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Razones para levantarse en armas

Razones para levantarse en armas
Crítica de la película francesa La espuma de los días, de Michel Gondry, con enfoque antirracista y anticlasista
Diana Carolina Alfonso
Rebelión
“En 1790, solo unos pocos meses antes del comienzo de la insurrección que sacudió Saint Domingue y llevó al nacimiento revolucionario de la independencia de Haití, el colono francés La Barre tranquilizaba a su mujer residente en la metrópoli sobre la vida tranquila en los trópicos. Escribió: “no hay ningún movimiento entre nuestros negros […] Ni siquiera piensan en ello. Son muy tranquilos y obedientes. Entre ellos una revuelta es imposible”. Y le aseguró otra vez: “no tenemos nada que temer de parte de los negros; son tranquilos y obedientes”.

Y otra vez: “los negros son muy obedientes y siempre lo serán. Dormimos siempre con las puertas y ventanas abiertas de par en par. Para los negros la libertad es una quimera” (Dorsinville, 1965)” 

Michel-Rolph Trouillot

La mano viene más o menos así: Una pareja se casa, la chica enferma y arranca un drama de flores, existencialismo y una batería inusitada de nihilismo. Nada fuera de lo normal. La historia no pasaría de ser un típico drama pluvial francés de no ser por los personajes secundarios.

El «empleado doméstico» es un hombre negro que cumple todas las cualidades del buen hombre negro, conciencia blanca mediante: es hacendoso, bailarín, no se queja y además es un pene negro a disposición del deseo de cuanta mujer blanca le requiera, llegando incluso a prostituirse al compás de divertidos guiños propios de la exotización sexual.

Ya la cosa viene mal cuando se presenta al resto del reparto del «sector servicios». El hombre de la grúa que maneja la maravillosa nube voladora es un latino que trabaja en la construcción. ¿Dónde más si no? La mujer de los ticketes del tren es… negra, obvio. Y así sigue la película, nada fuera de lo normal.

La otra mujer negra de la película es todo lo que tiene que ser una buena mujer negra, conciencia blanca mediante: no solamente parafrasea con gran soltura a Partre (Sartre) sino que además es vestida (pese a su negativa, con nula resistencia) como Simone de Beauvoir. En resumen es bella, delgada, letrada, formal, bien vestida y feminista. Todo viene bien, hasta que un día estalla a razón del desamor de su novio blanco. Con total frialdad, del otro lado del muro que la separa de su amiga, la buena negra se acuesta con el doliente protagonista, quien en medio de un delirio que le torna frágil y depresivo, asume con cierto desgano la tarea de cogerse a la amiga de su esposa. Desespera, pero no enferma. La debilidad corporal es privilegio de la pareja blanca. No, ella sufre de histeria, revanchismo y muere.

El relato de su muerte no existe. Se reduce a un dedo silencioso sobre los labios de su tío, el empleado doméstico.

Sobre la envidia y la histeria de la humanidad colonizada, Fanon escribe:

“La mirada que el colonizado lanza sobre la ciudad del colono es una mirada de lujuria, una mirada de deseo. Sueños de posesión. Todos los modos de posesión: sentarse a la mesa del colono, acostarse en la cama del colono, si es posible con su mujer. El colonizado es un envidioso. El colono no lo ignora cuándo, sorprendiendo su mirada a la deriva, comprueba amargamente, pero siempre alerta: “Quieren ocupar nuestro lugar.” Es verdad, no hay un colonizado que no sueñe cuando menos una vez al día en instalarse en el lugar del colono”.

Una última perlita que termina por romperle la mente a cualquiera que no haya sido anestesiadx por el ego mundial de la intelectualidad blanquecina, o por el mundo atrapado entre las tensiones de dulces y colores, nivel anarquismo high class del Gran La Plata:

Avanzada la enfermedad de la protagonista, el esposo «tiene» que buscar trabajo. La crisis económica golpea la armonía del hogar. Justo cuando se cree que la trama no puede ser más cínica en su elitismo, el «empleado doméstico» empieza a envejecer. Al ser un ajuar más de la vivienda, su cuerpo se deteriora con el derrumbe del hogar. El dilema personal de su empleador se revela cuando tiene que echar al “doméstico”. Porque además de ser sacrificado, sexualizado y prostituído, el buen negro es fiel. Y aun cuando la vida se degrade con el paso de los días, el libre albedrío en esas condiciones se reduce a morir en benévola servidumbre.

Fin de la película.

No hay hedonismo sin un previo proceso de individuación, negación o subvaloración de los conflictos que no constituyen la estructura subjetiva de la tranquilidad blanca.

Después de la revolución haitiana (que es una revolución anti-francesa, jamás una consecuencia de la Revolución Francesa) Napoleón prohibió la divulgación de cualquier acontecimiento ligado al país antillano. Aunque cueste creerlo, tuvieron que pasar casi doscientos años y un terremoto para que un gobernante francés volviera a pisar suelo haitiano. Tras su paso por el país, Jacques Chirac comentó a la prensa que «formalmente, Haití nunca había sido una colonia francesa»(Seitenfus, 2016). En el 2015 volvió a venir otro presidente francés, probablemente a organizar el negocio de la lástima que había emprendido su predecesor con laborioso ánimo salvacionista. Aquel año el pueblo haitiano recibió a François Hollande con la poca amabilidad que distingue a los negros que no son buenos. Le exigieron que formalizara el reembolso de la multimillonaria multa que la Francia imperial habría impuesto a Haití tras la revolución antiesclavista y antifrancesa de 1804.

Al día de hoy la revolución haitiana no existe en los cánones de la historia occidental, mutis por el foro en la historiografía francesa. Lxs pocxs eurocentradxs que han abordado el tema, la tratan como una consecuencia de la revolución francesa, otros escriben, y cuentan con total desfachatez, que fue un eco de la revolución yanki. Lo que desde los tiempos de la colonia han querido silenciar es que la Revolución Haitiana no solo fue la primera en abolir la esclavitud -y no estoy hablando de artículos y leyes al pedo- sino que además encumbró la posibilidad de la emancipación de lxs esclavxs a nivel mundial.

Olvidar esta parte de la historia nos lleva al argumento, nada inocente de Gondry: La libertad es un privilegio del hombre blanco que rompe cadenas o de la mujer blanca que lleva su maravillosa libertad a las mujeres periféricas.

A la película le falta lo que le falta a la conciencia occidental: pensar que lxs sometidxs cuentan con su violencia organizada para cambiar la historia. No hay sometimiento sin resistencia.

Capítulo aparte nos merece la reificación sexual del cuerpo del hombre negro. Para los antillanos el turismo sexual de las mujeres blancas ha motivado ríos de tinta, como lo enuncia el martiniques Édouard Glissant en su libro El Discurso Antillano.

Para avanzar con una lectura del feminismo negro sobre la reificación sexual de los hombres negros, recomiendo también la lectura de El mito del violador negro de Angela Davis.

En síntesis, el hedonismo (nihilista siempre) es como un gran pedo de chicle. Y La espuma de los días es eso: la pompa de la maravillada estupidez neocolonial, violenta en sus conflictos mentolados.

*Léase blanco/blanca como una estructura de sentido basada en los principios clasistas/racistas de exclusión colonial. La cuestión blanca poco tiene que ver con cromatologías o disquisiciones fisiológicas.

Texto original https://historiaygeopolitica.wordpress.com/2020/01/13/la-espuma-de-los-dias-razones-para-levantarse-en-armas/

Fuente de la Información: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=264657&titular=razones-para-levantarse-en-armas-

Autor: Diana Carolina Alfonso
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Honduras: en una semana fueron asesinados dos líderes indígenas

Honduras: en una semana fueron asesinados dos líderes indígenas

En menos de una semana, el Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia (MADJ), confirmó el asesinato de dos líderes indígenas en la zona norte del país.

El primer caso se dio el domingo 29 de diciembre del 2019, al encontrar semi enterrado el cuerpo del líder Tolupán, Efraín Martínez Martínez, originario de la montaña de La Flor, al norte del departamento de Francisco Morazán.

Según denuncias del MADJ, la familia de Martínez lo había reportado como desaparecido, una semana antes. La etnia Tolupán es una de las empobrecidas e históricamente aisladas por programas de desarrollo social.

Este viernes 3 de enero de 2020, el luto volvió a empañar la historia de los pueblos originarios cuando se confirmó el hallazgo del cuerpo sin vida de Santos Felipe Escobar García, de 34 años.

Escobar fue desaparecido el 29 de diciembre pasado, era del pueblo indígena Pech. El hallazgo se hizo en la aldea El Carbón, San Esteban, al norte del departamento de Olancho.

“Este es el segundo crimen que se da en menos de una semana contra dirigentes indígenas en Honduras. Los crímenes continúan en total impunidad”, denunció la organización que tiene presencia en las regiones indígenas del norte.

La violencia contra la población indigena no se detiene en Honduras. Los pueblos originarios son los más martirizados por los saqueadores de la riqueza común en complicidad con el Estado, lamentó la organización.

Para el MADJ, que coordina Martín Fernández, este patrón de asesinar y enterrar indígenas (en el caso de Martínez) Tolupanes se está volviendo común en Honduras, anteriormente fue asesinado y encontrado en similares circunstancias el luchador social indígena, Milgen Soto Ávila, últimado y enterrado en la tribu Tolupán de San Francisco Locomapa, departamento de Yoro. Este crimen se registró en el lugar donde una empresa realizaba un corte de madera.

En estos casos la impunidad sigue siendo el principal aliado de los crímenes contra la población indígena y líderes comunitarios a nivel nacional, detalló la denuncia en Movimiento Amplio, en sus redes sociales.

Fuente de la Información: https://www.nodal.am/2020/01/honduras-en-una-semana-fueron-asesinados-dos-lideres-indigenas/

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El indignante “juego de roles” racista en escuelas de Estados Unidos

Redacción: El Intransigente

En Columbia, en una escuela, llevaron a cabo un juego indignante.

En medio de la llegada del nuevo año, el mundo parece no estar a la altura de un 2020 que acaba de comenzar con nuevos mensajes y esperanzas. Literalmente, esto chocó con el director de una escuela primaria del distrito de Columbia, Estados Unidos, que quedó en medio de la indignación social por un juego de rol dentro de un instituto educativo. Hablamos de un juego de roles en el que un chico negro hizo de esclavo.

La autoridad máxima de la escuela “se disculpó después de que una tarea en clase terminó con un estudiante negro de quinto grado al que se le pidió que representara a un esclavo y a otro que simulara estar bebiendo de una fuente de agua segregada”, detalla la agencia ANSA. El hecho ocurrió en la escuela primaria Lafayette en medio de una clase de estudios sociales sobre la Guerra Civil de ese país, conocida por muchos como la Guerra de Secesión.

De acuerdo a ANSA, “a través de una carta dirigida a los padres, maestros de la escuela informaron que a los estudiantes se les pidió que se separaran en grupos pequeños y crearan un podcast o una lectura dramatizada. Así, a algunos estudiantes negros sus compañeros de clase les pidieron que desempeñaran roles inapropiados y perjudiciales”. ¿Por qué? Porque eran roles vinculados a la esclavitud.

Según los docentes, la unidad de la Guerra Civil es un tema que se enseña a los alumnos de quinto grado y siempre con el objetivo recordar que la lección contiene “una parte muy difícil de la historia de los Estados Unidos”. “Lamentamos profundamente no haber previsto esto como un desafío potencial en el juego de roles para poder establecer parámetros apropiados para proteger a los estudiantes”, rezaba la carta a los padres.

Incluso, Carrie Broquard -directora de la escuela- reconoció que “la tarea fue un error y que no volverá a ser practicada en clases futuras. En Lafayette, creemos en la importancia de enseñar una historia dolorosa con sensibilidad y conciencia social. Desafortunadamente, no alcanzamos esos valores en una reciente lección de quinto grado. En enero, todo el personal tendrá capacitación en diversidad”.

Fuente: https://elintransigente.com/mundo/2020/01/05/horacio-calderon-analista-internacional-el-asesinato-del-general-irani-es-un-acto-de-guerra/

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Communities can combat racism, hate and extremism with education

Communities can combat racism, hate and extremism with education

Late one afternoon this past summer, after leaving my Winnipeg office, I came across a poster that read: “When the house of cards comes crashing down, we’ll be ready. Will you join us?” In the background of this poster, the bridge that connects St. Boniface at the Forks was visible, while in the foreground, a masked soldier stood ominously with an assault rifle.

I thought that the poster might be from a theatre company for the Fringe Festival, and in the age of terror, I thought this production to be a novel one.

Unbeknownst to me, it was a recruitment poster for The Base, a U.S.-based neo-Nazi group. Within days, the Winnipeg Free Press had published an investigative piece that highlighted a chilling interview with a local Winnipeg member. The piece also said research shows “the presence of far-right extremists and members of hate groups in the ranks of the Canadian Armed Forces is a problem.”

Through both my own research in peace and conflict studies, and in my experiences listening to Winnipeg educators in a forum last winter, I believe that to confront and combat extremism, Manitoba needs new ways of engaging with young people that are sensitive to Manitoba’s social-political context.

We need to create opportunities where young people can share and critically reflect on their experiences with teachers and caring adults in schools and in their communities at large.

Such efforts might be built upon Brazilian educator Paulo Freire’s Education: the Practice of Freedom, in which he wrote: “To be human is to engage in relationships with others.” The role of human beings is not simply to be in the world but to engage with the world.

Young people targeted by extremists

As a researcher, I am curious to identify the social factors that cause extremism, which often leads to violence. Over the past decade, I have explored factors shaping extremism and how various social groups compete and collaborate to transform extremism and hate.

In my PhD research, I analyzed qualitative data gained from interviews with 49 community leaders in Winnipeg. These leaders identified inter-group animosity, as related to racism and inequality, as top social conflict issues in the city.

The causes of extremism globally reveals a trend: young people in schools and universities are often targeted by extremist recruiters who deploy a narrative of hate to motivate them.

Manitoba context

The poster and the subsequent news analysis about The Base recruiting in Winnipeg reinforced the reality that Manitoba is not an exemplary model of multiculturalism but a place that must seriously grapple with racism.

The Base’s call to take up arms comes on the heels of a number of disturbing and grim events in Winnipeg.

Last winter, three years after people gathered for a vigil at The Forks for teenager Tina Fontaine, many were outraged when the man accused of killing her was aquitted. Many highlighted how the trial revealed both racism in Canadian courts and deep failures of other institutions.

Last year, signs stating “It’s okay to be white” popped up at a number of educational institutions.

A whole Winnipeg school division closed due to online threats, a scenario eerily echoed recently during a school lockdown in Vita, Man., about 100 kilometres southeast of Winnipeg.

In 2016, the province saw high-profile terror activities in Aaron Driver’s allegiance to ISIS and his eventual demise. Driver was killed in Strathroy, Ont., in an RCMP altercation after he detonated a device in a taxi, but had lived in Winnipeg.

Dialogue with educators

I reached out to educators to hear about their experiences dealing with extremism in their classrooms. In a facilitated dialogue last February, I spoke with 12 educators from the Lord Selkirk and Louis Riel school divisions, and the University of Winnipeg Faculty of Education. Three things stood out from this dialogue.

Participants agreed that racism and anti-immigrant extremism were on the rise and manifesting in different forms, and said they were often uncomfortable addressing the matter in classrooms.

For example, a student wore a T-shirt with the “It’s okay to be white” slogan for couple of days until one educator intervened. Another educator shared her experience of interacting with Driver in an adult education class. Educators are left to themselves to deal with such situations.

Second, while the existing curriculum contains subjects like global issues and citizenship, it is seldom possible to discuss domestic hot-button matters such as race, religion and sex in the classroom because the educators aren’t obligated to do so and some of them are not comfortable discussing such topics in class.

Third, educators explained that multi-stakeholder support is needed to intervene comprehensively to counter extremism, because young people only spend part of the day in classrooms.

New approaches

The Manitoba social studies curriculum explains the concept of citizenship as “knowledgeable and engaged citizens” and is therefore an essential subject for kindergarten to Grade 12 students in age-appropriate ways.

There is also a strong focus on human rights, equality and responsibilities of citizens, as well as on anti-bias and anti-racism approaches and Aboriginal perspectives throughout the social studies curriculum. But racism is not covered as a subject or as content exclusively.

For example, Grade 11 Canadian history aims to teach students how to critically reflect on discrimination in a Canadian context. It emphasizes knowledge of the numbered treaties, the Indian Act and residential schools. It discusses content about “restrictions to Asian immigration,” the Chinese head tax and the impact of the American Civil War on Black immigration to Canada as well as Black loyalists — and how Canada admitted only a small number of refugee Jews between 1933 to 1939. But it doesn’t ensure comprehensive coverage of particular forms of racism in Canada.

The province’s Kindergarten to Grade 12 Aboriginal Languages and Cultures Manitoba Curriculum Framework of Outcomes discusses teaching Indigenous language learning alongside teaching about residential schools in grades 9-12 and treaties in grades 5-8. But teaching Indigenous languages isn’t mandatory, and is only done in some school contexts. The document encourages that “specific learning outcomes can … be integrated with other subject areas by other educators, Aboriginal and non-Aboriginal” but the extent to which that may happen is unclear.

In Grade 6, social studies learning outcomes include the reserve system and its impacts, treaties and Aboriginal rights in Canada from 1867 to the present.

Schools can’t do it alone

Our educators are uniquely positioned to prepare young people as they transition from school to university. But let’s understand that they can’t do it alone.

My search continues to explore ways to convince educators and broader communities to understand that as a society we are facing demands for new ways of forming relationships with young people, and new ways of teaching.

One idea is to bring the discussion on extremism and radicalization into classrooms — this is something I have started doing from time to time in partnership with teachers.

Communities are on the front line of activism and provide legitimate responses to conceptual dilemmas that often dog young people. A renewed relationship with teachers, adults and community leaders at large is needed based on trust and confidence.

Fuente de la Información: http://theconversation.com/communities-can-combat-racism-hate-and-extremism-with-education-125124

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El acento como base de prejuicio en la academia

Por: Sofía García-Bullé

En los 30 milisegundos que toma decir “hola”, nuestro interlocutor ya está formando un juicio sobre nosotros basado en nuestro acento.

En artículos anteriores hemos hablado del sesgo social en la comunidad académica y de la creencia general de que un académico o científico debe tener cierto perfil y características físicas para proyectar credibilidad en su rol.

Lo anterior motiva a muchos miembros de la comunidad académica a vestir de cierta manera y adoptar actitudes bienvenidas por el grupo dominante, para encajar y avanzar en sus carreras. Pero hay aspectos de su persona que no pueden (o es difícil) cambiar y el cuestionamiento más importante es: ¿deberían? Atributos como la raza, cultura, religión, además del rasgo físico, son algunas características que se proyectan, pero hay un aspecto que dice mucho de nosotros: el acento con el que hablamos.

¿Cómo percibimos el acento?

El acento es una de las primeras características que cualquier interlocutor nota en nosotros, y dice mucho. Escuchar el acento de una persona nos puede decir información sobre el país o región a la que pertenece, en algunos casos, hasta puede indicar una comunidad específica dentro de un mismo estado o municipio; nos habla de los aspectos culturales que forman parte de su persona, pero de ninguna forma nos indica su nivel de conocimiento, su inteligencia, ni su habilidad o presteza para hacer su trabajo. El problema es que, con frecuencia, creemos que sí es indicador.

Tomemos el inglés, por ejemplo, aun siendo el mismo idioma, este se representa a través de argots diferentes. Imaginemos que estamos en una conversación con tres personas, una de origen británico, otro americano y un australiano. ¿Cuál de estas tres personas, hipotéticamente, sonaría más “inteligente” o “culta” en una plática? Según un estudio realizado en Bélgica, una muestra selecta de personas asoció el acento británico con la inteligencia y el prestigio, mientras que el americano fue más asociado con sencillez y camaradería.

“Encuentro que la gente se sorprende de mi profesión simplemente por la manera en la que hablo. Si me oyen primero y luego se enteran cuál es mi trabajo, usualmente quedan impactados”.

Lo importante a denotar aquí, es que estas aproximaciones no dicen mucho sobre cómo son realmente nuestros interlocutores, nos revela más bien cómo los percibimos nosotros. Si no estamos conscientes de esta bifurcación cognitiva, tendremos menos herramientas para evitar desarrollar prejuicios. Si el idioma es el mismo (inglés, como en el ejemplo anterior), ¿por qué hacemos diferencias entre las formas de pronunciarlo? La lingüista y autora, Rosina Lippi-Green, se refiere a esta jerarquización como “la ideología de lenguaje estándar”. Bajo este contexto, la gente tiende a creer que el argot con el prestigio social más alto, es la forma más correcta y válida de usar determinado lenguaje.

Esto facilita que al escuchar distintos acentos del mismo idioma, descalifiquemos las que ostentan menos prestigio, y hagamos un juicio de valor con respecto a las habilidades lingüísticas, inteligencia, conocimientos, clase social, carácter y capacidades de quienes hablan en esta forma de lenguaje “menos correcta”. Así es como caemos en una discriminación basada en la lingüística.

¿Cómo afecta la discriminación lingüística a los miembros de la comunidad académica?

De acuerdo con un estudio realizado por James Emil Flege en la Universidad de Alabama, toma solo 30 milisegundos decir “Hola”. En ese breve instante, las personas que nos escuchan ya están procesando información acerca de cómo nuestro acento nos distingue y produciendo impresiones al respecto. Es cierto que nada de lo registrado en esa primera interacción está escrito en piedra. Las personas y sus juicios de valor no son inamovibles ni inflexibles, y las personas pueden estar abiertas a aceptar información que contradiga esas primeras impresiones. Pero lo que es innegable, es que este es un camino cuesta arriba para los académicos con acentos que no pertenecen a la jerga de más prestigio.

“Encuentro que la gente se sorprende de mi profesión simplemente por la manera en la que hablo. Si me oyen primero y luego se enteran cuál es mi trabajo, usualmente quedan impactados”, dice Peter Lacrombe, profesor de matemáticas en la Universidad de Derby, Inglaterra. Lacrombe pertenece a la región centro oeste de Inglaterra, apodada “Black Country”, su historia está cercanamente ligada con la Revolución Industrial.

Black Country se distingue por su cultura de trabajo y su economía de industria pesada, los originarios de la región son, en su mayoría, de clase trabajadora y tienen un acento diferente a sus vecinos de Birmingham. Los “Yam Yam”, como normalmente se les llama a quienes provienen de Black Country, son asociados más con la industria minera y el carbón, que con la academia. Lacrombe describe la sorpresa al revelar su vocación como algo irritante, pero lo que realmente encuentra pesado es la base del pensamiento discriminatorio que culmina en la declaración: “No suenas como profesor”.

No hay respuesta para una declaración como esta, excepto, tal vez, preguntar cómo se supone que debe sonar un profesor. Lacrombe sostiene que el mero cuestionamiento pone en duda un aspecto fundamental de la sociedad actual, atrapada en una percepción ligada a la diferencia de clases socioeconómicas. Cuando alguien le dice que no suena como profesor están asumiendo que su lugar está en una fábrica y no en una universidad. Este es el racismo y clasismo sutil que causa fatiga racial y social en los miembros de la academia que no cuentan con rasgos de los grupos sociales dominantes presentes en la academia.

¿Cómo combatir la discriminación lingüística en la academia?

“Si no sueno como profesor, es tu problema, no el mío”. Lacrombre argumenta que el problema de los acentos no se encuentra en quien los habla, sino en quien usa este rasgo particular para hacerse un juicio sobre la capacidad de un profesor o su pertenencia a la academia. Todos los que trabajan en el oficio de la educación comprenden la necesidad de tener cierto nivel de lenguaje, con respecto a los contenidos, a la elección de palabras. Si las palabras que usamos reflejan nuestro nivel de conocimiento y argumentación, ¿por qué el acento con las que lo pronunciamos sigue siendo un medidor de estos atributos? Porque deja ver aspectos de nosotros que son particulares, diferentes a nuestros interlocutores. El choque cultural no viene del acento, viene de la reacción del interlocutor de escuchar ese acento como algo diferente y ajeno a la comunidad académica.

“No suenas como profesor”

La solución no está solo en promover más diversidad en los espacios de trabajo académicos. Esta práctica ha sido realizada durante décadas, y aunque se ha traducido en algunas instancias de inclusión y oportunidades para las minorías sociales, no se ha visto un cambio estructural real solamente con la intención de aumentar la diversidad. Es necesario un cambio de narrativa y este no puede lograrse sin un esfuerzo conjunto tanto de las minorías como de los grupos dominantes.

La discriminación lingüística es solo un inciso en un enorme aparato de inequidad con aspectos sociales culturales y económicos. Educar a las personas a que sean sensibles a las diferencias culturales en la comunidad académica como algo positivo no va a resolver los problemas sociales que implican el racismo, el sexismo, la homofobia y otras formas de inequidad. Pero favorecer ese cambio de narrativa puede ayudar a que los grupos de minoría social se sientan bienvenidos en la academia, como también a iniciar un diálogo y los mecanismos necesarios que abran camino a cambios más significativos.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/acento-academia

Imagen: erd Altmann en Pixabay

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Libro(PDF): Antología del pensamiento crítico guatemalteco contemporáneo

Reseña: CLACSO

La tarea de elaborar una antología del pensamiento social crítico en Guatemala ha supuesto un esfuerzo en varios sentidos. En primer lugar, delimitar qué se entiende por pensamiento crítico, y luego, decidir qué período abarcar, cuáles autoras y autores incluir, y cuáles los textos pertinentes […].

Para acotar la búsqueda se comprendió como pensamiento social crítico al conjunto de ideas elaboradas desde perspectivas divergentes, a contracorriente de los discursos y las historias oficiales, que han sido el resultado de la investigación, análisis, sistematización y reflexión sobre la realidad de la sociedad guatemalteca, con el propósito de desentrañar las estructuras de poder que sostienen un orden desigual, de raíces coloniales, que niega derechos y limita el desarrollo humano de la mayoría de la población, particularmente de las mujeres, y los pueblos indígenas.

En la antología que ahora se presenta, se incluye a treinta y cinco autoras y autores, mujeres y hombres, de diversas identidades, y generaciones. Algunos con una producción muy vasta y otros que inician sus reflexiones. Se trató de mostrar una polifonía de voces y perspectivas, y para efectos de una mejor comprensión se establecieron cuatro ejes que dan cuenta de las principales preocupaciones sociales, intelectuales y políticas que han predominado en las décadas de finales del siglo veinte e inicios del veintiuno: “Estado, política, sociedad y economía” (Eje 1); “Violencia política, movimientos sociales, memoria e historia” (Eje 2); “Etnicidad, relaciones interétnicas, racismo” (Eje 3); y, por último, “Cuerpos, género, feminismos, sexualidades, violencia” (Eje 4). […]

Considero este texto como un aporte más en el conocimiento de la producción intelectual en Guatemala, una invitación a profundizar en el pensamiento social crítico, a identificar autorías, temas y problemáticas que ahora no fueron incorporadas. Una motivación para continuar indagando y construyendo la historia de los aportes intelectuales en el país, ampliando miradas y ejes de análisis, temporalidades y temáticas.

Autores (as):

Ana Silvia Monzón. [Coordinadora]

Guillermo Toriello. Edelberto Torres Rivas. Matilde González-Izás. Gladys Tzul Tzul. Claudia Dary Fuentes. Alfredo Guerra-Borges. Gustavo Palma. Patricia Castillo. Manuel Ángel Castillo. Gabriel Aguilera. Jorge Romero Imery. Mario Payeras. Ricardo Falla. Carlos Figueroa Ibarra. Yolanda Colom. Ana María Cofiño. Julio Castellanos Cambranes. Miguel Ángel Albizúrez. Edgar Ruano Najarro. KajKok (Máximo) Ba Tiul. Saría Acevedo. Severo Martínez Peláez. Marta Elena Casaús. Demetrio Cojtí. Carlos Guzmán Böckler. Arturo Taracena. Aura Marina Arriola. Irma Alicia Velásquez Nimatuj. Aura Cumes. Alaíde Foppa. Ana Lorena Carrillo. Yolanda Aguilar. Lily Muñoz. Ana Lucía Ramazzini. Francisca Gómez Grijalva. Emma Delfina Chirix García. Cuerda La. Luz Méndez. Walda Barrios-Klee. Glenda Joanna Wetherborn. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO.

Año de publicación: 2019

País (es): Argentina

Idioma: Español

ISBN: 978-987-722-556-3

Descarga: Antología del pensamiento crítico guatemalteco contemporáneo

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=1811&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1361

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Estados Unidos: Expulsan a un universitario por colocar un letrero que decía: “Está bien ser blanco”

América del Norte/Estados Unidos/15-12-2019/Autor(a) y Fuente: Publimetro Colombia – Bles.com

Un estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oklahoma City (OCU, por la sigla en inglés), estado de Oklahoma, EE. UU., recibió como castigo la expulsión por colocar letreros que decían: “Está bien ser blanco”. Su expulsión es considerada un ataque a la libertad de expresión.

Las autoridades universitarias “no pueden discriminar contra estos volantes basándose en su punto de vista, expulsando o despidiendo a la gente por publicarlos”, declaró el abogado Hans Bader, tras analizar el caso, de acuerdo con Oklahoman.

Asimismo, para Bader fue obvio que no se expulsaría a alguien por contrariar el modo de pensar de la universidad, como, por ejemplo, con un letrero que diga: “Está bien ser afroamericano”.

El limitar la libertad de expresión es uno de los proyectos del candidato demócrata Bernie Sanders, quien cree que el gobierno debe prohibir el llamado “discurso ofensivo”, respaldado por la mayoría de sus seguidores, según un video de One america Network.

Lo que en realidad pretenden defender los votantes por Sanders es el discurso izquierdista que considera ofensiva la opinión diferente.

Tal postura va en contra de la Primera Enmienda de los Estados Unidos, que favorece la libertad de expresión decretando que cualquier persona puede decir lo que quiera sin restricción alguna.

La censura que progresivamente han impuesto los izquierdistas en las universidades de los Estados Unidos ha afectado seriamente la libertad de expresión.

En este sentido resulta significativo el éxito abrumador registrado recientemente por la película pro libertad de expresión: “No hay espacios seguros” (No safe spaces, por el título en inglés), aclamada por los cinéfilos pero odiada por los críticos.

Se trata de un documental que expone el ataque a la libertad de expresión lanzado en los campus universitarios liberales de Estados Unidos, según Washington Times.

Asimismo, cuestiona que “un creciente número de estadounidenses no cree que se tenga derecho a decir lo que se piensa si puede ofender a alguien en algún lugar, de alguna manera”, y esa creencia les hace buscar un ‘espacio seguro’ en donde se puedan expresar las ideas con libertad.

Nota escrita por BLes.com

Fuente e Imagen: https://www.publimetro.co/co/noticias/2019/12/14/expulsan-universitario-colocar-letrero-decia-esta-bien-blanco.html

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