India: Exigimos cambios para poder tener un futuro

Redacción: Instituto Tricontinental de Investigación Social/Rebelión

El 18 de noviembre, estudiantes de la Universidad Jawaharlal Nehru (JNU) de India marcharon hacia el parlamento de Nueva Delhi como parte de las grandes protestas contra el alza en las tarifas estudiantiles. Cuando lxs estudiantes comenzaban la marcha, la policía de Delhi la declaró ilegal. A medida que lxs estudiantes persistían, la policía comenzó a arrestarles y golpearles. Otrxs continuaron, sin dejarse intimidar por la represión. La policía atacó a lxs estudiantes y lxs golpeó brutalmente. Shashibhushan Pandey se sacó los lentes oscuros y dijo “Soy ciego”, a lo que un policía respondió “¿Por qué vienes a la protesta si eres ciego?”.

La Unión de Estudiantes de la JNU (JNUSU) —que ha liderado la campaña contra la destrucción de la educación pública— mostró que se han regalado enormes cantidades de dinero a grandes corporaciones mediante rebajas de impuestos y mediante préstamos que no han sido devueltos, mientras lxs estudiantes se ven forzadxs a pedir dinero a sus familias, endeudarse o abandonar su educación. Las prioridades de un gobierno que privilegia las rebajas de impuestos a la clase capitalista mientras debilita el potencial de estudiantes son las de una civilización que ha perdido el rumbo. En el volante para la Gran Marcha al Parlamento, la JNUSU planteaba dos cuestiones fundamentales: “Exijamos si el 99% puede estudiar o no. Preguntemos por qué los impuestos del 99% son gastados solo en el 1%”. La respuesta la dieron las botas, los palos y el carro lanza agua de la policía. La presidenta de la JNUSU, Aishe Ghosh, quien fue detenida ese día, se dirigió a las redes sociales para decir que los golpes y el acoso “no ayudarán a suprimir nuestras voces”.

El hashtag de esta serie de protestas es #FeesMustFall (las tarifas deben bajar), un eco del grito en todo el planeta, de las protestas estudiantiles contra las alzas en las tarifas desde Sudáfrica a Chile. ¿Por qué los gobiernos están aumentando las tarifas y haciendo tan cara la educación superior? Primero, el ataque a la educación superior es parte de una amplia política de austeridad, en la que los gobiernos recortan los gastos sociales de sus presupuestos —salud, cuidado de lxs mayores, mitigación de la pobreza, educación— para evitar aumentar los impuestos que deben pagar las grandes empresas. Segundo, ha quedado claro que la educación pública, y las organizaciones estudiantiles de estas instituciones, son lugares importantes para desafiar la irracionalidad de las políticas neoliberales y neofascistas. Se está planteando que la deuda disciplinará a lxs estudiantes para que se dediquen más a sus propias carreras —para ser capaces de pagar la deuda— que a asuntos de gran relevancia política.

Pareciera que la interpretación más estrecha de la educación gobierna a los políticos; ven la educación como parte de una construcción de carrera individual, no como parte de la construcción de la sociedad. La tendencia básica del capitalismo es convertir la educación en una mercancía, y no permitir que sea un recurso común. Si la educación se mercantiliza, lxs estudiantes son reducidos a ser mercancías; la sensibilidad de explorar ideas y la insistencia de imaginar un mundo nuevo basado en valores humanos se erosionan entre lxs estudiantes. El impacto sobre lxs profesorxs refleja el de lxs estudiantes, ya que lxs profesorxs son empujados a enseñar más e investigar menos, a enseñar más y a discutir menos sobre valores políticos básicos (como se ha establecido explícitamente en el borrador de la Política Nacional de Educación del gobierno de India). Prabhat Patnaik, profesor emérito de la JNU, sostiene correctamente que “Una comunidad académica que se ve obligada a enseñar e investigar excluyendo la defensa de las libertades y derechos, ni siquiera tendrá éxito al enseñar o investigar. Esto requiere libertad de pensamiento y expresión; la negación de esas libertades perjudica también a la enseñanza y la investigación. Y sin embargo, no hay ninguna mención de estos requisitos en todo el informe, aunque están siendo atacados actualmente, con la amenaza constante a la academia de cargos bajo las leyes de sedición”. El pensamiento se seca, las universidades y las escuelas se vuelven desiertos intelectuales.

El 29 de noviembre, lxs estudiantes de Pakistán tomarán las calles; los asuntos que los convocan son muy similares a los que presionan a lxs estudiantes indixs. Sobre el levantamiento estudiantil, el historiador Ammar Ali Jan escribió acerca de la “ausencia de principios”, la ausencia de un programa claro que “acecha nuestro presente, con la confusión y el cinismo bloqueando la posibilidad de políticas transformadoras”. En el Festival Faiz organizado por el Colectivo de Estudiantes en Lahore, Arooj Aurangzeb, Mohsin Abdali y otrxs cantaron consignas revolucionarias por nuestra esperanza de romper con el cinismo y la confusión y encontrar el camino hacia la transformación. El poema cantado en el video es de Bismil Azimabadi; los versos son poderosos:

El deseo de sacrificarnos está en nuestros corazones.

Veremos cuánta fuerza hay en las armas de los asesinos.

Cantar sobre el sacrificio no es metafórico. Esta semana fue el 25º aniversario del asesinato de cinco estudiantes y activistas por la juventud en Kerala: KK. Rajeevan, KV. Roshan, K. Shibulal, K. Madhu, and C. Babu. Estos activistas de la Federación de la Juventud Democrática de India y de la Federación de Estudiantes de India lucharon para defender y expandir la educación pública. Fueron asesinadxs por el gobierno de derecha debido a sus esperanzas.

Una semana antes de que lxs estudiantes indixs marcharan al parlamento, delegadxs de 60 organizaciones, sindicatos y partidos políticos se reunieron en Brasília (Brasil) para la cumbre de los BRICS de los Pueblos. La declaración de cierre del encuentro captura el núcleo de lo que lxs estudiantes estaban diciendo en Delhi: exigimos cambios para poder tener un futuro. La idea de un “futuro” es fundamental es nuestros tiempos. El pensamiento neoliberal tiende a sostener que vivimos en un eterno presente; que el “futuro”, un concepto tan utópico, ya no es posible. En otro artículo reciente, Prabhat Patnaik desarrolla la famosa cita de Marx: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. Marx, escribe, no apuntaba a dos actividades separadas: interpretación y acción. Más bien, Marx sostenía que un tipo de intelectual interpreta el mundo “atrapado en la visión de mundo que existe”; y otro tipo de intelectual interpreta el mundo “desde un punto de vista que implica la construcción de una imagen de un mundo alternativo diferente al suyo”.

Los programas de acción que van más allá de los contornos del presente, que están enmarcados por las contradicciones del capitalismo, necesariamente tendrían que confrontar los límites del sistema. El financiamiento adecuado para el sector social, incluyendo la educación superior, no está disponible en este sistema, no porque sus gerentes no sepan sobre los bajos niveles de financiamiento, sino que porque están decididos a no entregarlos. Luchar por el futuro —la revolución— requiere de luchas constantes por el presente —reformas—. “La revolución”, escribe Prabhat Patnaik, “es el resultado de un compromiso incondicional con la reforma, aunque el resultado tiene que ir necesariamente más allá de la reforma específica”. El resultado es, como dicen los BRICS de los Pueblos, el futuro.

Cuando las reformas se acercan a los límites calcificados de lo que es permisible —como la nacionalización de los recursos—, entonces las persianas de la civilidad se cierran. En la declaración de cierre de la cumbre de los BRICS de los Pueblos aparece la frase “guerras híbridas”. En nuestro dossier nº 17 (Junio de 2019) desarrollamos el término para referirnos a “una combinación de guerra no convencional con la insurgencia de actores de la sociedad civil, que abarcan así fuerzas estatales y una variedad de actores no estatales”. El golpe contra el gobierno de Bolivia el 11 de noviembre fue conducido precisamente a través de la estrategia de la guerra híbrida. Había una lucha de larga data, de casi trece años, para socavar la política gubernamental de nacionalización de los recursos, parte de la cual era conducida directamente por la embajada de EE.UU. (En 2007, cuando unos magnates mineros estadounidenses querían conocer al vicepresidente de Bolivia, el embajador estadounidense Philip Goldberg dijo: “Lamentablemente, sin dinamita en las calles es difícil que la embajada o las mineras internacionales puedan lograr incluso ese pequeño objetivo”). Sin dinamita en las calles: todo fue transformado en arma el año pasado, incluyendo a la Organización de Estados Americanos (60% de cuyo presupuesto es pagado por Estados Unidos), los generales bolivianos (muchos de los cuales fueron entrenados en EE.UU.) e incluso intelectuales y líderes de ONG.

Una de las aristas de la guerra híbrida es la batalla por la información. Una víctima de esta guerra híbrida es el reconocimiento de los enormes avances hechos en Bolivia por el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), dirigido por Evo Morales Ayma. Fue como si Morales y su gobierno se hubieran buscado este golpe, y no fuera un golpe contra la nacionalización de recursos liderado por una camarilla neofascista dentro de Bolivia (ahora culpable de una masacre en Senkata). Contra este desprecio casual —y pedante— hacia el trabajo del gobierno del MAS, Roxanne Dunbar-Ortiz, Ana Maldonado, Pilar Troya Fernández y yo escribimos “Carta a intelectuales que desprecian revoluciones en nombre de la pureza”. Nuestra carta es sobre el ritmo de las revoluciones y sobre la centralidad del socialismo indígena y feminista para los procesos revolucionarios en Bolivia y Venezuela. Aquí un breve extracto del ensayo:

Estos procesos revolucionarios no solo han tenido que funcionar dentro de las reglas de la democracia liberal, sino que al mismo tiempo han debido construir un nuevo marco institucional a través de las comunas y otras formas. Fue ganando las elecciones y haciéndose cargo de las instituciones del Estado que la revolución bolivariana pudo dirigir sus recursos hacia un aumento del gasto social (en salud, educación, vivienda) y hacia un ataque directo contra el patriarcado y el racismo. El poder del Estado, en manos de la izquierda, fue utilizado para construir estos nuevos marcos institucionales que extienden el Estado y van más allá de él. La existencia de estas dos formas: instituciones democráticas liberales e instituciones socialistas feministas, ha hecho estallar el prejuicio de la “igualdad liberal” ficticia. La democracia, reducida al acto de votar, obliga a los individuos a creer que son ciudadanos con el mismo poder que cualquier otro ciudadano, independientemente de sus posiciones socioeconómicas, políticas y culturales. El proceso revolucionario desafía este mito liberal, pero aún no ha logrado superarlo, como se puede ver tanto en Bolivia como en Venezuela. Se trata de una lucha por crear nuevo consenso cultural en torno a la democracia socialista, una democracia que no está basada en un “voto equivalente” sino en una experiencia tangible de construcción de una nueva sociedad.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=263086

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Robinsonadas Bolcheviques

Por: Heriberto Rivera

Tiempo que llega, tiempo que se va; Se está cumpliendo el primer centenario de un hecho histórico que cambio el mundo, que fue determinante para toda la humanidad, como lo fue el octubre luminoso de la revolución de octubre, de la revolución bolchevique, la creación humana mas cerca de la redención social de los pueblos.

Sin duda alguna, a la cabeza de ese proceso revolucionario estuvo el gran LENIN, quien junto a otra luminaria del pensamiento y la acción, me refiero a Trotsky, seudónimos de ambos que han trascendido los eventos revolucionarios del siglo XX, y hoy en pleno siglo XXI, siguen dando enseñanzas de su legado.

Para comentar sobre la revolución rusa, es necesario tener presente, más allá de los sentimentalismos y romanticismos- que son un riesgo que agobia el pensamiento- decía tener presente la educación, la escolaridad en el zarismo y luego en el comienzo y su posterior desarrollo de la revolución  de los soviets.

El sistema  educativo en la época de los zares puede ser considerado ineficaz y retrogrado, que no alcanzaba a todos los sectores de la población, en una sociedad extremadamente rural, donde el analfabetismo era del 78 %, cifras que mejoran en los primeros momentos de la revolución y que en el año 1933  logra situarse en 33%.

Rusia, cuya población diezmada y país atrasado culturalmente hablando, paso a ser una potencia industrial, gracias a los planes económicos desarrollados en sus setenta años de la existencia de la llamada URSS; pero esto obedeció a la transformación de su educación.

Es así, que el primer paso es la creación en noviembre de 1917 del NARKOMPROS, que fue el comisionado popular de educación, que nacionaliza y rescata todas las instituciones educativas, declarando la separación  iglesia escuela y estableciendo la unificación del sistema escolar creándose  un sistema politécnico.

El sistema politécnico, había sido un señalamiento de Carlos Marx,  cuyos principios sobre el régimen combinado  de producción material y enseñanza, que seria el fundamento de la escuela y trabajo, la escuela y taller de nuestro Simón Rodríguez; sin duda, que se estaba tras la huella de Marx, quien no tuvo tiempo para escribir sobre el tema educativo, pues su ocupación fue estudiar el capital y crear su metodología dialéctica para el análisis social y económico; sin embargo mantuvo que la educación es un problema a resolver para transformar una sociedad.

El régimen combinado se basa y tiene sus razones  en la necesidad de que trabajo e institución (trabajo material y trabajo intelectual) no vallan cada uno por su lado, hay que entenderla dentro de su crítica general a la división del trabajo, precisamente porque, según  Marx y Engels la división del trabajo sólo se convierte en verdadera división a partir del momento en que se separan el trabajo material y el mental.

La división del trabajo no sólo es la base de la división de la sociedad en clases, sino que además es la causa de la enajenación del hombre por el trabajo, de la extrañeza del hombre respecto a su propia actividad, de la esclavización del hombre al trabajo.

Es así como en plena revolución bolchevique nace el fundamento de la pedagogía socialista. De acuerdo con dicho cimiento es preciso que el trabajo fabril constituya la base y el centro de la educación. De igual modo, este trabajo constituye la base de la escuela socialista. La enseñanza intelectualizada y academicista con su «contenido de clase específico», debe ser sustituida por una «pedagogía del trabajo», con un objetivo a la vez económico y humano en sentido universal. El trabajo práctico-productivo debe ser el medio por el que se lleven a cabo la educación y la instrucción del hombre socialista del futuro, ya que, de acuerdo con Marx y Engels, sólo el trabajo social puede volver a humanizar al «hombre deshumanizado» a lo largo del proceso histórico, pensamiento que hoy en pleno siglo XXI está completamente vigente.

El hombre, aunque unilateral «en acto», es polivalente «en potencia» y es esta polivalencia la que es colocado como el fin de la educación. ¿Qué es lo que debe entenderse por polivalencia? Dietrich nos ayudará de nuevo en este punto:

Marx entiende por «polivalencia» la «movilidad absoluta del trabajador» en la industria y en la sociedad. El trabajador, el hombre, debe poseer una formación polivalente, lo que quiere decir que debe ser posible emplearle en cualquier trabajo. Esto permite pensar los fundamentos de una formación intelectual en función de una actividad tan universal como sea posible.

El gran líder de la revolución, Lenin, siempre tuvo claro, que la escuela era una herramienta fundamental para construir la sociedad socialista del futuro, que la clase obrera por si sola era incapaz de prepararse para comenzar su transformación. De allí, que se hace necesario lograr una gran formación, claramente delineada, con metas y objetivos claros para que no se desvié  el proceso revolucionario.

El objetivo era preparar a una nueva generación para que asuma su papel como clase trabajadora y convertir a los individuos en elementos activos de una sociedad socialista (dentro de  una sociedad en transición de lo agrícola a lo industrial).

En el campo de la pedagogía socialista de la revolución, hubo tres personajes que se destacaron en el campo educativo e hicieron grandes aportes ala transformación de la educación; una de ellas fue Nadezhda Krupskaya, esposa de Lenin, pero quien brillo con luz propia en el pedagogía revolucionaria, haciendo aportes al tema de  la educación popular y democracia, distinguiendo entre educación capitalista que reprime la identidad y bloquea la conciencia, y la socialista, que hace florecer la identidad propia.

Otro pedagogo fue  Anton Makarenko, para algunos fue un pedagogo controvertido, murió a temprana edad escasamente a los 40 años; fue el creador de las comunas de trabajo para jóvenes, siendo su trabajo en condiciones difíciles, pues Rusia era un país devastado, la guerra de intervención extranjera, los dramas de la revolución; niños abandonados, huérfanos desenraizados.

Para Makarenko, el trabajo educativo es, ante todo, un trabajo de organización, perseguía un nuevo estilo, por encima de métodos y técnicas pedagógicas, pues la educación es para él un proceso social, lo esencial es la formación en el colectivo, es el colectivismo.

Pavel Blonskij, otro gran pedagogo de la revolución bolchevique, que según el escritor alemán  Th. Dietrich, citado por Palacios, Blonskij, fue el primero y el único que trato de tomar en serio la definición que  Marx había dado de la educación politécnica, ateniéndose fielmente al sentido que la había dado Marx.

Consecuentemente, Blonskij, estuvo convencido, según  Palacios (1997)  “de que la confluencia del proceso histórico y la reunión de la educación y la producción material conducirían al hombre nuevo y desarrollado”.

Blonskij, fue el gran impulsador de la escuela del trabajo, con dos ejes fundamentales, uno la formación politécnica y el otro eje procede del movimiento de reforma de la educación, donde el niño debe ser liberado de los obstáculos que suponen unas concepciones educativas hechas a medida de los adultos; Según Palacios, “el niño tiene que estar en el centro del trabajo pedagógico y en función del niño deben organizarse todas las tareas en las que él esté implicado”.

La idea de Blonskij combinaba  la formación politécnica y la sociedad nueva, seria una actividad de carácter vinculante, pues no podría construirse  la nueva sociedad o la sociedad  del futuro socialista con la vieja formación ligada a los oficios artesanales.

Para ello, Blonskij con su pedagogía, plantea la unificación de la vida activa y la enseñanza, “convencido de que a través de esta unificación será posible  el aprendizaje  de los trabajos productivos como las bases económicas de la vida”.

La formación politécnica, fue su basamento, pues sabia que la misma permite la superación del pasado clasista de la sociedad; su planteamiento fue más lejos, al plantear “una escuela sin escuela” ya que la escuela y la vida no deben ser extrañas la una a la otra, “la escuela del futuro debe identificarse, con la vida social, es decir, la sociedad debe hacer desaparecer la escuela en cuanto institución del estado y trasladarla  a la vida del trabajo social”.

En cuanto a la organización de la educación, para dar paso a la escuela del trabajo, deben desaparecer entre otros elementos, el tiempo de clase, las materias escolares, el concepto de clase que agrupa a los niños según la edad y no sobre su nivel de desarrollo, el maestro como funcionario autoritario, la importancia del academicismo e imitación y el menos precio por la actividad manual, el estar tranquilos y sentados durante toda la clase.

Ya desde ese tiempo, se hacía y hoy mas que nunca, superar el modelo curricular fundamentado en lo que algunos llaman la Ley de tres unidades: unidad de tiempo, unidad de lugar y unidad de acción (todos en el mismo lugar, al mismo tiempo, realizando las mismas actividades de aprendizaje) Rivera (2014).

Esa nueva educación de Blonskij, se fundamenta en tres momentos diferenciados, donde los niños y adolescentes se  deben formar en actividades libres, donde experimenten sus propias vivencias a través de lo él dio en llamar ROBINSONADAS, donde deben de vivir como hombres primitivos, inventando herramientas, construyéndose refugios, procurándose ropas y alimentos, reproducción creadora, forjando filosofía de la vida, haciendo buen uso del ocio creativo.

Es esas actividades Robinsonadas, donde  el principio de Marx de educación y producción material encuentra su mas clara concreción.

Este robinsoneo práctico de Blonskij, es la oportunidad para abrirse al mundo, a la vida, al trabajo, al genio del hombre, aprendiendo e intercambiando experiencias y educándose mutuamente.

Referencias:

Dieterich, Th. Pedagogía Socialista.

Palacios, J. (1997). La Educación en el siglo XX (III). La critica radical. 2da edición.

Rivera, H. (2014). Educación y política. Serie política y democracia. Dictus plublishing.

hriverat1@hotmail.com

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