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Francia cierra su único centro de desradicalización islamista por falta de participantes

Francia/31 de Julio de 2017/La Gaceta

El primer y hasta ahora único centro francés de desradicalización yihadista cerrará próximamente sus puertas debido a la falta de participantes, anunció hoy el ministro del Interior, Gérard Collomb.

Oficialmente llamado “Centro de reinserción y de ciudadanía”, el establecimiento fue concebido para acoger a 25 jóvenes de 18 a 30 años, aunque desde su creación “tan solo ha acogido a 9, ninguno de los cuales ha finalizado el programa”, reconoció Collomb en un comunicado.

El Gobierno puso en marcha, en septiembre de 2016, un centro de acogida de régimen abierto en el que los jóvenes participaban voluntariamente, a diferencia de los proyectos de desradicalización anteriores, realizados en privación de libertad.

La experimentación “no ha aportado resultados concluyentes” y ha “mostrado sus límites” a causa de las características del establecimiento, situado en el centro educativo y de formación profesional de Pontourny, en el oeste de Francia.

En el momento de la apertura de este proyecto piloto, el Estado expresó su intención de abrir otros doce regionales.

Dirigido a jóvenes radicalizados pero que todavía no habían caído en la violencia, la selección de los participantes dependía de las prefecturas y de los servicios sociales franceses.

El cierre del centro “no implica el abandono de la política de acogida de personas radicalizadas en estructuras adaptadas”, ya que el Gobierno podría crear “establecimientos más pequeños para proponer alternativas a las penas de cárcel a individuos que estén en manos de la justicia”, añadió Collomb.

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Fuente: https://gaceta.es/europa/francia-cierra-unico-centro-desradicalizacion-20170728-1251/

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Ser mujer bajo el franquismo

Por: Lidia Falcón

Esta mañana del 28 de junio el Grupo Parlamentario Unidos Podemos nos rindió un homenaje a los represaliados por el franquismo. Ha sido breve pero emotivo.

Con la asistencia de pocos de los supervivientes de aquella barbarie,  los discursos de alguna de las víctimas y de los representantes de los partidos que forman la coalición, más las aportaciones del PNV, PDCat, y Odón Elorza. Y fueron denunciadores de los horrores de la represión que se ejerció durante 40 años –en algunas regiones más- sobre los obreros, los políticos, los sindicalistas, los maestros, los luchadores vecinales y estudiantiles, los escritores y los artistas, los republicanos, los masones y los anarquistas. Y estuvieron bien.

Pero únicamente Julia Hidalgo, representante del PCE, recordó a las mujeres, que anónimamente, lucharon sin descanso y sin tregua contra la dictadura.  Y yo pregunto, ¿no hay manera de que algún dirigente político se acuerde de que existieron mujeres en el país? ¿Y que fueron perseguidas y encarceladas y torturadas y fusiladas? ¿Tiene que ser siempre, y únicamente, otra mujer –porque no todas las que hablaron las recordaron- la que rinda homenaje a sus compañeras? Ninguna pancarta portaba rostros de mujer. Ni siquiera las 13 Rosas fueron recordadas.

En mi libro En el Infierno – Ser Mujer en las Cárceles de España, escribí:

“Este libro va dedicado a todas las mujeres que sufrieron en el más indiferente anonimato, la persecución, el arbitrario encarcelamiento, el desprecio y la humillación de sus guardianes y de sus jueces, en el largo calvario de nuestro país bajo la dominación fascista…Las mujeres españolas, mientras dedicaban toda su energía a mantener con pleno rendimiento la industria de guerra y la producción de paz, la agricultura, la escuela y el hospital, soportaron, primero los bombardeos y el hambre en la catástrofe guerrera, sufrieron más tarde el derrumbamiento de sus hogares, la derrota de sus esperanzas, y con la muerte en el alma, enterraron a sus padres, a su marido, a sus hermanos, y siguieron cumpliendo el papel asignado desde siempre: parieron y criaron a sus hijos, trabajaron en los campos y en las fábricas, manteniendo vivo el fuego de los ideales por los que habían muerto los suyos.

Las mujeres de nuestro pueblo supieron ser fieles a sus héroes y mártires. Durante cinco, diez, veinte años ininterrumpidos esperaron a sus hombres en las puertas de las cárceles, haciéndoles más llevadera la prisión con sus visitas, con sus cartas, con sus paquetes difícilmente conseguidos. Educaron a sus hijos, garbanzo a garbanzo y remiendo a remiendo en la devoción a la padre preso. Y los hombres que ganaron el respeto y la admiración del mundo entero, pudieron mantenerse firmes y esperanzados gracias al sacrificio de las ignoradas mujeres que les dedicaron íntegramente los mejores años de su edad. Nunca se han contado un mayor número de fidelidades observadas, sin una vacilación, día a día.

Otras muchas, todas ignoradas, fueron y son héroes y mártires de esa lucha que es también la suya. Murieron en las ciudades incendiadas y en las largas caravanas de la huida. Colaboraron activamente en las organizaciones clandestinas que continuaron la batalla sin descanso. Llevaron los mensajes claves para los grupos de la resistencia, a través de las montañas, burlando los puestos de vigilancia, desafiando los controles y los registros, en el decenio de lucha guerrillera del país. Escondieron hombres y armas en los sótanos de las casas. Recaudaron peseta a peseta el dinero que permitía mantener la huelga, dar de comer a los militantes escondidos, sostener el aparato de propaganda, adquirir la documentación falsa que salvara la vida de los compañeros. Imprimieron octavillas y folletos y los repartieron a despecho del riesgo. Y en la misma medida que a los hombres, la represión las apaleó, las torturó, y por su condición de mujeres fueron violadas y ultrajadas en los cuarteles, en las comisarías, en las cárceles, en los campos de concentración.

Para ellas no hubo indulgencia sexista. Fueron fusiladas tras un simulacro de juicio y cumplieron condenas de decenas de años, bajo los gritos de los vencedores, en el frío, el hambre y la miseria. Dieron a luz en las enfermerías de las prisiones y lactaron sus hijos en sus exhaustos pechos, alimentados con pan remojado. Sobre el dolor de darles la vida sufrieron la desdicha de verlos morir entre las rejas, o de perderlos arrebatados por la insania de sus carceleros.

Nunca renegaron de sus creencias. Ni indultos ni remisiones de condena les fueron concedidos por mor de su condición de mujeres. Y nadie ha recordado sus nombres, nadie ha escrito su epopeya, porque la historia siguen escribiéndola los hombres. La ayuda económica y moral de los grupos y de los pueblos en lucha se ha volcado en las cárceles de hombres. Para ellos se han escrito los panfletos, se han levantado las masas en multitudinarias manifestaciones, se ha gritado en todos los idiomas la exigencia de justicia. Para ellos se han publicado las páginas literarias más hermosas y vibrantes. El recuerdo y el homenaje a los mártires de la lucha sólo incluyen a las mujeres en ese plural de las palabras que es siempre masculino.

Muchas otras mujeres han caído víctimas de la miseria, de la ignorancia, de la masacre social que ha machacado al pueblo español. Esas mujeres se han prostituido para comer y dar de comer a los suyos, favorecidas por el clima de corrupción, de mercado negro, de especulación y de estafa de un régimen que le señala a la mujer el burdel como única solución. Han abortado mientras la mortalidad infantil alcanzaba el más alto índice de Europa, y los escupitajos de la moral oficial las condenaba a la muerte civil.

La patria que las abandonó y las repudió primero, las amontona después en las cárceles. Las mujeres en prisión no mueven la política ni la sociología ni el arte ni la literatura. En un escalón más bajo, más despreciable, más olvidado que el preso, está la presa. Por ellas no se firman manifiestos, ni se escriben panfletos, ni se editan denuncias. Por ellas no hay interpelaciones en los Senados ni ruedas de prensa ni emotivas acusaciones de personajes influyentes al poder público.

Las últimas ventajas conseguidas en las prisiones de hombres no se han hecho efectivas hasta muy tarde en las de mujeres. Para ellas se dan unas condiciones muy especiales represivas, y su voz es débil y su fuerza escasa. Detrás de los muros carcelarios se ha tendido un impenetrable telón que las entierra.

A todas ellas va dedicado este libro. A las compañeras de luchas, a las compañeras de prisión, que han arrastrado meses y años los sufrimientos del encierra carcelario, sin que nadie las viera, ni oyera sus voces ni recordara sus nombres”.

Todo esto me hubiera gustado poder haber leído esta mañana.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2017/06/28/ser-mujer-bajo-el-franquismo/

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Argentina: Más de 200 presos estudian carreras en la UNCuyo

Argentina/24 de Abril de 2017/MDZOL

Los internos de cárceles locales cursan carreras universitarias bajo el programa Peuce.

Alrededor de 200 personas privadas de su libertad comenzaron un nuevo período de estudio en el marco del programa de Educación en Contexto de Encierro (Peuce). Este año se sumaron 45 nuevos estudiantes, que toman clases en las aulas universitarias ubicadas en la cárcel de Bolougne Sur Mer

El Peuce -que coordina el área de Articulación Social e Inclusión Educativa y la secretaría Académica- busca garantizar el acceso, permanencia, y egreso de personas detenidas en unidades carcelarias de Mendoza, a las ofertas educativas de la UNCuyo establecidas para esa modalidad.

En el inicio del nuevo ciclo lectivo participaron el vicerrector de la Universidad Jorge Barón, el director del Servicio Penitenciario, Eduardo Orellana, el coordinador del área de Articulación Social e Inclusión Educativa, José Rodríguez, autoridades universitarias y gubernamentales, estudiantes, docentes y tutores disciplinares.

En ese contexto Jorge Barón celebró un año más del Programa: «No es una tarea sencilla, requiere esfuerzo de muchas personas. Conseguimos que el Consejo Superior aumentara el presupuesto 2017 con el que se financia la nueva sede en Almafuerte y se reconoce la labor docente».

Asimismo anunció que se trabajará en la inserción a la vida universitaria de los estudiantes que obtienen la libertad y en el desarrollo de actividades de extensión dentro de las unidades penitenciarias. «Hay que aceitar los mecanismos para que puedan acceder al sistema de becas y servicios que la Universidad ofrece, para que puedan continuar sus estudios y recibirse», afirmó el ingenerio. Instó a los estudiantes a los que les quedan pocas materias a graduarse y a defender la universidad en ese espacio.

Por último, el Vicerrector puso en valor la particularidad del Peuce, que a diferencia de otras experiencias del País, se desarrolla en armonía y de manera conjunta con el Servicio Penitenciario, y con la convicción de que los internos puedan, a través de la educación, tener una oportunidad al momento de salir.

Al final del acto se recordó al estudiante Gustavo Tolelli que falleció en enero. El homenaje lo hizo Nahuel, estudiante de Letras, quien leyó una poesía de su autoría.

Fuente: http://www.mdzol.com/nota/730182-mas-de-200-presos-estudian-carreras-en-la-uncuyo/

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México: Ignora SSP recomendaciones sobre derechos humanos en Oaxaca

México/Febrero de 2017/Autora: Yuri Sosa/Fuente: Nvi Noticias

Por casi dos años, la Secretaría de Seguridad Pública del estado se ha negado a cumplir con una recomendación emitida en abril del 2015 por la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), situación por la que este año la Sala Constitucional y Cuarta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia del estado insiste en el tema.

Datos del organismo defensor de los derechos humanos en la entidad indican que la SSP en Oaxaca es de las dependencias que encabezan el mayor número de quejas y de recomendaciones emitidas. En el año 2015, de las 13 recomendaciones realizadas, siete se refirieron a dicha secretaría.

La recomendación 3/2015 fue aceptada por la SSP, pero nunca se cumplió en su totalidad. Éste documento refiere el abuso hacia un recluso de parte de un celadores del Cereso de Etla, quien violó los derechos a la integridad personal y la seguridad jurídica del interno, quien como consecuencia del uso excesivo de la fuerza sufrió una lesión en el brazo derecho.

El no existir respuesta en tres de los seis puntos de la recomendación, la DDHPO promovió juicios para la protección de los derechos humanos ante la Sala Constitucional del Tribunal Superior de Justicia del Estado. En tal sentido, dicho organismo resolvió este mes el expediente 1/2016, con lo que demanda a la SSP  cumplir con la recomendación 3/2015.

En la recomendación mencionada, la Defensoría solicitó a la SSP, entre otros puntos, iniciar procedimiento administrativo de responsabilidad contra los custodios o celadores que intervinieron en los hechos. La Defensoría también recomendó iniciar un procedimiento administrativo de responsabilidad en contra de los integrantes del Consejo Técnico Interdisciplinario que acordaron el traslado del interno agraviado a otro Cereso.

Desde el año 2013 al 2016, la SSP acumuló 15 recomendaciones de la parte de la DDHPO, las cuales no todas se han cubierto en su totalidad. El número de quejas representan un 37.5 por ciento del total de las recomendaciones que la defensoría emitió en ese periodo, según datos de dicho organismo público.

Fuente: http://www.nvinoticias.com/nota/51736/ignora-ssp-recomendaciones-sobre-derechos-humanos-en-oaxaca

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Reino Unido: Education behind bars: why university students are learning alongside prisoners

Europa/Reino Unido/Febrero 2017/Noticias/s://theconversation.com/

With reports of increasing violence and drug use, along with high levels of suicide and a lack of staff, prisons in the UK are currently seen to be in a state of crisis.

In recent years, the condition of British prisons has come under political, academic and public scrutiny. But what a lot of people seem to forget is that prisons are part of the local and national community, and are there to provide a public service. Indeed, it is this lack of recognition that prisons are a part of our wider communities which has created a sense that they are problematic.

This has drastically overshadowed the good work that is taking place within prisons to help transform them into places of reform. Some of the positive work taking place in UK prisons involves “socially transformative educational experiences”. These are experiences that connect people, enabling them to learn with and from each other through discussion and the sharing of experiences.

This responds directly to Dame Sally Coates’ call following her review of education in prisons for better access to higher education and partnership work between prisons and universities. And is in addition to wider political calls for education to become one of the key focal points of prison regimes.

Working together

With this in mind, across the country, prisons and universities are coming together to help bring higher education to offenders. These programmes centre on a core belief that meaningful educational experiences can and do happen when you bring together a group of students who have the power to break down social barriers during the process of learning.

Programmes include Learning Together, which brings together students from universities and prisons for shared learning experiences.

Changing from prisoners to students. Pexels

Then there is also the Inside Out Prison Exchange Program which is running at Durham and Teeside Universities in the UK. The programme sees undergraduate and masters students studying in prisons. On completion, they join the Inside Out international alumnni community.

A more recent addition from the US is the Prison to College Pipeline. This programme funnels prison students into colleges in the community to complete their degrees upon release.

An education

Our own Learning Together programme is being delivered at HMP Full Sutton, near York. The module has been developed by founders of the Prison Research Network, alongside Shaun Williamson, who is in charge of reducing re-offending at the prison.

All students – university students and serving prisoners – who are successful in the application and interviewing process, are registered with the university for the duration of the module. Those who complete the module successfully receive 20 university credits.

The module has been designed to replicate university level education in a prison setting using formal lecturing techniques integrated with seminar discussion and debate. The programme falls within the BA (Hons) Criminology and BA (Hons) Criminology with Psychology degrees and is being taught in collaboration with colleagues from Leeds Beckett, Cambridge University, Royal Holloway University and the Open University.

Inmates in the library at Wandsworth Prison, southwest London. PA

Unlike many new university modules where technology is at the forefront of teaching and learning, the innovative element of learning on this module is the removal of online technology from the classroom and independent study.

This means that all learners have the same tools at their disposal. It also enables university students to physically understand the difficulties prisoners can come up against in trying to get an education without all the latest technology on hand. For serving prisoners, it creates an opportunity to engage with the wider community. It means they can make a valuable contribution to their own personal development and that of others.

Breaking barriers

Through programmes like this, students are helping to break down social barriers and create positive social change. They are challenging their existing ideas about people from different backgrounds and we are already seeing this happen, even in the early stages of the module. This can be seen in the module blog which is following the progress of all involved in the module delivery and learning.

What we are seeing is that this way of learning is working, because it is opening all students’ eyes to new ideas and concepts and enabling them to realise their own potential, and the potential of others.

It is changing students attitudes about people they wouldn’t usually meet. University students are already describing the experience as “life changing” and those in prison have been given an outlet for their clear academic talents.

Programmes like these also enable all students to establish meaningful connections with others and imagine new possible futures – something that access to higher education makes possible for those on the inside.

Fuente:

https://theconversation.com/education-behind-bars-why-university-students-are-learning-alongside-prisoners-71664

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/wSGXlzO68CXYLHhrXWvFH8LmZYtlzF0Kuv3Aup1XlM5RAO6Hx8CMA0rAmdEEycnEUDycnBI=s85

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Paraguay: En Tacumbú 57 presos egresan como auxiliares ambientales

América del Sur/Paraguay/27 Noviembre 2016/Fuente y Autor: lanacion

«Educación Para Todos” es el proyecto educativo que este año logra que 57 internos de la Penitenciaría Nacional de Tacumbú aprueben y reciban sus certificados del Curso de Auxiliar Ambiental.

El ambicioso programa fue desarrollado en el Pabellón Vista Alta de la citado centro penitenciario.

El proyecto es impulsado a través de un convenio entre el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y el Ministerio de Justicia. El programa educativo y de reinserción social es ejecutado por la Universidad Metropolitana de Asunción (UMA).

El curso tiene una duración de un año lectivo, con una carga horaria de 240 horas, que a su vez se divide en dos partes; 60 horas presenciales 180 horas a distancia.

Este curso reunió en principio a un considerable número de 150 internos de Tacumbú. Del total, actualmente se gradúan unas 57 personas, que promedia 1/3 de efectividad del programa que está dirigido a personas en situación de encierro.

Víctor Roa, decano de Postgrado de la Universidad Metropolitana de Asunción (UMA), conversó con la 970 AM sobre su experiencia al frente del proyecto.

Roa demostró su satisfacción al lograr que personas privadas de libertad logren superarse y buscar ser profesionales ante la adversidad de estar recluido.

Dijo -además- que los traslados de los presos a otras cárceles del país se convierten en el mayor obstáculo para el desarrollo del programa. Sostuvo que la mayoría no abandona el curso por voluntad propia.

Finalmente, solicitó mayor apoyo para la iniciativa y dejó entre ver que con mayor organización se puede lograr mayores resultados.

Fuente de la noticia: http://www.lanacion.com.py/2016/11/25/tacumbu-57-presos-egresan-auxiliares-ambientales/

Fuente de la imagen: http://www.lanacion.com.py/wp-content/uploads/2016/09/36-lun-01-cp-750×420.jpg
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Educación en cárceles: montajes y ficcione

Por María Eugenia Bové Giménez

Revista Hemisferio Izquierdo/ Nro 4

Hay 10.000 personas adultas en nuestro país que viven encerradas por decisión judicial entre cuatro paredes, usualmente húmedas, mohosas, sucias y oscuras.

Su tiempo de encierro se reparte entre estar en su pieza-celda compartida, en el espacio común de esa u otras piezas-celdas, o circular por la cárcel para ir a algún lugar, o para no ir a ningún lado. Uno de esos lugares posibles, fuera de la celda, dentro de la cárcel, es el aula. A veces no tienen tanta suerte y esa aula es una mesita en el rincón de una sala común, o una rodilla donde apoyar un cuaderno para recibir una clase desde el otro lado de una reja.

Las clases son en la cárcel un respiro al encierro. No siempre cambian la humedad de las paredes, pero siempre cambian las personas, el tono de la voz y la postura corporal. Son un espacio de encuentro con lo que está más allá de los muros y más allá en el tiempo. La mayoría de las personas que estaban presas en el 2011 no estudiaban al momento de su detención (solo un 5% de las presas y un 3% de los presos [Vigna, 2012, p. 28]⁠). La educación en las cárceles es viajar en el tiempo y volver a lugares abandonados hace muchos años (40 % de las personas presas pasó por la escuela, 33% por el liceo [Departamento de Sociología, 2010, p. 10)]).

Eso no es tan raro en la cárcel: la cárcel es un viaje en el tiempo donde los adultos pierden gran parte de su autonomía y alguien vuelve a decirles a qué hora tienen que comer, dónde tienen que dormir, con quién pueden hablar y con quién no, cómo se tienen que dirigir a sus mayores. A veces lo dicen las autoridades formales, a veces las informales. La infantilización de las personas es una de las formas en las que la cárcel te empieza a desarmar, para que abandones todo lo que te trajo a ella, para que empieces a convertirte en lo que debes ser: el más pesado o la más pesada, o el más arrepentido o arrepentida.

Pero la clase te lleva, en ese viaje en el tiempo, a un lugar nuevo: estudiar en la cárcel es ser el mejor de la clase. Para poder ir a clase tenés que tener buenas evaluaciones de conducta, tenés que portarte bien en el salón, tenés que llevarte bien con los funcionarios de la cárcel, tenés que poner mucha dedicación. La educación es un derecho de todos los uruguayos que debe ser garantizado por el estado, pero que en las cárceles solo alcanza para a un 25% (1) y este porcentaje baja a 6,8 % en las zonas más críticas del sistema, como los módulos 8, 10 y 11 del COMCAR (2), siendo que se considera “asistencia” a ir una vez por mes a algún tipo de actividad. La educación en las cárceles lejos de funcionar como un derecho universal e inherente al ser humano, se inscribe en varios sistemas de privilegio constitutivos de las cárceles modernas, llámese progresividad del tratamiento o redención de pena. En algunos casos el acceso a la educación es en sí mismo el premio para el que fue necesario tener buena conducta y “compromiso con la rehabilitación”. En otros es parte de los requisitos a cumplir para poder acceder a los privilegios: mantener una buena evaluación que permite mejores condiciones de vida (pasar o permanecer en un modulo o una cárcel con menor violencia y mayores libertades), obtener un buen informe para el juez (quien autorizará o no salidas transitorias y libertades anticipadas). Si, como se plantea en la academia, la educación se tensiona entre ubicarse como una herramienta más de las tecnologías punitivas (especialmente dentro del tratamiento penitenciario como herramienta para la rehabilitación) o ubicarse como un derecho que debe ser garantizado y exigido (dentro y fuera de la cárcel), los diferentes mecanismos que llevan a que la educación sea formalmente opcional pero informalmente obligatoria hace que los profesores deban desandar un largo camino para que los estudiantes consideren que estos espacios son algo más que una moneda de cambio o un requisito para su vida dentro de la cárcel.

La educación en las cárceles se vuelve así un juego de ficciones y montajes. Montaje como “maneras determinadas de organizar y presentar una acción que conduce a una conclusión interpretativa sobre el acto como tal” (Butler, 2010)⁠ que construye ficciones que permiten tanto generar una falsa acusación como embellecer una obra.

La educación es presentada así por la misma cárcel como una herramienta para la rehabilitación, como una buena práctica y como un indicador de salud del sistema. Es uno de los recortes de la realidad que le permiten mostrar que hace algo además de encerrar: hay presos que estudian, que aprueban materias, que hacen obras de teatro y manualidades. Cuando se quiere mostrar, enmcarcar, que la cárcel puede funcionar, que se puede recuperar a los irrecuperables, que la rehabilitación es un proyecto que los mismos presos desean, aparecen notas institucionales sobre logros educativos, se organizan ceremonias de entrega de títulos y exhibición de productos. Marcos que muestran vidrios sin rejas, paredes decoradas y personas felices.

La educación para la institución carcelaria tiene muchas funciones: además de brindar herramientas para la rehabilitación, o sea, trabajar en uno de los objetivos propuestos, ayuda a descongestionar (las celdas diariamente, las cárceles a largo plazo acortando el tiempo de pena por redención), reduce la violencia y tensión disminuyendo el ocio, permite espacios de evaluación de los presos, genera espacios deseables que aceitan mecanismos de premio-castigo, aumenta los recursos humanos con que cuenta el sistema (mediante convenios) y crea “buenas prácticas” que mostrar, aún cuando se trate de programas focalizados y de alcance limitado.

Si observar el marco que la cárcel coloca a estas actividades, las formas en que las embellece, permite estos análisis, también exige que miremos lo que queda por fuera de este marco. El desarrollo de la educación exige a las actividades enfrentar una serie de obstáculos. Primero encontrar las formas de acceso a la institución, que en muchos casos siguen criterios poco claros y recorridos vernáculos. Luego ajustarse a las dinámicas burocráticas y securitarias: autorizaciones, horarios y tiempos de acceso, revisiones físicas, restricción de materiales, disponibilidad de espacios. Después sostener procesos colectivos en medio de la inestabilidad permanente: criterios de acceso y permanencia a los cursos cambiantes, suspensión de actividades por medidas nuevas de seguridad o por superposición de actividades, por ejemplo. Este marco no muestra tampoco a la cantidad de personas que quieren estudiar y no se pueden inscribir (porque no hay lugar, porque no se han portado lo suficientemente bien, porque no se sabe si lo aprovecharán) o a aquellas que empiezan y no cuentan con ningún apoyo para continuar (un apoyo frente a un día deprimente, un guardia que no le deja ir a clase ese día, un juez que no le autoriza a salir a rendir un examen, un cuaderno que pueda no ser roto en la requisa). Sin duda que no muestra, como mencioné antes, que las personas que están presas se acercan a la educación porque hay mútilples formas de coacción para que lo hagan, que será solo luego de procesos específicos, dentro del aula, que encuentren que estos espacios pueden tener un sentido diferente que cumplirle al juez, al abogado, a la guardia o a la psicóloga que hace la evaluación.

Trayendo a Butler a la cárcel de nuevo, ella nos dice que estos marcos, con sus fines y arreglos adecuados a agendas específicas, son aún así incontrolables. Ese marco, la interpretación que genera y la forma en que afecta a su contenido, irremediablemente rompe con el contexto específico de su creación, al cambiar de tiempo y espacio y ser reposicionado, reinterpretado, desde otros contextos. Cuando una “buena práctica penitenciaria” logra salir del salón asignado y del folleto oficial para presentarse en un teatro, con público y prensa, cambian las formas en que es posible definir esa escena. Cuando una clase de secundaria genera pensamiento y escritura que se imprime y circula, y narra un motín desde un lugar diferente al de la crónica roja, habilita una ruptura con el marco previo, desbordándolo (3). La obra de teatro presentada en el Centro Cultural Goes por el colectivo “Las olvidadas” no le otorga la libertad a las presas que la hicieron y representan, no responde tampoco a su pregunta sobre qué pasará el día después que salgan, pero genera las condiciones para una evasión temporal, de ellas y del mismo marco, que genera otros diálogos, que visibiliza situaciones que no se querían mostrar de ese primer contexto, que genera afectos nuevos con interlocutores nuevos (4). La segunda función fuera de la cárcel nunca fue autorizada.

Y así es que el montaje permite otra operación que sostiene a la educación en cárceles: la posibilidad de una ficción. Una noción de la ficción no como lo falso, sino como lo que se desprende, por momentos, de la realidad más dura, la que no tiene fisuras, la que no muestra más que determinaciones. La educación como ficción se puede pensar entonces como la literatura, aquella que “despliega un saber y a veces la verdad sobre un universo reprimido, secreto, insconciente… [aquella que] del orden abstracto y frustrante de los signos sociales hace un juego, espacio de fantasía y de placer” (Kristeva, 1995, citado en Richard, 2009)⁠. Una ficción que encuentra un asidero en la realidad en la medida en que permite imaginar otras formas de esa realidad.

Cuando un programa de educación secundaria sostiene la ficción de que es posible inscribirse en la Universidad, genera una ficción que permite romper también con otras ficciones: que habiendo pasado por la cárcel solo se puede trabajar de cajera en un super o volver a vender pasta base. Permite también el reclamo de otras ficciones: si la educación es un derecho universal e inalienable a todos los uruguayos, por ende, el juez debe autorizar las salidas transitorias para asistir a clases terciarias. Sostiene la ficción de que todos somos iguales y el estado nos garantiza nuestros derechos. Son ficciones que dialogan con las múltiples ficciones que la cárcel sostiene sobre sí misma, introduciendo líneas de pensamiento, de afecto, de fuga, que abren la vida en la cárcel a múltiples horizontes. Y todas las ficciones juegan con “la realidad”, esa suma de discursos históricos y políticos, producto y construcción: las ficciones-relatos que se dicen reales por más que todos sabemos (desde nuestra experiencia más concreta) que no lo son, y las que diciéndose ficciones-relatos cambian la forma en que las cosas pueden ser, y cambiando el horizonte pueden cambiar también lo que son. Una ficción (el estudiante) dentro de otra ficción (el rehabilitado) que genera espacios nuevos y abiertos, desafíos a las variadas formas de control con que la cárcel quiere transformar-someter a las personas: la mujer que llega como incapaz de tomar buenas decisiones y que se debería volver una buena madre que prioriza el bienestar de su familia, se puede transformar en profesional, en dramaturga, en diseñadora de modas.

Y la que es ficción en tanto futuros posibles, es también montaje de nuevos escenarios dentro de la cárcel, permitiendo la asunción de roles también nuevos y diferentes: escritora, poeta, profesor, bibliotecario, joyera, diseñadora, estudiante, defensor de derechos humanos, fotógrafa. El contraste con los roles posibles fuera de los salones y dentro de los muros puede ser abismal, puede dar opciones alternativas a “la arrepentida” o “el violento”, posibilidades de vínculos diferentes a la imposición o el sometimiento.

Si el montaje es una ficción, una interpretación guiada, un relato específico, que no puede controlarse y desborda los intereses de aquellos que los montan, hay un punto en que la educación sostiene una de las realidades más inverosímiles: las personas que estudian en las cárceles redimen pena y pueden salir antes. Esto, como decía antes, condiciona a la educación en tanto requisito para, pero en la cárcel ¿qué puede ser más real que salir antes? ¿Qué puede ser más parecido a un sueño que salir antes? La educación en la cárcel conlleva así los extremos de lo pedagógico: la finalidad disciplinadora y normalizadora, exacerbada como discurso vacío en un contexto epocal donde su promesa meritocrática resulta inverosímil, y al mismo tiempo la posibilidad emancipadora de apertura a sujetos y mundos nuevos e inciertos.

La educación permite sostener la mayor de las ficciones: que los presos, los chorros y los pichis tienen algo que decir y pueden hacerlo, no solo sobre ellos sino sobre la cárcel, sobre la forma que le encontramos a la justicia. Saberes sometidos que encuentran espacios donde ser escuchados y valorizados. Ficciones que nos dicen, a los que no estamos en la cárcel, que estos irrecuperables e incorregibles, pueden hacer cosas diferentes y mostrarnos, a nosotros, las ficciones de nuestra integración y los encierros dentro de los que vivimos.

* La siguiente nota se basa en el trabajo realizado para la tesis “Coerción y libertad: la educación en cárceles. Un estudio de caso en una cárcel de mujeres de Uruguay”.

** Licenciada en Psicología (UDELAR) y Magíster en Estudios Políticos y Sociales (UNAM) con una tesis sobre educación en cárceles. Cursa Doctorado en Sociología en la UNAM.

Notas

1) Elaboración propia en base a datos publicados por el Ministerio del Interior (2014, p. 88). Estos número incluyen actividades educativas, deportivas y culturales, y no es clara la forma en que son construidos. Se podría considerar un piso superior del dato “real”.

2) Según datos del Comisionado Parlamentario Penitenciario (2016).

3) Se puede leer al respecto en http://brecha.com.uy/pres-y-diario-de-nuevo-en-la-calle/

4) Se puede ver una crónica al respecto en http://ladiaria.com.uy/articulo/2014/11/teatro-de-las-liberadas/

Referencias:

Butler, J. (2010). Marcos de guerra: Las vidas lloradas. Buenos Aires: Paidós.

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Fuente:http://www.hemisferioizquierdo.uy/#!Educaci%C3%B3n-en-c%C3%A1rceles-montajes-y-ficciones/nnsaa/5797f5160cf2b686e718bd93

Imagen:http://i0.wp.com/otrasvoceseneducacion.org/wp-content/uploads/2016/08/e686bc_16f6e909b0194652a5124f45f44487d1-mv2.jpg?resize=290%2C290

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