Con B(a)iden, toda cambia/nada cambia para Latinoamérica y el Caribe

Por: Aram Aharonian

Nadie tenía dudas de que nada iba a cambiar para América Latina y El Caribe si Donald Trump lograba su reelección. El triunfo de Joe Biden abrió la caja de una cantidad de interrogantes: entre ellas, si logrará asumir el mando y para qué lo asumirá. La gran ventaja que tiene ante su predecesor es que al menos sabe dónde queda su patio trasero.

El nuevo presidente recibirá enormes presiones para dar marcha atrás a muchos de los cambios radicales en temas que van desde la política exterior hasta la crisis climática. Pese a que lo intentó hasta los últimos días, Trump buscó algún logro en materia de política exterior, que incluían un acuerdo de paz para Medio Oriente, retirar las tropas de distintos países y lograr la liberación de rehenes estadounidenses que se cree se encuentran cautivos en Siria.Joe Biden alcanza los votos electorales necesarios para ser presidente de los Estados Unidos | El Economista

Pero no hay que olvidar que Biden, exvicepresidente de Barack Obama, es un anciano, incapaz ya de hablar coherentemente. Será la cara del gobierno, no quien tome las decisiones, de lo que se encargará el lobby de la élite globalista, el gran capital trasnacional, la Red Atlas y su red de think tanks de la derecha, Wall Street, el Deep State y, obviamente, el aparato armamentista-militar.

Él puede parecer tonto, pero es tan poderoso como el propio globalismo. Por suerte, Kamala Harris, la primera vicepresidenta electa de EEUU, tiene 56 años, 22 menos que el próximo presidente. Y, para cuando asuma, en enero de 2021, podrían haber muerto más de 350 mil estadounidenses debido al coronavirus.

Las relaciones con el patio trasero

Si gana Biden, habrá una aceleración de la reubicación de industrias, muchas de ellas en Latinoamérica, que queda mucho más cerca desde un punto de vista no solo geográfico sino también ideológico. Industrias en sectores como la tecnología, el almacenamiento de datos, la fabricación de material médico, e incluso energía.

Argentina, Chile y Bolivia en particular, son muy importantes porque uno de los sectores estratégicos para la economía verde norteamericana son los minerales estratégicos como el litio, y también las tierras raras, que se encuentran en Latinoamérica (y no se necesita importarlas de China), imprescindibles para el desarrollo del sector estratégico como en armamento y supercomputadores.trump

Biden cree que se debe apostar por un gran Plan Marshall para Centroamérica y generar empleo en estos países. Así mejoraría la economía… y terminaría con la inmigración ilegalLo que propone  es «rebuilt better», reconstruir mejor. No se puede  volver a lo de antes, porque el mundo ya no es ni será igual

Para el equipo económico del demócrata, a nivel de sostenibilidad, se debe basar la recuperación económica en un eje verde, apostar por infraestructuras, eficiencia energética, energías renovables, almacenamiento de energía, o sea, todos estos sectores, innovación y I+D que son absolutamente estratégicos. Y eso, que viene de la mano de las grandes trasnacionales estadounidenses, tiene un impacto en Latinoamérica, también.

Expectativas

Cuatro años después de sacudirse con la llegada de Donald Trump al poder, muchos esperan que la política estadounidense hacia América Latina volverá a dar un giro brusco, dadas las declaraciones de Biden sobre aumentar la cooperación continental en problemas que causan ese éxodo en la región, como la violencia y la pobreza, elevar la importancia de otros asuntos en la agenda hemisférica, incluidos los derechos humanos, el medioambiente y la corrupción.

Ésto pondrá a prueba el vínculo de Washington con países como México o Brasil, según expertos. Diplomáticos y ex altos funcionarios estadounidenses sostienen que sus posiciones en materia de comercio, derechos humanos, cambio climático y lucha contra la corrupción podrían resultar incómodas para algunos de los gobernantes de la región, acostumbrados a un Trump, que hacía la vista gorda.

Se teme que la posición de Biden sobre comercio, trabajo y medio ambiente, sea mucho más dura que Trump.

América latina no será una prioridad, especialmente para un presidente que enfrentará una grave emergencia económica y sanitaria. México sería el principal foco de atención debido a su larga frontera terrestre -fuente de inmigración ilegal y contrabando de drogas- y a su condición de gran socio comercial y de inversiones. Biden prometió poner fin a muchas de las políticas inmigratorias de Trump y dejar de construir el muro en la frontera mexicana. Ya veremos.

Eso conlleva sus propios riesgos. Thomas Shannon, un ex alto funcionario del Departamento de Estado, dijo: «El mayor desafío al principio quizás sea el tema de la inmigración. Hay una verdadera presión para que se reviertan las medidas sobre migración, refugiados y asilo, pero si no tienen cuidado en cómo lo hacen, podría llevar a muchos centroamericanos a decidir que éste es el momento de dirigirse al norte».

Las opiniones de Biden sobre la deforestación de la Amazonia y la promesa de “consecuencias económicas importantes” si Brasil no cumple con el plan de 20 mil millones de dólares para recuperar la selva tropical, ya molestaron a Jair Bolsonaro, émulo de Trump, quien afirmó que el electo presidente había mostrado una «clara señal de desprecio hacia la coexistencia cordial y fructífera».

En Washington midieron la respuesta: Para los asesores de Biden, la problemática del clima es muy importante y la idea es aislar a Bolsonaro y a sus socios, sobre todo considerando que  perder a su gran amigo en el norte podría ser un gran problema para un gobierno como el de Bolsonaro, que tiene todos los huevos en esa canasta.

Pero Bolsonaro no es único que se jugó por Trump. También lo hizo el colombiano ultraderechista Iván Duque, que ahora teme la reducción y/o fiscalización de los miles de millones de dólares que recibe anualmente para –supuestamente- combatir el narcotráfico y la violencia.

Desde su círculo de asesores se sostiene que en cuanto a Venezuela, al igual que con Cuba, es poco probable que un gobierno de Biden vuelva directamente a la tregua de la época de Obama; la influencia de los votantes latinos ultraderechistas en el estado clave de Florida se encargará de eso. Es más probable que se avance con pasos cautelosos para crear confianza.

Dado que los presidentes de las naciones andinas (Chile, Perú y Ecuador) dejarán su cargo durante el primer año de un nuevo presidente el pragmático (y cada vez más moderado) argentino Alberto Fernández es uno de los que pueden beneficiarse de un gobiero de Biden.

Rusia y China

El principal desafío para Biden en política exterior será la redefinición de la actitud hacia China y Rusia. El 95% de los antibióticos que se venden en EEUU, se producen en China. El 62% de todo el material médico que se usa en los hospitales del país se fabrican en China. Eso difícilmente vuelva a volver a ocurrir en un gobierno demócrata.

El mensaje histórico de que a EEUU le va mejor económicamente con los republicanos no deja de ser un mito. Nunca ha sido cierto –aunque ha sido bien vendido-  y cuando se mira históricamente, los periodos de mayor bonanza y riqueza económica en EEUU. han sido siempre bajo mandatos demócratas.Estados Unidos vs Rusia, ¿Quién es más poderoso militarmente?

George Bush padre dejó al país con el mayor déficit fiscal en la historia del país. Ocho años más tarde, Bill Clinton dejó a EE.UU. con el superávit fiscal más grande en la historia del país. Con Bush hijo, ocho años más tarde, al país termina con el mayor déficit en la historia, superando el récord de su padre.

Obama recogió la batuta y sacó a EEUU de la peor crisis económica que se vivió desde los años 1930, recupera al país y lo deja otra vez en una situación muy bien encaminada, y ha sido Trump en cuatro años el que ha llevado al país ahora a  batir todos los récords de endeudamiento público.

Cambio de paradigma

Biden propone un cambio de paradigma, un momento decisivo y disruptivo en la historia de EEUU, un cambio de modelo económico y de modelo energético. El objetivo es que para 2050 EEUU sea un país de cero emisión, carbono neutral… teniendo en cuenta que es hoy el segundo país que más contamina del mundo.

Para que eso ocurra, el cambio es disruptivo y se basa en avances tecnológicos, en innovación, en un cambio total donde EE.UU. pasa de ser parte del problema, que es hoy un país que sigue liderado por un negacionista que no escucha la evidencia científica, a tener un presidente que impulsa toda la recuperación económica basándose en un eje de economía sostenible. 

A diferencia de Trump, Joe Biden conoce Latinoamérica in situ y sabe bien de la importancia que tiene para la seguridad nacional de Estados Unidos. Y una de las lecciones que deja la pandemia de coronavirus es que EEUU precisa acercar sus cadenas de suministro, tras verse absolutamente contra las cuerdas cuando varios países tuvieron que salir a mercados internacionales a mendigar barbijos y equipo médico.

Rusia y China

Si no se produce una guerra civil, lo que no es de descartar en las circunstancias actuales, Biden se opondrá al auge de la multipolaridad. Las posibilidades de una nueva guerra mundial son mucho mayores, porque una potencia nuclear cuya soberanía se basa en la capacidad militar es designada como su principal enemigo desde el principio.

Biden actuará en el marco de la geopolítica clásica tratando de atacar Rusia y de alguna manera seducir o neutralizar por lo menos a China(China).

Entre Rusia y China, Biden elige a Rusia como principal enemigo y China como una preocupación neutral o secundaria. A los globalistas les molesta más el poder militar de los polos alternativos que su poder económico. Rusia es una gran potencia geopolítica con armas nucleares y política conservadora. Ese es el principal obstáculo para el establecimiento del orden mundial liberal.

Biden intenta rebajar en Pekín la tensión por la nueva zona de defensa aérea china | Internacional | EL PAÍSCon Biden, Rusia será el principal objeto de presión, ataques y posibles conflictos. La hegemonía global del Occidente liberal está asegurada por la debilidad del poder de la tierra, es decir, de Rusia como Eurasia. Entonces, a los ojos de Biden, China puede considerarse como una parte orgánica del sistema liberal internacional y la expansión internacional de la economía china no es la principal amenaza para el globalismo.

Para Biden, Estados Unidos es la vanguardia del globalismo, la fortaleza de la hegemonía mundial liberal, del imperio global con la misión principal liquidar los estados nacionales, impedir el surgimiento de nuevos polos, e instalar un gobierno global liderado por los capitalistas internacionales, las élites y los monopolios de forma generalizada, incluidos segmentos occidentales y no occidentales.

Las urgencias

La tarea principal y más urgente de Biden en sus primeros 100 días en la Casa Blanca será poner en marcha un nuevo plan nacional de lucha contra el coronavirus, que en EEUU ha contagiado a millones de personas y se ha cobrado más de 220.000 vidas (más que en ningún otro país del mundo). Deberá también tomar medidas para reparar sus desastrosas consecuencias económicasBlack Lives Matter - Wikipedia, la enciclopedia libre

El moderado Biden también recibirá la presión del ala progresista de su propio Partido Demócrata, que ejerce una influencia creciente y aspira a grandes cambios institucionales para responder a las cuestiones más urgentes del futuro del país. Recibe una depresión económica y una pandemia, y lo estarán eligiendo para que resuelva todo esto y haga algo grande..

Tras las multitudinarias protestas por el asesinato de George Floyd a manos de un policía en Minneapolis, también hay mucha expectativa por un posible paquete legislativo en el Congreso que reforme a las fuerzas del orden. Biden también recibiría muchas presiones para poner fin a una anticuada regla del Senado estadounidense conocida como ‘filibusterismo’, que permite al partido en la oposición paralizar los nombramientos y el proceso legislativo.

Los demócratas también dicen que Biden hará que Estados Unidos reingrese de forma inmediata en la Organización Mundial de la Salud reanudando sus contribuciones financieras; que unirá nuevamente a Estados Unidos al Acuerdo de París por el clima; y que anulará las prohibiciones de entrada impuestas por la Administración Trump a los viajeros de países musulmanes.

Biden ha prometido que también volverá al acuerdo nuclear de 2015 con Irán, llamado Plan de Acción Integral Conjunto aunque para decidir cuándo habrá que negociar antes el listado de requisitos a cumplir por Teherán para regresar al pleno cumplimiento de los límites a sus actividad nucleares definidos en el plan

El equipo de campaña de Biden propuso convocar una cumbre de democracias para su primer año de mandato. El ala más progresista del partido presionará para no se limite a replicar el orden internacional de antes de Trump, especialmente en lo referido a las relaciones con aliados autocráticos como Arabia Saudí, y firmar cuanto antes una ley, ya acordada por el Congreso, para frenar el apoyo de EEUU a la guerra dirigida por los saudíes en Yemen..

.Especulaciones

Si gana Biden, seguramente implosione definitivamente el farsesco “gobierno” del autoproclamado presidente Juan Guaidó en Venezuela, arrastrando a la Unión Europea, que le retirará el reconocimiento después del 5 de enero, un mes después de las elecciones parlamentarias en el país caribeño.

Biden reabrirá la apertura con Cuba para facilitar relaciones con Venezuela y promover la paz en Colombia. Los acreedores negocian con la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez para aliviar las sanciones. La idea del equipo de Biden es aliviar las sanciones a Cuba y Venezuela, obviamente no levantarlas todas…Once tesis sobre Venezuela y una conclusión escarmentada | Cubadebate

Thomas Shannon, ex subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental y Roberta Jacobson, ex secretaria de Estado,  regresarán seguramente a Foggy Bottom, el Departamento de Estado.

La ecuación regional para el próximo gobierno es utilizar el «hándicap» favorable en el terreno militar para negociar el control del «lomito» de los recursos estratégicos de la región (los mejores yacimientos de hidrocarburos de Venezuela, el litio de Bolivia, el agronegocio de Brasil y Argentina, la biodiversidad amazónica)

Para lograrlo y hacerlo sostenible, negociará en «términos chinos»: Usando el paradigma boliviano: industrialización local del litio, control estricto del impacto ambiental, participación accionaria y/o fiscal congrua, beneficios para las comunidades circunvecinas y de la provincia)

Shannon es considerado como el más inteligente funcionario que ha pasado por el Departamento de Estado en unos cuantos años, y es parte del equipo de Biden. Con volvería la diplomacia como medio de transición, que es más racional y lógico ya que se eliminará toda amenaza de invasión, una de las amenazas permanentes de la administración Trump.

Con la administración Biden, los expertos señalan que cambiará la dinámica en la Organización de Estados Americanos (OEA) y Claver-Carone saldrá del Banco Interamericano de Desarrollo, donde fue impuesto por Trump hace poco tiempo. Significará, asimismo, el respeto a la soberanía nacional y no interferencia en los asuntos internos.

Este es el «New Deal» que le conviene a los EEUU (e incluso a las Fuerzas Armadas estadounidenses, que demasiados retos tienen en Asia). El problema es que este New Deal no es el que le conviene al «swamp» (pantano) de Washington, Miami ni al iceberg sumergido del mundo financiero que sobrevive gracias al lavado, y otros grandes  negociados financieros.

Es la lógica hora de las especulaciones y cada uno narrará su historia y su análisis. La interrogante está en el título: Con B(a)iden, toda cambia/nada cambia para Latinoamérica y el Caribe

Fuente e imagen: http://estrategia.la/2020/11/08/con-baiden-toda-cambia-nada-cambia-para-latinoamerica-y-el-caribe/

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Ganó Biden, ¿y ahora qué?

Por Atilio A. Borón

Ponernos en guardia y recordar que con Trump o con Biden seguimos a merced de la voracidad imperial por nuestros recursos naturales.

Los demócratas y los republicanos son administradores del imperio, nada más. Pero en su encarnación física, personal, idiosincrática, hay matices que no se deben desdeñar. Fidel siempre decía: “Dios no existe, pero está en los detalles.” Que Elliot Abrams, Marco Rubio, Ted Cruz, Bob Menéndez y la Ileana Ross pierdan su acceso directo a la Oficina Oval que les garantizara Donald Trump revela una diferencia que sería absurdo subestimar. Es sabido que ambos partidos han perpetrado toda clase de crímenes, en todo el mundo y que su simple enumeración insumiría decenas de páginas. Pero en esta reciente elección se corría un riesgo adicional: una ratificación plebiscitaria para mantener por cuatro años más a un hampón como Donald Trump en la Casa Blanca habría tenido funestas consecuencias para nuestros países. Mencionemos apenas tres. Primera, la inmediata activación de la “carta militar” contra Venezuela que Mike Pompeo preparara durante su gira de hace apenas un par de meses visitando Brasil, Colombia y Guyana (tres países fronterizos con la nación bolivariana) amén del cercano Surinam.

Segundo: un Trump “recargado” habría intensificado las sanciones y el bloqueo en contra de Cuba, Venezuela y Nicaragua y aumentado sus presiones en contra de los gobiernos de Argentina y México, que los asesores más reaccionarios de Trump, aunque parezca mentira, consideran como “aliados” o “cómplices” de la subversión chavista. Tercero, la reelección del magnate neoyorquino habría reforzado la gravitación regional de Jair Bolsonaro, Iván Duque y la derecha radical en Latinoamérica y el Caribe. Estos tres “detalles”, que no significa sean nimiedades, son más que suficientes para recibir con cierto alivio la derrota del magnate neoyorquino. En suma: había una elección entre el peor y el malo, y prevaleció el último. Decepcionante, ¡seguro!, pero estas son las “opciones” que el imperio siempre tiene para ofrecer. Desconocer esta verdad, asentada sobre un registro histórico de más de doscientos años, equivale a confundir ilusiones con la realidad.

Bien, y entonces: ¿qué decir de Joseph Biden? Es un viejo político (cumplirá 78 años el 20 de noviembre) del establishment conservador norteamericano, con 47 años transitando por los laberintos del poder en Washington. Fue senador desde 1972 hasta que, en el 2009, juró como vicepresidente a Barack Obama. A lo largo de este casi medio siglo hay muy poco en su record como para esperar un viraje significativo en la política exterior de Trump, especialmente en el siempre turbulento ámbito de las relaciones hemisféricas. Lo que sí hay es la certeza de que a lo largo de tantos años en el Senado fue cómplice, beneficiario -o por lo menos silente testigo- de la tantas veces denunciada corruptela institucionalizada en Washington, de los jugosos contratos y concesiones ofrecidas a las empresas del complejo militar-industrial y, luego del crash de las hipotecas del 2008, del fabuloso salvataje concedido por el Tesoro al corrupto sistema bancario estadounidense. Todo esto transcurrió bajo su mirada y en ningún momento insinuó disconformidad o incomodidad moral.

La renovación o el “nuevo comienzo”, retórica a la cual son tan afectos los presidentes de Estados Unidos cuando desplazan a sus oponentes no se condice con la promiscua relación que Biden -¡al igual que Trump, pero “guardando las formas”!- mantiene con la burguesía imperial. Por ejemplo, su costosa campaña electoral se vio facilitada por el generoso financiamiento que le otorgaron las grandes corporaciones. Un informe revela que Joe Biden recibió donaciones de 44 multimillonarios; pero su acompañante, Kamala Harris, lo superó al obtener aportes de 46 multimillonarios estadounidenses. En términos individuales Trump se benefició de la prodigalidad de Sheldon Adelson, el dueño de un casino en Las Vegas y, según The Guardian, un “ardiente conservador pro-israelí” que terminó donando 183 millones de dólares para la campaña del neoyorquino. Biden, a su vez, recibió un donativo del exalcalde de Nueva York y magnate de los medios de comunicación Michael Bloomberg por valor de 107 millones de dólares. Como puede verse, parecería haber un pequeña contradicción con el principio elemental de toda democracia de un hombre/una mujer un voto. Porque, ¿qué dudas cabe que tanto Adelson como Bloomberg podrán hacer oír su voz más claramente que las de John y Maggie?, que no pudieron donar siquiera veinte dólares para ningún candidato en la pujante democracia estadounidense. Por eso tiene razón Telma Luzzani cuando habla del “gatopardismo” de Biden.

Habrá, eso sí, un cambio de estilo: al olvido pasarán los gestos matonescos y groseros de Trump y compañía (Pompeo y Bolton, especialmente) y, aparentemente, habría una cierta intención de reflotar el multilateralismo y buscar compromisos manteniendo el uso de la fuerza como una alternativa pero no como la primera prioridad. En esa línea Biden prometió reincorporar a su país a los Acuerdos de París sobre el cambio climático; regresar a la Organización Mundial de la Salud para colaborar en la lucha contra la pandemia, y a la UNESCO, de la cual Washington se había retirado aduciendo un supuesto “sesgo anti-israelí” de esa organización. Pero hay que recordar que Estados Unidos había dejado de financiar a la UNESCO en el 2011, bajo la presidencia de Barack Obama y cuando Joe Biden ¡era su vicepresidente!

Desde el Senado Biden se preocupó por cimentar la fortaleza del complejo militar-industrial y la estabilidad del sistema financiero en la gran crisis del 2008. Ante la catástrofe sanitaria precipitada por el negacionismo de Trump en relación a la covid-19 podría tratar de resucitar el “Obamacare” como un esquema muy módico de salud pública. Pero acompañó con su voto en el Senado las invasiones a Irak y Afganistán y como vicepresidente avaló las operaciones militares en Libia y Siria. En lo tocante a nuestros países, también en su calidad de vice de Obama, Biden respaldó el golpe en contra de Juan Manuel Zelaya (Honduras, 2009); la intentona golpista en contra de Rafael Correa en el 2010; contra Fernando Lugo (Paraguay, 2012) y el fraudulento proceso del “impeachment” en contra de Dilma Rousseff, entre 2015 y 2016 en Brasil. No hay, por lo tanto, razones para celebrar nada, excepto la derrota de Trump.

En el número de Marzo-Abril de la revista Foreign Affairs, una especie de biblia para el establishment estadounidense, Biden publicó un artículo en donde anticipa lo que haría si llegase a la Casa Blanca. El título –“Why America Must Lead Again”- no deja lugar a dudas sobre la absoluta fidelidad de este personaje a la tradición del “excepcionalismo” estadounidense. El mundo necesita un líder y Estados Unidos debe retomar ese papel, otorgado nada menos que por Dios y abandonado por Trump que erró el camino al intentar que Estados Unidos “fuese grande otra vez” abdicando de su responsabilidad de mantener el orden internacional y desairando a sus aliados y amigos. Su programa tiene tres ejes: la renovación y fortalecimiento de la democracia dentro de Estados Unidos y en el concierto internacional; nuevos acuerdos comerciales para contener a China y evitar que sean ella y sus aliados quienes fijen las reglas del juego, algo que el imperio reclama como su absoluta prerrogativa tal como ocurriera a la salida de la Segunda Guerra Mundial; y, por último, sentar una vez más a Washington en la “cabecera” de la mesa de las negociaciones internacionales.

China y Rusia aparecen claramente como los enemigos de Estados Unidos, en línea con las tesis dominantes sobre todo desde los tiempos de Obama. El lenguaje utilizado en algunos pasajes es alarmante y nada tiene de diplomático, y recuerda algunas de las bravuconadas e insolencias de Trump. Por ejemplo, califica al gobierno de Vladimir Putin como un “sistema de cleptocracia autoritaria” mientras que dijo que Xi Jiping “era un matón”, aparte de acusar a China de robar descaradamente derechos de propiedad intelectual y los bienes de las grandes empresas y los ahorristas estadounidenses. En relación a la democracia promete convocar, en el primer año de su mandato, a una gran conferencia con los “líderes amigos” (que ya nos imaginamos quienes serán) para construir una coalición internacional que impulse la democracia y los derechos humanos y combata a la corrupción, y que trabaje coordinadamente sobre la base de una agenda común. Biden cree que una de las mayores fracturas de nuestro tiempo es la que divide a democracias de diversas formas de autoritarismo. No es lo mismo pero guarda un cierto parecido con la “Internacional de la Nueva Derecha” promovida, bajo los auspicios de Trump, por el estratega ultraderechista Steve Bannon. En poco tiempo la verdad saldrá a la luz y se podrá ver quiénes son los réprobos y quienes los elegidos; quienes los demócratas y quienes los autoritarios.

Para concluir: creo que nada bueno cabe esperar de este recambio. Se aventó el riesgo mayor y nada más. En el 2008 y comienzos del 2009 la progresía europea y latinoamericana sucumbió a la “Obamamanía” y pensó, en un alarde de ingenuidad, que un presidente afroamericano obraría el milagro de transformar la naturaleza del imperio y convertirlo en el demiurgo de la paz eterna ambicionada por Immanuel Kant. La desilusión de aquellas bellas almas henchidas de inocencia no pudo ser mayor.

Hay un riesgo, si bien no igual, de que ocurra lo mismo con Biden. El motivo de estas líneas no es otro que ponernos en guardia ante tal eventualidad y caer en un desarme ideológico; y recordar que con Trump o con Biden seguimos a merced de la voracidad imperial por nuestros recursos naturales, en un clima ideológico signado por una paranoia que visualiza a este continente como estando a punto de “caer en las garras” de China o Rusia. El tono de la “Guerra Fría” que impregna el escrito de Biden es inocultable. Queda, con todo, una tenue esperanza: que haga memoria y retome, aunque sea en parte, la política de Obama con Cuba y restablezca las relaciones diplomáticas a nivel de embajador, levante las asfixiantes restricciones en materia de viajes, remesas, comercio, turismo e intercambio cultural y, en última instancia, relaje en algo los rigores de ese verdadero crimen de lesa humanidad que significa el bloqueo al cual la Isla rebelde ha sido sometida durante 60 años. Y, por añadidura, que proceda igualmente en relación a la República Bolivariana de Venezuela poniendo fin al papelón internacional de la Casa Blanca en su pretensión de hacer de un esperpento como Juan Guaidó un “presidente encargado” de ese país y se avenga a dialogar con el gobierno de Nicolás Maduro, abandonando definitivamente la ruta de la confrontación elegida por Trump y que, al igual que lo ocurrido con Cuba, fracasara estrepitosamente.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/304770-gano-biden-y-ahora-que

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La educación es poder: China en la guerra comercial con USA

Redacción: Urgente 24

Global Times es un diario propiedad de Diario del Pueblo, vocero del Partido Comunista Chino. Global Times, editado en inglés, se especializa en cuestiones de negocios y de política exterior. Resulta muy interesante cómo el medio de comunicación refleja qué ocurre en China con la guerra comercial que inició el presidente estadounidense Donald Trump.

La escalada de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, que se ha convertido en una nueva guerra fría en tecnología, ha hecho que atraer talento sea una tarea urgente.

El reciente llamado del fundador del Huawei de China para mejorar el sistema educativo fundamental del país se hizo eco en toda la sociedad china, mientras que los observadores enfatizaron la importancia de la ciencia y las matemáticas.

En una entrevista reciente con China Central Television transmitida durante el fin de semana, el fundador y CEO de Huawei, Ren Zhengfei, cuya compañía se encuentra actualmente en medio de la batalla comercial entre China y Estados Unidos, reiteró la importancia de la educación e investigación fundamentales en lugar de pasar demasiado tiempo hablando. sobre el futuro de su compañía.

El empresario de 75 años dijo que él se preocupa más por la educación porque se preocupa por el país. «Si no le damos importancia a la educación, volveremos a la pobreza», remarcó.

El desarrollo del país se basa en la cultura, la filosofía y la educación, que son fundamentales, dijo Ren. Y la escalada de la guerra comercial entre los Estados Unidos y los Estados Unidos conlleva fuerza en la ciencia y la tecnología, que se reduce al nivel de educación.

Sus comentarios ponen el foco en la educación básica.

La nueva Guerra Fría es con tecnología, para lo que hay que desarrollar recursos humanos de alta competencia.
La nueva Guerra Fría es con tecnología, para lo que hay que desarrollar recursos humanos de alta competencia.

Wang Lixin, vicealcalde de Shenzhen, una ciudad que a menudo se considera el nuevo Silicon Valley, ya que reúne a cientos y miles de empresas de alta tecnología, dijo en una conferencia reciente que la investigación fundamental es importante no solo para Shenzhen sino para todo el país.

«En la década de 1980, a menudo decíamos que si aprendes bien Matemática, Física y Química, lo lograrás en cualquier parte. Luego tuvimos dudas, ya que trabajar en finanzas, economía o diseño te haría ganar más dinero. Teniendo en cuenta la situación actual, es hora de vuelve a poner ese eslogan», dijo Wang el domingo 26/05 en los informes de los medios de comunicación.

Como parte de los esfuerzos más amplios para fortalecer la ciencia y la tecnología, Shenzhen, que ahora se encuentra a la vanguardia de la batalla tecnológica entre China y Estados Unidos, donde se ubican firmas de tecnología como Huawei y DJI a las que apunta el gobierno de Trump, se comprometió a invertir una La tercera parte de su financiación de la ciencia y la investigación a la investigación fundamental, por una suma de más de 4.000 millones de yuanes (US$ 580 millones), según informes.

En el Twitter de China, Weibo, los usuarios de la red elogiaron el llamado de Ren y consideraron que mejorar el sistema educativo del país era la tarea más urgente. «El crecimiento de la alta tecnología no puede ser apoyado sólo por una gran cantidad de dinero. Exclusivamente con esfuerzos continuos en la educación fundamental se puede lograr la meta», dijo un internauta.

STEM (Science, Technology, Engineering & Maths) significa Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, y estas disciplinas académicas a menudo se consideran fundamentales para un país en una carrera por la supremacía de la alta tecnología.

«Estoy pensando en enviarla a un curso de capacitación para después de la escuela en Matemáticas este verano», dijo a Global Times el lunes, refiriéndose a su hija de 7 años, que ahora vive en un entorno cada vez más competitivo.

Investigación fundamental

Como las dos economías más grandes del mundo se dedican a la tecnología, los representantes de la industria china están considerando mejorar la educación fundamental, incluida la ciencia y las matemáticas, como una tarea importante, especialmente después de que muchos padres chinos se hayan quejado en los últimos meses sobre las actuales políticas dogmáticas de sofocación del talento creciente. 

El último movimiento de las autoridades para aliviar la carga del trabajo escolar en los estudiantes de Primaria y Secundaria también debilitó la educación en Ciencias y Matemáticas, y la prohibición del entrenamiento extracurricular para los concursos al estilo de la Olimpiada emitidos en 2018 afectará seriamente el cultivo de estudiantes talentosos en STEM, según los analistas .

«Este enfoque único para todos afectará la educación fundamental en el país y hará que nuestros hijos queden atrás de sus contrapartes estadounidenses en el futuro, lo que debe corregirse», Mei Xinyu, investigadora de la Academia China de Comercio Internacional. y la Cooperación Económica, dijo al Global Times.

El Ministerio de Educación emitió una guía en diciembre de 2018 para aliviar la carga académica en las escuelas primarias y secundarias. La guía dice que las escuelas primarias y secundarias tienen prohibido albergar Olimpiadas de matemáticas para reclutar estudiantes. La medida sigue un cambio en la política para detener la concesión de puntos extra a los estudiantes que hayan ganado las Olimpiadas académicas o las competencias de ciencia y tecnología.

Pero los padres también aplaudieron los esfuerzos del gobierno para aliviar la carga de los niños, mientras que algunos abogaron por un enfoque de educación elemental feliz.

Ren dijo que otorga gran importancia a la investigación fundamental, y que el país debería invertir más en el desarrollo de matemáticos, físicos y químicos, en lugar de solo invertir dinero en las industrias.

La represión de los EE. UU.

Huawei, como parte de la batalla tecnológica entre China y EE. UU., estimulará la autosuficiencia tecnológica al tiempo que impulsará la investigación científica y la innovación, ya que las sanciones de los EE. UU. reflejan la deficiencia general en el sector.

Es cada vez más urgente que las compañías tecnológicas chinas atraigan talento, ya que la guerra tecnológica eventualmente se convertirá en una batalla por más talento, dijeron analistas.

«Nuestro país debe tener conciencia de la crisis y ver claramente la brecha real entre China y los Estados Unidos en la educación», dijo Chu Zhaohui, investigador del Instituto Nacional de Ciencias de la Educación con sede en Beijing, a Global Times el lunes. .

Por ejemplo, los estudiantes estadounidenses tienen una comprensión más profunda de las ciencias naturales y las matemáticas, a medida que aprenden siguiendo sus propios intereses, anotó. «Cómo despertar el interés de los estudiantes chinos en la ciencia y la tecnología, que llevará a una mejor investigación fundamental, sigue siendo un desafío», dijo.»

Fuente: https://www.urgente24.com/ocio/lectura/la-educacion-es-poder-china-en-la-guerra-comercial-con-usa

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Entrevista a Mónica Bruckmann:“Con el plan de Bolsonaro, Brasil se reprimariza”

Por: Natalia Aruguete.

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