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El agotamiento del discurso pedagógico y la cancelación de horizontes para la reflexión

Por: Miguel Ángel Pérez

Para las personas que trabajamos en educación, un recurso fundamental que le da sentido a nuestro trabajo es la perspectiva teórico–práctica del discurso pedagógico. Sin embargo, el discurso pedagógico está acotado y vive un terrible fenómeno de crisis y saturación en estos momentos.

El discurso pedagógico se vincula con las prácticas educativas, con las corrientes del pensamiento vinculadas a explicar y darle sentido a los fenómenos educativos y con una serie de marcos de referencia que permiten clarificar conceptualmente de qué se habla cuando se habla de los distintos componentes del fenómeno educativo. De qué se habla cuando se habla de constructivismo, de competencias, de desarrollo de los sujetos, de reflexión de las prácticas, etcétera. El agotamiento de sus marcos como abanico de posibilidades es atribuido a que hemos entrado desde hace algunos años, a la generación de un discurso circular que lejos de generar nuevas posibilidades de generación discursiva, nos ha llevado a una especie de círculo vicioso, hablamos de lo mismo con distintas palabras o hablamos de nada con conceptos estelares.

Michael Foucault decía que las palabras no son las cosas, los fenómenos educativos (casi siempre) los docentes los viven en la acción vinculados con procesos complejos en contextos igualmente demandantes, las explicaciones de todo ello son amplias y dan poco lugar a nuevas elaboraciones.
La circularidad de las ideas y de las propuestas pedagógicas obedece a dos grandes factores:

  • Por un lado a la dificultad de aportar cosas nuevas o diferentes, ante un campo de conocimiento especialmente invadido por distintas ideologías, acotado y hegemonizado desde posiciones que han endurecido sus posturas y que no quieren ceder ante nuevas ideas y condiciones.

b) Por otro lado, ante la poca capacidad de los teóricos y prácticos educativos de aportar nuevas vetas y nuevos senderos para generar cambios o nuevas perspectivas que le den una nueva forma de entender y utilizar los aportes pedagógicos.

Es obvio pensar que requerimos innovar la forma de generar y consumir conocimientos pedagógicos, si bien la pedagogía es eminentemente innovadora requerimos innovar sus innovaciones y ello no tiene nada que ver con la inclusión del uso de los entornos virtuales o de la no presencialidad del acto educativo o la utilización de programas basadas en las TIC. No, la innovación de los conocimientos pedagógicos implica colocarse desde otro lugar y exigirse una nueva postura metodológica, en donde se inicie por cuestionar gran parte de lo aportado hasta ahora. Las verdades pedagógicas del presente en cuanto a prácticas educativas, procesos de enseñanza y aprendizajes, desarrollo de los sujetos, vinculación, escuela – entorno social, se han convertido en losas pesadas que estorban la incorporación de nuevas ideas.

En este plano lo que podría sugerir es abordar nuevas formas de analizar el discurso educativo, incluir el cine-debate, las narrativas, la fotografía, los relatos vivenciales, las aportaciones de los sujetos que desde una explicación ortodoxa se conciben como que no aportan. Colocarse en los márgenes del discurso pedagógico nos podría llevar a mirar lugares poco explorados para generar nuevos conocimientos. Los conocimientos que tendrán vigencia a lo largo del siglo XXI, gran parte de los actores educativos los están esperando para conocerlos, para practicarlos, para pensar y actuar en torno a ellos.

Actualmente tenemos mucha pedagogía pero poca educación y requerimos abrir un proceso que nos lleve a reinventar gran parte de la tarea educativa y lo que forma parte de ella.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-agotamiento-del-discurso-pedagogico-y-la-cancelacion-de-horizontes-para-la-reflexion/

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¿Hiperactivos o sobresalientes?

Por: Ileana Gólcher

La matrícula por salón de clases en las escuelas oficiales y en algunas particulares, por lo general, llega a 30 o 35 estudiantes. En ocasiones más. En atención a las diferencias individuales se pueden identificar alumnos de lento aprendizaje, con rendimiento normal o estándar; otros con alguna discapacidad y, en menor porcentaje, los que tienen alto coeficiente intelectual, denominados “sobresalientes” y con “talentos específicos”.

Pese a estas circunstancias que limitan o dinamizan el proceso de enseñanza, el docente por lo general imparte una misma clase, asigna tareas similares en complejidad, y la interacción se realiza sin mayores adecuaciones curriculares ni de otra índole. Históricamente, el sistema educativo panameño ha elaborado sus planes y programas de estudio, libros de texto y demás recursos de aprendizaje, de manera uniforme, para atender a quienes posean capacidades normales.

Existe la figura del “cuadro de honor”, que privilegia a estudiantes de mayor rendimiento, pero se olvida de descubrir las inteligencias múltiples del grupo. A partir del año 2000, el Ministerio de Educación (Meduca), mediante el Decreto Ejecutivo No. 1 de, 4 de febrero, establece la normativa para la educación inclusiva de la población con necesidades educativas especiales. Se considera con necesidades educativas especiales a los alumnos que para ser atendidos adecuadamente pueden requerir recursos de apoyo, ajustes o adaptaciones en una o varias áreas del currículum regular.

Los antecedentes de la Dirección Nacional de Educación Especial se ubican desde 1976, con el Programa Escuela para Pensar; Escuela Sin Murallas (1990); Estudiantes Creativos y Sobresalientes; y el Proyecto de Altas Capacidades (2011). La Dirección Nacional de Educación Especial del Meduca, para atender estas aptitudes sobresalientes ha trabajado de manera científica y tenaz bajo de orientación del psicólogo Alejandro Carrasquilla Jiménez. Este señala algunos indicadores para identificar a los estudiantes con aptitudes sobresalientes, por ejemplo, expresan ideas, conceptos y emociones con claridad; tienen memoria precoz de desarrollo mental: a los cuatro años ya son capaces de leer un libro; a los 18 meses identifican al menos seis colores; a los dos años y medio cuentan hasta el número 10; a los 30 meses memorizan cuentos, canciones y oraciones, y su lenguaje refleja riqueza conceptual y alto contenido simbólico, superior al de otros niños de su edad cronológica.

En ocasiones su talento puede poner en aprietos al docente más actualizado, porque desarrollan varias ideas a la vez, tienen alto nivel de abstracción, los libros escolares les resultan superficiales, tienen una curiosidad excepcional y un alto nivel de pensamiento crítico e imaginativo, las clases rutinarias les aburren y son independientes en sus actuaciones. Sin embargo, advierte Carrasquilla, un niño talentoso al sentirse amenazado puede volverse retraído o excluirse y es frecuente que elija sacrificar su creatividad para sentirse aceptado en el grupo.

El decreto en referencia indica, además, que “a los alumnos que demuestren competencias curriculares superiores a las que corresponden a su grupo de edad, se les ofrecerán opciones curriculares adecuadas a su nivel de habilidades y conocimientos, ya sea enriqueciendo los contenidos de su nivel o promocionando hacia el nivel superior”.

De ahí la importancia de crear programas de aptitudes sobresalientes y talentos específicos (2016), que entre otros objetivos aspira al descubrimiento de talentos y evitar la fuga de cerebros, la deserción y la apatía escolar.

¿Qué indican las cifras al respecto? Que estos estudiantes representan entre el 5% y 10% de la población. Se aproximan al porcentaje encontrado en alumnos con rendimiento académicamente excelente, son líderes en innovación y creatividad. Son la semilla cierta de las patentes y marcan el índice de creatividad y competitividad de una nación. Las políticas educativas no les prestan atención sostenida, debido a los prejuicios y estereotipos respecto a las altas capacidades y, también, por una legislación que mantiene su foco de atención en los niños de conocimientos y habilidades promedio o, bien, en los que se ubican en el nivel de discapacidad.

No obstante, podemos visualizar un futuro esperanzador en la medida en que se refuerce la Dirección de Nacional de Educación Especial; se capacite permanentemente a los docentes, a los padres y madres de familia y al público en general. Además, hay que estandarizar las pruebas para identificar a los alumnos con este potencial, pues a futuro Panamá lograría aumentar sus índices de patentes de invención, obtener mejores rendimientos en pruebas nacionales e internacionales, y entregar becas universales (basadas en talentos) para incursionar en las letras, la música y el deporte, entre otras tantas posibilidades.

Fuente: 

http://www.prensa.com/opinion/Hiperactivos-sobresalientes-Ileana-Golcher_0_4580542037.html

Imagen: 

http://images.prensa.com/opinion/Hiperactivos-sobresalientes-Ileana-Golcher_LPRIMA20160921_0147_1.png

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España: Los centros innovadores impulsan el cambio

España/30 de junio de 2016/Fuente: educacion3.0

Un centro innovador no sólo es aquel que utiliza tecnología; es el que tiene un proyecto que impulsa el cambio. Esta fue una de las conclusiones de la mesa redonda ‘Innovación educativa con las TIC: alumnos de hoy, profesionales del mañana’ organizada por Microsoft y Educación 3.0.

“Desde Microsoft entendemos que un centro innovador lo es porque ha creado un proyecto metodológico y pedagógico que quiere impulsar un cambio y las competencias en los alumnos”, explicó Óscar Sanz, director de Educación de Microsoft Ibérica.

Y para crear una iniciativa de este tipo y llevarla al éxito, resulta indispensable el apoyo de la comunidad educativa al completo: desde los docentes del centro al equipo directivo, las familias y, por supuesto, las instituciones. “Para que un centro pueda llegar a ser innovador necesitamos que todo el centro funcione como tal: se requiere un apoyo firme por parte de la dirección, cambiar la metodología y buscar innovaciones eficientes que sean eficaces y duraderas en el tiempo. Evidentemente eso lleva a nuevas prácticas como el aprendizaje cooperativo, por proyectos, la clase invertida…”, afirmó Andrés González, director del centro de innovación GSD (Colegios Gredos San Diego).

Además, las empresas tecnológicas pueden poner su granito de arena con iniciativas y soluciones adaptadas a este entorno. “Desde Microsoft nuestro compromiso es crear un entorno inmersivo e inclusivo de aprendizaje. De hecho, todas nuestras herramientas están enfocadas a ello. Por otra parte, nos caracteriza nuestro carácter abierto, con compatibilidad para múltiples dispositivos y plataformas. Los proyectos, la convicción de que la innovación tecnológica impulsa la diversidad y el apoyo a los entornos inmersivos e inclusivos del aprendizaje está en nuestro ADN”, explicó Sanz.

Por último, es muy importante el papel de las administraciones. En el caso concreto de la Comunidad de Madrid, la tendencia es dar autonomía a los centros para que creen sus proyectos propios. Así lo manifestó Ismael Sanz Labrador, director General de Innovación, Becas y Ayudas a la Educación de la Consejería de Educación, Juventud y Deporte: “Para nosotros es una apuesta dejar que los centros desarrollen sus propios proyectos. Luego, la forma de comprobar que esa autonomía se está utilizando bien es a través de los resultados”.

Transformar la evaluación

Como consecuencia, desde los centros educativos innovadores se reclama el cambio en la forma de evaluar el proceso de enseñanza-aprendizaje. “Si no lo cambiamos, es imposible transformar la forma de enseñar”, sentenció González, de GSD. Esta “falta de coherencia”, siguiendo las palabras de Manuela Lara, directora de Proyectos y Desarrollos Santillana Negocios Digitales, provoca que, en muchas ocasiones, la metodología innovadora pase a un segundo plano al llegar a determinado nivel educativo. “Nos estamos encontrando con centros que en 2º de Bachillerato pasan a utilizar un enfoque centrado en preparar las pruebas de acceso a la Universidad. Y si no lo hacen en este momento, los alumnos igualmente se encuentran con una brecha al llegar a la Enseñanza Superior, donde todavía no se están implementando este tipo de transformaciones”, comentó Sanz, de Microsoft.

Aun así, todo depende del centro, por lo que ya se pueden citar ejemplos que mantienen su metodología durante toda etapa escolar. “Hemos observado mejoras en los resultados de la PAE en nuestros alumnos y creemos firmemente que no tenemos que acabar con la innovación. Estamos condicionados por nuestro modelo de personalización, trabajamos por y para cada uno de nuestros alumnos y nos esforzamos para formarles como personas que sean capaces adaptarse a los cambios”, opinó Isabel Solana, directora del Proyecto EBI de la Fundación IRUARITZ-LEZAMA.

_MG_9588_533x358Tecnología e innovación

Toda esta innovación puede ir asociada a la tecnología, pero no es estrictamente necesario. “Su uso ha significado una apertura de los centros y la generación de redes y conversaciones interesantes. Una de las grandes ventajas de utilizarla en esta transformación es la visibilidad que ha dado a la labor de los profesores y los centros”, puntualizó Lara (Santillana). Además, posee un gran valor para potenciar la competencia de aprender a aprender. “No se trata sólo de llevar la tecnología al aula, sino de construir con ella un mundo distinto en el que los alumnos desarrollen contenidos y sean capaces de crear”, explicó José Fernando Juan, docente de Secundaria del Colegio Amorós de Madrid.

Esta es una de las razones de que sea necesario hacer un uso racional de la tecnología para que los alumnos estén en disposición de ser absorbidos por las empresas al salir del centro o, incluso, para crear las suyas propias. “De ahí que en los colegios tengamos la obligación de luchar por formar en los trabajos del futuro sin perder de vista su formación como personas. Esta dualidad está relacionada también con la tecnología, ya que la vamos a utilizar como herramienta”, ejemplificó David Bravo García, responsable de Sistemas y profesor de Primaria en el Colegio Árula de Madrid.

Con dificultades

Una de las dificultades a las que se enfrentan los centros a la hora de implantar tecnología está en la seguridad: no es lo mismo utilizarlas que hacer un uso confiado y responsable de ellas. “En Microsoft hemos estado un año entero trabajando para certificar y pasar una auditoría del Esquema Nacional de Seguridad para nuestras plataformas cloud y de colaboración y así adecuarnos a sus exigencias de privacidad y seguridad de los datos”, afirmó Sanz.

Con medidas como estas podría reducirse la reticencia de docentes y familias de utilizar algunas herramientas presentes hoy en día en la vida de los alumnos. Uno de los ejemplos más claros podría ser el smartphone, prohibido en muchos centros. “El móvil tiene muchas posibilidades en el aula. Puede utilizarse para confirmar un dato, por su cámara, sus aplicaciones… Pero muchos docentes piensan en él en negativo. Hay cierto miedo con respecto a la herramienta para utilizarla de forma correcta, y ahí es indispensable la educación del profesorado”, comentó Bravo, del Colegio Árula.

Precisamente la gestión del cambio es otra de las dificultades a las que se enfrentan los centros que desean transformarse. La razón: muchos docentes se resisten. “La gestión del cambio en centros depende de un liderazgo que de seguridad, que genere marcos de trabajo estable… Profesores innovadores hay muchos, pero a nivel de centro es muy difícil cambiar y es necesario un compromiso de todos, empezando por el equipo directivo”, concluyó Solana (Proyecto EBI).

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/los-centros-innovadores-impulsan-cambio/37225.html

Imagen: http://www.educaciontrespuntocero.com/wp-content/uploads/2016/06/MG_9548_533x360-500×338.jpg

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Nueva Zelanda: KPMG: Maori kids to learn skills of future leaders

Nueva Zelanda: KPMG: Maori kids to learn skills of future leaders

Nueva Zelanda/ Mayo de 2016/Nueva Zelanda Herald

RESUMEN: Los autores Joe Hanita y Riria Te Kanawa de KPMG y Jamie Rihia de ASB, expresaron su preocupación en torno a la educación, en particular, y la medida en la que se fomenta la creatividad, la curiosidad y el descubrimiento personal. El enfoque tradicional ha sido la de pedir a los niños lo que querían hacer y luego ayudarles a adquirir habilidades técnicas para darles la mejor oportunidad de éxito. Ahora esas habilidades técnicas se están volviendo obsoletas debido a la influencia de la automatización, la robótica y la tecnología digital. Muchas de las carreras de hoy van a desaparecer y muchas nuevas funciones surgirán. Nuestra responsabilidad es asegurar que fomentamos características y habilidades blandas en nuestros niños que ayudan a que participen plenamente en una sociedad donde el cambio es la única constante. En pocas palabras, tenemos que evitar caer en la trampa de educar a nuestros hijos para los puestos de trabajo atractivos de la actualidad que bien podría desaparecer mañana.
Maori children need to avoid the trap of being educated for the attractive jobs of today that might not be available tomorrow.
That’s one of the conclusions of Maui Rau, the new report by consultancy firm KPMG. Education is a persistent theme of the report, as it attempts to chart a fresh course for Maori businesses and organisations, reflecting the sentiments and suggestions from a series of hui held across the country with Māori leaders in January and February.
The report, by authors Joe Hanita and Riria Te Kanawa of KPMG and Jamie Rihia of ASB, says: «Contributors expressed concern around education in particular, and the extent to which it fosters creativity, curiosity and self-discovery.»
That was backed up by Ariana Paul and her husband, Tama Potaka, who had concerns about their children’s education three years ago.
«We could see the education system wasn’t getting our kids interested and hooked, particularly around the areas of science and physics and engineering,» Paul recalls.
Talks with family, friends and other parents revealed others shared their concerns; Paul’s research led her to Young Engineers, an international suite of education programmes focusing on STEM (science, technology, engineering and mathematics).
Young Engineers is taught in 13 countries and Paul secured the rights to roll it out in New Zealand. With business partner Jeanne Kerr, she also set up a second company, Squiggle, to run school holiday programmes as another way to engage children in educational activities that are fun and interactive.
Paul believes Young Engineers and Squiggle have the potential to have a major impact on the statistics for Maori education, which lag behind those of the general population.
Maui Rau’s authors say achieving Maori aspirations «will require courageous approaches to improving educational attainment» and may involve looking further than the existing school system.
The traditional approach has been to ask children what they wanted to do and then help them to acquire technical skills to give them the best chance of success.
«Now those technical skills are becoming obsolete due to the impact of automation, robotics and digital technology. Many of today’s careers will disappear … and many new roles will emerge.
«Our responsibility is to ensure we foster characteristics and soft skills in our tamariki (children) that help them to participate fully in a society where change is the only constant. Simply put, we need to avoid falling into the trap of educating our children for the attractive jobs of today that might well disappear tomorrow.»
Paul agrees: «All young kids start out with naturally inquisitive minds. But if they become institutionalised by the school system – and this is especially the case with Maori kids – those enquiring minds can be dimmed very quickly.»
In contrast, STEM programmes encourage innovative learning and problem-solving based on real-world applications. According to Paul, those are precisely the skills future leaders will need.
«Research shows we will need more innovative thinkers and people in the science field. We’re going to need these kids to drive our economy forward, so we have to start teaching those skills at a young age.»
Paul and Kerr’s strategy is to use the Squiggle programme as a vehicle to take Young Engineers to their communities. Both businesses are growing steadily; Paul says she and Kerr are now able to relinquish their initial, highly hands-on approach to concentrate on strategic issues.
One is nurturing links between Young Engineers programmes and Maori business. She says there are numerous places for Maori businesses to seek new opportunities, across different sectors, within other iwi, and through global networks.
«For instance, if I’ve got this programme for Young Engineers – and you’re having a problem getting young people into your sector – let’s talk about working together to develop young farmers or environmentalists or whatever it may be.»
«We should also be open and brave enough to explore how we can work with other iwi. A classic example is Ngai Tahu working with Tainui – you would never have thought that would happen 10 or 20 years ago.
Paul says aspiring Maori businesses must think globally and connect with those living around the world – a thought echoed by the report’s authors.
«As the Maori Diaspora continues,» the report says, «cities, both within Aotearoa and overseas, are likely to be hotbeds of additional tribal talent. Engaging with this group to drive positive tribal outcomes is something to consider seriously and plan for now.»
Por: nzherald

Photo / Supplied

Fuente: http://www.nzherald.co.nz/kpmg/news/article.cfm?c_id=1503886&objectid=11643895
Foto: http://media.nzherald.co.nz/webcontent/image/jpg/201622/KPMG-MR1_620x310.jpg

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Ángel Díaz Barriga, referente de la educación en México

Por Judith Ureña/ Ciudad de México. 28 de abril de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).-

Pese a sus enormes aportaciones al área, reconoce que su incursión fue muy accidentada, ya que vivió con un grupo que estaba vinculado con los temas educativos; aunque inicialmente intentó caminar hacia la psicología, terminó con lo que él denomina “algo muy parecido” que es la pedagogía, la cual acabó por ser su profesión.

barriga1okSi bien es cierto que el experto se excusa en Rodolfo Bohoslavsky y su libro Orientación vocacional, la estrategia clínica (Nueva Visión, 1971) para señalar que la vocación se va haciendo a lo largo de la vida y que no se nace con ella, el doctor muestra —desde el inicio— un interés peculiar en la educación, lo que lo llevó a ingresar al Centro de Didáctica, el que después se convirtió en el Centro de Investigaciones y Servicios Educativos (CISE).

Tras escribir sus primeros artículos, notar el impacto que tenían y cómo eran acogidos en la comunidad, llevó a cabo su primer libro —del cual tuvo que pagar una parte para la edición— Didáctica y currículum (Nuevo Mar, 1984), mismo que planea rehacer, pese a que ya enfrenta la primera dificultad al respecto: rehacer un libro de hace 30 años es muy difícil, pero al ser una de sus publicaciones con más venta, siente un compromiso moral con su actualización.

Díaz Barriga es un orgulloso egresado de la Escuela Normal Superior de Coahuila, donde dio inicio su vida escolar para luego atravesar por un largo año en el proceso administrativo de revalidación para ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y uno más para cubrir todos los prerrequisitos solicitados y poder aspirar a lo que era, en ese entonces, “profesor de educación primaria” y luego “profesor de enseñanza media en pedagogía y técnico en educación”.

El encuentro con la investigación

El Centro de Didáctica fue un espacio creado por Pablo González Casanova cuando la UNAM, después de 1968, entra en un proceso de renovación pedagógica, afirma el también doctor en pedagogía. La etapa de González Casanova está marcada por la creación del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), con el argumento de que los estudiantes deben aprender dos lenguajes y dos ciencias: matemáticas y español; matemáticas e historia. Es decir, a pensar históricamente o a pensar matemáticamente.

Lo anterior, de acuerdo con su experiencia como académico, permite identificar a aquellos que provienen del CCH, de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) o de otras preparatorias, sean públicas o privadas, porque también hay modelos del CCH privados. “Uno encuentra alumnos más inquietos, con mayor capacidad de lectura, con mayor autonomía en su capacidad de trabajo, porque fue algo que se promovió”, asegura el también miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Es durante el proceso de estudiar e ingresar a la UNAM que el doctor Díaz Barriga comenzó a trabajar en escuelas primarias, secundarias y normales, lo cual para su trabajo de investigación lo dotó de un background importante.

Con la creación del Centro de Didáctica se busca la formación de profesores, ya que el momento coyuntural del país así lo requería, puesto que la educación se expandía de manera importante. Mientras que la matrícula nacional de 1970 era aproximadamente de 270 mil estudiantes, terminó (en 1980) en cerca de 810 mil alumnos, como parte de la política de Estado que se estaba implementando, afirma el investigador.

barriga2Tras el movimiento de 1968, el entonces presidente Luis Echeverría no solo buscaba fortalecer la UNAM sino también las universidades públicas estatales, lo que dio pie a la expansión del sistema de educación superior en México.

El también honoris causa y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias considera que hay dos momentos claros en los que se llevan a cabo la modernización de la educación en el país: la primera, con la creación de Ciudad Universitaria, y la segunda con Luis Echeverría, cuando se empieza a ver el tema de lo pedagógico como un problema.

Es entonces cuando la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) crea su programa nacional de formación de profesores, al tiempo que la UNAM conforma dos centros para crear profesores: la Comisión de Nuevos Métodos de Enseñanza y el Centro de Didáctica, aunque existía un tercero pero que se había creado con dinero de la Organización Panamericana de la Salud, el Centro Latinoamericano de Tecnología Educativa para la Salud (Clates), narra el investigador.

Hacia mediados de los años 70, la UNAM concluye que debe fusionar estos centros y a mediados de 1977 cambió de nombre para convertirse en: Centro de Didáctica y Comisión de Nuevos Métodos y se crea el Centro de Investigaciones y Servicios Educativos (CISE), con lo que se les asigna la tarea de investigar, siendo así como inició el despegue de esta generación que no contó con profesores que los formaran, sino que se fueron haciendo con el tiempo y las experiencias.

En este punto, el investigador emérito comenzó a interesarse en cómo hacer que los profesores mejoraran su sistema de enseñanza y, con estos, sus técnicas de evaluación, aunque más enfocado en la educación superior.

Es tras la incorporación al Centro de Estudios sobre la Universidad (CESU), una creación del doctor Guillermo Soberón, que en el contexto educativo comienzan a aparecer las políticas de planeación; lo que conocemos como evaluación, en los años 70 era planeación.

Para 1986, bajo la tutela de Jorge Carpizo, se lleva a cabo la integración formal de estos investigadores al Centro de Estudios sobre la Universidad, con lo que el doctor Díaz Barriga comenzó a sentirse como un verdadero investigador, según relata.

Publicaciones, conceptos y estancia en el CESU

Tras recibir sus primeros dictámenes en los que le decían: “Nadie ha escrito esto”, mientras para los demás era visto como una objeción, él lo tomó como un halago. Fue así como aparece en escena uno de sus ensayos más replicados, tanto dentro como fuera del país: Tesis para una teoría de la evaluación y sus derivaciones para la docencia, algo destacado si consideramos que para entonces Internet no tenía la preponderancia de ahora, el medio más rápido de difusión para entonces era a través de fotocopias.

Uno de los conceptos de los que está más orgulloso, pese a que en la literatura no se maneje tal cual es el de “arbitrario”, que no es lo mismo que arbitrariedad. De acuerdo con Díaz Barriga, este concepto hace referencia a las negociaciones que puede tener un profesor con sus alumnos en torno a su forma de evaluar, ya sea para beneficiarlos o perjudicarlos.

barriganewOtro momento relevante es el año 1985, cuando el doctor escribió que la palabra “evaluación” venía técnicamente de “control” y que durante esa etapa era frecuente hablar de planear, realizar y controlar. Durante esta transición, la palabra control sustituye la de evaluación.

Posteriormente, sus estudios girarían en torno a las didácticas, ya que mientras en 1935 se hablaba de metodología, a finales de los 80 estaban en boga: planear, realizar y evaluar, lo que posteriormente dio pauta al rendimiento escolar.

De la mano de sus investigaciones y estudios, adquiere la responsabilidad de ser el primer director interno del CESU, cargo en el que estuvo por ocho años, durante los que intentó proyectar el Centro en su totalidad y no solo un área en particular. Este elemento —considera Díaz Barriga— fue el que sentó las bases para que el Centro se transformara en el actual Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE).

El futuro del país en materia educativa

Actualmente, y tras cumplir 10 años lejos de la dirección del Centro, reconoce que se encuentra en una etapa muy pujante de investigación y más en un contexto en el que el país vive “enloquecido por la evaluación, lo cual no debería de ser el objetivo, toda vez que somos la comunidad internacional más evaluada del mundo», puntualiza el experto, ya sea por el informe anual de actividades, la carrera académica interna, entre otros. Es decir, por todos lados la evaluación está bordeándonos.

Lo anterior es calificado por el académico como un exceso y perversión, ya que más allá de poner a competir a profesores y alumnos, se tendría que estar trabajando en la confianza del estudiante y eso redundaría en una relación mucho más sana.

En cuanto al papel de los profesores y la evaluación a su desempeño, no es tal. Se trata de un modelo que él denomina de “palo y zanahoria”, en donde si el educador se integra al método de evaluación, se le da la zanahoria, premio o recompensa, de lo contrario, será calificado de “flojo” y recibe un palazo. Bajo este modelo, el Estado está culpando a los maestros de un error del propio Estado: echar a perder las normales, en donde las deficiencias no son solo culpa del maestro.

El punto básico de todo esto es, resume el también conferencista, “si el sistema de evaluación de docentes no genera confianza en estos, es un sistema que fracasó”. La educación en este país va hacia un modelo de números, a lo que uno de sus colegas denomina la “República de indicadores”, hacia un modelo donde todos se preocupan por números y por el factor de impacto.

«Una evaluación que no te dice cuáles son tus puntos de mejora, no te dice nada», afirma quien se ha especializado en temas de didáctica desde 1972 y quien se califica como un fiel creyente de que la educación en nuestro país puede ser mejor, pero la única posibilidad de alcanzarlo es a través de los maestros. Asegura que este país ha cometido un grave error al despreciar al maestro y colocar la profesión docente como algo sin sentido, sin razón de ser.

«Hay un desprecio en este país hacia la profesión docente y ¡cuidado!, porque es la que nos enseñó a leer a todos”, concluye el doctor Ángel Díaz Barriga.

Fuente: http://www.conacytprensa.mx/index.php/sociedad/personajes/6933-educacion-evaluacion-docencia

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Nuevas tecnologías facilitan el aprendizaje de los niños

17 abril 2016/ Autor y Fuente: http://www.publimetro.co/

Las nuevas tecnologías son una de las opciones más idóneas para individualizar el proceso educativo y adaptar los procesos de enseñanza-aprendizaje a las características de cada niño hoy en día.

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