Abril Abadín: «La ralentización se combate con excelencia»

Por: eldia.es.

«Si hubiésemos invertido más en educación en la crisis, la situación económica sería mejor hoy», señala el presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de Universidades Españolas

El presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de Universidades Españolas, Antonio Abril Abadín (Lugo, 1957), insiste en que la clave del desarrollo económico y social se basa, en gran medida, en el necesario acercamiento entre universidad y empresa. Abril Abadín, que estuvo esta semana en el Archipiélago canario, apuesta también por cambiar la gobernanza en la universidad.

¿Por qué España cree poco en el poder transformador de la educación?
España será en el futuro el resultado de lo que hoy sea capaz de invertir en educación. Insistimos en eso porque creemos que no existe esa convicción. Si preguntamos a cualquiera si cree en la educación, va a decir que sí, pero obras son amores y no buenas razones.

¿Esa falta de fe explica el déficit de financiación con respecto a las universidades del resto de países europeos y de la OCDE?
Estamos entre un 20% y un 25% por debajo de las medias europeas y de la OCDE. Esto quiere decir que no apostamos realmente por la educación. Hay que tener muy claro que la educación es el gran poder transformador y de mejora de una sociedad. Si realmente tuviésemos esa convicción, invertiríamos más en educación, universidades y nos iría mejor a todos.

¿Qué es más insuficiente, la financiación pública o la privada?
Las universidades públicas se financian mayoritariamente con transferencias corrientes de capital del sector público. La financiación privada es muy pequeña. Hay que mejorar la financiación pública y meterla, al menos, en porcentajes medios de las organizaciones con las que nos comparamos. También hay que mejorar la financiación privada, pero en este caso el planteamiento es distinto. Ahí lo que hay que mejorar es la relación universidad-empresa, la transferencia de resultados al sector productivo y, como consecuencia de eso, mejorar la financiación de las universidades públicas.
Más aún en un momento en el que parece poco probable que la financiación pública aumente de forma significativa.
Con la actual situación de deuda pública y de déficit que tenemos en España va a ser muy difícil que la financiación pública de las universidades pueda aumentar considerablemente en el corto y en el largo plazo. Consecuentemente, las universidades tienen que trabajar las fuentes alternativas de financiación. En primer lugar está la transferencia de resultados. Necesitamos una mayor conexión universidad-empresa y que la magnífica investigación que hacen las universidades no vaya solo referida a la publicación científica, que está muy bien, sino también a la transferencia de resultados para que se convierta en desarrollo económico y social, creación de trabajo y bienestar social.

Con un tejido productivo como el español y el canario, donde priman las pymes, ¿hay capacidad y margen de maniobra para fomentar la financiación y el apoyo más allá de las grandes empresas?
Eso quiere decir que no lo tenemos fácil. Venimos de una cultura de escasa transferencia de resultados del sector público universitario. Siempre digo que los temas culturales son los más difíciles de resolver. Sus tiempos de resolución se miden en generaciones, no en años, y una generación son doce o quince años. Por otro lado, es verdad que el sector productivo ayuda poco porque tenemos muy pocas empresas grandes. Un 95% de las empresas españolas tienen menos de diez trabajadores y un 83% tiene menos de tres trabajadores. Hay mucha microempresa y resulta muy difícil hacer economías de escalas para invertir en investigación y en transformación tecnológica. Precisamente por eso tenemos que conseguir que las universidades públicas, que hacen mucha y buena investigación con fondos públicos, sea ese gran laboratorio donde se genera esa investigación.

¿Qué pasos e incentivos se han dado para lograrlo?
Tenemos que ser capaces de establecer mecanismos de traslación asequibles a ese sector productivo a pesar de su bajo tamaño y de la poca intensidad en sociedad del conocimiento y en nuevas tecnologías. Los datos relativos a la transferencia de resultados son muy mejorables. Hemos dado un paso importante con la publicación en noviembre de 2018 de los sexenios de transferencia. Tenemos que orientar también la carrera curricular académica no solo a la publicación científica, sino también a la transferencia de resultados. Los profesores son seres humanos y responden a un sistema de incentivos, evidentemente, como cualquier otro trabajador. Hay que tener en cuenta también que hay menos de 11.000 empresas intensivas en investigación y en innovación. Consiguientemente, necesitamos mejorar esos números.

¿El nivel investigador de las universidades suple la falta de iniciativa privada en cuanto a investigación?
No es que lo supla, pero sí que es verdad es que las universidades hacen en torno al 70% de la investigación en España, mucha más porcentualmente que sus comparables europeas. El porcentaje de investigadores en las universidades españolas es muy superior al número de investigadores de la universidades europeas, proporcionalmente, y a la inversa los investigadores de las empresas.

¿Ha sido un error fomentar tanto la cultura de publicación científica?
No lo llamaré un error, pero efectivamente creo que ahí hemos tenido una carencia importante. Deberíamos haber incentivado como mérito académico la transferencia al sector productivo hace ya muchos años y haber trabajado ese tema.

¿El déficit de financiación explica que las universidades españolas se sitúen en muchas ocasiones en la cola de los rankings?
Pocas cosas dependen solo del dinero y la excelencia universitaria no es, desde luego, una de ellas. Pero también hay que reconocer que el dinero ayuda. Si ahora mismo le inyectáramos muchísimo más dinero a las universidades españolas, mejoraría su excelencia, evidentemente, pero seguiríamos teniendo ahí una serie de asignaturas pendientes que van a seguir lastrando su excelencia internacional. Por cierto, con el sistema de gobierno y con el déficit de financiación que tienen son más que meritorias.

La universidad devuelve a la sociedad 4,3 euros por cada euro invertido en ella. ¿Es un buen dato o podría ser mayor?
Si nos vamos no ya a una cuantificación económica, sino a la creación de valor y a la generación de bienestar social, hay que partir de la base de que las universidades son protagonistas necesarios e insustituibles del desarrollo económico y del bienestar social. Creo que es muchísimo más si nos ponemos a cuantificar lo que aporta la excelencia de las universidades al bienestar social.

En un entorno desfavorable marcado por un mercado laboral ineficiente, una estructura ocupacional menos intensiva y un porcentaje de sobrecualificación y desempleo entre los graduados muy superior a la media de la UE, ¿cómo puede el sistema universitario actuar como ascensor social?
Hoy en día un título universitario no es, desgraciadamente, una garantía de empleabilidad adecuada a la titulación conseguida, pero mejora mucho las posibilidades. Lo que sí es un tema que en la Conferencia calificamos de tragedia nacional, de verdadero interés nacional, es que tengamos la segunda cifra de paro de egresados universitarios de Europa y la mayor cifra de sobrecualificación de universitarios de Europa. Eso lo tenemos que corregir.

¿Qué es lo que se puede hacer para romper esa dinámica?
El sector productivo debe sacar mucho más partido a la magnífica investigación que realizan las universidades. Tenemos que mejorar muchísimo esa cultura a través de los muchos mecanismos que hay para que esa transferencia se pueda efectuar: parques científicos y tecnológicos, viveros de empresas, cátedras de empresas, doctorandos industriales…

Quizás también haya que hacer una revisión de las titulaciones que ofertan las universidades para que estén mejor acompasadas al ritmo del mercado.
Es bueno que haya titulaciones cercanas a las necesidades reales de trabajadores por parte de las empresas. También es verdad que no podemos convertir las universidades en fábricas de los empleados que necesitan las empresas, porque la universidad es mucho más que eso. La universidad es un sector público que tiene que formar a los estudiantes de una manera global, no solo en conocimientos determinados. Hoy, que los conocimientos son temporales porque el mundo evoluciona a velocidad de vértigo, les tienen que enseñar a pensar, a mantenerse actualizados permanente mente en toda una serie de capacidades y competencias.

¿Las universidades privadas les comen terreno?
Es evidente que tenemos que flexibilizar el funcionamiento de las universidades para que tengan esa capacidad de adaptación a las necesidades reales del sector productivo, tarea que sí están haciendo las universidades privadas. Las privadas están compitiendo con ventaja precisamente porque tienen mucha más flexibilidad operativa, juegan mucho más la baza de la empleabilidad y son capaces de adaptarse más rápidamente a los cambios del mercado. Paralelamente, ¿qué tenemos que conseguir? Que las empresas se preocupen de la eficiencia y competitividad de sus universidades, no ya como parte del modelo de negocio, que podría ser, pero sí como parte de su compromiso social.
¿Pero no es un fracaso que las universidades no provean de los perfiles necesarios a las empresas?
Uno de los problemas de la falta de flexibilidad operativa de las universidades es que les cuesta mucho adaptar las titulaciones. Son procesos muy largos. Los procesos de comprobación, de verificación o de autorización hacen que implantar en el sistema educativo español un nuevo título lleve una cantidad de años que resulta desproporcionada, cosa que no pasa con las privadas. La última universidad pública de España se hizo en el siglo anterior y desde entonces, en España, se han creado 25 o 30 privadas. La Constitución consagra el principio de libertad de creación de centros docentes y vivimos en un país de economía de mercado. También hay unas leyes. Si se cumplen, no se puede decir que no a la iniciativa de constituir universidades privadas. Lo que sí es cierto es que la ley no es la correcta. Estimamos que la normativa tiene que ser más exigente para crear una universidad privada. Para que una institución docente lleve el nombre de universidad debe cumplir unos requisitos mínimos de calidad, investigación, docencia, etcétera. Lo que tenemos que hacer es cambiar la ley y adaptarla a esos requerimientos. Ahora, mientras eso no se cumpla, es difícil decir que no al que ejercita una libertad constitucional y cumple la ley con determinados requisitos.

Las universidades públicas canarias han cargado contra una nueva universidad on line que se implanta en la ZEC. ¿Usted también piensa que hay que tener cuidado?
No conozco los detalles y no puedo opinar. Viene fenomenal para el servicio público de educación universitaria que haya magníficas universidades privadas, pero no creo que no sea bueno que se llame universidad a centros docentes que no reúnen determinados requisitos mínimos de calidad e investigación.

Antes hablábamos sobre la politización de la educación, ¿es una mala noticia que también se haya convertido en negocio?
La educación se puede acometer desde el principio de libertad de empresa y el sistema de economía de mercado funciona con cifras de operaciones de compraventa. A mí me puede gustar más o menos, pero desde el punto de vista de defensa de la universidad pública no me ofende ni me preocupa. Lo que realmente me preocupa es que las universidades públicas sean excelentes. La excelencia de las públicas es la forma de lucha contra las universidades privadas que pensamos que no reúnen determinados requisitos y mínimos de calidad. Si son excelentes, eficientes y competitivas, nadie se irá a una privada.

¿España será capaz en algún momento de absorber la masa gris que forma?
No puede ser que tengamos casi la mitad de los egresados universitarios en España, al cabo de cuatro o cinco años, en el paro o en un puesto de trabajo que no requiere titulación universitaria. Eso genera, evidentemente, una emigración del talento. El estudiante universitario lo que quiere es trabajar, con lo cual muchas veces tiene que irse al extranjero. El mero hecho de irse, entendido como movilidad del talento, no solo no es malo, sino que puede ser muy bueno porque hay toda una serie de competencias profesionales –mentalidad global o el uso de idiomas– que son difíciles de adquirir aquí. Pero el saldo es muy negativo, porque luego resulta que no atraemos talento. Estamos enviando mucho talento fuera y no estamos atrayendo en justa correspondencia. Tenemos un déficit, evidentemente.

¿Y de quién es la culpa?
De todos. Lo que está claro es que necesitamos más empresa, mejor empresa y mayor empresa. Y para conseguir eso es fundamental que toda esa buena investigación que hace la universidad sepamos transformarla en economía productiva. Hay que cerrar el círculo virtuoso. No es culpa de nadie y es culpa de todos. Estamos generando un sistema de frustración y decepción del que somos responsables todos. Eso no puede ser. Ahí tenemos un tema de primer interés nacional.

¿Qué papel juegan los consejos sociales para cerrar ese círculo virtuoso?
Estamos configurados como órganos de control económico y presupuestario. Esa son las funciones regladas. Pero luego, además, tenemos una competencia abierta que es la tercera misión universitaria: precisamente la transferencia de resultados. Somos órganos de interrelación de universidad-empresa. Está en nuestra médula acercar la universidad y la empresa, orientar la gestión de las universidades hacia la empresa y convencer a las empresas de que la excelencia universitaria, si no forma parte de su modelo de negocio, sí debe hacerlo de su compromiso social.

Mientras dure la ralentización, ¿cree que calará ese mensaje?
Contra la ralentización económica lo que hay que hacer es generar excelencia. Excelencia en la educación y excelencia en la empresa. Así se acaba y se combate la ralentización. El gran error de España en la crisis económica, a partir de 2007 y durante los años siguientes, fue reducir la inversión en educación. Si hubiéramos invertido más en educación y en transferencia y hubiéramos mejorado el tejido productivo a partir de una mejor ciencia e investigación, la situación económica sería hoy mejor, como han hecho otros países en Europa. Tenemos que apostar por esto.

¿Es habitual que las universidades, o el rector en concreto, bloquee la actividad de los consejos sociales o invada sus competencias?
En la generalidad de los casos hay una gran colaboración. Puede haber en algún momento dado diferencia de opiniones, pero ahora mismo vivimos tiempos de colaboración, de entendimiento y es un factor muy positivo que ha mejorado muchísimo la cultura a favor de la transferencia de resultados univesidad-empresa.

Fuente de la entrevista: https://www.eldia.es/economia/2020/02/16/universidades-son-victimas-culpables/1051752.html
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Noruega: La evaluación más extensa de las ciencias sociales publicada

Europa/Noruega/universityworldnews.com

En la evaluación más grande de las ciencias sociales en Noruega, cinco instituciones de investigación y 22 grupos de investigación han sido evaluados como líderes mundiales en una o más asignaturas. Sin embargo, la ciencia social noruega es «introvertida» y debería «fortalecer significativamente» su alcance internacional, concluyó la evaluación.

La evaluación , publicada el 19 de junio por el Consejo de Investigación de Noruega, involucró a 48 miembros del panel, principalmente de otros países nórdicos pero con un número significativo del Reino Unido, Italia, los Países Bajos, Austria y Alemania, y se llevó a cabo en el pasado dos años. Fue presidido por la profesora Katarina Eckerberg del departamento de ciencias políticas de la Universidad de Umeå, Suecia.

La evaluación abarcó seis áreas de investigación: geografía, economía, ciencias políticas, sociología, antropología social y el área de investigación económico-administrativa. Incluía 3.005 científicos sociales y 42 instituciones: 26 facultades o departamentos en universidades y colegios universitarios, y 16 institutos de investigación de ciencias sociales financiados con fondos públicos. La evaluación incluyó además 136 grupos de investigación dentro de esas instituciones.

Se publicaron seis informes de panel de aproximadamente 1.500 páginas y un informe principal escrito por el presidente Eckerberg más el presidente de cada uno de los seis paneles, junto con informes estadísticos sobre la producción científica y el impacto. El informe principal contiene 17 recomendaciones para las universidades, 12 recomendaciones para el Consejo de Investigación de Noruega y seis recomendaciones para el Ministerio de Educación e Investigación.

Los evaluadores usaron una escala de cinco grados, donde la posición más alta se caracterizó como: «Investigación original a la vanguardia internacional. La unidad tiene una productividad muy alta. La unidad [la institución o grupo de investigación] emprende una investigación excelente y original y la publica en canales internacionales sobresalientes para publicaciones científicas y académicas.Sus investigadores presentan regularmente investigaciones periódicas en reconocidas conferencias científicas internacionales. »

Cinco instituciones noruegas obtuvieron las mejores notas en algunos temas, dirigidas por la Universidad de Oslo con cuatro calificaciones principales en tres materias: economía, sociología y antropología social, con dos facultades que lograron la mejor grado en sociología – sus facultades de derecho y estudios sociales.

La Escuela Noruega de Economía (NHH) en Bergen logró dos calificaciones principales, en economía, economía y administración.

Las otras mejores calificaciones fueron logradas por BI Norwegian Business School, en economía y administración; el Peace Research Institute Oslo (PRIO), en ciencias políticas; y la Universidad de Bergen, en antropología social.

Veintidós grupos de investigación también obtuvieron un puntaje máximo. De ellos, siete están en la Universidad de Oslo, cinco en la NHH, tres en la Universidad de Bergen y tres en la BI Business School de Noruega.

Además, un puntaje máximo cada uno fue logrado por grupos de investigación de PRIO, la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida (NMBU), el Centro de Investigación Climática Internacional (CICERO) y el Instituto Noruego de Asuntos Internacionales (NUPI).

Los 22 grupos de investigación se encuentran en Oslo o Bergen o en las afueras de Oslo (NMBU).

«Tenemos que mirar más allá de las fronteras de Noruega», dijo el Director General del Consejo de Investigación de Noruega, John-Arne Røttingen, durante el lanzamiento del informe. «Los temas de investigación noruegos deberían verse en un contexto teórico más amplio ya que la investigación realizada a menudo también es muy relevante internacionalmente», dijo. «Y las instituciones noruegas también deberían mejorar en la contratación de investigadores internacionales».

Introversión a ser desafiada

«La evaluación demuestra que la antropología social es» la joya de la corona «entre las ciencias sociales noruegas. Esta investigación es de muy alta calidad y está a la vanguardia de la investigación internacional en este campo «, afirmó.

«También se nos dice que la movilidad de los científicos sociales noruegos es baja.En primer lugar, rara vez cambian el trabajo entre los sectores y las instituciones a nivel nacional. En segundo lugar, el comité de evaluación afirma que muchas de las instituciones no tienen buenas estrategias para la contratación internacional. Y tercero, los científicos noruegos viajan muy poco fuera de la región nórdica. »

Las principales recomendaciones están dirigidas a las instituciones para encontrar mecanismos para cambiar esto», dijo. «No nos sirve ser tan introvertido como esto.Tenemos que levantar los ojos más y más de lo que lo hacemos hoy «.

Superficial en investigación interdisciplinaria

Tanja Storsul, directora del Instituto de Investigación Social, dijo que la evaluación habría sido más interesante si hubiera sido» menos desequilibrada «.

Al escribir en su página de blog, dijo: «No evalúa todos los aspectos de las ciencias sociales noruegas. Es principalmente una evaluación disciplinaria de las seis ciencias sociales realizada por expertos de estos campos, que ha evaluado la calidad científica de la investigación dentro de cada disciplina. »

Dijo que hubiera sido interesante si la evaluación se hubiera centrado no solo en cómo la investigación interdisciplinaria en el las ciencias sociales son un desafío para las disciplinas, pero también evaluaron «cómo se posicionan las ciencias sociales noruegas con respecto a la investigación interdisciplinaria y qué se necesita para mejorar».

Ella se opuso a la afirmación del informe de que la investigación interdisciplinaria genera análisis mecanicistas y que los científicos sociales que trabajan en un equipo interdisciplinario durante un largo tiempo correrán el riesgo de perder el contacto con su disciplina.

Fuete: http://www.universityworldnews.com/article.php?story=20180629085944951

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Publicar sin perecer, en la Universidad

Por: Enrique Diez

Se ha hecho famoso en el ámbito universitario e investigador un dicho irónico y dramático a la vez: “publica o perece”.

Como ya describí en un artículo anterior en el Diario de la Educación, el actual sistema de evaluación impuesto al profesorado universitario está empujando a centrarse exclusivamente en la loca carrera por “publicar o perecer”, investigando para ello en temas “vendibles comercialmente”, determinados por índices como el JCR (Journal Citation Reports), que son los que contabilizan para la evaluación y promoción. Aunque el número y el índice de publicaciones no acredita ni el acierto en la investigación, ni la correlación con una mejor docencia.

Este modelo presiona a la comunidad investigadora para adaptar su trabajo hacia lo que se valora, marcado por el “duopolio” de Clarivate y Elsevier, multinacionales que controlan el negocio de los artículos científicos y determinan los criterios para su valoración. La presión de “publicar o perecer” ha generado una inflación de publicaciones inabarcable, que muy pocos leen, y que solo sirve para aumentar este hipertrofiado mercado autorreferencial. Lo cual obliga a un proceso continuo de competición por publicar en las revistas más citadas, naturalizando la competencia en vez de la cooperación. Se instala así una relación con el conocimiento instrumental, acelerada, hiperactiva, regida por el corto plazo. Lo que vale, lo que cuenta, lo que tiene valor (de mercado) es la acumulación, lo inmediatamente vendible y comercializable en el mercado, aparcando la ciencia de base y la investigación de fondo a largo plazo.

De tal forma que este “efecto ANECA”, el “publicar o perecer” para ser valorado y acreditado, está cambiando la dinámica de investigación y docencia en la Universidad, persuadiendo a la comunidad científica de que una parte, la valoración de una sola forma de generar conocimiento, es el todo, en donde la calidad depende del índice de impacto y lo que está fuera de este sistema “carece de valor” o “no cuenta”.

Por eso es urgente generar un sistema alternativo público de evaluación y acreditación del profesorado universitario, que suponga una valoración más justa de su producción científica y su labor docente, y que responda a un modelo de ciencia y docencia para el bien común.

Un Sistema Nacional Público de Evaluación de la Producción Científica en Abierto

El primer paso, como medida de urgencia, es poner en marcha un Sistema de Evaluación Público de la Producción Científica Española en Abierto. Un sistema que sustituya progresivamente los rankings por la valoración de la actividad científica según criterios acordados de buenas prácticas; que, más allá de la revisión por pares, se evalúe el impacto social de las investigaciones contando con el juicio de los sectores implicados en cada caso: administraciones públicas, agentes sociales o sociedad civil organizada; que los criterios de valoración combinen la trayectoria individual de los investigadores o investigadoras, con la participación en grupos o equipos de investigación, puesto que el conocimiento se genera colectivamente; etc., etc. Este es el primer paso de otro sistema posible de evaluación de la producción científica más justo, que responsa a un modelo de ciencia para el bien común.

El objetivo de esta alternativa es superar las métricas basadas en el factor de impacto de las citas en JCR y similares que miden el continente más que el contenido, ahorrar al Estado una ingente cantidad de dinero que pagamos a ese duopolio de empresas privadas que lo controlan y sentar las bases para que la academia acuerde un nuevo sistema de evaluación de la labor docente e investigadora del profesorado universitario que sea comprensivo, razonable, global, equitativo, coherente y justo.

Este sistema alternativo de ciencia abierta u Open Science supone seguir la propuesta de la Declaración de San Francisco sobre Evaluación de la Investigación (DORA) y apoyar la Declaración de Berlín sobre Acceso Abierto al Conocimiento en Ciencias y Humanidades, de manera que se priorice la evaluación de las publicaciones electrónicas de acceso abierto a efectos de carrera académica, a la vez que se mantienen estándares de rigor y práctica científica solvente, con mecanismos de control del contenido publicado transparente y riguroso (revisión por pares, tal como propone la Beall’s List of Predatory Publishers.

El “acceso abierto” supone su disponibilidad gratuita en la Internet pública, sin que implique ningún cargo ni tasa para poder publicar, para que cualquiera la pueda leer, descargar, copiar, distribuir, imprimir, con la posibilidad de buscar o enlazar todos los textos de estos artículos, recorrerlos para indexación exhaustiva, usarlos como datos para software, sin barreras financieras, legales o técnicas, distintas de la fundamental de tener acceso a la propia internet. La única limitación a la reproducción y distribución de los textos publicados no puede ser otra que dar a los autores y autoras control sobre la integridad de su trabajo y el derecho a ser apropiadamente acreditados-as y citadas-os.

Los repositorios de acceso abierto, administrados por universidades u organizaciones de investigación, son una valiosa infraestructura que podrían apoyar la transición a un sistema de evaluación y comunicación académica más colaborativa y eficiente. Por ejemplo, Open Scholar ha coordinado un consorcio para desarrollar un módulo de Revisión Abierta (OPRM) para repositorios institucionales. Iniciativas como Redalyc, SciELO, Latindex o Dialnet han intentado ir más allá del modelo descrito, buscando corregir sesgos de cobertura regional, de idioma y de disciplina, fomentar el acceso abierto al contenido íntegro de las publicaciones, manejar un conjunto extenso y transparente de criterios científicos de inclusión de publicaciones en la base de datos; o acompañar el acceso a la base de datos, con algunas utilidades de análisis o generación de informes. Como comprobamos, por tanto, se puede hacer.

Además, el acceso abierto, mandato europeo en Horizonte 2020, no sólo es económicamente factible, sino que proporciona a quienes leen un poder extraordinario para encontrar y utilizar literatura relevante, y brinda a los autores y autoras y a sus trabajos dimensión nueva, con visibilidad, lectores y lectoras e impacto.

Ya se han presentado dos iniciativas parlamentarias en este sentido. Por lo tanto, si se quiere, y hay voluntad social y política para ello, se puede. Pongámonos en marcha para plasmarlo cuanto antes y dar un giro completo a esta locura del “publicar o perecer”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/03/15/publicar-sin-perecer-en-la-universidad/

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España: La presión por publicar amenaza la calidad del trabajo investigador

España/ (SERVIMEDIA)

La presión por publicar, por la inmediatez y por salir en las mejores revistas influye de forma determinante en la carrera profesional de los investigadores, en la política editorial de las revistas científicas y en la misma misión de la investigación.

Así se puso de manifiesto en una jornada organizada por la Fundación de Ciencias de la Salud este jueves en la sede del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

En ella, los expertos analizaron el auge de los fraudes en las nuevas publicaciones y en los sistemas de revisión por pares de las revistas científicas, fenómeno que en parte achacaron a esta presión.

A su juicio, la publicación científica “se está convirtiendo en el fin de la investigación, al dejar en segundo término su verdadero objetivo: ser el medio por el que se comunican los resultados de los trabajos”.

Para el doctor José M. Mato, patrón de la fundación, la presión por publicar en el sector académico ha convertido lo que era un medio (informar a los colegas sobre el resultado de las investigaciones) en un fin en sí mismo, ya que la promoción profesional está ligada al número de publicaciones y a la calidad de las revistas.

“¿Puede alguien, sin embargo, poner en duda el impacto positivo que la publicación científica ha tenido y tiene en la diseminación y aceleración del conocimiento?”, se preguntó. “Por supuesto que no, pero hay margen para mejorar su funcionamiento”, dijo, y subrayó cómo «numerosas revistas científicas han comenzado a poner en marcha iniciativas para promover la calidad de las publicaciones”.

En la misma línea se manifestó el presidente de la Real Sociedad Española de Química y director Científico de CIC bioGUNE, Jesús Jiménez-Barbero, quien aseguró que las publicaciones científicas están destinadas a promover el progreso de la ciencia mediante la presentación por parte de los investigadores de informes detallados de sus nuevos resultados.

En su opinión, el acceso abierto -sin coste alguno- a los artículos científicos “está revolucionando el sistema de publicaciones, basado históricamente en el pago de una suscripción a las revistas científicas por las instituciones públicas o privadas».

“El objetivo último es compartir los resultados de la investigación para acelerar los avances en un campo determinado, por lo que esto ha afectado más a las revistas científicas en los ámbitos de ciencias de la vida y ciencias experimentales que a las revistas de humanidades y ciencias sociales”, explicó.

En este sentido, el presidente de la Real Sociedad Española de Química alertó de que “la disminución en los costes de publicación provoca la proliferación de las llamadas ‘revistas basura’ con estándares de publicación muy bajos», y alentó a una reflexión urgente sobre el poder que pueden ejercer ciertas editoriales: “Es hora de que los organismos e instituciones financiadores afirmen su independencia”.

Para la vicepresidenta adjunta de Transferencia del Conocimiento de la Vicepresidencia de Investigación Científica y Técnica del CSIC, Ana Guerrero, las publicaciones científicas se enfrentan a algunas dificultades, como la concentración editorial de las publicaciones, la preferencia por determinadas lenguas a la hora de la publicación (sobre todo el inglés) y el cambio debido a la edición electrónica y a las publicaciones en ‘open access’.

Fuente: http://www.diariosigloxxi.com/texto-s/mostrar/237964/presion-publicar-amenaza-calidad-trabajo-investigador

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Desde EEUU: Mark Zuckerberg quiere «acelerar la ciencia»

America del Norte/EEUU/observatorio.itesm.mx

La Iniciativa Chan Zuckerberg (CZI) se ha asociado con Cold Spring Harbor Laboratory (CSHL) para apoyar la plataforma bioRxiv la cual busca acelerar y optimizar la publicación científica.

El servicio gratuito que ofrece bioRxiv permite a los investigadores compartir los borradores de sus papers científicos, también conocidos como preprints, antes de que estos sean publicados en las revistas científicas. Los preprints han sido un pilar del proceso científico durante décadas en áreas como matemáticas e informática y ahora, bioRxiv se está convirtiendo en la base de datos estándar para la pre-publicación de investigaciones en biología. «El acceso a estos borradores puede acelerar dramáticamente el ritmo de descubrimientos y a su vez, nuestra comprensión de la salud y las enfermedades», dijo Cori Bargmann, quien lidera el área de ciencias en la Iniciativa Chan Zuckerberg.

Mark Zuckerberg y Priscilla Chang buscan construir un mundo mejor para los niños con la ayuda de la ciencia y la educación. En un post de Facebook, Zuckerberg escribe sobre la importancia de acelerar la publicación científica: «Puede tomar un año o más publicar una investigación en una revista científica. Es común que los científicos estén trabajando en un problema durante mucho tiempo y luego cuando otro journal finalmente lo publica, se dan cuenta de que alguien ya resolvió su problema o encontró un mejor enfoque hace mucho tiempo. Esto representa una enorme pérdida de tiempo, y si podemos ayudar a eliminarlo, el progreso científico puede avanzar mucho más rápido».

CSHL y CZI están comprometidos a optimizar la infraestructura de comunicación en ciencia. Todo el software desarrollado a través de esta colaboración estará disponible como código abierto.

Fuente: https://observatorio.itesm.mx/edu-news/2017/4/27/mark-zuckerberg-quiere-acelerar-la-ciencia

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