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La Reforma Educativa 2020

La reforma educativa de 2013 tanto del Estado como del gobierno está en crisis. La crisis se origina porque la reforma nació con dos pecados originales: uno, fue una reforma con muy altas expectativas pero con muy poco tiempo para madurar; dos, fue una reforma que se redactó inspirada por un modelo educativo mundial que ya se agotó y superó. La educación mundial de vanguardia va por otro lado.

Un signo de este giro lo representa el siguiente párrafo que extraigo de las palabras del Presidente Obama de Estados Unidos, cuando al pasado 15 de diciembre de 2015 abrogó la de ley educativa Bush de 2001, “Ningún niño rezagado”:

“Las metas de la ley eran las correctas. Altos resultados. Rendición de cuentas. Eliminación de las brechas en el logro académico. Asegurar que cada niño estaba aprendiendo, y no solo unos cuantos. Pero en la práctica, la ley se quedó corta. No siempre consideró las necesidades específicas de cada comunidad. Estimuló demasiadas pruebas durante el tiempo que debía dedicarse a lecciones de clase. A menudo forzó a las escuelas y a las zonas escolares a realizar reformas hechas en serie que no siempre produjeron el tipo de resultados que queríamos ver. Y está bien, algunas veces los esfuerzos de reforma requieren tratar, probar, y si no funciona, uno aprende algunas lecciones, y uno hace modificaciones. Por estas y otras razones, le he pedido al Congreso que se reúna y que realice un esfuerzo conjunto para arreglar la ley. Después de mucho esfuerzo finalmente llegamos a un acuerdo.”

La era de la medición, evaluación, rendición de cuentas estandarizadas, de la centralización en la toma de decisiones educativas y de las competencias ya terminó. Ahora entramos a una nueva era la de la Educación 2020-2050: “engagement”, bienestar y salud de los niños, aprendizaje divertido, motivación intrínseca, clima escolar (ambientes de aprendizaje), clima del hogar, armonía entre la cultura de la escuela y la cultura del hogar, pedagogía ecológica e indígena y evaluación auténtica, son las palabras o expresiones y conceptos que definirán a los sistemas educativos para las siguientes dos o tres décadas. Esto implicará cambios radicales en la formación inicial de maestros, en el trato de maestros entre autoridades y escuelas, en la incorporación de los hogares al aprendizaje, en la vida cotidianidad de las comunidades, en la distribución del poder de decisión, en la forma de administrar tanto las escuelas como las aulas, etc.

Toda reforma educativa de gran alcance desde su diseño hasta su implementación debe diseñarse y aplicarse a partir de un marco de análisis que divida a la reforma en alta y baja política, por un lado, y en estructuras y funciones, por el otro. Con este simple marco de análisis se puede entender y predecir las respuestas de los distintos jugadores y se puede comprender el alcance de cualquier reforma.

En la esencia del nuevo cambio educativo mundial es que el principal insumo para el alto aprendizaje de niños y jóvenes no depende de los cambios administrativos y las políticas públicas que pretenden afectar a las escuelas, sino de los cambios en la forma en la que los maestros, los directivos, los padres de familia y los alumnos engarzan y desarrollan sus relaciones personales, y de la forma en la que se ve la educación. La educación escolar del futuro será más explicación y menos instrucción.

Tomado de: http://insurgenciamagisterial.com/la-reforma-educativa-2020/

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Modelo educativo V: políticas educativas nómadas

Por. Carlos Ornelas

De acuerdo con David Phillips, en el siglo XIX había investigadores que viajaron a otros países con la intención de aprender del ejemplo y contribuir a la mejora de la educación “en casa”. Aquellos trotamundos establecieron una tradición en la educación comparada que persiste: la información del mundo puede inspirar reformas educativas.

Con el paso del tiempo, las “ideas migrantes”, ciertas normas devinieron en puntos de referencia para decidir qué hacer en los sistemas educativos. El influjo de la globalización en las reformas de la educación lideradas por organismos multilaterales a escala planetaria es patente, pero no homogéneo. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura mantiene una agenda en favor de la equidad —y algo de humanismo—, mientras que el Banco Mundial es el abanderado de la teoría del capital humano y la educación para el empleo. La influencia de esas entidades sigue vigente, mas la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos las rebasó al proponer un modelo de reforma educativa con base en la evaluación.

En artículos anteriores he referido el estudio que el gobierno mexicano encargó a la OCDE, cuando Josefina Vázquez Mota era la secretaria de Educación Pública, Mejorar las escuelas: estrategias para la acción en México. Éste contiene 15 prescripciones que, de acuerdo con referencias de la misma organización, son eficaces en la promoción de reformas educativas.

Ocho de esas recetas se refieren a los maestros cuyas nociones centrales se replican (no de manera mecánica) en las leyes General del Servicio Profesional Docente y del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Las otras tienen que ver con la organización del sistema y los enfoques curriculares.

Buena parte del Modelo educativo y la propuesta curricular para la educación obligatoria 2016, que presentó el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, adapta otra parte de las consignas. Atención, no arguyo que la SEP asuma una actitud dócil ante la OCDE. El gobierno acepta porciones de políticas educativas andarinas, pero las transforma de acuerdo con los requerimientos institucionales del Estado; es más, se apropia de ellas, las nacionaliza.

Uno de los avances del proyecto que la OCDE entregó a México tenía un título sugerente: “Estudiantes y escuelas al centro, maestros en el corazón”. El primer punto de siete que presentó el secretario Nuño como guías para su acción en la SEP, fue “La escuela al centro”. Este lema también es parte fundamental del Modelo educativo que propuso en julio.

Véanse otras sugerencias de la OCDE y cotéjense con las propuestas del Modelo educativo: atraer a los mejores aspirantes a la profesión docente; abrir todas las plazas a concurso; mejorar el desarrollo profesional; evaluar para mejorar; reforzar la formación inicial docente (reformar las normales); autonomía escolar.

Hay autores que juzgan a la OCDE como la vanguardia de un neoimperialismo cultural que impone políticas de educación neoliberales a los países en vías de desarrollo, sean o no miembros de la organización. No les faltan argumentos ni pruebas que lo demuestren.

Otros hablan del desarrollo de una cultura mundial que la globalización impulsa con base en la ciencia, la tecnología y la información. Arguyen que hay un isomorfismo cultural, que las instituciones educativas del mundo se parecen en fines, estructura y métodos. También podrían conseguir evidencia empírica para apoyar sus puntos.

Una corriente teórica que emergió a finales del siglo pasado impugna los fundamentos de esos enfoques. Robert Arnove, por ejemplo, quien se identifica como neomarxista, señala que la dialéctica entre lo local y lo global es compleja. Él y otros investigadores conceden a los actores políticos locales pensamiento propio, mientras que las visiones del neoimperialismo cultural y la cultura mundial los ignoran o conciben como ejecutores de designios ajenos.

Esta visión me tienta. El gobierno de Peña Nieto impulsó la Reforma Educativa con el fin de resolver contradicciones y falencias internas. Se apoyó en las políticas educativas viajeras en la época de la globalización por dos razones. Una, aprender de otras experiencias (México no está aislado del mundo). Dos, como una palanca más de legitimación. Phillips arguyó que una reforma educativa que cuente con la bendición de la OCDE tiene activos que presumir.

A usted, ¿qué enfoque lo convence?

Fuente: http://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/2016/08/31/1114123

Imagen: sipse.com/imgs/072016/2007166a34ddd67med.jpg

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Derechos de papel y muertos de a de veras

Por Blanca Heredia

En días pasados, se reportó en medios de comunicación nacionales que un padre de familia –Teódulo Pavía– de la comunidad de La Luz Tenexcalco, municipio de San Miguel Ahuehuetitlán, en la Mixteca oaxaqueña, había perdido la vida por exigir la apertura de la escuela de su hijo.

De acuerdo al medio local Oaxaca Político, los hechos que resultaron en la muerte del señor Pavía, padre de familia y campesino de la comunidad citada, ocurrieron el jueves 18 de agosto durante una asamblea entre padres de familia y las autoridades de la comunidad de La Luz Tenexcalco en la que se discutía y acordaba en torno al reinicio de clases el lunes 22 de agosto.

Según lo reportado por Oaxaca Político, durante la discusión en esa asamblea, había dos grupos de padres de familia. La mayoría abogando por la apertura de las escuelas, en contra de la CNTE y a favor de que maestros de la sección 59 reemplazaran a los de la sección 22 para poder abrir las escuelas. Otro grupo: a favor de los maestros de la sección 22 y en contra de abrir los planteles.

El diferendo entre ambos grupos se fue caldeando y volviendo crecientemente violento. De pronto y ya fuera de control las cosas, se escucharon algunos disparos de arma de fuego. Como resultado del enfrentamiento, Teódulo Pavía perdió la vida y otro hombre –Miguel Herrera Pérez– resultó seriamente lesionado.

Horas más tarde, se presentaron en el lugar de los hechos elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) para realizar los peritajes y el levantamiento de evidencia. Claudio Miguel Miguel, vicefiscal regional de Justicia en la Mixteca, confirmó los hechos y señaló que se llevarían a cabo las investigaciones pertinentes. Hasta el momento, no hay información pública sobre los resultados de dichas investigaciones.

¿Es aceptable el que un padre de familia pierda la vida porque quiere asegurar que su hijo pueda ir a la escuela? ¿No sería obligación y responsabilidad elemental e indeclinable de las autoridades locales y, si fuera necesario, federales, garantizar el acceso físico de los alumnos a sus planteles?

En este caso como en tantos otros, la omisión, incapacidad o negligencia de las autoridades en el cumplimiento de sus responsabilidades más básicas terminó produciendo consecuencias horrorosas. Buen signo el que más y más padres de familia exijan que el derecho a la educación de sus hijos se materialice. Pésimo signo el que, a falta de autoridades capaces o interesadas en garantizar los mínimos (por ejemplo, escuelas abiertas durante el periodo escolar o bien investigaciones policiacas y procesos judiciales que tengan algún resultado o consecuencia tangible), una confrontación entre padres de familia con posiciones divergentes termine a balazos, produzca un muerto y un herido y…la cosa se quede ahí, sin responsables, sin castigos y sin consecuencias que pudieran disuadir a otros de emprender acciones similarmente violentas.

Imagine el lector o lectora de este diario tener que arriesgar o, de plano, perder, la vida para asegurar que su hija o su hijo pudieran acceder a su escuela. Otro gallo cantara si los que leemos y escribimos en este periódico enfrentásemos situaciones semejantes. Otro muy distinto, pues imagino que nuestras voces encontrarían vías más efectivas y expeditas para ser escuchadas que las de mexicanos como el señor Teódulo Pavía.

Para los millones de pobladores de estas tierras con derechos de papel, pero sin voz y sin posibilidad de que sus agravios sean escuchados, ya no digamos, atendidos, la falta de instituciones y la incapacidad o negligencia de las autoridades para cumplir sus funciones más primarias no es tan sólo un asunto de pláticas de café o de largas sobremesas.

Para esos millones de mexicanos de carne y hueso, con preocupaciones y anhelos similares en lo fundamental a los nuestros, tan humanos y legítimos como los que nos animan a nosotros, la falta de gobierno en el sentido más fundamental puede significar y significa, lamentablemente y con frecuencia, la diferencia entre contar o no con agua, entre poder invertir en la mejora de un activo o no, y, en el extremo, entre tener que meter el cuerpo y arriesgar la vida o no en conseguir el que algún derecho fundamental se nos reconozca y se haga valer en los hechos.

Hechos como los ocurridos en la Mixteca oaxaqueña el 18 de agosto de este año se repiten, tristemente, día a día a lo largo y ancho del país.

La falta de Estado o su debilidad han producido ya demasiados muertos y demasiados heridos. Sería hora de decir basta.

Twitter:@BlancaHerediaR

Fuente: http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/derechos-de-papel-y-muertos-de-a-de-veras.html

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La lucha por la Hegemonía Educativa en México. Una lectura

Por: Mauro Jarquín

Desde la promulgación de la —así nombrada— Reforma Educativa a principios de 2013, el Gobierno Federal no ha desistido en insistir que el tema educativo en México no debe ser objeto de politización, que la Reforma es parte de un proyecto de desarrollo nacional, y que sus lineamientos se acotan a la estricta necesidad de mejorar la educación pública mexicana, haciendo de la calidad educativa su mayor estandarte.

No obstante, las declaraciones del Gobierno Federal han chocado de frente una y otra vez con la realidad. Lo que al principio se había presentado como parte de un proyecto de desarrollo nacional —por cierto, construido a partir de un acuerdo oligárquico llamado Pacto por México— rápidamente se evidenció como la muestra más transparente de un proceso de larga data. Nos referimos al largo camino en la lucha por la hegemonía educativa en México, la cual, si bien se ha constituido en los últimos 25 años, se ha agudizado en los meses recientes. (Importante leer nota al pie).

Comprender la especificidad del conflicto educativo actual, requiere que nos remontemos hacia fines de los años 80, momento clave en la constitución del desarrollo educativo en nuestro país.
En consonancia con el ambiente político en materia educativa que durante los 80 y principios de 90 predominó en América Latina, distintos grupos de la derecha empresarial y la nueva élite tecnocrática coincidieron en generar una crítica constante al sistema educativo nacional, heredero de los ideales posrevolucionarios. Los principales cuestionamientos residieron, entre otros, en la incapacidad de la política educativa para hacer frente a las necesidades de modernización, apertura comercial y competencia, propias de la globalización.

Estas críticas no encontraron oídos sordos en el Gobierno Federal, ya que en estricto sentido, se encontraban en consonancia con los objetivos de impulsar a la economía nacional en el proceso de integración económica mundial. Lo anterior se cristalizaría en el Programa para la Modernización Educativa 1988-1994 , que sería la punta de lanza del Acuerdo Nacional para la Modernización de Educación Básica de 1992, eje rector de la política educativa del salinismo. Es en este contexto, en el cual, hacia 1989, se presenta el momento constitutivo de la política educativa y la política de la educación en México, en el cual confluyeron tres elementos:

1) Consolidación del proyecto neoliberal en nuestro país, iniciado formalmente durante el sexenio de Miguel de la Madrid.
2) Acercamiento institucional en materia educativa entre el Gobierno Federal y las organizaciones empresariales de élite, específicamente la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX).
3) Fortalecimiento político y periodo de movilización política por parte del magisterio disidente, —aglutinado principalmente en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE)— huelga nacional de abril a mayo de 1989, en busca de la democratización del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Este proceso desembocaría en la reafirmación del control corporativo en el SNTE debido al arribo de Elba Esther Gordillo a su dirigencia, con el beneplácito del Gobierno Federal.

Los acontecimientos mencionados son centrales a la hora de abordar la problemática actual en materia educativa. Lo anterior se debe a que en este momento político se generarían, si bien de forma seminal, las dos principales tendencias que —a nuestra interpretación— han configurado la lucha por la hegemonía en materia educativa en nuestro país, una en un sentido de violento avance y la otra de resistencia. Esto es, por un lado, la tendencia que llamaremos neoliberal-tecnocrática, y por otro la popular-posrevolucionaria.

La primera tendencia se constituye a finales de los años 80, a raíz del favorable posicionamiento de ciertos burócratas con estudios en universidades privadas o posgrados en el extranjero, en el Gobierno Federal. Generalmente críticos a las líneas políticas del populismo cardenista y el priísmo posrevolucionarios, preferían optar por la teoría económica de la Escuela de Chicago, y adscribirse a la derecha política. La crisis de la deuda de principios de los años 80’s permitió que instancias internacionales favorecieran la consolidación política de estos grupos en importantes puestos de dirección político-administrativa . Gran parte de estos tecnócratas, seguidores de Gary Becker, se sumaron a las ya mencionadas críticas neo-liberales y neo-conservadoras sobre los sistemas escolares de finales del siglo XX en América Latina, vinculados al liberalismo pedagógico, y en el caso de México, a una herencia posrevolucionaria de equidad y universalización.

Las propuestas pedagógicas del neoliberalismo encontraron su posibilidad de realización a partir del arribo tecnocrático al aparato de Estado, así como del acercamiento de éste con las principales organizaciones empresariales. De esta forma, la derecha empresarial y sus representantes en la burocracia decidieron que el futuro de la educación mexicana tenía que estar enfocado a las necesidades del mercado, la producción y la economía, todo ello ad hoc a la globalización y la incursión de México al primer mundo. A la luz de este proceso, se conformó paulatinamente algo que en otro espacio hemos nombrado el bloque de la reforma, el cual actualmente opera en favor de la Reforma Educativa promulgada hace 3 años. Este bloque, con la cobertura de los mass media, el impulso de la derecha empresarial y las cadenas de mando que operan a su favor en el aparato de Estado, parece estar muy cerca de lograr sus objetivos.

Por su parte, la segunda tendencia se conforma, principalmente, de dos vertientes: la herencia posrevolucionaria de un paradigma educativo que, si bien no iniciado, sí fue impulsado por Cárdenas, cristalizado en las normales rurales aglutinadas en la Federación de Estudiantes Campesinos y Socialistas de México (FECSM), y la disidencia del sindicato oficialista del magisterio, aglutinada en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

Características generales de esta tendencia son: lucha por los derechos de los pueblos originarios, un nacionalismo de izquierdas que en ocasiones se empapa de discursos socialistas, (marxistas-leninistas, en el caso de la FECSM), la aceptación de los principios posrevolucionarios de la educación en tanto una oportunidad de equidad social y universalización de oportunidades, la particular atención a las necesidades pedagógicas regionales, etc.

Si bien ambas organizaciones no se construyeron en el mismo ambiente, tiempo o razones (la FECSM nace en 1935, y la CNTE en 1979) a lo largo del tiempo sí han generado ciertos elementos comunes de organización, como lo son su negativa hacia la intervención del capital privado en la educación, el intento de construir una educación humanista y colectiva, la búsqueda de un currículum en el cual las necesidades regionales, sobre todo del medio rural se tomen en cuenta, etc. Esto sin contar el vínculo histórico que ambas organizaciones comparten con el movimiento estudiantil, la lucha popular, la democratización de los gobiernos estatales e incluso la lucha armada, específicamente la guerrilla rural.

Ante el empoderamiento cada vez más evidente del neoliberalismo educativo, ambas organizaciones han mantenido programas de lucha que han sido fuertemente cuestionados, principalmente por los mass media comerciales, y por importantes sectores de la población, ya sea de forma inducida o no. Y no es para menos, el bloqueo de carreteras, del cierre de calles, la toma de espacios públicos, etc., han afectado la economía de ciertos sectores sociales, y han molestado a muchos más, de origen social distinto. Sin embargo, la acción política en las calles ha sido el único recurso efectivo que los críticos de la tecnocracia han tenido para hacerse escuchar por las instituciones de Gobierno.

Pero la movilización en las calles no ha sido el único eje de lucha magisterial y popular. La creación de propuestas pedagógicas alternativas, a la sazón irrelevantes para los gobiernos federal y estales, ha fomentado continuos debates en diversas partes del país. El Plan por la Transformación de la Educación en Oaxaca (PTEO) o las propuestas educativas en Chiapas, Guerrero o Michoacán, muestran otra faceta del movimiento.
Ahora bien, ¿en qué radica la dimensión política de todo esto?

La actual pugna por la educación no reside únicamente en qué enseñarle a quienes se educan o de qué forma educar, sino en determinar qué construir socialmente con los conocimientos referidos en el currículo y prácticas docentes en el aula. Esa construcción de determinada forma social va ligada a un ejercicio político, la lucha por la hegemonía en México.

La lucha por la hegemonía social incluye la lucha por el poder político, el poder de Estado así como su materialidad. No obstante, esta lucha no se circunscribe a esa dimensión, conlleva también una disputa por el dominio cultural y del sentido común en sociedad. Y ahí radica la importancia de la escuela en tanto espacio de socialización.

El proyecto neoliberal ha copado la directriz del aparato de Estado a través de sus agentes; la política macroeconómica se ha ajustado a las necesidades del pago de la deuda externa y la disciplina fiscal, en detrimento del gasto público. Los tecnócratas mantienen su fortaleza y la capacidad de coerción física del Estado es un garante de su estabilidad política. Los partidos políticos se han alineado a los intereses de la derecha empresarial y los mismos empresarios de élite son quienes ahora se encuentran en la alta burocracia.

No obstante, no ha logrado construir una dirección política y moral en la sociedad, y ante el descrédito popular del cual son objeto en nuestro país, la educación es un camino posible en el cual fomentar su perspectiva de la vida y —dicho sea de paso— cortar de tajo con aquellas resistencias político-pedagógicas que se encuentren.

A este tenor, propuesta popular, sustentada por la CNTE, FECSM, profesores universitarios, estudiantes y organizaciones sociales, representan esa resistencia que hasta la fecha no ha permitido que el neoliberalismo se haga con la educación pública en México. La discusión sí es por saber qué hacer de la escuela, pero también por saber qué proyecto construir de una nación que día a día muestra estar desintegrándose.
La “Reforma Educativa” es un proyecto de clase, y basta analizar tanto sus presupuestos pedagógicos, de evaluación o de operatividad, para saber que aquello de no politizar la educación, es puro cuento neoliberal.

Fuentes:
1. Sin lugar a dudas, el conflicto político en materia educativa en nuestro país ha estado presente desde la propia conformación de México como una nación independiente. Distintos agentes han participado, tomando un protagonismo periódico. Durante el siglo XIX, la Iglesia católica y sus conflictos con el Estado a favor de la “libertad de enseñanza” fueron claves. Más adelante, a lo largo del siglo XX, otros actores tomaron esa posición. Por ejemplo, el enfrentamiento entre el Gobierno Federal, apoyado por empresarios, frente a grupos organizados del magisterio encabezados por Othón Salazar a finales de los 50, dan cuenta de ello. Esto sin mencionar la creación de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en 1979, y sus continuos conflictos con los tres niveles de gobierno, o los enfrentamientos entre las normales rurales, aglutinadas en la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), creada en 1935 y los gobiernos federal y estatales, conflictos en los que se cuenta la represión de 1969, con el cierre de casi la mitad de las normales por orden expresa del presidente Díaz Ordaz, a lo cual se suma la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, hace ya 2 años, hecho que ha marcado definitivamente este sexenio.

2. Para un panorama de las discusiones sobre la “modernización educativa”, véase: Espinazo Valle, Víctor, El SNTE ante la modernización educativa y la alternancia política en Baja California disponible en la web en: https://www.colef.mx/fronteranorte/wp-content/uploads/2013/10/8-f17_El_SNTE_ante_modernizacion_educativa_y_alternancia_politica.pdf
3. Véase: Babb Sarah, Los profesionales en el gobierno y el problema de la tecnocracia: el caso de los economistas en México, Disponible en la web en: http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/FKRI12R6LPMINDNNRSHNAU1GJ5BGRG.pdf
4. Véase: Jarquín, Mauro, Los aliados de Nuño y el futuro de la educación mexicana, Disponible en la web en: http://tmposmodernos.com/los-aliados-de-nuno-y-el-futuro-de-la-educacion-mexicana/
5. Pereyra, Carlos, Filosofía, historia y política, México, FCE,2010, p. 456

Fuente del articulo: https://tmposmodernos.com/la-lucha-por-la-hegemonia-educativa-en-mexico-una-lectura/

Fuente de la imagen: Periodico el metropolitan

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Trasfondo de la reforma punitiva contra el magisterio

Por: José Enrique González Ruiz

Ser profesor y no luchar es una contradicción pedagógica

Consigna de la CNTE

Cuando el gobierno de Enrique Peña Nieto comenzó a aplicar el plan para imponer la que denominó “Reforma Educativa”, el Estado mexicano argumentó básicamente lo siguiente: ante el panorama de desastre del sistema educacional, demostrado por el fracaso en evaluaciones tipo PISA, resulta indispensable hacer cambios drásticos. Los culpables están perfectamente localizados: son los maestros y los estudiantes.  Agregó que el interés superior del niño hace impostergable la elevación de la calidad, comprobada con parámetros mensurables por medio de evaluaciones. Éstas tienen que aplicarse -siguió diciendo- para el ingreso, la promoción y la permanencia de los maestros en el aula y ser aplicadas por expertos.

De acuerdo con lo anterior, se creó el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación, al que se encomendó el diseño y la aplicación de las pruebas a practicar a más de un millón de docentes en ejercicio de los niveles básico (primaria y secundaria) y medio superior. Conforme avanzó el proceso, se agregó que también se busca acabar con las corruptelas que llevan a cabo los maestros, sobre todo utilizando sus agrupaciones sindicales (venta y herencia de plazas, particularmente).

Loables propósitos motivaron, según sus autores, la reforma de los artículos 3º y 73 de la Constitución de la República, lo mismo que a sus tres leyes reglamentarias. Y la Santa Cruzada de la reforma punitiva se echó a caminar en contra de los infieles maestros.

Los efectos desatados

Previo a la reforma de las leyes se accionó políticamente: un lector de noticias de Televisa produjo una cinta cinematográfica (“De Panzazo”) que se exhibió en todas las salas del país. En ella se sostiene que la educación es un fiasco en México y se induce a culpabilizar a los maestros. También se encarceló a la líder vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, a fin de amedrentar a los profesores “institucionales”. Más tarde fueron también encarcelados maestros democráticos, a quienes se trasladó a cárceles de máxima seguridad en lugares lejanos a su residencia, a diferencia de la señora Gordillo, quien guarda cárcel en la enfermería de un reclusorio capitalino.

El despido de más de 3 mil docentes de enseñanza básica, por no asistir a las evaluaciones del INEE (que se practicaron en medio de fuertes despliegues policíacos), causó un impacto enorme. No se divulgó mucho que congelaron las cuentas bancarias de las secciones sindicales democráticas, ni la suspensión del pago de su salario a los comisionados sindicales, pero el efecto fue también devastador. La prensa orgánica del gobierno mantiene hasta hoy una campaña de demonización del magisterio en resistencia: los señalamientos van desde flojos que se oponen a ser evaluados, hasta corruptos e integrantes de grupos delincuenciales o guerrilleros.

El asunto se complicó para el gobierno cuando se incrementó la resistencia de la CNTE, a la que, además, se fueron sumando maestros que no tiene relación con ésta. Mientras Aurelio Nuño se dedicaba a atacar a los disidentes, la Secretaría de Gobernación los llamó a dialogar.

La profundización del conflicto

Los primeros beneficiarios de la mal llamada Reforma Educativa (en realidad punitiva), son el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), organismos encargados por los países promotores de la Globalización Imperial –neoliberalismo- de diseñar el nuevo modelo educativo planetario. En el país, el encargado de aplicar ese modelo fue Aurelio Nuño Mayer, titular de la Secretaría de Educación Pública, quien abrió su campaña para suceder a Enrique Peña Nieto mediante visitas a escuelas públicas, generosamente cubiertas por la prensa oficial. Fueron también beneficiados los empresarios que se aglutinan en “Mexicanos Primero”, quienes visualizaron un prometedor negocio, pues ya no solamente podrían vender sus productos chatarra en todas las escuelas de México, sino ahora podrán ser dueños de ellas, lo cual incluye la venta de los libros de texto y los útiles escolares. La perspectiva no podía ser mejor para los promotores de la reforma punitiva.

Pero el cálculo político del gobierno falló, pues la CNTE no estaba tan debilitada como para darle el golpe final y desarticular después al SNTE. Los charros se percataron de que también a ellos les alcanzan los daños de la evaluación y dieron señales de descontento. Nuño tuvo que armar una mesa para revisar con el sindicalismo orgánico y con los empresarios los resultados de la aplicación de las instrucciones de la OCDE. Y debieron aceptar que tienen que quitarle filo.

Las posibles salidas

La represión está más que anunciada. Hasta Renato Sales, quien había jugado a diferenciarse de las acciones más violentas del gobierno, amenazó a los maestros democráticos: o se someten o habrá “uso de la fuerza pública”. La Coparmex y demás organismos empresariales quieren que corra más sangre; no se conforman con la de Nochixtlán e Iguala-Ayotzinapa. Les importan sus ganancias sobre toda consideración de derechos laborales y humanos.

La prensa gubernamental presiona para que se someta a los maestros democráticos. Los acusa de no tomar en cuenta a los niños y a los padres y madres de familia. Pero hasta ahora, la CNTE está rodeada de pueblo, lo que desautoriza las campañas de odio llevadas a cabo por los partidarios de la reforma punitiva.

Lo deseable es que el gobierno respete los derechos del magisterio democrático, que ha dado sobradas muestras de capacidad en materia educativa. Sus foros (especialmente el que se realizó el martes 9 de agosto del año en curso) patentizan que su proyecto educativo para la nación es muy superior al que delineó la OCDE y que aplica el gobierno.

Ya vimos que la represión no atemorizó a los maestros en lucha contra la reforma punitiva. Más agresiones y ataques profundizarán la crisis y agravarán la confrontación. Y esto sólo beneficiará a los enemigos de México.

Articulo tomado de:

Trasfondo de la reforma punitiva contra el magisterio

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Política social para la sociedad de igualdad y justicia

Por: Alba Carosio

En la década perdida de fines del siglo XX, se pensó la estrategia de desarrollo en exclusiva dependencia del mercado, de manera que se confió en un crecimiento económico automático, que derramaría el bienestar por efecto goteo hacia las capas más pobres de la población. Sabemos que todo esto fracasó de manera estrepitosa, y los pueblos fueron más pobres que nunca, lo que generó una deuda social incalculable. El “cambio a la izquierda” en América Latina, a partir del siglo XXI, tuvo a Chávez como principal precursor e impulsor con la revolución bolivariana, se propuso el pago de la deuda social acumulada, clausuró para siempre la época de la aplicación dogmática del Consenso de Washington y la fe incondicional en la autorregulación de los mercados.

Desde el principio, se trató de crear un nuevo contrato social para potenciar la participación popular y superar modelo neoliberal. Mientras que la derecha supone que la mayoría de las desigualdades son naturales y difíciles (o incluso inconvenientes) de erradicar, la izquierda asume que la mayoría de las desigualdades son construidas socialmente, y por ende las ve como producto de situaciones que deben ser modificadas. Las izquierdas están convencidas de que es necesario generar un nivel bastante parejo entre las personas para favorecer la cohesión social y facilitar la construcción del bien común. Un gobierno de derecha hablará de “igualdad sólo ante la ley” y reivindicará las “leyes del mercado” como “mecanismo rector de la vida social”.

En los hechos, es la ley del más fuerte y despiadado. Para ellos, el mecanismo fundamental para distribuir la riqueza es el del “mercado salarial”, sin reconocer que la desigualdad tiene un impacto negativo en el crecimiento económico. La oposición entre derechas e izquierdas en el mundo contemporáneo se traduce en la disputa entre igualdad de oportunidades e igualdad de resultados. La igualdad de oportunidades se limita a abrir oportunidades “para a todos y todas”, negando el hecho de que el aprovechamiento de tales oportunidades depende de la situación social en que cada quien se encuentre.

Se trata de una “igualdad” que en la práctica reproduce las condiciones de desigualdad que caracterizan a las sociedades de clase. Promover la equidad social, es decir la justicia social, significa no sólo reconocer la desigualdad social, sino asumir que un “trato de iguales” a los desiguales sólo profundiza la desigualdad y desde esa perspectiva desarrollar acciones y políticas públicas que tiendan a disminuir las abismales diferencias. En esta lógica, un gobierno de izquierda sería aquel que defiende, crea y materializa derechos sociales. Igualdad de derechos y de condiciones, justicia social, equidad e igualdad sustantiva, reconocimiento de la diversidad o igualdad en la diferencia, son componentes del concepto de igualdad material, que implica un tratamiento preferencial para los grupos oprimidos.

En este momento histórico, el proyecto de restauración conservadora promovido por la derecha latinoamericana se basa en transformar ciertas esferas sociales (por ejemplo, mediante la liberalización económica) y, mantener otras esferas sociales con reproducción de relaciones de discriminación según clase social, etnia y género. Es más, dentro de esta visión social la desigualdad se considera no solamente una característica “natural” constitutiva de todas las sociedades, sino como una situación positiva, porque da lugar a la competencia como motor de la economía.

Definimos las políticas públicas como los proyectos y actividades que un Estado diseña y gestiona a través de un gobierno y una administración pública, con fines de satisfacer las necesidades de una sociedad. Éstas incluyen: a) el diseño de una acción colectiva deliberada, b) el curso que efectivamente toma la acción como resultado de las muchas decisiones e interacciones que comporta y, en consecuencia, c) los hechos reales que la acción colectiva produce Tanto la política como las políticas públicas tienen que ver con el poder social.

Pero mientras la política es un concepto amplio, relativo al poder en general, las políticas públicas corresponden a soluciones específicas de cómo manejar los asuntos públicos. Una política pública es una práctica social y no un evento singular o aislado. Se trata de un proceso integrador de decisiones, acciones e inacciones, acuerdos e instrumentos, adelantado por autoridades públicas con la participación de ciudadanas y ciudadanos, con el objetivo de solucionar o prevenir una situación definida como problemática.

La política pública es parte de un ambiente determinado del cual se nutre y al cual pretende modificar o mantener. Las políticas públicas reflejan no sólo los valores más importantes de una sociedad; también el conflicto entre valores. Ponen de manifiesto a cuál de los muchos diferentes valores, se le asigna la más alta prioridad en una determinada decisión. Vemos entonces con claridad que hay políticas públicas de derechas y políticas públicas de izquierdas, en especial relación con la forma en que tratan la igualdad o desigualdad social. Mientras el capitalismo es un sistema que promueve soluciones individuales de problemas sociales, el socialismo puede caracterizarse como un sistema que desarrolla políticas sociales para el buen vivir individual y colectivo, con el objetivo de lograr sociedades igualitarias y con protección universal.

Otro aspecto, determinante de las políticas públicas es el proceso de participación. Si las políticas públicas no son enmarcadas en un amplio proceso de participación, pueden sesgarse hacia la tecnocracia o hacia un populismo inmediatista. La legitimidad de las acciones que se emprendan en la sociedad derivan de una participación popular real.

El proceso de las políticas públicas, según CEPAL, comprende: 1. Definición de la agenda pública conformada por los problemas fundamentales del país, con la participación de las comunidades. 2. Formulación del plan de gestión, programas, proyectos y acciones. 3. Implementación: ésta depende de qué procesos y personas intervienen en su ejecución. 4. Evaluación de la política pública; proceso que debe ser objetivo. 5. Rendición de cuentas: resultados e impactos de la política pública. La política social es la parte de la política pública que tiene como objetivo intervenir en las consecuencias materiales y morales del desarrollo desigual de las sociedades.

La política social se define como la acción sistemática de la sociedad sobre ella misma a través del Estado, que busca garantizar el ejercicio de los derechos económicos, sociales y culturales de las personas, con el objetivo del buen vivir y la reproducción de la vida. Se pueden clasificar las políticas sociales teniendo en cuenta objetivos de protección y promoción social. Se trata de disminuir las desigualdades sociales, redistribuyendo los escasos recursos en el sentido contrario al del mercado: quienes menos tienen más recibirán de las políticas sociales.

En cuanto al contexto de las políticas sociales, es preciso reconocer que América Latina es la región con la mayor inequidad en el mundo, ocasionada con frecuencia por la combinación de factores estructurales en el terreno económico, social y étnico. Y son los pobres quienes tienen más bajo nivel de realización efectiva de derechos. El enfrentamiento de la pobreza, incluye el “empoderamiento de los pobres” y la potenciación de su acumulado social; enmarcados en la necesidad de mirar la pobreza “hacia adentro”, y escuchando “las voces de los pobres”.

En el mundo ha habido varios modelos de política social: 1. El modelo residual, tiene que ver con una concepción de sociedad en la que los mecanismos naturales para la satisfacción de las necesidades se encuentran en el mercado y la familia. Por tanto, la política social sólo debe actuar en aquellos casos donde estos mecanismos no son suficientes; 2. El modelo adquisitivo-ejecutivo parte de una lógica en la que la satisfacción de las necesidades sociales debe darse a partir de los méritos y la capacidad productiva. La política social es un auxiliar de las instituciones económicas, siempre que se promueva el incentivo, el esfuerzo y la recompensa; 3. El modelo institucional-redistributivo, reconoce la existencia de la desigualdad social y la necesidad del apoyo de la sociedad a través de instituciones específicas para aquellas personas que por razones sociales o meramente accidentales no pueden satisfacer sus necesidades básicas; 4. El modelo total, hace referencia a una lógica de política social en la que ésta está enmarcada como el objetivo principal del desarrollo económico. Aunque el principio rector de la política social debe ser el de la universalidad, no se excluye la necesidad de ejercer determinados grados de selectividad en ciertas circunstancias. A este principio deben agregarse el de solidaridad y el de eficiencia, entendida esta última como la necesidad de maximizar resultados sociales con recursos escasos.

En Venezuela, el eje transversal de la política social son los Derechos Humanos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales, generalmente conocidos como DESCA, que se materializan en el derecho a Vivienda, Agua, Salud, Educación, Trabajo, Seguridad Social, Alimentación, Medio Ambiente Saludable, Identidad, No discriminación cultural, Patrimonio Cultural. El que sean efectivos a lo largo de todo el ciclo de vida es una obligación ética, que quedó expresada en el TITULO III de la CRBV, y de manera transversal en la visión garantista de los DDHH, presente a todo lo largo del texto constitucional.

La política social se expresa en dos vertientes: Protección Social y Promoción Social. La intervención del estado para prevenir, mitigar y enfrentar los riesgos define su política de protección social, con la cual se buscan dos objetivos principales: la reducción de la vulnerabilidad de los hogares con ingresos muy bajos y garantizar derechos sociales a lo largo del ciclo de vida con una distribución más equitativa del bienestar. La Protección Social constituye, de esta forma, un mecanismo de redistribución que trata de eliminar los efectos negativos generados por la organización social capitalista, que excluye a una parte importante del pueblo.

La Protección Social se ejerce a través de dos componentes: la seguridad social, apoyo frente a eventos generales o particulares que disminuyen la calidad de vida (catástrofes, enfermedades, vejez, etc.), y la asistencia social, que otorga apoyos en especie o en dinero, a aquellas personas de bajos ingresos. La Promoción Social, por su parte, son acciones para incluir en los beneficios sociales a las personas en situaciones de privación o vulnerabilidad. Implica una transferencia dirigida a un grupo definido y tiene un criterio redistributivo, con solidaridad y equidad, para lograr así la igualdad en el ejercicio de derechos.

Los principios importantes de la Política Social son: A) Cohesión Social: generación de una cultura política compartida, que promueva a la población excluida del ejercicio de sus deberes y derechos, y con miras a identificarse con el proyecto de país e incidir en él; B) Inclusión Social, como prerrequisito y paradigma de participación, articulación de las instituciones públicas de lo social y de ese Estado al que se quiere llegar; C) Participación Social, como componente que garantiza que el ejercicio de lo público no se agote en lo estatal, consolide espacios de expresión ciudadana y propicie la transferencia de decisiones y redistribución del poder desde el Estado; D) Corresponsabilidad: responsabilidad y gobernabilidad compartidas entre ciudadanos y Estado; E) Progresividad, que implica gestionar la Política Social según una racionalidad temporal, estableciendo prioridades en el corto, mediano y largo plazos; F) Intersectorialidad, como espacio de enlace e interrelación política y técnica de las diferentes áreas de la Política Social y las instituciones que la componen; G) Desarrollo Humano Integral, como concepción filosófica y proceso holístico y pluridimensional, que va más allá de la satisfacción de carencias materiales

Las Misiones son políticas sociales, que involucran al poder popular en la organización de esta tarea y en su ejecución. Se han convertido en el símbolo de la acción social del Gobierno Bolivariano, por dos razones fundamentales; la primera tiene que ver con sus características propias. Son programas de atención muy amplios; por lo tanto abarcan a vastos sectores de la población más pobre; la segunda se vincula con el momento sociopolítico en que surgieron, lo que hace que estos programas estén fuertemente identificados y asociados con el proyecto y proceso de consolidación bolivariano.

El Comandante Chávez se refería a ellas como las organizaciones de base que tendrían la responsabilidad de consolidar el proceso bolivariano. Si ustedes se ponen a evaluar la historia de este continente, las misiones sociales venezolanas impulsadas por el Gobierno revolucionario, por el pueblo, no tienen precedente. Por su magnitud, su extensión, su permanencia aquí en Venezuela, se han convertido en política de Estado, como parte del proceso de transformación integral del Estado, de la sociedad, de la economía, de la nación.

Las misiones se han venido convirtiendo en el centro, núcleo central de las políticas del Gobierno revolucionario. (Hugo Chávez) Las misiones, que yo considero estratégicas, deben ser una vía, una forma nueva del Estado social, del nuevo Estado. Venimos de un Estado burgués, un Estado que servía a los intereses de la burguesía, y todavía el Estado que hoy tenemos está penetrado por intereses contrarios a la Revolución. Las misiones deben ser un instrumento para acelerar la transformación del Estado burgués en el Estado social de derecho y de justicia. Las misiones deben generar un nuevo espíritu de servicio, donde haya mucho trabajo voluntario, creativo; donde el funcionariado sea distinto, tenga un nuevo espíritu social, socialista. (Hugo Chávez). Las misiones deben ser creadoras del socialismo. Deben ser instrumentos para el injerto en pequeños espacios, en medianos espacios, del modelo socialista. (Hugo Chávez) No permitamos que las misiones caigan en manos de la vieja burocracia y de los viejos métodos, en ningún nivel, todo lo contrario, las misiones deben contagiar de lo nuevo a lo viejo. No permitamos que el viejo Estado burgués, burocratizado, penetre las misiones, y entonces las empiece a paralizar, a triturar, o a convertirlas a lo viejo. Para eso hay que ser muy creativo y estar muy encima de eso. (Hugo Chávez)

La Ley Orgánica de Misiones, Grandes Misiones y Micro-misiones, publicada el 19 de noviembre de 2014 en la Gaceta Oficial N° 6154 Extraordinaria, define la misión como “una política pública destinada a materializar de forma masiva, acelerada y progresiva las condiciones para el efectivo ejercicio y disfrute universal de uno o más derechos sociales de personas o grupos de personas, que conjuga la agilización de los procesos estatales con la participación directa del pueblo en su gestión en favor de la erradicación de la pobreza y la conquista popular de los derechos sociales consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”.

Desde 2003, las misiones sociales trajeron una nueva manera de entender las nociones de política social e inclusión social, conmovieron la burocracia del Estado y se construyeron con base en la noción de urgencia para combatir la pobreza y la inequidad. Se apela principalmente a los principios de igualdad y justicia social. Se constituyeron en un factor de potenciación de los sectores populares, ya que han permitido la movilización social, la integración de un grupo significativo de personas. Las misiones expresan un acceso a la política social que tiene un ingrediente emocional, ya que la respuesta a la demanda social se produce por un mecanismo no institucional, que intenta fortalecer o crear un vínculo personal entre los sujetos demandantes y los líderes políticos que ejercen el gobierno y sus seguidores o funcionarios más cercanos.

Las Misiones apelan a la solidaridad en un contexto ético, de lucha por la justicia social, que concibe a las y los Misioneros como “ciudadanos que desde su accionar diario contribuyen al desarrollo de los planes y acciones en favor del cumplimiento de los objetivos de cada Misión desde el ámbito institucional, así como a los grupos y personas sujetos de atención específicos de las Misiones, Grandes Misiones y Micro-misiones, quienes se organizan en los territorios para empoderarse de sus derechos y contribuir a la transformación de la sociedad a través del poder popular”. Todos guiados por una “ética de la responsabilidad solidaria”.

Pensar éticamente es pensar en los demás. La ética en la política tiene que ser un patrimonio permanente de la izquierda, la transparencia absoluta en el manejo de los recursos públicos tiene que ser una regla de oro de parte de los gobiernos de izquierda. Objetivos máximos de las misiones son:

• Acabar con las causas y consecuencias de la pobreza y la exclusión de todo tipo. En este sentido, los ingresos no derivados del trabajo han mostrado ser una herramienta importante. Se trata de que la redistribución vaya impulsando la igualdad y eliminando la reproducción de la desigualdad.

• Combatir contra la desigualdad especialmente reflejada en la infantilización y feminización de la pobreza. • Reducir el déficit de atención social en las zonas populares y hacer cumplir los derechos sociales (salud, educación, alimentación, vivienda, empleo).

• Penetrar las zonas populares de difícil acceso para hacer llegar bienes y servicios a sus poblaciones, con la participación de la propia comunidad organizada.

• Convocar e inducir a que un número mayor de personas se incorpore al proyecto político promovido desde el Estado-gobierno-movimiento político.

• Reconocer el protagonismo de las poblaciones excluidas, haciéndolas visibles en las prioridades y la asignación de los recursos del Estado, sobre la base de una mayor igualdad política y social.

• Prefigurar un nuevo Estado des-burocratizado en cuanto a sus funciones sociales y proceder a desmontar todas las resistencias que haya en sus estructuras.

• Desmercantilizar el acceso al bienestar y buen vivir, de manera tal que las personas no dependan de la posición que ocupen en su grupo familiar, ni en el mercado laboral, ni de su capacidad de compra.

Hay algunos desafíos y urgencias que han aparecido para las políticas sociales, luego de más de 10 años de funcionamiento y de cara al nuevo acoso y cerco por parte de las propuestas de restauración de las derechas. Se requiere una visión estratégica de mediano plazo, que conjugue adecuadamente la dimensión política y la técnica en las políticas públicas. Entre las urgencias más claras están:

• Generar sostenibilidad, apoyada en procesos de corresponsabilidad, en la construcción de una sociedad más justa, solidaria, sostenible y cohesionada.

• Articular la política social con la política económica. «Consolidar el Sistema Nacional de Misiones y Grandes Misiones Socialistas Hugo Chávez, como conjunto integrado de políticas y programas que materializan derechos y garantías del Estado Social de Derecho y de Justicia y sirve de plataforma de organización, articulación y gestión de la política social en los distintos niveles territoriales del país, para dar mayor eficiencia y eficacia a las políticas sociales de la Revolución».(PLAN DE LA PATRIA)

• Lucha contra la cultura del paternalismo rentista, que privilegia la dádiva por encima de la superación personal basada en la solidaridad y el trabajo productivo. “Fortalecer el tejido social de las Misiones, para garantizar la participación del Poder Popular en todas las etapas de planificación, ejecución, seguimiento y control, así como la generación de saldos organizativos de la población beneficiaria”.

• Generar una estructuración de las Misiones, y los elementos de entrada, articulando, comunicando, y unificando donde sea posible la estructura de las Misiones con las estructuras paralelas.

• Eficiencia como criterio en la nueva época. Sin eficiencia el impacto de las políticas es menor al deseado, sin eficiencia la justicia tarda más en implementarse y los impactos de la política redistributiva se reducen.

• La información es un antecedente indispensable de toda participación. Se trata de información básica, abierta y no pre-digerida, a la que se pueda acceder libremente. Para ello conviene institucionalizar una «hoja de ruta» para la gestión del gobierno, que se evalúe y actualice periódicamente. Las decisiones tienen que tomarse en función de las necesidades sociales inmediatas que hay que reconocer y diagnosticar correctamente, y para las que hay que diseñar medidas adecuadas.

• Impulsar la universalidad de las políticas sociales, garantizando su acceso sin condición alguna. Aunque los universos puedan ser acotados por su pertenencia a una población específica, por ejemplo, el apoyo a los adultos mayores, para que sea un derecho social, el acceso tendrá que garantizarse a todos los que cumplan dicha condición. No significa la búsqueda de niveles mínimos de satisfacción de los derechos económicos y sociales básicos, sino el de avanzar hacia un alto grado de homogeneidad en ella.

• Generar confianza social, lo que obliga a la construcción de una comunidad moral; el imperativo de construir una comunidad ideal de comunicación con el fin de asegurar la supervivencia en los condicionamientos históricos reales.

• Eliminación de núcleos duros de pobreza: Niveles de pobreza y desigualdad elevados, que persisten en la región en estrecho vínculo con bajos niveles educativos, situación que afecta de manera muy marcada a las adolescentes latinoamericanas, sobre todo a las de menor educación e ingresos. La maternidad adolescente da lugar a la reproducción intergeneracional de la exclusión y la desigualdad, donde se combina carencia educativa, ausencia de apoyo en el cuidado de los hijos, trayectorias familiares de mayor vulnerabilidad, mayores dificultades para desarrollar actividades que generen ingresos y acceso precario a redes de protección social.

• Desarrollo de sistemas universales de cuidado. Un nuevo pacto social tiene que ver con los recursos y energía que cada sociedad esté dispuesta a emplear para apoyar a las familias en la provisión de cuidado y desarrollo de capacidades. La responsabilidad por el cuidado de niñas, niños, ancianos, personas con capacidades especiales y dependientes en general debe ser compartida, se trata de marchar hacia corresponsabilidad familia-estado-comunidades.

Se entrecruzan las políticas educativas con su responsabilidad por ampliar la cobertura de la educación preescolar y la jornada escolar en la educación pública, promover la permanencia en los estudios de secundaria sobre todo entre los integrantes de sectores socioeconómicos más pobres. Y se trata también de generar mecanismos creativos de cuidado social y comunitario, como parte integrante central de la política social. En resumen, se trata de cambiar las prioridades, colocando en el centro la vida y su cuidado; sin esta práctica de la cultura de vida la humanidad desaparece.

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