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España: Matronas crean un manual de educación sexual para desterrar la mutilación genital femenina

Europa/España/05 Enero 2020/Diario enfermero

Se estima que más de 140 millones de mujeres y niñas en el mundo han sufrido mutilación genital femenina. Una práctica que constituye una forma clara de discriminación contra las mujeres. Aunque es propia de países en África y Oriente Medio, persiste en las poblaciones emigrantes de Europa occidental, Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda. España es uno de los países que se ha convertido en destino de personas procedentes de países donde se practica, por esta razón, un equipo de matronas de distintos hospitales de Madrid y Asturias han elaborado un programa de educación interdisciplinar para que los profesionales sepan cómo prevenir y enfrentarse ante casos de mutilación genital femenina (MGF). Las profesionales sanitarias han centrado este programa en la educación sexual de mujeres que pueden ser víctima de esta práctica .

«Los profesionales sanitarios dedicados a la salud Materno-infantil son quienes están más en contacto con estas mujeres, tanto en Atención Primaria como en Atención Especializada. El profesional de  enfermería es el personal  sanitario  por excelencia destinado a la  Educación para la Salud (EPS)  y más concretamente, la matrona, quien acompaña a la mujer en todas las fases de su ciclo vital, pudiendo detectar casos de MGF durante el seguimiento del embarazo, en el momento del parto o incluso durante la realización de una citología para la detección precoz de cáncer de cérvix. Por eso creemos necesario contar con instrumentos que nos ayuden a mejorar nuestros conocimientos, actitudes y aptitudes para prevenir, detectar precozmente y tratar las complicaciones derivadas de la MGF en mujeres y niñas, así como intentar que esta práctica sea abandonada a nivel mundial», introduce Cristina González, matrona del Hospital Universitario La Paz de Madrid y una de las responsables del programa de Educación para la Salud que ha sido publicado en la Revista Metas de Enfermería.  

Situación en España

De acuerdo a los datos publicados en el estudio, en España se estima que unas 17.000 niñas podrían estar en riesgo de ser mutiladas. Además especifica que Cataluña y la Comunidad de Madrid son las regiones que cuentan con mayor número de mujeres procedentes de países en los que existe esta práctica. Ante esta situación, las matronas responsables de este programa de educación para la salud se centraron en la educación sexual, considerándola esencial para erradicar esta práctica. En primer lugar, el programa, especifica las consecuencias que tiene la MGF para las mujeres -con el objetivo de que quien lo imparta tenga las claves para identificar a las víctimas- y después se centra en dotar a las mujeres de los conocimientos, actitudes y habilidades para tener una vivencia positiva de su sexualidad.

Además, consideran esencial impartir este programa en un contexto adecuado «en las poblaciones en las que se realiza la MGF es frecuente que la sexualidad esté ligada a la vergüenza y la culpa. Por este motivo, la aproximación a la sexualidad no se podrá realizar en estos grupos directamente, sin un trabajo previo en otros campos que propicien un acercamiento continuo a la cultura, y posteriormente a la sexualidad y a la MGF. Para favorecer su abordaje, este tipo de programa ha de incluirse en grupos ya establecidos con otros objetivos como complemento a su formación. Debido a que la captación de mujeres víctimas de MGF es muy compleja, y más aún, tratar de forma directa el problema, es clave que realizarlo en un entorno donde ya exista cierta predisposición social, donde se aborden otras problemáticas de estas mujeres. Creemos que es importante llevarlo a cabo en grupos de encuentro de mujeres, en las que ya existe una sensibilización previa sobre discriminaciones sociales y roles de género», concreta la matrona e investigadora Cristina González.

Un programa de un año

El programa, que consta de seis sesiones, está proyectado para que se realice por tanto en un espacio cedido por una ONG colaboradora donde ya habrá un trabajo previo de acercamiento a estas mujeres. Cuenta con una periodicidad semanal y se ha previsto para que tenga una duración anual, donde en los 120 minutos de duración se hará un acercamiento a las mujeres que participen en él. Los temas que prevé son diversos, desde una introducción a la sexualidad en términos generales o talleres prácticos para que las mujeres conozcan su cuerpo.  Al terminar el taller las participantes deberán contestar un cuestionario de evaluación para que las responsables del programa evalúen con los indicadores del programa si ha resultado efectivo, si no fuese así, las responsables del programa de educación para la salud indican que se propondrán perspectivas de mejora. 

Una iniciativa esencial para erradicar una práctica que parece muy lejana pero cada vez está cobrando más presencia en nuestro país. A través de una herramienta muy útil y efectiva como es la educación sexual.»La educación sexual constituye una herramienta necesaria, privilegiada y útil para el abordaje de la prevención de las mutilaciones genitales femeninas y, por ende, la salud sexual. Hay que tener en cuenta claves interculturales sobre sus vivencias, sus circunstancias, sus necesidades, sus demandas y, por supuesto, sus formas de relacionarse y su sexualidad», concluye Cristina González.

Fuente: https://diarioenfermero.es/matronas-crean-un-manual-de-educacion-sexual-para-desterrar-la-mutilacion-genital-femenina/

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“Correr no es la solución. La ablación se erradica hablando con las comunidades”

Reseñas/África/07 Noviembre 2019/El país

La activista masai Nice Nailantei Leng’ete trabaja con Amref Salud África para conseguir que haya ritos alternativos del paso de la infancia a la madurez que no incluyan la mutilación genital femenina

Lo que nunca podría haber imaginado Nice Nailantei Leng’ete (Kimana, Kenia,1991) es que escapar dos veces al ritual de su ablación con ocho años salvaría a otras 17.000 niñas de ser mutiladas genitalmente. «Sabía que no quería que me lo hicieran a mí cuando veía como a otras chicas que eran circuncidadas las obligaban a dejar la escuela y las casaban enseguida; sabía que no podría hacer realidad mi sueño», cuenta la embajadora de la organización Amref Salud África, que trabaja para conseguir que haya ritos alternativos del paso de la infancia a la madurez que no incluyan la mutilación genital femenina. En su lugar, entregan libros y dan clases de educación sexual en la escuela para niños y niñas.

«Te despiertan a las cuatro de la mañana, te dan una ducha fría, con la que dicen te van a anestesiar para el ritual, y no puedes moverte, llorar o quejarte del dolor o avergonzarás a tu familia. Para huir, corrimos por el bosque porque no podíamos hacerlo por la carretera principal, hasta la casa de una hermana de mi madre y allí nos refugiamos hasta que nos hicieron volver». Así relata Nailantei Leng’ete como escapó la primera vez de la cuchilla junto a su hermana mayor. La segunda vez solo escapó ella. «Mi hermana me dijo: ‘No podemos seguir corriendo eternamente. La otra vez nos pegaron, a saber que más nos harán esta vez'», explica Nailantei Leng’ete que decidió refugiarse en casa de su profesora Caroline —»una fuente de inspiración para mí», comenta— hasta que tuvo la suficiente entereza para volver y enfrentarse a su abuelo con ocho años y decirle que no quería ser mutilada, una práctica que la alejaría de la escuela para siempre, y que la casaría con un hombre mayor que ella no había elegido.

De niña a mujer sin ablación y sin abandonar la escuela

Nice Nailantei Leng’ete es la única de su larga familia de hermanos, hermanastros y primos de su comunidad que tuvo acceso a una educación superior. No haber pasado por la emuatare, como llaman los masái al rito de pasar de niña a mujer con el filo de una cuchilla, le valió poder seguir estudiando, a pesar de que también le granjeó muchos recelos y malestar dentro de su entorno. «Ayudé a muchas chicas a huir de su ceremonia de mutilación porque sentía que así no sería la única señalada», explica la joven que en 2018 fue considerada por la revista TIME como una de las 100 personas más influyentes del mundo.

A pesar de que Kenia prohibió la mutilación genital femenina en 2011, el 21% de las mujeres del país entre 15 y 49 años han sido víctimas de la ablación. En la etnia masái, a la que pertenece Nailantei Leng’ete, el porcentaje aumenta hasta el 78%, siendo la etnia samburu, la más afectada, con un 86%. Después de plantarle cara a su abuelo, a esta joven huérfana de padre y madre desde los siete años, y galardonada con la Beca Mandela Washington 2016 para jóvenes líderes africanos, le llegó el turno de enfrentarse a los morans —el consejo de hombres jóvenes de su comunidad— los que después de un año empezaron a escuchar sus consejos, y le premiaron con un bastón negro, un distintivo que solo lo habían recibido hasta ese momento personas del género masculino. “A pesar de que he recibido muchos premios, es el que más ilusión me ha hecho, por ser un reconocimiento de mi misma comunidad”, explica con una sonrisa. «Necesitamos a los hombres para que nos apoyen a hacer el cambio. Los niños de hoy en el futuro serán maridos, padres y formarán la sociedad del futuro que debe pensar que eso no es lo correcto”.

En la etnia masái todas las grandes decisiones de una mujer las toma un hombre: cuando se mutila, cuando se casa, con quien contrae matrimonio, sí va a la escuela o si no. Pero Nailantei Leng’ete quería que esto cambiase, pero no huyendo, como hizo ella. “Correr no es la solución, la mutilación genital femenina hay que erradicarla hablando con las comunidades”, sentencia.

«Paciencia es una de las cosas que uno aprende cuando trabaja con el cambio de mentalidad en una comunidad; También el respeto: hay que permitirles hablar y expresarse. Los cambios no se producen en un día, hay que darle tiempo a la gente porque son cambios profundos», explica la activista, que subió al teatro Campoamor de Oviedo a recoger el premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional con el que Amref fue galardonado.

«Cuando hablas a la gente de las consecuencias de la ablación te dicen que es mentira, que no han visto a ninguna mujer con dificultades en su parto por haber sido mutilada, así que es necesario combatir los falsos mitos con hechos y datos», por lo que Nailantei Leng’ete propone, como una de las medidas para acabar con la mutilación genital femenina, la de dar una actividad alternativa a todos aquellos que viven de esta práctica, y que no sea su ingreso principal. «Es un trabajo integral para conseguir mejores resultados», asegura.

Nailantei Leng’ete, junto con Amref Salud África, ha comenzado un proyecto panafricano en el que, con la idiosincrasia de cada una de los distintos países, se actue para erradicar la ablación en Senegal, Etiopía, Tanzania, Uganda… “Con años de experiencia en el que el proyecto ha sido un éxito podemos ser ejemplo para otras comunidades», explica. Nailantei Leng’ete tiene siempre preparado un consejo que les da a cada una de las niñas que le ha venido a pedirle ayuda: «Podemos ser lo que queramos si lo soñamos. Nada podrá pararte, ve allí y brilla, consigue lo que sueñas”.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/10/29/planeta_futuro/1572353267_640467.html

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Un mapa con 11 historias para acabar con el estereotipo de niño pobre africano

Redacción: El País

Un viaje por África a través de reportajes que ayudan a replantearse las ideas preconcebidas negativas sobre la infancia del continente

Lo primero que se nos ocurre al pensar en los asentamientos informales de Luanda, la capital de Angola, es lo peligroso que son y en el triste destino de los niños que viven allí, aunque probablemente nunca hayamos pisado sus calles. Cuando hablamos de los menores esclavos de Benín, Togo y Gabón, pensamos que no van a poder disfrutar nunca de una existencia digna. ¿Y hay opciones para los pequeños de República Centroafricana que no quieran ser soldados o están condenados? Recopilamos aquí 11 historias que desmontan estos estereotipos asociados a África con ejemplos de lucha, valor y superación. Viajamos desde Kenia para conocer a niñas que han huido de la mutilación genital femenina, hasta Mozambique, donde un sistema para detectar el VIH puede revolucionar el diagnóstico; desde Nigeria, que está experimentando lo útil que puede ser un botijo, a Senegal, que ha celebrado una conferencia para recaudar casi 2.000 millones de euros para educación; pasando por Zimbabue, Tanzania, Uganda y Sudán del Sur.

ANGOLA: Mozart suena en los suburbios de Luanda

BENÍN: Los niños que hallaron la puerta secreta para salir de la esclavitud

El nuevo proyecto documental de la fotógrafa Ana Palacios describe lo que ocurre con miles de menores vendidos y explotados de Benín, Togo y Gabón cuando consiguen escapar de una vida de trabajo forzado

REPÚBLICA CENTROAFRICANA: El refugio de los que no quieren ser soldados

La isla de Longo se ha convertido en escondite para los pescadores de Haute-Kotto, una región de República Centroafricana donde los secuestros y el enrolamiento forzoso son habituales

KENIA: La huida de una práctica que han sufrido 200 millones de niñas

Cuatro mujeres jóvenes cuentan cómo es la vida después de haber logrado escapar de la mutilación genital femenina

MOZAMBIQUE: 50 minutos para saber si tu bebé tiene VIH

Una herramienta revolucionaria que reduce el tiempo de diagnosis de semanas a menos de una hora demuestra ser eficaz en la contención de esta epidemia en Mozambique

NIGERIA: El botijo que permite que las niñas nigerianas vayan a la escuela

Una española ha estudiado el mecanismo de una vasija similar llamada ‘pot in pot’ que se utiliza en África para conservar las verduras. Incluso refrigera los viales de insulina

SENEGAL: Ni un solo niño fuera de la escuela

La Conferencia de la Educación en Dakar ha sido un éxito: 1.860 millones de euros recaudados para los próximos tres años. Por primera vez aportan dinero China, Emiratos Árabes y Senegal. España dona tras la crisis y 50 países en desarrollo elevan su gasto al 20%. El impulso de Senegal y Francia ha ayudado

ZIMBABUE: Esta escuela es una basura

Un programa de la Unión Europea para mejorar los hábitos de higiene y la gestión de residuos en Zimbabue convierte a este colegio de educación primaria de Nyanga en un ejemplo de buenas prácticas

TANZANIA: Frenar agresiones sexuales con una bicicleta

Un programa de préstamos de transporte a pedales en Tanzania se ha convertido en una herramienta eficaz para evitar el abandono escolar y prevenir los abusos

SUDÁN DEL SUR: Más de 200 niños soldado son liberados en Sudán del Sur

Ganiko y Jackson [nombres ficticios], de 12 y 13 años, son dos de los 207 niños soldado que el martes 17 de abril fueron puestos en libertad por grupos armados en Sudán del Sur. Se espera que, a lo largo de los próximos meses, otros 1.000 abandonen los grupos armados que los secuestraron

UGANDA: Salir de la calle es posible

Esta es la historia de Kimuli Isaac, que pasó de una infancia en la mendicidad a ayudar, durante la última década, a más de 200 menores de Kampala, capital de su país, Uganda

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/12/20/planeta_futuro/1545320405_490421.html

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Así es ser niña en Chad, entre matrimonios forzosos y ablación

Por: Tiziana Trotta. 

Sifa Kaite, coordinadora del programa de protección a la infancia del Servicio Jesuita de Ayuda a Refugiados y Entreculturas en el país africano, habla de las principales amenazas para las más jóvenes

Sifa Kaite (República Democrática del Congo, 1982) quería ser abogada, pero un viaje a Sudáfrica trastocó sus planes. Conocer de primera mano la vida en los suburbios, la violencia a la que se enfrentaban día tras día sus habitantes, los abusos a las chicas le hicieron ver claro que lo que quería era dedicarse a defender los derechos humanos, en especial los de la infancia. Cambió una vida cómoda en Bélgica, donde se había mudado con su familia, por Chad, donde ya lleva cinco años y ahora coordina el programa de protección a la infancia de la ONG Entreculturas y el Servicio Jesuita de Ayuda a Refugiados.

“Todo empieza con los niños y niñas. Si podemos trabajar para mejorar su situación, la sociedad en su conjunto se va a beneficiar del cambio”, explica desde la sede de Entreculturas en Madrid, adonde ha venido para participar en la presentación del informe Niñas libres de violencia: derecho a la educación como garantía de igualdad.

Mudarse al país africano no fue fácil para ella. “Dejé atrás un entorno confortable y una manera de trabajar que conocía para asomarme a un sistema patriarcal, donde he encontrado muchos obstáculos por ser mujer y extranjera. Al principio fue muy complicado imponerme, pero creo que esto me ha fortalecido. Entendí que no hacía falta representar causas enormes para obtener lo que quiero: progreso hacia los derechos humanos”.

Kaite en la actualidad coordina las actividades de protección de la infancia de su organización en el este del país, en Gozbeida, Iriba, Guéréda y Koukou. En esta zona, viven alrededor de 430.000 refugiados huidos de la violencia de Darfur, en Sudán. Más de la mitad (58%) son niños. Más de una década después del estallido del conflicto, la situación de los refugiados sudaneses está a riesgo de convertirse en crónica. Los peligros para la infancia, explica la experta congoleña, son enormes, en especial para las niñas. Estas son víctimas de una discriminación doble, por ser mujeres y refugiadas, en un país que no se lo pone nada fácil: Chad es el séptimo peor lugar del mundo para ser niños, según la clasificación anual deSave the Children. Los chicos y chicas de distintas edades entrevistados para la preparación del informe de Entreculturas destacaron, en particular, siete amenazas para las niñas chadianas.

Matrimonio temprano

Solo en la región de Sila, donde se encuentra Gozbeida, un 37,5% de las mujeres entre 20 y 24 años, ya estaban casadas a los 15, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas. “Algunos creen que es la mejor opción para la niña y para la familia, una herramienta para controlar la sexualidad de la mujer y evitar que pueda deshonrar a sus parientes”, señala Kaite. La ley chadiana fija la edad mínima para casarse en 18 años, algo que las familias saben muy bien y, por eso, intentan esconder estas uniones. “Dicen que solo quieren designar al marido para que ningún chico se acerque a sus hijas, pero que el matrimonio no se consumirá hasta que ella alcance los 18 años. Es imposible comprobar lo que de verdad ocurre”. Estas prácticas, asegura, están muy arraigadas en la cultura y por eso son muy difíciles de erradicar. Otro obstáculo consiste en la falta de acceso a la justicia en algunas zonas del país, a pesar de que Chad haya firmado todas las convenciones internacionales sobre el tema. “Sin embargo, soy positiva”, dice Kaite. “Hace ya 15 años que las ONG tienen una fuerte presencia en el este del país y su trabajo de sensibilización contribuye a mejorar la situación”.

Matrimonio forzoso

“En el caso de las más jóvenes, obligarlas a casarse con alguien al que no han escogido es una clara vulneración de sus derechos, porque no tienen capacidad para dar el consentimiento”, indica, pero para las adolescentes hay más matices. “A veces mantienen una actitud pasiva, que se interpreta como un consentimiento implícito a casarse. No quieren a ese hombre, pero aceptan que su familia que lo haya elegido, que así es su cultura, que hay que casarse de todas formas”.

Sifa Kaite, coordinadora de Protección de la Infancia en los campos de refugiados de Chad del Servicio Jesuita de Ayuda a Refugiados y Entreculturas, posa en la sede de la ONG en Madrid.
Sifa Kaite, coordinadora de Protección de la Infancia en los campos de refugiados de Chad del Servicio Jesuita de Ayuda a Refugiados y Entreculturas, posa en la sede de la ONG en Madrid. ANDREA COMAS

Violencia sexual

Como en el caso de los matrimonios forzosos, ante este tipo de violencia se vuelve a presentar el problema del consentimiento. “Hace poco tuvimos el caso de una chica que estaba siendo cortejada por un coetáneo que quería mantener relaciones sexuales con ella. Un día salen a dar un paseo y acaban en casa de él, pero, una vez allí, ella se niega a acostarse con él, entonces el chico la fuerza. Es un caso claro de violación, pero el juez ha estimado que ella había dado su consentimiento por el simple hecho de haber ido a casa del chico, sabiendo lo que esto iba a suponer”. Este episodio no se reconoció como violación.

Tareas domésticas

Desde pequeñas, las niñas saben que van a tener que trabajar mucho para ayudar a la familia. Incluso aquellas que frecuentan la escuela: se levantan temprano para ocuparse del hogar, vuelven antes de clase para preparar la comida… No le queda tiempo para estudiar y pueden acabar abandonando los estudios. “Y la niña que no va a clase pierde la protección de la escuela y se enfrenta a un enorme riesgo”.

Negligencia

La negligencia puede manifestarse en muchas formas: los padres, por ejemplo, no llevan una niña al centro de salud a no ser algo extremadamente grave. O no le permiten estudiar, porque lo consideran una pérdida de tiempo. Pero también existe negligencia afectiva y, advierte Kaite, puede tener un coste muy elevado. “La niña que no beneficia de atención en el seno de la familia, la busca fuera. Allí está el peligro. Se dirige a los chicos y para ella recibir un halago de un chico significa mucho más. Por muy poco que reciba, puede dar mucho. Algunas incluso acaban en la prostitución”.

Mutilación genital femenina

Se estima que dos de cada cinco mujeres en Chad han sido víctimas de algunas formas de mutilación genital femenina, según datos de Unicef. “Los padres no tienen la sensación de estar llevando a cabo una violencia sobre su hija: es la cultura, la tradición, el rito para iniciarse a la edad adulta. Si no estás mutilada, no te puedes casar, es decir, que quedas fuera de la sociedad. No entienden por qué deberían dejar de hacerlo”, sostiene Kaite. El único argumento capaz de disuadirlos es el peligro que la ablación presenta para la salud.

Abandono escolar

En Chad, hay 193.872 niños y niñas refugiados en edad escolar, pero solo 86.000 están inscritos, según Acnur, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Hay muchos factores que pueden empujar una niña a dejar los estudios: el matrimonio, las tareas domésticas, el trabajo. Kaite lamenta que aún no se hable lo suficiente del impacto que tiene la higiene menstrual. Todas las chicas entrevistadas en los grupos de discusión para el informe admitieron que se sentían solas y avergonzadas durante los días del ciclo y que en ese período faltaban a clase. “Cada mes pierden cuatro o cinco días y van acumulando lagunas en el aprendizaje. Muchas creían que estaban enfermas. No saben qué es la menstruación porque nadie se lo ha explicado. Hablar de esto significa hablar de sexualidad y las madres son reacias a abrir la puerta a demasiada información. Cree que si las hijas conocen todo esto, igual quieren experimentarlo”. Para retenerlas en las aulas, explica la experta, es necesario fomentar la formación, incluyendo también a los niños y a los profesores. Entreculturas y el Servicio Jesuita de Ayuda a Refugiados también distribuyen productos de higiene como compresas y jabón, ya que muchas mujeres aún utilizan trapos viejos o trozos de colchón, lo que facilita las infecciones. En 2016, menos de una de cada cuatro escuelas chadianas disponía de servicios básicos de agua, algo que dificulta la gestión de la regla.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2018/10/10/planeta_futuro/1539166878_623646.html

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Andar 3.800 kilómetros por la independencia (de la mujer) en India

Por Ángel Martínez Cantera

 

En la primavera de 1930, Gandhi caminó 390 kilómetros hasta las orillas del Índico y de ella tomó un puñado de sal para «sacudir los cimientos del Raj Británico». La marcha a Dandi, o marcha de la sal, fue su ataque a la opresión extranjera basada en el expolio de los recursos locales. Medio millón de personas caminaron junto al Mahatma  —otros muchos le imitaron después— en la primera manifestación anticolonialista y germen de los movimientos de masas del siglo XX.

Despojada del yugo invasor, hoy India se enfrenta a una represión tan sangrante como el colonialismo. Pero el machismo, cuyas diferentes formas de violencia han hecho desaparecer a 63 millones de indias, no es un enemigo extraño, y sacudir las bases del patriarcado es un reto aun mayor. De ahí que la desconocida Srishtri Bakshi multiplicase los esfuerzos caminando 3.800 kilómetros para visibilizar el principal desafío de la india emancipada: la independencia de sus mujeres.

Srishtri Bakshi camina por las calles de Bombay. Su proyecto le llevó a recorrer India de punta a punta para hacer visible la inseguridad de la mujer en un país en el que se cometen una media de cuatro violaciones por hora.ampliar foto
Srishtri Bakshi camina por las calles de Bombay. Su proyecto le llevó a recorrer India de punta a punta para hacer visible la inseguridad de la mujer en un país en el que se cometen una media de cuatro violaciones por hora. ANGEL L. MARTÍNEZ CANTERA

“El problema es la falta de participación. Y caminar es la mejor forma de llegar al ciudadano de a pie”, explica Bakshi, de 30 años, quien reunió a mil personas en una marcha nocturna por las calles de Bombay en mayo de 2018, como ya hiciese en Delhi. Era la última de muchas realizadas por varias megalópolis indias y colofón de un viaje por todo el subcontinente. “Los recorridos de noche simbolizan que avanzamos hacia la meta de reconquistar las calles. Para que las mujeres vuelvan a casa sin miedo”, explica esta publicista afincada en Hong Kong desde hace un lustro. Hastiada de escuchar críticas por la falta de seguridad de la mujer en su país y, sobre todo, harta de la normalización de la violencia machista por sus paisanos —con una media de cuatro violaciones por hora entre 2007 y 2014— Srishtri Bakshi decidió dar el primer paso.

En septiembre del 2017 empezó el #BillónDePasosPorLaMujer desde Kanyakumari, en Tamil Nadul, estado al extremo sur, hasta Srinagar, capital de la región septentrional de Jammu y Cachemira. Ocho meses de recorridos de 25 kilómetros al día a través de 12 estados diferentes organizando más de cien talleres para 800 mujeres cada uno. Un trayecto en el que interactuó con 85.000 personas con el objetivo de mostrar las diferencias de género que afectan al país y empoderar a la mujer. “Hay que viajar para conocer la raíz de los problemas”, razona. Srishtri Bakshi se ayuda del ejemplo de un granjero que casaba a su hija de 12 años ante su incapacidad para protegerla de los jóvenes solteros de la aldea. “Este hombre reconocía que era un error. Pero no podía trabajar el campo para alimentar al resto de su familia por miedo a que su hija fuese asaltada”.

Muchas lacras que amenazan a la población femenina tienen su raíz en tradiciones enquistadas en la India rural

La sociedad india se conciencia de las diferentes formas de violencia contra la mujer poco a poco. Sin embargo, junto a los obstáculos que suponen el desbordamiento judicial y la falta de inversión social, muchas de las lacras que amenazan a la población femenina tienen su raíz en tradiciones enquistadas en la India rural. De esa mentalidad patriarcal nacen el aborto selectivo de fetos femeninos, el matrimonio infantil, los ataques con ácido, la violencia ligada a la dote matrimonial o la mutilación genital femenina. Males, todos ellos, vinculados a la extrema dependencia de la mujer en todos los ámbitos.

Para contribuir a su emancipación, el proyecto de Srishtri Bakshi apostó por la educación digital y financiera con el patrocinio de Empower Women. El programa de ayudas de la agencia de Naciones Unidas para la Mujer tiene como objetivo que las mujeres consigan su mayor potencial económico transformando a los propios ciudadanos en defensores, agentes de cambio y líderes dentro de sus comunidades. “El acceso a Internet en los pueblos es reducido. Pero no es tanto ese el problema, sino cómo dedican el tiempo”, explica Bakshi, que sienta su idea en un estudio que demuestra que la población rural de India pasa una media de cuatro horas en la Red, duplicando la media en las ciudades. “La mejor educación digital, unida a nociones financieras para que se conviertan en emprendedoras, es su camino a la independencia”, resume.

A Bakshi no le faltan ejemplos del beneficio económico de la educación digital tras ocho meses pateándose la geografía india e impartiendo talleres sobre salud, higiene, liderazgo, derechos de la mujer e igualdad. Cuenta el caso de Suchitra, quien consumía miles de vídeos de cocina por YouTube. Tras años de violencia doméstica, abandonó su Bengal Occidental natal para montar un exitoso restaurante en su nueva residencia, desde donde incluso envía dinero a su familia. O el de la joven que no podía salir de casa en Tamil Nadul. Aprovechando su aislamiento y algunas nociones de costura, Sheeba Rishi enviaba fotos de sus telas a sus amigas por WhatsApp. En pocos meses, el grupo llegó a tener unos 1.500 miembros y las ventas le han permitido abrir su propio negocio con un capital que alcanza hoy los 4.000 euros.

Srishtri comenzó su marcha hace ocho meses en Tamil Nadul, al sur de India, y completó un total de 3.800 kilómetros hasta llegar a Jammu y Cachemira, al norte del país.ampliar foto
Srishtri comenzó su marcha hace ocho meses en Tamil Nadul, al sur de India, y completó un total de 3.800 kilómetros hasta llegar a Jammu y Cachemira, al norte del país. EQUIPO DE CROSSBOW MILES

“Ante un centenar de mujeres en Cachemira, una joven musulmana dijo que ya no tenía miedo de que su padre la casase porque ahora sabía hacer negocios por Internet y quería ser independiente”, explica Bakshi sobre uno de los últimos talleres que hizo antes de acabar su viaje por el subcontinente. En cierta forma, nunca caminó sola. Además de los cientos de personas que la acompañaron en algunos trayectos, la publicista y su equipo crearon una aplicación móvil para fomentar la imprescindible participación. “Aunque sé que mucha gente quería contribuir, no podía esperar que dejasen sus rutinas de lado para caminar conmigo durante 230 días. Así que buscamos una solución millenial para involucrar a todos”.

CrossBow Miles ofrece acceso virtual a diferentes proyectos que ayudan a la emancipación de la mujer. La aplicación digital permite a los usuarios promocionarlos caminando para ellos. “Por ejemplo, cada 50.000 pasos ayudan a la educación de una niña. Es un apadrinamiento virtual orientado a la sensibilización. Cuando los particulares completan sus retos, les enviamos un resumen visualmente atractivo en vez de los tradicionales y largos informes anuales que, normalmente, nadie lee”, explica Srishtri Bakshi.

Acabado su periplo por el país en un viaje en el que, según ella, ha “aprendido más de lo que ha podido enseñar”, la publicista vuelve a su trabajo en Hong Kong, pero no da por terminada su andadura. Su organización ayudará a los proyectos y reforzará la participación gubernamental. “Vamos a presentar al Gobierno una propuesta de soluciones locales a los problemas existentes porque hay muchos funcionarios de las zonas rurales que quieren ayudar en la medida sus posibilidades. Aún queda mucho camino por recorrer”.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2018/08/06/planeta_futuro/1533551211_912842.html

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La autoridad religiosa de Egipto promulga una fatua en contra de la mutilación genital femenina

Egipto/16 de Junio de 2018/El Mundo

Toda una vida contra la mutilación genital femenina

El organismo dice que se trata de un «deber religioso» erradicar la ablación por su «impacto negativo en el bienestar físico y psíquico» de las mujeres

El país encabeza la clasificación mundial de población sometida a esta práctica por delante de Etiopía o Nigeria

Tiene apenas 12 años pero hace unas semanas sufrió el desgarro de la mutilación genital femenina, una práctica común todavía entre musulmanes y cristianos egipcios a pesar de arrastrar una década de prohibición. Su caso ha terminado en los tribunales después de una fuerte hemorragia y ha obligado a una de las principales autoridades musulmanas del país a promulgar una fatua (edicto religioso) que la declara como una intervención no islámica en respuesta a algunos clérigos que la consideran «una necesidad».

«La fiscalía general de Egipto ha abierto una investigación al doctor que supuestamente realizó la mutilación general a la niña en la provincia de Sohag [a unos 400 kilómetros al sur de El Cairo]», confirma a EL MUNDO Suad Abu Dayyeh, investigadora de la organización Equality Now. La menor tuvo que ser atendida de urgencia en un hospital tras sufrir una hemorragia. Una decena de organizaciones locales han presentado una demanda en los tribunales exigiendo el inicio del ajuste de cuentas.

La alarma ha llegado hasta las autoridades religiosas. El Dar el Ifta -un organismo oficial responsable de publicar edictos religiosos- ha indicado públicamente que la ablación no está mencionada en la legislación islámica y que se trata de «un deber religioso» erradicarla por «su impacto negativo en el bienestar físico y psíquico» de la población femenina.

«Esta práctica no tiene origen religioso. Procede de tradiciones y costumbres heredadas. La mayor prueba de que no es una obligación para las mujeres es que el profeta Mahoma no circuncidó a sus hijas», arguye el comunicado de la organización en respuesta a las fatuas (edictos religiosos) difundidos por algunos miembros de la Universidad de Al Azhar, con sede en El Cairo, defendiendo que la mutilación es una necesidad religiosa basada presuntamente en «hadices» (dichos y hechos del profeta).

A juicio de la entidad, la ablación ha sido practicada durante siglos por algunas tribus árabes «conforme a unas circunstancias que han cambiado». Dar el Ifta presenta como razones «la investigación científica de organizaciones de salud internacionales y acreditadas instituciones médicas que demuestran las consecuencias negativas de la mutilación» y alerta contra quienes promulgan edictos sin tener conocimientos médicos o religiosos. «Prohibir esta práctica es la decisión más adecuada y consecuente con la sharia (legislación islámica)«, agrega la nota.

Egipto encabeza la clasificación mundial de población sometida a ablación por delante de Etiopía, Nigeria o Indonesia. Una de cada cinco mutiladas reside en la tierra de los faraones, según Unicef. En total, 27,2 millones de mujeres mantienen fresco el recuerdo de la jornada en el que se convirtieron en víctimas. La sensibilización ha comenzado a cosechar sus frutos. Según datos estatales, el 92,3 por ciento de las egipcias casadas con edades comprendidas entre 15 y 49 años ha sufrido la práctica. La encuesta de demografía y salud de 2014 muestra una caída en la prevalencia entre los 15 y 17 años de edad del 13 por ciento respecto a la de 2008.

La práctica está más extendida en las zonas rurales, donde -según un estudio del ministerio de Salud- el 96 por ciento de las menores de edad ha sufrido la ablación frente al 85 por ciento de las zonas urbanas. A pesar de la prohibición y las campañas educativas, aún existen muchas voces que siguen justificando la práctica. En 2016 el médico Ahmed el Tahawi, por aquel entonces miembro del comité de Sanidad del Parlamento egipcio, defendió la necesidad de la ablación. El diputado aseveró: «cuando dejamos a la mujer sin circuncisión, esa zona de su cuerpo se contamina además de causar un estado no deseado de excitación sexual que podría originar graves problemas».

Los valedores de la mutilación -que, entre los países musulmanes de la región, solo está arraigada en Egipto y Sudán- aseguran que se trata de una practica religiosa que reduce la libido de las mujeres, preserva su virginidad hasta el matrimonio y elimina cualquier tentación de adulterio. Dar al Ifta subraya que la ablación sigue vigente «como normal social en las zonas rurales y más empobrecidas» del país. «En el islam proteger el cuerpo de cualquier daño es un deber. Si los padres consienten que sus hijas se sometan a esta horrenda cirugía, deberían ser castigados», asevera el organismo.

«Es bueno que se siga recalcando que no se trata de una exigencia religiosa. La práctica aún está en vigor y es llevada a cabo por quienes deberían cuidar de la población como médicos y enfermeras», indica Abu Dayyeh, empeñada en llevar ante la justicia a los facultativos que la realizan en la clandestinidad de clínicas privadas o viviendas particulares, en terribles condiciones higiénicas.

Una realidad que hace dos años llevó al Gobierno a endurecer la ley aprobada en 2008 multiplicando las penas de cárcel por efectuar la ablación. La norma elevó el castigo, de los entre tres meses y dos años de prisión previos a los entre cinco y siete años. Una de las últimas tragedias que impulsaron la reforma legislativa se produjo en 2013 cuando Soheir, una niña de 13 años perdió la vida tras someterse a la ablación. Por primera vez desde la prohibición, el doctor fue juzgado y condenado a dos años y tres meses de prisión.

Fuente: http://www.elmundo.es/internacional/2018/06/11/5b1e6483e5fdea56238b4652.html

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No hay tiempo que perder contra la mutilación genital femenina

Por: Will Higginbotham y Tharanga Yakupitiyage

 

Más de 200 millones de mujeres sufrieron algún tipo de mutilación genital y todavía hay muchas más en peligro de padecer la práctica que pone en riesgo no solo a la persona afectada sino a comunidades enteras.
La prevalencia disminuyó en el mundo, pero nuevos datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) prevén que cualquier avance logrado podría desaparecer porque hay 68 millones de niñas en peligro de sufrir mutilación genital en 2030. Los datos se conocieron en el marco del Día Internacional de la Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina (MGF), conmemorado el 6 de febrero.

“Los nuevos datos significan que la práctica amenaza la vida y el bienestar de más mujeres y niñas de las que se pensaba al principio”, dijo a IPS la coordinadora del Programa Conjunto UNFPA-Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) sobre la MGF, Nafissatou Diop. “Tu y yo y la vecina pueden verse afectadas”, indicó. La MGF, a veces llamada circuncisión o corte, suele practicarse por motivos religiosos, personales, culturales y dentro de los rituales de iniciación de las adolescentes a la vida adulta. Según el UNPFA, la mayoría de los casos afectan a niñas pequeñas y hasta los 15 años. El aumento de casos “en riesgo de sufrir la MGF” se debe, en parte, al crecimiento de la población en países donde es una práctica común, principalmente el norte y oeste de África, Medio Oriente y algunas zonas de Asia.

Solo en Egipto, más de 90 por ciento de las mujeres fueron mutiladas. Tanto Unicef como UNFPA denunciaron la MGF por considerarla una “violación de los derechos humanos” y una “práctica cruel” que inflige un daño emocional y afecta a las personas más vulnerables de la sociedad. “Es inadmisible que 68 millones de niñas se agreguen a las 200 millones de mujeres y niñas que ya soportaron la MGF”, subrayó.

Daño que cambia la vida

La MGF puede dejar traumas de por vida, como problemas urinarios y vaginales, mayor riesgo de complicaciones durante el parto y trastornos psicológicos como depresión, ansiedad, estrés postraumático y baja autoestima. La directora ejecutiva de la división de derechos de las mujeres de Human Rights Watch, con sede en Nueva York, Liesl Gerntholtz, dijo a IPS que era “inaceptable” que hubiera 68 millones de casos. “Es una violación de los derechos humanos fundamentales que puede arruinar la vida vida de las niñas”, alertó. “Es común que no puedan opinar, en la infancia ¿qué pueden decir?”, acotó. “No trae beneficios para la salud de las mujeres cortadas, y tiende a verse en esas sociedades que no tienen igualdad de género. Es una práctica arraigada en la desigualdad de género”, remarcó Gerntholtz.

MGF expresión de desigualdad de género

Gerntholtz subrayó que para hacer frente a la mutilación genital femenina, la comunidad internacional debe atender no solo la práctica misma, sino la cuestión más general de la arraigada desigualdad de género. “Como comunidad internacional, podemos luchar contra la MGF no solo apoyando iniciativas específicas vinculadas a ella, sino también mirando de forma holística la desigualdad de género en esas regiones e invirtiendo en programas que apoyen los derechos y la educación de las niñas; y la educación de la comunidad, también es clave”, explicó. Por su parte, la directora ejecutiva de UNFPA, Natalia Kanem, coincidió, y recordó que el mundo ya sabe qué hacer para afrontar el problema.

“Sabemos qué funciona, inversiones dirigidas destinadas a cambiar normas sociales, prácticas y vidas”, precisó. “Cuando se hace frente a las normas sociales de pueblo en pueblo, cuando hay acceso a la salud, a la educación y a servicios legales, cuando las niñas y las mujeres están protegidas y empoderadas para alzar su voz”, añadió. El cambio viene particularmente del ámbito comunitario. Latifatou Compaoré, de 14 años, se volvió una luchadora contra la práctica tras conocer la experiencia que había sufrido su madre por la MGF. “Me contó que una de las niñas a la que habían cortado el mismo día que a ella, habría sufrido problemas graves y murió de una hemorragia que nadie pudo parar”, relató en entrevista con el UNFPA. “Cuando se convirtió en madre, se prometió a sí misma que si tenía niñas, nunca las cortaría; y cumplió con su palabra”, añadió. En los países donde trabajan Unicef y el UNFPA, unas 18.000 comunidades rechazaron la práctica y muchos otros tomaron medidas legales para prohibirla.

Por ejemplo, después de que Kenia prohibió la MGF en 2016, el número de casos cayó de 32 a 21 por ciento.

Se necesita una acción acelerada

Pero no bastan las leyes ni los compromisos de palabra, observó el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres. “Sin una acción concertada y acelerada, vemos que otras 68 millones de niñas pueden sufrir esa práctica dañina”, alertó. Diop también reclamó más esfuerzos para destinar fondos y recursos humanos a esta lucha. La meta de frenar la MGF tiene un lugar destacado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Su inclusión se consideró un reconocimiento de las vastas consecuencias que tiene la MGF, que van más allá del impacto individual e incluye un impacto social y económico para comunidades enteras. “No se puede lograr el desarrollo sostenible sin el total respeto de los derechos humanos de mujeres y niñas”, reza la declaración de Guterres.

El secretario general pidió a los gobierno que aprueben y apliquen las leyes que protegen los derechos de niñas y mujeres y eviten la mutilación genital. También anunció una nueva iniciativa de la ONU llamada “Iniciativa Spotlight”, que procura crear una fuerte asociación para poner fin a todas las formas de violencia contra mujeres y niñas. “Cuando está en juego la dignidad, la salud y el bienestar de millones de niñas, no hay tiempo que perder”, remarcó. “Juntos podemos y debemos terminar con esta práctica perjudicial”, añadió Guterres.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=238209

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