Por supuesto que sí. Ser padre o madre puede ser más difícil de lo que imaginamos en un inicio. Hoy en día, los retos que nos demanda la vida cotidiana, las demandas económicas del hogar y qué decir del desgaste emocional de los berrinches o de las negociaciones por permisos, según sea la edad, son parte del paquete. Desafortunadamente, estas demandas impactan al acompañamiento que ofrecemos a nuestros hijos en la escuela. Con frecuencia, terminamos culpando a la escuela por lo que pasa en la sociedad, con frases como: hay una crisis de valores y la escuela no hace su parte. Fin de la historia y a iniciar un nuevo día.
¿Por qué permitimos eso? ¿por qué nos privamos de la posibilidad de involucrarnos en algo tan importante, como el aprendizaje de nuestras hijas e hijos en la escuela? ¿por qué les hacemos eso a nuestras hijas e hijos?
La historia no tiene que terminar así, su hija(o) necesita de su participación en su escuela ahora, en este momento más que nunca. Quizá Usted ha escuchado el proverbio africano que compartimos en Mexicanos Primero: “se necesita toda una aldea para educar a un niño”. La idea es poderosa y tiene mucho de razón; la investigación educativa señala desde hace décadas la importancia que tiene la familia en el desempeño escolar, pues no son islas separadas la familia y la escuela (Murillo, 2014). Sin embargo, no se vaya con la finta: asumir que si las familias controlaran las decisiones de la escuela, mejoraría automáticamente la educación, puede ser un grave error, incluso a veces perjudica su involucramiento (Ravitch, 2013). La aldea requiere –antes- cumplir ciertas características para verdaderamente impactar positivamente en el ecosistema escolar.
Con frecuencia sucede que muchos padres y madres queremos participar en la escuela pero simplemente no sabemos cómo hacerlo. No hay recetas, pero un gran comienzo es conocer a su hijo(a). Por lo general, nadie conoce a nuestros hijos mejor que nosotros como padres, y a pesar de ello, dejamos que las decisiones que se toman en su escuela, las tomen otros. Más allá de la típica frase sobre: ¿cómo te fue en la escuela? es importante saber: ¿cómo se siente en ella? ¿qué cambiaría de su escuela? ¿con quién comparte el recreo? ¿cuál es el mejor lugar de la escuela? ¿qué cualidades tiene tu hijo? ¿qué le gusta aprender? ¿cómo le gusta aprender? ¿qué materias le resultan desafiantes? ¿qué le aburre? ¿qué escuela sueñan? ¿hemos compartido estas ideas con los maestros?
En la medida que prestemos atención a nuestros hijos e hijas, simplemente escucharlos y conocerlos mejor, vamos a incidir para que tengan espacios en su escuela donde puedan aprender, participar y desplegar sus capacidades. Busquemos hacer alianza y equipo con los maestros, no apresuremos el conflicto o el reclamo.
Otras veces queremos participar en su escuela, pero no sabemos dónde hacerlo. Pregunte si en la escuela de su hijo se cuenta con un Consejo Escolar de Participación Social, conocido por sus siglas CEPS. Es el espacio oficial pensado para participar y decidir temas relacionados con la escuela. Son alrededor de 23 actividades que pueden emprender y participan entre nueve y 25 integrantes, presididos por una madre o padre de familia.
¿Vale la pena participar en los CEPS? En una reciente consulta nacional sobre el modelo educativo, se le preguntó a 28,175 CEPS sobre cómo quisieran involucrarse en la educación. El reporte destaca que 83% de las familias quieren participar, pero les gustaría involucrarse más con el avance de cada materia de sus hijos; conocer los programas de estudio; que se les acerquen actividades lúdicas; así como cursos de desarrollo para ser mejores padres. Por el contrario, en dicha encuesta, mencionan que les resulta menos importante estar informados sobre los programas que llegan a la escuela (SEP, 2016).
Mucho hay que mejorar y justo por eso, vale la pena participar para que los CEPS estén orientados hacia esas actividades que queremos.
No importa si su hijo o hija está en escuela pública o privada, si está en preescolar o bachillerato, su participación y la participación de su hijo en su educación es muy importante, recuerde que: “si la palabra mueve, el ejemplo arrastra”. Las niñas, niños y jóvenes necesitan mucho amor, cuidado, paciencia, escucha y sobre todo participación de los adultos para que lo anterior suceda; simplemente porque a Usted le toca, nos toca, por ellos y por Tod@s.
17 de febrero de 2017/Fuente: el diario de la educación
Entrevista al sociólogo Jordi Collet, que con Antoni Tort publica el libro ‘Familias, escuela y comunidad’: «Las familias no deben ponerse en el diseño metodológico de la escuela, pero sí que lo tienen que conocer».
Se empieza discutiendo sobre el papel de las familias en la escuela de sus hijos y se acaba defendiendo la implicación de todo el territorio en el modelo educativo. Así avanza esta entrevista al sociólogo Jordi Collet, y así se desarrolla el libro que ha escrito con el pedagogo Antoni Tort -ambos de la Universidad de Vic-, Escuela, familias y comunidad, coeditado por El Diari de lEducació -junto con Octaedro-, y que a partir de hoy podrán recibir todos los suscriptores.
En el libro identifica diferentes tipos de familias: las visibles, invisibles y las hipervisibles. ¿A qué se refiere?
Nos referimos a que las diferentes familias tienen voces, presencias y visibilidades desiguales que hay que tener muy en cuenta. Por ejemplo, esto ocurre en las relaciones informales en la escuela, pero también en las participaciones en las AMPA o los consejos escolares, la investigación ha detectado que se dan procesos de colonización. Es decir, que puede haber escuelas con un 90% de familias recién llegadas pero que al AMPA sólo tienen adultos blancos y autóctonos. Hay familias que tienen mucha voz y mucha visibilidad -incluso son hipervisibles- y los hay que no tienen -invisibles-, y la escuela debe ser consciente de qué familias tiene y qué le llegan y pensar en cómo hacerla más participativa y democrática con todos. Porque si no recurrirá al tópico: “Hay familias -invisibles- que no vienen porque no les interesa”. Y no es verdad.
Muchas familias migrantes no se acercan a la escuela porque no entienden el idioma. Esto lo explican muchos maestros.
Y no sólo el idioma, sino los códigos informales. A las familias de clase media los es más fácil. Pero si vengo de fuera hay pautas culturales que desconozco, y que pueden marcar mi relación con el tutor. Estas son las familias invisibles; las visibles suelen ser de clase media.
¿A qué relaciones te refieres cuando hablas de códigos informales?
En la relación entre tú, maestro, y yo, padre o madre. ¿Te he de dar la mano? ¿Dos besos? ¿Tratarte de usted? Todo esto, si no lo sé, me aleja de ti. Es lógico. Para algunas familias chinas la maestra es una figura muy reputada, y en muchas ocasiones se pueden preguntar quién son ellos para atreverse a decirle según qué. Para entenderlo de una manera global, a veces utilizamos una metáfora: la escuela es como un país donde hay gente que llega con pasaporte y otros son extranjeros y no conocen sus mecanismos de participación, las tareas, los códigos …
¿Qué puede hacer una escuela o un instituto para implicar a las familias? Sobre todo aquellas que le son invisibles.
Lo primero que tiene que hacer, como siempre, es hacerse la pregunta. Y a partir de aquí, hay muchos campos donde avanzar: desde la página web -quién la hace, a qué responde, quién entra…- hasta revisar las entrevistas y reuniones con los padres y madres. En la universidad siempre decimos que es importante que los maestros comiencen las entrevistas con tres cosas positivas de cada niño, porque si no los hay que acaban convirtiéndose en un auténtico interrogatorio. Debemos ser conscientes de que las familias son diversas y desiguales y buscar las formas de eliminar los elementos y barreras de incomprensión mutua.
Si tuvieras que resumir por qué la participación familiar es importante para un centro educativo, ¿qué dirías?
Las familias son parte de la solución: sin ellas y sin la comunidad no puede haber una buena escuela. Si excluyes la familia, dejas fuera uno de los actores principales de la educación. Si hay escuelas es porque hay familias que tienen hijos -cuando no tienen, se cierran escuelas, como hemos visto-. El origen de esto tiene que ver con la historia de la escuela, que en España se remonta al siglo XIX con la ley Moyano, que construye un sistema educativo que se opone a las formas de socialización de las familias, al considerar -seguramente con razón- que educaban mal a los niños. Para ello se creó una escuela para las masas que fuera cerrada, con especialistas dentro para educar a los niños. Pero eso construyó una “gramática escolar” profunda que ahora nos cuesta mejorar. Por ejemplo: arquitectónicamente en las escuelas no hay salas para las familias. ¿Dónde esperan cuando van a una entrevista con el tutor de tus hijos?
¿Depende…?
En muchos casos estorbas, en el pasillo… La escuela no está pensada para la comunidad educativa, sino para los niños y maestros. Pero con las diferentes familias implicadas, la escuela es mejor. Y con la comunidad, también. Cuanto más alejadas están las familias, sobre todo las de clases populares y las recién llegadas, más propensión hay al fracaso. La participación de las familias vulnerables facilita el éxito escolar de todo el mundo. Por lo tanto, es también una cuestión de desigualdades, que sólo se subvierte si el sistema educativo se hace estas preguntas y da respuestas inclusivas.
¿Hay casos de escuelas que hayan conseguido hacer participar a las familias menos visibles?
Claro. ¡Por suerte cada día más! Lo hacen sabiendo que cuanto más normas haya y cuanto más inflexibles y más cerradas sean, menos participarán las familias alejadas. Debemos construir una “gramática blanda” de la escuela: con porosidad, espacios y momentos de encuentro… Hacer que la relación sea fácil. Hay ejemplos. La entrada a la escuela, en vez de ser a las 9 en punto, podría ser durante un margen de quince minutos, para que los maestros salgan fuera, las familias entren en el aula… Así estableces un espacio de diálogo y comunicación, aunque sea informal. Quizás, si las madres tuvieran este tiempo para comentarte cosas, luego a las 17 no habrá líos en el WhatsApp [ríe]. También hay casos donde las familias participan en la evaluación de la escuela, porque es necesario que nos digan cómo la ven, y casi siempre lo hacen en positivo pero con ideas de mejora.
Aun así, cuando planteamos la implicación de padres y madres en la escuela sólo nos viene a la cabeza, de entrada, el AMPA y las extraescolares. ¿Por qué?
Por las relaciones de poder que se dan dentro de la escuela, La pregunta es: ¿cómo construir un gobierno de la escuela más democrático? Que implique más presencia y más responsabilidades compartidas de docentes, niños, familias y comunidad. Si no, nos puede pasar como con la participación ciudadana: que a las familias sólo los dejaremos escoger los colores del banco del patio.
Así pues, ¿deberían poder tomar parte del diseño del modelo educativo?
La ley dice que deben poder participar en el proceso educativo de sus hijos, estar informadas y tener un lugar en los espacios de gobierno del centro. Deben poder colaborar, pero no desde una perspectiva de poder en que uno dice al otro lo que tiene que hacer. A veces, en una entrevista, el maestro le dice a la familia: “Lo que deberían hacer en casa es…”. Hombre, no.
También ocurre al revés: familias que dicen al maestro que tiene que hacer.
Exacto, lo mismo. Y en ambos casos se genera un conflicto. Por eso la escuela debe evolucionar hacia ser un espacio democrático. Y eso no quiere decir que todo el mundo decida sobre todo. Las familias no deben ponerse en el diseño metodológico y educativo, pero sí que lo han de conocer y se ha de explicar. Hay elementos que, además, permiten buscar acuerdos, como es el caso de los deberes, que implican a familia, maestro y niño. Tiene que haber un lugar y un reconocimiento de voz, de capacidades, de saberes y de poderes para todos.
¿Ha detectado si cada vez más las familias quieren decidir sobre todo lo que pasa dentro del aula? Algunos maestros lo manifiestan.
Sobre todo las de clase media. Cuando esto ocurre, tienes dos respuestas: cerrarles la puerta o atender la demanda latente de estas familias, que no es otra que la de tener un lugar en la escuela. Si a esa familia “pesada”, que todo el día agobia, le das un lugar, le dices con hechos que es importante para el centro, esto se acaba.
Entre los debates escolares que más afectan a las familias hemos citado los deberes. Hay otro: los horarios. ¿Deben poder decir algo?
¡Es clave! La escuela condiciona enormemente los horarios de las familias. Debemos evitar lo ocurrido en secundaria, donde de nuevo el 80% de los centros deciden unilateralmente que hacen horario de mañana. ¿Y las diferentes familias? ¿Y los adolescentes y sus diferentes realidades? Esto no lo pueden decidir los institutos o la Consejería solos. Ante medidas como estas hay casos como los de Olot o Granollers, donde se plantea, con estas u otras palabras, un modelo de escuela a tiempo completo. Es decir, donde hay un trabajo en red para coordinar los horarios de todas las educaciones en función de las necesidades de los alumnos y las realidades familiares, escolares, deportivas, musicales…
¿Una escuela es como es en función de las familias que tiene?
No sólo… La tarea de los profesionales es muy importante. Son una pieza clave. Hay institutos o escuelas que tienen una población muy similar y unos resultados y una tasa de fracaso muy diferente.
Este año Generalitat y Síndic de Greuges (Defensor del Pueblo) han puesto en marcha un principio de acuerdo para combatir la segregación escolar. ¿Las familias han de implicarse a la hora de reducir esta lacra?
Todo el mundo se debería implicar: el Departamento de Enseñanza, los municipios, la inspección, las escuelas… Y las familias. El problema es que en un contexto de casi mercado como el que tenemos, por más actuaciones que hagas para combatir la segregación, creo que nunca podrás luchar por completo contra la voluntad de las clases medias de escoger centro, porque tienen voz y voto. En mi opinión, lo que hay que hacer es desactivar las lógicas que rigen la actual elección de escuela, y en esta línea hice una propuesta para seguir pensando: que cada municipio o territorio -de entre 20.000 y 50.000 habitantes- tenga una sola escuela: la escuela-municipio.
Esto me lo tendrás que desarrollar un poco…
En un territorio de 20.000 habitantes tienes una escuela municipal, que está ubicada en diferentes edificios, y donde se agrupan los profesionales en función de diferentes criterios; docentes que, además, ya no son de una sola escuela, sino que son del territorio. Así la escuela trabaja con todo el municipio, con el museo, el teatro, el centro cívico, el horno, el taller mecánico, el estudio de arquitectura… Mi propuesta es pensar en una sola escuela-municipio, pero en realidad haciendo que las escuelas sean equivalentes, como ha propuesto recientemente Barcelona. Y desactivas la elección. Es un poco lo que pasa en Finlandia.
Estaríamos hablando de municipalizar la educación.
Sí, está vinculado a este debate. Tú apuntas a la escuela-municipio, y luego ya verás cómo se agrupan. Desactivas el núcleo y la lógica del problema, que es la elección en un contexto como el nuestro, que es de casi-mercado.
¿Cómo encaja en este modelo la concertada?
No lo tengo resuelto. Pero en el debate sobre la pública-concertada también nos tenemos que poner de forma seria, porque está mal resuelto. Es un debate donde todos se sienten agraviados: la concertada porque está infrafinanciada y por eso las familias tienen que pagar, porque sus maestros hacen más horas; la pública, porque la concertada tiene menos alumnado recién llegado y de clases populares, etc…. Hay que resolver de manera positiva, y creo que la municipalización de la educación tal vez podría ayudar.
Cada vez más familias de clase media tienen las bases materiales de su bienestar en el conocimiento. En este sentido, la educación lo es todo para ellos. Si vivimos en un mundo de competición global donde cada persona se tiene que construir un proyecto personal competitivo, la elección de escuela deviene determinante para tus hijos. ¿Por qué hay gente dispuesta a mentir para ir a una escuela? ¿A exagerar una celiaquía? La sociología dice que la gente se adapta a las reglas del juego; y si estas son de competición y distinción, las familias juegan a ello. Pero, en mi opinión, no se trata de culpabilizar. A nadie. Desde la sociología, de lo que se trata, es de atacar las lógicas de fondo, las que nos llevan a la competición.
El libro habla de escuela, familia… Y comunidad. ¿Qué es la comunidad?
Tiene que ver con el ayuntamiento, que todavía tiene poco papel en la educación formal pero mucho a lo largo de la vida -cuna, adultos, PFI, apoyo escolar…-. También con las familias, con el territorio y la distribución urbanística, etc. Y con todas las educaciones que son tan importantes para la socialización: con el deporte, el ocio, la música, el arte, las lenguas, internet… Y los vecinos y las asociaciones, claro.
A menudo se invoca la participación de la comunidad de forma genérica en la educación, pero ¿es posible hacer que todos estos agentes tomen parte del día a día de una escuela o de un instituto?
Por suerte hay cada día más territorios, rurales o urbanos, que avanzan hacia aquí. Tiene que ver con las ciudades educadoras, los planes educativos de entorno, con los proyectos educativos de ciudad, las zonas educativas, las zonas educativas rurales, etc. Debemos coordinar y poner en plural las educaciones. ¿Quién lleva la educación de 0 a 3 años? ¿Y los comedores? ¿Y las extraescolares? ¿Quién accede a las escuelas de música del municipio? Las clases populares, no mucho. Con los idiomas, lo mismo. Si las viejas desigualdades estaban vinculadas a la obtención de un título, las nuevas tienen que ver con todo lo que le rodea. Y aquí los municipios tienen, además de incumbencia como en lo educativo, competencias y capacidades para hacer mucho como demuestran día a día decenas de territorios en todo el país.
Las llamadas oportunidades educativas.
Exacto. Los ayuntamientos deben pensar de los 0 a los 100 años una oferta educativa potente, de servicio público y bien financiada también para romper desigualdades. ¿Por qué los niños y niñas de clases populares en mi barrio con la flauta dulce en la escuela y los otros con la flauta travesera en la escuela de música y la orquesta de turno? Esto se debe resolver, y se debe hacer desde la comunidad.
En Girona algunos profesores de escuelas de música daban clase en escuelas, dentro del plan de entorno municipal.
Acercar la comunidad y las oportunidades educativas en la escuela es una opción muy interesante. Cuando dices a una madre que vaya a aprender el idioma en el centro cívico quizás no va, pero si le dices que venga a la escuela, quizá sí. ¿Por qué la música en la escuela no la puede hacer la escuela de música para todos? ¿Y el deporte? ¿Por qué la escuela es un espacio cerrado? En Badia del Vallés en la etapa 0-3 trabajan conjuntamente pediatría, guardería, espacios familiares, ayuntamiento… En Hospitalet hacen redes educativas 0-6. En Berga se promueven acciones para conciliar horarios laborales y familiares. En Sabadell se hace el programa ciudad-escuela. En Barcelona el programa Éxito. El trabajo de comunidad educativa a los pequeños municipios… Y así mil ejemplos en todo el país. ¡Al final estamos hablando de hacer las cosas en común y para todos! Construir lógicas diferentes, entender que todo el territorio es educador, preguntarnos cómo hacer de la piscina municipal -que es un espacio muy educativo- un lugar para todos, donde participen las familias. ¡La idea de fondo, en realidad, no es otra que hacer las cosas juntos! Cómo educar juntos y juntas en un proyecto socializador potente a lo largo y ancho de la vida sin barreras para nadie.
Estamos hablando de un cambio cultural, de concepción de qué es la educación.
En estos momentos a nivel global imperan dos lógicas. Una es la neoliberal: para tener escuelas mejores, tienen que competir. Aquí estarían los casos de Inglaterra o Suecia con las free schools. La otra es la neoconservadora, que tiene que ver con la idea de control: lo que deben hacer las escuelas es lo que dice el Gobierno. A veces estas lógicas están entrelazadas y se retroalimentan. Pero lo que vemos con la investigación es que ninguna de las dos funciona a medio plazo. ¿Qué podemos contraponer a esto? El hacerlo juntos. Comunizar las educaciones. La UNESCO dice que la educación es un bien común. Pues comunicémoslo. Este verbo nos permite construir otra lógica, que se puede ver aplicada a diferentes niveles: en el plano municipal en el trabajo en red, pero también en el trabajo en los claustros -trabajamos juntos, en vez de hacerlo por separado de manera aislada-, también en el aula, donde hacemos que los alumnos cooperen, aprendan a construir conocimiento ya crecer juntos, como ocurre en fuerza escuelas, en algunos institutos, en las escuelas de segunda oportunidad, en las guarderías, las escuelas de personas adultas… Hacemos escuela juntos con las familias y la comunidad. Si cosemos todas estas actuaciones, si las conectan, estaremos trenzando una lógica alternativa. Es la idea del co-munitzar: co-construir escuelas, co-producir conocimiento, co-educar (en el sentido de la “mirada violeta” que propone la Marina Subirats) y también de educar juntas personas diferentes, co-gobernar- de manera más democrática, convivir… y sin olvidar la lucha constante contra las desigualdades y por una igualdad de oportunidades para todos.
América del Sur, Paraguay, 15 de enero de 2016. Fuente: Global Infancia /Unicef
Global Infancia realizó en 2016 un estudio denominado «A mí no me va a pasar». Dicha investigación recogió información a través de encuestas realizadas a 2.208 adolescentes sobre el uso de las TICs.
Los resultados muestran que:
• 76 de cada 100 adolescentes encuestados accede todos los días o casi todos los días a Internet.
• 16 de cada 100 lo hace de 1 a 3 días por semana.
• 87 de cada 100 tiene un celular propio.
• 93 de cada 100 usa el celular para ingresar a Internet.
• 67 de cada 100 no son supervisados en cuanto a su acceso a Internet.
• 47 de cada 100 usa Internet entre una y cinco horas por día.
Estos datos nos muestran con cuánta facilidad las y los adolescentes acceden hoy a las tecnologías de información y comunicación. Son inmensos los beneficios de las TIC en la vida del ser humano y de los/as adolescentes, pero también crecen enormemente los peligros a los que ellos/as se exponen cuando no les acompañamos o no les formamos para el autocuidado.
Niños, niñas y adolescentes que usan las TIC de manera inadecuada o no protegida, están expuestos a situaciones de violencia de todo tipo, y particularmente a la violencia sexual. Los y las delincuentes encontraron en las TIC mecanismos que les ayudan a captar a sus víctimas de manera más fácil y rápida.
Esta Guía fue elaborada para ayudar a responder esas preguntas; para construir puentes de diálogo con nuestros hijos e hijas, y acercarnos a su mundo tecnológico de manera amigable. Así podremos lograr que se sientan protegidos y seguros.
Para descargar la investigación completa hace clic aquí.
Una discreta maestra de Texas ha encendido un sonoro debate en los medios de comunicación americanos con una sencilla carta enviada a los padres de sus nuevos alumnos. Televisiones y medios de comunicación la han entrevistado de costa a costa del país, y su misiva ha sido comentada por psicólogos, pedagogos y profesores. Samantha Gallagher, una madre de segundo de primaria del colegio de Godley (Texas), del que la mencionada maestra, Brandy Young, es tutora, colgó la carta en Facebook y en pocas horas había sido leída por 70.000 personas.
Young tiene el acierto de escribir de forma llana un mensaje de un par de párrafos que da en la diana en dos aspectos candentes en la crianza norteamericana (y de cualquier país del mundo, incluida España): los deberes y la vida familiar.
«No habrá deberes este año”, anuncia la profesora a las familias de sus alumnos de 7 y 8 años. “Pero a ustedes les pido que pasen las tardes haciendo cosas con ellos porque eso sí que está demostrado que mejora el éxito escolar”, indica Young. Y añade: “Cenen como una familia, lean juntos, jueguen al aire libre y acuéstenlos pronto”, aconseja.
La maestra argumenta que ha estado investigando y ha visto que “los estudios no han podido demostrar que los deberes mejoren el desempeño escolar”. Por tanto, se compromete a no poner tareas extras aunque los niños sí llevarán a casa los trabajos que no hayan terminado en el aula.
A cambio, pide a los padres más participación familiar. La dirección de la escuela apoya a Young, pero afirma que no se trata de una decisión de la escuela. Además de los medios de comunicación, el asunto ha sido muy comentado en las redes con opiniones muy polarizadas. Algunos padres celebran la carta. “Mi hija ya quiere a su nueva profesora”, señaló la madre que colgó la misiva en Facebook. Muchas familias se quejan de que los deberes tienen un impacto en el hogar y en las actividades de la familia. Otros creen que causa tensión en el hogar, lo que termina repercutiendo en una mala relación con el colegio.
Sin embargo, también hay detractores. “¡Otro profesor que apoya la banalización de EE.UU.!” o “Responsabilidad es una cualidad que se cultiva”, o “¿Y las rutinas y hábitos?”. Incluso se recomiendan el método de los 10 minutos diarios que aumentan con los cursos. Algunos de estos opinadores temen que los niños de culturas orientales estén mejor preparados pues sus padres sí se preocupan de su educación. Al respecto, la OCDE denunció las jornadas excesivas a las que los progenitores someten a los niños. El pasado martes, un preadolescente de 12 años moría apuñalado por su padre, que le recriminaba no haber estudiado suficiente en una prueba de acceso a un colegio privado que el niño suspendió.
La música popular latinoamericana pasó por Rosario. Fue de la mano del grupo TriOrgánico que ofreció un concierto didáctico a la comunidad educativa «El Andén, espacio de aprendizaje inclusivo». La actividad se realizó en el marco de los 10 años del Festival Internacional Sonamos Latinoamérica, el 19 de mayo pasado. A la institución rosarina asisten personas con y sin discapacidad y está dedicada a fortalecer estrategias de inclusión.
Los músicos que integran Sonamos, esta vez de Bélgica y de México, tocaron pandeiros, bombos, cuatro venezolanos, cajones peruanos, cajitas y quijadas de burro peruanas, chequerere, flauta de tabasco, caracoles mayas, instrumentos de materiales orgánicos, y de allí el origen del nombre del grupo musical. Del concierto participaron las familias y resultaron «momentos de aprendizajes que fueron más allá de lo clínico o lo escolar, y que construyen, desde una mirada subjetiva y única, en lo individual y lo colectivo», destacaron desde «El Andén».
Esta temporada el Festival Internacional de Música Popular Sonamos Latinoamérica cumple 10 años de tarea ininterrumpida. La agrupación TriOrgánico es reconocida por su extenso recorrido por importantes escenarios de todo el mundo; entre otros, el Cirque du Soleil. «Uno de los principales objetivos de los recitales didácticos es abrir el abanico de posibilidades para que los niños tengan contacto con manifestaciones culturales directamente, y así ir formándose en la interpretación de códigos culturales», destacó Oscar Poli Gomitolo, músico mentor de la red de difusión.
«Escuchar música en vivo genera experiencias realmente distintas donde, en lo vivencial, también está el comentario con el amigo, con la familia, la charla que se hace en la recepción, todos esos aspectos conforman y levantan el piso de propuestas culturales. Encontrarse con otros no es lo mismo que ver una película en tu televisor, o escuchar música en tu casa. Estar en el cine, o en un concierto con un amigo, discutiendo a la salida, tomarse un cafecito, hablar y comentar sobre lo que se vio… Esos ámbitos son muy lindos y los que son asiduos a los conciertos de cualquier tipo siempre se van con un plus muy grande de carga de energía», remarcó Gomitolo.
El Festival Internacional Sonamos Latinoamérica nació en Santa Fe. Actualmente, tiene sedes en 50 ciudades en distintos países. El concierto de la semana pasada resultó «una experiencia enriquecedora» para la comunidad de El Andén (Necochea 2149).
España/8 marzo 2016/ Autora: Pilar Álvarez/ Fuente: El País
El dinero que dan los hogares ha subido un 28% durante la crisis mientras que el de las Administraciones cae un 15%, según un informe de la Fundación BBVA
El gasto público total en educación ha caído durante la crisis un 15%, quedando a niveles de hace casi una década, mientras que el dinero que aportan las familias ha aumentado un 28% en el mismo periodo y crece sin parar en lo que llevamos de siglo, según el último informe de la Fundación BBVA. Esta investigación alerta de que esta dependencia condiciona la igualdad de oportunidades de los alumnos en las aulas. y muestra dos estampas muy distintas al comparar España con Europa. Los hogares españoles están a la cabeza de la UE a la hora de rascarse el bolsillo por la educación de sus hijos pero los poderes públicos españoles se han quedado a la cola de los países industrializados en este mismo asunto.
“Una mayor dependencia de la educación del gasto de las familias condiciona la igualdad de oportunidades educativas porque los hogares con ingresos elevados y mayor nivel de estudios de los padres gastan porcentajes muy superiores en formación”, reseña el estudio Cuentas de la Educación en España 2000-2013. Recursos, gastos y resultados, elaborado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) y presentado este jueves. A principios de febrero era la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos) la que alertaba en otro informe de que los alumnos con menos recursos tienen tres veces más posibilidades de quedar rezagados en sus estudios.
El gasto público para educación en España se redujo 7.000 millones entre 2009 y 2014 y ha repuntado en 2015 hasta situarse en 41.164 millones de euros, según las estimaciones provisionales que ofrece el informe.Las familias desembolsaron un total de 12.766 millones de euros en 2013 (último dato oficial disponible), con un aumento de 2.716 millones en los años más duros de la crisis.
Tasas y clases extraescolares
El incremento se debe principalmente al dinero que destinan a pagar las clases extraescolares de los hijos, los libros y el transporte escolar en las primeras etapas educativas y al incremento que experimentaron las tasas universitarias de los campus públicos a partir de 2012.
No todos los hogares se comportaron igual, según las conclusiones del informe. El gasto de las familias se duplica cuando los hijos estudian en centros concertados (con financiación pública y privada) y se cuadruplica cuando acuden a centros privados no concertados. La cantidad también está estrechamente relacionado con el nivel educativo de los padres. Las familias con progenitores con mayor formación “pueden pagar hasta seis veces más por los estudios primarios y superiores de sus hijos”, ha resumido en la presentación Francisco Pérez, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia y codirector del informe con Ezequiel Uriel Jiménez, profesor investigador del Ivie. España “ha alcanzado unos niveles muy altos en acceso a la educación pero no en las condiciones en las que esa educación se recibe», ha alertado Pérez.
Hogares a la cabeza de Europa
El esfuerzo de las familias españolas les sitúa a la cabeza de los países industrializados del entorno. Su gasto representa el 0,5% del Producto Interior Bruto (PIB), un porcentaje superior a la media europea (0,4%) mientras que el gasto que destina el sector público (el Estado y las autonomías, que tienen transferidas el grueso de las competencias educativas y son las que más deben aportar) es “claramente inferior” al de la UE (3,8% frente a un 4,6%).
Un fondo de reserva como para las pensiones
“La caída del gasto público en educación ha ocasionado tensiones no deseables en actividades de esta naturaleza al poner en riesgo la estabilidad financiera del sistema educativo”, subraya el trabajo. Los investigadores recomiendan a España crear un fondo de reserva en educación «para garantizar su estabilidad financiera» similar al que existe para las pensiones. Pérez propone, por ejemplo, que se acuerde entre las Administraciones un porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB). “Este es un buen momento para hacerlo porque tenemos la experiencia de lo que nos ha dolido asimilar las consecuencias de no haberlo previsto”, considera.
Entre otras medidas, el informe recomienda que España concentre los esfuerzos financieros en incrementar los recursos de apoyo a los alumnos con mayores dificultades para obtener resultados formativos y en los centros con entornos desfavorables, a promover el acceso a la educación infantil (solo uno de cada dos alumnos menor de tres años va a la escuela, en un ciclo que no es obligatorio) y a reforzar la educación primaria.
Fuente de la Foto: http://ep01.epimg.net/politica/imagenes/2015/06/17/actualidad/1434565950_821554_1434567036_noticia_normal.jpg. Información de la Foto: Aula de educación infantil para niños de tres años en un colegio público de Barcelona. Tomada por: Carles Ribas
Fuente de la imagen: http://ep01.epimg.net/economia/imagenes/2016/03/07/actualidad/1457379700_351837_1457381069_sumario_normal_recorte1.jpg
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