Políticas Educativas
Escuelas públicas de Boston dialogaron con padres de familias en nuestras escuelas, nuestro futuro

Boston, EE.UU./ 3-9-2016/ El Planeta Redacción
El Superintendente de BPS Tommy Chang proporcionó importante información
sobre sus planes y contestó preguntas de padres latinos
¿Sabía usted que una gran cantidad de padres latinos opinan que el rediseño
de las escuelas secundarias y la expansión del programa avanzado pueden
tener un mayor impacto para los estudiantes latinos de Boston? Esta
información se obtuvo de una encuesta realizada a los padres y fue
presentada en un diálogo con las Escuelas Públicas de Boston.
El jueves 3 de marzo se llevó a cabo el primer diálogo latino televisado de
las Escuelas Públicas de Boston (BPS), “Nuestras Escuelas, Nuestro Futuro”,
junto a cientos de padres, líderes y estudiantes quienes participaron
discusiones sobre las principales prioridades educativas de la comunidad.
Como ejemplo de lo que aprendimos en este diálogo, las Escuelas Públicas de
Boston dieron a conocer que la mayoría de los padres de familia que
participaron en una encuesta de opinión abierta al público opinan que “más
diversidad de los profesores” y “mejor calidad de clases de inglés como
segundo idioma” son dos factores que aumentarán el éxito de los estudiantes
latinos.
En este evento que presentó importante información sobre los planes que se
están ejecutando en las Escuelas Públicas de Boston, los padres con hijos
estudiando en BPS participaron en un diálogo bilingüe comunitario con el
Superintendente Dr. Tommy Chang que fue moderado por Alberto Vasallo del
periódico El Mundo y Marcela García deThe Boston Globe. El evento fue
transmitido en vivo por WCEA Canal 58, Comcast/Xfinity Canales 293 y 729,
Boston City TV Canal 24 y RCN Canal 13.
Los participantes y televidentes interactuaron con el Superintendente Chang
y escucharon sobre sus prioridades para las Escuelas Públicas de Boston y
su plan estratégico a largo plazo. Los temas de discusión incluyeron: la
diversidad de los maestros y el personal; el acceso a escuelas de alta
calidad en todos los vecindarios, y el aumento de programas para los
estudiantes que están aprendiendo inglés (ELL).
Este evento fue el primero de una serie de diálogos para complementar el
“Listen and Learn Tour” (Tour de Escuchar y Aprender) del Superintendente
Chang y el plan estratégico a largo plazo de las Escuelas Públicas de
Boston. Los demás eventos serán anunciados próximamente y solicitarán la
participación una vez más de la comunidad Latina y de las comunidades
caboverdiana, somalí, china, haitiana y vietnamita de Boston.
Se invita a los padres que no tuvieron la oportunidad de ser parte del
evento a participar en una encuesta para comprender mejor los desafíos que
enfrentan los latinos mientras navegan el sistema escolar de Boston.
Fuentes de la noticia e imagen:
- elplaneta.com/news/2016/mar/09/escuelas-publicas-boston-dialogaron-padres-latinos/
- www.NuestrasEscuelasNuestroFuturo.org
Política de Evaluación Docente, primera toma.
Guiar la política de evaluación en educación, ha sido la principal consigna del INEE como órgano público con autonomía constitucional. El artículo 10 de La Ley del INEE, define al Sistema Nacional de Evaluación Educativa como “un conjunto orgánico y articulado de instituciones, procesos, instrumentos, acciones y demás elementos que contribuyen al cumplimiento de sus fines, establecidos en la Constitución”, el INEE es el encargado de coordinar todo ese trabajo. En las siguientes líneas revisaremos en qué condiciones llegan a la evaluación del Servicio Docente.
Antecedentes
Desde el 2002, el INEE ha demostrado un trabajo serio en materia de evaluación educativa, y se ha venido consolidando en el transcurso de los años recientes. A partir de la información y análisis generados por el instituto, se han creado recomendaciones para atender las debilidades identificadas, sin embargo, en 2012, se publicó “El uso de los resultados de las evaluaciones del INEE por las autoridades educativas”, donde se menciona que los resultados generados han trascendido muy poco en el diseño de políticas educativas por parte de los diferentes gobiernos.
Este Sistema Nacional de Evaluación Educativa tiene pocos años de preparación, y lo han conformado como parte esencial de la reforma educativa. El INEE ha diseñado los instrumentos para: la evaluación del logro educativo de los alumnos, evaluación de condiciones básicas para la enseñanza y el aprendizaje; los reglamentos escolares; y ahora aparecen los resultados de la evaluación del desempeño docente.
Entre los diversos informes del INEE, destacan: Indicadores y resultados desfavorables; Bajos niveles de cobertura, desigualdad en asistencia y permanencia en la escuela; Desigualdades de avance escolar; Problemas de servicios e infraestructura; Deficiencia en condiciones organizativas y pedagógicas; Desfavorable clima escolar, reglamentos y castigos; Bajo logro educativo, eficiencia terminal incierta; Intervención estatal poco efectiva, esfuerzos educativos inerciales, y más.
Entonces, en ese collage de fotografías hay que insertar la que se refiere a los resultados de la evaluación docente. A diferencia de los resultados de los exámenes de “Carrera magisterial”, a los que estábamos acostumbrados, el INEE puso a disposición del público los criterios de la Evaluación docente y algunos enlaces de apoyo a los docentes.
Recordemos que cuando se anunció el proceso de evaluación del desempeño docente, se desataron muchas críticas que se combatían con argumentos, declaraciones y publicaciones. Y al principio se hablaba de hasta diez instrumentos para tener una mirada amplia acerca de la complejidad del trabajo docente. Se incluían, entrevistas, observaciones, grupos focales, resultados de los alumnos, apreciaciones de los padres de familia, y más.
El 24 de abril de 2015, la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente publicó el documento: “Etapas, aspectos, métodos e instrumentos. Proceso de evaluación del desempeño docente”. Las etapas se bosquejaban en momentos de aplicación, y en el mismo documento se describían, a grandes rasgos, los métodos e instrumentos de evaluación.
Etapa 1. Informe de cumplimiento de responsabilidades profesionales
Etapa 2. Expediente de evidencias de Enseñanza
Etapa 3. Examen de conocimientos y competencias didácticas que favorecen el aprendizaje de los alumnos
Etapa 4. Planeación didáctica argumentada
Etapa 5. Examen complementario (para profesores de segunda lengua, en secundaria).
Para presentar cada etapa los profesores fueron acompañados por cursos a través de las escuelas normales, centros de maestros, grupos sindicales, libros ex profeso impresos por diversas editoriales y otras opciones de organismos particulares. Entre la incertidumbre y la indeterminación de fechas movidas, instrumentos reducidos a etapas, y manifestaciones en rechazo, se aplicó la evaluación docente.
Algo que resaltó en el trabajo de muchas estrategias, fue el desconocimiento (o nociones incompletas) de lo que implica el trabajo docente, en materia normativa, pedagógica, didáctica o administrativa. Y los primeros efectos de la evaluación docente se sintieron en la autoevaluación que realizaban maestras y maestros sobre lo que sabían y lo que les faltaba.
Pero en la evaluación docente también sale a la luz, el sistema de actualización docente, que es responsabilidad de las autoridades educativas. Esto lo reconoció el secretario Nuño en el Comunicado 57, donde mencionó que los cursos de capacitación continua del magisterio “no tienen pertinencia, y la oferta educativa de profesionalización no es de calidad”. Punto a favor de los maestros.
La libre interpretación
Hace unos días Roberto Rodríguez (Campus, 2/03/2016) hizo una revisión de las apreciaciones que tienen los titulares de las dependencias, o los autores de diversos medios de comunicación para hablar de “buenos” o “malos” resultados. La distribución de resultados en números absolutos o relativos, requiere un análisis pormenorizado, tomando en cuenta más información sobre los profesores evaluados.
El INEE ha reconocido que realizará mejoras a los instrumentos y condiciones de la evaluación. Ya que hay muchas áreas de oportunidad para consolidar la evaluación de los profesores en servicio. Sin embargo, no se han cruzado los resultados de los docentes, con los resultados de las pruebas estandarizadas de logro escolar en los estudiantes (que sería interesante conocer).
¿Cómo ver los resultados? Si se reconoce una división de “aprobados” y “reprobados”, la debilidad de la educación ha de estar en otro lado. Pero debemos tener nuestras reservas, ya que los instrumentos también recaban lo que el docente “sabe”, y no necesariamente reflejan lo que el docente “hace”. Como todas las pruebas estandarizadas, la información que arroja es parcial, y se necesita completar la mirada desde otras aristas.
Los evaluadores, evaluados
Un día antes de la publicación de los resultados salió una nota en que se informa que la Auditoría Superior de la Federación (ASF), determinó que “la Secretaría de Educación Pública y el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación no cumplieron con el objetivo de utilizar los resultados de los exámenes en el nivel básico –de alumnos, docentes y escuelas– para la toma de decisiones y emitir directrices y acciones de política pública que contribuyan a mejorar la calidad de la enseñanza” (La Jornada, 28/02/2016).
Para el análisis del ejercicio de 2014, la ASF señaló que no se ha consolidado el Sistema Nacional de Evaluación Educativa. También convendría pedirle a la ASF, que marcara el nivel de cumplimiento que han tenido las autoridades educativas, para ver en qué nivel están. Lo malo de esa información, no es la mala imagen de nuestras instancias educativas, sino que, de ser insuficientes, no tenemos mecanismos para despedirlos, o capacitarlos.
Jefe de redacción de Voces Normalistas
Conductor de “Dimensión Educativa”, en Radio Ciudadana, 660 AM.
Twitter: @pluralidad
Publicado primeramente por www.educacionfutura.org
Mexico: Niega Nuño tercera oportunidad para maestros despedidos; SNTE no debe confundir funciones
www.educacionfutura.org/08-03-2016/
El titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Aurelio Nuño, señaló que los maestros que fueron separados del servicio ya no tendrán, de ninguna manera, oportunidad de volver a tomar su puesto, y que el acompañamiento jurídico que anunció el Presidente del SNTE, Juan Díaz de la Torre, para tratar de reestablecer las plazas, no tendrá efecto, porque la “ley es clara al respecto y no será reversible”.
Entrevistado al término de su visita a la Escuela Primaria República Dominicana, en la Colonia Morelos, de la Ciudad de México, el funcionario destacó que no existe ningún enfrentamiento con el SNTE, y que sigue en pie el ofrecimiento de caminar juntos en la reforma educativa, pero sin realizar funciones que no le corresponden a ambas instituciones.
«Al sindicato lo que es del sindicato y a la autoridad lo que es de la autoridad»
Por otra parte, detalló que aún no se han abierto las licitaciones a las universidades que podrán capacitar a los maestros, sin embargo, explicó que pronto serán publicadas.
Detalló que estas convocatorias estarán abiertas para todas las universidades públicas y privadas que quieran participar y que cumplan con los lineamientos planteados.
En este sentido, detalló que en los próximos días darán a conocer los detalles de las habilidades y conocimientos en los cuales los maestros resultaron con mayor rezago, todo ello, sin revelar datos personales, tal como lo marca el artículo 79 de la Ley del Servicio Profesional Docente.
Pero todos los datos, digamos no personalizados que va permitir conocer en números y en porcentajes, cuáles fueron las disciplinas más altas, las más bajas, los desempeños regionales, etcétera, todo eso, va a ser público.
Al mismo tiempo, sobre los Asesores Técnicos Pedagógicos que darán acompañamiento a los profesores que cursen los diversos programas de profesionalización, apenas serán capacitados para estas tareas, y estarán listos antes de que inicien estos programas.
Finalmente, al cuestionarle sobre la oferta que hace Morena a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educaión (CNTE) de que si ganan la gubernatura en Oaxaca se recuperaría el IEEPO, Nuño advirtió que este partido político y su dirigente “prefieren y anteponen el poder hacer un pacto con facciones que representan al viejo sistema. Es decir, facciones que están en la lógica de la venta y herencia de plazas, de dejar a los niños sin clases, de no cumplir con la ley y de evaluarse.
Y ese es el tipo de pactos políticos que buscan este partido y su líder, poniéndolos por encima del derecho que tienen los niños y las niñas a la educación, por encima de una transformación de fondo de la educación, por encima de la propia dignificación de los maestros de México. Ese es el modelo por el que ellos optan, claramente nosotros no lo compartimos, no estamos de acuerdo y reiterar que la Reforma Educativa no tiene marcha atrás y va a continuar en todo el país.
Durante la reunión que sostuvo con alumnos, docentes y padres de familia, Nuño reconoció el trabajo de las mujeres en la educación, recordando que en el proceso de evaluación, las maestras y directoras obtuvieron mejor resultado que el de sus compañeros.
Bachelet promulga ley para aumentar calidad de la educación en Chile
www.prensa-latina.cu/04-03-2016/Santiago de Chile
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, promulgó hoy en esta capital la Ley de Carrera Docente, norma que consideró como un enorme paso para aumentar la calidad en la educación.(PLRadio)
Tras un extenso debate en el Congreso, varios meses de paralización de los profesores e intensas negociaciones, Bachelet promulgó la norma que crea el Sistema de Desarrollo Profesional Docente, en conjunto con la ministra de Educación, Adriana Delpiano.
Durante la ceremonia, en el Museo de la Educación Gabriela Mistral, Bachelet aseveró que esa iniciativa representa el centro de la Reforma Educacional y destacó que ese cuerpo legal es un instrumento para el reconocimiento del trabajo de los educadores del país.
Subrayó además que «la reforma educacional busca asegurar acceso a una educación de calidad en todos sus niveles».
La mandataria explicó que el nuevo código se trata tal vez del paso más importante «al apuntar al corazón, al fortalecer el principio motor de la calidad que es la labor del profesor y la profesora».
Su implementación, que se realizará entre 2016 y 2025, significará una de las mayores inversiones de la Reforma Educacional y permitirá mejorar las condiciones de la enseñanza en Chile, a través de una nueva escala de remuneraciones, aumento de horas no lectivas, acompañamiento en los primeros años de ejercicio y formación continua.
El estatuto contempla una mejora en las remuneraciones desde los primeros años de la carrera docente, que aumentarán, en promedio, un 30 por ciento para los educadores que ingresen al Sistema de Desarrollo Profesional.
La presidenta chilena detalló que esa disposición considera las distintas dimensiones de la docencia, mejora la selección de futuros profesores y además aumenta las exigencias para las escuelas que imparten pedagogía.
fuentes de las imagenes:
http://www.t13.cl/noticia/politica/bachelet-promulga-ley-carrera-docente-es-enorme-paso-calidad-educacion
http://nocreasquesabestodo.blogspot.com/
Falleció el Dr. Aldo Ferrer, primer Secretario Ejecutivo de CLACSO
Educación: Otro paso equivocado
Educación: Otro paso equivocado
José Joaquín Brunner
Aprovecho esta columna de verano para analizar un tema de gran importancia futura, tanto para la educación como para la regionalización, descentralización y desarrollo del país y su sociedad civil y funcionamiento del Estado. Me refiero al proyecto de ley que crea un nuevo sistema de educación subvencionada provista localmente, hoy en manos de las municipalidades y que mañana -si este proyecto prospera- pasaría a manos de unos servicios públicos locales de los cuales dependerían los colegios mientras los servicios dependerían de una dirección nacional del Mineduc.
Se trata, en breve, de transferir el subsistema de educación local desde un órgano autónomo del Estado, dirigido por un gobierno democráticamente elegido, a un órgano burocrático centralmente comandado.
Invitado el lunes 18 de enero a exponer ante la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados sobre el mencionado proyecto, expuse allí mi evaluación negativa de éste -de su filosofía de fondo y de la institucionalidad que propone- en los términos que expongo en estas notas.
Teoría del cambio
La reforma en curso de la educación ha tenido serios problemas de conducción y gestión. Como señaló en su momento el ministro del Mineduc encargado de ponerla en marcha y dirigirla durante el primer año: “En un año dos meses, yo tenía que hacer una nueva carrera docente, reorganizar la educación particular subvencionada, reestructurar la educación pública, y hacer el cambio del financiamiento de la educación superior. Era imposible hacer las cosas bien a ese ritmo […] Vi que claramente estábamos metidos en una vorágine de reformas que no íbamos a ser capaces ni de diseñar apropiadamente, ni de tramitar políticamente, sin provocar excesivos conflictos”. Y remató con franqueza: “Ni Superman puede diseñar técnica y políticamente bien una cantidad de reformas que son complejas y, al mismo tiempo, gestionar bien” (Ministro Nicolás Eyzaguirre, El Mercurio, 6 de septiembre de 2015).
A mi entender -aunque ha habido innumerables errores- el déficit mayor no ha sido de gestión y ritmo. Más bien, ha sido de concepción y enfoque del cambio del sistema. Mi opinión es que ha faltado derechamente una adecuada teoría del cambio o ésta ha sido débil o equivocada.
En educación, los procesos de cambio buscan esencialmente mejorar los resultados del aprendizaje de los niños y jóvenes, mediante la provisión más equitativa de oportunidades de mayor calidad para todos. Esta es la cruz de la cuestión. La pregunta que sigue, entonces, es cuáles factores y variables necesita afectar la política para transformar el sistema en el sentido buscado de calidad y equidad.
A nivel mundial, la investigación identifica tres factores principales, cada uno compuesto por múltiples variables, que las políticas públicas necesitan transformar para lograr ese objetivo de calidad y equidad (Unesco, 2015; Hanushek y Woessmann, 2014; OECD, 2014, 2000). Esos factores son los siguientes:
Primero, las condiciones del hogar o la familia y sus circunstancias comunitarias. Éstas incluyen condiciones (i) de status o estructura y (ii) de proceso.
Las primeras tienen que ver con los capitales económico, social y cultural de los padres; la salud de la madre y la estabilidad del período de gestación del hijo o hija; la dotación de recursos de aprendizaje en el hogar y el entorno comunitario de la familia.
Las segundas, las condiciones de proceso, tienen que ver con la organización del núcleo familiar, la calidad de los vínculos e interacciones entre los miembros de ese núcleo, el clima afectivo y los procesos de apego y socialización, desarrollo del lenguaje y de competencias socio-emocionales de los infantes, atención en salas cunas y jardines infantiles.
Sabemos por la investigación educacional realizada en países desarrollados y en desarrollo, y por la investigación de las ciencias del aprendizaje, que las variables que operan durante la primera infancia desempeñan una función decisiva en el desarrollo de las destrezas que determinan resultados posteriores en la vida. Desde el informe Coleman (1966) hasta el estudio de Radford y colaboradores (2010) hay cientos de investigaciones que muestran que la familia, más que la escuela, es la mayor fuente de desigualdad en el desempeño de los estudiantes. El premio Nobel de economía, James Heckman (2005) observa que en torno al tercer grado, las brechas de rendimiento escolar entre niveles socioeconómicos se vuelven estables, lo cual indica que la escuela tiene posteriormente escaso efecto a menos que sea de alta calidad e impacto positivo.
El segundo factor es la efectividad de la escuela. Se entiende por tal su capacidad para llevar a todos los niños y niñas a alcanzar estándares exigentes de aprendizaje, permitiéndoles compensar las desigualdades de la cuna (Scheerens, 2013; Ko y Sammons, 2013; OECD, 2012; Sammons, 2007). La literatura distingue habitualmente entre dos tipos de variables influyentes.
Por un lado, las variables de insumo -como tamaño del curso, gasto por alumno, proporción de profesores no certificados y proporción de ellos con grados avanzados- que según algunos estudios tienen una incidencia comparativamente menor (Hanushek y Woessmann, 2014; Hanushek, 2003; OECD, 2000).
Por otro lado, y con impacto significativo, se identifican políticas de carácter cualitativo, tales como frecuente feedback ofrecido a los estudiantes, instrucción guiada por datos, altas dosis de tutorías en pequeños grupos, mayor tiempo dedicado al aprendizaje y altas expectativas por parte del personal docente y directivo respecto de todos los estudiantes. Estas cinco políticas explicarían casi la mitad de la variación en la efectividad escolar (Dobbie y Fryer, 2012).
También en Chile ha ido acumulándose una incipiente literatura de revisión teórica y evidencia práctica sobre escuelas efectivas y su mantención en el tiempo (Bellei et al, 2015, 2004; Brunner y Elacqua, 2003).
Por último, la institucionalidad dentro de las cuales se desenvuelven las escuelas es el tercer factor que condiciona los resultados del aprendizaje y las diferencias del rendimiento entre estudiantes. Llamamos a este factor comúnmente ‘reglas del juego’; esto es, aquellas que rigen el comportamiento de los colegios y de sus miembros. Sus principales variables macro son la gobernanza del sistema y el régimen de provisión junto con las normas que regulan a los establecimientos, su organización, supervisión y accountability. En el nivel micro, en tanto, inciden las condiciones e incentivos que determinan el comportamiento y el desarrollo de los colegios: sus niveles de autonomía, modalidades de reclutamiento del personal directivo y docente, carrera profesional, formas de evaluación externa, control de calidad, redes de asistencia técnica, modalidades de asignación y uso dentro del establecimiento de los recursos recibidos, etc. (Hanushek y Woessemann, 2014).
Visión estratégica
A partir de la evidencia disponible se ha creado un sólido consenso sobre la incidencia de esos tres factores -y sus correspondientes variables- en las diferencias del aprendizaje de los estudiantes. Se sabe que ella es comparativamente mayor en el caso de la familia, mediana en el de la escuela y menor en el caso de la institucionalidad. Por ejemplo, un estudio de Wolff y Woessemann (2004), basado en resultados de la prueba Pisa, estima que la institucionalidad -donde estos autores consideran exámenes externos administrados a los establecimientos y algunos aspectos de su autonomía como elección de textos escolares, contratación del personal docente y asignación interna de recursos presupuestarios- explicaría alrededor de un 25% de la variación total de resultados del aprendizaje.
Otra cosa, claro está, es la facilidad para intervenir mediante políticas públicas: ésta es inversamente proporcional al peso explicativo de esos factores; es decir, es más fácil modificar la institucionalidad que mejorar la efectividad de las escuelas. Y lo más difícil es transformar las condiciones de status y los procesos en el nivel de familia y hogar. A su vez, los efectos de cada una de esas políticas dependen fuertemente de su implementación y, además, de su interacción.
En cualquier caso, no debería extrañar que las principales medidas de reforma impulsadas por el gobierno se dirijan básicamente hacia los aspectos institucionales, tanto al nivel preescolar como escolar y superior. Esto conduce a que también nuestra discusión pública gire en torno a aspectos institucionales, tales como la naturaleza jurídica de los sostenedores, la administración de la provisión estatal, la supervisión de los proveedores, los mecanismos de financiamiento, las reglas de rendición de cuentas, el número y tipo de exámenes externos, etc.
Independiente de su mérito, debe tenerse presente sin embargo que el potencial transformador de esas medidas respecto de los logros del aprendizaje -y su distribución social- es relativamente pequeño. No afecta si no indirectamente al principal agente de la efectividad -las escuelas- ni más que marginalmente al factor que mayormente explica la desigual repartición del logro educacional -la familia, el hogar-.
En el lenguaje de la prensa y de algunos actores se apunta hacia esta debilidad cuando se dice que la actual reforma otorga escasa atención y prioridad a la calidad de la educación, la sala de clases y los procesos de aprendizaje. Las propias autoridades manifiestan algo parecido cuando evaluando retrospectivamente el proceso declaran: “Quizá debimos haber partido por la educación pública”.
Desafío crucial
Pues bien. Ahora estamos donde se debió partir pero en realidad seguimos donde mismo: o sea, discutiendo aspectos institucionales que, al final del día, tienen una incidencia secundaria sobre el mejoramiento del aprendizaje de las nuevas generaciones.
¿Qué deberíamos estar discutiendo en cambio? ¿Dónde está el mayor problema de nuestra educación?
Creo que todos reconocemos que el desafío más grande, el más complejo también, es permitir al 40% o 45% de nuestros niños y jóvenes que hoy en promedio no logra dominar a los 15 años las competencias cognitivas mínimas esperadas a esa edad, superar ese umbral mínimo.
Es vital hacerlo pues esas competencias son esenciales para seguir aprendiendo a lo largo de la vida, cursar la enseñanza superior y desempeñarse satisfactoriamente en la economía, la sociedad y la cultura contemporáneas. Doy por supuesto que colegios efectivos que alcanzan esa meta para una amplia mayoría de sus alumnos también logran buenos resultados en el desarrollo de las capacidades socioemocionales y habilidades claves del sigo XXI.
Este es el test decisivo al que debemos someter cualquier iniciativa de reforma, trátese de la educación temprana, preescolar, básica, media o superior.
En esta perspectiva, atender al punto de partida es lo más crucial. En efecto, se estima que las disparidades de resultados cognitivos, sociales, de conducta y salud entre niños de familias con bajos y altos ingresos se evidencia ya a los nueve meses y aumentan con la edad. De hecho, la mayor parte de la brecha de ingresos emerge antes de los cinco años y se mantiene sin mayores alteraciones a lo largo de la educación primaria (Halle et al., 2009; Reardon, 2011). Según Heckman (2013), las desigualdades transmitidlas por el hogar asociadas al nivel educacional e ingreso de los padres, se han consolidado a los 18 años de edad y explican alrededor de un 50% de la desigualdad salarial a lo largo de la vida.
Me parece que el proyecto de desmunicipalización de la educación no pasa este test. En primer lugar, porque se hace cargo sólo de la mitad de los estudiantes (o menos) que asiste a la enseñanza obligatoria. Deja fuera en cambio a una parte importante de los jóvenes pertenecientes a aquel 40% de rendimiento inaceptablemente bajo perteneciente a colegios privados subvencionados.
Por mi parte, he expuesto en diversos foros y por escrito que el sistema debe ser reformado mediante políticas que aborden al conjunto de los estudiantes, sin introducir diferencias discriminatorias adicionales entre ellos, particularmente entre estudiantes de menores recursos. Idealmente, un régimen mixto de provisión -y entiendo todos estamos comprometidos a mantenerlo y perfeccionarlo- debería avanzar hacia la igualdad de trato entre los estudiantes y colegios reconocidos oficialmente y que cumplen sus funciones de acuerdo con las normas, reglas, currículo, estándares y financiamiento determinados por el Estado.
Me temo que la mayoría de las medidas concebidas por la actual reforma van en sentido contrario y buscan establecer tratos preferentes para unos y discriminatorios para otros.
Preferencia municipal
En cuanto a su filosofía, el proyecto que comentamos parece interesado primordialmente en producir la des-municipalización; es decir, en deshacerse de una organización administrativa de provisión educacional para adoptar otra, todo esto por motivos más bien de orden simbólico y de legítimas preferencias ideológicas que por consideraciones de mejorar la educación de los niños y jóvenes más vulnerables.
En Chile hay diversas corrientes de pensamiento que a lo largo del tiempo han aspirado a vincular la educación de la República con las comunidades locales.
Entre las corrientes progresistas, un buen ejemplo es el de don Darío Salas, quien en su libro “El Problema Nacional” muestra que la educación, en vez de vegetar bajo un régimen “absolutamente centralizado y paternalista” -según lo describe- debería organizarse combinando el esfuerzo central y el de las localidades, las que debían intervenir en la administración y en el financiamiento de las escuelas. Esto traería consigo, escribe, “…esa adaptación, cuya ausencia lamentamos, de la enseñanza a los viariadísimos intereses y necesidades locales y regionales –vale decir, flexibilidad de planes de estudio, programas, métodos, horarios, temporadas de vacaciones, etc.–; ofrecería una oportunidad más para ensayar planes, medios, métodos nuevos de educación; desarrollaría la emulación de las localidades, e imprimiría un carácter menos oficial, más familiar, si se quiere, a las relaciones entre los encargados de dirigir las instrucción primaria y el público”. A la vez, agregaba Salas, esa participación local en la educación serviría para potenciar y fortalecer al municipio y “elevar lo que podría llamarse la cultura cívica comunal y también [para] democratizar nuestra enseñanza” (p. 76).
Interesantemente, ya entonces, en tiempos de don Darío, igual como ocurre ahora, se esgrimió el argumento de que los municipios no tenían las capacidades humanas ni los recursos para hacerse cargo de la tarea educativa. Pero el remedio no está, como prevenía Darío Salas, en despojar a los municipios “de toda atribución y toda responsabilidad” en el campo de la educación. Acaso “para estimular un órgano que funciona torpe o flojamente” se preguntaba, la solución consiste “¿en privar a la facultad o al órgano en absoluto de ejercicio?” Y respondía: por cierto que no: “La facultad, el órgano -el municipio, en este caso- necesitaban ejercitación gradual de sus funciones, práctica bien medida y controlada” (P. 77).
Desconfianza y centralismo
El proyecto en estudio elige otro camino: crear, en paralelo a los municipios, una nueva estructura de provisión educacional, debilitando con esto a aquellos al despojarlos de su función con más futuro, sin que uno pueda imaginar, menos aún asegurar, que el nuevo esquema entregaría la educación requerida por las futuras generaciones. Esto es, aquellas que vivirán en una sociedad de redes cada vez más diversa, plural y democrática; con múltiples comunidades locales cada vez más fuertes buscando conectarse entre sí, con su región, la nación y globalmente; y frente a un Estado que -esperamos- se habrá regionalizado y descentralizado hasta niveles que hoy ni siquiera podemos imaginar.
Más bien, el proyecto hace la apuesta contraria: no solamente devuelve la educación a un régimen “centralizado y paternalista” como lo llamaba don Darío Dalas, si no que inserta la cúspide de la nueva estructura, llamada Dirección Nacional (DN), de una manera poco orgánica dentro del Mineduc, sin establecer con claridad su lugar jerárquico dentro de esta estructura ministerial.
A su vez esta Dirección orienta y coordina una estructura intermedia -a nivel comunal e intercomunal- que, como podría esperarse en un esquema centralista, depende de la parte alta de la burocracia. Ésta propone políticas, planes y programas para la educación que los SL proveerán a través de las escuelas; elabora los convenios de gestión para cada uno de los encargados de esos Servicios; aprueba los planes anuales de los SL; propone a estos planes de innovación (¿innovación instruida desde arriba?); presta asistencia técnica para la gestión de los SL; coordinar a éstos entre sí y con otros organismos del Estado y les asigna los recursos y evalúa (es juez y parte, lo que no parece razonable).
Por su lado, en el nivel intermedio, los SL, ya lo decíamos, proveen educación a través de los establecimientos, administran a éstos, desarrollan la oferta educativa en su territorio, diseñan y prestan apoyo técnico-pedagógico y de gestión a sus establecimientos, implementan medidas de desarrollo profesional para los equipos directivos y docentes de las escuelas, desarrollan sistemas de información y seguimiento, fomentan el trabajo colaborativo y en red, delegan facultades voluntariamente en los directores para facilitar su gestión, proponen a la DN planes de inversión y equipamiento y ejecutan el plan anual.
En el piso de esta pirámide burocrática que desplegada desde lo alto hacia abajo aparecen las escuelas cuya necesaria autonomía y capacidades de autogestión de su proyecto educativo aparecen, pienso yo, bastante planas por no decir aplastadas. Los colegios aparecen como meros órganos ejecutores.
Hay, me parece a mí, una desconfianza básica en los establecimientos y sus equipos directivos, comunidades escolares, padres y apoderados y actos del entorno comunitario. En verdad, se parte del supuesto que la escuela necesita un SL que la dirija y le muestre qué y cómo hacer, Servicio el cual, a su turno, se halla debajo de una DN que lo orienta, comanda, coordina, apoya y evalúa.
Todo el esquema propuesto me resulta engorroso, verticalista y ajeno a las necesidades de un sistema que debe enfrentar el desafío de mejorar sustancialmente la efectividad de los colegios que atienden a la población de menores recursos y, en general, a una población estudiantil que recién comienza a mejorar sus aprendizajes, como muestran los resultados de Pisa. Es un diseño, que a mí parecer, no ofrece respuesta a la cuestión estratégica de cómo transformar los establecimientos municipales en colegios efectivos.
Más bien -y atendiendo precisamente a ese comienzo de mejoramiento- yo habría optado por hacer todo lo contrario; es decir, reforzar y ampliar la autonomía de los establecimientos municipales, dándoles todo el apoyo necesario -a través de redes locales- que les ayude a instalar y a desarrollar capacidades de gestión basada en la escuela (school based management) y prácticas más efectivas de enseñanza dentro de la sala de clase (Caldwell, 2005).
Por lo demás, esto mismo es lo que recomiendan muchos estudios basados en la experiencia internacional (OECD, 2015). Es decir, que una vez alcanzado un cierto umbral de madurez del sistema escolar, como ocurre en el caso del chileno, conviene traspasar gradualmente más responsabilidades a los establecimientos -junto con apoyar el desarrollo de sus propias capacidades, claro está- a fin de que los colegios aprovechen las ventajas de una mayor autonomía y comiencen a transformarse en organizaciones que aprenden continuamente e innovan.
Por el contrario, partiendo del supuesto de la desconfianza en las capacidades de los colegios, sus directivos, personal docente, familias y comunidades locales, y seguramente también de un diagnóstico equivocado respecto al grado de madurez de nuestro sistema; el proyecto que comento parece acoger la idea recomendada por algunas oficinas consultoras internacionales a los países educacionalmente más rezagados y a los sistemas escolares más débiles (McKinsey & Company, 2010).
Esto es, sustituir insuficiencias organizacionales a nivel de escuelas y de la institucionalidad del sistema mediante un control y estrecho guiamiento de tipo burocrático-experto. Tanto la actividad docente como la gestión operacional de la escuela tendrían que someterse a este enfoque top-down, donde el colegio y su personal ejecutan un script muy detallado y se atienen rigurosamente a unos protocolos que indican a cada persona qué hacer, cuándo, cómo y con qué instrumentos o apoyos.
Sería interesante saber si el centralismo burocrático del actual proyecto obedece, implícita o racionalizadamente, a un tipo de enfoque como ese o bien cuál es la justificación para no tratar a los colegios como las células vitales y dinámicas del sistema.
Pienso que habría convenido enfatizar fuertemente el polo profesional y la “gestión basada en la escuela” antes que el polo jerárquico dentro de una intrincada pirámide burocrática. Ese énfasis, combinado con las medidas para la efectividad de las escuelas destacas más arriba habría podido dar un real impulso a la efectividad de nuestros colegios.
En suma, el proyecto -en vez de concebir una arquitectura desde la base hacia arriba, desde los colegios como micro-comunidades locales y los municipios como su entorno preferente hacia un marco nacional de regulaciones públicas- vuelve al diseño de una burocracia ordenada desde arriba hacia abajo, jerárquicamente, que controla al sistema a través del conocimiento que es como Max Weber (1964) solía caracterizar a las burocracias modernas, controlando las actividades a su cargo mediante un conjunto fijo de reglas, reglamentos escritos y un cuerpo de funcionarios dedicados profesionalmente a su actividad.
Con todo lo que valoro las estructuras burocráticas concebidas en el espíritu de Max Weber, especialmente por cuanto contribuyen a una racionalización formal de la actividad, no puedo imaginar que sirvan en el actual estadio del desarrollo del sistema escolar chileno para mejorar la efectividad de las escuelas y el aprendizaje de sus alumnos, donde lo importante es la confianza, la gestión basada en el establecimiento, el sentido de comunidad local y la innovación pedagógica. Nada de eso armoniza con una burocracia weberiana.
Cuestiones adicionales
Además, me parece que el proyecto presenta una serie de otros problemas, en parte producidos por su filosofía de fondo, y que tornan aún más marcado su des-alineamiento con respecto al desafío central que hoy tiene nuestro sistema escolar y política educacional.
Para concluir, mencionaré aquí algunos que merecen atención:
El diseño previsto en el proyecto es auto contenido y crea una educación estatal estanco, que en ningún punto dialoga con el resto de los colegios subvencionados los cuales; sin embargo, constituyen la otra mitad o más de la educación pública.
Tampoco se establecen con claridad las líneas de contacto e interacción del nuevo esquema burocrático con el Consejo Nacional de Educación, la Agencia de Calidad, la Superintendencia y demás entidades del sector educativo del Estado.
El gobierno del esquema, desde la inserción de la DN dentro del Mineduc, pasando por los SL y las escuelas y liceos; no parece bien resuelto en cada uno de esos niveles jerárquicos y al interior de cada una de las correspondientes instancias. En particular, el papel de los directivos de los establecimientos aparece disminuido. Asimismo, los directivos de los SL corren el riesgo de convertirse en meros agentes subordinados de la DN. Tampoco es claro cómo debe entenderse la dependencia de esta última dentro del Mineduc.
El gobierno de los SL aparece acompañado de un órgano colectivo con representación/participación de variados actores pero, en la práctica, el papel de ese órgano colegiado es poco claro. Sus responsabilidades son difusas. Y la presencia allí del municipio, principal órgano de participación democrática a nivel local, no aparece bien resuelta.
Algunos SL corren el riesgo de constituirse en una suerte de mega estructura que abarque los colegios de dos o más municipios, lo que podría acentuar la tendencia a la burocratización en esos casos.
En todo este diseño no queda claro quién responde por la cuestión clave: el aprendizaje de los niños y jóvenes.
Por último, en el plano operativo, la transferencia casi lineal desde el municipio al SL del personal directivo, docente, administrativo y de asistentes, junto con los bienes muebles e inmuebles; dan la impresión de una suerte de “más de lo mismo” sólo que con otro emplazamiento burocrático. Esto resta energía, imaginación, legitimidad y entusiasmo a toda la operación por un lado y, por el otro, lleva a preguntarse: ¿dónde entonces está el real potencial de innovación y mejoramiento que podía esperarse de este proyecto?
Columna publicada en el Libero, Chile








Users Today : 29
Total Users : 35474654
Views Today : 33
Total views : 3574635