Page 2 of 9
1 2 3 4 9

OVE reportaje: Juan Carlos Sánchez Antonio. Pensamiento Descolonial

Reseña el Reportaje: Selene Kareli Zepeda Pioquinto

“Actúa de tal manera que contribuyas a la conservación y perpetuación del orden cósmico de las relaciones vitales evitando todo trastorno del mismo”.

Este jueves 11 de febrero, la Alianza Pedagógica Social Internacional conformada por la CEIP-Histórica de Argentina, MAEEC-CLACSO de México, KAVILANDO de Colombia, MASA CRÍTICA de Panamá, RED GLOBAL GLOCAL por la Calidad Educativa de América Latina, SAVIA de Paraguay, Universidad de Panamá, CIPCAL de América Latina, KAICHUK MAT DHA de México, EMANCIPACIÓN de Chile, Mujer Pueblo Magisterio-CNTE-Durango de México, el Centro Martin Luther King de Uruguay y CII-OVE de Venezuela, cerró el Ciclo de Pensamiento Descolonial con la conferencia del Dr. Juan Carlos Sánchez Antonio.

En la moderación de la jornada estuvieron: María del Carmen López Vázquez y Jorge Orozco León.

El Dr. Juan Carlos inició su disertación citando el siguiente párrafo, mismo que se encuentra en el Informe Cambio Climático, 2014, presentado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC): “El Informe síntesis destaca que disponemos de los medios para limitar el cambio climático y sus riesgos y de muchas soluciones que permiten el continuo desarrollo económico y humano. Sin embargo, para estabilizar el aumento de la temperatura por debajo de 2 °C respecto de los niveles preindustriales será necesario un cambio radical y urgente del statu quo. Además, cuanto más esperemos a actuar, mayor será el costo y los desafíos tecnológicos, económicos, sociales e institucionales que enfrentaremos”. En este sentido, destacó la importancia de las epistemologías y filosofías del sur global como pensamiento decolonial y radical para hacer frente a ese cambio climático, como camino a ese urgente y necesario statu quo.
Enlace del informe: https://www.ipcc.ch/site/assets/uploads/2018/02/SYR_AR5_FINAL_full_es.pdf

De tal manera, el ponente se centró en dos aspectos fundamentales que fue desagregando: el calentamiento global devastador de la Madre Tierra y, el pensamiento de los pueblos originarios para hacer frente a este.
En su retórica, señaló cuatro elementos que nos han llevado a la crisis civilizatoria, misma que propician el despojo de territorios e identidades: 1) el modelo de producción capitalista, 2) la modernidad como un proyecto cultural ideológico que impulsa la expansión de los valores occidentales, 3) el patriarcado, y, 4) el cristianismo invertido. Siendo inminente superar estos cuatro elementos que llevan a la explotación de los bienes naturales.

Asimismo, el Dr. Sánchez Antonio refirió que, el capitalismo nos está llevando a la sexta extinción de la vida en el planeta; por tal, lanza la pregunta “¿de dónde vamos a tomar elementos para cambiar el statu quo?”, apuntando como ejes clave a la pedagogía, filosofía, política, economía pero con una perspectiva del sur global, escuchando lo que los pueblos andinos, mesoamericanos, turcos, indochinos tienen por decir y compartir, en palabras del doctor mirar “aquellas [culturas] que se ven como limitantes para el desarrollo de la humanidad”.

Por lo antes mencionado, Juan Carlos Sánchez enunció dos vías para hacer de las epistemologías del sur, del pensamiento decolonial, el nuevo statu quo. La primera es planteada por Slavoj Žižek, quien señala que se requiere una situación límite que en el caos lleve al cambio radical, y la segunda, es retomando ideas de Carlos Marx, en donde se recupere la propia historia ―la historia de los pueblos originarios― para diseñar el futuro; siendo Juan Carlos más partidario de la segunda vía, en la cual se requiere retomar la historia propia, la ontología de esos valores que han sido silenciados, para de esta forma, enriquecer un pensamiento que sirva de brújula.
“Tenemos que re-encantarnos con la naturaleza. Hemos perdido la espiritualidad que teníamos con las plantas, con los animales, con la madre tierra”.

Destaca en su participación que, no hay desmeritar la ciencia su actualidad, pero, hay que generar un nuevo criterio de los valores indígenas, de la ciencia y la tecnología y colocarlos al servicio de la humanidad no del capital. Impulsar nuevos criterios éticos, políticos y estéticos que nos permita poner a la modernidad al servicio de la humanidad, del planeta, no del capital.

“Cuando el conocimiento se pone al servicio de la vida se llama sabiduría”.

El doctor Juan Carlos nos invita a abrirnos al pensamiento descolonial, a volver a mirar los diez mil años de cultura que nos anteceden, pero ya no desde la perspectiva occidental, sino cada cultura desde su propia historia, dando lugar a la pluralidad de culturas que existe a nivel global; de tal manera, habría que generar una integralidad no una totalidad, la integralidad da la posibilidad de coexistir sin poner a uno sobre otro.

Finamente, nos convoca a reflexionar el aspecto teórico del pensamiento descolonial y a accionar llevando a lo cotidiano lo que el mismo implica. Un ejemplo estuvo enunciado en el rescate y preservación de las leguas originarias, el cultivo de nuestros alimentos (soberanía alimentaria), las alianzas económicas entre comunidades cercanas (trueques), así como la lucha social: “no es suficiente emitir un discurso como el que ahorita di, es indispensable generar conciencia. Es importante descolonizar y conocer esas otras culturas a través de diversas estrategias”.

Asimismo, Señala que, se requieren crear nuevos proyectos civilizatorios, los cuales implican movilizaciones, luchas de los pueblos originarios desde lo local, regional, nacional e internacional; crear redes internacionales para apostar por la transformación política donde ya no sea posible el capitalismo, poniendo al centro la vida, la Madre Tierra, donde los cuidados sean mutuos, recíprocos, no acciones para el bien meramente personal.

Que la vida sea criterio de vida. Que la acción pedagógica, política, comercial cree condiciones para la conservación de la vida, para ello se requiere descolonizar el pensamiento.

 

Comparte este contenido:

Calendario ecológico 2021: estas son las fechas más importantes para el medio ambiente

Desde el día mundial de la educación ambiental en enero hasta el de las montañas en diciembre, el calendario ecológico anual está lleno de fechas conmemorativas para atraer la atención sobre los problemas del medioambiente y sensibilizar a la población mundial.

El día mundial de la nieve inaugurará el calendario ecológico de 2021 el próximo martes 19 de enero: es la primera fecha relevante de un almanaque lleno de efemérides convocadas por la ONU u otras instituciones internacionales para promover mayor armonía y más respeto de la sociedad por la Naturaleza.

El mismo mes de enero, el día 26 se dedica a la educación ambiental y, el 28, a la reducción de las emisiones de CO2.

Febrero cuenta con tres días consecutivos de interés: el 1, coincidiendo con el fin del período cinegético, rinde tributo al galgo, la raza de perro que sufre más maltratos y abandonos en España; el 2, fija el día mundial de los humedales y, el 3, el día mundial sin pajita, para sensibilizar sobre la contaminación por plásticos.

/ EFE Verde

(Puede hacer clic aquí para ver en alta calidad el calendario de días ambientales de EFEverde)

A ellos hay que sumar el 10 de febrero otra jornada mundial: la de las Legumbres para concienciar sobre sus beneficios nutricionales y medioambientales en la producción sostenible de alimentos.

Ya en marzo y bajo el lema ‘Garantizar el sostenimiento de la vida en la Tierra’, el 3 celebra el día mundial de la vida silvestre; el 5, el de la eficiencia energética; el 21, el de los bosques, el 22, el del agua y el 28 cierra el mes con la ‘Hora del planeta’ convocada anualmente por WWF para concienciar a la sociedad con un apagado general de la iluminación.

En abril, destacan el 17 como día de la lucha campesina y el 22, el dedicado a la Madre Tierra.

Mayo es otro mes con mucha actividad, pues el segundo sábado se festeja el día mundial de las aves migratorias; el 17, el del reciclaje; el 20, el de las abejas y el 22, el de la diversidad biológica.

Mención aparte merece el 21 de mayo, día europeo de la Red Natura 2000, insituido por la Unión Europea gracias a una iniciativa de la sociedad civil desarrollada por la ong SEO/BirdLife y Agencia Efe, a través de su plataforma de información medioambiental Efeverde, desarrollada en el programa Life Activa Red Natura.

Ya en junio, el 3 es el día de la bicicleta y el sábado 5, el día mundial del medioambiente, la fecha ecologista más destacada del calendario oficial de las Naciones Unidas y que, desde 1974, se ha convertido en motivo de celebración para gobiernos, empresas, instituciones y ciudadanos.

El 8 de junio nos ofrece el día mundial de los océanos; el 17, el de la lucha contra la desertificación; el 18, el de la gastronomía sostenible y, finalmente, el 28, el de los árboles.

El medioambiente nunca toma vacaciones, así que el 3 de julio celebramos el día internacional sin bolsas de plástico; el 7, la conservación del suelo y el 26, la de los manglares, mientras que, en agosto, el 9 está dedicado a los pueblos indígenas y el 29, fijado contra los ensayos nucleares.

El 7 de septiembre se festeja al aire limpio y el cielo azul; el 16, a la capa de ozono; el 22 es el día europeo sin coches y, el 24, el mundial marítimo.

De octubre cabe subrayar el 5, como día mundial del hábitat; el 13, para concienciar sobre la reducción de desastres naturales; el 15, para agradecer a las mujeres rurales su papel en la agricultura y el suministro alimentario y el 31, como jornada mundial dedicada a las ciudades.

Ya en noviembre, la ONU dedica el 5 a concienciar sobre tsunamis; el 6, como día internacional para prevenir la explotación del medioambiente en la guerra y los conflictos armados y el 19 es el día del retrete, reconociendo su rol fundamental para lograr el ODS número 6: agua y saneamiento para todos en 2030.

Por último, el 5 de diciembre es el día mundial del voluntariado y también el del suelo y el 11, el de las montañas.

Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/medio-ambiente/calendario-ecologico-2021-estas-son-las-fechas-mas-importantes-para-el-medio-ambiente/

Comparte este contenido:

Destrucción de hábitats y pandemias: enseñanzas de 2020 sobre nuestra relación con la naturaleza

¿Hemos aprendido algo en 2020 sobre la relación que tiene la destrucción de la naturaleza y la aparición de pandemias? Puede que aún sea muy pronto para responder a esta pregunta, pero los expertos lo tienen claro: si seguimos destruyendo hábitats a la velocidad a la que lo estamos haciendo, la del Covid-19 no será la última pandemia a la que nos tendremos que enfrentar.

Tras un 2019 marcado por marchas contra el cambio climático en todo el planeta, 2020 llegó con decenas de planes y objetivos para la agenda ambiental: comenzaba la década de la ONU de Acción para el Desarrollo Sostenible y Cambio Climático; en octubre se iba a celebrar la cumbre mundial sobre biodiversidad en la ciudad china de Kunming; y en noviembre casi 200 países se tenían que reunir en Escocia durante la COP26, la cumbre sobre cambio climático de la ONU, para ratificar y aumentar sus ambiciones para conseguir el objetivo del Acuerdo de París de 2015 de mantener las temperaturas globales por debajo del 1,5 grados con respecto a la era preindustrial.

Pero la pandemia de Covid-19 supuso un frenazo en seco y todo quedó pospuesto hasta 2021. Las agendas de los gobiernos se centraron en tratar de controlar un virus que se expandía a gran velocidad por el planeta y los presupuestos se desviaron a planes de ayuda y rescate de familias y negocios, que vieron cómo sus ahorros y modos de subsistencia se desvanecían a raíz de los cierres y confinamientos impuestos.

Dos fotos de los Alpes italianos muestran el antes y el después de la contaminación del aire en Milán, Italia. La primera fue tomada el 8 de enero, antes de la pandemia, y la segunda el 17 de Abril de 2020.
Dos fotos de los Alpes italianos muestran el antes y el después de la contaminación del aire en Milán, Italia. La primera fue tomada el 8 de enero, antes de la pandemia, y la segunda el 17 de Abril de 2020. © REUTERS / Flavio Lo Scalzo

Estas restricciones obligaron a hacer una pausa y a bajar el ritmo de vida frenético, a reducir los viajes y el consumo desenfrenado a los que una parte de la población está acostumbrada, sobre todo en países industrializados. De ahí que un grupo de científicos haya denominado a esta época entre marzo y mayo de 2020 como ‘antropausa‘. Una palabra que surge de la combinación del prefijo griego antropo, que significa humano, y pausa.

Una reactivación basada en la naturaleza es necesaria para garantizar nuestra supervivencia

No sabemos si los cambios en los modos de vida a los que hemos tenido que adaptarnos durante estos meses serán duraderos, pero lo que sí está claro es que el patrón de crecimiento y desarrollo económico que la mayoría del planeta tiene como modelo es insostenible ambientalmente. Una economía basada en la quema de combustibles fósiles y en la destrucción de hábitats —ya sea por deforestación, pesca ilegal, sobreexplotación de recursos o la introducción de especies invasivas— acelerará el cambio climático, el calentamiento global y la aparición de nuevas pandemias en el futuro.

Según la ONU, dos tercios de las enfermedades e infecciones que estamos viendo, y que cada vez son más comunes, provienen de los animales silvestres, así que la protección de estos y de sus hábitats originales es esencial para que se mantengan alejados de los humanos.

La directora ejecutiva de ONU Medio Ambiente, Inger Andersen, le pide a los Gobiernos que, una vez se solucione la crisis sanitaria global, los esfuerzos para reactivar la economía se dirijan hacia inversiones «más ecológicas, limpias y sostenibles» porque, según Andersen, «la salud de las personas y la salud del planeta son una y la misma cosa y ambas pueden prosperar en igual medida».

Sin embargo, los paquetes de estímulo económico que los países están anunciando dejan mucho que desear. Según las cifras recopiladas por la consultora Vivid Economics, de 21 economías clave en el mundo, tan solo la Comisión Europea (UE), Francia, Alemania y Reino Unido tienen planes de recuperación económica que califican como «verdes».

En declaraciones a France 24, el Dr. Jeff Parrish, director global de océanos, tierra y agua para la organización The Nature Conservancy (TNC), asegura que «el costo de no hacer nada —en términos de salud para el planeta y para la economía— es mucho mayor» al de invertir dinero en planes de reconstrucción verde tras la pandemia. «De hecho, el Foro Económico Mundial revela que la mitad del PIB global depende de la naturaleza de manera moderada o alta».

Una afirmación con la que coincide Ana Hernández Salgar, presidenta de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES). La relacionista internacional colombiana afirmó que «la naturaleza en sí misma tiene múltiples valores importantes para que el ser humano pueda sobrevivir como especie y al tiempo desarrollarse (…) Los ecosistemas proveen trillones de dólares anuales para soportar los procesos industriales (…) ¿qué haríamos de la industria sin las materias primas? Si acabamos con la naturaleza, acabamos con el sustento de la economía».

Según TNC, «para revertir el declive de la biodiversidad antes de 2030, tenemos que invertir entre 722.000 y 967.000 millones de dólares por año» en actividades que beneficien a la naturaleza. En 2019 la cifra fue de unos 135.000 millones de dólares. La diferencia de presupuesto se podría reducir si se eliminan subsidios a sectores nocivos para el medio ambiente como lo son la agricultura, la pesca o la tala de madera.

De hecho, según el estudio, se podría cubrir con tan solo el 1 % del PIB mundial, o lo que es lo mismo, con el dinero que el planeta se gasta en cigarrillos o en gaseosas en un solo año. Para Parrish la clave está en hacer una «reinversión en nuestro planeta. Cuando lo logremos, la recompensa se verá plasmada en una resiliencia natural que nos beneficia a todos: alimentación sostenible, seguridad hídrica y económica, un clima más estable y un riesgo reducido de pandemias».

Será la naturaleza la que determine cuánto tiempo podremos coexistir

Según Carlos Duarte, biólogo español que forma parte del grupo de científicos que acuñó el término ‘antropausa’, el ser humano no entiende «que la ventana de oportunidad en la que la acción puede ser efectiva para revertir el impacto sobre ecosistemas y especies se está cerrando. La sensación de urgencia que tenemos con respecto al clima debería trasladarse a la pérdida de biodiversidad».

La pandemia de Covid-19 deja más claro aún el mensaje de que la salud de los ecosistemas y la salud humana están totalmente interconectadas. Y, como dice Christine K. Johnson, epidemióloga de la Universidad de California Davis, «somos la especie dominante en el planeta y hemos alterado los ecosistemas en beneficio propio durante siglos pero, al final, será la naturaleza la que determine cuánto tiempo podremos coexistir».

Con esfuerzos conjuntos en varias áreas será posible revertir la curva del descenso de la biodiversidad
Con esfuerzos conjuntos en varias áreas será posible revertir la curva del descenso de la biodiversidad © France 24

Para Ana María Hernández el gran aprendizaje de esta pandemia es que «la unión hace la fuerza y que los mejores objetivos son los que son alcanzados con acciones concretas que se logran entre todos».

2021 marca el inicio de la Década de la ONU para la Restauración de Ecosistemas. Esperemos que el cambio de año señale también un nuevo comienzo que permita hacer cambios urgentes y contundentes para mejorar nuestra relación con la naturaleza y que nos demos cuenta de que, como dice Carlos Duarte, el humano es «una especie más» de la biosfera que está «expuesta también a impactos graves».

Consecuencias ambientales directas del Covid-19

La reducción de actividad humana durante la pandemia ha tenido varios impactos en la naturaleza.

  • Descenso temporal en la contaminación del aire: cuando la pandemia estaba en su punto cumbre, en abril, las zonas con las restricciones más estrictas eran responsables del 89 % de las emisiones globales, así que los gases de efecto invernadero (GEI), que contribuyen al calentamiento global, disminuyeron considerablemente. Sin embargo estas reducciones fueron temporales: en los primeros seis meses del año el CO2 cayó en un 8,8 %, una cifra que en agosto, tras la reapertura parcial de varios países, bajaba al 6,5 % y que en octubre decrecía aún más, hasta representar el 5,5 % de reducción en las emisiones de dióxido de carbono a nivel global comparado con 2019.
Las emisiones globales de CO2 cayeron un 5,5 % con respecto a 2019 entre enero y octubre.
Las emisiones globales de CO2 cayeron un 5,5 % con respecto a 2019 entre enero y octubre. © France 24
  • Sin embargo, esta reducción no cambiará la cantidad de CO2 que se concentra en la atmósfera. La Organización Meteorológica Mundial en su último informe sobre gases de efecto invernadero, publicado en noviembre, asegura que «las estimaciones preliminares indican una disminución de las emisiones anuales mundiales de entre el 4,2 y el 7,5 %. A escala mundial, una reducción de las emisiones de esa magnitud no permitirá reducir la concentración del dióxido de carbono atmosférico. Así pues, la concentración de ese gas seguirá aumentando, aunque a un ritmo ligeramente menor».
  • Aumento de la contaminación plástica con el uso masivo de tapabocas y guantes: mientras que la contaminación del aire se redujo durante un tiempo, la terrestre aumentó con toneladas de desechos plásticos como guantes o tapabocas desechables que se han impuesto en el mundo entero como manera de prevenir los contagios. La lucha contra este material dejó de ser prioridad durante la pandemia y se sufrió un retroceso en los avances hechos hasta el momento en cuestión de leyes contra las bolsas plásticas o elementos de un solo uso.
  • El renacimiento de la bicicleta en las ciudades de Europa y América Latina: la reducción del tráfico motorizado hizo que los ciclistas pudieran volver a las calles con mayor seguridad y fluidez. La bicicleta se convirtió en la manera perfecta de movilizarse por las ciudades respetando las medidas de bioseguridad contra el coronavirus. A raíz de la pandemia, varias ciudades rediseñaron y ampliaron los kilómetros de vías disponibles para peatones y ciclistas, algo que incrementó el uso de bicicletas en todo el mundo. Según Nicolás Estupiñán, secretario de Movilidad de Bogotá, una ciudad en la que el «80% del espacio público lo ocupa el 15% de los viajes en vehículo particular», esta emergencia sanitaria «ha demostrado que es una oportunamente para redistribuir el espacio público».
El uso de la bicicleta como medio de transporte aumentó durante la pandemia de Covid-19.
El uso de la bicicleta como medio de transporte aumentó durante la pandemia de Covid-19. © France 24
  • Consecuencias mixtas para la protección de los animales salvajes: la teoría de que el virus surgió en un mercado de animales vivos en la ciudad de Wuhan llevó a países como China y Taiwán a regular o prohibir el comercio y venta de especies salvajes. Sin embargo, la falta de recursos económicos por una caída del turismo y la falta de personal por los confinamientos hicieron que hubiera menos vigilancia en parques o zonas protegidas, algo que derivó en un aumento de la caza y la pesca ilegal.

Fuente: https://www.france24.com/es/programas/medio-ambiente/20201217-medio-ambiente-pandemia-relacion-naturaleza

Comparte este contenido:

«Sin políticas públicas, las personas serían tragadas por un destino atroz»

«Los mantras del neoliberalismo fueron destrozados. ¿Sirvió para algo el lema de Wall Street “la codicia es buena”? Nadie come computadoras, ni se alimenta de los algoritmos de la inteligencia artificial»

 

«Todo el mundo habla de la medicina, de la técnica, de los insumos y especialmente de la búsqueda ansiosa de una vacuna contra la Covid-19. Pocos hablan de la naturaleza»

 

La irrupción de la Covid-19, alcanzando a todo el planeta y matando a más de un millón de vidas sin poder ser veladas ni recibir el cariño último de sus familiares, además de infectar a otros muchos millones de personas, plantea la inquietante pregunta: ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Por qué todo este sufrimiento? ¿Qué nos quiere decir la naturaleza con este virus invisible que ha puesto de rodillas a todas las potencias militares, haciendo ineficaces sus armas de destrucción masiva? La Covid-19 cayó como un meteoro sobre el sistema del capital y el neoliberalismo. Sus mantras fueron destrozados. ¿Sirvió para algo el lema de Wall Street “la codicia es buena”? Nadie come computadoras, ni se alimenta de los algoritmos de la inteligencia artificial.

¿Cuáles eran los dogmas de la fe capitalista y neoliberal?: Lo esencial es el lucro, en el menor tiempo posible, la competencia feroz, la acumulación individual o corporativa, el saqueo cruel de los recursos de la naturaleza, dejando las externalidades por cuenta del estado, la indiferencia ante la tasa de iniquidad social y ambiental, la postulación de un Estado mínimo para escapar de las leyes limitantes y poder acumular más libremente.

Si hubiésemos seguido estos mantras, el exterminio de vidas humanas habría sido incalculable. Sin políticas públicas, las personas serían tragadas por un destino atroz.¿Qué nos ha salvado? Aquellos valores y actitudes ausentes en el sistema del capital y el neoliberalismo: darnos cuenta de que no somos “dioses” sino totalmente vulnerables y mortales, expuestos a lo imprevisible. Lo que cuenta no es el lucro sino la vida; no es la competencia sino la solidaridad; no es el individualismo sino la cooperación entre todos; no el asalto a los bienes y servicios de la naturaleza sino su cuidado y protección; no un estado mínimo, sino el estado suficientemente pertrechado para atender las demandas urgentes de la población. Dicho directamente: ¿qué vale más, la vida o el lucro? ¿La naturaleza o su expoliación desenfrenada?

Destrucción

Destrucción Agencias

Responder a estas preguntas inaplazables es interrogarse sobre el sentido o el absurdo de nuestra vida, personal y colectiva. El aislamiento social es una especie de retiro existencial que la situación nos ha impuesto. Se crea la oportunidad de hacer estas preguntas ineludibles. Nada es fortuito en este mundo. Todo guarda una lección o un sentido secreto que debe ser revelado, por más desconcertante que sea la realidad. Lo que no podemos permitir es que este sufrimiento colectivo sea en vano. Funciona como un crisol que purifica el oro, que acrisola nuestra mente, y pone en jaque ciertos hábitos para ser revisados y otros nuevos para ser incorporados, especialmente en lo que se refiere a nuestra relación con la naturaleza y el tipo de sociedad que queremos, menos perversa y más solidaria.

Todo el mundo habla de la medicina, de la técnica, de los insumos y especialmente de la búsqueda ansiosa de una vacuna contra la Covid-19. Pocos hablan de la naturaleza. Pero es necesario considerar el contexto del brote del coronavirus. No está aislado. Vino de la naturaleza que durante siglos fue saqueada irresponsablemente por el proceso industrial del capitalismo y también del socialismo, en la falsa suposición de que la Tierra tendría recursos infinitos. Hemos deforestado despiadadamente y destruido así los hábitats de miles de virus que viven en los animales e incluso en las plantas. Al perder su “morada natural”, buscan en nosotros un sitio para sobrevivir. Así hemos conocido una amplia gama de virus como el zica, el chikungunya, el ébola, las series derivadas del SARS, como el de la Covid-19 entre otros.

Ébola en el Congo

Ébola en el Congo Agencias

Se trata de un contraataque de la naturaleza o de la Madre Tierra contra la humanidad, con el que quiere darnos una severa advertencia: “detengan la agresión despiadada, que destruye las bases físico-químicas-ecológicas que sostienen vuestra vida; de lo contrario podríamos enviarles virus mucho más letales que podrían diezmar a miles de millones de ustedes, de la especie humana, y afectar gravemente a la biosfera, ese fino manto un poco mayor que el filo de una navaja que garantiza la continuidad de la vida”.

¿Prevalecerán estas advertencias vitales o el afán de acumular y asegurar intereses materiales? ¿Tendremos suficiente sabiduría para responder a la alternativa que el Ser que hace ser a todos los seres nos presenta?: “Te propongo la vida y la muerte, la bendición y la maldición; elige la vida para que puedas vivir con tu descendencia” (Dt 30:19). Portadores de una fe en un Dios “apasionado amante de la vida” (Sab 11,26) apostamos todavía por un sentido de la historia y de la vida. Ellas escribirán la última página de la saga humana, construida con tanto esfuerzo en este planeta.

Esto sin embargo no debe desviar nuestra mirada de lo que está ocurriendo en el escenario mundial y específicamente en el brasilero, donde un jefe de estado negacionista no tiene como proyecto cuidar de su pueblo y de nuestra exuberante naturaleza. Con desprecio e ironía se comporta como Nerón que presenciaba como Roma ardía tocando la cítara.

Foto del Pantanal, asolado por el fuego, que se ha viralizado en redes sociales

Foto del Pantanal, asolado por el fuego, que se ha viralizado en redes sociales AILTON LARA / BBC News Brasil

A pesar de todo esto, nuestra esperanza no muere. Como afirma la Fratelli tutti del Papa Francisco: “La esperanza nos habla de una realidad enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en los que vive” (Nº 55). Aquí resuena el principio esperanza, que es más que una virtud, es un principio, un motor interior que proyecta nuevos sueños y visiones, tan bien formulados por el filósofo alemán Ernst Bloch en El principio esperanza. Esta esperanza nos recuperará el sentido de vivir en este pequeño y amado planeta Tierra.

Aunque somos seres contradictorios, hechos simultáneamente de luz y de sombras, creemos que la luz triunfará. Muchos bioantropólogos y neurocientíficos nos confirman que somos por esencia seres de bondad y de cooperación. Prevalece una bondad fundamental en la vida.

El hombre común, que conforma la gran mayoría, se levanta, gasta un tiempo precioso en los autobuses, va al trabajo, a menudo duro y mal pagado, lucha por su familia, se preocupa por la educación de sus hijos, sueña con un país mejor. Sorprendentemente, es capaz de hacer gestos generosos, ayudar a un vecino más pobre que él y, en casos extremos, arriesgar su vida para salvar a una niña inocente amenazada de violación. En él está actuando el principio esperanza.

En este contexto, no me resisto a citar los sentimientos de uno de nuestros más grandes escritores modernos, Erico Veríssimo, en su famoso “Contempla los lirios del campo”.

Francisco y las periferias

Francisco y las periferias

Si en ese momento un habitante de Marte cayera a la tierra, se asombraría al ver que en un día tan hermoso y suave, con un sol tan dorado, la mayoría de los hombres estaban en oficinas, talleres, fábricas… Y si le preguntase a alguno de ellos: ‘Hombre, ¿por qué trabajas tan furiosamente durante todas las horas de sol?’ – escucharía esta singular respuesta: ‘Para ganarme la vida’. Y sin embargo, la vida allí se ofrecía a sí misma, en una milagrosa gratuidad. Los hombres vivían tan ofuscados por los deseos ambiciosos que ni siquiera se daban cuenta. Ni con todas las conquistas de la inteligencia habían descubierto una manera de trabajar menos y vivir más. Se agitaban en la tierra y no se conocían, no se amaban como debían. La competencia los convirtió en enemigos. Y hacía muchos siglos, habían crucificado a un profeta que se había esforzado por mostrarles que eran hermanos, sólo y siempre hermanos. (Ver Lírios do Campo, Civilização Brasileira, Rio de Janeiro 1973. p. 292).

La irrupción de la Covid-19 reveló estas virtudes, presentes en los humanos pero especialmente en los pobres y las periferias, porque se refugiaron allí, ya que la cultura del capital reina en las ciudades, con su individualismo y falta de sensibilidad ante el dolor y el sufrimiento de las grandes mayorías de la población. ¿Qué se esconde detrás de estos gestos diarios de solidaridad? Se esconde el principio esperanza y la confianza de que, a pesar de todo, vale la pena vivir porque la vida, en su profundidad, es buena y fue hecha para ser llevada con coraje que produce autoestima y sentido de valor.

Fratelli tutti

Fratelli tutti

Hay aquí una sacralidad que no viene bajo el signo de lo religioso sino bajo la perspectiva de lo ético, del vivir correctamente y del hacer lo que debe ser hecho. El reconocido sociólogo austríaco-norteamericano Peter Berger, ya fallecido, escribió un libro brillante, relativizando la tesis de Max Weber sobre la total secularización de la vida moderna con el título: Un rumor de ángeles: la sociedad moderna y el redescubrimiento de lo sobrenatural (Voces 1973/2013). Allí describe numerosos signos (los llama “rumor de ángeles”) que muestran lo sagrado de la vida y el significado secreto que siempre tiene, a pesar de todo el caos y las contradicciones históricas.

Voy a dar, siguiendo a Peter Berger, sólo un ejemplo banal, conocido por todas las madres que cuidan a sus hijos por la noche. Uno de ellos se despierta asustado. Tiene una pesadilla, se da cuenta de la oscuridad, se siente solo y se deja llevar por el miedo. Grita llamando a su madre. Esta se levanta, toma al niño en su regazo y en un gesto primordial de magna madre le acaricia y le da besos, le dice cosas dulces y le susurra: “Hijito, no tengas miedo; mamá está aquí. Todo está bien, no pasa nada, querido”. El niño deja de sollozar. Recupera su confianza y poco después se duerme, tranquilo y reconciliado con la oscuridad.

Esta escena común esconde algo radical que se manifiesta en la pregunta: ¿no está la madre engañando al niño? El mundo no está en orden, no todo está bien. Y sin embargo estamos seguros de que la madre no engaña a su hijo. Sus gestos y sus palabras revelan que, a pesar del desorden imperante, reina un orden profundo y secreto.

Así que creemos que los tiempos de la Covid-19, tan dramáticos, pasarán. Esperamos, y cómo esperamos, que por debajo y dentro de ellos se va fortaleciendo un orden escondido que irrumpirá cuando todo pase. De esta manera, la sociedad y toda la humanidad podrán caminar hacia un sentido mayor, cuyo diseño final se nos escapa. Pero siempre hemos intuido que existe y que será bueno. Él será quien escriba la última página con un final feliz. Como escribió el filósofo del Principio Esperanza, Ernst Bloch, verificaremos que el verdadero génesis no fue al principio de las cosas sino al final. Sólo entonces será verdad: “Dios vio todo lo que había hecho y le pareció muy bueno” (Gen 1:31).

Traducción de Mª José Gavito Milano

"Maternidad", Pablo Picasso

«Maternidad», Pablo Picasso

Fuente: https://www.religiondigital.org/leonardo_boff-_la_fuerza_de_los_pequenos/Leonardo-Boff-politicas-publicas-personas_7_2287941186.html

Comparte este contenido:

7 mujeres empoderadas que están cambiando el mundo

Existen diversas mujeres empoderadas al rededor del mundo que merecen ser reconocidas por el increíble trabajo constante que hacen, modificando conductas, dandole vuelta a los estereotipos sociales, acabando con la desigualdad, revolucionando el empoderamiento femenino, CAMBIANDO EL MUNDO.

Ser mujer siempre resulto un reto muy grande, pero a lo largo del tiempo el poder femenino ha sabido enfrentarlo y superarlo y al día de hoy las mujeres empoderadas se han involucrado en muchas actividades importantes con grandes puestos, eliminando la brecha de género y fomentando la equidad.

Malala Yousafzai

7 mujeres empoderadas que están cambiando el mundo - mujeres-empoderadas-1

Malala Yousafzai recibió un disparo en la cabeza mientras viajaba en autobús en su regreso de la escuela a casa ¿el motivo? se atrevió a levantar su voz para defender el derecho a la educación de las niñas. Y a pesar de tantas amenazas ella no se dió por vencida, convirtiéndose en la mujer más joven en recibir un Premio Nobel de la Paz. Actualmente es autora de 2 libros y cofundadora de «Malala Fund«, la cuál tiene el fin de asegurar el derecho de las niñas a la educación de calidad rompiendo las barreras que les impiden ir a la escuela.

Jane Goodall

7 mujeres empoderadas que están cambiando el mundo - mujeres-empoderadas-2

Es una de las primatólogas, etólogas y antropólogas mas reconocidas a lo largo de la historia. Es una de las mujeres empoderadas que han dedicado su vida a la naturaleza, contando con más de 50 años de experiencia en la que ha estudiado y demostrado la naturaleza de los chimpancés, y para comprenderlos más, decidió seguirlos muy de cerca para entender sus juegos y su comunicación (la cuál resultó muy parecida a la nuestra). Al día de hoy es una de las activistas por los derechos de los animales más seguidas y admiradas.

Patricia Ireland

7 mujeres empoderadas que están cambiando el mundo - patricia-ireland-3

Es una administradora estadounidense y feminista quien fue presidenta de la Organización Nacional de Mujeres (NOW), movimiento que tiene el fin de construir una red efectiva de mujeres fuertes. Es además considerada una de las líderes feministas más influyentes a nivel mundial. Escribió una autografía: «What Women Want» que al día de hoy es uno de los libros más leídos gracias a el nivel de inspiración que ha generado entre las mujeres.

Yusra Mardini

7 mujeres empoderadas que están cambiando el mundo - mujeres-empoderadas-4

Pasó de ser una refugiada a una atleta olímpica. Yusra nació en Siria y luego de que su casa fuera destruida durante la guerra decidió huir hacia Grecia junto con algunos refugiados más, sin embargo el motor del bote en el que viajaba falló y ella junto con 3 personas más empujaron el bote por más de tres horas hasta llegar a tierra firme. Al día de hoy se ha convertido en miembro del equipo de Atletas Olímpicos Refugiados.

Sabrina Pasterski

7 mujeres empoderadas que están cambiando el mundo - mujeres-empoderadas-6

Sabina Pasterski es una joven física teórica, la cuál es catalogada como la «Nueva Albert Einstein» gracias a su intelecto y capacidad es considerada como una genio. Ya que a sus apenas 13 años construyó su propio avión de motor y algunos años después se convirtió en piloto de pruebas. El día de hoy sus investigaciones están centradas en la naturaleza de la gravedad y el espacio -tiempo, los cuales podrían cambiar por completo nuestra comprensión del cómo funciona el universo.

Ellen Ochoa

7 mujeres empoderadas que están cambiando el mundo - mujeres-empoderadas-5

Ellen es una de la mujeres empoderadas más admiradas en la ciencia, pues es una ingeniera y ex astronauta. Realizó al rededor de cuatro vuelos espaciales en transbordadores convirtiéndose en la PRIMERA MUJER hispana en volar al espacio. Entre los muchos premios y reconocimientos que recibió, destaca la Medalla de Servicio Excepcional de la NASA gracias a su creación de ópticos para realizar el procesamiento de información.

Andrea Ghez

7 mujeres empoderadas que están cambiando el mundo - mujeres-empoderadas-7

Andrea recibió el premio Nobel de Física al haber comprobado junto con dos físicos más la existencia de los hoyos negros y su relación con la Teoría de la Relatividad; hoy su nombre se posiciona en la lista de las 3 mujeres que han recibido este galardón con anterioridad. Este premio lo ganó luego de la explicación más viable acerca del porqué las estrellas de la Vía Láctea se mueven tan rápido.

Fuente: https://thehappening.com/mujeres-empoderadas-mundo/

Comparte este contenido:

Entrevista a Jacques Rancière: «Fuga hacia el paisaje»

Por: Catherina Calvet

 

La siguiente entrevista trata del último libro de Jacques Rancière, Le temps du paysage. Aux origines de la révolution esthétique (La Fabrique, 2020), de próxima publicación en la colección “Contemporáneos” de Red Editorial, bajo el título de El tiempo del paisaje. Los orígenes de la revolución estética.

Al momento de “desconfinamiento”, ¿cómo representamos estos paisajes que aún nos están prohibidos? En su nuevo libro, el filósofo invita a un paseo histórico por los jardines europeos de los siglos XVIII y XIX, cuando este arte se consideraba parte de las bellas artes. Una exploración que, en el curso de las revoluciones francesa e inglesa, saca a la luz procesos sociales y políticos. En efecto, en 1790, en el apogeo de la Revolución Francesa, el filósofo alemán de la Ilustración, Emmanuel Kant, llevó el arte del jardín a las filas de las bellas artes, mientras que hasta entonces sólo había sido una parte de la arquitectura. Un paréntesis filosófico muy rico porque, haciendo su entrada en el arte, la naturaleza podría ser, en sí misma, una artista. La lectura de este libro es una necesaria fuga en estos tiempos replegados de coronavirus.

Este trabajo es una continuación de un trabajo anterior sobre las mutaciones en el arte a finales del siglo XVIII. ¿Cómo es que se trata de un punto de inflexión clave?

Este libro viene después de Aisthesis. Escenas del régimen estético del arte (Galileo, 2011), continúo hoy con este nuevo libro para informar sobre el cambio de paradigma en el arte entre finales del siglo XVIII y principios del XIX. Este es el momento en que pasamos del régimen representativo del arte al régimen estético del arte. El régimen de representación es un régimen normativo que define las cosas que pueden ser representadas y las formas en que deben ser representadas según su mayor o menor dignidad. Es un sistema jerárquico, que se ajusta a una jerarquía social. La revolución estética destruye esta jerarquía. Cualquier tema, incluso el más vulgar, se convierte en digno de interés y el arte es para cualquiera. Pero, sobre todo, el arte ya no se define de manera técnica, como un conjunto de maneras de hacer las cosas, capaces de asegurar el éxito de las obras. Se define como un mundo sensible, un mundo común de un nuevo tipo. El producto del arte se convierte en una mirada sobre mundo propuesta a los demás, una forma de experiencia sensible más que el resultado de una idea materializada según reglas.

Este momento de cambio es bastante breve.

El papel que se le da a los jardines es breve: unas décadas entre finales del siglo XVIII y principios del XIX. Pero es decisivo para la idea de arte que toma de un modelo arquitectónico. El jardín francés, del que Versalles es un ejemplo, fue concebido, en términos arquitectónicos, como extensión de un palacio. Era un prodigio de la ingeniería, sujeto a las leyes geométricas. Pero, justamente, por esta misma razón permaneció al margen de las bellas artes. Kant lo inscribió, en 1790, en el arte de la pintura, que es un arte de la apariencia… alejándolo de la arquitectura. A diferencia de la arquitectura, el jardín sólo tiene la apariencia de una finalidad determinada. No se presenta como una obra de la voluntad. Por supuesto que el jardín se construye, pero imitando al paisaje natural, que no es obra de una voluntad. Con el paisaje, lo que no es voluntad, lo inacabado entra en el arte donde ahora jugará un papel esencial.

¿Así que la naturaleza también es una artista?

Sí, y es una revolución. Incluso en el siglo XVII, la naturaleza no tenía nada que ver con los arroyos, los campos, los árboles… La naturaleza era el orden de las cosas, una cadena de causas y efectos que el arte tenía que imitar en sus propias composiciones. En el siglo XVIII, se identificará con la libertad, con lo que es opuesto al artificio humano. El paisaje es el trabajo de un artista de un género nuevo, la naturaleza, que hace bella porque no quiere hacer arte. Es esta nueva naturaleza que el arte de los jardines pretende imitar.

Este punto de inflexión se ilustra con el éxito del jardín inglés…

El jardín de estilo inglés pretende imitar la verdadera naturaleza contra el jardín a la francesa, geométrico y absolutista. Contrastará la línea curva con la recta y un paisaje de contornos suavizados, suaves ondulaciones y líneas serpentinas con la rigidez geométrica de Versalles. Se presenta, así, como una metáfora de la monarquía, supuestamente liberal, inglesa. Este jardín sería la imagen de una sociedad en la que no hay una separación radical entre las clases, sino una gradación insensible entre la parte superior e inferior de la sociedad.

Algunos dirán que estos arreglos que imitan a la naturaleza son finalmente tan autoritarios y arquitectónicos como los de los jardines franceses…

Por supuesto, este jardín liberal es, de hecho, tan autoritario como el otro: para disponer estos grandes espacios abiertos, estos charcos sinuosos de agua y estas ondulaciones, los árboles tienen que ser cortados, derribado, excavados, nivelados y transformados completamente el paisaje. Por eso, a finales del siglo XVIII, los teóricos ingleses le hicieron la guerra al «jardín inglés». Lo contrastan con las «escenas» creadas por la propia naturaleza y caracterizadas por la ausencia de selección de plantas, el libre despliegue de árboles entremezclados, la ausencia de límites marcados: una democracia de la naturaleza contra la tiranía de los arquitectos de jardines y los propietarios. Porque estos nuevos parques paisajísticos se desarrollaban al mismo tiempo que los nuevos hospicios que mandan a los pobres del otro lado de la puerta de los espacios hasta entonces compartidos.

¿Como una afirmación de los límites de la propiedad?

Este es el último episodio de la historia de los «hopicios» que comenzó en Inglaterra en el siglo XVI y que experimentó un nuevo desarrollo en los inicios de la revolución industrial. Las cercas les quitaban a los pobres el uso de los bienes comunes donde podían pastar los animales, encontrar comida, madera, etc. Las propiedades de los ricos, que solían cruzar los demás de camino a sus casas, ahora estaban cercadas por vallas que obligan a los campesinos a dar largos rodeos. Y los empinados setos de coníferas ocuparon el lugar de los altos robles que les daban sombra. ¡Incluso en torno a las plantas hay lucha de clases! Este cambio de escenario ya no permitía la metáfora de una sociedad tranquila, con relaciones pacíficas entre las diferentes clases sociales, sino que revelaba la verdadera cara de la propiedad privada.

¿Puede la rigidez del jardín francés explicar la radicalidad de la Revolución en Francia en contraposición a una revolución más gradual y progresiva en Gran Bretaña?

Al menos, eso es lo que dicen los ingleses. El gran teórico de la monarquía liberal, Edmund Burke, es también el teórico de la línea serpentina. Su Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello, publicada en 1757, influyó mucho en el arte de los jardines ingleses. Sin embargo, en 1790, en sus Reflexiones sobre la Revolución en Francia, denunció a los revolucionarios franceses diciendo que procedían por líneas rectas y nivelación, como los arquitectos de los jardines monárquicos franceses. Lo contrasta, por supuesto, con el liberalismo de la línea curva de los jardines y la monarquía inglesa. Pero, durante estos mismos años revolucionarios, otros en Inglaterra denunciaron el despotismo propietario y noble que actuaba en el interior de ese llamado liberalismo.

El paisaje es también un hecho social y político…

Sí, el paisaje fue pensado en ese momento como una forma de coexistencia entre elementos y plantas que proporcionaba una metáfora de la coexistencia entre individuos. Es la imagen de una sociedad pacífica, fiel a una naturaleza que ya no está constreñida, sino que es libre. Burke lo aplica a la monarquía inglesa. Sin embargo, en el mismo año 1790, el joven poeta Wordsworth reconoció sus rasgos en las campañas y festivales de la Francia revolucionaria. Y Rousseau asoció la armonía de los jardines «naturales», pero también la del sublime paisaje montañoso, con un ideal republicano.

Este período del jardín como parte de las bellas artes iniciado por Kant terminó cuarenta años después con Hegel.

Ambos filósofos, de hecho, sirven como hitos cronológicos en la historia estética del paisaje. En la década de 1820, Hegel reintegró el arte de los jardines en la arquitectura y vio el modelo en los grandes parques de la monarquía francesa. Sin embargo, Hegel había sido en su juventud un partidario de la Revolución Francesa y un admirador del paisaje sublime. Pero, con el tiempo, se convirtió y dejará la pasión por lo sublime sólo a los románticos. Con él, la naturaleza ya no es una artista. El arte es sólo una obra de la mente. Es una especie de certificado de defunción de todo el gran entusiasmo y las esperanzas del período revolucionario.

Se ha hablado mucho últimamente de “vegetalizar” las ciudades. ¿Podemos imaginar un nuevo «jardín urbano»?

La «vegetalización» urbana responde sobre todo a un objetivo general de lucha contra el calentamiento global y a un objetivo particular de gentrificación. Estamos muy por detrás de los programas filantrópicos del siglo XIX con los grandes parques de estilo inglés, como el Buttes-Chaumont, diseñados para devolver un poco de naturaleza y aire limpio a los pobres atrapados en las ciudades industriales.

¿Cómo analiza este período de crisis? ¿Y cómo vivió este confinamiento?

Lo veo como un momento en el que es mejor suspender los grandes análisis sobre la relación entre el hombre y la naturaleza. La naturaleza en este momento son las flores que cuelgan en mi ventana y el mirlo cantando en el patio. ¿Cómo podemos analizar seriamente el estado del mundo cuando estamos en una situación en la que no vemos nada de él por nosotros mismos?

Fuente e imagen: http://lobosuelto.com/fuga-hacia-el-paisaje-entrevista-a-jacques-ranciere-catherina-calvet/

Comparte este contenido:
Page 2 of 9
1 2 3 4 9