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El freno educativo de Trump que polariza aún más a EE. UU. por raza

Redacción: El Colombiano

Los ecos políticos de la acción tomada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para derogar 24 normas de su antecesor, Barack Obama, que garantizaban la presencia de minorías raciales en las universidades del país, continúan retumbando en Washington.

Tras una campaña presidencial en 2016 marcada por la promesa que hizo el magnate ante su electorado blanco de “frenar esos privilegios” de hispanos y negros para acceder a oportunidades de estudio, el elemento racial vuelve a primera plana. Mientras que sectores progresistas critican la medida que destruye las políticas de “discriminación positiva”, que la anterior administración diseñó para combatir la desigualdad y su relación en Estados Unidos con la raza, bases de apoyo republicanas celebraron. ¿Qué hace tan relevante este debate en el país? ¿De qué trata este freno del Ejecutivo y qué efectos dejará?

Justificación y críticas

El encargado de anunciar la noticia el martes, el fiscal general de EE. UU, Jeff Sessions, quien encabeza el Departamento de Justicia, aseguró que las normativas proclamadas y ejecutadas por el gobierno Obama entre 2009 y 2016 eran “innecesarias, desactualizadas, inconsistentes con la ley e inapropiadas”, y que su eliminación es consecuencia del decreto de febrero de 2017 en el que Trump ordena crear comités para identificar leyes problemáticas.

Poca oposición republicana ha suscitado esto teniendo en cuenta que, a pesar de crecientes fracturas en otros temas, en este Trump apeló al principio partidista de “minimizar las regulaciones para no restringir la libertad individual”, como argumento para convencer a las facciones conservadoras.

En cambio, sectores liberales y progresistas agrupados en el Partido Demócrata ven las políticas que implementó Obama, en su momento, como necesarias, en un país en que las cifras de pobreza corresponden con la raza y donde está demostrado que las minorías negra e hispana deben conformarse con educación pública de baja calidad mientras que blancos y asiáticos acceden a las mejores universidades.

Para expertos consultados por EL COLOMBIANO, se trata de uno de los debates más difíciles de la actualidad estadounidense, dado que hay una fina línea entre el deber de preservar la meritocracia en la educación y la necesidad de combatir con el acceso a ella las raíces de la desigualdad y la falta de oportunidades en Estados Unidos.

“En muchos casos los blancos se quejan de que sus hijos no pueden entrar a las universidades en su estado, así tengan buenas notas, porque dichas políticas bloquean su ingreso para dárselo a las minorías. Cuando la Constitución establece el trato igual para todos. Pero por otro lado el argumento es que las minorías no han recibido las mismas oportunidades y se debe equilibrar ese aspecto para reducir la desigualdad. El trato igual no vale si el uno tiene un Lamborghini y el otro va en bicicleta. Es un debate difícil”, opinó Emilio Viano, politólogo y docente de la Universidad Americana de Washington.

Política educativa y urnas

Por su parte, Patricio Navia, docente de política internacional de la Universidad de Nueva York (NYU), auguró que este nuevo suceso en torno al tema del acceso de las minorías a la educación de alta calidad en Estados Unidos va a generar mayor polarización en un país que, desde los últimos años de la era Obama y durante la elección de Trump, evidenció ya una división racial que aún marca su política.

“Esto envía una señal de que al gobierno no le interesa promover la inclusión. Esta medida tiene un efecto sobre las tensiones raciales que ya existían y las puede agravar”, consideró.

No obstante, Navia es escéptico de que lo realizado por Trump vaya a tener carácter vinculante en todo el país, puesto que el sistema federal estadounidense también da muchas prerrogativas a los estados y las localidades.

“Podría terminar siendo más simbólico que real. Al final los estados que son manejados por demócratas van a seguir teniendo políticas afirmativas, y los community college que son de ciudades demócratas, o incluso donde hay republicanos de matiz liberal, van a seguir promoviendo la inclusión”, agregó.

Respecto a la cita en las urnas que tendrán los estadounidenses en noviembre (legislativas), ¿qué tanto influirá este debate?

Para Viano, sin duda Trump ya está pensando en alinear las bases de apoyo que le dieron el triunfo en 2016, para así intentar mantener la hegemonía: “él solo piensa en su base, y eso lo ha reiterado durante lo que va de su gobierno. Se trata de mantener esa retórica y mostrar que está enfrentando lo que sus votantes ven como una injusticia”.

Entretanto, del lado demócrata, Navia vaticinó que “el gran tema será el proceso de nominación del noveno juez de la Corte Suprema –tras el retiro del liberal Anthony Kennedy–, un asunto del que dependerán numerosas cuestiones, entre las que estará sin duda las políticas de inclusión en las universidades. Lo hecho ahora por Trump une sus bases, pero tendrán que estar realmente pendientes de lo que ocurra con la justicia” .

Fuente: http://www.elcolombiano.com/internacional/eeuu/el-freno-educativo-de-trump-que-polariza-aun-mas-a-ee-uu-por-raza-YM8952760

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Es hora de descolonizar la ciencia

Por: Palino Betancourt Figueroa

El médico británico Ronald Ross acababa de regresar de una expedición a Sierra Leona en diciembre de 1899, cuando dio una conferencia en la Cámara de Comercio de Liverpool sobre su experiencia combatiendo la malaria, que con frecuencia mataba a colonos ingleses. En dicha conferencia indicó: “en el próximo siglo, el éxito del Imperio dependerá en gran medida del éxito del microscopio”.

Al utilizar su microscopio para identificar cómo se transmitía la malaria, se dio cuenta de que su descubrimiento prometía salvaguardar la salud de las tropas y oficiales británicos en el trópico. A su vez, esto permitiría a Gran Bretaña expandir y consolidar su dominio colonial. Las palabras de Ross también señalaron cómo se usó la ciencia para argumentar que el imperialismo estaba moralmente justificado porque reflejaba la buena voluntad británica hacia las “personas colonizadas”. Implicaba que las ideas científicas podrían emplearse para promover la salud y la higiene entre los sujetos coloniales, así el Imperio fue visto como un proyecto “benevolente y desinteresado”.

Ross, quien ganó el Premio Nobel de Medicina por su investigación sobre malaria, resumió claramente cómo los esfuerzos de los científicos británicos se entrelazaron con el intento de su país por conquistar una cuarta parte del mundo. En este sentido, Rudyard Kipling también lo describió en la oda La Carga del Hombre Blanco, que era la modernización, evangelización y educación de los aborígenes. Por ello, la ciencia en ese momento era una herramienta práctica e ideológica cuando se trataba de los imperios. La extracción de materias primas de las minas y plantaciones coloniales iba de la mano con la extracción de información científica y especímenes. Es así, que personas como Charles Darwin en el Beagle, el botánico Joseph Banks en el Endeavour o el geólogo Roderick Murchison, desarrollaron sus trabajos científicos gracias a la expansión del imperio británico, permitiendo, en algunos casos, recopilar información no solo sobre especímenes y minerales, sino también sobre la política local.

De esta manera, los avances en ciencia y tecnología durante este período impulsaron y fueron impulsados por su dominio político y económico del resto del mundo, la ciencia occidental moderna estaba indisolublemente entretejida con el colonialismo y se construyó efectivamente un sistema que explotó a millones de personas, al tiempo que ayudó a justificar y sostener esa explotación.

Como resultado, en los últimos años se ha visto un número cada vez mayor de llamados a “descolonizar la ciencia”, llegando incluso a abogar por eliminar por completo la práctica y los hallazgos de la ciencia moderna. Hacer frente a la influencia persistente del colonialismo en la ciencia es muy necesario. Pero también existe el peligro de que los intentos más extremos de hacerlo puedan ponernos en manos de los fundamentalistas religiosospolíticos (caso Venezuela) y ultranacionalistas. Por ejemplo, algunos nacionalistas indios, incluido el primer ministro actual del país, Narendra Modi, han enfatizado las glorias científicas de la antigua civilización hindú.

Los intentos de descolonizar la ciencia deben cuestionar las afirmaciones intransigentes de superioridad cultural, ya sea que provengan de ideólogos imperiales o de los representantes actuales de los gobiernos poscoloniales. Debemos encontrar una forma de eliminar las desigualdades promovidas por la ciencia moderna, asegurándonos de que sus enormes beneficios potenciales funcionen para todos, en lugar de dejar que se convierta en una herramienta para la opresión.

Los imperios prácticamente han desaparecido, pero los sesgos culturales y las desventajas que impusieron aún se mantienen.

Los imperios prácticamente han desaparecido, pero los sesgos culturales y las desventajas que impusieron aún se mantienen. Si miramos las estadísticas sobre la forma en que se lleva a cabo la investigación a nivel mundial, veremos cómo continúa la jerarquía científica creada por el colonialismo; las clasificaciones anuales que se publican de universidades tienden a favorecer a sus propias instituciones. Las revistas académicas de las diferentes ramas de la ciencia están mayoritariamente dominadas por EE. UU. y Europa. Debido a esto, la mayor parte de Asia, África y Latinoamérica se ve en un juego de convergencia con el mundo desarrollado o como dependiente de su experiencia científica y ayuda financiera.

Algunos académicos han identificado estas tendencias como evidencia de la persistente “dominación intelectual” y las han calificado como una forma de “neocolonialismo“. Varios esfuerzos bien intencionados por cerrar esta brecha han tratado de ir más allá de los legados del colonialismo. Por ejemplo, la colaboración científica entre países puede ser una forma fructífera de compartir habilidades y conocimientos, y aprender de los conocimientos intelectuales de los demás. Pero cuando una parte del mundo económicamente más débil colabora casi exclusivamente con socios científicos muy fuertes, puede tomar la forma de dependencia, si no de subordinación.

En algunos casos, el papel más común de los científicos en países subdesarrollados fue la recolección de datos y el trabajo de campo, mientras que los colaboradores extranjeros aportaron una cantidad significativa de la ciencia analítica. Esto fue tratado en un estudio en el 2003, sobre colaboraciones internacionales de unos 48 países en desarrollo, sugiriendo que los científicos locales con demasiada frecuencia llevaban a cabo “trabajo de campo en su propio país para los investigadores extranjeros” y del 60 al 70% de los científicos de los países desarrollados, no reconocieron a sus colaboradores en los países más pobres como coautores en sus reportes.

Para finalmente dejar atrás el bagaje del colonialismo, las colaboraciones científicas deben ser más simétricas y estar basadas en mayores grados de respeto mutuo. Necesitamos descolonizar la ciencia reconociendo los verdaderos logros y el potencial de nuestros científicos. Deberíamos cuestionarnos si la ciencia ha hecho lo suficiente para disipar los prejuicios modernos basados en conceptos de raza, género, clase y nacionalidad.

Fuente: http://efectococuyo.com/opinion/es-hora-de-descolonizar-la-ciencia

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La genética desmiente que el color de la piel determina una raza

Por: Tendencias 21

El color blanco de la piel viene de África y la pigmentación es una adaptación al entorno.

Una investigación ha descubierto que la piel blanca tiene un origen africano y que el color de la piel responde a una adaptación al entorno. La genética refuta así la noción de raza basada en la biología y establece que la mayoría de las variaciones genéticas asociadas al color de la piel aparecieron hace más de 300.000 años, algunas incluso hace un millón de años. La versión más antigua de estas variantes genéticas es la de una piel blanca.

Investigadores de la Universidad de Pensilvania han identificado los genes implicados en las diferentes tonalidades del color de la piel de 1.600 africanos y descubierto que la variabilidad genética asociada a una piel blanca o negra están presentes tanto en África como en otras poblaciones del mundo, lo que significa que la piel blanca tiene un origen africano y que la genética refuta la noción de raza.

Se entiende como raza cada uno de los cuatro grandes grupos étnicos en que se suele dividir la especie humana teniendo en cuenta ciertas características físicas distintivas, como el color de la piel, que se transmiten por herencia de generación en generación. Esta noción queda cuestionada con los resultados de la nueva investigación.

Todos los grupos humanos (las cuatro razas existentes son blanca o caucásica, negra o negroide, amarilla  o mongoloide y cobriza) manifiestan una amplia gama de colores de la piel. Hasta ahora se sabía poco de los genes vinculados a la pigmentación de la piel, salvo en el caso de las poblaciones europeas. Sin embargo, en África no todos los habitantes tienen el mismo color de piel y el origen genético que explica esta diversidad ha sido el objeto de esta investigación.

Para lograrlo, los investigadores usaron un medidor de color para establecer la reflectancia (capacidad de un cuerpo de reflejar la luz) de la piel de más de 2.000 africanos de poblaciones étnica y genéticamente diversas, tomando una muestra la parte interna de sus brazos, donde la exposición al sol es mínima.

Las mediciones se utilizan para inferir los niveles de melanina en la piel. La melanina es el pigmento oscuro que se encuentra en algunas células del cuerpo de los mamíferos y que produce la coloración de la piel, el pelo y los ojos. A través de estas mediciones, los investigadores determinaron que la piel más oscura correspondía a una población del África Occidental y la más clara a un grupo de cazadores-recolectores (bosquimanos) del África Austral.

Cuatro variantes genéticas

Además, los investigadores obtuvieron información genética de casi 1.600 africanos, examinando más de 4 millones de polimorfismos de un solo nucleótido en el genoma, lugares donde el código de ADN puede diferir en una «letra». A partir de este conjunto de datos, los investigadores pudieron hacer un estudio de asociación genómico y encontró cuatro áreas clave del genoma donde la variación se correlacionaba estrechamente con las diferencias de color de la piel.

La primera zona se encuentra en torno al gen denominado SLC24A5, que posee una variante conocida por desempeñar un papel importante en la claridad de la piel de las poblaciones europeas y del sur de Asia.

Una variante genética es un gen que es esencialmente igual que otro,  pero que posee diferencias debidas a mutaciones. En este caso, la variante del SLC24A5 apareció hace más de 30.000 años y se encuentra en las poblaciones etíopes y de Tanzania que tienen ancestros en el sur de Asia y en el Medio Oriente. Se cree que esta variante fue importada de esas regiones africanas.

Una segunda zona del genoma identificada por los investigadores contiene el gen MFSD12, asociado también a la pigmentación de la piel. Los investigadores descubrieron que mutaciones relacionadas con este gen, asociadas a una pigmentación oscura, son frecuentes en las poblaciones subsaharianas, pero no en los bosquimanos de piel más clara.

Estas variantes están presentes asimismo en poblaciones indias, de Australia y Malasia que tienen también una piel oscura y se han encontrado ahora en África. Los investigadores consideran que esos grupos humanos heredaron esos genes de poblaciones llegadas de África.

En los bosquimanos, las variantes genéticas han sido más frecuentes y muestran los mismos genes vinculados al color de la piel, de los ojos y de los cabellos que se encuentran en las poblaciones europeas.

Variaciones de hasta 1 millón de años

En este estudio, la mayoría de las variaciones genéticas asociadas a una piel blanca o negra han aparecido hace más de 300.000 años. Algunas incluso aparecieron hace un millón de años, mucho antes de la aparición del hombre moderno. Y un detalle: la versión más antigua de estas variantes genéticas es la de una piel clara.

Sarah Tishkoff, una de las investigadoras, explica en un comunicado que es lógico que el color de la piel en los ancestros de los humanos modernos haya podido ser relativamente blanca y que es probable que cuando perdimos los pelos que cubrían nuestro cuerpo, y salimos de los bosques para ir a la sabana, necesitáramos una piel más curtida.

En consecuencia, puede que el color de la piel esté relacionado con una adaptación al entorno, por lo que no puede decirse que exista una raza africana. “Nosotros demostramos que el color de la piel es muy variable en el continente africano y que todavía está evolucionando. Además, en la mayor parte de los casos, las variantes genéticas asociadas a la piel blanca han aparecido en África”.

Es decir, el estudio refuta categóricamente la noción de raza y demuestra una diversidad pigmentaria en el mismo seno de las diversas poblaciones africanas, donde las variantes genéticas responsables de una piel blanca aparecieron por primera vez.

Aunque el término raza es utilizado para hacer definir grupos con características hereditarias comunes, muchos científicos evolucionistas y sociales opinan que a la definición común de raza, o a cualquier definición de raza relativa a los humanos, le falta rigor y validez taxonómica. Argumentan que son imprecisas y arbitrarias, y que las razas observadas varían según la cultura examinada.

El nuevo estudio reafirma además lo que apuntan otros avances de la genética, según los cuales las diferencias genéticas entre grupos son biológicamente insignificantes,​ en el sentido de que existen variaciones genéticas en el interior de los grupos denominados razas y de que los rasgos raciales se solapan sin fronteras diferenciadas.

Referencia

Loci associated with skin pigmentation identified in African populations. Science, 12 Oct 2017:eaan8433. DOI: 10.1126/science.aan8433
Fuente: http://www.tendencias21.net/La-genetica-desmiente-que-el-color-de-la-piel-determina-una-raza_a44219.html
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EE.UU:Community college pilots course sections for African-American students

América del Norte/EE.UU/14 Agosto 2016/Fuente: insidehighered/Autor: Andrew Kreighbaum

Resumen:  Moraine Valley Community College limita la inscripción en algunas secciones, el supuesto éxito en la universidad de los estudiantes afroamericanos genera preguntas. Esta institución desde hace años ofrece secciones de su curso requerido exclusivamente a grupos tales como atletas y personas con necesidades especiales. Después de revisar los datos de finalización de los estudiantes, la universidad este otoño ofrece dos secciones de acceso restringido a los estudiantes afroamericanos

Moraine Valley Community College has for years offered sections of its required College 101 course exclusively to groups such as athletes and those with special needs. After reviewing student completion data, the college this fall is rolling out two sections restricted to African-American students.

College-readiness courses can be especially impactful for low-income and first-generation students. Administrators at the Illinois college say academic research and experiences at their own institution show that those classes can be particularly effective when students can build support by networks by taking the course with those of a similar background. The college has more than 34,000 credit-seeking and non-credit-seeking students, according to Moraine Valley’s website — and the Education Department says about 10 percent of those students are black.

That new restriction got the attention of a handful of Moraine Valley parents, who reached out to The Chicago Tribune.

Margaret Lehner, the college’s vice president for institutional advancement, said Moraine Valley’s curriculum and support services are shaped by data-driven decision making.

“This is not something new for us. We’ve done [courses for] veterans, we’ve done women, we have done Hispanics,” Lehner said. “We find that these particular courses with these particular groups with our mentoring and peer support help them to be more successful than they would be if they did not have this particular experience.”

African-American students are also free to sign up for sections of the course, titled College: Changes, Challenges, Choice, that are open to all students.

Targeting special populations for support services is common at higher ed institutions. Sometimes those efforts are not well received by students of color themselves, as Concordia University St. Paul learned recently. But restricting course sections to a specific racial or ethnic group is not standard. Lehner said this is the first time the course restrictions have received any kind of scrutiny from the public or families of students.

A parent wrote to the Chicago Tribune’s opinion page that their son, a Moraine Valley student, wanted to know “why there are not two sections limited to Asian-American students? How about Native American students?”

Never mind that the college says it has offered course sections specifically for groups like women and Hispanics in the past, Michael A. Olivas, acting president of University of Houston Downtown, said the policy sounded well intentioned but misguided. He said it invited mischief from those who had no interest in the success of minority students. Aggrieved white people tend to fixate on programs that are exclusionary or that even attempt to target minority populations, Olivas said.

Olivas is on leave as director of the Institute for Higher Education Law and Governance at the University of Houston. He said he doubted anyone would have standing to sue over the policy but argues that courses and even support services should be opened up to participation by any student who is interested.

“I think it’s ill-advised, arguably subject to legal challenge, and you don’t want to wave the flag in front of the bull,” he said.

Lehner said politics never factored into the college’s course design and that Moraine Valley sees the course as simply another way to improve student success.

“Because a few people object to it should not be a deciding factor in limiting these opportunities for at-risk students,” she said. “We certainly are not hampering other students also being successful. We have the same courses available to them as well.”

Fuente de la noticia: https://www.insidehighered.com/news/2016/08/08/community-college-pilots-course-sections-african-american-students

Fuente de la imagen: https://www.insidehighered.com/sites/default/server_files/styles/large/public/media/MVCC2_sign.jpg?itok=0Md8X4DZ

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Los sobrevivientes

Colombia7 03 de Julio de 2016/Semana.com

Por:Carl Henrik Langebaek

En Colombia existen por lo menos 86 comunidades indígenas que hablan 65 lenguas diferentes. Esta es su historia, desde que arribaron a este territorio hace 15.000 años.

Los colombianos conocen muy poco, pero hablan mucho sobre los indígenas. Sobre ellos se han inventado toda clase de estereotipos, desde que son salvajes sin educación hasta que son caníbales perezosos. También se han visto como “sabios ambientales” desposeídos de toda tendencia a la violencia (“buenos salvajes” al fin y al cabo); y han sido reducidos a “obstáculos para el desarrollo” o ensalzados a “esperanza de la humanidad”. Ninguna de estas ideas resiste un análisis profundo, pero se arraigan en la mentalidad nacional sin remedio.

Entre las ideas más comunes está que los indios son “nuestros indios”. A partir del desarrollo de la mentalidad criolla americana, los descendientes de europeos inventaron la idea de que los pueblos autóctonos eran ‘suyos’. Los líderes de la independencia relacionaron su causa con la de los nativos que habían sido conquistados por los españoles (sus antepasados, por lo demás), se autoproclamaron víctimas de la conquista y defensores de los indios, aunque ninguno de ellos, Bolívar incluido, parece haber sido proclive a las causas de los indios de carne y hueso. De allí en adelante, y hasta nuestros días, los indígenas han sido “fuente de la nacionalidad” de otros. Hoy, por igual, batallones del Ejército, frentes guerrilleros y bloques paramilitares se han apropiado de nombres indígenas.

En 1492 existía una amplia diversidad de pueblos, una población abundante y un legado nada despreciable de más de 15.000 años de ocupación del territorio. Es probable que la cantidad de nativos rondara por los varios millones de habitantes, siendo el cálculo más optimista cercano a unos 7 millones, lo cual, aunque exagerado, desmiente la idea de un territorio prácticamente desocupado a la llegada de los españoles.

Se trata de gente que llegó en diferentes migraciones originadas en Asia, que entraron al continente a través de Norteamérica. Los pobladores originales se desplazaron inicialmente de norte a sur, pero luego también lo hicieron de sur a norte, de las tierras bajas a los Andes y viceversa. Esta historia explica por qué a la llegada de los españoles la población indígena ya era mestiza, producto de diversas mezclas no solo genéticas sino culturales.

Grupos numerosos ocuparon algunas partes del país como la cordillera Central, el Alto Magdalena, la sabana de Bogotá y la Sierra Nevada de Santa Marta. En otras regiones la presencia fue menor, como en la Amazonia, los Llanos Orientales y la costa Caribe. Algunos pueblos practicaron la agricultura intensiva; otros, una agricultura más móvil y unos más, la caza y la recolección.

En algunos casos, las poblaciones indígenas modificaron ampliamente los ecosistemas e incluso pudieron generar procesos de erosión y sobreexplotación de los suelos. En otros transformaron muy poco el paisaje. Esto se entiende por sus modelos de organización social: comunidades como la muisca de Boyacá y Cundinamarca, o la tayrona de la Sierra Nevada de Santa Marta, estaban jerarquizadas, mientras en otras casi ni existía la diferenciación social. En fin, más de 15.000 años de historia no habían transcurrido en vano: se habían desarrollado múltiples formas de adaptación al medio, y de relaciones económicas, políticas y sociales.

A la llegada de los españoles había una extraordinaria diversidad. Y ellos fueron conscientes de esto. En el siglo XV ninguno se atrevió a considerar que había encontrado un territorio ocupado por poblaciones homogéneas. No obstante, la Conquista precipitó cambios dramáticos que amenazaron esa diversidad. El primero de ellos fue el desastre demográfico: miles de indígenas murieron por las enfermedades introducidas desde el Viejo Mundo (Europa y África especialmente), y en menor medida por los conflictos bélicos y las formas de trabajo forzoso impuestas por los conquistadores.

El hecho es que en menos de 100 años su número se había reducido a una fracción. Pasarían siglos antes de que el territorio que hoy es Colombia se recuperara de ese desastre. Quizá solo a principios del siglo XX alcanzó el nivel de población que existía a comienzos del XVI. El mismo proceso disminuyó la diversidad biológica y cultural de la población. Algunas comunidades se extinguieron, otras se mezclaron entre sí y, en casi todas, el nivel de vida se redujo considerablemente.

La debacle que se inició en el siglo XVI implicó una alteración del paisaje sin precedentes. Enormes áreas antes dedicadas a cultivar quedaron cubiertas de bosques y pajonales o invadidas de ganado. Las sociedades se transformaron social y culturalmente de forma irreversible. Las estructuras de poder prehispánicas cambiaron por completo, las jerarquías tradicionales entraron en crisis: algunas se adaptaron al sistema español y otras colapsaron. En muchos casos comenzó un activo proceso de mestizaje con blancos y africanos. Poblaciones enteras fueron trasladadas o migraron voluntariamente a regiones menos expuestas a la colonización. Las dinámicas económicas también cambiaron, no solo por la llegada de actividades como la ganadería, sino por la imposición de nuevas formas de trabajo a disposición de la Corona, la estructura administrativa virreinal y la Iglesia.

No obstante, la población indígena sobrevivió. No solo en términos biológicos, a través del mestizaje, sino también en términos culturales. Los indígenas del país no son homogéneos: existe en ellos una enorme diversidad biológica, lingüística y cultural. Mantienen formas de ver el mundo, a las otras sociedades y a la naturaleza, muy diferentes entre sí pese a los estereotipos. El país tiene una población de cerca de 1.400.000 indígenas, distribuidos entre 86 pueblos (datos del gobierno) y 102 comunidades (según la Organización Nacional Indígena de Colombia, Onic).

Tienen un alto porcentaje de participación en los departamentos de Vaupés (más del 66 por ciento), Guainía (64 por ciento), La Guajira (45 por ciento), Vichada (45 por ciento) y Amazonas (43 por ciento). También son importantes en términos demográficos en el cauca (21,5 por ciento) y Putumayo (21 por ciento). Algunas poblaciones son, desde el punto de vista económico, campesinas, otras son urbanas y algunas se dedican al comercio. Cerca de 500.000 personas conservan 65 lenguas o dialectos nativos. Además, el 75 por ciento vive en zonas rurales.

Muchas comunidades han recuperado durante los últimos años cantidades considerables de tierra y tienen niveles de vida por encima de sus vecinos mestizos y afrocolombianos. Otras pierden cada vez más sus medios de subsistencia. Sobre el papel, cerca del 31 por ciento del territorio nacional es indígena, pero buena parte de esa tierra se concentra en áreas protegidas y son de gran susceptibilidad al cambio ambiental. Además buena parte de esas tierras son amenazadas permanentemente por la violencia de los grupos ilegales, incluyendo paramilitares y guerrilla, por el cultivo de plantas con las cuales se obtienen drogas ilícitas, o por la minería ilegal.

Ojalá los colombianos cuestionemos el derecho que nos ha asistido desde hace siglos de considerar nuestros a los indios. Ellos solo se pertenecen a sí mismos. Y ojalá también conozcamos mejor y apreciemos a esta importante población, como también a los grupos campesinos y urbanos que deberán jugar un papel fundamental al construir un mejor país.

Fuente: http://www.semana.com/nacion/articulo/el-poder-de-las-razas-historia-de-comunidades-indigenas-de-colombia/480202

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