Por: Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina entrevistan en exclusiva para Otras Voces en educación
Enérgico, sonriente, bonachón José Cambra fue a nuestro encuentro para realizar la entrevista. En la década de los ochenta habíamos escuchado de José Cambra y sus “andanzas” rebeldes por Panamá, Centroamérica y todo el continente. Pero por esas cosas raras de la vida no coincidíamos en espacios, cuando entrabamos a un lugar él ya había salido con otro rumbo.
En el marco de la gira 2016 de denuncia al inminente Apagón Pedagógico Global que ahora se expresa de manera nítida, el compañero Diógenes Sánchez de la ASOPROF hizo posible el encuentro. Y en solo minutos ya estábamos recordando anécdotas comunes y pensando proyectos.
Actualmente José Cambra dirige la Maestría en Ciencias Sociales con Énfasis en Políticas Educativas Contemporáneas de la Facultad de Humanidades, en la Universidad de Panamá y, es uno de los dirigentes más destacados de la Asociación de Profesores de Panamá. Por ello consideramos importante que nuestros lectores y colaboradores conocieran su perspectiva.
José, cuéntanos un poco tu historia de vida, ¿Cómo llegaste a la educación crítica y contestataria, a la lucha gremial?
Desde muy joven, siendo estudiante de secundaria. Me vincule a principios de la década de los 70, al trabajo con las comunidades cristianas de base y el movimiento campesino, que tenía como animador, en una de las provincias de Panamá, al padre Héctor Gallego, posteriormente asesinado en 1971. Eran tiempos del Consejo Episcopal Latinoamericano CELAM (1969), tiempos de la naciente teología de la liberación, y así entré en contacto con el discurso pedagógico de Paulo Freire.
Fui militante y dirigente estudiantil en la universidad. Cuando en la década de los ochenta del pasado siglo, entré a trabajar como docente de filosofía e historia en la educación secundaria, siempre entendí que esta profesión debería servir para que los estudiantes y docentes pensaran por cabeza propia.
Pase de ser dirigente estudiantil a serlo en el movimiento magisterial, siempre propugnando, además de las justas demandas salariales, de condiciones laborales y de mejora de la infraestructura escolar, el romper esa mentalidad verticalista con la cual el sistema induce al docente a ser represor de sus estudiantes, a considerar a padres y madres de familia como adversarios, para impedir así que los centros educativos sean una fuerza mancomunada de todos sus componentes.
En la actualidad, el gremio al cual pertenezco, la Asociación de Profesores de la República de Panamá, pertenece a la Red Mesoamericana de Educación Popular Alforja, donde cada año se envía a un grupo de dirigentes de primera línea para su formación. También, acabamos de ingresar a la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE).
¿Cuáles son los elementos relevantes de la crisis del sistema educativo panameño?
La Ley Orgánica de Educación, en su reforma de 1995, estableció que el presupuesto asignado anualmente a educación, debía corresponder al 6% del PIB del año anterior. Ningún gobierno ha cumplido con lo preceptuado, evidenciándose un grave deterioro de la infraestructura escolar, carencias extraordinarias tanto en laboratorios como en talleres, hacinamiento antipedagógico de estudiantes en las aulas.
A eso se añade de manera dramática, una seria deficiencia en la capacitación ofrecida año tras año a los docentes en servicio, que incide en que se mantenga un contenido desactualizado en las materias, más bien correspondiente a la primera y
segunda revolución industrial, y poco que ver con la tercera y la cuarta en curso.
Otro elemento relevante de la crisis del sistema educativo tiene que ver con el ambiente escolar. La falta de capacitación en metodologías interactivas y en innovaciones tecnológicas, hace que el alumnado se límite a estudiar para pasar las materias, no para aprender, derivado de clases que no lo entusiasman.
Los llamados reglamentos de disciplina que violentan los derechos humanos de los educandos, sobre todo en lo relacionado con señas de identidad juvenil, son un obstáculo importante para que los centros educativos puedan cumplir su misión de constructores de ciudadanía.
¿La relación entre el gobierno y los gremios en Panamá es fluida? ¿Por qué?
En los últimos seis años, el movimiento magisterial ha tenido una beligerancia de primer orden. Ha protagonizado dos huelgas, que le han permitido un logro único en el continente americano, 3 aumentos salariales por un total de un poco más de $900 en ese período.
Cada inicio de año escolar se han dado paros y movilizaciones de padres de familia, estudiantes y docentes en los centros escolares, demandando mejoras y nombramientos.
En correspondencia con esa correlación de fuerzas, existe una mesa permanente de negociación entre gremios y Ministerio de Educación.
¿Consideras que la formación de los y las futuras maestras(os) se corresponde a las necesidades del país y los desafíos pedagógicos del siglo XXI?
Para nada corresponde, es una (de)formación centrada en aspectos burocráticos como el planeamiento individual, en vez de la construcción de intervenciones pedagógicas innovadoras de manera colectiva.
Tampoco se oferta formación en dinámicas de grupo participativas, como tampoco actualizaciones por especialidades.
¿Qué ha significado el Coronavirus en lo educativo? ¿Consideras que las medidas educativas tomadas en el marco de la pandemia afectan al derecho a la educación?
El primer fallecido por el coronavirus en el país, fue el director del centro educativo más grande de Panamá, el colegio secundario Monseñor Francisco Beckmann.
Producto de la confirmación de esa noticia, al día siguiente los acudientes no enviaron sus hijos a las aulas en la mayoría de las regiones escolares, los docentes se reunieron en escuelas y colegios suspendiendo labores, lo que posteriormente fue oficializado por la Ministra de Educación.
La brecha social preexistente, afloró con toda fuerza gracias a la pandemia. El hambre entró a centenares de miles de hogares, producto de la suspensión de labores de las empresas, potenciando la brecha digital que corre paralela a la brecha social.
Los docentes no habían sido capacitados en aprendizajes en espacios virtuales, el propio Ministerio de Educación no tenía un portal preparado, ni siquiera conocía la data de estudiantes que contaban o no contaban en sus hogares con wi-fi y dispositivo electrónico.
Se produjo el temido Apagón Pedagógico, sin un programa que esté dotando a los estudiantes de conectividad y dispositivos.
Lo que se ha logrado, por petición de los gremios, es que el Ministerio de Educación, al mes de suspendidas las clases, iniciará cursos virtuales para docentes en manejo de plataformas educativas.
¿Cuáles consideras que son las propuestas más importantes para iniciar un proceso de transformación radical del sistema educativo?
Lograr que cada centro educativo sea un espacio de contrapoder. Para ello hay que profundizar la capacitación alternativa de los docentes, hay que propiciar el resurgir del movimiento estudiantil organizado, hay que establecer lazos de cercanía con cada padre y madre de familia, para que los centros escolares sean espacio de empoderamiento ciudadano y cuna de mejores prácticas pedagógicas por alternativas e innovadoras.
Hay que apelar a tener espacios en el horario escolar, en donde los docentes socialicen buenas prácticas pedagógicas y revisen las que afectan los aprendizajes, apoyándose en la mirada y opinión de sus estudiantes.
Para concluir quiero agradecer a los colegas del portal “Otras Voces en educación” por esta oportunidad y por el maravilloso trabajo de comunicación alternativa que realizan.