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“African Women’s Voices”: un estudio pionero de BCG sobre el papel de la mujer en las sociedades africanas

Redefinir el papel de la mujer en las sociedades africanas es clave para el crecimiento económico.

Un nuevo informe de Boston Consulting Group pone de relieve las diferentes percepciones del papel de la mujer en las sociedades africanas, y el importante impacto de estas narrativas en la participación económica de las mujeres, un importante vector de crecimiento para el continente.

A modo de recordatorio, el Banco Mundial ha estimado que la participación igualitaria de las mujeres en el empleo podría generar un crecimiento del 20% del PIB africano, y de hasta el 40% en Marruecos.

Además de los proyectos estructurales relativos al acceso de las mujeres a la educación, la sanidad, el capital, etc., el crecimiento económico de África pasa necesariamente por un cambio de esta narrativa, con un papel central de los legisladores, los educadores y los medios de comunicación.

Hace una década, la participación económica de las mujeres estaba aumentando en muchos países, y África estaba haciendo progresos significativos en la reducción de la desigualdad de género. Sin embargo, una oleada de desafíos macroeconómicos, seguida de la pandemia del COVID-19, han provocado un descenso más acusado de la participación económica de las mujeres en África desde 2016 que en cualquier otra parte del mundo. Según un nuevo informe de The Boston Consulting Group (BCG), solo será posible avanzar hacia una mayor participación económica de las mujeres si cambia el discurso sobre su lugar en las sociedades africana.

El estudio, titulado «African Women’s Voices: Reframing the Narrative on Women’s Roles in African Societies», se basa en una encuesta realizada a 6.000 mujeres y hombres de Sudáfrica, Egipto, Etiopía, Kenia, Marruecos y Nigeria (que representan el 60% del PIB del continente). Su objetivo es conocer mejor su percepción de los principales obstáculos a la emancipación económica de la mujer y su papel en sus sociedades.

AFP PHOTO/FLORENT VERGNES - Mujer africana
AFP PHOTO/FLORENT VERGNES – Solo será posible avanzar hacia una mayor participación económica de las mujeres si cambia el discurso sobre su lugar en las sociedades africanas

Descenso de la participación económica de las mujeres africanas desde 2016

Entre 2010 y 2016, África redujo las desigualdades entre hombres y mujeres más rápido que cualquier otra región del mundo. En 2016, este ritmo se ralentizó debido a la crisis de los productos básicos, seguida de una recesión mundial y la aparición de la pandemia.

A medida que el mundo vuelve a la normalidad tras la COVID-19, el continente africano debe redoblar sus esfuerzos para reducir las disparidades entre hombres y mujeres. «Si la participación económica de las mujeres africanas vuelve al ritmo registrado entre 2010 y 2016, el continente podría superar las disparidades de género 60 años antes de lo que sugiere el ritmo actual», comenta Zineb Sqalli, Managing Director & Partner de BCG en Casablanca.

A escala continental, el índice de paridad de género en África es ahora similar a la media mundial. Según el Informe sobre la Brecha de Género 2022 publicado por el Foro Económico Mundial (FEM), la puntuación africana es de 0,69 y la media mundial de 0,71 (1,0 representa la paridad de género). Sin embargo, existe una gran disparidad en la paridad en todo el continente. De los 146 países incluidos en el informe del FEM, Ruanda ocupa el 6º lugar, Namibia el 8º y Sudáfrica el 20º, mientras que la mitad de los 50 últimos países de la clasificación mundial son africanos, entre ellos Nigeria el 123º, Marruecos el 136º y el Congo el 144º.

El análisis de BCG sobre el nivel de educación y participación económica de las mujeres africanas reveló que los países pueden clasificarse en tres arquetipos, cada uno con un perfil específico.

  • Norte de África: en los últimos 20 años, países como Marruecos y Egipto han mejorado considerablemente el acceso de las niñas a la educación primaria y secundaria. Sin embargo, las mujeres siguen en gran medida fuera del mercado laboral y el principal obstáculo parece residir en creencias muy arraigadas sobre el papel de la mujer en la sociedad, mantenidas tanto por hombres como por mujeres. Alrededor de la mitad de los encuestados en Marruecos y Egipto, tanto hombres como mujeres, afirmaron que las mujeres no deben trabajar si el marido o el padre ganan suficiente dinero para mantener el hogar. Por el contrario, sólo el 12% de las mujeres y el 15% de los hombres del África subsahariana opinan lo mismo. Casi el 90% de los hombres encuestados en este segmento afirmaron que las mujeres deberían ir a la escuela para ser educadas y respetadas, no para ser independientes económicamente; y el 39% de las mujeres piensan que la educación superior es más importante para los hombres que para las mujeres.

«El modelo de éxito para una mujer marroquí es ser una mujer cuyos hijos (varones) tengan éxito», afirma una participante en el estudio de Casablanca.

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PHOTO/FILE – Sanitarias en Marruecos

Estos países cuentan con una gran número de mujeres instruidas, pero sus economías no se benefician suficientemente de esta narrativa, lo que es responsable de su escasa participación en el mercado laboral. A modo de recordatorio, Marruecos tiene la octava tasa más baja (139 de 146 países) de participación femenina en la economía del mundo, estimada en un 20%. Para superarlo, es necesario valorar a las mujeres como agentes económicos, capaces de generar valor para sus empresas, comunidades y países, más allá de su papel de educadoras y madres.

  • África Austral y África Oriental (excluida Etiopía): en lo que respecta a la emancipación económica de la mujer, esta región ha realizado importantes progresos, no sólo gracias a los constantes esfuerzos por promover la educación de las niñas, sino también gracias a diversos programas e iniciativas de apoyo a las mujeres empresarias y emprendedoras. Sin embargo, las mujeres de este arquetipo siguen enfrentándose a importantes obstáculos. Casi el 75% de ellas afirma haber sufrido violencia de género, y más del 30% violencia doméstica (frente al 25% y el 4%, respectivamente, en el Norte de África). Más del 60% de las adolescentes dijeron haber sido víctimas de acoso en la escuela, que es una de las principales razones del abandono escolar. En estos países, la «narrativa» en torno al papel de la mujer ya ha cambiado de hecho en los últimos quince años. Las mujeres han invertido masivamente en diferentes sectores de actividad y se reconoce su contribución a la economía, como demuestra «Mbokodo», la expresión utilizada en Sudáfrica para describir a las mujeres fuertes.

«Tengo la sensación de que la autonomía que hemos adquirido las mujeres sudafricanas trabajando hace que se nos perciba como una amenaza, lo que puede explicar la amplitud de la violencia, sobre todo doméstica», afirma una de las personas entrevistadas en Johannesburgo para el estudio. Por lo tanto, debe producirse un nuevo cambio en la narrativa si queremos lograr una convivencia más armoniosa y un mayor valor generado por la participación económica de las mujeres en la economía: las mujeres como socias de los hombres en la creación de riqueza para sus países y sus comunidades, por el bien de todos.

  • África Central y Occidental: En países como Nigeria y Etiopía, las mujeres tienen niveles de educación extremadamente bajos, los más bajos de África y del mundo. De hecho, el 40% de las niñas abandonan la escuela después de la primaria, casi el 50% antes de los 18 años (frente al 30% y el 20% en el norte y el sudeste de África, respectivamente) y sólo el 5% llega a la universidad. Como consecuencia, aunque más del 80% de estas mujeres están empleadas, su falta de educación significa que están confinadas a trabajos muy mal pagados, lo que significa que tienen pocas posibilidades de emancipación económica en comparación con las mujeres de otras partes de África.

El 42% de las mujeres encuestadas hablaron de su falta de independencia (frente al 27% en el sur y el este de África y el 14% en el norte de África). Las entrevistas y los grupos de discusión revelaron que los padres a veces piensan que educar a los niños es más importante que educar a las niñas, dado que se les considera el principal sostén de sus hogares; por otra parte, piensan que casar a sus hijas a una edad temprana podría mejorar su situación económica. Irónicamente, no enviar a sus hijas a la escuela tiene más probabilidades de limitar sus ingresos.

También en este caso hay que cambiar el discurso. En lugar de ser consideradas como un actor económico de segundo nivel en el hogar, que sólo proporciona unos ingresos complementarios, las mujeres deben ser vistas como individuos independientes y económicamente autónomos.

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PHOTO/FILE –  En países como Nigeria y Etiopía, las mujeres tienen niveles de educación extremadamente bajos

Combatir la violencia contra las mujeres

Aunque los retos a los que se enfrentan las mujeres difieren en toda África, la violencia y la inseguridad son omnipresentes y afectan a mujeres de todas las edades, niveles de renta y nivel educativo en todos los países del continente.

La violencia doméstica está muy extendida en el África subsahariana. Sudáfrica es, con diferencia, el país más afectado, con un 84% de mujeres que afirman que es el mayor problema al que se enfrentan en su país, seguido de Etiopía (70%), Kenia (64%) y Nigeria (61%).

En el norte de África, la violencia adopta otra forma, la de la inseguridad en los lugares públicos, citada como la 2ª mayor dificultad (después del acceso al empleo): el 36% de las mujeres de Marruecos y el 33% de las de Egipto afirman que la seguridad en los lugares públicos es el principal reto al que se enfrentan.

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PHOTO/FILE – El 36% de las mujeres de Marruecos y el 33% de las de Egipto afirman que la seguridad en los lugares públicos es el principal reto al que se enfrentan

Legislación, educación y medios de comunicación para renovar la narrativa

Por el momento, la mayor parte de la inversión nacional y de la ayuda internacional para la emancipación de la mujer en África se centra en las necesidades de infraestructuras en los ámbitos de la sanidad, la educación y el empleo. Aunque es innegable que estas palancas son realmente importantes, las acciones proactivas dirigidas a cambiar las normas sociales y el papel de la mujer en la sociedad también son vitales, y a menudo no se invierte lo suficiente en ellas.

La legislación es un poderoso medio para abordar la cuestión de las normas sociales. Además de imponer comportamientos diferentes, suscita el debate dentro de las comunidades y sensibiliza al mismo tiempo. Por ejemplo, las leyes que establecen cuotas de representación se consideran un primer paso en la dirección correcta. En particular, la ley de paridad española ha contribuido a que el país sea líder mundial en 2022 en términos de paridad de género para los trabajadores profesionales y técnicos, con un 50% de mujeres en esta categoría.

La educación -desde la más temprana edad- tiene un papel vital que desempeñar en la deconstrucción de los estereotipos de género. En los países más avanzados en este ámbito, los programas escolares y la formación del profesorado hacen hincapié en la igualdad de género y en los roles no estereotipados. «Este enfoque puede ser especialmente eficaz en África, dada la juventud de la población y la atención que muchos gobiernos africanos prestan a la educación como prioridad nacional», explica Zineb Sqalli.

Los medios de comunicación tradicionales, y en especial las redes sociales, que actualmente utiliza más de la mitad de la población africana, también pueden influir considerablemente en las percepciones y creencias de la sociedad sobre la mujer. Es necesario destacar y celebrar más modelos femeninos por sus contribuciones económicas a sus empresas y países, más allá de su papel de madres.

La capacitación económica de las mujeres es una palanca fundamental para el desarrollo de los países africanos. Para lograrlo, el papel de la mujer en las sociedades africanas debe evolucionar, en beneficio de todos.

Acerca de BCG en África

BCG tiene una presencia fuerte y duradera en África, con cinco oficinas en todo el continente que apoyan el impacto social ayudando a las organizaciones a anticipar y responder mejor a los cambios económicos, sociales, medioambientales y normativos en el continente. BCG apoya a una amplia gama de clientes en los sectores público, social y privado, y cubre una amplia gama de temas, incluyendo la transformación digital, el clima y la sostenibilidad, la tecnología y la innovación, y el fortalecimiento de los sistemas de salud y alimentación.

Acerca de Boston Consulting Group

Boston Consulting Group se asocia con líderes empresariales y sociales para abordar sus mayores retos y oportunidades. BCG fue pionero en estrategia corporativa cuando se fundó en 1963. Hoy en día, trabajamos estrechamente con nuestros clientes para adoptar un enfoque transformador que beneficie a todas las partes interesadas, capacitando a las organizaciones para crecer, crear una ventaja competitiva sostenible y generar un impacto social positivo.

Nuestros diversos equipos internacionales aportan una profunda experiencia sectorial y funcional y una serie de perspectivas que desafían el statu quo e impulsan el cambio. BCG ofrece soluciones a través de consultoría de gestión, tecnología y diseño de primera clase, así como servicios de asesoramiento empresarial y digital. Trabajamos en un modelo de colaboración único en toda la empresa y en todos los niveles de la organización del cliente, impulsados por el objetivo de ayudar a nuestros clientes a prosperar y permitirles hacer del mundo un lugar mejor.

Fuente: https://www.atalayar.com/articulo/sociedad/african-womens-voices-estudio-pionero-bcg-papel-percibido-mujer-sociedades-africanas/20230621160932187024.html

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Manuel Fernández Navas: La batalla cultural en educación

La “Batalla cultural” es un concepto clave en la teoría política y cultural de Gramsci. Para él, esta batalla cultural es la lucha por el control del pensamiento y la cultura en una sociedad. Según Gramsci (1975), el poder no sólo se ejerce a través de la fuerza, sino también mediante la cultura, la educación, la religión, los medios de comunicación, las artes y otros aspectos de la vida social.

Vivimos en tiempos convulsos en todas las esferas de la vida, pero especialmente en la política. Son tiempos en los que asistimos al auge de la ultraderecha en Europa (y en el mundo entero). Son tiempos de “batalla cultural”, en los que unas posturas y otras luchan por imponer sus conceptos e ideas como un marco de pensamiento hegemónico. Sobre este tema, ya hablé en otro artículo en este mismo diario en el que trataba de plantear, cómo funcionaba y qué intereses había detrás de las construcciones de estos nuevos relatos.

Un ejemplo reciente que demuestra el estado actual y la importancia de la “batalla cultural” se puede encontrar en la esfera política, específicamente en la moción de censura liderada por un partido de extrema derecha. Durante esta situación, se plantearon ciertas ideas en el Congreso de los Diputados que hace unos años hubiera sido impensable mencionar abiertamente por cualquier partido político.

Asistimos así, escandalizados, a ver cómo se cuestionan temas como la igualdad de oportunidades, el género, la inmigración, las clases sociales, los derechos,… Anteriormente, si bien sobre estos asuntos nunca ha habido un pacto social, sí había un acuerdo mayoritario que establecía un marco de pensamiento y referencia, donde no se cuestionaban. Sin embargo, actualmente, son claramente susceptibles de ser debatidos.

Como decimos, es cierto que si bien desde las posturas más conservadoras siempre se había intentado reformular ese marco de pensamiento, no ha sido hasta hace bien poco que nos encontramos con que hay sectores y grupos que se han apropiado ese discurso y han conseguido implantar un nuevo marco de pensamiento en el que estas ideas son cuestionables, debatibles, discutibles,… de manera explícita, y esto tiene que ver, ineludiblemente, con el auge de la ultraderecha.

La educación no permanece ajena a esto puesto que es uno de los principales campos de batalla cultural debido a que no solo se ocupa de desarrollar conocimientos y habilidades, sino que también ayuda a moldear la conciencia y la visión del mundo de las personas. En este sentido, la educación puede ser una herramienta para la liberación y la transformación social, pero también puede ser utilizada para mantener -o cambiar- el statu quo y la dominación de una clase o grupo social sobre otros (Freire, 1975).

Por lo tanto, en educación, como uno de los campos principales de batalla cultural, asistimos a un escenario parecido a este que hemos descrito en política.

Si bien, en educación siempre hemos encontrado un grado más de batalla entre formas de entender los conceptos (luego veremos por qué) hace unos años, hubiera sido impensable que alguien cuestionara reducir la enseñanza obligatoria (por ejemplo) y tuviera el respaldo que tiene en la actualidad cuando se plantea abiertamente. Avanzamos hacia un marco de pensamiento en el que esto podría darse como discusión política, social y educativa, directa y explícita.

Igual ocurre con otras ideas que hace unos años no hubiéramos pensado jamás que tuvieran tanto soporte como ahora. Como por ejemplo cuestionar que todos deberíamos tener igualdad de oportunidades y que deberíamos estar en una escuela que nos incluyera y nos permitiera participar.

Cuestionar este concepto, el de la inclusión educativa, se ha convertido en uno de los objetivos principales de algunos y algunas, porque dinamitándolo les permite construir un marco de pensamiento que abra la puerta a replantear otras muchas cosas en el ámbito no sólo educativo, sino social y político.

Esto tiene que ver, a mi juicio, con el vínculo ente educación e ideología y cómo esta es siempre un espacio político, probablemente uno de los más importantes. Tema sobre el que ya escribí. Y, por lo tanto, actualmente, nos encontramos en una situación en la que determinados actores políticos, que además tienden a camuflarse presentando sus posturas como de izquierdas y con ideas progresistas, cuestionan, desde un pensamiento absolutamente conservador, todos los marcos de pensamiento previos y que eran medianamente estables en educación. Cuestionan los acuerdos mayoritarios que habíamos alcanzado sobre ella.

El interés de estos actores políticos es claro, la educación puede ser utilizada de diferentes maneras en esta batalla cultural. Por un lado, puede serlo por las clases dominantes para perpetuar su poder y control sobre la sociedad. Pero por otro, puede ser utilizada por los oprimidos para desafiar la hegemonía cultural y luchar por su emancipación. De forma que hay que controlar las palabras y los discursos sobre educación que conformarán nuevas realidades en ella.

En este sentido, estos actores políticos representan la avanzadilla para que calen nuevas ideas conservadoras. Si cambian el marco de pensamiento sobre conceptos educativos, será más fácil que luego se acepte la extensión de esos conceptos en el aspecto político y social. Un ejemplo claro de esto sería cómo entender -mal entender a la luz de los estudios- la igualdad de oportunidades a través de la meritocracia.

La labor de estos actores es, por lo tanto, la de relatar, la de dar batalla cultural; son los encargados ir consiguiendo, poco a poco con sus discursos, que el resto de las personas asumamos la transformación de esas ideas que no deberían discutirse en otras cuya discusión resulte aceptable.

Esta situación es muy grave si queremos avanzar hacia la construcción de una educación de calidad para toda la ciudadanía, ya que la configuración de un marco de pensamiento hegemónico configurará las actuaciones legales, prácticas,… que vengan después.

Por lo tanto, creo que hemos de asumir esta nueva situación en la que nos encontramos y actuar en consecuencia. Teniendo en cuenta lo que ocurre en la política, lo primero sería ser conscientes de la situación para, después, aceptar que nosotros también hemos de dar esta batalla cultural: contrarelatar.

Mi opinión es que el tiempo de centrarnos en lo que hacemos y no discutir con nadie ha pasado. Esa actitud implica la renuncia a construir un marco de pensamiento en educación realmente educativo y ceder espacios para que ese marco lo construyan otros actores con otras ideas no tan educativas que sí son muy conscientes de esta situación y están preocupados y organizados por crear relatos.

Es necesario estar en esta batalla cultural. Lógicamente, no pensando en aquellos y aquellas contra quienes se da esta batalla. No parece probable que nos convenzamos unos a otros, pero sí pensando en las personas que nos escuchan o leen.

Es necesario volver a dibujar, trazar líneas rojas y explicitar que hay cuestiones, en la educación, que no son discutibles. Podemos hablar sobre qué necesitamos para hacerlas, pero no “si hay que hacerlas”. Es necesario explicitar cuáles son los intereses de determinadas personas en generar ciertos discursos. Es necesario poner sobre el tapete que hay cuestiones que se están igualando cuando no son susceptibles de igualarse y que igualarlos supone construir un marco interesado, falaz y en el que siempre ganan los pensamientos conservadores.

Hay asuntos sobre las que no cabe ponerse de perfil y deben ser líneas rojas que todos condenemos públicamente o estaremos dejando que nuevos discursos erosionen y construyan otros marcos mentales.

Hay que dar batalla cultural porque si no la damos, si no utilizamos nuestro altavoz en medios, en nuestros ámbitos de influencia, en nuestros contextos cercanos,… estamos dejando que otros ocupen esos espacios y cuando dejamos y cedemos espacio a que otros den esta batalla, estaremos perdiéndola.

Esto es lo que se concreta en la frase atribuida a Gramsci (1975) “la realidad está definida con palabras, por lo tanto, el que controla las palabras controla la realidad”.

Es por ello que nuestras palabras son importantes, en nuestros ámbitos de influencia, en nuestros contextos. Porque en ellas se encuentra nuestra visión de la educación y si no la contamos, nunca podrá ser compartida por otros y otras.

No se trata de tener una actitud agresiva, se trata de ser conscientes de la necesidad, hoy más que nunca, de dar nuestra opinión, compartir nuestra visión educativa y confrontar otros puntos de vista en los contextos que tengamos a nuestro alcance.

El cambio social a través de la educación pasa por una educación más crítica y participativa, que enfatice el pensamiento crítico y la reflexión sobre los valores culturales y las estructuras de poder existentes en la sociedad y para que esto ocurra, es necesario crear un marco de pensamiento en la sociedad, con respecto a la educación que ahora mismo, no existe.


Referencias

Freire, P. (1975). Pedagogía del oprimido. Siglo XXI

Gramsci, A, (1975). Cuadernos de la cárcel. Fondo documental EHK

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Presidente de Brasil anuncia nuevo aumento del salario mínimo en mayo

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, confirmó hoy jueves que en mayo de este año habrá un aumento adicional del salario mínimo, que pasará de los actuales 1.302 reales (unos 248 dólares) a 1.320 (unos 251 dólares).

«Vamos a aumentar el salario mínimo a 1.320 reales en mayo y vamos a recuperar la regla en la que el salario, además de reponer la inflación, considerará el crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto), porque es la forma más justa de distribuir el crecimiento de la economía», difundió Lula da Silva en redes sociales.

El mandatario se refería a una regla vigente en administraciones anteriores del Partido de los Trabajadores (PT) por la que se reajustaba anualmente el salario mínimo en función de la inflación del año previo y el índice de crecimiento económico.

El actual salario mínimo en Brasil fue reajustado en diciembre pasado de 1.212 a 1.302 reales por el anterior Gobierno del expresidente Jair Bolsonaro (2019-2022), al considerar la inflación y un aumento real de 1,4 por ciento.

Lula da Silva indicó que también habrá un nuevo rango en la exención del Impuesto Sobre la Renta (ISR) para quienes ganan a partir de 2.640 reales (505 dólares) mensuales y avanzar hasta llegar a los 5.000 reales (953 dólares).

La corrección en el tabulador del ISR es uno de los puntos centrales de la agenda económica del nuevo Gobierno y una promesa de campaña de Lula da Silva.

El anuncio formal del aumento del salario mínimo lo hará el mandatario brasileño el 1 de mayo venidero, en ocasión del Día Internacional de los Trabajadores.

El salario mínimo indispensable en Brasil para satisfacer las necesidades básicas (alimentación, vivienda, vestido, educación, higiene, transporte, ocio y seguridad social) de una familia con cuatro personas debe ser de 6.641 reales (1.270 dólares), según el Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/20230217/3fe77ebe93bf42bc8d2ab7c0ba8623ba/c.html

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La Base: la necesaria alfabetización

Corría la desdichada década de los años 80 en Centroamérica, una época en la que los intentos de querer construir un modelo novedoso en Nicaragua fue saboteado por EEUU sin contemplaciones mediante una guerra de hostigamiento y derribo.

La financiación a la Contra y a los gobiernos militares de la zona para evitar que el mal ejemplo sandinista tuviese éxito y se extendiese, fue la fórmula elegida. El resultado, aparte de estrangular la economía y la población nicaragüense, fue una orgía de represión y sangre sobre sociedades como la salvadoreña, la hondureña o la guatemalteca.

En aquellos tiempos, intentar encontrar buenos análisis en los medios generalistas era una tarea casi imposible. Quienes hicimos de la solidaridad con el proceso revolucionario sandinista nuestra militancia lo fuimos comprendiendo al constatar que muchos tratamientos periodísticos al respecto, eran una prolongación de la agresión imperial a Nicaragua, solo que por otras vías. En relación a todo esto, decían las malas lenguas, o quizás, las bien informadas, eso nunca se sabe, que el corresponsal de El País en aquella zona, Antonio Caño, era algo más que un simple profesional de la información. Sea como fuere, en las crónicas que enviaba, siempre se podía rastrear un sesgo tendente a equiparar al gobierno sandinista nicaragüense con los gobiernos militaristas de Guatemala, Honduras o El Salvador, a la vez que perfilaba, a veces de manera nada sutil, el proceso revolucionario sandinista como un ente desestabilizador en el contexto latinoamericano.

Aquella situación nos hizo comprender la necesidad de tener instrumentos propios de análisis para contrarrestar las falsedades y pasar, de alguna manera, a cierta ofensiva informativa. Esa comprensión, sin embargo, también nos hacía ser conscientes de nuestra propia debilidad.

Han pasado ya algo más de tres décadas desde entonces, y el Imperio y su sistema de producción en crisis, parecen querer resolver su declive arrastrando a la humanidad a una contienda de terribles consecuencias. Sin embargo, la conciencia de construir herramientas informativas (y formativas) propias, lejos de desaparecer en estos años, se ha ido abriendo camino como un regato que baja montaña abajo y aspira a convertirse en río caudaloso. El contexto digital ha facilitado la aparición de no pocas propuestas independientes, algunas de ellas, de gran calidad: Sin Permiso, El Salto, Ctxt (contexto y acción) o Rebelión , por poner solo algunos ejemplos, son ya referentes indispensables para escrutar, con perspectiva histórica y de forma crítica, la realidad compleja que nos está tocando vivir.

A este grupo de medios alternativos, se suma, desde hace un año, La Base, un podcast dirigido por Pablo Iglesias; el docente fundador de Podemos, se ha rodeado de un excelente grupo de colaboradores (Sara Serrano, Manu Levin e Inna Afinogenova), que diseccionan, en un equilibrado reparto de papeles, la situación nacional e internacional con amenidad y precisión.

Al margen de la calidad notable de la información que desarrolla, La Base enlaza en su sentido profundo, con aquella filosofía educativa que el gran Alfredo Castellón desplegaba en su quehacer de realizador televisivo; espacios como Primera fila, Estudio1 o Mirar un cuadro incidían en la misma lógica de enseñar a ver, de enseñar a escuchar…de enseñar a decodificar. Conscientes de que la razón crítica y la sensibilidad también se educan, La Base ha apostado por la centralidad de la política como el espacio de ciudadanos libres, atentos y críticos. Así , su gran acierto es analizar la información de los medios generalistas como una prolongación de la política del poder para configurar percepciones sociales y estados de opinión.

La dirigente indígena peruana Lourdes Huanca, de gira por Europa para denunciar la situación de golpe de estado y represión que vive su país, lo expresó meridianamente claro en una entrevista concedida a La Base: “Menos mal que tenemos la prensa alternativa, porque toda la prensa nacional está a favor de las grandes empresas trasnacionales”. En esta precisa declaración se acota un campo de lucha en el que es indispensable batallar con inteligencia.

Antonio Gramsci hubiese disfrutado sin duda de este podcast.

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Rechazamos la Declaración de la CELAC sobre Haití: No a la intervención militar

Provoca profunda indignación entre los y las patriotas de Haití y de toda Nuestramérica, lo consensuado por los gobiernos de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC), con respecto a Haití, al concluir su reciente Cumbre en Buenos Aires.

Lo rechazamos e instamos a los países miembros a rectificarse, tomando como base lo planteado por la CELAC Social que demandó que la región “dé una respuesta propia a la cuestión haitiana, respetando el principio de no intervención y el derecho del pueblo de Haití a definir soberanamente su destino”, y el Mensaje a los gobiernos de la CELAC enviado por organizaciones y redes solidarias de la región.

Rechazamos lo hecho y lo declarado por los gobiernos de la CELAC sobre Haití, porque refuerzan el falaz planteo de que un gobierno anticonstitucional e ilegal, dirigido por un primer ministro usurpador y dictador, sea legítimo. No fue elegido por el pueblo sino impuesto por el nefasto “Core Group” de países y organismos internacionales. De hecho, no queda ninguna autoridad elegida en Haití; no hay Parlamento, Ariel Henry es ilegal e ilegítimo. El rechazo popular a este personaje y su gobierno es contundente y no tendría que haber sido invitado si realmente dentro de la CELAC hubiese primado el respeto hacia el pueblo haitiano.

Esto es así, pues en esta Declaración se plantea, entre otros puntos:

…Saludamos la firma el 21/12/22 del documento titulado ‘Consenso Nacional para una Transición Inclusiva y Elecciones Transparentes’… Instamos al gobierno a continuar con su política de apertura hacia los diversos sectores de la vida nacional, con miras a hacer operativas las instituciones democráticas lo antes posible… Alentamos a los países miembros… a estudiar las opciones presentadas por el Secretario General de las NN.UU.… con miras a participar en la fuerza multinacional especializada solicitada por Haití…Reconocemos la necesidad de lograr consensos a nivel regional y extrarregional, basados en el principio de cooperación regional, con la anuencia y participación de la República de Haití.

No aceptamos que se le reconoce al gobierno de facto una política de “apertura” y “búsqueda de consensos” cuando es todo lo contrario. Indigna, en especial, que la CELAC aplauda el escandaloso “Consenso Nacional para una Transición…”, firmado a fin de año por Henry y otros/as entregadores/as. Plagado de inconsistencias, mentiras, hasta de firmas falsas, no plantea ruptura alguna con el actual sistema de dominación neocolonial y la inmensa mayoría de organizaciones sociales, políticas, religiosas, culturales y empresariales del país lo han rechazado. Su “Alto Consejo de Transición”, de hecho, nació muerto. Entre otras barbaridades, este falso “Consenso” propone cambiar la Constitución para facilitar un mayor control del poder estatal por parte del presidente de la República, para así logar un sometimiento más fácil a las órdenes del imperialismo y sus agentes y permitir el saqueo de las riquezas haitianas sin dificultad legal alguna. Cabe recordar que este acuerdo se contrapone al consenso construido entre centenas de organizaciones que sí representan a la más amplia mayoría de la población y que propone una vía de salida soberana, un gobierno de transición sin Injerencia alguna extranjera, que es el Acuerdo de Montana.

Pretender, entonces, apoyar a Ariel Henry, y avalar una nueva intervención militar en Haití tal como lo deja entender la declaración de la CELAC, es más que un desastroso y lamentable error político. ¿Acaso los gobiernos de Nuestramérica ignoran las nefastas y trágicas consecuencias para el pueblo haitiano, de todas las intervenciones anteriores? Para no ir más lejos, entre 2004 y 2017, la Misión de la ONU para la Estabilización de Haití (MINUSTAH) perpetró masacres en barrios populares; violaciones de niñas, mujeres y jóvenes; la introducción del cólera que mató a decenas de miles de haitianos y haitianas y dejó infectados a más de 800.000; manipulación de elecciones para imponer a gobernantes malhechores, bandidos llamados legales; corrupción generalizada, etc. Desde 1993, Haití fue ocupado 13 veces, todas esas intervenciones no mejoraron la situación, al contrario, la empeoraron. Sus mentores y ejecutores son los principales responsables de la actual crisis tan espantosa donde, por ejemplo, más de 4 millones de personas padecen de hambruna severa. Alentar a los países miembros de la CELAC a formar parte de la nueva fuerza multilateral de intervención militar que EE.UU. promueve tan públicamente, es pisotear directamente los derechos y la dignidad del pueblo haitiano y desconocer el principio de la no intervención tan caro a todos los pueblos de Latinoamérica y el Caribe.

Indudablemente, todo eso ocurre bajo las órdenes del “Core Group”, el verdadero poder en Haití. Pues Ariel Henry es un criminal, un vasallo al servicio de la dominación imperial, que busca mantenerse en el poder en plena descomposición del sistema neocolonial imperante desde la primera ocupación militar estadounidense de Haití (1915-1934), y a pesar de una fuerte como heroica resistencia popular. Se trata de una lucha feroz donde el pueblo haitiano quiere recuperar su soberanía y su derecho a la autodeterminación. Quiere romper definitivamente con el tutelaje internacional manejado por la ONU y dirigido por el imperialismo estadounidense con sus aliados tanto internos como externos. Y destruir el poder del partido PHTK que está dirigiendo el país desde las elecciones fraudulentas de 2010-2011, a partir, sobre todo, de una decisión de la familia Clinton. Este partido aspira con los secuestros, asesinatos, las masacres, la proliferación de bandas armadas integradas por asesinos a sueldo desarrollando un accionar demencial en contra de la población, perpetuarse en el poder a través de elecciones fraudulentas que Ariel Henry y sus cómplices quieren organizar este año 2023. Es menester subrayar que Henry fue ministro durante el primer gobierno del PHTK. No ignoramos que el pueblo de Haití está siendo sometido a una situación de grave inseguridad. Pero cabe prestar atención a lo señalado por la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos el pasado 26 de enero, en medio de las protestas policiales, cuando dijo que “tiene fuertes razones para creer que el deterioro acelerado de la situación de seguridad en el país, tras unos días de calma, tiene como objetivo justificar y obtener de la comunidad internacional el envío de una fuerza militar extranjera a Haití…”.

Sin embargo, a pesar de todo, tenemos plena confianza en la capacidad de resistencia y de lucha del pueblo haitiano y en la solidaridad de los/as verdaderos/as patriotas de Nuestramérica para acabar con el sistema neocolonial todavía vigente. A 219 años del triunfo de la revolución haitiana, y 37 años del fin de la dictadura de los Duvalier, creemos que es el momento de organizar un nuevo Encuentro entre Haití y los Pueblos de América Latina y del Caribe, capaz de reparar las tragedias provocadas por la MINUSTAH y todo el sistema racista, patriarcal, de saqueo e intervención violenta de las potencias. Con ese cometido invitamos a unir fuerzas populares, e instamos a la CELAC, y en especial a su nuevo presidente protémpore, a apoyar esa salida democrática, descolonizadora, independiente y soberana.

-América latina y el Caribe, 2 de febrero de 2023

PRIMERAS FIRMAS:

Haití: Plataforma Haïtienne de Plaidoyer pour un Développement Alternatif (PAPDA) – Tèt Kole Ti Peyizan Ayisyen (TK) – Mouvement Paysan Papay (MPP) – Mouvement Paysan National Kongré Papay (MPNKP) – MOLEGHAF – Antén Ouvriye – KAY LA – KOZPAM – CERREMEN – Sèk Gramsci – KOSIPVA – Alternative Populaire – Unión Nationale des Normaliens/nes d’Haïti (UNNOH) – Kolektif Jistis Min (KJM) – Konbit Óganizasyon Politik Popilè ak Sendikal (KONBIT) – MODEP – Chapitre ALBA d’Haïti – Assemblèe de Peuples de la Caraïbe (APC)

Jubileo Sur/Américas

CADTM – AYNA (Comité para la Abolición de las Deudas Ilegitimas – Abya Yala)

Argentina:  Comité argentino de solidaridad por el fin de la ocupación de Haití – Diálogo 2000 – Emancipación Sur – Marabunta – Matamba Lbtiq – MULCS Movimiento por la Unidad Latinoamericano y el Cambio Social – Opinión Socialista – Union de Mujeres Argentinas amigas de Cuba y la Patria grande – Hilo Rojo-Colectivx Militante – Comité Oscar Romero Sicsal Argentina – Organizaciones Libres del Pueblo-Resistir y Luchar – Poder Popular – Corriente Político de Izquierda – ATTAC-Argentina

Brasil: Rede Jubileu Sul Brasil

Puerto Rico: Comuna Caribe

Uruguay: Coordinadora uruguaya por el retiro de las tropas de Haití y en defensa de su soberanía – Mujeres de Paz

Venezuela: Coalición de Tendencia Clasista (CTC-VZLA)

Fuente: https://rebelion.org/rechazamos-la-declaracion-de-la-celac-sobre-haiti-no-a-la-intervencion-militar/

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¿Nos invade el pragmatismo?

Franklin González*

 

«Cuando todo se vuelve calculable, la felicidad desaparece. La felicidad es un acontecer que escapa a todo cálculo. Hay una íntima conexión entre la magia y la felicidad. La vida calculable y optimizada está ayuna de magia y, por tanto, de felicidad”. (Byung-Chul Han).

 

La sociedad actual está llena de incertidumbres y se caracteriza por la vertiginosa rapidez de los cambios que ha debilitado los vínculos humanos. Según Zigmunt Bauman, se caracteriza por su estado fluido y volátil (sociedad líquida) y para Byung Chul Han, la sociedad necesita una revolución en el uso del tiempo.

Podríamos afirmar que estamos en presencia de la ausencia de la ideología y del rechazo al largo plazo, se impone más bien la «filosofía» del «me gusta», de lo inmediato y de las “no cosas”. Por eso se vive, de un lado, el tiempo lineal, más enfocado a la productividad, al rendimiento, y a la ganancia y, por otro, la anulación o sometimiento del hombre a la máquina. El recién finalizado mundial de fútbol así lo puede atestiguar.

Todo se vuelve calculable.

Aquí haremos algunas reflexiones sobre el pragmatismo y su accionar político.

El pragmatismo

El término pragmatismo tiene su origen en la palabra griega prâgma (πρᾶγμα), que significa acción o hecho y desde el punto de vista del término alemán pragmatisch, que se relaciona con lo empírico..

Se podría decir que el pragmatismo es una corriente teórica centrada en la vinculación de la práctica y la teoría. Describe un proceso en el que la teoría se extrae de la práctica y se aplica de nuevo a la práctica.

Se sostiene que el pragmatismo nació en EEUU a finales del siglo XIX y sus máximos exponentes serían Charles Sanders Peirce, William James y John Dewey. No constituye una teoría acabada de la disciplina de Relaciones Internacionales, sino un marco analítico que puede ser utilizado para describir y explicar el proceso de toma de decisiones de la política exterior.

El término pragmatismo se emplea para indicar que una persona o una filosofía centran más su atención en la obtención de resultados, que en los detalles del procedimiento mismo. Esto significa que una persona enfoca sus esfuerzos en la resolución de problemas.

Pero existe una tipología del pragmatismo. Aquí tocaremos algunos.

El pragmatismo intervencionista

Este siempre lo ha practicado Estados Unidos, que ante determinados gobiernos que les son incondicionales o sus posturas se alinean con su proceder en el campo internacional, muestra indiferencia o les importa un bledo si se violan o no los derechos humanos, pero si hay un gobierno que ose levantar banderas de independencia, soberanía o autodeterminación, ipso facto se les arma un expediente con la acusación de violadores de los derechos humanos, de la democracia y la libertad, y si debe acudir al intervencionismo lo hace sin remordimiento de conciencia alguna.

El pragmatismo diplomático

Cuando se investiga sobre el pragmatismo diplomático, de inmediato debe hablarse de la República Popular de China, quien siempre ha aplicado, en lo internacional, la máxima de: “diplomacia más comercio”.

En 1978 dijeron: “No importa si el gato es negro o blanco, mientras pueda cazar ratones es un buen gato”. Frase con que Deng Xiaoping enfatizó su visión para el futuro de la República Popular China.

Ahora, los ideólogos del Partido Comunista de China (PCCh), sostienen que cada país debe encontrar su propio camino a partir de una premisa básica: cualquiera que sea el modelo, debe servir “para resolver los problemas de la gente”.

Y China puede decir que los resultados le han sido favorables. El 26/12/2022”, el ministro chino de Relaciones Exteriores, Wang Yi, en el Simposio sobre la Situación Internacional y las Relaciones Exteriores del país asiático, declaró: “No nos hemos dejado intimidar por ninguna potencia hegemónica ni por su acoso, y hemos actuado con determinación para salvaguardar los intereses esenciales y la dignidad nacional de China”.

Asimismo, ha agregado que el tema de Taiwán es el núcleo de “los intereses fundamentales de China” y es “la piedra angular de los cimientos políticos de las relaciones entre China y EE. UU., y una línea roja que no debe cruzarse en dichas relaciones”.

Subrayó que Pekín ha tomado “medidas firmes y decididas” que han disuadido “enérgicamente a los elementos anti-chinos de Estados Unidos y a las fuerzas independentistas de Taiwán” y han demostrado “la voluntad de hierro (de China) para proteger la soberanía y la seguridad nacionales”.

Wang aseveró que las autoridades de China utilizaron con éxito la plataforma de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para contrarrestar a Estados Unidos y otros países occidentales y defender sus intereses nacionales, y pudieron recibir el apoyo de muchos países.

El canciller chino indicó que las relaciones entre Pekín y Washington se complican por el enfoque de confrontación de la Administración estadounidense. Y ha dicho que debido a que “Estados Unidos siguió considerando obstinadamente a China como su principal competidor y emprendió flagrantes acciones de bloqueo, represión y provocación contra China, las relaciones entre China y Estados Unidos se vieron sumidas en graves dificultades”.

De este modo, China busca fortalecer sus lazos con otros países, así como Rusia. Las relaciones entre Pekín y Moscú “se han profundizado” y, conforme al canciller, ahora “son fuertes como piedra”.

“China y Rusia se solidarizaron con otros países para impulsar firmemente la multipolaridad y una mayor democracia en las relaciones internacionales, se opusieron firmemente a la hegemonía y rechazaron una nueva Guerra Fría”.

El pragmatismo de resistencia y sobrevivencia,

Este lo ejemplificamos con Venezuela.

Se sostiene que la Revolución Bolivariana está transitando su cuarta etapa, la cual se inició con la celebración del Bicentenario de la Batalla de la Campaña y de la victoria de Carabobo y constituye el punto de no retorno. Su principal característica es la transición al socialismo denominado las 3R.Nets rumbo al 2030, que tiene que ser la unión de los venezolanos y las venezolanas, la unión en el objetivo grande de la patria por encima de cualquier pequeña diferencia, es un presente que nace signado por la innovación del espíritu nacional con que se han enfrentado las sanciones y el bloqueo criminal; que abre un camino nuevo hecho por la voluntad de superar la vieja cultura del petróleo y de construir la verdadera independencia económica, científica y tecnológica. A esta cuarta etapa se le llama del renacimiento nacional, donde la fuerza de su historia con sus momentos más difíciles se aclara en el aprendizaje y en las acciones cotidianas de cara al futuro rumbo al 2030, cuando se conmemorará el Bicentenario del paso a la inmortalidad de nuestro Libertador Simón Bolívar.

El presidente Nicolás Maduro Moros, en su alocución en fecha 06/12/2022, en el marco de  la firma de contratos entre la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) y la empresa Chevron, dijo: “Todo el petróleo y productos refinados que necesitan para la estabilidad energética y el funcionamiento estable del mercado energético de Estados Unidos, Europa y del mundo está en Venezuela y nosotros estamos en posibilidad y disponibilidad de ser proveedores seguros de petróleo y productos refinados y lo que está creciendo es la riqueza no petrolera, la economía no petrolera y vamos a mantener esa línea . A Venezuela no la pueden sacar de la ecuación energética del mundo, Venezuela es una potencia energética, queremos construir una economía libre del rentismo petrolero y la estamos construyendo. Las relaciones comerciales y energéticas no se pueden ideologizar, hay que desideologizar las relaciones comerciales”. (Subrayado nuestro)

También dijo que «Venezuela está lista para exportar petróleo y gas a EE.UU. y Europa para auxiliar al mundo», subrayando que la nación está preparada para abastecer con sus productos a «todos los mercados que hagan falta», previendo que la crisis podría tornarse «trágica y espantosa» con la llegada del invierno al hemisferio norte.

El presidente Nicolás Maduro, aseguró que Venezuela está dispuesta a exportar todos los productos que sean necesarios para sortear la actual crisis energética global y enfatizó: «Le digo a Europa y a la Unión Europea, y al presidente Joe Biden, de EE.UU.: ‘Venezuela está aquí. Venezuela siempre estará aquí y a la orden nuestro petróleo y nuestro gas para estabilizar al mundo y auxiliarlo'».

Estas declaraciones se producen mientras crecen las discrepancias entre los líderes en Europa y algunos altos cargos que alertan sobre las consecuencias de la crisis en el continente, especialmente en vista de la alta inflación en la eurozona y las dificultades energéticas ante el recorte de los suministros del gas ruso.

Según algunos analistas, esta postura aumenta la confianza en que estamos jugando inteligentemente como lo hacen los chinos y eso tiene que ver con que Maduro se forjó precisamente en la candela de la Cancillería no de cualquier gobierno, sino en el de Hugo Chávez, que tuvo un papel estelar en la geopolítica de los primeros doce años del siglo. Se agrega que, además, ha sido un presidente al que le ha tocado sortear todas las vicisitudes, ataques, bloqueos e injerencias externas.

El futuro es sabio y con seguridad indicará cómo terminará ese juego dialéctico entre los principios y el pragmatismo.

El pragmatismo fracasado.

Este lo ejemplificamos a través de la situación ocurrida en Perú

El presidente Pedro Castillo repitió en la Cumbre de Las Américas, realizada en EEU, en junio de este mismo año, la frase que se asocia con la doctrina Monroe: “América para los americanos”. Solicitó formalmente la aplicación de la Carta Democrática Interamericana de la OEA y, en su discurso de anuncio de la disolución del Congreso peruano, dijo: «Se respetará escrupulosamente el modelo económico basado en una economía social de mercado” y «se respeta y garantiza la propiedad privada». Nada de eso le valió para impedir que lo desalojaran del gobierno, irrespetándose la voluntad popular una vez más en ese país.

De la OEA recibió estas perlas. Luis Almagro, dijo: “La Secretaría General de la OEA se declara del lado de la democracia, del estado de derecho y la promoción y protección de los derechos humanos y las libertades”. También expresó que al disolver el Congreso de la República sin base constitucional, legal ni normativa, constituye una alteración del orden constitucional en el país, según “lo previsto en el capítulo cuarto de la Carta Democrática Interamericana“.

Almagro indicó que “la preservación de la democracia al amparo de la constitución y de sus garantías, debe ser valor central en estos trabajos“.

La OEA manifestó su apoyo a Dina Boluarte como nueva presidenta de la República y declaró que el Grupo de Alto Nivel enviado al país hizo un gran trabajo y que sus recomendaciones “debieron haber sido de recibo por los actores políticos peruanos, especialmente por Pedro Castillo“.

Sobre este pragmatismo, entreguista y fracasado, se erigió otro pragmatismo, el del presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien, ante la vacancia de Pedro Castillo, comentaría: “Siempre hay que lamentar que un presidente elegido democráticamente tenga ese destino, pero entiendo que todo caminó dentro de los moldes constitucionales”.

Conclusión.

Ser pragmático es aceptar las ideas con su utilidad, practicidad y buen funcionamiento.

Ser pragmático es aceptar que el significado se debe buscar en sus consecuencias prácticas.

Ser pragmático es aceptar que la función del pensamiento es guiar la acción y que la verdad debe ser examinada por las consecuencias prácticas de la creencia.

Ser pragmático no es signo inequívoco de victoria, también la derrota está en el ambiente.

Finalmente, ante la pregunta que titula este artículo, debemos responder Sí se vive la época del pragmatismo y eso: ¿Es bueno o malo? La respuesta sería: depende con el cristal que se mire o, en todo caso, repetir, con Jean Paul Sartre, lo siguiente: “Todos los medios son buenos cuando son eficaces.”

*Sociólogo, Doctor en Ciencias Sociales, Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV y analista nacional e internacional.

 

 

 

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Amia Srinivasan, filósofa: “Hay que crear una cultura sexual que desestabilice la jerarquía del deseo”

El más íntimo de los actos es en realidad algo público, afirma esta pensadora de 37 años en ‘El derecho al sexo’. Defiende un feminismo en la intersección del género, la clase y la raza.

Amia Srinivasan (Baréin, 37 años) es una ráfaga que no cesa de fogonazos de inteligencia que deslumbran al interlocutor, lo arrinconan en sus prejuicios y lo sacan de pronto de esa esquina acorralada con ideas y propuestas provocadoras e inesperadas. Hija de un banquero de inversión y de una bailarina clásica, ambos de origen indio y educados en el hinduismo, su recorrido vital por medio mundo —Baréin, Nueva York, Taiwán, Londres— la empujó hacia la filosofía analítica, que estudió en Yale y en Oxford, para buscar una manera de explicarse a sí misma y su lugar en el mundo. La halló en el feminismo, que ha estudiado a fondo para ser capaz de hacer viajes de ida y vuelta entre cada una de sus etapas históricas y dibujar la coherencia de una lucha política que nunca termina.

En 2019 obtuvo, después de un examen de rigor extremo, la cátedra Chichele —en honor del fundador, Henry Chichele— de Teoría Política y Social, en el All Souls College de la Universidad de Oxford. El mismo y preciado puesto que ocupó previamente el filósofo rusobritánico Isaiah Berlin. La primera mujer de raza no blanca, y la persona más joven en alcanzar esa posición académica.

Srinivasan recibe a EL PAÍS en su refugio universitario, una estancia de paredes forradas en madera noble, chimenea, sillones chéster, vidrieras emplomadas que dan a uno de los claustros del edificio de medio siglo de historia y libros, muchos libros, en estanterías, en cajas por desembalar, sobre la mesa de estudio.

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En el club de los señores serios y circunspectos, de chaqueta de tweed y pajarita, con todo el peso de la filosofía clásica de Occidente a sus espaldas, ha irrumpido una mujer mediática y avasalladora. Su libro El derecho al sexo (Anagrama), con una escritura ágil, punzante, certera e inteligente, ha despertado un interés y entusiasmo en la literatura feminista como no se recordaba en mucho tiempo. Srinivasan abarca como ensayista muchos otros asuntos, pero como ella misma señala, citando a Michèle Le Dœuff, “cuando eres mujer y filósofa, resulta útil contar con el feminismo para entender todo lo que te ocurre”.

La filósofa y escritora Amia Srinivasan, el viernes en la Universidad de Oxford.
La filósofa y escritora Amia Srinivasan, el viernes en la Universidad de Oxford.IONE SAIZAR

Pregunta. ¿Qué es el feminismo?

Respuesta. El feminismo no es una idea, una teoría ni una creencia. Algunos piensan que es la creencia de que los hombres y las mujeres deberían ser iguales. Pero eso deja abiertas muchas interrogantes. Las mujeres deben ser iguales… ¿respecto a qué clase de hombres? Porque no existe igualdad entre los hombres. ¿Y qué tipo de igualdad? ¿Material? ¿Económica? ¿Política? ¿Legal? Incluso puede ser que creas que las mujeres deben aspirar a la igualdad con los hombres, pero no quieras luchar por ello. Por eso sostengo que el feminismo debe ser contemplado en primer lugar y sobre todo como una lucha política. Una serie de movimientos que ocurren por todo el mundo, en diferentes momentos históricos, con sus altibajos y con diferentes tipos de compromisos. En definitiva, un movimiento que pretende acercar a la realidad una serie de posibilidades aún no imaginadas.

P. El nuevo feminismo ha establecido el consentimiento como criterio fundamental en las relaciones sexuales. En España, ha sido el resultado de la llamada ley del solo sí es sí.

R. Es un asunto de extrema importancia. La permisibilidad legal del sexo, en lo que se refiere al consentimiento, ha supuesto un gran avance del feminismo, frente al modo histórico en que se planteaban estos supuestos, cuando la fuerza era el criterio fundamental en la agresión sexual. Ya sabemos que hay casos en los que la fuerza no se usa, como cuando las víctimas son personas vulnerables o niños, pero que suponen, sin embargo, una violación obvia. En este sentido, avanzar hacia el consentimiento ha supuesto una victoria.

P. Pero…

R. Pero plantea varios problemas. En una sala de justicia, necesitas tener criterios claros. Criterios que resulten operativos y que te permitan tomar decisiones en las que quede clara la distinción entre casos de sexo legal e ilegal. Pero cuando sales de esa sala de justicia, en una relación interpersonal real, las cosas son mucho más complicadas. Hay casos en los que uno de los dos no solamente no dirá “no” ni se resistirá, sino que incluso dirá “sí”, pero será un “sí” producto de ciertas expectativas de comportamiento social que, a lo mejor, la otra persona ni siquiera comparte. Es algo que puede observarse especialmente en mujeres jóvenes, que han consentido activamente, y, sin embargo, no quieren tener esa relación.

A veces algunas feministas son culpables de apoyar excesos de regulación. Quieren utilizar la ley —o sucedáneos de la ley, como la normativa en centros universitarios— para forzar a las personas a actuar como debieran hacerlo en una situación moral ideal. Por eso uno de los temas centrales de mi libro versa sobre los límites de la ley a la hora de cambiar esos hábitos culturales, y sobre los modos alternativos que tenemos para lograrlo.

P. En determinadas sociedades, hay sectores que no entienden el tono excesivamente combativo del feminismo. Creen percibir una agresividad que no ven necesaria.

R. El objetivo de un movimiento político no siempre consiste en convencer a tus oponentes, ¿no? Puede haber un valor, y de hecho hay un valor, en la idea de expresar o experimentar ciertos tipos de emociones políticas extremas, como modo de movilizar a un grupo de personas. Un ejemplo obvio es el caso de Malcolm X y el Black Power en Estados Unidos. Un modo extremo de desconcertar y asustar al pensamiento predominante, blanco y masculino. Resultó ser bastante eficaz porque logró que Martin Luther King, un político bastante radical por sí mismo, sobre todo en sus planteamientos económicos, pareciera alguien moderado.

¿Deberíamos pensar del mismo modo en la rabia que usted señala acertadamente como elemento central de los movimientos feministas? Por supuesto. Puede resultar desconcertante, pero también puede galvanizar a las personas. Y, en ocasiones, resultar muy persuasiva. La gente puede acabar respondiendo simplemente por miedo a no hacer lo correcto. O, por puro contraste, puede lograr que algunas exigencias resulten moderadas y sensatas. Y, finalmente, esa rabia, aunque a veces sea contraproducente, puede ser justamente la emoción que necesitamos sentir.

P. Uno de sus ensayos, motivado por la aparición del movimiento incel [celibato involuntario: foros en red de hombres rabiosos por ser ignorados sexualmente], plantea un debate provocador: ¿existe un derecho al sexo?, ¿qué pasa con todas aquellas personas a las que se niega?

R. Ya está muy documentado, por ejemplo, el modo en que las personas de cierta raza resultan discriminadas en las aplicaciones para ligar. Sabemos que las mujeres, a partir de cierta edad, ya no se consideran deseables para los hombres de esa misma edad. Nuestro mercado sexual está organizado por una jerarquía del deseo sobre los ejes de raza, género, rasgos de discapacidad, etcétera. ¿Qué hacemos a ese respecto? En los años setenta, algunas feministas experimentaron con soluciones separatistas, como el celibato forzado en las mujeres de su grupo, o la exigencia de que se practicara un lesbianismo político. Pero esos proyectos siempre acaban mal e ignoran otras realidades. Por eso me gustaría recalcar dos cosas. La primera: nos corresponde a todos crear una cultura sexual que desestabilice la noción jerárquica actual. Y dos: quiero que la gente recuerde esos momentos que la mayoría hemos experimentado alguna vez, donde nos hemos visto atraídos —sexual, romántica o amistosamente— hacia alguien que no nos debería atraer de acuerdo con el marco político que nos condiciona. Porque su cuerpo no es el tipo de cuerpo al que aspiramos, porque su raza no es la que nos tiene que atraer, porque su entorno social o la clase de la que procede no son las indicadas. Todos hemos tenido esa clase de experiencias.

P. ¿Se trataría entonces de reeducar nuestro deseo?

R. Sí, pero no en el sentido de autoimponernos una cierta disciplina. Se trata simplemente de recordar de modo crítico esos sentimientos que tuvimos en algún momento y que luego hemos negado. Es una experiencia que resulta muy familiar para las personas queer. Todas ellas han crecido con emociones y sentimientos que la sociedad y la política les decían que no debían tener, y que silenciaban. Ese acto de romper el silencio, de rememorar en su plenitud nuestros deseos y afinidades, es algo bueno.

P. Hay una batalla en ciernes entre el feminismo nuevo y el tradicional en torno a las mujeres trans que confunde y angustia a mucha gente.

R. Al igual que ocurrió con la incorporación de la mujer al mercado laboral, o con el matrimonio homosexual, las personas trans suponen una amenaza a la vida tradicional o al orden establecido. Alteran el sistema de género, sexualidad e identidad que forma parte fundamental de una visión tradicional y patriarcal del mundo. Las personas trans se dirigen directamente a una ansiedad que sufrimos muchos, aunque nos veamos decididamente a nosotros mismos como mujeres u hombres. Una ansiedad que sentimos respecto a nuestra relación con el género y el sexo. A veces tenemos sueños sexuales con las personas equivocadas, con los cuerpos equivocados, con los deseos equivocados, y para regresar a la vida política y social predominante necesitamos reprimir todo eso.

Por eso mi mensaje para aquellas feministas que oponen resistencia a la gente trans es que deben comenzar a detectar los lazos de continuidad que existen entre las personas cis [que se identifican con el género asignado al nacer] y las personas trans, y comenzar a trabajar a partir de esos puntos comunes. Por supuesto que deberán establecerse determinadas normativas concretas, pero creo que este pánico desatado respecto a asuntos como los cuartos de baño comunes, o los bloqueadores de la pubertad para los menores que deciden llevar a cabo la transición, nos alejan de la conversación fundamental que debemos tener entre nosotros: ¿Tan segura estás de ser una mujer? ¿Tan seguro estás de ser un hombre? ¿Y qué significa realmente ese sentimiento?

P. ¿Qué hay detrás del debate de las falsas denuncias? ¿Es un problema? ¿Un efecto no deseado?

R. Es difícil hacerse con buenas estadísticas, pero en Estados Unidos, por ejemplo, cuando buscas casos de personas condenadas y luego exoneradas —por ejemplo, con el uso de pruebas de ADN—, los hombres negros representan una proporción inmensa. De hecho, representan una proporción inmensa en todo tipo de delitos que luego se demuestran falsos. Quizá al hablar de acusaciones falsas deberíamos centrarnos más en los fallos generales del sistema. Pero, en cualquier caso, yo sí quiero centrarme, dedicar tiempo y tomarme en serio el hecho de que una falsa acusación de violación es algo terrible. No podemos ignorarlo. En parte, porque comparte puntos comunes con la experiencia de una mujer violada, que consisten sobre todo en el hecho de que no te crean. Ambos, el hombre falsamente acusado y la mujer que ha sido violada, se enfrentan a una misma conspiración de incredulidad. Pero preguntémonos a la vez quiénes son los hombres que más sufren esta situación y por qué. La respuesta, muy a menudo, es que suelen ser hombres negros o de clase trabajadora.

P. Pensado con cierta lógica, la crisis de 2008 tiene mucho que ver con el renacer del feminismo.

R. Así es, y es un resurgir del feminismo que reside en dos motivos. Las crisis económicas siempre afectan de modo concreto a determinados grupos, entre los que se encuentran las mujeres pobres. Suelen ser las responsables de lograr la cuadratura de un círculo imposible de salarios decrecientes, desigualdad en aumento, mayor coste de la vida o desaparición de la protección social. Son las mujeres las que deben arreglárselas para alimentar a sus hijos, para que sus maridos trabajen y para encontrar trabajo ellas mismas. Pero es que, además, la crisis de 2008 fue el fin de ciertas verdades ortodoxas, como que siempre habría un crecimiento económico, o que los tecnócratas iban a asegurarse de que nos llegaran a todos las ventajas del motor del capitalismo. En países en los que el socialismo era casi una palabra maldita, como EE UU, ha surgido un interés creciente, especialmente entre los jóvenes, por un socialismo radical marxista y por alternativas feministas marxistas. Del mismo modo que ha surgido un mayor impulso contra el cambio climático.

P. Y, sin embargo, hay una izquierda tradicional que considera que el debate identitario —o fragmentado— ha acabado arruinando el discurso progresista.

R. Más bien al contrario. Creo que no tenemos ninguna duda de que el capitalismo se ha apropiado con éxito de la energía radical que suponen el feminismo o el movimiento antirracista, ¿no? En el propio interés de las empresas está el deshacerse del racismo o el machismo, para lograr que funcione de modo más fluido el sistema de la meritocracia y lograr mejores trabajadores. Otra cosa es el análisis de clase, que siempre queda fuera. Hablar de la clase trabajadora, de su opresión o de su poder, resulta bastante amenazador para el capital. Pero si la vieja izquierda busca simplemente un análisis basado en las relaciones salariales, o en la relación entre los propietarios del capital y los que venden su fuerza laboral, nunca acabará de entender la estabilidad del capitalismo. ¿Por qué Estados Unidos no ha tenido nunca un movimiento potente de la clase trabajadora? Por un racismo que permitió a los propietarios segregar entre obreros blancos, negros y latinos y forjó líneas de animosidad entre ellos. Del mismo modo que no se puede pensar en la fortaleza del capital sin tener en cuenta el trabajo no retribuido de las mujeres en el hogar. El análisis completo que persigue la izquierda tradicional no se puede lograr sin incluir las llamadas políticas identitarias.

Fuente: https://elpais.com/ideas/2022-12-04/amia-srinivasan-filosofa-las-mujeres-deben-ser-iguales-a-que-hombres-tampoco-hay-igualdad-entre-los-hombres.html

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