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CIDH pide a los estados de la región acelerar políticas de acceso universal a internet durante la pandemia del COVID-19

Por: https://diariolalibertad.com

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE), en el marco de su Sala de Coordinación y Respuesta Oportuna e Integrada a la crisis en relación con la pandemia (SACROI COVID-19), manifiestan preocupación por las serias limitaciones en la falta de acceso a internet en la región de los sectores más vulnerables de la población y la consiguiente limitación para el ejercicio de otros derechos fundamentales, lo que afecta de forma diferenciada a comunidades indígenas, población afrodescendientes, mujeres, niños, niñas y adolescentes y personas mayores, entre otros grupos.

En el contexto actual de emergencia sanitaria generada por la pandemia del Covid-19, el acceso de las personas a una Internet de calidad adquiere una centralidad insoslayable. A partir de las medidas de aislamiento y/o distanciamiento social impuestas por los gobiernos a nivel global y su extensión en el tiempo, la conexión a internet aparece como la herramienta por excelencia para continuar con las tareas cotidianas que anteriormente requerían el contacto presencial, además de ser crucial para el ejercicio de los derechos civiles, políticos, económicos y culturales. El acceso a Internet tampoco debe ser interrumpido con bloqueos, filtros de páginas o caídas de servicio por razones políticas o discriminatorias.

La infraestructura y el nivel de alfabetización digital requeridos para afrontar la denominada “nueva normalidad” presenta grandes desafíos en la región. Las últimas cifras publicadas por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU) a fines de 2019 señalan que a nivel global solo el 53.6% de la población (4.1 billones de personas) tiene acceso a internet, mientras que el restante 47% (3.6 billones de personas) aún se encuentra desconectado. En las Américas, casi un 23% de la población no cuenta con acceso a Internet; al mismo tiempo, se observan distintos niveles de acceso según países, subregión y comunidades. En América Latina y el Caribe se calcula que al menos 300 millones de personas no tienen acceso a Internet, encontrándose los mayores índices de desconexión principalmente en países de Centroamérica, el Caribe y América del Sur.

La CIDH y su Relatoría Especial han identificado que las comunidades indígenas, las mujeres, los afrodescendientes, los niños, niñas y adolescentes, entre otros grupos con necesidades específicas, están sufriendo limitaciones de forma desproporcionada en el acceso y asequibilidad de las tecnologías digitales. Esta brecha digital refuerza las desigualdades preexistentes que sufren estos grupos de personas y que han sido ampliamente documentadas.

Llamamos también la atención respecto a la inexistencia de cifras oficiales y estudios sistemáticos respecto a cómo impacta la falta de acceso a internet en comunidades indígenas y afrodescendientes. Esto se debe a que la variable étnica aún no es considerada en muchos de los reportes más importantes a nivel mundial que analizan las desigualdades de acceso a las tecnologías digitales. La variable de género se encuentra más presente en las estadísticas sobre acceso a las tecnologías de la información y la comunicación, aunque falta aún sistematización a nivel regional.

No obstante, el hecho de que esta información no sea recabada y sistematizada de forma oficial no quiere decir que no exista como problema. En este sentido, la ITU ha reconocido que “los pueblos indígenas, los habitantes de zonas rurales, las personas con discapacidades y las mujeres, los jóvenes y niños de ambos sexos” constituyen algunos de los grupos con necesidades específicas a atender. Asimismo, numerosas organizaciones de la sociedad civil y activistas en el continente están intentando proveer información sobre esta brecha digital.

La CIDH y su Relatoría Especial llaman especialmente la atención a los Estados respecto al problema de la desconexión de estos grupos de los tendidos de redes de Internet, lo que supone dificultades para acceder derechos, incluyendo las ayudas financieras que los gobiernos están ofreciendo para paliar las necesidades derivadas de la pandemia. En general los organismos públicos utilizan la web para difundir información sobre estas ayudas, y en la mayoría de los casos las solicitudes requieren de registro y seguimiento en línea. En otros casos, aunque la población pudiese acceder a tal información, se encuentran con barreras de lenguaje, ya que por ejemplo existe escasa o nula información sobre Covid-19 en lenguas originarias.

El acceso a Internet también tiene un vínculo directo con el acceso a la educación. Según UNICEF, en América Latina y el Caribe aproximadamente 154 millones de niños, niñas y adolescentes –más del 95% de los matriculados en la región– se encuentran temporalmente fuera de las escuelas a causa del Covid-19, y un gran porcentaje de ellos no tienen forma de acceder a los contenidos educativos de manera virtual. Esta situación se extendió más de lo esperado inicialmente, y podría aumentar el riesgo de abandono escolar definitivo, especialmente de los niños y niñas más vulnerables.

Por estas razones, las medidas de urgencia para garantizar el acceso a Internet deben privilegiar la extrema situación de vulnerabilidad en la que se encuentran estos grupos de personas, de modo que puedan contar con la posibilidad de acceder a servicios básicos como educación, atención médica, oportunidades de trabajo remoto y contacto con sus familias.

La CIDH reconoce las medidas positivas que distintos gobiernos y reguladores del continente han adoptado para garantizar el acceso y continuidad del servicio de acceso a internet y telecomunicaciones. Algunos Estados, como ArgentinaBoliviaBrasilColombia o Ecuador, han impedido a las empresas prestadoras de telefonía móvil o fija, Internet y TV por cable la suspensión o el corte de los servicios en casos de mora o falta de pago hasta una determinada cantidad de meses. En El Salvador se aprobó el pago diferido de los servicios de telecomunicaciones.

También se han implementado aplicaciones de educación virtual bajo la modalidad zero-rating, que no consumiría datos, para permitir que los y las estudiantes no se vean perjudicados en su formación y puedan continuar con sus clases de manera virtual sin costos extras. Es el caso, por ejemplo, de los portales “Colombia Aprende” y “Seguimos Educando” en Argentina. Los proveedores ofrecen la navegación en esta plataforma educativa de manera gratuita desde todos los teléfonos móviles, sean prepagos o pospago. Aunque es una medida que de sostenerse en el tiempo podría ser problemática en términos de pluralismo, parece ser adecuada y proporcional durante una emergencia como la del Covid-19.

En políticas de educación y cultura digital, Uruguay se presenta como uno de los países mejor preparados de la región. El Plan Ceibal, creado en 2007 para democratizar el acceso de las tecnologías digitales, permitió que el cierre de establecimientos educativos en marzo no afectara la continuidad de las clases; al inicio de la pandemia, la plataforma virtual ya contaba con un ecosistema de más de 173.000 recursos educativos.

No obstante, estas medidas transitorias para garantizar el acceso a Internet requieren ser acompañadas de planes y políticas públicas sólidas, planificadas, de largo plazo y con especial énfasis en los grupos en situación de vulnerabilidad. También son cruciales la generarción de información pública respecto a la falta de acceso a Internet y sus impactos diferenciados; las acciones y medidas que adopten otros actores del ecosistema digital, como empresas privadas de telecomunicaciones o prestadores de servicio en internet; y el rol de la sociedad civil y la academia, en materia de capacitación, así como en la investigación que permita ofrecer soluciones alternativas –sin fines de lucro, de carácter social y comunitarias– para hacer efectivo el derecho a la información.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos y su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión se suman a los esfuerzos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Banco Interamericano del Desarrollo (BID), y la UNESCO en la promoción de políticas de ampliación de acceso a las TICs y reducción de la brecha digital, como así también en la visibilización y concientización del problema de falta de acceso a internet. En este sentido, la CIDH y su RELE se encuentran trabajando en una guía sobre el estado de situación del acceso a internet en la región y el especial impacto de la brecha digital en el contexto de la pandemia, que reunirá además recomendaciones para que los Estados, las empresas, el sector privado, y la sociedad civil avancen hacia una mayor y mejor inclusión de las personas en las carreteras de la información y comunicación.

Frente a este contexto, y en línea con la Resolución 1/20 sobre Pandemia y Derechos Humanos la CIDH y su Relatoría Especial refuerza el llamado a los Estados a garantizar el acceso a una internet asequible y plural a todos sus ciudadanos y ciudadanas, en especial aquellos grupos de personas en situaciones de vulnerabilidad, e instamos a que lleven a cabo medidas positivas para reducir las brechas digitales. Además de permitir interacciones descentralizadas, instantáneas, sin bloqueos y sin límites de frontera, internet constituye una condición sine qua non para el ejercicio efectivo de los derechos humanos, como la libertad de expresión y opinión, de asociación y reunión, así como el acceso a los derechos a la salud, la educación, el trabajo y la cultura.

*Fuente: https://diariolalibertad.com/sitio/2020/08/cidh-pide-a-los-estados-de-la-region-acelerar-politicas-de-acceso-universal-a-internet-durante-la-pandemia-del-covid-19/

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“Repensar las pedagogías y la educación pública” (vídeo)

Los días 13 y 14 de agosto se realizó de manera virtual la Conferencia Internacional “Desafíos para la investigación educativa a partir de la pandemia”, organizada por el Ministerio de Educación de Argentina, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, el Grupo de Trabajo CLACSO “Políticas educativas y derecho a la educación” y el IEAL, Internacional de la Educación para América Latina.

Participaron importantes referentes del sistema educativo de varios países de la región, entre ellos el escritor y académico Gary Anderson, profesor en la Universidad de Nueva York en los Estados Unidos.

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=lz1I4_0pXt4

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Brasil. Obispos sobre la despenalización del uso de drogas

En la nota, los obispos del Brasil denuncian la necesidad de ser rigurosos con quienes se benefician de la venta de drogas y afirman la necesidad de la práctica de la justicia restaurativa. «El camino más difícil y eficaz a largo plazo es la intensificación de las campañas de prevención y lucha contra el consumo de drogas», expresaron los obispos.

Dirigir la atención a las políticas públicas de prevención y apoyo a los servicios de recuperación, incluidos los gestionados por religiosos: de este modo los obispos de la Conferencia Episcopal Brasileña, a través del sitio web del Episcopado, reafirman su oposición al proyecto de ley que quiere despenalizar el consumo de drogas.

Justicia restaurativa

En la nota, los prelados denuncian la necesidad de ser rigurosos con quienes se benefician de la venta de drogas y afirman la necesidad de la práctica de la justicia restaurativa. A este respecto, la Conferencia Episcopal también recordó una nota sobre el mismo tema que publicó hace exactamente cinco años, el 26 de agosto de 2015, en la que se declaraba «en contra de la despenalización del uso de drogas», confirmando al mismo tiempo la importancia «de que la sociedad sea consciente de este problema, porque la dependencia química representa uno de los grandes problemas de la salud y la seguridad pública en el Brasil».

Elige la vida

«Elige la vida, y vivirás, tú y tus descendientes». Con estas palabras del Libro del Deuteronomio los obispos introdujeron su nota en la que reiteraron que «la no punibilidad de la posesión de drogas, con la preservación de la libertad de la persona como argumento, podría agravar el problema de la dependencia química, esclavitud que hoy en día alcanza cifras alarmantes».

Consecuencias del abuso de drogas

«El abuso de drogas interfiere gravemente en la estructura familiar y social. Es una de las causas de innumerables enfermedades, discapacidades físicas y mentales y de la retirada de la vida social. La adicción que afecta especialmente a los adolescentes y jóvenes es un factor que genera violencia social, provoca un cambio de conciencia y de comportamiento en el usuario. El uso y el tráfico de drogas se citan como la causa de la mayoría de los atentados contra la vida -continuaron los obispos- la liberación del uso de drogas facilitará la circulación de los estupefacientes. Habrá más productos disponibles, legalizando una cadena de tráfico y comercio, sin una estructura legal para controlarla. El artículo 28 de la Ley 11.343, al abordar esta cuestión, no prevé la prisión, sino la sanción con la adopción de medidas de reinserción social. Se observa que el encarcelamiento masivo no ha sido eficaz. Es necesario desarrollar la práctica de la justicia restaurativa. Esto no significa menos rigor para los que se benefician de las drogas».

Campañas de prevención

«Con la despenalización de las drogas, la creciente demanda de tratamiento por parte de innumerables adictos aumentaría considerablemente -insistieron los prelados-, la Iglesia Católica, otras instituciones religiosas y privadas, a través de casas de recuperación, demuestran su compromiso de superar la dependencia química y recuperar los lazos familiares y sociales acogiendo, cuidando y dando nuevas oportunidades de vida a miles de adolescentes, jóvenes y adultos a través de la espiritualidad, el trabajo y la vida comunitaria». En conclusión, según los obispos, «el camino más difícil y eficaz a largo plazo es la intensificación de las campañas de prevención y lucha contra el consumo de drogas, acompañada de políticas públicas en las esferas de la educación, el empleo, la cultura, el deporte y el ocio para los jóvenes y la familia». El Estado debería ser más eficaz en la lucha contra el tráfico de drogas».

Fuente: https://www.vaticannews.va/es/iglesia/news/2020-08/brasil-mensaje-obispos-sobre-despenalizacion-uso-drogas.html

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Argentina: Obra pública feminista

América del Sur/Argentina/14-08-2020/Autor(a) y Fuente: lahora.com.ec

Con perspectiva de género, Argentina pretende reducir la brecha mediante la obra pública e incluir a la mujer en el ciclo productivo.

Redacción BUENOS AIRES

Paridad laboral y proyectos para el cuidado de los derechos de las mujeres y la infancia, son el eje del nuevo paquete de obra pública que ofrece el presidente de Argentina, Alberto Fernández.

La cartera de Obras Públicas está elaborando un Manual para la Gestión de la Obra Pública con Perspectiva de Género, en el que se abordarán recomendaciones y «buenas prácticas» para los Gobiernos y los contratistas.

Más mujeres en la construcción

Garantizar la participación de las áreas de género locales en la ejecución de proyectos para revertir «la alta e histórica preponderancia masculina en el sector de la construcción», anunció el gobierno.

El ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, junto al de Obras Públicas, construirá Centros Territoriales de Políticas de Género en dos municipios por 1,23 millones de dólares, además de tres Centros Integrales para la Mujer, en distintas provincias del interior.

Reducir la desigualdad

La ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, destacó que el Gobierno haya decidido «transversalizar las políticas de género para reducir la brecha de la desigualdad, que debe estar presente en cada una de las políticas públicas”.

«La obra pública además de una política para fomentar el crecimiento económico y la creación de empleo, debe ser una herramienta para reducir esas brechas de desigualdad que existen», agregó. EFE

Fuente e Imagen: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102324803/obra-publica-feminista

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Educación en América Latina: la hora de los gobiernos locales

Por: Otto Granados

Seguir avanzando en el ámbito escolar en la región requiere abrirse a nuevos mecanismos y experimentar para hacer más participativas las decisiones, comprender mejor las necesidades de las diversas geografías y gestionar de manera más eficaz la profesionalización de los docentes

En las últimas décadas, diversos países de América Latina y el Caribe (ALC) han emprendido reformas educativas de carácter sistémico y estructural orientadas a la calidad. Desde que en el siglo pasado se ejecutaron políticas públicas destinadas a satisfacer las necesidades básicas de alfabetización, infraestructura y escolaridad, llamadas también “reformas de acceso”, se han registrado avances que, en pleno siglo XXI, deben ser profundizados para que la educación de calidad sea una palanca de la mayor relevancia para el crecimiento, la innovación y la productividad de las economías de la región. Esto supone abrirse a nuevos mecanismos y experimentos sobre cómo hacer más participativas las decisiones educativas a nivel local, cómo comprender mejor las necesidades de las diversas geografías, cómo liderar con éxito una escuela y cómo gestionar de manera más eficaz la profesionalización de los docentes. O, dicho de otra forma, la conducción nacional ¿sigue siendo funcional para operar instituciones y políticas educativas con la suficiente flexibilidad y capacidad de adaptación para desempeñar su papel en entornos locales cambiantes e impredecibles? Parece que no.

Los procesos de descentralización o regionalización en diversos campos se volvieron algo más o menos común en ALC. En países con sistemas federales muy arraigados históricamente, regímenes políticos presidencialistas, burocracias centralizadas y una diversidad geográfica, cultural, étnica y lingüística particularmente compleja y persistente, la descentralización de la educación constituyó, hasta entonces, el hecho más significativo. La combinación de diversos instrumentos dio por resultado progresos en materia de provisión del servicio, cobertura e infraestructura escolar, pero también una concentración del poder político y presupuestario y, por supuesto, de las decisiones en diversos capítulos de la política educativa.

Con la apertura económica y la modernización del Estado, entre otras cosas, los países se dieron cuenta de que en las reformas de acceso lo relevante era la cobertura y no la calidad, y emprendieron procesos de descentralización educativa hacia los niveles subnacionales de gobierno considerando, por un lado, hacer copartícipes a los gobiernos locales de esta responsabilidad y, por otro, para llevar el hecho educativo más cerca de las comunidades donde éste se produce.

Sería inexacto, sin embargo, atribuir exclusivamente a la centralización los rezagos educativos, pues nadie discute sus resortes fundacionales, pero es evidente que algunos de ellos no se explican sin sus excesos: la presencia férrea de un sistema que ahogó casi por completo la creatividad de los actores locales del proceso educativo, produjo distorsiones muy serias en la asignación de recursos financieros, procreó una pesada burocracia y tejió inevitablemente un andamiaje corporativo, y en muchos casos corrupto, con los sindicatos, que en varios países de ALC llevó a la colonización de los propios ministerios de Educación y, por tanto, de la formulación y ejecución de muchas decisiones.

Intereses creados

La cantidad de intereses creados en torno a esa estructura reflejan también, por otro lado, las enormes resistencias para digerir la descentralización, las variadas formas de implementarla, los resultados heterogéneos y, sobre todo, el escepticismo e incluso la relativa oposición con que fue recibida por las autoridades subnacionales así como la carencia de una política explícita para desarrollar capacidades a nivel local para gestionar esta responsabilidad mayúscula. Más aún: quizá con excepciones, los Gobiernos centrales se reservaron el control del presupuesto educativo nacional, la relación política con los sindicatos y las políticas de ingreso, promoción y permanencia de los docentes, lo cual explica que normalmente hicieran poco por impulsar reformas sistémicas.

Hubo otros dos elementos que inhibieron el pleno arraigo de la descentralización: la falta de un verdadero compromiso político de los Gobiernos subnacionales para hacerse cargo del servicio educativo con todo lo que ello implica, y el riesgo de que el proceso mismo, que ha tenido sin duda avances, reprodujera a nivel local las malas prácticas nacionales. Las razones son varias pero destaca que los incentivos más importantes en favor de la descentralización, entre ellos redistribuir el poder, aumentar la eficiencia del servicio y mejorar los aprendizajes, entraron en conflicto directo con los intereses políticos de los Gobiernos centrales y locales y de otros agentes opuestos al cambio. De hecho, en algunos países, parecen estar resurgiendo tendencias hacia la recentralización de la gestión educativa.

En suma, ¿cómo evitar desandar el camino o, en otras palabras, cómo formular y ejecutar procesos de segunda generación que aprovechen los progresos logrados, empoderen a los actores locales y desarrollen nuevas capacidades para gestionar la educación? Se trata, en concreto, de discutir un nuevo y amplio arreglo descentralizador en materia educativa.

Desarrollo sostenible

El primer aspecto tiene que ver con el papel de los gobiernos locales. Hasta antes de la descentralización, los estados habían rehuido asumir la función educativa pues ésta era, a juicio de sus dirigentes, una fuente de problemas más que un abanico de oportunidades. La descentralización ha obligado a los líderes locales a aceptar, por lo menos en teoría, que la educación es fundamental para un desarrollo sostenible e integral de sus comunidades y regiones, que el impulso a otros sectores, como la economía y la industria, se retroalimentan positivamente de los avances educativos, que es viable encarar los problemas de distribución del ingreso mediante una buena oferta educativa de calidad, y que incluso, en el mediano plazo, la educación puede ser también una buena inversión política. Sin embargo, en la heterogeneidad geográfica, cultural y política de países como México, Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia o Colombia, por ejemplo, este es un escenario todavía frágil en las provincias, departamentos o estados.

En segundo término, los padres de familia, los organismos intermedios o los gremios empresariales han empezado a interesarse más vivamente en la educación. Sin llegar todavía a mecanismos vinculantes de carácter institucional y permanente, se percibe, en algunas regiones de ALC, un mayor sentido crítico del desempeño de los profesores y las escuelas, pero aún subsisten prácticas de manipulación de padres de familia por parte de directivos escolares y sindicales, especialmente para apoyar reclamos salariales.

En tercer lugar, administrar localmente el sistema educativo hace factible introducir innovaciones que, con estructuras excesivamente centralizadas, es casi imposible. Planear por ejemplo nuevos diseños para la infraestructura escolar; experimentar con contenidos curriculares adaptados al espacio local o adoptados directamente de buenas prácticas internacionales; formular programas de actualización para maestros distintos y más audaces a los de carácter central; aprovechar más eficientemente los recursos financieros, entre otras acciones, son posibles cuando las autoridades locales cuentan con un adecuado espacio institucional, presupuestario y político para instrumentarlas, en estrecha cercanía con su propia comunidad educativa.

Un nuevo arreglo

Un nuevo arreglo debiera incentivar a los Gobiernos subnacionales a destinar mayores recursos propios para la educación y a presionar por nuevas fórmulas de asignación. Como las transferencias centrales tienen una estructura muy rígida y son limitadas o incluso discrecionales, los Gobiernos interesados en la educación y decididos a introducir proyectos innovadores, con altas tasas de retorno para la economía local, deben ir explorando fórmulas fiscales imaginativas (destinar parte de los impuestos locales como el de la propiedad o del impuesto al valor agregado a educación), mayor participación privada en la gestión de escuelas públicas, emisión de papel en mercados bursátiles etiquetado a financiamiento educativo, o integración de fondos nacionales que premien a las regiones con mejor desempeño educativo, de manera que pueda irse creando un sistema de incentivos diferenciados y competitivos que combinen virtuosamente cobertura, calidad e inclusión.

A medio plazo, un arreglo de este tipo obligará a los Gobiernos nacionales a profundizar programas compensatorios para determinados Estados o regiones, pues el éxito de unos y el fracaso de otros muy probablemente tenderá a acentuar disparidades y desequilibrios. De otra manera, las regiones que mejor funcionen van a seguir produciendo un capital humano de alta calidad, van a tener un mejor desempeño económico, indicadores sociales más balanceados e ingreso per cápita más alto, en oposición a los que exhiban mayor atraso y que, por ende, no lograrán salir del círculo vicioso y estarán más cerca de ser estados fallidos, como de hecho ya sucede en algunos países. Pero esto supone una oportunidad también para los ministerios nacionales porque podrán concentrar mucho mejor sus energías y recursos en las áreas que más los necesiten, y dejar que el resto desarrolle más capacidades propias y vaya entrando a la edad adulta en la gestión de los sistemas educativos.

Finalmente, será inevitable una reforma que deje a los ministerios nacionales de Educación única y exclusivamente con atribuciones normativas, transfiera más competencias a las regiones, y encuentre fórmulas para aislarlos de los ciclos políticos y partidistas, a semejanza de los procesos que orientan en muchos países las políticas monetarias, comerciales o de competencia, por ejemplo, de tal manera que aseguren razonablemente la continuidad de los líderes, las políticas y las reformas educativas a mediano y largo plazo, más allá de los períodos de gobierno.

Todo parece sugerir, en suma, que en materia educativa ha llegado una nueva hora para los gobiernos locales.

Fuente: https://elpais.com/educacion/2020-07-13/educacion-en-america-latina-la-hora-de-los-gobiernos-locales.html

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Por la conformación de un nuevo pacto educativo

Por: Miguel Ángel Pérez

En la historia reciente de la educación en nuestro país, se han generado reformas, pactos, acuerdos, alianzas por la calidad, planes nacionales o sectoriales etc., todos ellos tienen como finalidad la de traducirse en política pública en educación para un periodo de tiempo determinado y con contenidos y aspiraciones también determinadas.

 Aunque si nos detenemos un poco y miramos un poco más de cerca, cómo se gestan y tienen su curso de acción las distintas propuestas de reforma (le llamaremos así genéricamente), es posible darnos cuenta de que realmente viene siendo una alianza del grupo en el poder con los grupos o las agencias cercanas o afines a dicha postura, incluso se invita a los contrincantes políticos, pero con la convicción de que estén de acuerdo en los contenidos de que se les propone.

Toda iniciativa de reforma (aunque se diga lo contrario) es de carácter coyuntural y muchas veces remedial, su plazo de gestión no va más allá de los cinco o seis años (con excepción del Plan de Once años que trascendió los sexenios entre Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz). De ahí cada seis años en educación “se descubre el hilo negro y se inventa el agua tibia”. Y junto a ello los que estaban mal era los del sexenio anterior “los emisarios del pasado” como les llamó Luis Echeverría”.

Así las cosas, el cual actual gobierno le llama Acuerdo por la educación a su propuesta y en el corazón aparece la propuesta educativa de la Nueva Escuela Mexicana (nombre muy poco creativo). Sus aspiraciones no son radicales, en cuanto a los contenidos, pero si ambiciosas en cuanto a los grupos y sectores sociales involucrados, (grupos empresariales, sindicales, representantes magisteriales, colegios de profesionistas). A la actual propuesta de desarrollo educativo le preocupa más, con quien negociarla por encima de que los contenidos programáticos, los fines y las aspiraciones educativas de la misma.

La Nueva Escuela Mexicana y el Gran Acuerdo por la Educación en México caminan despacio, además no ha sido fácil desmantelar todos los excesos de lo que representó la reforma educativa de Enrique Peña Nieto, de supeditar todo lo que implique la tarea educativa, la evaluación y lo que diga la OCDE, en ese orden.

Bajo este contexto en donde prevalece el inmovilismo y la parálisis institucional, se antoja más pensar en un nuevo acuerdo o en un pacto educativo que inaugure no sólo el método para generar consensos, sino los contenidos del mismo.

De entrada, se requiere tener una mirada con una perspectiva estratégica que se proyecte más allá de los seis años de una administración de gobierno como sucede en nuestro país. Y el otro punto es acerca de los actores sociales y políticos que firman dicho pacto. Hasta ahora (y este gobierno no ha sido la excepción) los acuerdos educativos se negocian de manera cupular con distintas instancias en cuya intención se trata de que dicho acuerdo siga adelante.

En la coyuntura actual es importante involucrar a nuevos actores que tradicionalmente han estado silenciados, marginados y excluidos de los acuerdos políticos trascendentales del campo educativo y no me refiero a la CNTE y a los grupos cercanos de la Cuarta Transformación (la 4T) que en los últimos meses han conseguido amplios espacios de interlocución con las instancias del poder, me refiero a colectivos y grupos magisteriales que trabajan en redes o en agrupamientos, pero bajo rasgos de clara marginalidad, las asociaciones de padres de familia democráticas que no dependen de los grupos corporativos de derecha que dicen representar a la totalidad de padres de familia en México y los grupos de jóvenes, que han demostrado que la educación en nuestro país debe transformarse radicalmente de cara a construir un modelo educativo diferente.

Los anteriores son solo algunos ejemplos de los nuevos actores que deberán incluirse en un pacto inaugural educativo, de cara a la sociedad y al futuro. Hoy la pandemia nos ha enseñado a mesurar las propuestas, a plantearlas con mayor rigor y aquí me refiero y a buscar formas de interlocución con nuevos actores, en alianzas también inéditas.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/por-la-conformacion-de-un-nuevo-pacto-educativo/

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Gobierno colombiano: el gran homicida de la educación

Por: Kevin Alzate Mesa.

Estudiantes sin acceso a la educación, a la tecnología y al internet y un gobierno nacional que pacta políticas públicas en pro de la defensa bancaria.

La educación en Colombia ha tenido retrasos en el desarrollo de los estudiantes debido a su mal funcionamiento desde el sistema. Iniciando en el periodo de la presidencia de Pastrana, viene cometiendo sistemáticamente homicidios contra el intelecto de un niño, niña, adolescente o joven, interponiendo un sistema educativo nuevo el cual lo único que ha traído son miserias para el sentido crítico, pero riqueza para las empresas privadas y los gobiernos anacrónicos.

Para nadie es un secreto que con la llegada de la pandemia todos los sectores sociales del país han decaído y, se han tenido que transformar a la virtualidad para poder seguir desarrollando sus actividades. Cada sector ha tenido un nivel de decaída y sufrimiento; pero me atrevería a decir que la educación es el más perjudicado, trayendo consigo una plaga de percances que matan el proceso cognitivo e intelectual de nuestros estudiantes.

El gobierno nacional no ha dado una cara de alivio para ellos, pues era de esperarse que el presidente Iván Duque prevaleciera su “economía Naranja” ante cualquier proyecto o línea gubernamental. Estudiantes universitarios hoy claman al gobierno nacional que otorgue beneficios como la “matrícula cero” y hasta hoy no ha tenido los pronunciamientos necesarios para solventar la trágica problemática de la deserción estudiantil. Líderes estudiantiles, juveniles, sindicalistas, profesores y hasta algunos decanos han alzado su voz para promover este movimiento y hacer ver al gobierno la importancia de la gratuidad, que gracias a la COVID-19, es que nos damos cuenta la necesidad e importancia de una educación gratuita y de calidad.

Ejemplos que han dado gobernantes como el alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, al otorgar el beneficio de “matrícula cero” y beneficiando a 24 mil estudiantes de las tres IES del municipio (ITM, Pascual Bravo, Colegio Mayor).

Ahora bien, tanto para los estudiantes de las Instituciones de Educación Superior como para los estudiantes de Instituciones Educativas ha traído una nueva brecha social. Lamentablemente en Colombia solo podrá estudiar el que tenga un computador, un celular y acceso a internet. Se imposibilita el acceso a la educación para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes que no presenten ningún acceso tecnológico y, faltando a uno de los principales derechos fundamentales el cual es el derecho a la educación. El gobierno nacional desde el ministerio TIC y el ministerio de Educación ha presentado ideas y hasta salidas en falso intentando atacar la problemática del acceso a la educación, pero no escuchan a los estudiantes ni les presta atención a los líderes estudiantiles que viven de cerca la brecha social del acceso al internet y al cómputo.

Es así, como vivimos el mayor homicidio cognitivo e intelectual.

Fuente del articulo: https://alponiente.com/gobierno-colombiano-el-gran-homicida-de-la-educacion/

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