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Orientar a las familias de jóvenes en riesgo de abandono: “Deben ser parte de la solución, no del problema”

Por: Sandra Vicente

La Diputación de Barcelona ha celebrado la octava sesión del Seminario de Nuevas Oportunidades Educativas, destinada a asumir la relación con familias de jóvenes que han abandonado los estudios prematuramente

“Un hijo es una pregunta que le hacemos al destino”. Con esta cita del escritor José María Perman, recuperada por Carme Martínez-Roca, fundadora de la Asociación Fem Pedagogia, ha iniciado el octavo Seminario de Nuevas Oportunidades Educativas, organizado por la Diputación de Barcelona y que ha llevado por título ‘Orientar a las familias en el acompañamiento de jóvenes en riesgo de abandono escolar prematuro’.

En este encuentro se ha puesto el foco en el papel de las familias de jóvenes que, por distintos motivos, tienen problemas a la hora de afrontar sus itinerarios educativos y de inserción laboral. Tal y como lo ha definido Carme Martínez, el seminario ha sido un “recetario de buenas prácticas” tanto para las familias como por los diferentes servicios que las acompañan. La idea que ha planeado a lo largo de toda la sesión ha versado sobre la importancia de la comunicación y el trabajo en red, que debe ayudar a enfocar el acompañamiento.

La base de esta tarea es conocer y entender cuál es el contexto familiar del joven en riesgo de abandono. “Hablamos de situaciones muy complejas, en las que a menudo las familias tienen mil cosas en la cabeza y el espacio mental totalmente ocupado”, ha asegurado Martínez. Cuestiones materiales de supervivencia como la crisis económica, la crisis de roles o los cambios sociales y laborales pueden ser grandes preocupaciones por un núcleo familiar que no acaba de saber cómo afrontar la situación educativa de sus niños.

Por eso es importante establecer vínculos con las familias; vínculos basados en el reconocimiento de su capacidad de resiliencia. “Debemos hacerles entender su fortaleza”, ha expuesto Carme Martínez, quien ha añadido que esta es una tarea que debe hacerse en conjunto entre todos los agentes que, desde el territorio, trabajan con la misma familia. Porque la orientación educativa no es sólo una tarea de escuelas o centros educativos.

Una familia en riesgo de exclusión social puede ser usuaria de un gran número de referentes, lo que puede llegar a estresar y hacerles perder el hilo de los cuidados. “Hay una sobrecarga de referentes y es normal que haya algunos aspectos que se desatiendan”, ha expuesto Eli Sánchez, orientadora del servicio Som U de la Unidad de Escolarización Compartida (UEC) de Mataró. En esta línea, con Sònia Latorre, directora de la UEC, ha coincidido en la necesidad de una buena comunicación entre todos los referentes y que todos tengan presentes las necesidades que puede afrontar la familia, para realizar un correcto acompañamiento y derivación.

De otro modo, se corre el riesgo de que existan aspectos que no se traten. Ésta es una de las preocupaciones de los profesionales de la Escuela de Nuevas Oportunidades Educativas (ENOE) de Terrassa. Meritxell Garrigós, coordinadora del servicio, se lamenta de que hay muchos entes municipales que aún no los conocen lo suficiente como para recomendarlos y, por tanto, hay muchos jóvenes que pierden una oportunidad de orientación.

La importancia del efecto Pigmalión

Otro de los puntos clave, según las expertas que han participado en el seminario es hacer partícipes tanto a la familia como al joven de su proceso de orientación. La comunicación continuada y asegurarse de que entienden el servicio es importante para garantizar el éxito del proceso. Sobre todo teniendo presente que, en lo referente a los itinerarios educativos, hay muchas creencias que no se ajustan a la realidad. “Somos servicios que, en ocasiones, no se entienden. Muchas familias vienen buscando el título de la ESO, entendiendo que es imprescindible porque las únicas salidas válidas son el bachillerato o los ciclos formativos”, apunta Garrigós.

Desde el servicio Som U también insisten en que hay muchas salidas, más allá de estos itinerarios. Su labor se basa en acompañar durante mínimo tres años a los jóvenes que han estado en una UEC (la hayan completada o no) y asegurarse de que encuentran el camino que más se sienta a ellos. Su experiencia les hace recalcar la necesidad que tienen muchos jóvenes de detenerse y, antes de continuar un itinerario formativo, trabajar algunas competencias básicas. “A menudo tenemos chicos con problemas conductuales, falta de puntualidad o responsabilidad, que deben trabajarse antes de encarar nada más”, explica Sonia Latorre, directora de la UEC de Mataró.

Hablamos de jóvenes, tal y como recordaron las participantes en el Seminario, que requieren de itinerarios y atención muy personalizada, capaz de afrontar los problemas y carencias particulares de cada uno. Este enfoque es importante, sobre todo, porque estos y estas jóvenes y sus familias a menudo “vienen quemados de su experiencia en la secundaria, de donde sólo reciben ímputs negativos. Debemos esforzarnos en ampliar la comunicación y transmitir cosas positivas, cambios de conducta que, aunque nos parezcan pequeños, ayudan a las familias a entender qué hace su hijo o hija”, explica Marta Solano, educadora social de la ENOE.

Una mejora en la puntualidad, una buena nota en un examen o una actitud participativa son buenas noticias que deben transmitirse y que pueden ayudar a mejorar el vínculo entre las familias y los servicios. “Cuando se cuenta con la familia, ésta entiende el proceso de orientación por el que está pasando su hijo. Y, si lo entienden, se convertirán en un agente más”, apunta Sánchez, quien recuerda la importancia del efecto Pigmalión, que se refiere a la potencial influencia que ejerce un actor sobre otro.

Confiar en las familias las convierte en un actor activo y, por tanto, no serán dependientes de los servicios de los que son usuarias. Esto es importante porque, según recuerda Carme Martínez Roca, uno de los objetivos de la orientación es conseguir que las familias sean autónomas en el acompañamiento. “De esta manera, entenderán y respetarán los tiempos de sus niños, partiendo de la base de que las segundas oportunidades son necesarias para todos”.

Asumir que la ESO no es el camino ideal para todos, que cada uno va a su ritmo y que hay quien necesita parar y reorientar sus decisiones es clave para su orientación. Por eso mismo, quien acompaña debe ajustar las expectativas hacia los jóvenes, lo que genera unos vínculos más fuertes y sinceros. “A veces cuesta, porque esperar y tomar caminos que escapan de lo normativo retrasa los resultados. Pero nada está bien hecho que no quede presente. Aunque no lo vemos, estamos labrando”, explica Carme Martínez.

El Seminario ha puesto de manifiesto que la orientación educativa es una tarea compleja pero necesaria. Y, tal y como han puesto de manifiesto tanto Josep Monràs, presidente del Área de Educación, Deportes y Juventud, como Javier Silva, diputado delegado de Juventud de la Diputación de Barcelona, es “un reto imprescindible que todavía no ha conseguido ‘escalera necesaria’. Ambos han alabado la labor de los municipios, en tanto que actores de proximidad, a la hora de conseguir que las familias “sean parte de la solución y no del problema”, asegurando que, como suele ser, el trabajo en red es imprescindible para afrontar retos complejos.

Fuente de la información e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com

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Orientarse en la orientación

Educaweb ha lanzado este año un repositorio en el que ha recogido los 400 proyectos que han pasado por su concurso anual (ganadores o no) a los largo de las últimas 13 ediciones de sus premios. Una guía más o menos exahustiva que busca facilitar la labor de orientadoras y entidades a la hora de organizar sus propias acciones.

Nos hacía mucha ilusión», dice Monserrat OIiveras, directora del portal Educaweb. Llevaban años pensando en la manera de dar mayor visibilidad al trabajo de los direferentes serivicios de orientación, educativa o laboral, de centros educativos, empresas, oenegés… que realizan «una labor silenciada y silenciosa», explica.

Lo han conseguido, por fin, este año. En la presentación (virtual) de los premios del concurso correspondiente a 2020 anunciaron la puesta en marcha de este espacio en el que han recopilado 400 proyectos de orientación académica y laboral, recogidos después de 13 años de convocatorias en sus premios. A partir de la edición de este año, cuyas bases saldrán en breves, ya se explicitará que la participación en el concurso lleva aparejada la publicación de los proyectos en el repositorio.

Es parte del ADN del portal. Ya nació en su momento para convertirse en un espacio desde el que «compartir y transferir» todo este conocimiento práctico. El repositorio «únicamente» está para dar más empaque a este propósito fundacional. Si todo marcha como hasta ahora, cada año se sumarán a él no menos de 30 acciones explica Oliveras.

Los proyectos se dividen en diferentes categorías, objetivos, personas destinatarias y año en el que participaron en los premios Educaweb. De manera que cualquiera que se acerque al repositorio podrá encontrar con cierta facilidad de actuaciones que pueda, de una manera u otra, estudiar y ver sus posibilidades de réplica ajustando lo necesario a los diferentes contextos.

Por ejemplo, se puede acceder al proyecto organizado por el Institut Torre Roja de Viladecans. Destaca por el esfuerzo que realizan para que la orientación académica y profesional se desarrolle a lo largo de toda la escolaridad y no se ciña, como comenta Oliveras, a momentos concretos de cambios de etapa o ciclo, como 4º de ESO o 2º de bachillerato. El objetivo es que este esfuerzo se reparta durante todos los cursos. Al tiempo que dentro del equipo directivo hay un profesional de la orientación cuyas actuaciones se contemplan en el proyecto educativo del centro. Algo, dice Oliveras, muy singular.

Para la directora de Educaweb, uno de los puntos importantes para el desarrollo de las labores de orientación académica y profesional es que la dirección de los centros tome conciencia de la importancia de su papel para, entre otras cosas, combatir las altas tasas de abandono temprano que se producen en el sistema educativo español, así como las relacionadas con el abandono del alumnado en los estudios universitarios (de las mayores de la Unión Europea) y, de esta manera, poner su granito de arena en el combate contra el paro juvenil.

«Es importante dar herramientas a las personas» para que puedan tomar decisiones correctas en unos momentos de tanta incertidumbre como los que vivimos ahora, explica Monserrat Oliveras. «O sabes orientarte o es un drama», asevera esta orientadora que insiste en la necesidad de que la orientación, al igual que la educación, se desarrolle a lo largo de toda la vida. «Nadie te garantiza que vayas a ser siempre médico o periodista».

Para Oliveras, la labor de la orientación académica y profesional va mucho más allá de la captación del alumnado en los centros educativos, como en no pocos casos ocurre. Es necesario que sus profesionales tengan un muy buen conocimiento de los diferentes estudios que pueden cursar los alumnos en la zona, en qué instituciones pueden llevarlos a cabo y, finalmente, qué centros educativos son los mejores (ya sea por su profesorado, por sus convenios de prácticas, etc.).

Un ardua labor que se ve dificultada por las ratios de alumnado que tiene que tratar cada orientador. Muy lejos de las cifras que en su momento marcó la Unesco como óptimas, es decir, 250 chavales y chavalas por profesional.

Para intentar paliar esta situación, Oliveras apuesta por proyectos que intentan repartir la responsabilidad de este trabajo mediante la formación del personal docente por parte del orientador para conocer, al menos, los rudimentos de su materia de trabajo para que, de estas manera, puedan hacer un primer acercamiento con su alumnado. Más allá de que, en momentos posteriores, sea la o el orientador quien termine de hacer esta labor.

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2021/02/18/orientarse-en-la-orientacion/

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España: Más de cien alumnos recibirán tabletas para acceder a la educación ‘online’

Europa/ España/ 12.05.2020/ Fuente: www.laopiniondemurcia.es.

La Consejería de Educación y Cultura ha recibido un total de 115 tabletas y un nuevo envío de 135 tarjetas SIM para destinarlas a aquellos alumnos que por diferentes circunstancias tienen dificultad a la hora de acceder a la formación a distancia.

Las tarjetas SIM han sido donadas por Orange, junto con 65 de las 115 tabletas recibidas por la Región de Murcia. Las 50 restantes son una donación de Huawei. Ambas compañías han suscrito un acuerdo con el Ministerio de Educación y Formación Profesional para realizar dichas donaciones.

Este material se destinará principalmente a los alumnos con necesidades educativas especiales asociadas a algún tipo de discapacidad (auditiva, trastornos del espectro autista o discapacidad motora), así como a alumnado de Formación Profesional.

Los equipos de Orientación Educativa y Psicopedagógica específicos de discapacidad auditiva, autismo y otros trastornos del desarrollo y discapacidad motora han dado prioridad al alumnado susceptible de beneficiarse del uso de las tabletas para acceder más fácilmente al currículo.

Para ello han tenido en cuenta, además de la dificultad para acceder a los medios tecnológicos en casa, el nivel educativo que cursan y la utilización de esta ayuda técnica como medio compensador de las dificultades que presentan en el acceso al aprendizaje por sus necesidades educativas especiales.

Así, los alumnos con discapacidad auditiva tendrán la posibilidad de acceder a los contenidos curriculares por medio de un apoyo visual que compense o sustituya la vía auditiva de acceso a la información. Los alumnos con discapacidad motora tendrán la posibilidad de utilizar la tecnología que les ayuda a acceder a los aprendizajes en las aulas, disponiendo de ella en su propia casa. Mientras que los alumnos con trastornos del espectro autista podrán acceder al currículo mediante la tabletas que les serán útiles para transformar la información oral y escrita en visual, lo que ayudará a favorecer su comprensión y, por tanto, su aprendizaje.

Según el director general de Innovación Educativa y Atención a la Diversidad, Carlos Albaladejo, «se trata de proporcionar al alumnado con necesidades educativas especiales una ayuda técnica muy importante que les va a permitir obtener el mejor aprovechamiento de su proceso de aprendizaje en estos días en los que la enseñanza no presencial permite a los alumnos el poder continuar con sus aprendizajes».

Fuente de la noticia: https://www.laopiniondemurcia.es/comunidad/2020/05/12/centenar-alumnos-recibiran-tabletas-acceder/1113429.html

 

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Jugar el partido

Por Carlos Magro

El título y la idea de esta entrada pertenece al texto que introduce el tercer capítulo del último y muy recomendable libro de mi más que amigo Fernando Trujillo “Activos de aprendizaje. Utopías educativas en construcción“.
Por supuesto que a Fernando le debo mucho más que este título y la inspiración para este texto.
Le debo gran parte de lo que sé sobre educación y, sobre todo, lo que es más importante, una manera de estar en educación. Una forma de acercame y afrontar los retos educativos de nuestro tiempo.
Frente a los discursos extremadamente simplificadores, superficiales y muchas veces falaces que abundan en el debate educativo, Fernando nos ilumina a diario con dosis de solidez, profundidad, espíritu crítico, generosidad, responsabilidad y compromiso intelectual.
Estoy seguro de que no me equivoco si digo que somos muchos los que le miramos cuando buscamos orientación sobre algún tema educativo. También, a menudo, sobre asuntos no educativos.

Y aunque sé que su sincera humildad no le dejará admitirlo, creo que lo que escribe y dice nos ayuda a muchos a orientarnos en este complejo territorio que supone la educación y en el empeño que nos mueve a diario hacia su mejora.
Una mejora y un cambio para el que, como el propio Fernando dice, es necesaria la utopía. Una utopía que, como a su vez decía Eduardo Galeano, está en el horizonte. Y un horizonte que siempre está lejos pero hacia el que, gracias a Fernando, caminamos (para eso sirve la utopía, para caminar) cada día con algo más de luz y optimismo.

¿Aprender?, sí, pero antes que todo vivir. Aprender a través y en relación con la vida.

John Dewey

La vida no enseña nada directamente, sólo refuta falsos prejuicios.

Nicolás Gómez Dávila. Escolios a un texto implícito

 

UC3M https://flic.kr/p/rUwFRD cc by-sa

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Jugar el partido* y no quedarnos solo con imaginar cómo sería jugar el partido, ni siquiera con preparar el partido. Jugar el partido con la convicción de que jugarlo es la mejor manera de aprender a jugar. Jugar el partido para entender que en el campo no todo está bajo control, que las cosas no son ni blanco, ni negro, que se puede jugar bien y perder, pero que también, al revés, se puede jugar mal y ganar. Jugar el partido para aprender de los errores. Jugar el partido, eso sí, para ser cada día mejor jugador. Jugar el partido por jugarlo.

Cualquiera que haya hecho o haga deporte sabe que jugar el partido no es fácil. Que nada es innato. Que no basta con saltar al campo para saber jugar. Que no basta con saber jugar para jugar bien. Que por mucho que nos empeñemos, las cosas no siempre salen bien.

Cualquiera que haya hecho o haga deporte sabe que la distancia entre poder hablar sobre el juego y poder jugar es infinita. Que jugar el partido requiere muchas horas de entrenamiento, mucho esfuerzo y mucho sacrificio. Requiere a partes iguales de conocimientos, habilidades y actitudes. Requiere poner a jugar simultáneamente cabeza, cuerpo y corazón. Que jugar el partido moviliza muchos y variados conocimientos. Requiere conocer y comprender las reglas del juego, las escritas y las no escritas. Requiere también mucha técnica. Jugar el partido implica repetir hasta el aburrimiento jugadas, tácticas y estrategias. Requiere interiorizar y automatizar movimientos. Requiere memoria y creatividad. Anticipación y repetición. Improvisación y planificación. Ser capaz de recordar lo que pasó y visualizar lo que aún tiene que pasar. Requiere jugar sin parar de pensar, pero hacerlo como si no estuvieras pensando.

Luis Lorenzo Goncalves https://flic.kr/p/nx8CJb cc by-nc-sa

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Cualquiera que haya hecho o haga deporte sabe que jugar el partido requiere confianza en uno mismo y, si es un deporte de equipo, confianza en los otros. Requiere saber gestionar la incertidumbre y los nervios. Controlar las emociones y los impulsos. Requiere aprender a tomar decisiones. Requiere asumir que a veces las cosas no salen como uno quisiera. Requiere saber tolerar la frustración y la confusión. Requiere mantener la concentración y el esfuerzo hasta el último minuto. Jugar el partido requiere conocer tu estado de ánimo y el de tus compañeros. E imaginar el de los rivales. Requiere entender lo que pasa en el terreno de juego, pero también lo que está pasando fuera del mismo.

Cualquiera que haya hecho o haga deporte sabe que jugar el partido no solo es difícil. Es complejo. Está lleno de conocimientos no escritos, conocimientos tácitos y pegajosos, difíciles de transmitir a otros. Y que por eso, no hay libros, ni manuales, ni instrucciones que nos sirvan para aprender a jugar el partido.

Cualquiera que haya hecho o haga deporte sabe que, al final, la única manera de prepararse para jugar el partido es jugándolo. Sabe que para aprender a jugar hay que jugar. Igual que la única manera de prepararse para la vida es viviéndola.

Nathalie Capitan https://flic.kr/p/qvvErL cc by-nc-sa

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Preparar para la vida siempre ha sido el fin de toda educación. Al fin y al cabo, educar no es otra cosa que preparar para la vida. Pero el fin de la escuela no siempre ha sido preparar para la vida, no al menos con el sentido global con el que hoy lo entendemos. Es cierto que son muchos los educadores que a lo largo de la historia han reclamado una mayor conexión entre la escuela y la vida, entre el aula y lo que sucede fuera de la misma. Es cierto que para muchos el lema dejad que la vida entre en la escuela ha sido y es su norte pedagógico. Pero estos educadores han estado (y siguen estando desgraciadamente en muchos casos) en los márgenes del sistema. La realidad es que, durante la mayor parte de su historia, la escuela ha tenido principalmente un fin profesionalizador y selectivo, no un fin formativo, ni de preparación para la vida (Fernández-Enguita, 2018).

Preparar para la vida no era un asunto escolar, o no era un asunto principalmente escolar, sino la responsabilidad de otros entornos (no formales e informales) donde también se educaba y se sigue educando hoy, la familia, los amigos, el barrio, el ocio.

Pero ahora sí lo es. Hace ya varias décadas que hemos atribuido de manera clara y explícita a la escuela un rol preponderante, aunque no exclusivo, en la compleja tarea de educar a las personas. Hace ya varias décadas que los sistemas educativos de todo el mundo han declarado su intención de formarnos a todos de manera integral. Formarnos a todos para que podamos responder e intervenir de la manera más apropiada posible con respecto a los problemas que nos depara y deparará la vida, no solo en el ámbito profesional, sino también y siguiendo a Jacques Delors, en los ámbitos personal, social y académico. Hace años que pedimos a la escuela que contribuya de manera decisiva a desarrollar en todos (sin dejarse a nadie) las competencias necesarias para llevar adelante nuestros proyectos vitales. Que nos ayude en la compleja tarea de aprender a ser, aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a vivir juntos. Que nos ayude, en definitiva, a jugar el partido.

Victor Bezrukov https://flic.kr/p/puHy7z cc by-nc

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Pero educar de manera integral a todos, igual que jugar el partido, es un asunto de gran complejidad. Y al igual que sucede en el campo de juego, no basta con saber para saber jugar, sino que es necesario también saber hacer y hacer con sentido. Lo que sabemos no transmuta en planes de acción, dice Juan Ignacio Pozo (2016), si no estamos acostumbrados a afrontar la incertidumbre que supone tomar decisiones y abordar nuevos territorios por los que nunca hemos transitado.

A jugar solo aprendemos jugando.

Pero en la escuela muchas veces, como advierte Fernando Trujillo (2018), no llegamos a jugar el partido. Hemos tratado de enfrentar el reto de la complejidad mediante la fragmentación y la división del todo en sus elementos; separando y disciplinando el conocimiento; centrándonos en un solo tipo de conocimientos; inhibiendo la acción; ignorando la transferencia de conocimientos; haciendo hincapié más en un aprendizaje sobre las cosas que en un aprendizaje para hacer algo con esas cosas; orientando, en suma, el aprendizaje más al decir que al hacer, como si aprender sobre algo fuera suficiente para luego poder hacer algo. En la escuela, dice Trujillo, “somos, en muchos casos, entrenadores sin partidos.

Nick Southall https://flic.kr/p/6kjb5G cc by-nc

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Y aunque es cierto que, en algunas situaciones, esta estrategia tiene su utilidad y es efectiva también sabemos que no es suficiente. Reducir la complejidad a sus elementos y tratar de abordarla desde el dominio de las partes puede funcionar bien para aproximarnos a ciertos problemas, pero no es efectiva si lo que pretendemos es abordar metas educativas complejas como las actuales. El problema es que la suma de las partes casi nunca da como resultado el todo. Que los elementos aislados no tienen mucho sentido en ausencia del juego completo. Que aprender a decir no nos garantiza que cuando llegue el momento seamos capaces de jugar.

Que para jugar necesitamos también del campo de juego.

Aprender a decir y aprender a hacer son dos formas diferentes de conocer el mundo. No basta con tener conocimientos para saber usarlos, dice Juan Ignacio Pozo (2016). Aprender a hacer requiere una participación activa (y social); saber relacionar la nueva información con el conocimiento previo; la autorregulación y la reflexión; comprender más que memorizar; aprender a transferir; dar tiempo para la práctica y atender a las diferencias de desarrollo e individuales (Stella Vosniadou).

En este contexto, la clave para abordar los retos educativos actuales pasa por acortar la distancia entre el saber, el saber hacer y el saber ser, desarrollando al máximo la capacidad de los estudiantes para movilizar y transferir los conocimientos recibidos. Saber hacer, usar el conocimiento adquirido, requiere un entrenamiento específico basado en la solución de problemas, no en la mera acumulación de saberes (Juan Ignacio Pozo, 2016). Requiere, como dice Erik de Corte (2016), trabajar “la capacidad de aplicar con flexibilidad y creatividad los conocimientos y las habilidades adquiridas de manera significativa, en una variedad de contextos y situaciones”. Aprender nos hace competentes cuando podemos activar y usar los conocimientos recibidos (Marchesi y Martín, 2014), cuando somos capaces de movilizar y combinar pertinentemente conocimientos diversos.

Peter Megyeri https://flic.kr/p/rR4xU cc by

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Afrontar los retos actuales de la educación exige cambios que tienen que ver tanto con el qué debemos aprender, como con el cómo debemos hacerlo. O, dicho de otra manera, afrontar los retos educativos hoy implica cambios en el que debemos enseñar y en el como debemos hacerlo.

No basta con una única manera de enseñar, ni con la transmisión de un único conjunto de conocimientos.

Saber jugar el partido nos exige no sólo adquirir una base de conocimientos accesible y organizados (los hechos, símbolos, conceptos y normas que constituyen los “contenidos” más tradicionales que la escuela ha transmitido normalmente), sino también “estrategias para abordar los problemas; conocimientos metacognitivos y sobre la propia motivación y las emociones; capacidad de autorregulación de esos procesos cognitivos y volitivos; creencias positivas acerca de uno mismo como alumno” (Erik de Corte, 2016).

Nuestras cabezas están llenas de ideas y habilidades útiles que no vienen a la mente cuando son necesarias,” dice Guy Claxton. Todos somos capaces de pensar y hablar sobre el juego mucho mejor de lo que podemos jugarlo. El tipo de aprendizaje que necesitamos hoy implica trabajar la capacidad de “interpretar, reflexionar, razonar, pensar de manera abstracta, resolver problemas y generalizar lo que se aprende.”

Pero también requiere ir más allá de la mera reflexión racional. Requiere comprender la estrecha relación que existe entre emoción y aprendizaje. “Trabajar la capacidad para relacionarnos con los otros; comprender y manejar las emociones; establecer y lograr objetivos; tomar decisiones autónomas; y confrontar situaciones adversas de forma creativa y constructiva”. (Ortega Goodspeed, 2016)

Juan Antonio https://flic.kr/p/4jrdbH cc by-nc-sa

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Requiere, también, como sostiene Guy Claxtonprestar atención a las experiencias, las intuiciones y las corazonadas; atender a lo que dice nuestro cuerpo y nuestro entorno; soñar despierto y proyectar alternativas. Requiere ir más allá de un aprendizaje cerebral, incorporando también un aprendizaje corporal. Requiere comprender que el cuerpo desempeña un papel crucial en los procesos cognitivos. Que “sin sentimientos e intuiciones, la inteligencia abstracta se aleja de las sutilezas y complejidades del mundo real. Que somos capaces de explicar y comprender, pero incapaces de vincular esa comprensión con las necesidades y presiones de la vida cotidiana ” (Guy Claxton, 2015). El tipo de aprendizaje que necesitamos pasa por adquirir no sólo un conjunto de conocimientos y habilidades, sino también saber cuándo, cómo y con qué propósito podemos y debemos utilizar esos conocimientos y esas habilidades adquiridas.

Para preparar para la vida, la escuela debe buscar el desarrollo, en cada alumno, de un conjunto de conocimientos, habilidades, emociones, actitudes y valores que le permitan afrontar situaciones nuevas e imprevistas (Pérez Gómez, 2014). El principal desafío que enfrenta la escuela hoy es, por tanto, dotar a cada alumno de la “capacidad de asumir su realidad, reflexionar críticamente sobre ella, y decidir con autonomía intelectual” (Mella Garay, 2003).

Carolina Birizamberri en un entrenamiento de la selección uruguaya de fútbol femenino sub 17 en Montevideo

Carolina Birizamberri en un entrenamiento de la selección uruguaya de fútbol femenino sub 17 en Montevideo

Preparar para la vida sitúa a la escuela ante la necesidad de preparar a los estudiantes no para ser receptores pasivos de contenido, sino para convertirse en agentes activos que puedan manejar su carga de trabajo y evaluar sus progresos.” (Farrington, 2012). Preparar para la vida nos obliga a jugar el partido.

Y al igual que no hay un manual para jugar el partido, no existe una única metodología que nos prepare para la vida. La única respuesta ante la complejidad pasa por el dominio de múltiples estrategias y metodologías que nos garanticen que estamos trabajando no solo los componentes conceptuales (saber decir), sino también los componentes procedimentales (saber hacer) y actitudinales (saber ser). Pasa por llevar a los estudiantes al territorio de los proyectos y los problemas, entendiendo como tales tareas relativamente abiertas, que no tienen una única solución y que requieren de una gestión metacognitiva.

Aprendemos desde lo que pasa y desde lo que nos pasa.

Aprendemos cuando cruzamos las paredes del aula. Aprendemos a campo abierto. Aprendemos desde el territorio, desde la práctica y desde la experiencia. Aprendemos en el campo de juego. Aprendemos, una vez más, jugando. Preparar para la vida nos sitúa irremediablemente en la esfera de la acción. Aprendemos haciendo y reflexionando sobre lo que hemos hecho. Preparar para la vida nos lleva, una vez más, a jugar el partido.

Pierre Metivier https://flic.kr/p/DdMn5 cc by-nc

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Este artículo fue escrito y publicado originalmente para la Revista Ruta Maestra (nº25) editada por Santillana Colombia, a quien aprovecho para agradecer su confianza y su invitación a escribir y formar parte de un número especial dedicado a metodologías activas y en el que han escrito, entre otros, amigos como Miguel BarreroPepe MenéndezClara MegíasManuela FernándezÁngel FidalgoAlfredo HernandoÁngeles AraguzMarino Gallego o Mariana Ferrarelli. Aquí os dejo la versión en pdf.

Referencias bibliográficas:

*La metáfora original es de David Perkins en su libro Making Learning Whole. How Seven Principles of Teaching can Transform Education. Jossey-Bass. 2009

Guy Claxton (2008). Cultivating Positive Learning Dispositions. Disponible en https://www.seas.upenn.edu/~eas285/Readings/Claxton.Learning%20Dispositions.pdf

Guy Claxton (2015). Intelligence in the Flesh.Why your mind needs your body much more than it thinks. Yale University Press. P. 5

Erik De Corte (2016). OCDE, OIE-UNESCO, UNICEF LACRO. La naturaleza del aprendizaje: Usando la investigación para inspirar la práctica. Disponible en https://www.unicef.org/lac/20160505_UNICEF_UNESCO_OECD_Naturaleza_Aprendizaje_.pdf

Jacques Delors (1996). La educación encierra un tesoro. Disponible en http://www.unesco.org/education/pdf/DELORS_S.PDF

Camille A. Farrington (2012). Teaching Adolescents To Become Learners. https://consortium.uchicago.edu/sites/default/files/publications/Noncognitive%20Report.pdf

Mariano Fernández Enguita (2018). Más escuela, menos aula. Morata. Madrid

Álvaro Marchesi y Elena Martín (2014). Calidad de la enseñanza en tiempos de crisis. Alianza Editorial. p. 292

Elia Mella Garay (2003). La educación en la sociedad del conocimiento y del riesgo. Revista de enfoques educacionales, Volumen Nº 5 (1). http://www.facso.uchile.cl/publicaciones/enfoques/07/Mella_LaEducacionenlaSociedaddelConocyelCambio.pdf

Tamara Ortega Goodspeed (2016). Desenredando la conversación sobre habilidades blandas. Disponible en http://repositorio.minedu.gob.pe/bitstream/handle/123456789/4844/Desenredando%20la%20conversaci%C3%B3n%20sobre%20habilidades%20blandas.pdf?sequence=1&isAllowed

Ángel Pérez Gómez (2014). Aprender a pensar para poder elegir. Cuadernos de Pedagogía, Nº 447, Sección Monográfico, Julio 2014

Juan Ignacio Pozo (2016). Aprender en tiempos revueltos. La nueva ciencia del aprendizaje. Alianza. p. 191

Fernando Trujillo Sáez (2018). Activos de aprendizaje. Utopías educativas en construcción. SM. p. 81

Stella Vosniadou (2017). Cómo aprenden los niños. Disponible en https://www.uv.mx/rmipe/files/2017/02/Como-aprenden-los-ninos.pdf

Fuente; https://carlosmagro.wordpress.com/2019/03/19/jugar-el-partido/

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Entrevista a Miriam Miranda: “Es importante que los proyectos educativos de los centros partan de equipos docentes”

Entrevista/07 Marzo 2019/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la Educación

Formación, formación y formación. Esta es una de las claves más importantes que Miriam Miranda detecta para mejorar la atención a la diversidad. Pero también la cohesión de potentes equipos docentes bien liderados.

Miriam Miranda fácilmente puede ser una de las personas de España que más sepa de orientación educativa y atención a la diversidad. O, al menos, que más información tenga sobre cómo se aborda y funciona en España. No solo porque lleve ejerciendo la profesión desde 2002, aunque en este momento trabaje como asesora en el Centro de Formación del Profesorado y Recursos Avilés Occidente, en Asturias. Es sobre todo porque para realizar su tesis pidió a todos los orientadores de su comunidad autónoma que compartieran su conocimiento con ella.

No respondieron todos, pero sí más de la mitad. Y con toda esa información escribió La atención a la diversidad en la educación básica en el Principado de Asturias. Una mirada desde la orientación educativa, que resuelve cuestiones como “la respuesta que dan los centros a la diversidad desde todos los ámbitos, desde la cultura a la organización, a la práctica docente, lo relacionado con la formación inicial y continua del profesorado y aspectos relativos a la evaluación, el seguimiento de respuesta a la diversidad, si la normativa atiende a toda la diversidad”, según explica.

Miranda también defiende la importancia de la orientación y la acción tutorial: “Cuando se habla de prevención del ciberacoso, desarrollo personal, etc. hablamos del desarrollo integral de la persona. No todo son Matemáticas, sin desmerecer su importancia”, razona. “De ahí la importancia de que el profesorado se forme en esto. Vamos a pensar en la persona y, a partir de ahí, lo demás viene”.

¿Qué conclusiones ha alcanzado con su tesis?

Nos encontramos avances respecto a la visión que el profesorado y la escuela tienen de la diversidad. Todo el mundo comparte que, aunque haya ciertas creencias segregadoras, la actitud es que esto enriquece el sistema. Muchos coincidían en que la cultura del centro respecto a la diversidad es positiva. Esto es importante. También había un alto grado de acuerdo respecto al liderazgo de los equipos directivos, cómo se implican y dan respuesta a la diversidad: en los centros donde se hace funcionaba mejor la respuesta. También se da importancia a encontrar espacios para reunirse con otros docentes. Existen los más estructurados, como las reuniones de departamentos, pero a veces hay ciertas dificultades para encontrar ese mismo momento para otras reuniones con otros profesionales o compañeros.

Los orientadores también consideran que la formación es un aspecto clave que necesita mejorar, así como las prácticas docentes (uso de metodologías activas, etc.). En general, se puso de manifiesto que los orientadores opinan que los centros responden a la diversidad, algo positivo viniendo de las personas implicadas en esas cuestiones y con una formación específica. Había una pregunta sobre si los centros participan en formación relacionada con la diversidad. Aquí había diferencias significativas a favor de que los profesores que trabajan en estos centros tenían un mayor grado de acuerdo que aquellos que trabajan en centros donde no se trabaja la formación. Creo que es un aspecto destacable de mejora. Una cuestión muy importante, que no nos habíamos planteado como objetivo, es la relevancia de que los profesionales que forman parte de la realidad educativa y se enfrentan a los retos diarios formen parte de los procesos de investigación, que estén implicados. Todas las personas que participaron pusieron de manifiesto que para ellos había sido algo muy importante, porque cuando estamos en la práctica estamos a responder lo cotidiano, y pararte a reflexionar participando de un proceso de investigación les había proporcionado no solo satisfacción personal y profesional, sino que lo veían como una herramienta que pueden utilizar. Es una oportunidad para vincular lo más académico con lo que está más bajado a la práctica.

¿Qué entiende usted por diversidad? Porque le he leído decir que no se está refiriendo solo al significado quizá más tradicional, que aplicaba a alumnos con necesidades educativas especiales o de refuerzo.

La diversidad lo es todo, es inherente. No solo porque lo pienso yo, es reconocido a nivel internacional. Hoy en día no nos debemos cuestionar esto. Parto de la lógica de la heterogeneidad: todas las personas somos distintas y por tanto cuando hay aspectos que tratan de homogeneizar, hay que buscar maneras de personalizar la enseñanza. O, al menos, cuando organicemos nuestros centros hay que pensar que no vamos a dar respuesta a personas iguales.

Todos somos distintos, no solo el alumnado; los profesores, las familias también. Entiendo entonces la diversidad de manera amplia, como lo hace la norma. No solo es el alumnado que tiene necesidades educativas especiales, todo el alumnado es diverso y el profesorado que lo atiende también. Parto de ahí. De base, todos somos distintos y eso es algo que enriquece al sistema educativo.

¿El sistema cree lo mismo?

Es como una balanza. Considero que el sistema en sí mismo tiene aspectos que son muy regulados, poco flexibles. Es difícil, también, cómo dar respuesta a esa diversidad. Pero a la vez logras unos objetivos comunes y garantizas el mínimo para todos, de ahí el concepto de equidad y justicia social. De los resultados obtenidos en mi tesis se observa que, en el sistema educativo en cuanto a creencias, hay un avance respecto a lo que el profesorado y la comunidad educativa en general piensa de la diversidad. Un avance positivo, se valora como riqueza. Pero es cierto que existe cierta mentalidad segregadora, que no acaba de entender la diferencia como algo positivo que enriquece. Creo que es más bien falta de formación, de sensibilización, tener miedo a no saber cómo dar una respuesta adecuada, que en ocasiones hace que la vivencia del profesor tenga ese reparo a afrontar ciertos retos. A veces por no tener una formación inicial potente no sabes muy bien cómo hacerte cargo de determinadas situaciones. No es tanto una cuestión de actitud hacia la diversidad, creo que hemos avanzado en verlo como algo positivo, sino que a veces no tener una formación potente o no contar con equipos docentes bien coordinados, cohesionados y que trabajen en equipo, hace que te veas desprotegida ante situaciones determinadas. Creo que está más relacionado con una cuestión de formación.

El sistema educativo cada vez asume nuevos retos; es indiscutible que hay que trabajar con la diversidad y darle respuesta y, a veces como profesores, no tenemos las herramientas suficientes. Está el tema del liderazgo, de no trabajar en equipo o que no haya coordinación correcta para avanzar como equipo y dar una respuesta más elaborada a la diversidad. El profesorado tiene que afrontar decisiones a diario, y son complejas. A veces nos vemos con muchísima responsabilidad, no contamos con nuestras herramientas a nivel personal o profesional derivadas de la formación.

¿Es necesaria más formación específica en la diversidad en general o es más una cuestión cualitativa, de afrontarla de otra manera?

Depende de si es primaria o secundaria. En primaria se estudia una formación destinada a ejercer. Cada vez hay más sensibilización de las universidades para que el prácticum y otras actividades estén más vinculadas con lo que sucede en los centros educativos. Hay una sensibilización para dar importancia a estos aspectos. La formación académica es básica y fundamental, pero es importante construir profesionales con competencias para dar esas respuestas: aprender a comunicarse, todo lo relacionado con la respuesta a las diferentes necesidades que pueda tener el alumnado, la cultura del trabajo en equipo, tener una visión del alumno como una persona integral y no solo ligado a lo puramente académico. Debería cuidarse el acento en cuestiones como la acción tutorial, fundamental y básica en todas las etapas, la orientación. Son aspectos relativos a la gestión del aula, a cómo la organizo, sobre los que es necesario profundizar. También en aspectos metodológicos, utilizando metodologías activas como el aprendizaje-servicio, aprendizaje basado en proyectos, el dialógico… Experimentar cuestiones metodológicas que nos ayuden a organizar el aula de manera distinta o desde el ámbito propio de la programación. También, cuando hacemos programaciones, hay que tener en cuenta cuestiones como el diseño universal de aprendizaje, el diseño curricular accesible para el alumnado… Tener estas cuestiones en cuenta: el aprendizaje va mucho más allá de solo plantearnos cuestiones, hay aspectos curriculares que si se abordan desde otro enfoque nos llevan de manera natural a dar respuesta a la diversidad. Si organizamos el aula de forma cooperativa estamos generando unas dinámicas, si hablamos de aprendizaje-servicio, por ejemplo, donde hay un componente social, estamos organizando nuestra aula respondiendo a la diversidad. Creo que son aspectos que habría que ahondar.

En la etapa de secundaria tenemos el máster de formación del profesorado. Ha sufrido cambios en positivo, pero creo que se debería continuar mejorando. También habría que dar importancia a aspectos como la organización del centro, gestión del aula, crear equipos potentes, el desarrollo integral, tener herramientas para programar desde un punto de vista interdisciplinar.. Las metodologías activas también son fundamentales. Y la coordinación del equipo. Saber trabajar como docentes cohesionados, que sepan llegar a acuerdos, es una cuestión importante que habría que abordar de manera más profunda.

¿Cree que se la da poco valor al trabajo en equipo en los centros y que cada docente hace un poquito la guerra por su cuenta (sirva la expresión)?

Es algo en lo que no hemos sido formados. Es volver a por qué tenemos esos miedos; existen esas barreras a la hora de afrontar una respuesta a la diversidad. Cada vez hay equipos directivos más formados que ejercen ese liderazgo y construyen sus equipos bien consolidados, les dotan de herramientas para abordar esa tarea. Creo que es importante que los proyectos educativos de los centros sean de equipos docentes. Que podamos trabajar de manera conjunta sin sentirnos cuestionados, que lo veamos como un valor. Es una cuestión más bien cultural y de sensibilización en la que tenemos que avanzar.

Las estructuras. Por ejemplo en secundaria, donde se trabaja por departamentos, sí se da esa coordinación, se trabaja por materias. Esa manera de trabajo es necesario trasladarla de manera más práctica a los equipos docentes para que se llegue a acuerdos, se establezcan decisiones conjuntas que nos lleven a ejercer nuestro papel con más autonomía, alcanzar acuerdos transversales. Si yo soy profesora de una clase y todos los días tardamos cinco minutos en empezar la clase, si todo el profesorado de un mismo grupo nos ponemos de acuerdo en establecer una rutina al inicio de las clases, esto provocará que el alumnado vea que todos vamos en la misma dirección y esto creará unas ciertas rutinas. Es como en casa: es importante que todos tengamos las mismas rutinas, que los límites que pongamos todos sean los mismos, las reacciones ante ciertos comportamientos o las respuestas, que sean las mismas. Esto hará que esa manera de proceder tenga más potencia respecto al grupo. Vas generando hábitos y rutina, se comparten experiencias de éxito, se recibe feedback del alumnado, es importante también que participen. Hay centros que hacen asambleas, etc.

Hay profesores que lamentan que la organización de los institutos, sobre todo, se haga más con una visión departamental que de etapa o clase concreta. ¿Está de acuerdo? ¿Cree que debería trabajarse más una aproximación interdepartamental más vinculada a las clases concretas?

Hace varios años que cuentan con ambas estructuras. Ahora se priorizan los equipos docentes, es fundamental. En los centros educativos, cada vez más, se trabaja de manera interdepartamental, se comunican más, aunque la estructura es la que es y puede ser una barrera para esto que comentamos, como compartir vivencias o abordar ciertos aspectos. Pero, con proyectos, planes y programas como el Contrato Programa en Asturias, se promueven actuaciones interdepartamentales al hablar, sobre todo, de cuestiones curriculares o metodológicas, por ejemplo, para hacer un trabajo por proyectos. Cada vez los departamentos tienen más en cuenta estas cuestiones. Pero es importante, independientemente, tener claros el poder y la importancia de los equipos docentes, que son claves para organizar la respuesta educativa al grupo. Como grupo docente tenemos que tener una coordinación y realizar una toma de decisiones, llegar a acuerdos, y ahí las soluciones las tienen los equipos docentes. Creo que habría que buscar la manera de liderarlos y dinamizarlos para darles más fuerza y sacarles todo el jugo posible.

Fuente e imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/03/07/es-importante-que-los-proyectos-educativos-de-los-centros-partan-de-equipos-docentes/

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Entrevista a Miguel Conocente: «Antes la educación sexual era en los patios; ahora en las aulas de las escuelas»

Redacción: Mdzol

Conocente marcó una línea: «Nuestra generación, supra 40 no tuvo educación sexual y mucho menos, en forma integral. Sin embargo insistimos con querer marcar el camino en trono a qué deben pensar nuestros hijos en un tema que es importante para su salud física y mental».

MIguel Conocente es psicólogo y tiene un cargo en la Dirección General de Escuelas con un nombre que asusta: director de la DOAITE (Dirección de Orientación y Apoyo Interdisciplinario a las Trayectorias Escolares) Pero a mucha gente le asusta más otra cosa que tiene a su cargo desde la función pública, como es la aplicación efectiva de la ley de Educación Sexual Integral. Estuvo en la «Mesa MDZ» por MDZ Radio y desmitificó als cadenas mentirosas que pretenden ponerle un freno a la educación en este sentido, desde sectores con poder religioso, supersticioso o simplemente, desde aquellos que cultivan mitos, leyendas o desconocimiento, sin más. Por lo menos, así lo dijo el funcionario en un diálogo abierto y franco.
Conocente marcó una línea: «Nuestra generación, supra 40 no tuvo educación sexual y mucho menos, en forma integral. Sin embargo insistimos con querer marcar el camino en trono a qué deben pensar nuestros hijos en un tema que es importante para su salud física y mental».
La audiencia planteó sus dudas y los conductores -Gabriel Conte, Pablo Icardi y Rubén Valle- indagaron a fondo y dieron también sus opiniones y perspectivas personales.
Conocente dejó un correo para que la gente que tenga dudas sobre el abordaje estatal del tema pueda plasmarlas: educacionsexualint@gmail.com.
Te invitamos a escuchar la entrevista completa en el video de la transmisión en vida por el canal de YouTube de MDZ:

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