Hacia una agenda de política educativa nacional

Por: Sergio Martínez Dunstan

Habría que considerar, llegado el momento, la sobrecarga de contenidos, mejores, libros de texto, materiales educativos diversificados…

La Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) dio a conocer, en días recientes, el documento “Construir el futuro de la educación en México. Hacia una agenda de política educativa nacional”. Resulta por demás relevante y, por ello, lo analizaré con la pretensión de reflexionar en torno a su contenido. Con ese propósito, referiré primeramente las tres fuentes de consulta necesarias para situar la discusión desde la propia perspectiva institucional. Después, retomaré algunas ideas del documento, a manera de introducción. Y, al final, externaré mis puntos de vista considerando que la opinión se acerca más a un artículo propio del periodismo educativo que a una ponencia o “paper” de carácter académico. Aunque recomiendo su discusión para fines heurísticos. Ambos sirven a la divulgación de la ciencia de una manera u otra. Así que, agradezco la comprensión de los lectores porque aprovecharé el espacio en su máxima extensión.

Fuentes de consulta para una mejor comprensión del asunto en cuestión

A. “La mejora continua de la educación. Principios, marco de referencia y ejes de actuación”. Considero su lectura casi obligada porque plantea la postura oficial. En el apartado inicial, se encuadran los principios de la educación en México: el enfoque de derechos humanos; la visión humanista; la mejora continua; el cambio educativo; la revalorización del trabajo docente; así como la inclusión, participación y colaboración. En el capítulo segundo, el más relevante para el objetivo que nos ocupa, se define el horizonte de mejora a partir del cuestionamiento ¿qué significa mejorar? teóricamente fundamentada. Asimismo, se puntualizan los campos de acción, actores y ámbitos de participación y responsabilidad. Y, se concluye destacando los ejes de actuación del Mejoredu en apego al marco legal vigente.

B. El Mejoredu sistematizó, en dos tomos, las experiencias y aprendizajes de los diferentes actores durante la pandemia tanto en educación básica como en media superior. Forman parte de la Serie Cuadernos de Investigación Educativa. Ambos guardan una estructura metodológica similar desarrollada bajo las interrogantes: ¿Cómo vivió la comunidad escolar la experiencia de educación durante la contingencia sanitaria? ¿Qué retos y dificultades enfrentaron los actores escolares durante la contingencia sanitaria? ¿Qué sugirieron los actores para el regreso a clases y para futuras situaciones de emergencia? En palabras del mismo Mejoredu , son “semillas de innovación para repensar la educación y avanzar en un cambio posible del Sistema Educativo Nacional (SEN)”. Y, a la luz de la reapertura de las escuelas, se escribe, “se abre la gran oportunidad de construir una agenda educativa que recupere las lecciones aprendidas” (…) “acorde con los viejos y nuevo desafíos educativos”.

Asuntos de la Agenda Política Educativa sugeridos por Mejoredu. 

La Agenda de Política Educativa Nacional se traduce en un conjunto de sugerencias dirigidas especialmente a las autoridades educativas del país, de los órdenes federal y local, así como a las autoridades de los distintos niveles de gobierno que realizan tareas de apoyo a la educación. Se identifican al menos 3 ejes de reflexión:

  1. Reorganización del Sistema Educativo Nacional (SEN).
  2. Adecuación de regulaciones y procesos educativos.
  3. Coordinación de las comunidades escolares.

Mejoredu propone:

  1. Sistematizar, documentar y realizar diagnósticos estratégicos sobre las experiencias y los efectos de la contingencia sanitaria en el sistema educativo.
  2. Desarrollar protocolos de emergencia para prevenir, mitigar y reducir amenazas y vulnerabilidades.
  3. Avanzar hacia un modelo de gobernanza distribuida que fortalezca la relación entre la federación, los estados y los comunidades escolares.
  4. Fortalecer las estrategias y acciones de inclusión social, equidad educativa y atención en y para la diversidad.
  5. Promover esquemas de financiamiento público con enfoque concurrente, focalizado y subsidiario.
  6. Afianzar la articulación entre salud, educación y bienestar.
  7. Transformar el currículo para que responda a los desafíos de una sociedad plural y diversa.
  8. Replantear la formación continua docente a partir de un enfoque situado y colaborativo, así como generar las condiciones institucionales que incidan favorablemente en el desarrollo profesional docente.
  9. Fomentar nuevas estrategias para mejorar los aprendizajes y la formación integral de las y los estudiantes.
  10. Impulsar el desarrollo y fortalecer la autonomía de las comunidades escolares.

Comentarios del autor al documento Construir el futuro de la educación en México. Hacia una agenda de política educativa nacional”.

La pandemia trajo consigo crisis en los ámbitos sanitario, financiero y educativo, al menos. Bajo este supuesto, el financiamiento y el gasto públicos se convierten en un tema de primer orden. Mejoredu recomienda invertirlos en la infraestructura y en los servicios educativos en condiciones de mayor vulnerabilidad. Por ejemplo, las escuelas multigrado, la educación intercultural y el tránsito hacia una escuela inclusiva, más allá de la inclusión per sé, lo cual implicaría atender la diversidad cultural, la educación intercultural. En otras palabras, la priorización de recursos para alumnos en desventaja, la atención a las desigualdades.

La preocupación por el abandono, la deserción, o desafiliación como se le nombra en el documento, se pone bajo la lupa por las repercusiones sociales que trae consigo. Por otra parte, se resalta la incapacidad institucional para afrontar una emergencia de estas características y magnitudes, inédita e inesperada. Aunque se sugiere avanzar hacia un esquema de gobernanza distribuida en los niveles nacional, local y escolar se nota la ausencia del ámbito municipal. Y sobre el Consejo Nacional de Autoridades Educativas, nada se dice al respecto.

Se percibe una discrepancia en las definiciones conceptuales y operativas sobre las modalidades educativas. Las autoridades instruyen a los maestros a reabrir las escuelas y regresar a las clases presenciales a los maestros bajo ciertas condiciones. Y además, que atiendan la modalidad híbrida o mixta lo cual implica una sobrecarga. Sobre este asunto, hay que traer a colación el Punto de Acuerdo emitido por el Congreso de la Ciudad de México en la sesión celebrada el 18 de marzo del año en curso. Se estipula llevar a cabo las acciones pertinentes a efecto de garantizar que las personas docentes cuenten con el tiempo suficiente para cuidar de sí mismos y de sus propias familias. Ya que, debido a la loable labor que realizan al estar presentes para sus alumnas y alumnos a través de jornadas extenuantes vía remota, podrían sufrir el síndrome de “Burnout” o síndrome de desgaste profesional. Sienta procedentes que hay que tomar en cuenta.

El tema de la formación continua y el desarrollo profesional de las maestras y los maestros es otro aspecto prioritario de atención. Coincido con el planteamiento de la multianualidad, el fortalecimiento de los equipos estatales, sus capacidades institucionales entre otras tópicos señalados en el texto referido. Articularlo con el Sistema de Carrera de las Maestras y los Maestros implica, en otro sentido, el respeto a sus derechos profesionales. Hay que tener presente que la reforma educativa se basó, en buena medida, en el respeto a los derechos de las maestras y los maestros. Si se descuida este aspecto se violentaría uno de los principios establecidos. La obligación de los maestros a “dedicarle tiempos específicos da la formación en todos los tipos de contratación” debiera revisarse a la luz de los derechos laborales establecidos en el Artículo 123 Apartado B además de los derechos profesionales determinados en la Ley General del SCMM. Por otra parte, el Sistema Integral de Formación, Actualización y Capacitación que será retroalimentado por evaluaciones diagnósticas, contemplado en la Ley Reglamentaría en materia de Mejora Continua de la Educación, sigue siendo una asignatura pendiente. Hay una desarticulación, reconocida en el propio documento, por lo que se opone en todos los sentidos a la pretensión de constituir un sistema. El reto consiste, pues, en una adecuadla coordinación y armonización.

En otro orden de ideas, se habla del proyecto educativo renovado. Quisiera entender que se refiere al concepto de la Nueva Escuela Mexicana pero queda sin aclararse. Hace falta definirla con precisión dicha categoría: proyecto educativo renovado. El modelo educativo de la Nueva Escuela Mexicana anunciado para el 2020 sigue siendo una asignatura pendiente. Habría que considerar, llegado el momento, la sobrecarga de contenidos, mejores, libros de texto, materiales educativos diversificados.

La autonomía de las comunidades escolares seria menester de ponderarse considerando que la autonomía de gestión y curricular ha sido erradicada de la regulación respectiva. En dado caso, convendría asegurar su consideración en la propia normativa. De igual manera, la resignificación de los Consejos Técnicos Escolares y la apertura de espacios de participación a las familia en la organización y funcionamiento de las escuelas. Si la intención es la adecuación de regulaciones y procesos educativos, según el segundo eje de reflexión, hay mucho por hacer.

Basta revisar la bibliografía que la Unidad del Sistema de Carrera de las Maestras y los Maestros puso a consideración del magisterio para los procesos de admisión y promoción. Resulta evidente la obsolescencia del marco jurídico normativo y la necesidad de actualizarlo porque responde a reformas y políticas educativas pasadas. Por ejemplo, los lineamientos para formular los programas de gestión escolar. De igual manera, los Lineamientos para la organización y funcionamiento de los Consejos Técnicos Escolares de Educación Básica. Ambos aluden aspectos de la Ruta de Mejora y deja de lado el Programa Escolar de Mejora Continua. Y qué decir del Programa Especial de Educación Intercultural 2014-2018. Ni se diga del Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional que data del 2006.

Hace falta también hallar la relación que guarda la Agenda de Política Educativa Nacional relacionar este documento con otros instrumentos que plantean también una agenda de política educativa. Por ejemplo, el Plan Nacional de Desarrollo y el Programa Sectorial de Educación. Asimismo, los paralelismos con la Ley General de Educación y la necesaria concordancia con la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros. Sólo que el propósito haya sido fortalecer lo oficialmente instituido debiera asegurarsse su perfecta congruencia. De no haber sido así, aún dando el beneficio de la duda de que la interpretación de las atribuciones del Mejoredu están perfectamente comprendidas, la definición de una agenda pública pasaría por un poder de convocatoria y una capacidad institucional para su implementación que redundara en un verdadero liderazgo. Ese es el verdadero desafío de dimensiones descomunales.

Carpe diem quam minimun credula postero

Fuente: https://profelandia.com/

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