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¿Quien maneja la educación?

Por: José Manuel Cabada

La OCDE se ha convertido en pocos años en el organismo decisorio de las políticas educativas nacionales, cuando organismos como la Unesco han quedado de lado.

La UNESCO se constituyó, después de la guerra, en 1945, con 30 países; España se adhirió en 1953. “Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben de erigirse los baluartes de la paz… y por ello se propone contribuir a la paz y seguridad mediante la educación, la ciencia y la cultura”. En su preámbulo, la finalidad de la educación es: hombres libres y responsables.

Poco después, en 1948 se dieron los primeros pasos para la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), y fue en 1961 cuando se constituyó la OCDE, y España se incorporó el 3 de agosto. “Con el objeto de lograr el crecimiento económico y empleo sostenible y elevar el nivel de vida en los países miembros, mientras se mantiene la estabilidad financiera, contribuyendo al mismo tiempo al desarrollo de la economía mundial”.

Está formada por 35 países, y 5 Key Partners, colabora con otros 50 países. Se mantiene por la aportación de los países miembros; en el año 2017, 374 millones de euros. España aporta el 3%, 11,22 millones una cantidad importante, el 9º de 35, algo que contrasta con su baja aportación a la educación del país, el 3,82 del PIB.

PISA, sin serlo, se ha convertido en la evaluación de los sistemas educativos y la OCDE en el organismo que valida y promueve las orientaciones para la mejora de la educación.

La LOMCE es un marco para el desarrollo de las políticas neoliberales, con argumentos planteados en la OCDE, pero llevados a lo más conveniente a sus extremos neoliberales.

En el primer borrador se podía leer: “La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y el nivel de prosperidad del país”. “El nivel educativo de un país determina su capacidad para competir con éxito en la arena internacional”. “A nivel individual, el nivel educativo determina las metas y expectativas de la trayectoria vital tanto a nivel profesional como personal”.

Como parecía muy fuerte este inicio en su preámbulo, en su redacción definitiva y aprobación, se introdujeron dos principios: “El aprendizaje en la escuela debe ir dirigido a formar personas autónomas, críticas con su pensamiento propio”; el otro principio es más novedoso, “el talento” que tienen todos los estudiantes y hay que encauzarlo para que sus aspiraciones se conviertan en rutas que faciliten la empleabilidad y estimulen el espíritu emprendedor.
Con estas ideas de distraimiento, ya se pueden incluir los párrafos del preámbulo inicial.

La LOMCE no fue un texto elaborado por profesionales o expertos en educación que redactaron una ley contra los principios básicos de la educación; fue una ley asesorada por importantes personajes del neoliberalismo. Defendida por Montserrat Gomendio, secretaria de Estado de Educación (2012-2015), que en el curso 2013-2014 aprobó la participación de España en PISA for Schols, con EEUU y Reino Unido, y que en 2015 fue designada directora Adjunta de la OCDE. Desde el Ministerio se dijo que “su nombramiento es un importante reconocimiento internacional a la reforma educativa” y se añade que “su designación se llevó a cabo en la OCDE tras un riguroso y exigente proceso selectivo en el que participaron prestigiosos candidatos internacionales”.

Monserrat Gomendio dijo sobre su nombramiento: “Es un enorme respaldo al esfuerzo del Gobierno y del Ministerio, en concreto, para llevar a cabo una serie de reformas fundamentales en la enseñanza”. Otros altos cargos de la OCDE se preguntan cómo llegó allí una profesional con un doctorado en la reproducción de los primates. Allí está, con su marido y padre de la LOMCE, como embajador de España ante la OCDE, con cese muy probable y cercano, y con algunos profesionales del ala neoliberal del PP.

Durante el mandato de Wert, visitó con frecuencia nuestro país Andreas Shleicher, director de Educación y Habilidades, asesor especial sobre políticas educativas del secretario general en la producción de análisis y asesoramiento sobre políticas de crecimiento económico y progreso social. Sus informes, PISA, PIAC, TALIS, INES, le dieron gran relevancia. Invitado por el MECD presentaba informes y dictaba recomendaciones. Wert seleccionaba las que le interesaba y obviaba las que no le convenían.

Hay informes que defienden que el mayor gasto en educación no mejora los resultados, con investigaciones sobre muestras y sobre estudios empírico, Hanushek (1989, 2003), pero otros como Kruegger (2003) con otras muestras pero con los mismos datos de los estudios empíricos de Hanushek, llegan a las conclusión de que son positivos.

Wert interpreta, para justificar la menor inversión en educación y los recortes que tener muchos niños por cada aula es mejor porque así se socializan más. La OCDE, en 2012, señala que el gasto en educación es menos importante que la forma en que se emplean dichos recursos.

Desde la Unión Europea se recomienda a España que en sus planes de ajuste que no se produzcan recortes en educación. En 2010, el presupuesto era de 53.099.000 millones; en 2016 de 47.578.00; en 2009, el 4,99 del PIB; en 2018, el 3,82 y en lo enviado a Bruselas, el 3,75 para el 2020 y 3,70 para el 2021. Además, se recorta en la educación pública y se aumenta en la concertada.La UNESCO recomienda a sus países miembros destinar a educación un mínimo del 4% del PIB.

El informe PISA es cuestionado por parte de la comunidad científica, pero el potencial económico necesario dificulta que otros informes puedan llevarse a cabo.

Algunos países se han dado de baja, y ante las críticas de su parcialidad y enfoque economicista, la falta de medición del capital social y de habilidades no cognitivas, la OCDE ha ido ampliando su campo de actuación.

En 2012, evaluó la “resolución creativa de problemas”, en la que participaron personas que trabajaban solas en la resolución de problemas en los que el método de solución no era obvio.

En 2015, pasó a medir “la resolución colaborativa de problemas”, en la que los individuos unen sus conocimientos y esfuerzos y trabajan juntos para resolverlos.

En 2018, está evaluando “la competencia global”, la capacidad de participar en sociedades interconectadas, complejas y diversas.

En 2021, se basará en la evaluación de 5 hábitos de los alumnos:

  • Inquisitivo (preguntar, cuestionar, explorar, investigar, desafiar suposiciones)
  • Persistente (persistir ante la dificultad, atreverse a ser diferente, tolerar la incertidumbre)
  • Imaginativo (jugar con las posibilidades, hacer conexiones, usar la intuición)
  • Colaborativo (compartir el proceso y el producto, dar y compartir retroalimentación, cooperar apropiadamente)
  • Disciplinado (desarrollando técnicas, reflexionando críticamente, elaborando y mejorando.

Esto hábitos, con sus 15 subcapacidades, evaluarán las capacidades creativas… y empresariales.

Los Presupuestos para Educación de este año, veremos a dónde van, no cumplen con las dos exigencias requeridas para el futuro del sistema educativo: continua aspiración de mejora de los resultados y transparencia; pero sí se incluye participar en PISA for Schools, introducida por Gomendio y por tanto con beneplácito y recompensa en su destino en la OCDE.

Hace unos días, la Asociación de Colegios Privados e Independientes, CICAE, presentó a bombo y platillo los resultados de 20 de sus 50 colegios , obtenidos en la aplicación de PRISA for Schools . Resultados por encima de los de PISA obtenidos por Singapur, Finlandia, Corea, Canadá… y por encima de la media de España y la OCDE.

También han participado, 5 centros públicos, que de momento no conocemos pero algunos en el territorio MEC, en Ceuta y Melilla (donde está el fracaso escolar y mayor abandono). El centro paga 3700€+IVA.

El presidente de CICAE recomienda que la prueba se pudiera aplicar en todos los centros públicos. Se dice que esta prueba no es para comparar centros (hasta ahí podría llegar el alto grado de ingenuidad) y que es para mejorar cada año (con la constante de los 3.700€+IVA).

Es cierto que uno de los problemas detectados por PISA es que hay más diferencias dentro del centro que con respecto a otros centros, y eso es grave. La solución está en la revisión y evaluación del centro para analizar las causas, y mediante una estrategia de análisis de datos que se culmine con procesos de planificación consciente de todos los profesores y equipos directivos, con el asesoramiento que se precise.

Con los datos, se planifica, se concretan las propuestas, se chequean los pasos, se actúa y se retroalimenta todo el proceso. La solución está en los centros educativos. Si allí se producen los problemas, solo ellos pueden encontrar las soluciones. Los centros educativos no pueden ser el último eslabón de la política educativa y de la administración educativa, sino el primero.

Centros con autonomía suficiente para responder a sus necesidades y defenderse de los planteamientos políticos y de presión de grupos que tienen otros intereses.

Decía Aristóteles en Política: “Puesto que toda la ciudad tiene un solo fin, es claro que también la educación tiene que ser la misma para todos los ciudadanos”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/06/27/quien-maneja-la-educacion/

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Inversión educativa, paciencia y expectativas realistas

Uruguay / 24 de junio de 2018 / Autor: Gonzálo Zunino / Fuente: El Observador

Los resultados del sistema educativo uruguayo son similares al desempeño promedio a nivel internacional
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México: Los alumnos que aspiran a ser maestros… con malas notas

Autor: Redacción Huffingtonpos

Solo el 4.1% de los estudiantes en México quiere ser maestro algún día, de acuerdo con un análisis de la OCDE.

No muchos jóvenes quieren ser maestros en México, y de los que sí aspiran a serlo, la mitad tienen un bajo puntaje en habilidades matemáticas y de lectura.

De acuerdo con el estudio Políticas Efectivas para Docentes: Visión desde PISA, publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), solo el 4.1% de los estudiantes en México quiere ser maestro algún día, mientras que el 73.1% quiere ser profesionista en otras carreras, reportó el diario Reforma (solo suscriptores).

De los estudiantes que respondieron en la Prueba PISA que quieren ser maestros cuando tengan 15 años, la mitad salió con bajo puntaje en el estudio en habilidades matemáticas y de lectura, mientras que el 5.6% es hijo de padres que tienen menos estudios que la preparatoria.

De acuerdo con la prueba PISA 2015, que mide las habilidades y conocimientos de los estudiantes de 15 años en 72 países, México se encuentra por debajo del promedio de los países de la OCDE en Matemáticas, Lectura y Ciencias.

En Ciencias, los estudiantes en México obtuvieron en promedio 416 puntos, un resultado similar a Colombia, Costa Rica, Georgia, Montenegro, Qatar y Tailandia. El promedio de la OCDE de la prueba PISAS 2015 fue de 493 puntos.

En Matemática, los estudiantes mexicanos tuvieron los peores resultados, con un promedio 408 puntos, mientras que el promedio de los países de la OCDE fue de 490 puntos. Nuestro país tuvo un desempeño similar al de Albania y Georgia.

Profesores cualificados

«La falta de profesores cualificados es una importante barrera a la hora de superar las situaciones de desventaja y mejorar el aprendizaje», explica la Organización para el Desarrollo.

Aunque la OCDE advierte que la falta de profesores cualificados es una importante barrera a la hora de superar las situaciones de desventaja y mejorar el aprendizaje, México está lejos de esto, y no solo es una cuestión de recursos.

De acuerdo con un análisis del coordinador de México Evalúa, Marco A. Fernández, la capacitación de profesores en 2017 ejerció el presupuesto más bajo en el sexenio. Aunque fueron aprobados mil 654 millones de pesos a través del Programa para el Desarrollo Profesional Docente, el Estado mexicano sólo gastó 949 millones de pesos, es decir, tuvo un subejercicio de 42%, reportó Animal Político.

Fuente: https://www.huffingtonpost.com.mx/2018/06/11/los-alumnos-que-aspiran-a-ser-maestros-con-malas-notas_a_23456164/

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El desembarco de PISA en las escuelas

Por: Saray Marqués

En 2013-2014, con Wert al frente del Ministerio, España fue pionera presentándose a ‘PISA for schools’ junto con el Reino Unido y EEUU. Analizamos con la ayuda de diferentes expertos la utilidad (o no) de esta prueba de la OCDE.

La semana pasada la Asociación de Colegios Privados e Independientes (CICAE) presentaba ante la prensa sus resultados en PISA para centros educativos o PISA for schools, (PfS) una prueba a la que se presentaron 20 de sus 50 colegios. Los titulares emulaban la terminología que ha popularizado la OCDE: “Los colegios de CICAE, por encima de Singapur, Japón o Canadá” o “Incluso teniendo en cuenta las correcciones del Índice Socioeconómico y Cultural (ISEC), los colegios de CICAE se sitúan por delante de la media de España y de la OCDE”.

PfS, la hermana pequeña de PISA, nace en el curso 2013-2014, y desde la primera edición España, entonces con José Ignacio Wert al frente del Ministerio de Educación, decide presentarse, junto con el Reino Unido y EEUU -en la actualidad hay otros ocho países más-.

Quienes reciben de los resultados de esta prueba no son los responsables de las políticas educativas, sino las direcciones de los centros, las personas al frente de cadenas de centros privados o congregaciones religiosas, el profesorado, los padres, los alumnos y los encargados de las administraciones educativas regionales y locales. La prueba es anual, pero los centros, que han de pagar por ella -en España, a cargo de 2E Estudios, Evaluaciones e Investigación, cuesta unos 3.700 euros + IVA (21%)- pueden decidir si presentarse todos los años o hacerlo cada cierto tiempo. 225 centros se han presentado de momento en nuestro país, tanto públicos -el Ministerio ha presentado a sus centros de territorio MECD, Ceuta y Melilla, por ejemplo- como privados y concertados. En la última edición han sido 45. De ellos, 40 privados y concertados y cinco públicos.

“PfS surge por la propia demanda de las escuelas, para las que la comparación entre países se quedaba corta, 10 años después del primer PISA. Y la OCDE crea otro instrumento, pero con un marco teórico idéntico al de PISA, para medir en el nivel escuela”, relata Chi Sum Tse, del departamento de PfS en la OCDE. “Su fin en este caso es la mejora, no la comparación, pues los datos de cada escuela pertenecen a cada escuela y lo realmente útil es poder comparar una escuela año a año”, añade.

Desde la OCDE ofrecen la prueba, que da lugar a un informe -en el que, en el caso de un grupo de escuelas, cada una puede ver su posición en relación con el resto de escuelas, que figuran con una clave- como un primer paso, y se invita a los participantes a encuentros para compartir buenas prácticas y a plataformas online en abierto con el fin de que “las escuelas de los diferentes países aprendan unas de otras”.

“Es más que una evaluación, es un acompañamiento para la mejora”, señala Chi Sum Tse, que describe cómo la labor de 2E Estudios, Evaluaciones e Investigación, además de administrar la prueba, es entregar el informe y explicar qué significan los datos. ¿Es lícito que se empleen estos datos con fines de marketing? “En términos legales, en España la escuela tiene libertad de hacerlo, pero es muy importante que la escuela o la cadena de escuelas publiquen el informe en su integridad [algo que CICAE ha hecho], que sean transparentes”, aclara.

El sesgo

¿Es útil PfS? Los expertos en evaluación se mueven entre el entusiasmo y el escepticismo. Así, Daniel Santín, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, muestra una pega inicial: el sesgo que supone que sea una prueba voluntaria y de pago -de hecho, la OCDE está trabajando para digitalizarla y así poder llegar a más colegios, con una versión low cost-: “Creo que si un centro decide participar es porque está muy motivado para mejorar y convencido, además, de que va a obtener un buen resultado, comparable con la media de su comunidad, de su país, de la UE… El ranking no le interesa a nadie cuando tiene la posibilidad de quedar el último”, advierte Santín, partidario de que, si se recurre a ella, se haga con el fin de que la escuela, de compararse, lo haga consigo misma a lo largo del tiempo.

Los analistas ven legítimo que cadenas como CICAE participen en la prueba para comprobar si realmente el rendimiento que obtienen sus centros es el que deberían lograr, si la fama es merecida porque lo están haciendo bien desde el punto de vista educativo o si viene dada porque son colegios de alto standing, que escolarizan a la clase alta. Si son eficaces, en definitiva.

“PfS da a conocer a cada centro educativo su nivel socioeconómico y cultural mediante el ISEC: el contexto habitual en el que se desenvuelve la vida de sus alumnos, proporcionando a cada centro los datos obtenidos teniendo en cuenta este efecto sobre los resultados y la posibilidad de comparar los datos antes y después de descontar dicho efecto. El resultado obtenido por encima de lo que cabría esperar según el ISEC del centro es el valor añadido que aporta el centro en la instrucción y formación de sus alumnos”, ilustra Carmen Tovar, directora del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE).

La mirada micro

“Yo veo ambas pruebas como complementarias”, considera Jorge Calero, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona. “PISA va dirigido a los responsables de las políticas educativas y a los investigadores. PfS aporta información de utilidad para el centro. Reducir PISA a un ranking de países resulta empobrecedor, pues esta nos ha permitido avanzar en el conocimiento de los sistemas, hoy sabemos algunos factores determinantes para que los chicos lo hagan bien o mal, la influencia del nivel sociocultural y económico de las familias, el origen migratorio, por ejemplo… Aunque queda lo que en estadística se denomina residuo, una parte de diferencias de resultados entre centros, entre países y entre alumnos sin explicar. Esta parte se puede abordar mucho mejor con PfS, que nos ofrece una mirada micro acerca de cómo se organizan los recursos y los equipos, y cómo puede ser que un centro con alumnos muy similares en un entorno muy similar, con los factores que conocemos como determinantes muy similares, funcione mejor o peor”.

Carmen Tovar explica cómo no son extrañas las sorpresas en PfS, los centros educativos que atienden a alumnado desfavorecido y obtienen un buen resultado y el caso contrario: “Aunque el nivel socioeconómico es un predictor importante del rendimiento, por suerte no es el único. Un ambiente escolar estable con alumnos motivados, implicados y seguros contribuye a obtener mejores resultados de aprendizaje. Además, los estudiantes tienden a tener mejor rendimiento cuando las clases tienen un adecuado clima de disciplina, cuando las relaciones entre alumnos y profesores son afables y cuando estos últimos proporcionan apoyo a los alumnos. Asimismo, los resultados señalan la importancia de la motivación de los alumnos entendida como el sentido e importancia que conceden a las materias que estudian y la influencia que tienen en sus propias vidas, así como la importancia de la confianza en la propia eficacia. Si se trabajan estos factores tanto desde el centro escolar como desde la familia se puede conseguir que haya un mayor porcentaje de alumnos resilientes, es decir, alumnos que obtienen buenos resultados académicos a pesar de proceder de entornos desfavorecidos”.

En los mapas elaborados por algunas compañías religiosas con redes de colegios en España son habituales esos centros milagro, centros como el SAFA de Alcalá la Real (Jaén), de la Compañía de Jesús. Aunque no lo haya publicitado, registra una gran ganancia, muestra una gran eficiencia según los parámetros de PfS.

Para quienes defienden PfS incluso por delante de PISA en función de esta información valiosa que devuelve, las diferencias entre centros (e intercentros) son las realmente relevantes. En términos de equidad, España no queda precisamente mal parada. Es mayor la diferencia intracentros que intercentros, pero el sistema se muestra relativamente homogéneo. Países como Alemania u Holanda cuentan con diferencias mucho mayores entre sus escuelas, y España se alinea con Finlandia, Noruega o Suecia en lo que a distancia entre centros se refiere. “En todos los países de la OCDE la brecha entre centros educativos es superior a la brecha entre países. Según PISA 2015 la variación en las puntuaciones obtenidas por los alumnos se debe, entre otros factores, en un 10% a las diferencias entre países y en un 28% a las diferencias entre centros educativos. Esto en todos los países de la OCDE, y PfS ha puesto de manifiesto que existe una gran diversidad en los resultados de los centros de España, tanto académicos como de entorno de aprendizaje escolar”, prosigue Tovar.

¿Y, entonces, PISA?

Centros por encima de la media de Finlandia y otros por debajo de la media de México conviven en España. Y es ahí donde debería ponerse el foco, según quienes apuestan por PfS frente a PISA, ya que el ranking internacional resultante cada tres años no suele ofrecer sorpresas y dado que desde 2000 el gran descubrimiento de PISA es que la variable socioeconómica y cultural de la familia y el entorno es fundamental y tiene un efecto multiplicador.

“PISA se mantiene porque la OCDE vive de las cuotas de las naciones que participan, por eso convence a los Gobiernos de que es útil para ellos, y por eso sigue empeñada en comparar países, para mantener la financiación del proyecto, mientras PfS avanza de forma paralela pero muy despacio, porque no la pagan los Gobiernos”, inciden estas mismas voces, las más entusiastas de esta prueba, y que consideran que, desde 2000, las distintas ediciones de PISA podrían resolverse con el mismo título: “España, donde se le espera en función de lo que invierte en educación”. Y de subtítulo: “Con menos del 4% del PIB, el que corresponde a los países que menos dedican a esta partida, y tras 20 años en esta misma línea, no se prevé que los resultados vayan a mejorar en el futuro”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/05/29/el-desembarco-de-pisa-en-las-escuelas/

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La OCDE advierte de que España pone a los profesores menos preparados en las escuelas con más problemas

España / 17 de junio de 2018 / Autor: Olga R. Sanmartín / Fuente: El Mundo

España envía a los profesores menos preparados a los colegios con mayores dificultades. Los docentes con menos experiencia y menor cualificación son los que trabajan en las escuelas con peores condiciones socioeconómicas. La evidencia científica recomienda hacer justamente lo contrario: poner a los mejores a enseñar a los alumnos con más problemas para ayudarles a elevar su rendimiento.

Así lo hacen los sistemas educativos con más éxito, pero «España en esto es una excepción», ha advertido Andreas Schleicher, el director de Educación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que este lunes ha presentado en Madrid el informe Docentes en Iberoamérica en colaboración con la Fundación SM.

La relevancia del trabajo radica en que, por primera vez, este organismo internacional al que pertenece una treintena de países, ha cruzado los datos de su famoso informe PISA con los del informe TALIS, una estadística muy valiosa sobre los hábitos de los profesores.

La investigación incide en que cuanto mejores son los profesores mejores resultados obtienen los alumnos. «No es sólo pagarles un mejor sueldo», ha asegurado Schleicher, «ni tampoco reducir la ratio de alumnos por profesor». Lo que verdaderamente importa -y es denominador común en los países que, como Japón o Finlandia, obtienen resultados académicos excelentes- es tener «directores muy comprometidos en ayudar a sus profesores»; contar con docentes que hacen prácticas al inicio de su carrera; dar estabilidad a las plantillas, y disponer de profesores experimentados y preparados.

Los datos revelan que las políticas educativas de las comunidades autónomas se están haciendo al revés que en los países de éxito. Por un lado, las escuelas que están más en desventaja tienen más alumnos por aula (28,6) que las que son excelentes (27,8). En la media de la OCDE es al revés: las buenas escuelas tienen más estudiantes (27,7) que las malas (24,2).

Además, los directores de estas escuelas complicadas declaran una falta de personal en mayor proporción (70%) que los centros con mejores resultados (24,2%). Es decir, da la sensación de que en España se vuelcan los recursos en los mejores colegios y se abandona al resto. Lo ha dicho también Schleicher: «En los colegios con más desventajas hay más carencias de profesores».

En realidad, «no es la cantidad, sino la calidad lo que importa», ha puntualizado el conocido como el padre del informe PISA. Pero es que en calidad también tenemos un problema. Porque el nivel de los docentes que dan clase en las escuelas con más dificultades es peor. Siete de cada 10 profesores que imparte Ciencias en los mejores colegios tiene una carrera universitaria relacionada con esta materia, mientras que esta proporción baja a seis de cada 10 en los peores centros educativos, según los datos de la OCDE.

Además, los profesores que trabajan en estas escuelas con más dificultades tienen una media de 16 años de experiencia, una antigüedad que se eleva tres puntos en los centros con buenos resultados y un punto en los centros excelentes.

Schleicher ha insistido en que «los profesores que avanzan en su carrera tienen que enfrentarse a colegios más difíciles». «Reducir el tamaño de las clases no importa tanto como la experiencia de los profesores, eso sí que parece estar ligado a la equidad. Los sistemas educativos con más equidad son los que saben compaginar mejor las escuelas más difíciles con los profesores más cualificados. España tiene que centrarse más en que los profesores más talentosos terminen en colegios más complicados».

La OCDE recomienda incentivar más a los docentes, pero no con más dinero en su salario, sino mejorando la promoción de su carrera y dándoles un mayor desarrollo profesional, con más formación y menos tiempo de clase que pueden dedicar a tener tutorías más personalizadas con los padres y con los alumnos.

Fuente de la Noticia:

http://www.elmundo.es/espana/2018/06/11/5b1e514146163ff44f8b4586.html

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Docentes iberoamericanos, poco formados y aún menos valorados según la OCDE

España – América Latina – OCDE / 17 de junio de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: Notimérica

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha publicado en las últimas horas el Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, conocido como Informe PISA, en el que evalúa la situación de la enseñanza y el profesorado en el mundo.

En el documento, titulado ‘Los profesores en Iberoamérica: Análisis de PISA y TALIS’, la OCDE, de mano del director de Educación y Competencias de este organismo, Andreas Schleicher, analiza la situación de la región en materia de educación poniendo el foco en
cómo se evalúa y se compensa a los profesores, así como las políticas de contratación de los docentes.

En líneas generales, la principal problemática en educación en la región ya no es la no matriculación en colegios e institutos, algo sobre lo que se ha hecho mucho hincapié en la última década, aumentando la matrícula escolar hasta un 24 por ciento en países como Brasil, Colombia y México. El problema principal se ha trasladado al bajo rendimiento académico de los estudiantes, lo que redunda en altos niveles de repetidores.

El objetivo se encuentra ahora en «canalizar el esfuerzo educativo» mediante el diseño de políticas públicas efectivas, así como con un aumento del gasto en educación y haciendo un mejor uso de sus recursos «financieros, materiales y humanos» para mejorar los
resultados tanto académicos como socioemocionales del alumnado.

Es precisamente este mejor aprovechamiento del esfuerzo educativo una de las tareas principales del profesorado de la región, un colectivo laboral que ha de centrar sus esfuerzos, no solo en la enseñanza de los alumnos, sino en la adecuación de esta al perfil de cada estudiante y a las condiciones personales, económicas y sociales de cada uno de ellos.

SER PROFESOR EN IBEROAMÉRICA

Este informe de la OCDE determina cuál es el perfil de los profesores iberoamericanos, principalmente mujeres y de mediana edad, con una profesionalidad menor en comparación con los países punteros en educación, como pueden ser Estonia o Singapur.

Con el fin de mejorar esta profesionalidad, la OCDE recomienda a los gobiernos de la región «mejorar las condiciones de trabajo, aumentar las escalas salariales y reducir la carga de trabajo de los docentes para mejorar los resultados de aprendizaje de los estudiantes».

El profesorado iberoamericano también tiene menos media académica a la hora de optar por estos estudios que el de otros estudiantes de su misma edad. Al exigir una nota media baja para ingresar en las facultades de Magisterio, entran en esta alumnos con perfiles académicos bajos, algo que no ocurre así en países con un sistema educativo más desarrollado, donde las notas de corte para ser maestro son tan altas como la de carreras de la rama sanitaria o tecnológica.

Se produce, entonces, el fenómeno de la ‘pescadilla que se muerde la cola’: esta es una profesión muy denostada socialmente en la región. «Los profesores iberoamericanos no perciben que la enseñanza sea valorada por la sociedad, en comparación con los docentes de alto rendimiento en sistemas como Finlandia y Singapur, lo que sugiere que la profesión carece de prestigio», indica este informe.

Para mejorar el desempeño de los docentes de la región, lejano al de otros países de la OCDE, este organismo propone el desarrollo profesional y las evaluaciones docentes.

Con respecto a las evaluaciones, estas no deben ser obsesivos exámenes al profesorado, sino que deben «tener un componente formativo y dar oportunidades de desarrollo» a los docentes.

En la actualidad, el desarrollo profesional de maestros y profesores iberoamericanos se refleja en un aumento del salario del docente, no como en países con sistemas educativos más avanzados, en los que el desarrollo profesional está ligado al concepto de aprendizaje permanente, algo que se ha vuelto obligatorio. Los datos de la OCDE también muestran cómo el coste de este desarrollo profesional, indispensable para los docentes, lo soportan los propios profesores, lo que supone que existen»bajos niveles de participación en el desarrollo profesional».

La labor desempeñada por los docentes es fundamental para los resultados de los estudiantes. Un profesorado bien formado, motivado, con vocación e incentivado redunda en beneficio para el futuro, ya que formarán estudiantes con mayores posibilidades de éxito académico, algo que a la larga traerá un crecimiento social, cultural, económico y político de una región que, por ahora, aún tiene mucho que hacer en materia educativa.

Fuente de la Noticia:

http://www.notimerica.com/politica/noticia-docentes-iberoamericanos-poco-formados-aun-menos-valorados-ocde-20180611110038.html

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El éxito del modelo educativo en Canadá, donde los profesores no se eligen en oposiciones

Por: Ana Torres Menárguez

Los directores de centro tienen un rol esencial en el diseño de los programas académicos en uno de los países del ‘top 10’ en PISA

En algunas provincias de Canadá, como Ontario, a los profesores se les contrata en función de las necesidades del colegio. No hay oposiciones, son los directores de los centros los que determinan cuántos docentes necesitan cada curso y para qué asignaturas. Si después de dar una clase ante un comité de expertos y de pasar una entrevista personal son elegidos, se les contrata y pasan a ser funcionarios. Durante los dos primeros años, el director del colegio revisará su trabajo y, si se ajusta a los estándares, volverá a enfrentarse a ese control cada cinco años. A los 54 años de edad, ese profesor podrá jubilarse y su pensión será una de las más altas del cuerpo de funcionarios de Ontario, unos 48.000 dólares canadienses al año (31.600 euros). El salario medio de un profesor en esa provincia, cuya capital es Toronto, es de 80.000 dólares al año (52.750 euros).

El escenario descrito resume una de las principales diferencias con respecto a España: la forma en la que se selecciona al profesorado. Canadá se encuentra entre los 10 países del mundo mejor posicionados en el informe PISA, el estudio elaborado por la OCDE en diferentes países que mide el rendimiento académico de los estudiantes en matemáticas, ciencia y comprensión lectora. España ocupa la posición 31 y en dos de las competencias está por debajo de la media del resto de países de la OCDE.

En Ontario, donde el 94% de los alumnos están matriculados en centros públicos, cuando los estudiantes cumplen 14 años pueden elegir las asignaturas que más les interesan y crear su propio itinerario. Además, pueden escoger entre tres niveles de dificultad para cada una de esas materias: académico (que les permite acceder a la Universidad), applied level (que les conduce al al llamado college) o locally developed (pensado para una rápida incorporación al mercado laboral). La educación obligatoria es hasta los 16 años.

«Nuestro sistema no es academicista; no se basa en memorizar contenidos de libros de texto, sino en la aplicación práctica», explica Bruce Rodrigues, ministro de Educación de Ontario, que concentra el 40% de la población total de Canadá. La igualdad es una de las prioridades del programa educativo en un país en el que el 22% de los habitantes no nacieron en Canadá. «Tenemos muy presente a colectivos como el LGTBI y modificamos los programas en función de las características de los habitantes de las diferentes zonas», señala Rodrigues.

Pone un ejemplo: si hay un grupo importante de niños inmigrantes que no han vivido en países en los que había jardines en las casas, se elimina ese tipo de contenido de los enunciados o preguntas de los ejercicios de clase. «Estamos identificando las nuevas narrativas que usan los alumnos; ahí está la innovación», asegura el ministro. Su gabinete está participando de forma «muy activa» en la nueva medición de competencias lanzada por PISA para 2018, la denominada competencia global, un nuevo cuestionario que analizará el pensamiento crítico, la capacidad de interactuar con respeto, la empatía, la comprensión de los conflictos mundiales o el conocimiento intercultural de los estudiantes de 15 años.

Rodrigues comenzó su carrera profesional como profesor de matemáticas y confía plenamente en la capacidad de los directores y de los llamados school boards (comités escolares) para diseñar los programas académicos y contratar al profesorado. ¿Cómo pueden estar seguros de que el proceso es justo y transparente? «Todos los profesores tienen que colegiarse y tenemos un cuerpo regulador que lo gestiona. Los directores supervisan que su forma de dar clase es la correcta y, si no cumplen, pueden ser despedidos», detalla Rodrigues.

El presupuesto que el Ministerio de Educación de Ontario ha destinado a educación infantil, primaria y secundaria en el curso 2017-2018 es de 17.900 millones de euros, frente a los 3.250 millones que se llevan las universidades y los colleges (centros de educación superior con un enfoque más práctico que las universidades). En 2017, el Ministerio de Educación español destinó 2.525 millones de euros a Educación, a lo que se sumaron los 36.900 millones aportados por las comunidades autónomas.

Marta Velasco en el instituto Don Mills de Toronto.
Marta Velasco en el instituto Don Mills de Toronto.

Todd Bushell es el director del instituto público Don Mills Collegiate Institute, en Toronto. «Ponemos el foco en el pensamiento crítico, la información está en Internet», cuenta mientras recorre algunas de las aulas más innovadoras del centro, como la de arte y diseño gráfico o la de green industries (sobre el cambio climático). Una de las claves del sistema educativo canadiense es que las habilidades emocionales forman parte de la evaluación. «Medimos los hábitos de trabajo, el auto control, la responsabilidad, la organización, la colaboración y la iniciativa propia. Son los indicadores del éxito en la vida adulta del alumno», precisa.

Ese instituto tiene 90 estudiantes internacionales. La madrileña Marta Velasco es una de ellas. Llegó en agosto para cursar un año de intercambio. Tiene 16 años y estudia en el colegio concertado Gredo San Diego, en Guadarrama. Está en primero de bachillerato. «La principal diferencia con España es que aquí te autorregulas. Tengo el móvil encima de la mesa y yo decido si tengo una llamada urgente que atender». Le llama la atención que casi todos sus compañeros trabajan en el parque de atracciones los fines de semana. «En España todo es tomar apuntes. Aquí las cosas se consensúan, el profesor nos pregunta qué día nos parece bien entregar. No hay tanta disciplina».

Cuenta que las matemáticas se le dan fatal, pero que este curso ha escogido la modalidad intermedia y está avanzando a buen ritmo. Tiene derecho (legislación de Canadá), antropología o parenting (crianza en español), una asignatura en la que enseñan el proceso de embarazo, la igualdad en la crianza y en la que se llevan un robot con forma de bebé a casa durante cuatro días. La matrícula para estudiantes internacionales cuesta 14.000 dólares al año (unos 9.200 euros), a lo que se suman unos 1.200 de alojamiento en una familia al mes (unos 780 euros).

A ella le ayudó a tramitar su estancia la consultoría de educación The Lemon Tree Education, con sede en Madrid. Gestionan los intercambios de unos 200 estudiantes españoles al año, el 70% viaja a Canadá. «La mayoría se marchan en cuarto de la ESO, pero depende de la madurez del alumno», indica Rubén Castillo, cofundador de la empresa. Analizan cada caso: miden las expectativas del estudiante, sus notas o su experiencia más complicada, entre otras cuestiones. Trabajan con un gabinete externo de psicólogos. Cubren las 10 provincias de Canadá y sus honorarios alcanzan los 3.000 euros. «Desde el punto de vista académico, Canadá es uno de los países más avanzados del mundo. Su visión del respeto a los demás es esencial y eso se transmite muy bien en los colegios. Los alumnos regresan transformados», precisa Castillo. La Fundación Amancio Ortega ofrece 500 becas al año para que estudiantes españoles de cuarto de ESO puedan ir un año gratis.

LOS COLLEGE, UNA VÍA PARA ENCONTRAR UN TRABAJO CUALIFICADO PARA LOS ESPAÑOLES

Ana Paredes en Toronto.
Ana Paredes en Toronto.

Ana Paredes tiene 27 años y hace dos dejó su puesto de docente investigador en la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Burgos. Graduada en ingeniería de edificación, cobraba unos 500 euros al mes. «Vivía en casa de madre y no veía futuro a medio plazo; mi única opción era aguantar unos 10 años en esa situación y ver si conseguía la plaza», cuenta. Tras dos meses en Toronto mejorando su inglés, tomó la decisión de cambiar de país. Se matriculó en un college (centro de estudios superiores con un nivel inferior a la Universidad) en un grado de Excelencia en los Negocios, un programa de seis meses con prácticas remuneradas de otros seis meses.

Ahora está trabajando en la empresa de software donde realizó las prácticas, Black Wak, en el servicio de atención al cliente. La tasa de desempleo en Canadá es del 5% y la juvenil del 10%. Eso fue lo que le atrajo. «Es importante que los graduados universitarios sepan que no es fácil encontrar trabajo de lo suyo; hay que empezar desde abajo». Al llegar intentó que la contrataran como ingeniera, pero en todas las compañías le preguntaban si tenía experiencia en empresas canadienses. Su sueldo le permite llegar a final de mes y pagar el alquiler de una habitación por 700 dólares al mes. Ahora está tramitando la residencia permanente, que en Canadá se puede solicitar tras 12 meses de trabajo.

Los college se han convertido en una de las opciones más asequibles para los estudiantes internacionales que quieren instalarse en Canadá. El precio de matrícula de los grados universitarios ronda los 30.000 dólares al año y el de los másteres los 40.000, mientras que el coste medio de los diplomas en los college va desde los 6.600 a los 22.000 dólares al año (entre los 4.300 y 14.400 euros). En Canadá hay un total de 150 colleges y de los 113.000 estudiantes internacionales matriculados en 2016, 230 fueron españoles, según datos de la embajada. Entre los requisitos de acceso, tener el título de Bachilleratoun y una puntuación de, al menos, un 6.5 en el IELTS.

«Nuestra marca no es tan conocida como la de Estados Unidos, pero ahora con la era Trump y el Brexit prevemos un aumento en las solicitudes de acceso» explica Ryan Guest, director de George Brown, un college público de Toronto. De los 29.000 estudiantes de ese centro, 4.900 son internacionales.

La española Alejandra López, de 30 años, no terminó su carrera de Económicas en la Complutense para mudarse a Canadá. Estudió Negocios y Recursos Humanos en George Brown, un diploma de dos años que le costó 14.000 dólares. «La gran diferencia con la Universidad es que es muy práctico. Además la ley te permite trabajar 20 horas a la semana mientras estudias», cuenta. El salario mínimo en Canadá es de 14 dólares la hora. Lleva un mes buscando trabajo. «No creo que tarde mucho, el mercado se mueve rápido».

El de Santiago Uzal, de 31 años, es un caso de éxito. Llegó a Toronto con un nivel muy bajo de inglés y tras cinco años en el país tiene un puesto de manager para Europa en la empresa de idiomas ILAC, una de las más potentes del país. «La mayoría de españoles llegan con la mentalidad de la titulitis, pensando que por tener un grado el mercado les va a absorber. Pero aquí es todo networking, necesitas una puerta de acceso que, muchas veces, está por debajo de tu nivel», señala.

Él tenía estudios de Formación Profesional, que compaginaba con campañas de incendios como bombero forestal en Galicia. «No veía futuro es España, al final te cansas de los trabajos temporales. En Canadá puedes escalar en la empresa». Él lleva cinco años en ILAC, donde realizó el curso de inglés y obtuvo su primer empleo como monitor de estudiantes internacionales. Lo compaginaba con un trabajo de camarero en un restaurante brasileño. Ya ha conseguido la residencia permanente. «Me puedo beneficiar de las mismas ayudas que los canadienses, salvo el derecho a voto. No tengo ninguna intención de volver a España».

Fuente: https://elpais.com/economia/2018/05/28/actualidad/1527526183_441482.html

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