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Mujeres en los movimientos sociales africanos

Redacción: El Salto Diario

Tres mujeres explican su visión como activistas dentro de los movimientos sociales Y’en a Marre, LUCHA y Balai Citoyen.

Tres mujeres, tres países, tres contextos muy diferentes y tres maneras de entender el activismo. Todas ellas firmemente involucradas en el cambio social y político en sus países. Una de ellas es Denise Sow, nacida en Kaolack (Senegal), cofundadora del movimiento social senegalés “Y’en a Marre” (¡Ya estamos hartos!). La segunda es Rebecca Kabugho, nacida en Goma (RD Congo), militante del movimiento congoleño LUCHA (acrónimo de “Lutte pour le Changement”). La última de ellas es Stéphanie Bationo, nacida en Ouagadougou y residente en París desde los 12 años, militante del movimiento burkinés “Le Balai citoyen” (la escoba ciudadana).

Ellas hablarán sobre sus respectivos movimientos sociales, en qué contexto nacieron y qué buscan conseguir a través de sus acciones. Asimismo compartirán sus experiencias y reflexiones sobre el camino hacia la transformación social y democrática de sus países. Pero sobre todo lo harán sobre qué significa ser mujer y activista dentro de un movimiento social africano, qué dificultades han experimentado por serlo, y cómo ven su presente y futuro en la lucha.

UNA SOCIEDAD MOVILIZADA: Y’EN A MARRE, LUCHA Y BALAI CITOYEN

Y’en a Marre nace en 2011 en Dakar, Senegal. Se formó gracias a periodistas, raperos y graffiteros, cansados de la situación política y económica de su país. Sus denuncias empezaron tras los recurrentes cortes de luz, pero sus reivindicaciones pasaron rápidamente a tratar temas como el desempleo juvenil, el ineficaz sistema sanitario, los problemas de la educación pública y la corrupción.

Denise Sow, militante del movimiento desde su formación, comenta que querían crear algo que uniera a los senegaleses para combatir conjuntamente. Este “era el momento de tomar el destino en nuestras manos y cambiar las cosas”, añade. Su primer contacto con la política fue a través de Y’en a Marre, ya que “el resto de movimientos y partidos políticos no me representaban, siempre repetían los mismos discursos y nunca cambiaba nada”.

El primer contacto con la política de Denise Sow fue a través de Y’en a Marre: “el resto de movimientos y partidos no me representaban, siempre repetían los mismos discursos y nunca cambiaba nada”

El 18 de enero de 2011 Y’en a Marre se presentaba en público en la plaza del Souvenir, en Dakar. Sow señala que “fue el día de su creación cuando me convencí de que ese era mi sitio, junto con periodistas y artistas comprometidos”. Asegura que no lo hizo tanto por sí misma sino por las generaciones futuras, ya que “no quería que ellos viviesen lo mismo que yo he vivido: más de 30 años sin que nada cambiase, siempre con los mismos problemas y sin ninguna solución”.

En los últimos meses, Y’en a Marre ha creado un observatorio de la democracia y de la nueva gobernanza, donde quieren atraer a jóvenes a la política. También han organizado talleres de formación para ayudarlos a crear sus propias asociaciones y garantizar su autonomía económica.

Otro de los movimientos sociales más activos en África es LUCHA, nacido en 2012 en Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte. Se definen como un movimiento ciudadano, no violento y no partidista que lucha por el cambio social y político en la República Democrática del Congo.

Sus primeras acciones se centran en la denuncia por la falta de agua y de electricidad en Goma. Rebecca Kabugho, militante de LUCHA desde que tenía 19 años, define su país como un lugar donde ‘‘no hay justicia, no hay libertad de expresión; no tenemos ni agua ni electricidad”. Y eso a pesar de que “la RD Congo es un país rico con lagos, cascadas y recursos naturales’’, añade la activista. En este contexto, LUCHA nace de las manos de un grupo de jóvenes indignados, que buscaban otras mecanismos para exigir cambios y poder expresarse libremente.

En la actualidad, LUCHA centra sus esfuerzos en conseguir la gratuidad de la educación primaria o en mejorar la condiciones del servicio de telefonía móvil.

Rebecca Kabugho LUCHA

Rebecca Kabugho del colectivo LUCHA  ARNAU QUINQUILLÀ

Balai Citoyen se fundó en 2013 en Ouagadougou, capital de Burkina Faso, por parte de dos artistas, el cantante de reggae Sams’K The Jah y el rapero Serge Bambara («Smockey»). Pero no fue hasta 2014 que tomó vuelo como movimiento. Su principal objetivo era evitar la reforma del Art. 37 de la Constitución, que permitiría al por aquel entonces presidente Blaise Compaoré presentarse a su reelección.

Stéphanie Bationo explica que Balai Citoyen fue creado para garantizar la alternancia política ya que “estábamos hartas, llevábamos 27 años con el mismo presidente en el poder”. Y añade que después de todos estos años el país “se encuentra en un estado lamentable. No hay justicia social, y la escuela es un desastre. Por no hablar del sistema sanitario”.

Estando en París decidió unirse a Balai Citoyen, donde difundían la realidad política del movimiento y de Burkina Faso a Francia y al resto del mundo. Desde la diáspora las redes sociales ocupan un papel fundamental, y según la activista “la insurrección funcionó porque había redes sociales y gente movilizada para difundir la información”.

Actualmente sus esfuerzos están enfocados de cara a las elecciones de 2020: “Desde París queremos sensibilizar y concienciar a la gente para que vote” comenta Bationo, y añade que “tenemos que votar bien, no podemos volver atrás”.

SER ACTIVISTA Y MUJER EN EL CONTEXTO AFRICANO

Cuando se les pregunta sobre el significado de ser activista y mujer en un movimiento social africano las voces se vuelven disonantes. Por un lado, Bationo cree que el hecho de ser mujer dificulta en gran medida la práctica política, que considera muy masculinizada. Pero eso no significa que las mujeres estén apartadas del debate político, sino todo lo contrario: la mujer burkinesa ocupa el centro de la vida en todas sus formas. “Ellas lo hacen todo: son las que trabajan, las que van al mercado, las que cuidan a los niños, etc. Sin embargo, siempre han estado involucradas políticamente. Es el marido el que da la cara, pero es la mujer la que habla”, afirma. Esto conlleva que las mujeres que toman la palabra en el contexto burkinés lo hagan excepcionalmente y las que son portavoces acostumbran a tener personalidades fuertes.

Bationo reconoce que la realidad en Francia es muy diferente, allí tiene menos dificultades para hablar en público. No obstante, su condición de mujer negra en la diáspora tampoco es fácil: “por un lado ser activista y mujer ya es especial, pero el hecho de ser mujer, negra y activista es mucho más complicado.”

Partiendo de un contexto y visión muy diferentes, Denise Sow (Y’en a Marre) considera que la mujer senegalesa goza de igualdad de género en la mayoría de ámbitos, también en el movimiento social que integra. Sow es miembro del noyau dur (núcleo duro, en francés), espacio donde se debaten y organizan las acciones futuras. Sow afirma que en el noyau dur siempre se ha tenido en cuenta su punto de vista, así como el del resto de mujeres que lo conforman. De hecho, el movimiento lo constituyen un buen número de mujeres que lo representan dentro y fuera del país. En definitiva, la activista no duda en que “el hombre no es superior a la mujer en el movimiento, todos estamos en pie de igualdad: no hay distinción entre mujeres y hombres”.

Stéphanie Bationo - Balai Citoyen

Stéphanie Bationo de Balai Citoyen PEPA ROSELLÓ

Sow no duda que su organización no es una excepción dentro de la sociedad senegalesa, ya que esta es “sinónimo de igualdad en todos los sentidos”, y añade: “Quizás hubo una época en que la mujer se quedaba cuidando del hogar, sin poder trabajar. Pero hoy en día no es así: la mujer senegalesa es siempre respetada”. Para la activista la lucha feminista es una cuestión superada: “No veo ninguna razón para ser feminista ya que no puedo reclamar los derechos que ya tengo”. “La mujer ya tiene la palabra, la mujer ya tiene sus derechos garantizados, la mujer ya tiene su igualdad y paridad garantizada”, puntualiza.

Más alineada con Bationo, Kabugho de LUCHA considera que la situación de las mujeres activistas en la RD Congo es muy complicada, en que ambos sustantivos tienen un gran peso y juntos multiplican las dificultades. Por un lado, cualquier activista en la RD Congo tiene que hacer frente a “la presión familiar, a las amenazas de los servicios de seguridad, a la represión violenta, a las detenciones arbitrarias y a la tortura física y psicológica”. Por el otro lado, las mujeres que se unen al movimiento reciben “las amenazas relacionadas con el género, la percepción cultural errónea de que las mujeres tienen su lugar en la cocina y el énfasis en que las mujeres aporten en la cama y no en cambiar su país”.

Respecto a las acciones que organizan cada movimiento en defensa de la mujer, Sow señala que desde Ye’n a Marre no se realiza ninguna lucha específica “sino que nos centramos en las luchas de todos, sean mujeres, hombres o niños”.

Bationo comenta que mientras desde París no hacen acciones específicas en defensa de los derechos de las mujeres, en Burkina Faso se llevan a cabo pequeñas acciones para apoyarlas en su vida diaria.

A pesar de las dificultades que experimentan las mujeres burkinesas cuando ocupan el espacio político, ellas fueron las primeras en salir a protestar durante las manifestaciones del 2014

A pesar de las dificultades que experimentan las mujeres burkinesas cuando ocupan el espacio político, ellas fueron las primeras en salir a protestar durante las manifestaciones del 2014. Marcharon con su spatula —un utensilio básico en cualquier cocina burkinesa— que representa “un símbolo fuerte del poder de las mujeres, ya que si te tocan con él ya no eres hombres en absoluto”—explica Bationo. Muchos jóvenes se unieron al movimiento al ver a sus madres protestar.

Kabugho explica que en LUCHA la mayoría de acciones por la liberación de la mujer se dirigen a romper estereotipos sobre ellas. En Goma, su ciudad, se centran también en garantizar su seguridad ya que “muchas mujeres son víctimas de abusos y violaciones cuando van lejos en busca del agua”. Kabugho ve como una prioridad personal “defender los derechos de las mujeres, en particular las que están en prisión”.

Sobre la importancia de la participación de las mujeres en la lucha, Sow envía un mensaje claro: “nosotras haremos nuestros deberes recordándote que vives en este presente y que debes decidir: tomar el destino con tus manos o dejar que tus hijos vivan en la pobreza”. Bationo, por su lado, anima a sus compañeras a salir y les recuerda que no tengan miedo, que “aunque estemos equivocadas, salgamos a luchar… Por lo menos aprenderemos juntas”.

Kabugho cree que las mujeres son esenciales en la lucha y les anima a que participen no solo desde la calle, sino también desde el arte o la música. Ella piensa que las mujeres y los hombres cambiarán juntos la RD Congo, y añade que “los dos tenemos puntos fuertes y débiles, juntos nos complementamos y somos más fuertes”.

Juntas o por sí mismas las mujeres juegan (y jugarán) un papel fundamental en el cambio social y político del África, en este largo camino que hay que andar. Y es que el cambio es un proceso largo y necesario, como nos lo recuerda Sow: “Cuando se planta un baobab se necesita tiempo para que crezca y dé frutos. Pero no seremos nosotros quienes los comamos, sino nuestros hijos: depende de nosotros que nos sacrifiquemos por ello”.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/africa/mujeres-en-los-movimientos-sociales-africanos#

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Pisa y Paraisópolis: vitrinas de la sorda guerra de clases

Por: Mario Maestri

«¡Ama, con fe y orgullo, la tierra en la que naciste! ¡Niña, no verás ningún país como éste! ¡Buena tierra! Nunca negó a los que trabajan. El pan que mata el hambre, el techo que viste….Quien con su sudor lo hace fructífero y húmedo, ve su esfuerzo pagado, y es feliz, y se hace rico! Hija, no verás ningún país como éste: ¡Imita la grandeza de la tierra en la que naciste!”. Durante muchos años, los niños brasileños se vieron obligados a aprender de memoria y a recitar la poesía «La Patria» en escuelas privadas y públicas.

Ciento quince años después de que Olavo Bilac escribiera su oda a la patria imaginada y disfrazada – sólo 17 años después del final de la obra esclavizada -, la encuesta mundial del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA) acaba de registrar que casi el 50% de los estudiantes brasileños de bachillerato que leen la poesía «La Patria» no entenderían las areniscas de los más patrióticos de nuestros pueblos. Los resultados en matemáticas y ciencias fueron aún peores.

Estos jóvenes «analfabetos funcionales» proceden en su mayoría de familias populares. Los hijos de los ricos logran resultados superiores, pero no son muy brillantes, especialmente en los llamados países avanzados. Con algunas variaciones, los resultados medidos se acercan a los obtenidos durante el gobierno petista y los gobiernos anteriores. No son puntos fuera de la curva. Los evaluados tienen entre quince y dieciséis años, preparándose así para el mercado laboral, la mayoría, o la educación superior, la minoría.

El nombre del infierno

El domingo 1° de diciembre, la policía militar de São Paulo, bajo órdenes superiores, fue responsable de la masacre gratuita de nueve jóvenes en un baile funk en una comunidad llamada Paraisópolis, en las afueras de la megacapital. Como en los miles de casos nacionales similares, las autoridades civiles y militares «expulsaron» temporalmente de las calles a los responsables y abrieron «investigaciones» que no conducirán, como siempre, a nada. A menos que, tal vez, futuros ascensos para los directamente involucrados.

A pesar de la gravedad de lo ocurrido, salvo por error, ninguna dirigencia nacional de la oposición fue capaz de ofrecer solidaridad y exigir el castigo implacable de los responsables. Las universidades, colegios, clubes deportivos, etc. de São Paulo y Brasil no se detuvieron ni un minuto en honor de las víctimas. La gran mayoría de las asociaciones profesionales ni siquiera emitieron una declaración de protesta: historiadores, sociólogos, ingenieros, médicos, etc. Por el contrario, el día 4, la oposición pretendió -con Freixo, Fernanda Melchionna y Edmilson Rodrigues- [1] unirse al golpe y apoyó la iniciativa de Moro [paquete “anticrimen”] para aumentar la represión de la población. Hay cada vez más raras excepciones.

Los sucesos de Paraisópolis fueron clasificados en el portafolio de las actuales masacres policiales que se han venido produciendo durante décadas, y que ahora se multiplican, sin atraer la atención real de los partidos y movimientos que dicen ser de oposición, de izquierda y populares. Es comprensible. Incluso en las noticias que denunciaban esos hechos, tres palabras desarmaban cualquier sentimiento multitudinario de identificación con las víctimas, por parte de la población: era un baile funk para los jóvenes de una favela.

Nosotros y ellos

Decenas de millones de brasileños de las clases ricas, medias e incluso populares saludaron o excusaron la acción criminal de la policía militar, bajo las órdenes o protección de sus oficiales y autoridades civiles, contra jóvenes de las clases populares que se divirtieran. Los primeros se debieron al odio atávico hacia los trabajadores y los pobres, especialmente los negros, considerados enemigos de clase, que deben permanecer desorganizados, alienados y principalmente reprimidos.

La falta generalizada de empatía popular se debe a la permanente sensación de inseguridad, exacerbada por los principales medios de comunicación, especialmente en las periferias urbanas. La población teme y es comúnmente agredida por jóvenes pobres y, con frecuencia, por personas de raza negra. Igual que los millones que se van cada día a trabajar, por salarios indignos, o en busca de una ocupación, que es cada vez más rara. Jóvenes con un nivel de educación muy bajo, a pesar de tener, en el papel, un diploma completo de segundo grado.

La brecha entre los explotados y los explotadores se estrechó relativamente después de la abolición de 1888 y, algo más, con la industrialización de la década de 1930. Sin embargo, no sólo los trabajadores más explotados nunca fueron vistos como miembros plenos de la sociedad. Siempre se les consideró personas diferentes. En Brasil, la zanja profunda siempre se mantuvo, separando «nosotros» de «ellos». ¡Si no, cómo explicar que, bajo la justificación de ser imposible dar más, se pretendía, incluso en los gobiernos populares, que el trabajador viviera, como la gente normal, con un salario mínimo! Esta brecha abismal se debió y se debe a relaciones de fuerzas fuertemente desfavorables para los trabajadores y favorables para las clases explotadoras.

Atrapados en el Odio

El Brasil contemporáneo se organizó en función de las necesidades de los grandes capitales nacionales e internacionales. Se construyó un apartheid social radical que, paradójicamente, aunque siempre cuenta con el apoyo de las clases media y media alta, hoy también se está volviendo en su contra, incluso relativamente. Para los plebeyos, se han creado escuelas públicas con la función principal de mantener a los jóvenes fuera de las calles.

Es necesario mantener el control; ¡no es necesario educar!. Para las clases media y media-alta, se han organizado escuelas privadas y universidades de alto precio y calidad relativa. Muy pronto, con la privatización de las universidades federales, las clases medias ya no podrán enviar a un niño a un curso excelente, sin endeudamiento para toda la vida.

También se ha creado la medicina, que es muy cara, sobre todo para las personas mayores, que son las que más la necesitan, de calidad dudosa, y la medicina pública y gratuita, que es peligrosa y de difícil acceso para la población. La seguridad pública se ha convertido en un servicio de contención para los trabajadores, mientras que los servicios privados se pagan a un precio elevado: porteros, garajes, guardias de seguridad, aparatos electrónicos, etc.

La actual destrucción del sistema de jubilaciones afecta ahora a los empleados mejor pagados y a los trabajadores asalariados, cuando no pertenecen a los sectores militar y de justicia, por supuesto. Cada vez más, las facciones de los segmentos medio y medio-alto encuentran consuelo en su relativa e incesante disminución del odio irrestricto hacia los trabajadores, los pobres, los negros y la izquierda.

Los realmente ricos viven con sus familias en el extranjero, miles de ellos en Florida y Miami, y trabajan unos días a la semana cuando trabajan en Brasil. Todos son patriotas furiosos. Pagan una fortuna por casas milagrosas, con paredes de madera contrachapada y revestimiento de yeso. Compran millones de reales de casas en Portugal o intentan trasladarse allí para disfrutar de los servicios públicos de salud, educación y seguridad, que niegan a la población nacional, en un país con un gobierno mucho más de izquierdas que las petistas del pasado, lo que no es difícil, tenemos que estar de acuerdo.

El viaje imposible al pasado

Además de la represión militar-policial, este interminable apartheid social tenía como válvulas de seguridad su capacidad de abrir brechas, mayores o menores según la época, para que los individuos pudieran progresar socialmente debido a oportunidades, capacidades e inteligencia únicas: expansión de los agronegocios; iglesias de tragamonedas; actividades políticas y sindicales; corrupción; narcotráfico, etc.

En los últimos tiempos, algunos toques cosméticos en el despótico orden social han asumido el estatus de políticas progresistas, como las cuotas sociales, raciales y étnicas en las universidades públicas, que dejaron a las grandes multitudes populares en manos del dios dará.

Hay una gran expectativa en los medios de comunicación politizados de la oposición de que, a través de las elecciones de 2020 y 2022, las cosas volverán a ser como eran antes, o casi. Lula da Silva, el PT y sus remolcadores son una clara confirmación de esta ilusión. Uno sueña con este regreso al pasado, aunque haya tratado a las inmensas clases populares como una mala madrastra.

Pero, dicen los defensores de este retorno imposible, ya sería un alivio, aunque las clases populares ganen poco o, en algunos casos, casi nada de ello. En la vida real no es posible hacer milagros – repiten, esperando estar entre los bendecidos por el «milagro».

Saca al caballo de la lluvia. Estamos viviendo una metamorfosis estructural en el país, en el que los gobiernos de Temer y Bolsonaro funcionaron como vientres sustitutos de monstruos que pretenden vivir entre nosotros para siempre. Lo que era malo empeorará. Las escuelas públicas serán aún más degradadas, transformadas en madrasas evangélicas o cobertizos, colgadores de empleos para suboficiales retirados. La policía de la milicia recorrerá las calles, las comunidades populares, las industrias que matan, reprimen y encuentran a la población trabajadora, desempleada y pobre.

Una y otra vez matarán a un hombre rico y blanco, que será excusado, porque sabemos que, en cada guerra, siempre hay pérdidas debidas al «fuego amigo». Las clases medias y altas también tendrán que inclinar la cabeza ante cualquier sargento corporal y armado, como en los gloriosos ancianos del «Redentor».

Un país de mentirita

El golpe de 2016 vino a transformar al país en un productor de chucherías, granos, petróleo y minerales industrializados, bajo las órdenes del gran capital mundial, teniendo como gerentes locales a los generales, a los grandes jueces, a los políticos y sindicalistas de la situación y a la oposición bien educada, todos con responsabilidades compartidas y remuneraciones diversas. Esto es algo que ya podemos seguir a diario, incluso cuando la liquidación de la sociedad y de la nación está todavía incompleta.

Muchos argumentan que el camino hacia el retorno propuesto al pasado reside en el retorno de la izquierda a la periferia, donde, de hecho, nunca ha estado. El movimiento para no organizar la salida a las calles de las «masas» organizadas, es lógico. La paz» y el «amor» deben reinar entre nosotros. Por el contrario, debemos «volver a las «periferias» para garantizar buenos resultados electorales -o menos malos- en 2020. Más concejales y alcaldes por la «oposición mentirosa». Lo que, si sucede, sólo apoyará la abrumadora reconstrucción patológica del país.

Como se ha señalado, los parlamentarios «opositores» apoyan o no ven en la legislación golpista una aprobación incesante. Los gobiernos de izquierda del Nordeste suelen seguir a los golpistas, cuando no se adelantan a ellos.

No habrá solución a la triste patria, cantada en colores idílicos por Olavo Bilac en 1904, mientras los residentes, obreros, estudiantes, etc. de las periferias, favelas, escuelas públicas, fábricas, granjas, cuarteles, etc., no tomen su destino en sus propias manos, dejando a un lado a los falsos profetas que hablan en su nombre, incluso a los que vienen de sus líneas.

La barbarie seguirá arraigándose entre nosotros si los trabajadores y el pueblo no organizan la defensa de sus lugares de residencia, trabajo y ocio frente a la agresión, independientemente de su procedencia. Donde hay resistencia, en general no hay abuso. Nos sumergiremos en una barbarie sin fin si no construyen, en sus espacios sociales y geográficos, organizaciones, asociaciones, partidos, etc., realmente suyos, ordenando a políticos y líderes profesionales que canten en otras parroquias.

Si las clases trabajadoras y populares, los «ellos» de esta historia, no se hacen cargo de sus vidas, según sus necesidades, no habrá salvación para el país y también para «nosotros». No con una oración fuerte y con todos los orixás empujando al andor, con la mayor buena voluntad!

Mário Maestri es historiador y autor de «Revolución y contrarrevolución en Brasil: 1530-2019», segunda edición ampliada. https://clubedeautores.com.br/backstage/my_books/278203

Traducción: Ernesto Herrera, para Correspondencia de Prensa.

Nota  (Correspondencia de Prensa)

[1] Se refiere al paquete “anticrimen” de Sergio Moro, Ministro de Justicia de Bolsonaro. El pasado 5 de diciembre fue votado por 408 votos a favor, 9 contrarios y 2 abstenciones. La bancada del PT y los diputados del PSOL (Partido Socialismo y Libertad), Marcelo Freixo, Fernanda Melchionna y Edmilson Rodrigues también votaron a favor.  El paquete “anticrimen”, tal cual fue aprobado, permite aumentar penas para determinados delitos, así como la pena máxima. Amplia los criterios de “legítima defensa” del policía, y busca fortalecer el bárbaro y racista sistema carcelario. El argumento de Freixo, fue que sólo había dos opciones: «votar en la propuesta original o en la propuesta deshidratada».

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=263648

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Marruecos sube al puesto número 121 en el índice de desarrollo humano de la ONU, después de Gaza, Libia y Yemen.

Redacción: Ecsaharaui

El Índice de Desarrollo Humano 2019 del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas ha clasificado a Marruecos como el 121º país más desarrollado de los 189 países. Aunque dos lugares por encima de su clasificación anterior, la nueva clasificación coloca a Marruecos dos veces por debajo del estado de Palestina, incluida la franja de Gaza.

Con un índice de 0.676, Marruecos tiene un «desarrollo humano muy bajo». En otras partes del Magreb, el PNUD considera que Argelia (82º a nivel mundial) y Túnez (91º a nivel mundial) tienen un «alto desarrollo humano», junto con otros seis países africanos que se clasificaron por encima de Marruecos.

Las Seychelles, Mauricio, Botswana, Sudáfrica, Gabón y Egipto también se sitúen en el ranking de alto desarrollo.

El Índice de Desarrollo Humano mide la capacidad de «vivir una vida larga y saludable, adquirir conocimientos y la obtención de ingresos para un nivel de vida básico».

Marruecos no ha registrado mejora sustancial en el ranking desde que comenzó el índice en 1990. En 1990, Marruecos tenía una putuación de 0.458, en 2000 una puntuación de 0.531 y en 2010 ascendió a 0.618.

Si bien, el 10% de la población de Marruecos vive por debajo de la línea de pobreza reconocida internacionalmente con menos de $ 1.90 por día.

Mirando más allá de la pobreza monetaria, el índice estima que el 19% de los marroquíes viven en «pobreza multidimensional».

Un sistema educativo deficiente

En el corazón de la máquina desigual está el sistema educativo. «Un sistema inclusivo e igualitario aliviaría las disparidades sociales y eliminaría parcialmente las diferencias relacionadas con el entorno de origen», señala el informe. Sin embargo, aunque Marruecos dedica el 21.5% de su presupuesto a este sector (mucho más que el promedio de Medio Oriente y África del Norte, con un 13.9%), su sistema educativo está fracasando en gran medida. La duración promedio de la escolarización es de 4.4 años, dos años menos que el promedio de los países árabes. Y los resultados escolares varían considerablemente dependiendo del entorno de los estudiantes.

En este contexto, la privatización masiva de la educación, alentada por las autoridades, acentúa la lógica desigual. Se estima que el 14% de los estudiantes marroquíes están matriculados en escuelas privadas y hasta el 80% en ciudades grandes como Casablanca y Rabat.

Fuertes desequilibrios territoriales
El reino también enfrenta fuertes desequilibrios territoriales. Ejemplo con acceso al agua: mientras que casi todos los habitantes urbanos están conectados a una red de agua potable, esta proporción se reduce al 64% en las áreas rurales, e incluso al 40% en la región de Tánger-Tetuán -Al Hoceima (norte). Esta última ciudad fue escenario de un importante movimiento social en 2017.

Finalmente, las desigualdades entre hombres y mujeres siguen siendo evidentes. Según el informe global «Brecha de género global», que tiene en cuenta la participación de las mujeres en la economía, la vida política, su acceso a la educación y la salud, Marruecos ocupa el lugar 137 entre 144 países. A pesar de los esfuerzos realizados en el campo de la educación, el 41,9% de las mujeres marroquíes se declaran analfabetas, estadísticas de 2014 (en comparación con el 22,1% de los hombres), una cifra que se eleva al 60,4% en las zonas rurales. En 2009, el 62.8% de las mujeres marroquíes reportaron haber experimentado algún tipo de violencia de género.

Fuente: https://www.ecsaharaui.com/2019/12/marruecos-sube-al-puesto-numero-121-en.html
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Libro(PDF): «Pueblos indígenas y pobreza. Enfoques multidisciplinarios»

Reseña: CLACSO

En los más diversos contextos geográficos, múltiples factores configuran un patrón que vincula de manera compleja a pueblos indígenas y pobreza. Las comunidades indígenas no tienen las mismas oportunidades de empleo y acceso a servicios públicos, protección de la salud, cultura y administración de justicia que otros grupos sociales. Tanto en países desarrollados como no desarrollados, este patrón ha sido históricamente construido por factores políticos, económicos, sociales, militares y ambientales, que articularon experiencias cualitativas y cuantitativas de privación material, jurídica y simbólica y de reproducción de relaciones de desventaja. ¿Cuáles son las causas o condicionantes que generan la correlación entre pueblos indígenas y pobreza? Las posibles respuestas se relacionan con las condiciones histórico-políticas que desvincularon a los pueblos indígenas del control de sus territorios, sometiéndolos a condiciones de pobreza, y relegándolos a los márgenes de la sociedad o excluyéndolos. Frente a esa situación, sus reacciones políticas se traducen en reclamos de autonomía, autodeterminación y/o reformulación de sus relaciones con el Estado. En respuesta directa a las situaciones de desventaja que padecen, la reivindicación de los derechos territoriales constituye una plataforma común de los movimientos indígenas a nivel internacional. La territorialidad se transforma así en un aspecto fundamental del debate contemporáneo acerca de la libre determinación de estos pueblos y la pobreza. El control del territorio ha sido medular en la construcción histórica de cualquier forma de Estado conocida, y generalmente se ejerció expropiando los derechos históricos de los habitantes originarios. La cuestión de la autodeterminación emerge por ende como un aspecto central para enfrentar el desafío socio-económico de la reducción de la pobreza en los pueblos indígenas.

Autores (as):  Alberto Cimadamore. Robyn Eversole. John Andrew McNeish. [Coordinadores].
Pablo Alarcón-Cháires. A. Carolina Borda Niño. Darío J. Mejía Montalvo. Siri Damman. Adrián González Romo. Benito Ramírez Valverde. Alfonso Macias Laylle. Néstor G. Estrella Chulín. Héctor Javier Sánchez-Pérez. Guadalupe Vargas Morales. Josep María Jansá. Louise Humpage. Robyn Eversole. Leon Ridgeway. David Mercer. Christian Jakob Burmeister Hicks. Ánde Somby. Indra Overland. Don McCaskill. Jeff Rutherford. Stephen Cornell. Scott Simo. [Autores de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO

Año de publicación: 2006

País: Argentina

Idioma: Español

ISBN: 987-1183-50-X

Descarga: Pueblos indígenas y pobreza. Enfoques multidisciplinarios

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En Trípoli, Líbano, intelectualizan protestas antigubernamentales

Por: Armando Reyes Calderín

Al unísono de protestas antigubernamentales en Trípoli, 80 kilómetros al norte de esta capital, sus residentes en debates cada vez más numerosos tratan de buscar soluciones intelectualizadas a la deteriorada situación nacional.

Todos exigen más o menos lo mismo, elecciones anticipadas, resolución de la pobreza, cambios constitucionales y eliminar la corrupción, pero su intención es sintetizar el enojo popular.

Todas las noches, Sarah al-Ghur, de 32 años de edad, se reúne con otros residentes en una especie de círculo de estudio para analizar el tema.

‘Prefiero participar en las discusiones que aplaudir o gritar consignas’, dice.

Después de años de desilusión y apatía, economía en caída libre y dificultades de todo tipo, dentro de la desobediencia civil los libaneses comienzan a intelectualizar los problemas nacionales.

Ghur camina entre las carpas de debate y se detiene frente a una, en la cual discuten una hoja de ruta para lo que ellos denominan revolución.

Hombres y mujeres de cualquier edad, credo o afiliación, se sientan en el suelo, se acomodan en bancos y escuchan a ponentes.

‘Conocí leyes que ignoraba’, apunta, y agrega que ahora es más consciente de sus derechos y deberes.

Uno de los expositores explica que la sublevación popular debe evolucionar hacia diálogo político, uno de los primeros pasos, elecciones, asegura, y luego revisar la estructura confesional del Estado.

Esos residentes de Trípoli, a menudo universitarios, activistas e intelectuales, intentan reconstruir el país mediante la unificación de los reclamos de las protestas masivas.

Hablan de un gobierno alejado del sectarismo, en un país que vive bajo un legado de una guerra civil (1975-1990) que entronizó un equilibrio de poder entre 18 comunidades religiosas.

Discuten sobre la pobreza, con un tercio de la población en ese estatus y advertencias del Banco Mundial que la proporción podría llegar pronto a la mitad.

Pero también debaten la independencia entre comillas del poder judicial, la corrupción, el saqueo de los fondos públicos y hasta de una desordenada planificación urbana que emergió, según rumores, con obras sufragadas por dinero lavado.

La mitad de los residentes vive en el umbral de la pobreza o por debajo de ella, de ahí que si, en otras ciudades hay evidencias de fatiga, en Trípoli las manifestaciones conservan igual energía desde que iniciaron el 17 de octubre último.

El profesor de filosofía Hala Amoun comenta que antes de las protestas, la mayoría de los libaneses perdió confianza en los políticos que en tres décadas no resolvieron los interminables cortes de energía, la desigualdad, el desempleo y la corrupción oficial.

A juicio de Amoun, la situación actual volvió a las personas más conscientes y salir a la calle para protestar no es suficiente; necesitan entender, saber más.

Otra de las asistentes a las espontáneas citas de debate asevera que los libaneses tienen hambre de conocimiento, de examinar su realidad económica, social y política, a fin de comprender cómo su líder político o sectario controla su vida.

Mientras, el médico Nadim Shakes, que llama a las tardes de debate conferencias de sensibilización, estima que el objetivo consiste en pensar en el futuro, prever lo que acarreará la corriente sublevación contra la clase gobernante.

Fuente e Imagen: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=325642&SEO=en-tripoli-libano-intelectualizan-protestas-antigubernamentales
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Educación, pobreza y desigualdad

Por: Jorge Ramírez.

Insumos básicos requeridos para lograr que los planes de desarrollo municipal y departamental tengan impacto en la reducción de la pobreza y de las desigualdades.

Hace poco fui invitado a desarrollar una conferencia sobre la pobreza en Cúcuta y en Norte de Santander; el evento fue organizado por la Secretaria Departamental de Fronteras y de Cooperación Internacional y contó con el apoyo de la Red de Investigación de Asuntos de Frontera. Debo decir que la conferencia fue realizada en coautoría con el Profesor Mario Zambrano con quien desarrollo actualmente una investigación sobre la materia.

Al analizar el estado de la pobreza en Cúcuta y en Norte de Santander se evidenció que:

Primero, la falta de articulación institucional, la duplicidad de funciones y el uso no eficiente de los recursos públicos, en conjunto, se convierten en los principales obstáculos para superar la pobreza multidimensional en el territorio. Segundo, los hacedores de política y los planeadores del desarrollo territorial no cuentan con una política social de carácter local (o regional) que en complemento a la política nacional contribuya a la reducción paulatina de la pobreza. Tercero, los planes de desarrollo municipal y departamental a punto de terminar son dos grandes documentos de política pública útiles para estos fines. No obstante, su contenido está lleno de un marco aspiracional deseable y de buenas intenciones, ergo, ambos documentos de política territorial carecen de acciones articuladoras  que transversalmente y de modo diferencial conecten e integren la agenda social y la agenda económica para generar oportunidades sociales y con éstas lograr el cierre de brechas urbano-rurales. Cuarto, la alta dependencia de los recursos de transferencias de la nación ha generado una especie de heteronomía e inercia institucional que se resumen en desesperadas epístolas que exigen del gobierno central: soluciones externas a los problemas estructurales de nuestro territorio – problemas – que se hacen más visibles con el cierre de la frontera, los desplazamientos internos y las migraciones.

En tal sentido, la educación como derecho y como bien público puede ser el factor (no único) pero relevante que en el marco de las políticas públicas locales y con el buen uso de los recursos nacionales, territoriales y de cooperación internacional pueden contribuir a la generación de oportunidades sociales como apuesta para la superación de la pobreza multidimensional, lo cual hace necesario enfocarse en los canales de transmisión intergeneracional que son: el analfabetismo, el rezago escolar, el bajo logro educativo y en mayor medida el empleo informal (DANE, 2018).

Con respecto al empleo informal hace unos años realicé en coautoría dos investigaciones que evidencian que la baja presencia institucional en el territorio, el modesto desarrollo industrial y la pobreza son variables que se convierten en un ancla a la hora de generar un círculo vicioso del desarrollo en los departamentos colombianos que están localizados en zona de frontera.

Abordados estos problemas como soluciones por la vía de la educación y en clave de política pública es la base para lograr procesos de desarrollo integral en Cúcuta y en Norte de Santander; esto requiere de una planeada articulación institucional, la utilización de información con base en la evidencia, la cuantificación de las inversiones, el uso eficiente y transparente de los recursos públicos.

En síntesis, estos son insumos básicos requeridos para lograr que los planes de desarrollo municipal y departamental tengan impacto en la reducción de la pobreza y de las desigualdades territoriales que se constatan usando el índice de pobreza multidimensional de Cúcuta y de Norte de Santander; que pese a los avances las brechas son persistentes entre género y muy amplias en las áreas urbanas y rurales de nuestro territorio (DANE, 2005 y 2018).

Adenda: agradezco al Ing. Jairo Yáñez (Alcalde electo) y a su equipo asesor, permitirme hacer parte del empalme en la Secretaría de Educación Municipal y en el Centro Tecnológico de Cúcuta.

Fuente del artículo: https://www.laopinion.com.co/columna-de-opinion/educacion-pobreza-y-desigualdad-187944#OP

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Educación vocacional ayuda a combatir pobreza en China, según informe

Asia/China/01-12-2019/Autor(a) y Fuente: spanish.xinhuanet.com

Las escuelas secundarias vocacionales han jugado un rol activo en la lucha contra la pobreza, según un informe de evaluación sobre este campo publicado por el Ministerio de Educación de China.

Hay 347 escuelas de formación profesional secundarias en áreas de extrema pobreza, con casi 600.000 estudiantes inscritos. Alrededor de 142.000 graduados profesionales de estas escuelas encontraron trabajo en 2017, con una tasa de empleo superior al 90 por ciento, indica el informe.

Más de 2,5 millones de estudiantes de escuelas vocacionales secundarias en todo el país recibieron becas y subvenciones en 2017, de los cuales la mitad eran de las zonas occidentales del país, añade el informe.

China contaba con un total de 10.671 escuelas secundarias vocacionales en todo el país en 2017. Alrededor de 15,9 millones de estudiantes de tiempo completo fueron matriculados en dichos centros educativos, lo que representa el 40 por ciento del número total de alumnos de nivel secundario, de acuerdo con el documento.

En 2017, 840.000 maestros de tiempo completo trabajaron en escuelas secundarias vocacionales de toda China, alcanzando la proporción de un maestro por cada 19 educandos, precisa el informe.

El texto agrega que las condiciones concernientes a los dispositivos y recursos de enseñanza continúan necesitando modernizaciones a fin de mejorar la calidad de la educación.

La evaluación fue realizada por la Academia de Ciencias Pedagógicas de Shanghai en 2018, basada en información de más de 6.800 escuelas vocacionales de todo el país y alrededor de 340.000 cuestionarios.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2019-11/29/c_138592826.htm

Imagen: PublicDomainPictures en Pixabay

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