México/26 de mayo de 2016/Por Laura M. Ramírez /El Financiero / Entorno inteligente
En 2006 la UNESCO refrendó la importancia de que la escuela considere la diversidad y se centre en el aprendizaje de todas las niñas y los niños; sin embargo, la tendencia tanto en México como en el mundo, ha sido enfocarse en la integración de niños o niñas con discapacidad, lo cual deja de lado otros grupos tradicionalmente excluidos (Echeita y Ainscow, 2011).
El derecho a aprender exige un principio de doble inclusión: primero que todas las niñas y los niños accedan y permanezcan en la escuela al menos hasta el bachillerato y segundo, que todas y todos logren aprendizajes para participar como ciudadanos globales y que puedan seguir aprendiendo toda la vida.
Sin embargo, México sigue presentando condiciones que no favorecen la inclusión de las niñas y los niños a la escuela o fomentan su abandono:
Altos índices de pobreza: En 2014, 46.2% de la población vivía en condiciones de pobreza (CONEVAL, 2014).
Personas discapacitadas fuera de la escuela: Del total de niñas y niños con discapacidad, sólo 20% a 30% logran ingresar a estudiar y la probabilidad de terminar la formación escolar es baja (OEA, 2004).
? Inequidad entre modalidades educativas: Las niñas y niños indígenas alcancen, en promedio, 32 puntos menos en pruebas de lectura y matemáticas (TERCE, 2015).
? Discriminación: 59% de los estudiantes hace comentarios homofóbicos a sus compañeros (UNESCO, 2015).
Las políticas públicas no han sido eficaces para combatir estos problemas. Hay que priorizar el derecho de todas las niñas y niños a aprender sin importar su condición. Al transformar las prácticas escolares para centrarlas en el respeto a la diversidad podemos aspirar a una sociedad más equitativa. Para ello se requiere (Echeita y Ainscow, 2011):
Ver la inclusión como un proceso que se adecúa al contexto y no como un producto determinado por preceptos gubernamentales.
Brindar condiciones materiales adecuados para todas y todos, que propicien la participación de los estudiantes en su proceso educativo y aseguren que las niñas y los niños aprendan más y mejor.
Eliminar creencias, actitudes y prácticas que fomentan la discriminación.
Poner énfasis en todos los grupos de alumnos que están en riesgo de exclusión.
Estos parámetros deben estar presentes en el diseño de las políticas educativas y en su implementación en las escuelas; deben adaptarse a las necesidades de familias y estudiantes.
En Mexicanos Primero creemos que hay que encaminar las políticas públicas hacia una verdadera inclusión que no fragmente a niñas y niños en categorías estereotipadas, sino que garantice que todos accedan a una educación de calidad para desarrollar al máximo su potencial.
Invitamos a los lectores a preguntarse cuáles son las barreras que nos impiden lograrlo. Cambiar la escuela depende de muchos factores, pero cambiar las actitudes y las prácticas que fomentan la exclusión que tenemos depende de cada uno y de entender que las diferencias enriquecen. Sólo entonces lograremos una educación verdaderamente equitativa; sólo entonces cambiaremos nuestra sociedad.
La autora es coordinadora temática de REDUCA.
Twitter: @Laurami0316
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Con Información de El Financiero
Fuente: http://www.entornointeligente.com/articulo/8462475/MEXICO-La-escuela-incluyente-una-vision-para-que-todos-y-todas-aprendan-mas-y-mejor-26052016
Imagen:http://www.entornointeligente.com/images-noticias/2016/05/gonzalo-morales-miami-M-XICO–La-escuela-incluyente–una-visi-n-para-que-todos-y-todas-aprendan-m-s-y-mejor.jpg