Breve reflexión sobre la conformación de los órganos del Sistema de Mejora Continua de la Educación

Por: Miguel Ángel Gallegos Cárdenas

En particular, el deseo de transformar lo que sucedía en el medio educativo ¾impulsado por profesores, padres de familia y jóvenes estudiantes¾ fue elemento clave para la obtención de una importante cantidad de votos que contribuirían al cambio de régimen, logrado por cierto, justo hace un año en las elecciones en que se votó por el anhelado nuevo gobierno. La creencia en un cambio educativo tuvo su influencia en la elección presidencial.

Desde el punto de vista de las mayorías ahí van avanzando los compromisos planteados por el presidente. Ahí van las cosas, es la percepción en general y también así lo creo. Confío en el proyecto político nacional. En lo personal, valoro mucho el esfuerzo que vienen realizando las autoridades encabezadas desde la presidencia, así como los esfuerzos que están realizando quienes fueron electos en algún cargo de representación popular, apoyados por sus respectivos equipos de trabajo a lo largo y ancho del país.

En el ámbito educativo las cosas se están trabajando. La mal llamada reforma educativa que tanto angustió a los profesores  -sobre todo a los de educación básica- quedó atrás. Se canceló tal como lo prometió el presidente. Han pasado varios días de aquellos andares y la nueva reforma educativa -la del presidente Obrador- nació el 9 de mayo de 2019, al ser aprobada la reforma, adición y derogación de los artículos 3º, 31 y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia educativa. Nuevas políticas, proyectos, acciones y metas se habrían de realizar a partir de aquel momento.

La reforma en el artículo 3º. Constitucional, señala entre sus principales objetivos que: toda persona tiene derecho a la educación, y que el Estado–Federación la impartirá y garantizará en todos sus niveles. La educación continuará siendo gratuita y laica, así como universal e inclusiva. Conjuntamente, entre otros de sus propósitos señala que, para contribuir al cumplimiento de los objetivos de este artículo, se creará el Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación.

Este, será coordinado por un organismo público descentralizado, con autonomía técnica, operativa, presupuestaria, de decisión y de gestión, con personalidad jurídica y patrimonio propio, no sectorizado, al que le corresponderá, poner en marcha una gran cantidad de objetivos generales en favor la educación. Tal como realizar estudios e investigaciones especializadas, determinar indicadores y establecer criterios para las instancias evaluadoras para los procesos valorativos, cualitativos, continuos y formativos de la mejora de la educación. Así como emitir lineamientos y lograr concretar de la mejor manera una gran cantidad de objetivos, planteados en el tercero constitucional.

Sin duda, no será una tarea nada fácil. Se requerirá de los mejores especialistas y tomadores de decisiones en toda la extensión de la palabra. Tendrán una gran responsabilidad.

También, un gran compromiso es el que se asignó al Senado de la República, pues en ellos recayó la responsabilidad de llevar el proceso y elección de quienes conforman este importante aparato regulador de la educación en México. Vaya tarea que se asignó a los representantes de elección popular del ámbito legislativo.

Consiguientemente, para la creación de este nuevo organismo, la Junta de Coordinación Política del Senado, emitió una convocatoria el 21 de mayo del presente año. Sin embargo, al desarrollarse este primer proceso, se presentaron diversas irregularidades desde la mirada de muchos actores de la educación e incluso de algunos participantes del mismo proceso. Ante ese escenario, se tomó en consideración a la sociedad y los reclamos de hacer un proceso más justo y transparente.

Por lo que la Junta de Coordinación Política del Senado, acordó concluir este primer proceso el 19 de junio. Y justo en esta misma fecha, emitió una nueva convocatoria para abrir un nuevo proceso. Las prisas se posesionaron de esta segunda convocatoria, con la intención de lograr en tiempo y forma la integración de una nueva propuesta para nombrar a la Junta Directiva y al Consejo Técnico del Organismo para la Mejora de la Educación.

Esta segunda convocatoria, generó nuevos participantes en la contienda, nuevas reglas, métodos y nuevos acuerdos que ofrecieran más transparencia y claridad a la sociedad mexicana.

En fin, en el primer proceso participaron 123 aspirantes.[1]  En la segunda convocatoria contendieron 219 especialistas de la educación.[2]  Todos, de diversas partes de la República Mexicana. En el procedimiento, los participantes en su mayoría cumplieron y presentaron sus expedientes, ensayos, ponencias y entrevistas que el gran llamado trajo consigo.

Así, después de casi dos semanas de intensidad para todos los involucrados -candidatos y Senadores- el proceso llegó a su desenlace en las primeras horas del 2 de julio, en el recinto del Senado de la República. El proceso de conformación del Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación concluyó, quedando integrada la Junta Directiva y el Consejo Técnico, tal como lo señala el artículo 3o. Constitucional.

Cabe recordar que, a estos dos órganos, todavía falta por incorporar un tercer órgano, llamado Consejo Ciudadano.

Desafortunadamente, la opinión de varios agentes y desde el sentir de diversos medios, la Junta Directiva en su mayoría no quedó conformada por los mejores perfiles como se esperaba.

La inquietud se da, porque participaba una gran cantidad de profesionales y académicos del más alto nivel para poder escoger de entre ellos a los mejores integrantes de dicho órgano. Cosa que al parecer no ocurrió con alguno de los integrantes. Dado que se habla de que alguien no tiene más allá de la licenciatura o incluso un perfil ajeno a lo que planteaba la convocatoria. La cual señalaba expresamente que, quienes integren dichos órganos deberán -deberían-  haber sido especialistas en investigación, política educativa, temas pedagógicos o tener experiencia docente en cualquier tipo o modalidad educativa; además de acreditar el grado académico de su especialidad y experiencia, entre otras.

Incluso, el debate parlamentario señalaba a altas horas de esa noche, que se tenía que reconsiderar al menos una de las propuestas. Así, entre el debate y la discusión, se llevó a cabo la votación de la Junta Directiva propuesta, y conformada por cinco integrantes. De la propuesta de cinco integrantes, cuatro fueron aceptados por las dos terceras partes de los integrantes de la Cámara de Senadores. El quinto integrante tuvo que ser puesto a votación de nuevo, logrando el porcentaje de aceptación en una segunda ronda.

La Junta Directiva quedó conformada esa madrugada, incluso se les tomó protesta en esa misma sesión del 2 de julio. Ahora el reto de dicho órgano, el de la Junta Directiva será mayor del que se esperaría.

Los cinco integrantes no pueden hacer quedar mal a sus electores, es decir, a los Senadores que confiaron en ellos, sea con un perfil o con otro. El presidente Andrés Manuel tiene empeñada su palabra con la sociedad mexicana y sobretodo con los profesores de México. El proyecto educativo no puede fallar, es la gran apuesta para la transformación nacional. En la Junta Directiva recae la gran responsabilidad de la toma de decisiones de muchos de los procesos que se habrán de llevar a cabo en todo el sistema educativo.

A partir de la elección de este órgano, la atención de quienes participan en el sector educativo en todos sus niveles, estará atenta a las directrices que se planteen.

Por otro lado, a decir de muchos, el otro órgano elegido esa misma noche, el Consejo Técnico, quedó conformado de una manera más congruente con lo que solicitaban los requerimientos de la convocatoria. Los siete integrantes fueron aceptados en una sola votación.

A decir del clamor popular, este órgano es bien visto en su totalidad. Los integrantes del Consejo Técnico, tendrán la gran responsabilidad de asesorar a la Junta Directiva, es decir, a los grandes tomadores de decisiones para la mejora continua de la educación nacional.

Así, el proceso concluyó en esa madrugada y ahora toca esperar a ver el quehacer de este nuevo organismo de la educación.

En lo personal, me hago una pregunta que tal vez muchos se hagan; de los 219 participantes, ¿fueron elegidos los mejores perfiles para conformar la Junta Directiva? O acaso, el contexto de transformación nacional que estamos viviendo obligó a generar acuerdos para poder avanzar y no estancar el proceso.

Recuérdese que en el legislativo, no hay mayorías, que se tiene diversidad de grupos parlamentarios y por lo tanto de votaciones. Recuérdese también, que se requería de la aceptación de al menos dos terceras partes de los integrantes del Senado.

Hay que aprender de lo sucedido. Se debe aceptar que en la política se generan acuerdos para poder avanzar y no detener los procesos, aunque esos acuerdos a veces incluyen a quienes no se debía, y excluyen a quienes sí se debía. Pero afortunada o desafortunadamente así funciona la política.

Como dice mi papá, lo hecho, hecho está. Ahora, mi mejor deseo es que los tomadores de decisión del nuevo organismo, hagan su mejor papel en bien de nuestro sistema educativo.

Por otro lado, me cuestiono, ¿qué pasará con todos esos especialistas de la educación que participaron en el proceso? De qué manera se aprovechará todo ese cúmulo de experiencias en el ámbito de la educación. Mi respeto y admiración para todas y todos ellos. Sin dudarlo, se debió requerir de mucho valor para atreverse a participar en un proceso que desde un inicio parecía poco sencillo.

Pero yo creo, que no todo está concluido, ellos, las y los candidatos -especialistas de la educación- todavía tienen mucho por hacer. Las autoridades tienen sus expedientes, saben de sus perfiles, los han escuchado, perciben que tienen mucho por aportar. Se ha identificado que varios de ellos, tienen una gran trayectoria, formación y experiencia. Muchas y muchos de ellos podrían contribuir de manera colaborativa, para abonar al desarrollo del gran proyecto educativo que está por comenzar.

Pienso que se deberían construir alianzas con ellos y considerarlos, juntos podrían construir más. Es importante, es por México. Estoy seguro de que ahí están al servicio de la nación. Búsquenlos y los habrán de encontrar en algún salón escolar dando de clase, realizando alguna investigación, asesorando a algún estudiante, redactando algún artículo, un ensayo, un libro o quiza dando alguna conferencia. Contribuyendo siempre a la mejora de la educación. ¡Ahí estarán!

Recordemos que todos estamos aquí y ahora en este tiempo, participando de una u otra forma en la construcción de ese mejor país que todos soñamos.

La transformación de nuestro querido México apenas comienza. ¡Vamos todas y todos juntos por la mejora de la educación!

[1] Consultado el 3 de julio de 2019 en https://www.eluniversal.com.mx/nacion/politica/con-renuncia-inicia-seleccion-de-aspirantes-al-consejo-tecnico-de-educacion

[2] Consultado el 3 de julio de 2019 en http://comunicacion.senado.gob.mx/index.php/informacion/boletines/45290-entrega-hoy-jucopo-nueva-lista-de-aspirantes-para-integrar-el-organismo-para-la-mejora-continua-de-la-educacion.html

Imagen tomada de: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2019/07/1-2-768×427.jpg

Fuente: http://www.educacionfutura.org/breve-reflexion-sobre-la-conformacion-de-los-organos-del-sistema-de-mejora-continua-de-la-educacion/

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Querellas y disputas en la educación pública

Por Pablo Imen.

Hace casi 90 años, Aníbal Ponce escribió un texto titulado “Educación y lucha de clases” en el cual denunciaba aspectos reproductivos de los sistemas educativos en el marco del capitalismo. Frente a corrientes que defendían un educacionismo ingenuo, Ponce demostraba cómo históricamente se fue estructurando un modelo educativo relativamente funcional a las necesidades de perpetuación del orden dominante. La pretensión de que la educación iba a resolver todos los males sociales ignoraba que esta práctica social e histórica –la educación- era parte de la vida colectiva organizada dentro del bloque histórico capitalista. Es decir, la educación –y sobre todo la educación sistemática- era la expresión de unas relaciones de fuerza y de unas tendencias dominantes. Pero también lugar de resistencias, contratendencias y conflictos. Así nos proponemos leer la política educativa nacional que es sede de gigantescas luchas entre proyectos y sujetos. Las luchas no se libran sólo en la Argentina, desde luego, sino que atraviesan la región y el mundo. Nuestro país no es una burbuja dentro de un orden global que sufre profundas convulsiones. El planeta tramita un tránsito brumoso hacia otras formas de organización de la especie.

En suma, este presente oscuro de la humanidad se debate entre alternativas civilizatorias mientras el neoliberalismo muestra señales de agotamiento apurando una crisis múltiple: ecológica, productiva, social, cultural, política, institucional y militar. Nada escapa a la configuración de un modo de reproducción de la vida cada vez más insostenible, inviable e inadmisible. En este marco, las élites dominantes no ahorran ningún recurso para perpetuar una cultura de la injusticia, la desigualdad y la muerte.

Aquí la propia educación –las propuestas político-educativas, los modelos pedagógicos, la esfera de la educación pública- resulta objeto de la acción de las élites. El campo de la educación pública es vislumbrado como un terreno fértil para la ampliación de las oportunidades de negocios y también (esto sí no es nuevo) para la construcción de hegemonía neoliberal, neoconservadora y neocolonial.

El gobierno de Cambiemos no es, pues, sino una expresión nacional de una tendencia planetaria que vive una crisis orgánica. La política educativa de Macri –según desplegamos en columnas previas– expresa casi sin contradicciones esta perspectiva tecnocrática, mercantilista y autoritaria. Por supuesto que no lo hace en un vacío histórico sino en un sistema educativo con una robusta tradición de educación pública y con sindicatos docentes aguerridos. Tales circunstancias y sujetos hacen del escenario un agudo y creciente lugar de conflicto.

Sobre el proyecto educativo de Cambiemos

Las tendencias neoliberales desplegadas en las últimas décadas se propusieron reconfigurar radicalmente las políticas educativas tradicionales (de signo liberal democrático)  así como las alternativas de inspiración emancipadora.

La idea promovida sobre “calidad educativa” se asocia linealmente con el logro de buenos resultados de operativos estandarizados. Esta “pedagogía de la respuesta correcta” supone una noción tecnocrática de educación ligada con la medición y rankeo de rendimientos en competencias con las cartas marcadas. Es en los países centrales donde se diseñan las pruebas que serán aplicadas de manera uniforme en todas las latitudes planetarias. Supone no sólo la definición de lo que los y las educandas deben aprender sino que apuntan al control exhaustivo del proceso de enseñar, enajenando la relación pedagógica y alejándola de intereses, necesidades y requerimientos de las comunidades educativas.

Mientras se intenta imponer un modelo pedagógico tecnocrático se acompañan tales propuestas de mecanismos de mercantilización educativa. Son al menos tres los caminos para abrir paso a una concepción privatizada de educación.  La primera es la apertura a una serie de actividades históricamente específicas de los sistemas educativos a empresas especializadas. Así ocurre con  la industria editorial, con las empresas que diseñan instrumentos de “medición de la calidad”, con otras que proveen tecnología o implementan oportunos cursos de formación para fortalecer una pedagogía de la respuesta correcta. Fundaciones, Organizaciones No Gubernamentales o empresas privadas constituyen prestadores de nuevas áreas abiertas generosamente al lucro.

Una segunda vía de privatización es la orientación a la formación o bien de “emprendedores” –capitalistas capaces de autogenerar sus propias alternativas de supervivencia- o bien de “sujetos empleables” con las competencias que exigen las empresas capitalistas. Desde el punto de vista de los resultados se busca producir un sujeto dócil, productivo, individualista y competitivo adecuado a la lógica y dinámica de la economía dominante. El discurso oficial del gobierno argentino ha sido en este punto consistente. Lo fue cuando el ex ministro Bullrich se plantó ante un auditorio de empresarios y declaró que él se paraba allí como gerente de recursos humanos. El hecho complementario de que el funcionariado del Ministerio difunda la categoría de “emprendizaje” evidencia toda una definición cultural, ideológica y pedagógica del sentido último de su política educativa.

Una tercera orientación empresarial tiene que ver con los documentos que inducen a las instituciones escolares a adoptar unos criterios y modos de funcionamiento análogos a las empresas.

No es tan solo un modelo tecnocrático y mercantil, sino también autoritario que sólo puede imponerse por la violencia simbólica o -lisa y llanamente- física. No puede esperarse algo distinto de un modelo que considera a lxs docentes verdaderos “enemigos internos” a quienes se les acusa de ser conservadores, resistentes al cambio e ineficientes. Esta retórica tiene una contraparte pedagógica clara: se trata de que asuman un papel de meros ejecutores de un paquete pedagógico elaborado por expertos, traducidos por editoriales y evaluados por el Ministerio (o una institución evaluadora privada). Y tiene un complemento de modelo laboral fundado sobre la precarización, la enajenación del trabajo, la amenaza permanente y la competencia como relación predominante entre estudiantes, entre docentes y entre instituciones educativas.

Las resistencias

El proyecto político educativo que estamos analizando tiene puntos de contacto con la política educativa desplegada en la década del 90. No es exactamente igual pero la direccionalidad apunta en un mismo sentido tecnocrático, mercantilista y autoritario.

En estos dos años de gobierno de Cambiemos, algunas declaraciones oficiales o de campaña parecían tender algunos puentes de convergencia con la construcción de los últimos 12 años. La declaración de Purmamarca de febrero de 2016 reconoce  “la unánime voluntad de construir sobre lo construido a lo largo de estos años, en pos de concretar los desafíos pendientes…”

En todo caso, declaraciones y acciones concretas avanzaron en el desmantelamiento de muchas de las creaciones del período previo.

Pero las imposiciones de Cambiemos se topan con distintos obstáculos adicionales. En primer lugar, una muy fuerte tradición de educación pública y de Estado docente. La herencia sarmientina –con sus alcances y sus límites- ha sido una barrera eficaz para el avance de objetivos del neoliberalismo educativo.

De modo complementario, la configuración de una estructura secular muy estable hace de las instituciones escolares ámbitos que sólo pueden cambiar de manera prolongada en el tiempo y con el concurso de las comunidades educativas. El ensayo de reingeniería -negando en bloque lo existente-  y los tiempos largos del cambio de estructuras, culturas y subjetividades es otro problema para los entusiastas abanderados de Cambiemos.

Por su lado, hay actores –muy particularmente los sindicatos docentes de la CTERA- que han defendido un proyecto político educativo alineado con la construcción del proyecto continental de Patria Grande, revitalizado en toda la región a partir del triunfo electoral de Hugo Chávez Frías. La creación en 2011 del Movimiento Pedagógico Latinaomericano es una expresión orgánica de las apuestas de amplios colectivos docentes para refundar un proyecto político-educativo y un modelo pedagógico propio, de cuño libertario y sustancialmente democrático.

Acción y reacción: educación y lucha de clases

El gobierno avanzó en los últimos dos años en procesos de reducción y subejecución presupuestaria, de ataque a los sindicatos docentes, de estigmatización de sus dirigentes más reconocidos, de desmantelamiento de los equipos ministeriales, de introducción de ONGs en prestación de distintos segmentos de la vida institucional del sistema educativo, de promoción de empresarios educativos a responsabilidades de gestión ministerial, de empeoramiento de las condiciones laborales docentes y de descalificación de la educación pública, sus mejores tradiciones y sus actores más comprometidos con una educación emancipadora.

Lo que el propio Bullrich definió como “una campaña del desierto, pero educativa” se viene corporizando en medidas que amenazan con efectos devastadores.

El 17 de enero se publicó el decreto 52 del PEN eliminando las paritarias nacionales y disminuyendo la representación de la CTERA – la confederación más representativa del mapa sindical docente- a los fines de debilitar su capacidad de presión frente al Estado.

No fue la única medida: la gobernadora Vidal de la provincia de Buenos Aires habilitó un link donde invitaba a los afiliados a SUTEBA –de manera directa y excluyente- a abandonar su pertenencia al sindicato. No fue la única acción contra esa organización y sus principales dirigentes.

Antes de eso, Vidal había sostenido una política de tensión y presión permanentes contra las organizaciones gremiales de la provincia de Buenos Aires: en 2016 la gobernadora descontó días de paro (que la justicia obligó a devolver) y en la paritaria de 2017 intentó imponer un reconocimiento económico a quienes no participaron de las medidas de fuerza.

En abril de 2017 el Gobierno nacional reprimió con gases, golpes y detenciones el intento de colocar una Escuela de la CTERA en la Plaza de los Dos Congresos.

Ese año se desató una furiosa campaña oficial y mediática contra Roberto Baradel, secretario general de SUTEBA. En mayo hubo elecciones en las cuales fue ratificado por más del 70% de las y los docentes para decepción de las espadas del fundamentalismo antisindical de Cambiemos. En esos días recibió amenazas de muerte, él y su familia. No fue la última vez que ocurrió. En enero de 2018 recibió un nuevo y brutal mensaje: “Te avisamos que no te metas más con el gobierno. Ahora vamos por vos y tu sindicato. Pudiste ser parte de todo esto, pero decidiste ser el enemigo, ahora te vamos a hacer desaparecer (…) Controlamos la ciudad, la provincia y el país, controlamos jueces y legisladores, las fuerzas de seguridad y las leyes, intendentes y gobernadores, jueces y medios, tenemos el apoyo de los más poderosos del país y controlamos la opinión pública”.

La sumatoria de hechos parece converger en una acción consistente y coaligada del gobierno, factores del poder mediático y judicial, así como oscuros residuos del aparato represivo ahora revitalizado
contra los sindicatos.

Los y las trabajadoras de la educación han sido un blanco predilecto de este proyecto. En primer lugar, por una inconfesable tentación de reducir y reconfigurar el espacio de lo público y, dentro de tales esfuerzos, avanzar en la mercantilización educativa fue, es y será para ellos un objetivo de primer orden.

En segundo término, porque el proyecto necesita –para viabilizarse- disciplinar a los colectivos laborales. Los sindicatos docentes, además de tener la primera paritaria testigo del año, se han caracterizado por altas dosis de combatividad y coherencia. Las amenazas de carpetazos judiciales carecen aquí de todo margen de eficacia.

Las organizaciones docentes no se han dejado amilanar. Respondieron con una doble agenda. Por un lado, una agenda defensiva a través de paros, masivas movilizaciones, la creación de la Escuela Itinerante. Pero a la par sostuvieron una agenda ofensiva, en las múltiples acciones del Movimiento Pedagógico Latinoamericano: producciones, publicaciones, espacios de formación, círculos pedagógicos expediciones pedagógicas, seminarios, jornadas, congresos constituyen algunos de los múltiples ejemplos de estas iniciativas.

La complejidad de la lucha no puede ser obviada. Por un lado, la derecha gobernante ha logrado instalar un cierto común consistente con el ideario tecnocrático o con la idea de formar para el empleo.

A sus planes más radicales de transformación mercantil del orden educativo se le opone la tradición escolar liberal que hizo del Estado un actor garante del derecho a la educación. El fantasma sarmientino se erige como un obstáculo a los planes neoliberales. Pero esa educación no fue plenamente democrática: tuvo a la vez componentes clasistas, patriarcales y racistas.

Frente a esas configuraciones una tercera corriente –preocupada por construir una pedagogía emancipadora- debe crear una alternativa pedagógica emancipadora que emerja desde las más potentes tradiciones acumuladas así como desde las prácticas actuales experimentadas en la escuela pública y los movimientos sociales.

En este mapa complejo, nadie tiene el éxito asegurado. Sin embargo, es posible aventurar los límites históricos, sociales y culturales del modelo educativo de Cambiemos: el neoliberalismo no puede prosperar sin apurar el fin de la Humanidad como proyecto colectivo.

Fuente del artículo: http://www.iade.org.ar/noticias/querellas-y-disputas-en-la-educacion-publica

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