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«Embajador de EU, sí, pero que no conspire» Entrevista a Evo Morales

América del Sur/Bolivia/19 noviembre 2016/Autor: Luis Hernández Navarro/La Jornada 

Aunque Bolivia está mejor sin embajador de Estados Unidos, quisiera que nombren uno, dijo a La Jornada el presidente Evo Morales. Pero no a cualquiera, sino a un diplomático, no a un político que se dedique a conspirar en contra de la soberanía de su país.

Estados Unidos no tiene embajador en Bolivia desde que, en septiembre de 2008, el gobierno de Evo Morales expulsó a Philip Goldberg, acusándolo de dividir el país y apoyar a la oposición. Como diplomático, Goldberg había desempañado un relevante papel durante la guerra civil yugoslava.

Entrevistado a bordo del avión presidencial, un Falcon 900 EX de manufactura francesa, en el recorrido entre Tarija y Cochabamba, el mandatario boliviano asegura que el voto en favor de Donald Trump en los comicios estadunidenses fue producto del descontento contra la globalización fallida conducido por la derecha.

Con tres años más al frente del Ejecutivo, explica que el descalabro sufrido en el referendo para decidir la posibilidad de presentarse a un nuevo periodo en el cargo fue resultado de una campaña de mentiras, que él no está listo para irse, y que siempre ha respetado la decisión de su pueblo.

A continuación la entrevista completa con el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia.

–¿Cómo explica el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos? ¿Ve posibilidad de un nuevo tipo de relación entre su país y Washington?

–La victoria de Trump fue producto del descontento contra la globalización fallida, del enojo contra el libre mercado desquiciado, de la barbarie de la guerra. Un descontento conducido por la derecha.

“Estados Unidos no ha nombrado un nuevo embajador. Todavía no. Quisiera que lo hiciera. Quisiera que nombrara a un diplomático, no a un político. A uno que respete. No que se dedique a conspirar, que se dedique a quitarnos nuestra soberanía. Con cualquier presidente que sea, si quiere respetarnos, estamos dispuestos a intercambiar embajadores.

“Esperamos trabajar contra el racismo, contra el machismo, contra la antinmigración, por la soberanía de nuestros pueblos. Deben evaluar eso. Pero mire, en mi experiencia vivida, es mejor estar sin embajador de Estados Unidos. Aunque siempre tiene a sus brazos operativos para que le hagan el trabajo. Por ejemplo, algunas organizaciones no gubernamentales que usan el medio ambiente para atacarnos.

“Siempre tengo un recuerdo presente. Cuando llegué a la presidencia, algunos mineros, que en tiempos de la dictadura militar habían sido expulsados del país o se habían tenido que asilar, me fueron a ver y me dijeron: ‘Presidente, cuídese de la embajada de Estados Unidos.’ ¿Sabe la razón por la que no hay golpes de Estado en Estados Unidos? Porque allí no hay embajada de Estados Unidos”.

–¿Qué piensa usted que ha sucedido en América Latina con la derrota del kirchnerismo en Argentina, el golpe de Estado en Brasil, el triunfo de la derecha en la elecciones parlamentarias en Venezuela? ¿Afecta a Bolivia ese avance de la derecha?

–Nos afecta políticamente, pero también económicamente. Afecta la estabilidad política.

“¿Qué tan importante es la estabilidad política? Es muy importante poder pensar a largo plazo. Cuando sólo están pensando en cuándo se van a ir del gobierno no se puede planificar. Los programas de desarrollo se detienen.

Lo que pasó en Argentina y Brasil nos lleva a un debate importante. Los movimientos sociales vieron lo que está pasando allá y dicen: hay que estar unidos, no hay que dejar que la derecha llegue. No hay que permitir que llegue la privatización. Esa experiencia nos ha llevado a ver los errores que se cometieron.

–Cuando usted asumió la Presidencia de Bolivia se encontró con un país devastado. ¿Qué ha hecho para reconstruir el país 11 años después?

–Cuando llegamos al gobierno, Bolivia estaba prácticamente dividida entre el campo y la ciudad, y el occidente y el oriente. Económicamente se encontraba descuartizada. Algunos megacampos eran de los españoles (Repsol), otros eran de Brasil (Petrobras) y otros de franceses (Total). Los ductos eran de los estadunidenses. Teníamos, política y económicamente, un Estado mendigo, un Estado limosnero.

“¿Por qué nos dejaron así? Porque los bolivianos no decidíamos ni políticas ni programas y, menos, proyectos sociales. En la parte económica todo era impuesto por el Fondo Monetario Internacional. El Fondo tenía su oficina en el Banco Central de Bolivia. La CIA era un parásito que tenía sus oficinas en Palacio Nacional. El Grupo Militar de Estados Unidos tenía las suyas en la sede de las fuerzas armadas en el Gran Cuartel General de Miraflores.

“Cuando había conflicto político y los partidos de la derecha se peleaban, el embajador de Estados Unidos era el padrino. Se pueden encontrar imágenes, fotografías de sus reuniones. El embajador juntaba a partidos como el MIR y el MNR. Ningún partido ganaba con más de 30 por ciento. Teníamos una democracia pactada. Todo era pacto. Era legal, pero no había legitimidad.

“Eso cambió gracias a nuestra lucha. Para nosotros fue muy importante pasar de la lucha sindical, de la lucha social, de la lucha comunal a la lucha electoral. Lo hicimos conservando los valores que nos dejaron nuestros antepasados. Conservamos viva la lucha en tiempos de la Colonia, la lucha en tiempo de la dictadura militar, la lucha por la democracia. La lucha contra el gobierno pactado, contra el modelo neoliberal.

“También conservamos viva la lucha campesina, especialmente en mi región (Chapare), que nos hizo despertar a la presencia estadunidense, uniformada y armada, con bases militares, so pretexto de la lucha contra el narcotráfico. Pero, en el fondo, no había lucha contra el narcotráfico. Se trataba de un pretexto para ejercer un control geopolítico. En ese tiempo, a los dirigentes ya no nos acusaban de comunistas, de rojos, sino de narcotraficantes, de terroristas.

Fue un hecho histórico este paso de la lucha social a la lucha electoral con un programa hecho por el pueblo, que nos permitió ganar el gobierno.

–¿En qué consistía ese programa?

–En tres cosas. Primero, en lo político, la refundación del país. En lo económico, la nacionalización de los recursos y de las empresas estratégicas. Y, en lo social, la redistribución de la riqueza.

“Con ese programa ganamos el gobierno. En 2005 obtuvimos la Presidencia con 54 por ciento de los votos. Todo el mundo quedó sorprendido.

“Lo más difícil fue la refundación: la Asamblea Constituyente y el proceso de la nueva Constitución. Tardamos casi cuatro años. Y en ese proceso, la derecha se replegó hacia sus departamentos y, avivando el separatismo, trató de dividir el país. Fracasaron. La derecha intentó revocar el Constituyente. Fracasaron. Intentaron un golpe de Estado e igual fracasaron. Nuevamente el pueblo regresó a la calle. Se realizaron grandes concentraciones, para otra convocatoria. En septiembre de 2008 tuve que expulsar al embajador de Estados Unidos para garantizar la estabilidad política.

Es que, cuando los gobiernos democráticos no están al servicio del imperio, sufren golpes de Estado militares. Y cuando tuve información fidedigna de que el embajador de Estados Unidos estaba financiando a mis opositores, estaba conspirando, dije: fuera embajador. Ahora, sin embajador de Estados Unidos, tenemos más estabilidad política.

–¿Qué impacto ha tenido en el país la nacionalización económica?

–Ha cambiado la matriz económica de Bolivia. La renta petrolera en 2005 eran 300 millones de dólares. Hemos llegado a 5 mil millones de dólares. La inversión pública en 2005 eran 600 millones de dólares. Hemos llegado ahora a más de 8 mil millones de dólares de inversión pública. El PIB en 2005 era de 9 mil millones de dólares, el año pasado llegó a 34 mil millones dólares.

–¿Y la caída del precio del petróleo les afecta?

–Sí, este año vamos a crecer menos. Pero hay un momento en el que nos hemos disparado. Las reservas internacionales en 2005 eran mil 700 millones de dólares, en 2014 más de 15 mil millones de dólares. Eso, sin tomar en cuenta los depósitos, ADP. Considerándolos pasamos de los 40 mil millones de dólares. Esa es la estabilidad económica que tiene Bolivia.

Eso fue posible por la nacionalización de los recursos naturales, pero también de empresas estratégicas. Ese fue el caso de Etel, la empresa de telecomunicaciones en manos italianas. Antes tenía utilidades de 70 millones de dólares, que no se quedaban aquí. Además, apenas estaba en 90 municipios de los 339 que tenemos. Nacionalizamos y ahora tenemos 140 millones de dólares de utilidad, que se quedan aquí, y tenemos Internet y telecomunicaciones en casi toda Bolivia.

–¿Cómo ha caminado el tema de la redistribución?

–Tenemos el compromiso de redistribuir las ganancias de las empresas públicas no sólo a alcaldías sino a los que más lo necesitan . Lo hacemos ejecutando programas destinados al impulso de la producción, como el Programa de Apoyo a la Seguridad Alimentaria o el Programa de Alianzas Rurales. Pero, también, con políticas sociales, como el pago de los bonos, que permiten que la gente cuente con más recursos económicos y de esta manera puedan solventar sus necesidades y requerimientos. Tenemos para los niños el Bono Juancito Pinto, y los apoyos a la vejez que no está jubilada.

Esto nos ha permito reducir, rápida y drásticamente, la pobreza. Ahora tenemos una nueva Bolivia. Sus políticas son conocidas y reconocidas en otros países.

–¿Qué ha cambiado para los pueblos indios en estos 11 años?

–La única forma de garantizar la paz social es con la participación ciudadana. No hay paz sin justicia social. Pero esto vale no sólo para el movimiento indígena, sino para todos los sectores sociales. Todos son actores. No somos una democracia representativa, ni siquiera participativa, sino decisiva. Los que más han ganado con los cambios en Bolivia son las mujeres y los indígenas.

“Hay pequeños grupos indígenas. Creamos circunscripciones especiales. Los hermanos tienen sus asambleístas nacionales y departamentales. Los grupos indígenas menos numerosos pueden tener un asambleísta, con los mismos derechos y los mismos deberes que los demás, pero para escogerlo necesitan mucho menos votos que los otros.

Y luego está el envalentonamiento. Antes, una hermana con pollera era mal mirada y tratada. Ahora se la pone con mucho orgullo. Antes, la música originaria era mal vista. Ahora en las ciudades ya marchan con ella. Antes, la comida del indio, que es la quinoa, era despreciada; ahora es la comida más rica del mundo. Nosotros ya no la comemos porque ha subido mucho de precio. Antes se prohibía vender la carne de llama; ahora es la carne que tiene menos colesterol. Todo lo indígena se valoriza.

–Esos movimientos sociales que antes eran tan vitales ¿lo siguen siendo después de 11 años de gobierno y de que algunos de sus dirigentes se han incorporado como funcionarios públicos?

–Entre 85 y 90 por ciento de quienes son elegidos por nuestro instrumento político (el MAS) para ser alcaldes, concejales o asambleístas departamentales son dirigentes sociales. Nos descabeza los movimientos sociales.

–¿No es eso un problema para el movimiento?

–Sí, pero es una linda experiencia. Cada cinco años hay que preparar una nueva cantidad de dirigentes. Llegan las elecciones y la mayoría de los candidatos viene de los movimientos sociales. Toda elección nos descabeza a nuestro movimiento social. Antes de nuestro instrumento político, los dirigentes nos descartábamos. Pero ahora hay ese problema. El dirigente está pensando: ¿qué cargo después me toca? Es una realidad. Es una linda experiencia.

–Ustedes han sacado a muchos bolivianos de la pobreza. En lugares como Brasil, donde también se hizo, este logro no se acompañó de un trabajo ideológico y cultural. Quienes dejaron de ser pobres se asumieron como clase media y olvidaron su vieja identidad y sus vínculos asociativos. Hicieron del aumento a su capacidad de consumo el centro de su nueva vida. ¿Ha pasado algo así en Bolivia?

–Aquí hay un problema. Una parte de quienes han salido de la pobreza se ha integrado a la clase media. Esos 2 millones de personas ya tienen otras expectativas. Son nuevos clasemedieros. Se olvidan de que clase media es clase a medias… Lamentablemente algunos dejan de valorar su pasado campesino e indígena o de otros sectores sociales. Llegan incluso a despreciarlos. Es el pueblo quien defiende al país. Y a los nuevos clasemedieros ya no les importa defender al país. Sus demandas son para tener más consumo. Tienen aspiraciones muy exageradas. Es muy importante esta experiencia.”

–Su periodo como presidente llega hasta finales de 2019. El referendo para permitirle presentarse a una nueva elección fue ganado por escaso margen por sus opositores. ¿Qué sigue?

–Yo no estoy preparado para irme a casa. Lo que hemos hecho en el tema desarrollo y en el tema político es un récord.

“El movimiento social planteó este tema del referendo. Y la derecha lo enfrentó en base de mentira, de codicia. Inventó una mujer y un niño, y dijo que era hijo de Evo. Es más, dijo que el niño había muerto. Todo era mentira. Y ahora que se investigó resulta que ni siquiera había habido niño. Pero ya quedó la calumnia. La prensa se comportó como un cártel de mentiras. El tema estaba bien organizado. Lo planificaron con anticipación.

“Cuando no pueden tumbar ideológicamente ni democráticamente usan a la familia y hasta un niño inexistente. A mí realmente me ha sorprendido. Sin embargo, ahora la gente se da cuenta.

“Yo estoy muy satisfecho. Aunque hayamos perdido la gente dice: Evo, tú debes seguir hasta 2025. Y yo dije: no voy a ir. Y me dicen: la vida de Evo no depende de Evo. Evo es del pueblo. Evo debe someterse al pueblo.

“Mi sueño es que acaba mi periodo, me voy a mi chacra, a mi cabañita, a compartir con los dirigentes los buenos y los malos momentos. Ese es mi deseo. Pero siempre he respetado la decisión del pueblo. Una parte de la misma derecha dice: sin Evo, ¿qué va a ser de Bolivia?

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/11/14/politica/002n1pol

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El Foro Social Mundial sigue importando

Por: Immanuel Wallerstein 

El Foro Social Mundial (FSM) se ha reunido regularmente desde su primer encuentro en Porto Alegre, en 2001. Y del mismo modo regular ha habido analistas que han anunciado su abandono como expresión relevante de la Izquierda Global. Y no obstante, de algún modo, continúa importando en la lucha en pos de una justicia global.

La reunión más reciente ocurrió en Montreal, Quebec, entre el 9 y el 14 de agosto de 2016. Esta reunión fue en muchos modos diferente de las reuniones previas. Fue la primera que se celebró en el Norte Global. La decisión de hacerla ahí fue un intento deliberado por demostrar la globalidad del FSM.

Esta decisión tuvo un precio. El gobierno canadiense le negó la visa a un número significativo de posibles participantes que provenían del Sur Global. El costo de viajar y hospedarse fue relativamente alto para los asistentes. El resultado fue una reunión con un número reducido de participantes, y en la que había un sesgo mayor que en las anteriores hacia participantes del Norte Global. Esto no fue sorpresa para los organizadores. La convicción era que el precio bien valía el lado positivo de la decisión.

De algunas maneras, la reunión fue como todas las reuniones previas del FSM. Por un lado, había un inmenso rango de asuntos a discutir. Y los participantes tendieron a participar en aquellos paneles temáticos que fueron de mayor interés para ellos. El resultado fue una red de ghettos temáticos, y un monto insuficiente de trans-comunicación entre el rango de las diferentes luchas políticas en el mundo.

Por otra parte, hubo un debate importante en torno a la validez del modo horizontal en que fue organizado el FSM. Sus críticos arguyen que como resultado el FSM no era (o ya no es) relevante para la luchas políticas reales que ocurren por todas partes. Este debate se ha mantenido repetidamente, pero esta vez quizá fue más intenso, y aun con enojo. No obstante, su esencia se mantuvo.

El nuevo argumento importante entre quienes no se sintieron bien con el modo horizontalista de organización fue que no deberíamos fijarnos en quienes fueron al FSM sino a los que ya no pudieron asistir porque lo llegaron a ver como una costosa pérdida de tiempo, pues ya no avanzaba la lucha política real.

La contra-argumentación es que el FSM ha mostrado ser un concepto poderoso. Existe ahora una creciente e incontable cantidad de foros sociales regionales, nacionales y locales. Hay incontables foros temáticos en todos los niveles geográficos. Estos foros, como el FSM global, se están auto-organizando. El FSM ha probado ser un concepto de abajo hacia arriba, no de arriba hacia abajo. Y ésta sigue siendo su fuerza esencial.

Por supuesto ninguno de nosotros tiene datos cuantitativos que respalden nuestras aseveraciones, de un modo o de otro. Es la batalla entre una serie de juicios intuitivos genuinamente subjetivos contra de otra serie. Si se ha vuelto más intenso, es en gran medida debido a que la lucha política global que pareció relativamente favorable a la Izquierda Global hace 10 años ahora parece haberse revertido. El pesimismo resultante dentro del movimiento de justicia global ha conducido a un debate interno más áspero en el FSM. No se trata de que el FSM haya ocasionado mayores dificultades mundiales para la Izquierda Global. Más bien, es esta reversión lo que conduce a un mayor debate en el FSM.

Mi única sensación es que debemos prestar atención a la lucha global, y al papel que el FSM puede jugar en ésta. Si ya no fuéramos a celebrar más reuniones del FSM, esto podría liberar algún dinero, energía y tiempo para otras actividades. Pero estas otras actividades podrían no ocurrir nunca, conforme el pesimismo conduce a una retirada del activismo. Las reuniones del FSM, no importa qué tan imperfectas, son actos, tanto de renovación como de optimismo. Los líderes de las dos organizaciones importantes de las luchas tunecinas (El Foro Tunecino de Derechos Económicos y Sociales (FTDES) y el UGTT (el sindicato obrero general tunecino) han escrito un texto muy crítico analizando lo que falló en la reunión de Montreal. Sin embargo, terminan su texto diciendo que, pese a estas fallas, la reunión fue un éxito porque preservó le sillon de l’espoir (El surco de la esperanza). Un aspecto muy positivo de la reunión de Montreal fue que las sesiones dedicadas al futuro del FSM recibieron mucha asistencia. Los debates fueron fieros, pero esto mostró que los asistentes querían debatir. Buscaban modos de fortalecer sus luchas. Pensaban que hallar cómo organizar el FSM era parte de la respuesta.

El secreto del FSM desde el principio ha sido que buscó ser ampliamente incluyente de todas las tendencias dentro de la Izquierda Global. Buscó ser consciente de los fracasos históricos de esa Izquierda Global durante los dos siglos anteriores. Ha sido un plus, no algo de disminución, en la lucha mundial por transformar el sistema-mundo y reemplazarlo por uno relativamente democrático y relativamente igualitario. No perdamos tiempo arrojándonos piedras los unos a los otros. Continuemos conversando y aprendiendo entre nosotros.

Traducción: Ramón Vera Herrera

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/11/13/opinion/020a1mun

 

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”El lavado de cerebros en libertad es más eficaz que en las dictaduras»: Noam Chomsky

América del Norte/Estados Unidos/12 Noviembre 2016/Autor: Nitram Acever/Proyecto 33

El escritor Noam Chomsky de los EEUU habla de los mecanismos detrás de la comunicación moderna, un instrumento esencial de gobierno en los países democráticos, tan importantes para nuestros gobiernos como la propaganda es a una dictadura.

– Empecemos por el asunto de los medios de comunicación. En Francia, en mayo del 2005, con ocasión del referéndum sobre el tratado de la Constitución Europea, la mayor parte de órganos de prensa eran partidarios del ”sí”, y sin embargo 55% de los franceses votaron por el ”no”. Luego, la potencia de manipulación de los medios no parece absoluta. ¿Ese voto de los ciudadanos representaría también un ”no” a los medios?

– El trabajo sobre la manipulación mediática o la manufactura del consentimiento hecho por Edgard Herman y yo no aborda la cuestión de los efectos de los medios en el público [1]. Es un asunto complicado, pero las pocas investigaciones que profundizan en el tema sugieren que, en realidad, la influencia de los medios es más importante en la fracción de la población más educada. La masa de la opinión pública parece menos tributaria del discurso de los medios.

Tomemos, por ejemplo, la eventualidad de una guerra contra Irán: 75% de los norteamericanos estiman que Estados Unidos debería poner fin a sus amenazas militares y privilegiar la búsqueda de un acuerdo por vías diplomáticas. Encuestas llevadas a cabo por institutos occidentales sugieren que la opinión pública iraní y la de Estados Unidos convergen también en algunos aspectos de la cuestión nuclear: la aplastante mayoría de la población de los dos países estima que la zona que se extiende de Israel a Irán debería estar completamente despejada de artefactos de guerra nuclear, comprendidos los que poseen las tropas norteamericanas de la región. Ahora bien, para encontrar este tipo de información en los medios, es necesario buscar mucho tiempo.

En cuanto a los principales partidos políticos de los dos países, ninguno defiende este punto de vista. Si Irán y Estados Unidos fueran auténticas democracias en cuyo interior la mayoría determinara realmente las políticas públicas, el diferendo actual sobre lo nuclear ya estaría sin duda resuelto. Hay otros casos así.

En lo que se refiere, por ejemplo, al presupuesto federal de Estados Unidos, la mayoría de norteamericanos desean una reducción de los gastos militares y un aumento, por el contrario, en los gastos sociales, créditos otorgados a las Naciones Unidas, ayuda económica y humanitaria internacional, y por último, la anulación de las bajas de impuestos decididas por el presidente George W. Bush a favor de los contribuyentes más ricos.

En todos estos asuntos la política de la Casa Blanca es totalmente contraria a los reclamos de la opinión pública. Pero las encuestas que revelan esta oposición pública persistente raramente son publicadas en los medios. Es decir, a los ciudadanos se les tiene no solamente apartados de los centros de decisión política, sino también se les mantiene en la ignorancia del estado real de esta misma opinión pública.

– Cuando se les pregunta a los periodistas, si sufre presiones responden inmediatamente: ”Nadie me ha presionado, yo escribo lo que quiero. ” Es cierto. Solamente, que si tomaran posiciones contrarias a la norma dominante, ya no escribirían sus editoriales. La regla no es absoluta, desde luego; a mí mismo me sucede que me publiquen en la prensa norteamericana, Estados Unidos no es un país totalitario tampoco. Pero cualquiera que no satisfaga ciertas exigencias mínimas no tiene oportunidad alguna de alcanzar el nivel de comentador con casa propia.

El sistema de control de las sociedades democráticas es muy eficaz; instila la línea directriz como el aire que respira. Uno ni se percata, y se imagina a veces estar frente a un debate particularmente vigoroso. En el fondo, es mucho más rendidor que los sistemas totalitarios.

No olvidemos cómo se impone siempre una ideología. Para dominar, la violencia no basta, se necesita una justificación de otra naturaleza. Así, cuando una persona ejerce su poder sobre otra -trátese de un dictador, un colono, un burócrata, un marido o un patrón-, requiere de una ideología que la justifique, siempre la misma: esta dominación se hace ”por el bien” del dominado. En otras palabras, el poder se presenta siempre como altruista, desinteresado, generoso.

Fuente: http://www.proyecto33.com/el-lavado-de-cerebros-en-libertad-es-mas-eficaz-que-en-las-dictaduras-noam-chomsky/

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«Sin filosofía en las aulas, formamos autómatas y no a personas autónomas y libres» Entrevista al filósofo Yordi Pigem

Europa/España/12 Noviembre 2016/Autora: Karen Estévez/Insurgencia Magisterial

El filósofo Jordi Pigem intenta encontrar la respuesta a una pregunta: ¿Por qué la sociedad con mayor acceso a la información es la que está rompiendo con la base de su subsistencia, la naturaleza? En esa búsqueda ha dado forma a una decena de libros, el último, publicado este año, se ha convertido en un referente dentro del mundo de la filosofía en la actualidad: Inteligencia vital. Una visión postmaterialista de la vida y la conciencia. El hombre y su relación con la ecología son su fuerte, por eso, el autor estuvo presente en dos jornadas sobre sostenibilidad y medio ambiente propuestas el pasado lunes y martes por la Universidad de La Laguna.

-Empezó siendo periodista en una publicación sobre ecología y lo dejó, ¿por qué?
“Al terminar de estudiar filosofía, entré a trabajar en el mundo del periodismo ecológico con la revista Integral, que acabé coordinando, pero, en efecto, lo dejé. Constaté que por más que divulgáramos lo que ocurría, cómo estábamos destruyendo el equilibrio ecológico, no cambiarían las cosas; de hecho, en los últimos 25 años todos los parametros ecológicos han ido a peor. Tenemos más información que nunca y, sin embargo, lo hacemos peor que nunca. Lo dejé porque quería comprender por qué la sociedad con mayor acceso a la información estaba rompiendo la base de su subsistencia: la naturaleza. Entonces volví al mundo de la filosofía”.

-¿Cuál es para usted el principal problema que debe enfrentar el hombre actual?
“El mayor problema es encontrarle sentido a la vida contemporánea, buscarle una razón a nuestra participación en el cosmos, en la realidad. Necesitamos saber que no formamos parte de un mundo mecánico, sino que cada uno es importante. Tenemos que darnos cuenta de que somos cocreadores y participantes de una realidad mucho más prodigiosa de lo que pensábamos”.

-Sus libros suelen girar en torno a la relación del ser humano y la naturaleza. ¿Existe una ruptura en esa relación?
“En el proceso de convertirnos en modernos perdimos por el camino la sensación de participación en la realidad, que sí tenían nuestros antepasados. Esta sociedad nuestra pasa de trabajar en el campo, en contacto con la naturaleza, a formar parte de un mundo donde se viene a consumir y a producir, donde las cosas pierden su sentido. Hemos perdido esa sensación de participación en el cosmos. Formamos parte de una sociedad consumista y materialista donde tenemos más que nunca y, sin embargo, el nivel de satisfacción de la gente está más bajo que nunca”.

-Cada año suenan más alto las amenazas de acabar con la asignatura de Filosofía en los institutos…
“Querer acabar con la asignatura de Filosofía en los institutos es un gran error. A este mismo sistema que nos lleva a ser materialistas y competitivos le interesa que la gente no piense por sí misma, que sea obediente y que solo se dedique a consumir. La filosofía, que es una invitación a pensar por ti mismo y tener criterio propio, es una verdadera amenaza. Retirar la filosofía es una manera de formar autómatas más que formar a personas autónomas”.

-¿Considera que a la clase política actual le hacen falta algunas clases de filosofía?
“Muchísimas clases. Lo que aquí predomina es la mentalidad materialista e individualista en la mayoría de los partidos políticos, por desgracia y en todas partes. A muchos políticos solo les interesa crecer dentro de su partido y tener más poder. Si pones eso por delante de tus ideales, te estás traicionando a ti mismo y  a la sociedad. La clase política y todos necesitamos tener la posibilidad de sentarnos y de pensar. Para eso necesitamos silencio y, en cambio, estamos en un ajetreo constante de comunicaciones y de presiones que hacen muy difícil tener un espacio para pensar”.

-¿Somos la sociedad de la información menos informada?
“Tenemos más información y menos conocimiento. Menos conocimiento y menos sabiduría. Para tener sabiduría no hace falta tener mucha información, solo hace falta tener la mirada limpia, clara. El exceso de información puede saturar e impedir que se vean las cosas con claridad. Hay una gran cantidad de información trivial que flota en los medios y en las redes, eso impide que estemos concentrados en nuestras vidas. Las nuevas tecnologías nos permiten acceder a la información como nunca antes, pero tienen un potencial deshumanizador, lo vemos en las cafeterías, cuando la gente no separa la vista de la pantalla del móvil”.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/sin-filosofia-en-las-aulas-formamos-a-automatas-y-no-a-personas-autonomas-y-libres/

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Segunda vuelta: ¿Es posible desarrollar una pedagogía liberadora en la escuela actual?

Por Ana Belinco

A partir de notas como “¿Es posible desarrollar una pedagogía liberadora en la escuela actual?” de Hernán Cortiñas, continúa el debate sobre los límites y potencialidades de las prácticas educativas.

La pregunta en debate es un interrogante siempre presente para las y los trabajadores de la educación que buscan o se les impone, por diversas circunstancias, la problematización frente a su propia práctica. Fue y es cuestión debatida en extenso por distintos pedagogos y corrientes filosóficas educativas diversas.

Es ó no es posible: ¿es fructífero un análisis binario de la pregunta presentada?

Como respuesta a la cuestión, se han postulado desde planteos reformistas de superficie que hablan de cambio y transformación dentro del sistema educativo tal cual está dado dentro del capitalismo hasta planteos revolucionarios anulantes según los cuales nada puede hacerse desde el sistema educativo en el actual estado de situación dado que éste impone límites a la acción educativa infranqueables y constrictivos.

Se presenta así una lógica binaria de análisis e interpretación de la cuestión en debate según la cual el sistema educativo y, por tanto, las prácticas pedagógicas que en él se despliegan, o son salvadoras o son inermes frente a la transformación de la realidad. Cualquier análisis desde una perspectiva binaria cae en un reduccionismo como mínimo infructuoso y pesimistas al mismo tiempo que obtura la postulación de respuestas creativas que contemplen la posibilidad de análisis intermedios que tengan en cuenta el ¨mientras tanto¨.

Si pensamos la práctica educativa como pedagogía liberadora, salvadora e infalible, caemos en un reduccionismo que no contempla las condiciones situacionales limitantes como ser la propia condición de asalariados y explotados de los trabajadores de la educación, la falta de espacios de capacitación en servicio, las pésimas condiciones de infraestructura en la cual debe desarrollarse la labor, las imposiciones de tareas administrativas y asistenciales a las que los y las docentes nos enfrentamos día a día en nuestras escuelas públicas, entre muchas tantas otras. Este tipo de posturas le lavan la cara al capitalismo dándole atribuciones a la educación que ésta no tiene ni puede abordar.

Por otra parte, si pensamos la práctica educativa como inerme y limitada al punto de la anulación como herramienta transformadora caemos en un reduccionismo que no contempla el alcance que la educación tiene dentro de la lucha de clases. Tampoco se tiene en cuenta que es un espacio en donde la docencia puede cumplir un rol activo a nivel ideológico, aunque el sistema educativo tenga límites propios que no permitan transformarlo en profundidad como queda evidenciado en el sistema de evaluación, calificación y clasificación de los estudiantes que genera circuitos educativos diferenciados. La disputa política e ideológica que se puede dar dentro de la escuela, enmarcada dentro de una organización revolucionaria más amplia, queda así anulada.

En este punto se hace interesante retomar la tercera Tesis sobre Feuerbach de Marx en donde explica que “la teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que, por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado”. Una lectura posible de este planteo sería interpretar que cuando Marx dice que el educador debe ser educado no lo hace para minimizar el alcance de la educación misma sino para remarcar la potencialidad del ámbito educativo. Comprender a la escuela como aparato ideológico del Estado es analizarla también en su posibilidad de subversión o transformación. Minimizar este aspecto, o anularlo, es una negación de los cambios reales que la escuela ha demostrado objetivamente alcanzar. En este sentido, cabe plantearse si es justo calificar los logros educativos de la docencia, aunque sean limitados e insuficientes, como partes de un anecdotario que llena de orgullo a docentes aislados.

¿Qué hace la docencia en el ¨mientras tanto¨?

Por lo expuesto anteriormente, es válido sostener que sería posible una pedagogía liberadora en el estado actual de situación sólo en tanto práctica de resistencia, como herramienta para profundizar contradicciones desde la literatura, el debate, la puesta en palabra y discusión de las miserias que golpean a toda la comunidad educativa dentro de los límites de este sistema político y económico en el que nos encontramos inmersos. Es decir que la respuesta a este problema no puede ser cerrada, no puede plantearse como si o como no, sino que no queda más que plantear un sólo si, un análisis de grises.

Pese a la precarización laboral, los y las docentes no tiramos la toalla. Si el hecho de estar precarizados y explotados nos quiebra o nos hace creer que la tarea realizada es infructuosa o imposibilitada de creación y recreación de realidades, lo lograron. Entender a la educación desde esta perspectiva nos habla de comprenderla en términos de pasos que se dan en el “mientras tanto” caminamos hacia los cambios profundos y sistémicos que soñamos, buscamos y construimos militantemente. Se delinea así un tercer planteo posible e intermedio a las dos polarizaciones reduccionistas antes desarrolladas que expresa una profunda confianza en la educación como herramienta de quiebre y ruptura que haga posible delinear, pensar y esbozar caminos de liberación real y efectiva.

La educación siempre es campo de batalla de la lucha de clases. En este sentido, el fenómeno educativo, debe ser analizado desde una perspectiva de clase. En el estado de situación actual el sistema educativo es herramienta en manos explotadoras para generar subjetividades adaptadas al sistema social, político y económico imperante. Esto no destruye la posibilidad de hacer mella haciendo uso de dicha herramienta en fogonazos que permitan exponer las contradicciones intestinas del capitalismo que genera hambreados y excluidos cuando las fuerzas productivas permitirían, bajo una planificación socialista y de los trabajadores, asistir a la existencia real del hambre cero a escala mundial.

En este punto cabe aclarar, una vez más, que ésta no es más que táctica defensiva y de resistencia hasta que se pueda subvertir y expropiar por completo el Estado y sus aparatos ideológicos pasando a constituirse como estado en manos de los trabajadores. Este es siempre el último y real objetivo de la lucha de clases, en la cual la educación y los sistemas pedagógicos cumplen un rol fundamental, aunque no sea ni el principal ni el más decisivo en la disputa. La educación por sí misma no puede transformar nuestra realidad social sino está ligada a una estrategia política que permita crear un partido revolucionario que presente una direccionalidad seria y efectiva para movilizar a las masas trabajadoras hacia la búsqueda y la lucha por su propia emancipación. Pese a lo antes dicho no se puede desconocer o negar que la educación es una herramienta fundamental en el ¨mientras tanto¨ más allá de sus limitaciones.

Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/Segunda-vuelta-Es-posible-desarrollar-una-pedagogia-liberadora-en-la-escuela-actual

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Historia panameña, ¿ciencia o ideología?

Por: Olmedo Beluche

En Panamá, al mes de noviembre se le conoce como el “mes de la Patria”, ya que en su transcurso se conmemoran multiplicidad de gritos independentistas, algunos verdaderos y otros supuestos, en diversos municipios. Produciéndose la ironía de que es el país que más independencias celebra, siendo uno de los más dependientes del imperialismo norteamercano en América Latina. Por supuesto, la ocasión es propicia para, además de festejar y cantar loores a la patria, reflexionar sobre nuestra historia nacional, a ver si alguna moraleja extraemos de ella que sea útil para el presente.

Desde el aparato del estado, entes gubernamentales, medios de comunicación e ideólogos de diversa calaña aprovechan la ocasión para repetir los consabidos mitos y falacias erigiendo estatuas de pulido bronce a los abuelos de la oligarquía istmeña y trastocando hechos. Esta labor es particularmente enjundiciosa en torno a la conmemoración del 3 de Noviembre de 1903, fecha en que se produjo la separación de Panamá de Colombia.

Es que cuesta trabajo presentar una intervención armada norteamericana y un acto de vil traición a la patria, panameña y colombiana, como si fuera un acto de heroica liberación. Por ello, los ideólogos de la burguesía panameña se esfuerzan por remozar y apuntalar el mito al que cada año le salen más grietas por donde se escapa la simple verdad del acontecimiento tan celosamente escondida a los ojos del pueblo.

Ya lo dijo Carlos Marx hace tiempo: “la ideología dominante es la ideología de la clase dominante”. Porque la ideología es tan o más efectiva que las armas para garantizar la dominación, la opresión y la explotación. Mientras un pueblo crea los cuentos de la clase dominante no hará falta reprimirlo para imponer el orden.

Lo que da grima es ver tanta gente seria, tanto historiador profesional y hasta autotitulados marxistas que, con toda candidez, repiten los cuentos de hadas que relata la oligarquía y sus amanuenses. Francamente asombra tanta ausencia de pensamiento crítico.

Una actitud crítica no requiere haberse leído los tres tomos de El Capital, ni hacer gárgaras con El Manifiesto Comunista. Basta con usar la lógica y preguntarse: ¿La historia que nos echan sobre el 3 de noviembre es cierta o es falsa? ¿Tiene sentido todo lo que se afirma? ¿Qué dicen los hechos?

La historia puede ser ideología o puede ser ciencia. Lo que distingue a la segunda de la primera son los hechos objetivos, es decir, lo que realmente pasó. Y los hechos están ahí a la vista del que quiera ver, en multiplicidad de libros de historiadores reputados, nacionales y extranjeros. Pero cierta izquierda inconsecuente prefiere quedarse en el marco de los prejuicios y hacerse eco del mito porque es más cómodo y así no se corre el riesgo de caer mal. Misma actitud que prevalece sobre el debate respecto a los derechos sexuales y reproductivos, en especial de las mujeres. Mejor seguir la corriente.

Cuando alguien saca a relucir los hechos bochornosos que rodearon la “indepencia” de Colombia, la primera tontería que suele responderse es que se trata de un “antipatriota” que no quiere a Panamá. Por esta vía resulta que quienes trabajaron para que Estados Unidos impusiera un canal controlado “como si fueran soberanos” son los patriotas, los próceres. Quien cuestione ese proceder es antipatria. Ya de salida los argumentos se mueven al terreno de los prejuicios y la actitud científica se esfumó.

De ahí deriva en que debemos llamar “independencia” al acontecimiento que convirtió a Panamá en un protectorado de Estados Unidos, logrado por la ocupación militar de facto del Istmo por miles de soldados yanquis y decenas de acorazados del Army Navy, que creo la Zona del Canal, que impuso nuestra versión de la Emienda Platt en el artículo 136 de la Constitución de 1904. Hecho en el que los actores centrales fueron los empleados de la transnacional imperialista Panama Rail Road Company y la Compañía Nueva del Canal (francesa) y su adminstrador en Nueva York, William N. Cromwell.

No hace falta el ingenio de Galileo Galilei para preguntar con suspicacia: ¿Si fuera cierto que la separación es un acto de liberación del pueblo panameño frente a la opresión colombiana, dónde están las luchas de liberación, las manifestaciones populares, las insurrecciones y las proclamas? ¿Los liberales de Victoriano y Belisario Porras? Victoriano peleaba por la tierra y los derechos de los indígenas, como consta en sus biografías. Y Belisario escribió como colombiano y contra la separación en La Venta del Istmo (mayo de 1903).

O, ¿el gobierno colombiano oprimía, “mantenía en el olvido” sólo al pueblo panameño, o también al cartagenero, antioqueño, tolimense y caucano? ¿Los comerciantes istmeños eran también oprimidos o participaban de ese gobierno? ¿No fueron Tomás Herrera y José D. Obaldía presidentes de Colombia? ¿Y Justo Arosemena, José A. Arango, Manuel Amador Guerrero y tantos otros senadores, funcionarios y ministros? ¿No eran corresponsables?

Es evidente que la “leyenda dorada” y la seudomarxista “versión ecléctica” pretenden exonerar a la oligarquía comercial panameña de los males que aquejaban a Colombia, convirtiéndolos en supuestos adalides de la “liberación nacional”. No se entiende como alguien que se llame marxista pueda defender una falacia tan evidente.

Los argumentos más sofisticados, llegados a este punto, se mueven al siglo XIX, para justificar los acontecimientos de 1903. La “prueba” serían las llamadas “actas separatistas” de 1826, 1830, 1831, 1840, el estado federal de 1855. Pero resulta que la interpretación de esos acontecimientos es fruto de una historia reescrita luego de 1903, para justificar la separación, y se ha hecho descontextualizando el conjunto de las circunstacias específicas que los rodearon y que afectaron a toda Colombia.

Labor de falseamiento e ideologización de la historia desembozadamente propuesto por Carlos Gasteazoro, padre de nuestra historiografía, en su presentación de la reedición del Compendio de Historia de Panamá, de Sosa y Arce, publicado por la Universidad de Panamá en los años 70. Asunto que ya hemos abordado en nuestro ensayo Estado, nación y clases sociales en Panamá (1997) y en el artículo El debate del Centenario, publicado por la Revista Lotería (2006), y que no vamos a repetir aquí.

La suma de toda la ignorancia posible la expresan quienes en una osadía sin parangón ni sonrojo, alegan que ya existía una “nación panameña” desde que Balboa descubrió el Mar del Sur, e incluso antes con nuestros pueblos originarios. ¿Nuestros indígenas eran “panameños”? ¿O eran ngabes, bugleres, kunas, cuevas, bokotas, bribri, etc.? ¿Balboa era panameño o era español?

Estos argumentos expresan una ignorancia tan supina que no merecen mayor demostración, cuando en este continente, pese a las ideas precursores como Miranda, la idea de la indepencia, es decir la ruptura de la nación hispanoamericana, no quedó sólidamente colocada sino hasta el fracaso de la Constitución de Cádiz en 1810. Y, aún después, le costó a los libertadores sumar a su proyecto nacional a las clases explotadas como indígenas y esclavos negros, quienes veían a la oligarquía criolla como enemiga fundamental y al rey español como aliado en la lucha por sus derechos.

Pero el paroxismo irracional, rayando en la xenofobia, llega cuando, acabados todos los argumentos, se dice que “bueno, pero los gringos nos hicieron un favor, porque si no estaríamos vueltos un desastre como lo es Colombia”. Y, sí, Colombia duele, y es lamentable la situación a la que ha sido conducido el hermano pueblo por una oligarquía antidemocrática y paramilitar. Pero esa no es la discusión.

Los crímenes de la burguesía colombiana contra su pueblo no justifican los crímenes de la burguesía panameña contra el suyo. Además, nadie ha propuesto volver a ser una provincia de Colombia. De lo que se trata es de reconocer a los enemigos de nuestros pueblos, colombiano y panameño: el imperialismo norteamericano y nuestras clases gobernantes. Y eso es lo que no quieren que sepa el pueblo y por eso usan la historia como ideología. Sólo sobre la base de esa verdad podremos luchar por una unidad continental con un fundamento más realista y efectivo que soñado por Bolívar al crear la Gran Colombia.

Finalmente, la verdadera dimensión del acontecimiento de noviembre de 1903 la da el hecho de que los siguientes 100 años de nuestra historia, el pueblo panameño tuvo que luchar contra las consecuencias del hecho: el Tratado Hay – Bunau Varilla y la presencia norteamericana en el canal. Esto es una verdad irrebatible.

En esa lucha contra el imperialismo norteamericano, y no contra Colombia, en la que generaciones panameñas forjaron con sangre de sus verdaderos héroes (en 1925,1947, 1964) se formó la nacionalidad panameña, resisitendo la asimilación y la aculturización anglosajona.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=218793&titular=historia-paname%F1a-%BFciencia-o-ideolog%EDa?-

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Los falsos polos de la moral

Por: Carolina Vásquez Araya

Las condiciones de confinamiento en el Centro Juvenil de Privación de Libertad para Varones, Etapa 2 en San José Pinula, Guatemala, descritas la semana pasada por la jueza Verónica Galicia, son indignantes. Adolescentes confinados en espacios mínimos como si fueran celdas de castigo, drenajes colapsados, escasez de agua, promiscuidad; en fin, un escenario digno de película de horror constituye la vida de estos jóvenes en conflicto con la ley.

En cierto modo, este trato degradante responde muy bien a la actitud general que condena a niñas, niños y adolescentes de escasos recursos a soportar toda clase de abusos y violación de todos sus derechos. A tal extremo llega la insensibilidad colectiva que incluso hay quienes se atreven a expresar públicamente su deseo de exterminar a estos grupos de niños y jóvenes para “sanear” a la comunidad.

Ese es uno de los rasgos más evidentes del deterioro moral en un país sin rumbo político, hundido en la corrupción, cargado de odios y resentimientos cruzados entre etnias, estratos sociales y el agravante de un premeditado abandono por parte del Estado en temas de un enorme potencial constructivo, como son la educación y la cultura. Esto, porque una sociedad educada e informada es una amenaza para los grupos de poder.

Curioso eso de la moral. Una sociedad dividida en buenos y malos sin mayores consideraciones sobre las causas que han llevado a una importante parte de la población a violar la ley. ¿Qué sucede en ese segmento mayoritariamente compuesto por jóvenes empujados por el abandono, la falta de establecimientos educativos dignos, la ausencia de políticas públicas diseñadas específicamente para atender como corresponde a esta parte de la ciudadanía? ¿En dónde está la presencia del Estado como ente rector para garantizarles la vida, la libertad, la justicia, la paz y el desarrollo integral, como lo manda la Constitución en su primer capítulo?

El Centro en referencia ha sido cerrado temporalmente con acertado criterio por la jueza Galicia, con la finalidad de remodelarlo y darle las condiciones adecuadas a sus funciones. Pero eso no resuelve todo. También están los “Hogares Seguros” bajo la supervisión del Estado, en donde se supone se refugia a niñas, niños y adolescentes sin deudas con la ley, sino vulnerados en sus derechos.

Desde uno de estos hogares ha desaparecido un centenar de niñas, hecho deslizado sin mayor impacto a través de las redes sociales y las páginas de los medios. Quizá porque estas niñas no son “buenas” desde la perspectiva de una sociedad indiferente a su suerte. Ellas no pertenecen a la sociedad. Para quienes las perciben como una amenaza potencial, son “prescindibles”. Entonces, para ellas no hay voces elevándose en protesta por su vida de miseria y agresiones. Para ellas, en realidad, el futuro es un espacio en blanco el cual quizá nunca alcancen a disfrutar.

Pero entonces ¿quiénes gobernarán cuando las generaciones actuales se retiren? ¿Quiénes llevarán con su productividad el peso de la carga que representan las generaciones pasivas? No parece ser una preocupación –dejando de lado los sentimientos y las consideraciones puramente humanas- el hecho de estar deslizándose hacia una situación de desequilibrio económico y social de enormes proporciones, próxima a reventar mientras quienes dirigen los destinos se ocupan de competir entre pares para monopolizar el poder.

Esta juventud abandonada es el futuro de la nación, les guste o no. Para ellos la prioridad es sobrevivir en un contexto que les resulta tan ajeno como indiferente. Mientras, se les exije una conducta moral que sus mayores no poseen.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=218668&titular=los-falsos-polos-de-la-moral-

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