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En la CRES 2018: Boaventura de Sousa Santos y los desafíos de la universidad Bajo el asedio neoliberal

En la CRES 2018, que hoy cierra en Córdoba, el sociólogo portugués partió del legado reformista para reflexionar sobre las razones por las que la universidad es atacada en todo el mundo y propuso una defensa basada en la transformación de la institución.

“La idea de que el único valor del conocimiento es el valor de mercado es lo que va a matar a la universidad. Una universidad que es ‘sustentable’ porque se financia a sí misma es una universidad insustentable como bien común, porque se ha transformado en una empresa”, advirtió el sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos, en una de las exposiciones centrales de la Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe (CRES 2018), que concluye hoy en Córdoba. Doctor en Sociología del Derecho, profesor de las universidades de Coimbra y de Wisconsin-Madison, De Sousa Santos es –como él mismo se define– “un activista de la universidad” y le ha dedicado al tema ya varios textos, el primero a mediados de los 90, el último publicado este año.

“Si los estudiantes de 1918 estuvieran hoy acá –comenzó–, si nosotros fuéramos esos estudiantes, ¿cuáles serían las reformas necesarias?” En un cautivante castellano de cadencia portuguesa, De Sousa Santos trazó inicialmente un paralelo con el Mayo Francés, precisó los logros reformistas (ver aparte) y caracterizó al presente como una época plena de peligros para la universidad pública: “Estamos pasando un ciclo global conservador y reaccionario, controlado por el neoliberalismo, que no es sino el dominio total del capital financiero”. Se trata de un escenario más complejo que el que enfrentaron las rebeliones de 1918 y 1968, por una razón: “Entonces, el contexto global permitía pensar que había alternativas al capitalismo. Hoy parece que el capitalismo les ganó a sus adversarios, es un capitalismo sin miedo”.

El proyecto neoliberal, explicó, aspira a la construcción de un “capitalismo universitario”: “Empezó con la idea de que la universidad debía ser relevante para crear las competencias que exige el mercado”, siguió con las propuestas de arancelamiento y privatización. “La fase final es la idea de que la universidad debe ser ella misma un mercado, la universidad como empresa.” Si la universidad es una mercancía más, tiene que poder ser medida: de ahí, los ránkings globales.

La ideología neoliberal choca así con la idea de “la universidad como un bien común”, hija de las conquistas obtenidas desde la Reforma. “Es un momento difícil por varias razones, y una de ellas es que no hay un ataque político, sino un ataque despolitizado. Es un ataque que tiene dos dimensiones: recortes presupuestarios y la lucha contra la supuesta ineficiencia o corrupción, una lucha muy selectiva, porque se sabe que las universidades públicas son en general muy bien gerenciadas en comparación con otras instituciones.”

Boaventura de Sousa Santos identificó tres razones por las que la universidad es un blanco dilecto para el régimen neoliberal.

  • Su producción de conocimiento independiente y crítico cuestiona “la ausencia de alternativas que el neoliberalismo intenta producir en nuestras cabezas todos los días. Si no hay alternativas, no hay política, porque la política es sólo alternativas. Es por eso que muchas de las medidas en contra de la universidad no parecen políticas, sino económicas, los recortes financieros, o jurídicas, la lucha contra la corrupción. Lo que está por detrás es la idea de que la universidad puede ser un fermento de alternativas y resistencia”.
  • “El pensamiento neoliberal busca un presente eterno, quiere evitar toda tensión entre pasado, presente y futuro. Y la universidad ha sido siempre, con todas sus limitaciones, la posibilidad de criticar el presente en relación con el pasado y con vistas a un futuro diferente”.
  • “La universidad ha ayudado a crear proyectos nacionales (obviamente, excluyentes de los pueblos originarios) y el neoliberalismo no quiere proyectos nacionales. A la vez, la universidad siempre ha sido internacionalmente solidaria, con base en la idea de un bien común. Pero el capitalismo universitario quiere otro tipo de internacionalismo: la franquicia, que las universidades puedan comprar productos académicos en todo el mundo”.

Pluriversidad

La segunda parte de la conferencia resumió una serie de propuestas para refundar la universidad, sobre la base de la Reforma del 18, pero rompiendo con sus limitaciones y radicalizando su espíritu democratizador.

“La dominación hoy tiene tres cabezas: capitalismo, colonialismo y hétero-patriarcado”, postuló De Sousa Santos. “Nuestro dilema es que esta dominación es integrada. El capitalismo actúa junto con el colonialismo y el patriarcado. Pero la resistencia está fragmentada. La universidad puede ser un campo donde pensar cómo articular la resistencia. También por eso la universidad es un blanco del neoliberalismo.” ¿Cómo hacerlo? El primer paso, dijo, es una ruptura epistemológica. “Hay una pluralidad enorme de conocimientos fuera de la universidad: conocimientos rurales, urbanos, populares, de las mujeres. ¿Por qué la universidad nunca los tuvo en cuenta? Porque la universidad no se descolonizó. Sus contenidos, sus ciencias sociales, su historia, son colonialistas. Para defenderse como bien público, la universidad debe hacer una autocrítica profunda, contra sí misma. Debe dejar la idea arrogante de que es la única fuente de conocimiento, abrirse a dialogar con otros saberes. Necesitamos crear Epistemologías del Sur”.

En ese sentido, la segunda ruptura respecto de la Reforma radica en la alianza social que debe buscar la universidad, ya no sólo las clases urbanas burguesas, sino “las clases populares y empobrecidas, las víctimas del colonialismo y del patriarcado, los cuerpos racializados y sexualizados”. Por eso, explicó, “la extensión nunca ha sido tan importante como hoy. Por influencia del neoliberalismo, la extensión ha sido desviada para obtener fondos. Esto es perverso, eso no es extensión, es prostitución. La verdadera extensión es la que se dirige a poblaciones que no son solventes”. La propuesta del portugués consiste en invertir la extensión, “no es llevar la universidad para afuera, es traer el conocimiento no universitario para adentro”. Y, a la vez, “articular los diferentes saberes populares, porque también suele haber prejuicios entre los diferentes movimientos” (obreros, feministas, campesinos, LGTB).

La universidad, concluyó entre aplausos, debe reinstituirse, hacer un uso contrahegemónico de su autonomía y “transformarse en una pluriversidad.

Pero el ataque del neoliberalismo es tan grande que quizá también deba convertirse en una subversidad”.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/121728-bajo-el-asedio-neoliberal

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Colombia: Balance y declaración de la CRES 2018: Del optimismo a la desilusión

Colombia/16 de Junio de 2018/Observatorio de la Universidad de Colombia

 Terminó la III Conferencia Regional de Educación Superior en Córdoba -Argentina- con más silencios que aplausos y ninguna ovación, tras la lectura de la Declaración de Córdoba que no presenta ningún desafío ni propuesta novedosa ni sustancialmente diferente de las planteadas en la Conferencia de 2008, en Cartagena. La situación política y fiscal de la universidad pública argentina opacó la realidad de otros países, incluido el colombiano, cuyos rectores asistentes concluyeron que si bien Colombia tiene dificultades, hace tiempo se superó la excesiva ideologización política y se han logrado desarrollos más técnicos y de calidad.

Ver el texto del preámbulo de la Declaración de Córdoba al final

La gran expectativa que significó reunir a los más importantes directivos de la región en educación superior, terminó en un debate más ideologizado que técnico, sin propuestas concretas ni desafíos reales para los sistemas de educación superior como el colombiano.

Pedro Hernández Guajardo, director de IESALC – UNESCO; Francisco Tamarit, coordinador de la Conferencia, y el rector anfitrión de la Universidad Nacional de Córdoba, Hugo Juri, dieron lectura de la que llaman hasta ahora propuesta de una declaración, que será “pulida” en próximas semanas, y caracterizada por ser un llamado endogámico a la gratuidad universal de la educación superior, las plenas libertades el acceso libre y el reconocimiento a la diversidad en todas sus expresiones.

Uno de las frases inspiradoras del Movimiento Reformista de Córdoba, de 1918, cobró vigencia: “Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan”. La pregunta es si, de darse, la solución de esos “dolores” (financiamiento, libertades, cogobierno, participación política…) se asegura que la universidad latinoamericana responda adecuadamente a los retos de la educación superior de esta época.

La Declaración de Córdoba considera que la educación superior debe ser un medio de igualización y no de mantenimiento de privilegios y reitera muchos de los postulados planteados por Declaración de Cartagena, hace 10 años.

Frente a los ojos de terceros, la impresión es que la educación superior latinoamericana, en el periodo comprendido entre 2008 y 2018, hubiera experimentado una década perdida y de retrocesos en la región; como si la universidad privada no existiera o toda fuera de pésima calidad o mercantilista, y si la universidad pública no hubiera sido capaz de avanzar en sus procesos de financiamiento y relacionamiento con el Estado y su único rol fuera el de sobrevivir para dar educación gratuita, reconocer las diferencias de todos y crear una cultura investigativa, patrimonial y de conocimiento única de la región, con un carácter más local que universal (así entienden la pertinencia).

La inevitable, imperativa e innegable presencia y protagonismo de la virtualidad y las nuevas tecnologías parecen no haber “tocado” a la universidad latinoamericana, que -a la luz de la declaración- se niega a avanzar en la materia, así como en la aceptación plena e impulso de éstas, de las reformas curriculares,de  la evolución postgradual, de la revisión de los tiempos de los planes de estudios, de la movilidad internacional, del reconocimiento de títulos, de la articulación con el sector productivo, de una ciencia y tecnología con impacto mundial, y de la evolución en indicadores de calidad, entre otros aspectos.

En cambio, en lo que se reiteró la Declaración y los debates de la Conferencia fue en ratificar la educación superior como un bien social y un derecho humano que el Estado tiene la responsabilidad de garantizar a través de la gratuidad y el acceso universal. Esto conlleva, adicionalmente, a pedir no sólo la matrícula libre y la revisión, o eliminación, de mecanismos de acceso, sino también a que haya becas para el sostenimiento de los estudiantes.

Claramente la educación con cobro, las alianzas universidad – empresa, las consultorías, la investigación financiada por terceros, las universidades privadas con lucro, los rankings, e incluso hasta la incidencia del inglés en el desarrollo académico, son vistas como “demonios” del neoliberalismo que hay que expulsar de la Universidad.

El plan de acción que acompaña la declaración resulta siendo un listado de buenas intenciones (promover, propugnar, fomentar, fortalecer..) sin respuesta precisa al cómo, así como algunos de sus enunciados, más ideológicos que técnicos (“cambiar las relaciones históricas de poder en la región, sin una transformación de conocimientos”) o más genéricos y obvios que de concreciones efectivas: articular sistemas virtuales y educación a distancia; homologar y reconocer trayectos educativos, impulsar la acreditación regional…

Como se preveía, la Declaración, que incluso fue matizada por petición de algunos rectores y sectores de la universidad privada, tiene un estilo de mendicidad hacia los estados y exigencia permanente, que no consulta la realidad fiscal de la región, los problemas técnicas, la opinión del sector productivo, ni la dinámica de los gobiernos.

Con menos pretensión, afirman algunos, la Declaración de Salamanca de hace pocas semanas, avanzó más al reconocer y llamar la atención a la universidad sobre la perentoria necesidad de cambiar ella misma, pues reconoce la urgencia de implementar cambios frente a los desafíos del entorno.

Tal vez, por eso mismo, el Ministerio de Educación Nacional de Colombia no se movió a participar en la CRES. Salvo una funcionaria asistente, ni la ministra Giha ni la viceministra Ruiz se decidieron a ir al encuentro de ministros de Educación que se organizó en la Conferencia.

En síntesis, la declaración de la tercera CRES poco aporta para la definición de un norte claro de la educación superior colombiana.

Preámbulo de la Declaración de Córdoba

Mujeres y hombres de nuestra América, los vertiginosos cambios que se producen en la región y en el mundo en crisis nos convocan, a luchar por un cambio radical por una sociedad más justa, democrática, igualitaria y sustentable.

Hace un siglo, los estudiantes reformistas proclamaron que “los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan” y no podemos olvidarlo, porque aún quedan y son muchos, porque aún no se apagan en la región la pobreza, la desigualdad, la marginación, la injusticia y la violencia social.

Los universitarios de hoy, como los de hace un siglo, nos pronunciamos a favor de la ciencia desde el humanismo y la tecnología con justicia, por el bien común y los derechos para todas y todos.

La III Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe, refrenda los acuerdos alcanzados en las Declaraciones de la Reunión de la Habana (Cuba) de 1996, la Conferencia Mundial de Educación Superior de París (Francia) de 1998, y de la Conferencia Regional de Educación Superior celebrada en Cartagena de Indias (Colombia) en 2008, y reafirma el postulado de la Educación Superior como un bien público social, un derecho humano y universal y un deber de los Estados. Estos principios se fundan en la convicción profunda de que el acceso, uso y democratización del conocimiento es un bien social, colectivo y estratégico esencial para poder garantizar los derechos humanos básicos e imprescindibles para el buen vivir de nuestros pueblos, la construcción de una ciudadanía plena, la emancipación social y la integración regional solidaria latinoamericana y caribeña.

Reivindicamos la autonomía que permite a la universidad ejercer su papel crítico y propositivo frente a la sociedad sin que existan límites impuestos por los gobiernos de turno, creencias religiosas,  el mercado o  intereses particulares. La defensa de la autonomía universitaria es una responsabilidad ineludible y de gran actualidad en América Latina y el Caribe y es, al mismo tiempo, una defensa del compromiso social de la universidad.

La educación, la ciencia, la tecnología y las artes deben ser así un medio para la libertad y la igualdad, garantizándolas  sin distinción social, género, etnia, religión ni edad.

Pensar que las tecnologías y las ciencias resolverán los problemas acuciantes de la humanidad es importante pero no suficiente. El diálogo de saberes para ser universal ha de ser plural e igualitario, para posibilitar el diálogo de las culturas.

Las diferencias económicas, tecnológicas y sociales entre el norte y el sur y las brechas internas entre los Estados no han desaparecido sino que han aumentado. El sistema internacional promueve el libre intercambio de mercancías, pero aplica excluyentes regulaciones migratorias. La alta migración de la población latinoamericana y caribeña muestra otra cara de la falta de oportunidades y la desigualdad que afecta, sobre todo, a las poblaciones más jóvenes. La desigualdad de género se manifiesta en la brecha salarial, la discriminación en el mercado laboral y en el acceso a cargos de decisión en el Estado o en las empresas. Las mujeres de poblaciones originarias y afrodescendientes son las que muestran los peores indicadores de pobreza y marginación.

La ciencia, las artes y la tecnología deben constituirse en pilares de una cooperación para el desarrollo equitativo y solidario de la región, basadas en procesos de consolidación de un bloque económicamente independiente y políticamente soberano.

Las débiles regulaciones de la oferta extranjera han profundizado los procesos de transnacionalización y la visión mercantilizada de la educación superior, impidiendo cuando no cercenando, en muchos casos, el efectivo derecho social a la educación. Es fundamental revertir esta tendencia e instamos a los Estados de América Latina y el Caribe a establecer rigurosos sistemas de regulación de la educación superior y de otros niveles del sistema educativo.

Frente a las presiones por hacer de la Educación Superior una actividad lucrativa es imprescindible que los Estados asuman el compromiso irrenunciable de regular a las instituciones públicas y privadas, cualquiera sea su modalidad y promoviendo la diversidad institucional, para hacer efectivo el acceso universal, la permanencia y la titulación de la educación superior, atendiendo a una formación de calidad con inclusión, diversidad y pertinencia local y regional.

De manera similar al año 1918, actualmente “la rebeldía estalla” en América Latina y el Caribe, y en un mundo donde el sistema financiero internacional concentran a las minorías poderosas, y empuja a las grandes mayorías a los márgenes de la exclusión, la precariedad social y laboral.

Con todo y los enormes logros que se han alcanzado en el desarrollo de los conocimientos, la investigación y los saberes de las universidades y de los pueblos, un sector importante de la población latinoamericana, caribeña y mundial, se encuentra sin acceso a los derechos sociales básicos, al empleo, a la salud, al agua potable o a la educación. En pleno siglo XXI millones de niños, jóvenes, adultos y ancianos, están excluidos del actual progreso social, cultural, económico y tecnológico. Aún más, la desigualdad regional y mundial es tan pronunciada, que en muchas situaciones y contextos existen comunidades que no tienen acceso a la educación superior, porque ésta aún sigue siendo un privilegio y no un derecho, como anhelaron los jóvenes en 1918.

En el Centenario de la Reforma, no somos ajenos al sufrimiento humano ni al mandato de la historia. No podemos seguir indiferentes al devenir del orden colectivo, a la lucha por la verdad heroica y al anhelo trascendente de la libertad humana. La Educación Superior debe constituirse desde los liderazgos locales, estatales, nacionales e internacionales, tal y como ahora están aquí representados plenamente.

Desde estos posicionamientos, será posible llevar a cabo una nueva e histórica transformación de la educación superior desde el compromiso y responsabilidad social, para garantizar el pleno ejercicio al derecho a la educación superior pública, gratuita y de amplio acceso.

En consonancia con el cuarto Objetivo de Desarrollo Sustentable (ODS) de la Agenda de Desarrollo adoptada por la UNESCO (2030), instamos a los Estados a promover una vigorosa política de ampliación de la oferta de educación superior, la revisión en profundidad de los procedimientos de acceso al sistema, la generación de políticas de acción afirmativas —con base en género, etnia, clase y capacidades diferentes— para lograr el acceso universal, la permanencia y la titulación.

En este contexto, los sistemas de educación superior deben pintarse de muchos colores, reconociendo la interculturalidad de nuestros países y comunidades, para que la educación superior sea un medio de igualación y de ascenso social y no un ámbito de reproducción de privilegios. No podemos callarnos frente a las carencias y dolores del hombre y de la mujer, como sostuvo Mario Benedetti con vehemencia, “hay pocas cosas tan ensordecedoras como el silencio”.

Hace un siglo los estudiantes Reformistas denunciaron con firmeza que en una Córdoba y en un mundo injusto y tiránico, las universidades se habían convertido en el “fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil”. Ha pasado el tiempo y ese mensaje cargado de futuro nos interpela y nos atraviesa como una flecha ética, para cuestionar nuestras prácticas. ¿Qué aportamos para la edificación de un orden justo, la igualdad social, la armonía entre las Naciones y la impostergable emancipación humana?; ¿Cómo contribuimos a la superación del atraso científico y tecnológico de las estructuras productivas?; ¿Cuál es nuestro aporte a la forja de la identidad de los pueblos, a la integridad humana, a la igualdad de género y al libre debate de las ideas para garantizar la fortaleza de nuestras culturas locales, nacionales y regionales?

Es por eso que creemos fehacientemente que nuestras instituciones deben comprometerse activamente con la transformación social, cultural, política, artística, económica y tecnológica que es hoy imperiosa e indispensable. Debemos educar a los dirigentes del mañana con conciencia social y con vocación de hermandad latinoamericana. Forjemos comunidades de trabajo donde el anhelo de aprender y la construcción dialógica y crítica del saber entre docentes y estudiantes sea la norma. Construyamos ambientes democráticos de aprendizaje, donde se desenvuelvan las manifestaciones vitales de la personalidad y se expresen sin límites las creaciones artísticas, científicas y tecnológicas.

La educación superior a construir debe ejercer su vocación cultural y ética con la más plena autonomía y libertad, contribuyendo a generar definiciones políticas y prácticas que influyan en los necesarios y anhelados cambios de nuestras comunidades. La educación superior debe ser la institución emblemática de la conciencia crítica nacional de nuestra América.

Las instituciones de educación superior están llamadas a ocupar un un papel preponderante en la promoción y fortalecimiento de las democracias latinoamericanas, rechazando las dictaduras y atropellos a las libertades públicas, a los derechos humanos y a toda forma de autoritarismo en la región. Expresamos nuestra solidaridad con las juventudes, de nuestra América y del mundo, cuya vida celebramos, y reconocemos, en sus luchas y anhelos, nuestras propias aspiraciones a favor de la transformación social, política y cultural.

La tarea no es simple, pero es grande la causa e ilumina el resplandor de su verdad. Se trata, como profetizó el Manifiesto Liminar, de mantener alto el “sentido de un presagio glorioso, la virtud de un llamamiento a la lucha suprema por la libertad”.

Mujeres y hombres del continente, miremos hacia el futuro y trabajemos sin pausa en la reforma educacional permanente, en el renacer de la cultura y de la vida de nuestras sociedades y pueblos.

Fuente: http://universidad.edu.co/utemporal/balance-y-declaracion-de-la-cres-2018-del-optimismo-a-la-desilusion/
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La OCDE advierte de que España pone a los profesores menos preparados en las escuelas con más problemas

España / 17 de junio de 2018 / Autor: Olga R. Sanmartín / Fuente: El Mundo

España envía a los profesores menos preparados a los colegios con mayores dificultades. Los docentes con menos experiencia y menor cualificación son los que trabajan en las escuelas con peores condiciones socioeconómicas. La evidencia científica recomienda hacer justamente lo contrario: poner a los mejores a enseñar a los alumnos con más problemas para ayudarles a elevar su rendimiento.

Así lo hacen los sistemas educativos con más éxito, pero «España en esto es una excepción», ha advertido Andreas Schleicher, el director de Educación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que este lunes ha presentado en Madrid el informe Docentes en Iberoamérica en colaboración con la Fundación SM.

La relevancia del trabajo radica en que, por primera vez, este organismo internacional al que pertenece una treintena de países, ha cruzado los datos de su famoso informe PISA con los del informe TALIS, una estadística muy valiosa sobre los hábitos de los profesores.

La investigación incide en que cuanto mejores son los profesores mejores resultados obtienen los alumnos. «No es sólo pagarles un mejor sueldo», ha asegurado Schleicher, «ni tampoco reducir la ratio de alumnos por profesor». Lo que verdaderamente importa -y es denominador común en los países que, como Japón o Finlandia, obtienen resultados académicos excelentes- es tener «directores muy comprometidos en ayudar a sus profesores»; contar con docentes que hacen prácticas al inicio de su carrera; dar estabilidad a las plantillas, y disponer de profesores experimentados y preparados.

Los datos revelan que las políticas educativas de las comunidades autónomas se están haciendo al revés que en los países de éxito. Por un lado, las escuelas que están más en desventaja tienen más alumnos por aula (28,6) que las que son excelentes (27,8). En la media de la OCDE es al revés: las buenas escuelas tienen más estudiantes (27,7) que las malas (24,2).

Además, los directores de estas escuelas complicadas declaran una falta de personal en mayor proporción (70%) que los centros con mejores resultados (24,2%). Es decir, da la sensación de que en España se vuelcan los recursos en los mejores colegios y se abandona al resto. Lo ha dicho también Schleicher: «En los colegios con más desventajas hay más carencias de profesores».

En realidad, «no es la cantidad, sino la calidad lo que importa», ha puntualizado el conocido como el padre del informe PISA. Pero es que en calidad también tenemos un problema. Porque el nivel de los docentes que dan clase en las escuelas con más dificultades es peor. Siete de cada 10 profesores que imparte Ciencias en los mejores colegios tiene una carrera universitaria relacionada con esta materia, mientras que esta proporción baja a seis de cada 10 en los peores centros educativos, según los datos de la OCDE.

Además, los profesores que trabajan en estas escuelas con más dificultades tienen una media de 16 años de experiencia, una antigüedad que se eleva tres puntos en los centros con buenos resultados y un punto en los centros excelentes.

Schleicher ha insistido en que «los profesores que avanzan en su carrera tienen que enfrentarse a colegios más difíciles». «Reducir el tamaño de las clases no importa tanto como la experiencia de los profesores, eso sí que parece estar ligado a la equidad. Los sistemas educativos con más equidad son los que saben compaginar mejor las escuelas más difíciles con los profesores más cualificados. España tiene que centrarse más en que los profesores más talentosos terminen en colegios más complicados».

La OCDE recomienda incentivar más a los docentes, pero no con más dinero en su salario, sino mejorando la promoción de su carrera y dándoles un mayor desarrollo profesional, con más formación y menos tiempo de clase que pueden dedicar a tener tutorías más personalizadas con los padres y con los alumnos.

Fuente de la Noticia:

http://www.elmundo.es/espana/2018/06/11/5b1e514146163ff44f8b4586.html

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UA apuesta por alcanzar una educación de calidad en África

África/14 Junio 2018/Fuente: Prensa Latina

La Unión Africana (UA) evalúa hoy estrategias para avanzar hacia una educación de calidad en el continente, con miras a obtener una preparación más solida de los profesionales en función de las exigencias del mercado laboral.
Al respecto, la UA organizó un taller para discutir el Plan Decenal de Acción de Formación Técnica, Empresarial y Empleo Juvenil, en el cual participan diversas entidades de la región vinculadas a la promoción de políticas educativas.

En ese sentido, el bloque comunitario señaló que los recursos humanos calificados son una de las principales limitaciones vinculantes para mantener un alto crecimiento en África.

Observó que muchos países enfrentan actualmente una crisis en el panorama laboral, donde para las nuevas generaciones es cada vez más difícil acceder a las oportunidades.

A su vez, el ente recordó que la Agenda 2063 aboga por acelerar las acciones ‘para catalizar la revolución del aprendizaje y promover activamente la ciencia, la tecnología, la investigación y la innovación, con el objetivo final de reimpulsar el conocimiento, las capacidades y habilidades para el futuro africano’.

Documentos como la Decisión de Malabo sobre Empoderamiento de los Jóvenes y las decisiones de Ouagadougou sobre Empleo, Erradicación de la pobreza y Desarrollo incluyente, son marcos instrumentales que abordan las preocupaciones sobre esos temas, observó el organismo.

Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=187086&SEO=ua-apuesta-por-alcanzar-una-educacion-de-calidad-en-africa
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Trabajan Unesco y ente iberoamericano en plan para niñez en Ecuador

América del sur/Ecuador/14 Junio 2018/Fuente: Prensa Latina

La Oficina de la Unesco en Quito y el Instituto Iberoamericano del Patrimonio Natural y Cultural impulsan hoy en Ecuador proyectos enfocados a empoderar niños y jóvenes, en igualdad de género y cultura de paz.
La iniciativa se cristalizó mediante la firma de un Acuerdo Marco de Cooperación Interinstitucional, con la finalidad de reforzar la incidencia de ambas instituciones en este país sudamericano, en los temas de igualdad de género, desnaturalización de la violencia y el fomento de la convivencia armónica.

Según precisó la sede de la Organización de las Naciones Unidas para Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en Quito, el convenio engloba proyectos con destaque en el rol central de la mediación entre pares, como mecanismo alternativo para resolver los conflictos y contener la progresión de los desacuerdos hasta la violencia.

En ese contexto colaborativo, ambas instituciones desarrollan el proyecto transmedia ‘Multimediando’, programa multimedia de aprendizaje que apuesta a la construcción de la paz en la mente de niños y jóvenes.

Se trata de una plataforma interactiva que fomenta la práctica lúdica de las reglas del juego y la experiencia de la mediación desde temprana edad, centrada en menores de ocho a 13 años, para ayudarlos en la toma de decisiones propias y a reflexionar acerca de la importancia de la mediación en la solución de conflictos diarios.

‘Multimediando’ se sustenta en el reconocimiento al otro, la escucha y el diálogo como principios de resolución problemas desde la niñez, en el uso de medios pacíficos para contener y encauzar desencuentros, así como en la incorporación de la paz y no-violencia como valores permanentes y naturales en la cotidianidad, a partir de los primeros años.

En 2017, ‘Multimediando’ obtuvo el premio otorgado por la Televisión América Latina a la ‘Mejor Producción Interactiva’ a nivel regional.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=187183&SEO=trabajan-unesco-y-ente-iberoamericano-en-plan-para-ninez-en-ecuador
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Los candidatos y el futuro de la reforma educativa

Por: Eduardo Andere

¿Qué pasará con la educación, con la SEP, con el INEE, con la evaluación de maestros? ¿Continuará la reforma educativa?

Viviremos algunos meses de incertidumbre. Recordemos que el lenguaje de los políticos en campaña es diferente al lenguaje de los gobernantes y legisladores. En campaña nada importa más que ganar las elecciones. Así que las verdaderas intenciones se sabrán en algunas semanas más, una vez que tengamos gobernantes y legisladores electos. Sabemos lo que ellos han dicho en sus plataformas y en los debates. La información más reciente es la del debate del martes 12 de junio pasado. La ventaja de lo dicho en el debate sobre lo dicho en las plataformas es que todos nosotros escuchamos de las bocas de cada uno de los candidatos lo que ellos harían. En cambio, lo que está escrito en sus plataformas pasa por muchas plumas que enfatizan o suavizan, pero que no necesariamente refleja el pensamiento exclusivo de los candidatos.

Con base en dicho debate, los tres candidatos punteros dijeron, entre muchas otras cosas, lo siguiente:

López Obrador (LO) que “cancelará la mal llamada reforma educativa” principalmente en lo que toca a la evaluación de maestros y su rendición de cuentas. Si la reforma educativa tiene en grandes rasgos dos componentes: 1) la evaluación, idoneidad, ingreso y promoción de docentes y directivos; y, 2) el nuevo modelo educativo (es decir los nuevos currículos y libros de texto), hasta ahorita lo único que sabemos es que LO está más preocupado por el primer tema que por el segundo. Lo que dijo claramente es que preparará una nueva reforma educativa con los maestros y los especialistas y que mandará iniciativas al Congreso. Preparar una reforma toma tiempo. Mientras tanto hay normas que cumplir y ejecutar. El nuevo ciclo escolar comienza en agosto de 2018, más de tres meses antes del cambio de gobierno. Cualquiera que sean las intenciones, la reforma continuará para el próximo ciclo escolar. Si viene algún cambio será para los siguientes ciclos escolares. ¿Por dónde vendrán las ideas y los puntos finos de la nueva y “auténtica reforma educativa” de LO? Tenemos que esperar para ver. Hasta que su equipo de transición, en su caso, empiece a consultar, analizar y ventilar propuestas sabremos por dónde irá. Por lo pronto, el enorme transatlántico de “la educación” zarpará en agosto de 2018. Cambiar su inercia llevará tiempo y será costoso. Así le sucedió al Titanic.

Ricardo Anaya (RA) fue menos preciso por cuanto a la Reforma Educativo, dijo, palabras más o palabras menos, que no permitirá que las plazas se vendan o hereden. Y luego se enfocó al tema de la tecnología, de las brechas digitales y de la capacitación de maestros más que la evaluación. Pero, en esencia, dijo que sostendría lo fundamental de la reforma educativa. Como RA a diferencia de LO sí mencionó una medida que no requiere aprobación del Congreso, sí es posible observar, analizar y criticar. Dijo, si no me equivoco, que le entregaría un teléfono inteligente a toda la población y que a todos los estudiantes de educación media superior y superior les entregaría una tableta. Bueno, estas son medidas completamente populistas y rechazadas por la literatura seria en la materia. No es regalando artilugios tecnológicos como se mejorará la educación de los niños y jóvenes, o reducirá la desigualdad tecnológica y socioeducativa del país. Puede ser inclusive hasta contraproducente. Este punto sí es claramente negativo. Sí mencionó algo importante respecto al gasto reducido dedicado a la capacitación de los maestros por debajo del gasto destinado a la evaluación. Este es un punto positivo de reflexión para reorientar la política de evaluación educativa junto con las acciones de capacitación y profesionalización docente. Cuando Leonardo Curzio le hizo la pregunta “qué era mejor, si evaluaciones con base en muestras aleatorias o censales”, RA, notablemente se confundió sin saber técnicamente a lo que Curzio se refería.

Finalmente, el más moderado de todos, que en general sostuvo en casi todas las áreas que la solución era seguir haciendo, más o menos, lo que se ha hecho, es José Antonio Meade. Con él la Reforma Educativa continuaría prácticamente sin ninguna modificación, se consolidaría.

Lo realmente preocupante, en el fondo, para México y los mexicanos, es que los tres candidatos punteros, en mi humilde opinión, lucieron por el desconocimiento de las causas del problema educativo y las formas de resolverlo; prefirieron las acusaciones mutuas que las ideas novedosas y apropiadas. Además, se puede entrever en su lenguaje de política educativa, que no han estudiado a fondo la forma en la que los gobernantes y legisladores pueden ayudar a mejorar la educación. La retórica no ayuda.

Hay una buena noticia. No importa qué hagan, no importa por dónde se vaya el enfoque personalísimo de su política educativa, existe algo que ellos no pueden afectar. ¿Qué es eso? El aprendizaje. El aprendizaje es, en realidad, una función de la intimidad pedagógica que ocurre en el hogar y en el aula. En el nivel del aprendizaje de los cerebros de cada uno y de todos nosotros, lo que realmente importa, no es tanto el recurso o el discurso, sino la interacción humana entre los maestros y sus alumnos, entre los padres de familia y sus hijos.

Con o sin reforma educativa, la función de aprendizaje, es un debate entre el cerebro y la mente, una interacción humana entre los líderes pedagógicos y los aprendientes. Es la decisión personal de tomar un libro, hacer ejercicio, comer sanamente, tocar un instrumento, crecer, en lugar de ver televisión, usar los artilugios tecnológicos sin fines pedagógicos o productivos, estancarse en el diván o comer sin control cognitivo cualquier cantidad de azúcar y comida chatarra. Hasta donde yo percibo, eso no depende de ninguna política o reforma educativa, depende sí, de la interacción humana; de una decisión no de ser los mejores sino de ser mejores. No importa qué hagan los candidatos, si lo que hacen las escuelas y los maestros, lo que hacen los padres de familia, es fomentar una cultura de aprendizaje. En el póker de la educación, la cultura de aprendizaje mata a la política educativa.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/los-candidatos-y-el-futuro-de-la-reforma-educativa/

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¿Y si empezamos a desmontar la LOMCE por los currículos?

Por: Guadalupe Jover

Iniciar la derogación de la LOMCE por los reales decretos que establecen el currículo de Primaria y Secundaria es posible desde el punto de vista legislativo. Tendría la ventaja de partir de un acuerdo inicial en torno a su inadecuación y desmesura y afectaría a una cuestión de enorme relevancia en el día a día de docentes y estudiantes.

“Hay que derogar la Lomce. Mientras, hay que adoptar medidas urgentes para suspender sus efectos más nocivos como las reválidas”, rezaba un tuit de la ministra Celáa de noviembre de 2016 que estos días inunda las redes. Adelante. Y a continuación, ¿por qué no empezar a desmontar la LOMCE hincándole el diente a los currículos? La propuesta tiene tres puntos a su favor: es técnicamente posible, podría concitar un gran consenso de partida y mejoraría, con efecto inmediato, las condiciones de aprendizaje de los estudiantes.

Técnicamente es posible. Los currículos se fijan en un real decreto, y por tanto no necesitan pasar por el Parlamento para derogarse o promulgarse. Hay precedentes. La Ley Orgánica de Calidad de la Educación con que el Partido Popular puso punto final a la LOGSE en diciembre de 2002 vino precedida del Real Decreto 937/2001 que modificaba el currículo de ESO o del Real Decreto 3474/2000 por el que se modificaba la estructura de bachillerato y sus enseñanzas mínimas, entre otros. A diferencia de entonces, el objetivo ahora no es sustituir las preferencias de unas minorías parlamentarias por las de otras, sino, bien al contrario, procurar un consenso que sustraiga lo que se aprende en las escuelas a los vaivenes políticos.

Frente a otros aspectos de la LOMCE no menos importantes aunque sí más proclives a la confrontación, para este debate partimos al menos de un punto inicial de acuerdo: los actuales currículos son inabarcables, trasnochados en muchos de sus postulados y caóticos. Inabarcables en su exhaustividad: listados enciclopédicos clasificados por asignaturas por los que se cabalga al galope sin respetar los ritmos de los aprendices y sin poder alumbrar apenas -salvo contadas excepciones- proyectos de trabajo que integren y den sentido a los diferentes contenidos. Ante la imposibilidad de abarcarlo todo, acaban por imponerse los consagrados por las rutinas escolares y por quienes están detrás de las editoriales de libros de texto. Son trasnochados porque no dan respuesta a las necesidades formativas de niñas, niños y adolescentes y a los desafíos del mundo en que vivimos. Ni siquiera, en muchos casos, a los avances de las disciplinas de referencia. Y son caóticos porque han sido concebidos como un conjunto de piezas aisladas que pretenden ensamblarse sin coherencia alguna entre las partes. Cómo pretender así miradas globalizadas y transdisciplinares si quienes los fraguaron jamás trabajaron en equipo.

Los decretos curriculares, con ser una de las dimensiones de la legislación educativa que tiene un efecto más directo en el día a día de los estudiantes, suelen gestarse en el silencio más absoluto -sin discusión ni debate, sin luz ni taquígrafos- y a toda prisa. Son las editoriales las que azuzan al gobierno de turno para que se los filtre cuanto antes para tener listos -a menudo también en medio de una precipitación escandalosa- los manuales del próximo curso. Las leyes se suceden pero los libros de texto, casi idénticos a sí mismos, permanecen.

Nos hemos dado de bruces con una coyuntura esperanzadora. Un nuevo Gobierno y una nueva ministra abren el horizonte a la posibilidad de dar respuesta a esa demanda social -y a ese compromiso parlamentario- de derogar la LOMCE. Pero en este tiempo hemos aprendido también que las cosas no pueden hacerse desde la confrontación y la revancha, y menos aún de espaldas a la ciudadanía. Por eso se nos antoja que iniciar el proceso de derogación de la LOMCE por aquello que suscita de entrada -de entrada al menos- mayores dosis de acuerdo podría ser una manera inteligente y radical de transformar un sistema educativo a todas luces obsoleto y segregador.

Y como el proceso, para hacerlo bien, será lento, proponemos la conformación cuanto antes de equipos de trabajo sólidos, de carácter interdisciplinar, de perfiles diversos, capaces de repensar el diseño curricular de la que haya de ser la nueva ley educativa. Si es verdad que hay coordenadas que irremediablemente han de sostener nuestra vida en común -el feminismo, la ecología, el diálogo intercultural, la noviolencia-, si hay pilares irrenunciables en una sociedad democrática -la participación, la inclusión, la equidad-, si la cualificación profesional de las nuevas generaciones es tan deseable como su bienestar personal y la cohesión social… los currículos habrán de ser coherentes con estas premisas. Y si el desacuerdo empieza por esos postulados, habrá de arrancar de ahí el diálogo social. Necesitamos tejer conjuntamente los cimientos para que el edificio resultante sea firme y duradero.

Lo que reclamamos, en fin, es que el debate sobre los currículos sea genuinamente democrático y escape, al fin, tanto a la dejadez y la precipitación como a la presión de unos grupos de poder -político, económico o religioso- que tradicionalmente vienen imponiendo su interesada mirada sobre el mundo a la ciudadanía en general y a la comunidad educativa en particular.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/06/12/y-si-empezamos-a-desmontar-la-lomce-por-los-curriculos/

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