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Entrevista a Andreas Malm: «Nuestra lucha es la de una fuerza contra otra, no la del conocimiento contra la ignorancia»

Andreas Malm (Mölndal, Suecia, 1977) se ha convertido en uno de los pensadores con más visibilidad dentro del ecosocialismo, también en el estado español, con dos libros aparecidos en apenas unas semanas y otros más que están por venir.

Desde que publicara Capital fósil, recientemente traducido al castellano, su preeminencia no ha dejado de crecer, en parte debido a la claridad y el vigor de su manera de escribir, pero sobre todo gracias a la contundencia (incluso la brutalidad) de sus análisis y propuestas. La editorial Errata Naturae ha publicado hace poco uno de los últimos libros del autor sueco, El murciélago y el capital. Coronavirus, cambio climático y guerra social, en el que, inspirándose en cómo los bolcheviques lidiaron con una situación catastrófica de varias dimensiones (social, política, económica, bélica, energética…) durante el fin de la primera guerra mundial, la revolución de octubre y la guerra civil rusa, propone retomar la noción de comunismo de guerra y poner en marcha un leninismo ecológico que nos permita salir de la actual crisis ecosocial global, la cual se está manifestando también en múltiples niveles: pandemia, emergencia climática y desigualdades sociales rampantes a escala planetaria. Para ello, Malm pone sobre la mesa la necesidad de apropiarnos de todos los recursos materiales y sociales a nuestro alcance, utilizarlos para recuperar el ímpetu comunista de salvación y redirigir esta crisis contra sus causas y, especialmente, contra sus causantes. Hemos tenido la oportunidad de entrevistar al autor en torno a estas propuestas, sus complicaciones y sus posibilidades.

Aunque a primera vista podría parecer que el cambio climático y la crisis del COVID-19 presentan profundas similitudes debido a sus implicaciones globales y de urgencia, en tu libro subrayas las muchas diferencias que hay entre ellos. Pese a que no existían muchas pruebas científicas acerca del COVID-19 ni análisis políticos sobre las posibles soluciones, muchos gobiernos aplicaron medidas rápidas y drásticas sin demasiado debate político. En el caso del cambio climático, tras décadas de investigación disponemos de una cantidad abrumadora de pruebas sobre sus causas y sobre qué hacer, pero en este momento las medidas que es necesario aplicar parecen políticamente irrealizables. ¿Qué crees que puede aprender el movimiento climático de esta aparente paradoja y de la relativa importancia que tiene la «verdad científica» si no está vinculada a la importancia del poder?

Esta es una muy buena pregunta, porque señala una lección que al movimiento climático se le debería quedar grabada a fuego después de este año: el progreso no deriva del conocimiento, deriva del poder y del equilibrio de fuerzas. Parece haber una relación inversa entre las acciones más relevantes y la cantidad de conocimiento que las acompaña; como sugerís, la sobreabundancia de pruebas científicas sobre el calentamiento global viene acompañada por una actitud de pasividad, mientras que las acciones más dramáticas para combatir el COVID-19 (se llegó al punto de dejar en suspenso economías enteras) emergen de una base con una comprensión muy rudimentaria acerca de la pandemia. Por lo tanto, el movimiento por el clima ya no puede simplemente seguir pidiendo a los políticos que presten atención y «escuchen a los científicos», un enunciado repetido por gente como Greta Thunberg. Si bien esa postura tiene, por supuesto, muy buenas intenciones, está pasando por alto lo que es la clave del asunto: los políticos se alinean con las posturas científicas solo si los intereses de la clase dominante, responsable de la destrucción que ahora mismo está en marcha, son sobrepasados y derrotados o si estos no aparecen siquiera cuestionados. La pregunta que el movimiento debería hacerse es más bien esta: «¿Cómo construimos el músculo social necesario para obligar a los estados a hacer lo que hace falta?». No tanto «¿por qué no escucháis a la ciencia?» sino «¿cómo forzamos a los gobiernos, tan plegados hasta ahora al capital fósil que han ignorado la montaña inmensa de pruebas científicas, para que empiecen a actuar?». En otras palabras, ¿cómo rompemos los lazos que los unen al capital fósil y los ponemos a funcionar como aparatos que apliquen una transición ecológica? Lo que yo creo, por supuesto, es que esta transición no puede tener lugar sin que los estados se encarguen de ella, pero nunca va a suceder si son los estados los que tienen que tomar la iniciativa: el principal motor serán las fuerzas situadas fuera del estado, fuerzas populares, dentro del movimiento climático y aliado con él, que hagan que los gobiernos se comporten de manera distinta a como lo han venido haciendo hasta ahora. No estoy diciendo que el movimiento (incluida Thunberg y sus cuadros) no hayan intentado lograr precisamente esto; probablemente la generación de 2018-2019 se ha acercado más que ninguna otra dentro de la historia del movimiento a encarnar este papel. Pero tenemos que pensar en nuestra lucha como la de una fuerza contra otra más que como la del conocimiento contra la ignorancia. Porque la política no viene determinada por la presencia de la verdad científica; desde luego, esta es una lección que sacar de la comparación entre la crisis del coronavirus y la crisis climática.

Afirmas que la deforestación y la destrucción de ecosistemas están entre los principales desencadenantes de la zoonosis, las pandemias y el cambio climático. ¿Qué podrían hacer los países del norte global para frenar esta destrucción y comenzar a restaurar ecosistemas situados más allá de sus fronteras? ¿Está sucediendo esto de algún modo que nos pueda resultar visible?

Lo primero sería tomar el control público de las cadenas de suministro que llegan a zonas tropicales de tala masiva de árboles. Los estados del norte global deberían dejar de aplicar su capacidad de orden, mando y mapeo sobre la ciudadanía (y, añadiría, sobre la gente migrante) y empezar a hacerlo sobre las compañías que sacan sus mercancías de pastizales y plantaciones y minas y cultivos situados donde hasta hace poco se alzaban bosques. Que esto se puede hacer es evidente, no hay ningún obstáculo técnico. Pero no estamos viendo nada que se le parezca; de hecho, a estas alturas de 2020 solo hemos visto lo contrario: una deforestación acelerada de las áreas tropicales más sensibles del planeta. Las carreteras penetran tanto en las selvas tropicales del Amazonas, del centro de África y del Sudeste Asiático que la integridad de estos ecosistemas se halla en peligro inminente. La devastación del interior del Amazonas llegó este verano a un punto de intensidad nuevo, cuando hubo empresarios que se adentraron en la región para incendiar bosques enteros, al tiempo que el gobierno de Indonesia decidía abrir sus selvas a la inversión extranjera, sin límite alguno a la tala. Y todo eso en mitad de una pandemia, cuando cabría pensar que los estados se lo iban a pensar dos veces antes de dar alas a una mayor destrucción forestal. Porque lo cierto es que la ciencia es tremendamente clara acerca del hecho de que la deforestación es el principal desencadenante de la zoonosis. Cuando las carreteras se abren paso a través de los bosques, los patógenos que habitan en ellos entran en contacto con los seres humanos; cuando se talan bosques enteros, los portadores (como los murciélagos, que portan los coronavirus) se ven obligados a irse a otro lugar. Es aquí donde el contraste entre el coronavirus y el cambio climático se esfuma: es precisamente allí donde se ven involucradas las principales entidades de acumulación de capital donde los estados no han estado preparados para llevar a cabo ningún movimiento contra las causas de la pandemia. En su lugar, lo que hemos visto este año ha sido cómo se echa más gasolina al fuego de la fiebre global: más deforestación, lo que ha causado el surgimiento de nuevas enfermedades infecciosas, junto a una mayor quema de combustibles fósiles. Todos los pasos se están dando en la dirección equivocada.

En «El murciélago y el capital» hay una idea que aparece con frecuencia y que nos resulta interesante: no solo la deforestación y la destrucción de ecosistemas están entre los principales desencadenantes tanto de las pandemias como del cambio climático, sino que también es muy importante en este sentido la mercantilización y subsunción de la vida animal a los circuitos del capital. Llegas incluso a proponer, de manera bastante provocativa, que deberíamos alcanzar un «veganismo global obligatorio». En este sentido, ¿crees que el antiespecismo, que ahora mismo en la práctica parece estar políticamente separado de la lucha ecologista, podría tener un papel relevante en la lucha contra el cambio climático y viceversa?

Eso creo, sí. El «veganismo global obligatorio» es, por supuesto, una provocación. No tengo ninguna intención de prohibir el consumo de carne al pueblo sami o a comunidades del Amazonas con las que no se ha establecido ningún contacto. Pero sí que creo que la generalización del veganismo sería un fin deseable dentro de la transición que necesariamente tiene que hacer en su dieta el norte global rico; eso para empezar. Nuestras metrópolis no pueden seguir cebándose gracias a las preciadas tierras que hay por todo el planeta. Lo que hace falta es utilizar la tierra para otros fines que no son ni la producción de carne ni la de lácteos; especialmente se deben dedicar a la resilvestración y la reforestación, que permitirán absorber CO2 y estabilizar el clima. Estamos alcanzando un punto en el que el interés de la humanidad por su propia supervivencia (y debemos suponer que existe tal interés, al menos más allá de las clases dominantes, de la extrema derecha y demás gente que parece poseída por una arrebatadora pulsión de muerte) se está alineando de manera objetiva con la de otras especies. Lo que quiero decir es lo siguiente: la crisis de biodiversidad ahora mismo se ha vuelto también peligrosa para los seres humanos. El COVID-19 es la primera manifestación épica de esta respuesta. Lo que ha sucedido hace poco en la granja de visones en Dinamarca nos ha puesto ante los ojos de nuevo el mismo asunto: al tener enjaulados a quince millones de criaturas, la industria danesa de visones (que es la más grande del mundo, pues produce abrigos de piel y productos de pestañas falsas para un segmento de consumidores espantosamente rico) generó las condiciones perfectas para que el Sars-Cov-2 saltase de nuevo a organismos animales, mutase y volviese otra vez a los seres humanos de una forma potencialmente desastrosa. Por tanto, el estado danés ahora está liquidando esa industria. Esto es algo que, por supuesto, los y las activistas por los derechos de los animales han estado exigiendo desde hace una eternidad por compasión hacia los visones, que necesitan deambular y nadar y andar escarbando; para estas criaturas, la vida en una jaula es de un terror abyecto. Y ahora finalmente se ha convertido en una fuente de terror también para los seres humanos. En el mismo espíritu, el cambio de la comida de origen animal a la de origen vegetal en nuestra dieta debería estar motivado por un interés humano por nosotros mismos. Por decirlo de algún modo, el antiespecismo se convierte así en un abandono con base antropocéntrica del reino animal.

En tu libro hay una parte en la que hablas de algo que para mucha gente de izquierdas no es fácil de asumir: la necesidad de hacer cesiones, un asunto que incluso los bolcheviques tuvieron que afrontar y que se vuelve aún más inevitable cuando apenas disponemos de fuerza política y queremos empezar a crecer, que es lo que sucede actualmente. ¿Cómo podríamos combinar esta necesidad con la de empezar a ver cambios drásticos de manera inmediata? ¿Cómo puede el movimiento climático empezar a levantarse a partir de esta idea de un diálogo entre reforma y revolución, y no solo a partir de la oposición negativa entre reforma revolución?

A mí, que vengo del movimiento trotskista, la conceptualización que más me atrae de la relación entre reforma y revolución sigue siendo la idea de «reivindicaciones transitorias»: se elevan reivindicaciones que articulan intereses materiales inmediatos de los grupos subalternos, pero ello, precisamente por esta razón, entra en conflicto con el statu quo y acaba apuntando aún más allá. Las reivindicaciones más básicas por una transición climática tienen esta forma. La abolición total de aquello que normalmente denominamos «industria de combustibles fósiles» (las compañías que extraen sus beneficios directamente de la producción de petróleo, gas y carbón) es una reivindicación de mínimos para lograr la estabilización del clima. Toda aquella persona que tenga cierta idea sobre la crisis climática sabe también que esas empresas no pueden seguir existiendo en cuanto tales. Deben ser apartadas de la economía de manera inmediata y para siempre. Sin embargo, eso abriría un agujero enorme en el tejido del capitalismo tal cual existe actualmente y no sabemos qué puede surgir al otro lado; perfectamente podría ser alguna versión de una sociedad poscapitalista. No obstante, es importante no poner el carro delante de los bueyes. No se arranca diciendo «acabemos con el capitalismo», esa no es la lógica de las reivindicaciones transitorias. Uno empieza exigiendo lo que es necesario ahora y luego sigue la dinámica social de esa demanda allí donde le lleve. Por poner un caso un poco más concreto, pensemos en un país del que rara vez se habla en este contexto: Francia. La empresa privada más grande del país es Total, una de las compañías de petróleo y gas más grandes del mundo. Como cualquier otra empresa del sector, ahora mismo está planeando una expansión de su producción para la década actual, la misma en la que las emisiones se deben reducir a la mitad a nivel mundial si queremos conservar alguna posibilidad de tener un calentamiento global que esté por debajo de 1,5 ºC. Evidentemente, Total tiene que dejar de existir. La manera más obvia de lograr que eso suceda sería nacionalizar la compañía y poner fin a toda su producción de petróleo y gas (y yo añadiría que habría que convertirla en una entidad dedicada a absorber CO2 de la atmósfera en lugar de a emitirlo). Es también evidente que el estado francés no está pensando hacer esto ni nada que se le parezca. Al contrario, el presidente Macron respalda los planes que tiene Total de irse al Ártico a hacer perforaciones en busca de más petróleo, y lo hace en el mismo momento en el que hay científicos informándonos de que el calentamiento en el Ártico se está dando a tal velocidad que los depósitos de hidrato de metano ubicados en el fondo del mar se están activando, filtrando así a la atmósfera este gas de efecto invernadero ultrapotente, uno de los mecanismos de retroalimentación más temidos y peligrosos del sistema climático. Pero imaginemos que el estado francés, sometido a algún tipo de presión de masas, de hecho socializase Total y se la quedase. ¿Sería eso compatible con el capitalismo tal cual lo conocemos en Francia o apuntaría, de manera más o menos inevitable, a un lugar situado más allá del statu quo? Esa es la lógica de las reivindicaciones transitorias en la crisis climática: trascienden la oposición binaria entre reforma y revolución. Y, en este momento de emergencia, lo cierto es que no podemos permitirnos quedarnos atascados en ningún tipo de insistencia purista en ninguna de las dos. Sencillamente hay que hacer lo hay que hacer.

Dentro del mismo marco de reforma revolución, en el libro sugieres que incluso los revolucionarios más radicales del siglo veinte tuvieron que mantener cierta continuidad con el antiguo régimen debido a las circunstancias extremas que estaban afrontando. Las nuestras no solo son extremas, sino que además nos dan muy poco tiempo para reaccionar. ¿Crees que deberíamos hacernos a la idea de que los cambios políticos más importantes de la próxima década para superar lo peor del cambio climático se darán dentro del antiguo régimen capitalista? ¿O esta es la receta perfecta para el desastre y el derrotismo?

Retomo la respuesta a la pregunta anterior: no podemos aceptar el capitalismo como un marco del que no podemos escapar y en el que tenemos que permanecer mientras resolvemos el problema del clima. No obstante, tampoco podemos decir que solo acabando primero con el capitalismo vamos a poder abordar el asunto del clima. Eso es una bobada. La lógica de la reivindicaciones transitorias, a riesgo de repetirme, es la de insistir en las políticas que resulten más evidentes (pensemos en la petición de paz en Rusia en 1917) y después, dado que estas políticas solo pueden ser llevadas a cabo a través de la confrontación con las clases dominantes, o al menos con fracciones de la clase dominante, prepararnos para ir más allá de su gobierno, si es eso lo que hace falta. La transición climática es un viaje que no empieza (que no puede empezar) con el fin del capitalismo, como tampoco pudo la revolución rusa. Puede terminar en ello, pero eso aún no lo sabemos. Lo que sí sabemos es que ninguna de nuestras exigencias (emisiones cero, la liquidación de la industria de combustibles fósiles, revertir la deforestación, etcétera) va a darse sin lucha. Y esa lucha debemos darla hasta el final. Todo depende de ello.

En otras entrevistas has señalado que esta cuarentena a nivel global ha supuesto todo un golpe para la lucha contra el cambio climático, la cual parecía estar en auge antes de marzo. Además, como decíamos antes, la pandemia ha demostrado que es más que necesario un movimiento social potente para dotar de ambición y sentido a las intervenciones estatales. Esto nos podría recordar otro de los preceptos leninistas: debemos estar preparados para aprovechar el momento. ¿Cómo podría prepararse el movimiento climático antes de una posible vuelta a la normalidad, cómo debería proceder cuando eso suceda (si es que sucede)? ¿Crees que la actual situación podría ser redirigida contra el capital fósil? En resumidas cuentas, ¿qué aspecto podría tener hoy ese «momento a aprovechar»?

Una cosa que defiendo en How to Blow Up a Pipeline: Learning to Fight in a World on Fire, que aparecerá en la editorial británica Verso en enero y algo más tarde en castellano [Cómo dinamitar un oleoducto. Nuevas luchas en un mundo en llamas será publicado también por Errata Naturae], es que el movimiento por el clima tiene que aprovechar los momentos de desastres climáticos, es decir, debemos aprender a actuar cuando nos golpeen sucesos meteorológicos extremos. Hasta el momento, el movimiento ha seguido un calendario ajeno al clima (huelgas los viernes, eventos contra las cumbres de la COP) y rara vez ha ajustado sus acciones a desastres reales, pero la próxima vez que Australia sufra unos incendios infernales, el movimiento debería lanzar una serie de acciones militantes contra la industria del carbón del país, y el próximo verano que Europa padezca un calor y unas sequías insoportables, deberíamos atacar las infraestructuras y tecnologías de combustibles fósiles para dejarle claro a la gente que, a menos que desarmemos esta maquinaria, vamos a arder hasta la muerte. El leninismo ecológico en funcionamiento sería eso: transformar una crisis de los síntomas en una crisis contra las causas. Los momentos de condiciones meteorológicas extremas y el sufrimiento que los acompaña deben ser politizados como los episodios bélicos que en realidad son. Son también los momentos en los que existe el potencial de ganar un apoyo masivo para la resistencia contra los combustibles fósiles; el verano de 2018 en Europa y lo que vino después (Fridays for Future y Extinction Rebellion) así lo indican. Tenemos que aprender a golpear cuando la cosa se está poniendo caliente, de manera bastante literal. Es entonces cuando las acciones militantes de masas se deben escalar, llegando a tomar las infraestructuras y tecnologías de combustibles fósiles, también dentro de las ciudades, para asfixiarlas hasta tal punto que los estados se vean obligados a negociar su desmantelamiento permanente. Pero está claro que hay algo de camino que recorrer hasta llegar ahí.

Como dices en el libro, el comunismo ha sido un movimiento fuertemente vinculado a las ideas de emergencia y salvación, desde el Manifiesto comunista hasta el periodo de 1914-1945 y hasta, queremos creer, la actual crisis climática. ¿Crees que si abordamos el cambio climático y la destrucción de ecosistemas desde una perspectiva realmente de emergencia, esta sería inherentemente comunista, al menos en espíritu (si es que existe tal cosa)?

Debemos atrevernos a enfrentarnos a la propiedad privada. Esto es inevitable, es el alfa y el omega. Que eso requiera un comunismo en toda regla es harina de otro costal; yo creo que en ningún caso lo hace de manera axiomática. Uno puede concebir de manera lógica la abolición de las industrias de combustibles fósiles sin la abolición del capitalismo como modo de producción. Pero, de nuevo, la abolición de las primeras perfectamente puede llevar a una ruptura con el capitalismo. A fin de cuentas, las reivindicaciones transitorias básicas y de mínimos apuntan algo que se parece bastante al comunismo de guerra.

En todo caso, sí afirmas que las experiencias comunistas históricas fueron una especie de operación de rescate a partir de fallos catastróficos anteriores, esto es, fueron empresas inherentemente trágicas. Dices que deberíamos estar dispuestos a aceptar esta situación y a tener por delante una vida de lucha sin cuartel. Todo indicaría que esto es así y, pese a todo, vivimos en sociedades en las que cualquier cambio significativo viene después de haber convencido a un porcentaje importante de la población. Un comunismo del desastre, en estas condiciones, podría parecer un suicidio político perfecto a la hora de hacer campaña por él. ¿Qué opinas al respecto?

En las pancartas yo no escribiría «¡Comunismo del desastre ya!», sino que plasmaría reivindicaciones como las que hemos mencionado, que puedan granjearse un apoyo extenso, como lo hacen, claro está, la reivindicaciones por un Green New Deal, por una transición justa y otros proyectos similares. Lo que pasa con el comunismo en el siglo veintiuno (si pensamos en el comunismo como una sociedad sin clases en la que todo el mundo tiene sus necesidades básicas cubiertas) es que probablemente tendría que construirse en una situación de escasez más que de abundancia. No tenemos más que pensar en el aumento del nivel del mar. Si crece dos metros, la mayor parte de Bangladés y todo el sur de Irak van a estar inundados, y puede que ya sea demasiado tarde para evitar este crecimiento, dada la velocidad y la irreversibilidad potencial del derretimiento del hielo en Groenlandia y en la Antártida occidental. Así pues, de aquí a un siglo, el comunismo en países como Bangladés o en el sur de Irak tendría una forma más parecida a la del comunismo de guerra o del desastre que a propuestas como el «comunismo de lujo totalmente automatizado», que parten de una «capacidad de suministro extremo» de cualquier bien que podamos desear. Bien pudiera ser que hubiera una escasez extrema de los bienes más básicos, incluso de un suelo sobre el que poner los pies. ¿Cómo cubriríamos entonces las necesidades de todo el mundo? ¿Podemos hacerlo sin dejar atrás las terribles desigualdades que existen en una sociedad de clases? Son preguntas que debemos hacernos de manera seria. Tendríamos que formular nuestras reivindicaciones más inmediatas pensando en evitar hacer más daño a la Tierra, pero sabiendo que hay un daño que ya se le ha hecho.

Dicho todo esto, cierras tu libro vinculando las ideas de supervivencia y utopía. La de utopía es una noción que nos resulta muy cercana, pensada no solo como la necesidad de dibujar un futuro imaginario mejor, sino también, y de manera muy concreta, un presente diferente. ¿En tu idea de «comunismo de guerra» hay espacio para el pensamiento utópico?

Desde luego. Como señalo en el libro (si bien no me extiendo en ello, ya lo han hecho otras personas) una transición que deje atrás los combustibles fósiles es compatible con mejoras radicales en las vidas de la gente. Puede venir acompañada de mejores trabajos, trabajos más seguros y, lo que no es menor, menos trabajo: jornadas laborales más cortas, más tiempo libre. De hecho en el comunismo de guerra original existía también una pulsión utópica: la emergencia de la guerra civil rusa ofreció la ocasión de experimentar con una vida sin dinero ni propiedad privada. Evidentemente, no salió demasiado bien. Pero la supervivencia y la utopía no son conceptos opuestos por definición. La primera podría hallarse en la segunda y necesitarla.

Fuente: https://contraeldiluvio.es/nuestra-lucha-es-la-de-una-fuerza-contra-otra-no-la-del-conocimiento-contra-la-ignorancia-entrevista-con-andreas-malm/

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Israel: Ministerio de educación reporta 1.792 Casos activos en estudiantes

El Ministerio de Educación informó el jueves por la tarde la cantidad de estudiantes infectados en el sistema educativo.

Según los datos, de 512.555 niños de jardín de infantes, 287 dieron positivo al virus, lo que representa el 3,05% de todos los pacientes de la población, cifra inferior a su porcentaje en la población general de 5,61%.

En Educación Primaria, de 1.072.301 estudiantes, 805 estudiantes dieron positivo, lo que representa el 8,55% de todos los pacientes de la población, también inferior a su porcentaje en la población general del 11,74%.

En las escuelas intermedias y secundarias, de 805.779 estudiantes, se encontró que 700 estaban enfermos, lo que representa el 7.43% de todos los pacientes en la población general, muy por debajo de su proporción en la población, 8.82%.

En total, el ministerio informó 1.792 casos activos de coronavirus en estudiantes, junto con otros 496 casos activos que se han encontrado en el personal docente de todo el país.

Unas 27 escuelas de aproximadamente 5.000 en todo el país están actualmente cerradas debido a las altas tasas de morbilidad.

En tanto, más de mil personas fueron diagnosticadas en el día de ayer con coronavirus en Israel. Más precisamente 1.069, siendo que la tasa de positividad llegó a 1.8%, sobre un total de 60.463 tests. En tanto, 282 personas cursan la enfermedad de gravedad, de las cuales 122 están conectadas a respirador artificial. Desde iniciada la pandemia fallecieron 2.826 tests por la enfermedad.

Estos datos, que reflejan un leve aumento en la morbilidad se conocen mientras que el primer ministro Binyamin Netanyahu pidió más restricciones a un mes de la salida del segundo cierre que atraviesa el país.

El ministro de Salud Yuli Edelstein expresó en declaraciones radiales que «posiblemente veamos en estos días nuevas restricciones, pero hay que decir la verdad, no tenemos nuevas herramientas a aplicar».

«Espero que no hayamos ido muy lejos con la apertura del comercio y la educación», remarcó. Consultado por las vacunas que estos días tienen en vilo al mundo, remarcó que una importante cantidad llegará al país en marzo abril del próximo año y que «no adquiriremos ninguna vacuna que no será utilizada», esto último tras la pregunta específica sobre la Sputnik V, de procedencia rusa.

Simultáneamente, el Centro Médico Hadassah y el Centro Médico de Sheba informaron el jueves de que habían administrado la candidata a vacuna contra el coronavirus del país a 80 voluntarios, completando así la fase I del ensayo clínico.

La vacuna candidata del Instituto de Investigación Biológica de Israel es conocida como Brilife. El ensayo de fase I comenzó el 1 de noviembre, para la que se inocularon unos 40 voluntarios sanos de entre 18 y 55 años de edad en cada uno de los hospitales.

«Nos complace anunciar que la primera fase del ensayo de investigación clínica de la vacuna contra el coronavirus fue un éxito», dijo el director de la unidad de investigación clínica de Hadassah, el profesor Yossi Karko.

Los participantes en el ensayo han sido y seguirán siendo controlados regularmente para detectar cualquier efecto secundario adverso. Hasta ahora, Karko dijo al Post en una entrevista previa, todos los voluntarios se sentían bien.

La fase II del ensayo de Brilife, que vacunará a los adultos mayores y a algunos individuos con condiciones médicas preexistentes, debería comenzar en los hospitales de todo el país en las próximas tres semanas.

Por otra parte, el presidente ruso Vladimir Putin ha confirmado que su país está considerando fabricar y distribuir su vacuna COVID-19, Sputnik V, a través del Estado de Israel.

En una ceremonia de inauguración de los nuevos embajadores en Moscú el martes, Putin habló sobre la vacuna candidata de su país, que a principios de esta semana reportó una eficacia del 91,4% basada en un segundo análisis provisional de los datos recogidos durante su ensayo de fase III. Luego se refirió a Israel, diciendo que «es importante que haya cooperación entre Israel y Rusia en la lucha contra el coronavirus, incluyendo la posibilidad de suministrar y producir una vacuna rusa en suelo israelí».

El Prof. Zeev Rotstein, jefe del Centro Médico Hadassah, cuya sucursal en Moscú ha estado participando en el ensayo de fase III del Sputnik V, confirmó el informe y dijo que, de hecho, en el memorandum de entendimiento que firmó con la empresa se incluye que la fabricación podría tener lugar en Israel.

«Una vez que firmemos el contrato detallado, podremos empezar a avanzar en la fabricación de la vacuna», dijo Rotstein al Jerusalem Post. El doctor agregó que la fabricación se llevaría a cabo a través de una empresa conjunta entre Hadassah y una de las principales compañías farmacéuticas del país.

Al mismo tiempo, Rotstein está trabajando para poder participar en el estudio de Fase III en Israel – no sólo en Moscú – y para registrar el Sputnik V para su uso a través del Ministerio de Salud.

En el evento de Moscú, al que, según Israel Hayom, asistió el embajador israelí en Moscú, Alexander Ben Zvi, Putin también comentó que las relaciones con Israel son «buenas y beneficiosas» y que mantiene «contactos regulares» con el primer ministro Benjamin Netanyahu.

Netanyahu mencionó primero que está en conversaciones con Putin para traer el Sputnik V a Israel durante una rueda de prensa a principios de este mes, cuando dijo: «Recientemente hablé con Putin sobre la posibilidad de comprar una opción para la vacuna del Sputnik V».

Rotstein dijo que su memorándum de entendimiento incluye la compra de 1,5 millones de dosis de la vacuna, con la opción de duplicar el número de dosis a 3 millones.

La vacuna rusa está siendo desarrollada por el Fondo Ruso de Inversión Directa y el Instituto de Investigación de Epidemiología Gamaleya. Ha sido objeto de escrutinio por varios expertos occidentales, incluidos algunos científicos de Israel, que han advertido contra el uso de la vacuna hasta que se hayan adoptado todas las medidas reglamentarias y de ensayo aprobadas internacionalmente.

Amit Asa, subdirector del Hospital Público Assuta en Ashdod, dijo al Post que las autoridades reguladoras rusas no son conocidas por ejercer un escrutinio suficiente en su proceso de aprobación de medicamentos y vacunas. «Es mejor prevenir que curar», dijo, señalando que Israel no debería distribuir fácilmente el Sputnik V.

«Es una práctica común en Israel con los medicamentos, las vacunas y los alimentos confiar en autoridades aceptables como la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. y la DA y la Agencia Europea de Medicamentos, y no veo ninguna razón para cambiar esa práctica ahora al referirse a la vacunación contra el coronavirus… No queremos encontrarnos en un par de meses con efectos adversos evitables», agregó.

Fuente: https://itongadol.com/israel/coronavirus-israel-ministerio-de-educacion-reporta-1-792-casos-activos-en-estudiantes

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Paraguay: Unicef advierte el posible aumento del trabajo infantil y la exclusión educativa

Unicef advierte de que la emergencia sanitaria generada como consecuencia de la pandemia del coronavirus afectó significativamente a la población infantil y adolescente en Paraguay, exponiéndola a un posible aumento del trabajo infantil y a la exclusión educativa en los hogares en situación de pobreza.

Desde el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) indicaron que la emergencia sanitaria del coronavirus afectó significativamente a la población infantil y adolescente de Paraguay, siendo más afectados aquellos hogares en situación de pobreza, cuyas necesidades básicas ya se encontraban previamente insatisfechas, según los resultados de un estudio realizado.

Asimismo, detallaron que en el país los niños, niñas y adolescentes menores de 19 años representan siete de cada 100 casos positivos de Covid-19 y aunque sus síntomas suelen ser leves, la pandemia tiene un impacto secundario importante en esta población.

El estudio, realizado en conjunto con el Instituto de Ciencias Sociales (ICSO), sobre la situación de la infancia y la adolescencia en Paraguay y la vulnerabilidad ante la pandemia, se presentó este viernes, en el marco del Día Mundial del Niño.

En ese sentido, manifestaron que la pandemia del Covid-19 intensificó un proceso de vulneración de los derechos de la población infantil y adolescente, especialmente en territorios socialmente desprotegidos, donde las familias fueron afectadas por la caída o desaparición de sus ingresos por la elevada informalidad y la condición de contacto personal vinculado a sus puestos de trabajo, que pone en riesgo incluso la cobertura de necesidades básicas y una adecuada nutrición.

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Panamá: Docentes rechazan dar clases semipresenciales para el período escolar 2021

López añadió que, en este sentido, reiteran que mientras dure la pandemia de la COVID-19 las clases deben desarrollarse a distancia en lo que reste del año 2020 y el inicio del periodo escolar 2021 hasta tanto no se tenga un verdadero control de la enfermedad.

Un grupo de docentes de diferentes gremios magisteriales aseguran que no respaldan, avalan o apoyan la iniciativa del Ministerio de Educación (Meduca) de brindar clases semipresenciales el próximo año.

Luis López secretario general del Frente Nacional de Educadores Independientes (Frenei), dijo que el miércoles 11 de noviembre en la reunión de Mesa Bilateral en la que los gremios magisteriales participaron junto a la ministra de Educación Maruja Gorday de Villalobos, solo se les presentó los lineamientos para el desarrollo del año escolar 2021 en la modalidad semipresencial.
Sin embargo, durante la reunión ningún representante de los gremios magisteriales que participaron avalaron el hecho de dar clases de manera semipresencial en el 2021.

López añadió que, en este sentido, reiteran que mientras dure la pandemia de la COVID-19 las clases deben desarrollarse a distancia en lo que reste del año 2020 y el inicio del periodo escolar 2021 hasta tanto no se tenga un verdadero control de la enfermedad.

De acuerdo con el dirigente magisterial existen varios factores, que influyen directamente en una buena educación y es necesario que el Meduca realice todas las gestiones necesarias en este momento, para que el próximo año se pueda reintegrar a los miles de estudiantes que en este 2020, no pudieron incorporarse y continuar su educación debido a sus limitaciones.

En este sentido, López agregó que el Meduca debe garantizar que tanto estudiantes como docentes cuenten con una conectividad robusta y gratuita, con cobertura nacional.

El material de estudio impreso, debe ser entregado a tiempo, antes que inicie el año escolar 2021.

En un comunicado los docentes manifestaron incluso, que si en algún momento las condiciones de salubridad lo permiten y se pueda dar un retorno a las clases en la modalidad semipresencial o presencial el Meduca debe ser responsable de garantizar limpieza y desinfección permanente y efectiva de las instalaciones educativas.

De igual forma, deben dotar de agua potable a todos los centros educativos que carecen de este recurso.

 Fuente: https://www.panamaamerica.com.pa/sociedad/docentes-rechazan-dar-clases-semipresenciales-periodo-escolar-2021-1176594
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China testea a millones de personas y cierra escuelas tras múltiples contagios de coronavirus en tres ciudades

Los recientes brotes han demostrado que todavía existe el riesgo de que el virus regrese a China.

Las autoridades chinas están aplicando pruebas de COVID-19 a millones de personas, imponiendo confinamientos y cerrando escuelas después de que se descubrieron múltiples contagios de coronavirus en tres ciudades de todo el país la semana pasada.

Muchos expertos y funcionarios gubernamentales han advertido que la posibilidad de que el virus se propague será mayor con el tiempo frío. Los recientes brotes han demostrado que todavía existe el riesgo de que el virus regrese a China, a pesar de estar ampliamente controlado dentro del país.

Personal sanitario se dispone a hacer testeos en en aeropuerto de Shanghai. Foto: AP

El lunes, la Comisión Nacional de Salud informó sobre dos nuevos casos de transmisión local en Shanghái durante las últimas 24 horas, lo que elevó el total a siete desde el viernes.

China ha registrado un total de 86.442 casos y 4.634 muertes desde que el virus se detectó por primera vez en la ciudad central china de Wuhan a fines del año pasado.

Los dos últimos casos confirmados en Shanghái fueron contactos cercanos de otro trabajador del aeropuerto que fue diagnosticado con COVID-19 a principios de noviembre.

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Fuente: Johns Hopkins UniversityInfografía:

El domingo por la noche, el aeropuerto internacional Pudong de la ciudad decidió hacer pruebas a sus trabajadores, recolectando 17.719 muestras hasta la madrugada del lunes. Los planes exigen realizar pruebas a otros en las comunidades circundantes si se detectan más casos.

Vídeos en las redes sociales de trabajadores mostraban lo que parecían ser escenas caóticas en el aeropuerto cuando se les daban órdenes de último momento para hacerse la prueba. En los videos, se ve a personas de pie en grandes grupos empujándose de un lado a otro, bajo las órdenes de autoridades con trajes de seguridad.

Shanghai ha sido más selectiva con las pruebas masivas, dirigidas a personas asociadas con un lugar en particular, como el aeropuerto o el hospital donde había trabajado alguien que dio positivo, en lugar de todo un distrito.

Empleados del aeropuerto de Shanghai aguardan ser testeados. Foto: AP

Empleados del aeropuerto de Shanghai aguardan ser testeados. Foto: AP

En Tianjin, los trabajadores de la salud han recolectado más de 2,2 millones de muestras para análisis de los residentes en el nuevo distrito de Binhai, después de que se descubrieron cinco casos de transmisión local la semana pasada.

En Manzhouli, una ciudad de más de 200.000 habitantes, las autoridades sanitarias locales están realizando pruebas a todos los residentes después de que se informaran dos casos el sábado. También cerraron todas las escuelas y lugares públicos y prohibieron reuniones públicas como banquetes.

China ha recurrido a un enfoque severo y de arriba hacia abajo cada vez que se encuentran nuevos casos de transmisión local: cerrando escuelas y hospitales, bloqueando comunidades residenciales y vecindarios enteros y testeando a a millones de personas.

Fuente: https://www.clarin.com/mundo/china-testea-millones-personas-cierra-escuelas-multiples-contagios-coronavirus-ciudades_0_7LIwbrvNO.html

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Unicef llama a proteger a los niños más vulnerables ante la covid

Fuentes: IPS

El impacto de la pandemia covid-19 ha sido muy duro para los niños y se necesita urgentemente evitar que esta crisis de salud se convierta en una crisis de los derechos de los niños, planteó la Unicef con motivo del Día Mundial de la Infancia este viernes 20.

“A lo largo de la pandemia ha existido un mito persistente, de que los niños apenas se ven afectados por la enfermedad. Nada podría estar más lejos de la verdad”, expuso Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

El impacto es previsiblemente mayor en los 356 millones de niños, uno de cada seis, que viven en condiciones de pobreza extrema en el mundo, y al paso de la pandemia pueden agregarse otros 150 millones que quedarían en pobreza multidimensional, sin acceso a educación, salud, vivienda, nutrición, agua potable y saneamiento.

En esa población vulnerable pide Unicef que se concentren los esfuerzos, en su más reciente informe, “Evitar la generación perdida del covid-19”.

Aunque los síntomas de la covid suelen ser más leves en los niños, las infecciones están aumentando y sus vidas se pueden marcar por el impacto a largo plazo en la educación, la nutrición y el bienestar.

“Si bien los niños pueden enfermarse y propagar la enfermedad, esto es solo la punta del iceberg de la pandemia. Las interrupciones en los servicios clave y las crecientes tasas de pobreza representan la mayor amenaza para los niños”, dijo Fore.

Cuanto más persista la crisis, “más profundas serán sus repercusiones y el futuro de toda una generación está en riesgo”, añadió.

El informe señala que, al 3 de noviembre, en 87 países los niños y adolescentes menores de 20 años representaban uno de cada nueve infectados por covid, 11 por ciento de los 25,7 millones de infecciones notificadas por estos países.

La covid ha implicado interrupciones en los servicios sociales y de salud críticos para los niños. En un tercio de los 140 países analizados por Unicef, se registra una caída de al menos 10 por ciento en temas como vacunación de rutina, atención ambulatoria de enfermedades infecciosas infantiles y servicios de salud materna.

Hay una disminución del 40 por ciento en la cobertura de los servicios de nutrición para mujeres y niños en 135 países, y en octubre de este año 265 millones de niños seguían perdiendo las comidas escolares en todo el mundo.

Se estima que en un período de 12 meses podrían morir dos millones de niños más a causa de enfermedades infantiles, y 20 000 bebés más nacerían muertos, por las graves interrupciones de los servicios de salud y aumento de la desnutrición.

Otros entre seis y siete millones de menores de cinco años sufrirán emaciación o desnutrición aguda, traducida en 10 000 muertes infantiles adicionales cada mes, principalmente en África subsahariana y Asia meridional.

En noviembre, todavía 572 millones de alumnos, 30 por ciento de los matriculados en todo el mundo, estaban afectados por el cierre de escuelas en 30 países. En su máximo pico ese cierre afectó a 1570 millones de estudiantes.

Para responder a esta crisis, Unicef pide a los gobiernos y otros agentes sociales que, en primer lugar, garanticen el acceso a los servicios de nutrición y salud, y hagan que las vacunas sean asequibles y estén disponibles para todos.

Se requiere proteger la salud mental de niños y jóvenes, y poner fin al abuso y la violencia de género. La experiencia obtenida de anteriores emergencias de la salud demuestra que las niñas se enfrentan a un riesgo mayor de ser víctimas de la violencia por razón de género, el matrimonio infantil y los embarazos.

También se debe asegurar que todos los niños continúen con su educación, incluyendo en este principio el cierre de la brecha digital.

“Este no es el momento de desviar los fondos nacionales destinados a la educación”, reza el informe, y sostiene que “si la comunidad internacional trabaja unida, podemos conectar a internet a 3500 millones de niños y jóvenes para el año 2030”.

Se plantea la necesidad de aumentar el acceso al agua potable, al saneamiento y la higiene, abordar la degradación del ambiente y el cambio climático, revertir el aumento de la pobreza infantil y redoblar la protección a los niños y sus familias que viven en situaciones de conflicto, desastre y desplazamiento.

Fore dijo que “en este Día Mundial de la Infancia, pedimos a los gobiernos, los socios y el sector privado que escuchen a los niños y den prioridad a sus necesidades. Mientras miramos hacia un mundo pospandémico, los niños deben ser lo primero”.

Fuente: https://www.ipsnoticias.net/2020/11/unicef-llama-proteger-los-ninos-mas-vulnerables-ante-la-covid/

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El Papa Francisco critica el «consumismo febril» e insta a involucrar a los pobres en la planificación de la economía pospandémica

El sumo pontífice subrayó que la peor reacción, cuando la pandemia se termine, sería «caer aún más en un consumismo febril y en nuevas formas de autoprotección egoísta».

El papa Francisco instó este sábado a los jóvenes economistas, emprendedores y líderes empresariales a que sean más sostenibles y promuevan modelos de desarrollo pospandémicos que involucren a los pobres.

En un vídeomensaje para los participantes del foro juvenil ‘La economía de Francisco’, celebrado en la ciudad italiana de Asís, el líder de la Iglesia católica apuntó que la peor reacción, cuando la pandemia termine, sería «caer aún más en un consumismo febril y en nuevas formas de autoprotección egoísta«. «No olviden que de una crisis nunca salimos igual: salimos mejor o peor. Cultivemos lo que es bueno, aprovechemos la oportunidad y pongámonos todos al servicio del bien común», afirmó.

El sumo pontífice subrayó que se debería invitar a los «pobres y excluidos», que fueron más golpeados por la crisis sanitaria, a participar en los debates sobre la creación de una «narrativa económica diferente» que es necesaria urgentemente. «De ellos aprendamos a avanzar en modelos económicos que beneficiarán a todos, porque el enfoque estructural y de toma de decisiones estará determinado por el desarrollo humano integral», declaró y agregó que la gravedad de la situación actual, provocada por el coronavirus, «exige una toma de conciencia responsable de todos los actores sociales», sobre todo los jóvenes.

Además, el papa Francisco dijo que la política y la economía no deben «someterse a los dictados y al paradigma eficientista de la tecnocracia» y añadió que en el futuro el mundo no estará «condenado» a modelos económicos cuyo interés se limita al lucro y a promover políticas públicas «favorables, despreocupados por su costo humano, social y ambiental», recoge AP.

Sin embargo, admitió que será una tarea difícil el cambiar «los estilos de vida, los modelos de producción y consumo, las estructuras consolidadas de poder que hoy rigen la sociedad».

Fuente: https://rebelion.org/el-papa-francisco-critica-el-consumismo-febril-e-insta-a-involucrar-a-los-pobres-en-la-planificacion-de-la-economia-pospandemica/

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