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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 28 de abril de 2019: hora tras hora (24×24)

28 de abril de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 28 de abril de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

00:00:00 – España: ‘Los 41’, un proyecto de gamificación para salvar la educación

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01:00:00 – H20 – Las redes sociales en la educación (Video)

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02:00:00 – Plantean reforma integral de la educación en Paraguay

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03:00:00 – El Arcón de Clío, educación más humana

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04:00:00 – La libertad de cátedra en riesgo en EE.UU. por décadas de desfinanciamiento y ataques desde la derecha

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05:00:00 – Agendamx: Educación en la Mira – 22 01 19 (Video)

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06:00:00 – Reglamento General de Instituciones Educativas de la Provincia de Buenos Aires (PDF)

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07:00:00 – Los maestros y sus relaciones de poder en el aula

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08:00:00 – Maestros de maestros: Jean Frederich Herbart (1776-1841) -PDF-

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09:00:00 – «La educación pública en México hoy» – Hugo Aboites y el Comité Estudiantil Metropolitano – #SEME (Video)

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10:00:00 – Educar hacia la rebeldía

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11:00:00 – Inclusión educativa o el aprender a mirar desde la perspectiva de un nosotros común

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12:00:00 – Argentina: Los docentes se suman al paro del 30 de abril

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13:00:00 – Slauko Dykan – Profesor alemán en Gymnasium (Pensando sobre Educación) -Video-

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14:00:00 – Bolivia: Buscan bajar índice de bachilleres reprobados en las universidades

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15:00:00 – Qué puede hacer la escuela ante la violencia de género

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16:00:00 – Marcela Gaete | Lanzamiento libro Pedagogía en Contextos de Encierro en América Latina (Video)

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17:00:00 – Mar Romera: “La escuela del siglo XXI es la del ser y no la del saber”

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18:00:00 – Docentes en Youtube: ¿una nueva forma de aprender?

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19:00:00 – 10.000 estudiantes uruguayos se están preparando emocionalmente para los trabajos del futuro

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20:00:00 – El daño de Peña a la educación, que AMLO promete reparar #ContralíneaTV

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21:00:00 – “La Educación en Movimiento”: Una película sobre la educación popular en América Latina

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22:00:00 – Trabajadores de la educación en Francia rechazan reformas de Macron

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23:00:00 – Colombia: Historias inspiradoras de educación y transformación (Video)

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En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

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La importancia del acto de leer. Paulo Freire

Redacción: perio.unlp.edu.ar

Rara ha sido la vez, a lo largo de tantos años de práctica pedagógica, y por lo tanto política, en que me he permitido la tarea de abrir, de inaugurar o de clausurar encuentros o congresos.

Acepté hacerlo ahora, pero de la manera menos formal posible. Acepté venir aquí para hablar un poco de la importancia del acto de leer.

Me parece indispensable, al tratar de hablar de esa importancia, decir algo del momento mismo en que me preparaba para estar aquí hoy; decir algo del proceso en que me inserté mientras iba escribiendo este texto que ahora leo, proceso que implicaba una comprensión crítica del acto de leer, que no se agota en la descodificación pura de la palabra escrita o del lenguaje escrito, sino que
se anticipa y se prolonga en la inteligencia del mundo. La lectura del mundo precede a la lectura de la palabra, de ahí que la posterior lectura de ésta no pueda prescindir de la continuidad de la lectura de aquél. Lenguaje y realidad se vinculan dinámicamente. La comprensión del texto a ser alcanzada por su lectura crítica implica la percepción de relaciones entre el texto y el contexto. Al intentar escribir sobre la importancia del acto de leer, me sentí llevado –y hasta con gusto– a “releer” momentos de mi práctica, guardados en la memoria, desde las experiencias más remotas de mi infancia, de mi adolescencia, de mi juventud, en que la importancia del acto de leer se vino constituyendo en mí.

Al ir escribiendo este texto, iba yo “tomando distancia” de los diferentes momentos en que el acto de leer se fue dando en mi experiencia existencial. Primero, la “lectura” del mundo, del pequeño mundo en que me movía; después la lectura de la palabra que no siempre, a lo largo de mi escolarización, fue la lectura de la “palabra-mundo”.

La vuelta a la infancia distante, buscando la comprensión de mi acto de “leer” el mundo particular en que me movía –y hasta donde no me está traicionando la memoria– me es absolutamente  significativa. En este esfuerzo al que me voy entregando, re-creo y re-vivo, en el texto que escribo, la experiencia en el momento en que aún no leía la palabra. Me veo entonces en la casa mediana en que nací en Recife, rodeada de árboles, algunos de ellos como si fueran gente, tal era la intimidad entre nosotros; a su sombra jugaba y en sus ramas más dóciles a mi altura me experimentaba en riesgos menores que me preparaban para riesgos y aventuras mayores. La vieja casa, sus cuartos, su corredor, su sótano, su terraza –el lugar de las flores de mi madre–, la amplia quinta donde se hallaba, todo eso fue mi primer mundo. En él gateé, balbuceé, me erguí, caminé, hablé. En verdad, aquel mundo especial se me daba como el mundo de mi actividad perceptiva, y por eso mismo como el mundo de mis primeras lecturas. Los “textos”, las “palabras”, las “letras” de aquel contexto –en cuya percepción me probaba, y cuanto más lo hacía, más aumentaba la capacidad de percibir– encarnaban una serie de cosas, de objetos, de señales, cuya comprensión yo iba aprendiendo en mi trato con ellos, en mis relaciones mis hermanos mayores y con mis padres.

Los “textos”, las “palabras”, las “letras” de aquel contexto se encarnaban en el canto de los pájaros: el del sanbaçu, el del olka-pro-caminho-quemvem, del bem-te-vi, el del sabiá; en la danza de las copas de los árboles sopladas por fuertes vientos que anunciaban tempestades, truenos, relámpagos; las aguas de la lluvia jugando a la geografía, inventando lagos, islas, ríos, arroyos. Los “textos”, las “palabras”, las “letras” de aquel contexto se encarnaban también en el silbo del viento, en las nubes del cielo, en sus colores, en sus movimientos; en el color del follaje, en la forma de las hojas, en el aroma de las hojas –de las rosas, de los jazmines–, en la densidad de los árboles, en la cáscara de las frutas. En la tonalidad diferente de colores de una misma fruta en distintos momentos: el verde del mango-espada hinchado, el amarillo verduzco del mismo mango madurando, las pintas negras del mango ya más que maduro. La relación entre esos colores, el desarrollo del fruto, su resistencia a nuestra manipulación y su sabor. Fue en esa época, posiblemente, que yo, haciendo y viendo hacer, aprendí la significación del acto de palpar.

De aquel contexto formaban parte además los animales: los gatos de la familia, su manera mañosa de enroscarse en nuestras piernas, su maullido de súplica o de rabia; Joli, el viejo perro negro de mi padre, su mal humor cada vez que uno de los gatos incautamente se aproximaba demasiado al lugar donde estaba comiendo y que era suyo; “estado de espíritu”, el de Joli en tales momentos, completamente diferente del de cuando casi deportivamente perseguía, acorralaba y mataba a uno de los zorros responsables de la desaparición de las gordas gallinas de mi abuela.

De aquel contexto –el del mi mundo inmediato– formaba parte, por otro lado, el universo del lenguaje de los mayores, expresando sus creencias, sus gustos, sus recelos, sus valores. Todo eso ligado a contextos más amplios que el del mi mundo inmediato y cuya existencia yo no podía ni siquiera sospechar.

En el esfuerzo por retomar la infancia distante, a que ya he hecho referencia, buscando la comprensión de mi acto de leer el mundo particular en que me movía, permítanme repetirlo, re-creo, re-vivo, la experiencia vivida en el momento en que todavía no leía la palabra. Y algo que me parece importante, en el contexto general de que vengo hablando, emerge ahora insinuando su
presencia en el cuerpo general de estas reflexiones. Me refiero a mi miedo de las almas en pena cuya presencia entre nosotros era permanente objeto de las conversaciones de los mayores, en el tiempo de mi infancia. Las almas en pena necesitaban de la oscuridad o la semioscuridad para aparecer, con las formas más diversas: gimiendo el dolor de sus culpas, lanzando carcajadas burlonas, pidiendo oraciones o indicando el escondite de ollas. Con todo, posiblemente hasta mis siete años en el barrio de Recife en que nací iluminado por faroles que se perfilaban con cierta dignidad por las calles. Faroles elegantes que, al caer la noche, se “daban” a la vara mágica de quienes los encendían. Yo acostumbraba acompañar, desde el portón de mi casa, de lejos, la figura flaca del “farolero” de
mi calle, que venía viniendo, andar cadencioso, vara iluminadora al hombro, de farol en farol, dando luz a la calle. Una luz precaria, más precaria que la que teníamos dentro de la casa. Una luz mucho más tomada por las sombras que iluminadora de ellas.

No había mejor clima para travesuras de las almas que aquél. Me acuerdo de las noches en que, envuelto en mi propio miedo, esperaba que el tiempo pasara, que la noche se fuera, que la madrugada semiclareada fuera llegando, trayendo con ella el canto de los pajarillos “amanecedores”.

Mis temores nocturnos terminaron por aguzarme, en las mañanas abiertas, la percepción de un sinnúmero de ruidos que se perdía en la claridad y en la algaraza de los días y resultaban misteriosamente subrayados en el silencio profundo de las noches.

Pero en la medida en que fui penetrando en la intimidad de mi mundo, en que lo percibía mejor y lo “entendía” en la lectura que de él iba haciendo, mis temores iban disminuyendo.

Pero, es importante decirlo, la “lectura” de mi mundo, que siempre fundamental para mí, no hizo de mí sino un niño anticipado en hombre, un racionalista de pantalón corto. La curiosidad del niño no se iba a distorsionar por el simple hecho de ser ejercida, en lo cual fui más ayudado que estorbado
por mis padres. Y fue con ellos, precisamente, en cierto momento de esa rica experiencia de  comprensión de mi mundo inmediato, sin que esa comprensión significara animadversión por lo que tenía encantadoramente misterioso, que comencé a ser introducido en la lectura de la palabra. El desciframiento de la palabra fluía naturalmente de la “lectura” del mundo particular. No era algo que
se estuviera dando supuesto a él. Fui alfabetizado en el suelo de la quinta de mi casa, a la sombra de los mangos, con palabras de mi mundo y no del mundo mayor de mis padres. El suelo mi pizarrón y las ramitas fueron mis tizas.

Es por eso por lo que, al llegar a la escuelita particular de Eunice Vasconcelos, cuya desaparición reciente me hirió y me dolió, y a quien rindo ahora un homenaje sentido, ya estaba alfabetizado. Eunice continúo y  profundizó el trabajo de mis padres. Con ella, la lectura de la palabra, de la
frase, de la oración, jamás significó una ruptura con la “lectura” del mundo. Con ella, la lectura de la palabra fue la lectura de la “palabra-mundo”.

Hace poco tiempo, con profundo emoción, visité la casa donde nací. Pisé el mismo suelo en que me erguí, anduve, corrí, hablé y aprendí a leer. El mismo mundo, el primer mundo que se dio a mi comprensión por la “lectura” que de él fui haciendo. Allí reencontré algunos de los árboles de mi infancia. Los reconocí sin dificultad. Casi abracé los gruesos troncos –aquellos jóvenes troncos de mi
infancia. Entonces, una nostalgia que suelo llamar mansa o bien educada, saliendo del suelo, de los árboles, de la casa, me envolvió cuidadosamente. Dejé la casa contento, con la alegría de quien reencuentra personas queridas.

Continuando en ese esfuerzo de “releer” momentos fundamentales de experiencias de mi infancia, de mi adolescencia, de mi juventud, en que la comprensión crítica de la importancia del acto de leer se fue constituyendo en mí a través de su práctica, retomo el tiempo en que, como alumno del llamado curso secundario, me ejercité en la percepción crítica de los textos que leía en clase, con la colaboración, que hasta hoy recuerdo, de mi entonces profesor de lengua portuguesa.

No eran, sin embargo, aquellos momentos puros ejercicios de los que resultase un simple darnos cuenta de la existencia de una página escrita delante de nosotros que debía ser cadenciada, mecánica y fastidiosamente “deletrada” en lugar de realmente leída. No eran aquellos momentos “lecciones de lectura” en el sentido tradicional esa expresión. Eran momentos en que los textos se ofrecían a nuestra búsqueda inquieta, incluyendo la del entonces joven profesor José Pessoa. Algún tiempo después, como profesor también de portugués, en mis veinte años, viví intensamente la importancia del acto de leer y de escribir, en el fondo imposibles de dicotomizar, con alumnos de los primeros años del entonces llamado curso secundario. La conjugación, la sintaxis de concordancia,
el problema de la contradicción, la enciclisis pronominal, yo no reducía nada de eso a tabletas de conocimientos que los estudiantes debían engullir. Todo eso, por el contrario, se proponía a la curiosidad de los alumnos de manera dinámica y viva, en el cuerpo mismo de textos, ya de autores que estudiábamos, ya de ellos mismos, como objetos a desvelar y no como algo parado cuyo perfil yo describiese. Los alumnos no tenían que memorizar mecánicamente la descripción del objeto, sino aprender su significación profunda. Sólo aprendiéndola serían capaces de saber, por eso, de memorizarla, de fijarla. La memorización mecánica de la descripción del objeto no se constituye en conocimiento del objeto. Por eso es que la lectura de un texto, tomado como pura descripción de un objeto y hecha en el sentido de memorizarla, ni es real lectura ni resulta de ella, por lo tanto, el conocimiento de que habla el texto.

Creo que mucho de nuestra insistencia, en cuanto profesores y profesoras, en que los estudiantes “lean”, en un semestre, un sinnúmero de capítulos de libros, reside en la comprensión errónea que a veces tenemos del  acto de leer. En mis andanzas por el mundo, no fueron pocas las veces en que
los jóvenes estudiantes me hablaron de su lucha con extensas bibliografías que eran mucho más para ser “devoradas” que para ser leídas o estudiadas.  Verdaderas “lecciones de lectura” en el sentido más tradicional de esta expresión, a que se hallaban sometidos en nombre de su formación científica y de las que debían rendir cuenta a través del famoso control de lectura. En algunas ocasiones llegué incluso a ver, en relaciones bibliográficas, indicaciones sobre las páginas de este o aquel capítulo de tal o cual libro que debían leer: “De la página 15 a la 37”.

La insistencia en la cantidad de lecturas sin el adentramiento debido en los textos a ser comprendidos, y no mecánicamente memorizados, revela una visión mágica de la palabra escrita. Visión que es urgente superar. La misma, aunque encarnada desde otro ángulo, que se encuentra, por ejemplo, en quien escribe, cuando identifica la posible calidad o falta de calidad de su trabajo con
la cantidad páginas escritas. Sin embargo, uno de los documentos filosóficos más importantes que disponemos, las Tesis sobre Feuerbach de Marx, ocupan apenas dos páginas y media…

Parece importante, sin embargo, para evitar una comprensión errónea de lo que estoy afirmando, subrayar que mi crítica al hacer mágica la palabra no significa, de manera alguna, una posición poco responsable de mi parte con relación a la necesidad que tenemos educadores y educandos de leer, siempre y seriamente, de leer los clásicos en tal o cual campo del saber, de adentrarnos en los textos, de crear una disciplina intelectual, sin la cual es posible nuestra práctica en cuanto profesores o estudiantes.

Todavía dentro del momento bastante rico de mi experiencia como profesor de lengua portuguesa, recuerdo, tan vivamente como si fuese de ahora y no de un ayer ya remoto, las veces en que me demoraba en el análisis de un texto de Gilberto Freyre, de Lins do Rego, de Graciliano Ramos, de Jorge Amado. Textos que yo llevaba de mi casa y que iba leyendo con los estudiantes, subrayando aspectos de su sintaxis estrechamiento ligados, con el buen gusto de su lenguaje. A aquellos análisis añadía comentarios sobre las necesarias diferencias entre el portugués de Portugal y el portugués de Brasil.

Vengo tratando de dejar claro, en este trabajo en torno a la importancia del acto de leer –y no es demasiado repetirlo ahora–, que mi esfuerzo fundamental viene siendo el de explicar cómo, en mí, se ha venido destacando esa importancia. Es como si estuviera haciendo la “arqueología” de mi
comprensión del complejo acto de leer, a lo largo de mi experiencia existencial. De ahí que haya hablado de momentos de mi infancia, de mi adolescencia, de  los comienzos de mi juventud, y termine ahora reviendo, en rasgos generales, algunos de los aspectos centrales de la proposición que hice hace algunos años en el campo de la alfabetización de adultos.

Inicialmente me parece interesante reafirmar que siempre vi la alfabetización de adultos como un acto político y como un acto de conocimiento, y por eso mismo un acto creador. Para mí sería imposible de comprometerme en un trabajo de memorización mecánica de ba-be-bi-bo-bu, de la-le-li-lo-lu. De ahí que tampoco pudiera reducir la alfabetización a la pura enseñanza de la palabra, de las sílabas o de las letras. Enseñanza en cuyo proceso el alfabetizador iría “llenando” con sus palabras las cabezas supuestamente “vacías” de los alfabetizandos. Por el contrario, en cuanto acto de conocimiento y acto creador, el proceso de la alfabetización tiene, en el alfabetizando, su sujeto. El hecho de que éste necesite de la ayuda del educador, como ocurre en cualquier acción pedagógica, no significa que la ayuda del educador deba anular su creatividad y su responsabilidad en la creación de su lenguaje escrito y en la lectura de su lenguaje. En realidad, tanto el alfabetizador como el  alfabetizando, al tomar, por ejemplo, un objeto, como lo hago ahora con el que tengo entre los
dedos, sienten el objeto, perciben el objeto sentido y son capaces de expresar verbalmente el objeto sentido y percibido. Como yo, el analfabeto es capaz de sentir la pluma, de percibir la pluma, de decir la pluma. Yo, sin embargo, soy capaz de no sólo sentir la pluma, sino además de escribir pluma y, en
consecuencia, leer pluma. La alfabetización es la creación o el montaje de la expresión escrita de la expresión oral. Ese montaje no lo puede hacer el educador para los educandos, o sobre ellos. Ahí tiene él un momento de su tarea creadora.

Me parece innecesario extenderme más, aquí y ahora, sobre lo que he desarrollado, en diferentes momentos, a propósito de la complejidad de este proceso. A un punto, sin embargo, aludido varias veces en este texto, me gustaría volver, por la significación que tiene para la comprensión crítica del
acto de leer y, por consiguiente, para la propuesta de alfabetización a que me he consagrado. Me refiero a que la lectura del mundo precede siempre a la lectura de la palabra y la lectura de ésta implica la continuidad de la lectura de aquél.  En la propuesta a que hacía referencia hace poco, este movimiento del mundo a la palabra y de la palabra al mundo está siempre presente. Movimiento en que la palabra dicha fluye del mundo mismo a través de la lectura que de él hacemos.  De alguna manera, sin embargo, podemos ir más lejos y decir que la lectura de la palabra no es sólo precedida por la lectura del mundo sino por cierta forma de “escribirlo” o de “rescribirlo”, es decir de transformarlo a través de nuestra práctica consciente.

Este movimiento dinámico es uno de los aspectos centrales, para mí, del proceso de alfabetización. De ahí que siempre haya insistido en que las palabras con que organizar el programa de alfabetización debían provenir del universo  vocabular de los grupos populares, expresando su verdadero lenguaje, sus anhelos, sus inquietudes, sus reivindicaciones, sus sueños. Debían venir cargadas de la significación de su experiencia existencial y no de la experiencia del educador. La investigación de lo que llamaba el universo vocabular nos daba así las palabras del Pueblo, grávidas de mundo. Nos llegaban a través de la lectura del mundo que hacían los grupos populares. Después volvían a ellos,
insertas en lo que llamaba y llamo codificaciones, que son representaciones de la realidad.

La palabra ladrillo, por ejemplo, se insertaría en una representación pictórica, la de un grupo de albañiles, por ejemplo, construyendo una casa. Pero, antes de la devolución, en forma escrita, de la palabra oral de los grupos populares, a ellos, para el proceso de su aprehensión y no de su memorización mecánica, solíamos desafiar a los alfabetizandos con un conjunto de situaciones
codificadas de cuya descodificación o “lectura” resultaba la percepción crítica de lo que es la cultura, por la comprensión de la práctica o del trabajo humano, transformador del mundo, En el fondo, ese conjunto de representaciones de situaciones concretas posibilitaba a los grupos populares una “lectura” de la “lectura” anterior del mundo, antes de la lectura de la palabra.

Esta “lectura” más crítica de la “lectura” anterior menos crítica del mundo permitía a los grupos populares, a veces en posición fatalista frente a las injusticias, una comprensión diferente de su indigencia.

Es en este sentido que la lectura crítica de la realidad, dándose en un proceso de alfabetización o no, y asociada sobre todo a ciertas prácticas claramente políticas de movilización y de organización, puede constituirse en un instrumento para lo que Gramsci llamaría acción contrahegemónica.

Concluyendo estas reflexiones en torno a la importancia del acto de leer, que implica siempre percepción crítica, interpretación y “reescritura” de lo leído, quisiera decir que, después de vacilar un poco, resolví adoptar el procedimiento que he utilizado en el tratamiento del tema, en consonancia con mi forma de ser y con lo que puedo hacer.

Finalmente, quiero felicitar a quienes idearon y organizaron este congreso. Nunca, posiblemente, hemos necesitado tanto de encuentros como éste, como ahora.

12 de noviembre de 1981
En Freire, Paulo (1991), La imp

Fuente: https://perio.unlp.edu.ar/catedras/system/files/la_importancia_del_acto_de_leer.pdf

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Libro: Pedagogía y Formación Docente (PDF)

Costa Rica / 13 de enero de 2019 / Autores: Martha Elizabeth Velásquez de Bustamante,
Alejandro de León Cruz y Raúl Francisco Díaz Mendoza / Fuente: ALEXDUV3

Es innegable la importancia de la pedagogía, en los procesos de mejoramiento cualitativo de la educación.” Pedagogía y Formación Docente”, es un intento por parte de la autora, de apoyar a los docentes formadores en su práctica pedagógica, ofreciéndoles puntos de vista sobre las políticas que deben orientar los diferentes sistemas educativos de los países centroamericanos, así como los enfoques y modelos pedagógicos que podrían ser adoptados en el proceso de enseñanza y aprendizaje, en sus diferentes momentos.
Esta obra comprende cinco capítulos con los cuales se espera contribuir al mejoramiento de los procesos de desarrollo profesional de docentes, considerando que hacen referencia específica al tratamiento pedagógico que debe orientar el proceso de formación de los mismos; por tanto, se recomienda que estos contenidos sean analizados, discutidos y valorados por maestros y estudiantes de las carreras de profesorado

Es importante recalcar, que la obra constituye un recurso pedagógico de utilidad para los docentes
formadores, estudiantes de profesorado y profesionales en las diferentes áreas de la educación, que
desarrollan procesos curriculares y pedagógicos en las especialidades de la formación inicial de
docentes. También se presentan lineamientos sobre el proceso de diseño curricular, con el propósito
de contribuir significativamente en el mejoramiento cualitativo de los procesos de enseñanza
aprendizaje de los futuros docentes.

Link para la descarga:

http://www.culturacentroamericana.info/sites/default/files/content/Volumen_01_0.pdf

ove/mahv

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 13 de enero de 2019: hora tras hora (24×24)

13 de enero de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 9 de diciembre de 2018. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

00:00:00 – Argentina: El cierre de las 14 escuelas ya es un hecho

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01:00:00 – Clara Cordero: “Móviles en el aula, sí “

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297871

02:00:00 – México: Universidades, con deudas de 19,209 mdp

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297868

03:00:00 – Conoce a los 7 profesores latinoamericanos que podrían llegar a ganar el “Nobel de la enseñanza”

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297877

04:00:00 – Educación implementará nuevo método para enseñar Matemáticas, ¿en qué consiste?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297985

05:00:00 – Libro: Pedagogía y Formación Docente (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298063

06:00:00 – Colombia: Líderes universitarios dicen que paro estudiantil continúa y llaman a marchar nuevamente

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297994

07:00:00 – Neurociencia, ¿una aliada para mejorar la educación?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297976

08:00:00 – Trenzar. Revista de Educación Popular, Pedagogía Crítica e Investigación Militante N°1 (octubre 2018 -marzo 2019) – PDF

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298066

09:00:00 – Educación humanizadora y deshumanizadora

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298069

10:00:00 – Libro: Pedagogía del aburrido (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298079

11:00:00 – El ir y venir de las modas educativas

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297991

12:00:00 – Calendario docente 2019 (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298083

13:00:00 – Bajo rendimiento escolar: 10 Pautas para evitar el fracaso escolar

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/297874

14:00:00 – Bolsonaro acusa al marxismo de causar bajo nivel educativo en Brasil

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15:00:00 – De la piel a la pedagogía: las 10 «p» de la educación

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16:00:00 – 10 grandes diferencias entre el sistema educativo finlandés y la educación convencional

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17:00:00 – Neoliberalismo educativo: educando al nuevo sujeto neoliberal*

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Brasil: La libertad de educación, en jaque: el ‘homeschooling’ sufre un bloqueo temporal

Por Diego Hernández 

La libertad de educación sufrió un significativo revés en Brasil. Por nueve votos contra uno el Supremo Tribunal Federal (STF) consideró que la instrucción ofrecida de forma exclusiva en el hogar, también conocida como ‘homeschooling’, no es un medio lícito para que padres de familia cumplan con el deber de proveer de educación a sus hijos.

De acuerdo con la mayoría de los ministros de la Corte, la actual legislación no contempla esta opción pedagógica sino que exige que los menores sean matriculados en instituciones educativas a partir de los cuatro años de edad.

Con todo, el fallo emitido el jueves 12 de septiembre no determinó que el ‘homeschooling’ sea inconstitucional, solo que no hay una ley que lo ampare, por lo que – en la práctica – solo padecerá de un bloqueo temporal hasta que el Congreso Nacional apruebe alguna iniciativa que lo reglamente.

En la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados tramitan dos propuestas, una de Lincoln Portela y otra de Eduardo Bolsonaro, que reconocen y reglamentan el derecho de los padres a dar instrucción formal a sus hijos en casa.

La forma en que el fallo fue emitido coloca a las familias que realizan ‘homeschooling’ en la legalidad hasta que no haya una ley

En sentido estricto lo que el STF hizo, fue reconocer que la competencia para ‘reglamentar’ la práctica pedagógica es del Poder Legislativo, algo poco común para un órgano que se ha caraterizado en los últimos años por su intenso activismo ideológico en temas fundamentales.

La Corte tenía acostumbrada a la población a ‘legislar’ atropellando al Parlamento. Así lo hizo en los temas de las uniones entre personas del mismo sexo, en 2011, y del aborto de bebés con anomalías físicas en 2012, y el mes de agosto de este año inició un proceso para evaluar si lo legaliza por cualquier motivo durante las primeras 12 semanas de gestación.

Con todo, la forma en que el fallo fue emitido coloca a las familias que realizan ‘homeschooling’ en la ilegalidad hasta que no haya una ley.

En Brasil, de acuerdo con la Asociación Nacional de Educación Domiciliar (ANED), más de 7 mil familias enseñan a sus hijos en casa, y a cada año el número de adeptos crece.

En comunicado oficial la ANED evaluó que el juicio fue una “batalla de David contra Goliat” y denunció que el sistema se ha apostado por anular el derecho que las familias tienen a ejercer la libertad y la autonomía en materia de educación.

Lamentó que algunos ministros hayan llegado a lanzar “violentos ataques a las familias educadoras, acusándolas de representar un peligro para sus propios hijos”.

“Felizmente, prevaleció, al final, la tesis intermedia que admite que la Constitución da libertad al Congreso Nacional para decidir si la educación domiciliar es o no un derecho, y en que condiciones debe ser ejercido”, apuntó.

La entidad exhorta a las familias que educan en casa a reforzar el cabildeo en el Legislativo y a vota en las próximas elecciones generales, del 7 de octubre, por candidatos que respalden el ‘homeschooling’.

El único apoyo a la libertad educativa fue de un ‘progresista’

El recurso (RE 888815) apreciado por la Corte tuvo su origen en un mandato de seguridad interpuesto por los padres de una niña que recibe instrucción formal en casa y a quienes la Secretaría de Educación del Municipio de Canela, en el estado de Rio Grande del Sur, quiere obligar a colocarla en una escuela.

El juez de primera instancia y el Tribunal de Justicia de ese estado dieron razón al órgano de gobierno al considerar que no habría “derecho líquido y cierto” para ampara esa modalidad pedagógica. Los papás recurrieron al fallo y el caso llegó al STF.

En en juicio votaron 10 de los 11 ministros del colegiado. El único voto abiertamente favorable a la educación domiciliar y que la reconoció abiertamente como un derecho de los padres fue el del relator, Roberto Barroso, que, paradójicamente, es el más ‘progresista’ del colegiado. Es un férreo defensor del aborto libre, la eutanasia, la perspectiva de género, el ‘matrimonio’ igualitario y la legalización de las drogas.

La educación en casa está amparada por acuerdos internacionales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales

El magistrado presentó su voto el pasado miércoles 6 de septiembre; en él afirmó que la educación en el hogar es un derecho garantizado en la Constitución y criticó la obligatoriedad de matricular a los hijos como “un cierto tipo de paternalismo” por parte del Estado.

Barroso dejó claro que el homeschooling es la prática por la que los padres asumen la responsabilidad de la escolarización formal de sus hijos y dejan de delegarla a las instituciones públicas o privadas; las clases pueden ser dadas por ellos mismos o por profesor particulares.

En su opinión, los padres de familia que optan por la educación en casa demuestran una “preocupación genuina con el desarrollo de sus hijos, […] pues ningún padre o madre que opta por esta alternativa, que es más trabajosa, lo hace por pereza o capricho”.

Por eso -dijo- no pueden ser acusados de crimen de “abandono intelectual”, contemplado en el Código Penal, pues están efectivamente atendiendo a sus hijos, aunque de un modo diferenciado.

Señaló que los artículos 205, 206 y 229 demuestran que la educación domiciliar no esta vetada por la Constitución brasileña, además de estar expresamente amparada por acuerdos internacionales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

El ministro propuso para su reglamentación que las familias notifiquen a las secretarías municipales y que se efectúen algunas evaluaciones periódicas

Los ministros Alexandre de Moraes, Edson Fachin, Rosa Weber, Luiz Fux, Ricardo Lewandowski, Gilmar Mendes, Marco Aurélio Mello, Dias Toffoli e Carmen Lúcia Rocha votaron contra el relator. El ministro Celso de Mello no asistió.

Los padres como amenza para sus hijos

Fux y Lewandowski entendieron que el ‘homeschooling’ es inconstitucional.

Fux fue el más crítico y llegó a ser agresivo; según él, uno de los primeros objetivos de la educación es “resguardar a los hijos de sus padres”.

Dijo que esa práctica podría encubrir violencia domiciliar y el “endurecimiento moral”, abriendo las puertas a radicalismos. “Fui promotor de Justicia y conocí familias opresoras, […] 24 por ciento de la violencia contra menores viene de los propios padres o padrastros”.

Y citó a Rita Hipólito, coordinadora general en Brasil del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo: “el educador puede quebrar el ciclo de violencia contra los niños” que se da en las familias.

Para Lewandowski, la educación no es un derecho y un deber exclusivo de la familia sino también del Estado y una de sus principales funciones es la de “construir la ciudadanía”, por lo que reservar la educación al ámbito familiar generará “burbujas”, dividirá al país, alimentará la intolerancia y aprofundará la incomprensión.

Competencia del Congreso

El ministro Fachin adhirió a la mayor parte de los fundamentos expuestos por Barroso pero se apartó de él al considerar que la Constitución es “silente sobre el tema” por lo que, para aceptar la práctica, habría que tener ley explícita aprobada por el Congreso Nacional.

Dijo que la Ley Fundamental del país determina que el Estado debe garantizar el pluralismo de concepciones pedagógicas, y allí cabe ser contemplado el ‘homeschooling’.

Presentó estudios recientes que demuestran que no hay disparidad entre los alumnos que frecuentan escuelas y aquellos que reciben instrucción en casa.

A pesar de estar a favor de la práctica, votó solo por su acogida parcial pues aseveró que no compete al Poder Judicial, sino al Legislativo, fijar los parámetros de su necesaria reglamentación y propuso emplazar al Congreso a hacerlo en el plazo de un año.

El juez Alexandre de Moraes, reconoció en su voto el derecho de los padres a educar a sus hijos, incluso en el lo referente a la instrucción formal, pero destacó que este ejercicio debe realizarse en “compañía y articulación solidaria” con el Estado, como previsto en los artículos 205 y 227 de la Constitución.

Resaltó que “sólo los Estados totalitarios privan a las familias del derecho de educar a sus hijos”, pero que “antes de ser considerada legal la educación domiciliar, necesita pasar por el Parlamento” para que sean establecidos los contenidos normativos y requisitos para su implementación.

Para el ministro, no se trata en sentido estricto solo de un derecho de los padres, sino también del Estado, por eso rechazó el recurso que dio lugar al proceso.

En síntesis: la forma de educación denominada ‘homeschooling’ no esta contemplada en el actual ordenamiento jurídico por lo que “no es legal”, pero tampoco es inconstitucional. Si el Congreso lo considera relevante puede reconocerla y reglamentarla con una ley ad hoc, sin que le sea impuesto un plazo para ello. Esta posición fue la que se impuso.

El ‘balón’ ahora está en los parlamentarios.

Fuente del artículo: https://www.actuall.com/educacion/brasil-la-libertad-de-educacion-en-jaque-el-homeschooling-sufre-un-bloqueo-temporal/

 

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Análisis: La enseñanza del pasado reciente y el aprendizaje de la Historia

Colombia / 19 de noviembre de 2017 / Autor: Eduardo Escallón / Fuente: Universidad de los Andes

En este texto abordaré el tema de la enseñanza de la historia de Colombia en el marco de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad en su directa conexión con la construcción de paz en los años por venir. En mi perspectiva —puede haber muchas otras, aun mejores—, esta construcción de paz tiene que ver con el desarrollo de la identidad de los individuos basada en el reconocimiento de las diferencias y enfocada en la capacidad de acción para la redistribución de recursos y oportunidades.

Lo interesante aquí es que la educación es, a la vez, una oportunidad y un recurso cuando ella constituye un proceso de formación integral dirigida al desarrollo de las potencialidades humanas. Pero permítanme ser más preciso al respecto y plantear acá la difícil diferencia entre educación y pedagogía en relación con la idea anterior. Cuando pensamos la formación como oportunidad estamos más en el ámbito de la educación, cuando la entendemos como recurso estamos en el campo de lo pedagógico.

Quiero relacionar el reto de la enseñanza del pasado reciente y la construcción de paz con la formación de maestros. Pues bien, la construcción de paz implica llagar a nuevas síntesis entre las tensiones existentes y más que resistir, nos exige crear. Así que para responder a esa invitación les propongo que tratemos de articular de la mejor manera la educación con la pedagogía. Es decir, que conectemos donde sea viable la política educativa con la práctica docente, el currículo formal con el operativo. ¿Cómo se podría hacer esto?, pues tomándonos en serio lo que nos proponen la Constitución y la ley (como propone la profesora Helena Alviar). Pero cuidado, no estoy diciendo que obedezcamos ciegamente las normas y las leyes, aun siendo ellas injustas, sino que las asumamos y obremos en consecuencia.

Permítanme explicar: para saber cómo debe ser la enseñanza del pasado reciente y la construcción de paz tomemos como política educativa, como currículo formal, la Constitución y la Ley 115. Es decir, enfoquemos el aprendizaje y la enseñanza de la historia a construir aquello que nos propone la Constitución y lograr los fines de la Ley. ¿De qué estoy hablando?

Con seguridad muchos de ustedes tiene presentes dichos fines, así que les pediré que los recuerden y a los que no los conocen, les pediré que se los imaginen, que de acuerdo a todo lo que oyen y leen y ven sobre los debates en educación en Colombia, supongan cuál sería el fin número 1 de la educación según la Ley. Y de paso supongan el dos y el tres.

Pues bien, para sorpresa de muchos de ustedes, el fin número uno no es aprender Matemáticas, Ciencias y Lenguaje para las pruebas estandarizadas. Por el contrario, el primero de nuestros fines es:

El pleno desarrollo de la personalidad sin más limitaciones que las que le imponen los derechos de los demás y el orden jurídico, dentro de un proceso de formación integral, física, psíquica, intelectual, moral, espiritual, social, afectiva, ética, cívica y demás valores humanos.

El número dos. La formación en el respeto a la vida y a los demás derechos humanos, a la paz, a los principios democráticos, de convivencia, pluralismo, justicia, solidaridad y equidad, así como en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad.

Y el número tres. La formación para facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan en la vi da económica, política, administrativa y cultural de la Nación.

Como pueden ver no necesitamos formular políticas nuevas, bastaría con que supiéramos dónde, cómo, cuándo y con quién se logra esto en los colegios. Porque el para qué ya lo sabemos: para que las personas seamos capaces de hacer realidad un Estado social de derecho, para que seamos una sociedad democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana y en la prevalencia del interés general, qué es lo que propone nuestra Constitución, pero que estamos muy lejos de logar, en parte porque una porción de nuestra sociedad no comprende y no comparte estos conceptos y principios.

Pero si nos tomamos ello en serio, entonces estamos obligados como sociedad a preguntarnos y a responder ¿cuál es la pedagogía que se necesita para lograr esos objetivos de la educación? Es decir, ¿cómo debe ser el currículo operativo? ¿Cómo sería la práctica pedagógica? ¿Existe una pedagogía democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana y en la prevalencia del interés general? ¿Cómo sería el maestro agente de esta pedagogía? ¿Cuál su contenido?

Mi respuesta es formar, desarrollar y fortalecer maestros y maestras autónomas que pongan en práctica su saber y su capacidad creadora dentro de un marco de acción político, epistemológico y pedagógico. Para ilustrar esto permítanme exponer mi propuesta como maestro de historia.

Yo creo que una forma de lograr lo anterior es una enseñanza de la historia dirigida a la construcción de conocimiento histórico que deviene en construcción de sujetos históricos.

Para esto, los contenidos producidos por la comisión de verdad no deben ser entendidos como un fin, sino como un medio pedagógico, como fuente. De la misma manera, no debemos separar de forma tajante memoria de historia, porque no todos los estudiantes son reconstructores de memoria, pero si deben conocer nuestro presente histórico. En efecto, podemos diferenciar memoria de la historia oficial. Pero la historia oficial no es la que producen los historiadores profesionales. La historia oficial es la que circula por los medios, la que se narra en las telenovelas, los noticieros, los periódicos, las revistas de farándula y actualidad, los trinos y los memes…

De ahí que el papel del maestro en la enseñanza del pasado reciente y el aprendizaje de la historia implique utilizar la memoria como fuente —no como contenido— para conocer nuestra realidad y contrastar esa historia oficial. Ahora bien, no se trata de convertir a cada estudiante en un historiador, sino que cada estudiante aprenda de la manera como se construye el conocimiento en nuestra área del saber. Por esto es que es importante tener presente que el objetivo último no es saber historia sino saberse sujetos históricos.

En consecuencia, los objetivos de aprendizaje serán unas comprensiones centrales sobre la historia como conocimiento, sobre los procesos sociales del país y sobre el papel de cada uno de los estudiantes como ciudadanos, sujetos activos de derechos.

En particular, en mi experiencia yo planteo dichos objetivos de la siguiente manera: Los estudiantes entenderán:

  • Que la Historia permite conocer el presente a partir de entender el pasado(Vilar). Explica los acontecimientos del pasado a partir de la interpretación de fuentes, datos y evidencias.
  • Que los conflictos entre grupos y sectores sociales son inherentes al movimiento de la historia.
  • Que los conflictos entre grupos y sectores sociales se pueden solucionar de diversas maneras.
  • Que todos somos sujetos históricos: lo que cada uno haga o deje de hacer determina el curso de nuestra realidad presente.

Estos objetivos de aprendizaje permiten planear unidades didácticas en las que los estudiantes tendrán que construir interpretaciones a partir de las fuentes y expresarlas de maneras diversas y apropiadas a sus gustos, intereses y necesidades comunicativas. Para demostrar la comprensión de esos objetivos, los estudiantes tienen que:

  • Identificar, definir y contrastar conceptos como dignidad, democracia, resistencia, opresión, pluralismo, exclusión…
  • Ubicar, analizar y valorar fuentes primarias y secundarias.
  • Reconstruir el proceso a partir de fuentes secundarias (o primarias).
  • Explicar el proceso a partir de contrastar su definición conceptual y el aporte de las fuentes.

Y en los niveles más altos:

  • Argumentar sobre procesos históricos usando conceptos y vocabulario del análisis histórico y fuentes primarias y secundarias.

Todo lo anterior está basado en el principio Vygoskyano de que el aprendizaje precede el desarrollo.

Es decir, que al aprender sobre estos temas y de esta manera, los estudiantes están desarrollando funciones de pensamiento, lenguaje, memoria y emoción, así como su capacidad analítica, reflexiva y crítica.

Otra idea de Vygostky detrás de esto es la construcción de conceptos científicos en el colegio y su relación con los conceptos cotidianos de los estudiantes.

La idea es que si nos tomamos en serio la Constitución y la ley para la enseñanza de la historia de Colombia en el marco de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad en su directa conexión con la construcción de paz en los años por venir, estamos obligados a innovar pedagógicamente y dejar atrás mucho de lo relacionado con la educación tradicional.

*Este análisis fue presentado durante el panel “En Diálogo: la enseñanza de la historia de Colombia en el marco de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad y la Ley que vuelve obligatoria la asignatura de historia”, organizado por la Alta Consejería de los Derechos de las Víctimas, la Paz y la Reconciliación, de la Alcaldía Mayor de Bogotá.

Fuente del Artículo:

http://uniandes.edu.co/es/noticias/ensenanza-de-historia-colegios

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Estrategia de cualificación, investigación e innovación docente: comunidades de saber y práctica pedagógica

04 de octubre de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: IDEP

Reconocer el saber de los docentes y reafirmar cómo con su labor vienen transformando la realidad de los diferentes entornos educativos en Bogotá

Durante su vida institucional el Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico (IDEP), se ha convertido en un referente cuando se trata del acompañamiento y visibilización de las prácticas de los maestros de Bogotá.

Uno de los grandes equívocos de los proyectos educativos consiste en asumir que la transformación de la realidad social es un objetivo ajeno o tan lejano en el tiempo que escapa al alcance de las instituciones escolares, cuando la educación se constituye en uno de los sectores más importantes para que dicho cambio sea posible.

En las aulas de clase se siembra la esperanza de tener un mundo mejor, ese “otro mundo posible” que fuera la gran utopía de Paulo Freire y que se hace realidad en tantas y tantas experiencias pedagógicas desarrolladas por maestros, maestras y directivos docentes. Por fortuna, en Bogotá son muchos los actores educativos que coinciden con este pensamiento.

Hay que ver las cientos de experiencias inscritas en el Premio a la Investigación e Innovación Educativa durante sus once versiones, además de la gran cantidad de trabajos cargados de un amplio contenido pedagógico que han servido como insumo para inspirar iniciativas de otros docentes.

En este escenario, el IDEP se ha constituido en un actor clave para el acompañamiento y la visibilización de la producción académica de los docentes. Respecto al acompañamiento, se han realizado distintas convocatorias además de las relacionadas con la inscripción al premio antes mencionado, con el propósito de fomentar la participación docente en procesos de cualificación.

Dentro de las temáticas abordadas se encuentran: uso de las TIC, convivencia escolar, evaluación del aprendizaje, y otras que han servido, no solo para propiciar intercambios de saberes, sino para que los docentes capitalinos sean reconocidos nacional e internacionalmente por sus aportes en materia de saber pedagógico. Por otra parte, la visibilización de las prácticas pedagógicas ha sido el objetivo de las publicaciones que realiza el Instituto a través de sus libros, el Magazín Aula Urbana y la Revista Educación y Ciudad.

Con estas publicaciones se busca exaltar la labor que maestros y maestras realizan a partir de su quehacer y aportar a su posicionamiento como intelectuales y legítimos productores de conocimiento.

Asumiendo esta responsabilidad con mayor ahínco y atendiendo al propósito de hacer de Bogotá una Ciudad Educadora, el IDEP encauza sus esfuerzos en dos componentes de trabajo: 1) Un Sistema de Seguimiento a la Política Educativa Distrital en los Contextos Escolares y 2) Una Estrategia de cualificación investigación e innovación docente para el fortalecimiento de las comunidades de saber y la consolidación de las prácticas pedagógicas.

Nominar uno de sus frentes de trabajo Estrategia de cualificación, investigación e innovación docente: comunidades de saber y práctica pedagógica, implica ahondar en varios aspectos. Hay que comenzar por su definición conceptual y metodológica, proceso que cuenta con el acompañamiento del investigador Jaime Parra, docente de la Universidad Javeriana. El concepto de comunidad explorado por distintos autores invoca el interés de un colectivo y la consolidación de unas prácticas que se reafirman, se transforman o se abandonan con el tiempo.

Ahora bien, leer el concepto de comunidad en clave de las prácticas de los maestros y maestras para consolidar un saber que también es pedagógico, conlleva analizar las subjetividades de quienes han participado de este proceso y reconocer en ellas sus coincidencias y singularidades para definir un panorama que, construido colectivamente, sustente lo que en consecuencia va a desencadenar en una estrategia de cualificación.

Lea el contenido completo en la revista Aula Urbana.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/estrategia-de-cualificacion-investigacion-e-innovacion-docente-comunidades-de-saber-y

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