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Entrevista: Gabriel Heller Sahlgren. El hombre que ha desmontado la educación finlandesa: “Es un peligro imitarla”

Por: Héctor G. Barnés

El país nórdico se ha convertido en una referencia educativa global, pero un investigador sueco mantiene que estamos totalmente equivocados sobre los motivos de su éxito.

En 2001 se hicieron públicos los resultados del primer examen PISA. Entre decenas de países, destacaba por encima del resto uno en el que nadie había reparado aún: Finlandia, que se encontraba en los primeros puestos en matemáticas, lectura o ciencia. Desde entonces, y durante más de una década, expertos educativos, profesores, periodistas y sociólogos se lanzaron a glosar las excelencias de su sistema educativo. Eliminación de exámenes y deberes, educación centrada en el alumno, exigente formación de profesores, autonomía de los centros… El número de lecciones que el resto de países debían aprender de los escandinavos era innumerable. Finlandia, en definitiva, era un milagro. El modelo a imitar.

A partir de 2009, no obstante, la situación comenzó a cambiar, y la línea ascendente comenzó a caer en picado. En matemáticas, por ejemplo, pasaron de 544 puntos en 2003 a 519. ¿Qué estaba ocurriendo? Algunas respuestas pueden encontrarse en ‘Real Finnish Lessons’, un pequeño libro escrito por el sueco Gabriel Heller Sahlgren, director de investigación del Centre for Education Economics londinense en el que intenta desmontar dato a dato las leyendas sobre la educación finlandesa. Un proceso de deconstrucción que podría resumirse en una idea: el éxito escandinavo no fue consecuencia de sus reformas educativas, sino a pesar de ellas. En todo caso, pueden explicarse a partir de sus particularidades históricas.

La importancia de la educación, el crecimiento económico y sus métodos tradicionales fueron la base para los resultados de 2000

Heller Sahlgren sugiere que fue el tradicionalismo del sistema educativo finlandés, centrado en el profesor y con una gran centralización organizativa, lo que le disparó a lo más alto de los ‘rankings’ educativos. “El análisis de sus resultados a lo largo del tiempo muestran que su ascenso empezó mucho antes que sus políticas estrella entrasen en vigor”, recordaba. En otras palabras, no solo esos conocidos ingredientes del éxito no habían tenido nada que ver con su ascenso en PISA, sino que el experto en economía de la educación recordaba que eran la causa del posterior desplome en los ‘rankings’. Analizamos estos mitos de mano del analista sueco.

PREGUNTA. En su monografía defiende que los buenos resultados obtenidos por Finlandia en PISA en 2000, el año del “milagro”, no se deben a los factores que suelen señalarse, sino a otros que se han ido dejándose de lado. ¿Cuáles?

RESPUESTA. En el libro destaco dos factores. El primero es que Finlandia tradicionalmente ha dado gran importancia al rol de los profesores, no solo en el colegio, sino también en la sociedad. Es una nación muy joven, y por lo tanto, necesitaba inocular esos nuevos valores a través de una educación que llegase a todos los niños y al resto de la población. Antes de la Segunda Guerra Mundial ya se puede ver que había una gran proporción de profesores bien formados, lo que muestra el estatus del que gozaban durante los años 20 y 30, así que no es nada nuevo. Sin embargo, no iban a la universidad, sino a seminarios. Mantener que se trata simplemente de una cuestión de formación de los docentes es simplista.

Finlandia fue plantando las semillas de su éxito a lo largo de la historia. Hay que recordar que era un país muy pobre: en los años 50, aún se encontraba en un 60% del PIB de Suecia y Dinamarca. Entonces algo ocurrió, y se desarrolló económicamente de una forma similar a la del este de Asia, con un crecimiento tan rápido entre los 50 y finales de los 80 que hizo que el cambio de valores no fuese al mismo ritmo. Suecia, Noruega y Dinamarca se convirtieron en países postindustriales, más progresistas en sus actitudes, que se centraban en la felicidad de los niños, su autoexpresión y demás. Pero si comparas la educación sueca y la finlandesa, verás que no se parecen, porque Finlandia siguió siendo muy tradicional hasta finales de los años 90 y principios de siglo.

Un país pobre que experimentó un rápido crecimiento económico. (Cordon Press)
Un país pobre que experimentó un rápido crecimiento económico. (Cordon Press)

Esas costumbres que cimentaron la importancia de la educación, un rápido crecimiento económico que facilitó que los padres estuviesen mejor formados (lo que influye positivamente en los niños) y la retención de este método tradicional de educación, que no está muy de moda, son los tres ingredientes que produjeron sus buenos resultados a principios del siglo XXI.

P. Por lo tanto, es un error intentar imitar el modelo educativo finlandés moderno.

R. Es importante recordar que sus puntuaciones en las pruebas comenzaron a mejorar mucho antes de que el sistema actual fuese implementado. Si miras los datos, ha sido con este cuando las notas han empezado a caer. Su descenso entre 2006 y 2015 es el mayor entre todos los países nórdicos. Pero también puedes fijarte en los años 90, cuando Finlandia participaba en el TIMSS, que se centra en Ciencias y Matemáticas. Entre 1990 y 2011, los alumnos de séptimo grado (13 años) bajaron 38 puntos, que equivalen a más de un año entero de escolarización. Cuando vimos las puntuaciones del año 2000 y dijimos “Finlandia lo está haciendo muy bien”, en realidad las notas ya estaban cayendo.

Copiar a Finlandia tendría un efecto negativo. Es un peligro imitar otros sistemas educativos en general, aún más cuando las investigaciones sugieren que fue el sistema antiguo el que produjo buenos resultados y el nuevo, el que tanto le gusta a todo el mundo, es el que está haciendo bajar las notas. Es una lección importante.

P. Entonces, ¿qué cambios se han producido para que el rendimiento haya descendido?

R. Es difícil decirlo, pero hay distintos factores. El primero es que Finlandia es ya un país rico, por lo que en muchos sentidos se parece más a otras naciones occidentales. Es un poco más vago, considera que los niños no deberían estudiar tanto en el colegio… Lo que hemos visto entre 2002 y 2009 gracias a PISA es que la cantidad de tiempo que los niños dedican a la lectura ha descendido significativamente. Los valores relacionados con la educación están cambiando entre los jóvenes.

Su jornada escolar es más corta. Y eso, mágicamente, ha terminado convirtiéndose en que a los niños les va mejor si estudian menos

Desde principios de los 90 hay un movimiento en Finlandia para que la enseñanza sea como en Suecia, más centrada en los niños. Si miras los nuevos currículos, enfatizan que sean estos los que determinen cómo será la educación. Hay un cambio hacia la educación centrada en el alumno, pero históricamente la cantidad de niños que participan en su diseño ha sido muy baja, y esta se ha doblado entre 2009 y 2016. Hay evidencias de que la educación tradicional desaparece en Finlandia al mismo tiempo que bajan las notas.

P. Uno de los temas recurrentes al hablar de Finlandia es que hacen muy pocos deberes. Según argumenta, eso no tiene ninguna relación con el éxito educativo del país.

R. No, lo que ocurre es que la jornada escolar es más corta en Finlandia. Y eso, mágicamente, ha terminado convirtiéndose en que a los niños les va mejor si estudian menos. Si miras las investigaciones no es así. Si haces más deberes, obtendrás mejores resultados. Si vas más horas al colegio, también. Lo sabemos gracias a PISA y TIMSS. Es al revés: los niños finlandeses han sacado buenas notas a pesar de no hacer muchos deberes. No creo que sea en absoluto un factor positivo, pero es de esas cosas que se intentan imitar. Es lo que ha ocurrido en Escocia, que ha intentado copiar el sistema educativo finlandés, por ejemplo, eliminando exámenes estandarizados. Lo que ha ocurrido es que la educación escocesa está hundiéndose. Las investigaciones sugieren que los exámenes mejoran el aprendizaje. Es peligroso llegar a conclusiones basándose solo en lo que hace Finlandia.

P. ¿Qué rol jugó la equidad en esos buenos resultados?

R. Es difícil decirlo. Mucha gente resalta la importancia de la reforma de las escuelas comprehensivas en los años 70, pero los datos muestran que apenas tuvo impacto en los resultados de los niños. Lo que hizo fue incrementar el número de años de escolarización, así que la primera generación de PISA tenía padres que, gracias a ello, habían disfrutado de una mayor formación. Esos fueron los cimientos de la equidad, y quizá que más gente formase parte del sistema educativo tuvo un impacto positivo en los niños. A un nivel más general, es difícil decir nada sobre el rol de equidad como tal, porque hay pocos datos sobre ello. Históricamente, Finlandia lo hizo bien, pero una vez más, no es algo intrínseco al sistema educativo.

Niños jugando en un parque de Helsinki (Finlandia). (iStock)
Niños jugando en un parque de Helsinki (Finlandia). (iStock)

El nivel de educación especial aumentó sensiblemente entre los 70 y los 90, y eso pudo haber tenido algún impacto, al centrarse en los niños con peores notas. Pero cuando Finlandia mejoraba era porque tenía clases y estilos de enseñanza muy tradicionales, que estaban muy estandarizados en todo el país. En resumen, resulta poco probable que la igualdad de la que todo el mundo habla fuese el secreto para el éxito finlandés.

P. Ahora que Finlandia ha bajado su rendimiento, los periodistas y expertos educativos nos centramos en otros países: Estonia, Portugal, Canadá… ¿Hasta qué punto es peligroso crear “modelos estrella” cada pocos años?

R. Muy peligroso e inútil, porque no se puede aprender nada de ello. Estonia es un caso muy interesante, porque lo está haciendo muy bien. Si te fijas, en muchos sentidos se parece a Finlandia. Tienen una lengua parecida, crecieron muy rápido… Pero en su caso, tienen dos tipos de población: los que hablan ruso y los que hablan estonio. ¿Quién crees que lo hace mejor? Tienen dos tipos de sistemas educativos exactamente iguales, pero los rusos rinden al nivel de Suecia y los estonios, al de Japón. Así que un mismo sistema puede producir resultados muy diferentes, a causa del contexto cultural. ¿Cuál copiarías? ¿El ruso o el estonio? ¡Son iguales! Es muy difícil llegar a conclusiones. Nadie diría que Estonia no lo está haciendo bien, pero es complicado descubrir sus secretos, en cada país ocurren cosas que determinan sus resultados.

Si hay regiones de España que están al nivel de Finlandia, ¿por qué nos centramos en esta y no en esas zonas?

Mira Polonia, se supone que era un buen ejemplo, pero se desplomó 20 puntos en el último examen PISA. Vietnam también lo era y cayó. Antes de intentar mejorar nuestro sistema educativo, debemos analizar otros países, pero no simplemente para copiar qué están haciendo, sino para averiguar a través de investigaciones qué podemos aprender. Es peligroso hablar de “milagros” cada tres años.

P. Lo que explica de Estonia ocurre también en España, donde alguna regiones puntúan muy por encima de la media de la OCDE, a la altura de Finlandia, y otras están muy por debajo.

R. La pregunta, por lo tanto, es por qué debemos copiar a Finlandia cuando puedes analizar esas regiones de España, ¿no? ¡Jajaja! ¿Qué están haciendo diferente? Probablemente nada, son otros factores los que están en juego.

P. ¿No es un problema que se utilicen mediciones como PISA como criterio para juzgar el rendimiento educativo de un país?

R. La educación no puede medirse de un único modo, pero PISA tiene una fuerte correlación con otras matrices de rendimiento. No deberías centrarte únicamente en los resultados de las pruebas, pero es importante recordar que la evidencia sugiere que un rendimiento mayor es clave para el crecimiento económico. Los resultados ya no solo miden los conocimientos, sino otras habilidades como la conciencia social, la capacidad para trabajar duro, etc., que también son muy importantes para el futuro de los niños en el mercado laboral.

Suecia ha obtenido habitualmente resultados muy inferiores a los de Finlandia en PISA. (iStock)
Suecia ha obtenido habitualmente resultados muy inferiores a los de Finlandia en PISA. (iStock)

No deberíamos ser demasiado negativos con PISA. El gran problema no son los resultados en sí, que están bien, sino las recomendaciones de la OCDE u otras organizaciones que se preguntan qué deben hacer los países para obtener mejores notas, y que a menudo no se basan en nada. Como explico en el libro, muchas de sus conclusiones provienen de la mera observación, hay poca investigación detrás. Quizá ahora sea demasiado fácil ver los ‘rankings’ y decir “mira qué bien este país, vamos a copiar su sistema educativo”. .

P. ¿Qué cree que pasará en el futuro con Finlandia?

R. Es difícil decirlo, pero creo que seguirán bajando. Puede que se detengan, pero viendo cómo está su sistema educativo, se van a parecer cada vez más a Suecia. Es un país que ha mejorado en la última edición porque curiosamente ha empezado a hacer todo lo contrario que Finlandia, por ejemplo, recuperando las pruebas estandarizadas. Pero si tuviese que hacer una predicción, diría que no va a ir a mejor.

P. ¿Cuál es la moraleja de esta historia?

R. Que no hay lecciones fáciles. No hay ningún ingrediente que garantice el éxito. El peligro, como pongo de manifiesto en el libro, es que es imposible encontrarlo. No hay que llegar a conclusiones apresuradas sobre lo que un país debería hacer a partir de lo que ha visto en Finlandia, en Japón, en Estonia, o en cualquier otro país de moda.

Fuente de la Entrevista:

https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2018-04-04/educacion-finlandia-mito-gabriel-heller-sahlgren_1544856/

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España: La plataforma Yo estudié en la pública edita un nuevo vídeo sobre PISA y evaluación

Evaluación, PISA, reválidas, pruebas de diagnóstico… diferentes nombres para exámenes muy similares. ¿Mejoran la educación? ¿Son un instrumento de control? ¿Quién decide su contenido y cómo influye en la política nacional?

La evaluación, la rendición de cuentas, se ha conversito en lo que va de siglo en uno de los puntos de fricción mayores entre las diferentes concepciones de lo educativo. Organizaciones o corporaciones como la OCDE, la IEA o McKinsey dedican esfuerzos titánicos en pruebas como PISA, TIMSS o PIRLS y van marcando, así, la política educativa no solo de algunos países, si no de todos.

Marcando de tal manera que los gobiernos de medio mundo pelean para, no tanto mejorar sus sistemas educativos, como para alcanzar mejores posiciones dentro de la lista.

Esto marca, sin que se haya producido ninguna discusión previa, qué es importante aprender, cuándo y cómo. La comunidad educativa, la sociedad queda fuera de la toma de decisión sobre qué debe ocurrir en el sistema educativo.

Estas son algunas de las cuestiones que el nuevo vídeo de la plataforma Yo Estudié en la Pública acaba de publicar. En él cuenta con expertos de diferentes campos como Miguel Ángel Santos Guerra, profesor de didáctica en la Universidad de Málaga; Jurjo Torres, de la Univerisida de A Coruña; Xavier Bonald, sociólogo de la Universidad de Barcelona; Jordi Adell, de la Jaume I; Mercè Mas, miembro del colectivo Rosa Sensat, o Eugenia Alcántara, inspectora de Educación en la Comunidad de Madrid.

Una invitación a la reflexión no solo sobre los intereses económicos y empresariales en lo relativo a la implementación de los diferentes test y pruebas, si no también, sobre los intereses políticos de quienes, de una manera u otra pueden estar influyendo en cuáles son los conocimientos relevantes que deben ser enseñados en las escuelas de todo el mundo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/04/11/la-plataforma-yo-estudie-en-la-publica-edita-un-nuevo-video-sobre-pisa-y-evaluacion/

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Entrevista a Heller-Sahlgren: El hombre que ha desmontado la educación finlandesa, “Es un peligro imitarla”

Por: www.elconfidencial.com/ Héctor G. Barnés

El país nórdico se ha convertido en una referencia educativa global, pero un investigador sueco mantiene que estamos totalmente equivocados sobre los motivos de su éxito

 En 2001 se hicieron públicos los resultados del primer examen PISA. Entre decenas de países, destacaba por encima del resto uno en el que nadie había reparado aún: Finlandia, que se encontraba en los primeros puestos en matemáticas, lectura o ciencia. Desde entonces, y durante más de una década, expertos educativos, profesores, periodistas y sociólogos se lanzaron a glosar las excelencias de su sistema educativo. Eliminación de exámenes y deberes, educación centrada en el alumno, exigente formación de profesores, autonomía de los centros… El número de lecciones que el resto de países debían aprender de los escandinavos era innumerable. Finlandia, en definitiva, era un milagro.
El modelo a imitar.A partir de 2009, no obstante, la situación comenzó a cambiar, y la línea ascendente comenzó a caer en picado. En matemáticas, por ejemplo, pasaron de 544 puntos en 2003 a 519. ¿Qué estaba ocurriendo? Algunas respuestas pueden encontrarse en ‘Real Finnish Lessons‘, un pequeño libro escrito por el sueco Gabriel Heller Sahlgren, director de investigación del Centre for Education Economics londinense en el que intenta desmontar dato a dato las leyendas sobre la educación finlandesa. Un proceso de deconstrucción que podría resumirse en una idea: el éxito escandinavo no fue consecuencia de sus reformas educativas, sino a pesar de ellas. En todo caso, pueden explicarse a partir de sus particularidades históricas.La importancia de la educación, el crecimiento económico y sus métodos tradicionales fueron la base para los resultados de 2000Heller Sahlgren sugiere que fue el tradicionalismo del sistema educativo finlandés, centrado en el profesor y con una gran centralización organizativa, lo que le disparó a lo más alto de los ‘rankings’ educativos. “El análisis de sus resultados a lo largo del tiempo muestran que su ascenso empezó mucho antes que sus políticas estrella entrasen en vigor”, recordaba. En otras palabras, no solo esos conocidos ingredientes del éxito no habían tenido nada que ver con su ascenso en PISA, sino que el experto en economía de la educación recordaba que eran la causa del posterior desplome en los ‘rankings’. Analizamos estos mitos de mano del analista sueco.
 PREGUNTA. En su monografía defiende que los buenos resultados obtenidos por Finlandia en PISA en 2000, el año del “milagro”, no se deben a los factores que suelen señalarse, sino a otros que se han ido dejándose de lado. ¿Cuáles?

RESPUESTA. En el libro destaco dos factores. El primero es que Finlandia tradicionalmente ha dado gran importancia al rol de los profesores, no solo en el colegio, sino también en la sociedad. Es una nación muy joven, y por lo tanto, necesitaba inocular esos nuevos valores a través de una educación que llegase a todos los niños y al resto de la población. Antes de la Segunda Guerra Mundial ya se puede ver que había una gran proporción de profesores bien formados, lo que muestra el estatus del que gozaban durante los años 20 y 30, así que no es nada nuevo. Sin embargo, no iban a la universidad, sino a seminarios. Mantener que se trata simplemente de una cuestión de formación de los docentes es simplista.Finlandia fue plantando las semillas de su éxito a lo largo de la historia. Hay que recordar que era un país muy pobre: en los años 50, aún se encontraba en un 60% del PIB de Suecia y Dinamarca. Entonces algo ocurrió, y se desarrolló económicamente de una forma similar a la del este de Asia, con un crecimiento tan rápido entre los 50 y finales de los 80 que hizo que el cambio de valores no fuese al mismo ritmo. Suecia, Noruega y Dinamarca se convirtieron en países postindustriales, más progresistas en sus actitudes, que se centraban en la felicidad de los niños, su autoexpresión y demás. Pero si comparas la educación sueca y la finlandesa, verás que no se parecen, porque Finlandia siguió siendo muy tradicional hasta finales de los años 90 y principios de siglo.

Un país pobre que experimentó un rápido crecimiento económico. (Cordon Press)
Un país pobre que experimentó un rápido crecimiento económico. (Cordon Press)

Esas costumbres que cimentaron la importancia de la educación, un rápido crecimiento económico que facilitó que los padres estuviesen mejor formados (lo que influye positivamente en los niños) y la retención de este método tradicional de educación, que no está muy de moda, son los tres ingredientes que produjeron sus buenos resultados a principios del siglo XXI.

P. Por lo tanto, es un error intentar imitar el modelo educativo finlandés moderno.R. Es importante recordar que sus puntuaciones en las pruebas comenzaron a mejorar mucho antes de que el sistema actual fuese implementado. Si miras los datos, ha sido con este cuando las notas han empezado a caer. Su descenso entre 2006 y 2015 es el mayor entre todos los países nórdicos. Pero también puedes fijarte en los años 90, cuando Finlandia participaba en elTIMSS, que se centra en Ciencias y Matemáticas. Entre 1990 y 2011, los alumnos de séptimo grado (13 años) bajaron 38 puntos, que equivalen a más de un año entero de escolarización. Cuando vimos las puntuaciones del año 2000 y dijimos “Finlandia lo está haciendo muy bien”, en realidad las notas ya estaban cayendo.Copiar a Finlandia tendría un efecto negativo. Es un peligro imitar otros sistemas educativos en general, aún más cuando las investigaciones sugieren que fue el sistema antiguo el que produjo buenos resultados y el nuevo, el que tanto le gusta a todo el mundo, es el que está haciendo bajar las notas. Es una lección importante.
P. Entonces, ¿qué cambios se han producido para que el rendimiento haya descendido?R. Es difícil decirlo, pero hay distintos factores. El primero es que Finlandia es ya un país rico, por lo que en muchos sentidos se parece más a otras naciones occidentales. Es un poco más vago, considera que los niños no deberían estudiar tanto en el colegio… Lo que hemos visto entre 2002 y 2009 gracias a PISA es que la cantidad de tiempo que los niños dedican a la lectura ha descendido significativamente. Los valores relacionados con la educación están cambiando entre los jóvenes.Su jornada escolar es más corta. Y eso, mágicamente, ha terminado convirtiéndose en que a los niños les va mejor si estudian menosDesde principios de los 90 hay un movimiento en Finlandia para que la enseñanza sea como en Suecia, más centrada en los niños. Si miras los nuevos currículos, enfatizan que sean estos los que determinen cómo será la educación. Hay un cambio hacia la educación centrada en el alumno, pero históricamente la cantidad de niños que participan en su diseño ha sido muy baja, y esta se ha doblado entre 2009 y 2016. Hay evidencias de que la educación tradicional desaparece en Finlandia al mismo tiempo que bajan las notas.
P. Uno de los temas recurrentes al hablar de Finlandia es que hacen muy pocos deberes. Según argumenta, eso no tiene ninguna relación con el éxito educativo del país.R. No, lo que ocurre es que la jornada escolar es más corta en Finlandia. Y eso, mágicamente, ha terminado convirtiéndose en que a los niños les va mejor si estudian menos. Si miras las investigaciones no es así. Si haces más deberes, obtendrás mejores resultados. Si vas más horas al colegio, también. Lo sabemos gracias a PISA y TIMSS. Es al revés: los niños finlandeses han sacado buenas notas a pesar de no hacer muchos deberes. No creo que sea en absoluto un factor positivo, pero es de esas cosas que se intentan imitar. Es lo que ha ocurrido en Escocia, que ha intentado copiar el sistema educativo finlandés, por ejemplo, eliminando exámenes estandarizados. Lo que ha ocurrido es que la educación escocesa está hundiéndose. Las investigaciones sugieren que los exámenes mejoran el aprendizaje. Es peligroso llegar a conclusiones basándose solo en lo que hace Finlandia.

P. ¿Qué rol jugó la equidad en esos buenos resultados?R. Es difícil decirlo. Mucha gente resalta la importancia de la reforma de las escuelas comprehensivas en los años 70, pero los datos muestran que apenas tuvo impacto en los resultados de los niños. Lo que hizo fue incrementar el número de años de escolarización, así que la primera generación de PISA tenía padres que, gracias a ello, habían disfrutado de una mayor formación. Esos fueron los cimientos de la equidad, y quizá que más gente formase parte del sistema educativo tuvo un impacto positivo en los niños. A un nivel más general, es difícil decir nada sobre el rol de equidad como tal, porque hay pocos datos sobre ello. Históricamente, Finlandia lo hizo bien, pero una vez más, no es algo intrínseco al sistema educativo.

Niños jugando en un parque de Helsinki (Finlandia). (iStock)
Niños jugando en un parque de Helsinki (Finlandia). (iStock)

El nivel de educación especial aumentó sensiblemente entre los 70 y los 90, y eso pudo haber tenido algún impacto, al centrarse en los niños con peores notas. Pero cuando Finlandia mejoraba era porque tenía clases y estilos de enseñanza muy tradicionales, que estaban muy estandarizados en todo el país. En resumen, resulta poco probable que la igualdad de la que todo el mundo habla fuese el secreto para el éxito finlandés.

P. Ahora que Finlandia ha bajado su rendimiento, los periodistas y expertos educativos nos centramos en otros países: Estonia, Portugal, Canadá… ¿Hasta qué punto es peligroso crear “modelos estrella” cada pocos años?R. Muy peligroso e inútil, porque no se puede aprender nada de ello. Estonia es un caso muy interesante, porque lo está haciendo muy bien. Si te fijas, en muchos sentidos se parece a Finlandia. Tienen una lengua parecida, crecieron muy rápido… Pero en su caso, tienen dos tipos de población: los que hablan ruso y los que hablan estonio. ¿Quién crees que lo hace mejor? Tienen dos tipos de sistemas educativos exactamente iguales, pero los rusos rinden al nivel de Suecia y los estonios, al de Japón. Así que un mismo sistema puede producir resultados muy diferentes, a causa del contexto cultural. ¿Cuál copiarías? ¿El ruso o el estonio? ¡Son iguales! Es muy difícil llegar a conclusiones. Nadie diría que Estonia no lo está haciendo bien, pero es complicado descubrir sus secretos, en cada país ocurren cosas que determinan sus resultados.Si hay regiones de España que están al nivel de Finlandia, ¿por qué nos centramos en esta y no en esas zonas?Mira Polonia, se supone que era un buen ejemplo, pero se desplomó 20 puntos en el último examen PISA. Vietnam también lo era y cayó. Antes de intentar mejorar nuestro sistema educativo, debemos analizar otros países, pero no simplemente para copiar qué están haciendo, sino para averiguar a través de investigaciones qué podemos aprender. Es peligroso hablar de “milagros” cada tres años.
P. Lo que explica de Estonia ocurre también en España, donde alguna regiones puntúan muy por encima de la media de la OCDE, a la altura de Finlandia, y otras están muy por debajo.R. La pregunta, por lo tanto, es por qué debemos copiar a Finlandia cuando puedes analizar esas regiones de España, ¿no? ¡Jajaja! ¿Qué están haciendo diferente? Probablemente nada, son otros factores los que están en juego.

P. ¿No es un problema que se utilicen mediciones como PISA como criterio para juzgar el rendimiento educativo de un país?R. La educación no puede medirse de un único modo, pero PISA tiene una fuerte correlación con otras matrices de rendimiento. No deberías centrarte únicamente en los resultados de las pruebas, pero es importante recordar que la evidencia sugiere que un rendimiento mayor es clave para el crecimiento económico. Los resultados ya no solo miden los conocimientos, sino otras habilidades como la conciencia social, la capacidad para trabajar duro, etc., que también son muy importantes para el futuro de los niños en el mercado laboral.

Suecia ha obtenido habitualmente resultados muy inferiores a los de Finlandia en PISA. (iStock)
Suecia ha obtenido habitualmente resultados muy inferiores a los de Finlandia en PISA. (iStock)

No deberíamos ser demasiado negativos con PISA. El gran problema no son los resultados en sí, que están bien, sino las recomendaciones de la OCDE u otras organizaciones que se preguntan qué deben hacer los países para obtener mejores notas, y que a menudo no se basan en nada. Como explico en el libro, muchas de sus conclusiones provienen de la mera observación, hay poca investigación detrás. Quizá ahora sea demasiado fácil ver los ‘rankings’ y decir “mira qué bien este país, vamos a copiar su sistema educativo”.

.P. ¿Qué cree que pasará en el futuro con Finlandia?R. Es difícil decirlo, pero creo que seguirán bajando. Puede que se detengan, pero viendo cómo está su sistema educativo, se van a parecer cada vez más a Suecia. Es un país que ha mejorado en la última edición porque curiosamente ha empezado a hacer todo lo contrario que Finlandia, por ejemplo, recuperando las pruebas estandarizadas. Pero si tuviese que hacer una predicción, diría que no va a ir a mejor.
P. ¿Cuál es la moraleja de esta historia?R. Que no hay lecciones fáciles. No hay ningún ingrediente que garantice el éxito. El peligro, como pongo de manifiesto en el libro, es que es imposible encontrarlo. No hay que llegar a conclusiones apresuradas sobre lo que un país debería hacer a partir de lo que ha visto en Finlandia, en Japón, en Estonia, o en cualquier otro país de moda.
*Fuente: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2018-04-04/educacion-finlandia-mito-gabriel-heller-sahlgren_1544856/
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¿Por qué falla la educación en Argentina? Por José Teruel-Analista Internacional

 

Argentina / 25 de marzo de 2018 / Autor: José Teruel / Fuente: Pirámide Informativa

La educación argentina está atravesando una serie de problemas hace ya décadas y las muestras son alarmantes. Un informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA muestra que solo el 48% de los adolescentes argentinos de 15 años, entienden lo que leen. Además, según el Ministerio de Educación, solo el 44% de los chicos terminan el colegio secundario en tiempo y forma, es decir, menos de la mitad. Por otro lado, solo el 25% de quienes cursan enseñanza obligatoria (primaria y secundaria) en el país, alcanza un buen nivel educativo, lo que significa  un cuarto de los estudiantes. También, ha crecido el número de los llamados ni/ni, los chicos que ni estudian ni trabajan, porcentaje que ronda el 15%. Pero, ¿a qué se debe esta problemática?

En primer lugar, al presupuesto que se le destina. Si bien éste aumentó del 3% al 6% del PBI (diferente de los países con mejor educación que no establecen porcentaje mínimo, sino la cantidad que sea necesaria para una educación adecuada), el dinero se destina mayormente a los salarios, que inclusive siguen siendo bajos: 570 dólares al mes por 20 horas de trabajo, lo que, a comparación con las grandes potencias, es extremadamente precario. Luxemburgo, por ejemplo, paga 8325 dólares al mes (actualmente serían más de 160 mil pesos en argentina). Por su parte, Alemania paga a sus profesores casi 5500 dólares mensuales (110 mil pesos argentinos). Incluso situándonos en América Latina, lejos estamos de los casi 900 dólares mensuales que se pagan en Uruguay por las mismas horas de trabajo.

Este análisis nos trae otro causante del problema: el trabajo de maestro está subvalorado. Esto se pude confirmar en aquel discurso de la ex presidente Cristina Fernández, en la apertura de la Asamblea Legislativa 2012, en el que expresaba que los maestros no podían quejarse ya que trabajan sólo 4 horas y tienen un empleo estable. También se evidencia en las palabras de la actual vicepresidente Gabriela Michetti cuando, en una entrevista con Luis Novaresio, dijo que los maestros ganan 9 mil pesos por 4 horas de trabajo por lo que no debían hacer reclamos. Este pensamiento no es el de los países desarrollados, donde ser profesor es un trabajo honorable y respetado, ya que de ellos dependen en gran medida las futuras generaciones. Tampoco es el de un dirigente que conoce a sus ciudadanos, si no entenderían algo tan básico como que el trabajo docente no termina afuera del aula.

Si, como recién dijimos, el pago de sueldos es en lo que mayormente se usó el aumento del gasto del PBI en educación, el presupuesto en infraestructura educativa no recibió grandes cambios y genera nuevos inconvenientes. Algunos maestros declaran que se pierden 20 minutos de clases en el horario de llegada porque los niños pelean por quedarse con los bancos sanos. Aunque este es el menor de los males: aulas sin ventiladores, focos que no andan, ventanas que no abren, cursos sin puertas, estufas que no funcionan, pizarras destruidas, maestros que tienen que comprar sus propias tizas para escribir, techos que se llueven, entre algunos de los tantos problemas que tienen que afrontarse día a día.

Otro dato alarmante es que en las zonas de mayor pobreza es en donde se da la peor educación. El 20% más pobre es quien peor enseñanza recibe, lo que incumple totalmente con la Ley de Educación Nacional, la cual establece que las mejores escuelas deberían estar en las zonas más pobres, según afirma Manuel Álvarez Trongé, presidente de la ONG Proyecto Educar 2050.

También se distingue un problema en la misma organización educativa, que tiene como fin principal velar siempre por la continuidad del alumno, aunque su rendimiento no sea el adecuado. Esto hace que al estudiante se le exija aprender contenidos superiores cuando aún no comprende los básicos, por lo que la educación no tiene como fin la superación, sino que es más bien un proceso que se puede superar incluso sin cumplir con los parámetros necesarios.

Mientras la educación no sea la prioridad, no tenga objetivos claros y no se trabaje realmente para mejorarla, difícilmente el país avanzará, porque la educación es el motor de toda sociedad.

“Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia” Simón Bolivar

Fuente del Artículo:

¿Por qué falla la educación en Argentina? Por José Teruel-Analista Internacional

Fuente de la Imagen:

http://www.libertadyprogresonline.org/2013/12/13/postales-sobre-educacion-en-la-argentina-2013/

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Argentina busca inspirarse en Singapur, Shanghai, Japón, Corea del Sur y Finlandia

Argentina/21 de marzo de 2018/Por: Luisa Corradini/Fuente: https://www.lanacion.com.ar/ 

¿Memorizar o experimentar? ¿Evaluar periódicamente o a fin de año? ¿En qué momento comenzar a desarrollar el espíritu científico de un niño? ¿Qué formación debe darse a los maestros? ¿Qué papel juega la remuneración de los docentes en la educación? Esos y muchos otros temas decisivos para una buena educación fueron tratados en el coloquio «Historias de Éxito», organizado el 14 y 15 de marzo en la sede de la UNESCO en París por la delegación argentina ante esa organización.

«No para copiarlos, sino para inspirarnos de ellos. Para ver si alguna de las técnicas que utilizan puede adaptarse a nuestra realidad concreta», explicó Terragno a La Nación. Los temas tratados fueron múltiples y los resultados «apasionantes», relató el embajador argentino, evocando el entusiasmo y el número de asistentes.

Apoyado con vehemencia por el presidente Mauricio Macri , en la cita estuvieron presentes la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, el ministro de Educación argentino Alejandro Finocchiaro , representantes de la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo (IEA) y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

«Los países que avanzan son aquellos que apuestan por el conocimiento», dijo el ministro Finocchiaro en su discurso de apertura. «Cuando educamos, formamos gente en valores. Construimos ciudadanía formando hombres y mujeres de bien, no solo para nuestro país, sino para la humanidad», agregó.

¿Acaso la enseñanza moderna debe basarse en el razonamiento y la experimentación, más que en la memorización? Tema de gran actualidad y debate en los países occidentales, los panelistas parecieron coincidir en la excelencia del tradicional método «memorístico»: «El razonamiento se realiza a través de conocimientos fijados en la mente, y experimentar no es improvisar, sino verificar hipótesis que parten también de conocimientos adquiridos por memoria», explicó Terragno.

«Otro de los puntos de consenso fue la necesidad de realizar estudios universitarios específicos para ser docente, someterse luego a evaluaciones periódicas y seguir perfeccionándose a lo largo de la vida profesional», recordó Terragno.

Chae Hong Joo, director de Presupuesto del Ministerio de Educación de Corea del Sur, señaló por su parte la necesidad de una «remuneración adecuada» como uno de los requisitos de la calidad educativa, junto con la formación, las calificaciones y la eficiencia de los docentes. No obstante, las cifras mencionadas en el coloquio demuestran que, en la mayoría de los países invitados, los salarios de los docentes son equivalente a los ingresos de un empleado público.

En cuanto a la debatida cuestión de la duración que deberían tener las clases, el especialista de la OCDE, Yuri Belfali, opinó que la extensión «no es importante en sí misma: lo que importa es cuánto conocimiento aporta el docente por cada día de clase». «Las clases cortas pueden ser más eficientes que otras. Pero esto requiere un gran esfuerzo de parte del docente», dijo.

El doctor Lee Nga Hoe, del Instituto Nacional de Educación de Singapur, país de referencia en la enseñanza de las matemáticas, entusiasmó tanto a los presentes que el ministro Finocchiaro le extendió una invitación para visitar Argentina.

«No, nuestro país no pretende que convirtamos a los chicos en atletas», explicó. «No, nuestro método no es demasiado costoso como se dice. Tanto que incluso se puede acceder a él por Internet», dijo Lee Nga Hoe. El secreto de ese modelo que ya utiliza hasta Estados Unidos es inducir al niño al razonamiento, que desde el primer día entienda el porqué del cálculo matemático. Las tres jornadas del coloquio fueron grabadas en su totalidad por la Universidad Siglo XXI, que las subirá a su red, donde podrán ser consultadas.

Fuente de la Noticia:

https://www.lanacion.com.ar/2117593-educacion-argentina-busca-inspirarse-en-singapur-shanghai-japon-corea-del-sur-y-finlandia

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España: Naufragio del pacto de Estado de Educación

España/20 de marzo de 2018/Por: María Jesús Ibáñez/ Fuente: https://www.elperiodico.com

Fue un compromiso electoral de prácticamente todos los partidos y resultó clave para que Ciudadanos diera apoyo a la investidura de Mariano Rajoy tras las elecciones de junio del 2016. El Pacto de Estado Social y Político de Educación, el marco que debe (o debería) ofrecer la estabilidad que desde hace décadas reclama el sistema educativo español, es hoy, un año después de que empezara a negociarse, poco más que un compendio de buenas palabras, con trazas de acabar en fiasco. Papel mojado, para muchos. La oposición en bloque -salvo C’s- cree que estos meses de conversaciones han sido una maniobra de distracción del Gobierno para, mientras tanto, conseguir la implantación definitiva de la polémica LOMCE, la séptima ley educativa que tiene España desde que se instauró la democracia y que ha contado con el rechazo frontal de la comunidad educativa.

Ya desde la creación en febrero del 2017 de la subcomisión en el Congreso de los Diputados que debía negociar el pacto, las fuerzas políticas que la forman (todas las del arco parlamentario excepto ERC, que acude a las reuniones en calidad de observador) se las han visto y se las han deseado para avanzar con un cierto consenso. Costó muchísimo cerrar un primer guion en el que se recogieran los 15 puntos básicos que debía de tener el documento final del pacto. En seguida se vio que las diferencias eran acusadas -si no abismales, especialmente entre el PP y Podemos- en materias como los conciertos educativos, la asignatura de Religión y la financiación de la educación.

Pero la gota que ha colmado el vaso ha sido el abandono de las conversaciones por parte del PSOE la semana pasada, ante la negativa del PP a comprometerse a garantizar una inversión estable en educación. Podemos y los nacionalistas catalanes han salido de la subcomisión esta misma semana y el PNV ha reconocido que medita hacerlo también, con lo que el PP y C’s se han quedado solos en su empeño por sacar adelante un acuerdo, que muchos dudan que pueda denominarse ya Pacto de Estado.

El riesgo de un mal acuerdo

«Siempre hemos creído en la necesidad de diálogo, pero nunca nos van a encontrar en un acuerdo que sea dañino, perjudicial y claramente insuficiente para la educación española; no vamos a ser cómplices de un acuerdo escaso o de un mal acuerdo», se justificaba la portavoz socialista en Educación, Luz Martínez Seijo, en una interpelación al ministro Íñigo Méndez de Vigo esta semana en pleno del Congreso. El PSOE considera que el Gobierno ha estado mareando la perdiz y utilizando la subcomisión «para prolongar la vida de la LOMCE».

Para el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, la ‘espantada’ que en pocos días ha protagonizado la oposición resulta «inexplicable». Este viernes, el también portavoz del Gobierno recordaba que después de pactar la paralización de las evaluaciones externas o ‘reválidas light’ de la LOMCE, la creación de la subcomisión y los 15 ejes sobre los que tiene que versar el pacto, «cuando llegan al segundo eje de la financiación piden un porcentaje del PIB hasta el 2025 y o eso, o nada».

¿De cuánto dinero están hablando? Los socialistas, y con ellos el grueso de la oposición, hablan de un 5% del Producto Interior Bruto (PIB) español, aunque leyes como la LEC catalana elevan ese porcentaje hasta el 6% y «en los países desarrollados se está llegando ya al 7%», precisa Joan Mena, diputado de Unidos-Podemos en el Congreso. Algunos expertos del mundo educativo consideran incluso poco ambiciosa la petición de la oposición, ya que la inversión debería calcularse, según su opinión, en función del número de alumnos escolarizados, no de la riqueza del país.

«Pero la única respuesta que da el Gobierno es una inversión del 3,67% del PIB, o al menos a eso es a lo que se ha comprometido con la UE en el Programa de Estabilidad 2017-2020 remitido a Europa», prosigue Martínez Seijo. «Esto supone -señala la socialista- un incremento de 5.000 millones durante los próximos ocho años, a razón de unos 625 al año». «Y ese no es el único escollo económico que presenta el Pacto de Estado: es necesario que haya suficiencia económica, que el Gobierno se comprometa de una vez por todas a revertir los recortes que se han aplicado en educación en los años de la crisis y a mejorar las condiciones laborales de los profesores, que ahora sufren una tasa altísima de interinidad, lo que es sinónimo de precariedad para miles de docentes», agrega Mena, que es el portavoz de Educación de su grupo en el Congreso.

Mena y Martínez Seijo son los dos únicos representantes parlamentarios que el pasado jueves aceptaron la invitación a exponer sus posiciones en unas jornadas organizadas por el Foro de Sevilla, una plataforma de asociaciones y colectivos de la comunidad educativa, creada en el 2012 por figuras académicas del mundo de la pedagogía y la enseñanza con el objetivo, en aquel momento, de impedir que se desarrollara la LOMCE en los términos en los que la había previsto el etonces ministro de Educación, José Ignacio Wert.

El MIR docente

El debate, celebrado en la sede del Congreso y en el que participaron miembros de una veintena de asociaciones de la comunidad educativa (desde sindicatos de maestros hasta representantes de los padres de alumnos y movimientos de renovación pedagógica), sirvió también para criticar la propuesta de Méndez de Vigo de crear un MIR para profesores, como requisito previo a su ingreso en la carrera docente, similar al que tienen los médicos y algunas especialidades hospitalarias. La medida, que en principio apoyan todos los grupos políticos y buena parte del sector, «no puede anunciarse tan alegremente, sobre todo cuando en esos mismos momentos se estaba negociando un pacto de Estado en el que ese iba a ser un tema a abordar», lamentó Martínez Seijo.

Las aportaciones hechas por los 83 expertos del mundo educativo que han comparecido durante estos 13 meses por la subcomisión del Congreso para explicar sus puntos de vista y marcar las líneas del acuerdo «no caerán en saco roto», aseguró la portavoz del PSOE.

 

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The paradox of weakness and strength in Chinese education

China/March 20, 2018/Source: http://www.livemint.com

China has ring-fenced and created a stream of excellence, within a larger system that still needs work, in the best schools in urban areas, in the most prosperous provinces.

The global media has been obsessed with China for several decades now. In some cases, this is out of admiration, but in most cases the obsession is driven by a combination of envy and fear of the rising Asian giant.

The China narrative is mostly about the rise and decline of the Chinese growth rate; its massive foreign exchange reserves; its high investment rate; its excellent infrastructure; how it became the manufacturing hub of the world; how it is sucking up hydrocarbons and other natural resources from all over the world; how it bullies its neighbours around the South China Sea; its Himalayan game of chess with India; and the Belt Road Initiative that will consolidate China’s strategic reach across the entire Eurasian landmass.

These aspects of China’s rise are no doubt important, but they are of much less long-term strategic significance compared to the control of knowledge. The control of geography, resources and markets has been long been supplanted by control over technology as the key driver of global competition, and that is now being rapidly supplanted by control of knowledge.

In what is now called an emerging knowledge-based society, the control of knowledge will dominate all other dimensions of global competition. Just as the Battle of Waterloo is said to have been won in the playing fields of Eton, the battle for future global dominance will be won in the schools, colleges and universities of the world.

In that context, while recently scanning some data on education in China, I was shocked to find that net enrolment in primary education in China today (2014 data) at 90% is lower than the 95% rate that had already been achieved way back in 1987, over 30 years ago.

I also found it difficult to square this with the results of global learning tests like the Programme for International Students Assessment (PISA), which routinely show Chinese students scoring very high. In the recently released PISA results for 2015, for instance, China has been ranked 6th out of 77 participating countries in mathematics, 10th in science and 32nd in reading.

To understand what accounts for this apparent paradox, I decided to probe a little deeper into the story of Chinese education.

My first thought was that perhaps the data showing such retrogression in primary school enrolment was wrong, so I checked the data on primary school completion rates, the proportion of the relevant age cohort who successfully complete primary school. Here too I found the completion rate was lower in 2014 compared to what it was some 30 years earlier. How come?

The story goes back to a foundational urban bias built into the Chinese education system from 1949 when the Communist Party led government first came to power. Recognizing the strategic importance of an educated and skilled urban working class for rapid industrialization, the federal government took the responsibility of delivering free primary education for children in urban areas.

In rural areas the responsibility of providing primary education was given to village governments, who had to raise resources from the people themselves, the income of the communes, etc.

Also the “hukao” system of internal passports, no longer strictly enforced, which tied children down to the places of their parents’ origin, reified the urban bias by making it virtually impossible for rural persons to migrate to urban areas.

Despite the urban bias, and the shocks of the Great Leap Forward movement of the late 1950s and the Cultural Revolution of the late 1960s and early 1970s, the system worked reasonably well and there was a very rapid spread of education at all levels.

But the reforms ushered in by Deng Xiaoping after 1977 completely disrupted the primary education system in rural areas where most people lived. It was one of the worst unintended consequences of the reforms. With the introduction of the private responsibility system in agriculture, village governments could no longer count on the resources of the village communes to finance village schools. Inevitably the primary education system in rural areas simply fell apart.

Since the turn of the century the state has tried to repair the system by making county governments responsible for primary education. But clearly this is still a work in progress as the retrogression of primary enrolment and completion rates show.

Then how come the high PISA ranks in global learning tests?

It has been pointed out that the students who participated in the 2015 PISA tests were drawn from the provinces of Jiangsu, Guangdong, Beijing and Shanghai, most of which are far more prosperous than other provinces of China. They have much better education facilities and teachers than most other provinces. The performance of students from these provinces, it is therefore suggested, is not at all representative of the rest of China.

But this is not the whole story. In the cities, where educational facilities are anyway much better than in rural areas, the government has created “key schools”. These are elite schools with much better quality teachers, infrastructure and other facilities compared to normal schools. They are intended as centres of excellence to nurture specially talented students. Though admission is supposedly based on merit, children of rich parents can also be admitted to these schools by paying hefty fees.

A second category of elite schools, called “choice schools”, are preferred schools where, again, rich children can get admitted by paying hefty fees.

In the Chinese system of streaming students between technical and vocational education and academic education, these special schools within the academic stream produce the elite base of students from among whom the specially talented students are streamed for the best institutions of higher education.

Thus, while repair of the nationwide system of basic education is still a work in progress, China has ring-fenced and created a stream of excellence within the larger system in the best schools in urban areas, and in the most prosperous provinces.

Hence, the apparent paradox of high performance in global PISA learning tests along with retrogression in primary school enrolment.

It is a response with typically Chinese characteristics also seen in other fields. When improving the ease of doing business in the whole country was a challenge, the response was to create ring-fenced special areas with excellent conditions for business in the enormously successful export processing zones and special economic zones.

When fixing a state enterprise-dominated, inefficient industrial sector across the whole country became a problem, the response was to carve out selected enterprises in selected industries and nurture them to become globally competitive. The same approach has been adopted in education.

The ring-fenced supply chain of the most capable students has been established all the way from primary and secondary school education to graduate studies in colleges and universities. There is still a long way to go in raising the quality standards of Chinese higher education in general. But meanwhile, a specially supported subset of institutions has been carved out to produce graduates who achieve high standards of excellence.

A few universities are also being nurtured as world-class universities. This appears to be China’s strategy to become dominant in a knowledge-driven global economy.

Perhaps such special nurturing of selected entities, special economic zones, industrial units, education and research institutions is the only viable strategy available to China. An aspiring superpower that is still a developing country, it has to compete with countries with per capita income levels that are many times higher.

The strategy has already been enormously successful in achieving a dominant position for China in the global economy. It is now being applied to secure China’s pre-eminent position in a knowledge-based society of the future.

Within China, this strategy is leading to the emergence of a dualistic society in multiple dimensions. One consequence of such streaming of civil society, possibly unintended, is the bureaucratic discretion implicit in it and the consequent rise in corruption.

Such dualism is also a major source of rising inequality. Elite families are leaving the rest behind. More prosperous provinces are surging ahead of less prosperous ones. And the incomes of urban households is rising faster than those of peasant households in rural areas.

This is somewhat ironic in a country where the ruling communist party came to power on the basis of a peasant revolution some 70 years ago.

The guiding philosophy in Mao’s China, for all its excesses, appeared to be more egalitarian. In China, from the time of Deng, growth has trumped equity. But when a rising tide raises all boats, should it matter that some boats are rising higher than others? This is a question that has gained in importance the world over, over the past few years.

Achieving and sustaining China’s dominance in the global economy even if at the cost of equity at home seems to be the philosophy guiding the state in Asia’s emerging giant.

Sudipto Mundle is emeritus professor at the National Institute of Public Finance and Policy and was a member of the Fourteenth Finance Commission.

Comments are welcome at views@livemint.com

Source:

http://www.livemint.com/Opinion/uhxxghgjkNlNgw2Wd1abzN/The-paradox-of-weakness-and-strength-in-Chinese-education.html

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