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René Pérez (Residente) a Correa: «Con educación mi país dejaría de ser una colonia»

Puerto Rico / 13 de mayo de 2018 / Autor: Programas / Fuente: RT

¿Qué rol tiene la juventud en América Latina? ¿Cuál es el papel de la crítica a la situación social y política? ¿Tienen que involucrarse los artistas con el entorno que los rodea? En esta nueva edición de ‘Conversando con Correa’, el expresidente de Ecuador aborda estas preguntas junto a René Pérez, también conocido como ‘Residente’ en su antiguo grupo musical, Calle 13.

El músico puertorriqueño René Pérez, famoso por haber integrado el grupo musical Calle 13, dialogó con Rafael Correa. «Yo escribo de como me voy sintiendo y lo que me va afectando en mi entorno», comenzó señalando en relación a su lugar como artista en la sociedad.

Al respecto recordó una de sus canciones, llamada ‘Los idiotas’, y dijo que «cuando estaba buscando definiciones» sobre ese concepto, descubrió que «en un país se usaba esa palabra para describir a alguien que no estaba involucrado en política». Por eso opinó que «los artistas se tienen que meter en todo lo que les afecta».

René Pérez, músico puertorriqueño
«La juventud ha tenido una capacidad de reinventar los ideales siendo críticos de todas las vertientes, de la izquierda y de la derecha»René Pérez, músico puertorriqueño

«Yo estudié ocho años en Bellas Artes y es lo primero que te enseñan, te tienes que meter en todo», sentenció.

La juventud tiene que ser crítica

Consultado sobre cómo ve a los jóvenes de América Latina, el músico señaló que son «mucho más maduros que hace diez años». Aunque reconoció que «hay como una mezcla». Una parte de la juventud se encuentra «bien comprometida» y hay otra «a la que no le importa nada, están metidos en el ciberespacio totalmente, escondidos ahí y se quedan ahí».

Frente a eso convocó a «que se eduquen, que estudien». «Para mí eso es lo más importante» y resulta «fundamental para el desarrollo de los países», dijo Pérez, y analizó: «Con la educación mi país dejaría de ser una colonia«.

René Pérez, músico puertorriqueño
«Hay un montón de cosas que merecen ser cambiadas y uno debe aportar a eso»René Pérez, músico puertorriqueño

También subrayó que en América Latina «la juventud ha tenido una capacidad de reinventar los ideales» siendo «críticos de todas las vertientes, de la izquierda y de la derecha». Por eso consideró «importante mantener esa cultura de ideales pero también moverse para adelante y crear culturas nuevas».

Finalmente, llamó a sostener «ese impulso de tener ganas de cambiar las cosas para bien«. «Hay un montón de cosas que merecen ser cambiadas y uno debe aportar a eso», concluyó.

Durante este encuentro, Rafael Correa y René Pérez profundizan también en otras cuestiones de actualidad y de gran interés, que podrán ver en el video del programa que les ofrecemos aquí en su totalidad.

 

Fuente de la Entrevista:

https://actualidad.rt.com/programas/conversando-correa/271045-rene-perez-correa-educacion-pais-colonia

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Estados Unidos: Profesora enseña a niños a tener confianza mediante la música

América del Norte/Estados Unidos/06 Agosto 2017/Fuente: elcomercio/Autor:Redacción EC

La profesora de humanidades de sexto grado Lovely Hoffman enseña a niños negros a sentirse hermosos con su color de piel. Escribió la canción «My Black Is Beautiful»

Su negro es hermoso. Lovely Hoffman es educadora y músico que mezcla sus pasiones para enseñar a sus alumnos de sexto grado a sentirse empoderados y confiados en sí mismos a partir de que se sientan hermosos con su color de piel, cuenta la serie de YouTubeGreat Big Story. Todo gracias a la canción «My Black Is Beautiful», la misma que le valió el reconocimiento de su comunidad.

«Voy a ver a los niños con sensación de inseguridad sobre quiénes son debido a su color de piel y su complexión, pero también voy a ser testigo de que estos niños están burlando ‘de la otra sede’ fuera de su color de piel», dice Lovely.

«Los niños negros, ‘blackie’ como se llaman unos a otros, dicen que su cabello es como un pañal. Fui testigo de esto desde hace mucho tiempo, así que creé esta canción para los niños que enseño porque quería cambiar su percepción de la belleza y cómo se sentían sobre sí mismos y quiero animarles a amarse a sí mismos».

Lovely creció sintiéndose insegura por su apariencia. No le gustaba la forma de su nariz por ser plana y nada recta. Sentía que su piel era ‘muy oscura’. Su percepción se nubló más cuando miraba en la televisión a personas que no reflejaban cómo era ella, una niña negra. Al culminar sus estudios universitarios viajó a África. Fue allí que recién empezó a aceptar y amar cómo era.

Ella es profesora en Helen Y. Davis Leadership Academy, en Dorchester (Massachusetts), una escuela en la que lidera un conversatorio de niñas, donde hablan de temas como la autoestima, porque vio que muchas de sus alumnas no se sentían cómodas con cómo eran por ser de color de piel negra.

«Creo que es importante la utilización de la música como una forma de inspirar y transformar la vida de las personas», dice la profesora de humanidades. «Prometí hacer esta canción para todas las niñas negras para definir realmente la belleza por sí misma».

Con el tiempo, la profesora encontró una evolución en sus pupilas. Se sienten más seguros, más abiertos a contar sus historias e inquietudes. De esta forma, están modificando para bien otros aspectos de sus vidas. Esto es importante, pues para Lovely, «sentirse bien consigo mismo, y que los niños negros se sientan bien consigo mismos, creo que es el fundamento de toda la educación».

Fuente de la noticia: http://elcomercio.pe/redes-sociales/youtube/youtube-profesora-ensena-ninos-confianza-mediante-musica-noticia-noticia-447776

Fuente de la imagen:https://img.elcomercio.pe/files/article_content_ec_fotos/uploads/2017/08/05/59862a376d5f3.jpg

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Eva Gancedo ve «curiosa» la «ignorancia» de los políticos que piensan que la música «sólo crea músicos»

28 Mayo 2017/Fuente: eldiario/Autor: – SANTANDER

Hay muchas investigaciones que prueban que el alumno que ha desarrollado la inteligencia musical habla idiomas con muchísima más facilidad»

La compositora Eva Gancedo ha defendido la asignatura de música como método de enseñanza de idiomas y ha calificado de «curiosa» tanto la situación de esta asignatura en las comunidades autónomas como la «ignorancia de algunos políticos que hacen leyes que en vez de dar horario (a la música), se lo quitan porque piensan que sólo sirve para crear músicos».

Así, asegura que «hay muchas investigaciones que prueban que el alumno que ha desarrollado la inteligencia musical habla idiomas con muchísima más facilidad» y que mientras que en otros países «se utiliza en todas las aulas y todos los días para enseñar todas las materias», en España no sucede lo mismo.

En este sentido, lamenta que «parece que todos los países se han dado cuenta, pero aquí no», en alusión a la situación de la asignatura en las escuelas españolas, en las que, según ha criticado, «se quitan horas a la música y se las ponen al idioma dando como resultado, entre otras cosas, pronunciaciones terroríficas porque uno no ha aprendido a distinguir las vocales de los otros idiomas».

Así se ha pronunciado con motivo de su presencia como directora del ‘Taller de Educación Musical. Nuevos caminos para una formación integral del alumnado a través de la Educación Musical’, que se celebra esta semana en los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en Santander.

Según informa la UIMP en un comunicado, además de defender el uso de las nuevas tecnologías para la enseñanza musical, Gancedo ha asegurado que «tampoco se entiende que un niño que aprende música desde pequeño , con cierta intensidad de horas, bien enseñado de manera práctica, no tiene problemas en el aprendizaje de una nueva lengua».

En este sentido, ha defendido que «la música da mucho juego» y que «es una pena que no incluya el mismo número de clases de las que disponen las demás materias», al tiempo que ha añadido que «a través de la música se podría enseñar cualquier materia de Primaria y muchas de las de Secundaria».

Esto se deben, a su juicio, a que la música es «la única disciplina que, si se enseña bien, desarrolla todas las inteligencias en paralelo»

Fuente de la entrevistas: http://www.eldiario.es/norte/cantabria/ultima-hora/Eva-Gancedo-ignorancia-politicos-piensan_0_536497091.html

Fuente de la imagen:http://images.eldiario.es/norte/cantabria/ultima-hora/Eva-Gancedo-ignorancia-politicos-piensan_EDIIMA20160712_0605_4.jpg

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Cuba, La Habana, sede global del Día Internacional del Jazz 2017, que se celebrará en todo el mundo el 30 de abril

Cuba/01 mayo 2017/Fuente: Unesco

La Directora General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Irina Bokova, y el músico Herbie Hancock, Embajador de Buena Voluntad de la Organización, anunciaron hoy la próxima celebración, el 30 de abril de 2017, del Día Internacional del Jazz. Los eventos en todo el mundo culminarán con un concierto que tendrá lugar en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, bajo los auspicios del Ministerio de Cultura de Cuba, el Instituto Cubano de la Música y la Comisión Nacional Cubana de la UNESCO. Durante el concierto, que se transmitirá en directo vía streaming, un extraordinario elenco de artistas rendirá homenaje al jazz como forma artística internacional.

Por su vibrante riqueza cultural y musical, La Habana ha sido seleccionada para ser la ciudad anfitriona mundial del Día del Jazz 2017, que se celebra el 30 de abril de cada año en colaboración con el Instituto del Jazz Thelonious Monk. Su propósito es poner de relieve el poder del jazz como fuerza de libertad y creatividad, promover el diálogo intercultural a través del respeto y el entendimiento y la unión de los pueblos de todos los rincones del planeta. La fecha está reconocida como celebración oficial en los calendarios de la UNESCO y las Naciones Unidas. Los actos del día serán posibles también gracias al apoyo de la empresa Toyota, patrocinadora principal de 2017.

El concierto principal tendrá como directores artísticos a los relevantes pianistas y compositores Herbie Hancock y Chucho Valdés, y a Jhon Beasley y Emilio Vega como codirectores musicales. Actuarán además otras reconocidas estrellas internacionales, tales como Ambrose Akinmusire (Estados Unidos), Carl Allen, (Estados Unidos), Marc Antoine (Francia), Richard Bona (Estados Unidos), Till Brönner (Alemania), A Bu (China), Igor Butman (Federación de Rusia), Bobby Carcassés (Cuba), Regina Carter (Estados Unidos), Kurt Elling (Estados Unidos), Kenny Garrett (Estados Unidos), Herbie Hancock (Estados Unidos), Antonio Hart (Estados Unidos), Takuya Kuroda (Japón), Ivan Lins (Brasil), Sixto Llorente (Cuba), Marcus Miller (Estados Unidos), Youn Sun Nah (República de Corea), Julio Padrón (Cuba), Gianluca Petrella (Italia), Gonzalo Rubalcaba (Cuba), Antonio Sánchez (México), Christian Sands (Estados Unidos), Esperanza Spalding (Estados Unidos), Chucho Valdés (Cuba), Ben Williams (Estados Unidos), Tarek Yamani (Líbano), Dhafer Youssef (Túnez), Pancho Amat (Cuba) y César López (Cuba). A ellos se añadirán otros músicos cuyos nombres se anunciarán en los próximos días.

“Para la UNESCO es un honor asociarse de nuevo con el Instituto del Jazz Thelonious Monk y con el Instituto Cubano de la Música, para izar el jazz como bandera de libertad, creatividad, diversidad y unidad. El foco que este año ponemos en Cuba es testimonio del poder del jazz para construir puentes y unir a mujeres y hombres en torno a valores y aspiraciones compartidos”, declaró la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova.

Muchos aclamados músicos y educadores de Cuba y de todo el mundo brindarán actuaciones gratuitas, clases magistrales, talleres de improvisación, sesiones de jam y otras iniciativas comunitarias. Escuelas, espacios artísticos, centros comunitarios, clubes y parques de La Habana y de toda Cuba serán escenario de eventos relacionados con el jazz desde el lunes 24 de abril hasta las festividades del 30. Además, decenas de miles de estudiantes de más de 11.000 escuelas cubanas recibirán lecciones sobre la historia del jazz y otras actividades educativas. A todo ello se agregarán miles de actuaciones en vivo y programas educativos y comunitarios que tendrán lugar en más de 190 países de todos los continentes.

El músico Herbie Hancock, Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO para el Diálogo Intercultural, declaró: “El jazz afrocubano y su rica historia han desempeñado un papel fundamental en la evolución y el enriquecimiento del género del jazz en su conjunto. El incomparable trompetista Dizzy Gillespie y los queridos músicos cubanos Mario Bauzá, Machito y Chano Pozo infundieron ritmos afrocubanos al jazz estadounidense y crearon un sonido enérgico completamente nuevo que define a la música moderna. Por eso nos complace tanto que La Habana sea la ciudad anfitriona del Día del Jazz 2017 a nivel mundial. En nombre de toda la familia de los músicos de jazz, de quienes lo enseñan y de quienes lo disfrutan, deseo agradecer a los ciudadanos de La Habana y de Cuba su enorme apoyo a este estilo artístico musical genuinamente global”.

El Instituto del Jazz Thelonious Monk trabaja una vez más con la UNESCO, sus oficinas en el terreno, sus comisiones nacionales, redes, escuelas asociadas, universidades e instituciones, así como con cadenas de radio y televisión públicas y organizaciones no gubernamentales para invitarlas a participar en el Día Internacional del Jazz 2017. Asimismo, bibliotecas, espacios artísticos, centros comunitarios y organizaciones de artistas de todas las disciplinas marcarán la fecha mediante presentaciones, conciertos y otros programas en los que el jazz será protagonista.

La celebración en La Habana del Día Internacional del Jazz este 2017 coincide con el septuagésimo aniversario del ingreso de Cuba en la UNESCO y la fundación de la Comisión Nacional Cubana para la UNESCO.

Para más información sobre el Día del Jazz 2017, ver la retransmisión del evento o registrar algún evento relacionado con el jazz en el calendario oficial, visite: www.jazzday.com (link is external) o www.unesco.org/new/es/jazz-day

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  Contactos:

Alisse Kingsley
(Instituto del Jazz Thelonious Monk)
+ 1 323 467 8508
press@jazzday.com (link sends e-mail)

Elena Nápoles (UNESCO/Habana)
+53 7 833 34 38
e.napoles-rodriguez@unesco.org (link sends e-mail)

Lucía Iglesias Kuntz (UNESCO/París)
+33 145 68 17 02
l.iglesias@unesco.org (link sends e-mail)

Fuente: http://es.unesco.org/news/habana-sede-global-del-dia-internacional-del-jazz-2017-que-se-celebrara-todo-mundo-30-abril

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República Dominicana: Educación entrega 1,014 instrumentos para bandas de música de centros educativos

Centro América/República Dominicana/26 Febrero 2017/Fuente:entornointeligente /Autor:ElCaribe

El ministro de Educación, Andrés Navarro, encabezó este viernes el acto de entrega de 1,014 instrumentos musicales para bandas de música de diferentes centros educativos pertenecientes a las direcciones 17 de la provincia Monte Plata, y 10 y 15 de la provincia Santo Domingo.

La entrega fue realizada en el marco del «Proyecto de Fortalecimiento de la Educación Artística para el Desarrollo Integral de los Estudiantes´´.

Navarro explicó que ha seguido al pie de la letra las instrucciones del jefe del Estado, de sembrar bandas musicales en todos los centros educativos del país, supliendo de instrumentos musicales y mejorando las condiciones de los espacios de la enseñanza de ese renglón de las artes, clave en el proceso de formación de los estudiantes en la Jornada Escolar Extendida.

Indicó en un comunicado que esta entrega es parte de una política que viene desarrollando el Ministerio de Educación por instrucciones del presidente Danilo Medina, de apoyar el desarrollo de las artes, en este caso de la música, «y creo firmemente que debemos continuar este proceso, no sólo para el deleite de las comunidades educativas, sino además con un fin curricular que es el de la generación de competencias, clave para nuestros estudiantes».

Agregó que, a través de este proyecto, «podremos desarrollar una serie de competencias de comunicación, de colaboración y de trabajo en equipo, que facilitan los aprendizajes como está planteado en el nuevo currículum».

«Sin dudas estamos generando también grandes potencialidades en nuestros estudiantes, que les permitan a aquellos que tengan vocación para el arte, la música, continuar más allá de su paso por las escuelas públicas», refirió.

Indicó que las comunidades educativas deben sentir grandes satisfacciones en los familiares cuando ven a sus hijos en actos colectivos como éste, interpretando música aprendida en los centros educativos públicos. Se trata de un trabajo tan importante que como ministro de Educación les garantizo que vamos a fortalecer este proyecto para que cada escuela pueda contar con una banda musical.

Asimismo, el ministro Navarro exhortó a los directores regionales, de distritos o de planteles escolares, que informen al Minerd de algunas otras iniciativas en las diferentes ramas del arte, «para ver como las apoyamos a través de los canales correspondientes, pues tenemos que hacer que el arte se constituya en una de las banderas de la Revolución Educativa del presidente Danilo Medina.

Manifestó que en cada recorrido por las escuelas públicas ha percibido que existe allí un gran potencial de desarrollo en las diferentes áreas del arte, «así que sepan que seguiremos empujando esta valiosa iniciativa. Felicidades a nuestros estudiantes».

Navarro entregó los instrumentos musicales a diferentes comisiones integradas por los directores de las Regionales de Educación 10 Santo Domingo, 17 Monte Plata, 04 San Cristóbal y 09 Valverde, así como los directores de los diferentes planteles beneficiados, padres y amigos de las escuelas, incluyendo del centro educativo José María Serra, del municipio Santiago Rodríguez, entre otros.

Se trata de la novena entrega de instrumentos musicales en 250 centros educativos que funcionan en la novedosa modalidad académica de Jornada Escolar Extendida en las 18 Direcciones Regionales de Educación, con una inversión superior a los 300 millones de pesos.

Desde el inicio del proyecto en marzo del año pasado, el área de Educación Artística, dependencia de la Dirección de Curriculum y el viceministerio de Servicios Técnicos y Pedagógicos del Minerd, ha distribuido 7,394 instrumentos en 250 bandas musicales de igual número de planteles escolares.

Durante la ejecución de la primera etapa del referido proyecto musical escolar, se entregaron 1,044 euphonios, 492 trompas, 1,566 flautas, 132 tubas, 1,044 saxofones alto, 1,044 saxofones tenor, 1,566 trompetas, y 506 platillos que llegaron a las manos de más de 11 mil estudiantes.

El Minerd informó que con el Proyecto de Bandas Escolares Musicales en los centros educativos que funcionan en Jornada Escolar Extendida, tiene como objetivo, más allá de crear músicos, desarrollar el intelecto y la inteligencia a temprana edad de los niños, niñas, adolescentes y los jóvenes.

En el acto de entrega de los instrumentos, el ministro Navarro pronunció el discurso central, en el cual destacó la firme voluntad del presidente Danilo Medina de brindar a los estudiantes dominicanos todas las facilidades y medios para su desarrollo integral, en este caso a través de la enseñanza musical.

En tanto que Cruz María Dotel, coordinadora docente nacional del área de Educación Artística de la Dirección General de Currículo del Minerd, explicó en detalle los alcances positivos del proyecto musical dispuesto por el mandatario.

La banda de música de la Regional 5 de Educación en Los Llanos, San Pedro de Macorís, interpretó las notas del himno nacional, bajo la dirección del maestro Ángel María Socorro, mientras que su homóloga del Centro Educativo Ángel Fermín Noboa, perteneciente a la Regional 03 de la provincia de Azua, deleitó con una hermosa pieza musical, dirigida por el maestro Joaquín Flores.

Fuente de la noticia:  http://www.entornointeligente.com/articulo/9659197/Educacion-entrega-1014-instrumentos-para-bandas-de-musica-de-centros-educativos-24022017

Fuente de la imagen:

http://media.mmc.com.do/el_caribe/multimedia/2017/02/24/afa962c81a16bd9b6c6a71bf37eeff43_620x412.JPG

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En uno de los barrios más pobres y violentos de Oaxaca (México) ahora se oyen violines, saxos y clarinetes

América del Norte/México/10 de febrero de 2017/Fuente: el mundo

A sus 11 años, Alberto inhalaba disolvente y veía un chingo de cosas. Partía una botella de plástico por la mitad, vertía ahí el líquido y le añadía un toque especial: un chorro de jugo de guayaba, para endulzar la mezcla, para que no le raspara tan fuerte en el cerebro. Empapaba una bola de estopa en el líquido ya anaranjado, se la llevaba a las narices, aspiraba fuerte y se la pasaba a otro de los chavos de su pandilla. Alberto empezaba a sentirse bien y a ver cosas: los árboles caminaban, las casas tenían boca y le hablaban, seres de colores bailaban delante de él.

-Nos sentábamos acá mismo, en el camino, y nos agarraba el sueño. A veces abría los ojos y veía pasar a los chamacos con los violines, con los clarinetes.

En la Colonia Vicente Guerrero, uno de los barrios más pobres y violentos de Oaxaca (México), el niño Alberto se adormecía tirado en la tierra y a ratos escuchaba violines y clarinetes.

No eran alucinaciones. Eran los niños y las niñas que ensayaban en la escuela de música Santa Cecilia. A Alberto -que en realidad se llama de otra manera- le gustaba tumbarse con las manos cruzadas bajo la cabeza, mirando al cielo; le gustaba dormirse viendo pasar las nubes y escuchando la música. Se sentía bien.

Un día se acercó a uno de los profesores que salía de la escuela. Le preguntó si podría apuntarse.

Música con sillas y mangueras

-Al principio esto era muy pesado -dice Camerino López, profesor desde los primeros días de la escuela-. Teníamos como alumnos a chavos de la calle, pandilleros que tomaban drogas, que venían de familias con mucha violencia. Y eran muy agresivos, se nos enfrentaban. Algunos trabajaban en el basurero, rescatando materiales, y algunos chamacos olían fuerte. Olían a basura, sí.

Quince kilómetros al sur de la ciudad de Oaxaca, a los pies de un basural en el municipio de Zaachila, la Colonia Guerrero se extendió como un campamento de 14.000 habitantes: calles de tierra, casuchas de hormigón y ladrillo, patios separados por chapas oxidadas, descampados, algún maizal. Sin apenas servicios públicos, sin ley, las pandillas se repartieron el territorio, delimitaron sus fronteras con grafitis en cada esquina, se dedicaron a la venta de droga, al chantaje en las tienditas, a los asaltos, los tiroteos, los asesinatos muy frecuentes.

De la Colonia Guerrero solo salían dos tipos de noticias, como se ve en la hemeroteca del último par de años: la contaminación descontrolada del vertedero y los asesinatos. Pandilleros matan a pandillero rival a navajazos; pandilleros matan a pedradas a un albañil para robarle; pandilleros apedrean, navajean y lanzan desde un muro de seis metros a un obrero; policía mata de ocho tiros a un camionero en una tasca; cadáver de camarera de 15 años aparece en el vertedero desnuda, violada y con cuatro tiros.

-Ahora no está tan feo.

Dice Jesús Bathory Saavedra, de 14 años, camiseta negra con la cara del Che Guevara, botas militares, que aprendió a tocar la guitarra viendo vídeos en internet, que luego tocó el bajo eléctrico, la batería y el violonchelo, que ahora empieza con el contrabajo, que sueña con crear una banda heavy metal y mezclarla con flautas prehispánicas de la cultura zapoteca. Está preparando un disco con versiones, que se llamará Tecelotl (diablo, en lengua náhuatl). Y dice eso: que el barrio ya no está tan feo.

-Acá en el centro ya no. Porque están la iglesia, el municipio, la escuela de música; por acá patrulla la policía y es más tranquilo, los pandilleros no hacen nada.

Ensayos con un trozo de manguera. Los vecinos mencionan dos zonas a las que es mejor no acercarse: los bares de la carretera, donde los pandilleros beben mucho y se ponen bravos, y de la escuela de secundaria para arriba, porque allá venden la droga. Ya no está tan pesado, dicen, porque hay asaltos pero matarse ya solo se matan entre ellos.

-Pero acá arriba tampoco es tan peligroso.

Dice Nicolás Bollo en el patio de su casa: más arriba de la secundaria.

-A los que vivimos en el barrio, los pandilleros nos conocen. Si viene alguien de fuera sí puede tener algún problema, lo pueden asaltar, de noche hay que andar con cuidado. Pero ahorita es más tranquilo, los chavos se enfocan en otras cosas: en la música.

En el patio ensayan su sobrino Harold Juárez, de 10 años, que es un virtuoso de la batería, y su sobrino Joaquín Juárez, de 14, que toca el trombón y fue el segundo mejor alumno del curso pasado en la escuela secundaria. En su perfil de WhatsApp, Joaquín tiene esta frase: «La música es el alimento de la vida. Quien no la sepa escuchar no sabe lo que es la felicidad».

Jesús Saavedra también busca cualquier momento y cualquier rincón para la música. Suele juntarse con su amigo Marco Antonio Coache, también de 14, también violonchelista de la escuela Santa Cecilia, para ensayar en gimnasio de kung-fu. El gimnasio -un cuartito en una casa de hormigón- lo dirige el padre de Jesús. Cuando los luchadores terminan de dar saltos y patadas, Jesús y Marco entran con dos sillas y empiezan a ensayar escalas y arpegios con los violonchelos.

Justo en la esquina de este gimnasio solía tumbarse Alberto cuando inhalaba disolvente.

-La vibración de la cuerda cuando pasas el arco…

Dice Marco Antonio, chico tímido, chico nervioso, chico de 14 que a los 12 se aburría en la calle y quemaba las horas con su pandilla, que ahora sale de la escuela de música y se va con Jesús a seguir ensayando.

…esa vibración de la cuerda es muy especial, la sientes en todo el cuerpo. Pero tiene que ser perfecta y yo siempre noto algún fallo. Siempre noto cosas que mejorar. Me gustaría ser violonchelista en una orquesta, tocar en sitios grandes con mucha gente.

Dice el chico tímido, el chico nervioso.

De algunos patios cercanos sale humo: hay señoras palmeando la masa de maíz y haciendo tortillas sobre un fuego de leña. De las cocinas donde se comen esas tortillas con queso y frijoles, salen historias en susurros: historias de emigración a Estados Unidos, de travesías por el desierto, de sed y de terror, de secuestros, de emigrantes amontonados en cuevas a la espera del rescate o de un tiro en la cabeza, o de un rescate y aun así el tiro en la cabeza; historias de padres borrachos que golpeaban a las hijas y por suerte ya se marcharon de casa, quién sabe adónde, ojalá no saberlo nunca; del padre que le quitaba el trombón a su hija porque eso no era un instrumento para mujeres; del chamaco que nunca se levantaba de la cama antes de las 11 porque total para qué, que ahora estudia solfeo y que tiene en su estantería varias novelas de la colección Barco de Vapor y un par de libros de ayuda de Alcohólicos Anónimos. O la historia del chico de 15 años que recita los nombres de las pandillas, en orden de más a menos violenta, y que suele ensayar con su violín en el patio trasero de la casa.

-Ensayo cuando no está mi papá, porque se burla de mí.

Hasta hace poco, la iglesia de Santa Cecilia era el único punto de la colonia en el que algunos jóvenes podían juntarse para crear algo. El padre José Rentería animó a algunos grafiteros a que decoraran el templo -una nave de hormigón y ladrillo de techos muy altos, en la que los chavos pintaron murales, incluso detrás del altar: unas escaleras azules que suben al cielo-. Entre los jóvenes que tocaban la guitarra en misa y alguno más, formaron el primer grupo de música a principios de 2011. Alquilaron una habitación, buscaron un profesor y empezaron las clases de solfeo.

Veinte alumnos: ni un solo instrumento.

-Los de percusión golpeaban sillas y los de viento soplaban pedazos de mangueras -dice el maestro López.

En diciembre de 2011 aterrizó Isabelle de Boves, piloto de Air France. Vino a visitar a su tía Nicole, monja en la Colonia Guerrero, conoció al padre Rentería y se interesó por aquel grupo de jóvenes que estudiaba música.

En la Colonia Guerrero hay músicos sin instrumentos; en París hay instrumentos sin músicos, pensó.

De Boves convenció a músicos parisinos para que donaran sus viejos violines, clarinetes y saxofones; convenció a los lutieres de la rue Rome para que los repararan; convenció a sus colegas pilotos y azafatas para que cargaran instrumentos en cada vuelo a México. En cinco años ya han llegado 300: violines, violonchelos, saxos, clarinetes, trompetas, oboes… La Fundación Air France financió buena parte de la compra de un terreno y de los materiales para construir los edificios de la escuela. Las familias del barrio organizaron tómbolas, vendieron comida en la calle, pagaron cuotas, aportaron miles de horas de trabajo voluntario para levantar los tres pequeños edificios donde ahora están las aulas, el taller y la oficina. Alisaron el patio de tierra, extendieron un suelo de hormigón bajo techo para que ensayara la banda y plantaron jacarandas en todo el perímetro. En enero de 2015 inauguraron la escuela.

Las instituciones públicas de Oaxaca nunca respondieron a las peticiones de ayuda, dice López.

Todos los años llegan varios músicos y lutieres europeos, con el propósito de hacer cantera. En noviembre, el chelista vasco Iñaki Etxepare daba clases de cuerda y formaba a futuros reparadores de instrumentos: entre sus alumnos ya asoman los primeros músicos, profesores, lauderos. El taller de reparación y los conciertos de la banda dan ingresos. Quieren que la escuela pronto sea autónoma.

Por el momento, del barrio del vertedero, las pandillas, las drogas y los asesinatos, ha surgido una orquesta sinfónica.

Una banda en la catedral. A las siete de la tarde, el barrio desaparece en la oscuridad. Se encienden pocas farolas: caminamos de una mancha de luz amarilla hasta la próxima, pisando a ciegas la gravilla crujiente de las calles. Pasan chavales en moto, nos miran de arriba abajo. Pasa un mototaxi, pasan dos borrachos que saludan ceremoniosos, luego ya nadie, el silencio negro, los crujidos al pisar. De pronto el aire vibra con un crescendo de viento y metal: son trompetas y clarines, es Amanecer, la fanfarria inicial del Así habló Zaratustra, de Strauss. Estalla la orquesta completa -trombones, violines, violonchelos, clarinetes, los latidos animales del bombo-, y en el centro de la Colonia Guerrero, bajo el cielo tan estrellado de un barrio sin farolas, la escuela Santa Cecilia resuena como una nave a punto de despegar.

Cuando termina el ensayo, Camerino López se sienta agotado en una silla de la oficina, con el tupé revuelto y con la camisa blanca abierta dos botones. Este hombre de 33 años es un reconcentrado de energía: se mueve con la mandíbula prieta, con gestos rotundos y precisos -gestos de director de orquesta-, pero afloja una sonrisa y dice que no, que no está cansado, que para él este trabajo es un placer. Es el director artístico de la escuela, la abre por la mañana, la cierra por la noche, da clases, dirige la banda, atiende las preguntas de todos, conoce las historias familiares de cada uno.

-Algunos colegas músicos me decían que estaba loco, que cómo iba a instalarme acá, que esta colonia era muy peligrosa.

López es zapoteco. Nació en la Sierra de Juárez y a los 10 años empezó una trayectoria de clarinetista imparable: tocaba en la banda de su pueblo, luego estudió en el conservatorio regional, en la escuela de Bellas Artes en Oaxaca, en el Conservatorio Nacional de México. Pero resulta que no era imparable: se le acabó la beca y no tuvo dinero para seguir estudiando. Un día le ofrecieron el puesto de profesor en esta escuela de la Colonia Guerrero.

-El trabajo era pesado, los alumnos eran difíciles, se cobraba muy poco. Yo ganaba tres veces más como profesor privado en Oaxaca. Pero esta escuela tiene una identidad increíble, te da algo que no te da ninguna otra.

López admira el esfuerzo que sus alumnos dedican a los ensayos, la sensibilidad que desarrollan, los huecos que buscan para estudiar en entornos tan difíciles. Estos chavales reconquistaron las palabras: antes, cualquiera de ellos era sospechoso de pertenecer a una banda (callejera), ahora presumen de participar en una banda (musical). Y conquistaron espacios impensables: la banda ganó premios en festivales y recibió invitaciones para tocar en la catedral de Oaxaca, en el teatro Macedonio Alcalá o en el Hospital de la Niñez.

-Hay un chavo que era tremendo cuando llegó, muy violento. Pero vio que lo tratábamos con respeto, tomó confianza, empezó a tocar y ahora es uno de los mejores. No sé si lo conoces: tiene 13 años, toca la tuba.

«Cuando me dieron la tuba, empecé en serio». El de la tuba es Alberto. El que inhalaba disolvente y se dormía en la calle, escuchando violines y clarinetes. Ahora tiene 13 años. Es un chico de ojos negros profundos y sonrisa nerviosa, que se peina con una cresta revuelta. Viste una camiseta del Barcelona, pero es del Real Madrid.

-Es que la del Real Madrid es muy blanca, con la tierra se ensucia mucho.

Así que lleva la del Barcelona para mancharla sin preocupaciones.

Se mueve mucho cuando habla, se pasa las manos por los muslos, mira al cielo, mira al suelo. Vive con su mamá y sus hermanos -ninguno va a la escuela: se pasan el día en la calle con otros chavos-. No se acuerda de su papá, porque se marchó a Estados Unidos cuando él era muy chiquito. ¿A qué parte de Estados Unidos? No lo sabe. A veces platican por teléfono, pero no sabe dónde está.

A los 11 años Alberto dejó la escuela. Para conseguir un poco de plata, trabajó unas semanas en un aserradero.

-Lijábamos, atornillábamos, hacíamos un chingo de cosas. Era muy pesado y nos pagaban poco.

El sueldo se lo gastaba con sus amigos en las ferreterías, donde compraban «el tíner»: el thinner, un líquido para disolver pintura de esmalte. Contiene tolueno, alcohol metílico, xileno, cetonas, ésteres, hidrocarburos varios. Al inhalarlo, el cerebro se inunda de neurotransmisores que encienden el placer. El efecto dura unos minutos, luego el consumidor necesita otra oleada. Y las sustancias tóxicas van dañando el cerebro. Producen alucinaciones, apatía, falta de concentración, pérdidas de memoria, destrucciones neuronales irreversibles.

Alberto se reunía con otros chamacos de 11 o 12 años para inhalar disolvente y para imitar a los adolescentes de 14 o 16.

-Levantamos un crew.

Es decir: una pandilla de grafiteros, con algunos ritos copiados de las bandas mayores. Para ingresar, los aspirantes debían robar unas latas de pintura o soportar un chequeo: una paliza. Pasaban los días en un descampado, pintaban muros, fumaban, bebían, robaban en las tienditas del barrio, se peleaban con otras pandillas.

La pandilla es como una familia. Tú los cuidas y ellos te cuidan. Si te ataca algún cholo de otra pandilla, ellos te defienden. Si te sales, te quedas solo.

Hasta que un día Alberto se salió. Preguntó a un profesor cómo podía inscribirse en la escuela de música. Y no se quedó solo.

Ahora Alberto es uno de los cinco alumnos que reciben una beca completa de la escuela -otros 14 reciben una beca parcial, el resto de los 100 alumnos paga 60 pesos semanales, unos tres euros.

-Me cansé de la pandilla, me cansé de estar en la calle sin hacer nada. Quería hacer algo. Vine a la escuela y me gustó. Los maestros son buena onda, me hacen reír, me siento bien acá.

Alberto dejó el disolvente. Es un chico nervioso, habla atropellado, le cuesta concentrarse, no va a la escuela secundaria desde hace ya dos años. Pero todas las tardes entra a la escuela de música y toca la tuba durante horas, con los ojos clavados en el pentagrama. Su concentración en los ensayos es llamativa.

La música mejora la neuroplasticidad, explica la psiquiatra Lourdes Rodríguez, que estudia los efectos de los disolventes en los jóvenes y que estos días visita la escuela Santa Cecilia. La música multiplica las conexiones neuronales, mejora la concentración, las habilidades lingüísticas, la creatividad, la capacidad de estudio.

-Acá en la escuela me hacen trabajar demasiado -dice Alberto, y se ríe-. Yo nunca creía que iba a llegar a la banda, porque antes era muy relajista, me daba flojera estudiar y me quedaba en la cama. Pero cuando me dieron la tuba, entonces sí. Entonces empecé en serio.

Un día, sus compañeros de la pandilla lo esperaban a la salida de un ensayo.

La flauta de París. Patricia García tembló cuando le pasaron un instrumento.

-Me dieron una flauta para que la limpiara: ¡una flauta de 15.000 euros!

García es una mujer zapoteca de 25 años, cara ovalada como una luna de bronce, pelo negro muy liso y muy largo, sonrisa tímida y voz baja: hasta que habla de la flauta.

La flauta se la dieron en París, hace dos años. Para entonces, ella tocaba el clarinete y había hecho unos cursos de reparación de instrumentos en la escuela de la Colonia Guerrero, pero no veía futuro en la música: se ganaba la vida cuidando niños en Oaxaca, vendiendo cosméticos en una tienda, y preparaba la maleta para emigrar a Estados Unidos porque le habían ofrecido un empleo de cuidadora. Tenía el pasaporte listo. A última hora cambió el destino. Mallory Ferreira, una de las profesoras francesas que había impartido talleres de reparación en la escuela Santa Cecilia, quedó admirada con su habilidad y la seleccionó para un curso en el ITEMM, el Instituto Tecnológico Ruropeo de los Oficios Musicales, en París. La piloto Isabelle de Boves acogió a García en su casa.

Ahora sonríe al recordar su llegada a París: las primeras cuatro semanas para aprender un poco de francés, las estaciones de metro que memorizó para ir y venir, el miedo a no entender nada en las primeras clases.

-Había profesoras que echaban a algunos alumnos de su taller en el segundo o el tercer día, porque no daban el nivel. Eran muy estrictas. Yo tenía miedo de que me humillaran.

El diploma universitario consta de dos cursos: Patricia lo sacó en un año.

Su talento asombró a los profesores franceses y le abrió territorios inesperados: las empresas en las que hizo prácticas le asignaron las reparaciones más delicadas -como la flauta de 15.000 euros- y le ofrecieron contratos. Le pidieron que se quedara en Francia.

Pero eso habría sido una traición. A mí me dieron una oportunidad increíble para estudiar y yo tenía que volver acá, a la escuelita, con mis conocimientos.

García es ahora una reina sentada en el centro de sus dominios: el taller minúsculo de la escuela Santa Cecilia, con su mesa que parece un quirófano de guitarras abiertas, violines desmontados, tubas desenroscadas, pinzas, alicates, chapas, muelles y tornillos. Son los huesecitos que sólo ella sabe ensamblar en la posición exacta para que el animal suene perfecto. Ahora se agacha un poco sobre la mesa, concentra los ojos achinados y mete una cinta con luces por el tubo de un saxofón: cierra las teclas y confirma que no hay fuga de luz, que ya no habrá fuga de aire.

-A los alumnos no les cobramos la reparación. Pero si le dan un golpe al instrumento o si lo estropean por dejadez, entonces sí, les cobramos un precio simbólico para que aprendan. Ahí tengo un trombón con las varas estropeadas, el niño las forzó por jugar a lo bruto. Le cobraré 100 pesos (unos cinco euros) y le explicaré que en un taller normal le cobrarían 800.

Éste no es un taller normal: es un taller donde se reparan los instrumentos prestados a los músicos más pobres de Oaxaca, en el corazón de un barrio con fama negra al que muchos prefieren no entrar. Y al que de pronto empezaron a llegar los músicos profesionales de la región, con sus instrumentos más valiosos.

Vienen porque aquí trabaja Patricia García.

En noviembre le trajeron los oboes de la orquesta sinfónica de Oaxaca, para limpiarlos y ajustarlos. En enero le acaban de traer los saxos.

-A algunos músicos les da un poco de miedo, piensan que acá les van a robar -sonríe Patricia-. Me preguntan por qué no abro un taller en el centro de Oaxaca, me dicen que así ganaría más plata. Ellos nunca habían entrado en la Colonia Guerrero, pero yo ya los fui acostumbrando, ahora vienen mucho. Hace poco vino el flautista principal de la sinfónica: antes, cuando tenía que arreglar y limpiar la flauta, se la mandaba a un reparador que vive en Guanajuato.

Guanajuato está a 800 kilómetros. Pero para muchos habitantes de Oaxaca, la Colonia Guerrero, a 15 kilómetros, es un planeta mucho más lejano.

-Ahora la flauta me la trae a mí. Tampoco será para tanto, venir a la colonia, ¿no?

El taller, además de contribuir a los ingresos de la escuela, también está dando la vuelta a la fama del barrio.

-Los músicos de las orquestas y del conservatorio de Oaxaca vienen cada vez más a nuestra escuela, a dar clases, a reparar sus instrumentos. Incluso vienen alumnos de Zaachila, de San Bartolomé, de otros pueblos con mucho mejor nivel de vida, porque esta escuela tiene ya un prestigio y sus familias quieren mandarlos acá. Yo vine a vivir acá hace tres años y esto era un barrio muy pesado, con mucha violencia. Pasábamos miedo por las noches. Cada uno se quedaba en su casa. Ahora hay jóvenes estudiando, las familias se conocen en los conciertos y en las fiestas, hay una vida en común. Se ha tejido una red social.

Y lo mejor, dice García, son los chavales que encuentran un camino en la música.

-Hay uno que andaba siempre en la calle, era un chavo con muchos problemas, ahora toca la tuba. Tiene un talento increíble. ¿Te hablaron de él?

Un músico enroscado. Hablábamos de él: de Alberto.

Del día en que sus antiguos compañeros de pandilla lo esperaron a la salida de un ensayo.

-Querían que me fuera con ellos por ahí, como antes. Todavía me llaman algunas veces. Pero yo les digo que no puedo ir, que tengo que estudiar. Me respetan. Todo bien.

¿Alguna vez intentó convencer a alguno de la pandilla para que se inscribiera en la escuela?

-No, a ellos no les interesa nada. Están todo el rato drogados, se les bota la cabeza, se pasan todo el día en una cancha. Yo ahora estoy más tranquilo. Me siento afuera de los problemas.

Alberto está fuera de los problemas y dentro de una tuba. Literal: porque su instrumento es un sousafón, una tuba que se lleva enroscada alrededor del cuerpo, como una gran serpiente blanca, apoyada en la cintura y el hombro izquierdo.

Tiene 13 años, no va a la escuela secundaria y tampoco trabaja. Le da flojera levantarse temprano, dice, porque se acuesta a las nueve pero suele estar nervioso, con insomnio, dando vueltas en la cama, whatsappeando con sus amigos hasta la una o las dos de la mañana, y se levanta a las 10 o a las 11: ni modo de ir al colegio ni de buscarse un trabajo.

Alberto respira profundo con el diafragma, acumula el aire, hace vibrar sus labios en la boquilla, suelta el aire y va apretando las llaves. La tuba emite sonidos graves que retumban en la escuela.

Éste es el ejercicio que ahora le calma, el que le concentra, el que le enciende las sensaciones más poderosas.

-Buf, la tuba. La tuba es muy padre -dice, y le sale una sonrisa de emoción pura-. Cuando toco bien una pieza, se me pone la carne de gallina.

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