se ubica entre países con tasas altas de feminicidios, junto con la República Dominicana (3.2) y Perú (3.3).

El estudio “La persistencia de la indolencia: Feminicidios en Puerto Rico 2014-2018”, presentado ayer por el Proyecto Matria y Kilómetro Cero, arrojó que en la Isla ocurre 1 feminicidio cada 7 días.

También se destaca que, en comparación con EEUU, Puerto Rico tiene tasas más altas de feminicidios durante los años 2014-2017. Al comparar con los 50 estados y Washington DC, Puerto Rico se ubica en el decimotercer lugar de las tasas más altas, empatado con el estado de Tennessee.

“El feminicidio lo definimos según la clasificación del Instituto Europeo para la Equidad de Género: la muerte de una mujer ocasionada por su pareja íntima o la muerte de una mujer que es el resultado de alguna práctica que le resulte ser dañina, independientemente de los motivos de la acción (Eige, 2017, p. 5). Bajo la definición, incluimos mujeres asesinadas por: parejas, exparejas o desconocidos”, dice el informe.

“Identificamos y analizamos 266 casos feminicidios desde el 2014-2018, incorporando como fuente de información reportajes periodísticos, datos de mortalidad del Registro Demográfico de Puerto Rico e información demográfica del Censo de Estados Unidos. No pudimos incorporar datos de la Policía por su renuencia a diseminar datos de casos individuales. Sin embargo, logramos comparar las estadísticas agrupadas de la Policía de mujeres asesinadas con los datos que recopilamos”, agrega el documento.

El Informe también concluyó que las mujeres con bajo nivel educativo en Puerto Rico tienen tasas de feminicidios casi 5 veces más altas que su grupo de edad y mujeres entre las edades de 25-34 años están a mayor riesgo que las demás. Los feminicidios ocurren principalmente en las residencias de las mujeres o sus familiares y 58% son asesinadas con armas de fuego.

El estudio contó con el financiamiento de OXFAM América/Puerto Rico.

Leer informe aquí: https://media.noticel.com/o2com-noti-media-us-east-1/document_dev/2019/11/13/Informe%20sobre%20feminicidios%20en%20PR-Proyecto%20Matria_1573660890962_39621947_ver1.0.pdf

Fuente: https://www.noticel.com/ahora/confirman-alta-tasa-de-feminicidios-en-puerto-rico/1141826045

 

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India: Mujeres encerradas y varones travestidos

Asia/India/14 Noviembre 2019/El país

Los hijras de la India han sido declarados “tercer sexo”. Pero que nadie se dé en pensar que asistimos al elogio de la libertad: no se les concede otro modo de vida que no sea el vicio ajeno

Atenas se parecía mucho más a Marrakech que a París, salvadas las distancias. En las calles había sobre todo hombres y las casas no necesitaban ventanas. Las mujeres vivían en el piso de arriba, el gineceo. En Roma la casa importante daba a un patio. Muchas de las sociedades urbanas son o han sido unas en las que el tránsito femenino del espacio público no estaba contemplado, como tampoco la concurrencia mixta en fiestas y saraos. Cuando este rasgo se acentúa más, entonces tenemos las sociedades de encierro femenino. Las mujeres evitan las calles o las transitan bajo un manto o un velo. Las únicas que pertenecen al ámbito público o ventanean son, de cajón, mujeres públicas. Obviamente no todas las mujeres pueden estar encerradas, porque la obligación doméstica se mantiene, y el trabajo de las mujeres nunca ha sido perdonado. En ese caso, o hasta los varones hacen la compra diaria y regatean por las sartenes, o las mujeres respetables extreman los signos de pertinencia y pertenencia cada vez que salen: jamás solas, siempre veladas y calladas.

Los griegos de los que venimos y a quienes admiramos con mucho fundamento eran una de estas sociedades. Las mujeres como es debido, esto es, las hijas, madres y esposas de los hombres importantes y respetables no concurrían en el espacio público y lo mejor era que ni siquiera se llegara a saber qué apariencia tenían. La simple mirada ajena podría deshonrarlas. En ciertos festivales desfilaban una vez las hijas de familia, cosa que tenía utilidad para ir conviniendo los casamientos, y eso era todo. El trajín exterior doméstico se confiaba a servidores o esclavos. Había excepciones, pero para confirmar la regla. Eurípides, que no le caía bien a todo el mundo —no como Sófocles, al que todos adoraban—, tenía una madre vendedora de verduras, mujer del común y del mercado, que sus compatriotas no dejaban de recordarle. Se sabe que criadas y callejeras están a disposición. El modo con que se señala que una mujer no lo está es precisamente su derecho a permanecer cubierta. Y para el placer, prostitutas y efebos.

La separación de sexos culmina cuando se invisibiliza a uno de ellos: las mujeres. Los romanos en esto eran sólo algo menos cancerberos. Las matronas vivían en sus casas y, fuera de ellas, bajo sus mantos y velos. Como en Grecia, se continuó castrando a niños a fin de tener sirvientes eunucos. Algunos de ellos llegaron muy alto en la administración imperial. El estricto purdah, la separación completa de varones y mujeres, de la India musulmana no nos ha sido desconocido en Europa en absoluto. Existe en nuestro mundo de referencia principal, el clásico grecolatino. Pues bien, las sociedades de encierro femenino solucionan a veces la ausencia de mujeres en el ámbito viril y público fingiéndolas: varias sociedades urbanas han previsto la presencia de varones especiales, travestidos, para la fiesta o el placer. Sobremanera esto ha ocurrido en Asia, en Japón, Indochina, Afganistán o la India, pero también en China, cuya Ciudad Prohibida sólo podía ser asistida por eunucos imperiales. Los “muchachos del placer” forman una comunidad separada de usos evidentes. Provienen de castas poco afortunadas y a veces son eunucos, aunque no siempre. Cuando la mirada viril quiere objetos sexuales permitidos entonces practica géneros más o menos acusados de homofilia hombruna.

¿Qué sucede cuando una práctica inmemorial se inscribe dentro de una democracia formal? Que ha de ser leída de otra forma. Comienza un sendero empinado: los hijras de la India, unos tres millones de personas, producto atávico de sociedades urbanas de encierro femenino, han sido declarados por el Estado actual “tercer sexo”. Pero que nadie se equivoque y dé en pensar que asistimos al elogio de la libertad. Lo duro y cierto es que suelen ser varones, castrados o no, de castas inferiores a quienes no se concede otro modo de vida que no sea el del vicio, ajeno, por supuesto. La India es, junto con China y Pakistán, poseedor de una notable brecha de sexo —50 millones menos de mujeres que de varones— y tiene unos 4 millones de hijras. Se consuma un atroz feticidio femenino porque se prefiere varón. Pero, a la vez, se gestan y paren varones pobres, muy pobres, que encontrarán sólo ante sí semejante salida vital. La India, que sigue consagrando niñas como prostitutas en templos, pero que no deja nacer a una tan enorme cantidad de mujeres, pretende presentar como tolerancia lo que sólo es el resultado de un patriarcado demente.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/11/07/ideas/1573146376_228955.html?prod=REGCRART&o=cerrideas&event=okregistro&event_log=oklogin

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Libro(PDF): «En tiempos de muerte: Cuerpos, rebeldías, resistencias. Tomo IV»

Reseña: CLACSO

Este libro presenta comprensiones plurales sobre nuestros cuerpos, rebeldías y resistencias. Precisamente son las mujeres y los pueblos zapatistas quienes nos han enseñado que resistir no es sólo aguantar sino crear, desde nosotras mismas, las alternativas a los actuales sistemas de muerte. De ello también trata este libro.

La mayoría de los textos se localizan desde la diferencia colonial, pero algunos también lo hacen desde los privilegios epistémico-políticos-sexuales y la intersección de clase-raza-etnia-género y lo generacional.

Nuestras miradas comparten un horizonte, pero a la vez son diversas: cada una abona, en su tiempo y en su modo, a las luchas alter y anti que damos en el contexto de las múltiples violencias y guerras que tenemos que librar en el quehacer cotidiano, familiar, comunal, organizacional, institucional, regional, mundial, planetario.

Con esta obra no se busca desmontar y destruir, que es lo que hace la academia moderno/colonial, sino partir de lo que nos aportan los distintos sentido(s) del mundo (Oyèrónkẹ́ Oyěwùmí) a nuestro diario vivir en resistencia y rebeldía y, desde ahí, continuar tejiendo nuestro caminar autonómico para florecer colectivamente vida o, como dice Lorena Cabnal y las compañeras de la Red de Sanadoras Ancestrales del Feminismo Comunitario Territorial, para (re)tejer la red de la vida.

Autores (as):  Xochitl Leyva Solano. Rosalba Icaza. [Coordinadoras]
Xochitl Leyva Solano. Rosalba Icaza. Betty Ruth Lozano Lerma. Rita Laura Segato. Irma Alicia Velásquez Nimatuj. Lorena Cabnal. Moira Millán. Emma Delfina Chirix García. Gloria Wekker. Andil Gosine. Virginia Vargas. Wendy Harcourt. Daniel B. Coleman. Batallones Femeninos. Loba Franca. Gisela Arandia. Valentín Val. Yuderkys Espinosa Miñoso. Aura Cumes. Paulina Trejo Méndez. Olivera, Itandehui Olivera, Itandehui. Patricia Botero. Teresa María Díaz Nerio. Ijeoma Umebinyuo. Camila Pascal. Isabel Tello. Sofía Carballo. [Autores y Autoras de Capítulo].

Editorial/Editor: Cooperativa Editorial Retos. CLACSO. Institute of Social Studies. Erasmus University Rotterdam.

Año de publicación: 2019

País (es): Argentina, México, Países Bajos

Idioma: Español

ISBN: 978-607-8533-58-9

Descarga: En tiempos de muerte: Cuerpos, rebeldías, resistencias. Tomo IV

Fuente: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=1759&pageNum_rs_libros=1&totalRows_rs_libros=1338

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La revolución tiene voz femenina en Líbano

Reseña/Asia/Líbano/07 Noviembre 2019/El país

La generación del 99 lidera unas protestas en las que las mujeres ocupan la vanguardia en las barricadas

Día 20º de protestas y las libanesas siguen a la cabeza de las sentadas, manifestaciones y barricadas. Hace siete días que decenas de miles de manifestantes en todo el país tumbaron al Gobierno junto con su primer ministro, Saad Hariri, hoy ambos en funciones. Y, sin embargo, las cadenas de mujeres enlazadas por los brazos prosiguen a la vanguardia para interponerse entre manifestantes y antidisturbios varones y así evitar batallas campales que den al traste con el carácter pacífico de las protestas. Como al resto de ciudadanos, a las mujeres les sobran motivos para sumarse a la revolución en marcha en contra de un sistema que consideran sectario y corrupto y que ha llevado a Líbano al borde del colapso financiero. Son más de la mitad de los 4,5 millones de habitantes del país y se dicen doblemente oprimidas por el régimen político-confesional que desde el fin de la guerra civil (1975-1990) las ha relegado a ciudadanas de segunda bajo la tutela legal de sus progenitores o esposos.

“En esta sociedad machista está mal visto que los hombres peguen a las mujeres en público, así que lo usamos a nuestro favor para crear barreras y evitar que la violencia deslegitime nuestras demandas”, cuenta Leya Awadat, estudiante de ingeniería mecánica. Habla a las puertas de la Universidad Americana de Beirut (AUB), la más prestigiosa de la región y donde acude la cada día más reducida élite que puede costearse los 27.000 euros anuales de tasas de matrícula. Acaba de cumplir los 18 y cada tarde enarbola un altavoz a través del cual, a pleno pulmón, canturrea las consignas que habrán de repetir otros universitarios.

“Es impresionante ver a todas esas jóvenes con el micrófono en mano y que un chico les siga para sujetar los altavoces. Esta revolución es la de los de la generación del 99”, comenta en una barricada de la circunvalación de Beirut Zeina Halabi, profesora de literatura árabe en la AUB. “Cuando estas chicas cumplieron los 10 las tropas sirias salían del país [tras 29 años en Líbano], y de adolescentes ya habían participado en protestas contra el racismo, la violencia doméstica, la mala gestión de las basuras o a favor de la inclusión de mujeres en el Gobierno”. Las de mi generación, las de 40, nacimos con la guerra civil y crecimos bajo la ocupación siria e israelí.

En las plazas de Beirut se han levantado tiendas y dentro de ellas se construyen pequeñas ágoras donde profesoras universitarias comparten su conocimiento con los manifestantes. Las docentes se han unido en un recién creado sindicato de mujeres para luchar en los campus universitarios contra la desigualdad salarial y de género. Los cantos de “revolución” y “abajo el régimen” se repiten de norte a sur y de este a oeste del país en una demostración sin precedentes de unidad transectaria a pesar de que en Líbano las cuotas de poder se reparten según el peso demográfico de las 18 confesiones oficiales reconocidas. Esta misma unidad se ha reproducido este domingo con una manifestación feminista dentro de la protesta nacional.

Allí convergieron las heterogéneas beirutíes, a las que las mujeres de países de la región se refieren como “las más presumidas de entre las árabes”. “Los líderes políticos les han dado la llave de la sociedad a los religiosos, todos hombres también, y a las mujeres no nos queda más que emigrar para escapar de un sistema social en el que ya hace tiempo que no nos sentimos reflejadas”, dice Rana Habis, profesora de baile exiliada a París y temporalmente de visita en Líbano. Camina franqueada por velos, rastas, permanentes recién salidas de la peluquería, minifaldas, bolsos de Gucci o narices con piercings mientras manos con rojas manicuras se levantan hacia el cielo. Tampoco faltaron este domingo las incongruencias internas cuando un puñado de señoras de retocadas narices se presentaron en la manifestación con una criada que les sujetaba la bandera libanesa.

Todas exigen que los padres no puedan casar a sus hijas de nueve años como permite la ley; transmitir la nacionalidad a sus hijos si se casan con hombres extranjeros y un matrimonio civil con igualdad en derechos de herencia, divorcio o custodia de los hijos. También exigen una cuota femenina en el Gobierno, conscientes de que es la única forma de romper el techo de acero impuesto por el patriarcado político-religioso. En esta lucha cuentan con una nueva aliada, Raya el Hassan, ministra del Interior y pionera en el mundo árabe en este cargo. “Vamos por el buen camino y hemos pasado de ser una a dos y luego de dos a cuatro ministras”, contaba a EL PAÍS El Hassan en enero, tras tomar posesión. “Pero el acceso de las mujeres a puestos de responsabilidad en sociedades patriarcales lleva tiempo por lo que hay que hacerlo con inteligencia, sin forzar los discursos, pero sin decaer en los avances”, acota.

La cadena de mujeres en la vanguardia de las barricadas surtió efecto hasta cuando el Ejército optó por traer a uniformadas para desalojar a las manifestantes de carreteas y autopistas. El experimento acabó con la retirada de las militares, que fueron despedidas por sus conciudadanas con flores, aplausos y la ya sempiterna banda sonora revolucionaria, el himno nacional. En el verano de 2015, la respuesta policial a una movilización semejante dejó centenares de heridos sólo en Beirut.

Para muchas veinteañeras las multitudinarias protestas de 2015 supusieron un experimento de la sociedad civil. Entonces, la corruptela y la mala gestión de las basuras del país acabaron sepultando las calles libanesas entre toneladas de detritus y desató la indignación popular por encima de la clase y la confesión. Por primera vez en décadas los libaneses tomaron las calles bajo una única bandera, la nacional, acabando con la tradicional marea de banderines y gorras partidistas de manifestantes llegados a la capital en autobuses pagados por los zaim (líder feudal). De entre las basuras nació Beirut Medinati, una plataforma política secular y nacional que si bien obtuvo el 40% de los votos en las municipales de 2016 tan solo logró un escaño —una mujer— en las legislativas de 2018, las primeras en casi una década. Hoy es parte integrante de unas protestas que aseguran no tener un liderazgo definido.

Sara Raed, estudiante de relaciones públicas de 21 años que asegura que la mayoría de sus amigas han emigrado para estudiar fuera, fue la primera en colocar junto con su pareja una tienda de campaña en la icónica Plaza de los Mártires de Beirut el 17 de octubre. Fue el día en que el anuncio de una tasa de 18 céntimos de euros a las llamadas de WhatsApp abrió la espita del descontento popular. Hoy son más de un centenar las personas que acampan en el lugar. “2015 fue un empujón muy importante para llegar aquí y ya no hay vuelta atrás para mi generación”, cuenta Raed.

LA ‘REINA’ QUE PATEÓ AL PATRIARCADO

N. S.

Se llama Malak Alaywe, pero se la conoce como the kick queen (la reina de la patada) y se ha convertido en el icono femenino de la lucha contra el patriarcado político-confesional. Lo hizo el primer día de protestas, cuando se difundió un vídeo en el que aparece propinando una patada en los testículos a un hombre armado con un Kaláshnikov.

La víctima resultó ser el guardaespaldas de un ministro que supuestamente se disponía a disparar al aire para dispersar a los manifestantes congregados en un barrio de Beirut. La patada ha quedado inmortalizada en pósteres colgados en los muros de las redes sociales como un contrataque directo al patriarcado árabe. Tanto éxito ha tenido que varias ONG ofrecen estos días clases de defensa personal para las manifestantes. Alaywe rehúsa revelar su edad, pero fue durante las protestas de 2015 —la denominada crisis de las basuras— cuando, entre gases lacrimógenos, conoció al que hace una semana se convirtió en su marido.

Fuente e imagen: https://elpais.com/internacional/2019/11/05/actualidad/1572974665_298313.html

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De lo impensable a lo real

Por: Elena Simón

Ojalá las administraciones educativas y quienes legislan comprendan la urgencia y rentabilidad social de la coeducación y empeñen en ella los recursos necesarios, humanos y materiales.

Todos los logros que el movimiento feminista ha conseguido para las mujeres, en cuanto a derechos de ciudadanía ya normalizados para todas, tuvieron épocas previas en que se consideraban impensables. Casi todo lo que en un momento dado era inimaginable pasó por un camino lleno de escollos y dificultades, que se iban despejando a medida que se intensificaba la presión, aumentaba el número de voces a favor y escritos vindicadores y el discurso iba convirtiéndose en “una cuestión de justicia” y acababa cayendo por su peso. El peso de tantos y tantos esfuerzos y presiones, jalonado de ridiculizaciones, ninguneos y ataques directos contra la dignidad y la libertad de pensamiento y de acción de muchas.

Cuando han transcurrido una o dos generaciones al menos y los caminos se han allanado, revierte la percepción y lo que fue impensable, ahora se muestra como impensable lo contrario. El proceso que se ha seguido responde a esta secuencia: Impensable-Imposible-Posible-Probable-Legal-Real.

El tema de la educación y las inteligencias múltiples de las mujeres es uno de los mejores ejemplos y hoy lo elijo porque diviso en el horizonte algunos nubarrones que podrían enredar un logro fundamental para que las mujeres hayamos podido cambiar nuestro destino preescrito por una cierta elección de un proyecto de vida propio. Sin estudios y con la inteligencia aplastada y aleccionada por los prejuicios, difícilmente habríamos evolucionado, ni las mujeres ni las sociedades en las que vivimos.

Vayamos un poco hacia atrás. De las mujeres se dijeron muchas mentiras “científicas”, creídas sin rechistar, como por ejemplo: que no teníamos inteligencia teórica y especulativa sino sólo práctica, que no nos interesaba más que lo pequeño y cotidiano, que no éramos aptas para la imparcialidad, que sólo deseábamos pescar un buen marido que sustituyera todo lo que no habíamos aprendido, que los asuntos públicos y del bien común no eran de nuestro agrado ni de nuestra incumbencia, que invertir en nuestra educación era un derroche de tiempo y dinero. De esta larga época –de la que hay vestigios en muchas sociedades del mundo– queda una frase repetida hasta la saciedad: “La niña, ¿estudiar? ¿para qué?”.

Pero, gracias a las presiones repetidísimas y a la voluntad férrea de muchas feministas, hoy todas podemos acceder a estos bienes inmateriales derivados del acceso al conocimiento. Era impensable que las mujeres poblaran la Universidad y los centros de investigación. Impensable, que luego fue imposible, más tarde posible, luego… probable, y legal/real. Al final del siglo XIX van desapareciendo las prohibiciones de estudios superiores para las estudiantes de un buen número de países del mundo. En España se levantó la prohibición definitivamente en 1910. Y ahora sería impensable que las niñas, las chicas y las mujeres no estuviéramos en los sistemas educativos de todos los niveles.

Luego se abrió otro largo camino: conseguir que las niñas y los niños pudieran ir a los mismos colegios, tener los mismos currícula y el mismo profesorado. Impensable al principio por dos motivos prejuiciosos: que no teníamos el mismo ritmo de aprendizaje que los varones ni las mismas cualidades intelectuales y que la escuela mixta podía inducir a la promiscuidad sexual temprana. Estos prejuicios sobreviven a la evidencia en la actualidad, por quienes defienden y consiguen la escuela segregada. Parece impensable aún para algunas entidades educativas de tinte religioso y hablan de “educación diferenciada”, basándose en los prejuicios antes nombrados.

Pero la evidencia a la que me refería es que casi la totalidad de centros educativos son mixtos. Si preguntamos a alumnas y alumnos actuales, no les cabe en la cabeza que casi todos los centros fueran separados no hace tanto. También pasó del impensable al imposible, al posible, al probable y finalmente al real/legal. En España se declara la obligatoriedad de la escuela mixta para todos los centros sostenidos con fondos públicos en 1985.

Y ahora nos enfrentamos a una nueva etapa ¿impensable también? Me refiero a la coeducación, que deberá cambiar el currículo sustancialmente para incluir la obra humana de las mujeres: reproductiva, creativa y productiva, así como un lenguaje reformado que sea incluyente y específico de lo femenino y de las mujeres, así como educación sexual, democrática para la ciudadanía y física sin discriminación.

Creo sinceramente que esta propuesta no es impensable, ni siquiera imposible. Pero todavía se halla lejos de ser real, es decir: que toda niña y niño reciba enseñanzas respecto a la igualdad a lo largo de su escolaridad.

Si observamos las resistencias y reacciones contra muchas propuestas de este tipo, veremos que se pretende interrumpir el proceso y dejar la coeducación en estado de imposible, para que no pase de ahí. El caso más llamativo es la denuncia interpuesta contra el programa Skolae del Gobierno navarro. Desde la década de 1980, en que se empezaron a hablar y a practicar pequeñas y numerosas experiencias coeducativas, hasta el presente, seguimos en la etapa entre lo imposible y lo probable.

Ojalá las administraciones educativas y quienes legislan comprendan la urgencia y rentabilidad social de la coeducación y empeñen en ella los recursos necesarios, humanos y materiales.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/11/05/de-lo-impensable-a-lo-real/

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«Niñas, sueñen con ser alcaldesas»: Claudia López

Por: La Opinión.

Claudia López no se considera feminista. Pero sus palabras resultan ser una especie de bálsamo para miles de mujeres y niñas, especialmente niñas: “Sueñen con ser Alcaldesas de Bogotá o de sus municipios, ojalá sueñen más grande, sueñen con ser presidentas de Colombia, con ser maestras, científicas, deportistas, artistas, médicas, periodistas, gerentes, gobernantes, que lo hagan tan alto como deseen y que tengan claro que ellas pueden”. Quizás lo que Claudia pretende ignorar es que no hay cosa más feminista que decirle a las niñas que pueden ser lo que quieran y que son tan solo ellas las dueñas de su destino.

López se convirtió el domingo pasado en la primera alcaldesa de Bogotá y en la que más votos ha obtenido en las elecciones para este cargo con 1,10 millones de votos, superando a Gustavo Petro (729.000) y Enrique Peñalosa (906.000).

Para ella el mayor reto de las mujeres es “el mismo que hemos tenido a lo largo de la pesada historia que llevamos en nuestros hombros: Romper los techos de cristal impuestos por la sociedad”.

En medio de su apretada agenda, la alcaldesa electa le habló a El País sobre su vida y lo que anhela para las niñas y mujeres colombianas.

– ¿Qué significa ser la primera alcaldesa de la ciudad más importante del país?

Es un gran honor y una enorme responsabilidad recibir la posta y la lucha de las mujeres a través de la historia, desde las sufragistas como Esmeralda Arboleda hasta lideresas increíbles como Ángela María Robledo. Mi triunfo, sin duda, hizo que el día fuera de las niñas, de los jóvenes, de las mujeres. Más allá de ganar, lo que importa es que con ello marcamos historia, Bogotá y Colombia llegaron al siglo XXI gracias a las elecciones de este año y no solo lo digo por mí, sino por los múltiples resultados alrededor del país, no hay duda que el mapa político cambió. Tengo claro que debo hacer la mejor Alcaldía en la historia de la ciudad. Lo que yo haga (al igual que con cualquier mujer) será medido con una vara distinta y más alta, así siempre nos ha tocado, por eso mi misión es ser la mejor ciudadana posible e inspirar a que todos sean los mejores ciudadanos, a la final mi resultado será el que podrá abrirle puertas a muchas otras mujeres, mi compromiso es total con todas ellas.

– Usted vivió en sectores muy populares de Bogotá, como Ciudad Bolívar, Puente Aranda, Engativá… ¿Qué recuerda de su vida allí?

Nací en La Candelaria, me crié entre Engativá y Puente Aranda y crecí en Ciudad Bolívar. Vengo de una familia como la de la mayoría de colombianos. De esos lugares tengo muchos recuerdos. Mi vida allí era la de la hija de una maestra que creció con padres separados, que vivía en los colegios donde mi madre trabajaba porque no teníamos casa propia, que caminaba las calles y tomaba busetas para llegar a la escuela.

Mi vida fue la de una adolescente en Ciudad Bolívar donde mi madre compró su primera casa con mucho esfuerzo, que le preocupaba poder entrar a la universidad pública porque no tenía recursos para pagar una privada, que estudió en la Universidad Distrital y luego sacó un crédito del Icetex para poder estudiar en el Externado, que salía de estudiar e iba a trabajar para poder cubrir los gastos. Sé que estoy aquí por el esfuerzo de mi madre, la suerte de nacer en una ciudad como Bogotá y mi propio mérito, disciplina y estudio. Si estoy en la política y he dedicado mi vida a prestar un servicio público es porque mi mayor sueño es revertir la desigualdad, para que el lugar donde nazcas y el origen étnico o nivel educativo de tus padres no sean lo que determinen tu vida.

– ¿Alguna anécdota que la haya marcado como para seguir su carrera política?

Sobre alguna anécdota de esta campaña le puedo decir que la que me marcó la vida era ver cómo cuando yo estaba repartiendo los periódicos de mi propuesta en los semáforos de Bogotá algunos papás u hombres que iban al volante me subían la ventana del carro y ni me miraban, mientras la mujer que iba al lado o las niñas y jóvenes que iban atrás bajaban la ventana y me decían: “A mí sí, alcaldesa, yo sí quiero recibir su propuesta”. Eso se quedará por siempre en mi mente. Eso demuestra que la igualdad y el cambio son imparables.

– ¿Se considera feminista?

Creo profundamente en la lucha de las mujeres por la equidad y la igualdad, como mujer creo en cada causa feminista, pero como dijo la gran Florence Thomas “Claudia no es feminista… ¡nadie es perfecto!”, tal vez porque como ciudadana y como académica me he centrado en otros temas y causas. En mi vida me he rodeado de mujeres feministas que han llevado las luchas con grandeza y valentía como la misma Florence Thomas o Ángela María Robledo.

– ¿Qué piensa del movimiento actual de mujeres?

Creo en la lucha de las mujeres por la equidad y la igualdad, y como mujer creo en cada causa feminista, a ellas les agradezco por tomarse esto en serio, por dar su vida para que la vida de otras mujeres sea más fácil, de ellas he aprendido y espero seguir aprendiendo porque estoy convencida de que unidas podemos construir una mejor sociedad para Colombia.

– Usted es un referente feminista para muchas mujeres colombianas. ¿Qué piensa de eso?

Por eso me llena de emoción ser la alcaldesa de la generación que nacerá durante mi Alcaldía. Espero que cuando Bogotá cumpla 500 años en el 2038, las niñas y niños que nacerán durante los próximos 4 años crezcan en un país libre de clasismo, de machismo, de racismo, homofobia y xenofobia; será la generación que nació con una mujer en el poder, que creció con los derechos de primera infancia completos, en una ciudad con cultura ciudadana del siglo XXI, con movilidad sostenible, seguridad que protege la vida y el bien privado, en una ciudad de libertades y 24 horas, en la que tendrán educación gratuita y de calidad desde la primera infancia hasta educación superior y con oportunidades de empleo digno.

– ¿Tuvo una infancia feliz?

Tuve una infancia feliz, pero atravesada por el dolor de la muerte trágica de mi hermanita menor. Mi madre siempre estuvo para mí, juntas superamos etapas complejas y juntas hemos salido adelante. No hay nada que me llene más de orgullo que haber vivido para darle a mi madre este logro y felicidad. A ella le debo todo, por ella estoy donde estoy.

– ¿Qué recuerdos tiene más presentes al lado de su hermana Martha?

Éramos muy niñas cuando ella murió, yo apenas tenía 4 añitos, mi recuerdo está ligado a las risas, al juego, a la compañía. El dolor de su pérdida me ha acompañado toda la vida.

– ¿Cómo es su relación con sus hermanos?

Los adoro, son la luz de mis ojos. Dios te quita y a la vez te da, es mi mayor bendición tener 6 hermanos y poder compartir mi vida con ellos.

– ¿Qué faceta aún no conocen los colombianos de usted?

Muchas, no suelo mezclar mi vida personal con la vida política y pública, aunque debo decir que entre más pasan los años en la política electoral, más expuesta ha sido mi vida pública y más me han conocido los colombianos. Saben que soy una amante a los libros, una estudiante incansable, una mujer verraca, hecha a pulso pero también muy alegre, me fascina cocinar, bailar, estar con mi familia; una mujer que escucha, que se deja convencer de mejores argumentos y que debe aprender más el don de la paciencia.

– Medios nacionales e internacionales han titulado cosas como: ‘La nueva alcaldesa de Bogotá es lesbiana’. ¿Qué piensa que se haga tanta mención sobre su orientación sexual?

Me siento orgullosa de ser quien soy: mujer, diversa, hija de una maestra, la mayor de 6 hermanos y la primera alcaldesa electa de Bogotá, eso es lo que la ciudadanía eligió en las urnas, una mujer con una historia de vida como la de ellos, con una madre como la de ellos, con una familia como la de ellos. Bienvenidos al siglo XXI.

– ¿Cómo ve la representatividad femenina colombiana?

Excelente, hemos avanzado mucho, yo soy de las que prefiere ver el vaso medio lleno, reconocer todos los logros que alcanzamos y saber que debemos seguir trabajando, y muy fuerte, para conquistar más esferas de poder en múltiples sectores, no solo el político.

– ¿Emocionalmente cuánto le ha costado denunciar la parapolítica y liderar sendos debates en el Senado?

No es nada fácil saber que están a punto de matarte, esto tiene un costo emocional muy alto. Pero aproveché para dedicarme al estudio y pasar horas felices, leyendo en la biblioteca de la Universidad. Nunca me ha faltado carácter para decir en voz alta lo que pienso, para denunciar lo que está mal, callar es más costoso emocionalmente que denunciar.

– Por esas denuncias debió salir del país. ¿Cómo vivió el exilio?

Fue difícil tener que salir de Colombia para salvar mi vida porque no era una decisión que tomaba por gusto sino por protección. Pero como todo en la vida tienes dos posibilidades, te quedas con lo negativo o conviertes cada adversidad en una oportunidad, y fue allí cuando gané mi beca para hacer el doctorado (en Ciencia Política).

– Antes usted intentó seguir la carrera de medicina, hasta ganó una beca en Polonia, pero tras la caída del Muro de Berlín no pudo viajar y hacerla efectiva. ¿Siente que las cosas pasan por algo? ¿Sueña aún con ser médica?

(Risas) Sin duda. La vida me tenía preparada otra ruta para mi destino. Ya no sueño con ser médica, me he preparado mucho para servir desde la administración pública, este es el camino que construí y en el que estoy caminando, segura de hacer lo correcto.

– ¿Cómo la marcó hacer parte de la Séptima Papeleta?

Muchísimo, fue la primera vez que aporté a la sociedad para un cambio político, y conseguimos la Constitución de 1991. Desde ese momento aprendí la fuerza de la ciudadanía en la política y gané amigos entrañables que son como mis otros hermanos.

– ¿Qué mensaje les quisiera dar a las niñas que sueñan con ser políticas?

Que si lo que las hace felices es servir a la ciudadanía, lo hagan sin dudarlo, que hemos avanzado y seguiremos haciéndolo por ellas y para que a ellas les toque un poco más fácil, que sepan que hay muchas mujeres que nos hemos esforzado para abrir el camino a su crecimiento. Tengo una enorme esperanza en que las niñas de hoy y las que vienen vivan en un mundo diferente, en que no tengamos que pelear por el cumplimiento de cuotas de género sino que seamos mayoría en la política como somos en la población.

– ¿Sueña con ser Presidenta?

Sueño con ser la Mejor Alcaldesa en la historia de Bogotá.

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Mali: Mujeres que plantan árboles para evitar que los hombres les arrebaten la tierra

Redacción: Mundo

A nivel mundial, las mujeres representan el 43 % de la fuerza de trabajo agrícola, pero su rendimiento es inferior por el acceso a las semillas.

El mero hecho de plantar árboles está ayudando a las agricultoras africanas a reclamar el acceso a unas tierras que les son negadas por costumbre y que, en el Día internacional de las mujeres rurales, ven como el primer paso para su desarrollo.

Fatoumata Diallo, representante de la Federación de mujeres rurales de Malí, lo dijo alto y claro este martes durante el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de la ONU que se celebra en Roma: “Necesitamos ver a la mujer rural como solución a la inseguridad alimentaria y tener acceso a medios de producción como la tierra, el agua y el crédito agrícola”.

A su lado, la vicepresidenta del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Cornelia Richter, le daba la razón tras afirmar que en África subsahariana cerrar la brecha de género supondría un aumento del 7 al 19 % en la productividad de los cultivos.

Las subsaharianas, responsables de hasta un 80 % de los alimentos básicos que se producen en sus países, están excluidas por lo general del derecho de propiedad de la tierra, pues esta recae en los hombres, explicó a Efe Cécile Ndjebet, fundadora de la Red de mujeres africanas para la gestión comunitaria de los bosques (Refacof).

Las normas sociales les autorizan a emplear las tierras de sus maridos o hijos varones, pero sin poseerlas. Durante décadas, esta camerunesa ha intentado influir en los procesos para reformar la tierra, a menudo lentos y opacos, y ha fomentado la gestión comunitaria de los bosques, de propiedad estatal, como una puerta por la que las mujeres puedan acceder a esos terrenos.

“Algunas han empezado a plantar frutales, lo que supone una garantía a largo plazo. Por tradición, una vez que se plantan árboles en esas tierras, los hombres no pueden reclamarlas”, detalló. Así se ha abierto una rendija por la que las africanas pueden ejercer nuevos derechos de tenencia, claves para “alimentar a sus familias y comunidades”, subrayó la activista.

Otras veces su organización les ayuda a revitalizar las tierras degradadas con técnicas agroforestales para asegurarse el acceso y la cosecha, con permiso de las autoridades. Ndjebet también negocia con los líderes tradicionales y les hace firmar contratos escritos para que en el futuro no se despoje de las tierras a las mujeres, que siempre las gestionan en grupo, nunca a título individual, conscientes de que no pueden venderlas o cederlas.

La fundación Cadasta trabaja con los más vulnerables, en su mayoría mujeres, para apoyarles con la documentación de sus tierras. “La tenencia de la tierra puede verse como una barrera o un facilitador del desarrollo”, apuntó la responsable de esa ONG Amy Coughenour, quien explicó que en ocasiones tienen que rellenar los formularios en papel y digitalizar después la información cuando los beneficiarios encuentran dificultades al usar la tecnología.

A nivel mundial, las mujeres representan el 43 % de la fuerza de trabajo agrícola, si bien sus rendimientos son hasta un 30 % inferiores a los de los hombres, ya que ellos suelen contar con mayor acceso a semillas, fertilizantes, equipamiento, crédito, tecnologías, educación, mercados y espacios políticos.

A las tareas intensivas en el campo, centradas en la pura subsistencia, se unen las del hogar en condiciones penosas. Todavía las subsaharianas dedican 40.000 millones de horas al año solo para recoger agua. Aletheia Donald, experta en género del Banco Mundial, sostiene a raíz de su experiencia en el subcontinente que los proyectos deben diseñarse con perspectiva de género porque, si no, las desigualdades crecen.

Y recalca que esas mujeres también necesitan formación para emprender negocios, afrontar los obstáculos y manejar los recursos. “En Togo hemos visto un incremento de sus beneficios en un 30 % con esa clase de entrenamiento”, argumenta.

Fuente: https://www.lainformacion.com/mundo/mujeres-agricultura-feminismo-tierra-arrebaten-hombres-exito-rural/6515319/

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