El Gobierno asiático intenta así mejorar las condiciones sociales y económicas de uno de los colectivos que mayor exclusión sufre en este país de mayoría musulmana.
El Gobierno de Bangladesh ha anunciado este jueves que ofrecerá «incentivos fiscales especiales» a aquellas empresas que fomenten la contratación de personas transgénero, en un intento por mejorar las condiciones sociales y económicas de uno de los colectivos que mayor exclusión sufre en este país de mayoría musulmana.
«Propongo promulgar incentivos fiscales especiales con miras a proporcionar empleo y asegurar un aumento en el nivel de vida y la integración social y económica de los miembros del tercer género», ha presentado el ministro de Economía de Bangladesh, Mustafa Kamal.
200.000 personas transgénero
Durante la presentación de los presupuestos para este año fiscal, Kamal ha explicado que «la comunidad del tercer género se está quedando atrás y fuera de la sociedad», por lo que confía en que políticas como estas garantice, a través «de la producción» su inclusión en la sociedad.
Bangladesh, según organismos independientes de Derechos Humanos, cuenta con más de 200.000 personas transgénero, aunque el Gobierno sitúa la cifra en 10.000. La mayoría de ellos son relegados al ostracismo por sus familiares y sobreviven mendigando y recurriendo a la prostitución.
Menos impuestos y reembol
lso de salarios
Kamal ha explicado que las empresas que sumen a la medida tendrán una reducción del 5 por ciento en sus impuestos, o un reembolso del 75 por ciento de los salarios de las empleados transgénero que contraten, en caso de que el 10 por ciento de su fuerza laboral, o bien 100 trabajadores, fueran del llamado «tercer género».
Hijra
Las personas transgénero pueden registrarse legalmente desde 2013
Desde 2013, Bangladesh permite que las personas transgénero, conocidas como hijra, se registren legalmente como tercer género.
La medida figura dentro de un plan económico valorado en 71.000 millones de dólares que Kamal ha presentado este jueves ante el Parlamento, de los cuales 44.600 millones de dólares serán invertidos en salud, educación, tecnología, bienestar social, seguridad pública y defensa.
La cantidad restante está prevista que se destine a la construcción y desarrollo de infraestructuras.
LID:Edén, muchas gracias por acceder a esta entrevista. He seguido tu actividad en redes sociales y encontrado menciones de ti tanto en notas periodísticas como en reportajes y entrevistas. Tu trabajo como impulsora de la Red Michoacana de Personas Trans te ha puesto al frente de los reflectores y, desde ahí, has hecho denuncias muy concretas de las situaciones que enfrentan las personas trans en nuestro país en distintos ámbitos. Esa es una visibilidad que te ha costado hostigamiento y amenazas que has denunciado en su momento, pero también ha significado formar parte de una generación de personas trans que son referentes no sólo de la lucha, sino de una perspectiva en la que es posible (y necesario) que sean lxs trans quienes tomen la palabra. Para ti ¿cómo ha sido este proceso? ¿qué piensas sobre la presencia cada vez más frecuente de personas trans en la vida pública?
Edén: Antes de estar en Remitrans, un compañero me invitó a una actividad de un colectivo llamado Michoacán es Diversidad. Lo que buscaba era orientación sobre el tema -era cuando yo iniciaba la transición, hace cuatro años-. Lo que vi ahí es que cuando había compañeras trans, siempre era en contextos muy específicos (mujeres ya adultas, trabajadoras sexuales), con los que yo no me sentía identificada; no veía mi realidad reflejada por ahí.
Entonces surgieron varias preguntas “¿Qué onda las personas trans en mi contexto?” como jóvenes, estudiantes. No veía hombres trans. A la par de este proceso conocí a dos hombres trans (Ian y otro compañero). Así comenzó este grupo, que comenzó siendo de apoyo. Reunirnos a platicar sobre el tema, decir “ok, somos trans” y lo que hacemos. El grupo fue creciendo, llegamos a ser primero 12 personas y actualmente somos 45. Ya con este crecimiento del grupo surgieron dos temas. Y es que por una parte están los problemas que tenemos todos en común y por otra, las ganas de hacer algo al respecto.
Así fue que el grupo se dividió en dos. El grupo que únicamente iba por apoyo desde lo individual y lo anónimo y el que tiene un interés más político. Es ahí cuando surge la Red Michoacana de Personas Trans (Remitrans). Somos tres compañeras mujeres trans y seis compañeros hombres trans. En el grupo de apoyo hay gente no binaria, pero actualmente ninguno integra aún el grupo de trabajo más político. Todo el trabajo de acompañamiento que realizamos es gratuito.
Hacía falta alguien que hablara del tema trans desde otras áreas y me tocó a mí. No fue algo que yo buscara, pero supongo que me acostumbré. Me gusta y me he podido ir informando porque hablar de este tema requiere información concreta.
Muchas compañeras trans de los colectivos de trabajo sexual tienen contextos mucho más complicados que el mío. Para algunas de ellas es más complicado hablar en público o que su rostro sea visto. Las familias de algunas no saben que son trabajadoras sexuales. Era más fácil que yo hablara del tema y lo que hice fue recopilar su información y ser una plataforma. Es decir, no hablar de mi visión como Edén, sino desde esta postura de las personas trans. Yo más bien comunicaba por mis compañeras y compañeros.
Sobre la visibilidad de las personas trans, creo que es necesaria. En Remitrans apostamos a tomar el espacio público, a través de lo lúdico, incluso. A veces nos juntamos a tomar un café o una cerveza y, cuando de repente la gente ve cinco u ocho chicas trans, vemos lo que una amiga trans decía que una persona trans que entra a un espacio en donde no se espera que esté, detiene el tiempo. Es como si todas las miradas fueran hacia ti. La gente detiene su vida y sus conversaciones para mirarte. La dinámica se adecúa a nosotras. Aún hace falta que las personas se acostumbren a ver personas trans en lo público.
Usualmente, de las mujeres trans no esperan sino que estemos en una esquina en la noche. Cuando me ven caminando con mi familia, me doy cuenta de cómo les choca a muchas personas.
Creo que ocupar el espacio es una apuesta política. Que la gente vea y se acostumbre a que estamos ahí, en las escuelas, en el transporte público, simplemente caminando hacia algún lado. Más allá de si es una visibilidad militante o no, creo que es importante ser visibles y tomar esa visibilidad e impulsarla para que la gente trans hable por sí misma. Que podamos hablar como estudiantes, trabajadores, jóvenes, infancias, maternidades, paternidades trans y demás.
LID: La Cuarta Transformación cristalizó las expectativas de un país harto de los partidos tradicionales, desconfiado de las instituciones y sumergido en cifras históricas de violencia y precarización. Esta crisis vio nacer referentes de la derecha reaccionaria y conservadora como el Frente Nacional por la Familia y partidos como el PES, de cuya mano el actual presidente se hizo del cargo. Una contradicción que caló hondo para quienes esperaban se resolvieran temas como el matrimonio igualitario, el derecho al aborto y, en general, que esperaban mejoras para las minorías. ¿Cuál es el papel que juegan las personas trans en este entramado de realidad política y social? ¿Consideras que para las personas trans hubo o está habiendo una «transformación» efectiva?
Edén. Creo que nuestro papel es el mismo de siempre, aunque complejizado. Siempre hemos estado ahí. Los esfuerzos son a distintos niveles. Al interior de la comunidad se busca seguir construyendo un lenguaje, un diálogo entre generaciones. Por ejemplo, mientras las juventudes trans no apuestan por las “tres tés”-y sí por lo trans como una etiqueta global-, hay mujeres trans mayores como Gloria Hazel que aún habla de “Travesti, Transgénero, Transexual”, términos que ya se quedan cortos y que no dan cuenta de algunas posiciones trans. Hacia afuera, la situación se ha ido complejizando. De la mano que se ha obtenido acceso a otros espacios, se han ido generando otras necesidades y visibiliza otros problemas.
Cuando comenzada la lucha de las compañeras travestis en los años setentas, por ejemplo, el tema del baño no se pensaba, no era una necesidad. Se trataba de que no te arrestaran en la calle por ser trans. Hoy en día el tema son los baños, los uniformes. Nadie hablaba de infancias trans […] Estar en lugares donde no se espera que estemos hacen ver nuevos retos y tareas. Nuestro papel ha sido hablar desde ahí y buscar soluciones. La 4T tendría que escuchar estas necesidades.
Figuras trans como María Clemente son algunas de quienes buscan generar políticas públicas desde las personas trans y propiciar una escucha más activa. No considero que haya una transformación efectiva todavía, creo que seguimos en esta noción de derechos aislados. A lo mejor ya no es sólo un escenario en donde la Ciudad de México era una isla de derechos, sino que ahora es un archipiélago. Ya son muchas islas, pero aún no en todo el país.
Actualmente son apenas 8 estados del país que reconocen el derecho a la identidad de género. Entonces no. Creo que mientras no haya igualdad de condiciones para las personas trans en todo el país no hablamos de una transformación efectiva.
Los avances que se dan en estados no son para toda la gente que vive en la entidad. Por ejemplo, la gente que vive en Michoacán que es de Morelos, sigue sin acceso a su derecho a la identidad porque ese estado se declaró incompetente. Hay gente que, a pesar de los avances legislativos, no se ve beneficiada.
Yo no siento voluntad política desde que el presidente no es capaz de enunciar las cosas. No sirve de nada que diga que hay lesbianas, bisexuales o trans si no hay una política federal que realmente atienda a la población LGBT. La jurisprudencia para el matrimonio igualitario, por ejemplo, no viene acompañada de una iniciativa federal para el Registro Civil -hasta ahora son todos estatales-, lo cual haría más sencillos los trámites.
Así, pues yo no siento que haya una transformación efectiva en la 4T para las personas trans. Y no hablemos de otros temas. Por ejemplo, el presidente no ha sido capaz de hablar de feminicidios, mucho menos de lesbicidios o transfeminicidios. Yo creo que no está atendiendo la realidad política en la que nos encontramos
Es complicado hablar de los retos y las rutas para las personas trans […] Creo que cada población trans tiene las suyas y, sin embargo, creo que la educación es central.
Dejar de invisibilizar a la población LGBT ahí en donde estamos creo que sería una buena ruta para iniciar una transformación.
LID:Junio ha sido declarado no sólo el mes de la diversidad, sino también el mes del reconocimiento de la identidad de género -al Vaticano no le gusta esto-. Paradójicamente, también ha sido un mes negro en cifras de transfeminicidios y de crímenes de odio, particularmente en estados como Veracruz. ¿Qué piensas sobre esta ambivalencia entre un aparente interés gubernamental y la omisión e inacción para atender estos crímenes? Al respecto de las actividades del junio en Michoacán, ¿Nos podrías hablar de la labor de la Red Michoacana de Personas Trans en el acompañamiento para hacer efectivo el derecho a la identidad de género?
Edén: Esta ambivalencia está presente en todos los temas sobre cualquier tipo de violencia en el país. Creo que están yéndose por un camino fácil, sin embargo, me interesa que se aproveche este intento de desvío del tema. Creo que sí deben atenderse el feminicidio y la violencia transfóbica, al tiempo en que la comunidad trans aproveche los espacios lanzados por el gobierno -con claro interés político- y sirvan para acortar brechas como la desigualdad en el derecho a la identidad de género.
Como Remitrans hemos participado en la gestión de la gratuidad de trámites para personas trans; por medio de redes en los estados, hemos ayudado a conseguir documentación; hacemos mancuerna con otras organizaciones y tenemos contacto con otras personas trans en estados como Jalisco, Estado de México y la Ciudad de México.
LID:Hablando del mes de la marcha del orgullo LGBTTTIQ+. ¿Qué piensas de estas siglas? ¿De qué crees que hay que enorgullecerse?
Edén: Yo no estoy de acuerdo con las tres tés. Creo que son limitantes, excluyentes y que fomentan una jerarquización de lo trans que se vuelve hasta aspiracional. Como si evolutivamente comenzaras como travesti, luego como transgénero y acabaras en transexual. Me parecen clasistas también porque aluden a que tu identidad puede ser categorizada por tu capacidad económica para intervenir tu cuerpo de manera quirúrgica. Yo digo simplemente LGBTIQ+.
Creo que es importante nombrar todas las letras. Hay quienes optan por poner “diversidad sexual” o “personas no cisheterosexuales”; es similar a cuando hablamos de “cuerpos gestantes” por no decir “mujeres cis, hombres trans y personas no binarias”. Es importante que no se despoliticen las identidades. Es importante nombrar que somos lesbianas, que somos gays, que somos bisexuales, trans, intersexuales, queer. En ese sentido sí lo comparto.
Para mí el orgullo es una respuesta política de la que no podemos prescindir.
Sobre el orgullo, creo que se trata de mostrar respeto a la memoria histórica a las compañeras travesti que estaban en Stonewall. Rivera, Milk, Johnson… la lucha comenzó como un tema de orgullo como respuesta política la vergüenza. Yo sí rescato la palabra, a pesar de que hay quienes opinan que se trata de un concepto “colonial”. A mí me parece que la palabra “vergüenza” es colonial y a esa no tememos que nombrarla. Me parece peligroso no mencionarlo ni suplir la vergüenza con nada.
Yo abogo por rescatar el legado de las compañeras trans que estaban en Stonewall y porque la emoción sigue estando ahí. Quizás ya no hay arrestos como los que había en Nueva York en aquellos años, pero aún tenemos casos como el de lo ocurrido en Orlando.
LID:A 50 años de Stonewall ¿qué significa hoy para las personas trans esta revuelta iniciada por mujeres trans negras y latinas en EE.UU.? ¿Cuáles son las consignas y tareas que crees que son más urgentes actualmente?
Edén: Creo que significa mucha retrospectiva. Ver dónde comenzamos, dónde estamos y qué tanto han cambiado las cosas en 50 años. En dónde y para quién. Es muy complicado. La división simplista que mucha gente hace entre capital y provincia invisibiliza realidades que hacen muy distinto lo que pueda decirte como moreliana a lo que podría decirte alguien de Aquila.
Sobre lo que representa esta fecha para mujeres trans negras y latinas en Estados Unidos. Hace un rato vi publicaciones de compañeras trans negras en donde señalaban que van siete mujeres trans negras asesinadas en Estados Unidos tan sólo en junio. Todas tenían entre 21 y 25 años, lo que habla, por supuesto, de un patrón de qué mujeres están asesinando. Creo que esto representa que el que el orgullo haya sido tomado por hombres gay blancos con determinada posición económica, ha dejado fuera a poblaciones de mujeres lesbianas, de personas trans. Creo que debe hablarse desde lo trans también específicamente, sin englobarlo junto a todo lo demás. Si bien la alianza es política y es estratégica, cada letra debe tener su espacio […] hace falta contextualizarse para poder avanzar en políticas que sí respondan a sus problemas.
Sobre temas urgentes, lo mismo. Creo que no puede haber una sola agenda nacional trans y por eso soy crítica de posiciones como la de Diana Sánchez Barrios o Hazel. Hablan por todo el país y no es así. En “provincia” (como les encanta decir) también tenemos voz. Debemos dejar esta “infantilización” de los estados como una apuesta política urgente. Que cada localidad pueda hablar por sí misma sin los autoproclamados “liderazgos” de la Ciudad de México que quieren hablar por todos sin conocer la realidad de la vida en las entidades. Mientras en Veracruz los transfeminicidios son un tema urgente, en Michoacán el tema urgente -aunque sí hay trasfeminicidios- es el tema del trabajo, el crimen organizado en Tierra caliente; en Morelia el tema puede ser el acceso a la educación. Cada ciudad tiene su problema urgente.
Pienso en lo que dice Siohban Guerrero sobre atender de dónde viene esta marginalidad. Pensando en el informe de Letra S sobre qué mujeres trans matan en México, que dice que el primer lugar lo ocupan trabajadoras sexuales, segundo lugar estilistas. Es decir, sector servicios, uno de los cuales es precario y el otro criminalizado. Si se quiere atender el transfeminicidio se debe pensar qué está llevando a las mujeres trans a estar en una posición de vulnerabilidad tan alta, donde tus únicas opciones son estilismo y trabajo sexual. Ser mano de obra no calificada sin acceso a la educación, a la vivienda; deserción escolar temprana; abandono familiar, etcétera.
Creo que la religión, particularmente la católica y la cristiana, juegan un papel antagónico. El respeto a la religión no está peleado con señalar su responsabilidad en el tema. Porque sí ha sido responsable principal en temas sobre abandono, de violencia, discursos de odio. Creo que sí deben sancionarse los discursos de los padres que orillan a que las familias odien y echen a sus hijos LGBT, que haya violaciones correctivas a lesbianas y a hombres trans, que maten a mujeres trans, que golpeen hombres gay… Tendríamos que tener una posición mucho más dura hacia las religiones que promueven discursos de odio. No es un tema de tolerancia. Si no hablamos del origen de la violencia, no va a haber ningún avance.
Fuente de la Información: http://www.laizquierdadiario.mx/Sin-plenos-derechos-para-las-personas-trans-no-hay-transformacion-efectiva-Eden-Valdivia
America del Sur/ Colombia/ 25.03.2019/ Fuente: www.semana.com.
Desde el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales y el auge del movimiento #MeToo, se dispararon las matrículas en instituciones de educación superior para mujeres.
Las universidades solo para mujeres están de moda en Estados Unidos. El número de nuevas matriculadas en estas instituciones ha crecido continuamente en los últimos dos años, después de décadas de venir en caída constante.
Como reportó Times Higher Education el año pasado, las universidades para mujeres, especialmente las de mayor reconocimiento, esperaban un aumento récord en la cantidad de aplicaciones recibidas; principalmente, en las ‘siete hermanas’, la versión femenina de la Ivy League; es decir, las universidades de élite para mujeres.
Algunas de ellas, como Bryn Mawr College, en Pensilvania, o Smith College, en Massachusetts, recibieron un aumento del 8%. Cifras atípicas para lo que están teniendo el resto de instituciones de educación superior de Artes Liberales, indica el Times Higher.
El fenómeno #MeToo
No hay datos claros de por qué está sucediendo esto. Pero varios líderes de estas instituciones de educación superior lo han atribuido a los cambios sociales y políticos que despertaron la corriente de defensa de los derechos de las mujeres de #MeToo.
Por ejemplo, cuando Mount Holyoke College, que vio un aumento del 5% en las postulaciones el año pasado, encuestó a las estudiantes y les preguntó por qué decidieron matricularse, el 54% dijo haberse sentido “considerablemente” influenciada por los movimientos sociales.
Según parece, la alta conciencia por la cantidad de casos de abuso y violencia de género está provocando que menos mujeres sientan rechazo por estudiar en una institución sin hombres.
En opinión de Audrey Smith, vicepresidente de admisiones de Smith College, “ahora más personas aplican porque les gusta que sea una universidad para mujeres, y no porque les gusta la institución como tal”, reporta el New York Times.
Muchas estudiantes de estas instituciones dicen sentirse más tranquilas y libres de expresarse sin la presencia masculina en el tiempo de estudio.
“Desarrollar nuestras vidas intelectuales y emocionales en un lugar donde no te etiquetan por ser mujer te ayuda a crecer. Podemos desarrollarnos como individuos. De principio a fin, la experiencia en Wellesley College es empoderadora”, dijo Sara Fishleder, quien estudió en esta institución en 2012, en un foro online.
“La dinámicas de las clases son refrescantes. Nunca peleas con estereotipos de género o sientes que estás relegada por ser mujer. Me doy cuenta que me siento más cómoda admitiendo que se me dificulta un problema matemático. Ya no me preocupa que me tilden como la ‘niña boba que le queda grande la Física’. No hay tratos especiales porque eres mujer”, publicó en 2016 Julia Monaco, otra estudiante de esta universidad.
“Amo atender a una universidad de mujeres. No tengo que preocuparme por las relaciones sentimentales ni por el seximo en el campus. Solo me enfoco en mi estudio y me divierto mucho con mis amigas”, dijo Anisha Tyagi, estudiante de Smith en el mismo foro en 2015.
Por otro lado, la participación de personas transgénero también ha crecido en estas instituciones, conforme muchas relajan sus reglas para permitir personas que no son mujeres biológicas pero se identifican como tales.
En 2014, el Mills College de California y luego el Mount Holyoke de Massachusetts se volvieron las primeras universidades de mujeres en adoptar una política de ingreso que recibe públicamente a personas no heterosexuales.
Lo cual no quiere decir que dicha transformación esté siendo armónica. Muchas de las ‘siete hermanas’ aún no aceptan a una persona que no haya nacido biológicamente mujer.
Ahora, no todo el mundo atribuye el crecimiento al ambiente político. Mary Schmidt Campbell, presidente de Spelman College, enfocado en formar mujeres negras, dijo al New York Times que, “honestamente, creo que nuestra matrícula ha crecido porque la universidad ha hecho un buen trabajo contando su historia. Todo en el campus está diseñado para contribuir al éxito de mujeres negras que se matriculan”.
¿Por qué existen?
Hasta el siglo XIX, la mayoría de universidades en el mundo le negaron el ingreso a las mujeres, por lo que en Estados Unidos se crearon muchas instituciones con el fin de educar a las pocas que se atrevían a buscar un título en educación superior.
Empezaron como academias de mujeres, pero en 1890 la Academia Salem empezó a ofrecer diplomas de educación superior, convirtiéndose en la primera universidad femenina en el país.
La formación para mujeres de comienzos del siglo XX seguía siendo bastante primitiva, claro está. Básicamente, podían optar por tres opciones: una educación republicana, que las preparaba para ser amas de hogar. Aprendían religión, canto, danza, literatura, entre otras cosas. Una educación académica, que las preparaba para trabajos comunitarios y de orden social.
O podían estudiar seminarios, que las formaba para maestras(Solo las mujeres solteras podían ser profesoras. Se les pagaba la mitad que a un hombre, pues solo tenían que mantenerse ellas mismas. Hay incluso registros de varias que se casaron en secreto para poder seguir enseñando).
En 1927, las más progresistas decidieron ofrecer una formación académica más avanzada, como la que recibían los hombres. Así nacieron las ‘siete hermanas’, compuestas por el Barnard College, Bryn Mawr College, Mount Holyoke College, Radcliffe College, Smith College, Wellesley College y el Vassar College.
Por ahí pasaron varias mujeres reconocidas, como Hillary Clinton (Wellesley), Meryl Streep (Vassar), la escritora Alice Walker (Spelman College) o la poetisa Emily Dickinson (Mount Holyoke), por mencionar algunas.
Naturalmente, conforme las universidades más reconocidas comenzaron a admitir mujeres en grandes cantidades, las matrículas de estas instituciones empezaron a decrecer en número. En 1960, llegaron a existir 200 universidades para mujeres en todo el territorio estadounidense. Hoy, solo quedan 38 de ellas.
Pero lo que parecía una modalidad en desuso, está volviendo a retomar vida. No es seguro cuánto durará, pero una cosa es clara: eso es un llamado de atención para que todas las universidades le pongan más cuidado a los conflictos de género que han surgido en todo el mundo últimamente, para que las estudiantes universitarias ya no sientan la necesidad de estudiar en un espacio aparte.
Fuente de la noticia: https://www.semana.com/educacion/articulo/crece-en-estados-unidos-la-matricula-en-universidades-para-mujeres/604575
Tres jóvenes murcianos ´trans´ hablan de la diversidad LGTBI+ y de la importancia de separar el sexo biológico y la identidad de género Además de varones y féminas, hay personas no binarias y agéneros
Que no solo hay mujeres y hombres, tal como establece la sociedad cisheteropatriarcal, es algo que ha quedado claro con la visibilidad de las personas transgénero y no binarias en el orgullo LGTBI+ de este año, cuya finalidad era dar voz a la diversidad de género y al colectivo ´trans´.
En cambio, la mayoría de personas desconocen las diferencias entre los conceptos que definen a las personas no normativas, es decir, aquellas que no se identifican con lo tradicionalmente conocido como ´mujer´ y ´hombre´ en nuestra sociedad occidental. A ello se suman los numerosos estudios que muestran que aún queda mucho camino por recorrer hasta acabar con todas las discriminaciones y agresiones que sufren las personas LGTBI+.
Para acabar con estos problemas, hace tres años en la Región de Murcia se creó el grupo joven LGTBI+ de No Te Prives, un espacio donde pueden participar tanto jóvenes del colectivo como heterosexuales que defienden la igualdad e inclusión de las personas LGTBI+. Además, para trabajar específicamente las cuestiones que afectan a las transgénero, en la asociación hay un grupo trans en el que participan personas de todas las edades. Entre los coordinadores de estos grupos, se encuentran Sam García y Félix Peñalver. Sam tiene 20 años, es ´trans´ y no binario.
«No soy ni mujer ni hombre, aunque principalmente tengo una expresión de género masculina», explica. Es bisexual y tiene una relación con un chico ´trans´. Con él se casará pronto. A nivel profesional, se dedica al arte y a la literatura. Por su parte, Félix, de 19 años, retomará sus estudios el año que viene. Él se define como chico ´trans´, bisexual, vegetariano y poliamoroso. También tiene una relación abierta. Además, otro chico ´trans´ colabora con la asociación LGTBI+: Anton Khokhashvili, que tiene 38 años y es psicólogo. En su día a día colabora con varias ONG como intérprete para personas refugiadas y también como facilitador de talleres de prevención del consumo de drogas para presos.
Todos ellos quieren hablar con LA OPINIÓN para explicar la diversidad de géneros, algo que viven en primera persona. De hecho, es una de las cosas a las que se dedican durante su activismo.
Los tres coinciden en que hay que visibilizar la diversidad así como separar el sexo biológico y la identidad de género. Sam lo explica con el ejemplo de la luz y los colores. «Los géneros son como el espectro de luz. No todo es blanco o negro. Hay dentro muchos colores más. También hay luz no visible. Hay personas que son de otros colores intermedios y hay personas que se perciben de un color o de otro dependiendo de su etapa personal. Hay personas agénero, como la luz no visible. Son personas sin género, no hay color con el que se puedan identificar. El género fluido es un punto que no se mantiene fijo en ese espectro y ese movimiento no está condicionado por nada que se sepa. Solo conocemos que se mueve, que fluye. De ahí lo de género fluido. Hay personas que se pueden levantar hombres un día y otro día mujeres. Y esa fluidez puede durar años, meses, o días. Incluso también fluir en otros colores intermedios o incluso salirse del espectro y ser agéneros por un tiempo».
Con respecto a las personas transgénero, Félix señala que «hay que entender el pene o la vagina como un órgano más. No son ni masculinos ni femeninos. Una mujer puede tener pene o pene y vulva y seguir siendo una mujer».
Además, es algo que sienten desde la infancia. Anton, por ejemplo, reconoce que desde pequeño le gustaban las chicas, pero «había algo más». Con la llegada de la pubertad su intelecto no cambió, seguía identificándose como hombre, pese a tener la menstruación. Era un hombre.
En cambio, todos denuncian que a las personas ´trans´ se les sigue pidiendo informes de psicólogos. «No queremos que un test diga lo que somos porque estos están hechos para personas con trastornos mentales y nos sentimos atacados cuando nos los hacen». Además, tanto Anton como Félix aseguran que si una persona sufre algún problema como ansiedad, depresión o un trastorno como personalidad múltiple, ya no se les reconoce como transgénero.
La educación, la solución
Los tres apuestan por educar en la diversidad para que desde el colegio se entienda y conozca con naturalidad que hay personas no binarias y trans para prevenir futuras discriminaciones. «Los niños son los más abiertos porque no tienen prejuicios, asumen la diversidad sin cuestionarla», explica Félix. A su vez, Anton afirma que «si un niño acosa o dice comentarios despectivos, es porque ya los ha escuchado en su casa. Los padres son responsables del acoso escolar y tienen que formarse para educar en el respeto y la igualdad».
A nivel sanitario, también hay cosas que cambiar y demandan formación para los profesionales. «Cuando vamos al médico tenemos que explicarles lo que somos y tenemos la sensación de que no nos escuchan», dice Félix. También lamenta que los doctores no entienden que hay personas ´trans´ que no quieren operarse. Incluso Sam reconoce que no le ha dicho nunca a sus médicos y endocrinos que es no binario, ya que teme «que no lo entiendan o lo manden al psicólogo».
Lenguaje inclusivo
Por último, también rechazan las típicas frases sobre las personas transgénero y piden que no se sigan usando. Frases como «es una mujer que se ha operado para hacerse hombre» o «nació en el cuerpo equivocado». Ambas son tránsfobas. Además, apoyan el uso de la ´e´ y del pronombre ´elle´, por ser neutro, aunque son conscientes de que es difícil ahora mismo. Eso sí, reclaman el uso de sustantivos colectivos. Porque todes somos valioses.
Fuente del artículo: https://www.laopiniondemurcia.es/descubre-fds/2018/08/12/mujer-hombre/945775.html
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