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Este es el modelo educativo que seduce a todo el mundo.

El docente Mike Thiruman cuenta cómo construyó Singapur uno de los sistemas educativos más exitosos.

Por: Sonia Perilla Santamaria.

En cinco décadas apenas, Singapur pasó de ser una de las naciones más pobres y subdesarrolladas del planeta a una próspera, industrializada y moderna, cuyo exitoso modelo educativo es, sin exagerar, la envidia de todo el mundo.
Desde hace años, sus estudiantes brillan en los primeros puestos de las pruebas internacionales de educación más exigentes, como las Pisa, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), en las que Colombia y los países latinoamericanos que hacen parte del organismo siguen mostrando pobres resultados.

Precisamente, a la decisión de ese país de apostarle, desde su independencia, en 1965, todo su futuro a la educación de la población, se debe a que hoy sea considerada una nación de avanzada y con bajos niveles de corrupción. No es gratuito que países como Colombia se interesen en su experiencia y busquen reproducirla de algún modo.

Para hablar del modelo educativo de su país, Mike Thiruman, psicólogo y presidente del Sindicato de Maestros de Singapur, vino recientemente a Colombia, donde participó en el Tercer Congreso para Directivos de Santillana.
Este hombre, de 47 años y que empezó su vida profesional como maestro de primaria, fue invitado por el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, a formar parte del Grupo Técnico Asesor de la Iniciativa Global de Educación.

¿Cómo describiría el proceso que transformó la educación en Singapur en una de las mejores del mundo?

Pasamos por cuatro fases: una primera, de supervivencia; la segunda fue de eficiencia; la tercera, de formación de habilidades; y ahora estamos en la cuarta: los estudiantes y la educación en valores, incluido el desarrollo del talento de los estudiantes.

¿A qué se refiere con supervivencia?

Cuando logramos nuestra independencia, nos enfocamos en sobrevivir; no tenemos ningún recurso natural importante, y somos una población diversa y multilingüe. Fue una etapa difícil, que se prolongó hasta 1978; en ese periodo nacionalizamos el sistema educativo, y aunque el inglés no es nuestra lengua nativa, decidimos que sería el idioma de instrucción para los estudiantes. También construimos un currículo nacional, enfocado en ciencias y matemáticas. En 1978 hicimos una revisión del sistema educativo, con miras a lograr que los jóvenes permanecieran en la escuela.

¿Tuvieron problemas de deserción?

En esa primera etapa del país la economía estaba saliendo a flote, lo cual abrió muchas plazas de trabajo; no pocos estudiantes decidieron salir de los colegios para vincularse a las empresas, y eso en el largo plazo no era bueno para Singapur, pues no tenían las habilidades necesarias. Buscamos que cada niño estuviera enrolado en el sistema educativo al menos diez años, para que pudiera adquirir competencias básicas en comunicación y numéricas, esenciales para cualquiera trabajo. En 1994 volvimos a analizar el sistema; ya nos habíamos consolidado como nación, ahora podíamos tomar el riesgo de ser un poco más creativos. Seguimos enfocados en habilidades comunicativas y matemáticas, pero nos propusimos promover el desarrollo de la habilidad, del talento, de cada estudiante. Eso nos tomó hasta el 2006, más o menos…

¿Qué vino luego?

Nos dimos cuenta de que el mundo estaba cambiando con la tecnología, la globalización, y el mundo se volvía cada vez más pequeño. Nos planteamos cómo preparar a los estudiantes para competir en un mundo con esas condiciones, y coincidimos en que requerían una serie de habilidades para sobrevivir y ser exitosos en la vida, como las comunicativas, la creatividad, el pensamiento crítico, la curiosidad, la adaptabilidad. Eso es mucho más complicado de enseñar que un contenido; toma mucho tiempo desarrollar estas habilidades.

¿Qué papel cumplieron los profesores en todo ese proceso?

Sin importar qué tan bueno es el sistema educativo o qué tan avanzada es la tecnología, lo importante para todos nosotros siguen siendo las personas. Nos aseguramos de reclutar para nuestro equipo a personas muy competentes como docentes. El secreto del éxito de la educación de Singapur son los maestros. Punto.

¿Qué tipo de estudiantes, de ciudadanos, está formando Singapur?

La idea es que tras 12 años de colegio cada estudiante se convierta en una persona que contribuya activamente a la sociedad, en un ser humano confiable, autónomo y un ciudadano preocupado. Un contribuyente activo piensa en los demás, comparte lo que tiene, siempre.

¿Y qué buscan en los docentes de Singapur?

Para nosotros, los maestros son como un diamante, piedras preciosas con ciertas características importantes: en el centro está la ética en la educación y alrededor, la capacidad de hacer aprendizaje colaborativo, de transformar y transformarse, de ser un líder y un gestor de la sociedad y un profesional competente. Estas son las características de nuestros profesores. Si consideramos que son una gema, los valoramos, los cuidamos y estamos pendientes de que brillen en todo momento.

¿Qué clase de docentes necesita un país como Colombia para transformar la educación?

Necesita a los mejores. En Singapur sufrimos un poco el tema de los docentes cuando la economía estaba ya bien, pues el sector privado pagaba más que el público, y los buenos profesores emigraban para allá; la calidad en el sector oficial bajaba y los sueldos de sus maestros, también. Había que romper ese círculo. El reto de que las personas mejor preparadas sean maestros no es solo nuestro, es mundial. Ante eso teníamos que ser sensibles políticamente hablando, y aunque eso es difícil económicamente, les subimos los salarios a los docentes. Al tiempo, construimos un currículo para que los profesores que no estuvieran en el nivel alto que queríamos pudieran desarrollarlo en las aulas, en un estándar esperado.

El incremento salarial fue para todos, incluidos los maestros que no estaban en un buen nivel…

Sí. A esos docentes en particular, el Ministerio de Educación les dio mucho apoyo en materia de capacitación y entrenamiento, mientras íbamos reclutando a las mejores personas. El salario se les subió a todos, porque no podía haber disparidades si prestaban el mismo servicio. Tomó cuatro o cinco años, más o menos, hasta que cambió también la mentalidad de las personas que hacían parte de ese sistema. Luego, los padres también entraron en esa onda de que si el docente es bueno, invierto, pago. Y solamente eso se produce por el éxito que se evidencia en puntos de referencia internacionales, como las pruebas Pisa.

¿Los papás pagan? ¿Es pública, privada o mixta la educación en su país?

Desde el primer grado hasta el 12, todos los colegios son públicos y financiados por el Estado, y tanto los profesores como los directivos docentes son seleccionados por el Gobierno. Los padres de familia sí pagan un aporte, solo porque queremos que sientan que se les da valor a lo que están recibiendo. Muchas veces, cuando las cosas son completamente gratuitas, la gente no les da el debido valor.

¿Cómo lograr que las prácticas de aula sean atractivas y motivadoras y no aburran a los estudiantes?

Eso no solo pasa solo en Colombia, también es un fenómeno global. Mientras los espacios de trabajo se han transformado y adecuado a los cambios del mundo, los salones de clase siguen siendo los mismos. En general, los profesores no sabemos qué hay afuera; y si eso pasa, pues sigo haciendo lo mismo todo el tiempo. Tiende a pensarse que si tengo un trabajo que funciona, ¿por qué cambiar? Hay que entender que si el mundo se ha transformado, tenemos que cambiar el modo en que enseñamos, el cómo.

¿Qué sugiere a los docentes?

Partir del hecho de que quien más debe trabajar en el aula no es el profesor, sino el estudiante; su función no es acaparar todo el conocimiento y dárselo digerido al alumno. A los niños hay que enseñarles a resolver problemas de manera creativa, distinto a como lo hacen las demás personas. Hay que motivar eso en la clase recurriendo a imágenes, fotos, tecnología, contarles algo y pedirles que lo interpreten…

¿Qué características debería buscar Colombia en aquellos que aspiran a convertir en docentes?

Dos cosas: pasión por los estudiantes y por enseñarles y valorar al ser humano, y pasión por la asignatura, por la disciplina que imparte. Eso debe sentirse para proyectarse. Ese par de cosas no se pueden enseñar. Se tienen o no se tienen.

¿Cómo motivar a miles de profesores que ya hacen parte del sistema educativo pero carecen de esas características?

Colombia ya está revisando currículos, textos y estándares de aprendizaje. Lo primero que hay que hacer es establecer esos estándares. Si tengo que llegar allá, algunos pueden ir corriendo y otros, no; hay que ayudarlos en ese proceso con recursos digitales, guías para profesores, textos, y enseñarles a enseñar con creatividad cada asignatura. Hacerlo tan sencillo que cualquier maestro pueda incorporarlo a su práctica de aula. Cuando el docente ve que va siendo exitoso, se motiva, confía en lo que es capaz de hacer. Hay que asegurarse de que hagan un entrenamiento exitoso.

¿Cree que Colombia va por buen camino?

En la última década, el acceso a la educación ha aumentado de manera significativa en Colombia, y eso es muy bueno; ahora hay que mejorar la calidad de ese acceso, y en eso trabaja el Ministerio de Educación, en materia de textos, currículos, estándares, evaluación continua y entrenamiento docente. Esa es la forma de avanzar. Una vez que se hayan establecido los estándares, es más fácil seguir en este proceso de mejoramiento. Colectivamente, todos los colombianos deben enfocarse en esa meta; sé que hay interés de la sociedad. La idea está. Es un buen punto de partida. Definitivamente, debe ser la prioridad. La economía, la cultura, la unidad de los ciudadanos dependen de la educación.

¿Algún mensaje para los maestros colombianos?

La educación es buscar la verdad, es un concepto socrático. Así es como los profesores debemos vernos. Tengo que sentir que soy un maestro, y no por cuánto me paguen o por las condiciones que me rodeen, sino por quién soy yo. Entender que la docencia está en mi ADN, que mi trabajo no es transmitir conocimientos sino abrir la mente de los niños y los jóvenes y moldear estos destinos que estoy formando en el aula. Si nos concebimos a nosotros mismos como docentes que somos, no necesitamos más arandelas para motivarnos. Eso lo ve la gente, eso lo respeta la gente.

Fuente: http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/educacion/entrevista-con-mike-thiruman-docente-de-singapur/16706184

Imagen: http://www.eltiempo.com/contenido/estilo-de-vida/educacion/IMAGEN/IMAGEN-16706331-2.jpg

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La educación que necesitamos.

Por: Rafael Diaz Salazar.

El debate sobre la enseñanza en España no se adentra en la cuestión fundamental: ¿para qué educar? Los informes PISA no ayudan para responder a esta cuestión. La educación es mucho más que instrucción y aprendizaje de destrezas para el ejercicio de una profesión. La obsesión por reorientar la enseñanza desde los requerimientos del mercado laboral y el dominio de las nuevas tecnologías conlleva una amputación fortísima del derecho de aprender a cultivar todas las dimensiones del ser humano desde la infancia. Desgraciadamente se ha consolidado un modelo de enseñanza sin educación.

Seguimos sin aprender la crítica de Herbert Marcuse al hombre unidimensional. El modelo dominante de enseñanza está contribuyendo a reproducirlo. La tecnología desvinculada de la sabiduría es una nueva forma de alienación.

Los empleos del futuro requerirán escuelas que desarrollen la creatividad humana y no servicios educativos para el mercado laboral que, en plena revolución de la robótica, necesitará algo más que cualificaciones profesionales.

El instruccionismo escolar, que da más relevancia a las nuevas didácticas que a la transformación del modelo basado en asignaturas y currículos desgajados de la realidad personal de los alumnos y de los cambios sociales y ecológicos que se requieren en el siglo XXI. es un obstáculo que debemos superar.

La formación de la personalidad de niños, adolescentes y jóvenes es el gran fin de la educación. En El laberinto de la soledad, Octavio Paz afirmó que “toda educación entraña una imagen del mundo y reclama un programa de vida”. Necesitamos un proyecto educativo basado en una imagen ecológica del mundo y un programa de cultivo de la vida interior y de iniciación al activismo ecosocial para la construcción de sociedades más justas y sostenibles. Los contenidos curriculares pueden estar conectados con estas finalidades educativas, como nos lo demuestran las escuelas creativas que existen en España y otros países. ¿Cuándo crearemos un centro estatal que recoja las prácticas educativas innovadoras para contagiar a toda la red escolar con ellas? ¿Qué hacemos para incorporar al profesorado innovador al diseño de una nueva política educativa?

Sin una gran transformación ecosocial, el siglo XXI seguirá cavando su tumba

La personalidad bien desarrollada no se posee, se conquista. Necesitamos brújulas educativas para conseguirlo. ¿Dónde podemos encontrarlas? Dirijamos nuestra mirada a las sabidurías ecológicas presentes en culturas morales, en filosofías, en religiones y en antropologías. Sin una gran transformación ecosocial, el siglo XXI seguirá cavando su tumba y ningún capitalismo verde lo salvará. La tecnología y la ciencia operan en el terreno de los medios, no en el de los fines. No bastan para enseñarnos a vivir. Podemos crecer en I+D+i y tener una vida poco sabia, un inmenso raquitismo espiritual, una anemia existencial por falta de nutrientes de sabidurías.

Lo que más necesitamos es encontrar un fin compartido que dé sentido a nuestra actividad en la Tierra. Las sabidurías ecológicas son fundamentales para aprender lo que otorga más humanidad: adquirir una conciencia moral, pensar sobre el sentido de la vida, conocerse a sí mismo, desarrollar el gusto estético, saber utilizar el tiempo para la realización personal y comunitaria, comprometerse en el cambio ecosocial, luchar para acabar con opresiones laborales que precarizan la vida. En definitiva, lograr el buen vivir frente al bien estar y realizar la transición del tener al ser propuesta por Erich Fromm.

Las escuelas y las familias, ¿no tienen nada que decir y hacer sobre estas cuestiones? Afortunadamente existen centros escolares que saben relacionar los grandes temas existenciales con la enseñanza de las matemáticas, la historia, la física, la lengua, etcétera. El arte de educar consiste en saber vincular la transmisión y aprendizaje de conocimientos con la realidad psicológica de cada edad y con el descubrimiento de la implicación personal en la transformación social y ecológica de los países.

La educación del yo interior enraizado en una visión ecológica de la realidad y en la práctica de la autocontención y la solidaridad predispone para la constitución de un yo político implicado en el activismo social. La buena educación es la que aspira a formar personas que vivan la existencia con armonía entre la dimensión interior y la dimensión sociopolítica de su ser, entre el cultivo del arte y la lucha contra el sufrimiento social.

Nos encontramos, como afirma Zygmunt Bauman, en un momento de ceguera moral ante las catástrofes sociales y ecológicas. Necesitamos proyectos educativos que abran los ojos y vinculen el conocimiento con el cese del dolor que asola al mundo.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/09/19/opinion/1474289776_151620.html

Imgen: http://ep01.epimg.net/elpais/imagenes/2016/09/19/opinion/1474289776_151620_1474301615_noticia_normal_recorte1.jpg

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Panamá: Cien escuelas, cerca de la excelencia educativa

Panamá/ 27 de septiembre de 2016/Autora: Ana María Pinilla/Fuente: La Estrella de Panamá

El concurso nacional ya cuenta con el primer centenar de colegios oficiales para la primera fase de prueba de conocimientos.

La Fundación para la Promoción de la Excelencia Educativa avanza en la primera fase de selección de cien escuelas para que se las evalúe.

Junto a los auditores de KPMG, los evaluadores revisarán los conocimientos en lenguaje, matemática y ciencias, el próximo 6 de octubre a nivel nacional.

La selección fue realizada por diecisiete miembros de la sociedad civil, entre periodistas, científicos, docentes universitarios y gerentes de empresas privadas, que evaluaron el ensayo y entrevista de 201 escuelas participantes.

Esas doscientas escuelas oficiales representaban a dieciséis regiones del país, desde Bocas del Toro a Darién, incluyendo centros en áreas de difícil acceso.

Actualmente están en competencia doce centros educativos de Bocas del Toro, cuarenta de Chiriquí, trece de la provincia de Coclé, ocho de Colón, una en Guna Yala, siete de la comarca Ngäbe Buglé, doce de Darién, nueve de Herrera, ocho de Los Santos y doce de Veraguas.

Además, treinta centros educativos de la región de Panamá centro, tres de Panamá Este, trece de Panamá norte, catorce de Panamá oeste y catorce del distrito de San Miguelito.

‘Esta fase de revisión es crucial. Queremos agradecer a los entrevistadores por cumplir con la meta de entrega, ya que hicieron todo de manera voluntaria para poder contar pronto con el listado’, señaló Julio Escobar, presidente de la Fundación para la Promoción de la Excelencia Educativa.

LA INICIATIVA

El concurso organizado por esta fundación busca incentivar a la comunidad educativa de las escuelas públicas del país para elevar la calidad del proceso enseñanza-aprendizaje.

El certamen, que convoca a cien escuelas a nivel nacional, se desarrolla en tres etapas. En cada una se elegirá a diez niños al azar.

En cada fase, los diez niños de VI, IX y XII grado tendrán que responder preguntas de tres asignaturas: Español, Ciencias y Matemáticas.

Las escuelas que pasen hacia la segunda etapa tendrán que rendir otros exámenes de los mismos temas con otros de sus diez estudiantes, mecanismo que se repetirá con los centros educativos que lleguen a la tercera y última ronda.

‘Si en Panamá no se cree en elevar la calidad de la educación, todas las medidas que se tomen para mejorarla nadarán a contracorriente’, afirma Julio Escobar, de la fundación.

El presidente de la fundación afirmó que el objetivo es premiar a los colegios que se esfuercen por mejorar la calidad de la educación. ‘Es para celebrar y no para criticar la realidad educativa’, subrayó.

Según explica, el concurso ayudará a que ‘las evaluaciones no causen estrés’, y agrega que ‘cada vez que a Panamá le toca pasar por pruebas internacionales, como PISA, TERCE y hasta las nacionales, hay una anticipación de que se va a salir mal, una situación que ‘paraliza’, dice Escobar, e impide que ‘encaremos las razones de los resultados de estas pruebas y las soluciones a futuro’.

El concurso se presentará en cadena televisiva el próximo 17 de noviembre.

Fuente de la Noticia:

http://laestrella.com.pa/panama/nacional/cien-escuelas-cerca-excelencia-educativa/23962254

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El cerebro y la educación que viene.

Por:  Eduardo Andere.

La educación es compleja; el aprendizaje, complicado. El cerebro es complejo; la mente, complicada. Todos los cerebros humanos en lo básico se parecen, pero todas las mentes humanas en lo básico son diferentes. Y la combinación cerebro-mente es lo que produce la “magia” del aprendizaje.

Ahora, sabemos lo que se requiere para aprender, también, dónde físicamente ocurren ciertos aprendizajes, pero lo que no sabemos es cómo el impulso físico y la decodificación que preceden al aprendizaje se transforman en aprendizaje.

No sabemos cómo un conjunto de insumos como letras o palabras se transforman en significados y, menos aún, en tropos o metáforas. El cerebro funciona por el juego virtuoso de neuronas, conexiones y patrones, que se especializan para ciertos aprendizajes en ciertas regiones pero que utilizan al alimón, recursos de diferentes secciones del cerebro. Como bien lo sugieren investigaciones de una profesora de la Universidad de Stanford[1], ya desde la década de los noventa, cada neurona es como una hormiga (o una abeja) que con el trabajo conjunto producen lo que conocemos como consciencia, pensamiento y voluntad, es decir, la mente y sus productos y sus procesos. Paradójicamente ni las neuronas ni sus redes saben que saben; eso solo lo sabe la mente por el trabajo conjunto de todo el sistema.

Mis neuronas no saben su teleología, i.e., el pensamiento, pero el funcionamiento conjunto de neuronas, conexiones y patrones produce el pensamiento, lo que llamamos emociones y el pensamiento sobre las emociones. Cuando decimos, piensa con el corazón, en realidad queremos decir, considera a las emociones cuando tomas decisiones; pero las emociones pueden hacernos trucos, pueden hacernos pensar que ciertas veredas, porque nos tranquilizan o recompensan en el corto plazo, son las correctas desde el punto de vista racional; es más, pueden, en los intrincados y sinuosos caminos del cerebro, esgrimir racionalizaciones que parecen silogismos pero que en realidad son sofismas. Son los embates de la amígdala que quiere una recompensa en el corto plazo y sacrifica una mayor recompensa en el largo plazo pero menos tangible y, quizá, menos apetecible que la del corto. Cualquier persona atrapada en los encantos del enamoramiento sabe a qué me refiero.

¿Qué pueden hacer las padres de familia, los directores y maestros de las escuelas para facilitar y propiciar un diálogo positivo, constructivo entre la mente racional y el centro emocional del cerebro?

Utilizar el poco pero significativo avance de las ciencias del aprendizaje entre ellas la neurología, la psicología cognitiva, la piscología del desarrollo infantil y llevarlo a la práctica. ¿Qué empezamos a saber? El cerebro aprende con el juego; métodos estructurados de aprendizaje a temprana edad pueden perjudicar en el largo plazo el desarrollo de habilidades no cognitivas y emocionales que son cruciales para futuros aprendizajes. El juego y la exploración de los pequeños es más importante que la dirección y estructura de los papás y los maestro. No lo sabemos ahora, pero en el futuro, la disposición, gusto y entusiasmo por el aprendizaje se verán fomentados. Son más importantes la cordialidad, la compañía, el lenguaje nutrido hablado en casa y la escuela, el juego y exploración iniciados por el niño, que la instrucción formal de la maestra o de los papás para acompañar y fomentar el desarrollo natural del cerebro de los pequeños. No sirve de mucho que los niños aprendan cosas sin conocer su significado y para conocer el significado de muchas cosas se requiere tiempo. Ya habrá mucho tiempo para número y letras de manera formal, los papás y las escuelas tendrán casi diez ciclos escolares antes de que los niños se sienten a presentar la popular prueba PISA de la OCDE, cuyos resultados de la ronda 2015 se darán a conocer en todo el mundo alrededor del 6 o 7 de diciembre de 2016. (Debemos estar preparados en México para recibir no muy buenas noticias de los resultados).Mexico en PISA 2012

Cualquier ventaja cognitiva que un pequeño de preescolar estructurado lleve a la primaria sobre niños de ambientes más lúdicos y exploratorios, desaparece en los dos o tres primeros años de estudio. Además, los niños de ambientes más lúdicos y exploratorios   llevarán una ventaja sobre los estructurados: el despliegue de su potencial explorador, lúdico, social y creativo.

Concedo que nadie puede asegurar, excepto en los extremos, que tal o cual método sea mejor o peor para el desarrollo integral de los niños en su vida adulta, pues son muchos y muy variados y complejos los factores que intervienen en el desarrollo de todos nosotros, tanto genéticos como ambientales, pero la evidencia y los expertos en el desarrollo infantil parecen favorecer más los esquemas más progresistas que los más tradicionales y a los papás y maestros que acompañan en lugar de educadores que avasallan. Tan perjudiciales pueden ser los padres negligentes o “muy ocupados”, como los padres avasalladores o helicópteros.

Los padres de familia obsesionados porque sus hijos sean los mejores, los más inteligentes, genios, saturados de trabajo, cursos, actividades y artilugios desde los primeros años de vida, y que tratan a sus pequeños como “proyectos” en lugar de hijos, que están sobre ellos como padres helicópteros en lugar de padres convivientes en gozo, juego y relación de calidad, verán en el futuro, hijos tristes, cortos de mira, alejados del estudio y, sobre todo, deprimidos porque el tiempo perdido en juego, que el cerebro debió haber gozado a los 3, 4, 5 y 6 años de edad, no se recupera nunca. Si la literatura científica es correcta, esos cerebros, para cuando lleguen a los 15 años de edad, habrán aprendido que la única forma de aprender es ganar y competir; los otros cerebros habrán aprendido que la forma de aprender es disfrutar, gozar, compartir, explorar y cooperar.

El entendimiento de todo esto, que apenas empieza a llegar a los sistemas educativos del mundo y sus escuelas, definirá a la educación a partir de la tercera década del siglo XXI. Esta será la parte esencial de las reformas educativas del futuro.

La OCDE que elabora las pruebas PISA sabe esto y actualmente prepara un nuevo marco para PISA 2018 en el que se midan no solo conocimientos y habilidades sino también actitudes y valores relacionados con convivencia, cooperación, diversidad, creencias, responsabilidad, todo ello encapsulado en un concepto que le denominan “Competencia Global” y que se aplicará a través de los cuestionarios de contexto a los estudiantes. Los cuestionarios de contexto que han acompañado a las pruebas PISA en el pasado, en el futuro serán no sólo de contexto sino de competencia global. Es un reconocimiento, quizá pequeño y tardío, pero un reconocimiento por parte de la OCDE, de la importancia de las habilidades suaves o no cognitivas para el desarrollo de las habilidades cognitivas. (OCDE. 2016. Global Competency for an Inclusive World).

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-cerebro-y-la-educacion-que-viene/

Imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/09/img_7631-300×225.jpg

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La clave del éxito en la educación.

“La calidad de un sistema educativo tiene como techo la calidad de sus docentes”; es la conclusión categórica del reporte McKinsey & Company (2007) en respuesta al intento de comprender de qué tienen en común los 10 mejores sistemas educativos del mundo que encabezan la tabla PISA.

Por: Lea Sulmont.

Esta conclusión refuerza algo que, en el fondo, todos sabíamos y como lo expresa un funcionario coreano, haciendo mención al impacto de este factor en la educación de su país: “la calidad de un sistema educativo no puede ser mejor que la de sus profesores”; y es que el nivel educativo de un país depende de la formación, motivación y aprendizaje permanente de sus profesores.

¿Y qué estamos haciendo en el Perú para mejorar la calidad de nuestros docentes?. Definitivamente existen buenas iniciativas y hay que seguir apoyándolas, como el desarrollo de una Carrera Magisterial, que debe ser cada vez más atractiva y ágil; un Marco del Buen Desempeño docente que pone al alumno en centro de la actividad docente; un acompañamiento a los docentes y a las Instituciones Educativas, por citar algunas iniciativas que se vienen impulsando desde el Ministerio de Educación.

Pero el alcance de este reto es titánico, solo en el sector público tenemos más de 370 mil docentes de Educación Básica que atender. Sin duda la participación del Estado es crucial, pero creo que un primer reto es lograr una continuidad y sinergia entre los numerosos esfuerzos -tanto del sector público como del privado- para lograr efectivamente un magisterio renovado y actualizado. En este sentido, existen iniciativas que promueven la convergencia de varios sectores como el Programa de Actualización Docente (PAD) organizado por MINEDU y UNESCO, focalizado en reforzar los desempeños de los docentes de escuelas con bajos resultados en la Evaluación Censal (ECE 2013), que para su ejecución ha convocado a prestigiosas universidades  privadas con experiencia en modalidades virtuales de aprendizaje.

Hoy en día la integración de las tecnologías en la educación nos ofrece muchas opciones de lograr mayor impacto en cobertura, sin embargo, no debemos descuidar también lograr impacto en calidad. Para ello el diseño de la formación debe insistir en desarrollar competencias docentes para el siglo XXI y adaptadas a las distintas realidades en las que viven alumnos y docentes. Y este es http://semanaeconomica.com/cadeenagenda/2016/09/08/la-clave-del-exito-en-la-educacion/unsegundo reto importante: el aprendizaje no puede separase del contexto donde se produce y tampoco de sus actores. Por ello es importante incorporar al docente en las propuestas de formación que se diseñan, reconociendo sus necesidades e interés.

Finalmente un tercer reto es focalizarse no solo en cubrir brechas, sino en potenciar las buenas prácticas y propuestas experimentales de instituciones y docentes que vienen desarrollando nuevas formas de enseñar y aprender. Por ello, el marco normativo, en todos los niveles educativos, debería contemplar rutas para alentar la innovación y la creación de propuestas exitosas que respondan a las necesidades de nuestra realidad.

Transformar la calidad de nuestros docentes nos exige actuar en sinergia, de manera contextualizada e innovadora. Este año en CADE por la Educación 2016, principal foro de educación del país, nos planteamos pensar en la educación fuera de la caja y encontrar, en este sentido, estrategias de impacto para atraer y promover el desarrollo de los docentes que el país necesita.

Fuente:http://semanaeconomica.com/cadeenagenda/2016/09/08/la-clave-del-exito-en-la-educacion/

Imagen: http://imagenes.lainformacion.com/2014/01/19/asuntos-sociales/familia/educacion-padres-profesores-formen-equipo_662944132_76599317_667x375.jpg

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Las pruebas estandarizadas, otro mito del proceso de la reforma educativa.

Por: Dario Balvidares.

Hace muchos años que venimos analizando las políticas que se van implementando con la llamada reforma educativa, y hemos visto, dicho y caracterizado el sesgo privatizador del proceso, por lo menos en dos sentidos. Uno, el negocio con la educación que realizan las corporaciones empresariales, vía fundaciones. Dos, el control de las políticas educativas a través de ong,s y universidades privadas que responden al mandato corporativo y, por supuesto, participan de las ganancias del proceso de reforma.

Hemos señalado el debilitamiento, cada vez más intenso en lo que respecta al universo público de la educación, producto de las “recomendaciones” realizadas por los organismos internacionales y sus informes producidos por sus teóricos y técnicos desde hace más de 25 años.

De hecho el proceso de reforma es la reforma. Infinitas “capacitaciones” a docentes, a directivos, pruebas estandarizadas, ya aplicadas a docentes en México y Chile para medir el desempeño y precarizar aún más su trabajo o sacarlo del sistema. Los salarios docentes atados a incentivos que tienen que ver con las capacitaciones y, por supuesto, la productividad, a estándares de calidad jamás explicados y mucho menos argumentados.

Un breve paseo por la desertificación discursiva que aparece en algunos textos en la página del Ministerio de Educación de Chile da cuenta de los estatutos de presión que recae sobre los docentes desde el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP)

“El objetivo del Sistema de Desarrollo Profesional Docente es reconocer que la docencia es una profesión y un ejercicio complejo, y por lo tanto requiere de apoyos situados y pertinentes a cada realidad. Para esto crea dos derechos: a la inducción en los primeros años de ejercicio y a la formación continua a lo largo de toda la vida profesional, de manera situada en la escuela”, destacó el director del CPEIP, profesor Jaime Veas. (…) El director del CPEIP destacó todo el trabajo que se está realizando en este ámbito, que también contempla la elaboración de estándares disciplinarios y pedagógicos para la Formación Inicial Docente (FID), los cuales se vincularán con las evaluaciones diagnósticas y a su vez con el Marco para la Buena Enseñanza (MBE), el cual se encuentra en proceso de actualización. Ambos instrumentos deberán estar aprobados por el Consejo Nacional de Educación (CNED) en un plazo de dos años.

“La Ley 20.903 aborda múltiples dimensiones, desde la formación inicial docente en adelante” señaló el profesor Veas, quien destacó que cada seis años la implementación de este sistema debe ser evaluada por un organismo internacional; “esta ley tiene alojada en su interior la lógica de la mejora continua”, indicó.

“En promedio, remuneraciones aumentarán en 30% para las educadoras y profesores que ingresen al Sistema de Desarrollo Profesional, pudiendo incluso llegar a duplicar sueldos actuales de acuerdo al tramo de desarrollo alcanzado.

“Además de apoyo formativo preferencial, se crea una asignación que permitirá aumentar hasta en cerca de $300 mil las remuneraciones de los profesores que hayan alcanzado los más altos niveles de desarrollo dentro de la carrera y que trabajen en establecimientos de alta concentración de alumnos prioritarios.”1

Esta lógica de premios y castigos que desde los inicios de la reforma funciona como herramienta de presión en múltiples sentidos afectando directamente la subjetividad, se perfecciona tras la máscara de la profesionalización. El ejemplo de Chile y la promoción de su sistema de profesionalización muestra como “derechos” lo que en realidad son obligaciones, esta es una práctica discursiva muy generalizada en los documentos de la reforma: la carnavalización, el disfraz. Presentar una obligación como si fuera un derecho.

Por supuesto que esos “derechos” luego serán medidos por “estándares disciplinarios y pedagógicos”, “evaluaciones diagnósticas” y el monitoreo al funcionamiento: “la evaluación del sistema a cargo de un organismo internacional”. Aunque ya sabemos que si el monitoreo internacional es negativo, también los resultados recaerán sobre los docentes.

Los últimos dos textos privilegian los “incentivos” y como no puede ser de otra manera el ranking.

El proceso de reforma educativa no es más, ni es menos, que la expresión de una reforma económica que instala a la educación como mercancía dentro del mercado global; esta mercancía está valuada en miles de millones de dólares como ya lo hemos descripto y analizado en otros trabajos.

El eslogan constante de la “crisis educativa”, repetido hasta el hartazgo, nos lleva a pensar, en una primera aproximación, que los que impulsan el proceso de reforma, por lo menos desde la firma del documento de Jomtien, Tailandia, “Educación para Todos”, han fracasado en su intento de hacer una educación de “calidad”, sin embargo, contrariamente, insisten en seguir aplicando las mismas herramientas y las mismas recetas, que utilizando su propios calificativos, devienen obsoletas.

Tal vez hemos llegado al momento en que las estrategias, las herramientas y las “recomendaciones” del proceso de reforma educativa de fracaso en fracaso, para lograr sus objetivos, hayan devenido obsoletos.

Tal vez hayan sido obsoletos desde su propio nacimiento, tal vez sea porque no se trataba de una transformación en la educación, que probablemente necesitaba de adecuaciones, pero pedagógicas, didácticas, de contenidos; pero bajo la máscara de las sustituciones en los diseños curriculares, los contenidos se diluyeron. La celebrada educación por competencias sustituyó la educación en saberes (que, seguramente, deberían ser revisados).

No se recurrió a la potencia de los maestros y profesores, no. Muy por el contrario se los destrató, se los calificó de poco “motivados” y poco “capacitados”, se les puso el estigma de ser los responsables de la “crisis” y de los “malos” resultados del “avance” del proceso de reforma. También, hoy continúa ese discurso agresivo de la “resistencia al cambio”.

Los estudiantes, críticos del proceso reformista, se manifestaron en muchas oportunidades y lo siguen haciendo, enfrentando desde los dispositivos represivos (Chile), hasta las desapariciones de Ayotzinapa, así como los docentes asesinados, víctimas de la represión estatal (México).

Todo en un solo ademán de la mirada economicista de la educación.

Al principio de este artículo, hablamos del sesgo privatizador del proceso de reforma en dos sentidos que se complementan: negocio y control.

Brevemente, todo discurso sobre educación hace foco en la cuestión de la calidad, curiosamente, nunca se conceptualizó calidad: ¿qué es la calidad en educación para los reformadores?

Entonces, la calidad es algo medible por las pruebas estandarizadas, los resultados que supuestamente permitirían monitorear y producir políticas. Y qué políticas fueron las que darían más “calidad” al sistema: 180 (o más) días de clase; promocionar más la jornada extendida para que los estudiantes estén más tiempo en la escuela (y la entrada sesgada de fundaciones y ong’s en las escuelas gracias a la extensión); monitoreo sobre la gestión de los equipos directivos, capacitación permanente y descentralización pero con centralización de las pruebas estandarizadas, nacionales e internacionales.

Para este proceso de reforma la calidad de la educación es el resultado de las pruebas (por supuesto que, además, es un negocio millonario). Pero ese modelo sigue desde hace años mostrando decadencia o, en el mejor de los casos estancamiento tanto para los países de la región como para los Estados Unidos.

Simplemente y como anécdota, Finlandia ha sido puesto como faro por sus resultados en las pruebas internacionales PISA, lo curioso es que después de haber sido el primero en 2000, 2003, 2006, los países asiáticos hoy lideran el ranking del Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA). Esta prueba establecida por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es uno de los instrumentos centrales del proceso de reforma educativa.

En sintonía, también existe la rankeadora de universidades, la corporación QS que según sus propias mediciones establece cuáles son las universidades a nivel mundial de mayor calidad, sin distinción entre públicas y privadas, por supuesto que en los primeros puestos aparecen las de Estados Unidos y se alternan con algunas del Reino Unido (también depende de lo que pagan por este servicio).

Hablando de ranking, para Estados Unidos los resultados de las pruebas PISA 2012 fueron Matemáticas, puesto 36; Ciencias, 28 y Habilidad Lectora, 24. Aquí vale una pregunta: ¿Es creíble que sus universidades sean las de mayor calidad en el mundo? ¿O hubo fallas en las mediciones? ¿O todavía no sabemos que es calidad? ¿O algunos de los rankings mienten?

Es necesario hacer una cita de autoridad, en este punto, sobre las evaluaciones estandarizadas. Robert Glaser, sicólogo estadunidense, uno de los creadores de las pruebas estandarizadas, afirmó que “éstas no miden lo que los alumnos saben, sino la capacidad de recordar procedimientos, o reconocer un resultado cuando se les presentan opciones múltiples”2. No hay demasiado para agregar. Sólo resaltar lo que dijo uno de sus creadores: “estas (las pruebas estandarizadas) no miden lo que los alumnos saben”

Sin embargo, continúan siendo los vectores de la reforma, pero lo que hay que señalar ahora es que estamos frente a políticas que tienen que ver con la reforma de gestión pero difícilmente con la educación.

Políticas que no se cuestionan el sistema, sino que son instrumentos de presión sobre el último eslabón del sistema, la escuela.

Políticas de gestión y medición que ya deberían haberse desechado por ineficaces para la educación. Sólo eficientes para los intereses de los reformadores: políticos, funcionarios y sindicalistas que desde los comienzos del proceso de reforma le entregaron la educación a los economistas instrumentales del mercado, que intentan convertir la educación en una disciplina del pragmatismo al servicio de la corporación empresarial para optimizar ganancias y aumentarlas aún más con la educación como mercancía.

Así que para finalizar, podemos arriesgar, sin temor a equivocarnos que el Operativo Aprender 16 es otro instrumento fallido para la educación, más allá de los resultados que arroje, sólo será otro instrumento más de presión para los fines reformistas, pero no para educación.

Para pensar la educación están, la filosofía, la pedagogía, la psicología y la sociología, apoyándose en la historia y en la antropología; por fuera de los enfoques instrumentales y de las evaluaciones estandarizadas. Pensar la educación desde el enfoque economicista-corporativo es, de alguna manera, incluirla entre las políticas extractivas, una especie de monsantización, de monocultivo desertificante. El monoaprendizaje que incluye los resultados, como el paquete de semillas transgénicas que incluye el letal químico que desertifica e impermeabiliza la tierra, le extrae la actualización de sus nutrientes con su producción sistémica; será la instrucción del futuro, pero no la educación que necesitamos para transformar el mundo.

Los tiempos del pensamiento no son los tiempos de la transacción, los tiempos de la pedagogía no son los tiempos de la estandarización evaluatoria.

Habrá colecciones de “instruidos” que estarán en estado de capacitación permanente para seguir siendo utilizados como recurso humano de un mundo que no diseñaron, y mucho menos pensaron. Como en las pruebas estandarizadas, más específicamente en el Operativo Aprender 16, donde los docentes son “aplicadores” y los directivos, “verificadores” de un instrumento que ni pensaron, ni diseñaron y lo peor, que además es tan secreto como el contrato entre YPF y la transnacional Chevron.

El extractivismo educativo llegó de la mano de la reforma. Muchos pensamos que otro mundo mejor no sólo es posible, sino necesario, pero para ello necesitamos de la educación en sentido social, no instrucción instrumental.

En Argentina a mediados del siglo XIX se había instalado la polémica que proponía la instrucción para las clases más humildes y la educación para las élites adineradas, modelo conceptual que sobrevive en la estructura educativa, y que es preciso superar porque en el pensamiento de la reforma está su profundización.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216473

Imagen: http://archivo.estepais.com/site/wp-content/uploads/2013/09/fernandez-a-269.jpg

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Rumbo al suicidio educativo.

El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) es el organismo que sigue la evolución de la enseñanza pública.

América del sur/Uruguay/Fuente:http://www.elobservador.com.uy/

Por: el Observador.

El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) es el organismo estatal a cargo de seguirle los pasos a la evolución de la enseñanza pública. Sus conclusiones representan, en consecuencia, una insoslayable opinión oficial sobre cómo marcha la formación de niños y jóvenes en Uruguay. Y esa opinión es que el desastre actual equivale a un suicidio en un área en que se juega el futuro del país. El Ineed presentó hace poco el informe Trayectorias Educativas en la Educación Media. PISA-L 2009-2014, que fue acompañado por una alarmante evaluación precisa del director ejecutivo del organismo, Mariano Palamidessi, ampliada en declaraciones a El Observador. El jerarca es un técnico argentino de reputación internacional, con doctorados en el área educativa en su país y en Brasil y consultor de Naciones Unidas, que llegó a su cargo actual por concurso.

Palamidessi detalló el estado de devastación en que ha caído la educación pública uruguaya. Señaló que apenas 6% de los estudiantes de secundaria que participaron de las últimas pruebas internacionales PISA, en las que Uruguay salió mal parado, completó después el bachillerato y que el “retraso en la trayectoria previa prácticamente cancela las posibilidades de terminar educación media”. Sobre la formación en primaria, que muchos otros técnicos también han denunciado como insuficiente para preparar a los niños para el ingreso al liceo, dijo que “gran parte de los estudiantes de primaria van a clase cuatro horas” por día, igual que hace 120 años e ignorando la drástica evolución de las exigencias educativas en todo el mundo. Como es imposible que en ese tiempo un niño aprenda lo que necesita, Palamidessi enfatizó que “necesariamente tenemos que ir a (las escuelas de) tiempo completo”. Esta forma idónea de formación escolar es lo único que los gobiernos del Frente Amplio retuvieron de la reforma Rama y se comprometieron a intensificar. Como tantas promesas gubernamentales, las metas anunciadas de expansión de las escuelas de tiempo completo siguen atascadas.

Su fallo sobre la educación secundaria fue lapidario. Dijo que la “tasa de mejora muy leve en materia de egreso del ciclo básico y bachillerato para el país es un suicidio”. Explicó que es un suicidio porque si un país pequeño como Uruguay “quiere formar parte de una sociedad integrada, democrática y que ofrezca oportunidades a las personas” tiene que “apostar a la educación y al conocimiento. Que el 60% de la población no complete educación media es un bloqueo político, económico y cultural hacia el futuro”.

Palamidessi coincidió con los muchos expertos que señalan desde hace años la necesidad de reformar el sistema educativo público para ponerlo a rueda de lo que hacen países más atentos a las exigencias del siglo XXI. Incluso los dos últimos presidentes frenteamplistas, José Mujica y Tabaré Vázquez, programaron reformas razonables al inicio de sus períodos de gobierno. Pero la enceguecida oposición de los sindicatos docentes y la incompetencia de las sucesivas autoridades de ANEP le torcieron la mano primero a Mujica y ahora a Vázquez, condenando a la educación pública a seguir hundida en un pavoroso estancamiento. Ganará el país si tanto el gobierno como quienes dirigen ANEP y sus consejos absorben las conclusiones de su propio organismo de evaluación y reaccionan a tiempo, antes de que el mundo nos pase de largo.

Fuente: http://www.elobservador.com.uy/rumbo-al-suicidio-educativo-n964594

Imagen: http://static.elobservador.com.uy/adjuntos/181/imagenes/003/133/0003133058.jpg

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