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El ausentismo docente, la queja de los alumnos.

América del Sur/Argentina/Fuente:http://www.eldiaonline.com/

Por:Marcelo Lorenzo

El ausentismo docente, un fenómeno altamente controversial del sistema escolar, afloró en forma inesperada y con fuerza en una encuesta realizada a estudiantes de los últimos años del secundario de Gualeguaychú.

En una consulta estructurada a los adolescentes se les pidió que indicaran los dos problemas principales de los colegios a los que asisten, de entre cinco alternativas posibles.

Las opciones fueron: falta de equipamiento, ausentismo docente, problemas de infraestructura, problemas de convivencia, carencias de elementos para el trabajo.

Pues bien, entre los alumnos de las escuelas públicas el ausentismo docente figuró al tope de la preocupación. Un 40% hizo foco allí, quedando detrás la falta de equipamiento, con un 20,2%, y la cuestión de la convivencia con un 14,5%.

Aunque entre los adolescentes que concurren a establecimientos de gestión privada, el ausentismo docente tiene menos incidencia en la respuesta, con un 26,4%, sin embargo también figura como la preocupación más importante.

En efecto, un 20,5% se queja de la falta de equipamiento, en tanto que un 20% considera preocupante la carencia de elementos para trabajar.

Donde el tema de la ausencia docente no figura como tema central es entre los estudiantes de las escuelas técnicas, para quienes son más importantes la falta de equipamiento (26,2%), los problemas de infraestructura (19,6%), la carencia de elementos para trabajar (18%), y recién después la cuestión docente (15,3%).

Estos guarismos figuran en el estudio de campo realizado en 23 instituciones educativas de la ciudad, entre el 24 y el 27 de noviembre de 2015, por el Banco Estadístico de Corporación del Desarrollo, a cargo del licenciado Carlos Elgart, y al que tuvo acceso El Día.

En realidad el relevamiento de Corporación indaga sobre las preferencias de los estudiantes secundarios con estudios avanzados de Gualeguaychú, y en este sentido abarca más tópicos.

Elgart y su equipo habían hecho una primera medición en noviembre de 2014. Y en ella había surgido como relevante una cuestión que volvió a repetirse también en la última encuesta: la mayoría de los estudiantes reconoce que Matemáticas es la asignatura que más les costó a lo largo de los años de estudio.

En el último relevamiento, en el cual se hace una radiografía de opinión de 650 estudiantes de los últimos años de los colegios secundarios de la ciudad, se indaga sobre su inserción laboral, sus planes de estudios a futuro, si tienen previsto irse de la ciudad y cuál es su parecer sobre la enseñanza que han recibido en la secundaria, entre otros tópicos.

Tema actual:

La queja de los secundarios de Gualeguaychú sobre la ausencia de los profesores en las aulas toca un punto sensible del funcionamiento global del sistema educativo aquí y en otros lados.

Que ese malestar estudiantil, como reproche a los colegios y a la institución educativa como tal, sea más alto en los establecimientos estatales le agrega también un alto componente polémico a la tendencia.

¿Es ésta, acaso, una de las causas por las cuales cada vez más familias sacan sus hijos de la esfera educativa estatal para llevarlos a los colegios de gestión privada, según muestran las estadísticas?

Se sabe que en Entre Ríos el alto índice de ausentismo docente es hoy mismo motivo de enfrentamiento entre la autoridad educativa y los representantes del gremio de los trabajadores de la educación.

Por estos días, el conflicto docente se ha instalado en la opinión pública entrerriana, a partir de la decisión del Consejo General de Educación (CGE) de bajar de categoría a más d 130 escuelas primarias, catorce de las cuales son de Gualeguaychú.

Ese descenso en la calificación de los colegios, que implica en los hechos un ajuste en la cantidad de divisiones y en los cargos docentes, obedece a una razón: la pérdida de matrícula.

AGMER, el principal gremio docente entrerriano, ha salido a cuestionar esa recategorización denunciando que detrás de la medida instrumentada por la administración de Gustavo Bordet (FpV) subyace un “ajuste” de tipo “neoliberal”.

Perla Florentín, vocal gremial del Consejo General de Educación (CGE), en declaraciones a El Diario de Paraná (15 de agosto) hizo este diagnóstico: “La pérdida de matrícula de las escuelas públicas se da en beneficio del aumento de alumnos de las escuelas privadas (…) De ese modo, la migración de alumnos, y la consecuente reducción de matrícula, determina la baja categoría de una escuela”.

La pregunta que queda sin respuesta, en este caso, es la siguiente: ¿por qué razón los alumnos migran a los colegios de gestión privada? ¿En qué medida incide en esta problemática el alto índice de ausentismo docente, que según la encuesta de Corporación afecta sobre todo a los estudiantes de escuelas medias estatales?

La controversia:

La mayoría de los expertos en educación sostienen que la ausencia de los docentes obliga a reorganizar la escuela para cubrir espacios vacíos, interrumpe la enseñanza y desmotiva a los alumnos.

Se trata, en el fondo, de un problema que afecta la calidad y la continuidad pedagógica.

Pero donde no hay consenso es a la hora de establecer las razones por las cuales los maestros y profesores no concurren  a dictar clases.

El ausentismo docente es, en efecto, un fenómeno complejo y multicausal que da lugar a muchas interpretaciones y soluciones. Aun reconociendo el derecho a faltar que como trabajadores tienen los docentes, el tema luce peliagudo cuando esto ya es una tendencia.

¿Cómo se justifica tanta inasistencia docente? Del lado gremial, las explicaciones tienden a descargar de responsabilidad al trabajador de la educación, a quien se describe como alguien mal pago y explotado laboralmente.

Aquí se indica que el profesor debe acumular más horas cátedra que las correspondientes para juntar un sueldo que le permita la subsistencia.

A la pérdida del poder adquisitivo, se le sumarían las condiciones complicadas en las cuales enseña, muchas veces en ámbito laborales inseguros. El ejercicio de la profesión pondría a los docentes frente a situaciones complejas en un entorno que los desvaloriza, al mismo tiempo que les exige.

La creciente complejidad del contexto explicaría, según la lectura gremial, la problemática del ausentismo docente. Y en todo caso, se remarca, hacer foco en esta cuestión es una injusticia porque la mayoría de los docentes van a trabajar todos los días, ponen el cuerpo y se desviven por sus alumnos.

Pero hay otras visiones sobre este tema menos condescendientes. Desde este lado se enfatiza que las inasistencias de los profesores son un viejo problema de la secundaria, y que eso impacta negativamente en el aprendizaje de los chicos.

Las frecuentes huelgas, la práctica habitual de pedido de licencia, las faltas recurrentes a dictar clases, o simplemente la impuntualidad, formarían parte de una cultura del ausentismo que reina entre los docentes, un gremio que por otra parte goza de estabilidad laboral, dicen los críticos.

Otros pistas para entender el fenómeno:

En Argentina no hay cifras oficiales de ausentismo en la educación. Los datos surgen de mediciones internacionales, como los de las pruebas PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes), que la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) toma en secundarios.

El informe PISA 2015 reveló que Argentina, en materia de inasistencia de los profesores, quedó en el puesto 62 entre 64 países. El trabajo reveló la opinión de los directores de varias escuelas en distintos países.

“Según la OCDE, el promedio mundial indica que el ausentismo de los docentes afecta al 13% de los estudiantes, pero en Argentina este porcentaje asciende al 59%, y es uno de los más altos del mundo”, explicó Alieto Guadagni, director del Centro de Estudios de la Educación Argentina, al analizar esos datos.

Al comparar con el resto de la región, “el mejor posicionado es Perú, donde solo el 16% de los estudiantes se ve perjudicado por la ausencia de los profesores. Le siguen México con 17%, Colombia con 22%, Chile con 25%, Brasil con 34%, Argentina con 59% y Uruguay con 65%, el peor del total de países evaluados”, añadió Guadagni, siempre de acuerdo a las opiniones de los directores.

Según un primer relevamiento presentado en 2012 por el entonces ministro de Educación de la Nación Alberto Sileoni, las principales causas del ausentismo son enfermedades psíquicas, atención a familiares enfermos, dispersión de la carga horaria en varios establecimientos, motivación personal y compromiso de los docentes, además de falta de liderazgo de los directores.

“El aumento del ausentismo responde a la gran complejidad que enfrenta el oficio, con múltiples demandas sociales, que antes la escuela expulsaba y ahora intenta contener plantea por su lado Axel Rivas, investigador del Cippec. La flexibilidad de los regímenes de licencias no es la explicación del ausentismo: es la enorme presión que viven en sus condiciones de trabajo y la baja formación que tienen para enfrentar esta diversidad de problemas”.

Fuente: http://www.eldiaonline.com/ausentismo-docente-la-queja-los-alumnos/

Imagen: http://www.eldiaonline.com/wp-content/uploads/2016/09/ausentismo-2.jpg

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La formación docente, clave del suceso.

Una investigación del Cippec indaga sobre la preparación y las condiciones de trabajo de los docentes argentinos, y propone estrategias inspiradas en el modelo educativo finlandés, considerado uno de los mejores del mundo.

América del Sur/Argentina/Fuente:http://www.lanacion.com.ar/

Por: Maria Gabriela Ensinck.

Desde el año 2000, Finlandia encabeza sistemáticamente los resultados de las pruebas de calidad educativa PISA ( Program for International Student Assessment ) y su sistema de enseñanza se ha convertido en un modelo a seguir. No son el rigor ni la competencia, sino la inclusión, la creatividad y la cooperación las bases de su éxito, en el que la formación de los docentes juega un rol fundamental.

«Los docentes finlandeses deben tener 4 años de estudios universitarios más una maestría», señala Florencia Mezzadra, directora del Programa de Educación del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) y co- autora del libro publicado por esta entidad Apostar a la Docencia, junto a la investigadora Cecilia Veleda y con la colaboración de Belén Sánchez.

En cuanto a las horas de formación, el promedio en la Argentina para un docente de nivel inicial o secundario es de 3600 durante 4 años (de acuerdo a una investigación de Juan Llach para la Fundación Red de Acción Política), mientras que en Finlandia se requieren 8000 horas durante 5 años.

Pistas para mejorar:

Convencidas de que más allá de las mejoras edilicias, en la infraestructura educativa y en el salario de los docentes, el factor de más impacto en la calidad de la enseñanza es la mejora en la formación de los maestros y maestras, las especialistas del Cippec enumeraron en su investigación una serie de propuestas en este sentido:

«Lo primero es prestigiar a la profesión docente, que vuelva a ser un aspiracional entre los jóvenes», destaca Mezzadra. Con este objetivo, el libro detalla algunas iniciativas como: campañas comunicacionales y concursos para visibilizar y premiar a docentes destacados.

Otra de las propuestas es crear un sistema integral de información educativa, incluyendo las trayectorias y resultados de aprendizaje de los alumnos, la oferta de equipamiento, estado edilicio, alumnos por curso, cargos y horas de clase. Si bien esta información existe, no está centralizada ni digitalizada, y en muchos casos tampoco actualizada.

La creación de un Instituto Federal de Formación Docente para unificar criterios pedagógicos y ofrecer posgrados y cursos anuales de actualización que sean tenidos en cuenta a la hora de concursar los cargos.

Disminuir el ausentismo y la rotación docente. Según el trabajo del Cippec, «el ausentismo no es una problemática generalizada en la docencia sino que parece focalizarse en algunos docentes y algunas escuelas. El uso de la información para detectar las escuelas con mayor ausentismo servirá para intervenir según las circunstancias»

Reformular el sistema de acceso a los cargos docentes, para hacerlo mediante evaluaciones, entrevistas, planificación de unidades didácticas y demostraciones de clases. Esto implicaría una reforma a los estatutos docentes y requeriría un acuerdo con los sindicatos.

Mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los docentes, garantizando un salario digno y equitativo, con una mayor ingerencia del gobierno nacional en la política salarial.

Agilizar los trámites burocráticos como pedido de licencias, autorizaciones para salidas didácticas, que consumen tiempo productivo de los docentes.

Garantizarles el acceso a atención médica de calidad, e incentivar los docentes para que concentren horas en una misma escuela.

Apoyar a las escuelas más débiles, aquellas donde se concentra el fracaso escolar, las dificultades de aprendizaje, el ausentismo y la violencia. Y al mismo tiempo, identificar, reconocer y difundir las prácticas de las escuelas que logran buenos aprendizajes.

Por último, las investigadoras del Cippec reconocen a la incorporación de la tecnología y la educación de los nativos digitales como un gran desafío en el mediano plazo.

«Las experiencias de conectividad e inclusión digital que se llevaron a cabo tanto desde el gobierno nacional como el de la ciudad de Buenos Aires y algunas provincias como San Luis y La Rioja son muy positivas», destaca Mezzadra. «Pero aún resta trabajar mucho en la formación digital de los docentes. Porque la tecnología por sí sola no impacta en el aprendizaje, pero un maestro bien formado y actualizado sí».

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1768136-la-formacion-docente-clave-del-suceso

Imagen: http://bucket3.glanacion.com/anexos/fotos/68/ln-vuelta-al-cole-2005968w280.jpg

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Uruguay: «La tasa de egreso de educación media es un suicidio para el país»

Por: El Observador

Entrevista a: Mariano Palamidessi

Hace un mes el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) presentó el informe Trayectorias educativas en la educación media. PISA-L 2009-2014, que se enfoca en las trayectorias educativas que siguieron hasta 2014 los estudiantes que participaron en PISA 2009. En ese momento su director ejecutivo, Mariano Palamidessi, pronunció un discurso fuerte y alarmante. Habló de datos «perturbadores» y de la generación de «dos razas» en el país. Es que entre muchos resultados, la investigación arrojó que apenas un 6% de los estudiantes que participaron de PISA 2009 con al menos un episodio de repetición logró acreditar la educación media superior (bachillerato) cinco años después. El dato adquiere relevancia si se tiene en cuenta que cuatro de cada 10 liceales tienen extraedad, es decir, repitieron. El Observador conversó con Palamidessi para profundizar en su análisis.

En la presentación de los resultados de PISA- L 2009-2014, usted dijo que los resultados eran «perturbadores». De todos los resultados que arrojó esta investigación, ¿qué es lo que le resulta más perturbador?

A los datos que ya conocíamos que tienen que ver con el porcentaje que efectivamente egresa, para mí el dato más perturbador es la idea de que cualquier retraso en la trayectoria previa prácticamente cancela las posibilidades de terminar educación media. Solamente el 6% de los que llegan con extraedad en esta muestra de PISA-L la terminaron. Es un sistema en el cual tropezar o resbalar es caerse. Si un alumno tuvo un mal año o entra con alguna desventaja y esta se sanciona con la repetición, esto va a marcar fuertemente su futuro educativo y reforzar sus posibilidades en la vida. Esto es un dato perturbador.

¿Por qué la repetición marca tanto las trayectorias?

No es la repetición. La repetición, en todo caso, es una decisión pedagógico-administrativa que condensa una serie de juicios y de mecanismos preliminares. En realidad, acá hay actuando varias cosas, pero podemos simplificar sobre algunas. Una tiene que ver con las oportunidades que tuvieron los niños. Cuando se toma la decisión (de que un alumno repita) ya hay un montón de señales anteriores. Entonces, ahí fallaron en primer lugar los sistemas de alerta temprana, es decir, hay alguien que vio o que no vio datos o características, que permiten anticipar una situación de fracaso. El tema también está en si cuando detecto un problema, tengo previstos mecanismos para compensarlo. Muchas veces el sistema lo deja a criterio de los maestros. Muchos piensan que la ventaja de Finlandia está en los mejores resultados. Y el secreto verdadero se basa en que tiene el piso alto. Los alumnos que menos rinden en Finlandia están bastante bien. Esto es porque tienen un conjunto de dispositivos muy estudiados y racionalizados con pasos muy claros de cómo se va operando en cada situación. Ya tienen un protocolo definido. Acá lo que está faltando es protocolo.

¿Falta también calidad en los aprendizajes?

Lo que pasa es que muchas veces el tiempo diario es muy poco. Gran parte de los estudiantes de Primaria van a clase cuatro horas. En esas cuatro horas que son las mismas que hace 120 años queremos que aprenda a escribir, a calcular, ciencias, deporte, arte, teatro. La verdad que el tiempo no alcanza y es probable que ciertos énfasis de lecto escritura, que la escuela tenía se hayan perdido en función de una multiplicidad de objetivos. A la escuela se le está pidiendo mucha cosa con el mismo tiempo disponible. Son 180 días, que no siempre se cumplen, en un calendario de cuatro horas. Cuando uno compara con otros países, el tiempo neto es bajo para objetivos tan ambiciosos. Esto es un problema que hay resolver.

¿Se resuelve con escuelas de tiempo completo?

En lo personal creo que no necesariamente tenemos que ir a tiempo completo, podés ir a jornadas de seis horas o podés tener el tiempo que cada proyecto requiera. Deberíamos discutir cuáles son los básicos que sí o sí debemos garantizar y en cuánto tiempo.

Ese día dijo que el sistema está generando «dos razas diferentes». Teniendo en cuenta esto, ¿qué le espera a Uruguay en 20 o 30 años?

Lo primero que quiero decir es que la palabra que yo usé no fue la más feliz. Es una palabra que trató de provocar. La usé en un sentido metafórico. Lo que yo quise decir es que sin desearlo –porque ningún docente ni autoridad está deseando– que salgan chicos que cuando lleguen a los 20 años tengan 14 años de escolaridad y otros han tenido exactamente la mitad, es preocupante. Uruguay fue muy exitoso en universalizar la educación primaria y egreso en los años 80. El problema es la otra meta en la cual Uruguay viene con mucho retraso. La idea de universalizar la educación secundaria se dio primero en la década del 70 con la ley que promovía la universalización del ciclo básico. Pero el ritmo de escolarización de la educación media está lento todavía.

¿Qué nos espera entonces en 20 o 30 años?

Creo que continuar con esta tasa de mejora muy leve en materia de egreso de ciclo básico y bachillerato para el país es un suicidio. Es un suicidio porque este es un país pequeño de tres millones de habitantes y el destino de un país pequeño, si quiere formar parte de una sociedad integrada, democrática y que ofrezca oportunidades a las personas es apostar a la educación y al conocimiento. Que el 60% de la población no complete educación media es un bloqueo político, económico, cultural hacia el futuro. El problema es que el desafío del siglo XXI no es la educación media, sino masificar la educación superior.

¿Es necesario reformar educación media?

Sí. Está claro que hay que ir a un esquema de reducir la fragmentación de conocimiento y se debe definir cuáles son los aprendizajes y competencias básicas. Tiene que haber más dedicación y pertenencia del docente con el centro educativo y esto requiere reformular el contrato de trabajo. También plantearía que tiene que haber más diversidad y mayor cuota de elección por parte del estudiante. Hay que ofrecer a los estudiantes una parte del menú que sea por elección, que haya asignaturas obligatorias y otras por elección. Todo esto hace que la gestión de un centro sea más compleja y hay que aprender a gestionar el trabajo de una organización que ya no se rige al ritmo de un timbre y horas monótonas. Tiene que haber una figura que sea Consejero de Estudio para que el alumno programe el recorrido que quiera hacer en el semestre o en el año con él. Esto forma parte del tratamiento de una vida de un individuo autónomo, que toma decisiones. Hoy en secundaria no hay que elegir nada, entonces uno no tiene ninguna responsabilidad, ni puede saber si eligió bien o mal.

Si la meta del siglo XXI es la educación terciaria, ¿Uruguay está atrasado en la agenda educativa? La meta del gobierno es que el 100% de los alumnos estén en educación media.

Nunca es triste la verdad, decía Joan Manuel Serrat. La verdad es buena, si uno está decidido a hacer cosas. En el siglo XXI tener un porcentaje muy alto con alta escolaridad es fundamental para innovar y tener una democracia vigorosa, para tener una sociedad tolerante.

Fuente: http://www.entornointeligente.com/articulo/8821226/URUGUAY-La-tasa-de-egreso-de-educacioacute;n-media-es-un-suicidio-para-el-paiacute;s-21082016

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Mejores matemáticas para mayor movilidad social

Por: Jo Boaler

El último informe de PISA en profundidad sobre las matemáticas señala la importancia de mejorar su enseñanza como algo fundamental para conseguir mayor movilidad social. Según la OCDE, en Ecuaciones y Desigualdades: haciendo las matemáticas accesibles a todos, los individuos que manejan mejor los números, tienen más empleos, mejor pagados y disfrutan de una mejor salud. Ahora mismo, según lo estudiado por los analistas en educación de PISA, la manera en la que se enseña matemáticas está profundizando en la desigualdad educativa por lo que califica los hallazgos de «decepcionantes».  Pero, el vaso medio lleno es  pensar que una buena calidad en la enseñanza de las matemáticas puede hacer mucho por solucionar las desigualdades sociales. «Todos los estudiantes necesitarán las matemáticas en su vida adulta. Reducir las desigualdades en el acceso al mejor contenido de las matemáticas es una herramienta para aumentar la movilidad social», dice el informe.

La receta que aporta la OCDE es dar más apoyo a los profesores para poder atender a clases muy heterogéneas de nivel, aunque separar a los alumnos dependiendo de su capacidad es algo que se desaconseja. Curiosamente, España es de los países donde menos se hace eso y sólo un 5 % de los alumnos estudia en algún centro que haya requerido una prueba de acceso.  En el informe se podría hablar de «paradoja española» porque aquí se da más horas de matemáticas que la media, los alumnos están familiarizados con conceptos aritméticos más que en otros países y dicen entenderlos y disfrutar con ellos.

Pero, sin embargo, las diferencias se acentúan mucho entre estudiantes en cuyas casas se habla sobre la importancia de las matemáticas y a cuyos padres les gustaba que en las que, por el contrario, lo que aprecian es que en sus familiar se les daban mal las matemáticas. Esto es coherente con los hallazgos de Jo Boaler, una de las mayores expertas mundiales en didáctica de las matemáticas, que desde Stanford se dedica a difundir la importancia de tener la mentalidad adecuada, que pasa por creer que se puede ser bueno con ellas. De ahí que sea tan importante que los padres no pasen a sus hijos la ansiedad que tuvieron ellos con los números. Amazon ha querido ayudar desde hace unos meses en este sentido y ha lanzado la iniciativa de With Math, I can, en la que profesores, alumnos y familias se comprometen a hacer ver que es cuestión de esfuerzo, actitud  y buena enseñanza el ser bueno en las matemáticas.

El informe hace mucho hincapié en la necesidad de dar las mayores oportunidades a todos los niños por igual de interesarse por las matemáticas y pone de ejemplo en su blog la historia de Srinivasa Ramanujan quien, por pura casualidad, tuvo acceso a un libro, Sinopsis de Resultados Elementales en Matemáticas Puras y Aplicadas, que le abrió un apetito voraz por saber más en el sur de la India, a principios del siglo XX. Luego Hardy, en Cambridge, trabajaría con él intensamente para que adquiriera la disciplina de los fundamentos que él había esquivado siendo bastante autodidacta. La historia está reflejada en una película precisamente estrenada este año. Dicen los expertos que hay que transmitir a los alumnos que «resolver un problema de matemáticas es un proceso emocionante de descubrimiento y de entrenamiento mental; para muchos alumnos al final de la etapa obligatoria de educación, las matemáticas es un conjunto bien diseñado de procesos que deben ser ensayados hasta que se aprenden».

Según PISA, hay historias posibles como la de Ramanujan, pero los políticos tienen que conseguir que sean «probables». Que cada vez haya más niños pobres que, gracias a su desempeño en las matemáticas, puedan salir de una economía precaria.

Donde sí que existe una diferencia por encima de la media en el caso español es en lo bien o mal que lo hacen en matemáticas los niños que están familiarizados con conceptos matemáticos y su utilidad. Los que, en su casa, escuchan hablar de matemáticas tienen casi un 25% más de posibilidades de hacerlo mejor que los que no tienen esa suerte en España.  Y los que han escuchado a sus padres que no les gustan las matemáticas tienen un 43% más de posibilidades de sentir que no pueden con la asignatura.

Como experiencias interesantes, acaban por recomendar algunas de colegios concertados en Nueva York o de cómo Polonia, Alemania, Suecia y  Finlandia han reformado el sistema de seguimiento de los colegios para reducir el impacto socio económico de las familias en cómo lo hacen los niños en el colegio. Al final, concluyen, se trata de que el hecho de que un niño pobre lo haga bien en matemáticas no sea algo tan exótico como para hacer una película de Hollywood.

Fuente: http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/mejoreducados/2016/08/12/mejores-matematicas-para-mayor-movilidad.html

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La educación como barrera social o como instrumento de igualdad

Por: Alejandro Tiana Ferrer

Los últimos datos publicados por el proyecto PISA, correspondientes al año 2012, nos dejaron una mala noticia: los indicadores de equidad, de los que España podía legítimamente enorgullecerse, habían empeorado. La situación no era preocupante, pero sí la tendencia que se apuntaba.

Por ese motivo, y a la espera de que se publiquen a finales de 2016 los datos correspondientes al año 2015, estamos en un momento oportuno para reflexionar acerca del papel que desempeña el sistema educativo con vistas a promover la igualdad en la educación.

Desde este punto de vista hay tres cuestiones que merece la pena analizar con cierto detenimiento. En primer lugar, conviene pensar acerca de qué implica hacer efectivo el principio del derecho a la educación. En segundo lugar, hay que reflexionar acerca del modo en que mejor se asegura la igualdad en el acceso de los estudiantes a los distintos tipos de centro. Y en tercer lugar, debemos estudiar cómo se organiza el sistema educativo para impedir la aparición de barreras sociales y para fomentar la equidad en la educación.

Un equilibrio difícil pero necesario: libertad de enseñanza y derecho a la educación

Los dos grandes principios que rigen en la actualidad la política de la educación son los de libertad de enseñanza y derecho a la educación. Ambos cuentan con una larga historia, paralela al proceso de reconocimiento de los derechos individuales y sociales que ha tenido lugar en la época contemporánea.

El principio de libertad de enseñanza (o libertades de enseñanza, en plural, como dice acertadamente Manuel de Puelles que deberíamos denominarlo) se inserta en el reconocimiento de los derechos de libertad o libertades civiles que se produce ya desde la Revolución Francesa. Encuentran estos derechos su justificación en la necesidad de que el Estado respete la esfera privada del individuo, lo que implica reconocer la libertad de expresión, de culto, de conciencia o de prensa. La aplicación de este principio general al ámbito de la educación se realiza en una triple dirección: libertad de creación de centros, libertad de cátedra y libertad de elección de centro. Mientras que la primera acepción se consolidó en el Estado liberal, durante el siglo XIX, el reconocimiento de la segunda solo se conseguiría avanzado ese siglo, después de muchos conflictos. La tercera acepción centra buena parte de los debates políticos actuales en torno a la educación.

Por su parte, el derecho a la educación va asociado al reconocimiento de los derechos prestacionales o sociales, que comenzaron a incluirse de manera generalizada en las constituciones nacionales después de la segunda guerra mundial. Este tipo de derechos, que abarca ámbitos como las relaciones laborales, la salud, la seguridad social o la educación, encuentra su fundamento en la necesidad de asegurar a todos los ciudadanos un mínimo de igualdad, sin el cual el ejercicio de las libertades cívicas y políticas reconocidas no sería efectivo. Los componentes fundamentales del derecho a la educación son tres: obligatoriedad (ya que la educación es un derecho fundamental, del que no se debe privar a nadie), gratuidad (al menos en los niveles básicos, como medio de asegurar su efectividad) e igualdad de oportunidades (para progresar en el sistema educativo en función del mérito y no de los recursos disponibles). Los tres componentes han quedado recogidos en documentos tan relevantes como la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, la Declaración de los Derechos del Niño de 1959 y la Convención de los Derechos del Niño de 1989.

Se trata de dos principios procedentes de tendencias ideológicas diferentes. El primero encuentra su origen en el liberalismo y el conservadurismo, en sus distintas concepciones, mientras que el segundo lo tiene en el igualitarismo y la democracia social. Por ese motivo ha existido y existe entre ambos una tensión que no resulta siempre sencilla de resolver.

En el caso de España, esa tensión fue evidente durante los siglos XIX y XX, generando incluso algunos conflictos de cierta envergadura. La Constitución de 1978 intentó buscar un equilibrio entre ambos, aunque la tarea no resultó sencilla, dada la profunda divergencia ideológica existente. Hay que reconocer que no fue fácil encontrar un acuerdo entre las posiciones defendidas respectivamente por los herederos de la escuela nacionalcatólica franquista y los de la escuela pública unificada republicana. El antagonismo estaba muy arraigado y los enfrentamientos habían estado a la orden del día.

Es bien sabido que el artículo 27, que trata de la educación, fue uno de los que puso en riesgo el consenso constitucional. El debate fue intenso, si bien se alcanzó finalmente un acuerdo, consistente en la yuxtaposición de los dos principios mencionados, la libertad de enseñanza y el derecho a la educación. Todas las partes negociadoras realizaron cesiones relevantes, que no dejaron de recibir algunas críticas de sus afines. Pero lo importante es que se alcanzó un consenso, de los que Giovanni Sartori denomina básicos, sobre el que basar la posterior regulación de nuestro sistema educativo.

Con más o menos dificultades y con ocasionales recursos al Tribunal Constitucional, el sistema ha venido funcionando razonablemente durante los últimos treinta y cinco años. Pero en estos últimos tiempos estamos asistiendo a un intento más o menos abierto de cambiar ese consenso básico. En nombre del principio de libertad de enseñanza, y centrándose sobre todo en la libertad de elección de centro, hay sectores ideológicos que propugnan cambios normativos profundos. La inclusión que hace la LOMCE de “la libertad de enseñanza y de creación de centro docente, de acuerdo con el ordenamiento jurídico” entre los principios inspiradores del sistema educativo, sin hacer mención paralela al derecho a la educación, me parece una demostración patente de ese intento. En mi opinión, corremos el riesgo de romper un consenso básico que costó mucho alcanzar. Y ese es un problema importante que no nos podemos permitir que se reavive en las circunstancias actuales.

Un mito engañoso: la libertad de elección

En relación con lo anterior, vale la pena destacar que la libertad de elección se ha convertido desde hace años en una de las banderas educativas favoritas de los grupos conservadores y liberales. Se trataría en última instancia de asegurar que las familias pueden elegir el tipo de educación que desean para sus hijos, por medio de la libre elección de centro. La defensa de ese principio se sustenta en algunas ideas que merece la pena analizar.

Un supuesto muy extendido entre los defensores de dicha opción es que en España existe una escasa libertad de elección. El motivo sería la existencia de una supuesta zonificación rígida, que asignaría forzosamente a los alumnos al centro más cercano a su domicilio y les impediría elegir.

Pues bien, hay que subrayar que esa idea es falsa. Es cierto que contamos con zonas escolares, cada una de las cuales agrupa generalmente varios centros. O sea, aplicamos criterios de asignación de alumnos similares a los existentes en países como Inglaterra o Estados Unidos, que no pueden considerarse enemigos de la libertad individual. Pero a diferencia de lo que allí sucede, las familias no están obligadas a llevar a sus hijos al centro que les corresponde, sino que pueden realmente elegir cualquier centro que deseen, esté o no dentro de la zona en que se ubica su domicilio. E incluso admitimos la posibilidad de tomar en consideración el lugar de trabajo de los padres en vez del domicilio a efectos de admisión en un centro determinado, ampliando así la libertad real de elección.

En consecuencia, nuestras zonas escolares no tienen carácter exclusivo, siendo su única función la de primar la cercanía (entre otros factores) cuando hay más demanda que plazas disponibles en un centro. Porque es realmente ahí donde se sitúa el problema de la elección y donde vale la pena centrar el análisis.

En efecto, cuando hay más solicitudes que plazas en un centro puede optarse por diversos sistemas para asignarlas. Una primera opción consiste en dejar que sea el centro quien elige libremente a sus alumnos. Es lo que algunos defienden abiertamente, planteando una contradicción insalvable, puesto que no serían las familias quienes elegirían, sino los centros quienes podrían elegir a su propio alumnado. Al margen de la discrecionalidad y la injusticia que ese sistema introduce, hay que hacer notar que la supuesta defensa de un principio llevaría precisamente a su negación: frente a la libertad de elección (de las familias), primaría la arbitrariedad de la elección (por los centros).

Una segunda opción consiste en adoptar algunos criterios objetivos para resolver los desajustes entre las plazas disponibles y las preferencias expresadas por las familias. En principio, se trata de una solución más justa y que concede mayor seguridad. Es el modelo actualmente aplicado en nuestro sistema educativo, al igual que en otros muchos. Ahora bien, el dilema se plantea cuando se trata de establecer dichos criterios. Los más habituales son la distancia del domicilio al centro, el nivel de renta y el tamaño de la familia. El primero se basa en la conveniencia de que los niños y jóvenes asistan a centros cercanos a su domicilio, dadas las múltiples ventajas que ello implica. El segundo y tercero tienden a favorecer a las familias con mayores necesidades, a las que los poderes públicos deben proteger especialmente. Si bien dichos criterios pueden pervertirse y no están exentos de fraudes, resultan sin duda razonables. Se trata de un sistema que asegura el equilibrio de la libertad de enseñanza y el derecho a la educación.

Existen también opciones intermedias, como la de combinar algunos de los criterios mencionados con otros más flexibles o dar la posibilidad a los centros de asignar libremente una determinada puntuación, adicional a las anteriores, para cubrir sus plazas. En este caso, la justicia de la solución adoptada depende de varios factores. Por una parte, si la puntuación así asignada es demasiado alta, estaríamos de hecho en el primer caso analizado más arriba. Por otra parte, si esa puntuación no presta una atención especial a las familias más desprotegidas o con mayores necesidades, estaríamos ante una situación que primaría a quienes tienen mayor poder o capacidad de influencia. En ambos casos habría personas o grupos que saldrían perdiendo con la aplicación de este sistema.

Y es que no basta con preguntarse qué grado de libertad de elección existe en un sistema educativo. En 1996 Bruce Fuller y Richard F. Elmore coordinaron un libro con el sugerente título Who chooses? Who loses? (Teachers College Press, New York). Debo reconocer que me impactó su análisis acerca de los efectos desiguales de la elección de centro. Desde entonces, cuando se habla de libertad de elección no me resisto a plantear la pregunta de quién sale perdiendo. Pienso que vale la pena formularla, pues no todos los sistemas son neutrales.

Un instrumento para la igualdad: trayectorias escolares abiertas y fluidas

Asegurar la equidad en la educación y evitar la creación de barreras escolares y sociales no implica solamente defender el derecho a la educación y llevarlo a la práctica en lo que se refiere a la igualdad de condiciones en el proceso de escolarización. También implica establecer una estructura y una ordenación educativas que aseguren la igualdad.

Como es bien sabido, los sistemas educativos actuales distan de ser idénticos, si bien presentan algunos rasgos similares. Por una parte, todos ellos definen una etapa de escolarización obligatoria, precedida y seguida por otras que no lo son y que a su vez difieren en los momentos de inicio y final, así como en su configuración. Por otra parte, todos cuentan con un tronco común de duración variable y unas ramificaciones que varían en número y extensión. El modo en que se imbrican la obligatoriedad y la formación común, cuya duración puede o no coincidir, difiere asimismo de unos sistemas a otros. Haciendo un símil viario, podría decirse que esta configuración dibuja un entramado de caminos, más o menos complejo y con un número variable de vías internas de conexión, por donde transcurren las trayectorias escolares que los estudiantes recorren durante su etapa formativa.

En consecuencia, puede decirse que los dos elementos fundamentales que determinan dicha configuración son la estructura del sistema y la ordenación educativa. La combinación de ambas hace posibles unas trayectorias e impide otras, abriendo o cerrando caminos a los estudiantes que las transitan. Y el análisis de tales trayectorias es muy interesante para valorar qué oportunidades de educación y formación ofrecen realmente los sistemas educativos al alumnado.

Los modelos subyacentes a la Ley Orgánica de Educación (LOE) y a la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) son muy diferentes. Mientras que el primero es un modelo de tronco único prolongado, seguido por una ramificación corta pero intensa, el segundo es un modelo en abanico, donde el tronco se va escindiendo progresivamente en vías divergentes con escasa intercomunicación entre sí. Se trata de dos opciones claramente diferentes, que vale la pena analizar.

Desde una perspectiva general, puede apreciarse que la estructura del sistema educativo adoptada por la LOE y la LOMCE es idéntica, ya que tienen las mismas etapas y con igual duración. Podría, por lo tanto, considerarse que son modelos equivalentes. Sin embargo, las medidas de ordenación que las acompañan son tan distintas que determinan trayectorias escolares muy diferentes.

La LOE enfatiza el carácter común de la educación básica, entre los 6 y los 16 años de edad, esto es en las etapas de Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria (ESO), planteando la atención a la diversidad como un mecanismo que permite huir de la uniformidad y dar a cada estudiante lo que necesita para su pleno desarrollo, siguiendo trayectorias diferenciadas pero equivalentes y conducentes a una misma titulación. Por su parte, la LOMCE, bajo el rótulo de la flexibilización, propone desarrollar programas que permitan a cada estudiante “desarrollar todo su potencial”. El problema que subyace detrás de una declaración tan genérica estriba en que dichos programas van conduciendo a trayectorias divergentes, con difícil retorno o cambio de rumbo. Por una parte, sustituye los programas de diversificación curricular por los de mejora del aprendizaje y el rendimiento en el primer ciclo de la ESO (cursos 1º a 3º), que dejan un interrogante abierto acerca de qué sucede con quienes no los superen. Por otra parte, establece dos opciones en 4º de ESO, que ya se prefiguran en 3º: las enseñanzas académicas (conducentes al bachillerato) y las aplicadas (conducentes a la formación profesional). Por último, todo ello se culmina con un triple título final de ESO: un certificado de los estudios cursados para quienes no lleguen a superar ninguna de las dos reválidas planteadas y dos títulos diferentes de Graduado en ESO, en función del tipo de reválida aprobado. Todo ello abre la vía a tres trayectorias distintas: la nueva Formación Profesional Básica, la Formación Profesional de Grado Medio o el Bachillerato. En suma, los caminos que pueden seguir los estudiantes se abren en abanico. Y el problema aumenta, si se tiene en cuenta que las pasarelas de unas vías a otras son muy limitadas.

Este modelo de la LOMCE, aun manteniendo la misma estructura del sistema educativo de la LOE, reduce muy sustancialmente su grado de comprensividad. Los estudiantes comienzan a ser separados bastante antes de finalizar la etapa obligatoria, con notables dificultades para revertir decisiones tempranas que pudieran resultar desacertadas. Además, esa rigidez tendrá impacto en el aprendizaje que debe realizarse a lo largo de la vida. La pregunta de qué sucederá si un joven desea retomar su formación a partir de un mal comienzo académico resulta inevitable. Y hay que decir que la respuesta es muy decepcionante.

La posibilidad de plantear trayectorias abiertas y reversibles no se basa solamente en razones técnicas, sino también de equidad y justicia social. Nuestras sociedades necesitan desarrollar el talento de todos los ciudadanos, independientemente de las decisiones incorrectas tomadas en algún momento del tiempo. Sin eso, no tendremos un sistema justo ni eficaz. Y no parece que ese sea el modelo hacia el que tendemos. Y eso actúa más como barrera social que como instrumento al servicio de la igualdad en materia de educación. Quizás los próximos datos de PISA no reflejen todavía la magnitud del cambio que se está produciendo, pero antes o después lo dejarán notar, si no hacemos nada para revertir la tendencia.

Tomado de: http://www.te-feccoo.es/2016/07/20/la-educacion-como-barrera-social-o-como-instrumento-de-igualdad/

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«En Uruguay repiten alumnos que en otro país no hubieran repetido», dice investigador de Ciencias Sociales

Uruguay/17 de Julio de 2016/

Entrevista a: Santiago Cardozo

Por: Magdalena Cabrera

El autor del informe PISA-L 2009 – 2014 remarcó lo necesario que es crear un marco curricular común y que dé continuidad.

Santiago Cardozo es el autor del estudio Trayectorias educativas en la educación media. PISA-L 2009-2014, que la Facultad de Ciencias Sociales de la Udelar realizó en convenio con el Instituto de Evaluación Educativa (Ineed). La investigación, que se presentó la semana pasada, se enfoca en las trayectorias educativas que siguieron hasta 2014 los estudiantes que participaron en PISA 2009. En entrevista con El Observador, Cardozo analizó las principales conclusiones del estudio, que no fueron muy alentadoras. Remarcó lo determinante que resulta la repetición en el sistema educativa y lo necesario que es crear un marco curricular común que dé continuidad a las trayectorias educativas y defina prioridades en los aprendizajes.

¿Cuál destacaría como la conclusión principal del estudio?

Lo que encontramos es que en los primeros 20 años de vida de los muchachos se va produciendo una desigualdad educativa en cuanto a logros, bien pronunciada, que ya existía cuando los evaluó PISA. Estas brechas que a los 15 años ya eran importantes, a los 20 años lejos de mitigarse, se siguen pronunciando. Una segunda conclusión es la influencia determinante que tiene la trayectoria educativa previa a que los evaluó PISA sobre lo que les va a pasar después. La tercera conclusión tiene que ver con que la mitad de los muchachos evaluados en PISA dejó de estudiar en educación media. Sabemos que el tema de la deserción es un problema serio y es interesante que el hecho de que se desvinculen o no está íntimamente asociado a cómo estaban a los 15 años.

¿Cuál es a su entender la principal falla del sistema educativo?

Seguramente no sea una falla sino varios desajustes. Tengo algunas hipótesis. La primera, Uruguay tiene un sistema educativo que produce mucha más extraedad que casi todos los sistemas educativos del mundo. Obviamente cuando uno compara los resultados con los de países europeos, los nuestros son peores. Pero cuando comparamos con países de Latinoamérica con menos ingresos, niveles de desigualdad social más grandes y niveles de aprendizajes peores, igual tenemos más extraedad. Allí hay algo no tanto vinculado a las condiciones sino casi a una política educativa que tiene a la repetición como un instrumento muy frecuente, no excepcional. En PISA Uruguay es uno de los tres países con mayor nivel de extraedad a los 15 años. Esto no se explica ni por pobreza ni por desigualdad social, ni siquiera por aprendizaje. Se explica por características propias del sistema educativo uruguayo.

¿Entonces el índice de repetición es mayor que en otros países porque en Uruguay se utiliza más?

Todo indicaría que sí. Por decirlo de otra manera, una parte importante de los alumnos que en Uruguay repiten, en otro país no hubieran repetido, aprendiendo lo mismo. El otro tema es que en Uruguay los peores indicadores educativos los observamos en la educación media y lo que hay que pensar es que por el hecho de se vean ahí los problemas no quiere decir que se generen allí. Entonces, es importante que centremos la atención en la trayectoria educativa. En la mayoría de los países del mundo pasar de Primaria a Secundaria no implica cambiar de subsistema. Ahora se está trabajando en una propuesta curricular única y en perfiles de egreso, pero es un trabajo que en su mayoría resta por hacer. En tercer lugar, es absolutamente necesario recentrar la cuestión educativa en los aprendizajes. La educación recibe un conjunto de demandas enormes de educación en salud, cívica, en valores, sexual. Es sustantivo trabajar en determinar cuáles cosas son prioritarias y cuáles secundaria. Cuando todo es importante, nada lo es.

Últimamente se instaló el debate sobre si hay que limitar la repetición o no. ¿Este estudio podría estar dando la pauta de que hay que limitarla?

No creo que haya que saldar ese debate en base a estos datos, pero puede ser una herramienta. Es muy claro que es casi imposible potenciar buenas trayectorias educativas y alcanzar las metas que el país razonablemente se ha propuesto con estos niveles de repetición. Pero también sería muy insensato abolir la repetición y punto. El estudio argumenta con que es necesario que la repetición sea mucho más baja y al mismo tiempo que los aprendizajes sean mejores. Para esto hay que definir lo que consideramos básico que los chiquilines aprendan. Primaria ha bajado la repetición en la última década y sin embrago las evaluaciones de aprendizaje no muestran mejora en términos de resultados académicos. Esto generalmente se lee como una crítica: si saben lo mismo por qué repiten menos. Yo propongo otra interpretación, que es la inversa: con casi la mitad de repetición, los chiquilines no aprenden menos. Es decir, los dejamos pasar más que antes sin rezago, que impacto en sus trayectorias futuras.

¿El marco curricular común puede servir para atacar este problema en los aprendizajes?

No es mi campo de especialización. Yo diría que no es suficiente, pero es absolutamente condición necesaria. Sin un marco curricular común, el chiquilín va deambulando por los sistemas y nadie sabe exactamente qué se espera de él.

Según el estudio, la trayectoria hasta los 15 años es determinante para el futuro del alumno. ¿Es por algo especial o si el corte se hace a los 11 años, por ejemplo, pasaría lo mismo?

PISA hace el corte a los 15 años porque es la edad en que se cumple lo que hasta hace poco era la educación obligatoria. Pero probablemente si los evaluaras a los 11 también sería determinante. De hecho, si hacés el corte a los 11 años, que viene a ser sexto de primaria, tenés una tercera parte de los chicos que ya están rezagados porque repitieron en primero o en segundo de escuela. El estudio dice que el rezago los condena a no terminar educación media. Hay que empezar a trabajar desde los primeros años.

En el estudio se afirma que el sistema tiende a «penalizar» al alumno que tienen más dificultades…

Los niños que repiten primer año de escuela tiene seis o siete, son muy chicos y ese año de repetición casi los está condenando. Es terrible. Es casi de la edad media. ¡La suerte de una persona no se puede jugar a los seis años!

También sostiene el estudio que se debe conjugar inclusión y calidad. ¿Cómo es posible?

Simplificando la tensión sería: por un lado, tenemos que bajar los índices de repetición, bajemos la exigencia; por otro, el nivel de exigencia es donde pusimos el estándar de calidad y hay que cumplirlo. En esto, ayuda a pensar cuánta calidad queremos y cuándo la vamos a exigir. Andrés Peri, director del departamento de Evaluación y Estadística de ANEP, tiene esta idea y yo la comparto. Si entendemos que los estudiantes tienen que tener ciertas habilidades para leer bien, hay qué determinar cuándo queremos que las tengan. Quizás la universidad no pueda dar como dadas cosas que antes sí lo hacía, y las tenga que empezar a enseñar, retrasando la especialización para la maestría.

Fuente: http://www.elobservador.com.uy/en-uruguay-repiten-alumnos-que-otro-pais-no-hubieran-repetido-dice-investigador-ciencias-sociales-n942410

 

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China: “Shanghai mastery” los secretos de los mejores profesores de matemáticas del mundo

Asia/China/17 Julio 2016/Fuente: BBC Mundo /Autor:

No por casualidad los maestros de matemáticas de Shanghái son considerados los mejores del mundo: se han ganado su reputación a fuerza de resultados descollantes de sus alumnos en competitivas pruebas internacionales.

El método de enseñanza en la ciudad más poblada de China se ha convertido ahora en un producto cultural de exportación.

Lo llaman «Shangai Mastery» (Maestría de Shangái). Y la mitad de las escuelas de Reino Unido adoptará este sistema en sus aulas de primaria, después de un período de prueba iniciado en 2014 y tras el anuncio del gobierno, esta semana, de una inversión de US$55 millones para apoyar a los maestros en la transición.

Esta técnica de enseñanza genera alumnos de alto rendimiento en porcentajes que son la envidia del resto del mundo docente.

Según algunas mediciones, los estudiantes de Shanghái alcanzan los mismos resultados que otros niños con tres años más de escolaridad en otras partes del mundo.

En las pruebas PISA de matemáticas, Shanghái-China se mantiene en el primer lugar del ranking con 613 puntos, 119 puntos por sobre la media de todos los países y economías participantes.

Y los índices muestran que el porcentaje de estudiantes de 15 años que son «analfabetos numéricos» -esto es, incapaces de realizar cálculos básicos- está 10 puntos por debajo del de países como Estados Unidos o Reino Unido.

Pero, ¿cuál es el secreto del éxito de Shanghái?

Conceptos primero

Para empezar, el método chino se basa en organizar cada lección en torno a un concepto matemático único, sea el principio básico de la suma, la lógica de resolución de ecuaciones o la comprensión de una fracción como parte de un entero.

El que sea, pero uno por vez.

Esa noción única es cubierta de manera metódica y sistemática, a tal punto que la clase entera se detiene hasta que todos los niños la hayan comprendido.

«En muchos países se considera que una buena lección es una que logra cubrir mucho material. Cuanto más progreso se registre, mejor es la clase», señala Mark Boylan, experto en educación de la Universidad Sheffield Hallam, en Reino Unido, y colaborador de la revista Schools Week.

«Pero en Shanghái el énfasis está puesto en asegurarse que una idea o principio ha sido cabalmente aprendido en una lección, de tal manera que no haya que volver a enseñarlo en el futuro«.

Expertos en educación consideran que el «Shanghai Mastery» es riguroso y demandante, apoyado en libros de alta calidad que se actualizan una vez al año y desplazan por completo a las fotocopias y hojas de ejercicio tan comunes en otras partes del mundo.

El método es también altamente conceptual, basado en inculcar leyes y fundamentos de las matemáticas en primer término, aunque luego se incentiva el uso de objetos e imágenes para representar físicamente los conceptos y visualizar ideas abstractas.

El lenguaje con que los niños se expresan también es uno de sus pilares.

«Siempre queremos que se expliquen y expresen en oraciones completas, no dando respuestas sueltas sino explicando cómo se llegó a la resolución correcta (de un problema matemático). Esto es clave para desarrollar el lenguaje matemático y las habilidades de razonamiento», explica en su página web el programa profesional Mathematics Mastery, de Reino Unido, basado en el método asiático.

Los críticos, sin embargo, señalan que el método de Shangái puede volverse demasiado abstracto y es incapaz de fomentar el traspaso de conceptos matemáticos a escenarios de la vida real.

Otros señalan que los maestros chinos desarrollaron un método «a prueba de exámenes», pensado para formar alumnos que alcancen buenos resultados pero que no son necesariamente los más aptos para aplicar el conocimiento a las situaciones cotidianas.

Todos juntos a contar

También el principio de cohesión es parte de la lógica de la reputada enseñanza en Shanghái.

La clase es considerada una unidad, donde todos los alumnos avanzan a la vez… o no avanzan, si es que alguno de ellos todavía no ha entendido del todo.

No hay división en subgrupos por niveles de habilidad, como ocurre en otros sistemas educativos, ni tareas diferenciales para alumnos más avanzados o rezagados.

Todo niño lleva un matemático en el corazón, parece ser la premis, y es responsabilidad del maestro sacarlo a relucir.

«Dicho crudamente, los métodos de diferenciación que se utilizan con frecuencia en las primarias (europeas) consisten en separar a los ‘matemáticamente hábiles’ de los ‘matemáticamente débiles’ y modificar el contenido para unos y otros», escribe Charlie Stripp, director del Centro Nacional de Excelencia para la Enseñanza de las Matemáticas (NCETM, por sus siglas en inglés) de Reino Unido.

«Esto se hace con las mejores intenciones, para ayudar a los que tienen dificultades…pero a la luz de la evidencia que nos llega desde Asia, estamos comenzando a preguntarnos si esta diferenciación no es dañina en muchos sentidos«.

En Shanghái, en cambio, a los estudiantes más avanzados se les pide que profundicen en los conceptos y ayuden al resto, más que fomentar que se adelanten a los rezagados.

Mientras que para algunos esta búsqueda de una clase igualitaria es loable, otros consideran que en realidad desincentiva a los alumnos más capaces y los lleva al aburrimiento seguro.

La disposición del aula, con pupitres alienados mirando al frente al modo clásico, también es objeto de crítica por quienes promueven métodos más flexibles y modernos. Es «poco inspirador» y «no fomenta la interacción entre pares», señalan.

El maestro es estrella

Otro de los secretos del éxito también se mide por el reloj: en el número de horas que los docentes pasan al frente de una clase. Son muy pocas.

Según una evaluación del método de Shanghái publicada en estos días por la Universidad de Sheffield Hallam, un maestro imparte al día dos sesiones de 40 minutos cada una.

El resto de la jornada laboral se dedica a evaluaciones entre pares y observación no participante de las clases de otros.

Pero, aún más relevante, quien está al frente de una clase ha debido pasar antes por cinco años de formación específica. Dicho de otro modo: una maestra de matemáticas estudió especialmente cómo enseñar matemáticas a nivel primario durante sus cinco años de carrera universitaria.

No hay «maestros de grado» o generalistas como se acostumbra en otros países del mundo.

«Parte del éxito en la enseñanza en países como China y Singapur se origina también en el respeto con que se ve a los maestros y en el tiempo que se les da para planear y prepararse», agrega el experto en educación James Bowen, director del sindicato y asociación docente NAHT Edge de Reino Unido.

«El éxito del programa (de Shanghái) depende de cuánto y cómo entrenes a los docentes y cuán comprometidos estén ellos con el método. Los gobiernos son los responsables de poner más esfuerzo en reclutar y retener docentes entrenados, lo que no pasa en todas partes», apunta Russell Hobby, secretario general de NAHT.

Fuente de la noticia: http://www.bbc.com/mundo/noticias-36809516

Fuente de la imagen: http://ichef.bbci.co.uk/news/624/cpsprodpb/4BA0/production/_90406391_shanghai_maths_3.jpg


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