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Boletín GEME: Grupo de Estudio Marxismo y Educación. Venezuela

Agosto, 2021

N.1

Editorial

Este es el primer número del Boletín GEME, el órgano informativo del Grupo de Estudio Marxismo y Educación. Este grupo tiene por objetivos profundizar en el estudio del marxismo e investigar sobre la relación entre el marxismo y la educación. Nos proponemos investigar sobre diversos aspectos y problemas de la educación desde la perspectiva marxista, es decir, desde una perspectiva histórica y materialista, desde una perspectiva de clase social. Asumimos como nuestros principales intereses los intereses de la clase trabajadora.

Este primer número contiene una lista de obras escritas por intelectuales revolucionario y revolucionarios intelectuales, en las que se tratan diversos temas relacionados con la educación desde una perspectiva marxista.

Julio Mosquera

Biblioteca de Marxismo y Educación

Biasutto, Carlos (comp.) (1978). Educación y clase obrera. México: Nueva Imagen.

Este libro está compuesto de seis artículos que tocan diversos temas sobre la relación de la clase obrera y la educación. Este libro resulta interesante y muy actual para enfrentar los intentos, incluso entre educadores que se llaman progresistas, de negar la existencia de las clases sociales o de minimizar su importancia en los procesos de transformación revolucionaria y el desvío de la atención de parte de movimientos identitarios y de los llamados a la defensa de la democracia burguesa.

Sushodolski, B. (1975). Tratado de pedagogía. Barcelona: Península.

Este es el cuarto libro del pedagogo polaco marxista Bogdan Sushodolski (1903-1992) publicado en español. La obra de Suchodolki está compuesta de muchos artículos y libros, los cuales ha sido traducidos a muchos idiomas. Estudiar la obra de Suchodolski es fundamental para comprender la pedagogía socialista.

Sushodolski, B. (1977). La educación humana del hombre. Barcelona: LAIA.

Hoy recomiendo otro libro del pedagogo polaco marxista Bogdan Sushodolski (1903-1992). Otra obra de importancia para los nuevos educadores que han sido víctimas del negacionismo y la censura sistemática de la pedagogía socialista.

Sushodolski, B. (1976). Fundamentos de pedagogía socialista. Barcelona: LAIA.

Reiteramos la importancia de la obra de este pedagogo marxista para comprender el origen, desarrollo y avance de la pedagogía socialista. Reitero una vez más la necesidad de romper el bloqueo a la obra de pedagogos y psicólogos marxistas que solo busca silenciar la existencia de las clases sociales y distraernos con la tarea de defender la democracia burguesa, disfrazada de democracia universal.

Biasutto, Carlos (comp.) (1978). Educación y clase obrera. México: Nueva Imagen.

Este libro está compuesto de seis artículos que tocan diversos temas sobre la relación de la clase obrera y la educación. Este libro resulta interesante y muy actual para enfrentar los intentos, incluso entre educadores que se llaman progresistas, de negar la existencia de las clases sociales o de minimizar du importancia en los procesos de transformación revolucionaria y el desvío de la atención de parte de movimientos identitarios y de los llamados a la defensa de la democracia burguesa.

Krúpskaya, N. (1986). La educación laboral y la enseñanza (V. Médnikov, trad.). Moscú: Progreso.

Nadezhda Krúpskaya es «la primera pedagoga marxista, esposa y compañera del gran Lenin, hizo ingente aporte a la teoría y la práctica de la instrucción politécnica y a la educación laboral de las jóvenes generaciones.» Krúpskaya es una de las fundadoras de la pedagogía marxista en la Unión Soviética.

Labarca, G. (Comp.) (1980). Economía política de la educación. México: Nueva Imagen.

«La economía política, además de hacer la crítica a la ideología burguesa sobre el papel que le cabe a la educación en los procesos económicos, se ocupa de dos líneas principales de problemas; por una parte, los que relacionan la educación con el proceso de acumulación y, por otra, los que vinculan sistema educativo con las condiciones de trabajo.» En este libro encontramos un enfoque que nos muestra una de las diferencias de la pedagogía marxista de la mayoría de los enfoques de la pedagogía crítica.

Broccoli, A. (1980). Ideología y educación. México: Nueva Imagen.

Este es el tercer libro de la trilogía de Broccoli sobre el marxismo y la educación. En el tercer capítulo de este libro Broccoli discute la relación entre ideología democrática, pragmatismo y educación. Capítulo muy recomendable para los nuevos educadores que son engatuzados en los pedagógicos y en las universidades con la ideología de la escuela nueva, la democracia burguesa, las ideas de John Dewey y sus populizadores en nuestro país.

Broccoli, A. (1980). Marxismo y educación. México: Nueva Imagen.

Este es el segundo libro de la trilogía de Broccoli sobre el marxismo y la educación. En la segunda parte de este libro Broccoli discute las Tesis sobre Feuerbach, las cuales están incluidas en la selección de lecturas sobre pedagogía revolucionaria que distribuí hace unas semanas atrás.

Broccoli, A. (1977). Antonio Gramsci y la educación como hegemonía. México: Nueva Imagen.

Este libro es parte de una trilogía de Broccoli sobre el marxismo y la educación.

Zuleta, E. J. (2006). Teoría socialista de la educación. En las notas y apuntes de Antonio Gramsci. Mérida: Universidad de los Andes.

Eduardo Zuleta, profesor jubilado de la ULA, desarrolla una concepción gramsciana de la pedagogía socialista.

Suchodolski, B. (1966). Teoría marxista de la educación. México: Grijalbo.

Bogdan Suchodolski, pedagogo marxista, hizo importantes contribuciones para la elaboración de una pedagogía socialista. Varios de sus libros están traducidos al español, lo cual facilitar romper el cerco de censura, silencio y negación de la pedagogía socialista imperante en nuestros pedagógicos y universidades. Recomendable promover la lectura del primer capítulo, donde se ofrecen las bases teóricas nutridas del pensamiento de Marx y Engels y la importancia del materialismo dialéctica para la pedagogía.

Morsy, Z. (1980). Aprender a trabajar. París: UNESCO.

Siguiendo con el tema de la educación politécnica, una importante contribución de la pedagogía socialista a la humanidad, recomiendo los artículos en la sesión del libro compilado por Morsy titulada «La educación politécnica generalizada». En esta sección están incluidos dos artículos, de Semykine y de Epstein respectivamente, sobre la educación politécnica en la ex-Unión Soviética y un artículo de Neuner sobre la educación politécnica en la extinta República Democrática Alemana. Desde hace muchos años se viene hablando de educación productiva en todos los gobiernos de la Revolución Bolivariana sin ningún avance importante ni en lo teórico ni en lo práctico. Las concepciones y prácticas de la educación politécnica en los países socialistas cobran especial relevancia en este momento.

Jesualdo (1974). La escuela politécnico-humanista. Buenos Aires: Losada.

En este libro, Jesualdo Sosa, educador uruguayo que vivió en Venezuela y fue profesor en la UCV, presenta sus impresiones sobre una de las más interesantes experiencias educativas socialistas en la desaparecida República Democrática Alemana (RDA). Jesualdo centra su exposición en la educación politécnica, uno de los principios básicos de la pedagogía socialista. La obra de Jesualdo Sosa no es estudiada en ni ningún pedagógico ni universidad que forma docentes, ni en las de más reciente creación. Instituciones donde todavía el pensamiento educativo adeco es hegemónico.

Leontiev, A. N. (1984). Actividad, conciencia y personalidad. México: Cartago.

Este es una de las obras clásicas de la psicología marxista. En este libro A. N. Leontiev expone magistralmente su concepción de la teoría de la actividad. Contiene un Apéndice sobre el carácter consciente del estudio. Este libro es de lectura altamente recomendada para educadores.

Mészáros, I. (2008). La educación más allá del capital. Buenos Aires: Siglo XXI.

Tse-Tung, M. y otros autores (1977). Enseñanza y revolución en China. Barcelona: Anagrama.

Ponce, A. (2015). Educación y lucha de clases y otros escritos. Presentación de N. Arata y P. Gentili. Buenos Aires: UNIPE.

«Siguiendo los métodos del materialismo dialéctico, Aníbal Ponce consigue una metódica exposición del medio social en el que el hombre se educa e instruye, así como del condicionamiento que la estructura de ese medio social impone a las formas de la educación y la adquisición de conocimientos.

Davidov, V. V. (1972). Tipos de generalización. La Habana: Pueblo y Educación.

La pedagogía basada en el materialismo dialéctico ha hecho importantes avances, muchos de ellos tienen sus orígenes en las obras de destacados psicólogos y pedagogos soviéticos, tales como Vigotski, Rubinstein, Leontiev, Galperin, Elkonin, Talizina, Davidov y muchos otros. Es lamentable que en nuestras universidades y en medios de comunicación se silencie y hasta se niegue toda esta inmensa obra, además en continuo desarrollo. Un educador que desconozca la pedagogía histórica materialista (algunos la llaman histórico cultural) es un educador con una formación muy deficiente. Para combatir esa guerra de silencio y negación, publicare diariamente una referencia de algún trabajo importante en el campo de la pedagogía histórico cultural o histórico materialista, basada en el marxismo.

Zazzo, R. (1976). Psicología y marxismo: la vida y la obra de Henry Wallon. Madrid: Pablo del Rio.

La psicología es una de las ciencias que más ha influido en las concepciones de la educación. Aquí también los enemigos del marxismo ocultan y niegan la existencia de una psicología marxista, fundada en la dialéctica materialista. Es necesario pues combatir esa operación de silenciamiento y negación en el campo de la psicología. Es especialmente importante hacer del conocimiento de los jóvenes educadores la valiosa contribución de la psicología marxista a la propia psicología como ciencia y a la pedagogía.

La operación de silencio y negación de la psicología marxista llevada a cabo de manera cómplice en nuestras universidades ha sido muy eficiente, al punto que uno de los psicólogos marxistas más importantes, L. S. Vigotski, sea conocido entre nuestros educadores como constructivista, despojándolo de su fundamentación marxista.

Manacorda, M. A. (1979). Marx y la pedagogía moderna. Barcelona: Libros Tau.

Schukina, G. I. (1968). Los intereses cognoscitivos de los escolares. México: Grijalbo.

Vigotski, L. S. (2003). Psicología pedagógica. Edición comentada G. Blanck, R. van der Veer y M. Carretero. Sao Paolo: ArtMed. [En portugués, existe edición en español].

Este libro fue escrito por Vigotski especialmente para maestras y maestros. Para aquellos educadores que no conozcan el trabajo de Vygotsky puedo decirles que es uno de los psicólogos marxistas más influyentes, aunque muchos que lo usan no conocen u ocultan premeditadamente las bases marxistas de la psicología y psicología pedagógica desarrolladas por Vigotski. Vigotski nació en 1896 y falleció en 1934.

La operación de silencio y negación de la psicología marxista llevada a cabo de manera cómplice en nuestras universidades ha sido muy eficiente, al punto que uno de los psicólogos marxistas más importantes, L. S. Vigotski, sea conocido entre nuestros educadores como constructivista, despojándolo de su fundamentación marxista.

La psicología es una de las ciencias que más ha influido en las concepciones de la educación. Aquí también los enemigos del marxismo ocultan y niegan la existencia de una psicología marxista, fundada en la dialéctica materialista. Es necesario pues combatir esa operación de silenciamiento y negación en el campo de la psicología. Es especialmente importante hacer del conocimiento de los jóvenes educadores la valiosa contribución de la psicología marxista a la propia psicología como ciencia y a la pedagogía.

Snyders, G. (2005). Escola, classe e luta de classes. Sao Paulo: Centauro.

Rasumovski, V. G. (1987). Desarrollo de las capacidades de los estudiantes en el proceso de enseñanza de la física. La Habana: Pueblo y Educación.

La pedagogía socialista va mucho más alla de la crítica a la educación en los países capitalistas. La pedagogía socialista ha sentado las bases científicas para el desarrollo de una didáctica y de una metodología específicas a las asignaturas. Este libro de Rasumovski es una contribución de la pedagogía socialista en ese sentido para el caso de la enseñanza de la física en el liceo y la escuela técnica.

Casañas Díaz, M. (2006). La filosofía de la educación desde una perspectiva marxista. Caracas: Universidad Bolivariana de Venezuela.

Luria, A. R., Leontiev, A. N., Vigotski, L. S. y otros (1973). Psicología y pedagogía. Madrid: Akal.

En este libro se recogen una serie de artículos de algunos de los más influyentes psicólogos y pedagogos soviéticos. Ya he comentado que la psicología marxista se ha desarrollado en estrecha conexión con la pedagogía. La pedagogía socialista se ha nutrido de esa psicología, ambas basadas en los mismos fundamentos teoricos elaborados a partir del marxismo. Recuerdo que esta biblioteca tiene como uno de sus fines romper el cerco de silencio y negación sistemática de la pedagogía socialista no solo en las universidades sino también por todos los medios a disposición de sus enemigos.

Zankov, L. (1984). La enseñanza y el desarrollo. Moscú: Progreso.

Uno de los principios básicos de la pedagogía socialista es la relación dialéctica entre educación y desarrollo. Incluso se ha acuñado la expresión «educación desarrollante» para referirse a la educación cuya finalidad es el desarrollo de la personalidad. En este libro, Zankov presenta un experimento de educación desarrollante realizado en varias escuelas diversas ciudades rusas.

Yakoliev, N. (2007). Metodología y técnica de la clase. La Habana: Pueblo y Educación.

La pedagogía socialista surge de la necesidad de los gobiernos revolucionarios de reorganizar la educación sobre nuevos principios. La pedagogía socialista es obra de destacados maestros y profesores de aula y de académicos e investigadores. La contribución de la pedagogía socialistas al desarrollo de la educación es silenciada y negada en nuestras escuelas de educación y pedagógicos por razones ideológicas. En este libro Yaloliev recoge el conocimiento pedagógico histórico y social sobre la enseñanza en el aula. Especialmente escrito para maestros y profesores.

Zinóniev, S. I. y otros (1974). La lección. Experiencias metodológicas de la escuela superior soviética. México: Grijalbo.

Una de las más importantes contribuciones de la pedagogía socialista ha sido en todo lo relacionado con la lección. La lección es concebida como método de enseñanza y como una de las formas de la labor docente. Las investigaciones sobre la lección y las experiencias de destacados profesores basadas en la dialectica materialista resultan muy valiosas para los docentes en formación. Este libro esta dividido en dos partes. En la primera Zinóniev presenta sus investigaciones y reflexiones sobre la lección. En la segunda parte, están incluidos 6 artículos de diversos autores sobre cuestiones de metodología de la enseñanza. En este libro se recoge un material muy interesante para docentes en formación y ya graduados con experiencia.

Tomaschewski, K. (1974). Didáctica general. México: Grijalbo.

Este es un libro fundamental de la pedagogía socialista. Tomaschewski presenta los fundamentos marxista leninista de la pedagogía socialista. Recomiendo este libro en especial a futuros docentes y a docentes recién graduados. Este libro tiene que formar parte de círculos de estudio independientes de docentes marxistas, porque no se lo recomendarán en la universidad ni en las redes sociales donde predominan los enfoques que silencian y niegan la existencia de una pedagogía socialista.

Salcedo, I. M., Hernández, J. L., del Llano, M. R., McPherson, M. y Daudinot, I. (2009). Didáctica de la biología. La Habana: Pueblo y Educación.

La pedagogía socialista sirve de sustento a las didácticas especiales, las cuales se diferencian profundamente de la didáctica dominante al servicio de la educación burguesa. Este libro está dirigido a profesores de biología y de otras especialidades. Esta es una importante contribución para profesores de aula que enseñan diariamente a estudiantes de educación media.

Hedesa Pérez. Y. J. (2014). Didáctica de la química. La Habana: Pueblo y Educación.

Con este ya hemos recomendado cuatro libros sobre didáctica general y didácticas especiales basadas en la pedagogía socialista. Este libro de Hedesa Perez está dirigido a profesores de química y puede resultar de mucha utilidad a profesores de otras especialidades interesados en otras ciencias y en el enfoque polidisciplinario.

Vigotski, L. S. (1995). Pensamiento y lenguaje (Nueva edición a cargo de Alex Kozukin). Barcelona: Paidos.

Este es uno de los libros fundamentales de la psicología y la pedagogía marxista. Este es el libros de estas disciplinas más tergiversado por los intelectuales de la burguesía, sobre todo al tratar de asimilarlo al constructivismo y despojarlo de sus raíces marxistas. En especial recomiendo los capítulos 5 y 6, sobre el desarrollo de los conceptos y de los conceptos científicos en particular respectivamente. Evite leer comentaristas de Vigotski si usted tiene a su disposición sus libros

Small, R. (2014). Karl Marx. The revolutionary as educator [Carlos Marx. El revolucionario como educador]. Nueva York: Springer.

Este es un pequeño libro de unas ochenta páginas y organizado en cinco capítulos. Small ha escrito otros trabajos sobre educación y marxismo.

Marx, K. y Engels, F. (1978). Textos sobre educación y enseñanza. Madrid: Comunicación.

Aquí, son recogidos una selección de escritos de Marx y Engels donde hablan sobre temas de educación y enseñanza desde la perspectiva de la clase obrera.

Barnes, J. (2001). La clase trabajadora y la transformación de la educación. El fraude de la reforma educativa bajo el capitalismo. Nueva York: Pathfinder.

Barnes presenta unas reflexiones sobre las reformas educativas en Estados Unidos durante el gobierno de Bush hijo desde la perspectiva de la clase obrera.

McLaren, P. y Jaramillo, N. (2008). No neomarxista, no post-marxista, no marxiana: en defensa de la crítica cultural marxista. Opciones Pedagógicas, Número 38, pp. 30-53.

Hasta ahora, solo había recomendado libros como parte de esta biblioteca de pedagogía marxista. Este artículo de McLaren y Jaramillo revela la evolución de la pedagogía crítica en los Estados Unidos. De especial interés es la sección titulada: La domesticación de la pedagogía critica.

Julio Mosquera

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Pedagogía crítica para la igualdad sustantiva

Por: Gabriela Delgado Ballesteros/Animal Político 

Pedagogía y educación

La pedagogía estudia metodologías y técnicas que se aplican en la enseñanza. Ella requiere de la interdisciplinariedad como: psicología, sociología, ciencias políticas y economía. No existiría sin la población estudiantil y docente a quienes va dirigida. Enfoca sus postulados hacia la personalidad integral de quienes participan en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

La educación es un concepto más amplio, implica construir nuevos conocimientos, hacer de los saberes retos de reflexión, aprender del pasado y prever el futuro. Se da en lo formal, lo informal y lo no formal de la educación.1

¿Por qué y para qué educar?

La educación informal existe desde tiempos ancestrales, se enseñó en las comunidades para vencer retos de la vida cotidiana; en la edad media había el aprendiz y el maestro; durante la industrialización las escuelas aparecieron como espacios formales para transmitir y construir conocimientos respondiendo a las necesidades del trabajo.

Cada época ha tenido una razón para educar con una pedagogía. En la actualidad, ante los retos de la postmodernidad3 –en la que los algoritmos son base para las decisiones políticas, como el cambio climático y los desplazamientos, eufemísticamente llamados migraciones por necesidades económicas o por búsqueda de paz–4. Los conceptos de educación y pedagogía tienen que ser analizados, deconstruidos o reconstruidos.5 Se requieren nuevas normatividades y políticas públicas. Pensar para qué se enseña, hay dos posiciones opuestas.

Primera: educar para conservar el status quo,6 manteniendo la reproducción, subordinación y opresión de las mujeres,7 considerando a la población estudiantil como cántaro vacío al que hay que imbuirle todos los conocimientos, actitudes y habilidades, para mantener a grupos de poder, reproduciendo la estratificación social en la forma en que se enseña y se aprende dejando a las mujeres en la subordinación.

Segunda: la transformación centrada en que el mundo, y especialmente el futuro, requiere no sólo de conocimientos, sino de emociones y motivaciones que permitan al estudiantado enfrentar los retos para cambiar situaciones y lograr bienestar, justicia social y felicidad. Supone deconstruir y reconstruir el conocimiento y los saberes que la propia cultura ofrece.8

Ambas posiciones impregnan la pedagogía, por ello es importante concretar el proyecto de Nación.

¿Cómo educar?

Un proyecto de nación libre, soberana y democrática determina el cómo educar. Exhorta a reflexionar sobre los derechos de las niñas, su libertad de pensamiento, participación y expresión. Su autonomía física, económica, en la toma de decisiones y en los puestos de poder.9 La soberanía se relaciona con el territorio, del espacio geográfico y del cuerpo,10 sin distinción o discriminación. La democracia no es limitativa a la representación, requiere de participación en la toma de decisiones y de la deliberación en los asuntos que afectan a la población.  De allí que el derecho a la educación sea habilitante de los otros derechos. 

Igualdad

En los planes de desarrollo y programas sectoriales de México se habla de la igualdad, que debe ser sustantiva. El primer requisito de ella son las oportunidades –que ha sido cumplido, mujeres y hombres ingresan a las escuelas en la misma proporción–11 pero no es suficiente. Debe cumplirse con el trato y la participación. Investigaciones han demostrado la poca participación de las mujeres en las aulas.12 Las preguntas que se hacen en la docencia tienen niveles de conocimiento diferenciales,13 inquiriéndoles a las mujeres conocimientos básicos, como información, y a los hombres análisis y síntesis; por el prejuicio de que a los hombres se los educa para ser “jefes de familia”, en los patios ocupan mayor espacio en juegos de competencia y colaboración, dejando a las mujeres al margen. Al otorgar becas, aún cuando dos personas de diferente sexo tengan las mismas calificaciones y cumplan los requisitos, por prejuicios, generalmente se otorga al hombre la beca.14

Lo más importante de la igualdad sustantiva son los resultados. Las diferencias entre los logros de mujeres y hombres son evidentes: cuando egresan de la escuela no encuentran los mismos trabajos y, por lo general, los hombres obtienen mejores puestos y salarios. Un estudio muestra que, al año de haberse graduado e incorporado al mercado laboral, las mujeres ganaban, en promedio, 9% menos que los hombres. Tres años después, esa diferencia era de 11%, a los cinco años del 13% y 10 años llegaba al 30%.15

Estas cifras son de un país desarrollado, imaginen qué sucede en un país como el nuestro, donde la mayor parte de las mujeres, independientemente de su nivel educativo, tienen un trabajo informal sin prestaciones. Según la ONU cerca del 60 % de las mujeres del mundo trabajan en la economía informal, ganan menos, ahorran menos y corren un mayor riesgo de caer en la pobreza.16 En México, aún asistiendo a la escuela, hay un alto índice de niñas (de 10 a 14) que se embarazan y desertan de la educación.17 A pesar de la educación, las violencias contra las mujeres van desde la violencia psicológica hasta el feminicidio.18

Género y relaciones de poder

La perspectiva de género feminista presenta las relaciones que se establecen entre los cuerpos sexuados de hombres y de mujeres.19 Todas las personas tenemos identidad y condición de vida por nuestro género. La construcción de género es histórica, cultural y sostenida por los pactos sociales.20 Hay que considerar los estereotipos y roles impuestos por tradiciones discriminadoras. Los estereotipos llevan a creer que las mujeres somos débiles y actuamos por intuición y no por la razón, mientras que a los hombres los mueve su fortaleza e inteligencia. Ello resulta en un ejercicio de poder —en el cual hay dominación, opresión y subordinación 21— que omite otros poderes, independientes de sexo y género, como el poder hacer, poder crear y poder convivir en igualdad de condiciones.22 Delors 23 lo planteó con cuatro tipos de aprendizaje:

  • Aprender a conocer: adquirir los instrumentos de comprensión.
  • Aprender a hacer: poder influir en el propio entorno.
  • Aprender a vivir juntos: participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas.
  • Aprender a ser: proceso fundamental que recoge elementos de los tres anteriores.

Foto: Bruno Velázquez Delgado.

Propuestas

Para lograr una pedagogía crítica feminista es necesario cerrar la brecha entre lo requerido por la Constitución que nos rige y las políticas públicas, que sean coherentes para lograr la igualdad sustantiva y la autonomía en la transformación de un mundo con justicia y bienestar social.24 Hemos tenido políticas educativas de gobierno, cada administración hace una reforma sin evaluar los logros de anteriores administraciones.

Desde la Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing, en 1995, se solicitó, a quienes integran la ONU, la armonización de las leyes, exigiendo la incorporación de los derechos de la humanidad en las legislaciones locales. Como integrante de la Delegación Mexicana en Beijing doy una interpretación necesaria: para lograr resultados de igualdad sustantiva, más allá de las oportunidades, para conseguir una educación que logre la autonomía y la igualdad sustantiva para mujeres y hombres, independientemente de la identidad de género, es necesario armonizar los principios del derecho a la educación con la normatividad nacional con de salud, el trabajo y todas aquellas que se requieran para el desarrollo sostenible y sustentable de las personas y la nación.

* Gabriela Delgado Ballesteros es integrante de MUxED, investigadora feminista del IISUE-UNAM, docente de la Facultad de Psicología (UNAM), integrante de las delegaciones de Beijing 1995, Beijing+5 y +10. Exdirectora del INMUJERES DF, militante feminista, publica sobre género, educación y derechos de la humanidad. Recibió las medallas al mérito Omecihuatl y de Derechos de la Humanidad, con Porfirio Muñoz Ledo. Madre de tres hijos y abuela de dos nietas y dos nietos. FB: Gabriela Delgado Ballesteros.

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Vázquez, Josefina Zoraida. 1965. “Historia de la educación”. Historia mexicana, (S.l.), p. 291-309. ISSN 2448-6531. Disponible aquí. (consultado el 15 de abril de 2020).

1 La educación formal se instrumenta en instituciones educativas de formación sistemática, reconocida por autoridades nacionales, que otorgan calificaciones y certificados de los conocimientos adquiridos. Está estructurada por planes y programas de estudio y la pedagogía de enseñanza-aprendizaje. La educación no formal: es una enseñanza y aprendizaje adicional a la formal. Estructurada de forma más flexible fuera del sistema escolar: clases de cómputo, danza etc.La educación informal: son las experiencias de la vida diaria, en la familia, el trabajo, o en las comunidades.Ver: IUAL 2012, 8.

2 Vázquez, 1995.

3 Lipovetsky, 2000.

4 Harari, 2018.

5 Derrida, 1977.

6 Butler, 2007 y 2005b.

7 Bordieu y Passeron, 1981.

8 Apple, 1994; Freire, 1973 y 2012; Coffey & Delamont, 2000.

9 CEPAL, 2016.

10 Segatos, 2016.

11 En educación básica hay 49.3% niñas y 50.7% niños y en educación media superior, 50.8% son mujeres y 49.2% hombres (SEP 2019); y en la UNAM, hay 51.1% de mujeres y 48.9 hombres (UNAM, s/f.).

12 Delgado,1988, 22-44 y 1991, 139-149.

13 Bloom, 1956 y Marzano 1988 y 2001.

14 Delgado, 1993a

15 Sellgren, 2018.

16 Guterres, 2020.

17 Narro, 2020.

18 Delgado, 2017b.

19 Barbieri, 1984 y 1993; Gayle 1975; Delgado 2017ª.

20 Segato, 2016.

21 Freire ,1973.

22 Orozco 2017.

23 Delors, 1996.

24 Área Género Sociedad y Políticas, 2013.

https://www.animalpolitico.com/pluma-purpura-repensar-la-educacion/pedagogia-critica-para-la-igualdad-sustantiva/
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Una pedagogía crítica y emancipadora frente a la educación tradicional

“El paseo de un grupo de adolescentes -un viernes por la tarde- por un centro comercial posee mayor mensaje educativo que una teoría, sea del cuerpo, la alimentación, la familia, los viajes o la sexualidad; se trataría, en este caso, de una interpretación crítica del capitalismo de consumo, que puede plantearse mirando un escaparate; pero […]

“El paseo de un grupo de adolescentes -un viernes por la tarde- por un centro comercial posee mayor mensaje educativo que una teoría, sea del cuerpo, la alimentación, la familia, los viajes o la sexualidad; se trataría, en este caso, de una interpretación crítica del capitalismo de consumo, que puede plantearse mirando un escaparate; pero esto no significa, en modo alguno, negar el valor de la escuela”explica en Radio Klara Jaume Martínez Bonafé. Comenzó su carrera docente como maestro de escuela –durante una década- y ha ejercido como profesor en el área de Didáctica y Organización Escolar en la Universitat de València. Es coautor, junto al pedagogo y exdirector de la revista Cuadernos de Pedagogía, Jaume Carbonell Sebarroja, del ensayo Otra educación con cine, literatura y canciones, publicado en septiembre por la editorial Octaedro.

Los autores, actualmente jubilados, se posicionan en la izquierda y adscriben a las corrientes de la Renovación Pedagógica. De hecho, reconocen su deuda con la Escuela Nueva, que surge en Inglaterra a finales del siglo XIX en contraposición a la escuela tradicional; también de la metodología Freinet, la pedagogía del oprimido de Paulo Freire, la Escuela Moderna de Ferrer Guardia y dos experiencias populares de la segunda mitad del siglo XX en Italia: la de Lorenzo Milani en Barbiana, y la promovida por Loris Malaguzzi en Reggio Emilia.

En Otra educación, Martínez Bonafé y Carbonell Sebarroja resumen 50 años de su experiencia en el campo educativo. “En la literatura, el cine o la canción popular hallamos textos y reflexiones que nos ayudan a construir la crítica a la tradición escolástica (la formación entendida como correctora de las imperfecciones humanas) y pensar propuestas emancipadoras”, subrayan.

Secuencias de la película Amarcord (1973), de Federico Fellini, permiten aproximarse a la educación autoritaria de la Italia fascista a través de un adolescente, Titta (Bruno Zanin), que estudia en la ciudad de Rimini en los años 30 del siglo XX. Una formación alternativa es la que propone en Lugares Comunes (2002) el veterano profesor de Literatura, Fernando Robles (Federico Luppi): “Traten de dejar las supersticiones en el pasillo antes de entrar en el aula. No obliguen a sus alumnos a estudiar de memoria, eso no sirve. Lo que se impone por la fuerza es rechazado y en poco tiempo se olvida”, explica el docente porteño a los universitarios en la película de Adolfo Aristarain.

El ensayo apuesta por la divulgación, trata de evitar el sesgo academicista y la densidad del expertismo. Según los autores, “las Matemáticas, la Lengua, la Historia o la Geografía sólo tienen sentido si ayudan a navegar y al crecimiento autónomo del alumno; en la educación emancipadora el conocimiento es una herramienta práctica”. Hay maestros que desarrollan esta labor. Algunos, como el personaje Daniel Lefebvre, en un pueblo minero del norte de Francia castigado por la crisis y el paro, tal como recoge el filme Hoy empieza todo (1999), de Bertrand Tavernier.

O Don Gregorio, maestro republicano en la Galicia rural, víctima de la represión franquista en el cuento La lengua de las mariposas, de Manuel Rivas (Fernando Fernán Gómez encarnó a Don Gregorio en la película titulada como el relato, estrenada en 1999 por el realizador José Luis Cuerda). Al aprendizaje no jerarquizado también hace referencia José Agustín Goytisolo en el poema La mejor escuela: “Desconfía de aquellos que te enseñan / listas de nombres, fórmulas y fechas / y que siempre repiten modelos de cultura / que son la triste herencia que aborreces”.

Una mirada sobre la juventud puede proyectarse a través de la música. The times they are a-changing (1964), de Bob Dylan, se inscribe en la canción protesta contra la discriminación racial en Estados Unidos y la guerra de Vietnam: “Senadores y congresistas, escuchad la llamada. / No os quedéis en la puerta, / no bloqueéis el paso, / porque el que saldrá herido será el que ha quedado atrás. / Fuera hay una batalla y es brutal”. La letra de Dylan recoge asimismo la brecha generacional: “Madres y padres de todo el mundo, / no critiquéis lo que no podéis entender. / Vuestros hijos e hijas están más allá de vuestro control, / vuestro viejo camino envejece rápidamente”.

En 1962 la cantautora chilena Violeta Parra compuso Me gustan los estudiantes. El campo de mira puede ampliarse también con la narrativa, por ejemplo Las tribulaciones del estudiante Törless (1906), de Robert Musil, que retrata la educación opresiva en un colegio militar del Imperio Austro-Húngaro. Pero el listado que comparten los autores no aspira a agotar la cuestión; el pasado 24 de noviembre TVE-2 emitió Los 400 golpes (1959), de François Truffaut, sobre la rebeldía y los sueños de libertad de Antoine Doinel, un joven parisino de 14 años. Kes (1969), de Ken Loach, y El niño de la bicicleta (2011), de los hermanos Dardenne, plantean el caso de muchachos que crecen en ambientes de conflictividad.

Martínez Bonafé y Carbonell Sebarroja abogan por una perspectiva a largo plazo, lo que implica “prescindir de las novedades y las modas –que no tienen nada de nuevo-, y  que se quedan en el vuelo gallináceo de la dictadura del presentismo y la inmediatez”. Los dos investigadores critican el actual diseño de los currículos escolares (planificación de la enseñanza) que hacen posible la reproducción del conocimiento en el sistema capitalista; entre la pluralidad de alternativas, apuntan los trabajos por proyectos que surgen de las asambleas de aula. Además subrayan el fuerte encorsetamiento que impone –a profesores y alumnos- el libro de texto tradicional. En la novela Doktor Faustus (1947), de Thomas Mann, las conferencias del profesor Kretzschmar sobre Beethoven motivan la reflexión y las conversaciones de los alumnos. El teatro también aporta ejemplos; en Diálogos de fugitivos, escribe Bertolt Brecht: “Nosotros aprendimos en la escuela cosas como las diferencias sociales. ¡Aquello era toda una asignatura!”.

El combate por la emancipación de las mujeres puede sugerirse en el aula mediante clásicos como Madame Bovary (1857), de Flaubert, o Ana karenina (1877), de Tolstoi. Si se aterriza en la historia reciente, la cantante y activista chilena Ana Tijoux estrenó en 2014 su cuarto álbum, Vengo; una de las canciones, Antipatriarca, exhortaba a la liberación femenina: “No sumisa ni obediente / mujer fuerte insurgente / independiente y valiente / romper las cadenas de lo indiferente / no pasiva ni oprimida/”. La cinta Te doy mis ojos (2003), de Icíar Bollaín, se centra en la violencia machista.

Los autores de Otra educación rechazan el discurso único y uniformizador que no respeta las diferencias de lenguas, culturas e identidades. Se muestran partidarios de un interculturalismo crítico. Las letras de los cantautores Manu Chao (Clandestino) y Pedro Guerra (Contamíname) asumen esta diversidad: “Cuéntame el cuento del árbol dáctil de los desiertos / de las mezquitas de tus abuelos / dame los ritmos de las darbukas y los secretos / que hay en los libros que yo no leo/”. El supremacismo blanco en Estados Unidos -durante los años 30 del siglo pasado- aparece en Matar a un ruiseñor (1960), de Harper Lee; la novela, éxito de ventas, fue adaptada dos años después al cine, con Gregory Peck en el papel protagonista.

Frente a la barbarie, la impunidad y el auge de la extrema derecha, el ensayo reivindica la memoria. El escritor italiano judío Primo Levi dejó testimonio en Si esto es un hombre (1947) de cómo sobrevivió al holocausto nazi en el campo de Auschwitz. Sobre la represión y el terror en América Latina, los pedagogos proponen títulos cinematográficos como La historia oficial (1985), de Luis Puenzo, que se acerca a las desapariciones y la lucha por la verdad en la dictadura militar argentina. Un motivo similar, para el caso de Chile, puede hallarse en Missing (desaparecido), estrenada en 1982 con la dirección de Costa-Gavras y protagonizada por Jack Lemmon.

Respecto a la guerra española de 1936, dos de las múltiples opciones literarias son La forja de un rebelde, de Arturo Barea, y Réquiem por un campesino español, de Ramón J. Sénder. El texto concluye con una apelación a la esperanza y la resistencia colectiva: Get up, stand up, stand up for your rights! (Levántate, ponte de pie por tus derechos), cantaba Bob Marley en 1973.

Fuente: https://rebelion.org/una-pedagogia-critica-y-emancipadora-frente-a-la-educacion-tradicional/

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Cultura fascista, pedagogía crítica y resistencia en tiempos oscuros

Debemos creer en el principio de esperanza. Un marxista no tiene derecho a ser pesimista

– Ernst Bloch

En todo el mundo, las instituciones democráticas como los medios de comunicación independientes, las escuelas, el sistema legal, ciertas instituciones financieras y la educación superior están bajo asedio. La promesa, si no los ideales, de la democracia está retrocediendo a medida que los bárbaros que insuflan nueva vida a un pasado fascista están una vez más en movimiento subvirtiendo el lenguaje, los valores, el coraje, la visión y la conciencia crítica. La educación se ha convertido cada vez más en una herramienta de dominación como aparatos pedagógicos de derecha controlados por los empresarios de los trabajadores del ataque de odio, los pobres, la gente de color, los refugiados, los inmigrantes del sur y otros considerados desechables. En medio de una era en la que un orden social más antiguo se desmorona y uno nuevo lucha por definirse, surge una época de confusión, peligro y momentos de gran inquietud.

Hemos llegado a un momento en el que dos mundos chocan y una historia del presente se prepara en un punto en el que «las posibilidades se realizan o se rechazan, pero nunca desaparecen por completo». [1] En primer lugar, están los mundos duros y desmoronados de la globalización neoliberal y sus pasiones movilizadoras que alimentan diferentes corrientes de fascismo en todo el mundo, incluido Estados Unidos. [2] El poder ahora está enamorado de acumular ganancias y capital y es cada vez más adicto a una política de nacionalismo blanco y limpieza racial. En segundo lugar, hay contramovimientos crecientes, especialmente entre los jóvenes, con su búsqueda de una nueva política que pueda repensar, reclamar y reinventar una nueva comprensión del socialismo democrático, no contaminado por el capitalismo. [3]Lo que no está en duda es que algo siniestro y espantoso está sucediendo en las democracias liberales en todo el mundo. El impulso global hacia la democratización que surgió después de la Segunda Guerra Mundial está dando paso una vez más a tiranías autoritarias. Por alarmantes que sean las señales, el público no puede apartar la mirada y dejar que los terrores de lo imprevisto tengan rienda suelta. Para los que creen en el socialismo democrático, no podemos permitir que el poder de los sueños y las esperanzas militantes se conviertan en cenizas.

Ahora vivimos en un mundo que se parece a una novela distópica. La crisis del COVID-19 creó una pesadilla surrealista que inunda nuestras pantallas y medios con imágenes de miedo. Ya no podemos estrechar la mano, abrazar a nuestros amigos, usar el transporte público, sentarnos en una cafetería o caminar por la calle sin experimentar ansiedad y miedo. Lo que hay que reconocer es que la pandemia es más que un concepto médico. También se refiere a las plagas ideológicas y políticas que surgieron como resultado de la respuesta irresponsable de Estados Unidos y otros países como Brasil, Reino Unido e India a la crisis del Covid-19. Marcado por un liderazgo inepto arraigado en la desconfianza de la ciencia y la razón y una lealtad ciega a las fuerzas del mercado, lo que emergió con el tiempo fue un sufrimiento inimaginable, muertes masivas y una mayor legitimación de las mentiras y la violencia de derecha.

Una forma de capitalismo depredador ha librado la guerra al estado de bienestar, la esfera pública y el bien común desde la década de 1970. Como forma de capitalismo depredador, el neoliberalismo cree que el mercado debe gobernar la economía y todos los aspectos de la sociedad. Concentra la riqueza en manos de una élite financiera y eleva el interés propio sin trabas, la autoayuda, la desregulación y la privatización como principios rectores de la sociedad. Bajo el neoliberalismo todo está en venta y la única obligación de la ciudadanía es el consumismo. Al mismo tiempo, ignora las necesidades humanas básicas como la atención médica, la alimentación, los salarios dignos y la educación de calidad. El neoliberalismo ve al gobierno como el enemigo del mercado, limita a la sociedad al ámbito de la familia y los individuos, abraza un hedonismo fijo y desafía la idea misma del bien público.

Vivimos en una época en la que la actividad económica está divorciada de los costos sociales, mientras que las políticas que producen limpieza racial, militarismo y desigualdad asombrosa se han convertido en rasgos definitorios de la vida cotidiana y de los modos establecidos de gobernanza. Claramente, existe la necesidad de recuperar una noción de socialismo democrático en la que las cuestiones de justicia, equidad e igualdad se conviertan en las características centrales de una democracia sustantiva. La buena noticia es que las manifestaciones que tienen lugar tanto en Estados Unidos como en todo el mundo sugieren que el espíritu del socialismo democrático está en el aire.

La pandemia reveló en toda su fealdad los mecanismos que producen la muerte de la desigualdad sistémica, la desregulación, una cultura de crueldad y un asalto cada vez más peligroso al medio ambiente. También ha hecho visible una cultura antiintelectual que ridiculiza cualquier noción de educación crítica, que es una educación que equipa a las personas para pensar críticamente, participar en un diálogo reflexivo, apropiarse de las lecciones de la historia y aprender a gobernar en lugar de ser gobernados. Al mismo tiempo, las afirmaciones del capitalismo neoliberal se han visto socavadas como resultado de los fracasos económicos y los horrores médicos desatados por la pandemia. Lo que antes era impensable ahora lo dicen en público manifestantes de todo el mundo, como los de Estados Unidos que protestan contra la violencia policial y la brutalidad de la desigualdad económica. Los jóvenes están pidiendo una nueva narrativa para reparar la red de seguridad, brindar atención médica gratuita, cuidado infantil, cuidado de ancianos y escuelas públicas de calidad gratuitas para todos. Hay fuertes llamamientos para abordar la violencia estatal y las plagas de la pobreza, la falta de vivienda y la contaminación del planeta.

La pandemia es una crisis que no se puede permitir que se convierta en una catástrofe en la que se pierde toda esperanza. Si bien esta pandemia amenaza la capacidad de la democracia para respirar, ofrece la posibilidad de repensar la política y los hábitos de educación crítica, agencia humana y elementos de responsabilidad social cruciales para cualquier noción viable de cómo sería la vida en una sociedad socialista democrática.

Dicho de otra manera, en medio de los cadáveres producidos por el capitalismo neoliberal y COVID-19, hay destellos de esperanza, una oportunidad de ir más allá de los resurgimientos contemporáneos del autoritarismo. Paulo Freire entendió que tal política tiene sus raíces en una pedagogía de la esperanza, que integró una lectura crítica del mundo con un intento de poner en práctica modos de lucha basados ​​en los principios de igualdad social y económica y libertad humana.

Es difícil imaginar un momento más urgente para tomar en serio los continuos intentos de Freire de hacer de la educación un elemento central de la política. Para Freire estaba en juego la noción de que la educación era un concepto social, uno enraizado en el objetivo de la emancipación de todas las personas. Además, esta es una educación que fomenta la agencia humana, una que no se contenta con permitir que las personas solo sean pensadores críticos, sino también individuos y agentes sociales comprometidos. Se trata de una pedagogía que nos llama más allá de nosotros mismos y compromete el imperativo ético de cuidar a los demás, desmantelar las estructuras de dominación y convertirse en sujetos en lugar de objetos de la historia, la política y el poder. Si vamos a desarrollar una política capaz de despertar nuestra sensibilidad crítica, imaginativa e histórica, es crucial que los educadores y otros recuerden el proyecto de alfabetización en curso de Freire.

Este fue un proyecto político en el que la alfabetización cívica infundida con un lenguaje de crítica y posibilidad abordó la noción de que no hay democracia sin ciudadanos conocedores y cívicos. Tal lenguaje es necesario para habilitar las condiciones para forjar una resistencia colectiva internacional entre educadores, jóvenes, artistas y otros trabajadores culturales en defensa de los bienes públicos. Este movimiento es importante para resistir y superar las tiránicas pesadillas fascistas que han caído sobre Estados Unidos, Brasil y varios otros países afectados por el surgimiento de movimientos populistas de derecha y partidos neonazis. En una era de aislamiento social, desbordamiento de información, cultura de inmediatez, exceso de consumidores y violencia espectacularizada,

La educación, tanto en sus formas simbólicas como institucionales, tiene un papel central que desempeñar en la lucha contra el resurgimiento de las culturas fascistas, las narrativas históricas míticas y las ideologías emergentes de la supremacía blanca y el nacionalismo blanco. Además, dado que los fascistas de todo el mundo están difundiendo imágenes tóxicas racistas y ultranacionalistas del pasado, es esencial recuperar la educación como una forma de conciencia histórica y testimonio moral. Esto es especialmente cierto en un momento en que la amnesia histórica y social se ha convertido en un pasatiempo nacional, particularmente en los Estados Unidos, igualado solo por la masculinización de la esfera pública y la creciente normalización de una política fascista que prospera en la ignorancia, el miedo, la represión. de disensión y odio. La educación como forma de trabajo cultural se extiende mucho más allá del aula y su influencia pedagógica,[4]

La lección pedagógica aquí es que el fascismo comienza con palabras de odio, la demonización de otros considerados desechables, y pasa a un ataque a las ideas, la quema de libros, la desaparición de intelectuales y el surgimiento del estado carcelario y los horrores de las cárceles de detención. y campamentos. Como forma de política cultural, la pedagogía crítica ofrece la promesa de un espacio protegido dentro del cual pensar a contrapelo de la opinión recibida, un espacio para cuestionar y desafiar, para imaginar el mundo desde diferentes puntos de vista y perspectivas, para reflexionar sobre nosotros mismos en relación. a los demás y, al hacerlo, comprender lo que significa «asumir un sentido de responsabilidad política y social». [5]

La política cultural en los últimos veinte años se ha vuelto tóxica a medida que las élites gobernantes ganan cada vez más el control de los aparatos culturales dominantes convirtiéndolos en máquinas pedagógicas de desimaginación que sirven a las fuerzas de la tranquilidad ética produciendo y legitimando un sinfín de imágenes degradantes y humillantes de los pobres, inmigrantes, musulmanes, y otros consideraban excesos o vidas desperdiciadas condenadas a la exclusión terminal. La máquina capitalista de los sueños ha vuelto con enormes beneficios para los ultrarricos, los administradores de fondos de cobertura y los principales actores de las industrias de servicios financieros. En estos nuevos paisajes de riqueza, fraude y atomización social, un capitalismo salvaje y fanático promueve un espíritu de ganador se lleva todo, normaliza desigualdades masivas en riqueza y poder, y socava agresivamente el estado de bienestar mientras empuja a millones hacia las dificultades y la miseria. Las geografías de la decadencia moral y política se han convertido en el estándar organizador de los mundos de ensueño del consumo, la privatización, la vigilancia y la desregulación. Dentro de este panorama cada vez más fascista, las esferas públicas son reemplazadas por zonas de abandono social y prosperan con las energías de los muertos vivientes y los avatares de la crueldad y la miseria.

La educación en las últimas tres décadas ha disminuido rápidamente en su capacidad de educar a los jóvenes y otros para que sean agentes reflexivos, críticos y socialmente comprometidos. Bajo los regímenes neoliberales, las posibilidades utópicas anteriormente asociadas con la educación pública y superior como un bien público capaz de promover la igualdad social y apoyar la democracia se han vuelto demasiado peligrosas para los apóstoles del autoritarismo. Cada vez más, las escuelas públicas están sujetas a las fuerzas tóxicas de la privatización y los planes de estudio estandarizados sin sentido, mientras que los maestros están descalificados y sujetos a condiciones laborales intolerables. La educación superior imita ahora una cultura empresarial dirigida por un ejército administrativo de burócratas, enamorados de los valores del mercado, que se asemejan a los sumos sacerdotes de una racionalidad instrumental amortiguada.

El pensamiento crítico y las imaginaciones de un mundo mejor presentan una amenaza directa a la racionalidad neoliberal en la que el futuro siempre debe replicar el presente en un círculo sin fin en el que el capital y las identidades que legitima se funden entre sí en lo que podría llamarse una zona muerta. de la imaginación y pedagogías de la represión. Este impulso distópico prospera produciendo innumerables formas de desigualdad y violencia, que abarcan tanto lo simbólico como lo estructural, como parte de un intento más amplio de definir la educación en términos puramente instrumentales, privatizados y antiintelectuales. Lo que está claro es que los modos neoliberales de educación intentan moldear a los estudiantes en los mantras impulsados ​​por el mercado del interés propio, la dura competencia, el individualismo desenfrenado y el espíritu del consumismo. Ahora se les dice a los jóvenes que inviertan en sus carreras, empacar sus currículums y lograr el éxito a cualquier costo. Es precisamente este reemplazo de la esperanza educada por un agresivo proyecto neoliberal distópico y una política cultural lo que ahora caracteriza el actual asalto a la educación pública y superior en varias partes del mundo. Bajo el neoliberalismo, el mantra de la privatización, la desregulación y la destrucción del bien público va acompañado de una fusión tóxica de desigualdad, codicia y el lenguaje nativista de fronteras, muros y campamentos.

Es fundamental que los educadores recuerden que el lenguaje no es simplemente un instrumento de miedo, violencia e intimidación, también es un vehículo para la crítica, el coraje cívico, la resistencia y una agencia comprometida e informada. Vivimos en una época en que el lenguaje de la democracia ha sido saqueado, despojado de sus promesas y esperanzas. Por ejemplo, bajo Trump y otros autoritarios como Jair Bolsonaro en Brasil y Viktor Orbán en Hungría, la degradación del lenguaje refuerza el comentario de Umberto Eco de que la educación es una característica principal organizativa del fascismo. Según Eco, una de las características centrales de lo que llamó «Ur-Fascismo» fue su debilitamiento de la alfabetización cívica a través de libros escolares fascistas [que] hicieron uso de un vocabulario empobrecido, y una sintaxis elemental, con el fin de limitar los instrumentos de complejidad y razonamiento crítico «.[6]

Si se quiere derrotar al fascismo, es necesario hacer de la educación un principio organizador de la política y, en parte, esto se puede hacer con un lenguaje que exponga y desenrede las falsedades, los sistemas de opresión y las relaciones de poder corruptas al tiempo que deja en claro que un futuro alternativo es posible. Hannah Arendt tenía razón al argumentar que el lenguaje es crucial para resaltar los «elementos cristalizados» a menudo ocultos que hacen probable el fascismo. [7]El lenguaje es una herramienta poderosa en la búsqueda de la verdad y la condena de las falsedades e injusticias. Además, es a través del lenguaje que se puede recordar la historia del fascismo y las lecciones de las condiciones que crearon la plaga del genocidio pueden proporcionar el reconocimiento de que el fascismo no reside únicamente en el pasado y que sus huellas siempre están latentes, incluso en el pasado. las democracias más fuertes. Paul Gilroy argumenta correctamente que es crucial en el momento histórico actual volver a comprometerse con el fascismo para abordar cómo se ha cristalizado en diferentes formas y, al hacerlo, ‘trabajar para redimir el término de su trivialización y restaurarlo a un lugar adecuado’. en discusiones sobre los límites morales y políticos de lo que es aceptable ”. [8]

Gilroy ofrece una razón más para que los educadores hagan lo político más pedagógico y lo pedagógico más político. Esto último es crucial para reconocer, como nos recuerda Freire, que la pedagogía es siempre una lucha por la agencia, las identidades, los deseos y los valores, reconociendo al mismo tiempo que tiene un papel crucial que desempeñar para abordar importantes problemas sociales y defender al público y la educación superior como esferas públicas democráticas. Hacer lo político pedagógico en este caso sugiere producir modos de conocimiento y prácticas sociales que no solo afirmen el trabajo cultural de oposición y las prácticas pedagógicas, sino que también ofrezcan oportunidades para movilizar instancias de indignación colectiva junto con la acción directa de masas, contra un capitalismo de casino despiadado y un fascista emergente. política. Tal movilización debe oponerse a las flagrantes desigualdades materiales y la creciente creencia cínica de que democracia y capitalismo son sinónimos. Como mínimo, la pedagogía crítica propone que la educación es una forma de intervención política en el mundo y que es capaz de crear las posibilidades de transformación individual y social.

La ignorancia gobierna ahora Estados Unidos. No la ignorancia simple, aunque algo inocente, que proviene de la ausencia de conocimiento, sino una ignorancia maliciosa forjada en la arrogancia de negarse a pensar mucho sobre un tema, para involucrar el lenguaje en la búsqueda de la justicia. . James Baldwin ciertamente tenía razón al emitir la severa advertencia en No Name in the Streetque «la ignorancia, aliada con el poder, es el enemigo más feroz que puede tener la justicia». Pensar ahora se ve como un acto de estupidez, y la irreflexión se considera una virtud. Todos los rastros de pensamiento crítico aparecen solo en los márgenes de la cultura, ya que la ignorancia se convierte en el principio organizador principal de la sociedad estadounidense. Como es bien sabido, la ignorancia del presidente Trump se manifiesta a diario. No solo es un mentiroso en serie, sino que su ignorancia también sirve como una herramienta de poder para evitar que el poder rinda cuentas. Además, la ignorancia es enemiga del pensamiento crítico, los intelectuales comprometidos y las formas emancipadoras de educación. La ignorancia no es inocente, especialmente cuando proclama el espacio del sentido común y etiqueta el pensamiento como peligroso mientras exhibe un desdén por la verdad, la evidencia científica y los juicios racionales. Sin embargo, Aquí hay más en juego que la producción de una forma tóxica de analfabetismo celebrada como sentido común, la normalización de las noticias falsas y la reducción de los horizontes políticos. También está el cierre de los horizontes de lo político unido a expresiones explícitas de crueldad y una «crueldad ampliamente sancionada».[9]

Las mismas condiciones que permiten a las personas tomar decisiones informadas están bajo asedio a medida que las escuelas pierden fondos, los medios se corporatizan más, los periodistas de oposición son asesinados y los reality shows se convierten en el modelo para el entretenimiento masivo. Ahora vivimos en una nueva era de crueldad en la que se nos dice que la marca central de nuestra agencia es estar en guerra con los demás, dar rienda suelta a nuestro lado más despiadado y competitivo, y aprender a sobrevivir en lo que Naomi Klein llama el «corte -Jungla de garganta del capitalismo tardío ”.

En tales circunstancias, hay un ataque a gran escala contra el razonamiento reflexivo, la empatía, la resistencia colectiva y la imaginación compasiva. De alguna manera, la dictadura de la ignorancia se parece a lo que el escritor John Berger llama “eticidio”: y Joshua Sperling define como “El embotamiento de los sentidos; el vaciado del lenguaje; el borrado de la conexión con el pasado, los muertos, el lugar, la tierra, el suelo; posiblemente, también, el borrado incluso de ciertas emociones, ya sea la piedad, la compasión, el consuelo, el duelo o la esperanza «. [10]Palabras como amor, confianza, libertad, responsabilidad y elección han sido deformadas por una lógica de mercado que reduce su significado a una relación con una mercancía o una noción reductora de interés propio. La libertad ahora significa apartarse de todo sentido de responsabilidad social para poder retirarse a órbitas privatizadas de autocomplacencia. Y así continúa. La nueva forma de analfabetismo no constituye simplemente una ausencia de aprendizaje, ideas o conocimientos. Tampoco puede atribuirse únicamente a lo que se ha denominado la «sociedad de los teléfonos inteligentes». [11] Por el contrario, es una práctica deliberada y un objetivo que se utiliza para despolitizar activamente a las personas y hacerlas cómplices de las fuerzas que imponen la miseria y el sufrimiento en sus vidas.

Dada la crisis actual de la política, la agencia, la historia y la memoria, los educadores necesitan un nuevo lenguaje político y pedagógico para abordar los contextos cambiantes y los problemas que enfrenta un mundo en el que el capital se basa en una convergencia de recursos sin precedentes: financieros, culturales, políticos, económicos, científicos, militares y tecnológicos, para ejercer poderosas y diversas formas de control. Si los educadores y otros han de contrarrestar la creciente capacidad del capitalismo global para separar la esfera tradicional de la política del ahora alcance transnacional del poder, es crucial desarrollar enfoques educativos que rechacen el colapso de la distinción entre libertades de mercado y libertades civiles, una economía de mercado. y una sociedad de mercado. La resistencia no comienza reformando el capitalismo, sino aboliéndolo. En este caso, La pedagogía crítica se convierte en una práctica política y moral en la lucha por revivir la alfabetización cívica, la cultura cívica y una noción de ciudadanía compartida. La política pierde sus posibilidades emancipadoras si no puede proporcionar las condiciones educativas para permitir que los estudiantes y otros piensen a contrapelo y donde los estudiantes se reconozcan como ciudadanos informados, críticos y comprometidos. No hay política radical sin una pedagogía capaz de despertar la conciencia, desafiar el sentido común y crear modos de análisis en los que las personas descubran un momento de reconocimiento que les permita repensar las condiciones que configuran sus vidas. Este es el momento de esperanza en el que, como señala Ruth Levitas, la sensación de «algo que falta se puede leer en cada rastro de cómo podría ser de otra manera, cómo podría [templarse] la siempre presente sensación de falta». cultura cívica y una noción de ciudadanía compartida. La política pierde sus posibilidades emancipadoras si no puede proporcionar las condiciones educativas para permitir que los estudiantes y otros piensen a contrapelo y donde los estudiantes se reconozcan como ciudadanos informados, críticos y comprometidos. No hay política radical sin una pedagogía capaz de despertar la conciencia, desafiar el sentido común y crear modos de análisis en los que las personas descubran un momento de reconocimiento que les permita repensar las condiciones que configuran sus vidas. Este es el momento de esperanza en el que, como señala Ruth Levitas, la sensación de «algo que falta se puede leer en cada rastro de cómo podría ser de otra manera, cómo podría [templarse] la siempre presente sensación de falta». cultura cívica y una noción de ciudadanía compartida. La política pierde sus posibilidades emancipadoras si no puede proporcionar las condiciones educativas para permitir que los estudiantes y otros piensen a contrapelo y donde los estudiantes se reconozcan como ciudadanos informados, críticos y comprometidos. No hay política radical sin una pedagogía capaz de despertar la conciencia, desafiar el sentido común y crear modos de análisis en los que las personas descubran un momento de reconocimiento que les permita repensar las condiciones que configuran sus vidas. Este es el momento de esperanza en el que, como señala Ruth Levitas, la sensación de «algo que falta se puede leer en cada rastro de cómo podría ser de otra manera, cómo podría [templarse] la siempre presente sensación de falta». La política pierde sus posibilidades emancipadoras si no puede proporcionar las condiciones educativas para permitir que los estudiantes y otros piensen a contrapelo y donde los estudiantes se reconozcan como ciudadanos informados, críticos y comprometidos. No hay política radical sin una pedagogía capaz de despertar la conciencia, desafiar el sentido común y crear modos de análisis en los que las personas descubran un momento de reconocimiento que les permita repensar las condiciones que configuran sus vidas. Este es el momento de esperanza en el que, como señala Ruth Levitas, la sensación de «algo que falta se puede leer en cada rastro de cómo podría ser de otra manera, cómo podría [templarse] la siempre presente sensación de falta». La política pierde sus posibilidades emancipadoras si no puede proporcionar las condiciones educativas para permitir que los estudiantes y otros piensen a contrapelo y donde los estudiantes se reconozcan como ciudadanos informados, críticos y comprometidos. No hay política radical sin una pedagogía capaz de despertar la conciencia, desafiar el sentido común y crear modos de análisis en los que las personas descubran un momento de reconocimiento que les permita repensar las condiciones que configuran sus vidas. Este es el momento de esperanza en el que, como señala Ruth Levitas, la sensación de «algo que falta se puede leer en cada rastro de cómo podría ser de otra manera, cómo podría [templarse] la siempre presente sensación de falta». y ciudadanos comprometidos. No hay política radical sin una pedagogía capaz de despertar la conciencia, desafiar el sentido común y crear modos de análisis en los que las personas descubran un momento de reconocimiento que les permita repensar las condiciones que configuran sus vidas. Este es el momento de esperanza en el que, como señala Ruth Levitas, la sensación de «algo que falta se puede leer en cada rastro de cómo podría ser de otra manera, cómo podría [templarse] la siempre presente sensación de falta». y ciudadanos comprometidos. No hay política radical sin una pedagogía capaz de despertar la conciencia, desafiar el sentido común y crear modos de análisis en los que las personas descubran un momento de reconocimiento que les permita repensar las condiciones que configuran sus vidas. Este es el momento de esperanza en el que, como señala Ruth Levitas, la sensación de «algo que falta se puede leer en cada rastro de cómo podría ser de otra manera, cómo podría [templarse] la siempre presente sensación de falta».[12]

Como regla general, los educadores deben hacer más que crear las condiciones para el pensamiento crítico y alimentar un sentido de esperanza en sus estudiantes. También deben asumir responsablemente el papel de educadores cívicos en contextos sociales más amplios y estar dispuestos a compartir sus ideas con otros educadores y el público en general mediante el uso de las nuevas tecnologías de los medios. Comunicarse con una variedad de audiencias públicas sugiere usar oportunidades para escribir, charlas públicas y entrevistas con los medios que ofrecen la radio, Internet, revistas alternativas y enseñar a jóvenes y adultos en escuelas alternativas, por nombrar solo algunas. Aprovechando su papel como intelectuales públicos, los profesores pueden dirigirse a un público más general en un lenguaje claro, accesible y riguroso. Más importante,

La educación opera como un lugar crucial de poder en el mundo moderno. Si los profesores están realmente preocupados por salvaguardar la educación, deberán tomarse en serio cómo funciona la pedagogía a nivel local y global. La pedagogía crítica tiene un papel importante que desempeñar tanto en la comprensión como en el desafío de cómo el poder, el conocimiento y los valores se despliegan, afirman y resisten dentro y fuera de los discursos tradicionales y las esferas culturales. En un contexto local, la pedagogía crítica se convierte en una importante herramienta teórica para comprender las condiciones institucionales que restringen la producción de conocimiento, el aprendizaje, el trabajo académico, las relaciones sociales y la democracia misma. La pedagogía crítica también proporciona un discurso para involucrar y desafiar la construcción de jerarquías sociales, identidades, e ideologías a medida que atraviesan las fronteras locales y nacionales. Además, la pedagogía como forma de producción y crítica ofrece un discurso de posibilidad, una forma de brindar a los estudiantes la oportunidad de vincular la comprensión con el compromiso y la transformación social con la búsqueda de la mayor justicia posible.

Esto sugiere que uno de los desafíos más serios que enfrentan los maestros, artistas, periodistas, escritores y otros trabajadores culturales es la tarea de desarrollar discursos y prácticas pedagógicas que conecten una lectura crítica tanto de la palabra como del mundo de manera que mejoren las capacidades creativas. de los jóvenes y proporcionar las condiciones para que se conviertan en agentes críticos. Al emprender este proyecto, los educadores y otras personas deben intentar crear las condiciones que brinden a los estudiantes la oportunidad de adquirir el conocimiento, los valores y el coraje cívico que les permita luchar para hacer que la desolación y el cinismo sean poco convincentes y la esperanza sea práctica. La esperanza en este caso es educativa, alejada de la fantasía de un idealismo que desconoce las limitaciones que enfrenta la lucha por una sociedad democrática radical. La esperanza educada no es un llamado a pasar por alto las difíciles condiciones que dan forma tanto a las escuelas como al orden social en general, ni es un modelo eliminado de contextos y luchas específicos. Al contrario, es la condición previa para imaginar un futuro que no repita las pesadillas del presente, para no hacer del presente el futuro.

La esperanza educada proporciona la base para dignificar la labor de los maestros; ofrece conocimientos críticos vinculados al cambio social democrático, afirma responsabilidades compartidas y anima a profesores y estudiantes a reconocer la ambivalencia y la incertidumbre como dimensiones fundamentales del aprendizaje. Tal esperanza ofrece la posibilidad de pensar más allá de lo dado. Por difícil que parezca esta tarea a los educadores, si no a un público más amplio, es una lucha que vale la pena emprender.

En una era de capitalismo depredador y una política fascista emergente, los educadores, estudiantes y otros ciudadanos preocupados enfrentan el desafío de proporcionar un lenguaje que abrace un utopismo militante mientras están constantemente atentos a aquellas fuerzas que buscan convertir esa esperanza en un nuevo lema o para castigar y despedir a quienes se atrevan a mirar más allá del horizonte de lo dado. El fascismo engendra cinismo y es enemigo de una esperanza militante y social. La esperanza debe ser atemperada por la compleja realidad de la época y vista como un proyecto y condición para brindar un sentido de agencia colectiva, oposición, imaginación política y participación comprometida. Sin esperanza, incluso en los momentos más difíciles, no hay posibilidad de resistencia, disensión y lucha. La agencia es la condición de la lucha y la esperanza es la condición de la agencia.

La esperanza es la condición previa afectiva e intelectual para la lucha individual y social. La esperanza, no la desesperación, es la condición previa que fomenta la crítica por parte de los intelectuales dentro y fuera de la academia que utilizan los recursos de la teoría para abordar problemas sociales urgentes. La esperanza también está en la raíz del coraje cívico que traduce la crítica en práctica política. La esperanza como el deseo de un futuro que ofrece más que el presente se agudiza cuando la vida de uno ya no puede darse por sentada. Sólo aferrándose tanto a la crítica como a la esperanza en tales contextos, la resistencia concretará la posibilidad de transformar la política en un espacio ético y un acto público. Construir un futuro mejor que el que ahora esperamos desplegar requerirá nada menos que confrontar el fluir de la experiencia cotidiana y el peso del sufrimiento social con la fuerza de la resistencia individual y colectiva y el proyecto interminable de transformación social democrática. Al mismo tiempo, para que la resistencia asuma los desafíos que plantea el surgimiento de una política fascista, deberá desarrollar un despertar del deseo. Esta forma de deseo educado tiene sus raíces en el sueño de una conciencia e imaginación colectivas alimentadas por la lucha por nuevas formas de comunidad que afirmen el valor de la igualdad social, económica, el contrato social y los valores democráticos y las relaciones sociales. Para que la resistencia asuma los desafíos que plantea el surgimiento de una política fascista, deberá desarrollar un despertar del deseo. Esta forma de deseo educado tiene sus raíces en el sueño de una conciencia e imaginación colectivas alimentadas por la lucha por nuevas formas de comunidad que afirmen el valor de la igualdad social, económica, el contrato social y los valores democráticos y las relaciones sociales. Para que la resistencia asuma los desafíos que plantea el surgimiento de una política fascista, deberá desarrollar un despertar del deseo. Esta forma de deseo educado tiene sus raíces en el sueño de una conciencia e imaginación colectivas alimentadas por la lucha por nuevas formas de comunidad que afirmen el valor de la igualdad social, económica, el contrato social y los valores democráticos y las relaciones sociales.

La lucha actual contra un fascismo naciente en todo el mundo no es solo una lucha por las estructuras económicas o las alturas dominantes del poder corporativo. También es una lucha por visiones, ideas, conciencia y el poder de cambiar la cultura misma. También es, como señala Arendt, una lucha contra «un miedo generalizado a juzgar». [13]Sin la capacidad de juzgar, se vuelve imposible recuperar palabras que tengan significado, imaginar un futuro que no imite los tiempos oscuros en los que vivimos y crear un lenguaje que cambie nuestra forma de pensar sobre nosotros mismos y nuestra relación con los demás. Cualquier lucha por un orden socialista democrático radical no tendrá lugar si “las lecciones de nuestro oscuro pasado [no pueden] aprenderse y transformarse en resoluciones constructivas” y soluciones para luchar y crear una sociedad poscapitalista. [14]

Al final, no hay democracia sin ciudadanos informados y no hay justicia sin un lenguaje crítico de la injusticia. La democracia comienza a fallar y la vida política se empobrece ante la ausencia de esferas públicas vitales como la educación pública y superior en las que los valores cívicos, la erudición pública y el compromiso social permiten una comprensión más imaginativa de un futuro que toma en serio las demandas de la justicia. , equidad y valentía cívica. La democracia debe ser una forma de pensar sobre la educación, una que prospere conectando la pedagogía con la práctica de la libertad, el aprendizaje con la ética y la agencia con los imperativos de la responsabilidad social y el bien público. [15]El capitalismo neoliberal despoja a la esperanza de sus posibilidades utópicas y se nutre de la noción de que vivimos en una era de esperanza excluida y que cualquier intento de pensar de otra manera resultará en una pesadilla. Sin embargo, el hecho es que sin esperanza no hay agencia y sin agentes colectivos no hay esperanza de resistencia. En la era del fascismo naciente, no es suficiente conectar la educación con la defensa de la razón, el juicio informado y la agencia crítica; también debe estar alineado con el poder y el potencial de la resistencia colectiva. Vivimos en tiempos peligrosos. En consecuencia, existe una necesidad urgente de que más individuos, instituciones y movimientos sociales se unan en la creencia de que se puede resistir a los regímenes de tiranía actuales.

Notas.

1. Peter Thompson, “ La Escuela de Frankfurt, Parte 5: Walter Benjamin, Fascismo y el futuro ”, The Guardian (21 de abril de 2013).

2. Ver, especialmente, Stuart Hall, Capítulo 1: “La revolución neoliberal ”, The Neoliberal Crisis , ed. Editado por Jonathan Rutherford y Sally Davison, [Londres: Lawrence Wishart 2012]. David Harvey: A Brief History of Neoliberalism (Nueva York: Oxford University Press, 2005); Sheldon S. Wolin, Democracy Incorporated: Managed Democracy and the Specter of Inverted Totalitarianism, (Princeton University Press, 2008). Wendy Brown, “ Deshaciendo las demostraciones: la revolución sigilosa del neoliberalismo , (Nueva York: Zone Books, 2015). Virginia Eubanks, Automatización de la desigualdad (St. Martin’s Press, 2017); George Monbiot, Fuera de los restos (Verso Press, 2017); Henry A. Giroux,American Nightmare: Enfrentando el desafío del fascismo ( City Lights 2018).

3. Charles Derber, Bienvenido a la revolución: universalización de la resistencia por la justicia social y la democracia en tiempos peligrosos (Nueva York: Routledge, 2017). Heinrich Geiselberger, ed. La gran regresión (Londres: Polity, 2017). 

4. Véase, por ejemplo, Jane Mayer, “ The Making of the Fox News White House ”, The New Yorker (4 de marzo de 2019).

5. Jon Nixon, “ Hannah Arendt: Pensar contra el mal ”, Times Higher Education , (26 de febrero de 2015). 6. Umberto Eco, “ Ur-Fascism ”, The New York Review of Books (22 de junio de 1995).

7. Hannah Arendt, Origins of Totalitarianism (Nueva York: Harcourt Trade Publishers, Nueva edición, 2001). 

8. Paul Gilroy, » Against Race: Imagining Political Culture beyond the Color Line «, Capítulo 4 – ‘Hitler in Khakis: Icons, Propaganda, and Aesthetic Politics’ (Cambridge: The Belknap Press de Harvard University Press, 2000), págs. 144-145, 146 

9. Pankaj Mishra, “ Una postura gandhiana contra la cultura de la crueldad ”, The New York Review of Books, [22 de mayo de 2018].

10. Joshua Sperling citado en Lisa Appignanesi, » Berger’s Ways of Being «, The New York Review of Books (9 de mayo de 2019).  

11. Nicole Aschoff, “ The Smartphone Society ”,  número 17 de Jacobin , (primavera de 2015).  

11. Ruth Levitas, “Introducción: La esquiva idea de la utopía”, Historia de las ciencias humanas 16: 1 (2003), p.4. 

12. Hannah Arendt, “ Responsabilidad personal bajo dictadura ”, en Jerome Kohn, ed., Responsabilidad y juicio, [NY: Schocken Books, 2003].  

13. Nicola Bertoldi, “ ¿Estamos viviendo una nueva ‘era de Weimar’ ?: Resoluciones constructivas para nuestro futuro ”, OpenDemocracy (3 de enero de 2018).

14. Henry A. Giroux, The Terror of the Unforeseen (Los Ángeles: Los Ángeles Review of Books, 2019). 

Henry A. Giroux ocupa actualmente la Cátedra de Becas de Interés Público de la Universidad McMaster en el Departamento de Estudios Culturales e Inglés y es el Becario Distinguido Paulo Freire en Pedagogía Crítica. Sus libros más recientes son  America’s Education Deficit and the War on Youth  (Monthly Review Press, 2013),  Neoliberalism’s War on Higher Education  (Haymarket Press, 2014),  The Public in Peril: Trump and the Menace of American Authoritarianism(Routledge, 2018) , and the American Nightmare: Facing the Challenge of Fascism (City Lights, 2018), On Critical Pedagogy, 2 nd edition (Bloomsbury), yRaza, política y pedagogía pandémica: educación en tiempos de crisis (Bloomsbury 2021): Su sitio web es www. henryagiroux.com .

Fuente: https://www.counterpunch.org/2020/10/22/fascist-culture-critical-pedagogy-and-resistance-in-dark-times/

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Seminario virtual: Paulo Freire más que nunca: una vida filosófica

Seminario 2056

Coordinación:  Walter Omar Kohan (Universidad del Estado de Río de Janeiro, Brasil)

Equipo docente: Federico Brugalleta (Universidad Nacional de La Plata, Argentina) y Lara Sayão (Universidad del Estado de Río de Janeiro; Universidad Católica de Petrópolis, Brasil)

Inicio: 15/09/2020 | Inscripción: 20/05/2020 al 14/09/2020

Carga horaria: (12 semanas) 48 horas de trabajo con profesor y 120 horas de dedicación total.

Paulo Freire es una figura extraordinaria no solo para la educación brasileña, sino también para la educación latinoamericana y mundial. Sus contribuciones no se limitan a una obra escrita, ni mucho menos a un método, ni siquiera a un paradigma teórico, sino que también refieren a una práctica y, de un modo más general, a una vida dedicada a la educación, una vida hecha escuela, o sea, una manera de ocupar el espacio de educador que lo llevó de viaje por el mundo entero “haciendo escuela”, en países de América Latina, de Europa, Asia y Oceanía, en los Estados Unidos y en el África de lengua portuguesa. Por unos es exaltado y amado: “el intelectual orgánico ejemplar de nuestro tiempo” (C. West, 1993, p. xiii); “El catalizador, si no el principal animateur de la innovación y del cambio pedagógico en la segunda mitad del siglo” (C. A. Torres, 1990, p. 12); “El educador más importante del mundo en los últimos cincuenta años” (Macedo citado en Wilson, Park y Colón-Muñiz, 2010, p. xv); por otros, es odiado y despreciado, en particular por quienes hoy ocupan el gobierno en Brasil. Entre unos y otros, este curso se propone pensar, en particular, una cuestión: la educación como acto político, o la tarea educativa como una tarea política. ¿Qué puede querer decir hoy en el contexto de nuestros países esta afirmación de la educación como política? Lo haremos haciendo dialogar a Paulo Freire con autores latinoamericanos y europeos contemporáneos, estudiando no solo sus obras sino su vida.

Preguntas frecuentes

Fuente: https://www.clacso.org/paulo-freire-mas-que-nunca-una-vida-filosofica/

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Henry Giroux: “El virus ha puesto en evidencia la quiebra del proyecto ideológico del neoliberalismo”

Por Diario de la Educación

Contactamos con Henry Giroux mientras se encuentra confinado en su casa de Hamilton (Ontario) corrigiendo exámenes de sus alumnos de la Universidad de McMaster. El coronavirus llegó a Canadá a finales de enero, casi un mes antes que a España, pero la situación parece más tranquila, con una cifra de contagiados y muertos mucho más baja en términos absolutos y relativos. Para este intelectual, referente mundial de la pedagogía crítica, el coronavirus solo está poniendo en evidencia la destrucción que ha traído el virus del neoliberalismo desde la época de Reagan y Thatcher y, por eso, sostiene, cuando todo esto acabe habrá que plantear una auténtica reestructuración, que no reforma, del sistema capitalista.

¿Cómo está llevando esta situación?

Al igual que muchas personas, estoy tratando de cumplir con las reglas que evitarían la propagación del virus y al mismo tiempo tratando de comprender el contexto político más amplio en el que se desencadenó el virus.

¿Qué lecciones deberíamos extraer como sociedad de esta pandemia?

La primera lección es que un sistema político social construido en la codicia, las ganancias, la mercantilización y la privatización de todo no puede abordar una crisis de esta magnitud. Además, durante los últimos cuarenta años, el neoliberalismo global ha minado y debilitado a esas instituciones, como la sanidad pública, que son cruciales para afrontar una crisis de este calibre. Es crucial entender que no solo estamos lidiando con una crisis sanitaria, sino también con una crisis política e ideológica. El virus del neoliberalismo, con su racismo, sus noticias falsas, sus políticas de austeridad y su desigualdad masiva en riqueza y poder, junto con la destrucción del estado de bienestar, es una fuerza letal muy poderosa que ataca a la sociedad. La destrucción que ha impuesto no solo en la sociedad sino también en el ecosistema producirá muchas más pandemias si no se combate y se destruye.

Algunas personas ven esta crisis como una cura de humildad de la que debe surgir una sociedad más solidaria con un mayor espíritu comunitario. Pero otras voces intuyen que quien saldrá reforzado será el autoritarismo, puesto que, por ejemplo, por razones sanitarias vamos a aceptar estar geolocalizados. ¿Cómo lo ve usted?

Ciertamente, una crisis de esta magnitud arroja luz sobre esas fuerzas ocultas que la misma crisis ha intensificado, como la expansión de los poderes policiales, el hecho de culpabilizar del virus a los inmigrantes, el cierre de fronteras y, como hemos visto en Hungría, las amplias restricciones de las libertades democráticas. Todas estas fuerzas nos transmiten la posibilidad de que, cuando la crisis retroceda, habrá una avalancha de gobiernos autoritarios que asumirán más poder, al convertir en permanentes muchas de las actuales restricciones. En otras palabras, el estado de alarma ya no será, en palabras de Giorgio Agamben, un estado de excepción. En algunos casos, se intensificará lo que he llamado fascismo neoliberal, una combinación de crueldad basada en el mercado y las formas explosivas de racismo y limpieza racial. Pero, por otro lado, una crisis también puede servir para airear la corrupción y los poderes fácticos opresores, y para abrir la posibilidad de abogar por cambios radicales como una renta básica universal, la creación de un sistema de atención médica gratuita de calidad, una guerra contra los movimientos acientíficos, y una renovada preocupación por la justicia ambiental. Con suerte, se evidenciará la barbarie y las patologías que hoy en día definen a muchas sociedades y se impondrá un nuevo lenguaje y un sentido de responsabilidad y solidaridad colectiva. Me temo que, cuando la pandemia retroceda, la elección que tendremos que tomar en muchos países será entre el totalitarismo, en sus formas suaves y fuertes, o el empoderamiento ciudadano y un llamamiento radical a la solidaridad global.

¿Se fortalecerán aún más los pilares básicos del estado de bienestar, como los sistemas de salud y educación pública?

Será muy difícil volver a esas políticas de austeridad que debilitaron los pilares del estado de bienestar, como la salud pública, aunque creo que otros bienes públicos como la educación, si no hay una transformación radical alejada del capitalismo, seguirán como están o, incluso, involucionarán hacia una mayor represión. Algunas reformas esenciales no suponen un peligro para la derecha, porque no socavan el estado neoliberal. Otras no serán toleradas.

A ver si lo entiendo, ¿fortalecer la sanidad pública no es una amenaza para el estado neoliberal pero fortalecer la educación pública sí que lo es? Me cuesta mucho imaginar una política presupuestaria expansiva en sanidad y regresiva en educación.

Lo que digo es que el hechizo de la era Reagan-Thatcher se ha roto. Este sistema aísla a las personas, desprecia cualquier forma viable de solidaridad, promueve un individualismo rabioso y una forma de competencia similar a una jaula y, al hacerlo, produce grandes niveles de pobreza, destrucción ambiental, inseguridad, sufrimiento y precariedad. El Estado tendrá que reinventarse al servicio de la atención, la justicia y la compasión, y eso solo sucederá si las personas pueden imaginar una forma de vida diferente, una forma diferente de organizar la sociedad. Pero recordemos que esta lucha por una sociedad más justa surgirá de una catástrofe y de sus inimaginables consecuencias. No hay garantías sobre lo que surgirá. Se ampliarán algunas instituciones, como la salud pública, se debatirán algunas políticas, como el salario universal, y se repensará la educación en función de su propósito y de cómo se organizará. Y, desde mi punto de vista, de todas las políticas que serán objeto de debate, la educación será la más volátil, porque no trata únicamente de proporcionar beneficios importantes, como preparar a los jóvenes para el trabajo, sino también de la formación de valores, deseos, voluntades e identidades. La educación se volverá más virtual y se moverá en gran medida en línea. Este será un territorio inexplorado y corre el riesgo de desautorizar aún más a los claustros, debilitar sus filas y convertir la educación en simplemente un sistema de entrega definido en términos completamente técnicos e instrumentales. El legado de la reforma educativa bajo el neoliberalismo ha sido terrible, nos ha dejado la estandarización, las pruebas y otras formas represivas de pedagogía. Por lo tanto, ese legado volverá para vengarse, por lo que habrá que luchar para repensar el significado y el propósito de la educación en términos críticos, cívicos y emancipatorios.

Los niños y adolescentes van a pasarse al menos dos meses sin abandonar sus hogares o ver a sus compañeros; pero hay personas que advierten de que, si bien esta situación es soportable para los niños de las clases altas y medias, tiene que ser muy insoportable para aquellos que viven en condiciones más precarias. ¿Cómo tendremos que enfrentar el retorno a la ‘normalidad’ en estos casos? ¿Están teniendo este mismo debate en Estados Unidos?

Este debate es importante, porque el virus afecta más agresivamente a aquellas poblaciones consideradas prescindibles, que eran invisibles en el pasado. Y eso ya no es cierto, porque su presencia está relacionada con la posible propagación del virus, que puede infectar a cualquier persona y, por lo tanto, no pueden ser ignoradas. Lo que debe recordarse es que la cuestión sobre quién muere y quién vive es un tema político nuclear que nos define como sociedad. Esto es particularmente así para niños y ancianos. Y lo que está claro es que la mayoría de las sociedades capitalistas ni están proporcionando un futuro a sus jóvenes ni están protegiendo a sus personas mayores, o a sus personas con discapacidad, especialmente aquellas que viven en residencias o que son pobres. El coronavirus no afecta a todas las personas indiscriminadamente. En realidad, los pobres, los ancianos y las personas de color soportan la carga de los efectos de este virus como ningún otro grupo, especialmente en Estados Unidos. Este es un tema político. Estos niños que pertenecen a las llamadas poblaciones excedentarias tienen que ser amparados por los poderes públicos; de lo contrario, existe la posibilidad de infecciones masivas y también de protestas masivas contra la crueldad y exclusiones del sistema.

Pero estamos viendo cómo caen enfermas personas ricas y famosas. Por ejemplo, Boris Johnson, que ha tenido que pasar por la UCI de un hospital público. Eso debería ayudarle a valorar la sanidad pública…

El hecho de que los ricos y famosos contraigan el virus no significa que este no afecte a diferentes poblaciones de maneras muy desiguales. En Estados Unidos, el número de negros pobres que lo contraen y mueren a causa del virus es muy desproporcionado con respecto a su peso relativo en la población. Muchas personas no pueden autoaislarse porque son pobres, sin hogar y viven en condiciones miserables y abarrotadas. El virus se está propagando rápidamente entre los internos de las cárceles, que en su mayoría son personas pobres de piel negra y marrón. En la ciudad de Nueva York, los pobres contraen el virus y mueren en tasas desproporcionadas. Estas poblaciones carecen de atención médica adecuada y sufren incidencias desproporcionadas de presión arterial alta, diabetes, estrés, aislamiento y falta de acceso a una educación de calidad. Es importante tener en cuenta que muchas comunidades negras y marrones viven en áreas desatendidas y contaminadas y son mucho más vulnerables ante el virus. Este es un tema político y económico vinculado a políticas de racismo, pobreza y desigualdades masivas en riqueza y poder. El virus puede infectar a cualquier persona, pero algunas están más protegidas que otras y tienen acceso a redes de seguridad social, atención médica de calidad, medicamentos y otras salvaguardas, y eso no es simplemente un problema médico sino un problema político e ideológico.

Como John Gray ha señalado, el virus ha expuesto algunas de las debilidades fatales del capitalismo al tiempo que deja en evidencia la situación de quiebra en la que se encuentra el proyecto intelectual e ideológico del neoliberalismo, pero una cosa es arrancar la ropa del emperador y otra reestructurar el sistema, en lugar de simplemente reformarlo. Piense en la respuesta de Trump a la pandemia, que equivale a un rescate empresarial y políticas que sugieren que está más interesado en la economía que en la vida humana. La sensación de ansiedad y fragilidad que experimenta la gente no ofrece garantías políticas, pero abre nuevas posibilidades para una visión y un mundo alternativos. El estado tendrá que ser repensado, tendrá que renacer en cuanto a sus funciones protectoras y en el centro de este reto está la creación de un sistema educativo que pueda educar a una generación de jóvenes para asumir ese desafío. Esa será la gran lucha del siglo XXI.

¿Le preocupan las consecuencias económicas de esta crisis? En España, el primer impacto, en cuanto a personas que han perdido sus empleos, es peor que en 2008.

La gran cantidad de personas que cada vez más pierden sus empleos o trabajan en condiciones extremadamente peligrosas pone de manifiesto la naturaleza tóxica de la relación capital-trabajo. En primer lugar, en Estados Unidos el consumismo impulsa el 70% de la economía. Acabe con él y la economía entrará en colapso. En segundo lugar, este tipo de desempleo crea una crisis ideológica y política que revela como en el seno del capitalismo neoliberal coexisten una crisis de legitimación y una crisis de conciencia. Esta situación es explosiva, las personas no morirán de hambre si pueden luchar y combatir contra un sistema que no ha logrado satisfacer sus necesidades humanas más básicas.

Se ha referido varias veces a la renta básica universal. Entiendo que una medida de este estilo la consideraría en la dirección correcta…

Absolutamente, es esencial. Pero es solo un paso en la reestructuración de sociedades que se preocupan poco por las necesidades humanas y priorizan la acumulación de capital por encima de todo lo demás. La clave para entender esta crisis es que debemos repensar el hecho de que el capitalismo y la democracia no son lo mismo, y ya es hora de que un nuevo lenguaje, visión y movimiento de masas den sentido a un futuro en el que la justicia, la igualdad y la libertad se unan en la forma de una sociedad socialista democrática, una que vaya más allá de las fronteras para abrazar un nuevo reinado de democracia global.

No sé si hay algo que quisiera añadir.

Mis mejores deseos de que ustedes se mantengan a salvo, vigilantes y valientes.

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