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Tres modelos escolares: tres maneras de entender la educación

Este texto, consta de dos entregas. En esta primera se disecciona críticamente la modalidad virtual o digital. Y en la próxima se presentan el modelo de escuela institucional-presencial, tal como se conoce hoy día, y un tercer modelo de escuela expandida, donde la educación se traslada a la realidad natural, urbana y cultural.

El modelo online: sin escuela y menos educación

¿Cambiará el mundo tras el confinamiento debido a la Covid-19 y el regreso a la “normalidad”? Esta es una de las preguntas más recurrentes ante la que se dan todo tipo de respuestas: optimistas, escépticas y pesimistas. El futuro alberga muchas incertidumbres, pero sí se puede sostener, con datos fiables y sólidas argumentaciones, que algunas realidades y tendencias anteriores van a agravarse o a tomar una mayor relevancia. Entre ellas, la pobreza y la desigualdad, los intentos para frenar la deslocalización de empresas, el teletrabajo y, por supuesto, el uso intensivo de las nuevas tecnologías en la enseñanza. La urgencia de la situación ha pillado a contrapié a buena parte del profesorado que ha tenido que improvisar y manejarse con mejor o peor fortuna con los distintos recursos tecnológicos.

Detrás de la digitalización se esconden poderosos intereses económicos e ideológicos

Pero esta situación coyuntural de improvisación, donde se ha puesto una vez más de relieve la brecha digital no puede despistarnos de la ofensiva estratégica de las grandes plataformas digitales para imponer su dominio económico -el negocio es extraordinariamente suculento- e ideológico, tratando de colonizar la enseñanza mediante un pensamiento único (entre las megacorporaciones multinacionales cabe citar, entre otras: Apple, Google, Microsoft, Disney, Netflix, Prisa/Santillana). Para ello se vale de estudiadas y, cada vez más sofisticadas, técnicas de persuasión e influencia social para modificar actitudes y comportamientos de los usuarios.

Algo semejante ocurrió en nuestro país, aunque de forma menos perfeccionada y con más control sobre los contenidos, al desarrollarse la industria de los libros de texto a partir de la Ley General de Educación de 1970. Se convirtió en el artefacto que definía y condicionaba -más allá de las orientaciones bienintencionadas de algunas reformas- la cultura escolar: lo que todo alumnado debía aprender y cómo debía aprenderlo. La hegemonía del manual escolar proporcionaba una estabilidad al sistema educativo y una enorme seguridad al profesorado en su zona de confort, aunque siempre ha habido colectivos docentes que han encontrado alternativas con otro tipo de materiales curriculares, sin dejar de utilizar, en algunos casos, los libros de texto como un recurso más entre otros muchos. (Sobre esta cuestión recomendamos dos lecturas imprescindibles: El libro de texto y la política cultural, de M. Apple, Morata, Madrid, 1990; y Políticas del libro de texto escolar, de J. Martínez Bonafé, Morata, Madrid, 2002).

La doctrina del shock de Naomi Klein siempre planea en estas situaciones de crisis y excepcionalidad que son aprovechadas para imponer a la ciudadanía nuevas relaciones y estructuras de poder más invisibles y subterráneas. Para ello recurre a diversos mecanismos de dominio y control, y uno de los más efectivos hoy día son las nuevas tecnologías. El otro es, sin duda, el creciente control de datos y algoritmos, bien sea amparándose en razones sanitarias con una aplicación de geolocalización en el móvil que controle todos nuestros pasos o mediante otras intervenciones sociales y administrativas, o entrando directamente en los centros donde se obtiene gran cantidad de información del alumnado que puede venderse en el futuro a empresas o al mejor postor. Se dice, y no sin razón, que en Google y en Facebook ya saben más de ti que la policía. En la práctica, se hace difícil regular el uso perverso de la información sobre nuestra privacidad, en un momento en que lo ético y lo inmoral se difuminan y se destruyen los procesos democráticos (lo cuentan muy bien M. Peirano en El enemigo conoce el sistema, Debate, Madrid, 2019; y Y. Noah Harari en 21 lecciones para el siglo XXI, Debate, Barcelona, 2018).

¿Hasta qué punto el imperio tecnológico condicionará la agenda gubernamental y la práctica docente?

En nuestro entorno conocemos algunos antecedentes de aprendizaje virtual online como la UNED -Universidad Nacional a Distancia- o la UOC -Universitat Oberta de Calalunya-, pero las nuevas universidades -la mayoría privadas- se apuntan a esta modalidad, y muchas otras, públicas o privadas, realzan estos días las excelencias de este nuevo aprendizaje en línea, asegurando incluso que mejora el rendimiento estudiantil (véase el libro de E. Díez, La universidad en venta, Octaedro, Barcelona, 2020). Por ello proponen el sistema mixto o híbrido, que combina presencialidad con virtualidad. Puede ser una situación transitoria para más adelante dar la estocada final, con la desaparición definitiva de los estudiantes de las aulas y la reconversión de la universidad en una mera sede virtual.

Hay más ejemplos preocupantes de la digitalización universitaria: la ampliación de la oferta de estudios de Magisterio online, la oferta exclusiva de másteres en internet, de titulaciones obtenidas a través de cursos online masivos, abiertos y estandarizados (MOOOC), la programación de prácticas en diversos estudios, o el plan por parte de la Conselleria de Educación de la Xunta de Galicia de delegar en el sector privado el futuro digital de las universidades privadas, iniciativa que ha sido paralizada, al menos por el momento, ante las protestas de sectores del profesorado. También arrecian las resistencias desde algunas universidades, como la movilización de la de Sevilla “en defensa de la educación pública presencial en todos los niveles educativos” y de otros colectivos estudiantiles. Ante este panorama inquietante subyacen tres interrogantes básicos: ¿Acaso la modalidad virtual responde a las necesidades de la infancia y de la juventud, respeta sus derechos y entre ellos el de la educación? ¿Hasta dónde llegará la dependencia y/o sumisión del Ministerio de Universidades y de las consejerías de Educación a la intromisión de los imperios tecnológicos en la enseñanza en la ocupación de la centralidad virtual: desde la escuela infantil a la universidad? ¿Y cúal será la capacidad real de la comunidad educativa para oponerse a esta oferta estandarizada y uniformizadora, y para elaborar otro tipo de contenidos más diversos, interactivos, con una visión crítica, innovadora y más adaptados a cada entorno. (En este mismo diario se han publicado un montón de artículos con propuestas y recursos que apuntan en esta dirección).

Los límites y miserias de la virtualidad como modelo escolar

Los apologistas de la virtualidad ven en el uso intensivo de las nuevas tecnologías la panacea del futuro de la educación, enfatizando sus enormes ventajas. Estas son obvias e indiscutibles y por supuesto que existen ofertas de contenidos de un valor extraordinario en las que muchos docentes saben sacar el mejor provecho de ellas, incluso en clave de una enseñanza renovadora y transformadora. Ahora bien, no dejan de ser recursos y estrategias: en ningún caso puede considerarse un modelo de escuela y menos de educación, no sólo porque la institución escolar -tanto la que acoge a la infancia como a la juventud- no es sólo instrucción sino también educación, una distinción que desde tiempos lejanos siempre se ha subrayado, incluso porque desde la óptica de mero aprendizaje instructivo contiene carencias sustantivas

Veamos todo esto con un poco de detenimiento. En primer lugar, la escuela -siempre considerada en su acepción más amplia que incluye a todas las edades- es un lugar de encuentro relacional y grupal, donde se socializa la experiencia humana, donde se fraguan vínculos sociales y emocionales -ambos son inseparables-, a través de la palabra y del cuerpo, de la conversación y de todo tipo de manifestaciones gestuales y sensoriales. Es la fuerza y la magia del cara a cara, la mirada, la proximidad, el afecto y la empatía que nunca la más sofisticada tecnología podrá sustituir. Carlos Skliar señala muy gráficamente, algunas de las ausencias de la isla digital: ¿Qué queda del educador que toma la palabra y la democratiza a través de los sinuosos caminos de las miradas y las palabras de los estudiantes? ¿Qué queda de los foros conjuntos de traer arte y artesanía, de tocar la tierra, de jugar, bajo la forma titánica de la pantalla siempre encendida?

Es un lugar de encuentro donde se cruzan, conviven y aprenden alumnos y alumnas muy diversas y donde se puede prestar un apoyo más directo y eficaz a los que tienen más dificultades y, por tanto, donde la inclusión y la equidad se afrontan con más recursos y de forma más directa y cercana. Es también un espacio donde se aprende colectivamente a experimentar, manipular objetos, pensar, razonar, debatir, dudar e intercambiar. Un entorno donde se practica el arte socrático y espontáneo de la conversación, con preguntas y respuestas que con frecuencia se entrecortan.

Por otro lado, hay rituales insustituibles como las entradas y salidas con abrazos, sonrisas y algunos besos. Con actividades de grupo con un movimiento constante por el aula, transitando por rincones o espacios de aprendizaje. Con debates que se prolongan en el bar. O incluso con clases magistrales -tampoco son lo mismo- que terminan con preguntas y aclaraciones entre aulas, pasillos y patios.

Paradojas de presente y futuro

Durante este período de confinamiento se ha puesto de relieve que un porcentaje de alumnado no podía conectarse a la red. Con ser esto importante, más lo es la competencia cognitiva y también digital de que dispone y más aún, si cabe, la ayuda que le pueden prestar sus madres. Es evidente que esta brecha digital es otro factor que agrava la dificultad. ¿Pero qué ocurrirá dentro de unos años cuando todo el mundo disponga de la cacharrería digital necesaria? Quizás la brecha digital habrá desaparecido pero dudo que se vaya diluyendo la diferencia social y cultural. Si así fuera, se harían realidad algunas utopías largamente anunciadas. Pero se me antoja que, lamentablemente, los tiempos son más propicios a las distopías.

Un ejemplo emblemático de lo que pueda suceder en el futuro de nuestro país –donde los fenómenos llegan siempre con retraso- lo tenemos en Estados Unidos. En diversos artículos y reportajes se muestra cómo sus élites, empezando por los tecnólogos del Silicon Valley -la joya de la corona del imperio tecnológico- empiezan a huir del mundo digital -una cosa es el negocio y otra es la vida- y envían a sus hijos a centros como los de Pedagogía Waldorf donde la tecnología es inexistente durante la educación infantil y tampoco está demasiado presente a lo largo de la escolaridad. Buscan la interacción humana, los libros analógicos y todo cuanto atañe a la presencialidad. Para estas élites privilegiadas su futuro es, en cierto modo, un regreso al pasado, mientras piensan que la digitilización actual va dirigida a la masa social más baja, a los nuevos esclavos digitales. Es el mundo futurista de 2038 ficcionado en la serie Black Mirror. Evoca asimismo el Mundo feliz de Aldous Huxley. (El País, Madrid, 2003), donde la casta minoritaria de alfas que ostenta el poder programa por incubación una masa de seres humanos uniformes, los épsilon cuyo comportamiento uniforme y privado de libertad garantiza la necesaria seguridad y estabilidad social. Está presente también el Gran Hermano orweliano (G.Orwel, 1984, Debolsillo, Barcelona, 2018) que lo controla todo, ya no con las pantallas y micrófonos de las viejas y duras dictaduras, sino a través de artefactos y sistemas más indirectos y sofisticados. Y quizás algún cineasta piense en una réplica actualizada de Tiempos modernos.

Como ha ocurrido frecuentemente en la historia de la humanidad los relatos utópicos pugnan con los distópicos, y los movimientos sociales y de resistencia tratan de frenar o amortiguar la embestidas de los grandes poderes económicos e ideológicos. De ahí la importancia del empoderamiento digital por parte del profesorado: para hacer un uso liberador y no sumiso de las nuevas tecnologías; y para que estas devengan excelentes herramientas de aprendizaje, aunque sin llegar a colonizar la enseñanza para convertirse en un nuevo modelo escolar. En la antieescuela y la antieducación.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2020/06/10/tres-modelos-escolares-tres-maneras-de-entender-la-educacion/

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Coronavirus: no es momento de bajar la guardia en Uruguay

América del Sur/Uruguay/ Ladiaria.Uy/ Miguel Fernández Galeano en Posturas

En los últimos días han aparecido muchas voces que hablan del milagro uruguayo y de un nuevo maracanazo para responder a la pandemia de covid-19 en Uruguay. No ponemos en duda el mérito de la respuesta sanitaria que hasta el presente han dado las autoridades uruguayas y la sociedad.

Sobra decir que nos congratulamos por lo logrado hasta el presente y nos sentimos parte de esos logros. Parados desde ese lugar de compromiso compartido, entendemos que sería mal momento para creer que ya salimos y, en consecuencia, bajar la guardia.

Es tiempo, además, para una mirada global de la situación. Las consecuencias sociales y económicas son un componente básico del bien común y de la salud pública. Son algo inherente a la crisis y ambos temas van de la mano. No se puede pretender paliar el daño de las consecuencias económicas y sociales con medidas completamente insuficientes, o peor aún, con políticas como la rebaja salarial, que agravarán el sufrimiento de la población.

Es ahora, precisamente en el momento clave para consolidar el control de la pandemia, cuando más se necesita una respuesta integral. Que no ignore el peso decisivo de los determinantes sociales en los resultados sanitarios y haga posibles las medidas de control.

Deberían estar valoradas, para el milagro uruguayo, lo que eufemísticamente se han dado en llamar las capacidades preexistentes del país.

Resulta muy difícil imaginar la capacidad de respuesta integral que está demostrando Uruguay sin valorar el papel que juegan el Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS), una Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) fortalecida, las políticas y dispositivos de protección social generados a partir del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), y la conectividad a internet y el Plan Ceibal. Eso es así, y cualquier cálculo menor de tipo partidista es mezquino.

Se trata de manejar información completa, oportuna, didáctica, cuidadosa, sin recurrir al alarmismo y al miedo, pero también de opinar sobre la evolución de la pandemia, de los riesgos potenciales de perder el control y de tomar conciencia sobre el horizonte temporal de la nueva realidad, hasta que llegue la vacuna.

Evolución de la pandemia en Uruguay

Se requiere, además, un esfuerzo importante para sostener un sistema de vigilancia epidemiológica robusto, ágil y eficiente, capaz de recolectar más y mejor información y traducirla en una respuesta inmediata.

En un contexto en que se logró aplanar la curva, entendemos que sería un grave error aflojar las medidas de control y seguimiento estricto de casos y contactos. Es importante actuar con mucha cautela y no apresurar el tránsito a un nuevo escenario para salvaguardar la seguridad sanitaria, haciendo todo lo que esté a nuestro alcance para evitar un crecimiento no manejable de los casos.

Se requiere, además, un esfuerzo importante para sostener un sistema de vigilancia epidemiológica robusto, ágil y eficiente, capaz de recolectar más y mejor información y traducirla en una respuesta inmediata.

Para la detección precoz de casos y el seguimiento de sus contactos se requiere: a) la definición de los procedimientos y protocolos de actuación; b) el establecimiento de indicadores que midan la carga de trabajo para decidir el refuerzo necesario en materia de recursos humanos; c) la incorporación de herramientas tecnológicas que favorezcan la geolocalización de contactos, a fin de ser eficaces en el objetivo de evitar la extensión comunitaria de los pequeños brotes; d) la incorporación de recursos humanos cuando la tarea de seguimiento no pueda ser asumida por los equipos existentes de salud pública y del primer nivel de atención.

La vigilancia epidemiológica activa es una herramienta central. Tenemos que controlar todos los casos y sus contactos durante los últimos 15 días a fin de identificar, aislar y tratar a todos los infectados. De esta forma es posible reducir el riesgo de nuevos brotes sin recurrir a la cuarentena general.

Ante la transmisión silenciosa y asintomática como la del SARS-CoV-2 hay que hacer pruebas a los trabajadores del equipo de salud de forma periódica para asegurar que los que son positivos sean aislados, tratados y no ingresen en una cadena de contagio. No basta con hacer pruebas a quienes ingresan en los hospitales y tienen un cuadro severo, es necesario realizar más pruebas PCR para aislar a los positivos asintomáticos.

Fortalecer la estrategia de atención primaria de salud y el primer nivel de atención es imprescindible para poder prevenir posibles brotes que generen un exceso de ocupación hospitalaria y de unidades de cuidados intensivos, y racionalizar el uso de recursos de hospitalización para los casos más severos.

Necesidad de controlar una frontera permeable

Más allá de la coyuntura actual en Rivera, atendiendo a la evolución de la pandemia en los países vecinos, debería ser un motivo principal de atención el manejo de las medidas de control en las ciudades de frontera.

El Sindicato Médico de Rivera ha realizado un fuerte cuestionamiento a la demora en asumir las medidas de control. Se cuestiona el hecho de que no se atendieron las propuestas presentadas a las autoridades sanitarias desde los primeros días de mayo, cuando se avizoraba el crecimiento exponencial de casos en Brasil.

Los controles sanitarios en los puntos de ingreso a la ciudad de Rivera están siendo realizados por el Ministerio de Defensa Nacional; sin embargo, a pesar de lo que habían definido previamente el Ministerio de Salud Pública (MSP) y el Centro Coordinador de Emergencias Departamentales de Rivera, el gobierno nacional no suspendió la actividad comercial. Se destaca especialmente el funcionamiento de los freeshops, que generan el ingreso de un gran número de gente proveniente de lugares con importante circulación de SARS-CoV-2.

Más allá de la coyuntura actual en Rivera, atendiendo a la evolución de la pandemia en los países vecinos, debería ser un motivo principal de atención el manejo de las medidas de control en las ciudades de frontera (con niveles diferenciales en la población involucrada) y muy especialmente en lo que refiere a la circulación de personas provenientes de otras áreas con circulación sostenida del virus.

Los eventos masivos en la dinámica de los contagios

Las próximas semanas y meses serán críticos para aprender a controlar y regular la realización de eventos masivos que pueden favorecer contagios.

En el proceso de flexibilización de las medidas, la expansión de la epidemia se podría controlar de manera efectiva con menos impacto si se consigue lograr la prevención de la transmisión en eventos masivos. No sería suficiente el distanciamiento físico entre pocas personas. En los lugares donde la epidemia estaba controlada se generaron rebrotes a partir de instancias en las que se produjo la concentración de un número importante de personas durante un lapso considerable.

Asimismo, los eventos en espacios cerrados podrían presentar mucho más riesgo de contagio que en espacios abiertos. Cuantas más personas juntas y menos ventilados estén los espacios, el riesgo aumenta, sin desconocer que los espacios abiertos muy densificados también pueden entrañar riesgos.

Las próximas semanas y meses serán críticos para aprender a controlar y regular la realización de eventos masivos que pueden favorecer contagios. Mantener las distancias, evitar espacios muy concurridos y usar tapabocas seguirán siendo en ese sentido herramientas claves para mantener el virus a raya. Para ello resultan muy importantes las pautas y protocolos definidos por las autoridades y generar un fuerte consenso basado en la propia responsabilidad de los ciudadanos.

Población susceptible y perspectivas de contar con una vacuna

A pesar de que España tuvo un crecimiento exponencial en todas las curvas –casos, casos graves y fallecidos–, es posible constatar los bajos porcentajes de población en contacto con el virus. Niveles de seroprevalencia menores de 5% en la mayoría de las provincias y sólo seis provincias en el rango de 10% a 15%. Se está muy lejos de alcanzar la inmunidad colectiva (estimada en el 60%-70%). Globalmente se verifican porcentajes mayores a 80% de población susceptible de desarrollar la enfermedad. Mucha, por cierto, hasta que llegue la vacuna.

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Asimismo, no deja de ser un hándicap desconocer cómo es la inmunidad que genera la infección natural o por cuánto tiempo dura. La evidencia reciente parece indicar que no hay riesgo de reinfección, sino más bien casos de falsos positivos. Las personas que han resultado contagiadas desarrollan anticuerpos en una altísima proporción, pero aún no se conoce con certeza su duración.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), sólo hay 26 enfermedades para las que se dispone de una vacuna. Desde las pruebas de laboratorio al acceso universal se necesitó un promedio de más de diez años, y no siempre se logró alcanzar una vacuna eficaz y segura (VIH, zika). La ciencia nunca había funcionado de manera tan rápida como en el caso del SARS-CoV-2. En los cinco meses transcurridos desde que se identificó el nuevo coronavirus en la ciudad de Wuhan se han desarrollado 123 proyectos de vacuna, y diez de ellos ya se están probando en humanos en Estados Unidos, China, Alemania y Reino Unido.

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Teniendo en cuenta la complejidad y los impactos que tiene la aplicación de las medidas de control en ausencia de una vacuna, resulta importante asumir, desde ya, los tiempos y dificultades que supone la creación y producción de una vacuna de acceso universal para hacer una consideración integral de las estrategias a desarrollar frente a la pandemia. Para la inmunización colectiva que brinde cobertura sin ningún tipo de restricciones a más de 7.000 millones de personas en todo el mundo, esto recién está empezando.

La participación social en el abordaje de la pandemia

Las organizaciones sociales salieron a la prensa a expresar reclamos muy fundamentados y en la mayoría de los casos obtuvieron respuestas positivas y correcciones de los problemas denunciados.

En plena pandemia, con fuertes restricciones a las reuniones, con una presencia central del gobierno mediante conferencias de prensa diarias, las organizaciones sociales fueron capaces de señalar problemas, cuestionar decisiones institucionales, elaborar propuestas y generar ámbitos de diálogo con las autoridades para que su opinión fuera tenida en cuenta. Salieron a la prensa a expresar reclamos muy fundamentados y en la mayoría de los casos obtuvieron respuestas positivas y correcciones de los problemas denunciados.

Organizaciones sociales como el Movimiento Nacional de Usuarios de Salud, la Organización de Usuarios del Cerro, la Organización Nacional de Asociaciones de Jubilados y Pensionistas, rechazaron el cierre de policlínicas de primer nivel, la falta de medicación. También cuestionaron las estrategias que privilegian las consideraciones de carácter económico por encima de la opinión de actores técnicos y sociales de la salud, y de las necesidades de la población. Exigieron que las acciones se abordaran desde la integralidad del problema, considerando los efectos sanitarios, económicos y sociales. Valoraron positivamente las respuestas solidarias de la comunidad ante estos problemas y adhirieron a las demandas planteadas por la Intersocial a las autoridades.

Por su parte, el Sindicato Médico del Uruguay, varias sociedades científicas y en particular la Sociedad Uruguaya de Medicina Familiar y Comunitaria participaron activamente en el debate sobre las estrategias ante la pandemia. La Asociación Uruguaya de Dietistas y Nutricionistas mantiene una labor intensa de asesoramiento a las ollas populares y de orientación ante la crisis alimentaria que siguió a la crisis sanitaria. Como señaló Gustavo Grecco, presidente del SMU, se generó una suerte de “ateneo de la pandemia” a nivel del país donde diversos actores volcaron sus opiniones y propuestas.

El papel del conocimiento científico y la “inteligencia” sanitaria

No cabe duda de que la Udelar demostró una gran capacidad y ductilidad, articulando con el gobierno nacional, para el mejor abordaje de la pandemia.

El rol de la Universidad de la República (Udelar) fue fundamental en estos meses, al poner en este tema todos sus recursos para aportar al país en campos que van desde el estudio del virus, su evolución en Uruguay y la elaboración de test diagnósticos, hasta las respuestas en materia social y económica. No cabe duda de que la Udelar demostró una gran capacidad y ductilidad, articulando con el gobierno nacional, para el mejor abordaje de la pandemia.

Destacamos asimismo el papel relevante del Grupo Asesor Científico Honorario, compuesto mayoritariamente por destacados académicos de la Udelar y que ha contribuido con mucha precisión y rigor al establecimiento de una hoja de ruta para la salida de la pandemia. Es un acierto del gobierno haberlo convocado y haber considerado sus sugerencias.

El 2 de junio la División Epidemiología del MSP publicó un completo Informe Epidemiológico sobre la situación de Uruguay; sin desconocer los aportes de la academia, es de justicia reconocer las capacidades técnicas consolidadas en los últimos años dentro de la rectoría y las funciones esenciales que debe cumplir la autoridad sanitaria.

En el mismo sentido, pero con un enfoque prospectivo orientado al mediano plazo, hemos coordinado junto a Tabaré Vázquez y Ricardo Ehrlich el trabajo de un destacado colectivo de profesionales de diferentes áreas y disciplinas sobre “Propuestas para un plan estratégico nacional ante los impactos de la pandemia”.

Otros impactos de la pandemia

El acuerdo que se reclama no es sólo con el Frente Amplio, sino con toda la sociedad que está sufriendo. No es sólo por la amenaza de contagio, sino por una pandemia más intolerable: la pobreza y la falta de empleo.

Finalmente, volviendo al principio, no hay lugar para bajar la guardia, para flexibilizar las medidas de control sin evidencia ni protocolos de seguridad, lo que contribuiría a disminuir en la población la percepción del riesgo. Superar con buena nota la peor crisis sanitaria de los últimos 100 años de historia implica no apresurarse y sostener la vigilancia en todos los niveles. Sería irresponsable actuar con soberbia y apresuramiento para hacer marketing.

Más irresponsable sería creer que los bajos índices de contagio y la baja mortalidad son suficientes para calibrar que a esta crisis le ganamos, como si fuera un certamen.

Falta resolver, y falta sensibilidad para encarar seriamente la situación de todos y todas aquellos que ahora han caído bajo la línea de la pobreza, falta dar respuestas a quienes no tienen trabajo, a los niños y niñas que ahora se reintegran a sus cursos, al impacto en la salud mental de muchos, así como al incremento de las violencias sociales derivadas de la pandemia.

Las medidas de protección social y económica del gobierno han sido bien analizadas, entre otros, por la Udelar, y son insuficientes a ojos vistas. El acuerdo social y político que se reclama no es sólo con el Frente Amplio, sino con toda la sociedad que está sufriendo. No es sólo por la amenaza de contagio, sino por una pandemia más intolerable: la pobreza y la falta de empleo.

Miguel Fernández Galeano es especialista en sistemas y servicios de salud y fue subsecretario del Ministerio de Salud Pública

Fuente: https://ladiaria.com.uy/articulo/2020/6/coronavirus-no-es-momento-de-bajar-la-guardia/

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España: Prudencia ante el protocolo anunciado por el Ministerio de Educación de cara a septiembre

Europa/España/Diarodelaeducacion

«Está habiendo una presión lamentable por parte de muchas comunidades autónomas, para rebajar los requisitos de la vuelta al centro y para que volvamos, no a la nueva normalidad, sino a una antigua normalidad que ya no existe a todas luces». Francisco García, secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO tiene claro que en los últimos días, a causa de la Conferencia Sectorial de mañana, está habiendo una gran cantidad de presión sobre el Ministerio de Educación, para que los requisitos que se anunciaron hace semanas se relajen un poco, al menos.

A pesar del cambio de criterio desde los 15 alumnos a los 20, o de la distancia entre mesas, de 2 metros a 1,5, la necesaria inversión tanto en personal como en infraestructuras sigue estando muy presente.

«En el colegio de mi mujer, continúa García, tendrían que desdoblar casi todos los grupos desde infantil hastas 4º de primaria». Algo parecido cuenta Leticia Cardenal, presidenta de CEAPA: «La clase de mi hijo, en la que normalmente son 24, es muy pequeña. Están en tres filas. Para mantener la distancia hay que quitar una de las tres filas; es imposible mantener la distancia si no».

A pesar de esto, Cardenal asegura que «hemos defendido siempre que la escuela presencial era insustituible y el alumnado debía ir a los centros lo antes posible. En ese sentido estamos contentos». La importancia de la presencialidad para ofrecer una educación con equidad y que trabaje por la igualdad de oportunidades se convierte aquí en central, habida cuenta de que «se han quedado muchos alumnos atrás estos meses».

Para José María Alvira, secretario general de Escuelas Católicas, es una buena noticia que se piense en una vuelta a los centros con la mayor presencialidad posible para que el alumnado retome el contacto con sus docentes y sus compañeros. Pero prefiere mostrarse prudente hasta no ver cómo se concretan las decisiones que se adopten mañana en la Conferencia Sectorial.

Pero esta alegría por un inicio de curso con la mayor presencialidad posible no está reñida con cierto miedo y desconfianza, afirma Cardenal, a «que los menores de 10 años no tengan que mantener esas distancias de seguridad» o que las ratios se hayan decidido sin tener en cuenta la superficie de las aulas. «Se debería haber controlado de otra manera», asegura la representante de las familias de la escuela pública.

El documento de Educación contempla también que los centros educativos, sus equipos directivos, sean los encargados de la elaboración de planes de actuación y protocolos relacionados con la salud y la higiene en el trabajo. Algo para lo que, dice Francisco García, los equipos directivos no tienen formación ni competencias.

Para eso están los servicios de prevención de riesgos laborales de las comunidades autónomas o los comités de seguridad y salud de las juntas de personal. En su opinión deberían ser los territorios los que «establecieran criterios muy estrictos y generales para todos sobre planes de contingencia, y no depositar esa responsabilidad en cada centro».

Nada es gratis

«La presencialidad, comenta García, debe ser lo más segura posible, pero no sale gratis». Tanto la nueva ratio, con un tope máximo de 20 alumnos, como la distancia de 1,5 metros entre mesas (que se traduciría en que cada estudiante tuviera a su alrededor un área de 2,5 metros cuadrados), sobrepasan las condiciones habituales de los centros educativos, tanto de infantil y primaria como de secundaria.

Para María Isabel Loranca, responsable del sector de Enseñanza de la FeSP-UGT, «es importante la apuesta por la educación presencial», pero «las medidas anunciadas exigen presupuesto propio para su implementación en los centros, y refuerzo de als plantillas docentes».

Pero no solo preocupan estas decisiones. García piensa también en las indicaciones dadas para la limpieza e higiene en los centros educativos. «Limpiar los aseos tres veces al día, en un IES de 800 alumnos se me hace poco, creo que es insuficiente», por no mencionar que aunque desde el Ministerio se dice que han de ser los centros los que establezcan sus necesidades, la contratación del personal de limpieza recae, en el caso de los colegios, en los ayuntamientos, y en el caso de los institutos, en las comunidades autónomas. «Si no te mandan más gente (al centro), te da igual el protocolo».

José María Alvira, secretario general de Escuelas Católicas, se muestra prudente, a la espera de lo que salga de la Conferencia Sectorial en la que se discutirá sobre este documento, así como sobre la inversión de los 2.000 millones comprometidos por el presidente, Pedro Sánchez. Pero sí asegura que reclamarán algunas cantidades de financiación extra para cubrir gastos sobrevenidos por la COVID-19.

En este sentido asegura que, en respuesta a quienes han dicho que los gastos extraordinarios salgan de la partida de «otros gastos», dicha partida es deficitaria. Y si se contempla una inyección económica extra para la escuela pública, debe hacerse con la concertada. Sería, dice, «una nueva discriminación».

El responsable de la principal patronal de la concertada también muestra cierto excepticismo ante otras medidas como la ratio máxima de 20 o la utilización de otros espacios, más allá del aula, para dar clase. Espacios con los que no todos los centros educativos cuentan.

Y mientras, el profesorado…

Aunque parece que las diferentes organizaciones, ya sean sindicales o de familias, no están en desacuerdo con el hecho de que en septiembre vuelvan las clases presenciales, las redes sociales se han convertido en un hervidero de todo tipo de críticas hacia el protocolo anunciado por el Ministerio.

 

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La nueva normalidad y la reconfiguración capitalista

Por Darío Balvidares

Mientras la pandemia se sostiene en la escena mundial y los discursos se encierran en las recomendaciones sanitarias que se centran en las medidas de distanciamiento, aislamiento, e higiene; las realidades se multiplican en infinidad de dispersiones.

La “normalidad” del mundo estalla y nos muestra todos los panoramas al mismo tiempo en una especie de pantalla total de la brutalidad sistémica con la que el capitalismo nos “ha cobijado” con sus mantas coloniales y patriarcales.

Todo parece precipitarse a una “deconstrucción”, en épocas en que el sistema se comenzaba a resquebrajar en su propio modelo culturalmente productivo (para no decir esclavizante, depredador, explotador, saqueador, desposeedor) de habitar el mundo.

Justamente, cuando los movimientos sociales venían ganado las calles (Chile, Ecuador, Colombia), el movimiento de mujeres hacía oír su voz con más potencia en Argentina y en el mundo. Cuando les trabajadores (con y sin trabajo) le reclamaban a sus propias (pero ajenas) centrales sindicales las negociaciones paritarias; con la pandemia se invierte la ecuación y las centrales pactan con el empresariado la rebaja de salarios, ministerio de trabajo mediante.

Todo sucede al mismo tiempo que el gobierno paga el 50% de los salarios de les trabajadores, incluidas las grandes empresas, que llevan sus dineros a paraísos fiscales y continúan con los despidos y suspensiones.

Todo se expone al mismo tiempo que los conteos desagregados de fallecidos e infectados como un nuevo ranking mundial estandarizado en la virtualidad de las pantallas y en el “tiempo real” de la circulación viral de las “noticias”.

La alarma de los contagios en los barrios populares (villas, asentamientos) se propaga como continuación de la política de pauperización seguida de la estigmatización de los vulnerados por el círculo vicioso de un sistema enviciado de tal manera que se ha tornado irrespirable.

Y mientras se implementa un “protocolo” para la “detección” de contagios puerta a puerta de los “sin agua” y algún figurón se emociona ante las cámaras de la realidad sesgada, Ramona Medina , la referente social del “Barrio 31” de Retiro, no tiene nada más que decir, ha muerto con corona-virus, pidiendo agua.

Lo peor de la peste no es que mata a los cuerpos, sino que desnuda las almas y ese espectáculo suele ser horroroso1

Y no podía ser de otra manera, el capitalismo no tiene fronteras éticas (para no abundar) y los “dueños” del planeta, tampoco. En el festival de los rankings comparativos de países según su “crecimiento” económico, la virtualidad de la educación, su deuda externa (es decir, la mayor estafa global), ahora se agregan los sistemas de salud. Todos estos rankings terminan desnudando ese espectáculo horroroso.

Incluso repugnantes personajes como Trump, Bolsonaro y Piñera, para no ir más lejos, tristes y patéticas figuras de una execrable película, que dan cuenta de su propia excremental inteligencia con sus discursos viciados de odio o pletóricos de estupidez (o ambas cualidades al mismo tiempo), es la prueba viviente del horror que produce el sistema capitalista.

Aunque hay otros personajes, igual de siniestros, pero “enjuagados” por los modelos “filantrópicos” que el capitalismo ha creado para permitir el desarrollo desmedido del poder.

Lo normal es mortal. La ‘normalidad’ es una inmensa crisis. Necesitamos catalizar una transformación masiva hacia una economía basada en la protección de la vida”2

¿Hay posibilidad de una transformación masiva como propone Naomi Klein?

Mientras el sistema siga siendo éste, no; mientras la burguesía siga sosteniendo sus privilegios y gobernando, no; mientras las grandes corporaciones continúen apropiándose de los territorios físicos y simbólicos, no; mientras la movilización social continúe siendo sectorizada, no; mientras la cultura patriarcal continúe, no. Y tantos otros “no” que no alcanzarían cientos de artículos.

Aunque también es cierto que van germinando con fuerza los otros No y sus afines: “No a la megaminería contaminante y saqueadora”; “Paren de Fumigar”; “La tierra es de quien la trabaja”; “El agua vale más que el oro”; “Basta es Basta”; “lo que hacen es Terricidio” y otras tantas variantes que acompañan el grito mundializado de los “de abajo”.

Los “de abajo”, que gracias a la paradoja de la pandemia, dejan expuesto que no son las famosas inversiones las que motorizan la economía, sino el trabajo de miles de millones.

Los que al mismo tiempo son precarizados o directamente expulsados como consecuencia de la concentración de la riqueza de aquellos obscenos que se rankean en el mundo de la revista Forbes y se asocian en alianzas de mercado “filantrópico” para diseñar nuestras vidas desde sus corporaciones empresariales con ropaje de fundación y lenguaje de “responsabilidad social” con la ética de una filosofía endulzante y siniestra.

Y ahí están los “filántropos” de la era digital, que de los primeros 15 puestos del ranking Forbes, ocupan 7. La virtualidad ha llegado; el distópico mundo de Silicon Valley acelera las ganancias de un puñado de nuevos “dioses” que desde el ciber-olimpo, digitalizan nuestra existencia.

Entre esas fortunas personales, que totalizan sumadas 476 billones de dólares, están Jeff Bezos que además ganó en el mes de abril 30.000 millones de dólares más con su compañía Amazon3.

También está el “donador” serial, Bill Gates que entre “donación” y “donación” perfecciona el dispositivo de control total de la Identificación Digital ID20204 junto a otros grandes socios fundadores con los que patentaron el “inofensivo” producto.

Los socios fundadores de ID2020 son Microsoft; Fundación Rockefeller (es claro que ninguna de las dos necesita mayores aclaraciones); Accenture, que es una consultoría que tiene también base en Argentina y vende sus servicios bajo el título “Covid-19: Gestión de impacto humano y comercial del coronavirus5.

GAVI6, es una Organización Internacional financiadora de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se conoce como la Alianza Mundial de Vacunas, que a la vez tiene como socios fundadores a la Fundación Bill y Melinda Gates, UNICEF, la propia OMS y el Banco Mundial.

¿Y cuál es el objetivo de la existencia de GAVI?

La respuesta está en la propia página web: “El modelo de negocio: al agrupar la demanda de vacunas de los países más pobres del mundo, asegurar la financiación a largo plazo y dar forma a los mercados de vacunas, estamos acelerando el acceso a las vacunas que salvan vidas en los países que más lo necesitan

Lo que en otras palabras se traduce en hacer un negocio concentrado entre organismos internacionales, la fundación del “filántropo” y el Banco Mundial en lo que dan en llamar, asociación público – privada; ¿o deberíamos llamar, mercado de la acción inmunológica?

Volvamos a ID2020, porque aún queda otro socio fundador, Ideo.org, curiosamente o no, es una corporación de diseño (¿será de diseño de identidades?) que, a su vez, tiene como socios a la Fundación Rockefeller, la Fundación Bill y Melinda Gates, la J P Morgan y a la Bezos Family Foundation.

Por más que el bolillero de vueltas, como es digital, no puede dejar de concentrar los negocios relacionados con el control total de la circulación de mercancías, que eso son las vacunas, en este sistema.

El objetivo de biocontrol-digital de la humanidad se realizará desde ID2020, que ya está patentada en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) de las Naciones Unidas y es parte de sus Objetivos 2030.

Mientras los mortales estamos en aislamiento intentando sobrevivir al modelo de producción corporativo con sus efectos de muertes colaterales, los “dioses” del Olimpo empresarial diseñan el nuevo modelo de biocontrol de la humanidad.

¿Quién será el paciente 0 del “microchip”? De la nueva viralidad de biocontrol corporativo, de la intimidad vulnerada con endulzantes perversamente ingenuos como: “cuidamos tu privacidad”, mientras los algoritmos que nos espían ahora pasaran a ser piezas del museo 2.0.

Toda esa maquinaria está en marcha en los tiempos que rige “la nueva normalidad”, un concepto de colonialidad explícita, que el periodismo servil repite con las mismas sonrisas idiotas de las fotos de las figuritas gerenciales de los portales de las fundaciones que traman nuestro destino.

La nueva normalidad es la reconfiguración del mismo y brutal sistema capitalista que se reordena en función de las decisiones corporativas en un modelo de híper-concentración de la riqueza con mayores efectos de desposesión, destrucción y biocontrol.

“La nueva normalidad” es el abracadabra de la reconfiguración del sistema: ¡Abracadabra! Y… ¡Paf! ¡Desapareciste!

En una video llamada de 3 minutos Uber despidió a 3.500 empleados: “Nuestro negocio de viajes compartidos se ha reducido a más de la mitad. No hay trabajo suficiente para muchos empleados en la primera línea de atención al cliente. Como resultado de eso, eliminamos 3.500 puestos de atención al cliente7. Esto fue informado por Ruffin Chaveleau, directora del servicio de atención al cliente de la plataforma, durante una videollamada por Zoom. Y, por supuesto, con consternación y cara de contener el llanto, propia de una actriz en plena escena de una telenovela. Así funciona el capitalismo 2.0 con el descarte masivo y en sólo tres minutos. ¡Abracadabra!

Aquí, en Argentina, Paolo Rocca, el Ceo del holding Techint despidió 1450 trabajadores, a pesar del decreto presidencial que lo prohibía, a pesar de subsidiarlo con los dineros públicos para que “ordeñe” Vaca Muerta con Tecpetrol y lleve los dineros a Luxemburgo donde tiene la sede central de la corporación. A pesar de ser la primera fortuna del país con un patrimonio personal 8 mil millones de dólares y una facturación empresarial 23.000 millones de la misma moneda, parece que el Ceo no puede responder al pago del 25 % del pago, puesto que otro 25% fue el acuerdo de la Confederación General del Trabajo (CGT) – que parece funcionar como gerencia de recursos humanos de la patronal – para la rebaja y el otro 50% son los dineros públicos que el gobierno utiliza para mantener esa porción de salarios, subsidiando a las mismas corporaciones que fugan esos mismos los dineros públicos. ¡Abracadabra!

El COVID-19 es el estado de sitio planetario que construye las condiciones de posibilidad para una reingeniería social sin precedentes, que abra paso a la cuarta revolución industrial y que constituye el régimen de gobernabilidad que requiere el capital en la actualidad, autoritario, destructor de la sociabilidad, con la intención de disminuir costos sociales y conjurar los riesgos de revueltas.  Una de las operaciones que se está llevando a escala planetaria es la redefinición del papel de los sistemas escolares, la profesión docente y los centros de formación de educadores; algo que ya se había iniciado en los ochenta del siglo XX8

No olvidemos que los ministros de educación de las últimas décadas y los “especialistas” juglares del poder, lo venían advirtiendo, cuando hablaban de estar “capacitado para el mundo que se viene”, porque las formas de trabajo y de empleo iban a ser otras para lo que se necesitaría “acreditar las competencias y habilidades del siglo XXI” y junto a eso nos repetían y repiten que muchos de los “trabajos que hoy existen, dejarán de existir” y nos mostraban las bondades de la “sociedad del conocimiento”, otro concepto que impone la reconfiguración de la subjetividad.

El proceso de desposesión educativa jamás se detiene, si no lo detenemos, el avance de la endoprivatización encontró en la pandemia el motor de aceleración que necesitaba para instalarse bajo el concepto de “la nueva normalidad”, con su poder adormecedor y su “aroma” de cambio. La nueva normalidad incluye la “vacuna” global de la virtualidad que como adelanto promociona el home office y el home schooling. Es decir que el “trabajo” en casa y la “educación” en casa amplían sus prácticas y las ganancias de las corporaciones tecnológicas.

En relación con la escuela, esto es llevar a su máxima expresión la pedagogía instrumental del individualismo, formadora de subjetividades egoístas que contribuyen aún más al proceso de fragmentación social, una modalidad que sin duda fomenta la desigualdad social.

De esa forma las corporaciones siguen aumentando sus ganancias y se apoderan de la educación pública con la gestión del “conocimiento” desde plataformas organizadas por gerenciadores externos. Creando un mercado “familiar” y otro de carácter “institucional”.

¡Abracadabra!

Fundación Varkey lanzó Comunidad Atenea, la primera comunidad virtual de aprendizaje colaborativo para maestros en toda América Latina.

Se trata de una plataforma online gratuita que ya cuenta con más de 6.000 miembros. El espacio permite encontrarse para compartir las mejores prácticas, celebrar su trabajo y aprender de otros sobre cómo mejorar la educación de sus estudiantes.

Con las escuelas cerradas en casi todos los países de América Latina debido a la pandemia, cien maestros se incorporan por día a la plataforma para encontrar y proponer soluciones creativas e innovadoras que logren mantener a los estudiantes aprendiendo cuando ya no pueden acceder al aula.

Los docentes ya se han inscripto desde Argentina, Ecuador, Paraguay, Perú, México, Uruguay, Colombia, Chile, Brasil, República Dominicana, Panamá, Bolivia y Venezuela9.

La Fundación Varkey no iba a quedar fuera del mercado virtual de la educación y de esta forma, sustituye los convenios con los gobiernos e interactúa directamente con los docentes/usuarios/consumidores de los contenidos de la plataforma: “Las más de 190 actividades que ya están disponibles en la plataforma están demostrando ser invaluables para los maestros de todo el continente”.

La estandarización de las prácticas de los futuros reconfigurados facilitadores está en marcha; la plataforma se promociona como gratuita y abierta y promociona cursos: “La plataforma busca crear una comunidad de maestros, funciona como un espacio similar al de las redes sociales, permite a los docentes subir sus perfiles, publicar contenidos, poner “me gusta” y entrar en contacto con colegas. Además, está moderada para garantizar que todas las publicaciones sean de alta calidad educativa. La plataforma también contiene una galería de cursos online, conocidos como MOOCs por sus siglas en inglés”.

Los “MOOCs” son cursos en línea, masivos y abiertos, lo que parece atractivo para los “virtualófilos” del mercado educativo, pero cuando finaliza el curso, para obtener el certificado, hay que pagar. ¡Business are Business!

Sunny Varkey es otro de los grandes billonarios que realizó su fortuna con los procesos de exoprivatización y endoprivatización que fueron impulsando la creación del mercado de la educación. Un mercado corporativo que está fracturando y desposeyendo la educación pública a nivel mundial. ¡Abracadabra!

Incluso el “llamamiento” que realiza la fundación de Ceos empresariales, Argentinos por la Educación a destrabar los accesos a la virtualidad, con un tinte de reclamo social, no es más que otra estrategia de negocio corporativo: “‘Es el momento para avanzar con iniciativas excepcionales para que no se amplíe esta situación de desigualdad’, sostienen quienes firman y, a su vez, se comprometen a promover el acompañamiento necesario para implementar estas plataformas en las escuelas y el uso de Whatsapp con fines pedagógicos en los barrios populares. Ignacio Ibarzábal, de Argentinos por la Educación, agrega: ‘Queremos convocar a más líderes y sectores para trabajar codo a codo en hacer de la urgencia sanitaria, social y educativa nuestra prioridad’10

No se trata de solidaridad social sino de solidaridad corporativa, puesto que la fundación AxE fue durante la presidencia de Mauricio Macri, una especie de “casa central” y el ministerio de educación, una de sus agencias. Una usina, entre otras tantas que siguen funcionando, como “consultoras”. Ignacio Ibarzábal es el director de la ong endoprivatizadora de la educación e integrante de Harvard University Graduate School of Education11. Todo un emporio de la desposesión de la educación pública.

Por supuesto que además de optimizar ganancias el negocio tecnológico de la venta de plataformas y cursos en línea, también amplían sus ganancias las corporaciones operadoras de la comunicación para sostener conectividad.

No es casual, que mientras continúa la cuarentena, el Banco Mundial, junto a la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), la GSMA y el Foro Económico Mundial hayan presentado el Plan de Acción Conjunta en respuesta al COVID-1912, que lejos de ser una vacuna es un parásito transgénico. Que no se conforman con los millones de dólares que ganan, sino que, aprovechan la pandemia para ganar aún más.

El documento, elaborado tras un diálogo con ministros de Finanzas y TIC, autoridades regulatorias y CEOs de compañías de telecomunicaciones y tecnología de todo el mundo, tiene por objetivo servir como guía de mejores prácticas para autoridades durante la situación de emergencia”. De lo que se trata es de la ampliación de cobertura para hacer el negocio más rendidor, porque en el apartado “Propuestas regulatorias para sostener la conectividad durante la crisis del COVID-1913: En el punto 11 dice: “Interacciones digitales: para favorecer la cohesión social, así como el uso de las comunicaciones y transacciones digitales durante esta crisis, se invita a reducir o eliminar impuestos específicos del sector, dispensar de impuestos y tasas especiales…”

La voracidad y la posición del Banco Mundial que opera como auspiciante y mediador para imponerle a los gobiernos una baja de impuestos “para sostener la cobertura” de las operadoras cuyas facturas pagamos cada uno de los usuarios.

¡Pingüe negocio! Nosotros les pagamos las obscenas tarifas que ellos nos cobran y al mismo tiempo no quieren pagar impuestos. ¡Eso es el capitalismo! ¡Esa es la normalidad sumada la “nueva normalidad”!, profundizar el saqueo con “nuevas” formas de legalizarlo.

El Día de la Marmota

En la ficción fantástica de la película todos los habitantes viven el mismo día jornada tras jornada y el protagonista es el único que se da cuenta.

La pandemia, la cuarentena y la “nueva normalidad” parecen instalar una especie de remake de El día de la Marmota en los formatos de copias de virtualidades educativas y en los discursos acerca de ellas.

En Argentina aparece el portal “Seguimos educando” desde el Ministerio de Educación Nacional, con transmisiones por televisión, por radio y en la web, al que se le suman portales provinciales con sus propios convenios de “plataformas educativas”. Lo que demuestra aún más la fragmentación del sistema.

Un gran mercadeo de plataformas que ponen en evidencia, también, los serios inconvenientes en la conectividad a lo largo y a lo ancho de todo el país. A lo que se le suma la imposibilidad concreta de los vulnerados, con casi un 50% de nuestros niñez y adolescentes debajo del límite de la línea de pobreza, viviendo en asentamientos, villas o barrios populares y las zonas rurales, donde la conectividad es escasa o nula.

El estresante trabajo de les docentes en búsquedas de sus estudiantes o, incluso, de estudiantes que no tienen docentes porque la administración no ha nombrado suplentes (como ocurre en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por ejemplo); sin horarios concretos y con sus propias problemáticas familiares, como la de cada una de las familias de les estudiantes. Todos acorralados por la pandemia.

En Chile: “La cuarentena por el coronavirus COVID-19 también ha afectado a los niños y jóvenes que para evitar el contagio han tenido que cancelar clases. Ante este problema el presidente de Chile, Sebastián Piñera, anunció que la educación en la región chilena será televisada. Esto se logrará con un acuerdo entre Anatel, el Consejo Nacional de Televisión y el Ministerio de Educación del país (…) Para esto también se ha elaborado una plataforma virtual llamada ‘Aprendo en línea´ en la cual pueden entrar los estudiantes que tengan acceso a internet…”14.

Pero ocurre que las desigualdades sociales se ponen en evidencia, al igual que en Argentina, sumada la falta de conectividad.

En México: “El gobierno mexicano ha desarrollado un programa de educación a distancia. ‘Aprende en Casa’, alternativa para mantener actividades educativas durante el periodo de contingencia utilizando tanto Internet como algunos canales de televisión pública. De cualquier forma, las condiciones sobre las cuales se lleva a cabo el aprendizaje desde casa no son siempre favorables, ya sea por ambientes hostiles, falta de oportunidades de acceso a la tecnología o de pericia en su uso. Este programa terminará por profundizar la desigualdad entre hogares, que expresa también de las oportunidades de aprendizaje en el sistema15.

No sólo están estos parecidos con México en cuanto a la respuesta a la sustitución de la escuela por la virtualidad sino que además: “…grupos privados de interés han alzado la mano, con propuestas que van desde el desarrollo de un currículum educativo nacional ante emergencias por organizaciones civiles pro empresariales, hasta la profundización de la digitalización educativa.

Ya veremos si el ingreso a la ‘nueva normalidad’ significa también un rostro más explícito del gobierno empresarial de la educación.16”.

El panorama parece ser el mismo, pero no sólo por la ausencia de la pedagogía y lo que ella conlleva, la impresindibilidad de la escuela, para compartir no sólo la construcción del conocimiento, sino el estar junto al otre, con el otre, estableciendo incluso un sistema semiótico de relaciones, gestualidades y construyendo subjetividad social.

La virtualidad nos lleva a un estado de inacción, de degradación de la socialización, a la pasividad de una sala de espera, al alejamiento de los rituales cotidianos de encontrarnos, de estar. En definitiva, de ser la escuela.

Y a pesar de los reconocimientos ministeriales sobre la importancia de la escuela y la presencialidad, la Cámara de Diputados de la Nación vota la modificación del artículo 109 de la Ley de Educación Nacional (26.206) y le da media sanción para legalizar la educación virtual: “En un acuerdo entre el oficialismo peronista, radicales, macristas, y sin consulta a los sectores involucrados en el sistema educativo se avanzó sobre la modificación del artículo 109 de la Ley de Educación Nacional (LEN)17

Esto demuestra que el oficialismo y la llamada oposición comparten intereses en cuanto al sesgo ideológico respecto de la educación. Sólo los dos diputados del Frente de Izquierda votaron en contra, Romina del Plá y Nicolás Del Caño, entendiendo que otra vez se opera al margen de la docencia. ¡La virtualidad vino para quedarse! ¡La ampliación del negocio corporativo también!

La “nueva normalidad” de la “vieja normalidad”

La cuarentena no es universal, porque hay trabajos esenciales que no se detuvieron, pero seguramente algunos otros son declarados exceptuados de practicar el aislamiento porque algunas actividades “no se contagian de corona-virus”, aunque sí provocan la muerte por otros medios. Es el caso del agronegocio y la producción de agrotóxicos, así como la cianurada minería a cielo abierto.

El 31 de marzo más de 100 organizaciones de Argentina denunciaron que “Durante estos días de aislamiento ha habido “incidentes” con fumigaciones en Santiago del Estero, Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos o Chaco; en aquellas zonas donde la producción de commodities se realiza parece haber vía libre para fumigar(nos). Esto no es nuevo, es la trágica cotidianeidad de los  Pueblos Fumigados de nuestro país, donde se liberan cada año alrededor de 500 millones de kilos/litros de agrotóxicos en miles de formulados comerciales y con principios activos prohibidos en buena parte del mundo sin control alguno, e incumpliendo la Ley General del Ambiente núm. 25.675 (…) en plena cuarentena a nivel nacional, el desmonte no cesa y uno de los bosques más conservados de todo el ecosistema del Gran Chaco recibió la  denuncia de desmonte sobre una superficie de 8 mil hectáreas en la Estancia La Fidelidad. Por otro lado, a partir del monitoreo con imágenes satelitales, Greenpeace descubrió que en el norte del país ya se  desmontaron casi 10 mil hectáreas desde que comenzó el aislamiento en las provincias de Salta, Chaco, Santiago del Estero y Formosa18.

Mientras esto sucede el “filántropo” de las “donaciones” para el millonario negocio de las vacunas, Bill Gates, llega a Jujuy para la explotación de litio, en plena pandemia: “De esta manera el magnate norteamericano, Bill Gates, desembarca en el negocio del litio, ya que es él quien lidera la ronda de inversiones de alrededor de 20 millones de dólares que, a través “Breakthrough Energy Ventures” y “The Engine”, buscan capitalizar Lilac Solutions.

La empresa norteamericana proyecta realizar las primeras pruebas experimentales en el país hacia finales del 2020, junto a la compañía minera Lake Resources”19.

De las vacunas a la explotación de litio en Jujuy. En Estados Unidos el mismo Bill Gates con su fundación “filantrópica” está en la carrera por la charterización de las escuelas públicas y el negocio de las pruebas estandarizadas.

Tal vez no solo debamos referir la película, “El día de la marmota” por la compulsión a cierta repetición de escenarios y formatos diarios que impone la cuarentena, sino literalmente a ser tomados como “marmotas” (dormir en el aislamiento), mientras los sectores depredadores de la vida continúan con sus negocios de la “vieja y nueva normalidad”.

Sin tapabocas

Nos envenenan y dicen que producimos alimentos para 400 millones de habitantes, mientras se mueren niñes por desnutrición.

Talan los bosques nativos, desertizan la tierra, persiguen a los pueblos originarios, los sacan de sus territorios comunitarios para el negocio de la tierras, los pauperizan, los enferman, los reprimen, los matan.

En las villas y barrios populares se multiplican los casos de corona virus, la empresa encargada del agua AySA discute con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a quién le corresponde haber hecho las obras de agua potable en la Villa 31.

Provocan una pandemia con sus actividades depredadoras del planeta y la cría industrial de animales. Generan el calentamiento global.

Nos imponen una vida virtual, una escuela virtual, el trabajo virtual, nos despiden, nos bajan el salario, aumentan los femicidios y la violencia intrafamiliar, pero nos explican “que el uso del barbijo es para cuidar al otro” y que la “distancia no puede ser menor a metro y medio”, según protocolos sanitarios.

Sin embargo, dónde están los protocolos “sanitarios” y las consultas a especialistas médicos y científicos, cuando se trata de los Pueblos Fumigados, las escuelas fumigadas, los barrios contaminados con los desechos empresariales, los pueblos y ciudades con ríos contaminados por la actividad minera y sojera.

Siguen funcionando como si nada y nosotros vivimos según protocolos de aislamiento social según reza la “nueva normalidad”.

Sólo en esta semana, fuerzas de seguridad, ingresan y reprimen en la comunidad mapuche de la Lof Lafken Huincul Mapu en la localidad de Mascardi, dónde hace 30 meses el grupo de élite, Albatros, había asesinado a Rafael Nahuel. Unos días antes algunos medios20 nacionales de prensa preparaban el escenario para la brutalidad policial en la comunidad.

Lo mismo sucede con los pueblos del norte, los qom en el Chaco estigmatizados por ser “responsables” de portar corona virus. La comunidad Mbya-guaraní sufre los desmontes de la empresa CARBA en Misiones y podríamos seguir con los constantes eventos en nombre del Estado que después recomienda “lavarse las manos”.

Uno de los artículos de Alfredo Grande, publicado en estos días, afirma: “Los Estados hablan de pobres cuando son responsables de haberlos empobrecido. Hablan de ricos cuando son cómplices de haberlos enriquecido. Y los Estados sostienen al Mercado para que el alucinatorio político del capitalismo bueno pueda sostenerse…21

Una nueva pedagogía emancipadora construida desde abajo, sin hipocresías, sin tapabocas y con las manos enchastradas de anormalidad es definitivamente necesaria para erradicar la pandemia voraz del viejo capitalismo y del nuevo capitalismo que acelera su reconfiguración al mismo tiempo que amplía su estatus represivo y de biocontrol, su conducta depredadora del planeta, su estrategia de desposesión de la intimidad y su compulsión al confinamiento virtual de los que sobrevivan al proceso de deshumanización corregido y aumentado.

1 Albert Camus

15 Mauro Jarquín Ramírez: “La nueva escuela Mexicana en tiempos de Pandemia”. Diario “La Jornada”. https://www.jornada.com.mx/2020/03/29/politica/015a1pol?partner=rss

16 Mauro Jarquín Ramírez: “Quién reconstruirá el sistema educativo”. Diario “La Jornada” https://www.jornada.com.mx/2020/05/16/opinion/011a1pol?partner=rss

21 Alfredo Grande. “El libro flaco de Petete” Agencia Pelota de Trapo (APe) 22 de mayo 2020

Artículo enviado por su autor a la redacción de OVE

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