Entrevista a Raúl Zibechi, autor de Mundos otros. Pueblos en movimiento (Ed. Zambra/Baladre) «El EZLN y el PKK son los movimientos más interesantes para superar el capitalismo, el patriarcado y el colonialismo»

Por: Enric Llopis 

“Ante la descomposición del sistema-mundo y la crisis de legitimidad de los estados, puede ser la hora de los movimientos y los pueblos”, concluye el periodista e investigador Raúl Zibechi (Montevideo, 1952) en uno de los artículos publicados en el periódico La Jornada (Entre la caída de occidente y transiciones inciertas, 31 mayo).

El escritor militante presentó el ensayo de 252 páginas Mundos otros, pueblos en movimiento. Debates sobre anti-colonialismo y transición en América Latina –editado en mayo por Zambra y Baladre- en la Fira Alternativa de Valencia (8 de junio); otros libros recientes de Zibechi son, junto a Decio Machado, El Estado realmente existente. Del Estado de Bienestar al Estado para el despojo (2023), y Navegar nuestras geografías (2023); la siguiente entrevista está realizada por correo electrónico.

-P:En noviembre de 1983 se fundó el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que se levantó el 1 de enero de 1994 en Chiapas; dedicas un artículo del libro al zapatismo (Sembrar sin cosechar); ¿cuáles son las aportaciones principales del movimiento?

-RZ:Muchas. Quizá la principal sea que es posible, aún en este período tan difícil, seguir transformando el mundo. No se rindieron, no claudicaron, ni se vendieron. La dignidad sigue siendo la guía del zapatismo, según lo que he podido entender. Creo que es mucho en esta época.

Pero lo que más sorprende y entusiasma del EZLN es su capacidad de cambiarse a sí mismos, no sólo de cambiar el mundo. Crearon los municipios autónomos y las juntas de buen gobierno, y ahora las cierran porque creen que no son adecuadas para las situaciones que se vienen. Hicieron una autocrítica muy profunda, algo que la izquierda ha dejado en el olvido, al decir que esas estructuras funcionaban de forma piramidal separando a las autoridades de los pueblos, y decidieron cortarle la punta a la pirámide o invertirla.

-P:¿Constatas novedades, en los últimos tiempos, en las prácticas del EZLN?

Las iniciativas zapatistas siempre van a más. Ahora en estos nuevos 20 comunicados, le apuestan a “lo común”, superando el concepto de propiedad, incluso el de propiedad comunal o comunitaria. Invitan a las personas que estén de acuerdo a acudir a esas tierras comunes a trabajarlas, algo que ningún movimiento anticapitalista es capaz de hacer hoy, porque encaran un rechazo concreto al capitalismo, no sólo discursivo como estamos acostumbrados en otros lugares.

Si tuviera que sintetizar, te diría que su mayor aporte es la ética. Nos muestran que es posible hacer política desde la ética de hacer lo que dicen y decir lo que hacen, y toda una serie de “principios” que han ido divulgando en estos 30 años como el “mandar obedeciendo”. Y se proponen luchar desde ya para que las niñas y niños que nazcan dentro de siete generaciones, 120 años, sean libres. A mi modo de ver, ese sembrar sin cosechar ellos mismos, supone un cambio de fondo en la cultura revolucionaria.

-¿Qué análisis general haces del sexenio en la presidencia mexicana de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), tras la victoria electoral -el pasado 2 de junio- de la candidata progresista Claudia Sheinbaum?

Militarizó el país, siguieron las desapariciones y los crímenes, pero además se entregaron fronteras, aeropuertos y obras de infraestructura a las fuerzas armadas que ahora impiden la protesta con un despliegue masivo de fuerza.

Profundizó el capitalismo en México. Debilitó los movimientos y las resistencias, con programas sociales que en los hechos agreden el tejido comunitario. Cumple el papel de amortiguar las migraciones para impedir que lleguen menos personas a Estados Unidos.

No fue en absoluto un gobierno popular. Su apoyo masivo se debe al enorme desprestigio de los partidos de la derecha tradicional, como el PRI y el PAN, y a las transferencias monetarias a los sectores populares.

-Por otra parte, ¿qué consecuencias está teniendo para los movimientos populares en Argentina la presidencia, desde diciembre de 2023, del ultraliberal Javier Milei?

Por ahora hay más represión y más pobreza. El alineamiento con Estados Unidos e Israel muestra la cara geopolítica regresiva que impide además la integración regional, que ya venía en franca decadencia. Sin embargo, no ha podido romper con China, como dijo durante la campaña, porque el país asiático es el principal mercado de las exportaciones agropecuarias argentinas.

Pese a su política profundamente antipopular, Milei mantiene un amplio apoyo en todos los sectores de la sociedad, lo que se explica en gran medida por el desprestigio de la oposición ya que el gobierno progresista de Alberto Fernández dejó muy mal al país, con 100% de inflación anual y la mitad de la población en la pobreza.

Milei es el producto de una sociedad en descomposición, proceso que de larga data que tuvo en la dictadura militar (1976-1983) un salto cualitativo. Una sociedad polarizada en la cual los jóvenes no tienen futuro y cada parte considera a la otra como si fueran extraños o extranjeros. Una sociedad que no reconoce a las y los otros como formando parte del mismo conglomerado humano.

-¿Qué consecuencias prevés respecto a las posibilidades de organización y movilización de los colectivos sociales?

Hay mucha rabia acumulada y un gran desgaste de los movimientos, que están atravesando un período de aguda debilidad organizativa y falta de horizontes propios. No veo que, en el corto plazo, haya alguna chance de recuperación de los movimientos, ya que el deterioro se produjo a la largo de más de una década en la cual las políticas sociales jugaron un papel determinante en la conversión de los movimientos en meros administradores de esos programas, y como colaboradores de los gobiernos.

Existen empero pequeños núcleos que siguen siendo autónomos, pero ya no tienen la proyección que consiguió el movimiento piquetero en el entorno del Argentinazo de diciembre de 2001. Mi perspectiva es que la reconstrucción o refundación de los movimientos debe superar la dependencia de las políticas sociales.

-¿En qué sentido?

Durante un primer momento, luego de 2001, tenía cierto sentido utilizar los programas sociales para generar organización, pero durante dos décadas los movimientos se convirtieron en aparatos de gestión con dosis de corrupción interna y de control de la población receptora de los planes sociales.

Algunas organizaciones mapuches, algunos núcleos territoriales en las periferias urbanas y poco más, siguen resistiendo. Pero la mayoría se movilizan contra Milei para restaurar algún tipo de gobernabilidad progresista en la que vuelvan a jugar un papel de intermediarios entre gobierno y movimientos. Será un proceso largo y doloroso, porque hay necesidades urgentes que nadie cubre y una represión preocupante.

-En Mundos otros y pueblos en movimiento no sólo te centras en América Latina; ¿qué enseñanzas destacarías de la resistencia de las mujeres en el Kurdistán?

Las mujeres kurdas y el pensamiento crítico de Abdullah Ocalan son referencias ineludibles para las luchas anticapitalistas y antipatriarcales.

Las mujeres han desarrollo su propio pensamiento feminista (la Jineolojî) que no le debe nada a Occidente sino a su propia experiencia. Son muy críticas con el feminismo académico que sólo busca un mejor lugar para las mujeres con formación universitaria y excluye a los varones.

Ellas pusieron en pie el Instituto Andrea Wolf, donde las mujeres del movimiento trabajan con varones en su proceso de despatriarcalización. Creo que es una propuesta muy interesante, muy compleja de implementar, pero necesaria ya que no se puede pretender la emancipación sólo de la mitad de la humanidad.

-Mencionabas al líder del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), Abdullah Ocalan, encerrado en las prisiones del Estado de Turquía durante más de dos décadas…

En cuanto al pensamiento de Ocalan, creo que su crítica profunda al marxismo economicista es tan necesaria como pertinente. Ocalan dice que el capitalismo no es economía sino poder, el tipo de poder que encarnan los Estados-nación. Por eso el movimiento kurdo no lucha por la creación de un Estado kurdo, que sería tanto como reproducir la opresión que ya padecen.

A lo largo de sus libros, el líder kurdo desarrolla un conjunto de análisis que enriquecen el pensamiento crítico, tan estancado y en retroceso en Occidente, donde las izquierdas han hecho del pragmatismo su principal seña de identidad. Siento que el EZLN y el PKK son los movimientos más interesantes para quienes seguimos empeñados en superar el capitalismo, el patriarcado y el colonialismo.

-¿Cuáles son las últimas acciones protagonizadas en Colombia por el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC): cerca de 200.000 personas de ocho grupos étnicos?

El CRIC está atravesando situaciones muy complejas. Por un lado, hay una presencia de paramilitares y narcos en sus territorios del Cauca cada vez más pesada, asesinando varones y mujeres destacados en la defensa de las comunidades. Por otro, hay un cerco político del progresismo de Gustavo Petro, que con sus políticas de apoyo a los grandes terratenientes, combinadas con discursos que dicen defender a los pueblos, generan confusión entre los indígenas nasa, misak y los demás grupos.

Pese a la tendencia a la cooptación y la desorganización, creo que la Guardia Indígena sigue siendo una instancia autónoma, capaz de encarar la defensa del territorio y avanzar acciones muy potentes, como la que se dio durante el paro de tres meses en Cali.

-¿Qué ocurrió durante el estallido social de 2021 en la capital del Valle del Cauca?

Cali es una ciudad de dos millones de personas, la mayoría afrodescendientes que son la porción más pobre de la población. Durante el paro se crearon 25 puntos de resistencia donde las juventudes ensayaron las formas de vida que desean, con gran confraternización y creatividad. Pero hubo una brutal represión que se cobró 40 muertos en la ciudad y un número también elevado de desaparecidos.

En esa situación, unos diez mil guardias llegaron a Cali, más de una hora y media de carretera, para apoyar a jóvenes que no conocían, que tienen otro color de piel, otros modos y maneras. Estuvieron semanas en Cali aportando sus conocimientos de autodefensa. Creo que ese gesto habla por sí solo de la capacidad de los pueblos originarios del Cauca, y en concreto de la Guardia Indígena, para actuar de modo solidario, generoso y autónomo.

-En la recopilación de artículos destacas los análisis del filósofo greco-francés Cornelius Castoriadis sobre el marxismo, así como las interpretaciones del sociólogo peruano Aníbal Quijano; ¿por qué razones te interesan estos dos autores?

Castoriadis porque comprendió a fondo los problemas de la herencia revolucionaria comunista, sus límites y los aspectos que reproducen el sistema. Comprendió en particular las ataduras de quienes militan en un partido jerárquico a la hora de formular críticas o abandonarlo, los problemas que una actitud independiente tiene para los militantes formados en una cultura opresiva y jerárquica.

El pensamiento de Quijano es muy importante para quienes vivimos en América Latina. Su trabajo posterior a la caída del socialismo real derrocha creatividad y comprensión de la realidad. Analiza en detalle las particulares relaciones sociales existentes, que sintetiza en la “heterogeneidad histórico-estructural”.

Por la primera entiende los diversos orígenes y trayectos de los pueblos que habitan este continente, pertenecientes a las dos civilizaciones que pueblan el planeta, un caso único en el mundo. La segunda supone comprender que existen cinco relaciones con el trabajo: salario, esclavitud, servidumbre, reciprocidad e iniciativa mercantil y productiva familiar, o sea la llamada informalidad. Todas ellas controladas por el capitalismo pero con espacio-tiempos propios.

-¿Por qué consideras que es relevante esta conceptualización?

Esto es muy importante porque los movimientos más críticos y anticapitalistas no nacen de la relación salarial (como los sindicatos), sino de espacios donde predominan la reciprocidad, la servidumbre y la informalidad. El zapatismo, los nasa y misak, los mapuche, nacen en haciendas donde existían relaciones de servidumbre, pero también en comunidades donde la reciprocidad es una práctica clave, para ponerte un ejemplo.

Estamos acostumbrados a pensar la política de izquierda anclada en asalariados organizados, pero no sabemos cómo se hace política en clave comunitaria, partiendo de los mercados populares o de las barriadas periféricas.

-¿Cuál es la diferencia?

Cuando se hace política desde la comunidad, desde la producción de valores de uso y no de mercancías, los lugares y los modos de esa política van a ser bien distintos a la que está fundada en la representación ante el Estado.

Entonces Quijano nos abre una puerta para comprender mejor las resistencias en nuestro continente. Es profundamente anti-eurocéntrico, pero no desde un teoricismo abstracto, sino desde la realidad concreta de los pueblos que luchan.

-Por último, ¿sobre qué movimientos sociales emergentes -y en qué sectores- llamarías la atención en América Latina?

Hay pueblos y luchas que son ya patrimonio de los que resisten: el zapatismo y el pueblo mapuche en Chile y Argentina, por lo menos. Sin embargo, veo que los pueblos amazónicos en Brasil y en Perú están transitando caminos de autonomía y autogobierno como la mejor forma de defender sus territorios ante el extractivismo y la violencia del capitalismo.

En Perú existen nueve gobiernos territoriales autónomos en la región fronteriza con Ecuador y en Brasil 64 pueblos indígenas en 48 territorios están creando protocolos autónomos de demarcación de sus territorios. También en Brasil está Teia dos Povos (Red de Pueblos) donde confluyen indígenas, quilombolas (comunidades negras) y asentamientos sin tierra (no el MST), en una nueva y combativa coordinación no jerárquica que está expandiéndose de forma notable.

He visto cómo las comunidades garífunas de Honduras y las mayas de Guatemala adelantan resistencias bien importantes a la expansión del modelo de despojo y veo que las comunidades aymaras del sur de Perú están debatiendo cómo seguir la pelea contra el gobierno de Dina Boluarte y la oligarquía.

-En conclusión…

Hay mucho más y creo que de la descomposición de la sociedad argentina van a surgir nuevas resistencias, menos centralizadas que las que ya conocemos que han colapsado ante el progresismo. Y los feminismos nos van a seguir sorprendiendo positivamente, en particular los plebeyos, negros e indígenas.

En fin, así como hay un régimen cada vez más represivo y opresivo, también hay resistencias potentes y renovación, nacimiento de nuevas colectivas y confluencias a las que debemos estar atentos.

«El EZLN y el PKK son los movimientos más interesantes para superar el capitalismo, el patriarcado y el colonialismo»

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La resistencia y los Mundos Otros se ubican en la periferia: Raúl Zibechi

Por: Jaime Quintana Guerrero

Cuautla, Morelos. En el libro «Mundos Otros y pueblos en movimiento. Debates sobre anti-colonialismo y transición en América Latina», el periodista y escritor uruguayo Raúl Zibechi propone una mirada social a las experiencias y luchas de América Latina; el papel del Estado y sus alianzas; del pensamiento crítico, de los pueblos originarios y de las resistencias, e invita a pensar en las renovadas y e innovadoras lecturas de una realidad.

En entrevista con Desinformémonos, Raúl Zibechi explica que “los pueblos originarios y su lucha anticolonial, junto con las mujeres y su lucha antipatriarcal, son dos movimientos o sujetos colectivos que han hecho entrar en crisis al pensamiento crítico de cuña eurocéntrica, ya sea marxista, anarquista, cristiana. Son colectividades que han mostrado un mundo nuevo, que no se va a construir después de la toma del poder, sino que ya existen en retazos pequeños de mundos otros”.

Los movimientos que gestan esos mundos nuevos, la resistencia, la lucha y la esperanza, asegura Zibechi, “siempre se ubicaron en la periferia”. Esos mundos donde los sectores populares tienen una fuerza importante en sus propios territorios, pueblos originarios, pero también negros, campesinos y periferias urbanas, “ya no esperan al mañana, ya existen hoy”.

Desde hace más de 30 años, Raúl Zibechi ha recorrido la América Latina insumisa. Es un viajero que acompaña movimientos y procesos sociales, así como educador popular y periodista, que forma parte del equipo de trabajo en Desinformémonos y en otros medios de comunicación.

Zibechi explica que su formación en los años 60 y 70 comenzó cual ferviente seguidor del marxismo-leninismo, que defendía la revolución, la toma del poder, la organizacion jerarquizada, la dirección con centralismo democrático y la conquista del poder. En ese tiempo era la puerta que abría el tránsito de un mundo nuevo a un mundo poscapitalista, socialista “o como se le quiera llamar”, hasta que “esa forma de ver el mundo entró en crisis”.

Era una crisis ideológica, aclara el periodista. “En principio pensaba que había entrado en crisis por el fracaso del socialismo real, pero luego me doy cuenta de que, además de eso, la irrupción de dos fuerzas sociales muy importantes, que son los pueblos indígenas y las mujeres, que esos mundos otros están tejidos, no con la producción de mercancías o valores de cambio, sino por la producción de valores de uso. Son básicamente un mundo de los cuidados, del sostenimiento y la reproducción de la vida”.

En Mundos Otros, Raúl Zibechi escribe que “uno de los obstáculos a superar en este proceso anticolonial era el propio concepto de movimientos sociales y de movimiento anti-sistémico, conceptos creados en contextos determinados”. Más adelante, Zibechi emplea el término de “sociedad en movimiento” para ubicar territorios y organizaciones territoriales, pero argumenta que las experiencias zapatista, kurda y de pueblos originarios en Latinoamérica lo llevaron al concepto de “pueblos en movimiento”, al que se suma el ingrediente de la autodeterminación.

Esos mundos, señala el escritor, “los encontramos en comunidades indígenas, en palenques, en espacios donde los sectores populares organizados recuperan territorios y van construyendo su vida en esos espacios, esos mundos no hegemonizados por el capital ni por el Estado ni por relaciones sociales patriarcales y coloniales capitalistas”.

Estados que mutan

Sin olvidar el papel del Estado y su desarrollo, Raúl Zibechi explica que éstos “han mutado radicalmente. Aunque no hay una fecha concreta de esa mutación, sí hay un periodo que podría llamarse periodo neoliberal, en los años 80 y 90, cuando los Estados se transforman bajo la hegemonía del capital financiero, pues antes el capital era básicamente un capital productivo, industrial”.

Explica que el Estado, en el periodo anterior, “contribuía a la formación de ciudadanos, el Estado-Nación, que defendía la soberanía nacional”. México, señala, es un ejemplo de ello, pues desde el Cardenismo, la soberanía nacional y la construcción de ciudadanos “es a través de la escuela, de los símbolos patrios y del trabajo”.

Fue un periodo en el cual “una familia podía llegar del campo a la ciudad, existía una fuerte migración interna, y a lo largo de una o dos generaciones podían tener una desarrollo ascendente. Llegaban a la ciudad como albañiles o mujeres que trabajaban en la limpieza, y después de un tiempo podían enviar a sus hijos o hijas a la Universidad. Eso fue una realidad en todo el mundo, y también en América Latina”.

Hoy en día, expone Zibechi, “la situación se han invertido, pues hoy la ciudadanía no tiene ningún valor y la soberanía nacional tampoco. Los Estados-Nación han sido secuestrados por ese uno por ciento que representa el capital financiero. El Estado ya no sirve más para crear ciudadanos ni para proteger a través de la salud, de brindar educación, de alentar la vida y la reproducción de las familias; sino que son parte del sistema de acumulación por robo, de acumulación por desposesión, como lo menciona el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, en el texto La Cuarta Guerra Mundial”.

Las formas en las que se traduce la guerra de despojo contra los pueblos se observa, agrega el periodista y acompañante, en el desplazamiento de comunidades enteras para convertir la naturaleza en mercancías. Esa política de capital, explica, “es apoyada y avalada por el Estado, en un proceso donde sus instrumentos, desde las fuerzas armadas y policiales hasta la justicia y un andamiaje institucional, facilitan el despojo, mercantilizando todo lo que puedan. Ahí es donde se encuentran las resistencias”.

“Ya no importa tanto quién esté en el gobierno, si es de derecha, izquierda, centro o lo que sea, porque la política y las acciones concretas se deciden en otro lugar, en los organismos financieros internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, que es un tribunal internacional de arbitraje al servicio del capital”, enfatiza Zibechi.

El proceso de secuestro del Estado por el capital financiero, como lo llama el autor, ha sido muy rápido, se produjo en muy poco tiempo, en un par de décadas. “Ya no depende a considerar que hay sectores o personas buenas dentro de esas institucionalidades, porque eso no cambia”, sentencia.

La resistencia en la periferia

Una de las cosas que ayudó a definir las periferias, expone Raúl Zibechi, fue estudiar a fondo el proceso de trabajo y resistencia en las fábricas de Uruguay y de las causas y el desarrollo de las rebeliones contra el sistema de explotación de la división social del trabajo, en lo que se llamó Fordismo y Taylorismo.

En este sistema de trabajo, explica, participaron “los obreros no calificados, la periferia de los obreros, y los obreros más calificados o una parte de ellos. Pero inicialmente esta periferia de obreros no calificados estaba en las secciones más ruidosas, más contaminadas en pintura, en aquellas secciones que implicaban una maquinaria terriblemente ruidosa, con frío en invierno y calor en verano. Ellos son los que se rebelaban. Esas rebeliones obreras no pasaban por los sindicatos, sino que los sindicatos las bloqueaban o intentaron bloquearlas, aunque en algunos casos hicieron un puente y a veces acompañaron esas luchas”.

Insiste en que existe una lectura en el movimiento obrero sobre “que el sindicato fue el centro de la lucha. Ha habido sindicatos muy buenos, pero siempre fue la base obrera y sobre todo los no calificados (periferia) en la industria los que tomaron la iniciativa”.

Ahora, explica Zibechi, son los pueblos originarios, los pueblos negros, campesinos y las periferias urbanas los centros de los movimientos, pero esto tampoco quiere decir que son todos los que participan en las luchas.

“Si uno mira con la lupa”, detalla el viajero y acompañante, “ve lo que existe en las comunidades, que algunos jóvenes y jóvenas toman la inciciativa y en el mejor de los casos consiguen arrastrar a buena parte de la comunidad, o a muchas comunidades en algunos momentos. Después viene la represión y lo que queda es un núcleo reducido, pero con convicciones muy firmes”.

Añade que son grupos no jerarquizados, que no responden a un aparato que funciona en el centralismo democrático, sino una organización de carácter comunitaria, con compromiso militante. “No hace falta estar en una organización jerarquizada para tener un firme compromiso con la vida, con la lucha y la resistencia. Además ellos tienen un diálogo con sectores más amplios, que cuando pueden se expresan”. Eso, resalta Zibechi, es el corazón.

“Las cosas funcionan en la vida con base en dos momentos: la expansión y la contracción. Cuando la represión es muy fuerte aparece la contracción y los pueblos se protegen, pero cuando hay condiciones se expanden. Sucede así en el invierno o en el verano con las plantas, con los animales, con la vida y con las luchas”, aclara el periodista.

“La vida son ciclos”, dice. “Eso es lo que pasa en las Juntas de Buen Gobierno, en Cherán u otras experiencias. Cuando la situación se pone muy dura, parece que las cosas se reducen al mínimo, pero luego vuelven. Lo digo para no desesperar, porque las cosas en este momento están pasando por una sequía muy depredadora, y tiene muchas raíces esa sequía, algunas en institucionales, otras represivas y otras vivenciales”, remarca.

Economías legales e ilegales

“Yo quiero desarmar la idea de las economías legales e ilegales para pensar que todo el sistema funciona como un mecanismo aceitado legal o ilegal, pacífico y con violencia, y que en cada momento se utiliza lo que conviene. Las llamadas economías ilegales o el narco no podrían existir ni sobrevivir sin un apoyo explícito de las Fuerza Armadas y policiales, del aparato de justicia y por lo tanto del Estado”, recalca el periodista Raúl Zibechi.

El concepto de lo legal y de lo ilegal, considera, “habría que aparcarlo, estacionarlo a un costado”, porque “uno puede decir que la economía capitalista es legal, pero fue fundada en el despojo. Cuando los Españoles llegan a la América no había propiedad privada, pero entonces usurparon tierras y le pusieron el nombre de los hacendados a las tierras, y así todo”.

Si miramos a largo plazo y miramos esto ciclos, cuenta el escritor, “vemos que la economía llamada legal siempre estuvo fundada en lo ilegal, en las fuerzas brutas, y se reproduce en buena medida de la misma manera. Hoy existe todo un aparato publicitario queriendo convencer a la población de que la sociedad funciona bien, sólo que existen malos muy violentos llamados narcos. Pero el sistema hoy funciona con base en el despojo, y las llamadas economías ilegales o narcos son complementarias de esas economías supuestamente legales”.

Un ejemplo que explica a la economía legal son las patentes de las semillas, dice. “Hoy en día se patentan semillas que durante milenios cultivaron los campesinos, pero llega Monsanto u otras empresas y se apropian de ellas, y el campesino ya no la puede seguir usando. En Colombia hay gente presa o asesinada por usar y guardar sus mejores semillas, algo que siempre hicieron los campesinos, para usarlas en la próxima temporada. Las semillas patentadas semillas que se suicidan, que ya no sirven para un segundo cultivo”.

Esta es una práctica de muerte, asegura Zibechi. “Es una economía de muerte y los campesinos lógicamente la resisten”. “La diferencia entre la economía legal e ilegal es mínima, es una cuestión de formas. Toda la economía capitalista, y en este periodo del capitalismo particularmente, se basa en el despojo, la muerte, el desplazamiento forzado y el genocidio, y eso o lo entendemos o nos llevan a la tumba sonriendo, porque creemos que estamos en la legalidad”, considera.

El escritor y periodista se pregunta, “¿cuál es la legalidad de la Guerra contra las Drogas?” En relación con las “economías ilegales”, dice, “éstas contribuyen porque les ayudan a despejar en los lugares donde existe oposición, y no es ninguna casualidad que en Chiapas, Guerrero, Oaxaca y en buena parte de México, los narcos a quienes atacan no van contra el ejército ni el gobierno. Atacan a los pueblos que resisten. Sistémicamente son parte de lo mismo. Más que una alianza, diría que es un engranaje que funciona abarcando todas esas facetas”, concluye el periodista.

Frente a todo el engranaje sistémico de violencia y despojo contra la vida, sin embargo, Zibechi asegura que los movimientos y las luchas sociales, gestadas en la periferia, son el frente que no sólo resiste a las embestidas del Estado y el capital, sino que también, como parte de su resistencia, construyen y participan desde su cotidianidad los mundos otros, aquellos que abren paso a los nuevos mundos.

Fuente de la información e imagen: https://desinformemonos.org

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“Ante el colapso global, nuevas relaciones comunitarias son necesarias”: Raúl Zibechi

Por: Carlos Soledad

El domingo 10 de octubre, Raúl Zibechi, periodista uruguayo, pensador y una de las referencias más importantes en el estudio de los movimientos sociales anticapitalistas de América Latina, realizó ante varias decenas de personas el conversatorio Tiempos de Colapso en el Centro Social La Llavor de Torrent. Invitado por la Coordinación de Luchas contra el Paro, el Empobrecimiento y la Exclusión Social (Baladre), presentó lo que considera los elementos fundamentales que los “pueblos y sociedades en movimiento” ponen en marcha para generar alternativas de vida digna ante el actual colapso global.

Durante su intervención, Zibechi realizó un repaso de algunos de los movimientos autónomos más importantes en el continente americano en la actualidad, como el de la Minga indígena, popular y negra de Colombia; o los movimientos populares del Brasil, señalando alternativas y formas de operar que difieren de lo que los movimientos de izquierda y las guerrillas latinoamericanas planteaban como mecanismos de transformación en el siglo XX o incluso hasta la fecha. Zibechi, doctor honoris causa por la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz, Bolivia, prefiere referirse a “pueblos y sociedades en movimiento” en contraposición a la conceptualización occidental de “movimientos sociales” menos arraigados a formas comunitarias y al territorio.

Explicó que en la actualidad, los movimientos que superan la prueba del tiempo y son capaces de crear “otros mundos en los que se vive en dignidad”, son aquellos que trabajan al interior de sus comunidades, pero que también “se esfuerzan por abrirse a otras luchas más allá de su área de acción, para fortalecerse y seguir aprendiendo”. Un buen ejemplo sería la actual Gira por la Vida de las zapatistas por Europa. En las cuales el sujeto político son principalmente mujeres indígenas y niñas. Ya no se trata del típico varón blanco de clase media. La gira zapatista está pensada no para los grandes eventos, sino para pequeñas reuniones, íntimas, en las que los grupos de Escucha y Palabra puedan realmente conocer a las personas de la Europa de “abajo y a la izquierda”, a la “Europa Insumisa” que lucha. Lo interesante es que el neozapatismo viene realizando desde hace más de dos décadas encuentros internacionales para abrirse a otras luchas, siempre dejando claro que no son vanguardia, que no vienen a dar recetas y que de lo que se trata es que “cada quién a su modo” resista.

Los movimientos que superan la prueba del tiempo […] son aquellos que trabajan al interior de sus comunidades, pero que también “se esfuerzan por abrirse a otras luchas más allá de su área de acción, para fortalecerse y seguir aprendiendo”

El uruguayo señaló que de las zapatistas de México y del movimiento de Cajamarca de Perú aprendió, a diferencia de “la propuesta tradicional de la toma del poder, que la lucha no termina nunca y que debe de crearse siempre desde abajo”. Para el estudioso, los pueblos en movimiento han clausurado la vieja táctica de la izquierda revolucionaria de tomar el poder y transformar las cosas desde arriba. En cambio, los pueblos, con la paciencia de un caracol van construyendo entre todas y todos una nueva realidad en la que el poder es dispersado. El zapatismo claramente, pero en general los pueblos en movimiento, no defienden la “lógica de la guerra” de la tradición occidental, más bien se centran en la “construcción de la vida”.

Otro de los elementos novedosos señalados por el periodista es “la fiesta, la alegría, el gozoso compartir” que forman parte importante de lo cotidiano en los nuevos movimientos alternativos y que permite, por ejemplo, sobrellevar la simple monotonía o incluso contextos de violencia muy arraigados. Se trata de lo que el zapatismo denomina la “alegre rebeldía” o cuando el movimiento feminista recuerda la épica frase de la anarquista lituana Emma Goldman “si no puedo bailar, no es mi revolución”. Las sociedades en movimiento, se organizan, cumplen su palabra, practican un fuerte compromiso ético, pero también otorgan un tiempo importante a la fiesta, al compartir.

Foto: Rut Moyano

Finalmente, el autor de Los arroyos cuando bajan (Zambra-Baladre, 2019) sobre el neozapatismo, se centró en lo que considera el corazón de las propuestas alternativas de los pueblos en movimiento. Se trata de un nuevo entendimiento de lo que es la comunidad. “Ante el colapso una nueva forma de relaciones comunitarias son necesarias”. Tradicionalmente, apuntó, “la comunidad se ha entendido como un espacio estable, una institución, en la que los hombres trabajan la tierra”. Pero explicó que este sentido ha sido trascendido en la práctica incorporando nuevas propuestas, como las del movimiento feminista “centradas en los vínculos relacionales, la participación real de las mujeres, los cuidados, la medicina local y la educación”. Señaló que los nuevos movimientos han de comportarse como “arcas que sirvan para substituir el diluvio”. Es decir, los pueblos en movimiento han generado una nueva cultura política, basada en la confianza de los vínculos sociales, que nos pueden servir de faro y concluyó a este respecto que “somos nosotras, los colectivos, los pueblos, las que tenemos la posibilidad de reconstruir la sociedad en colapso”.

Al terminar la ponencia, las y los asistentes se reunieron en pequeños grupos para pensar entre todas en estrategias para fortalecer las alternativas ante el colapso global. Una de las reflexiones que más afloraron fue la necesidad de los cuidados y la fiesta al interior de los movimientos. Se evidenció que las “militancias, cuyo nombre ya nos dice mucho” muchas veces repiten esquemas capitalistas, dejando la relación comunitaria para otros espacios. Por último, las y los asistentes unieron sus manos formando un caracol humano, para pasar finalmente a compartir una paella preparada por las organizadoras del evento.

Fuente de la información e imagen: El Salto

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Libro: Educación sin propiedad (Audio)

España / 7 de octubre de 2018 / Autor:  / Fuente: Desempoderamiento

Con este libro concluimos la tetralogía que hemos editado con Volapük Ediciones, una tetralogía sobre la autogestión de la vida cotidiana, el Poder, formas de construcción colectiva, de ayuda mutua, horizontalidad… Los cuatro libros son obras colectivas que recogen visiones diversas que nos ayuden a nuevos pensares/sentires/haceres hacia un mundo nuevo en el que las formas de relación sean más importantes que los contenidos…

Estos son los títulos y los enlaces con información sobre cada libro:

 

El libro «EDUCACIÓN SIN PROPIEDAD. Con escuela y sin escuela, nunca nos dejan hacer lo que queremos, y el Poder es su ley» cierra, al menos de momento, esta fase de recopilar, escribir, recoger las cosas que hemos hecho, que nos han gustado, que nos ayudan, y las que queremos seguir haciendo, construyendo colectivamente con otra gente de la Península Ibérica, de Canarias, de América… y a partir de ahora nos centramos más en una apertura comunitaria de trabajar con y desde la gente en sus espacios y tiempos cotidianos y también en la UNILCO-espacio nómada (Universidad Libre para la Construcción Colectiva) con los cursos y formaciones abiertas en diversos lugares y también online.

Nos han dicho que por qué este título tan caprichoso o tan estrambótico, estos comentarios lo que nos sugieren es justamente la impregnación tan grande que tiene la Propiedad, la posesión, ese anhelo por «lo mío», en todas las dimensiones de la vida y también en la educación. En realidad pensamos que no puede haber una educación que ayude en la transformación de la sociedad, si siempre queda ese cajón oculto llamado Propiedad… Y tampoco queremos «hablar con propiedad» ni con rectitud, queremos hablar de formas diversas, con muchas voces, cantando, con curvas…

Índice

Zaguán. Emiliano URTEAGA

PREÁMBULO

A modo de prólogo: Pedagogía del revés. Isabel ESCUDERO

Educaciones y complejidad. Ainhoa EZEIZA y Javier ENCINA

Consenso/disenso: de la certeza a la duda. Javier ENCINA y Ainhoa EZEIZA

Oralidad y Escritura. Javier ENCINA y Ainhoa EZEIZA

AMBULANDO

La recreación del lazo social: la revolución de nuestros días. Raúl ZIBECHI

Educaciones centrífugas. Javier ENCINA y Ainhoa EZEIZA

Desescolarizar a la sociedad. La educación hace lo contrario de lo que dice. Braulio M.E. HORNEDO

«¡Forjad, forjad escuelas, malditos!» (Contra la industria de la Educación Alternativa). Pedro GARCÍA OLIVO

La pedagogía libertaria como elección política. Ani PÉREZ RUEDA

Niños libres para construir una sociedad libre. Una arenga contra la Educación. Jesús GARCÍA BLANCA

El biopoder del mundo adulto en la construcción de los discursos de la infancia sobre la escuela y el profesorado. Siu LAY-LISBOA y Manuel MONTAÑÉS

Clases sociales, pedagogías y Reforma educativa. Julia VARELA y Fernando ÁLVAREZ-URÍA

Las posibilidades de la autogestión en la enseñanza pública. Francisco José CUEVAS NOA

Nuevos modos de leer. Jesús MARTÍN-BARBERO

¿Máquinas o personas? (Preguntas con respuesta, a debate). Antonio VIDAL

Una ciudad caótica: construyendo espacios para la convivencia, la escucha, la solidaridad, el apoyo y la actitud política alternativa. Adrián Alejandro MORALES

Deporte, educación, ideología, poder y globalización. Eloy ALTUVE

NOMADEANDO

Otras formas de aprendizaje desde la Educación Popular y la Innovación Ciudadana. Sandra Viviana SÁNCHEZ

El horizonte utópico de una educación común. Construir en colectivo los espacios de confianza y relación. Emiliano URTEAGA y Julieta SANTOS

Simulacros: trabajando la esperanza de lo imposible en la Universidad del País Vasco. Ainhoa EZEIZA y Javier ENCINA

Del coraje a la esperanza: La lucha por la universidad de los pueblos del sur (UNISUR). Sinaí RIVERA MARTÍNEZ

Breve ensayo sobre la Escuela Libre Paideia. Adrián SOTO

Raíces y Flores: una experiencia de educación libre y autoaprendizaje conectada con la niñez, la familia y la naturaleza. Jorge RUIZ MORALES y Estefanía TEBAN GÓMEZ

Escuela, guerra y resistencia. Diarios desde dos instituciones educativas en el Departamento del Cauca. Maestros EDUCACIÓN DESDE LA DIVERSIDAD

Cómo ser madre y no morir bajo el peso de los ladrillos de la escuela. Ainhoa EZEIZA, Carmen PÉREZ ARAUJO, Estefanía ZARDOYA, y otras

EPIÁMBULO

Me enseñó a ser árbol (Elegía). Pedro GARCÍA OLIVO

La lengua, señores… Agustín GARCÍA CALVO

Un matrimonio feliz. Emilia NEGRETE

Cultura Libre y Educación. Crítica al adoctrinamiento en el modelo hegemónico de Propiedad Intelectual. Noelia CÁMERON NÚÑEZ y Antonio DELGADO BAENA.

Elogio del analfabeto. Hans Magnus ENSENZBERGER

Participando con y desde la gente. Algo más que una introducción. Javier ENCINA, Mª Ángeles ÁVILA y otr@s

El libro ofrece una diversidad desde el disenso, textos con posiciones antagónicas que en otro lugar no podrían cohabitar se hablan unos a otros, leyendo en diagonal se hallan simpatías y empatías no sospechadas seguramente por l@s autor@s, afinidades que ayudan a soltarse de las afiliaciones.

Se plantea como una nueva propuesta para el debate sobre la educación desde lo antiautoritario. Diversas experiencias y autor@s tratan acerca de la desescolarización, conocimiento social y comunitario, pedagogía libertaria, contra la industria de la educación alternativa, las posibilidades de la autogestión en la enseñanza pública, educación popular, educación libre y autoaprendizaje, madres en la escuela, transmisión popular e intergeneracional, biopoder del mundo adulto, clases sociales y pedagogías, escuelas centrífugas, deporte y educación, etc.

Lo que se busca en la escuela dominante es perpetuar en el tiempo unos contenidos determinados y unas formas de relación, y con ese fin, se valora lo simple, la repetición repetitiva, tanto en los contenidos como en las relaciones, porque los contenidos se refieren a conocimientos básicos, reglados, normalizados, estandarizados… y las relaciones, al ser dirigidas, son finalistas. Esa forma de plantear el conocimiento hace que la escuela se apoye en la repetición repetitiva como estrategia del Estado y del Mercado para tener ciudadan@s y trabajador@s dóciles, adaptad@s, intercambiables y polivalentes. Este modelo es tendente a reducir la creatividad y el pensamiento divergente y crítico.

Sin embargo, hay que considerar la escuela (mientras siga existiendo) como uno de los espacios educativos de la comunidad, que debería guardar relaciones horizontales con otros espacios educativos de la comunidad. Las relaciones de estos espacios están basadas en compartir saberes, construir colectivamente, en la autonomía y la interdependencia, procesos de ayuda mutua, en el mestizaje. Se debe comprender que la educación no es patrimonio de la escuela, ni de la universidad, sino que en el barrio, pueblo o ciudad hay otros espacios educativos no formales con los que hay que establecer intercambios horizontales.

Aquí puede descargarse el índice, el zaguán, la portada y la cubierta completa:

https://drive.google.com/open?id=1e3bzd1z3I4h6v9l9mkg_B-B0sBL1EdjM

En este programa de la Radio Alegría Libertaria, radio libre online, desgranamos el libro y contamos algunas otras cosillas:

 

 

 

El libro está ya a la venta (PVP 18 euros) y puedes puedes pedirlo en tu librería más cercana o escribiendo a la editorial: volapukediciones@gmail.com o a nosotras: ilusionismosocial@gmail.com

También, si os interesa, podemos contactar para hacer alguna presentación-taller-debate sobre el libro.

Fuente de la Reseña:

http://desempoderamiento.blogspot.com/2018/07/libro-educacion-sin-propiedad.html

ove/mahv

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Historias de aprendizaje sin escuela (Audio)

Argentina / 22 de abril de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: La Mar en Coche

Constanza Monié y una amiga se juntaron para hacer un libro que nace a partir de la búsqueda de distintas formas de educación.

Un libro que compila historias reales y experiencias de personas y familias que viven y aprenden sin ir a la escuela.

Incluye artículos de personas que investigan el tema hace tiempo, como Gustavo Esteva, Yvonne Laborda, Pedro García Olivo, Germán Doin Campos, Raúl Zibechi, Ana Thomaz. Así como testimonios de estudiantes, maestras y familias desescolarizadas que comparten sus caminos de aprendizaje.

El libro lo están financiando a partir de la plataforma Ideame .

 

 

Fuente:

HISTORIAS DE APRENDIZAJE SIN ESCUELA

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