Castigo a los docentes en el 2021

Por: Nasser Cervantes


En días pasados se dio a conocer el Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación para el año 2021, como ya se esperaba aumentó en dos rubros que para el Ejecutivo Federal son prioridades; programas sociales y proyectos de infraestructura, este último tradúzcase en más recursos para el tren maya.

Pero, ¿Qué pasa con el rubro que en campaña se prometió nunca más traicionar?, me refiero a las y los docentes mexicanos. Porque fue el mismo Andrés Manuel López Obrador quien en campaña aseguró que este sector sería su prioridad en el proyecto educativo y que nunca más volverían a sufrir injusticias ni se les faltaría al respeto, este sector que comprende cerca de dos millones de personas dedicadas a la enseñanza de niñas, niños y adolescentes.

La respuesta se las dio con un recorte del 60% para las Escuelas Normales del país, es decir las escuelas que se encargan de la formación de los futuros docentes. Duro golpe al normalismo mexicano, ese que desde hace años se siente agraviado y desilusionado por sus autoridades.

Súmele ahora dentro del terrible golpe a la educación del país, el recorte a la formación de maestros, con un 42% menos destinados a la capacitación y la formación de las y los maestros en México, total incongruencia cuando el propio proyecto del PEF determina el papel fundamental de los maestros como agentes de cambio en la transformación educativa, pero además asegura que será con programas de actualización y capacitación que les permitirá acceder a mejores y mayores oportunidades de desarrollo. El presupuesto dice lo contrario.

Si contextualizamos este recorte en la práctica diaria para la formación continua de las y los maestros, esto se sitúa en reducir las oportunidades para adquirir mejores herramientas formativas justo ahora en plena pandemia donde se requiere formar en nuevos estilos de enseñanza con la entrada del conectivismo como nuevo estilo de aprendizaje, en concreto, cada docente en el país recibiría tan solo 108 pesos para su formación.

Ante tal recorte, el primer grito de auxilio que debiera tener la formación continua, sería con el apoyo en las escuelas normales, buscando que la oferta formativa se brinde como estrategia desde esos espacios, pero ya dábamos cuenta del brutal recorte que también sufrieron, es decir no habrá manera de virar como apoyo a esta instancia.

Nada sencillo tendrán las autoridades estatales el próximo año para formar a sus docentes, ojalá, por el bien de la capacitación, que la estrategia sea considerar a todos los involucrados en la formación y capacitación de Maestros y diseñar juntos una ruta formativa acorde a las necesidades reales y considerando los bajos recursos que tendrán de la federación. Es momento pues, ante la negativa federal de poner en práctica estrategias útiles de la política educativa de conciliación y apertura de los actores involucrados… claro, si es que las autoridades consideran importante la capacitación de sus maestros.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/castigo-a-los-docentes-en-el-2021/

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La mal llamada revalorización de las Normales.

Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz*

Un poeta contaba sobre una paloma que se equivocaba por creer “que el mar era el cielo, que la noche la mañana”. Los versos de Rafael Alberti, además de una decepción amorosa, parecen reflejar la política educativa actual. En su comparecencia ante el Senado, el titular de la Secretaría de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, afirmó categóricamente que la revalorización del magisterio representaba el máximo logro del gobierno federal en el ámbito educativo. Para apoyar sus dichos, el funcionario no refirió mejoras en las condiciones profesionales o salariales de los docentes, ni mucho menos el impulso de procesos de formación y capacitación. En cambio, para respaldar sus afirmaciones, mostró una escueta gráfica de barras que, según dijo, representaba los resultados de una encuesta (de la que no dio mayores detalles) en la que se observaban mejorías en la imagen pública de los profesores.

Pocos hechos han demostrado con tanta claridad la fragilidad del discurso de revalorización del magisterio como el acontecido el 10 de noviembre: la Cámara de Diputados ha aprobado el dictamen por el cual, en el Presupuesto de Egresos de la Federación, las Escuelas Normales tendrían una reducción presupuestal del 95.3%. De recibir poco más de 400 millones de pesos anualmente, a las instituciones formadoras de maestros se les destinaría aproximadamente 20 millones de pesos.

El Consejo Nacional de Autoridades de Educación Normal (CONAEN) ha advertido que con tal reducción no serán costeables acciones de carácter curricular y profesional, dejando a estas instituciones “sin posibilidades de un cambio y transformación verdadera”. Las autoridades normalistas son contundentes al definir la escandalosa reducción de la que serían víctimas como una traición no sólo al alegre discurso oficial, sino también a acuerdos como la Estrategia Nacional de Mejora de las Escuelas Normales o la misma Ley General de Educación. Es pues, a todas luces, una incongruencia escandalosa entre los ideales, las palabras y las acciones.

Ya al inicio del presente sexenio presidencial diversas voces normalistas habían advertido un menosprecio a estas escuelas, denunciando que son tratadas “como instituciones educativas de segunda o menores” (Poy, 2020).  De este modo, la enorme reducción presupuestal que afectaría a las Normales, agravaría los de por sí ya significativos y vastos problemas a los que se enfrentan estas instituciones: de infraestructura, académicos y de docencia, precariedad de condiciones laborales o incluso el control institucional que ejerce el sindicato sobre muchas de estas escuelas.

El castigo presupuestario a las Normales demuestra plenamente que la decisión de dar prioridad a los egresados de estas instituciones en los nuevos procesos de selección para el ingreso al servicio profesional docente fue más un acto demagógico que una medida derivada de una genuina revalorización de las escuelas normalistas. ¿Cómo, justo cuando se pone a los egresados normalistas como primera opción para ocupar los puestos de docencia, se proponen medidas presupuestarias que, sin duda, van en detrimento de sus escuelas formadoras? ¿Bajo qué lógica son compatibles la prioridad en el otorgamiento de plazas y la disminución de los recursos económicos?

La reducción presupuestaria a las instituciones formadoras de maestros deja entrever un gobierno confundido (o que quiere confundir) en materia educativa. Un secretario que cree que el éxito de la educación a distancia radica en el rating de los programas de televisión o en los millones de cuentas de plataformas educativas creadas a partir de la pandemia. Un régimen que creyó que la revalorización de los docentes implicaba únicamente cancelar la posibilidad de despedirlos de su trabajo, pero lleva ya casi dos años sin brindar opciones de mejora salarial al profesorado. Una clase gobernante que se jacta de hacer realidad la revalorización del magisterio y presenta como prueba, ante el Senado de la República, una miserable gráfica de barras. Un gobierno que no vacila en ensalzar la profesión docente, pero que pretende dar una estocada, quizá de efectos casi fatales, a la cuna de los profesores: las Escuelas Normales.  Al igual que el ave que volaba en el poema de Rafael Alberti, el gobierno cree o dice ir en una dirección hacia la revalorización del magisterio, pero va exactamente en la contraria: “por ir al norte fue al sur. Se equivocaba”.

*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía. 

Twitter: @proferoger85

 

REFERENCIAS

POY, LAURA (2020). Exigen dejar de tratar a las normales como instituciones de segunda. Disponible en: https://www.jornada.com.mx/2019/06/10/sociedad/033n1soc

Fuente e imagen: https://proferogelio.blogspot.com/

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