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Las pruebas estandarizadas, otro mito del proceso de la reforma educativa.

Por: Dario Balvidares.

Hace muchos años que venimos analizando las políticas que se van implementando con la llamada reforma educativa, y hemos visto, dicho y caracterizado el sesgo privatizador del proceso, por lo menos en dos sentidos. Uno, el negocio con la educación que realizan las corporaciones empresariales, vía fundaciones. Dos, el control de las políticas educativas a través de ong,s y universidades privadas que responden al mandato corporativo y, por supuesto, participan de las ganancias del proceso de reforma.

Hemos señalado el debilitamiento, cada vez más intenso en lo que respecta al universo público de la educación, producto de las “recomendaciones” realizadas por los organismos internacionales y sus informes producidos por sus teóricos y técnicos desde hace más de 25 años.

De hecho el proceso de reforma es la reforma. Infinitas “capacitaciones” a docentes, a directivos, pruebas estandarizadas, ya aplicadas a docentes en México y Chile para medir el desempeño y precarizar aún más su trabajo o sacarlo del sistema. Los salarios docentes atados a incentivos que tienen que ver con las capacitaciones y, por supuesto, la productividad, a estándares de calidad jamás explicados y mucho menos argumentados.

Un breve paseo por la desertificación discursiva que aparece en algunos textos en la página del Ministerio de Educación de Chile da cuenta de los estatutos de presión que recae sobre los docentes desde el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP)

“El objetivo del Sistema de Desarrollo Profesional Docente es reconocer que la docencia es una profesión y un ejercicio complejo, y por lo tanto requiere de apoyos situados y pertinentes a cada realidad. Para esto crea dos derechos: a la inducción en los primeros años de ejercicio y a la formación continua a lo largo de toda la vida profesional, de manera situada en la escuela”, destacó el director del CPEIP, profesor Jaime Veas. (…) El director del CPEIP destacó todo el trabajo que se está realizando en este ámbito, que también contempla la elaboración de estándares disciplinarios y pedagógicos para la Formación Inicial Docente (FID), los cuales se vincularán con las evaluaciones diagnósticas y a su vez con el Marco para la Buena Enseñanza (MBE), el cual se encuentra en proceso de actualización. Ambos instrumentos deberán estar aprobados por el Consejo Nacional de Educación (CNED) en un plazo de dos años.

“La Ley 20.903 aborda múltiples dimensiones, desde la formación inicial docente en adelante” señaló el profesor Veas, quien destacó que cada seis años la implementación de este sistema debe ser evaluada por un organismo internacional; “esta ley tiene alojada en su interior la lógica de la mejora continua”, indicó.

“En promedio, remuneraciones aumentarán en 30% para las educadoras y profesores que ingresen al Sistema de Desarrollo Profesional, pudiendo incluso llegar a duplicar sueldos actuales de acuerdo al tramo de desarrollo alcanzado.

“Además de apoyo formativo preferencial, se crea una asignación que permitirá aumentar hasta en cerca de $300 mil las remuneraciones de los profesores que hayan alcanzado los más altos niveles de desarrollo dentro de la carrera y que trabajen en establecimientos de alta concentración de alumnos prioritarios.”1

Esta lógica de premios y castigos que desde los inicios de la reforma funciona como herramienta de presión en múltiples sentidos afectando directamente la subjetividad, se perfecciona tras la máscara de la profesionalización. El ejemplo de Chile y la promoción de su sistema de profesionalización muestra como “derechos” lo que en realidad son obligaciones, esta es una práctica discursiva muy generalizada en los documentos de la reforma: la carnavalización, el disfraz. Presentar una obligación como si fuera un derecho.

Por supuesto que esos “derechos” luego serán medidos por “estándares disciplinarios y pedagógicos”, “evaluaciones diagnósticas” y el monitoreo al funcionamiento: “la evaluación del sistema a cargo de un organismo internacional”. Aunque ya sabemos que si el monitoreo internacional es negativo, también los resultados recaerán sobre los docentes.

Los últimos dos textos privilegian los “incentivos” y como no puede ser de otra manera el ranking.

El proceso de reforma educativa no es más, ni es menos, que la expresión de una reforma económica que instala a la educación como mercancía dentro del mercado global; esta mercancía está valuada en miles de millones de dólares como ya lo hemos descripto y analizado en otros trabajos.

El eslogan constante de la “crisis educativa”, repetido hasta el hartazgo, nos lleva a pensar, en una primera aproximación, que los que impulsan el proceso de reforma, por lo menos desde la firma del documento de Jomtien, Tailandia, “Educación para Todos”, han fracasado en su intento de hacer una educación de “calidad”, sin embargo, contrariamente, insisten en seguir aplicando las mismas herramientas y las mismas recetas, que utilizando su propios calificativos, devienen obsoletas.

Tal vez hemos llegado al momento en que las estrategias, las herramientas y las “recomendaciones” del proceso de reforma educativa de fracaso en fracaso, para lograr sus objetivos, hayan devenido obsoletos.

Tal vez hayan sido obsoletos desde su propio nacimiento, tal vez sea porque no se trataba de una transformación en la educación, que probablemente necesitaba de adecuaciones, pero pedagógicas, didácticas, de contenidos; pero bajo la máscara de las sustituciones en los diseños curriculares, los contenidos se diluyeron. La celebrada educación por competencias sustituyó la educación en saberes (que, seguramente, deberían ser revisados).

No se recurrió a la potencia de los maestros y profesores, no. Muy por el contrario se los destrató, se los calificó de poco “motivados” y poco “capacitados”, se les puso el estigma de ser los responsables de la “crisis” y de los “malos” resultados del “avance” del proceso de reforma. También, hoy continúa ese discurso agresivo de la “resistencia al cambio”.

Los estudiantes, críticos del proceso reformista, se manifestaron en muchas oportunidades y lo siguen haciendo, enfrentando desde los dispositivos represivos (Chile), hasta las desapariciones de Ayotzinapa, así como los docentes asesinados, víctimas de la represión estatal (México).

Todo en un solo ademán de la mirada economicista de la educación.

Al principio de este artículo, hablamos del sesgo privatizador del proceso de reforma en dos sentidos que se complementan: negocio y control.

Brevemente, todo discurso sobre educación hace foco en la cuestión de la calidad, curiosamente, nunca se conceptualizó calidad: ¿qué es la calidad en educación para los reformadores?

Entonces, la calidad es algo medible por las pruebas estandarizadas, los resultados que supuestamente permitirían monitorear y producir políticas. Y qué políticas fueron las que darían más “calidad” al sistema: 180 (o más) días de clase; promocionar más la jornada extendida para que los estudiantes estén más tiempo en la escuela (y la entrada sesgada de fundaciones y ong’s en las escuelas gracias a la extensión); monitoreo sobre la gestión de los equipos directivos, capacitación permanente y descentralización pero con centralización de las pruebas estandarizadas, nacionales e internacionales.

Para este proceso de reforma la calidad de la educación es el resultado de las pruebas (por supuesto que, además, es un negocio millonario). Pero ese modelo sigue desde hace años mostrando decadencia o, en el mejor de los casos estancamiento tanto para los países de la región como para los Estados Unidos.

Simplemente y como anécdota, Finlandia ha sido puesto como faro por sus resultados en las pruebas internacionales PISA, lo curioso es que después de haber sido el primero en 2000, 2003, 2006, los países asiáticos hoy lideran el ranking del Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA). Esta prueba establecida por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es uno de los instrumentos centrales del proceso de reforma educativa.

En sintonía, también existe la rankeadora de universidades, la corporación QS que según sus propias mediciones establece cuáles son las universidades a nivel mundial de mayor calidad, sin distinción entre públicas y privadas, por supuesto que en los primeros puestos aparecen las de Estados Unidos y se alternan con algunas del Reino Unido (también depende de lo que pagan por este servicio).

Hablando de ranking, para Estados Unidos los resultados de las pruebas PISA 2012 fueron Matemáticas, puesto 36; Ciencias, 28 y Habilidad Lectora, 24. Aquí vale una pregunta: ¿Es creíble que sus universidades sean las de mayor calidad en el mundo? ¿O hubo fallas en las mediciones? ¿O todavía no sabemos que es calidad? ¿O algunos de los rankings mienten?

Es necesario hacer una cita de autoridad, en este punto, sobre las evaluaciones estandarizadas. Robert Glaser, sicólogo estadunidense, uno de los creadores de las pruebas estandarizadas, afirmó que “éstas no miden lo que los alumnos saben, sino la capacidad de recordar procedimientos, o reconocer un resultado cuando se les presentan opciones múltiples”2. No hay demasiado para agregar. Sólo resaltar lo que dijo uno de sus creadores: “estas (las pruebas estandarizadas) no miden lo que los alumnos saben”

Sin embargo, continúan siendo los vectores de la reforma, pero lo que hay que señalar ahora es que estamos frente a políticas que tienen que ver con la reforma de gestión pero difícilmente con la educación.

Políticas que no se cuestionan el sistema, sino que son instrumentos de presión sobre el último eslabón del sistema, la escuela.

Políticas de gestión y medición que ya deberían haberse desechado por ineficaces para la educación. Sólo eficientes para los intereses de los reformadores: políticos, funcionarios y sindicalistas que desde los comienzos del proceso de reforma le entregaron la educación a los economistas instrumentales del mercado, que intentan convertir la educación en una disciplina del pragmatismo al servicio de la corporación empresarial para optimizar ganancias y aumentarlas aún más con la educación como mercancía.

Así que para finalizar, podemos arriesgar, sin temor a equivocarnos que el Operativo Aprender 16 es otro instrumento fallido para la educación, más allá de los resultados que arroje, sólo será otro instrumento más de presión para los fines reformistas, pero no para educación.

Para pensar la educación están, la filosofía, la pedagogía, la psicología y la sociología, apoyándose en la historia y en la antropología; por fuera de los enfoques instrumentales y de las evaluaciones estandarizadas. Pensar la educación desde el enfoque economicista-corporativo es, de alguna manera, incluirla entre las políticas extractivas, una especie de monsantización, de monocultivo desertificante. El monoaprendizaje que incluye los resultados, como el paquete de semillas transgénicas que incluye el letal químico que desertifica e impermeabiliza la tierra, le extrae la actualización de sus nutrientes con su producción sistémica; será la instrucción del futuro, pero no la educación que necesitamos para transformar el mundo.

Los tiempos del pensamiento no son los tiempos de la transacción, los tiempos de la pedagogía no son los tiempos de la estandarización evaluatoria.

Habrá colecciones de “instruidos” que estarán en estado de capacitación permanente para seguir siendo utilizados como recurso humano de un mundo que no diseñaron, y mucho menos pensaron. Como en las pruebas estandarizadas, más específicamente en el Operativo Aprender 16, donde los docentes son “aplicadores” y los directivos, “verificadores” de un instrumento que ni pensaron, ni diseñaron y lo peor, que además es tan secreto como el contrato entre YPF y la transnacional Chevron.

El extractivismo educativo llegó de la mano de la reforma. Muchos pensamos que otro mundo mejor no sólo es posible, sino necesario, pero para ello necesitamos de la educación en sentido social, no instrucción instrumental.

En Argentina a mediados del siglo XIX se había instalado la polémica que proponía la instrucción para las clases más humildes y la educación para las élites adineradas, modelo conceptual que sobrevive en la estructura educativa, y que es preciso superar porque en el pensamiento de la reforma está su profundización.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216473

Imagen: http://archivo.estepais.com/site/wp-content/uploads/2013/09/fernandez-a-269.jpg

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La locomotora chiapaneca

Por. Luis Hernández Navarro
El gobierno federal abortó la posibilidad de que los maestros de Chiapas regresaran a clases. A los pocos días de hacer una oferta para congelar la aplicación de la reforma educativa en la entidad, reculó. Tanto el subsecretario de Gobernación, Luis Enrique Miranda, como el de Educación Pública, Aurelio Nuño, negaron en público lo que la administración de Enrique Peña Nieto ofreció en privado desde días antes.

La reunión donde se formuló la propuesta gubernamental se efectuó en la Ciudad de México el 31 de agosto. Participó en ella una comisión de 15 dirigentes sindicales de las secciones 7 y 40 de Chiapas. Luis Enrique Miranda asistió con la representación del gobierno federal. Estuvieron presentes el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco; el presidente del consejo de Chiapas, Eduardo Ramírez, y Roberto Rubio, secretario técnico del Gobierno de esa entidad.

Allí, el subsecretario Miranda ofreció verbalmente –advirtiendo que no lo iba a hacer por escrito– congelar la reforma educativa en Chiapas hasta el fin del sexenio. La reforma va porque va –dijo–, pero yo me comprometo –y tengo la facultad, la disposición del Presidente de la República– para que en Chiapas no pase. Prometió respetar la bilateralidad en las relaciones laborales, conservar la cadena de cambios, los ascensos, las permutas, conciliar 2 mil 700 plazas y pagar salarios retenidos.

El movimiento magisterial acordó consultar esta propuesta a sus bases para definir si se la aceptaba y, en caso de que así fuera, retornar a las aulas. La decisión quedó en manos de todos y cada uno de los maestros y no de los dirigentes. Sin embargo, en plena consulta, tanto el subsecretario Miranda como Aurelio Nuño negaron públicamente el ofrecimiento federal. Más aún, altanero y provocador, el secretario de Educación anunció el despido de miles de maestros.

Ante la trampa gubernamental, la sección 7 suspendió la auscultación.Lo que ofreció Miranda no lo hizo como persona, lo ofreció como institución y tuvo que consultar con Osorio Chong y él con Peña Nieto, así que no se hagan tontos. La consulta queda anulada porque las bases entienden que el gobierno no ofrece nada y este movimiento tan grande no se hizo para irse sin nada, afirmaron en conferencia de prensa voceros de la CNTE. El acuerdo de los profesores es que en Chiapas el paro se mantiene y la protesta se intensifica, ocupando el palacio de gobierno y el Congreso estatal.

El magisterio chiapaneco cuenta con la unidad, organización y disciplina para sostener el paro indefinido. Desde que comenzó la suspensión de labores el pasado 15 de mayo, el movimiento ha resistido todo: represión policial abierta, el encarcelamiento en el penal de alta seguridad de Nayarit de 18 maestros de base acusados de terrorismo, el asesinato del profesor David Gemayel Ruiz, campañas de estigmatización, despidos y retención de salarios.

La actual jornada de lucha por la abrogación de la reforma educativa fue anticipada por otra efectuada en 2013. Hace poco menos de dos años, los maestros chiapanecos realizaron un exitoso paro de 87 días, que comenzó el 1º de septiembre de 2013 y terminó el 20 de noviembre. La protesta fue masiva. Según José Luis Escobar Pérez, aunque las autoridades amenazaron como ahora lo hacen, con cesarnos y sancionarnos administrativamente en nuestra contra, no pudieron hacerlo. La movilización culminó con la firma de una minuta que garantizó sus derechos y el carácter bilateral del sindicato.

La CNTE nació en diciembre de 1979 en Chiapas. No fue casualidad que se fundara en aquellas tierras. Los maestros de ese estado, junto a los de Tabasco, efectuaron un paro indefinido en mayo de ese año. Desde entonces han desempeñado un papel central en la movilización por la independencia y democracia gremial.

La actual dirección de la sección 7, en parte proveniente de la experiencia formativa de la normal rural de Mactumatzá, es heredera de lo mejor de esa tradición de lucha iniciada en 1979. Apenas en julio de 2013 lo­gró recuperar la conducción del sindicato, en manos del charrismo desde 2008, cuando Elba Esther Gordillo impuso al frente de ella a Rosendo Galíndez (http://goo.gl/KphmMH), un antiguo integrante de la CNTE a quien ella cooptó.

Un papel central en la forja de la combatividad actual fueron las protestas contra la evaluación punitiva del 8, 9 y 10 de diciembre de 2015. El gobierno sabía que si lograba imponer esa evaluación en Chiapas, donde había un rechazo total, era seguro que la reforma avanzaría como aplanadora.Nosotros entendíamos bien eso. Y por eso decidimos que las evaluaciones no pasarían, narra José Luis Escobar. Nos la adelantaron. Y al cuarto para las 12 convocamos a nuestras bases a llegar a la capital para detenerla. Nos fuimos a Llano San Juan. Éramos más de 100 mil almas. Allí hubo un enfrentamiento con la Policía Federal (que iba armada), en el cual fue asesinado el compañero David Gemayel Ruiz.

La nueva etapa de lucha, iniciada hace casi cuatro meses, ha tenido momentos muy dramáticos. El 15 de mayo se instaló un campamento magisterial en el centro de Tuxtla Gutiérrez. El gobierno respondió amagando con desalojarlo y con vuelos rasantes de helicópteros. Pero gracias a la sociedad civil, que salió a las calles para manifestarse, esas amenazas se suspendieron. Irónicamente, en lugar de que la represión haya debilitado al movimiento, lo ha fortalecido.

Los choques con la policía han sido muy duros. El pueblo ha salido a las calles a defender a los maestros. No son acciones programadas. Son expresiones de descontento espontáneas, nacidas del coraje de ver que un grupo de policías hace uso indiscriminado de la violencia. El 25 de marzo, en Chiapa de Corzo, la población indignada corrió a la Policía Federal de la ciudad. A raíz de ese ejemplo, los padres de familia de las colonias populares de Tuxtla Gutiérrez se armaron de valor y dieron un ultimátum a los federales para que se fueran.

Si en algún lugar la protesta de los maestros se ha convertido en un verdadero movimiento popular es en Chiapas. El gobierno debió pensarlo antes de maniobrar tan burdamente como lo hizo. La locomotora magisterial chiapaneca contra la reforma educativa no se detiene. Tampoco se descarrila.

Twitter: @lhan55

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/09/13/politica/017a2pol?partner=rss

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Un gobierno que no entiende

Por: Enrique Calderón Alzati

Escasamente, una semana después de que el presidente Peña Nieto indicaba públicamente su desconcierto ante la pérdida de las elecciones en siete de los 12 estados donde se celebraron elecciones, expresando la necesidad de analizar las causas del claro rechazo hacia su gobierno, se vio obligado a extender sus condolencias protocolarias por las muertes de las víctimas, cuyo único responsable es él mismo, condolencias que, al igual que su preocupación por la derrota electoral, muestran su incapacidad de entender al país que ha pretendido gobernar por tres años, sin más logros que el rechazo del pueblo por su autoritarismo y violencia, conocidos desde que mandaba golpear a los campesinos de Atenco, escudado como ahora en el cumplimiento de la ley. ¿Cómo fue que pudo ganar los comicios en 2012? Pareciera que esto tampoco lo entiende, o quizá lo haya olvidado.

Seguramente su incapacidad se origina en su deficiencia escolar, propia de las escuelas exclusivas para niños bien, donde nunca pudo conocer las diferentes condiciones en que viven los niños de México, desconocimiento que se ha transformado en una conducta de desprecio hacia las personas que son diferentes a su contexto social, a las que suelen referirse como proles.

Este es uno de los más graves problemas que hoy enfrenta el pueblo de México, al tener un gobierno que lo desconoce, lo desprecia y no tiene ni siente compromiso alguno con él, el país y sus leyes; si a ello agregamos las deficiencias mostradas en su educación, ¿qué podemos esperar? Mucho me gustaría estar equivocado y creer que la sangre derramada por las víctimas de Nochixtlán dará lugar a un diálogo que pueda finalmente resolver las diferencias y abrir el camino para asegurar el futuro de la educación pública y la mejora del desempeño de los niños y jóvenes que representan el futuro de la nación, objetivo central de quienes han dedicado sus vidas a la educación y se enfrentan a la realidad que viven las escuelas y las familias mexicanas; sin embargo, no debiéramos descartar una nueva estrategia del gobierno, orientada a desgastar a los maestros.

Por ello, no podemos ni debemos hacer a un lado la convicción de que los cruentos hechos de Iguala, la desaparición forzada de los estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa, los recortes permanentes a la educación pública, particularmente a la educación normal, son parte de una ofensiva autoritaria y torpe del actual gobierno, cuyo objeto es privatizar la educación y ponerla al servicio de los grandes capitales financieros. Nuestro país necesita de un gobierno fuerte, capaz de conducir a la nación a superar la crisis permanente de desempleo, pobreza, inseguridad e impunidad a que nos han llevado los gobiernos de los pasados 30 años; hoy es claro que el actual es un nuevo eslabón de esa misma cadena que nos ha conducido a la pérdida de soberanía, y que además ha perdido toda legitimidad si es que alguna vez la tuvo. ¿Cómo reparará el Presidente su imagen dañada por la estela de corrupción de su gobierno, a la que se agrega hoy la tragedia causada por su incapacidad de entender las consecuencias de su soberbia y la del inepto secretario por él nombrado?.

La actual parálisis de la Secretaría de Educación Pública, encargada de garantizar la formación de los niños y jóvenes de todo el país, de convocar a los maestros a prepararse y a preparar sus clases, a atender a sus estudiantes y de manera particular a los que presentan deficiencias, con objeto de mejorar el desempeño de cada estudiante, constituye una situación inédita en la historia moderna de México, a la cual se ha llegado ante el empecinamiento de obligar a los maestros a someterse a evaluaciones que son ajenas a sus tareas cotidianas y a sus condiciones de trabajo, logrando con ello la indignación de algunos, el enojo de muchos y el miedo de la mayoría, que se ha visto obligada a desatender sus tareas ante la amenaza real de ver terminada su carrera, al no poder contestar adecuadamente un cuestionario sobre temas ajenos a buena parte de su labor de maestros.

¿Cuál es la razón de todo esto? ¿En verdad las autoridades educativas pretenden que la enseñanza mejore imponiendo a los maestros esas evaluaciones? ¿Habrá algún funcionario del gobierno que se digne a explicarnos cómo y por qué mejorará la preparación de los estudiantes con las evaluaciones a los docentes sin recurrir a la magia china, a la que parecen ser adeptos? Por todo esto, el papel de los padres de familia, estudiantes, académicos, trabajadores y la sociedad civil toda está siendo y habrá de ser decisivo en esta lucha contra el mal gobierno, dando su apoyo a los maestros y a la CNTE para defender la educación pública como un derecho social establecido en la Constitución de 1917, no sólo en Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán, sino en el país entero. Aplaudimos la decisión de Andrés Manuel López Obrador de convocar a la marcha del próximo domingo, refrendando el apoyo nacional de su partido, ofrecido a los maestros, en repuesta al autoritarismo que parece ser la única herramienta que le va al grupo gobernante.

Durante el Congreso Nacional de Escuelas Normales que se realiza en la Benemérita Escuela Normal veracruzana en estos días, bajo el lema El futuro de la educación pública, se han planteado y discutido propuestas para mejorar la formación y actualización de los maestros, para incidir en el desempeño de los estudiantes, con el propósito de realizar las tareas que la Secretaría de Educación ha sido incapaz de incluir en su supuesta reforma, con lo que es el magisterio el que toma ahora el liderazgo mismo de la educación nacional.

Contribuyendo a esta lucha de los maestros, me permito informar aquí el lanzamiento de la nueva Consulta Nacional que convoca nuestro diario La Jornada sobre la problemática educativa que sacude al país, con objeto de dar a conocer la opinión y participación de la sociedad civil, en torno a esta lucha decisiva para el futuros de la educación pública, invitando a nuestros lectores a manifestar su opinión libre conectándose a la página consultas.jornada.com.mx

Fuente noticia: http://www.jornada.unam.mx/2016/06/25/opinion/017a2pol

Fuente imagen: http://formato7.com/wp-content/uploads/2016/07/enrique-pena-nieto-mexico-gobierno.jpg

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Conocé el Plan Nacional para cambiar la educación en Argentina

Argentina/10 septiembre de 2016/Autor: MOZ/ Fuente: http://www.mdzol.com/

El Plan Nacional «Argentina Enseña y Aprende», fue consensuado con todas las provincias y abarcará desde 2016 hasta 2021.

En el marco de la última reunión del Consejo Federal de Educación celebrado en la provincia de San Luis, el ministro de Educación y Deportes de la Nación, Esteban Bullrich, y los titulares de las carteras educativas de las 24 jurisdicciones del país acordaron el Plan Estratégico Nacional 2016-2021 «Argentina Enseña y Aprende», que fija los ejes de una política educativa inclusiva y de calidad para el período 2016-2021.

El principal objetivo del plan es lograr una educación de calidad que le brinde a todos los niños, jóvenes y adultos los saberes y capacidades fundamentales para su desarrollo integral, en condiciones de igualdad y respeto por la diversidad.

Para alcanzar esa meta, el Plan prevé un esquema de trabajo organizado en cuatro ejes:

1-Aprendizajes de saberes y capacidades fundamentales: abarca todas las políticas de ingreso, permanencia, aprendizaje de calidad y egreso de los estudiantes.

2-Formación docente, desarrollo profesional y enseñanza: incluye las políticas vinculadas a la formación inicial y continua, las condiciones para el el desarrollo profesional docente y la mejora de la enseñanza.

3-Planificación y gestión educativa: contiene todas las acciones de fortalecimiento de los procesos de diseño, implementación y evaluación de la política educativa en los ámbitos nacional, provincial y escolar.

4-Comunidad Educativa integrada, proponiendo un nuevo compromiso por la educación que renueve las motivaciones y profundice los esfuerzos de la sociedad para alcanzar una educación de calidad en todo el país.

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A su vez, se definió que cada uno de esos ejes contemple de manera transversal acciones de Evaluación e Información, Políticas deigualdad de oportunidades y acceso al conocimiento, y propuestas pedagógicas basadas en la Innovación y Tecnología.

La construcción del Plan Estratégico Nacional «Argentina Enseña y Aprende» es producto de una tarea colaborativa que se realizó durante todo el primer semestre de este año, con la articulación de todas las áreas del Ministerio de Educación y Deportes de la Nación, las provincias y la Ciudad de Buenos Aires, en diversas instancias de diálogo e intercambio.

Finalmente, la cartera educativa nacional firmará un convenio de compromiso con cada provincia y la Ciudad con metas educativas al 2018 y 2021. Así, en función del seguimiento de estas metas, se monitoreará el cumplimiento de los objetivos nacionales del Plan.

Fuente de la Noticia:

http://www.mdzol.com/nota/693301-conoce-el-plan-nacional-para-cambiar-la-educacion-en-argentina/

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Los Maestros y la lucha política en México

Poco a poco y con enormes esfuerzos, serios golpes, dificultades internas y varios errores sobre los que reflexionar, los maestros disidentes han logrado abrir camino a su rebelión contra la reforma impulsada por el gobierno de Peña Nieto y ser oídos en buena medida por una sociedad que había sido capturada por el discurso empresarial que difunden persistentemente los medios de comunicación. Han ido, en efecto, ganando terreno, desmontando mentiras, resistiendo el encarcelamiento de algunos de sus dirigentes y los asesinatos y la violencia sufrida durante las protestas.

En unas cuantas semanas de intensa movilización, los mentores lograron que las ideas-fuerza del gobierno peñista, la cuales propagaban el discurso doble de que la reforma acabaría con los “privilegios” de sectores de maestros al imponer la llave maestra de la “evaluación” de los docentes para alcanzar la “calidad” educativa, se desgastaran y, hasta cierto punto, dejaran de tener sentido. La batalla, no obstante, no está aún ganada, y todo augura que el proceso será largo.

En el transcurso, el movimiento protagonizado por los maestros ha producido ya, particularmente en los últimos meses, un conocimiento que vale la pena recuperar y analizar. En realidad, todo auténtico movimiento permite ver aspectos de la realidad que permanecen ocultos o ignorados hasta el momento mismo de la acción colectiva. En ese sentido, con frecuencia se repite que dejan valiosas experiencias. Pero, adicionalmente, este movimiento se produjo en momentos de particular desgaste de las fuerzas políticas del país y en medio de un escandaloso deterioro social marcado por la violencia y una crisis económica no declarada, todo lo cual le imprime una dimensión que es necesario examinar.

Un gremio clave

Ciertamente, una de las cualidades del gremio educativo es estar en todas partes, desde el rincón más alejado y agreste del país hasta el barrio más céntrico de cada ciudad. Como conjunto, sólo a los maestros les es dado este don de ubicuidad. Los curas, los policías y, si hay suerte, los médicos llegan donde sea (al menos como posibilidad), pero no hay tantos para estar en todas partes. En México hay casi 1.5 millones de maestros de todos los niveles escolares, distribuidos en poco menos de 250 mil escuelas, que atienden a un aproximado de 30 millones de niños y jóvenes. Es esto lo primero que hace peligrosos a los maestros y por lo que se les intenta tener siempre bajo control.

Todo poder estatal interviene, de una manera u otra, en esa formidable herramienta de estructuración social que es la escuela. Pero un Estado interventor y autoritario como el que ha sufrido México a lo largo de su historia, y especialmente el emanado de la contienda revolucionaria de principios del siglo pasado, consideró como una de sus prioridades el control del sistema educativo y la sujeción de sus actores como extraordinario medio de consolidación y proyección estatales. No hay que olvidar, como señala Raymond Williams, que “Las instituciones educativas suelen ser los principales agentes transmisores de una cultura dominante efectiva, implicando actualmente una importante actividad económica y cultural; y ciertamente es ambas cosas en el mismo momento.”1

En México, los trabajadores de la ciudad y el campo fueron incorporados a través del partido oficial y de un conjunto de instrumentos de control político a la estructura misma del Estado, impidiendo por diversos medios (concesiones, corrupción y represión combinadas) toda forma de organización y actuación autónomas e independientes. El gremio magisterial fue particularmente disputado, pues la nueva burocracia estatal confiaba, además, en que podría cumplir un relevante papel en la edificación del país posrevolucionario que comandaba, de manera que el gremio desempeñó siempre un papel destacado en el marco del corporativismo mexicano.

La resistencia de segmentos de los maestros a tales pretensiones viene, por tanto, de muy lejos. La lucha magisterial por mejorar sus condiciones de trabajo y salariales, así como las batallas por alcanzar la autonomía y la democracia de su organización sindical, ha sido una constante. Tras haber sido un pilar de las reformas cardenistas de finales de la década de 1930, los maestros fueron severamente golpeados y su organización cayó en manos de líderes charros, sostenidos por el poder estatal quienes, a cambio de la posibilidad de agenciarse jugosos negocios, han estado al servicio del priismo para coartar la acción magisterial, corromper a parte de sus agremiados y entregar (o negociar) su apoyo al gobierno en turno.

No obstante, someter a los maestros no ha sido fácil, y la segunda mitad del siglo xx da plena cuenta de las múltiples luchas, sección por sección del sindicato, de quienes han buscado incansablemente liberarse de ese yugo y defender las condiciones laborales del magisterio. Recordamos a Othón Salazar y al movimiento impulsado por él como parte ejemplar de esas batallas, sin las cuales sería difícil comprender la enjundia y determinación de los maestros que hoy luchan en muchas partes del país.

A golpes y con toda clase de triquiñuelas, los líderes abyectos han logrado mantener hasta ahora el control de la dirección nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y de la mayoría de las secciones estatales, pero no han podido evitar que en varios estados y en buena parte de la capital del país triunfase la disidencia respecto al oficialismo.

Aunque la fuerza principal de los maestros independientes ha estado históricamente en Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Chiapas, ahora los contingentes opuestos a la reforma peñista han ido en consistente aumento, produciéndose movilizaciones de profesores en lugares donde el priismo los tenía bajo riguroso y añejo control. Frente a la nueva ofensiva gubernamental, el proceso ha sido lento y dificultoso, pero durante los últimos tres años las razones de la protesta se han discutido de manera incansable escuela por escuela con los mentores no involucrados y con los padres de familia. Ese debate ha llegado a las comunidades y los pueblos, a las casas pobres que dan particular valor al trabajo de sus maestros, ampliando la base social que apoya la lucha magisterial, formando en entidades como Chiapas y Oaxaca un movimiento popular de profundo alcance.

Y es que, sin duda, la torpeza gubernamental ha sido acicate fundamental y alimento cotidiano de este movimiento, pues lleva a cabo en forma despótica –apostando al uso de la violencia estatal y al control corporativo– el proceso de evaluación que evidencia sus inconsistencias y pende como amenaza para miles de maestros que han perdido o podrán perder el empleo. Pero también se han conjugado las luchas pasadas cuyas razones persisten, el malestar que recorre el país, el hartazgo y la determinación que empiezan a dar forma a una voz popular que, articulada por la lucha magisterial, va más allá de sus importantes reivindicaciones y perfila programa, organización y medios de lucha que repercutirán en el futuro próximo.

Este hecho plantea al magisterio un reto mayúsculo que implica a su fuerza y experiencia políticas. Hasta ahora han pesado la dinámica gremial y las demandas del ámbito laboral que el gobierno ha atropellado, pero la crisis evidente de la educación entretejida con la situación deplorable del país pone en otra tesitura a los maestros.

Esto quizás explica que el poder del Estado haya echado mano de su viejo arsenal, que combina la negociación con la amenaza y la represión brutal para intentar detener las protestas y sacar adelante su proyecto.

Lo desnudado por la lucha magisterial

En México se habla desde hace tiempo de cambios que supuestamente han permitido dejar atrás el régimen político de partido de Estado; incluso, algunos han llegado a la impostura de considerar que ha habido una transición democrática. Pero durante el movimiento de los maestros se han hecho evidentes no sólo la persitencia del régimen autoritario, que sigue luciendo sus lados más dañinos, sino las rearticulaciones del sistema de partidos de Estado que validó las reformas de Peña.

Por un lado, debe reconocerse que la tranquilidad o el cinismo con que el gobierno peñista enfrenta las atrocidades cometidas da cuenta de los asideros que le restan aún. Para muestra, señalemos la actitud de todos los gobernadores (formalmente de filiación política distinta) y, en particular, la complicidad con que ha actuado Miguel Ángel Mancera en la Ciudad de México, prestándose el virtual jefe del perredismo a ser parte del atropello de las libertades políticas magisteriales.

Pero, por otro lado, es notable que se trata de un régimen carente de la legitimidad de tiempos pasados, bastante menos eficaz políticamente y que de forma cada vez más frecuente requiere hacer uso de las peores formas priistas contrarias a la convivencia democrática, como la difamación, la amenaza, la persecución, la imposición, el encarcelamiento y, por último, la violencia armada, que ha causado ya la pérdida de vidas.

Pero el magisterio no sólo ha tenido que enfrentar la fuerza gubernamental. En este conflicto hemos visto a un sector empresarial sumamente activo y beligerante, que muestra su tradicional torpeza política, pero también la avidez con que está dispuesto a defender los intereses que ve en juego con la reforma peñista.

Junto con el surgimiento del Partido Acción Nacional, las derechas clerical y empresarial desplegaron una persistente oposición a los principios laicos y sociales que antaño inspiraban la educación pública y, junto a esto, desplegaron un agresivo discurso contra los mentores, quienes escapaban en general a su influencia ideológica. A tal propósito respondieron las diversas agrupaciones de padres de familia creadas el siglo pasado. Hoy han renovado sus formas y se presentan con mayores pretensiones hegemónicas, pero el contenido es el mismo.

El proceso de privatización neoliberal tiene en realidad diversas expresiones, y una de ellas es el protagonismo del sector privado en áreas reservadas (aunque siempre disputadas) que forman lo público o, en el caso de México, también en el espacio de la lucha política abierta, que antes le era vedado. Claudio X. González hijo y sus huestes de Mexicanos Primero constituyen la parte más activa y agresiva de un empresariado que hace tiempo busca, particularmente en contubernio con Televisa, el negocio educativo, camino que ha venido abriendo a través de las distintas fundaciones donde participa y de las cuales ha sacado buen provecho.

Es el negocio de los servicios educativos, pero también una pretensión de predominio ideológico, como muestra la agresiva injerencia de los medios de comunicación. Con claro tinte clasista y hasta racista, la televisión en particular se ha empeñado en denigrar y difamar la figura del maestro. No sólo construye un discurso sobre las formas violentas que, según esos medios, caracterizan este movimiento, sino que busca apuntalar la intolerancia de la respuesta gubernamental. Partidarios del uso de la fuerza y la represión, estos dueños del dinero no miden las consecuencias, pues forman parte definitoria del deterioro del país.

El tercer frente que han tenido los maestros en lucha es el propiamente sindical. Es cierto que el charrismo golpeado del SNTE aparece tan dócil y servil ante la iniciativa gubernamental que resulta poco útil, pero en el ámbito interno es un instrumento que busca minar la dirección del movimiento, golpea a los maestros en cada lugar que puede, y se presta a cualquier maniobra para hacer fracasar el movimiento.

En medio de una tendencia mundial de reestructuración del trabajo, que con el desempleo estructural amenaza severamente sus condiciones, recorta derechos y tiende a desaparecer la seguridad social, los sindicatos han sido desprestigiados y denigrados como una manera de socavar la resistencia de los trabajadores. En México, además, el Estado se ha empeñado en combatir con todos los medios a los sectores independientes, como lo recuerda el caso del Sindicato Mexicano de Electricistas. De tal forma, los mentores saben que en este movimiento se juega también la subsistencia de los reductos democráticos logrados en el snte.

Éste es un tema complejo que no podemos abordar aquí en todas sus dimensiones. Pero debe señalarse que, en efecto, las formas sindicales en general se han deteriorado. En el magisterio las cosas no son diferentes. Por tanto, en la medida en que la estructura sindical de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación es su columna vertebral, el movimiento está ante la necesidad de sacudirse inercias y métodos de organización desgastados, que llegan incluso a atropellar la democracia interna. En particular, la misma acción masiva de los maestros y las definiciones que habrá de tomar el movimiento ponen sobre la mesa el requerimiento de formas y métodos colectivos de relación y organización de los mentores que construyan y respeten sólidas decisiones mayoritarias y constituyan así un blindaje para la fuerza adquirida.

El manto negro que quiere cubrir Nochixtlán

Los acontecimientos alrededor de lo ocurrido en la dramática jornada del 19 de junio en Asunción Nochixtlán, Oaxaca, expresan dolorosamente el estado que guarda la situación política del país, donde la impunidad es signo distintivo.

El paisaje tras la batalla en el pueblo mixteco resulta desolador. Una mezcla de rabia y miedo se ha instalado entre sus casi 15 mil habitantes. Y es que pasan los días, las semanas, y lo ocurrido está aún en la absoluta penumbra. La primera versión oficial no tardó en caer; mostró un poder al que le cuesta, incluso, mentir bien. Los videos que de inmediato circularon en las redes sociales mostraron que los policías federales entraron en el pueblo disparando contra la gente. Los pobladores han contado desde ese día una y otra vez lo vivido, y en sus relatos no ocultan la rabia con que resistieron el ataque y lograron que el bloqueo carretero se mantuviera. Pero detallan también las formas delictivas con que actuó la autoridad y las inhumanas formas con que fueron tratados los heridos y los niños.

Hoy es impreciso aún el número de muertos y heridos. Unos han hablado de 8 decesos, otros de 9, algunos más de 11 y, en la ancestral incredulidad, la voz popular opina que seguramente fueron varios más. Lo mismo sucede con los heridos: la danza de declaraciones y el manejo absurdo de las cifras (¿acaso no hay diferencia entre 30 heridos o más de 100?) los han obligado, junto a los familiares de los asesinados, a denunciar en la plaza del emblemático Tlatelolco el daño sufrido. ¿Realmente es tan difícil precisar cuántas vidas se perdieron ese día y cuántas sufrieron daños? No, a menos que se quiera ocultar. Por ello, sin la menor vergüenza, las autoridades declaran que “no se puede dar un número concluyente de fallecidos y heridos”.2

El gobierno, a través de la Secretaría del Gobernación, ha vuelto a mostrar, igual que con los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, que las vidas segadas y los hechos brutales en que están involucrados sus fuerzas policiales no lo inmutan ni conmueven. La ceguera que provoca tal insensibilidad los ha llevado a cometer, adicionalmente, el atropello de ofrecer reparación del daño, cuando lo urgente radica en hacer justicia y castigar a los culpables. Resulta dificil no creer que tal torpeza es en realidad un fallido intento de cooptación.

Son oscuras las razones de que el poder decidiera enfrentar de tan inadmisible manera, tras haber roto el bloqueo de la carretera internacional que va a Oaxaca, a los pobladores de Nochixtlán. El pueblo había expresado su decidido apoyo a la lucha magisterial, pero se sabe que no es el único, sobre todo en la región mixteca. ¿Se buscaba dar un castigo ejemplar? ¿Les enfurecía especialmente que estuviera bloqueado el acceso a la refinería Dovalí? Otras versiones corrieron en los medios de comunicación; lanzaban la provocación de que había sido realmente un enfrentamiento auspiciado por algún grupo armado (algunos señalaron directamente al Ejército Popular Revolucionario); así, además de contribuir a la confusión y según la cobarde versión gubernamental, los agresores resultaban las víctimas.

Nochixtlán es un acontecimiento que permite entender la naturaleza del régimen político del país y su nivel de degradación. Mentiras, difamaciones, violencia, deshumanización extrema que prueba sin sutilezas que importan más los intereses materiales afectados que la pérdida de vidas humanas. En ese ambiente se rearticula el priismo actual, y –en complicidad– la clase política se reproduce en este régimen.

Pero Nochixtlán también revela el compromiso popular que se forja, la determinación y el valor con que pueblos enteros del país están dispuestos a enfrentar la violencia instalada por el entramado estatal y del crimen organizado, como expresa la lucha de las autodefensas y las policías comunitarias. Hay ahí una poderosa fuerza, cruzada aún por organizaciones muy disímbolas o marcada por la acción espontánea y esporádica, pero determinante.

Esto lleva de nueva cuenta a reflexionar sobre las formas que adquiere ahora la lucha política popular, donde los maestros han sido elementos decisivos gracias a su solidaria acción en todos los conflictos y agravios sufridos, particularmente en Oaxaca y Chiapas, por los desposeídos de la ciudad y el campo.

Desde hace tiempo se discute de forma superficial el tema de la radicalidad y su proceder en los movimientos y las protestas. En realidad, es un asunto tan viejo como la lucha política misma, pero no deja de sorprender la gran propagación de la idea (construida en los medios televisivos) de que la pugna de los maestros ha recurrido a métodos violentos inadmisibles. La respuesta del magisterio se ha centrado en que son falsas acusaciones, difamaciones y montajes provocados para despertar el repudio social a su movimiento y justificar la represión y los despidos. Incluso, intelectuales considerados progresistas y bien informados juzgan que, aun cuando tuvieran justeza las demandas, los profesores han cometido inaceptables excesos. ¿Es así? ¿Quién pone los límites? ¿Quién determina que un bloqueo carretero o un plantón es delito?

Vale la pena repensar el tema de las formas que adquiere la lucha social y política, pues las fuerzas políticas y los propios movimientos parecen estar presos de esas construcciones mediáticas que dan por válidas sólo ciertas formas y, en tono cada vez más elevado, desacreditan y condenan otras. Se trata de un tema delicado y clave en el éxito o el fracaso de su lucha.

Las herramientas de los maestros para exigir la derogación de la “reforma educativa” y defenderse de la agresión contra sus derechos han sido, por una parte, las que les ofrece estar organizados sindicalmente (el paro laboral y la movilización de sus agremiados, principalmente); y, por otra, las distintas conexiones e interacción del gremio con la sociedad en su conjunto.

Las multitudinarias marchas que desde décadas atrás han sido el principal medio utilizado por las protestas (recordemos las realizadas contra el fraude electoral, en reclamo por la asfixia en que se tiene al campo, para detener la violencia irracional y por la aparición de los normalistas de Ayotzinapa) han resultado, a los ojos de muchos, inútiles. El poder no escucha y, pese a eso, trata de limitarlas y desprestigiarlas.

El movimiento magisterial ha combinado diversas formas de acción, y eso le ha permitido poner al gobierno en la mesa de la negociación y abrir la posibilidad de debatir una verdadera y democrática reforma educativa. Las luchas necesarias buscan todos los medios que les permitan agrupar la mayor fuerza posible; por ello, en general son formas abiertas y democráticas. Pero cuando los agravios suben de tono (y Nochixtlán es el caso), resulta natural que la protesta también lo haga. Ese principio elemental parecen ignorarlo quienes hoy se asustan de la fuerza enérgica aflorada en el sur del país, pero no se revelan frente a la impunidad con que el gobierno ha actuado.

El movimiento pone esencialmente en juego su fuerza, pero el apoyo que logre en otros segmentos de la sociedad es fundamental en el resultado. Las alianzas y los reagrupamientos de diversas expresiones y organizaciones se vuelven por tanto indispensables para alcanzar los objetivos. En el caso de la lucha magisterial se ha desplegado un importante abanico político que la apoya, pero que carece aún de articulación y medios para impulsar sus acciones que permitan fortalecer el proceso, lo cual hace pensar que el movimiento no se ha desplegado aún en toda su potencia.

Por lo pronto, es claro que la reforma educativa requerida será posible sólo si se impide que los valores e intereses mercantiles se instalen como generales en el sistema público de educación. Y ésta supone una batalla que habrá de librar el conjunto de la sociedad mexicana.

Estamos por tanto ante un acontecimiento de la mayor relevancia, donde puede ponerse en juego la lucha por una nueva hegemonía que involucre el cambio en todo el entramado social. En México se avecinan batallas de gran envergadura, en la medida en que las pequeñas o locales se multiplican cada día. Nadie puede saber si la lucha magisterial abrirá el torrente de la acción popular en todo el país, pero sin duda está dando un aporte sustancial.


1 Raymond Williams. “Base and superestructure in marxist cultural theory”, en Roger Dale. Schooling and capitalism: a sociological reader, Londres: Routledge & Kegan Paul, 1976, página 205.

2 La Jornada, 1 de julio de 2016.

Fuente: http://revistamemoria.mx/?p=1196

Imagen: revistamemoria.mx/wp-content/uploads/2016/08/diego-40web-768×390.jpg

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México: Padres de familia de la escuela donde Nuño estudió se pronuncian contra la reforma educativa

México/10 de septiembre de 2016/www.proceso.com.mx

Padres de familia de la escuela primaria Manuel Bartolomé Cossío, donde estudió el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Aurelio Nuño, se pronunciaron contra la reforma educativa impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto, por no considerar “a los directamente involucrados en el proceso educativo”.

En una carta dirigida a Nuño, los padres de familia lo acusaron de su incapacidad para escuchar, promover el diálogo y generar acuerdos. “Su discurso de desprecio y criminalización del magisterio y su negativa al intercambio de opiniones han precipitado a nuestro país a una de las crisis políticas más graves de este siglo”, lamentaron.

Enseguida la misiva íntegra enviada al titular de la SEP, con fecha 8 de septiembre:

“Los abajo firmantes, padres de familia de la escuela primaria donde usted estudió, nos pronunciamos en contra de la mal llamada ‘Reforma educativa’ por haberse aprobado sin considerar a los directamente involucrados en el proceso educativo: maestros, especialistas y padres de familia. La reforma al Artículo Tercero Constitucional fue producto de un apresurado proceso de decisiones cupulares derivadas del Pacto por México que suplantaron de facto las funciones del Poder Legislativo. Su argumento de que ‘la ley no se discute’ pasa por alto que en cualquier país democrático las leyes pueden rectificarse, máxime cuando no cuentan con la legitimidad necesaria.

“Como secretario de Educación, usted ha sido incapaz de escuchar, promover el diálogo y generar acuerdos con los actores del sector educativo. Los maestros han pedido reiteradamente el diálogo. En contrapunto, usted condicionó la mesa de negociación al sometimiento previo de sus interlocutores. Su discurso de desprecio y criminalización del magisterio y su negativa al intercambio de opiniones han precipitado a nuestro país a una de las crisis políticas más graves de este siglo.

“Su inexperiencia política lo ha convertido en uno de los principales responsables del asesinato de 11 personas cometido por las fuerzas policiacas durante el operativo del pasado 19 de junio en Asunción Nochixtlán, Oaxaca. Esto representa en la práctica el uso de armas de fuego para someter a quienes no piensan como usted.

“Nos permitimos recordarle algunos de los principios fundamentales practicados en la escuela donde usted cursó la primaria:

El valor del diálogo como instrumento fundamental para el aprendizaje y la resolución de problemas.
La posibilidad de expresarse abiertamente y de ser escuchado por sus maestros y compañeros de clase.
La importancia de reconocer los intereses de todos los niños y evitar la imposición.
Aprender con gusto.
La evaluación personalizada en vez de exámenes estandarizados.
Contra la competencia, la colaboración y la justicia.
La disciplina no se basa en el miedo o la represión, sino en el respeto a uno mismo y a los demás.
La toma de acuerdos por asamblea escolar y la práctica cotidiana de valores democráticos.
Su perfil de egreso tuvo la intención de que usted practicara el saber pensar, el ser una buena persona, tolerante y apasionada.
Usted fue tratado con cariño y respeto.
“Creemos que esos valores permanecen vigentes y deberían constituir los pilares de una auténtica Reforma educativa.

“Exigimos el cese de la violencia, que se instale de manera inmediata una mesa de diálogo con los maestros que se pronuncian en contra de la ‘Reforma educativa’ y se forme una comisión nacional con maestros, especialistas y padres de familia, para que en conjunto tomen acuerdos que garanticen el derecho a la educación pública y de alto nivel académico e incluyente para todos los niños de México”.

Tomado de: http://www.proceso.com.mx/454381/padres-familia-la-escuela-donde-nuno-estudio-se-pronuncian-contra-la-reforma-educativa

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